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Bouza Nicolás

El ethos humano y la morada exterior

Presento en estas líneas dos posiciones éticas distintas respecto al ethos del hombre y cómo influyen
estas en el medio ambiente: el hombre que acepta su condición de creatura y busca su plenitud
contemplando lo real o el hombre que niega su condición creatural y así domina la realidad.

El ser creatura implica la respuesta a una única realización 1, que es pensada y querida para ella. Este
es el camino de la ética, un logos dentro del hombre que lo dirige en su obrar 2. Pero en la actualidad
esto se pone en cuestión. Se pretende pensar que el hombre es libre cuando no hay ningún limite,
esto es propio de la corriente genealogista. No existe naturaleza dada. En esta corriente, el logos no
es algo dado y puesto por el creador en la creatura, sino que es como algo que lo construimos entre
todos, nada me dirige sino yo mismo. A mi entender el problema central del hombre contemporáneo
es no querer ser creatura, no aceptar la finitud del ser propio, no aceptar lo dado.

Nietzsche nos introduce en la idea de que no hay un cosmos al cuál nos tengamos que adecuar, ni
tampoco hay un blanco al cuál dirigir nuestro deseo, nuestro vivir, esto es propio de la corriente
genealogista. No soy creatura, y no hay un creador esperándome o dándome el ser. Para Nietzsche lo
importante no es ni el pasado ni el futuro sino el presente que no esta inscripto en ningún orden. El
mundo no tiene sentido, y frente a esta concepción lo único que queda es el poder y la libertad de
hacer lo que uno quiere: ser libre frente a toda resistencia.

En estos días se estuvo hablando en los medios de Greta Thunberg, una activista medioambiental
sueca de 16 años. Comenzó su activismo a los quince años frente al parlamento sueco denunciando
con un cartel en mano la urgencia de la crisis ambiental, hoy se le unen millones de jóvenes
alrededor de todo el mundo. El 23 de septiembre del mes pasado fue invitada a la Asamblea General
de las Naciones Unidas. Denunció con datos científicos las consecuencias del calentamiento global y
la crisis ecológica en la que estamos insertos como primeros culpables:

“¡Cómo se atreven! Ustedes se han robado mis sueños y mi niñez con sus palabras vacías. Y, sin
embargo, yo soy una de las afortunadas. La gente está sufriendo, la gente está muriendo.
Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva y lo único
de lo que ustedes pueden hablar es de dinero y de cuentos de hadas sobre crecimiento
económico eterno.”3

No aceptar un orden en el mundo natural y el cuidado de este, es signo de un desprecio hacia el


logos, hacia una existencia que tiene sentido. El no ubicarse el hombre en el lugar que le corresponde
dentro del sistema natural visibiliza la falta de sentido. La crisis ecológica indica que el hombre ha
abandonado la idea de un orden en la realidad. La realidad no tiene sentido y por lo tanto pasa a ser
toda una construcción arbitraria, donde la mayoría es arrastrada por un poder que habla de “dinero y

1
J. Pieper, Creaturidad, publicado en Creaturidad y tradición, Bs. As., Fades 1983, p. 22-23)
2
E.Stein, La estructura de la persona humana, Madrid, BAC, 1998, p. 3
3
G Thunberg, Discurso en la Cumbre del Clima de la ONU, 23 de septiembre de 2019.
de cuentos de hadas de crecimiento económico eterno”. Ya no se contempla la realidad, sino que se
crea encima de ella.

Creo que tenemos volver la mirada a que el hombre tiene el llamado de obedecer a la realidad, debe
contemplarla e interiorizarla. El hombre contemporáneo quizá se ha olvidado de que el mismo es una
parte del todo y decidió ponerse en primer lugar. El grito de la casa común expresado en
contaminación, perdida de la biodiversidad, escasez de agua, y muchos otros aspectos, es un llamado
al hombre a entender que la libertad no es hacer lo que a uno le plazca sino estar en armonía con el
sentido profundo de la vida, de la creación toda. El ser humano aprende a reconocerse a sí mismo, a
percibir ese logos interior, en relación con la realidad de todo lo creado: “Yo me auto expreso al
expresar el mundo; yo exploro mi propia sacralidad al intentar descifrar la del mundo” 4. Debemos
volver a contemplar.

La etimología de la palabra ethos puede iluminar esta idea. En la misma palabra se articulan tres
significados: la morada exterior o habitación donde el hombre vive, la morada interior en sentido
antropológico que es su modo de ser, su carácter, y, en tercer lugar, un significado más externo, los
actos y la orientación del obrar. Estos tres significados conviven entre sí y prevalece una armonía. El
ser humano esta llamado a contemplar esa habitación exterior para orientar la morada interior y de
esta manera vincularse con otros. Debe permanecer en el cosmos.

4
Paul Ricoeur, Philosophie de la volonté II. Finitude et culpabilité, Paris 2009, 2016 (ed. esp.: Finitud y
culpabilidad, Madrid 1967, 249).

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