Вы находитесь на странице: 1из 5

TU – TU ALF ROSS.

En las islas Noisuli, la tribu primitiva Aisat- naf, está en la creencia de que en caso de que
se viole un determinado tabú -por ejemplo, si un hombre se encuentra con su suegra, si se mata
un animal totem o ingiere la comida preparada para el jefe -surge lo que es denominado “tú-tú”;
dicen que quien comete la infracción se pone tu-tu. Quizás tu-tu es una especie de fuerza religiosa
que recae sobre el culpable y amenaza a toda la comunidad con el desastre. Por esta razón toda
persona debe ser sometida a una ceremonia especial de purificación.

Es obvio que “tu-tu” es una superstición, no es nada, es una palabra desprovista de


significado. Pero pese a su carencia de significado tiene una función que desempeñar en el
lenguaje cotidiano de la gente; llena dos funciones principalmente:

 Prescribir1 (expresar órdenes o reglas): que alguien será sometido a la ceremonia


especial de purificación.
 Describir2 (hacer afirmaciones sobre hechos): que alguien se encontró con su
suegra, mató un animal totem o ingirio la comida preparada para el jefe.

Ahora bien, la tribu utiliza los siguientes dos enunciados:

1. Si una persona ha ingerido comida del jefe (x) entonces está tu-tu. (x=y).
2. Si una persona está tu-tu (y) deberá ser sometida a una ceremonia de purificación
(z).

Con independencia de lo que represente “tu-tu” (y), estos dos enunciados cuando se
combinan de acuerdo con la lógica dicen exactamente lo siguiente:

3. Si una persona ha ingerido comida del jefe deberá ser sometida a una ceremonia
de purificación3 (x=z).

Esta tercera proposición es notoriamente una un enunciado prescriptivo lleno de


significado. Independientemente de lo que sea lo que “y” representa, o aún cuando no represente
nada, la proposición es válida.

Luego entonces, aunque la palabra tutu, en sí misma, carece de todo significado, los
enunciados en los que aparece no son formulados al acaso. Esto explica por qué enunciados que
incluyen la palabra tu-tu tienen referencia semántica, aunque la palabra carezca de sentido.

Decir que “N.N.” está “tu-tu” establece una conexión semántica en la que pueden
distinguirse dos partes -dos estados de cosas-:

1
Ahora bien, si digo “cierra la puerta”, esta frase no es la expresión de ninguna afirmación, es decir, este
estado de cosas no es indiciado como algo que verdaderamente existe, sino que se presenta como una guía
de conducta.
2
Ahora bien, si yo digo en tres idiomas distintos “mi padre ha muerto”, tenemos tres frases diferentes, pero
una sola afirmación, es decir, las tres frases se refieren a un mismo estado de cosas existente en la realidad.
Este estado de cosas se llama “referencia semántica”; si suponemos que el estado de cosas existe, entonces
consideramos que las afirmaciones o frases son verdaderas.
3
Cuando “x=y” e “y=z”, entonces “x=z”
1. El estado de cosas de que “N.N” ha ingerido la comida del jefe (o alguno de los otros
supuestos). En adelante lo llamaremos “Hechos1”.
2. El estado de cosas consistente en que la norma válida que obliga a la ceremonia es
aplicable a “N.N”; o más precisamente: el estado de cosas de que si “N.N.” no se
somete a la ceremonia estará expuesto a una reacción dada por la comunidad. En
adelante lo llamaremos “Hechos2”.

Dada la existencia de estos dos estados de cosas es que el enunciado “N.N.” está tu-tu es
considerado verdadero. Y es la misma combinación de dichos dos estados la referencia semántica
del enunciado –“N.N. está tutu”.

Ahora bien, habrá que analizar si la persona realmente está “tutu”, es decir, verificar si
“N.N” ha cometido una de las transgresiones y si en consecuencia la norma de la purificación es
aplicable. Luego entonces, podemos verificar la afirmación “N.N está tutu” (1) probando la
existencia del primer estado de cosas (que cometió una trangresión) o el segundo (que le es
aplicable la norma de la purificación).

El círculo vicioso que en apariencia se da aquí es en realidad inexistente, dado que la


palabra tutu no representa nada, y por ende no hay relación causal entre el supuesto fenómeno
tutu y la aplicación de la norma de purificación.

En realidad cualquiera de los tres enunciados no expresan otra cosa, cada uno a su
manera, que la persona que ha cometido la transgresión deberá someterse a una ceremonia de
purificación. Esto no contradice la afirmación de que tutu es una palabra sin sentido. Solo al juicio
“N.N. está tutu”, tomado en su conjunto se le puede adscribir referencia semántica, y no
solamente a la palabra “tutu”.
________________________________________________________________________________

Un misionero sueco trabajó muchos años en la tribu, tratando de lograr que los nativos
entendieran que tutu no significa nada. En esto el misionero tenía la razón, sin embargo, fue un
exceso calificar de pecador pagano a todo aquel que siguiera usando la palabra “tutu”, pues el
misionero olvidó que con independencia de que carece de referencia semántica, los enunciados en
que esta aparece pueden funcionar efectivamente como expresiones prescriptivas y descriptivas.

El lector tiene que haber descubierto ya que esta alegoría se refiere a nosotros. Se trata de
la discusión sobre el uso de expresiones tales como “derecho subjetivo” y “deber” enfocada desde
un nuevo ángulo.

Nuestras normas están acuñadas en una terminología de tipo “tu-tu”. Por ejemplo:

1. Si se acuerda un préstamo, se origina un crédito


2. Si existe un crédito, su importe debe pagarse el día del vencimiento.

Esta es una manera indirecta de decir:


3. Si se acuerda un préstamo, su importe debe pagarse el día del vencimiento.

El crédito mencionado en 1 y 2, como “tutu”, no es una cosa real; no es nada en absoluto,


es una palabra desprovista de toda referencia semántica. Por lo tanto, también nosotros
expresamos como si algo hubiera cobrado existencia entre el hecho condicionante (hecho jurídico)
y la consecuencia jurídica condicionada. Ese algo es un “crédito”, un derecho subjetivo, que tiene
como efecto una consecuencia jurídica. De esta forma, como la tribu primitiva, convertimos
potencias sobrenaturales en efectos fácticos.

Pero tendremos que preguntarnos si existen fundamentos sólidos en favor de la


presentación “tutu” en las reglas jurídicas, es decir, para insertar derechos subjetivos imaginarios
entre el hecho y consecuencia jurídicos. Ross considera que esa pregunta debe ser contestada de
manera afirmativa y pone como ejemplo el concepto de propiedad.

Corresponde al pensamiento jurídico conceptualizar las normas de tal manera que las
mismas sean reducidas a un orden sistemático, el cual puede ser logrado con ayuda de la siguiente
presentación:

H1- C1 H2-C1 H3-C1 Hp-C1


H1- C2 H2-C2 H3-C2 Hp-C2
H1- C3 H2-C3 H3-C3 Hp-C3
. . . .
. . . .
H1- Cn H2-Cn H3-Cn Hp-Cn 4

El hecho condicionante H1 está conectado con la consecuencia jurídica C1, etc. Esto
significa que una cierta totalidad de hechos condicionantes (H1-Hp) está conectado con un cierto
grupo de consecuencias jurídicas; o viceversa: ciertas consecuencias jurídicas están conectadas a
un determinado grupo de hechos condicionantes.

Ahora bien, esta figura puede ser expresada más simplemente y en forma más manejable
mediante la figura5:

H1 C1
H1 C2
H1 P C3
. .
H1 C4

En el esquema anterior, la “P” (propiedad) representa simplemente la conexión


sistemática de entre los “H” y las “C”.

Resultará claro que la propiedad insertada entre los hechos condicionantes y las
consecuencias jurídicas condicionadas es en realidad una palabra sin sentido ni referencia

4
Lo importante de este esquema es que se presenta sin “tutu”, sin el condicionante imaginario.
5
En el esquema: P = propiedad; H =hechos jurídicos que crean la propiedad; C = consecuencias jurídicas
que comporta la propiedad.
semántica alguna. Hablamos de la propiedad como si fuera un eslabón causal entre alguno de los
“H” y un conjunto de “C”: “si “A” ha comprado un objeto (H2), nace para él la propiedad (P) del
objeto. Luego entonces, si “A” es propietario, tiene el derecho a obtener su entrega”. Se ha creado
algo que puede ser llamado “propiedad”, pero que carece de sentido.

Así como creamos derechos subjetivos, creamos estatus sobre personas, territorios, etc.
Por ejemplo:

1. Territorio: el derecho internacional establece qué área pertenece a un estado


particular, la llamamos “territorio” (tutu).
2. Matrimonio: el derecho de familia distingue entre las condiciones para contraer
matrimonio y los efectos jurídicos del matrimonio; en esta situación es usual hablar de
la creación de un estatus.

Ahora bien, “propiedad”, “crédito”, etc., en el lenguaje jurídico cumplen con la misma
función que “tutu”: son palabras sin significado, pero con las que se puede hablar con sentido en
la forma de prescripciones y descripciones:

 Prescripciones: -quien ha comprado una cosa tiene la propiedad-, quien tiene la propiedad
puede obtener que le entreguen la cosa.
 Descripciones: la afirmación de que “A” es titular de la propiedad de una cosa, tiene la
referencia semántica que existió alguno de los hechos “Hp” que se consideran acuerdan la
propiedad.

Y, al igual que “tutu”, no hay un círculo vicioso, dado que la propiedad no representa nada
en lo absoluto. Decir: 1) “A” ha comprado la cosa, 2) “A” es propietario o 3) “A” puede pedir la
entrega de la cosa; cualquiera de esas tres proposiciones o enunciados no expresan otra cosa que
una persona que ha comprado una cosa puede obtener su entrega o reclamar daños y perjuicios,
etc.

Es imposible adscribir una referencia semántica a la palabra propiedad por sí misma. Aquí
hubieron dos ideas anteriores a las de Ross:

1. Per Olof Ekelöf: el término “crédito”, “propiedad” (tutu; 2), no representa la misma cosa
en la proposición 1 y 3, sino la consecuencia jurídica en la proposición 1 y el hecho jurídico
en la proposición 3.
2. Ivar Strahl: contestó a Ekelöf con el poderoso argumento de que tal interpretación era
inadmisible, el término forzosamente debe ser usado con uno y el mismo sentido en la
proposición 1 como en la 3; esto porque ambas proposiciones constituyen las premisas de
una conclusión. Strahl consideró que el “derecho subjetivo” (tutu, crédito o propiedad),
representa al hecho jurídico.
3. Ekelöf: acepta la idea de Strahl de que debe significar lo mismo en ambas proposiciones,
pero le contesta acertadamente a Strahl que de representar al hecho jurídico la premisa
mayor en caso 1 se torna analíticamente vacía.

Lo que no vio ninguno de los dos es que el concepto “derecho subjetivo” no designa
circunstancia alguna, y que el derecho subjetivo” como hecho no es en absoluto un hecho, y que el
intento de adscribir un significado a las premisas mayores en los silogismos en los casos 1 y 3,
cuando se las considera en forma aislada, es una tarea vana. Considero -dice Ross- verdadero que
el concepto de derecho subjetivo es un instrumento para la técnica de presentación que sirve
exclusivamente para fines sistemáticos y que en sí no significa ni más ni menos que “tutu”.

Вам также может понравиться