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Diagnóstico sobre

Desplazamiento
Forzado Interno en
Guatemala
Diagnóstico sobre Desplazamiento
Forzado Interno en Guatemala
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala.

Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP)

ISBN: 978-99939-881-0-6

Coordinadora Programa de Migraciones de ECAP


Eugenia Judith Erazo Caravantes

Investigadora e investigador
Marisol Garcés, Oswaldo Samayoa

Investigadoras y colaboradoras locales


Ángela Caal, Ana Tiul, Moisés Quib, Byron Chivalán, Angelina Juan, María Dolores Díaz, Paula
Martínez

Agradecimientos institucionales
Asociación de Mujeres de Petén Ixqik, Congregación Hermanas Dominicas de Guatemala,
Asociación LAMBDA, Comité de Unidad Campesina (CUC).

Edición:
Rafael Jon-fai Yon Bobadilla, Luz Alejandra Samayoa Ochoa

Este trabajo fue realizado en el marco del Proyecto “Actuando juntos en la defensa de derechos,
protección y atención de desplazados internos” y el “Programa Regional de Derechos Humanos y
Democracia” ejecutado con el apoyo de USAID-PADF.

© Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial (ECAP)


2a. Avenida 1-11 zona 3, Colonia Bran. Guatemala, Guatemala
Teléfonos: +502 2232 1430 y 2253 6071
info@ecapguatemala.org.gt – www.ecapguatemala.org.gt

Primera edición

Imprenta: Serviprensa S.A.


Tiraje: 700 ejemplares
Año: 2020
Contenido

Abreviaturas…………………………………………………………………………………………………………………… 5

1. Introducción…………………………………………………………………………………………………………… 7

2. Marco del diagnóstico………………………………………………………………………………………… 11


2.1 Acercamiento teórico y conceptual……………………………………………………… 11
2.2 Acercamiento histórico y contextual………………………………………………… 12
2.3 Marco metodológico del diagnóstico………………………………………………… 14

3. Caracterización del desplazamiento forzado en Guatemala…………………… 21


3.1 Tipo de poblaciones afectadas y ocurrencia del fenómeno………… 21
3.2 Violencia estructural y desplazamiento…………………………………………… 24
3.3 Violencia criminal como factor de desplazamiento………………………… 25
3.3.1 Narcotráfico y desplazamiento forzado……………………………… 27
3.3.2 Maras, pandillas y desplazamiento forzado………………………… 32
3.3.3 Homicidios y extorsiones y su relación con el
desplazamiento forzado………………………………………………………… 34
3.3.4 Solicitudes de asilo como evidencia
de desplazamiento forzado…………………………………………………… 45
3.4 Violencia de género y desplazamiento……………………………………………… 46
3.4.1 Violencia contra las mujeres y desplazamiento………………… 47
3.4.2 Violencia de género contra personas LGBTI y
desplazamiento………………………………………………………………………… 54
3.5 Violencia del modelo económico extractivo…………………………………… 61
3.5.1 Monocultivos y agrocombustibles como factores
de desplazamiento…………………………………………………………………… 64
3.5.2 Área protegida, créditos, carbono y desplazamiento……… 77
3.5.3 Desplazamiento por megaproyectos de
hidroeléctricas o minería………………………………………………………… 87
3.5.4 Desplazamiento por criminalización a
defensoras/es del territorio…………………………………………………… 90
4. Marcos legales e institucionalidad relacionada
con el desplazamiento forzado……………………………………………………………………… 99
4.1 Invisibilización jurídica del derecho a no ser desplazado……………… 99
4.2 Bases jurídicas del derecho fundamental a no ser
desplazado en la Constitución Política de la República
de Guatemala. Derecho a vivienda popular, mínimo vital,
tenencia comunal o colectiva de propiedad
agraria y patrimonio familiar……………………………………………………………… 101
4.3 Método de reconocimiento del derecho a no ser
desplazado como derecho fundamental en
el ámbito jurídico guatemalteco……………………………………………………… 104
4.4 Marco legal constitucional, precedentes y jurisprudencia
nacional e interamericana sobre el derecho de pueblos
indígenas a sus tierras, territorios y recursos naturales ……………… 106
4.5 Legislación ordinaria guatemalteca. Municipalidades y
vivienda popular………………………………………………………………………………… 109
4.6 Institucionalidad estatal y desplazamiento forzado……………………… 111
4.7 Principios Rectores del Desplazamiento Forzado Interno…………… 113

5. Conclusiones………………………………………………………………………………………………………125

6. Recomendaciones…………………………………………………………………………………………… 129

7. Bibliografía…………………………………………………………………………………………………………… 131
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Abreviaturas

ACNUR
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados
BM Banco Mundial
CAI Conflicto Armado Interno
CICR Comité Internacional de la Cruz Roja
COMAR Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados
CONAPREVI Coordinadora Nacional para la Prevención de la Violencia
Intrafamiliar y contra las Mujeres
COPREDEH Comisión Presidencial de Derechos Humanos
Corte-IDH Corte Interamericana de Derechos Humanos
DEMI Defensoría de la Mujer Indígena
DDHH Derechos Humanos
INACIF Instituto Nacional de Ciencias Forenses
MAI Modelo de Atención Integral
MINEDUC Ministerio de Educación
MP Ministerio Público
MSPAS Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social
OACNUDH Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos
OAV Oficina de Atención a la Víctima
OEA Organización de Estados Americanos
OIM Organización Internacional para las Migraciones
OJ Organismo Judicial
ONU Organización de Naciones Unidas
PDH Procuraduría de los Derechos Humanos
PGN Procuraduría General de la Nación
WFP Programa Mundial de Alimentos (por sus siglas en inglés)
PNC Policía Nacional Civil, El Salvador y Guatemala
PNUD Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
RBM Reserva de la Biósfera Maya
SEPREM Secretaría Presidencial de la Mujer
SICA Sistema de Integración Centroamericana
SVET Secretaría contra la Violencia Sexual, Explotación
y Trata de Personas
UNFPA Fondo de Población de las Naciones Unidas
UNODC Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

1. Introducción

Durante el período correspondiente al primer quinquenio de los años 80,


la violencia política y los constantes enfrentamientos armados en la región
desencadenaron altos niveles de desplazamiento hacia los estados fronterizos
de México, ubicándose en campamentos y comunidades cercanas a la frontera
un alto número de guatemaltecos de origen maya.

El fenómeno del desplazamiento forzado es un campo de estudio que se


desarrolló de forma inicial en Guatemala en el contexto del Conflicto Armado
Interno (CAI). La mayoría de trabajos existentes, estudia el desplazamiento
en los años 80 e inicios de los 90. Casi todos se enfocan en caracterizar el
fenómeno y evidenciar las violaciones a los derechos humanos de la población
desde las perspectivas psicosocial, económica, política, jurídica e histórica.

Las investigaciones de carácter psicosocial hicieron descripciones y


aproximaciones a las consecuencias individuales y sociales generadas por el
desplazamiento y el refugio para la vida de las personas afectadas. Los trabajos
realizados por diversas organizaciones no gubernamentales mostraban
las condiciones de vida de las personas y las consecuencias psicológicas y
sociales que enfrentaba la población desplazada.

Las condiciones socioeconómicas, culturales y de expresión de la violencia


actuales han presentado nuevos desafíos para las poblaciones. A la violencia,
en sus manifestaciones estructurales (pobreza, bajo acceso a servicios,
violaciones de derechos humanos) y de género (violencia física, sexual y
amenazas a la vida de las mujeres y población LGBTI), se suma la violencia
criminal (agresiones, extorsiones, asesinatos, robos, etc.) como un fenómeno
que afecta a la población, especialmente en áreas suburbanas, pero en los
últimos años también en las áreas rurales.

La situación del desplazamiento forzado contemporáneo en Guatemala tiene


distintas aristas que son englobadas, algunas de ellas en violencia directa y
otras en violencia estructural.

Entre los principales factores que provocan el desplazamiento forzado se


encuentran extorsiones y amenazas, la presencia de crimen organizado y la
narcoactividad, la expansión de megaproyectos y actividades empresariales
a gran escala (como monocultivos de caña de azúcar y de palma aceitera,
la ganadería extensiva y la expansión de pastizales, la tala de madera
preciosa, la minería metálica y no metálica, hidroeléctricas, extracción
arqueológica, turismo), la extrema pobreza, la exclusión social, las diversas
formas de violencia entre las que destacan la violencia intrafamiliar y de

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

género, así como factores relacionados al cambio climático y desastres


naturales. (CIDH, 2017)

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe de


2017 sobre Guatemala observa que:

[el] Estado no ha generado un diagnóstico ni datos estadísticos sobre la


caracterización y la magnitud del desplazamiento interno en Guatemala.
En la actualidad, la mayor parte de la información disponible sobre esta
problemática se basa principalmente en información cualitativa y parcial o
indirecta generada por instituciones académicas y de investigación y por
organizaciones de la sociedad civil (CIDH, 2017).

Durante la última década, la actuación de megaproyectos de desarrollo en


extensas áreas del país o la declaratoria de áreas protegidas, han generado una
serie de efectos sobre grandes cantidades de población en zonas rurales. Los
desalojos, la pérdida de territorio, la violencia de guardias privados o grupos
paramilitares, las amenazas, criminalización y judicialización de liderazgos,
entre otras, están generando fenómenos de desplazamiento que son cada vez
más comunes en el país.

En la actualidad, el desplazamiento forzado como tema de investigación está


siendo retomado en algunos espacios académicos y en organizaciones que
trabajan con derechos humanos. Existen diagnósticos e investigaciones que
diversas organizaciones campesinas, de pueblos indígenas y de derechos
humanos han realizado para evidenciar los problemas estructurales que terminan
en violencias diversas y que generan expulsión de población y movilidad;
sin embargo, no se ha profundizado sobre el efecto del desplazamiento
forzado como tal. El Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas
Globales y Territoriales (IDGT) de la Universidad Rafael Landívar (URL) y
ACNUR, publicaron en agosto 2018 el documento “Desplazamiento forzado
interno en Guatemala. Diagnóstico 2010-2016”, que hace un acercamiento al
desplazamiento forzado y su relación con causas estructurales y de violencia.

En el marco del proyecto “Actuando juntos en la defensa de derechos,


protección y atención de desplazados internos”, desarrollado por ECAP con
apoyo de PADF, se tiene el objetivo de fortalecer los sistemas de protección
de derechos humanos de las víctimas de desplazamiento forzado interno en
el triángulo norte centroamericano y México, a través de la formulación de
propuestas dirigidas a la generación de información, diseño e implementación
de modelos de alerta temprana por parte de las organizaciones de la sociedad
civil y entidades estatales vinculadas a la protección de derechos humanos.

Para cumplir con este objetivo, fue necesario profundizar en el fenómeno del
desplazamiento forzado, por lo cual se planteó realizar este diagnóstico con la
finalidad de contribuir a la visibilización de la problemática del desplazamiento

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

interno como un problema real y crítico en Guatemala, a través del objetivo


específico de identificar la problemática del desplazamiento interno y de las
instituciones Estatales garantes de los derechos humanos de los desplazados
internos por violencia. El diagnóstico aporta información que puede ayudar
a fortalecer la incidencia que realizan las organizaciones de la sociedad civil
para el diseño e implementación de políticas públicas adecuadas.

Para ECAP, por su enfoque de trabajo y sus objetivos estratégicos como


institución, es vital aportar al fortalecimiento de sujetos sociales y políticos en
las dinámicas migratorias, que permita que las personas afectadas tengan una
visión de derechos y exijan su cumplimiento a las autoridades de los Estados
de origen, tránsito y destino.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

2. Marco del diagnóstico

2.1 Acercamiento teórico y conceptual

El desplazamiento forzado ha sido tipificado como delito a nivel nacional e


internacional y catalogado como crimen de guerra y delito de lesa humanidad.
Por sus características, es un delito que se produce por la incapacidad del Estado
de garantizar la protección de estas personas y prevenir su desplazamiento,
o en algunas situaciones puede ser promotor o cómplice. Incluye la situación
violenta que lo precede, el destierro y el esfuerzo por reestructurar su vida
después de ocurrido el suceso en lugares ajenos, con indudables desventajas
económicas, sociales, culturales y políticas (Estatuto de Roma de la Corte
Penal Internacional, 2002: 5).

Para la Organización de los Estados Americanos (OEA), una persona


desplazada forzadamente es quien se ha visto obligada a emigrar, dentro del
territorio nacional, abandonando su localidad de residencia o sus actividades
económicas habituales, porque su vida, integridad física o libertad han sido
vulneradas o se encuentran amenazadas. Puede ser debido a la existencia de
cualquiera de las siguientes situaciones causadas por el hombre: Conflicto
Armado Interno, disturbios o tensiones interiores, violencia generalizada,
violaciones masivas de derechos humanos u otras circunstancias emanadas
de las situaciones anteriores que puedan alterar o alteren drásticamente el
orden público (OEA, 1984).

Las Naciones Unidas definen el desplazamiento forzado como: “Personas o


grupos de personas obligadas a huir o abandonar sus hogares o sus lugares
habituales de residencia, en particular como resultado de un conflicto armado,
situaciones de violencia generalizada, y violación de los derechos humanos”
(ONU, 1998: 4). Con el desplazamiento forzado las personas se ven obligadas
a desplazarse dentro o fuera de las fronteras de su país, y sus efectos abarcan
todas las dimensiones de bienestar de los hogares, con pérdidas que van más
allá de lo material, puesto que afectan sus derechos fundamentales y limitan
su desarrollo personal y social (Serrano, 2007).

En cuanto a la dimensión psicosocial del desplazamiento, en cada etapa de


su desarrollo, se evidencia una serie de impactos en las personas que lo viven:

a) Enfrentar la situación que genera el desplazamiento: provoca un estrés


psicosocial grave, produciendo en la persona, la familia y la comunidad, un
alto grado de malestar. “La situación generada por este desencadenante
supone además poner a las futuras víctimas de desplazamiento en una

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

condición dentro de la cual, la única alternativa posible es la huida: no


hay posibilidad de hacer frente al peligro ni de interponer mecanismos de
control y sanción social” (Sánchez & Jaramillo, 1999: 94). Esta sensación
de impotencia experimentada por esas personas hace que la situación de
peligro se perciba más amenazante.

b) El proceso de desplazamiento propiamente dicho: debido a las


características de la fase anterior, el momento del desplazamiento es de
manera intempestiva, desorganizada, caracterizada por la no planificación
de las acciones, donde la huida sucede en condiciones de vulnerabilidad,
reconocidas por los sujetos y que aceleran e incrementan el sentimiento
de impotencia. “La defensa ante esta posición es una especie de técnica
de mimetismo: al saber que están al descubierto, asumen una actitud de
anonimato, de tratar de pasar desapercibido” (Sánchez & Jaramillo, 1999:
94). Pierden su historia, territorio, enseres, vivencias, capacidades y hasta
sus familiares; donde arriban nadie los conoce, los identifica y mucho
menos confía en ellos. Todo esto, asociado con la forma como interpretaron
su experiencia violenta y cómo han vivido el trauma, determina en gran
medida su destino (Pérez, Muñiz, Jaramillo & Gómez, 2004).

c) Llegada al sitio receptor: generalmente en la mayoría de los casos los


destinos implican condiciones de miseria, estigmatización y muchas veces
se les ve como seres sospechosos e indeseables. Por otra parte, Lamus
(1999) manifiesta que en el trayecto del desplazamiento propiamente
dicho, se destaca la importancia de las redes de parentesco y de vecindad.
Las primeras ayudas suelen recibirse de parientes y la presencia de
familiares en alguna ciudad, lo cual determina generalmente el rumbo que
toma la migración y permite disminuir el impacto del desplazamiento.

2.2 Acercamiento histórico y contextual

Guatemala ha tenido desplazamiento forzado de población en diversos


momentos de su historia, desde la época de la invasión española hasta la
actualidad. Sin embargo, se toman en consideración tres momentos que de
alguna forma se conectan con causas estructurales que en la actualidad siguen
produciendo desplazamiento.

1) Desplazamiento forzado producido en el tiempo de la Colonia, con la


conformación de la encomienda y la reducción a pueblos de indios.

2) Desplazamiento forzado producido con la reforma liberal de 1871, debido


al despojo agrario que afectó especialmente a poblaciones indígenas de
las Verapaces.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3) Desplazamiento forzado en el marco del CAI, en especial durante la década


de 1980.

Se estima que durante el CAI entre 500 mil y 1 millón y medio de guatemaltecos,
en particular al inicio de los años 80, fueron forzados a huir de los lugares donde
vivían. Eso como consecuencia de los operativos militares realizados por el
Ejército para combatir a la guerrilla y recuperar el control sobre la población
civil en las áreas de conflicto. El desplazamiento fue temporal y permanente,
se produjo hacia otros lugares del país menos afectados por la violencia o
hacia el refugio en países vecinos, principalmente México (CEH, 1999).

El Informe “Guatemala, memoria del silencio” de la Comisión para el


Esclarecimiento Histórico (1999), indica sobre el desplazamiento forzado masivo:

El terror sin precedentes, provocado por las masacres y la devastación de


aldeas enteras en el período comprendido entre 1981 y 1983, desencadenó
la huida masiva de una población diversa, cuya mayoría estaba constituida
por comunidades mayas, pero que también incluía un importante número
de familias ladinas, en especial en el caso de las zonas de colonización
cercanas a la frontera con México. El desplazamiento forzado de la
población civil en Guatemala destaca en la historia del enfrentamiento
armado por su carácter masivo y su potencia destructora. Encarna la
ruptura del tejido social en su forma más directa y desgarradora. Implica el
des-membramiento de familias y comunidades, así como el debilitamiento
de los lazos culturales que conformaban su cohesión (párr. 65).

Las estimaciones sobre el número de desplazados van desde 500 mil hasta
un millón y medio de personas en el período álgido (1981-1983), incluyendo
las que se desplazaron internamente y las que se vieron obligadas a buscar
refugio en otro país. La variabilidad de estas cifras refleja la naturaleza
cambiante del desarraigo. Unas 150 mil personas buscaron su seguridad
en México. Cerca de la tercera parte de ellas se ubicó en campamentos y
contó con el reconocimiento del estatus de refugiado por la oficina del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Otras
50 mil personas vivieron como refugiados dispersos en Chiapas, mientras
el resto se arraigó en la capital mexicana o en otras ciudades de dicho
país. Hubo también flujos menores de personas que se encaminaron hacia
Honduras y Belice, así como a los Estados Unidos de América. No obstante,
todos compartieron situaciones semejantes: la pérdida de familiares y la
destrucción de sus bienes materiales, que a menudo abarcaba todo el
patrimonio familiar acumulado durante generaciones, así como la alteración
violenta del curso de sus vidas (párr. 66).

Mediante su investigación la CEH constató que la población que huía se


vio forzada a desplazarse constantemente mientras permanecía en el

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

país, en gran medida para eludir las operaciones militares dirigidas en su


contra a pesar de su indefensión; en parte para buscar comida, agua y
refugio. La persecución militar, el constante movimiento y la amenaza de la
muerte dificultaban enormemente la subsistencia. La vida a la intemperie,
la desnutrición y los severos traumas emocionales por haber presenciado
un sinnúmero de atrocidades, dejaron a la gente vulnerable, sobre todo los
niños y ancianos, quienes murieron en gran número durante la huida y el
desplazamiento (párr. 67)

En el marco de negociaciones de los acuerdos de Paz para poner fin al CAI, se


suscribió el Acuerdo para el reasentamiento de las poblaciones desarraigadas
por el enfrentamiento armado el 17 de junio de 1994 en Oslo, Noruega. Dicho
acuerdo define que “[…] se agrupa dentro del término ‘población desarraigada’
al conjunto de las personas que, desarraigadas por motivos vinculados con el
enfrentamiento armado, viven en Guatemala o en el exterior e incluyen, en
particular, los refugiados, los retornados y los desplazados internos, tanto
dispersos como agrupados, incluyendo las Comunidades de Población en
Resistencia.” (ONU, 1994).

En las últimas dos décadas, las condiciones socioeconómicas, políticas y de


expresión de la violencia han presentado nuevos desafíos para las poblaciones.
A la violencia, en sus manifestaciones estructurales como pobreza, bajo acceso
a servicios, violencia de género, racismo, entre otras; y a la violencia por
criminalidad común, se ha sumado la violencia del crimen organizado con la
actuación de grupos de narcotráfico, maras y pandillas, a través de agresiones,
extorsiones, asesinatos, robos, entre otros, que afectan directamente a grandes
grupos en todo el territorio guatemalteco.

Además, durante la última década la actuación de megaproyectos de desarrollo


en extensas áreas del país, y la declaratoria y administración inadecuada de las
áreas protegidas, han generado una serie de efectos sobre grandes cantidades
de población en zonas rurales. Los desalojos, la pérdida de territorio, la violencia
de guardias privados y grupos paramilitares, las amenazas, la criminalización,
y la judicialización de liderazgos, entre otras, están generando fenómenos de
desplazamiento cada vez más comunes en el país.

2.3 Marco metodológico del diagnóstico

Para el abordaje metodológico del diagnóstico, se partió desde un


posicionamiento epistemológico que permitiera construir un conocimiento
situado de la problemática que se buscaba abordar. Se tomó en cuenta una serie
de factores que van desde el interés por la realización del estudio, las dinámicas

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

de quienes lo desarrollan y especialmente la situación de vulnerabilidad en


que se encuentran las personas afectadas por esta problemática.

Entre los fines que se proponen algunos investigadores al abordar el


desplazamiento se encuentra el de dar voz a una población que ha sido
silenciada y aunque si bien es un fin loable, implica algunas situaciones
que pueden resultar paradójicas. Jiménez (2010) propone que muchos de
los espacios de reivindicación de las “víctimas” se transforman en lo que
ha llamado “laboratorios del dolor”, formas de revictimizar y exponer el
sufrimiento, usando como fachada el eslogan de la denuncia.

En la disyuntiva del “interés por la construcción del conocimiento sobre el


fenómeno y las reflexiones éticas ligadas a las condiciones de vulnerabilidad
y ambigüedad que viven las personas afectadas” (Daza et al, 2011), ECAP
optó por trabajar con herramientas utilizadas antes con poblaciones en
situación de vulnerabilidad; el trabajo se basó en posicionamientos éticos
estrictos, que eviten revictimizar a las personas. Es esencial explicar a las
personas toda la información vinculada con la investigación: qué se hace,
quién la financia, para qué se cree que puede servir, por qué trabajar con
ellas/os, la voluntariedad de su participación, el propósito de conocer su
situación para exponerla ante las instituciones competentes y el compromiso
con la devolución de la información. Para reafirmar su acuerdo de participar,
se utilizó la herramienta del consentimiento informado, que fue firmado por
las personas en el listado de cada actividad realizada.

Desde ECAP se establece una relación de respeto y entendimiento de los


tiempos de las personas para hablar de sus experiencias, y el “hacerse cargo”1
de las emociones que puedan generar las dinámicas de trabajo en los grupos
focales o entrevistas en profundidad. Para esto, aparte de la investigadora,
se trabajó con psicólogas/os y con promotoras/es de ECAP en el área, que
además garantizaban la traducción al idioma de las personas participantes y
desarrollaron acompañamiento de contención cuando fue necesario.

Es clave mencionar que en las zonas donde trabaja ECAP, las personas
participantes del diagnóstico forman parte de los grupos que tienen
acompañamiento psicosocial permanente, por lo cual existe la responsabilidad
del seguimiento a sus procesos, tanto personal como colectivo. También
existe legitimidad de la institución, lo que permite mayor confianza para dar
información por parte de las y los sujetos.

En cuanto a las categorías analíticas para la investigación, se definió de forma


inicial una tipología de las y los sujetos del desplazamiento forzado. Esta

1 Desde la perspectiva psicosocial, ECAP asume la responsabilidad de acompañar las emociones


que puedan surgir en las personas al participar en este tipo de diagnóstico, y da acompañamiento
para que lo puedan integrar y trabajar como parte de su proceso de sanación.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

tipología se realizó sobre la base del conocimiento que ECAP tenía sobre la
problemática en las zonas del país donde trabaja y en referencias de otras
instancias de derechos humanos que abordan esta temática.

a) Personas o familias que se desplazan o migran a causa de las extorsiones


en áreas suburbanas.

b) Mujeres que se desplazan internamente o migran por violencia de género


o sexual.

c) Personas LGTBI que se desplazan internamente o migran por la violencia


de género, discriminación, prejuicios e intolerancia.

d) Áreas de monocultivos expansivos como la caña y la palma africana, que


obliga a desplazamientos por desalojo de tierras o falta de certeza jurídica
de la propiedad de las poblaciones campesinas e indígenas.

e) Desplazamientos por desalojos en áreas protegidas, como los casos de


Laguna del Tigre o Sierra del Lacandón en Petén.

f) Zonas con luchas por el territorio y en resistencia a las industrias extractivas,


hidroeléctricas o megaproyectos, donde ocurre el desplazamiento de
liderazgos o personas perseguidas o criminalizadas por la defensa del
territorio.

Durante el transcurso del trabajo de campo fue evidente la necesidad de


organizar las causas del desplazamiento forzado de acuerdo a la tipología de
las violencias que las generan, quedando organizadas de la siguiente forma:

a) Violencia estructural: pobreza y desigualdad que marca las condiciones de


vida y de desarrollo de las personas.

b) Violencia criminal: narcotráfico, maras y pandillas.

c) Violencia de género y discriminación: violencia contra las mujeres y de


género contra personas LGBTI.

d) Violencia del modelo económico extractivo: monocultivos y


agrocombustibles, áreas protegidas y créditos de carbono, megaproyectos
de minería e hidroeléctricas, criminalización de defensoras y defensores
de DDHH.

Temporalmente, el diagnóstico abarca el período del 2008 al 2018, que son


los años en donde el fenómeno del desplazamiento se hizo más evidente y
recurrente. Esto especialmente por los desalojos masivos y el aumento de la
criminalización de defensores y defensoras.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Este diagnóstico no integra los desplazamientos por desastres o cambio


climático debido a la necesidad de acotar el tema por razones de tiempo y
recursos. Para profundizar sobre este tipo de desplazamiento, hay estudios y
documentos que lo abordan.

Para la elaboración del documento se trabajó desde el paradigma cualitativo


centrando su atención en comprender y explicar las estructuras latentes de un
fenómeno, sus causas y las situaciones que hacen que los procesos sociales se
desarrollen de una forma y no de otra.

También el enfoque cualitativo permite recoger las percepciones y


experiencias situadas desde las y los sujetos. De igual manera, se incorporaron
algunos elementos del paradigma cuantitativo que permiten acercarse a una
problemática desde estadísticas y datos concretos que muestran el desarrollo
del fenómeno. Las fuentes cuantitativas que se emplearon son datos, cifras
y estadísticas de instancias del Estado, estudios académicos, diagnósticos o
mediciones de instancias internacionales.

La metodología empleada para la investigación se desarrolló en diversas


fases. La fase de preparación integró la revisión documental y elaboración
del marco teórico, en donde se revisó el material clave teórico-conceptual
e investigaciones o diagnósticos existentes en la temática. No se pretendió
construir un Estado del Arte como tal, sino contar con los insumos para ubicar
lo que se ha producido sobre el desplazamiento forzado en Guatemala y
construir un marco teórico que lo situara en una perspectiva crítica para aportar
categorías, conceptos y herramientas de análisis que permitieran explicar el
fenómeno. Finalmente, se desarrollaron las herramientas metodológicas para
el diagnóstico y para el levantamiento de información (entrevistas, guías para
grupos focales, talleres de análisis con mujeres, etc.).

En la fase de trabajo de campo se integraron técnicas de investigación, de


acción participativa y de educación popular. Asimismo se realizaron algunas
actividades como:

a) Visitas in situ – observación participante con comunidades afectadas.

b) Mapas locales, con apoyo del equipo de promotores de ECAP en idiomas


mayas, según la región.

c) Grupos focales con comunidades afectadas.

d) Entrevistas en profundidad con personas desplazadas.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Otras actividades desarrolladas fueron:

• Once grupos focales:


o Cinco en comunidades del valle del Polochic, Alta Verapaz, con
personas afectadas por desplazamiento forzado debido a desalojos.
o Dos en Santa Cruz Barillas, Huehuetenango, con personas afectadas
por desplazamiento forzado debido a megaproyectos.
o Dos con personas de la comunidad LGTBIQ y mujeres trans en la ciudad
de Guatemala en situación de desplazamiento por discriminación y
violencia.
o Dos en Petén sobre desplazamiento por violencia de género.

• Seis entrevistas a profundidad con sujetos desplazados:


o Dos entrevistas a profundidad con líderes del CUC del valle del
Polochic, que han sido víctimas de criminalización, judicialización y de
ataques armados, por lo cual se encuentran desplazados.
o Una entrevista a profundidad con una lideresa de Santa Cruz Barillas
que ha sufrido criminalización y judicialización y que tuvo que
desplazarse de manera forzada durante dos años.
o Una entrevista con una mujer sobreviviente de violencia desplazada
de forma forzada debido a amenaza de muerte por haber denunciado
el femicidio de su hija.
o Una entrevista con una persona afectada por extorsiones y desplazada
de la Colonia El Limón, zona 18.
o Una entrevista con una lideresa de San Juan Sacatepéquez por caso
de desplazamiento por amenaza de muerte de grupo paramilitar en
ese municipio.

• Cinco entrevistas estructuradas con actores clave de la academia,


Ministerio Público e instancias de la sociedad civil que trabajan en zonas
de desplazamiento.

En el trabajo de análisis se trabajó en la búsqueda de información documentada


y de estadísticas que ayudaron a cuantificar y cualificar el desplazamiento
forzado en las diversas tipologías que considera este diagnóstico. Las
estadísticas se extrajeron de páginas oficiales e informes de instancias del
Estado, universidades, organismos internacionales y ONG guatemaltecas que
se dedican a las temáticas vinculadas.

Para la parte cualitativa se trabajó con unidades de análisis por período


estudiado sobre la base de un esquema que contiene las variables clave para
caracterizar dicho período. Asimismo, se desarrollaron matrices de doble
entrada en donde se establecieron los períodos de tiempo, ordenando los

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

detonantes, los tipos de desplazamiento provocados y la población afectada.


El análisis de la información recabada se llevó a cabo con la aplicación de
enfoques de derechos humanos, psicosocial, enfoque de interseccionalidad de
género, etnia, etario y de clase.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3. Caracterización del desplazamiento


forzado en Guatemala

A diferencia de la migración socioeconómica tradicional, el desplazamiento


forzado implica una necesidad de huida y sobrevivencia, pues una persona
o grupo debe abandonar de forma imprevista y en contra de su voluntad el
lugar donde habita y desarrolla su vida. Para el 2016 ACNUR estimaba que
en el mundo había un mil millones de personas desplazadas y la mayoría
correspondía a migraciones internas del campo a la ciudad que llegaban a
cerca de 65,6 millones de desplazados forzados. Esto significa que cada tres
segundos es desplazada una persona en el mundo.

En Centroamérica, y especialmente Guatemala, Honduras y El Salvador, se


han caracterizado los últimos años por ser países expulsores, de tránsito
y de destino de personas desplazadas o de “migraciones laborales”,
regulares e irregulares. “Las causas de la salida de las personas desde sus
comunidades de origen son múltiples, tales como extrema pobreza, exclusión
social, falta de trabajo, pocas posibilidades de arraigo, violencia criminal,
violencia intrafamiliar, abuso de poder y violencia de género, entre otras.”
(ACNUR, 2012)

En Guatemala las causas del desplazamiento forzado interno son variadas y


multicausales. Sin embargo, los elementos detonantes que activan la expulsión
están vinculados por lo general con formas de violencia que terminan siendo
decisivas en el camino de huir y preservar la vida. Estas causas se convierten
en factores expulsores y afectan a poblaciones específicas, según el o los tipos
de violencia a la que se enfrente.

3.1 Tipo de poblaciones afectadas y


ocurrencia del fenómeno

El desplazamiento interno puede ser resultado de una combinación de factores


que suelen ser endógenos ya que, por ejemplo, altos niveles de violencia
estructural suelen llevar a una reducción en las oportunidades económicas
y en el acceso a servicios públicos, salud y educación. Los desplazamientos
como consecuencia de violencia, violaciones de derechos humanos o causas
similares generan condiciones de vulnerabilidad ya que impactan los lazos
familiares, sociales y culturales, limitando las oportunidades materiales y
productivas.

21
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Los desplazados internos conservan sus derechos como ciudadanos, pero


además les corresponden determinados marcos de protección derivados del
Sistema Internacional y la Declaración Universal de Derechos Humanos y del
Derecho Internacional Humanitario. Por lo tanto, la protección de esta población
es la obligación y responsabilidad primaria de las autoridades nacionales
(Stein y Walch, 2016). Uno de esos marcos son los Principios Rectores de los
desplazamientos internos, presentados a la Comisión de Derechos Humanos
en 1998.

A pesar que estos marcos también demandan la responsabilidad de los agentes


no estatales, como las empresas multinacionales y las privadas de seguridad
o militares, por actos de desplazamientos arbitrarios o complicidad en tales
sucesos, los desplazamientos siguen sucediendo. El desplazamiento forzado
es un fenómeno invisible y poco documentado que resulta de los altos niveles
de violencia. A su vez, la respuesta al fenómeno ha sido débil o inexistente por
la falta de reconocimiento por parte de los gobiernos de que este problema es
real y que se necesitan definiciones y políticas como Estado.

En la investigación realizada en el marco de este estudio, se priorizaron


las poblaciones que están siendo afectadas por desplazamiento forzado
y se correspondieron con la tipología sobre las violencias como causas del
desplazamiento interno.

Tabla 1
Tipologías de violencia que generan desplazamiento forzado

Tipo de violencia Perpetradores Formas de violencia Población afectada

• Pobreza • Población en
Violencia • Estado • Desigualdad situación de
estructural • Grupos de poder • Exclusión pobreza (rural y
• Racismo urbana)

• Población rural
y de algunas
• Control territorial
ciudades en
• Narcotráfico • Amenazas
departamentos
Violencia • Asesinatos
fronterizos o en
criminal zonas de interés.

• Extorsiones
• Población urbana
• Maras o pandillas • Amenazas
o periurbana.
• Asesinatos

Continúa…

22
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tipo de violencia Perpetradores Formas de violencia Población afectada

• Hombres (parejas, • Violencia física


• Mujeres en
familiares, vecinos, • Violencia sexual
general
desconocidos) • Femicidio
Violencia
de género y
discriminación
• Familiares
• Agentes del Estado • Amenazas
• Población
• Iglesias • Ataques
LGTBIQ
fundamentalistas • Asesinatos
• Medios

• Población de
• Empresas mineras zonas de impacto
• Hidroeléctricas • Comunidades en
• Despojo de tierras
Violencia • Agroindustria áreas protegidas
• Desalojos
del modelo • Estado • Organizaciones
• Asesinatos
económico • Guardias privadas en resistencia
• Criminalización
extractivo • Fuerzas públicas • Defensores/as de
• Judicialización
• Grupos de poder DDHH
• ONG • Defensores/as del
territorio

Las personas desplazadas se encuentran en condiciones de extrema


vulnerabilidad por la pérdida de protección física y de sus medios de vida,
así como por su exposición a nuevos riesgos en la búsqueda de un lugar más
seguro. La invisibilidad aumenta su vulnerabilidad ya que al desplazarse por
miedo o por persecución directa intentan pasar desapercibidas para evitar
caer en manos de los agresores, a veces limitando su acceso a servicios básicos
como salud y educación.

23
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.2 Violencia estructural y desplazamiento

La violencia estructural que afecta la posibilidad de sobrevivencia de las familias


es la principal causa de los desplazamientos y migraciones en toda la región y
en Guatemala. Este tipo de violencia se vincula con la pobreza y desigualdad
que marca las condiciones de vida y de desarrollo de las personas.

La violencia estructural se entiende como aquella que se ejerce contra


la población mayoritaria; [y] es mantenida por las instituciones sociales
e incorporada al ordenamiento social: explotación laboral (sobre todo
a campesinos), represión en esfuerzos organizativos, bloqueo en
satisfacción de necesidades básicas, falta de políticas públicas, entre
otras. Se manifiesta por un poder desigual y con oportunidades en
desventaja y distintas. Conlleva mecanismos de distribución social de la
riqueza en forma inequitativa, pero que a través de una fuerza coercitiva
obliga su cumplimiento. Es así que la violencia está presente en el mismo
ordenamiento social y por lo tanto en sus estructuras. (Ríos, 2009:27)

De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida


(ENCOVI, 2014), en Guatemala la pobreza aumentó respecto a la existente en
2006 y 2011, llegando a un 59.3% de población viviendo en pobreza, y a un
23.4% en pobreza extrema, que supera incluso las cifras registradas en el 2000.

Gráfica 1
Evolución pobreza Guatemala 2000-2014

80 77.3
75 79.2
70
60 54.7
56.4 59.3
50 51.2
40.38
40
39.8
30 27.1 27.3 26.6
20 23.4
15.7 15.3 13.3
10
0
2000 2006 2011 2014
Total 56.4 51.2 40.38 59.3
Total indígenas 77.3 75.0 54.7 79.2
Extrema 15.7 15.3 13.3 23.4
Extrema indígenas 27.1 27.3 26.6 39.8

Fuente: Elaboración propia con datos de ENCOVI 2011 y 2014. INE.

24
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En el caso de la población indígena, los niveles de pobreza se agudizan con


el 79.2% viviendo en pobreza y el 39.8% en extrema pobreza, dejando al
descubierto la exclusión y desigualdad en que viven. Violencia estructural que
incorpora el racismo como otro elemento de exclusión histórica.

En cuanto a la población con gastos inferiores a la línea de pobreza que no


logran cubrir el costo del consumo mínimo de alimentos, la ENCOVI (2014)
muestra que en el 2000 el 15.7% se encontraba en esta condición, en el 2006
descendió a 15.3%, pero en el 2014 aumentó de manera preocupante a 23.4%
(8.2 puntos porcentuales), debido al aumento de la pobreza. Esto se refleja
además en los índices de inseguridad alimentaria y desnutrición que no han
logrado reducirse de forma sustancial (Garcés, 2019).

Para el 2014 en las cifras del Banco Mundial (BM) se mostraba que Guatemala
era la única economía en América Latina en donde los ingresos del 40% más
pobre de la población disminuyeron entre 2003 y 2012, lo que denotaba la
injusta repartición de los recursos. En cuanto a la desigualdad de ingresos,
la ENCOVI (2014) mostraba que el coeficiente de Gini fue de 0.60 en 2000,
de 0.56 en 2006 y de 0.57 en 2011. En el 2014, se observó una reducción
de la desigualdad a 0.53, sin embargo, este índice sigue mostrando una cifra
preocupante (INE, 2014).

La violencia estructural ha sido históricamente un factor de movilidad, pero


en ciertos momentos históricos y mezclados con factores como en el CAI,
empuja a desplazamientos forzados, ya que frente a la violencia las personas
pobres son quienes menos opciones y recursos tienen para sobrevivir o buscar
alternativas en sus territorios de origen. En la actualidad, la profundización
de la pobreza y la implementación de políticas públicas inadecuadas, junto
al impulso de medidas neoliberales, han ido pauperizando el campo y al mal
uso de las inversiones estatales por la corrupción. Esto ha provocado que se
configuren condiciones expulsoras, que sumadas a otros factores específicos
de violencia, generan desplazamientos forzados cada vez más recurrentes.

3.3 Violencia criminal como factor de desplazamiento

Guatemala es un país históricamente marcado por la violencia. La invasión


española, la esclavización de mano de obra y expulsión de territorios de la
población indígena, gobiernos dictatoriales, el cierre de espacios democráticos,
la persecución política, represión, masacres y violaciones a los derechos
humanos, han configurado diversas formas de violencia que son constitutivas
de la sociedad guatemalteca. El CAI, que duró 36 años, multiplicó estas formas
de violencia contra la población, especialmente rural e indígena, generando
desplazamientos masivos y una crisis de refugiados por más de 10 años.

25
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En la mayoría de países con posconflicto, el enquistamiento y desarrollo de


grupos criminales es el común denominador. Eso sucede cuando ha sido
el Estado quien ha liderado el ejercicio de la violencia contra la población,
cuando en la estructura estatal se han enquistado Cuerpos Ilegales y Aparatos
Clandestinos de Seguridad (CIACS), con negocios de beneficio propio que
ejercen la violencia para garantizar su continuidad e impunidad; cuando las
instituciones gubernamentales no son capaces de eliminar las mafias, de
desarrollar mecanismos democráticos, de tener instancias de seguridad civiles
y de asegurar el acceso a la justicia y memoria. Es decir, que en la etapa de
posconflicto quedan resabios y formas de ejercicio de violencia que generan
estos y otros actores armados, como el crimen organizado, narcotráfico y las
pandillas y maras.

La violencia política no cesó con “la paz”, sino adquirió forma y contenido
en una violencia transformada y difusa, –mimetizada entre lo colectivo y lo
interpersonal, entre lo político–represivo y lo criminal–delincuencial, entre lo
masivo y lo selectivo–, que surgió precisamente en un contexto de transformación
múltiple de las estructuras de poder en la región. Esta mimetización de la
violencia representa una de las transformaciones más profundas en el historial
reciente de la región. La permanencia y la mimetización de determinados
entramados de poder en lo institucional y lo extrainstitucional es un factor
clave (Waxenecker, 2019).

En años recientes las formas de violencia, que tienen un fuerte impacto en


el desplazamiento forzado, son la actuación del crimen organizado, del
narcotráfico y de las maras y pandillas. Pero este fenómeno además se inscribe
en la crisis que se tiene como Estado, debido a la corrupción institucionalizada
y la violencia estructural derivada de políticas sociales y económicas que
pauperizan a la población e impiden su desarrollo. La situación de impunidad
ha creado una visión distorsionada de la justicia, lo que ha permitido que la
población haga justicia por sus propias manos. Esto también ha provocado
que la seguridad sea un servicio comprado para quienes pueden pagarla y que
queden desprotegidos quienes no tienen recursos (Cordón y González, 2012).

Estudios de campo realizados por instancias internacionales de derechos


humanos o que atienden desplazamientos y migraciones (CIDEHUM, ACNUR,
URL, International Crisis Group, entre otras), han identificado algunos patrones
causantes de desplazamiento forzado en Guatemala, debido a la actividad de
grupos criminales. Esto se podría explicar en dos formas: desplazamiento por
actuación del narcotráfico y por actuación de maras, pandillas e imitadores.

26
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.3.1 Narcotráfico y desplazamiento forzado

Según datos de ACNUR (2012) durante 2000 a 2014, el narcotráfico con cárteles
con alto poder y control territorial, representó una de las mayores amenazas
para las poblaciones en varias regiones; fue el causante de desplazamientos
forzados en zonas donde están sus rutas de trasiego, especialmente con mayor
énfasis en los departamentos de Alta Verapaz, Chiquimula, Huehuetenango,
Petén, San Marcos y Zacapa.

Se ha identificado que el patrón de desplazamiento forzado en Guatemala


se da de la siguiente forma: primero, zonas de origen del desplazamiento
apropiadas por el crimen organizado como “narco territorios”, afectación
a la población por medio de dos opciones: reclutamiento forzoso o salida
de los territorios; segundo, desplazamiento al interior del país en búsqueda
de otras zonas o territorios, identificación por parte de los agentes del
crimen organizado de las personas desplazadas forzadas, especialmente
de testigos de crímenes y quienes hayan denunciado al CO en las instancias
públicas correspondientes; y tercero, desplazamiento forzado externo,
principalmente hacia Norteamérica (ACNUR, 2012).

A través de bandas de sicariato que comenzaron a ser identificadas por la


Policía Nacional Civil (PNC), a principios de la década de los 2000, el crimen
organizado recluta forzadamente a la población, especialmente jóvenes y
menores de edad, para formar parte de los grupos criminales que operan
dentro de los mencionados “narco territorios o narco comunidades” y fuera de
ellos en otras zonas del país.

El crimen organizado vinculado con el narcotráfico ha tenido la capacidad de


reconfigurarse y modificar sus estrategias de actuación. En los últimos años, el
contrabando de armas y el narcotráfico han priorizado las rutas por el Pacífico
y Petén, mismas que se volvieron clave para los grandes cárteles locales como
los Lorenzana, Mendoza y Leones, entre otros. Esto, después de que las rutas
por el Atlántico fueron identificadas y controladas por las autoridades.

Escuintla se ha convertido en un territorio de importancia para el narcotráfico.


Los grupos criminales se han enfrentado por el control de esta provincia
costera, debido a que alberga Puerto Quetzal, el mayor puerto del Pacífico
en el país y por su cercanía a la capital de Guatemala. En tanto la parte norte
del país, Petén, es una zona clave por donde se realiza el tráfico terrestre de la
cocaína que va dirigida hacia Estados Unidos.

De acuerdo con datos de la PNC, entre 2008 al 2017 se incautaron 48,029


armas de fuego (en promedio 4,800 armas de fuego por año, o 13 por día). Se
aprehendió a un promedio de 2 mil personas por año (promedio de 5 personas al

27
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

día), el 98% eran hombres de entre 18-25 años de edad (39% de los capturados).
De las 48,029 armas incautadas, la mayor parte ha estado focalizada en 5
departamentos del país: 34% en Guatemala, 9% en Escuintla, 6% en Petén,
5% en Jutiapa y 5% en Santa Rosa.

En Guatemala, los homicidios cometidos con arma de fuego en la última década


representan entre 73 y 84% del total. Es innegable que la alta circulación de
armas de fuego en el país, el fácil acceso a ellas y el marco legal que regula su
tenencia y portación, favorecen la proliferación ilegal y el tráfico de armas y
municiones. (Diálogos, 2018b)

Las personas afectadas por estos grupos criminales tienen básicamente dos
salidas: reclutamiento forzoso o desplazarse de los territorios. En el segundo
caso, el desplazamiento se realiza a otros departamentos, zonas o municipios
del país o hacia al exterior, especialmente México y Estados Unidos. Las
razones por las cuales toman esa decisión pueden ser porque son testigos de
crímenes, denunciaron a los grupos criminales o porque sus tierras eran de
interés del narco, por lo que pueden ser ubicados y poner en riesgo su vida y
la de su familia.

Existen múltiples evidencias sobre el desplazamiento forzado por actuación


del narcotráfico, pero al no existir estadísticas sobre este fenómeno o por
no estar sustentado en acciones judiciales directas, es complejo tener cifras
certeras. Sin embargo, en el Diagnóstico sobre el Desplazamiento Forzado
Interno en Guatemala, realizado por Hernández (2018) del IDGT de la URL,
con datos del Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC) and Norwegian
Refugee Council (NRC, 2015), se estima que entre 2010 y 2016 cerca de 1,400
familias abandonaron sus lugares de origen y tierras en zonas de actuación del
narcotráfico.

De acuerdo con el estudio del Centro Internacional para los Derechos


Humanos de los Migrantes (CIDEHUM, 2012), el desplazamiento se ha dado
principalmente en municipios de departamentos con fuerte presencia de
narcotráfico, como se señala a continuación:

28
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tabla 2
Principales zonas de riesgo y expulsión de víctimas del crimen organizado

Zonas con desplazamiento


Zonas con más riesgo
Departamento forzado por el crimen
por crimen organizado
organizado

Ciudad de Guatemala: Zonas 1, 5, 6,


7, 12, 18.
Fraijanes, Villa Canales, San Miguel
Municipio de Guatemala,
Petapa, Amatitlán, Villa Nueva,
Municipio de Mixco:
Santa Catarina Pinula, Mixco, San
Guatemala comunidad de Carolingia
José Pinula, Chinautla, Palencia,
(zona 6) Municipio Villa
San Pedro Sacatepéquez, San José
Nueva: Ciudad del Sol.
del Golfo, San Pedro Ayampuc, San
Raimundo, San Juan Sacatepéquez
y Chuarrancho.

Iztapa, San José, La Democracia,


Escuintla Municipio de Escuintla.
Nueva Concepción y Escuintla.

La Libertad, Melchor de Mencos, Municipios: La Libertad,


Petén Dolores, San Luis, Sayaxché, El Sayaxché, Melchor de
Naranjo. Mencos, Dolores y Poptún.

El Progreso, Jutiapa, Santa


Jutiapa Catarina, Asunción, Aguablanca, Municipio de Jutiapa.
Zapotitlán.

Suchitepéquez Suchitepéquez Municipio de Mazatenango

La Esperanza, Quetzaltenango, Quetzaltenango y


Quetzaltenango
Coatepeque. Coatepeque.
Tacaná, Tajumulco y
San Marcos San Marcos
Malacatán.
Huehuetenango, Nentón,
Huehuetenango Huehuetenango y Nentón. San Pedro Soloma, La
Democracia y La Libertad.
Chiquimula, Quezaltepeque y Chiquimula, Quezaltepeque
Chiquimula
Esquipulas. y Esquipulas.

Zacapa Cabañas, Zacapa y La Unión. Cabañas, Zacapa y La Unión.

Livingston, Morales y Puerto Livingston, Morales y Puerto


Izabal
Barrios. Barrios.

Fuente: CIDEHUM (2012)

29
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En su mayoría, estos departamentos coinciden con el registro de altas tasas


de homicidio, que van entre 16 y 76 por cada 100 mil habitantes. En el mapa
elaborado por CIDEHUM (2012) se visualiza esta lógica expulsora donde actúa
el crimen organizado.

Mapa 1
Principales zonas de riesgo y expulsión de víctimas del crimen organizado

Fuente: Mapa elaborado por CIDEHUM (2012)

En el trabajo de campo realizado se conocieron experiencias vinculadas con el


robo de tierras a comunidades, casos similares a lo investigado por la CICIG y
el MP en el caso Génesis, que termina siendo paradigmático por la impunidad
que habían logrado los responsables. Aunque en el caso no se menciona el
delito de narcotráfico como tal, pues es complejo de comprobar, se tiene
claridad que el grupo perpetrador está vinculado con este tipo de ilícitos.

Instancias como Insight Crime y Crisis Group, que se dedican a investigar


el narcotráfico o la violencia, catalogan a “los Mendoza” como una de las
organizaciones transnacionales de tráfico de cocaína que operan desde los
años 80 en el país y que mantiene importantes redes de conexiones con otros
grupos criminales, incluso con autoridades de gobierno. Existen reportajes

30
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

y artículos realizados por medios nacionales y mexicanos que detallan


detenciones o delitos vinculados con el narcotráfico.

Caso Génesis:
Desplazamiento de comunidades campesinas por actuación de
narcotráfico.

En el 2016, derivado de una investigación de la CICIG y el MP, se hizo


pública una estructura criminal dedicada al despojo de bienes inmuebles
por medio de amenazas, engaños y violencia en el departamento de
Petén. La familia o Cártel de los Mendoza ha sido ampliamente vinculada
con negocios de narcotráfico en diversas investigaciones.

Las 28 comunidades afectadas, años atrás habían sido beneficiadas por


el Fondo de Tierras, y fueron víctimas de esta red criminal, conformada
por los Mendoza, notarios y funcionarios de dicho Fondo.

Con grupos de hombres armados, de manera sistemática y continua,


entraban a las fincas para amenazar a las familias campesinas y exigirles
que abandonaran las propiedades. “Ante el temor de sufrir daños
personales e inclusive perder la vida, optaron por abandonar las tierras
que el Estado les adjudicó”, declaró la fiscalía al iniciar el juicio contra
esta estructura.

Cuando ya tenían las tierras en su poder, se creaban papeles falsos y se


simulaba una venta a un testaferro, quien posteriormente las vendió a las
entidades Forestal Ceibal y Forestal Chacklum.

Las fincas que identificaban para hacer los despojos no eran al azar,
sino colindantes una con otra para lograr una extensa propiedad que les
generase mayor beneficio. De las 28 fincas en proceso de recuperación
por parte del MP, 24 se encuentran en tierras del municipio de Las
Cruces, en el Sector 3, cerca de la carretera que se dirige a Bethel. Las
fincas luego de la apropiación ilegal y del desplazamiento forzado de las
comunidades, fueron vendidas a Forestal Ceibal, S.A. y Forestal Chaklum,
S.A., administradas por Green Millennium, S.A., que es la operadora
forestal de ambas y que posee al menos 320 fincas en Petén.

Green Millenium, S.A. es la empresa que gestiona la adquisición de fincas,


el establecimiento de plantaciones de teca, manejo y comercialización
(Solano, 2016). Es decir, que además estos desplazamientos se vinculan
con el negocio de la agronomía.

31
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.3.2 Maras, pandillas y desplazamiento forzado

El surgimiento de las maras y pandillas juveniles en Guatemala y Centroamérica


está relacionado con la violencia política y la crisis económica de los años
70 y 80, que generó una considerable migración hacia los Estados Unidos.
Muchas familias se establecieron en barrios pobres de Los Ángeles, dominados
por pandillas juveniles, siendo una de las más conocidas la Pandilla Barrio 18
surgida en los años 60, integrada por mexicano-americanos. Posteriormente
surge la MS13, formada por inmigrantes salvadoreños y de otros países
centroamericanos (Del Banco, 2005).

A partir de 1996, el gobierno de Estados Unidos inició una estrategia de


deportaciones masivas de jóvenes por su presunta participación en pandillas.
Muchos de los deportados habían vivido en Estados Unidos casi toda su vida
y al regresar a su país de origen se encontraron en contextos posconflicto, en
donde la violencia política, la pobreza y el desempleo estaban extendidos y la
institucionalidad era débil. Los Estados de Guatemala, El Salvador y Honduras
no tuvieron la capacidad de asumir las consecuencias de las deportaciones
masivas de jóvenes y Estados Unidos no se hizo responsable de esta decisión,
ni ofreció apoyo para la reinserción de los jóvenes deportados.

Las pandillas callejeras o maras han mutado a estructuras jerárquicas altamente


organizadas que coaccionan, amenazan y asesinan para generar insignificantes
salarios para sus miembros. No son las típicas organizaciones delictivas con
fines de lucro, sino el producto de la deportación masiva, tensiones sociales,
desintegración familiar y debilidad institucional en países que no logran
distribuir entre sus ciudadanos adecuadamente la riqueza que producen, ni
tampoco garantizar sus derechos (International Crisis Group, 2017).

Para el caso de Guatemala, la Fiscalía contra las Extorsiones del MP plantea


que maras y pandillas no son exactamente lo mismo y hacen la distinción
entre “pandilla” y “mara” aplicando el primer término a la Pandilla Barrio 18
y el segundo a la Mara Salvatrucha (MS). La Pandilla Barrio 18 está enfocada
en las extorsiones y la MS trabaja más con el crimen organizado, secuestro,
narcomenudeo y también extorsión.

Para 2012, se estimaba que el número de miembros de pandillas en Guatemala


ascendía a 22 mil integrantes, y entre los 50 y 100 mil en la región norte de
Centroamérica, (UNODC, 2012). Según datos de la Dirección General del
Sistema Penitenciario (DGSP), en enero de 2018 había en las cárceles 1,465
pandilleros, que representaban el 6% del total de privados de libertad.

Actualmente en el país, la mayoría de pandillas se conforma por jóvenes


marginalizados que viven en las áreas periféricas de la ciudad de Guatemala

32
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

como las colonias pobres de la zona 18 y varios asentamientos en la zona 5. Así


como en municipios aledaños a la ciudad como Chinautla, Mixco, Villa Nueva y
Villa Canales (Hernández, 2018). Además, cada vez existe mayor presencia de
pandillas en municipios de los departamentos de Escuintla, Izabal, Petén, Baja
Verapaz, Quetzaltenango y Chimaltenango, entre otros.

Estas agrupaciones actúan en forma de pequeñas células, denominadas clicas,


que operan en determinados territorios o comunidades y cuya organización,
actividad y número de miembros varía en cada lugar. Los gobiernos de la
región las señalan de cometer actos delictivos y violentos como extorsiones,
robos, asesinatos, tráfico y consumo de drogas, entre otros. Incluso, algunos
informes vinculan a la MS y a la Pandilla 18 con crímenes internacionales en las
fronteras de los Estados Unidos y Centroamérica (USAID, 2006).

Sin embargo, no siempre se tiene la certeza sobre estos señalamientos debido


a las deficiencias de la investigación criminal y la persecución penal del sistema
de justicia –policía, fiscalía y organismo judicial–.

Además, el problema empeora debido a la proliferación de armas de fuego y a


la expansión del crimen organizado. En diversas de ocasiones, las autoridades
asocian a las maras y pandillas juveniles con bandas del crimen organizado, sin
comprobar dicho vínculo. Las actividades violentas provocadas por las maras
y pandillas son acrecentadas por notas periodísticas sensacionalistas de los
medios de comunicación que estimulan la percepción de inseguridad entre la
población.

Las pandillas no son un problema nuevo ni exclusivo de Centroamérica. Por


muchos años, han existido en países como Irlanda, Estados Unidos, Brasil y
Colombia. Sin embargo, en la región centroamericana llama la atención su
proliferación en los últimos 15 años, especialmente en Guatemala, El Salvador
y Honduras, así como el nivel de violencia que se les atribuye. De tal manera
que es importante entender los factores que explican su expansión y acciones
violentas (POLJUVE, 2009).

Las maras y pandillas se han convertido en sinónimo de violencia, puesto que


el Estado les ha atribuido diversos hechos delictivos, como las extorsiones y
homicidios. La violencia atribuida a las pandillas, aunque también es innegable
que se han configurado en importantes actores de la violencia, se ha prestado
a interpretaciones monocausales y especulaciones estadísticas desmedidas.
Igual “suerte” parecen correr los grupos asociados al narcotráfico (o el crimen
organizado en términos genéricos), pues son mencionados recurrentemente
en forma simplificada como raíz exclusiva de la violencia homicida.

Este simplismo en los discursos políticos y el populismo punitivo en las


instancias responsables de la seguridad produce réditos políticos inmediatos,
pero es contraproducente para la propia situación de seguridad en el mediano

33
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

plazo. Los actores vinculados a las violencias son más heterogéneos, los datos
estadísticos son ambiguos y la brecha entre discurso y realidad es considerable,
es decir, hay serios problemas de visibilidad y de enfoque ante la problemática
perpetuada de los altos niveles de violencia homicida (Waxenecker, 2019).

Sin embargo, a través de estudios de caso realizados por diversas instancias


de sociedad civil y entidades académicas (Diálogos, Interpeace, International
Crisis Group, GAM, URL, entre otros), se conoce que las extorsiones y
homicidios de maras, pandillas y otros actores, es una forma de conseguir
recursos y mantener el control coercitivo sobre territorios. Ese delito está
estrechamente relacionado con la violencia y el miedo, causas que generan
desplazamiento. Por lo que, en el trabajo de campo, se encontró evidencias
de que algunos hechos delictivos como extorsiones y asesinatos están
provocando desplazamientos forzados.

3.3.3 Homicidios y extorsiones y su relación


con el desplazamiento forzado

El papel de las extorsiones y los homicidios como motores del desplazamiento


forzado son más difíciles de identificar debido a la falta de estadísticas
confiables que permitan correlacionar ambos fenómenos.

Ante la situación del crimen organizado, la protección nacional está siendo


un recurso incipiente, ineficaz e insuficiente. Tanto las víctimas de los
desplazamientos forzados como la población en riesgo, han adolecido
de mecanismos efectivos de protección nacional e internacional. Ante la
desprotección, esta población se esconde, huye, emigra de manera irregular,
busca sumarse y confundirse con las personas que migran hacia el norte por
motivos socioeconómicos. En general no solicitan directamente protección
internacional como refugiados por temor a que el crimen organizado o sus
sectores afines les identifiquen (CIDEHUM, 2012).

Según información entregada por el MP para este estudio, en sus herramientas


y bases de denuncias solo se registra el delito, pero no lo que le sucede a
la víctima. Es decir, no se tiene integrada una variable sobre desplazamiento
generado por los hechos delictivos de la extorsión o el homicidio. A esto se suma
que las personas afectadas tienen miedo de denunciar o de dar seguimiento
a las denuncias, por lo cual más del 80% se quedan sin ser ratificadas por las
víctimas.

34
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Los datos que manejamos como SICOMP no integran el dato si las personas
afectadas por este delito han tenido que desplazarse o cambiar de lugar
de residencia, ya que las estadísticas se enfocan a documentar el delito,
que es nuestro mandato como MP, pero no los efectos colaterales de este
delito en las personas afectadas. (Entrevista a personal de SICOMP, MP)

Extorsiones: pandillas, maras e imitadores

La extorsión es la práctica de obtener algún recurso o dinero, a través del uso


de la fuerza o de amenazas; por lo general es una actividad vinculada al crimen
organizado, especialmente las maras o pandillas. A medida que se vuelve una
actividad usual y en ausencia del Estado, pasa a ser un medio para recaudar
un tributo a cambio de no atacar o de brindar protección física contra otros
actores presentes en el territorio.

Los inicios de este hecho delictivo en Guatemala pueden ubicarse a partir del
2004, sin embargo, es hasta el 2009 cuando se establece el delito de extorsión a
través de las reformas al Código Penal. La Fiscalía contra las Extorsiones del MP
fue creada en diciembre de 2014 y atiende en el departamento de Guatemala y
en otras seis fiscalías distritales en los departamentos de Huehuetenango, San
Marcos, Quetzaltenango, Chimaltenango, Suchitepéquez y Jutiapa.

Durante el período 2008-2017, en el departamento de Guatemala han


ocurrido el 43% del total de las denuncias por extorsión, en Quetzaltenango
el 8%, y el 4% en Sacatepéquez, Huehuetenango y Chimaltenango.
(Espinosa, 2018a)

Asimismo, registra que el 2017 es uno de los años en que se reporta un alto
número de casos de extorsión, llegando a registrar una tasa de 43 por cada
100 mil habitantes. Los municipios con mayores índices de extorsión son:
Coatepeque, San Juan Ostuncalco y Quetzaltenango en Quetzaltenango;
Totonicapán en Totonicapán; Mazatenango en Suchitepéquez; Cobán en Alta
Verapaz; Santa Cruz del Quiché en Quiché; Pajapita y San Marcos en San
Marcos; Chimaltenango en Chimaltenango y Guatemala en Guatemala.

Las respuestas político-criminales a la extorsión han tenido mayor auge en


factores de investigación criminal, lo cual ha orientado a la desarticulación de
grupos dedicados a dicha actividad. La policía y el MP desarrollan redadas con
detenciones de más de 50 personas durante los últimos años. Sin embargo,
la reinserción de estas personas detenidas a la sociedad no es acompañada
por mecanismos que impidan su reincidencia o que continúen vinculados con
grupos que se mantienen en actividades de extorsión.

De acuerdo con la entrevista realizada con la Fiscalía contra las extorsiones


del MP, la extorsión es un delito que está presente en todos los departamentos
del país, en mayor o menor medida. La expansión de este delito responde, en

35
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

parte, a los cambios en la forma en que los grupos criminales han diversificado
sus fuentes de ingresos, ya que el Estado persigue a determinadas economías
ilegales –especialmente al narcotráfico–. En este contexto, no solo las grandes
empresas son sujetos de extorsión, sino también otros sectores sociales que
se ven amenazados aún por montos menores.

El delito emblemático de las maras, mientras tanto, es en gran medida


responsable de su crecimiento y longevidad. La extorsión es el motor
económico que las impulsa, y representa la mayor porción de los ingresos
de estas […]. Es una de las principales causas del desalojo forzado en las
comunidades y barrios controlados por las maras debido a la amenaza que
representa para los civiles indefensos, en especial las mujeres y los niños
[…]. La extorsión como delito y fuente de ingresos más importante para las
maras, es fundamental para comprender tanto su adaptabilidad como el
miedo que han sembrado en las sociedades que las acogen. (International
Crisis Group, 2017)

Para la población es difícil diferenciar de dónde viene la amenaza o extorsión.


La información que ha circulado en los medios de comunicación sobre las
ganancias económicas que genera este delito y la forma en que operan los
extorsionadores, ha influido en el surgimiento de otros grupos que complejizan
el análisis del fenómeno. La Fiscalía contra las Extorsiones del MP identifica
dos modalidades de actuación para este delito:

1) Maras o pandillas vinculadas con el crimen organizado, que tienen


capacidad de acción como amenazas, hostigamientos y ataques físicos.

2) Imitadores, que son grupos de personas comunes, delincuentes menores


que utilizan el nombre de alguna mara para intimidar con mayor fuerza a
sus víctimas, aunque en realidad no pertenezcan a ella. Hay un alto número
de casos que los imitadores son personas cercanas, amigos o familiares
de la víctima. Estos grupos aprovechan el miedo de la población, pero no
tienen capacidad de ataque.

De enero 2008 a diciembre 2018, el MP ha registrado 71,631 casos de extorsiones,


registrando un aumento sostenido desde el 2014, llegando a la cifra récord en
2018 con 8,678 casos y una tasa del 50 por cada 100 mil habitantes. El 50% de
estos casos corresponde a imitadores.

36
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Gráfica 2
Extorsiones en Guatemala (2008-2018)

10,000 8,464 8,678


8,249
7,794 7,583
7,130
8,000 6,694
5,937
6,000 5,163
4,458

4,000

2,000 1,481

0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Fuente: Elaboración propia con datos del SICOMP, MP.

De acuerdo con la Fiscalía contra las Extorsiones del MP, existe un enorme
subregistro de las cifras de extorsión, pues a pesar de que se han tenido
avances en la confianza de la personas afectadas en el MP o la PNC, aún existe
un alto número de casos que no son denunciados y se mantienen fuera de las
estadísticas oficiales.

Tabla 3
Tasa de extorsión por año por cada 100 mil habitantes

Año 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 Total

Extorsiones 10.83 31.80 54.27 48.46 34.25 43.36 52.19 36.70 45.82 50.01 50.16 45.78

Fuente: Elaboración propia con datos del MP.

Sobre la participación de las mujeres en los delitos de extorsión, el porcentaje


ha ido en ascenso desde el 2009, cuando comenzaron a ser reclutadas por
pandillas debido a que eran menos visibles para la policía. Actualmente, la
extorsión es el delito más común por el cual varias mujeres están privadas de
libertad en Guatemala, pasando de 382 encarceladas por extorsión en 2014 a
791 en 2017, de un total de 2,612 mujeres presas en todo el país, según datos
oficiales (Insight Crime, 2019).

“[…] La conexión de tantas mujeres con pandilleros encarcelados


permitió involucrarlas en el mercado de las extorsiones, ya sea de manera
involuntaria o voluntaria. Antes de caer presas, muchas de ellas visitaban
a sus compañeros, hijos o hermanos pandilleros en la cárcel, y de esta
manera se iniciaron en el mundo criminal, si no es que ya lo estaban. Dada
su realidad, caracterizada por la falta de oportunidades laborales, así como

37
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

por la pobreza, familias destruidas y varios hijos a los cuales sostener,


su participación en los esquemas de extorsión es comprensible, a veces
necesaria, e incluso ingenua” (Insight Crime, 2019).

Un estudio realizado por la CICIG publicado en 2015, estableció que la tasa


de impunidad del delito de extorsión es alta, ya que para el período
2005-2014, el número de casos no resueltos estuvo entre 88.0 a 97.9%; y en el
2014, solo 9 de cada 100 casos tuvieron resolución.

El diseño de políticas públicas adecuadas al fenómeno implica un conocimiento


profundo de las formas en que este se manifiesta y los factores que lo potencian.
Las extorsiones están incluidas entre los delitos priorizados por la Política
Criminal Democrática. Sin embargo, los modelos de prevención de ese tipo
de delito que incluyen arreglos de coordinación interinstitucional o estrategias
conjuntas han sido reducidos con el actual gobierno de Jimmy Morales. La
coordinación entre el MP y la PNC igualmente ha disminuido (Garcés, 2019).

Pandillas y violencia sexual contra las mujeres

La violencia criminal normalmente se acompaña de otros tipos particulares de


violencia, específicamente contra las mujeres, debido al imaginario machista,
patriarcal y misógino. Los cuerpos de las mujeres son usables y desechables,
consideradas personas con menos valor. Dentro de los riesgos que enfrentan
las mujeres por la actuación de estos grupos criminales están no solo las
extorsiones y amenazas, sino también el secuestro o reclutamiento forzado
por ser elegida como “novia”; la violación sexual masiva, el reclutamiento
como pandillera y el asesinato, entre otros.

Dentro del fenómeno de las extorsiones realizadas por maras o pandillas, la


violencia sexual se configura en otra forma de ejercicio de poder, que utiliza
el cuerpo de las mujeres como botín de guerra o de ganancia. Es común que
las pandillas amenacen con violar a la hija de una víctima de extorsión, para
garantizar que se entregue un pago. Es decir, la violencia sexual es una forma
de infundir terror y forzar el pago, pues de acuerdo al MP este tipo de amenazas
puede ser eficaz. Esta situación también es motivo para el desplazamiento de
la familia, especialmente cuando la extorsión continúa.

Otra forma de la violencia sexual y que se relaciona con el desplazamiento


forzado, es la amenaza de secuestro o ser designada para ser novia de algún
pandillero importante (Interpeace, 2013). Esto sucede especialmente en
barrios donde las maras o pandillas controlan territorios y no hay posibilidad
de denuncia o escape por parte de la familia o joven afectada. Frente a esto,
las familias deciden desplazarse a otro lugar y evitar que la hija sea víctima de
trata y violencia sexual.

38
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En el 2009, en el Centro Preventivo de la zona 18, a partir del reportaje “Niñas y


adolescentes son violadas en Sector 11 del Preventivo de la zona 18”, realizado
por el diario La Hora (2009), se detalló cómo funcionaba una estructura
de trata de personas en la modalidad de explotación sexual que llevaban a
mujeres menores de edad de entre 12 y 15 años para que fueran abusadas
sexualmente por los internos. Esta estructura estaba integrada por pandilleros
detenidos, colaboradores de las clicas y empleados del Sistema Penitenciario:

Las niñas y adolescentes ingresaban acompañadas de personas adultas


que presentaban su cédula y una certificación de nacimiento […] tampoco
existían controles para confirmar la autenticidad de esos documentos. (La
Hora, 2018)

El ministro de Gobernación de la época, Carlos Menocal, prohibió el ingreso


de menores al centro carcelario para frenar este delito, sin embargo, en años
posteriores se ha vuelto a conocer casos de trata en las cárceles.

El 14 de diciembre de 2017, la PNC capturó a Jeny Waleska De la Cruz


Chacón, por el delito de trata de personas en la modalidad de explotación
sexual. La investigación policial detalló que De la Cruz habría captado niñas
y adolescentes para explotarlas sexualmente con miembros del Barrio 18,
recluidos en el Sector 11 del Preventivo de la zona 18. (La Hora, 2018)

Asimismo:

Un Tribunal de Guatemala condenó a Vilma Aracely Mundo Matamoros


a 11 años de cárcel y una multa de casi 47,000 dólares por prostituir a
menores salvadoreñas en una cárcel. El Ministerio Público informó hoy
de la resolución emitida por el Juzgado de Primera Instancia Penal,
Narcoactividad y Delitos contra el Ambiente de Jutiapa, que encontró a
la mujer culpable del delito de “trata de personas”. Según el fallo, el 29 de
agosto de 2016 Mundo Matamoros fue sorprendida junto a otra persona,
que no fue identificada, llevando a adolescentes salvadoreñas “en contra
de su voluntad” a la cárcel de El Boquerón, en Santa Rosa, para “entregarlas
a un reo integrante de la Mara Salvatrucha” con el objetivo de prostituirlas.
(El Salvador.com, 2018)

Estos casos también se vinculan como forma de pago por extorsiones o una
forma de extorsión en sí mismas a cambio de no asesinar a alguna persona
de la familia. El desplazamiento es la única salida para la mujer afectada y
su familia, frente al riesgo de ser o continuar siendo víctima de este tipo de
violencias, pues el abuso puede seguir por un tiempo prolongado e implicar
consecuencias fatales.

39
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Crimen organizado y violencia homicida

De acuerdo con datos del MP, entre enero de 2008 y diciembre de 2018,
ocurrieron 57,589 homicidios, teniendo la cantidad más alta en el 2009, con
6,498 casos y una tasa de 46.36 homicidios por cada 10 mil habitantes.

Tabla 4
Homicidios Guatemala – 2008 a junio 2018

Año 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018 Total

Homicidios 6,292 6,498 5,960 5,681 5,155 5,255 5,129 4,818 4,520 4,410 3,871 57,589

Tasa x año 46.00 46.36 41.50 38.61 34.20 34.04 32.45 29.78 27.31 26.06 22.37 38.00

Fuente: Elaboración propia con datos del SICOMP-MP.

Desde el 2010 en adelante se ha visto una reducción constante de los homicidios


en el país llegando en la actualidad a una tasa similar a la que había en el
2000 con cerca de 25 homicidios por 100 mil habitantes. Estas reducciones
han sido en años cuando la seguridad ciudadana no ha estado militarizada.
Lo que se evidencia es que el descenso sostenido de los homicidios se debe
principalmente a la creación de unidades de análisis criminal dentro de la
policía, que con gente formada de forma profesional y técnica han realizado
análisis de inteligencia civil para contrarrestar este fenómeno y otros (Garcés,
2019).

[…] Las causas de tal reducción no están del todo claras, existe
cierto consenso entre los analistas sobre la importancia de una mejor
coordinación entre el Ministerio Público y la PNC en la estrategia para la
persecución de las actividades criminales, que ya no se ven de manera
aislada, pues se persiguen estructuras del crimen organizado que pueden
ser las responsables de diversos hechos delictivos. Además, se menciona
el uso de los métodos especiales como las escuchas telefónicas, la
desarticulación de bandas criminales con el apoyo de evidencia científica
(Instituto Nacional de Ciencias Forenses, INACIF) y el despliegue de mayor
fuerza. (Diálogos, 2018)

A pesar de esta reducción, la violencia homicida sigue siendo una causa que
condiciona a los sectores de la población que tienen mayor probabilidad de
ser víctimas de la violencia. Este es el caso de los jóvenes, especialmente
quienes tienen entre 18 y 25 años, ya que los registros estadísticos de la PNC
muestran que para 2017, el 64.7% de las víctimas tenía entre 14 y 25 años, es
decir, la adolescencia aumenta la probabilidad de ser víctima de homicidio y
disminuye a medida que va aumentando la edad.

40
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

De acuerdo con los registros estadísticos de la PNC y el MP, los departamentos


con tasa de violencia homicida superior a 20 por cada 100 mil personas en 2017,
son: Zacapa, Chiquimula, Escuintla, Izabal, Santa Rosa, Petén, Jutiapa y Jalapa.
Coinciden con lugares con alta actividad de grupos criminales vinculados
con el narcotráfico, contrabando y otros delitos conexos, y en menor medida
pandillas; en el departamento de Guatemala se explica por la existencia de
pandillas que controlan territorios y por la actuación del narcotráfico.

Desplazamientos derivados de violencia criminal

En barrios de ciertas zonas del país, donde las maras o pandillas han crecido
en influencia, la población vive bajo las normas que estos grupos van
generando. El pago de extorsión está “normalizado” como parte del costo
de vivir en dicha zona y quienes se han negado a pagar o no pueden hacerlo,
después de amenazas o de concretarse ataques a sus bienes o familiares,
deciden marcharse para preservar la vida. El Código Penal califica el delito de
extorsión como una afectación patrimonial, sin embargo, en la práctica tiene
otras implicaciones en la vida de las personas afectadas, incluyendo efectos
psicosociales y de sobrevivencia.

Este delito, aunque tiene una motivación generalmente económica, también


es una forma de ejercer control sobre un territorio y sus víctimas suelen
ser personas, negocios y empresas. Para las personas, los efectos incluyen
pérdida de recursos monetarios, inversión en medidas de seguridad, cambio
de vivienda y problemas de salud mental como temor y estrés debido a las
amenazas recibidas. Para los negocios y empresas, el pago de las extorsiones
afecta su sobrevivencia, rentabilidad y productividad (Espinoza, 2018).

En los casos de desplazamiento por estas causas, inicialmente se da el


desplazamiento interno individual o familiar o por medio de búsqueda de
redes de apoyo cercano; posteriormente se da un desplazamiento interno a
otras zonas más alejadas del lugar de origen, y finalmente, en algunos casos,
ocurre el cruce de fronteras. En el trabajo de campo con estudios de caso y
entrevistas a personas que viven en los barrios en donde actúan pandillas y
actores que realizan extorsión, se logró comprobar que estas causas generan
desplazamiento forzado interno.

El fin es huir de este tipo de peligros, pero en muchos casos debido a que son
personas con ingresos económicos limitados no siempre logran trasladarse
a vivir a lugares seguros. La migración forzada, principalmente hacia México
o Estados Unidos, puede ser la siguiente opción, debido a que desplazarse
internamente ya no es viable por el peligro de ser ubicados o porque perdieron
todos sus medios de vida para sobrevivir. Esta dinámica generalmente se
presenta acompañada por una ausencia de mecanismos de protección estatal.

41
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Debido a la debilidad de las estadísticas no se tiene una dimensión real de la


problemática en cuanto a la cantidad de personas desplazadas forzadamente
por las causas mencionadas. Sin embargo, a modo de acercamiento a una cifra,
desde estudios de campo cualitativos, se ha llegado a algunas estimaciones. En
el estudio “Desplazamiento Forzado y Necesidades de Protección, generados
por nuevas formas de Violencia y Criminalidad en Centroamérica” de CIDEHUM
(2012), se estiman ciertos porcentajes de personas desplazadas.

Tabla 5
Perfil de personas desplazadas forzadas víctimas del crimen organizado
(según los casos entrevistados por CIDEHUM)

Principales
Principal ocupación de Principales causas de
Sexo grupos de edad
las víctimas desplazamiento
afectados
Mujeres 18-35 años (20%) Amas de casa y Extorsión, desalojo
(40%) 36-60 años (20%) dependientas del sector de tierras, amenazas,
de servicios. explotación sexual y
comercial.
Hombres 18-35 años (50%) Sector agrícola, sector Extorsión,
(60%) 36-60 años (10%) informal, periodistas, reclutamiento
fiscales, alcaldes, forzado, amenazas,
funcionarios públicos. secuestro

Fuente: CIDEHUM, 2012.

CIDEHUM (2012) señala, por ejemplo, que en el barrio Ciudad del Sol, municipio
de Villa Nueva, Ciudad de Guatemala, la MS extorsionaba propietarios de
pequeños negocios y pequeños empresarios y asesinaba o amenazaba de
muerte a quien no colaborara con ellos. La MS tenía el control económico en
ese lugar, con tareas de investigación, registro y represión cotidiana en un
territorio controlado por las amenazas, el miedo y la violencia.

En el Diagnóstico sobre el Deslazamiento Forzado Interno en Guatemala,


realizado por Hernández del IDGT de la URL en 2018, con datos de la Encuesta
sobre Migración Internacional de Personas Guatemaltecas y Remesas 2016
(OIM, 2017), se estimaba que en los últimos 5 años, cambiaron residencia
167,670 personas beneficiarias de remesas, y de estas, 6,873 lo hicieron por
algún tipo de violencia. Además, con datos de la ENCOVI (2011 y 2014), se
establece que las personas que cambiaron de residencia por algún tipo de
violencia no especificada en la encuesta son 20,337 en 2011 y 23,184 en 2014.

En el trabajo de campo cualitativo realizado en la colonia El Limón, zona


18 de la ciudad de Guatemala, la estimación de personas que huyeron de
sus casas por las amenazas, extorsión, ataques y asesinatos de las maras

42
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

o pandillas, oscilaba entre el 40 y 60% en cada cuadra. Inclusive se tuvo


información de casos en donde algunas familias tienen historias de dos o tres
desplazamientos sucesivos de un barrio a otro de la ciudad, por extorsión o
asesinato de familiares. También hay cuadras en donde las pandillas se han
instalado en alguna de estas casas abandonadas, la usan como vivienda y
centro de operaciones de sus actividades delictivas, impidiendo que la familia
propietaria pueda alquilarla o darle algún uso.

Caso colonia El Limón, zona 18

La colonia El Limón de la zona 18 surge a raíz de la migración del campo


a la ciudad, después del terremoto del 4 de febrero de 1976. Estas
familias se ubicaron en los campos de milpa que estaban entre los valles
y cerros a un lado de la carretera que va de la capital al Atlántico y
construyeron sus casas como pudieron. Hoy tiene 14 asentamientos con
casas de cemento y lámina, y es una de las zonas más pobladas y con
hacinamiento de la Ciudad de Guatemala.

La situación precaria de los vecinos, combinada con la topografía del


lugar, ha resultado apta para actividades criminales. Existe una fuerte
presencia y control territorial de la Pandilla Barrio 18, que basa sus
ingresos principalmente en extorsiones. Es considerada como una de
las colonias con más alto índice de violencia de la Ciudad de Guatemala.

Entre 2008 y 2016, 1,534 personas fueron asesinadas en zona 18. Sin
embargo, ha disminuido. De acuerdo a la investigación realizada por
Insigth Crime (2015) y usando como fuente a la PNC y MP, la colonia El
Limón forma parte de la denominada área roja de la zona 18, que tiene
una alta incidencia criminal de homicidios y extorsión. El 40.9% de los
asesinatos eran atribuibles a la actuación de la Pandilla 18, así como el
70% de las extorsiones. El otro 30% era por imitadores.

De acuerdo con los testimonios recolectados en el trabajo de campo


realizado en ese lugar, las extorsiones están normalizadas en la zona.
Todos los comerciantes, dueños de negocios, tiendas o puestos en el
mercado, transporte público (buses, taxis y moto-taxis), pagan renta,
como se le llama a la extorsión. Esta situación está normalizada y la
incorporan como parte de los costos para seguir teniendo el negocio
o trabajo. El pago de extorsión inclusive alcanza a las familias que no
tienen negocios, pero viven en lugares controlados por alguna clica. De
las seis personas entrevistadas y una organización religiosa consultada,
todos coinciden en que la extorsión ha sido causa de desplazamiento en
la colonia:

43
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Aquí en esta calle hay 25 casas y ahora solo en ocho vivimos los que
éramos vecinos desde antes. Todos los demás se fueron huyendo por
las extorsiones y ahí no más hay una casa en donde viven pandilleros.
Esa casa era de una mujer que es pandillera y ahora está presa.
(Entrevista a vecina 1 en colonia El Limón, zona 18)

Apoyamos a una señora que es sola con sus hijos que era la segunda
vez que tenía que desplazarse por las extorsiones. La primera vez
tuvo que abandonar la casa que era de su propiedad aquí en la
colonia, pues trató de iniciar un negocio que tuvo que cerrar por
la extorsión, como no pagó, la amenazaron y tuvo que irse. Luego,
ella se movió hacia una colonia algo más lejos, pero siempre en la
zona 18, y la volvieron a extorsionar y amenazar porque no podía
pagar. Ahora se volvió a cambiar de colonia y sigue con miedo a
que le vuelva suceder. (Entrevista a representante de organización
religiosa que trabaja en la zona)

Una vecina que tenía un hijo joven tuvo que huir porque los
mareros estaban obligando a su hijo para que entrara a la mara. Él
era jovencito, pero los reclutan para que vayan a recibir los pagos
de renta, porque así no son ellos los que caen presos… (Entrevista
a vecina 2 en colonia El Limón, zona 18)

Acá en El Limón todos los taxistas y moto-taxis pagamos renta,


porque si no, no se puede trabajar […] yo me fui a vivir a la zona
6 con mi esposa y mis hijos, porque la situación de las amenazas
ya no las aguantaba, pero en la zona 6 igual tuve dificultades
con las maras. Estuvimos como dos años por allá por Jocotales
y al final nos tuvimos que regresar a la zona 18 donde viven
nuestras familias. Ahora ya no tengo taxi blanco y trabajo en mi
carro de particular con los clientes que ya tengo, pero salgo fuera
de la zona 18 para evitar más problemas. (Taxista entrevistado en
zona 18)

Conocemos varios casos de liderazgos de la iglesia que han


tenido que irse de El Limón. Por ejemplo, el sacerdote que
estaba antes tenía mucha capacidad de gestionar recursos
para los proyectos con los que se apoyaba a la comunidad,
pero fue víctima de extorsión y tuvo que irse por las amenazas.
También catequistas muy comprometidos que vivían aquí desde
hace muchos años han tenido que huir con sus familias por miedo
a las pandillas. (Entrevista a organización religiosa que trabaja en
la zona)

44
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.3.4 Solicitudes de asilo como evidencia


de desplazamiento forzado

Frente a la ausencia de estadísticas sobre desplazamientos forzados por


violencia criminal, investigaciones en la temática han recurrido a estimar el
desplazamiento y la migración forzada a través de los datos de solicitudes
de asilo en México y Estados Unidos. En ocasiones el desplazamiento suele
ser el camino hacia la migración externa y al refugio, pues las movilizaciones
forzadas son continuas y para algunas personas se vuelve un círculo vicioso.
Sin embargo, es importante señalar que la Fiscalía contra Extorsiones del MP
señala que estos casos son los menos y que han descubierto personas que
hacen denuncias falsas con la finalidad de registrar un hecho que les sirva para
solicitar asilo en Estados Unidos.

En el tema de migración, se usa la extorsión como argumento, pues


quieren tener la denuncia para luego usarla en las solicitudes de asilo.
E inclusive en algunos casos, como en Huehuetenango, hemos visto casos
en donde se usa el sistema de denuncias que tiene el MP asesorados
por los mismos coyotes. Esto no significa que no haya casos reales, pero
en nuestra experiencia son los menos. (Entrevista en Fiscalía contra
Extorsiones del MP)

Para Guatemala el desplazamiento forzado se ve determinado por factores


como la geografía, las redes de apoyo y las posibilidades económicas, que
delimitan el lugar al que se dirigen, ya sea a nivel interno o fuera del país.
Datos de los reportes anuales de ACNUR, muestran que entre 2008 y 2017 la
cantidad de personas que han solicitado asilo en otros países (especialmente
México y Estados Unidos) suma 103,400 casos. A partir del 2014, la cifra se
ha duplicado año con año, llegando a 2017 con 36,300 solicitudes de asilo.
Esta cifra es bastante alta y aunque no hay una explicación exacta sobre
los móviles o causas de dichas peticiones, de acuerdo a ACNUR se vinculan
principalmente con el desplazamiento por amenazas del crimen organizado y
maras. Se estima que a partir de 2016, casi el 26% de las personas solicitantes
de asilo son mujeres, 44% hombres, 16% niños y 14% niñas.

45
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Gráfica 3
Personas guatemaltecas solicitantes de asilo 2008-2017

40,000
36,300
35,000

30,000
26,700
25,000

20,000
16,700
15,000

10,000 9,200
5,100
5,000 2,200 2,100 2,000
1,300 1,800
0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017

Fuente: elaboración propia con datos de ACNUR.

Este incremento en las solicitudes de asilo de alguna forma podría reflejar el


impacto de la violencia, evidenciada en las cifras de homicidios, amenazas,
extorsión o incluso en casos de desalojos, que obligan a personas y familias a
pedir asilo en otros países. Estadísticas de ACNUR muestran que entre 2008
y 2017 el número de personas guatemaltecas reconocidas como refugiadas
en países como Estados Unidos, México, Canadá y otros, a quienes se les
concedió protección complementaria o temporal, pasó de 5,679 en 2008 a
12,554 en 2017. Este tipo de apoyo se da en casos donde se ha comprobado
que las personas han sido afectadas y que su vida corre peligro si vuelven a
su país de origen.

3.4 Violencia de género y desplazamiento

En la encuesta Mujeres en fuga (ACNUR, 2015), realizada a 160 mujeres


centroamericanas y mexicanas solicitantes de asilo en Estados Unidos,
se evidenció que el 85% de las encuestadas afirmaba que vivía en barrios
controlados por las maras; el 64% había sido objeto de amenazas directas o
ataques, o había perdido a un familiar cercano; el 62% dijo que era habitual ver
cadáveres en sus barrios; y el 60% dijo que habían denunciado ataques a la
policía u otras autoridades, aunque ninguna esperaba recibir protección, incluso
el 10% sentía que era probable que los funcionarios del gobierno les causaran
daños. El informe advirtió que las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans o
intersexuales (LGBTI) podían ser especialmente vulnerables a la violencia de
las maras.

46
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.4.1 Violencia contra las mujeres y desplazamiento

El cuerpo de las mujeres ha sido históricamente expropiado a través de la


sexualidad, la maternidad, las labores domésticas y de cuidado, es decir, no han
tenido el control sobre la autonomía de su cuerpo, estando siempre al servicio
de los demás. Sin embargo, en la actualidad este acto de poder y dominación
se relaciona con lo que teóricas feministas han llamado el “mercado del
cuerpo” (Valencia, 2016).

La violencia extrema se ha instalado en nuestra realidad a través del accionar


del narcotráfico y de empresas que explotan territorios y personas, y ha
traspasado a otros ámbitos de la sociedad, por lo cual la violencia hacia las
mujeres se hace cada vez más recurrente y brutal.

Los grupos masculinos armados son organizaciones heterogéneas y


metamórficas que se han territorializado en zonas de hiperurbanización (como
en las principales ciudades de Centroamérica o México). Dueños del poder, de
matar, estas fratrías dejan de lado la identidad del trabajador sacrificado y
proveedor y tienden a desarrollar otras dimensiones de la virilidad, a través de
la autoafirmación por la violencia y la competencia masculina. Como resultado,
se muestran agresivos hacia las mujeres mientras continúan manifestándose
como conquistadores de mujeres y hacedores de hijos (Camus y Eguía, 2018).

Bajo esta lógica es posible comprender el incremento de femicidios. En


Guatemala, a pesar de contar con leyes y políticas que penalizan la violencia
contra las mujeres, hay una escalada de muertes violentas de mujeres que no
cesa. Desde enero de 2008 a diciembre de 2018 hay 8,264 casos de muertes
violentas de mujeres en el país.

Gráfica 4
Muertes violentas de mujeres 2008-2018

1000
832
800 783 774 794
758 766 743 751
600 695 708
660
400
200
0
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018
Fuente: elaboración propia con datos INACIF y MP.

A diferencia de los homicidios en general, las muertes violentas de mujeres


no han disminuido, sino que se han mantenido en cifras que rondan los 700
casos por año. Esta situación se vuelve preocupante, pues se vincula con una
serie de violencias que viven las mujeres durante su vida y que termina con

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

el asesinato como última expresión de dicha violencia. Se trata de asesinatos


sin contexto bélico, acompañados de violaciones, crueldad y saña, que hasta
ahora resultan impunes en más del 90% de los casos.

En Guatemala la guerra dejó sociedades y hogares violentos. La violencia


sexual y femicida no pasó de los hogares a la guerra, su derrotero fue el
inverso. Cuando la guerra llega a Guatemala, eso que ya era violento dentro de
los hogares se amplifica y es la forma en que se victimiza a las mujeres, como
continuidad de lo que ocurría en el espacio del hogar […] el crimen íntimo
pasa a tener características de bélico: la desova de la víctima al aire libre, en
las zanjas, basureros y alcantarillas, la espectacularidad de los asesinatos, que
han pasado a perpetrarse también en lugares públicos (Segato, 2016).

Por otra parte, los crímenes sexuales son expresiones de una estructura
simbólica profunda, de un imaginario de género compartido que busca
expresar poder y expropiar a la víctima de su voluntad y del control sobre su
espacio-cuerpo (Segato, 2016). Entre 2008 al 2018 en Guatemala, las cifras
de violencia sexual que afecta a las mujeres, especialmente a las más jóvenes,
registraron 67,312 casos, con un incremento del 400%.

Gráfica 5
Casos violencia sexual - Guatemala 2008-2018

12,000
10811
9949
10,000

8,000 7550 7463 7594


6589
6,000

3790 3996
4,000 3602 3446
2522
2,000

-
2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014 2015 2016 2017 2018

Fuente: elaboración propia con datos MP y SVET.

Los perpetradores se adueñan del cuerpo de las mujeres en espacios abiertos,


públicos, mostrando su poder, dominio y exhibiendo su triunfo sobre ellas.
Esta violencia sexualizada utiliza el cuerpo de las mujeres como una vitrina,
mostrando el castigo. Este proceso se relaciona con los nuevos escenarios y
lógicas del feminicidio, como el de la trata, la explotación sexual, las mafias, las
maras, la venganza entre hombres ejecutada sobre el cuerpo de las mujeres,
algunos de ellos articulados y facilitados con estas dinámicas migratorias
forzadas (Carcedo, 2010).

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Con relación al acceso de las mujeres a la justicia, el informe sobre el Sistema


de Medición de la Impunidad elaborado por la CICIG en el 2018, reporta un
índice de impunidad del 97% en casos de violencia contra las mujeres y del
98% para femicidios, es decir de la cantidad de casos denunciados, solo el 3 y
2%, respectivamente, llegan a sentencias.

Preocupa el alto índice de mora judicial, que en 2015 reportaba 6,429 casos,
equivalentes al 89% de los llevados por los Órganos Especializados en
Femicidio y otras Formas de Violencia contra las Mujeres. Entre abril de 2015
y marzo de 2016, el MP recibió 45,388 denuncias del delito de violencia contra
la mujer y 262 de femicidio. Para el mismo período, de las 5,469 condenas
judiciales, 1,647 (30%) son sentencias por delitos de violencia contra la mujer.

Similar a lo que ocurre con el desplazamiento de personas afectadas por el


crimen organizado, las instancias de Estado no registran el desplazamiento
forzado derivado de la violencia de género. En el estudio “Mujeres en Fuga”,
realizado por ACNUR en el 2015, las mujeres entrevistadas de El Salvador,
Honduras y Guatemala reportaron múltiples razones para la huida. Muchas
hablaron de casos graves de violencia provocados por las maras u otros
grupos delictivos armados, incluidos agresiones, extorsiones, desapariciones
o asesinatos de miembros de la familia. Del mismo modo, muchas mujeres
describieron actos brutales de violencia doméstica.

Este informe se basa en unas entrevistas realizadas a fondo por el ACNUR de


manera individual a 160 mujeres durante los meses de agosto y septiembre de
2015. Las mujeres tenían edades comprendidas entre los 18 y 57 años. Del total
de entrevistadas, 30 mujeres eran de Guatemala. Las entrevistadas describieron
casos prolongados de violencia doméstica física, sexual y psicológica, sin
contar con apoyo, para los cuales las autoridades no proporcionaron ninguna
ayuda significativa. Sin la posibilidad de conseguir la protección del Estado,
muchas mujeres citan la violencia doméstica como razón para su huida,
temiendo daños graves o la muerte si se quedaban.

La violencia estructural contra las mujeres proviene de patrones de violencia


que se relacionan de manera directa con las formas patriarcales de dominio y
control sobre el cuerpo de las mujeres. La situación de violencia intrafamiliar,
doméstica o de pareja, en la que se encuentran muchas mujeres, es un factor
de riesgo y, en algunas ocasiones, la única salida es el desplazamiento o la
migración.

Estados Unidos empezó a reconocer la persecución por razón de género a


principios de los años 90; en 2009, el caso de la mujer guatemalteca llamada
Rody Alvarado sentó un precedente clave para las demandas de asilo por
razón de género. Esta mujer mantuvo una lucha de 14 años para obtener asilo y

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

conseguir el reconocimiento legal de las supervivientes de violencia doméstica


como grupo social sujeto a persecución y merecedor de protección.

En marzo de 2013, el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, reautorizó


la Violence Against Women Act (Ley de Violencia contra las Mujeres), la cual
ha sido cada vez más utilizada para garantizar el asilo a mujeres refugiadas
víctimas de la violencia doméstica en sus países de origen. En agosto de 2014,
el tribunal supremo en materia de inmigración decretó que las mujeres que
sobreviven a la violencia doméstica severa en sus países de origen podrían ser
elegibles para el asilo en Estados Unidos. Esto abrió una nueva vía para miles
de mujeres indígenas de Guatemala que huían de la violencia de género y que
estaban ya en Estados Unidos o en camino (Stephen, 2017).

Las mujeres toman la decisión de desplazarse o migrar como única vía posible
para escapar de la violencia. Una vez más la violencia se convierte en el factor
de expulsión, como se puede ver en uno de los muchos testimonios recogidos
en el trabajo de campo de este estudio. Son el intento por huir de la violencia,
de los conflictos familiares y de la situación de dominación y vejación en la que
se encuentran.

La forma más común de violencia denunciada por las mujeres en el estudio


de ACNUR (2015) y los registros de los Centros de Atención Integral a
Mujeres Sobrevivientes de Violencia (CAIMUS), es la ejercida por parte de sus
maridos o parejas. Cabe destacar que un número significativo de las mujeres
que describieron cómo sobrevivieron a la violencia doméstica no estaban
oficialmente casadas con sus parejas abusivas, no obstante, sufrieron daños
graves y no pudieron dejar esa pareja y encontrar protección.

Los tipos de abuso descritos son variados y con frecuencia potencialmente


mortales, describiendo violaciones y agresiones sexuales repetidas, violencia
física con golpes de manos y patadas; amenazas de daño corporal con cuchillos
o machetes y ser repetidamente lanzadas contra las paredes y el suelo. El
abuso ocurría tanto en el interior de la casa como en público. Señalaron que
vivían con miedo permanente.

En las entrevistas realizadas con organizaciones de mujeres que administra


CAIMUS, se evidenció que la violencia contra las mujeres genera desplazamiento
forzado, pero que no es reconocido como tal y que las víctimas no reciben
ningún apoyo estatal para enfrentar los impactos de dicho desplazamiento.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Caso femicidio Katerin Mishel y desplazamiento de madre

En el 2014 yo conocí a Ronaldo Núñez Borjas. Él me seguía a todas


partes rogándome que yo fuera su mujer, pero yo no quería saber nada
de hombres, pues tenía dos hijos de padres que nos habían abandonado.
Tenía mi hijo mayor de 11 años y a Katerin Mishel que tenía 4 años. Yo
trabajaba en lo que podía para sacar adelante a mis hijos y vivía en la
casa de mi madre. Él siguió insistiendo y le decía a mi familia que me
quería para bien, así que después de un tiempo me convenció que podía
ser bueno conmigo. Al principio de la relación me trataba bien, yo me
fui a vivir con él y dejé a mis hijos con mi mamá, pero a los tres meses
él cambió, empezó a obligarme a hacer cosas que no me gustaban, me
obligaba a que tuviéramos relaciones sexuales de otra forma (sexo anal),
me agarraba a la fuerza y me decía que para eso son las mujeres. Luego
de unos meses yo quedé embarazada, él siempre me golpeaba, y cuando
tenía 6 meses de embarazo me golpeó muy fuerte y me violó… empecé
a sangrar y tenía amenaza de aborto.

De ahí hubo un tiempo que dejó de golpearme, pues se asustó cuando


le dijeron que yo podía perder a su hijo […] estuvo tranquilo hasta que
nació Brayan. Después los golpes se convirtieron en una costumbre de
todos los días y yo sentía que ya no podía seguir viviendo así […] y en
noviembre del año 2016 me fui a la casa de mi madre y lo abandoné
cuando él andaba fuera haciendo mandados. Al mes, Ronaldo empezó
a buscarme, decía que quería a su hijo Brayan de regreso, pero yo no
quería volver con él, y tampoco quería que se llevara al niño. Él empezó
a darme una pensión para el niño hasta principios de marzo del 2017,
cuando volvió a llegar a la casa de mi madre y me dijo que lo perdonara
y que esa noche me tenía que ir con él; yo le dije que no, y él me dijo “te
vas a ir conmigo, es tu oportunidad, te vas a ir conmigo sino vas a dejar
a tus hijos llorando”. Me dijo que nos íbamos a casar, y que para que
supiera que esta vez sí me iba a valorar que me llevara a mi hija Katerin.
Yo por miedo me fui con él.

Al principio, él trataba bien a Katerin, le empezó a enseñar a leer y a


escribir, pero poco a poco empezó a presionarla cada vez más para que
aprendiera. Yo le decía que esperara un poco, que la niña estaba pequeña
y que cuando tuviera seis años podíamos apuntarla a la escuela, y él decía
que no, que ella tenía que aprender. Le pegaba, la regañaba y le decía que
tenía que aprender, pero como Katerin no podía, él la castigaba y la ponía
a barrer y a lavar trastes. Por su edad, la niña no podía hacer las cosas
bien y él le pegaba muy fuerte. Una vez le quemó la mano en el fuego y
otra vez le amarró un lazo en la cintura y la arrastró por toda la casa. Yo

51
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

trataba de detenerlo, pero él me golpeaba y me decía que me callara, que


era una alcahueta y que la iba a matar. Pasaron los días y Katerin seguía
sin aprender, y él le empezó a pegar con una tira de cuero, y yo no podía
ayudarla, me tenía amenazada, me encerraba en la cocina y no me dejaba
salir. No me dejaba darle comida ni agua; yo le tenía que dar a escondidas.
Como vivíamos en medio de una siembra de palma africana, no había
vecinos cerca, nadie para pedir ayuda. No me dejaba tener celular y yo no
podía comunicarme con mi familia. Cada vez que íbamos a traer agua o a
buscar leña, nos seguía en su caballo para vigilarnos.

Los abusos se fueron haciendo más grandes. Una vez él le puso un perico
en la oreja a la niña, y el pájaro le quitó un pedazo; luego le estrelló la
cabeza en un trozo de madera donde ella estaba escribiendo y empezó
a sangrarle la nariz. La niña lloraba y me decía mamita vámonos, yo ya
no quiero estar aquí, vamos donde mi abuelita… Ronaldo me decía que
mi hija era caprichuda, que no quería gente maleducada en su casa y que
la iba a corregir. En los días siguientes, se le ocurrió colgar una tira en
una viga de la casa, y como no pudo decir las vocales la colgó del cuello;
la niña empezó a gritar y cuando estaba cambiando de color fue que la
bajó, y ella cayó al suelo y no reaccionó hasta que la empezó a patear. Él
me amenazó, me decía que si contaba algo me mataría a mí y a ella […]
una vez intentamos escapar con la niña, cuando él andaba revisando la
palma, pero nos siguió y alcanzó con su caballo […] nos trajo amarradas
de regreso a la casa, nosotras caminando y él jalándonos montado en su
caballo.

El 8 de agosto del 2017, él mandó a Katerin a traer agua de una aguada


cercana a la casa, como no se apuraba fue a buscarla bien molesto. Yo
estaba haciendo el desayuno, y cuando la niña volvió me di cuenta que
estaba enlodada, que tenía las piernas raspadas y sangre en la nariz.
Cuando le pregunté qué había pasado, él me contestó que se cayó por
venir a la casa huyendo. Katerin se hizo popó (defecó) atrás de la casa,
yo creo que de puro miedo, y él la empezó a regañar y a preguntarle
que por qué lo había hecho, ella le contestó que no pudo aguantar más.
Entonces le quitó la ropa, dejándola con su calzón, y le restregó sus
heces en la cara. Luego agarró un lazo, se lo amarró en el cuello, y la
llevó a un palo que está atrás de la casa y la colgó. Cuando yo salí a
tratar de ayudarla, él me dijo que me callara y me encerró en la casa.
A los minutos, regresó y me dijo “vos, la Katerin se murió”, y ahí yo salí
corriendo de la casa a levantar su cuerpo, a abrazarla […] le dije que me
perdonara por no defenderla […]

Ronaldo la desató y me dijo que no podía decir nada, que me mataría y


a mi familia también, si yo decía algo, y me amenazaba con una pistola

52
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

que siempre cargaba en la cintura. Yo como pude llevé el cuerpo de mi


hija a la casa. Él me dijo que la bañara y le pusiera ropa limpia, y luego
la envolvió en una sábana para que no le vieran el cuerpo. Luego llamó a
un mi hermano para contarle que la niña había muerto de un ataque de
lombrices, y luego fue a dar el aviso a las autoridades de la comunidad
que estaba más cerca (al alcalde auxiliar Jorge Choc y al COCODE). Ellos
llegaron a la casa a verla, junto con mi familia, y se dieron cuenta de que
la niña estaba golpeada y con raspones, pero él les dijo que estaba así
porque había estado corriendo por el ataque de lombrices y se había
caído, ellos no le creyeron. Esa noche la velamos y al día siguiente la
fuimos a enterrar en el cementerio de la comunidad donde vivía mi familia.
Yo quería decir la verdad, pero él no se apartaba de mi lado y cada vez
que podía me volvía a amenazar […] aquí los mato a todos me decía […]

Después del entierro, comencé a enfermarme, me sentía muy mal, él me


llevó al pueblo a la farmacia para comprar medicina, pero no me dejaba
sola […] recién fue hasta el 1 de octubre de 2017 (dos meses después que
había matado a mi niña) cuando logré escapar de la casa, le dije que mi
hijo que vivía con mi mamá estaba enfermo y lo tenía que ir a ver […]
él me dejó ir, pues no podía salir ese día detrás mío, creo que pensaba
que yo ya había olvidado todo. Fue hasta entonces que pude contarle a
mi mamá y hermanos lo que había pasado, y me dieron fuerzas para ir a
denunciarlo ante el juzgado de paz y poder contar lo que había ocurrido.
Dos meses después el Ministerio Público exhumó el cuerpo de mi hija
Katerin para poder saber lo que le había pasado a ella y documentar
todas las pruebas en contra de Ronaldo.

Después de haber denunciado, empecé a recibir amenazas de hombres


desconocidos, pagados por el padre de él […] llegaban cerca de la casa de
mi mamá o me seguían a los trabajaderos cuando yo iba a cortar zacate
[…] me decían que “retirara la denuncia, si no me iba a ir mal a mí y a mi
familia”. La situación ya no lo podía aguantar y tuve que pedir ayuda a la
organización de mujeres Ixqik. Tuve que abandonar la casa de mi madre y
pedir refugio en el CAIMUS de Santa Elena, Petén. Ellas me han ayudado
a tener un refugio seguro durante el tiempo que duró el juicio.

Ahora, después que lo condenaron a 56 años en la cárcel, la situación


está difícil, pues dicen que si me encuentran me matan. Las amenazas
han crecido y no puedo volver con mi familia. Ahora estoy refugiada en
una comunidad que me ha recibido porque conoce lo que yo he vivido.
El padre de mi hijo mayor no quiere dar la autorización para que él pueda
viajar conmigo a algún país que me pueda dar asilo […] así que ahora
todavía no puedo trabajar de forma normal […] tengo miedo por lo que
pueda pasarle a mi madre y a mis hermanos, siempre vivo con miedo.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.4.2 Violencia de género contra personas


LGBTI y desplazamiento

En la región centroamericana, en décadas pasadas se vio una tendencia


positiva hacia los derechos de las personas LGBTI (Lesbianas, Gais, Bisexuales,
Transexuales e Intersexuales), sin embargo, en la actualidad se están viviendo
algunas situaciones preocupantes. Aunque ningún país criminaliza legalmente
las relaciones homosexuales y la edad para el consentimiento, es la misma que
en el caso de las relaciones heterosexuales, han comenzado a surgir grupos
conservadores que presionan para la reducción de derechos bajo premisas
fundamentalistas y de defensa de la familia tradicional. En el discurso público
se va instalando la discriminación y el odio, desembocando incluso en ataques
físicos y asesinatos.

En Guatemala la situación es compleja, pues las personas trans todavía no


tienen reconocimiento legal, y es difícil o imposible cambiar el nombre o los
marcadores de género en los documentos de identificación personal. También
se evidencia un retroceso en los esfuerzos de reconocimiento de los derechos
de personas LGTBI, a través del bloqueo que hacen los sectores conservadores
mencionados.

En la visita de la CIDH a Guatemala, en los días 31 de julio al 4 de agosto de 2017,


se manifestó preocupación con relación a los derechos de las personas LGBTI,
debido al proyecto de “Ley para la protección de la vida y la familia” (Iniciativa
5272), que crearía nuevas restricciones a la salud reproductiva de las mujeres,
prohibiría la enseñanza de la perspectiva de género y diversidad sexual en las
escuelas, y reafirmaría la institución del matrimonio como derecho exclusivo a
las personas de sexos opuestos (CIDH, 2018).

Las personas LGTBI viven niveles importantes de discriminación y violencia


en su cotidianidad, que tienen como raíz una violencia estructural asentada
en prejuicios y estigmas, manifiestos en todos los ámbitos de su vida. Esto
tiene efectos en las oportunidades para acceder a educación, salud, empleo,
participación social y recreación, hasta en sus relaciones personales y en su
reconocimiento.

En Guatemala la homosexualidad no es ilegal, sin embargo, la comunidad LGBTI


sufre una fuerte exclusión y violación de sus derechos humanos. La percepción
como “anormalidades” de la orientación sexual (homosexual [gay, lesbiana] y
bisexual), así como de la identidad de género (trans), genera como resultado
la configuración de múltiples formas de violaciones a derechos humanos
que gran parte de la sociedad lo observa como si se tratase de una situación
normal. La discriminación sistemática y la desigualdad ante la sociedad y la ley
es una realidad que sufre día a día la comunidad LGBTI en Guatemala.

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Se observa un constante irrespeto del acceso a los derechos de salud, educación,


empleo y justicia. Además de ser las víctimas de violencia física, sobornos,
detenciones arbitrarias, homicidios, “violaciones correctivas” y asesinatos
extrajudiciales (Vargas, 2016). Además, no reciben protección del Estado ni
de la sociedad. El 70% de las mujeres transgénero reportaron los daños a las
autoridades competentes, pero no recibieron la protección adecuada; el 40%
creía que un informe de la policía sería ineficaz o podría empeorar las cosas y
nunca buscaron protección.

La discriminación y exclusión comúnmente se inicia en sus entornos familiares


y comunitarios, y afecta en su desarrollo personal e intelectual. Debido a la
no aceptación de su identidad y a la violencia que se ejerce para que no la
asuman, deben abandonar su hogar, comunidad e interrumpir los procesos
educativos y de formación; experimentan las consecuencias de la vida en la
calle. Para las personas LGBTI entrevistadas en este estudio, esto representa
una primera forma de desplazamiento forzado que deben vivir, por no ser
aceptadas por su identidad.

Por otra parte, existen niveles significativos de violencia correctiva con el afán
de que “vuelvan a ser normales”. Estas violencias se dan en las familias o en
otros espacios de la sociedad. El estudio “Sin Raíz. Diagnóstico situacional
de las personas LGBTI en situación de desplazamiento” (Vargas, 2016),
desarrollado por la Asociación LAMBDA con apoyo de ACNUR, identifica
diversos tipos de violencia que vive la población LGBTI y que contribuye o
empuja al desplazamiento.

Violencia doméstica o familiar

Incluye violencia psicológica, física y sexual normalizada para castigar y


corregir y que vuelvan a ser heterosexuales. Esta se mezcla con violencia
económica para quienes dependen económicamente de sus familias. También
enfrentan matrimonios forzados como una forma de obligarles a ser normales.

Cuando tenía 15 años tuve que irme, pues cuando le dije a mi papá que
no me sentía como hombre y quería ser mujer, me corrió de la casa. Yo
no sabía qué hacer, y me vine de Puerto Barrios a la capital, no conocía a
nadie, tenía mucho miedo. Finalmente, para sobrevivir tuve que empezar
a prostituirme. Cuatro años más tarde recién pude ir a visitar a mi madre.
(Mujer trans de 23 años, Grupo focal LAMBDA)

En Quetzaltenango la población LGBT ya no denuncia porque ya no cree


en el sistema de justicia. La gente tiene temor a ser discriminado o quedar
vulnerable. Allá es muy marcado que los primeros agresores están en la
familia. Registramos un caso de una conocida lesbiana que recibió maltrato
y violencia física de parte de su padre por sus preferencias. (Grupo focal
de validación, Vidas paralelas)

55
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Violencia institucional

La violencia institucional más preocupante es la que ejercen los agentes


encargados de la seguridad ciudadana como la PNC, que discriminan y violentan
de forma permanente a la población LGBTI. Les obligan a que se retiren de
lugares públicos, como parques, plazas y zonas sociales abiertas al público en
general, restringiendo de esta forma su derecho a la libre locomoción.

Además, el Estado no tiene leyes que protejan del acoso físico o psicológico
en los establecimientos educativos, ni que generen tolerancia y respeto
de derechos. Esto afecta el desarrollo psicosocial de la niñez y juventud
LGBTI, debido a la violencia, abuso y hostilidad que viven. Por otra parte,
tampoco se le garantiza el acceso a la justicia, ya que persiste la violencia por
parte de algunos funcionarios que se resisten a reconocer la identidad de
género y sexual de la población LGBTI o la esconden para no facilitar los
procesos de denuncia.

Una vez iba caminando por la zona 13, y llegó una patrulla de la PNC.
Me vieron y me fueron a registrar […] me tiraron al suelo, me golpearon,
pusieron sus botas sobre mi cabeza y me robaron todo lo que tenía.
Celular, documentos, dinero, todo. Me dejaron golpeada y se fueron […] se
aprovecharon que había muy poca gente que pasaba por ahí […] solo una
mujer que pasó les dijo “déjenla que no está cometiendo ningún delito”,
pero como si nada […] (Mujer trans de 25 años, grupo focal LAMBDA)

Violencia laboral

Las personas de la diversidad sexual y de género en su mayoría ocultan su


orientación sexual debido a la discriminación que sufren y que atenta contra su
respeto y dignidad. Quienes abiertamente viven su identidad y logran acceder
a un empleo, pasan por presiones, burlas, chistes prejuiciosos, señalamientos
constantes, sobrecarga de trabajo y asignación de responsabilidades no
contempladas en la contratación, imposibilidad de ascenso y movilidad
laboral, acoso sexual (sobre todo a las mujeres) y despidos por el hecho de
no ser heterosexuales. Por otra parte, las personas trans tienen reducido o
nulo acceso al empleo, ya que la exclusión social y discriminación es aún más
acentuada.

Yo trabajaba en la construcción y no podía decir que era trans, pero


supongo que se me notaba. Tenía muchos problemas con mis compañeros
de trabajo y al final mi jefe terminó despidiéndome para, según él, no
tener más problemas con los trabajadores. Él no me trató mal, ni me dijo
nada feo, pero me despidió para solucionar el problema […] no despidió a
quienes me violentaban, me despidió a mí. (Mujer trans de 28 años, grupo
focal LAMBDA)

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Violencia mediática

Los contenidos que se difunden en los medios de comunicación, entretenimiento


y publicidad incluyen chistes, burlas o comentarios homofóbicos, lesbofóbicos
o transfóbicos que contribuyen a legitimar concepciones, roles y prejuicios.
Construyen un imaginario social negativo y un discurso de odio hacia la
diversidad sexual y de género. Las redes sociales amplifican esos discursos y
se apela a la libertad de pensamiento y de expresión para esconderse en total
impunidad. Son comunes los mensajes de odio que plantean exterminar a las
personas LGBTI, incitando a la violencia física, sexual y expresiones peyorativas,
sumado a una serie de amenazas contra la integridad física y sexual de estas
personas.

Violencia criminal

Este tipo de violencia que afecta a toda la población se expresa de formas


muy particulares en el caso de la población LGBTI y profundiza las visiones
patriarcales y violentas de cómo debe ser un hombre o una mujer. De acuerdo
con los testimonios recogidos, esta violencia se da tanto en los barrios de
origen, en espacios sociales o en los lugares donde desempeñan sus roles
laborales (calles, restaurantes, negocios, peluquerías, etc.). Los perpetradores
de este tipo de violencia son principalmente miembros de maras y pandillas:

Yo vivo con mi madre en Villalobos 2 desde que era pequeña, pero jamás
puedo llegar vestido de acuerdo con la identidad que tengo (como mujer)
porque he recibido amenazas de muerte de los pandilleros por ser trans.
Hace algunos años tuve que salir huyendo, y esa fue una de las razones por
las que migré a México […] Allá en Tapachula donde estuve, también viví
mucha discriminación y violencia, vi mucha explotación sexual de mujeres
trans que no se animaban a denunciar […] allá también se viven muchos
peligros […] tuve que volver a Guatemala, y ahora tengo que intentar pasar
desapercibida en la colonia, me pongo gorra, camino distinto para que
no me identifiquen. Así que tengo que llegar y salir vestido de hombre.
Cuando salgo a trabajar pongo mi ropa en una mochila y después me
cambio. (testimonio mujer trans 30 años, grupo focal LAMBDA)

Yo desde Honduras veo una alarma. Nosotros y nosotras como refugiados


nos enfrentamos a cosas difíciles. Soy un hombre gay que ha sufrido
discriminación, tuve que salir de mi país, desplazado. Vengo a Guatemala
creyendo que las condiciones eran mejores, pero a la vuelta donde yo vivía
mataron a alguien por no pagar la extorsión. (Hombre gay, grupo focal
LAMBDA)

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Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En Morales, Izabal, ha habido asesinatos de personas LGBTI en el pasado


por parte del narco (Mendoza), que hasta ahora estamos logrando
documentar. También hay extorsión hacia personas LGTBI que tienen
salones de belleza. (Grupo focal validación diagnóstico)

Violencia homicida contra personas LGBTI

Los homicidios por razones de género imputables a la orientación sexual y la


identidad de género se caracterizan por un alto grado de violencia física. En
el Registro de Violencia de la CIDH en su informe “Violencia contra Personas
Lesbianas, Gais, Bisexuales, Trans e Intersex en América” (2015):

Existen numerosos ejemplos de homicidios particularmente atroces,


incluyendo casos de personas lapidadas, decapitadas, quemadas y
empaladas. Muchas víctimas son apuñaladas de manera reiterada, sus
genitales mutilados, o golpeadas hasta la muerte con martillos u objetos
contundentes, les arrojan ácido o son asfixiadas. Algunas de las víctimas en
el Registro fueron reiteradamente atropelladas por carros, o incineradas.
En muchos casos, las víctimas fueron asesinadas luego de ser sometidas a
múltiples formas de extrema humillación, degradación, tortura y violación.
(CIDH, 2015)

De acuerdo con datos del monitoreo que realizan las organizaciones LGBTI y
la PDH en Guatemala, durante 2018 se contabilizaron un total de 24 personas
de la comunidad LGBTI asesinadas, y hasta julio 2019 ya suman 17 asesinatos.
Es importante considerar que en el procedimiento de registro, tanto la PNC,
el MP y el INACIF no registran la identidad de género o sexual de la persona
asesinada, por lo cual existe un enorme subregistro. Solo en los casos en
donde los familiares o amigas/os conocen esta situación, se logra integrar al
monitoreo.

Crimen de odio
Caso José en Huehuetenango:

Nosotros hemos hecho nuestra propia recopilación de información


y seguimiento de casos desde Huehuetenango, como en el caso de
violencia por pandillas y asesinatos de nuestros miembros. El caso
de José ha sido muy representativo, pues es un caso de crimen de
odio en la frontera de Huehuetenango. El proceso burocrático de la
justicia es bastante fuerte, como organización no hubiéramos tenido el
acceso a la información si no hubiéramos tenido una alianza con una
extranjera de Washington. A nosotros nunca nos daban información,
a pesar que existe una ley que nos da el acceso como sociedad civil.
En Huehuetenango también tenemos problemas estructurales como el

58
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

tema fronterizo, el crimen organizado, el narcotráfico, las pandillas, etc.


El mismo día que fue asesinado José, se reportó otro caso de violencia
física y sexual muy similar, y también era un miembro de la comunidad
LGTBI. Nos estaban mandando un mensaje simbólico. Decidimos que no
íbamos a exponernos, ya que se rumoraba que un grupo de pobladores
se estaba organizando para eliminar a todas la personas LGTBI, con la
consigna de “gay/trans visto, está muerto”. Algunos de nosotros en el
colectivo recibimos amenazas durante este tiempo (Trabajando Unidos
de Huehuetenango).

Crimen de odio en Jalapa


Caso de Jessica Gómez:

Jessica era reconocida por la comunidad como una chica trans, tenía
incluso su pareja, con quien se había casado simbólicamente un año
antes de ser asesinada en su casa, en una tienda que ella tenía. Este fue
un caso bastante mencionado. Dos chicas de la capital aparecieron en
la frontera con Sanarate. También el caso de una menor de edad, que
creemos era lesbiana por sus características. El caso de Jessica está en
el MP. Pero en el informe anual nos enteramos por la PDH que el informe
no reflejaba ningún hecho de violencia en Jalapa. Esto nos obligó a
reaccionar y a estar más cerca con las instituciones, porque nosotros sí
tenemos los casos registrados (Diversidad Jalapaneca –DIJALP–).

Violencia simbólica

La violencia simbólica se ejerce a través de un conjunto de esquemas


cognitivos y perceptuales, estructuras simbólicas y culturales, que se
arraigan en la experiencia ordinaria de las personas y que por ello pasan a
formar parte del estado “natural” o “normal” de cosas en un contexto socio-
histórico determinado (Bourdieu, 2000). Es una forma de dominación que
pasa desapercibida, que no ve de forma aparente y puede darse como una
“complicidad inconsciente”, como una práctica normalizada que no cuestiona,
como ocurre con el racismo. El imaginario social tiende a patologizar a las
personas LGBTI, lo que se convierte en estigma y en formas incorrectas de
abordaje de los casos de violencia, donde hasta muertas las personas siguen
siendo víctimas de estigma y discriminación (Barrios-Klee, 2018).

La ausencia de información estadística oficial y exhaustiva sobre los índices


de violencia que afectan a las personas LGTBI es considerada uno de los
obstáculos más importantes en la mejora de los sistemas de protección. Los
registros utilizados por las instituciones del Estado y los observatorios sobre
violencia en Guatemala invisibilizan a las personas LGBTI, ya que no registran
los datos desagregados por identidad de género u orientación sexual, por lo
tanto, solo se registra hombre o mujer.

59
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

De acuerdo con información de una entrevista con el MP de Guatemala, entre


2016 y 2018, la mayoría de los delitos que la comunidad LGBTI denunció
fue discriminación, amenazas, agresiones físicas y violencia sexual, pero no
cuentan con estadísticas desagregadas. En respuesta al cuestionario de la
CIDH sobre violencia contra las personas LGBTI en América, el Estado de
Guatemala señaló que el Procurador de los Derechos Humanos había logrado
generar estadísticas sobre violencia contra personas LGBTI. No obstante,
también informó a la Comisión que en la base de datos utilizada por el MP
no existían campos que permitieran registrar información sobre orientación
sexual o identidad de género (CIDH, 2015).

Asimismo, el informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas


para los Derechos Humanos (OACNUDH) de 2018, señala que 24 personas de
la comunidad LGBTI fueron asesinadas. Las organizaciones de la diversidad
sexual consideran que hay un enorme subregistro, y que si existieran mejores
marcos legales, institucionalidad sensibilizada y garantías de protección, las
denuncias de crímenes de odio podrían multiplicarse.

El “Sexto informe de la situación de los Derechos Humanos de las personas


con VIH y las poblaciones en más alto riesgo” (PDH, 2018) recopila y analiza
las estadísticas del monitoreo ciudadano que realizan organizaciones de la
comunidad LGBTI e HIVOS. De acuerdo a las asesorías legales y sociales
brindadas durante el 2017 por estas organizaciones, pueden identificarse
como principales derechos violentados: a) derecho de identidad; b) derecho
al seguro social, salud y vida; y c) derecho al trabajo.

Gráfica 6
Derechos violentados – Monitoreo ciudadano 2017

Trabajo 147
Familia / comunidad 104
Vida 140
Salud 184
No discriminación 66
Justicia 21
Integridad personal 117
Información 54
Identidad 729
Educación 12
Confidencialidad 48
Seguro social 199

Fuente: Elaboración propia con datos de PDH (2018).

60
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

El estudio “Situación de las personas LGBTI del norte de Centroamérica con


necesidades de protección internacional en Guatemala y México”, publicado
por la AECID en agosto de 2018, señala que debido a la forma estructural
de la discriminación y la violencia que sufren las personas LGTBI, fundada
en prejuicios y el estigma resultado de la heteronormatividad, su situación
en el desplazamiento y tránsito hacia lugares más seguros resulta peligrosa;
con altos índices de inseguridad física, violencia, incluida la violencia sexual
y discriminación tanto por parte de autoridades como de organizaciones
criminales y de otros refugiados o migrantes en tránsito o en lugares de
recepción y detención.

3.5 Violencia del modelo económico extractivo

Desde inicios de los años 90, en Guatemala se ha venido instalando un


modelo económico que subordina toda la reproducción social a las lógicas
del mercado, a la aplicación de políticas, planes, medidas y proyectos de
corte abiertamente empresarial-neoliberal, como parte del proceso global
que impulsan las oligarquías y los grupos de poder local, en conjunto con las
transnacionales (El Observador, 2008).

La minería a cielo abierto, las hidroeléctricas, los monocultivos extensivos,


agrocombustibles, oleoductos, venta de bonos de carbono y proyectos
turísticos depredadores, se han convertido en campos prioritarios para las
empresas. Estas inversiones de capital han terminado generando contaminación
ambiental, despojos de territorios y desplazamientos forzados de población
con diversas formas de violencia económica y estatal.

En Guatemala, los megaproyectos que más han afectado en lo relacionado con


el desplazamiento son los monocultivos de palma africana y caña de azúcar,
la minería, las hidroeléctricas y los desalojos de áreas protegidas para la venta
de bonos carbono y proyectos turísticos. Una problemática a destacar se da
en torno a la expropiación de tierras, que históricamente han sido propiedad
de los pueblos originarios y sus comunidades.

De acuerdo con información recabada por International Crisis Group, empresas


de seguridad privada que efectúan estos desalojos están relacionadas con las
estructuras del crimen organizado, afectando a la población indígena y ladina,
evidenciando la existencia de “narco territorios” o “narco comunidades”
que estratégicamente se ubican en las zonas de expropiación de tierras,
propiciando el desplazamiento forzado interno y fuera del país (International
Crisis Group, 2017).

61
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Existe un debate a nivel internacional para aceptar que las personas afectadas
por megaproyectos empresariales y que deben abandonar sus territorios son
desplazados internos forzados. Uno de los primeros elementos ha sido la
presentación del desplazamiento por proyectos de desarrollo como distinto
al ocurrido por conflictos armados o de violaciones masivas a los DDHH. Es
decir, que cuando los desplazamientos por proyectos de desarrollo no se han
realizado de conformidad con la legislación interna o las disposiciones de los
tratados internacionales, solo se trataría de desalojos y no de desplazamientos.

Sin embargo, las consecuencias sobre las poblaciones son parecidas a las que
se derivan de los desplazamientos obligatorios, en particular el traslado de la
población, las expulsiones en masa, los éxodos en masa y otras prácticas que
significan el desplazamiento coaccionado e involuntario de personas de sus
hogares, tierras y comunidades (ONU, 2007).

Por otra parte, se plantea que los desplazamientos debido a conflictos


armados o de violaciones de DDHH tienen como consecuencias, debido a su
carácter impredecible, la pérdida de vidas humanas, la ruptura del tejido social
y la afectación múltiple de derechos. Por el contrario, los desplazamientos por
proyectos de desarrollo no implican riesgos para la seguridad de las personas,
ya que por ser planificados son evaluados, compensados y mitigados, y las
poblaciones terminan siendo reasentadas (Terminski, 2013). Pero no es esta la
realidad que viven las comunidades desplazadas por desalojos en Guatemala.

Otros argumentos señalan que el desplazamiento es tan inevitable como lo


es el desarrollo y los beneficios que puede traer, y aunque se evitaran los
desplazamientos causados por proyectos de desarrollo, ya sea por errores de
diseño o por estar mal concebidos, el desplazamiento no desaparecería. De
acuerdo con esta postura, las propuestas que plantean una renuncia a todos
los proyectos de desarrollo que conlleven desplazamiento, son inviables,
pues sin la implementación de los mismos, el desarrollo y sus beneficios de
reducción de pobreza no ocurrirían (Cernea, 2003).

Es conveniente señalar que este tipo de desplazamiento, generado por la


implantación de un determinado modelo económico, está fuertemente ligado
a una dinámica tradicional, la lucha por la tierra. Se trata, sin embargo, de un
fenómeno distinto, en la medida en la que involucra un elemento ausente hasta
el momento como es la inversión extranjera. Las migraciones involuntarias
son, en este contexto, un precio que debe pagarse por el desarrollo del país
(Sánchez y Urueña, 2014).

Los Principios Rectores de los Desplazamientos Internos de la ONU señalan


que son considerados desplazamientos forzados cuando: los proyectos de
desarrollo en gran escala, no estén justificados por un interés público superior

62
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

o primordial, involucren la responsabilidad de los agentes no estatales


pertinentes, incluidas las empresas multinacionales y las privadas de seguridad
o militares y generan desplazamientos arbitrarios o complicidad en tales actos,
(ONU, 1998).

Este tipo de desplazamiento forzado ha sido silenciado e invisibilizado por el


Estado, que se niega a reconocer la posibilidad de que el modelo económico
que impulsa genere tal efecto. Las personas desplazadas por megaproyectos
quedan excluidas de la consideración de víctimas, de la lectura convencional
de lo que hoy se entiende por desplazamiento interno; y tampoco son tomadas
en cuenta en el concepto de refugiado ambiental, cuyas causas parecen
centrarse en el cambio climático y en desastres medioambientales, obviando
los grandes proyectos de desarrollo.

Todos estos proyectos, intereses y empresas se benefician de un Estado débil,


por la corrupción e ineficiencia de sus instituciones, pero también por los
vínculos que tienen algunas empresas con instituciones estatales y mafias.
Esta situación ha dejado a las comunidades desprotegidas. Algunas de ellas se
resisten, como las que protestan contra la minería e hidroeléctricas, mientras
que otras optan por vender y desplazarse. El Estado se concibe más como un
apéndice y facilitador que como un regulador, a la vez que ha sido socavado
en su capacidad para la promoción y articulación del desarrollo nacional.

La violación de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales que


están sufriendo las comunidades indígenas y campesinas en Guatemala, obliga
a una nueva lectura de lo que se ha comprendido por desplazamiento forzado.
Los desplazamientos masivos de poblaciones humanas y la desintegración
de comunidades derivados de dichos proyectos traen consecuencias
similares a otros tipos de desplazamiento. Los estudios disponibles apuntan
al empobrecimiento mayor o continuo de las comunidades desplazadas, así
como a la pérdida de sus herencias culturales, sociales y ambientales (Garcés,
2019).

Esta forma de violencia pasa desapercibida en muchas estadísticas de las


instancias que trabajan en desplazamiento forzado. En Guatemala, de acuerdo
con datos del SICOMP, durante los gobiernos de 2004 a 2018, se realizaron 334
desalojos, siendo afectadas 26,720 personas que han tenido que movilizarse
de su territorio original de asentamiento (de forma temporal o definitiva),
dejándolos como desplazados internos o como migrantes internacionales.

De acuerdo con datos del SICOMP, de 2013 a 2018 se solicitaron 299 diligencias
de desalojos, de las cuales se ejecutaron 136, es decir que los desalojos siguen
siendo el principal recurso que usan las empresas en casos de conflictividad
agraria.

63
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tabla 6
Número de diligencias de desalojo realizadas de enero 2013 a julio 2018

Departamento 2013 2014 2015 2016 2017 2018 Total general

Guatemala - 4 15 8 5 1 33

Alta Verapaz 1 4 3 5 10 4 27

Escuintla - 1 2 6 2 1 12

Petén - 4 1 1 3 1 10

Jalapa 1 2 3 3 1 - 10

San Marcos - 1 1 2 2 3 9

Izabal 1 1 3 1 2 - 8

Quiché - - 2 4 1 - 7

Retalhuleu - - 1 4 1 6

Huehuetenango 1 - 3 1 - - 5

Suchitepéquez - - - 1 1 1 3

Totonicapán 1 - - 1 - - 2

Quetzaltenango 1 - - 1 - - 2

Chiquimula - 1 - - - - 1

No registrado - - 1 - - - 1

Total general 6 18 34 35 31 12 136

Fuente: Elaboración propia con datos del SICOMP, MP.

3.5.1 Monocultivos y agrocombustibles como


factores de desplazamiento

El sistema de agronegocios en Guatemala se erige en una estructura


agraria caracterizada por la desigualdad y la alta concentración de tierras
en pocas manos. En los últimos años, el agronegocio de palma africana
viene experimentando una rápida expansión territorial, estando presentes
en 9 de los 22 departamentos del país y cubren aproximadamente 150 mil
hectáreas distribuidas en tres zonas: Suroccidente y Costa Sur (San Marcos,
Quetzaltenango, Retalhuleu, Suchitepéquez y Escuintla); Nororiente (Izabal y
Alta Verapaz; específicamente en los Valles de los ríos Motagua y Polochic) y
Norte (Petén, Franja Transversal del Norte entre Quiché y Alta Verapaz).

64
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tabla 7
Plantaciones de palma africana en Guatemala – 2017

Regiones Departamento ENA 2014 Grepalma

Escuintla 5,000 12,445

Quetzaltenango 4,673 9,143

Suroccidente San Marcos 4,673 9,000

Retalhuleu - 2,357

Suchitepéquez - 4,030

Izabal 26,636 24,865


Nororiente
Alta Verapaz 23,364 20,583

Petén 40,654 63,558


Norte
Quiché - 582

Total 105,000 146,563

Fuente: Elaboración propia con datos de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) 2014 del INE y datos
de la Gremial de Palma de Guatemala (Grepalma).

El cultivo de palma tiene especial incidencia en Petén, Izabal y Alta Verapaz,


donde se concentran casi 110 mil hectáreas de cultivo. Cuando se analizan los
aportes de las empresas palmicultoras, queda en evidencia que solo aporta
el 1% del PIB, y apenas 25 mil empleos, a pesar de usar el 4% de la superficie
cultivable del país (CABI, 2017)

Figura 1
Datos del cultivo de palma africana en cifras

El sector palmicultor El cultivo de palma El cultivo de palma El sector palmicultor en


representa el aceitera ocupa el de aceite genera Guatemala genera más de

1%
del PIB de
4%
del área total de
1
puesto de trabajo
25 MIL
empleos directos y

125 MIL
cultivos sembrados por cada 6 hectáreas
Guatemala en el país empleos indirectos
de palma cultivada

El cultivo de palma de Las exportaciones de El cultivo de la palma


aceite genera palma de aceite aceitera contribuye con el

15.5% 5.8%
inversiones por más de representan al año más de

USD $1,800 USD $400 del PIB del del PIB del
MILLONES MILLONES departamento
de Petén
departamento
de Izabal

Fuente: CABI 2017.

65
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

A pesar de que la palma africana es un agronegocio millonario con amplio


mercado interno y externo, es uno de los más subsidiados. Las empresas de
palma están calificadas bajo el Decreto 29-89, Ley de Fomento y Desarrollo
de la Actividad Exportadora y de Maquila, en el que se establecen múltiples
beneficios fiscales. Del mismo modo, las empresas palmeras que tengan la
capacidad de generar energía, ya sea agrodiésel de palma o electricidad a
partir del gas metano, pueden registrarse bajo el Decreto 52-2003, Ley de
Incentivos para el Desarrollo de Proyectos de Energía Renovable, y beneficiarse
de la exención de aranceles, IVA y cargas sobre la importación de maquinaria y
equipo; una exención por 10 años del Impuesto sobre la Renta (ISR); la exención
del Impuesto a Empresas Mercantiles y Agropecuarias (IEMA) por 10 años; y
beneficiarse de la devolución del IVA a los exportadores. Es en pocas palabras
un negocio redondo del que el Estado recibe poco o nada (CMI, 2015b).

La expansión de actividades empresariales a gran escala ha reducido las


áreas de cultivo para alimentos, provocando desplazamientos de familias y
comunidades completas del noroeste del país. Esta situación ha colocado a
estas personas en riesgo de salud y desnutrición, sin oportunidad de tener
acceso a medios de vida. Su vulnerabilidad se exacerba aún más por la
violencia, la intimidación y el acaparamiento de tierras por parte de las grandes
empresas, así como por el daño ambiental causado a la tierra, en particular a
las fuentes de agua por contaminación, uso excesivo y desvío de ríos.

El IDGT de la Universidad Rafael Landívar, durante el período 2000 a 2016,


documentó que familias y comunidades del municipio de Sayaxché, Petén,
se vieron obligadas a vender sus tierras a las empresas de palma o a los
ganaderos y tuvieron que desplazarse al norte del departamento. La Encuesta
Nacional Agropecuaria (ENA) (INE, 2017) respalda esta información, ya que
muestra que el cultivo de palma africana quintuplicó su área de producción en
un período de 11 años (de 31,100 hectáreas en 2003 a 152,700 en 2014).

Las plantaciones extensivas de palma africana generan desplazamiento de


comunidades, pérdida de terrenos de cultivos y contaminación ambiental. El
caso de la Reforestadora de Palmas de el Petén S.A. (REPSA) en el río La
Pasión es uno de los que ejemplifica este tipo de efectos. En el siguiente mapa
de la Coordinadora Nacional para la Prevención de Desastres (CONRED) se
ven las comunidades afectadas por la contaminación del río La Pasión en 2016,
que aparte de la situación de salud, profundizaron sus niveles de pobreza y
perdieron fuentes de alimentación por varios meses.

66
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Mapa 2
Personas afectadas por contaminación de río La Pasión, 2016

Fuente: CONRED.

El desplazamiento forzado de comunidades por la instalación o ampliación


de este tipo de agronegocios se evidencia a través de los desalojos que se
realizan en contra de las comunidades y que no son atendidos por el Estado,
quedando en una completa indefensión.

Caso del Valle del Polochic: desplazamiento por agronegocios

La historia del Valle del Polochic ha sido determinada por la conflictividad


agraria que ha derivado en el despojo de la tierra de las poblaciones indígenas
originarias de esta región. Desde los primeros registros históricos, es una
constante la disputa de la tierra en medio de procesos de colonización
respaldados por un Estado racista que mediante estrategias jurídicas ha
provocado la pérdida de la tierra de la población indígena a favor de familias
influyentes, en su gran mayoría europeas o ladinas vinculadas con los gobiernos
de turno (Hurtado, 2014).

Desde hace cuatro siglos, y especialmente en el XIX y XX, fueron


implementadas diversas formas de apropiación de tierras (a través de
decretos, títulos fraudulentos o con el uso de la fuerza) para abrir paso al
modelo agroexportador y la concentración de tierras. Además, el Valle del
Polochic es considerado una de las regiones con mayor cantidad de hechos
de conflictividad, pobreza y desnutrición. En 2005 se iniciaron en ese valle

67
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

las plantaciones y las instalaciones industriales básicas del ingenio azucarero


Chabil Utzaj. Se compraron masivamente tierras y se hicieron acuerdos de
arrendamiento para períodos relativamente prolongados, llegando a tener un
total de 5,400 hectáreas para la siembra de caña de azúcar.

Las comunidades indígenas, a través de la resistencia y ocupación de tierras,


han encontrado la forma de reclamar su derecho ancestral a las tierras donde
vivieron sus antepasados, y han buscado diversas formas legales para buscar
solución, tales como: mesas de diálogo, peticiones a instancias, marchas
campesinas, etc. Sin embargo, en octubre de 2010, representantes de la
empresa Chabil Utzaj presentaron una denuncia por el delito de usurpación
de tierras contra 100 familias de la comunidad Paraná, Panzós, Alta Verapaz.

Para el 2011, las denuncias se habían extendido a un total de 14 comunidades


del Valle del Polochic, con 800 familias expulsadas, de las cuales 90%
pertenece al pueblo indígena Q’eqchi’. Del 15 al 19 de marzo de 2011 se inició
un proceso de desalojo de 14 comunidades a manos de más de mil efectivos
de seguridad, policías, militares y privadas, financiado por la propia empresa.
Como resultado del desalojo resultó el asesinato del campesino Antonio Beb
Ac, la destrucción de cultivos y la quema de las viviendas.

Las familias de las comunidades desalojadas sufrieron desplazamiento forzado


de diferentes magnitudes. Algunas permanecieron días o semanas instaladas
a la orilla de la carretera hasta que decidieron volver a ocupar las tierras de
donde habían sido desalojadas. Otras permanecieron meses o años albergadas
en iglesias o casas de familiares en zonas cercanas, esperando una solución
por parte del gobierno. Sin embargo, hasta el 2017, solo se habían reubicado
140 familias del total y el resto se encontraba a la espera.

Tabla 8
Caso de desplazamiento forzado por desalojo
Comunidades del Valle del Polochic
2011

Reubicadas Pendientes de
Comunidades Familias Personas
a 2017 reubicación
14 800 3,614 140 familias 660 familias

Fuente: Informe OXFAM sobre situación en Polochic.

Oxfam conjuntamente con el Comité de Unidad Campesina (CUC) en el 2015


realizaron la “Evaluación de la Situación de Seguridad Alimentaria y Nutricional
de las Familias Desalojadas en el Valle del Polochic” (Oxfam, 2015), reportando
que el 60% de las niñas y niños tenían desnutrición crónica. Esta situación se
derivaba de la precaria situación económica en donde al menos el 75% de
las familias no podía cubrir la Canasta Básica Vital de Alimentos. Debido a

68
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

la pérdida de sus cosechas con el desalojo y a la falta de empleo, no podían


acceder a los alimentos ni disponer de agua potable.

La OACNUDH señaló que en el proceso de desalojo hubo deficiencias


importantes en las diligencias realizadas por la Fiscal del MP de La Tinta,
siendo una de ellas la inexistencia de una notificación previa para las familias
desalojadas sobre la orden del mismo.

En junio de 2011 la CIDH otorgó medidas cautelares a favor de 14 comunidades


Q’eqchi’ del Valle del Polochic, y la OACNUDH solicitó que se suspendieran los
desalojos hasta que se adoptara una legislación que respetara los derechos de
las personas desalojadas.

Por otra parte, la PDH evidenció que en los desalojos no se respetaron los
compromisos internacionales asumidos por el Estado de Guatemala ante
la ONU, en lo relacionado con desalojo y desplazamiento forzado. La CIDH
de la Organización de los Estados Americanos (OEA) solicitó al gobierno
guatemalteco que adoptara las medidas necesarias para garantizar la vida y
la integridad física de los miembros de las 14 comunidades, así como medidas
humanitarias –incluyendo alimentación y albergue–. El gobierno entregó
cantidades mínimas de alimento, incompletas y de mala calidad, solo durante
tres meses.

En la actualidad se sigue el proceso legal para exigir la entrega de tierras al


resto de las comunidades desalojadas y el cumplimiento de las medidas de
la CIDH. El desplazamiento ha cesado, pues las comunidades se han vuelto a
ubicar en las fincas de las que fueron desalojadas. La situación material, física
y psicológica de los desplazamientos continúa, pues siguen enfrentando las
mismas condiciones e incluso continúan recibiendo amenazas de desalojo.

Caso de desalojos en 14 comunidades del


Valle del Polochic en el 2011

Las diligencias de desalojo se realizaron del 15 al 18 de marzo de


2011. El primer día fueron desalojadas las comunidades de Miralvalle
y Aguacaliente-Inup; el 16 la comunidad de Quinich; el 17 fueron
desalojadas Río Frío, 8 de Agosto, Santa Rosita, El Rodeo, Bella Flor
y El Recuerdo; finalmente, el 18 de marzo fueron desalojadas las
comunidades de Sauce Sur, Semau, Tinajas y Paraná. Los delegados de
la PDH y de la COPREDEH fungieron como observadores a partir del
segundo día de los desalojos.

69
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Según información de la PNC, en los desalojos participaron 709


elementos pertenecientes a las Fuerzas Especiales de la Policía (FEP),
de la División de Investigación y Desactivación de Artefactos Explosivos
(DIDAE), de Comunicación Social, de la Inspectoría General y elementos
de las comisarías de otros departamentos. También participaron
aproximadamente 300 miembros del Ejército de Guatemala, incluyendo
los elementos responsables de antidisturbios. No se cuenta con una cifra
exacta del costo ni tampoco se tiene claridad de quién sufragó los gastos
de los desalojos. En una entrevista hecha pública, Walter Widmann, quien
en ese momento fungía como representante legal del Ingenio, reconoció
que ellos estaban contribuyendo con la gasolina, la alimentación y el
hospedaje de los elementos de las fuerzas de seguridad.

No obstante, la orden judicial de los desalojos subrayaba que quien tenía


la responsabilidad de su conducción era el MP, y se pudo observar que
en los desalojos ocurridos el 16 de marzo, la Fiscalía de La Tinta había
ocupado un lugar secundario en la toma de decisiones y que quien
había asumido el mando era el Jefe de las FEP. La Oficina también
obtuvo información de que el 16 de marzo la Fiscalía de La Tinta
habría recibido una instrucción directa por parte de la Fiscal General
de suspender los desalojos hasta que no se hubieran esclarecido los
hechos del primer día de desalojo en el que se tenía información
de la muerte de un campesino. Sin embargo, la Fiscalía de La Tinta
comunicó a la Oficina que dejaría que la PNC tomara el control y la
responsabilidad de los desalojos.

Según la información recibida por varias fuentes, incluidos los testimonios


de las familias, la información de testigos oculares pertenecientes a las
organizaciones civiles, los videos mostrados y la propia observación de
OACNUDH en uno de los días de los desalojos, la dinámica que siguieron
se desarrolló con un mismo patrón: las fuentes consultadas coinciden en
señalar que las comunidades tomaron la decisión de salir de las tierras
y dejar sus viviendas sin presentar ningún tipo de resistencia. También
que las organizaciones sociales que las acompañaban les recomendaron
salir de manera pacífica.

Una vez que las familias habían salido de las fincas, las cuadrillas y
guardias de seguridad del Ingenio habrían destruido y quemado las
viviendas y los cultivos de maíz y frijol de las familias. Las comunidades
informaron que no tuvieron tiempo de sacar sus pertenencias de las
viviendas. La Fiscalía de La Tinta justificó esta acción afirmando que
su labor y la de la PNC era la de restituir la posesión de las fincas a sus
legítimos dueños y eran ellos los que determinaban qué hacer con los
bienes de las comunidades que habían quedado dentro de las fincas.

70
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Los comunitarios coinciden en señalar que fueron los denunciantes


quienes ordenaron la destrucción de sus viviendas. Se pudo observar
que, al menos en el caso del desalojo de la Finca Quinich, los dueños del
Ingenio mantenían una comunicación constante con los mandos de la
PNC, en actitud de supervisar todos los procedimientos.

Las diversas fuentes consultadas coinciden en señalar que tanto los


elementos de seguridad, como los cuadrilleros del Ingenio estuvieron
presentes durante todos los desalojos. Algunos comunitarios refirieron
que portaban un uniforme camuflado estilo militar, que se cubrían el rostro
con un pasamontañas y que portaban armas de fuego. Las organizaciones
civiles informaron de la presencia de unos 150 campesinos armados
contratados por el Ingenio. La Fiscalía de La Tinta y los entonces dueños
del Ingenio reconocieron su presencia pero negaron que portaran armas
de fuego o que fueran vestidos como militares. Los registros visuales
muestran que ellos fueron los que destruyeron las viviendas y cultivos.

Testimonio de Doña Juana, Valle del Polochic

No es la primera violencia que vivimos, esto no es de hace dos o tres años,


esto es de antaño, desde la matanza que hubo en el parque de Panzós,
siempre hemos sido objeto de discriminación, esto no es nada nuevo,
lo que nos hicieron desde el principio fue en el tiempo de Adelina Caal
(Mamá Maquín), de la matanza que hubo, ahí corrió la sangre por todo
el lugar por el parque de Panzós. Nuestros padres nos llevaron como
pudieron hacia las montañas, nos dispersamos como familias buscando
sobrevivir, a veces comíamos otras veces no, ahí supimos comer de lo
que conseguíamos de la montaña, sufrimos del sol y de la lluvia, vivimos
bajo la montaña ya no recuerdo por cuánto tiempo.

Cuando fuimos a vivir en la comunidad Río Frío pues nos organizamos


para vivir ahí porque los que éramos pequeños cuando sufrimos eso,
ya crecimos tenemos nuestra propia familia, tenemos nuestros hijos,
entonces nos dispusimos a sembrar para tener de qué comer, a construir
nuestras casas para vivir. El año 2011 emitieron orden de desalojo,
quemaron nuestras casas y destruyeron nuestras siembras, uno de
nuestros compañeros fue asesinado, otros los llevaron a la cárcel, creo
que se sabe quiénes fueron, estuvieron presos en la cárcel, y el humo que
lanzaron sobre nosotros, con motosierra destruyeron nuestras casas,
una vez más nos quedamos sin nada, al quemar nuestras casas con ello
nuestra ropa, nos quedamos sin nada de ropa y utensilios, no pudimos
rescatar nada, porque uno de ellos dijeron que nos daban diez minutos
para desalojar, no era tiempo suficiente para rescatar nuestras cosas.

71
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tomamos a nuestros hijos y una vez más fuimos sufriendo lluvia y sol,
eso es doloroso, para quien da esa orden o causa eso seguramente
pensará lo fácil que es para nosotros, pero en realidad es demasiado el
dolor que nos causan, lo hacen desde sus propias leyes, haciéndonos ver
como que no tuviéramos derechos. Habían mujeres embarazadas, por el
susto que nos causaron y la forma como fuimos desalojados quedamos
enfermas, quedamos muy mal, a varias de nosotras quedamos mal
de los nervios, por ejemplo ahora, cuando lo recuerdo y me pongo a
hablar del desalojo, siento tembloroso el cuerpo, siento dolor en las
articulaciones, cuando llega la noche cuesta conciliar el sueño, y bien
padecemos pesadillas de lo que ocurrió, hemos hablado con los demás
de lo que sucedió y casi todos y todas quedamos como enfermas del
desalojo, eso fue lo que vivimos.

Nosotros somos campesinas, vivimos de la Madre Tierra, trabajamos


con machetes y azadones para trabajar la tierra, eso nos incluye las
mujeres, sembramos nuestras hortalizas, nuestros animales domésticos
que nos sirven de alimentos, sembramos maíz, frijol y chile, a la vez
que consumimos también nos agenciamos de algo de dinero, hasta la
fecha no terminamos de entender al gobierno ¿por qué permite que
nos hagan eso? ¿Dónde espera que nos vayamos a vivir, dónde vamos
a criar y educar a nuestros hijos? ¿Dónde vamos a esperar ver crecer
a nuestros nietos?, yo ya estoy vieja, mis hijos ya están grandes, yo ya
tengo canas, el día que muera ¿Qué será de mis hijos? ¿Dónde van vivir
y de qué van a vivir? ¿Dónde quedarán nuestros nietos?, esto es algo
muy doloroso para quienes somos adultos, porque desde que nacimos
estamos sufriendo esto.

Cuando se enteraron que tenemos medidas cautelares comenzaron a


investigarnos, eso también es una forma de torturarnos ¿Cuánto tiempo
más tendremos que esperar para que el gobierno nos respete y nos
de lo que por derecho nos corresponde? Solo Dios sabe hasta cuándo
estaremos sufriendo así. En las reuniones en la comunidad hemos dicho
que nos mantengamos unidos, que no nos dividamos, esperando que el
gobierno respete la vida de todas y todos, porque todos somos humanos,
merecemos la vida, tanto el que firma un desalojo tiene derecho a la vida
como nosotros, el gobierno se alimenta de tortillas igual que nosotros,
todos tenemos derecho a vivir y alimentarnos, todos vivimos del aire,
todos merecemos un lugar digno donde vivir, ojalá nos den a todos por
igual el derecho, que no solo sean favorecidos unos cuantos, nuestro
más anhelado deseo es que el gobierno tenga conciencia sobre lo que
sufrimos, porque todos sentimos por igual, nosotros no somos inmunes
al dolor, no es justo que solo los ricos sean escuchados y favorecidos.

72
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Nosotros como mayas, hijos de la tierra, siempre hemos sido


discriminados, invisibilizados, solo los ricos y ladinos son escuchados
cuando tienen quejas, a nosotros no nos escuchan, como nosotras nos
vestimos con nuestra indumentaria maya, andamos con caites, somos
humildes de vestimenta, entonces somos ignorados […]

Testimonio de Don Alberto, Valle del Polochic

Yo vengo de Las Tinajas, yo no vengo de lejos, también yo soy de ese


lugar Tinajas, yo crecí en la Finca Canarias, pues así se llamaba antes, el
dueño de esa finca era Flavio, cuando crecí, en mi familia hubo un gran
problema, un gran dolor sufrimos en la familia en el año ‘80, ‘82, yo
tenía un hermano mayor, gracias a esas organizaciones que acompañan
y buscan a personas desaparecidas, gracias a esa lucha dieron con
las osamentas de mi hermano, fue allá en el municipio de Cobán,
departamento de Alta Verapaz, hasta allá fueron a localizar los huesos
de mi hermano mayor, él trabajaba en la hacienda de don Flavio Monzón
que era muy exigente, nosotros ahí crecimos, no permitía ninguna falta,
él quería que todas sus órdenes se cumplieran.

Yo considero que tenía 12 años en ese tiempo, yo nací el año ‘70,


por eso recuerdo bien lo que ocurrió entre el año ‘80 y ‘82, lo que le
pasó a mi hermano mayor los mismos soldados se lo hicieron, como
lo que mencionaron los que ya hablaron, pues los militares asentaron
su destacamento en la finca Las Tinajas, entonces ellos mismos hacían
su ronda en la finca Las Canarias, pues en ese tiempo los militares
mandaron a traer a mi hermano, cuando él se presentó con los militares
no volvimos a saber nada de él, dejando en la orfandad a sus hijos y
esposa, mi papá no pudo luchar por encontrar a mi hermano, pues cada
vez que preguntaba por él en el destacamento los militares ofrecían
matarlo, por más que luchó mi papá por encontrar a mi hermano ya no
lo encontró, como les digo, le agradecemos a la organización que luchó
por encontrarlo así ya solo sean los huesos, pero al menos ya sabemos
que se encuentra en la comunidad.

El Quetzal ahora, ellos ya nos aclararon que localizaron sus osamentas


en una fosa común en la zona militar de Cobán, hasta allá fueron a
localizar los restos de mi pobre hermano, pues en esa hacienda crecimos
nosotros. Como también había mucha gente adulta y comenzaban a
envejecer nuestros padres, igual que el patrón, entonces comenzaron a
pedirle al patrón cómo les iba a reconocer sus trabajos o les pagaba, pero
el patrón no quiso pagar, él dijo que les daría tierra a nuestros padres,
entonces a mi papá le dio una pedacito de tierra pero lleno de piedras,
no era fértil, ahí intentamos sembrar fríjol y maíz, a veces producía algo,

73
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

a veces nada, en ese tiempo sufrimos escasez de maíz y frijol, a veces


comíamos otras veces no, porque no teníamos maíz para hacer tortillas,
con muchos sacrificios nos sobrepusimos y seguimos adelante aún con
mucha escasez, el patrón repartió las tierras entre sus hijos, les dio lugar
fértil y extenso, a nosotros como sus trabajadores nos arrinconó en un
lugarcito de Las Tinajas, y las otras grandes extensiones lo repartió entre
sus hijos, por lo mismo le cambiaron de nombre, comenzaron a llamarle
Las Canarias, pero a nosotros no nos dio un buen lugar, por más que
procurábamos la tierra, simplemente no era fértil lo poco que nos dio.

Eso que le estoy compartiendo fue el año de 1995, ahora bien, los hijos
del patrón comenzaron a vender las tierras que les tocó a la empresa
Chabil Utzaj. Las laderas y tierra suave es la parte fértil, esa fue lo que los
hijos hicieron negocio con los de la empresa de caña, nuestros padres
entregaron toda su juventud y fuerza para trabajar en esas tierras,
y al final el patrón nos dejaron sin nada, nos alegró cuando supimos
de la organización CUC, que estaban apoyando a los campesinos que
no tenemos un lugar para vivir y trabajar la tierra para alimentarnos,
entonces nos integramos a la organización y elegimos ocupar de nuevo
la finca Las Tinajas, donde nos encontramos ahora.

Desde octubre del año 2010 comenzamos a trabajar, construimos nuestras


casas y sembramos nuestros alimentos, pero el mes de marzo del año
2011 nos llegaron a desalojar, llegaron con órdenes de la empresa, iban
policías, militares y la cuadrilla de la empresa (trabajadores), llevaban
maquinaria a destruir nuestras siembras, el gerente de Chabil Utzaj
(ingenio caña de azúcar) en conjunto con el jefe de la policía y militares
nos dijeron que desalojáramos cuanto antes, que era una orden, que
no habían negociaciones, pues nosotros tratamos de pedirles que nos
dejaran un poco más por nuestras siembras que había que cosecharlo
aún, que era una ley y que hiciéramos caso, solo nos dieron media hora
para desarmar nuestras casas, supuestamente empacar todas nuestras
pertenencias y salir, pero eso era muy poco tiempo, no era suficiente
para todo lo que tendríamos que recoger para salir.

Estábamos escuchando lo que decían, nos rodearon todos los policías,


soldados y cuadrillas (trabajadores de la empresa), teníamos de todo
ahí pero ya no nos quedaba tiempo para recoger todo, teníamos pollos,
cerdos, utensilios de cocina, sobre todo la piedra de moler la masa de
las señoras, nuestras ropas, y nuestras herramientas para el trabajo de
campo, la bomba que nos sirve para el monte, teníamos de todo ahí,
pero ya nada pudimos hacer, nos tenían rodeados, entonces los militares,
policías y cuadrillas se distribuyeron por cada casa para quemar nuestras
casas, solo con la ropa que teníamos puesto nos quedamos, teníamos

74
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

construido nuestras casas con 20 láminas, ahí se quemó todo, no


logramos rescatar nada, nos dejaron en la calle, es algo muy doloroso lo
que nos hicieron.

Yo desde niño he sufrido ese tipo de violencias y abusos que nos causan,
así como lo que nos hicieron en el año de 1980, así como lo que les
compartí al principio, nosotros hemos sobrevivido a tanta persecución,
de lo cual no logro salir ese mi hermano que desaparecieron en ese
tiempo, el ejército que estaba asentado en la finca Paraná lo mandó
a traer y ya no supimos más de él, hasta que gracias por el apoyo de
una organización ahora ya sabemos que hasta en Cobán, Alta Verapaz,
fueron a matar a mi pobre hermano, eso es muy doloroso que jamás se
nos va a olvidar.

Ese lugar de Las Tinajas, ahí nacimos y crecimos, ahí aprendimos a


trabajar la tierra, por eso nos encontramos ahí, pero hemos escuchado
que los de Fondo de Tierras pretenden darnos otro lugar, retirado de
donde nosotros estamos y queremos trabajar, al Fondo de Tierras y las
leyes al parecer no les interesa saber lo que decidimos nosotros, si nos
parece o no un lugar, dónde queremos quedarnos, porque lo justo sería
que actuaran así como ustedes ahora, no obligar a nadie sino hacer
consulta y llegar a acuerdos, pues nosotros queremos quedarnos en Las
Tinajas porque de ahí son nuestros abuelos, padres y ahí nacimos.

No queremos que nos lleven a otro lugar, por ejemplo en el caso de


nuestros hijos, en Las Tinajas están naciendo y aprendiendo a trabajar la
tierra, su clima y todo lo que les rodea, ya están acostumbrados, no me
gustaría que nos mandaran a otro lugar donde no conocemos, donde no
sabemos si lograremos producir nuestros alimentos, ya no quisiéramos
vivir otro desalojo, era matanza, ya no queremos vivir con miedo,
quisiéramos que la leyes respetaran nuestros derechos como personas
que queremos vivir en un lugar que nos vio nacer, donde enterramos a
nuestros padres, es lo que más deseamos que nos dejen vivir en paz.

Así como les dijo uno de los compañeros, les agradecemos porque se
toman el tiempo para venir a visitarnos y escuchar lo que hemos vivido
y lo que pensamos, cómo estamos viviendo, pues a veces queremos
denunciar lo que nos han hecho, queremos hablar todo lo que nos
han afectado, el dolor y los miedos, pero no sabemos a dónde acudir,
para nosotros es muy importante este momento que ustedes se toman
para escucharnos y grabar nuestras palabras, nos alegramos que nos
acompañen, ahora nos sentimos un poco animados, nuestra milpa
pronto va a madurar, ahora esta tierno, estamos con la esperanza de
cosechar nuestra siembra. Pero tampoco todo es alentador, siempre

75
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

hay temor, pues hemos escuchado que volverá el desalojo, y eso duele
saber que el gobierno de Guatemala favorece más a los extranjeros que
llegan a explotar la Madre Tierra, no entiendo por qué no hay protección
para nosotros.

¿Acaso no somos hijos de Guatemala, acaso no somos de aquí? Nosotros


somos campesinos indígenas, nuestros abuelos aquí nacieron y trabajaron
la tierra, ¿acaso no tenemos derecho a vivir en paz? y trabajando estas
tierras, ¿acaso merecemos todo lo que nos han hecho?, esas son mis
palabras que les quiero compartir, les agradezco a ustedes como
organización que se vienen a interesar por nuestra historia. Durante el
desalojo, mataron nuestra cosecha, nos dejaron sin nada de qué comer,
sin nuestras casas, sin nada con qué cubrirnos, porque lo quemaron
todo, esto lo promueven los empresarios en complicidad con el gobierno
y sus leyes, nos dejaron totalmente en la miseria, gracias a ustedes por
interesarse en conocer cómo lo estamos viviendo.

Nosotros como campesinos indígenas quisiéramos superarnos y vivir


bien, sin violencia, pero al parecer eso a los ricos no les parece y buscan
la forma de matarnos con la pobreza. Los de Fondo de Tierras nos han
acusado que solo queremos acaparar tierras y luego abandonarlo o que
no queremos trabajarlo, pero mire pues, los de Fondo de Tierras dan las
tierras que se les da la gana, no se ponen a pensar si el clima o el lugar
nos hará bien, si podremos cultivar la tierra o si nos adaptaremos, ellos
piensan que toda la tierra o lugar es igual, y no es así, por lo mismo
muchas personas que han logrado ubicarlos en otro lugar terminan por
irse del lugar, porque comienzan a vivir otro tipo de violencia, porque si
lo que estamos acostumbrados a cosechar no se produce en ese lugar,
pues sería comenzar desde cero, comenzar a aprender a hacer otras
siembras, eso también es un tipo de violencia hacia nosotros, por eso
mi máximo deseo es que los empresarios, gobierno y Fondo de Tierras
entiendan eso y nos dejen vivir donde nacimos, crecimos y aprendimos
a trabajar la tierra, que no nos lleven a otro lugar, sino que nos dejen en
nuestro mismo lugar.

En la finca de Las Tinajas ahí enterraron a nuestros primos, hermanos,


tíos, tías, abuelos, ahí quedó regado su sangre durante la matanza de
los años de la violencia y persecución que sufrieron nuestros padres, son
nuestros derechos que nos dejen vivir en paz en esa finca, el ejército de
Guatemala lo volvió un cementerio, entonces nosotros queremos que
nos dejen vivir ahí en paz, es un derecho ancestral que tenemos.

76
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

3.5.2 Área protegida, créditos, carbono y desplazamiento

En el departamento de Petén, las áreas protegidas abarcan 25,071 Km2,


cubriendo el 73% del territorio y representan el 74% del total de áreas
protegidas en el país. Nacieron inspiradas en los modelos tradicionales de
preservación donde no se permite presencia ni intervención humana. Este
modelo ha sido promovido por grandes organizaciones conservacionistas
que, después de la Segunda Guerra Mundial, han influido en la definición de
parámetros ambientales. Además, este modelo es responsable de imponer sus
formas de gestión territorial y de destruir el manejo de bienes comunes, así
como de expulsar y empobrecer a millones de campesinos e indígenas de sus
tierras en todo el mundo.

La promulgación de la Ley de Áreas Protegidas en 1989 (Decreto 4-89 y


Reforma 110-96) determina la conservación de los recursos naturales a través
de la creación de áreas protegidas con carácter de utilidad pública e interés
social. La ley crea el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) que
está integrado por representantes de los Ministerios de Ambiente y Recursos
Naturales (MARN) y de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA), los
Institutos de Turismo (INGUAT) y de Antropología e Historia (IDAEH), el Centro
de Estudios Conservacionistas (CECON) de la Universidad de San Carlos, la
Asociación Nacional de Municipalidades (ANAM) y ONG conservacionistas
agrupadas en la Asociación Nacional de Organizaciones No Gubernamentales
de los Recursos Naturales y el Medio Ambiente (ASOREMA).

En la actualidad, cerca del 70% del departamento de Petén ha sido declarado


como área protegida a través de la denominada Reserva de la Biósfera Maya
(RBM), territorio que alberga una riqueza cultural y biodiversidad invaluable:
los sitios arqueológicos de la cultura Maya más importantes, junto con las
mayores reservas de petróleo, agua, bosques y tierras fértiles en Guatemala.
La RBM se divide en tres zonas:

• Zona Núcleo, es el corazón de la reserva y son áreas destinadas para


investigación, conservación y protección, ecoturismo de bajo impacto.

• Zona de Usos Múltiples (ZUM), zona de manejo, uso y extracción de


recursos mediante planes aprobados. De la ZUM se extrae en forma
sostenible madera, chicle, xate, pimienta, guano y otros subproductos del
bosque que benefician a la economía local y nacional.

• Zona de Amortiguamiento (ZAM), donde se promueven actividades de


manejo y conservación de suelos con alternativas tecnológicas adecuadas
al área, pueden legalizar sus tierras, y funciona como una barrera para
reducir la presión sobre los recursos de la Biósfera Maya.

77
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

En diciembre de 2015, durante la conferencia del clima de París, Guatemala


presentó su proyecto “Guatecarbón”, integrado por CONAP, Wildlife
Conservancy Society (WCS), Rainforest Alliance y la Asociación de
Comunidades Forestales de Petén (ACOFOP), con el apoyo financiero
de USAID, BM, BID y la Fundación Ford. A cambio de reducir la tasa de
deforestación de un área de 500 mil hectáreas del Parque Nacional Laguna del
Tigre, del cual se podrían obtener créditos de carbono que pueden venderse
en el mercado internacional. Los compradores son empresas o gobiernos de
países contaminantes que buscan borrar su huella ambiental y climática en
sus países. En 2017, el proyecto puso en el mercado 1,2 millones de créditos de
carbono con un aproximado de US$3.84 millones de ingresos. En 30 años que
durará el proyecto, la ganancia será de 38 millones de créditos de carbono,
equivalentes a US$122 millones (Escalón, 2017).

El documento de diseño del proyecto Guatecarbón, divide a las comunidades


en tres:
1. Tienen un convenio con el CONAP y serán beneficiadas por la venta de
créditos.

2. Asentamientos reconocidos por el CONAP pero que representan un


problema de gobernabilidad y, por lo tanto, pueden ser desalojados.

3. Asentamientos humanos no reconocidos, cuya “permanencia en el lugar


es ilegal”. En este grupo incluyen a cuatro comunidades del Triángulo
Candelaria: Laguna Larga, El Reloj, Estrella del Norte y El Sacrificio.

Según información de Carbon Trade Watch (2010), organización que monitorea


y denuncia las violaciones a los derechos humanos relacionadas con los
créditos de carbono, estos son “fundamentalmente injustos” y han motivado
“cercados de bosques, militarización, fraude, coerción, desplazamiento forzado
y desalojos en Kenia, Congo, Papúa Nueva Guinea, Brasil y muchos otros más”.
Incluso el mismo Plan Operativo del Parque Nacional Laguna del Tigre (PNLT)
vigente en el CONAP, proyecta el desalojo de “asentamientos ilegales” como
uno de los ejes de una amplia estrategia para el parque y sus zonas aledañas.

De acuerdo con datos del SICOMP, desde 2007 a junio de 2018, se han realizado
más de 60 desalojos en Petén, de los cuales 10 siguen sin reasentamiento.
Los desalojos violentos de comunidades que han ocurrido desde el 2007
y la intensidad y el grado de la amenaza ha llevado a las comunidades a
denunciar la evidente política de desplazamientos forzados de la población.
Si bien la figura de área protegida es una herramienta fundamental para la
conservación de la biodiversidad en regiones clave, como el norte de Petén, su
implementación en Guatemala ha tendido a beneficiar intereses privados por
sobre los recursos estratégicos y las necesidades de la poblaciones locales.

78
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tabla 9
Caso de desplazamiento forzado por desalojo en áreas protegidas de Petén

Comunidad Familias Año Situación de desplazamiento

Nueva Esperanza S/dato 2008 Según CONAP la comunidad se estableció en


(Parque Nacional 2003, después de la declaración de la RBM.
Sierra del Los pobladores vienen de fuera de la RBM.
Lacandón) Ya había sido desalojada 2 veces, pero las
familias volvieron en cada ocasión. A finales
de 2010 estaba previsto otra vez su desalojo.

Macabilero S/dato 2008 Miembros de la comunidad expusieron que


(Parque Nacional el desalojo fue sin previo aviso y que llegó el
Sierra del ejército y la PNC. Los comunitarios llevaban
Lacandón) cinco años viviendo allí y exponen que fue
un desalojo violento con golpes y forcejeos.
Declaran que 15 familias volvieron, pero que
no han llegado a un acuerdo con el CONAP.
Ya llevan dos desalojos.
El Vergelito 45 2009 El desalojo tuvo lugar sin orden del juez, ni
(antiguo Mirador familias del MP y con la ausencia de la PDH. Además,
Chocop) se empleó violencia y se quemaron las
(Parque Nacional viviendas, los alimentos y pertenencias de
Laguna del Tigre) los pobladores, recordando las técnicas de
tierra arrasada, utilizadas durante el conflicto
armado interno.
Centro Uno 164 2009 No fueron notificados ni reubicados. Les
(Parque Nacional familias dieron solo 30 minutos para abandonar la
Sierra del aldea. Los efectivos de DIPRONA, CONAP,
Lacandón) PNC y ejército se quedaron con todas sus
pertenencias, amenazándoles de muerte;
quemaron las casas, la escuela, los útiles
escolares y las refacciones que tenían para
los niños. Algunas familias se fueron a vivir
afuera de la cabecera municipal; otras se
desplazaron a El Retalteco (municipio Las
Cruces) ubicándose a orillas de la carretera.
En la comunidad desalojada se estableció
presencia militar. Hay rumores que personas
ajenas a la comunidad están poblando el
lugar. (PBI, 2015)
Continúa…

79
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Comunidad Familias Año Situación de desplazamiento

Centro 100 2013 La comunidad existía desde el conflicto


Campesino familias. armado, pero habían abandonado sus tierras
439 debido a la guerra. Cuando retornaron, WCS
personas sometió a una presión extraordinaria a los
pobladores de Centro Campesino para que
vendieran el área de Yaxchilán, a lo cual
estos se negaron durante años mientras
reconstruían su comunidad en tierras
aledañas. Fueron atacados por grupos de
hombres armados con fusiles de asalto y
pasamontañas que mataron a 5 líderes del
COCODE. Frente a este hecho la comunidad
tuvo que desplazarse para resguardar la vida
de las personas.
La Colorada 37 2015 El desalojo se hizo sin autorización judicial, ni
familias. aviso previo. El ejército rodeó la comunidad
250 y los carros de las autoridades no llevaban
personas placa. Eran en total unos 600 efectivos.
Un mes antes del desalojo, el ejército les
quemó sus siembras de maíz (milpa) y en
el momento del desalojo las autoridades
se quedaron con 300 quintales de maíz en
grano.
Laguna Larga 111 2017 Permanecen en la línea fronteriza con
familias México, cerca del estado de Campeche en
México. La comunidad está asentada en
carpas y techos de plástico con precarias
condiciones y en medio del lodo de la época
de lluvias. El gobierno no ha dado respuesta
a la comunidad ni ha cumplido las medidas
cautelares de la CIDH.

Fuente: Garcés, Marisol (2019). Políticas públicas, desplazamiento forzado interno y migración: Caso Guatemala. Con
información de: Estudio Técnico Integral Parque Nacional-Biotopo Laguna del Tigre (CONAP, 2006)
Petén: las comunidades invisibles. Comunidades de la Sierra del Lacandón, la ruta Bethel, la ruta Naranjo y la Laguna
del Tigre demandan el cumplimiento de los derechos humanos y atención a la problemática de la tierra. (Brigadas de
Paz Internacional, 2011)

En la actualidad, existen otras 9 comunidades con riesgo de desalojo y


desplazamiento y más de 50 que están en la zona y podrían enfrentar desalojos
y desplazamiento.

80
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Tabla 10
Comunidades con orden de desalojo y en riesgo de desplazamiento forzado
Laguna del Tigre, Sierra del Lacandón y Triángulo de Candelaria,
departamento de Petén

Ubicación Comunidad Cantidad de familias

La Mestiza 102 familias, 353 personas (dato 2006)

El Picudo S/dato
Laguna del Tigre
La Florida 61 familias, 305 personas (dato 2006)

El Pacífico o La Verde S/dato

Pollo Solo 35 familias, 150 personas (Dato 2011)


Sierra del
La Revancha S/dato
Lacandón
El Pitalito S/dato

Triángulo de El Reloj 17 familias, 62 personas (dato, 2006)


Candelaria El Sacrificio 156 familias 465 personas (dato 2006)

Fuente: Elaboración propia con información de: Estudio Técnico Integral Parque Nacional-Biotopo Laguna del Tigre
(CONAP, 2006)
Petén: las comunidades invisibles. Comunidades de la Sierra del Lacandón, la ruta Bethel, la ruta Naranjo y la Laguna
del Tigre demandan el cumplimiento de los derechos humanos y atención a la problemática de la tierra. (Brigadas de
Paz Internacional, 2011)

Mientras se desarrollaba ese diagnóstico, la comunidad Pollo Solo del Parque


Nacional Sierra del Lacandón fue desalojada el 24 de agosto de 2018, dejando
en desplazamiento forzado a las 150 personas que la integraban. De igual
manera, en el desarrollo del diagnóstico, se documentaron tres casos de
desplazamiento en estas áreas protegidas, que dan cuenta de dos formas de
operar del Estado, las empresas y las instancias privadas de conservación.

Caso 1. Comunidad Laguna Larga: desalojo y desplazamiento forzado

La comunidad Laguna Larga fue desalojada el 3 de junio de 2017 del área


de amortiguamiento del Parque Nacional Laguna del Tigre en Petén, con
la participación de 1,400 policías, 400 soldados y personal del CONAP
que llegaron a ejecutar el desalojo. Esto a pesar de que en la Zona De
Usos Múltiples (ZUM) se supone puede haber presencia de comunidades.
Los habitantes de Laguna Larga fueron advertidos desde Petén sobre la
llegada de la fuerza pública, y optaron por evitar un enfrentamiento y
salieron de la comunidad rumbo a la frontera con México, que es el lugar
más cercano que tenían.

81
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Cuando se enteraron del desalojo, la comunidad entró en pánico, y


tuvieron muy poco tiempo para sacar de la aldea sus pertenencias mínimas
y animales. A las diez de la noche, cuando todavía estaban intentando
rescatar sus cosas, comenzó a llover, lo que afectó fuertemente la salud
posterior de la población, pues caminaron bajo la lluvia para instalarse
en la línea fronteriza de Guatemala y México. Laguna Larga huía, con el
miedo de ver aparecer la tropa, tal y como antes huyeron al lado mexicano
100 mil guatemaltecos durante el conflicto armado (Escalón, 2017).

Días antes de la decisión del juez, algunos de los representantes de


la comunidad y autoridades del COCODE, reconocido oficialmente,
decidieron viajar a San Andrés, Petén, para tratar de impedir la orden
de desalojo. Sin embargo, la decisión ya estaba tomada y lo único que
pudieron hacer fue comunicarse vía telefónica con los demás comunitarios
para alertarlos (días antes habían recibido rumores de pobladores
de otras comunidades y algunos funcionarios departamentales) y
determinar las acciones siguientes en consenso entre las 111 familias.
Mientras los jefes de familia tomaban una decisión, nuevamente llegaron
rumores sobre la preparación del operativo de desalojo que finalmente
fue confirmado por medios de comunicación locales y departamentales.
Personas conocidas de San Benito y San Andrés que vieron pasar los
contingentes policiales y militares escucharon una frase que les motivó
a avisar a la comunidad: el primer grupo de soldados que arrancó estaba
diciendo “vamos a derramar sangre” (Tobasura, 2017).

Los 490 habitantes de la comunidad tuvieron que asentarse sobre la


brecha de 25 metros de ancho que recorre la frontera entre México y
Guatemala, cercanos al ejido de “El Desengaño” con quienes tienen
una relación de años por la venta de maíz y pepitoria que ellos hacían
hacia México y la compra de alimentos que traían hacia su comunidad
en Guatemala.

En septiembre de 2017, la CIDH otorgó medidas cautelares a las


personas desalojadas y desplazadas de la Comunidad Laguna Larga,
sin embargo, el gobierno de Guatemala no ha cumplido con dichas
medidas y la comunidad continúa desplazada en la línea fronteriza y
en una situación de precariedad extrema. Las condiciones de vida de
las personas son difíciles, pues están viviendo en carpas donadas por el
Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF).

Existe mucha confusión e incertidumbre en la gente desplazada, pues


no se sabe qué va a pasar con la comunidad, y además porque a pesar
de ser ciudadanos guatemaltecos, el gobierno no se ha interesado en
buscar soluciones. También se ven señales fuertes de estrés derivado

82
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

de la situación de huida, y muchas personas están con síntomas de


depresión ante la incertidumbre sobre su futuro. El proceso judicial que
están llevando para lograr soluciones de parte del gobierno se prevé que
será lento y que la comunidad tendrá que permanecer en esta situación
por varios años.

En el informe in situ realizado por la PDH en junio de 2018, al cumplirse


un año del desalojo y desplazamiento forzado, se constató que las
condiciones de vida de las personas son difíciles, pues están viviendo en
carpas donadas por la CICR y UNICEF, dependen de la ayuda internacional
y de las organizaciones mexicanas que les están apoyando. Tampoco
tienen posibilidad de acceder a trabajo, pues el gobierno mexicano no
ha abierto la opción de darles tarjeta de trabajadores temporales.

Durante los últimos cinco años, los habitantes de Laguna Larga han
sido criminalizados al ser acusados de dedicarse al narcotráfico. En un
reportaje de Guatevisión de mayo 2014, Salvador López, funcionario de
CONAP, aseguraba que “esa gente posee todo tipo de armamento porque
tienen un ligamen muy fuerte con una estructura criminal mexicana”.
Los documentos y ejecutivos de Guatecarbón también les acusan de
actividades ilegales y de narcotráfico, sin embargo, cuando han sido
entrevistados por medios de prensa no tienen pruebas concretas y solo
se limitan a repetir las acusaciones.

Testimonio de Serbelio Santos –COCODE de Laguna Larga

Nací en Petén, tengo 31 años y siempre he vivido ahí. Mis padres migraron
de Izabal, y llegaron a vivir a la comunidad. En esa época el CONAP dijo
que esa tierra sí se podía habitar. Esto fue en el año 1996. En el año
2006 fuimos reconocidos por el CONAP, la comunidad ya existía, y se
nombraron maestros y se eligió el COCODE. En el 2009 la escuela ya era
reconocida por el MINEDUC y se les reconocía legalmente a los niños sus
estudios. Pero ahora no se entiende por qué a partir de 2009 con nuevas
personas en CONAP, nos comenzaron a decir que nosotros éramos
usurpadores de tierra, tumbadores de la montaña, narcotraficantes,
narco-ganaderos, y luego nos enteramos que en el año 2005 el mismo
CONAP había hecho un documento para desalojarnos.

Este año cuando nos enteramos que nuestra comunidad iba a ser
desalojada, buscamos todas las vías para dialogar. Ninguna autoridad
llegó a avisar que íbamos a ser desalojadas. La comunidad nunca
fue escuchada, tomada en cuenta, a pesar de que somos legítimos
guatemaltecos nos señalaban que éramos extranjeros, mexicanos u
hondureños, que éramos narcos. El día del desalojo fue una tormenta
impresionante, se perdieron vidas, pues las mujeres embarazadas

83
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

perdieron a sus hijos. Llevamos casi dos años luchando, no tenemos


nada. Necesitamos 16 años para hacer una casita y lo destruyeron todo
en unas horas. Lloramos por nuestras casas incendiadas; todo se quedó
abandonado. La vida que nosotros tenemos ahorita es inhumana.

Testimonio de una mujer: la vida de las mujeres en Laguna Larga

Sufrimos mucho por la situación. Sufrimos por el agua, sufrimos hambre.


Los niños andan en el lodo y con muchas enfermedades. Me duele lo que
hizo el presidente con nosotros. Nosotros no hemos hecho nada para
que nos mande a la calle. Nosotros lo que necesitamos es retornar a
nuestro lugar, ahí teníamos una vida hecha.

Cuando salimos de mi comunidad, yo iba con mucha pena, me duele lo


que nos hicieron. Necesitamos una casa digna ¿Por qué nos quemaron
nuestras casas? ¿Por qué las destruyeron? Cuando sopla el viento y
llueve se entra el agua en las carpas.

No podemos arreglar nada, pues no es un lugar donde vayamos a poder


vivir. No hay voluntad del gobierno para buscar soluciones. Han sido
las organizaciones, instituciones y comunidades de México las que nos
han ayudado. De Guatemala no se ha recibido ningún apoyo. Como que
dicen “muéranse”, eso es lo que piensa el equipo del gobierno y CONAP
porque si tuvieran una visión humana ya hubieran buscado una solución.

Caso 2. Centro Campesino: desalojo y desplazamiento


por intereses conservacionistas

La cooperativa agrícola-industrial Centro Campesino existía desde el


conflicto armado interno y representa una de las experiencias más
dolorosas de las comunidades del Parque Nacional Sierra del Lacandón
(PNSL), debido a que la comunidad ya había tenido que desplazarse en
1976 por el CAI. De acuerdo con el informe del Congreso de EEUU sobre
América Latina, tras la aprobación de los Acuerdos de Paz, durante los
últimos años del CAI, la organización conservacionista más grande del
mundo, The Nature Conservancy, sometió a una presión extraordinaria
a los pobladores de Centro Campesino para que vendieran el área de
Yaxchilán, a lo cual estos se negaron durante años mientras reconstruían
su comunidad en tierras aledañas.

En 1998, USAID concedió 450 mil dólares a The Nature Conservancy


para concretar la compra de más de 10 mil hectáreas en Yaxchilán. En
dicho contrato firmaron solo 36 de 198 asociados de la cooperativa,

84
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

en un contexto de amenazas e intimidación por parte de la Fundación


Defensores de la Naturaleza. (Santiago, 2018b)

Después de 10 años bajo la gestión de Fundación Defensores de la


Naturaleza, dichas tierras se encontraban devastadas. Los habitantes de
Centro Campesino interpusieron demandas en el MP y señalaron como
responsable al CONAP, en colusión con Defensores de la Naturaleza,
por permitir la tala ilegal de los bosques. En el 2008, los comunitarios
iniciaron un proceso de reforestación al mismo tiempo que el Estado de
Guatemala construyó un discurso para criminalizarlos bajo la etiqueta
de invasores para justificar un desalojo.

Debido a la fuerte organización de la cooperativa, la cual incluso


emprendió una lucha jurídica para cancelar la escritura de la venta de
Yaxchilán, el gobierno se valió de estrategias ilegales para forzar su
desplazamiento. Los ataques a la comunidad iniciaron desde 2009,
cuando hombres armados irrumpieron en la comunidad, asesinando a
Marco Tulio Alvarado, quien era socio de la cooperativa. En los últimos
años han sido amenazados de forma permanente. El 22 de abril de 2013,
un comando de sicarios entrenados y fuertemente armados entraron
a las parcelas de trabajo de la comunidad y mataron a cinco líderes
de la organización comunitaria. En la escena del crimen dejaron un
documento para inculpar a otros campesinos de la comunidad lo que
provocó conflicto a lo interno de Centro Campesino.

A partir de este ataque, las familias de la comunidad vivieron en


permanente zozobra, haciendo vigilia por el miedo a ser atacadas
nuevamente y por el terror generado por la masacre y las constantes
amenazas. Así comenzó el desplazamiento paulatino de 94 familias ante
las amenazas y la violencia desatada tras los asesinatos. A partir de la
noche del 1 de mayo, aproximadamente 40 familias de la cooperativa
comenzaron a abandonar su comunidad, apoyadas por organizaciones
del municipio, refugiándose en la parroquia de la cabecera municipal de
Las Cruces y en casas de familiares.

La comunidad tiene la certeza que las razones de estos ataques pueden


vincularse con las medidas que como cooperativa han tomado en contra
de depredadores y destructores, ya que para sus intereses económicos
fue clave que la comunidad abandonara este territorio y así seguir con
sus negocios ilegales.

Estamos claros que fue un desalojo estratégico por parte del


Estado. Para nosotros nos recuerda los 36 años de guerra que
vivimos, pues utilizan la misma forma para masacrarnos: Quitarle
el agua al pez, es la única forma que el pez se moría. Esa idea viene

85
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

dando igual, nos quitan la tierra, nos están quitando el derecho de


vivir. (Santiago, 2018b)

También se ha señalado la pasividad de las autoridades competentes,


ya que no fueron capaces de brindar seguridad a la comunidad en los
momentos en que ha sido víctima de los ataques y tampoco han resuelto
los crímenes perpetrados que permanecen en la impunidad.

Caso 3. Centro Uno: desalojo y desplazamiento

Este caso es considerado paradigmático como desplazamiento por


desalojo, ya que han pasado casi diez años sin que se haya dado una
solución a la situación de las personas desplazadas. Esta comunidad
Q’eqchí’ establecida en los años 80 en la zona núcleo de la Sierra de
Lacandón, firmó un acuerdo de cooperación con el CONAP en 1990 tras
la declaración de la Sierra como Parque Nacional. Contaban, además,
con comité Protierra y disponían de autorización para formar un Consejo
de Desarrollo Comunitario (COCODE).

Sin embargo, el 16 de junio de 2009 la comunidad fue desalojada. Unos


600 militares, policías y guardias forestales, ante autoridades del MP y
la PDH, desalojaron a 164 familias que vivían en Centro Uno, dándoles
30 minutos para recoger sus pertenencias y retirarse. Aunque antes
del desalojo el CONAP y la comunidad habían suscrito un acuerdo de
reubicación, este nunca se ejecutó. Las personas fueron trasladadas en
camiones al municipio de La Libertad, donde las dejaron sin comida ni
alojamiento.

Con el tiempo, algunas pasaron a vivir a las afueras de la cabecera


municipal, mientras otras se desplazaron a El Retalteco, en el municipio
de Las Cruces, Petén. En el lugar donde se asentaba la comunidad
antes de ser desalojada, en la zona núcleo de la Sierra de Lacandón, se
estableció presencia militar. La realidad actual de la comunidad pone de
manifiesto la falta de articulación para garantizar su reubicación. Después
de casi diez años siguen sin terreno, en una situación de precariedad, sin
vivienda, sin alimentación y sin un medio de subsistencia, profundizando
la situación de pobreza que tenían antes del desalojo y desplazamiento.

Donde vivíamos teníamos agua, un arroyo, tierra. El arroyo era


limpio, se miraban bien los pies. Había una vaquería donde uno se
enlodaba para entrar, pero al pasarla, aquello era lindo, había maíz,
frijol y éramos felices. Había palos de coco, de aguacate, palos
cargadores todos, naranjas, limón, mango [...]. Caña, también

86
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

yuca y guineo, macal o malanga que le llaman, uno se sentía feliz


de la vida (Brigadas Internacionales de Paz, 2014).

Tampoco encuentran apoyo en las instituciones públicas para mejorar


su situación y condiciones de vida actuales: casi cinco años después
del desalojo, instancias a las que han acudido como la municipalidad
de La Libertad, la Secretaría de Asuntos Agrarios (SAA), FONTIERRAS
o el CONAP, no han realizado acciones dirigidas a garantizar el acceso
a servicios básicos ni a tierra donde asentarse los hombres, mujeres,
niños y niñas que fueron desalojados de Centro Uno. No obstante la falta
de resultados hasta la fecha, ellos y ellas continúan recordando que el
acuerdo de reubicación no se llevó a cabo, y demandan tierra en la que
asentarse y vivir en condiciones dignas.

3.5.3 Desplazamiento por megaproyectos


de hidroeléctricas o minería

Hidroeléctricas

Guatemala se perfila como un país exportador de energía eléctrica. En la


actualidad, alrededor del 50% del consumo energético se genera a través de
hidroeléctricas, aprovechando un 15% del potencial estimado que es de 6,000
MW. Según los cambios que se realizaron a la Política Energética (2013-2027)
para asegurar el abastecimiento de la electricidad, a futuro se impulsará la
generación de energía de fuentes nuevas y renovables; siendo una de estas la
energía hidroeléctrica (DIP-URL, 2016).

Esta situación tiene una fuerte implicancia en el beneficio de cobertura y


precios que llega a la población, pues a pesar de las altas cifras de generación
de energía eléctrica, aún hay cerca de 3 millones de habitantes que viven en
hogares sin electricidad, incluso en lugares cercanos a las hidroeléctricas. Caso
ejemplar es el de Alta Verapaz, que es el departamento en donde operan más
hidroeléctricas y en donde los habitantes (más del 60%) carecen del servicio
en sus viviendas (PNUD, 2016).

La generación hidroeléctrica es un negocio regulado con tasas de retorno


estables y previsibles, y una elevada rentabilidad debido a la existencia de
un generoso régimen de deducciones fiscales, exoneraciones aduaneras e
incentivos administrativos. Además, estas inversiones han resultado un negocio
doblemente rentable, ya que garantizan a los empresarios promotores el
abastecimiento de electricidad a bajo costo para sus actividades industriales.
El registro opcional de los proyectos en el Mecanismo de Desarrollo Limpio de

87
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

la Convención Marco sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas abre


incluso la puerta a la percepción de ingresos adicionales garantizados.

Por otro lado, los proyectos hidroeléctricos dan lugar a una vulneración
múltiple y sistemática de derechos humanos, tanto de los Derechos Colectivos
de Pueblos Indígenas como en general de los Derechos Civiles y Políticos,
pero también de otros Derechos Económicos, Sociales y Culturales como el
Derecho Humano al Agua y al Saneamiento. Uno de los casos emblemáticos
de violaciones a los DDHH en Guatemala para lograr la instalación de la
hidroeléctrica Chixoy, es el de la masacre de la comunidad de Río Negro en
1982, que desembocaría además en desplazamiento forzado de las personas
sobrevivientes.

El 13 de marzo de 1982, a las seis de la mañana, 12 miembros del Ejército


acompañados por 15 patrulleros de la aldea Xococ, entraron en la comunidad
de Río Negro. Obligaron a las personas reunidas a caminar unos tres
kilómetros montaña arriba. Al llegar a la cumbre del cerro Pacoxom [...]
procedieron a torturar y matar a las víctimas inermes. A unas las colgaron
de los árboles, a otras las mataron a machetazos y a otras les dispararon [...]
Sobre las cinco de la tarde concluyó la masacre y se dirigieron hacia
Xococ. Dieciocho niños sobrevivientes fueron llevados por los agresores
hacia dicha comunidad. Los testimonios coinciden en que 177 personas
–70 mujeres y 107 niños–, población civil e indefensa de la comunidad de
Río Negro, fueron muertos en esta acción. (CEH, 1999b)

También se ha evidenciado la vulneración del Derecho a la Consulta, ya que


el Estado no ha promovido una consulta previa, libre e informada en el caso
de las comunidades indígenas de Barillas y Carchá sobre la implantación
de los proyectos hidroeléctricos Canbalam y Renace II y III. Las políticas
guatemaltecas privilegian a los promotores de los proyectos de generación
hidroeléctrica, dejando de lado a las poblaciones locales. El balance ha sido
aún más decepcionante para la población indígena y rural en la que se han
concentrado los abusos de las empresas eléctricas.

El Diagnóstico Gestión e Inclusión Social en Proyectos Hidroeléctricos (URL,


2014) concluye que muchos pobladores que residen en las cercanías de
ciertos proyectos hidroeléctricos se manifiestan en contra de la forma en
que se han gestionado y desarrollado estos, debido a que consideran que no
fueron tomados en cuenta como actores activos en la toma de decisiones
relacionadas a su territorio. Por otra parte, ha quedado en evidencia que la
forma en que se gestionan los proyectos hidroeléctricos en el país está plagada
de irregularidades, tráfico de influencias y corrupción.

El Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) ha establecido


Términos de Referencia específicos para la elaboración de EIAs, sin embargo,

88
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

estos términos tienden a valorar los estudios hacia el componente biofísico,


en detrimento de las evaluaciones de los impactos a los componentes
sociales y económicos. (URL, 2014)

Los inversionistas plantean que realizan todas las gestiones y estudios que
requiere la ley, principalmente por la formulación, gestión y aprobación de los
Estudios de Impacto Ambiental. Sin embargo, al ser pagados por la propia
empresa y por la influencia que han tenido al interior de los entes rectores
estatales, dichos estudios terminan siendo un paso burocrático, sin tener
relevancia su calidad, fiabilidad o sus conclusiones.

Minería

La minería es también una prioridad de inversión en el país, dado que la


modificación de la ley que la rige se sitúa en el área del sector energético
como parte de las acciones clave de la Agenda Nacional de Competitividad
2012-2021. De acuerdo con datos del Catastro Minero del Ministerio de Energía
y Minas (MEM, 2018), al 31 de agosto de 2018 hay 305 licencias vigentes de
explotación, de las cuales 36 son de minerales metálicos, 152 de no metálicos
y 117 de materiales de construcción.

Tabla 11
Licencias vigentes al 31 de agosto de 2018

Categoría mineral Reconocimiento Exploración Explotación

Materiales de construcción 0 0 117

Minerales metálicos 1 8 36

Minerales no metálicos 0 26 152

Total 1 34 305

Solicitudes en trámite al 31 de agosto de 2018

Minerales metálicos 4 253 17

Minerales no metálicos 2 73 166

Total 6 326 183

Fuente: Catastro Minero. Ministerio de Energía y Minas (MEM). En: http://www.mem.gob.gt/mineria/catastro-minero/

Los impactos sociales y culturales derivados de esta actividad extractiva son


negativos. Los impactos ambientales, los efectos en la salud y el agua, las
reducidas plazas de trabajo, los conflictos sociales, la división de la población y
las mínimas contribuciones que dejan al Estado y a la zona afectada, son parte
de las consecuencias negativas que dejan estos proyectos extractivos. A esto
se suma el rompimiento del tejido social y la criminalización de las personas
que se oponen a la actividad minera.

89
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

La minería de metales constituye un problema actual de interés público; su


presencia ha provocado conflictos locales y nacionales. En este contexto,
se cuestionan dos de sus aspectos: su contribución a las comunidades,
a sus derechos y al entorno social donde opera; y su contribución al
desarrollo y a la estabilidad macroeconómica de la nación anfitriona. No
existe consenso en cuanto a la superioridad de los beneficios que aporta
la actividad minera sobre los costos que provoca. Por ende, genera
dudas y discordias que involucran aspectos económicos, fiscales, legales,
ambientales y culturales. (ICEFI, 2014)

De acuerdo a ICEFI (2014), la minería en Guatemala enfrenta una serie de


desafíos:

• Necesidad urgente de generar espacios de diálogo que permitan


comprender, gestionar y reducir los conflictos actuales por medio de
consensos, y tomando en cuenta a los pueblos indígenas con sus derechos
y formas de organización.
• Mejora de las capacidades técnicas de instancias encargadas de regular
la minería y una política fiscal que permita que las industrias extractivas
contribuyan en su justa dimensión a la generación de riqueza.
• Transparencia y efectividad en el ingreso, distribución y gasto de los
recursos generados como ingresos fiscales y reinvertir las rentas en
institucionalidad ambiental, para el monitoreo de los impactos sobre los
recursos naturales y para fiscalizar el cumplimiento de las normativas
medioambientales.
• Necesidad de ampliar el debate público a una discusión seria sobre la minería
de metales como opción de desarrollo, evaluando sus costos y beneficios.

En la actualidad, no se tienen datos de desplazamientos masivos, pero sí


de familias o personas derivados de la criminalización de liderazgos en
comunidades que se oponen a la construcción de este tipo de proyectos, por
el daño que ocasionaría en su entorno y cultura.

3.5.4 Desplazamiento por criminalización


a defensoras/es del territorio

Se advierte una estrategia deliberada de criminalización y persecución judicial a


líderes comunitarios e indígenas que se oponen a los proyectos hidroeléctricos
en defensa de los derechos humanos de las poblaciones afectadas. Dicha
criminalización constituye una violación dramática a los derechos civiles y
políticos más básicos. Esta vulneración ha ido acompañada de un clima de
desprotección, que afecta especialmente a las mujeres.

90
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Las agresiones contra defensores de derechos humanos están vinculadas


con varias problemáticas, como la militarización de la seguridad ciudadana,
la actuación de grupos de poder y Redes Político-Económicas Ilícitas, la
judicialización y amenazas de empresas dueñas de megaproyectos, los
ataques de políticos, militares y empresarios señalados de corrupción, entre
otras. Según datos de la Unidad de Protección de Defensoras y Defensores
de DDHH (UDEFEGUA, 2018), desde 2008 al 2018 los ataques a defensoras/
es suman 4,656 casos, dentro de los cuales figuran 197 asesinatos. Durante
este período se alternaron tres administraciones gubernamentales –Álvaro
Colom, Otto Pérez y Jimmy Morales– sin cambios decisivos en la protección a
defensores/as de DDHH.

Gráfica 7
Ataques y asesinatos de defensoras/es de DDHH
Guatemala 2008-2018

2018 26
392
2017 52
493
2016 14
263
2015 13
441
2014 7
820
2013 18
673
2012 12
326
2011 19
409
2010 8
303
2009 16
335
2008 12
201
Asesinatos Ataques

Fuente: Elaboración propia con datos de UDEFEGUA (2018).

Las cifras anteriores son incongruentes con la consolidación de la democracia y


evidencian la regresión que se está teniendo en el país en materia de derechos
humanos. Mientras en la administración gubernamental de Alfonso Portillo
sucedía aproximadamente una agresión por día, durante la de Pérez Molina
las agresiones a defensores y defensoras de DDHH ocurrieron en promedio
6 agresiones por día, con lo cual el nivel de riesgo a los que se exponen los
defensores se ha multiplicado dramáticamente.

Las agresiones a defensores y defensoras de DDHH registrados durante 10


años, del 2005 a 2015, emplearon principalmente tres modalidades represivas:
el amedrentamiento, la criminalización y los daños a la propiedad, que suman
el 86% del total de agresiones. En el mismo período, el tipo de defensor/a más
atacado fueron los ambientalistas y pueblos indígenas (UDEFEGUA, 2017).

91
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Gráfica 8
Porcentajes de agresiones por tipo de defensoría realizada - 2000 a 2015

Otros, 10%

Mujer, 4% Ambientalistas, 17%

Periodista, 6%

Justicia, 7%
Pueblos indígenas, 15%

Sindicalistas, 7%

Desarrollo, 8%
Verdad, 15%
Campesino, 11%

Fuente: UDEFEGUA (2017).

Los desplazamientos forzados asociados a criminalización se han presentado


especialmente en personas que defienden el territorio o recursos naturales.

Tabla 12
Casos de desplazamiento forzado de defensoras/es por criminalización

Afectadas/
Región Año Situación de desplazamiento
os
Derivado del estado de sitio y órdenes de
captura a defensoras/es que defendían el río
Santa Cruz
12 ante la construcción de una hidroeléctrica,
Barillas, 2012
(3 mujeres) se tuvieron que desplazar de manera
Huehuetenango
forzada durante varios meses. Una lideresa
estuvo desplazada año y medio.
Periodistas comunitarios que han sido
criminalizados y judicializados por
2015 y
El Estor, Izabal 2 informar sobre las acciones ilegales y la
2018
contaminación del algo de Izabal que realiza
la Compañía Guatemalteca de Níquel-CGN.
Líderes locales del CUC que después de ser
2014 atacados con la intención de asesinarles,
Valle del
2 a la debieron abandonar su hogar y refugiarse
Polochic
fecha en otros sitios. Desde 2014 a la fecha se
encuentran afectados.

Fuente: elaboración propia con datos de trabajo de campo.

92
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Caso de desplazamiento por criminalización en Barillas

El Estado de Sitio decretado en Barillas en mayo de 2012, originó una


intervención desproporcionada del ejército y la policía, así como la vulneración
de derechos civiles y políticos, tales como el Derecho de Libre Asociación o
el Derecho de Manifestación, entre otros. Además, la estrategia de judicializar
el conflicto por parte de la empresa ha motivado la apertura de, al menos,
siete causas procesales y la emisión de 65 órdenes de captura en el período
2011-2015. Son numerosos los líderes que han sido encausados en dos y hasta
tres causas distintas. Según el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias
de las Naciones Unidas, la existencia de incontables irregularidades procesales
revela la complicidad de la empresa con el sistema judicial, y evidencia la
violación sistemática del Derecho a la Defensa y al Debido Proceso para gran
parte de los procesados.

La criminalización y persecución judicial ha generado, además, un enorme


desgaste económico y psicológico a las víctimas, que han presentado cuadros
de depresión y ansiedad. También a sus familias, que han realizado continuos
desplazamientos para atender las audiencias y han sufrido además la presión
ejercida por la empresa para aceptar los cargos. Los altos costes económicos
en concepto de defensa han generado incluso efectos de endeudamiento y
empobrecimiento. Los errores cometidos por la justicia no han conllevado, en
momento alguno, una reparación del daño causado a las víctimas.

Se han recogido testimonios de un clima de temor, sometimiento y


discriminación que se han traducido también en la vulneración de los
Derechos de Participación, Expresión y Libertad de Movimiento por parte de
la población. Esa vulneración ha ido acompañada de una gran desprotección,
en especial para las mujeres, ya que se han reportado agresiones y violaciones
sexuales. Durante el Estado de Sitio en Barillas, las mujeres sufrieron de
forma directa los abusos de autoridad por parte de efectivos del ejército y
la policía, incluyendo allanamiento de viviendas, destrucción de pertenencias,
sustracción de documentos, agresiones verbales y violaciones sexuales (que no
fueron denunciadas). Como han señalado algunas organizaciones de mujeres,
la violencia sexual, como durante los años del conflicto armado, estaría siendo
reutilizada ahora por las empresas extractivas en tiempos de paz.

93
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Testimonio de defensora desplazada por criminalización

El 1 de mayo del 2012 vinieron trabajadores de la empresa a matar a un


compañero, a Andrés Pedro Miguel ¿Por qué lo mataron a él? Porque no
les quería vender la tierra que está colindante con sus tierras de ellos.
Querían matar a Antonio Paulo y a Esteban Bernabé, que también fueron
baleados gravemente por estos trabajadores. Al venir a matar a estas
personas, el pueblo nuevamente se levantó. Era la una de la tarde, y
como eran las fiestas patronales aquí en el pueblo, había gente de todos
lados. La gente al darse cuenta que los dos hombres que mataron a
Andrés Pedro Miguel huían en una camioneta, la gente ya no miró si había
tiendas, si había comercio, si había todo, la gente empezó a perseguir
el carro. Como esa camioneta se metió en el destacamento, también
la gente ingresó al destacamento. Los del destacamento, como son
aliados de la empresa, saben por dónde sacaron la camioneta. Se armó
un disturbio muy grande, pero fue provocado por la empresa, porque la
gente lo único que quería era detener a los asesinos.

El 2 de mayo, el presidente manda el Estado de Sitio, y qué casualidad


que en el Estado de Sitio ya llegaron gente particular vestida de militar,
vestida de policía nacional, aliados de la empresa que solo les pusieron
el uniforme, no son soldados ni policías, pero van de eso a mostrar las
casas de nosotros para que nos pudieran sacar, para que nos pudieran
detener. Nos empezaron a perseguir. Iba al entierro del finado Andrés
Pedro Miguel con mi hermano, pero ya viniendo ahí por Palestina me
llama don Taño y me dice: “Aurora ¿dónde estás? Ahorita no te vengás,
sabés qué, buscá un lugar a dónde irte porque está el Estado de Sitio y
traen tu nombre entre las órdenes de captura. Traen a muchísimos, no te
puedo decir a quiénes, pero sí viene tu nombre. Ya me avisaron a mí que
viene tu nombre, así que mirá Aurora mejor no te vengás”.

Todavía no había yo llegado a mi casa, cuando suena mi teléfono y me


dan el aviso de que ya el Antonio Rogelio y Saúl Aurelio fueron detenidos
y ya estaban llevándolos al destacamento. Ya los otros compañeros
habían sido detenidos aquí en el parque y ya los llevan a rastras para el
destacamento. Solo llegué a la casa y mi esposo me dijo: “¿Para dónde se
va a ir, y los niños y yo?” Y un montón de cosas. Y le dije que ahí mirara él,
porque yo salía. Yo no quiero ir la cárcel, porque no he matado a nadie le
dije a él. Solo me busqué ahí una mi ropa y ya mi nena chiquita me tenía
lista una mochila con alka seltzer, con sal andrews, con alcohol, con un
montón de cosas. La chiquita ya me había preparado. Entonces me dijo
la chiquita: “Ahí está su mochila mami, pero se va a ir en el día, pero en
la noche va a regresar”.

94
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Entonces me fui así, debajo de la casa hay una montaña, Ahí me fui.
Buscando, Dios me dirá dónde me voy a quedar o si voy a salir, pues me
voy a ir y me fui. Me fui como a la una de la tarde, me llamaron como
a las cuatro y me dijeron que los carros de la policía y el ejército ya
se estaban colocando frente a las casas. Y yo le dije a mi esposo que
cuidara a las niñas, que de mí no se preocupara que de todos modos
nos íbamos a comunicar. Cuánto le duró la pila a mi teléfono, tres días
y se terminó. Ya no pudimos comunicarnos, qué pasó, nada. Yo me fui y
no pude regresar. En el camino me fui comunicando y encontrando con
los otros seis compañeros, ya cuando nos fuimos para las montañas del
Ixcán ya íbamos los siete, seis hombres y yo. Entonces toda la directiva
de COCODE íbamos ahí caminando día y noche.

Llegamos allá al Ixcán como el 24 o 25 de mayo, estuvimos allá gracias a


Dios que un compañero tiene un poquito de conocidos allá y nos dieron
de comer, nos alojaron unos días y luego decidimos irnos, porque al
puente de Ixcán ya estaban llegando los carros de los policías, porque
de plano tenían avisos que andábamos en tal parte. Luego, nos fuimos
a otro sitio por ahí y estuvimos 15 días en una casa donde guardan la
sal y las cosas para darle al ganado, en un rancho ganadero. Siempre
nos llevaban comida, o llevaban piñas o zapatos o frutas nos llevaban.
Aunque un poquito cada uno porque éramos siete ¿Quién va a mantener
a siete? Lo que más le suplicábamos era agua pura, en bolsa o en botella.

Tuvimos que caminar hasta Chajul, Quiché. Ahí nos quedamos dos
noches y luego ahí nos guiaron para Playa Grande, para el Quiché. Ya del
Quiché ya salimos en una camioneta para Guatemala. En el camino, nos
dejó la camioneta tres veces porque había retenes en el camino. Estuve
refugiada en una casa de una organización de mujeres durante dos años.
Ahí sí que me tendieron la mano lo mejor que se pudo. Me dieron un
poquito de trabajo en limpieza de la oficina toda la semana y al final de
la semana me daban Q.150 para ir comiendo. Me dieron jabón, agua y
todo lo que necesité ahí.

Y dijera yo, participación en grupos me dieron mucho. Me fui con las


mujeres a muchos lugares que yo no conocía. Cuando ellas tenían talleres
yo me ponía corte y blusa y sombrereta y me iba con ellas. Ellas me dieron
esa oportunidad. Arriesgando mi vida, sí, pero algo que me ayudó a sanar
un poco lo que tenía por dentro. Hasta que se llegó el momento en el que
dije que mejor me regresaba, porque la niña que estaba de 5o. magisterio
se iba a ir a su práctica y quería abandonar el estudio, porque no estaba
yo. Hay momentos en los que se me viene todito, más que todo cuando
estaba en la montaña es algo difícil. No hay comunicación. Aunque es
algo natural, era la montaña y le da a uno un ambiente muy sano.

95
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Estar uno en la montaña, mirar la salida del sol, la caída del sol. En su casa
ni cuenta se da a veces uno de eso, pero ahí fue algo muy bonito, pero
igual muy solitario. Yo con seis hombres, siempre parándoles el freno,
siempre diciéndoles: “Aquí no estamos en paseo, compañeros. Aquí no
estamos para hablar tonteras, para burlarnos, para hablar de esas frases
que ustedes los machos saben hablar. Aquí estamos para rodearnos,
para pedirle a Dios fuerza para los compañeros que siguen luchando,
porque nosotros ahorita no podemos, pero hay compañeros que están
arriesgando su vida allá por nosotros. Así que tenemos que orar por
ellos. Tenemos que luchar para que la misma fuerza de la naturaleza, nos
de esa fuerza.”

Cuando yo vine fue 13 de marzo del 2014. Entonces, muchos ojos sobre
uno, muchas miradas, muchas burlas, muchas críticas. Porque en mi
comunidad tengo nueve ex trabajadores de la empresa que fueron
directamente los guardias de la empresa. Ahí andaban con sus grandes
armas disparando en las horas de la noche. Con sus grandes ojotes de
ellos. Muchas miradas, muchas críticas, muchas burlas. “Qué ya vino,
pero la próxima vez que se vaya ya no va a regresar”, como quien dice
se va a morir. Pero yo a nada le hice caso, siempre decía yo “buenos
días”, “buenas tardes”, “que le vaya bien”. Como aquello de que no me
ofendieron, como que no me dijeron nada.

Testimonio de liderazgo criminalizado y encarcelado en Santa Cruz


Barillas, Huehuetenango

Vienen por la riqueza de nuestras tierras, no vienen por quererse apoderar


del pueblo, sino por venir a escarbar el petróleo, el oro y a hacer empresas
hidroeléctricas que se van para otros países internacionales. Ahí vemos
el desalojo, desplazamiento y la violencia que se da en nuestros pueblos,
como gente maya. Eso es lo que muchos de nuestros compañeros, en el
2012 los fueron a capturar a sus casas y la familia al ver que se llevaban al
esposo temían que en la noche fueran a llegar por ellos. Así, abandonaron
sus hogares y tuvieron que huir.

Eso es parte del mismo desplazamiento forzado. Creemos que sí existe y


somos nosotros mismos quienes lo sufrimos. Nosotros presos, las esposas
sufriendo y huyendo de casa con nuestros niños pequeños. Es una gran
violencia que se ha venido dando en nuestro país a consecuencia del
gobierno y empresas internacionales. Creemos que más adelante puede
haber personas que se pongan al paso y denuncien con nosotros esta
criminalización, que este problema no siga dándose en el país.

96
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

El gobierno dice que no hay guerra, entonces que se aclare que no hay
guerra y que se haga la paz. Que no se moleste a nuestros habitantes,
a nuestros compañeros vecinos ni a nuestros compañeros líderes que
siguen siendo presos. Mi esposa tuvo que salir, porque no se podía. Estuvo
afuera más de seis meses, porque temía por los niños y también como
se decretó que iba a haber Estado de Sitio por largo tiempo, ya la policía
estaba alrededor de las comunidades, ella por el temor tuvo que salir
de aquí y buscar dónde refugiarse mientras a través de organizaciones,
logramos agarrar confianza y seguridad de volver en el hogar.

Todo esto creemos que es parte de la violencia contra los hogares que
sigue existiendo. Sigue existiendo en otras partes a las que llegan las
empresas, lo mismo están sacando a las personas de donde viven, las
están desalojando, las están obligando a que se vayan de sus territorios
ancestrales. Incluso, si no se van las matan. Lo mismo de la guerra del ‘81.

97
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

4. Marcos legales e institucionalidad


relacionada con el desplazamiento forzado

4.1 Invisibilización jurídica del derecho


a no ser desplazado

La dificultad de una conceptualización sobre desplazamiento forzado proviene


del poco abordaje desde un esfuerzo que haga compatible lo teórico con la
realidad. Ciertamente, la multicausalidad de donde proviene el desplazamiento
forzado ha complejizado su entendimiento como fenómeno social, y el exclusivo
abordaje teórico ha impedido darle las dimensiones humanas correctas. De
ahí, que estudios académicos propongan que debe abordarse no únicamente
desde una visión teórica (Hernández, 2018:15).

Diversos esfuerzos se realizan desde las ciencias sociales para poder acercarse
cada vez más a la comprensión de dicha realidad y, a su vez, a la dimensión
humana correcta de lo que implica el desplazamiento forzado.

Sin embargo, es visible que a estos esfuerzos no se les ha dotado de una


apreciación desde la afectación a bienes jurídicos determinados constitucional
y convencionalmente, es decir, el estudio desde las ciencias jurídicas sobre
este fenómeno es nulo o mínimo, limitándose de forma exclusiva a citar las
definiciones provenientes de órganos como Naciones Unidas. Pero incluso
esas citas deberían ser acompañadas por un análisis de la implicación a bienes
jurídicos protegidos.

Siendo así, la existencia de un derecho humano a la libre determinación de


establecer su residencia, a la circulación, al tránsito y a la migración, desde un
marco general y ordinario, deberían ser entendidas como un desplazamiento
voluntario y, en ese sentido, la regulación del artículo 26 de la Constitución
Política de la República de Guatemala (CPRG) que expresamente regula
que «toda persona tiene libertad de entrar, permanecer, transitar y salir del
territorio nacional y cambiar de domicilio o residencia, sin más limitaciones
que las establecidas por la ley», debería entenderse como un marco general
de reconocimiento al derecho de toda persona a desplazarse conforme sus
intereses y libre voluntad.

En ese mismo sentido, el artículo 22.1 de la Convención Americana de Derechos


Humanos (CADH) establece que: Toda persona que se halle legalmente en
el territorio de un Estado tiene derecho a circular por el mismo y, a residir
en él con sujeciones a las disposiciones legales. La Corte Interamericana de

99
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Derechos Humanos (2010: 40) ha considerado que para determinar el alcance


del citado artículo 22 de la CADH se deben observar los Principios Rectores de
los Desplazamientos Internos de las Naciones Unidas (1998: 5).

Es a partir de este alcance que se descubre que la mayoría de los documentos


de estudio e investigación sobre el desplazamiento forzado en Guatemala, al
realizar un análisis desde lo jurídico, no toman los artículos 26 (constitucional)
o 22 (de la CADH) como marcos de referencia de afectaciones a bienes
jurídicos, incluso la propia definición de los principios rectores que incluye la
determinación de bienes jurídicos que son afectados.

Las investigaciones e informes sesgan el abordaje jurídico sobre el


desplazamiento, centrando su enfoque de forma exclusiva en los derechos de
las personas desplazadas durante su desplazamiento, y no en los derechos que
son violentados cuando una persona es desplazada de forma forzada. Con ello
se abandona un abordaje desde su doble dimensión y se evita realizar análisis
en la revisión de las obligaciones jurídicas que deberían ser garantizadas para
evitar el desplazamiento forzado de las personas.

Garantizar el acceso a la propiedad privada como mecanismo para evitar


el desplazamiento forzado es un elemento que es invisibilizado, razón por
la cual se ha normalizado el estudio de la propiedad privada de quien ya es
propietario, y no desde quien necesita acceder a ella. Sin embargo, desde una
interpretación integral en una constitución finalista, el derecho a la propiedad
privada, como derecho fundamental, debe ser garantizado por el Estado,
incluso mediante el acceso a la vivienda popular y a las tierras comunitarias,
con sustento en el texto del artículo 67 de la CPRG, lo cual se profundiza más
adelante.

Con esto, además de dotar al concepto de desplazamiento forzado interno


de factores macrosociales como los conflictos armados, se orienta a factores
estructurales de tipo microsociales, en donde una familia por situaciones de
violencia generalizada puede ser desplazada de su residencia (propiedad o
posesión), del municipio o del domicilio en el que habita. Con el reconocimiento
de los factores microsociales se dota de mayor argumentación la existencia del
derecho fundamental de las personas a no ser desplazadas de forma arbitraria
y, en consecuencia, el derecho a que la legislación reconozca este derecho, lo
garantice y le brinde un marco amplio para su ejercicio.

Esto a su vez genera la necesidad de contar con un mínimo de institucionalidad


que con medidas administrativas, políticas y judiciales le dote de un plan
de acceso material y no únicamente formal. Al efecto, los Principios sobre
la Restitución de las Viviendas y el Patrimonio de las personas Refugiadas y
Desplazadas (ACNUR, 2005) reconocen en su texto el derecho a la protección
contra el desplazamiento y de conformidad con el mismo:

100
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

5.1 Toda persona tiene derecho a que se la proteja de ser desplazada


arbitrariamente de su hogar, de sus tierras o de su lugar de residencia
habitual.

5.2 Los Estados deben incluir en su legislación protecciones contra el


desplazamiento que se ajusten a las disposiciones de los instrumentos
internacionales de derechos humanos, del derecho humanitario, y de las
normas conexas, así como ampliar el alcance de dichas protecciones a
toda persona que se encuentre dentro de su jurisdicción legal o bajo su
control efectivo.

5.3 Los Estados prohibirán el desalojo forzoso, la demolición de viviendas,


la destrucción de zonas agrícolas y la confiscación o expropiación arbitraria
de tierras como medida punitiva o como medio o estrategia de guerra.

5.4 Los Estados adoptarán medidas para garantizar que nadie sea sometido
al desplazamiento por agentes estatales o no estatales. Los Estados velarán
asimismo por que los individuos, las empresas y demás entidades que se
encuentren dentro de su jurisdicción legal o bajo su control efectivo se
abstengan de realizar desplazamientos o de participar en ellos de algún
otro modo.

Resalta que, en los textos hasta ahora citados, el derecho a un hogar o la


vivienda son dos conceptos internalizados como parte de las afectaciones
directas que provienen del desplazamiento forzado, aparejado a los conceptos
de tierras y de lugar de residencia. Es así que la indicación inicial, para el caso
jurídico de Guatemala, señala que el artículo 26 constitucional es un marco
general de reconocimiento al derecho al desplazamiento voluntario guarda
coherencia con los principios del derecho internacional.

4.2 Bases jurídicas del derecho fundamental a no


ser desplazado en la Constitución Política de
la República de Guatemala. Derecho a vivienda
popular, mínimo vital, tenencia comunal o colectiva
de propiedad agraria y patrimonio familiar

La CPRG regula, en su artículo primero, que el fin supremo del Estado es la


realización del bien común. Al respecto, la Corte de Constitucionalidad (CC)
ha expresado que todas las disposiciones que se emitan en el Estado, por
tanto, deben ser coherentes con el mismo porque este da sentido al conjunto
de derechos que el resto de preceptos fundamentales reconoce, entre ellos […]
el derecho a una vivienda asequible para aquellos en situación de desventaja;
de esta forma el propio texto constitucional fija límites a quienes detentan el

101
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

poder para que, al aprobar normas […] estas cumplan con aquella finalidad.
(CC, 2014)

En tal sentido, el Estado, al orientarse hacia el bien común debe identificar


que el derecho a una vivienda es un derecho fundamental que requiere ser
garantizado para que cualquier persona pueda acceder al mismo, adoptando las
medidas necesarias que pueden ser individuales y que, conforme el momento y
necesidad, también sociales (CC, 2008). A partir de ello, la CC, tomando como
fundamento el reconocimiento de derechos inherentes a la persona regulado
en el artículo 44 de la CPRG, ha establecido en su jurisprudencia el derecho
fundamental al mínimo vital, el cual se sustenta en la base material del deber
del Estado de proteger la vida y procurar el desarrollo integral de la persona.

El derecho al mínimo vital o al “mínimo existencial” se encuentra


proyectado a la vez en determinados derechos fundamentales y principios
constitucionales, como elemento imprescindible para proteger el derecho
a una “vida digna”, en observancia del principio de justicia social, así como
en los deberes primordiales impuestos al Estado, el que está obligado a
garantizar a los habitantes de la República […] la dirección de todas las
acciones y decisiones de los poderes públicos a la realización del bien
común (CC, 2015)

Atendiendo a una interpretación coherente entre la normativa constitucional,


el derecho a la vivienda y al mínimo vital se encuentran íntimamente ligados al
principio de seguridad jurídica que la CC relaciona íntimamente al de certeza
jurídica (CC, 2013) y al respecto señala dos ámbitos para su existencia material:

a) El ejercicio del derecho ha sido adquirido por un sujeto determinado de


forma libre y exento de todo peligro, riesgo o daño, de manera cierta,
indubitable e infalible; y

b) La concreción del principio se da mediante otros principios tales como


debido proceso, legalidad, irretroactividad y taxatividad, cuyos soportes
los constituyen la cosa juzgada, la prescripción y la caducidad, entre otros.

Se identifica que el derecho al mínimo vital y de vivienda, en una primera


parte, son vinculados al derecho individual y familiar, teniendo que identificar
el cumplimiento de los presupuestos de adquisición que requiere de un
debido proceso que pueda así determinarlo. El derecho a la vivienda puede
identificarse como un primer paso para el asentamiento humano, con certeza
jurídica de que su estancia en ese lugar será facilitada por el Estado y no podrá
ser limitado por particulares si no es mediante un debido proceso con causas
suficientes para así decidirlo.

La vivienda comprendida como infraestructura de cualquier especie,


cuya principal función es la de guardar y ofrecer refugio o habitación a

102
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

personas, así como a sus bienes muebles contra inclemencias climáticas u


otro tipo de amenaza natural, debe ser atendida con prioridad, ello a tenor
de las disposiciones de tratados internacionales sobre la materia como
de la Constitución […]. Tales cuerpos normativos elevan dicha necesidad
natural del ser humano a la categoría de derecho fundamental. La vivienda
es considerada como un derecho humano de segunda generación, es decir,
inmersa entre aquellos que pertenecen al grupo de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales. (CC, 2008)

Aunque por su carácter indivisible, los derechos humanos no se construyen más


a partir de generaciones, lo que hace la CC es ubicar también aquel derecho a
la vivienda a un derecho social que conlleva el establecimiento de condiciones
óptimas para asentamientos humanos y que se puede fundamentar en el
artículo 119 de la CPRG incisos d) y g) en donde se regula la obligación del
Estado de velar por la elevación del nivel de vida procurando el bienestar de
la familia y, además, la prioridad en construcción de vivienda popular a efecto
de que el mayor número de familias disfruten de propiedad. Estas obligaciones
en el marco de las obligaciones del régimen económico y social del Estado.

La CPRG sostiene una regulación especial y amplia sobre la protección del


Estado (Art. 67):

a) Tierras de cooperativas;
b) Tierras de comunidades indígenas;
c) Tierras en tenencia comunal o colectiva de propiedad agraria;
d) Patrimonio familiar; y
e) Vivienda popular.

A su vez, en la misma regulación reconoce el mantenimiento de los sistemas


especiales conforme los cuales se haya administrado las comunidades
indígenas y otras que históricamente les pertenecen.

Debe observarse que la CC ha identificado en el concepto de propiedad privada


una intrínseca conexión con el concepto de propiedad ancestral y comunal
de tierras comunales indígenas, la cual goza de protección constitucional
[…] y no apareja las características, formalidades y modo de acreditación
propios de aquel derecho concebido en su connotación habitual. De ahí que la
circunstancia de que no cuente con inscripción registral de dominio en su favor
no significa que carezca de interés legítimo para instar amparo con relación al
territorio bajo referencia (CC, 2013b).

Se distingue que aquella referencia sobre certeza jurídica conforme al acceso


al derecho a vivienda y mínimo vital que se hace alusión en el presente
documento (acceso libre, sin peligro, sin daño, etc.), no son características
observables de forma obligatoria en los casos de tierras comunales indígenas,

103
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

derivado de circunstancias distintas de haber accedido a ellas. Lo que sí se


sostiene es la vinculación con principios como el del debido proceso.

La propia CC ha dado amplitud a la protección y desvinculación de los


presupuestos indicados y ha señalado que también se excluyen los argumentos
de que las tierras estén siendo explotadas y en plena productividad, pues se
reduciría la cuestión indígena exclusivamente a través de la productividad de la
tierra y del régimen agrario (CC, 2010). Finalmente, en el ámbito constitucional
se identifica la obligación estatal establecida en el artículo 68 en cuanto a
proveer de tierras estatales a las comunidades indígenas para el desarrollo de
estas, debiendo entender que el desarrollo al que se hace referencia tiende al
bien común y al mejoramiento de la calidad de vida.

4.3 Método de reconocimiento del derecho a no


ser desplazado como derecho fundamental
en el ámbito jurídico guatemalteco

Tradicionalmente, en el ámbito jurídico se reconoce la existencia de cuatro


tipos de obligaciones básicas que un Estado debe observar para garantizar
derechos fundamentales, entre ellas se encuentran las de hacer, no hacer,
respetar y hacer respetar. El origen de estas suele identificarse en la
Constitución o norma superior de un Estado, donde se recogen los acuerdos
generales sobre derechos fundamentales, estructura orgánica del Estado y sus
funciones esenciales.

En el mundo contemporáneo, finalizada la Segunda Guerra Mundial, se ha


establecido que aquel conjunto de obligaciones básicas proviene, además,
de los convenios que el Estado ratifica ante un organismo internacional o
bien ante otros Estados, ya sea multilateral o bilateralmente. Al respecto,
las obligaciones en el ámbito de los derechos humanos deben ser atendidas
de forma prioritaria para lograr establecer un mínimo de garantías estatales
tendientes a proteger la dignidad de las personas y sus derechos.

La sola existencia de un régimen democrático no garantiza, per se, el


permanente respeto del Derecho Internacional, incluyendo al Derecho
Internacional de los Derechos Humanos, lo cual ha sido así considerado
incluso por la propia Carta Democrática Interamericana. La legitimación
democrática de determinados hechos o actos en una sociedad está limitada
por las normas y obligaciones internacionales de protección de los derechos
humanos reconocidos en tratados como la Convención Americana, de
modo que la existencia de un verdadero régimen democrático está
determinada por sus características tanto formales como sustanciales,
por lo que, particularmente en casos de graves violaciones a las normas

104
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

del Derecho Internacional de los Derechos, la protección de los derechos


humanos constituye un límite infranqueable a la regla de mayorías, es decir,
a la esfera de lo “susceptible de ser decidido” por parte de las mayorías en
instancias democráticas, en las cuales también debe primar un “control de
convencionalidad. (CIDH, 2017)

Para que lo expuesto sea posible se requiere de un Estado abierto a las


normas del derecho internacional de los derechos humanos (DIDH), lo cual
sucede por remisión misma de la norma constitucional o bien por distintos
mecanismos que los parlamentos o sistemas judiciales reconocen como vías
de incorporación.

En el caso de Guatemala, los artículos 44 y 46 de la norma constitucional


establecen ese Estado abierto al DIDH y es la CC quien crea el método para
el cumplimiento de dichos artículos, siendo este el denominado bloque de
constitucionalidad, al cual define como:

Herramienta de recepción del derecho internacional, garantizando la


coherencia de la legislación interna con los compromisos exteriores del
Estado y, al mismo tiempo, servir de complemento para la garantía de los
Derechos Humanos en el país. (CC, 2011)

El campo de obligaciones estatales no proviene únicamente del marco jurídico


constitucional, sino del campo de las Convenciones y de lo que de estas se
interprete por parte de las cortes. En igual situación debe interpretarse lo
concerniente al Sistema Universal de Derechos Humanos (SUDH), proveniente
del DIDH creado por la Organización de las Naciones Unidas con la particularidad
que en este se admite que lo dicho por los órganos de tratados, relatores y
expertos si bien no tienen un carácter vinculante directo, sí tienen un carácter
técnico que permite el cumplimiento de la obligación contraída mediante el
texto del Convenio ratificado y que, además, dio vida a dicho órgano.

En la construcción del Estado y constitución receptiva, el artículo 44 de la


CPRG reconoce que en el texto constitucional no se agotan los derechos
inherentes al ser humano, por lo cual, no se excluyen otros y, en atención a lo
expuesto, la Corte IDH ha expresado:

Mediante una interpretación evolutiva del artículo 22 de la Convención,


tomando en cuenta las normas de interpretación aplicables y de conformidad
con el artículo 29.b de la misma –que prohíbe una interpretación restrictiva
de los derechos–, esta Corte ha considerado que el artículo 22.1 de la
Convención protege el derecho a no ser desplazado forzadamente, dentro
de un Estado Parte de la misma. (CIDH, 2005)

A partir de ello, el derecho a no ser desplazado de forma forzada se incorpora


como un derecho fundamental observable para los tres poderes del Estado y

105
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

como límite para los particulares. Con esto debería poder identificarse dentro
del marco jurídico ordinario y reglamentario del Estado de Guatemala la
normativa orientada a la protección de tal derecho y su administración desde
las entidades estatales, así como su tutela judicial efectiva.

4.4 Marco legal constitucional, precedentes y


jurisprudencia nacional e interamericana
sobre el derecho de pueblos indígenas a sus
tierras, territorios y recursos naturales

El artículo 67 de la CPRG expresamente regula que:

Las tierras de las cooperativas, comunidades indígenas o cualesquiera otras


formas de tenencia comunal o colectiva de propiedad agraria, así como el
patrimonio familiar y vivienda popular, gozarán de protección especial del
Estado, de asistencia crediticia y de técnica preferencial, que garanticen su
posesión y desarrollo, a fin de asegurar a todos los habitantes una mejor
calidad de vida. Las comunidades indígenas y otras que tengan tierras que
históricamente les pertenecen y que tradicionalmente han administrado en
forma especial, mantendrán ese sistema.

Por otro lado, el artículo 21.1 de la Convención América de Derechos Humanos


regula que: Toda persona tiene derecho al uso y goce de sus bienes. La ley
puede subordinar tal uso y goce al interés social. (OEA, 1969).

Aunque no contemplan taxativamente el derecho a la tierra de los pueblos


indígenas, sino más bien refieren a un derecho en general, tanto la Corte
Interamericana de Derechos Humanos como la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos han desarrollado jurisprudencia en el sentido de interpretar
esas disposiciones en un sentido amplio, complementando el contenido de
dicho artículo con la costumbre internacional; es por ello que en cuanto al
derecho de los pueblos indígenas a la tierra se han referido así:

El artículo 21 de la Convención Americana y el artículo XXIII de la Declaración


Americana protegen esta vinculación estrecha que guardan con las
tierras, así como con los recursos naturales de los territorios ancestrales,
vinculación de importancia fundamental para el goce de otros derechos
humanos de los pueblos indígenas y tribales. Según han reiterado la CIDH y
la Corte Interamericana, la preservación de la conexión particular entre las
comunidades indígenas y sus tierras y recursos se vincula con la existencia
misma de estos pueblos, y por lo tanto amerita medidas especiales de
protección. (CIDH, 2009; y OEA, 1948)

106
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Con lo anterior, además de generar vínculo entre las tierras, territorio y


recursos naturales con los pueblos indígenas, la interpretación lleva consigo
la protección de estos como derechos, así como cualquier otro que esté
vinculado en garantía al desarrollo pleno de los mismos. Esto genera una
obligación para los Estados en el sentido de tomar todas aquellas medidas que
sean necesarias, incluyendo entre estas, el reconocimiento de los derechos
específicos de los pueblos indígenas, respetando y reconociendo sus formas
de vida, tal y como puede encontrarse en el artículo 66 de la CPRG en donde
el Estado de Guatemala reconoce sus formas de organización social.

Los órganos del sistema interamericano se han referido de una manera


clara con respecto a quién es el sujeto del derecho a la propiedad territorial,
entendiendo que el mismo es un derecho individual, que reconoce y busca que
se garantice el derecho a la propiedad colectiva expresando que:

Ha caracterizado reiteradamente [La Corte IDH] el derecho a la propiedad


territorial como un derecho cuyos titulares son las personas individuales que
conforman los pueblos indígenas o tribales, y cuyo ejercicio se desenvuelve
en sistemas de propiedad colectiva. En forma simultánea, la CIDH ha
reiterado que el derecho a la propiedad de los pueblos indígenas y tribales
también es un derecho colectivo, cuyo titular es el pueblo correspondiente.
Esta dimensión colectiva coexiste con la dimensión individual del derecho.
Para los órganos del sistema no existe una contradicción entre la protección
de las dimensiones individual y colectiva de los derechos de propiedad
territorial de los pueblos indígenas y sus miembros. (CIDH, 2009:25)

Bajo esa concepción, los pueblos indígenas tienen derecho a organizar


sus territorios y a hacer uso de los recursos naturales en colectividad. Ello
significa que no requieren forzosamente de títulos de propiedad individuales,
ni del reconocimiento jurídico de los Estados, puesto que el derecho a vivir y
conservar sus tierras debe ser respetado, protegido y garantizado con el simple
hecho de reconocerles su identidad y sus propias formas de regulaciones. En
ese sentido:

“[…] Desde el caso Awas Tingni, la Corte Interamericana describió el ámbito


material donde se extendía el derecho a la propiedad de la comunidad, y
que el Estado debería proteger a través de la delimitación, demarcación
y titulación, como la “zona geográfica donde habitan y realizan sus
actividades los miembros de la Comunidad Awas Tingni”. En términos
similares, en Yakye Axa, la Corte elucidó que el derecho de propiedad de
la comunidad se extendía sobre “sus territorios tradicionales y los recursos
que allí se encuentran” (CIDH, 2009:33).

Por ello, es importante que los Estados puedan avanzar hacia la generación de
legislaciones destinadas a generar dichas protecciones, especialmente respecto

107
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

a las tierras comunales. También hay casos y especialmente en los contextos


latinoamericanos, en que los pueblos indígenas han sido desplazados obligada
o forzadamente de sus territorios, o han perdido sus tierras por circunstancias
de conflictos armados, situaciones de violencia o por la necesidad de buscar
otros medios de vida.

De acuerdo con la Corte IDH, el desplazamiento forzado de las personas


pertenecientes a pueblos indígenas puede haber generado la pérdida de la
posesión de tierras tradicionales o ancestrales, pero eso no implica la pérdida
de la propiedad, inclusive cuando no exista un título legal que les ampare
como tales (CIDH 2009:56). Lo anterior tiene especial relevancia cuando la
misma Corte IDH, además, interpreta que en casos en donde los Estados han
adjudicado tierra o vendido territorios indígenas sin tomar en cuenta que aún
viven o permanecen personas en esos territorios, los adquirentes no podrían
considerarse de buena fe y con esto, tal y como se reflejó en el apartado
anterior al presente, la CC guatemalteca guarda total concordancia en su
interpretación.

La Corte IDH ha desarrollado jurisprudencia sobre este respecto, por ejemplo,


en el caso de la Comunidad Moiwana vs. Surinam, en el cual afirmó que:

Los miembros de la comunidad podían ser considerados los dueños


legítimos de sus tierras tradicionales, por lo cual tienen el derecho al uso y
al goce de las mismas [a pesar] de que este derecho les haya sido negado
hasta hoy como consecuencia de [la masacre] de 1986 y la conducta
posterior del Estado respecto de la investigación de estos hechos.

En un caso posterior, el de Sawhoyamaxa, la Corte reafirmó su jurisprudencia


anterior, precisando que el título de propiedad comunal indígena debe
hacerse “posible”, en el sentido de que no se considerará extinguido cuando la
comunidad no haya podido ocupar o usar sus tierras tradicionales porque se
han visto impedidos de hacerlo por causas ajenas a su voluntad que impliquen
un obstáculo real (CIDH, 2009:58).

En cuanto al desplazamiento forzado por causas de violencia, además de que


deben ser protegidos en esos casos, los pueblos indígenas:

Tienen derecho a recibir atención especial del Estado. El desplazamiento


forzado de aldeas, grupos de familias, comunidades o pueblos indígenas
o tribales de sus tierras por causa de la violencia armada, implica que
éstos pierdan en muchos casos su integridad sociocultural y su hábitat.
En palabras de la Corte Interamericana, conforme a su jurisprudencia
constante en materia indígena, mediante la cual ha reconocido que la
relación de los indígenas con el territorio es esencial para mantener sus
estructuras culturales y su supervivencia étnica y material, el Tribunal
considera que el desplazamiento forzado de los pueblos indígenas fuera

108
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

de su comunidad o bien de sus integrantes, les puede colocar en una


situación de especial vulnerabilidad, que por sus secuelas destructivas
sobre el tejido étnico y cultural […], genera un claro riesgo de extinción,
cultural o físico, de los pueblos indígenas, por lo cual es indispensable que
los Estados adopten medidas específicas de protección considerando las
particularidades propias de los pueblos indígenas, así como su derecho
consuetudinario, valores, usos y costumbres para prevenir y revertir los
efectos de dicha situación. Debe entenderse que ello es así sin perjuicio de
la responsabilidad de los Estados de tomar todas las medidas necesarias
para permitir el retorno de los pueblos indígenas a sus territorios
tradicionales en forma segura y con dignidad, lo cual, en el caso de los
desplazamientos forzosos provocados por contextos de violencia, incluye
el deber del Estado de tomar medidas para combatir la impunidad de los
actores responsables de dicha violencia. (CIDH, 2009: 65).

4.5 Legislación ordinaria guatemalteca.


Municipalidades y vivienda popular

Se ha presentado en este documento que el derecho a la vivienda popular, al


mínimo vital, a la tierra comunitaria, propiedad agraria y patrimonio familiar, son
derechos que están expresos en la CPRG y que sirven de base para la admisión
del derecho inherente y fundamental a no ser desplazado forzadamente, esto
en ámbitos con factores macrosociales y microsociales. Siendo así, se ha
observado que estos derechos se constituyen en bienes jurídicos que deben
ser protegidos por el Estado en su legislación ordinaria.

Así, el Decreto 12-2002 del Congreso de la República, Código Municipal,


reformado por el Decreto 22-2010 del mismo Congreso, regula dentro de las
formas de ordenamiento territorial la parcela agraria y las formas propias de
ordenamiento territorial de pueblos indígenas, con lo cual permite visibilizar
el contenido del artículo 67 de la CPRG. Con ello, es el municipio el que debe
estructurar planes de ordenamiento territorial que permitan establecer el
respeto a las propiedades comunales o colectivas, siendo este el responsable
de que dichas propiedades sean efectivamente protegidas como garantía para
evitar el desplazamiento.

La CC al respecto de lo antes descrito, en el expediente 3753-2014, fijó como


precedente:

[…]En definitiva, de lo antes relacionado se colige que resultará procedente


la consulta a pueblos indígenas cuando se prevean disposiciones de poder
público, sean legislativas o administrativas, susceptibles de afectarles
directamente, en el entendido de que esto último se determina en función

109
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

de la incidencia que esas medidas puedan llegar a tener en sus condiciones


de vida –sea de índole social, económica, espiritual, ambiental, sanitaria,
alimentaria, etc.–, a fin de prevenir que se produzca de modo y con
intensidad tales que conlleven detrimento de su identidad cultural y su
subsistencia digna […]

El municipio puede realizar procesos de consulta en el marco de la regulación


del Código Municipal para, entre otras cosas, fijar los mecanismos de
ordenamiento territorial que impidan el desplazamiento forzado de personas
de tierras ancestrales, comunales o agrarias por razones de desarrollo de obra
industrial o extractiva. En el mismo sentido, el municipio puede determinar en
qué zonas pueden asentarse estas industrias y así evitar el desplazamiento de
personas.

Decreto 12-2002 del Congreso de la República, Código Municipal:

Artículo 65. Consultas a las comunidades o autoridades indígenas del


municipio. Cuando la naturaleza de un asunto afecte en particular los
derechos y los intereses de las comunidades indígenas del municipio o de
sus autoridades propias, el Concejo Municipal realizará consultas a solicitud
de las comunidades o autoridades indígenas, inclusive aplicando criterios
propios de las costumbres y tradiciones de las comunidades indígenas.

Lo anterior debe ser interpretado a la luz del artículo 253, inciso c) de la CPRG
que en su texto permite al municipio atender el ordenamiento territorial de
su jurisdicción y, con ello, la CC ha expresado que se orienta a establecer un
mecanismo de control de su circunscripción. Importante resulta establecer que
el municipio promueve o puede promover cuáles serán zonas de reserva natural
de flora y fauna, estableciendo métodos de reasentamiento de población
dentro de su circunscripción, esto a partir de esa capacidad constitucional de
ordenamiento territorial.

Debe interpretarse a partir de lo hasta ahora expuesto, que la protección de las


tierras de tenencia comunal o colectiva, propiedad agraria y de comunidades
indígenas recae también en el municipio, mediante disposiciones reglamentarias
u ordenanzas municipales que orienten a garantizar que estas tierras no serán
lesionadas en su propiedad y con ello se genere desplazamiento forzado. En
todo caso, que el uso de dichas tierras sea conforme la comunidad disponga
con base en intereses de bien común y administración del desarrollo local.

En cuanto a la vivienda popular, esta se rige por el Decreto 09-2012 del


Congreso de la República, Ley de Vivienda, la cual tiene como ente rector
al Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda, y a un Consejo
Nacional de Vivienda que debe dirigir la Vicepresidencia de la República.
Entre sus regulaciones, esta ley dispone los derechos que tienen las personas

110
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

a viviendas dignas, saludables y adecuadas, estableciendo para ello principios


de orden social.

Entre quienes integran el Consejo Nacional de Vivienda se regula el Movimiento


Guatemalteco de Pobladores (MGP), el cual parece ser excluyente, pues
tendrían las personas que ser parte de este para poder acceder a dicho
consejo, o bien, parte de alguna de las entidades enunciadas en su artículo 10.
Entre las funciones de este Consejo se encuentra la de proponer mecanismos
que faciliten el acceso y legalización del suelo para fines habitacionales, lo cual
tendría que ser interpretado a la luz de los artículos 67 y 68 constitucionales,
a su vez, a las disposiciones del Código Municipal en cuanto a su facultad
constitucional de ordenamiento territorial, lo cual parece previsto en la ley
misma en sus artículos 21 al 24 y en el Reglamento de la Ley de Vivienda,
Acuerdo Gubernativo 312-2012, artículo 12.

Con esto es importante destacar que la vivienda popular a la que hace


referencia la Constitución, que sirve de base para establecer el derecho a
no ser desplazado, encuentra una institucionalidad estatal que por ahora no
puede determinarse si es idónea en cuanto a su funcionamiento e impacto real
por no ser este documento destinado a ello, pero se identifica su existencia y
la de la normativa que debería sustentar.

Se puede afirmar que el marco jurídico descrito no estará completo sin un


análisis de las políticas, legislación y medidas administrativas y judiciales
tomadas para disminuir la violencia y la comisión de delitos, especialmente
aquellas que han sido expuestas al principio de este documento.

4.6 Institucionalidad estatal y desplazamiento forzado

Desde el inicio de este documento se indicó la doble dimensión del


desplazamiento forzado, es decir, el derecho a no ser desplazado arbitrariamente
y los derechos de las personas desplazadas durante su desplazamiento.
Al respecto de la primera dimensión, derecho a no ser desplazado, se ha
identificado ya la existencia de alguna institucionalidad estatal que de acuerdo
con sus funciones establecidas constitucionalmente o en legislación nacional
pueden garantizar que las personas no sean desplazadas. Son estas, por
ejemplo, cada uno de los 341 municipios actuales de Guatemala y, por sus
alcances, el Consejo Nacional de Vivienda y el Ministerio de Comunicaciones,
Infraestructura y Vivienda.

Sin embargo, a profundidad de la garantía del derecho a no ser desplazado,


quien ha jugado un papel fundamental ha sido la CC de Guatemala, la cual ha
introducido precedentes y jurisprudencia que tienen impacto sobre formas

111
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

registrales de tenencia comunitaria de tierra, el derecho al mínimo vital y a la


vivienda. Esto lamentablemente no ha tenido un impacto real en el Organismo
Ejecutivo en cuanto generar políticas o disposiciones administrativas en orden
de solucionar la problemática del desplazamiento forzado.

En ese orden, se identificó que las instituciones estatales al hacer referencia


al desplazamiento forzado de pueblos indígenas o comunidades campesinas,
especialmente la Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del
Ejecutivo en Materia de Derechos Humanos, lo cataloga como “desalojos”, con
lo cual genera dos posiciones jurídicas que complican la atención de derechos
humanos:

I. Posición reduccionista: al establecer a las personas como desalojadas,


las etiqueta como ocupantes ilegales o ilícitos de las áreas en donde se
encontraban asentadas, con lo cual facilita que todo el sistema estatal las
etiquete como invasoras y no como personas desplazadas forzadamente
por carencia de acceso al derecho a vivienda, a tierras comunitarias o al
respeto al derecho de tierras ancestrales de pueblos indígenas. A su vez,
impide que el municipio tome acciones de reasentamiento de poblaciones
ciertamente sin acceso a viviendas por sobreponer su estatus de aparente
ilegalidad versus su situación de personas carentes de recursos para un
mínimo vital.

II. Posición marginal: con el establecimiento del estatus de desalojadas, las


personas son puestas en una posición marginal a sus derechos de servicios
básicos, esto es, carencia de acceso a educación, salud, trabajo, vivienda,
justicia, seguridad, entre otros derechos fundamentales.

Con lo dicho, el día de hoy puede afirmarse que, a partir de esta posición
de desalojados y no desplazados, el Estado no ha generado ningún tipo
de institución estatal con funciones y capacidades de evitar la posición
reduccionista y marginal en que estas personas se encuentran, por lo que se ve
afectado el derecho a no ser desplazado y, a su vez, el derecho del desplazado
durante su desplazamiento al acceso al resto de sus derechos fundamentales.

Con esto durante la elaboración del documento se observó que, en el ámbito


de los grandes desplazamientos, quien más intervención tiene en procesos de
desalojo son las fuerzas policiales, militares y el sistema jurisdiccional en donde
se encuentran estas comunidades o familias desplazadas. Mientras que en el
ámbito micro o de desplazamientos por unidad familiar proveniente de otras
formas de violencia, se observa la inexistencia de institucionalidad estatal para
la restitución de derechos.

112
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

4.7 Principios Rectores del Desplazamiento


Forzado Interno

En septiembre de 2005, los Jefes de Estado y de Gobierno reunidos en la


Cumbre Mundial en Nueva York reconocieron los Principios Rectores del
Desplazamiento Forzado Interno como “un marco internacional de importancia
para proteger a las personas desplazadas dentro de sus países.” Estos Principios
tienen por objeto servir de norma internacional para orientar a los gobiernos,
organizaciones regionales y todos los otros actores pertinentes en la provisión
de asistencia y protección a los desplazados internos. Aunque no constituyen
un instrumento vinculante, los Principios reflejan y son consecuentes con el
derecho internacional.

Los Principios identifican los derechos y garantías relacionados con la


protección de los desplazados internos en todas las fases del desplazamiento.
Les protegen contra el desplazamiento arbitrario, sientan las bases para su
protección y asistencia durante el desplazamiento y establecen garantías
para su retorno, reasentamiento y reintegración en condiciones de seguridad.
Incluyen también a quienes han huido de catástrofes naturales o provocadas
por el ser humano, políticas de apartheid, limpieza étnica, políticas de
discriminación racial, proyectos de desarrollo en gran escala (que no estén
justificados por un interés público superior o primordial), desastres y castigos
colectivos (ONU, 2009).

Sección I: Principios generales

Principio 1
I. Los desplazados internos disfrutarán en condiciones de igualdad de
los mismos derechos y libertades que el derecho internacional y el
interno reconocen a los demás habitantes del país. No serán objeto de
discriminación alguna en el disfrute de sus derechos y libertades por el
mero hecho de ser desplazados internos.

II. Estos Principios no afectarán a la responsabilidad penal del individuo con


arreglo al derecho internacional, en particular en relación con el delito de
genocidio, los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra.

Principio 2
I. Estos Principios serán observados por todas las autoridades, grupos y
personas independientemente de su condición jurídica y serán aplicados

113
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

sin distinción alguna. La observancia de estos Principios no afectará a la


condición jurídica de las autoridades, grupos o personas involucrados.

II. Estos Principios no podrán ser interpretados de forma que limite, modifique
o menoscabe las disposiciones de cualquier instrumento internacional
de derechos humanos o de derecho humanitario o los concedidos a la
persona por el derecho interno. En particular, estos Principios no afectarán
al derecho de solicitar y obtener asilo en otros países.

Principio 3
I. Las autoridades nacionales tienen la obligación y la responsabilidad
primarias de proporcionar protección y asistencia humanitaria a los
desplazados internos que se encuentren en el ámbito de su jurisdicción.

II. Los desplazados internos tienen derecho a solicitar y recibir protección


y asistencia humanitaria de esas autoridades. No serán perseguidos ni
castigados por formular esa solicitud.

Principio 4
I. Estos Principios se aplicarán sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión o convicciones, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional, étnico o social, condición jurídica o social, edad,
discapacidad, posición económica, descendencia o cualquier otro criterio
similar.

II. Ciertos desplazados internos, como los niños, especialmente los menores
no acompañados, las mujeres embarazadas, las madres con hijos pequeños,
las mujeres cabeza de familia, las personas con discapacidades y las de
mayor edad, tendrán derecho a la protección y asistencia requerida por
su condición y a un tratamiento que tenga en cuenta sus necesidades
especiales.

Sección II: Principios relativos a la protección


contra los desplazamientos

Principio 5
Todas las autoridades y órganos internacionales respetarán y harán respetar las
obligaciones que les impone el derecho internacional, incluidos los derechos
humanos y el derecho humanitario, en toda circunstancia, a fin de prevenir y
evitar la aparición de condiciones que puedan provocar el desplazamiento de
personas.

114
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Principio 6
I. Todo ser humano tendrá derecho a la protección contra desplazamientos
arbitrarios que le alejen de su hogar o de su lugar de residencia habitual.

II. La prohibición de los desplazamientos arbitrarios incluye los


desplazamientos:
a) Basados en políticas de apartheid, “limpieza étnica” o prácticas
similares, cuyo objeto o resultado sea la alteración de la composición
étnica, religiosa o racial de la población afectada;
b) En situaciones de conflicto armado, a no ser que así lo exijan la
seguridad de las personas civiles o razones militares imperiosas;
c) En casos de proyectos de desarrollo en gran escala, que no estén
justificados por un interés público superior o primordial;
d) En casos de desastres, a menos que la seguridad y la salud de las
personas afectadas requieran su evacuación; y
e) Cuando se utilicen como castigo colectivo.

III. Los desplazamientos no tendrán una duración superior a la impuesta por


las circunstancias.

Principio 7
I. Antes de decidir el desplazamiento de personas, las autoridades
competentes se asegurarán de que se han explorado todas las alternativas
viables para evitarlo. Cuando no quede ninguna alternativa, se tomarán
todas las medidas necesarias para minimizar el desplazamiento y sus
efectos adversos.

II. Las autoridades responsables del desplazamiento se asegurarán en


la mayor medida posible de que se facilite alojamiento adecuado a las
personas desplazadas, de que el desplazamiento se realice en condiciones
satisfactorias de seguridad, alimentación, salud e higiene y de que no se
separe a los miembros de la misma familia.

III. Si el desplazamiento se produce en situaciones distintas de los estados de


excepción debidos a conflictos armados y catástrofes, se respetarán las
garantías siguientes:

a) La autoridad estatal facultada por la ley para ordenar tales medidas


adoptará una decisión específica.
b) Se adoptarán medidas adecuadas para facilitar a los futuros
desplazados información completa sobre las razones y procedimientos
de su desplazamiento y, en su caso, sobre la indemnización y el
reasentamiento;

115
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

c) Se recabará el consentimiento libre e informado de los futuros


desplazados;
d) Las autoridades competentes tratarán de hacer intervenir a las
personas afectadas, en particular las mujeres, en la planificación y
gestión de su reasentamiento;
e) Las autoridades legales competentes aplicarán medidas destinadas a
garantizar el cumplimiento de la ley cuando sea necesario; y
f) Se respetará el derecho a un recurso eficaz, incluida la revisión de las
decisiones por las autoridades judiciales competentes.

Principio 8
El desplazamiento no se llevará a cabo de forma que viole los derechos a la
vida, dignidad, libertad y seguridad de los afectados.
Principio 9
Los Estados tienen la obligación específica de tomar medidas de protección
contra los desplazamientos de pueblos indígenas, minorías, campesinos,
pastores y otros grupos que experimentan una dependencia especial de su
tierra o un apego particular a ella.

Sección III: Principios relativos a protección


durante el desplazamiento

Principio 10
I. El derecho a la vida es inherente al ser humano y estará protegido por la
ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente. Los desplazados
internos estarán protegidos en particular contra:

a) El genocidio;
b) El homicidio;
c) Las ejecuciones sumarias o arbitrarias; y
d) Las desapariciones forzadas, incluido el secuestro o la detención no
reconocida con amenaza o resultado de muerte.

Se prohibirán las amenazas y la incitación a cometer cualquiera de los actos


precedentes.
II. Los ataques u otros actos de violencia contra los desplazados internos
que no intervienen o han dejado de intervenir en las hostilidades estarán
prohibidos en toda circunstancia. Los desplazados internos serán
protegidos, en particular, contra:

116
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

a) Los ataques directos o indiscriminados u otros actos de violencia,


incluida la creación de zonas en las que se permiten los ataques a la
población civil;
b) La privación de alimentos como medio de combate;
c) Su utilización como escudos de ataques contra objetivos militares o
para proteger, facilitar o impedir operaciones militares;
d) Los ataques a sus campamentos o asentamientos; y
e) El uso de minas antipersonal.

Principio 11
I. Todo ser humano tiene derecho a la dignidad y a la integridad física, mental
o moral.

II. Con independencia de que se haya o no limitado su libertad, los desplazados


internos serán protegidos, en particular, contra:

a) La violación, la mutilación, la tortura, las penas o tratos crueles,


inhumanos o degradantes y otros ultrajes a su dignidad personal,
como los actos de violencia contra la mujer, la prostitución forzada o
cualquier otra forma de ataque a la libertad sexual;
b) La esclavitud o cualquier forma contemporánea de esclavitud, como
la entrega en matrimonio a título oneroso, la explotación sexual o el
trabajo forzado de los niños; y
c) Los actos de violencia destinados a sembrar el terror entre los
desplazados internos.

Se prohibirán las amenazas y la incitación a cometer cualquiera de los actos


precedentes.
Principio 12
I. Todo ser humano tiene derecho a la libertad y seguridad personales. Nadie
podrá ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

II. Para dar efecto a este derecho, los desplazados internos no podrán ser
recluidos o confinados en campamentos. Si en circunstancias excepcionales
la reclusión o el confinamiento resultan absolutamente necesarios, su
duración no será superior a la impuesta por las circunstancias.

III. Los desplazados internos disfrutarán de protección contra la detención o


encarcelamiento arbitrarios como resultado de su desplazamiento.

IV. Los desplazados internos no podrán ser tomados como rehenes en ningún
caso.

117
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

Principio 13
I. Los niños desplazados no serán alistados en ningún caso ni se les permitirá
o pedirá que participen en las hostilidades.

II. Se protegerá a los desplazados internos contra las prácticas discriminatorias


de alistamiento en fuerzas o grupos armados como resultado de su
desplazamiento. En particular, se prohibirán en toda circunstancia las
prácticas crueles, inhumanas o degradantes que obliguen a los desplazados
a alistarse o castiguen a quienes no lo hagan.

Principio 14
I. Todo desplazado interno tiene derecho a la libertad de circulación y a la
libertad de escoger su residencia.

II. En particular, los desplazados internos tienen derecho a circular libremente


dentro y fuera de los campamentos u otros asentamientos.

Principio 15
Los desplazados internos tienen derecho a:

a) Buscar seguridad en otra parte del país;

b) Abandonar su país;

c) Solicitar asilo en otro país; y

d) Recibir protección contra el regreso forzado o el reasentamiento en


cualquier lugar donde su vida, seguridad, libertad y salud se encuentren
en peligro.

Principio 16
I. Los desplazados internos tienen derecho a conocer el destino y paradero
de sus familiares desaparecidos.

II. Las autoridades competentes tratarán de averiguar el destino y


paradero de los desplazados internos desaparecidos y cooperarán con
las organizaciones internacionales competentes dedicadas a esta labor.
Informarán a los parientes más próximos de la marcha de la investigación
y les notificarán los posibles resultados.

III. Las autoridades competentes tratarán de recoger e identificar los restos


mortales de los fallecidos, evitar su profanación o mutilación y facilitar
la devolución de esos restos al pariente más próximo o darles un trato
respetuoso.

118
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

IV. Los cementerios de desplazados internos serán protegidos y respetados


en toda circunstancia. Los desplazados internos tendrán derecho de
acceso a los cementerios de sus familiares difuntos.

Principio 17
I. Todo ser humano tiene derecho a que se respete su vida familiar.

II. Para dar efecto a este derecho, se respetará la voluntad de los miembros
de familias de desplazados internos que deseen permanecer juntos.

III. Las familias separadas por desplazamientos serán reunidas con la mayor
rapidez posible. Se adoptarán todas las medidas adecuadas para acelerar
la reunificación de esas familias, sobre todo en los casos de familias
con niños. Las autoridades responsables facilitarán las investigaciones
realizadas por los miembros de las familias y prestarán estímulo y
cooperación a los trabajos de las organizaciones humanitarias que se
ocupan de la reunificación de las familias.

IV. Los miembros de familias internamente desplazadas cuya libertad personal


haya sido limitada por la reclusión o el confinamiento en campamentos
tendrán derecho a permanecer juntos.

Principio 18
I. Los desplazados internos tienen derecho a un nivel de vida adecuado.

II. Cualesquiera que sean las circunstancias, las autoridades competentes


suministrarán a los desplazados internos, como mínimo y sin discriminación,
y se cerciorarán de que pueden recibir en condiciones de seguridad:

a) Alimentos indispensables y agua potable;


b) Cobijo y alojamiento básicos;
c) Vestido adecuado; y
d) Servicios médicos y de saneamiento indispensables.

III. Se tratará en especial de garantizar que las mujeres participen plenamente


en la planificación y distribución de estos suministros básicos.

Principio 19
I. Los desplazados internos enfermos o heridos y los que sufran
discapacidades recibirán en la mayor medida posible y con la máxima
celeridad la atención y cuidado médico que requieran sin distinción
alguna, salvo por razones exclusivamente médicas. Cuando sea necesario,
los desplazados internos tendrán acceso a los servicios psicológicos y
sociales.

119
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

II. Se prestará especial atención a las necesidades sanitarias de la mujer,


incluido su acceso a los servicios de atención médica, en particular los
servicios de salud reproductiva y al asesoramiento adecuado de las
víctimas de abusos sexuales y de otra índole.

III. Se prestará asimismo especial atención a la prevención de enfermedades


contagiosas e infecciosas, incluido el SIDA, entre los desplazados internos.

Principio 20
I. Todo ser humano tiene derecho, en todas partes, al reconocimiento de su
personalidad jurídica.

II. Para dar efecto a este derecho, las autoridades competentes expedirán
a los desplazados internos todos 
los documentos necesarios para el
disfrute y ejercicio de sus derechos legítimos, tales como pasaportes,
documentos de identidad personal, partidas de nacimiento y certificados
de matrimonio. En particular, las autoridades facilitarán la expedición de
nuevos documentos o la sustitución de los documentos perdidos durante
el desplazamiento, sin imponer condiciones irracionales, como el regreso
al lugar de residencia habitual para obtener los documentos necesarios.

III. La mujer y el hombre tendrán iguales derechos a obtener los documentos


necesarios y a que los documentos se expidan a su propio nombre.

Principio 21
I. Nadie será privado arbitrariamente de su propiedad o sus posesiones.

II. Se protegerá la propiedad y las posesiones de los desplazados internos en


toda circunstancia, en 
particular, contra los actos siguientes:

a) Pillaje;
b) Ataques directos o indiscriminados u otros actos de violencia;
c) Utilización como escudos de operaciones u objetos militares;
d) Actos de represalia; y
e) Destrucciones o expropiaciones como forma de castigo colectivo.

III. Se protegerá la propiedad y las posesiones que hayan abandonado los


desplazados internos contra la destrucción y la apropiación, ocupación o
uso arbitrarios e ilegales.

Principio 22
I. No se hará entre los desplazados internos, con independencia de que
vivan o no en campamentos, distinciones basadas en su desplazamiento
respecto del disfrute de los siguientes derechos:

120
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

a) A la libertad de pensamiento, conciencia, religión o convicciones,


opinión y expresión;
b) A buscar libremente oportunidades de empleo y a participar en las
actividades económicas;
c) A asociarse libremente y a participar en pie de igualdad en los asuntos
comunitarios;
d) Derecho de voto y el de participar en los asuntos públicos y
gubernamentales, incluido el acceso a los medios necesarios para
ejercerlo; y
e) A comunicarse en un idioma que comprendan.

Principio 23
I. Todo ser humano tiene derecho a la educación.

II. Para dar efecto a este derecho las autoridades competentes se asegurarán
de que los desplazados internos, en particular los niños desplazados,
reciban una educación gratuita y obligatoria a nivel primario. La educación
respetará su identidad cultural, su idioma y su religión.

III. Se tratará en especial de conseguir la plena e igual participación de


mujeres y niñas en los programas educativos.

IV. Tan pronto como las condiciones lo permitan, se facilitarán los servicios
de educación y formación a los desplazados internos, en particular
adolescentes y mujeres, con independencia de que vivan o no en
campamentos.

Sección IV: Principios relativos a la asistencia humanitaria

Principio 24
I. La asistencia humanitaria se prestará de conformidad con los principios de
humanidad e imparcialidad y sin discriminación alguna.

II. No se desviará la asistencia humanitaria destinada a los desplazados


internos, ni siquiera por razones políticas o militares.

Principio 25
I. La obligación y responsabilidad primarias de proporcionar asistencia
humanitaria a los desplazados internos corresponde a las autoridades
nacionales.

121
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

II. Las organizaciones humanitarias internacionales y otros partícipes


competentes tienen derecho a ofrecer sus servicios en apoyo de los
desplazados internos. Este ofrecimiento no podrá ser considerado como
acto inamistoso ni como injerencia en los asuntos internos del Estado
y será examinado de buena fe. Su aceptación no podrá ser retirada
arbitrariamente, en particular cuando las autoridades competentes no
puedan o no quieran proporcionar la asistencia humanitaria necesaria.

III. Todas las autoridades competentes concederán y facilitarán el paso libre


de la asistencia humanitaria y permitirán a las personas que prestan esa
asistencia un acceso rápido y sin obstáculos a los desplazados internos.

Principio 26
Se respetará y protegerá a las personas que prestan asistencia humanitaria,
sus medios de transporte y sus suministros. No serán objeto de ataques ni de
otros actos de violencia.

Principio 27
I. Al proporcionar la asistencia, las organizaciones humanitarias
internacionales y los demás partícipes competentes prestarán la debida
consideración a la protección de las necesidades y derechos humanos
de los desplazados internos y adoptarán las medidas oportunas a este
respecto. Para ello, las mencionadas organizaciones y partícipes respetarán
las normas y códigos de conducta internacionales pertinentes.

II. El párrafo precedente se entiende sin perjuicio de las responsabilidades en


materia de protección de las organizaciones internacionales encargadas
de esta finalidad, cuyos servicios pueden ser ofrecidos o solicitados por
los Estados.

Sección V: Principios relativos al regreso, el


reasentamiento y la reintegración

Principio 28
I. Las autoridades competentes tienen la obligación y responsabilidad
primarias de establecer las condiciones y proporcionar los medios que
permitan el regreso voluntario, seguro y digno de los desplazados internos
a su hogar o su lugar de residencia habitual, o su reasentamiento voluntario
en otra parte del país. Esas autoridades tratarán de facilitar la reintegración
de los desplazados internos que hayan regresado o se hayan reasentado
en otra parte.

122
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

II. Se tratará en especial de garantizar que los desplazados internos


participen plenamente en la planificación y gestión de su regreso o de su
reasentamiento y reintegración.

Principio 29
I. Los desplazados internos que regresen a su hogar o a su lugar de residencia
habitual o que se hayan reasentado en otra parte del país no serán objeto
de discriminación alguna basada en su desplazamiento. Tendrán derecho
a participar de manera plena e igualitaria en los asuntos públicos a todos
los niveles y a acceder en condiciones de igualdad a los servicios públicos.

II. Las autoridades competentes tienen la obligación y la responsabilidad de


prestar asistencia a los desplazados internos que hayan regresado o se
hayan reasentado en otra parte, para la recuperación, en la medida de
lo posible, de las propiedades o posesiones que abandonaron o de las
que fueron desposeídos cuando se desplazaron. Si esa recuperación es
imposible, las autoridades competentes concederán a esas personas una
indemnización adecuada u otra forma de reparación justa o les prestarán
asistencia para que la obtengan.

Principio 30
Todas las autoridades competentes concederán y facilitarán a las
organizaciones humanitarias internacionales y a otros partícipes competentes,
en el ejercicio de sus respectivos mandatos, un acceso rápido y sin obstáculos
a los desplazados internos para que les presten asistencia en su regreso o
reasentamiento y reintegración.

123
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

5. Conclusiones

1) El desplazamiento forzado interno en Guatemala tiene una larga historia,


desde la invasión española hasta la actualidad. Durante el CAI, entre 500
mil y un millón y medio de guatemaltecos fueron forzados a huir de los
lugares donde vivían (CEH 1999).

2) Con la firma de la paz, a fines de 1996, se esperaba que se iniciara un


período de estabilización política del país, sin embargo, la violencia y el
desplazamiento continúan ocurriendo con nuevas complejidades. Las
condiciones socioeconómicas, culturales y de expresión de la violencia
han presentado nuevos desafíos para las poblaciones y se han convertido
en factores de desplazamiento forzado interno.

3) En Guatemala las causas del desplazamiento forzado interno son variadas


y multicausales. Sin embargo, los elementos detonantes que activan la
expulsión están vinculados por lo general con diferentes tipos de violencias,
que terminan siendo decisivas para la decisión de huir y preservar la vida.
Estas causas se convierten en factores expulsores y afectan a poblaciones
específicas. Como aporte de este estudio se propone la siguiente tipología
de violencias, como causas del desplazamiento forzado interno:

a) Violencia estructural (pobreza, desigualdad, racismo, etc.)

b) Violencia criminal:
i. Narcotráfico
ii. Maras y pandillas

c) Violencia de género y discriminación:


i. Violencia contra las mujeres
ii. Violencia de género contra personas LGTBI

d) Violencia del modelo económico-extractivo:


i. Monocultivos y agrocombustibles
ii. Áreas protegidas y créditos de carbono
iii. Megaproyectos de minería e hidroeléctricas
iv. Criminalización de defensoras y defensores de DDHH

4) El fenómeno del desplazamiento forzado fue reconocido en Guatemala en


el tiempo del CAI, sin embargo, el desplazamiento forzado que se da en la
actualidad no ha sido reconocido por los gobiernos de turno en Guatemala,
por lo tanto, es una problemática invisible y poco documentada. El no
reconocimiento de la problemática desde la institucionalidad, junto a los

125
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

efectos en la ausencia de datos y políticas públicas, hace que el fenómeno


crezca y haya una mayor cantidad de población afectada.

5) Una de las principales dificultades que se enfrenta para estudiar o


caracterizar el fenómeno es la limitación de datos estadísticos que den
cuenta de la problemática. Las instancias del Estado responsables de
abordar esta tipología de violencias no consideran el desplazamiento
como una de las consecuencias derivadas. Por ejemplo, el Sistema
Informático de Control de la Investigación del Ministerio Público (SICOMP)
no maneja registros en su base de datos que den cuenta de qué sucede
con las personas víctimas de delitos, es decir, solo registra el delito, pero
no si la persona tuvo que desplazarse producto del delito y los impactos
en vida.

6) La violencia estructural ha sido históricamente un factor de movilidad,


pero en ciertos momentos históricos y mezclados con otras formas de
violencias, empuja a desplazamientos forzados de poblaciones para
buscar alternativas de sobrevivencia, lo que ha sido comprobado en el
trabajo de campo para este estudio. La ausencia de políticas públicas
adecuadas y la corrupción han profundizado la pobreza, pauperizado el
campo, reducido el acceso a empleo formal y digno, disminuido el acceso
a salud y educación y agudizado las tensiones interétnicas expresadas
en el racismo y la discriminación. Esta forma de violencia estructural se
configura en condición expulsora, ya que las familias no tienen cómo
sobrevivir y deciden desplazarse o migrar.

7) La violencia criminal con la actuación del crimen organizado del


narcotráfico y de las maras y pandillas, se ha transformado en un factor de
desplazamiento forzado en años recientes. Los gobiernos no han tenido
la capacidad de construir y continuar políticas de Estado que fortalezcan
la seguridad ciudadana civil y la investigación criminal especializada. La
corrupción y la existencia de estructuras criminales dentro de los tres
poderes del Estado han sido un factor que ha impedido la justicia y ha
hecho crecer la impunidad.

8) Debido a las ganancias económicas que genera el delito de extorsión y la


forma en que operan los extorsionadores, han surgido aparte de las maras
y grupos organizados, actores imitadores y oportunistas que complejizan
el abordaje del fenómeno. Además, existe un enorme subregistro en las
cifras de extorsión, con un alto número de casos que no son denunciados
y se mantienen fuera de las estadísticas oficiales.

9) Además, la violencia de las maras, pandillas, narcotráfico y crimen


organizado genera tipos particulares de violencia contra las mujeres,
debido al imaginario machista, patriarcal y misógino, entre las cuales son

126
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

recurrentes las violaciones masivas, los secuestros, la violencia física, los


feminicidios, la trata y la esclavitud sexual o laboral.

10) La violencia de género contra las mujeres proviene de patrones de violencia


estructural que se relacionan de forma directa con las formas patriarcales
de dominio y control sobre el cuerpo de las mujeres. La situación de
violencia intrafamiliar, doméstica o de pareja (en la que se encuentran
muchas mujeres) es un factor de riesgo y, en algunas ocasiones, la única
salida posible es el desplazamiento o la migración.

11) Con este estudio se comprueba que el intento por huir de la violencia,
de los conflictos familiares y de la situación de dominación y vejación
en la que se encuentran, condiciona a las mujeres a tomar la decisión
de desplazarse o migrar como única vía posible de escape. También se
evidenció que el desplazamiento forzado por violencia de género no es
reconocido como tal, y las víctimas no reciben ningún apoyo estatal para
enfrentar los impactos de dicho desplazamiento.

12) La violencia de género y discriminación contra las personas LGTBI se


expresa en su cotidianidad y tiene como raíz una violencia estructural que
se asientan en los perjuicios y el estigma, y que se manifiesta en todos los
ámbitos de su vida: desde las oportunidades para acceder a educación,
salud, empleo, participación social y recreación, hasta en sus relaciones
personales y en su reconocimiento social. Además, no reciben protección
del Estado ni de la sociedad.

13) Las personas LGBTI viven formas de desplazamiento constantes, provocadas


por diversa formas de violencia, que en el estudio se han clasificado en:
doméstica o familiar, institucional, laboral, mediática, criminal, homicida y
simbólica. Estos desplazamientos forzados generalmente se inician con la
expulsión de sus hogares por rechazo familiar, y luego se siguen sumando
experiencias durante el resto de sus vidas.

14) La violencia del modelo económico-extractivo genera desplazamiento


derivado de la actuación de megaproyectos de minería e hidroeléctricas,
monocultivos o mal manejo de declaratoria de áreas protegidas. Los
desalojos mal manejados sin cumplir con los marcos de protección en
DDHH, la judicialización y la criminalización son una de las principales
causas de los desplazamientos de poblaciones indígenas y rurales
afectadas por megaproyectos en Guatemala.

15) El desplazamiento forzado por violencia económica ha sido silenciado e


invisibilizado por el Estado, que se niega a reconocer siquiera la posibilidad
de que el modelo económico que impulsa genere tal efecto. Las personas
desplazadas por megaproyectos quedan excluidas de la consideración de
víctimas, de la lectura clásica de lo que hoy se entiende por desplazamiento

127
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

interno y por refugiado; y tampoco son tomadas en cuenta en el concepto


de refugiado ambiental.

16) Al establecer a las personas como desalojadas, les etiqueta como ocupantes
ilegales o ilícitos de las áreas en donde se encontraban asentados, con
lo cual facilita que todo el sistema estatal les etiquete como invasores
y no como personas desplazadas forzadamente por carencia de acceso
al derecho a vivienda, a tierras comunitarias o al respeto al derecho de
tierras ancestrales de pueblos indígenas. A su vez, impide en el municipio
que este tome acciones de reasentamiento de poblaciones ciertamente
sin acceso a viviendas por sobreponer su estatus de aparente ilegalidad
versus su situación de personas carentes de recursos para un mínimo vital.

17) Con el establecimiento del estatus de desalojados, las personas son


puestas en una posición marginal a sus derechos de servicios básicos,
esto es, carencia de acceso a educación, salud, trabajo, vivienda, justicia,
seguridad, entre otros derechos fundamentales.

18) Puede afirmarse que a partir de esta posición de desalojos por sobre
desplazados, el Estado no ha generado ningún tipo de institución estatal
con funciones y capacidades para evitar la posición reduccionista y
marginal en que estas personas se encuentran, por lo que se ve afectado el
derecho a no ser desplazado y, a su vez, el derecho del desplazado durante
su desplazamiento al acceso al resto de sus derechos fundamentales.

19) En Guatemala, no se tienen cifras certeras ni registros oficiales sobre


la cantidad de personas desplazadas, pues los gobiernos de turno han
tenido debilidad y falta de voluntad política para documentar y entender
el fenómeno, y hasta en la actualidad no ha sido reconocido oficialmente.
Esto hace que los desplazados internos sean migrantes socioeconómicos
invisibilizados, y que no existan políticas públicas orientadas a su
protección y asistencia, viviendo una recurrente violación de sus derechos
humanos.

20) En el ámbito de los grandes desplazamientos, quien más intervención


tiene en procesos de desalojo son fuerzas policiales, militares y el sistema
jurisdiccional en donde se encuentran estas comunidades o familias que
son desplazadas. Mientras que en el ámbito micro o de desplazamientos
por unidad familiar proveniente de otras formas de violencia, se observa
inexistencia de institucionalidad estatal para la restitución de derechos.

128
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

6. Recomendaciones

1) Uno de los principales retos que tiene el gobierno guatemalteco es el


reconocimiento de la problemática del desplazamiento forzado interno,
generando información, discusiones técnicas y propuestas con instancias
que se dedican a la temática, buscando promover la creación de políticas
públicas que ayuden a abordar y revertir este fenómeno.

2) Los gobiernos de turno, y el Estado en su conjunto, tienen la obligación


de lograr un entendimiento integral del fenómeno y su naturaleza, contar
con registros de casos y cifras, para lograr garantizar que los esfuerzos
de mitigación estén bien orientados. Es imprescindible la recolección
sistemática de datos completos sobre el desplazamiento interno, la
violencia criminal y la violencia estructural como base para comprender y
responder de manera efectiva a los desafíos que plantean los fenómenos
a nivel individual, comunitario y nacional.

3) Es necesario que el Estado de Guatemala tenga políticas de seguridad


ciudadana y prevención del delito, que considere la creación de alternativas
económicas viables, que ayuden a que los jóvenes de bajos ingresos
puedan satisfacer sus necesidades básicas y encuentren alternativas y
opciones frente al fenómeno de las pandillas.

4) También es necesario que se creen políticas públicas específicas para


frenar la violencia de género y se garantice el acceso de las mujeres y de
la población LGBTIQ+ a la justicia y a servicios que les ayuden a recuperar
sus proyectos de vida, y a que no tengan que desplazarse debido a este
tipo de violencia.

5) Desde la sociedad civil y el sector académico se recomienda continuar


con los esfuerzos de investigación, caracterización y recopilación de datos
sobre el desplazamiento forzado interno, así con la articulación para la
incidencia a favor de mejores políticas y una más adecuada aplicación
de los marcos de protección. Esto desde enfoques transdisciplinarios
e intersectoriales que permitan en todo momento reconocer la voz,
la experiencia y el conocimiento situado de las poblaciones y sujetos
afectados por el desplazamiento.

129
Diagnóstico sobre Desplazamiento Forzado Interno en Guatemala

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