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A menos que sea absolutamente necesario, voy a tratar de abordar
los temas a tratar de la forma más simple que pueda. Aún así, si no
se entiende algún punto, por favor comuníquemelo así puedo
corregir mis errores en ediciones futuras de este material. Todas las
citas bíblicas que sean puestas en este escrito son tomadas de la
edición Reina-Valera 1960. Igualmente, no creo que cause demasiado
conflicto al lector este detalle ya que esta versión es la más común,
pero nunca está de más la aclaración.
El Escritor
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Discipulado: ¿Qué es?
Antes de abordar el tema de la ejecución de un discipulado,
debemos empezar por lo más básico. Qué es realmente
“discipular” o “ser discipulado”.
Para ello, tomemos en cuenta la definición de un diccionario
mejor del que usé al principio del libro*:
*: Al principio del libro, use un diccionario común y sus definiciones de forma textual. En esta parte, formulé una
definición en base a la definición de discípulo y discipulador de un Diccionario Enciclopédico.
su conocimiento, sino que estas trabajando con su alma
directamente. Esa persona que vos dedicas tiempo no solo es
edificada por lo que vos le compartís de la Palabra, sino que también
por la forma en la que formas un lazo más profundo con ella. Esa
persona te ve no solo como un maestro, sino como un amigo, un
ejemplo, alguien en quién confiar. El discipulado no solo se limita a
la hora en la que hablan, sino a las otras 23 en las que seguís
orando por esa persona, que te preocupas por lo que le pasa, que se
convierte en tu responsabilidad.”
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experiencia aprendía, compartía a sus discípulos, y a medida
que mantenía su ministerio, seguía buscando a Dios y que lo
cambiara a él con mucha diligencia y fervor. Una vez me dijo
“cuando prediques, discipules o quieras compartir con alguien algo
de la Biblia, si Dios no te habla a vos primero, mas vale no hablar
nada.”
En vista de todo esto, podemos resumir que al decir que un
discipulado es una “relación de tutela”, decimos que se trata de
una relación líder-discípulo en la que mediante el estudio de la
Palabra, el tiempo compartido y una relación personal con Dios
cada día más ferviente se consigue un crecimiento espiritual
mutuo, un lazo fraternal entre ambas partes (líder y discípulo) y
una ejercitación de los dones espirituales de cada uno.
• “…enseña(n) algo…”
Está más que claro que el discipulado tiene como fin afianzar
las raíces del creyente mediante el estudio de la Biblia. Pero…
¿es necesario tener un plan de estudio? ¿Debe uno prepararse
de forma especial para ser discipulador? ¿La enseñanza del
discipulado es siempre lineal, o puede sufrir variaciones?
Vayamos por partes. Es realmente útil tener siempre en claro
de lo que queremos hablar en un discipulado. No se puede abrir
la Biblia y hacer un tatetí de versículos para tener un punto de
conversación. Es algo estúpido u completamente irresponsable.
Sin embargo, no podemos apegarnos el 100% a un cuadernito
con lecciones, o a una planificación hecha con temas.
Pensemos por un segundo en esta charla entre un joven y su
discipulador:
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Violeta con lunares amarillos” y me olvidé. Aparte hay una
chica en la Facu que me esta volviendo loco, y parece que
yo también le gusto. Se que anda con otro pibe, pero… ¡Es
tan linda! No se que hacer… Y lo peor de todo es que me
dieron unas ganas de volver al boliche que ni te cuento…
Unos amigos me mandaron un mensaje hoy de que si esa
noche íbamos a bailar no les contesté que sí ni que no…
-Bueno, que bajón. Igual, no te hagas drama. Hoy vamos al
paso 3 del libro 2 del discipulado que trata de los dones
espirituales y cómo aplicarlos en tu iglesia local. Abrí tu
Biblia en…
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pues siempre el discípulo te puede preguntar sobre algo más
profundo del tema. NO es necesario ir a un instituto bíblico
durante 3 años para ser un buen discipulador*. Sólo basta con
ser un siervo diligente de Dios, y dedicarle tiempo y esfuerzo a
estar cerca de Dios, así poder transmitirle lo mismo a tu
discípulo.
“El ejemplo que vos des con tu vida a tu discípulo es una parte
fundamental de la enseñanza y la edificación que se genere en él. Es
igual o más importante que el estudio que tengas de algún tema que
le hables el hecho de que realmente vivas lo que estas diciendo. De
lo contrario, no sos más que un mentiroso, un hipócrita, y todo lo
contrario a alguien de bendición para una vida”, me dijeron alguna
vez hace tiempo. Y en realidad, algo que parece tan lógico
muchas veces no le prestamos mucha atención. 1Co 10:12
dice: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.”, y es,
a mi parecer, una de nuestras mayores responsabilidades en
nuestro ministerio, y no solamente pensando en el discípulo,
sino también en el discipulador, quien resultaría más dañado al
desarrollar su tarea de forma indigna. Para resumir todo esto,
podríamos decir que es necesaria una preparación, que es
necesario una idea de lo que vas a hablar, pero más necesario
es un ejercicio espiritual diario y una dependencia constante de
la guía de Dios para no fracasar.
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: Con esto no digo que no sirve de nada ir a institutos bíblicos en cuanto a discipulados. Si tenés la posibilidad de ir
a uno, no lo dudes. Pero que no hayas ido o que no estés por ir a uno no debe de detenerte en tu deseo por discipular
*
por otro. También puedo nombrar un pequeño experimento que
hicimos una vez un amigo y yo manteniendo un discipulado en
conjunto con un solo chico a la vez. Nos juntamos ese día los
tres (el discípulo, mi amigo y yo) y no hubo ningún tipo de
inconveniente. Sin embargo, éstos son casos aislados, y de
acuerdo a la experiencia, considero como ideal que una sola
persona se encargue de discipular a alguien en particular, ya
que se me ocurre que pueden ocurrir estos inconvenientes:
1. Diferencias de criterio: Esto quiere decir, que
ambos discipuladores tengan ideas o
concepciones distintas de un mismo tema en
especial, causando confusión en el discípulo. Esto
es fácil de solucionar, pero aún así entorpece el
ministerio completamente.
2. superposición de horario: Esto es en el caso de
que ambos discipuladores deseen tener sus
reuniones aparte. Puede resultar bastante
incómodo hacer elegir al discípulo entre dos
líderes cuando en realidad los dos intentan
acercarlo a Dios, y esto sin mencionar los roces
que puede causar entre los dos discipuladores.
3. Falta de continuidad de la enseñanza:
Supongamos que un discipulador “X”, al cual
llamaremos a partir de ahora Marcos, le enseña a
su discípulo sobre… no se… el pacto mosáico. Al
otro día viene el discipulador “Y”, llamado Felipe, y
le da al mismo joven una clase de la doctrina de la
caída. Al día siguiente vuelve marcos y sigue con
su cátedra de pactos en el antiguo testamento, y
Felipe al otro día vuelve con su charla de teología
sistemática. Al final de la semana, no vamos a
tener otro resultado que un joven que no entendió
nada de nada porque, sin importar lo buenos
discipuladores que tenga, trataron de rellenarlo
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con información sin continuidad. Es enteramente
necesario tener un plan de enseñanza, y tratar de
variarlo lo menos posible. Si tenemos a dos
discipuladores a la vez, esto tal vez se complique
un poco.
4. Agobiamiento del discípulo: Es también
bastante probable que el discípulo se sienta
acosado en un punto por la iglesia si hay dos o
mas personas manteniendo un discipulado con él.
Esto, que al principio es algo que parece bueno,
se convierte en la causa principal de un posible
alejamiento del discípulo del interés por ser
discipulado.
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nuestro discipulador, agobiado por todos sus ministerios y
determinado a no abandonar ninguno. Dios nos hizo
administradores de nuestro tiempo, y es nuestra
responsabilidad cómo lo manejamos.
¿Quién enseña a quién en un discipulado?
Esta es en realidad una pregunta con trampa. Es evidente que
el discipulador enseña al discípulo, pero a lo que quería llegar
con esta pregunta es a los diferentes circuitos de la enseñanza.
Ahora vamos a ver cuatro esquemas aplicables en un
discipulado:
Esquema 1:
En este esquema, de extrema simplicidad,
podemos ver con claridad el circuito de enseñanza
más común: el maestro le enseña al alumno y
punto final. Este sistema es imposible de aplicar
al discipulado por estar incompleto y es
impersonal (no hay un lazo entre las dos partes).
Es más parecido a una clase de escuela que a
cualquier otra cosa.
Esquema 2:
Aquí podemos ver un tipo de relación en la
que ambos, discípulo y líder, aprenden el uno
del otro. Es una forma imperfecta del ideal
que debemos apuntar, ya que es solo una
parte de los componentes que necesitamos en
un discipulado bueno. Es muy parecido al
crecimiento obtenido de una amistad.
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Esquema 3:
En este otro esquema encontramos a Dios
proveyendo al discipulador de lo que debe
compartir al discípulo. Aunque esto parece
correcto, este modelo es mas parecido a una
predicación o una plenaria que a un
discipulado. Continua siendo imperfecto para
lo que necesitamos.
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Esquema 4:
Este es el sistema ideal de un discipulado:
Dios como proveedor del conocimiento tanto
para el discipulador como para el discípulo.
El líder pasa a ser, entonces, un instrumento
de edificación para su discípulo y viceversa.
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Discipulado: ¿Para
qué?
Hasta ahora vimos, desde un punto de vista bastante teórico, lo
que es un discipulado, pero… ¿es acaso tan importante? ¿Cuál
es su utilidad en la iglesia? Esta pregunta se puede contestar
de diferentes miradas. Vamos a revisar cada una de ellas:
La mirada Bíblica
Desde el puno de vista bíblico, el discipulado tiene mucho a
favor. Primero que nada, el modelo primitivo de la iglesia estaba
basado en el discipulado. Podemos encontrar muchos ejemplos
de esto: las descripciones de la iglesia dadas en el libro de los
Hechos revelan que este sistema era algo muy común y
efectivo. Los libros de Timoteo son escritos de el apóstol Pablo
a su discípulo, en los cuales el apóstol le da una serie de
consejos a la distancia. E incluso el mismo apóstol fue, antes
de servir, discipulado: recibió instrucción del antiguo testamento
del rabino Gamaliel, uno de los hombres más influyentes entre
los doctores de la ley de la época. De hecho, todos y cada uno
de los apóstoles fueron discipulados antes de su servicio. El
mismo Cristo deja el mandato de “…hacer discípulos a todas las
naciones…” (Mt. 28:19). Además me atrevería a hacer un
paralelo entre el discipulado y la evangelización:: en los otros
pasajes donde se encuentra la Gran Comisión (en Marcos
16:15 y Lucas 24:45-46) en vez de hablar de discipulado
encontramos que hablaban de “…predicar el evangelio a toda
criatura…” y “…predicar el arrepentimiento y el perdón de pecados
en todas las naciones…”, pero sin embargo, aún pareciendo que
hablan de diferentes cosas, presentan la misma comisión de
distintas formas: predicar el evangelio, predicar el
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arrepentimiento y el perdón de pecados, hacer discípulos (o
discipular) a todas las naciones.
Cada uno de los discípulos de Cristo tuvo, a su vez, discípulos
(Justino mártir, Clemente de Alejandría, el historiador antiguo
de la iglesia Eusebio, por sólo nombrar algunos), los cuales se
encargaron de construir junto a ellos la iglesia primitiva.
En resumen, podemos encontrar al discipulado como una base
de la iglesia, un modelo de evangelización y enseñanza bíblica,
y un mandato.
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*: Decidí no poner los nombres de las personas que entrevisté ya que no pedí la correcta autorización para publicar
sus opiniones en todos los casos debido al momento en el que escribo esto.
de Dios, no la enseñamos entre nosotros, y no la vivimos día a día.
Mira a todas las grandes campañas que se hacen en el Obelisco, en
las calles, en los estadios deportivos. Escuchamos que se convierten
100, 200 ,500 personas. Que en el recital de banda Pirulito en
nosedónde 9845310541540834866510318465,54894 jóvenes
levantaron la mano después de la predicación. Pasaron dos meses ¿y
dónde están? Las iglesias deberían estar rebalsando de gente. ¿Otros
más que se sumaron a las filas de los cristianos apartados? ¿Alguien
se preocupó de charlar con alguno de ellos? ¿De explicarles ALGO
de lo que escucharon? ¿De ver qué pasa por su cabeza? ¿De aunque
sea saber sus nombres y orar por ellos, de llevarlos a la iglesia, o de
velar de que crezcan espiritualmente? Por eso la iglesia no avanza.
Por eso el cristianismo está como está. Por que no buscamos crecer
nosotros, y porque no nos dolemos de verdad por las almas que se
pierden. Y estos dos problemas se solucionarían fácilmente con un
activo ministerio de visitación y discipulado”
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Discipulado:
¿Cómo se hace?
Sinceramente, no creo que exista una receta mágica, una forma
metódica o un sistema especial que se pueda repetir parea
hacer un discipulado. Recordemos que estamos hablando del
trato con personas, y que este ministerio en sí mismo se trata
de relacionarnos con nuestro discípulo, por lo que es imposible
aplicar un sistema cerrado y súper mecánico en todos los
discipulados. Nunca nos vamos a encontrar con dos personas
iguales, y nunca vamos a poder hacer lo mismo en todos
nuestros discipulados.
Sin embargo, hay un par de cosas que no pueden faltar en un
discipulado, sin importar cómo hagamos un discipulado.
Algunas cosas que debemos tener en cuenta son:
El lugar de reunión
Siempre debemos procurarnos un lugar de reunión tranquilo. Es
evidente que no podemos mantener un discipulado en un lugar
donde el ruido no permita charlar cómodamente. Pero además
de ser silencioso, sino que también debe ser de fácil acceso.
¿Qué sentido tiene citar a un discipulado a alguien en un lugar
demasiado lejos como para que pueda llegar? ¿O para que uno
pueda llegar? ¿O invitarlo a un lugar desconocido para él?
Debemos de procurarnos un lugar fijo para tener estas
reuniones. Pero, en el caso de no poder reunirse siempre en el
mismo lugar, por lo menos, debemos asegurarnos de que sea
un lugar cómodo. En un discipulado, como hemos visto, la
conversación no siempre se va a centrar en el mensaje que
preparamos para el día. Es muy probable que nuestro discípulo
traiga una carga en su vida de antemano, y no es para nada
conveniente mantener una reunión así en un lugar donde
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puedan ser interrumpidos, o donde el discípulo no se sienta
cómodo. Es mucho mejor atrasarse con la lección que tener un
discípulo que no pueda expresarse libremente. Una de las
principales causas por las que un discipulado falla, es por la
falta de afinidad y conexión entre discipulador y discípulo, y el
lugar de reunión es un factor que va a influir mucho en la forma
en la que puedas mantener tus discipulados.
El Horario
El tiempo, como en todo ministerio o trabajo que emprendas, es
algo al que hay que prestarle especial atención. Lo primero que
debes buscar es un horario cómodo para ambos. Por ejemplo,
si tu discípulo trabaja hasta tarde, no podemos citarlo a las 7 de
la mañana, es algo que no tiene demasiado sentido. Otra cosa
que debemos tener cuidado es la extensión de la reunión. Una
vez oí a alguien decir: “No sabes loco, me junté con Pedrito* el
otro día para el discipulado. Después vino a dormir a casa y nos la
pasamos desde las 3 de la tarde hasta las 10 de la noche estudiando
la Biblia. Fue genial…”, mientras que otro discípulo de Pedrito
decía: “ufa Chacón estoy cansado de hacer discipulado con Pedrito,
siempre la hace re larga y me re aburro”. No todos soportan el
mismo ritmo de enseñanza, por lo que debemos fijarnos bien
respecto a esto. Lo más común son reuniones de una hora a
hora y media, una vez por semana, pero esto debería ser
ajustado de acuerdo a las necesidades de cada situación, el
tiempo con el que se cuenta, etc.
Otra cosa que es muy importante es la continuidad. Es vital que
se trate de mantener los días y horarios fijos lo más que se
pueda, incentivar la puntualidad y no interrumpir la regularidad
de las reuniones. Es bien sabido que cuando dejamos de hacer
algo por voluntad propia, lo postergamos una vez. Dos veces,
tres… luego se convierte en costumbre y termina por destruir la
actividad que estamos desarrollando. Pasa exactamente lo
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*: Pedrito, al igual que la banda pirulito citada en la página 14, son nombres de fantasía dados a personas y bandas
reales cuyas identidades reales no quiero revelar. Es una aclaración realmente tonta, pero por las dudas…
mismo con este tipo de reuniones. Recordá, el factor tiempo es
esencial.
La lección
Es verdad que hasta ahora dijimos que no siempre vamos a
poder guiarnos por la lección que preparemos. Pero esto no es
excusa para ser holgazanes. No siempre vamos a poder
guiarnos de la experiencia semanal de nuestro discípulo. Es
importante que tengamos un orden de temas que vamos a
tratar en el discipulado tratando de organizar un programa que
abarque un periodo de mediano plazo (un par de meses es
suficiente, aunque debemos revisarlo periódicamente), de
acuerdo a la edad, el sexo, la mentalidad y su crecimiento
espiritual actual, No podemos hablarle a un preadolescente de
13 años recién convertido de escatología de los libros proféticos
del antiguo testamento, cuando inclusive cristianos desde hace
bastante tiempo ni siquiera tienen idea lo que significa
“escatología”. ¿Tu discípulo es recién convertido? Hablale de
vida cristiana: de la oración, de la importancia de la Biblia, de
doctrina simple como el nuevo nacimiento, o la salvación por
gracia, la Gran Comisión, etc. ¿Te tocó un/a adolescente?
Temas como las tentaciones, las cosas que contaminan la
mente, la concientización al trabajo cristiano, las relaciones con
otros, la forma de elegir tus amistades son obligatorios. ¿Estás
discipulando a alguien ávido de conocimiento? Enseñale
doctrina bíblica avanzada. Pero lo más importante: todo lo que
prepares debe tener al menos una aplicación personal. No
sirve de nada tener un súper teólogo que no viva lo que sabe.
Es evidente que no siempre podemos contar con que nuestros
planes salgan como queremos, peo no deja de ser importante
que nos preparemos con diligencia en caso de que todo salga
de acuerdo al plan.
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Cuando no estamos en la reunión
Muchos piensan que el discipulado se limita a la hora y pico
que uno comparte con alguien que sabe menos de la Biblia que
uno. Que la función del discipulador es de guiar al discípulo una
vez a la semana mientras completa el librito que te dan el día
que levantaste la mano en una conferencia/reunión/encuentro
deportivo/campamento. Quienes piensan esto, los considero un
conjunto de fracasados que no tienen ni la más cercana idea
de… bueno… de ninguna cosa en la Tierra*. La tarea del
discipulador comienza en la reunión, pero es solamente el
comienzo. Cualquier ser humano con una pizca de corazón se
preocuparía por la persona que está bajo su tutela, aunque sea
un poco. Y un discipulador, que se supone que no está
trabajando para su propio orgullo, que actúa movido no con el
amor humano como combustible sino impulsado por el amor a
Dios, que busca perfeccionarse a sí mismo y a las futuras
generaciones en una vida piadosa que tema y ansíe a Dios en
todo momento, no puede ser diferente. Es esencial que el
discipulador mantenga contacto continuo con su discípulo, ya
sea telefónicamente, mandándole mensajes durante la semana,
o visitándolo. Que el discípulo tenga formas de comunicarse
con su discipulador es otra cosa muy importante: que pueda
contar con él en cualquier momento, que pueda encontrar
consejo no solamente una vez por semana. Enseñarle con el
ejemplo es algo de vital importancia, que vea que el creyente es
verdaderamente un cristiano el tiempo que esta en su estado
natural, que no vive una religión de fin de semana, sino una
auténtica vida nueva, con todos los conflictos y luchas de
cualquier otro ser vivo del planeta, pero siempre victorioso en
Cristo.
El ministerio de la visitación va prácticamente de la mano del de
discipulado. Permite al discipulador mantener una suerte de
control del crecimiento del discípulo durante la semana, aparte
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*: Mi intención al escribir esto no es ofender a nadie, pero es lo que en mi corazón pienso. Si alguno se siente
ofendido de alguna forma por mis palabras, lo lamento mucho.
de brindarle apoyo moral y dirección en lo que le cueste
enfrentar. Es prácticamente obligatorio en los nuevos
convertidos y los “niños espirituales”, así como en los casos de
“cristianos apartados”. Es tal vez el ministerio más dejado de
lado por las iglesias por ser el más tedioso y el que más tiempo
requiere. Pero así también es el ministerio que más resultados
trae, el que más edifica, y el más gratificante; en el discipulado
no solo se convierte en una responsabilidad y una obligación,
sino en una herramienta.
Pero no sólo se puede ayudar al discípulo con la presencia. La
oración constante y diaria por la vida de tu discípulo es tanto o
más importante que todo lo que estuvimos hablando hasta este
punto. No olvides que el discipulador es tan solo una
herramienta, que el que realmente debe tocar la vida de el
discípulo es Dios, es el autor y único dueño de la obra, por lo
que siempre se le debe pedir a Él que trabaje en esa vida si así
es su voluntad. Siendo Él quien da todas las cosas, es lógico
también depositar nuestra confianza y nuestros deseos en Él.
La preparación
Un par de páginas atrás escribí que no es necesario hacer un
curso en un instituto bíblico para ser un buen discipulador. Pero
eso en ninguna forma significa que cualquier zanahoria con
edad suficiente para ser líder puede ser un discipulador. Este
no es un ministerio tan simple como muchos piensan, pero con
las herramientas necesarias se convierte en algo que se mueve
y fluye por sí mismo. La preparación es algo primordial en este
ministerio. Uno no puede ir y hablar de algo que no tiene idea.
Es necesario conocer pasajes para cualquier situación, en caso
de que la lección preparada lleve a otros temas. Por ejemplo,
se puede empezar hablando de… no se… las tentaciones. En
base a esto, nuestro discípulo puede preguntar algo más
específico, como la tentación carnal, que lo lleva a preguntar
sobre noviazgo y casamiento. Explicamos que Dios prepara y
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provee de estas cosas al ser humano, y el discípulo pregunta si
esto se aplica a todo o demás: dinero, salud, apoyo en
situaciones difíciles, consuelo en momentos de dolor, etc. ¿Qué
le contestaríamos? Obviamente que sí, pero… nuestro
discípulo nos pregunta: “¿y eso en qué parte de la Biblia lo
dice?”. Por experiencia, sé que cuando no podés contestar
esta pregunta, estás perdido. Esta necesidad de conocimiento
de la Biblia se puede solucionar de una y solo una forma:
leyendo la Biblia. Por ejemplo, para el tema de las tentaciones,
podemos cita 1ra Corintios 10:13, así como Génesis 39:7-13.
En el caso de todas las demás preguntas, encontramos
Romanos 8:31-32 como respuesta inmediata y clara a todas
sus inquietudes. Podríamos citar muchos otros pasajes.
Podríamos ir a Job para el tema de la aflicción, a 1ra Reyes
17:8-16 con el tema del sustento económico, o podemos citarle
uno de los muchos casos de ciegos que recuperaron la vista,
de leprosos que fueron limpiados, de muertos que fueron
resucitados y de cojos que caminaron de vuelta para hablarle
de el tema de la salud, si no deseamos mostrarle la visión del
apóstol Pablo en cuanto a este tema en 2da Corintios 12:7-10.
La Biblia es una fuente vasta de información, llena de palabras
de sabiduría, consejo, y de edificación. Sin esta primordial
herramienta, no somos más que unos charlatanes no muy
diferentes a un necio cualquiera. Lo mejor que podemos hacer
es basar todo lo que digamos a nuestro discípulo en la Biblia.
Tratar de que todo lo que enseñemos este apoyado con aunque
sea un pasaje, y que no vaya en contra de ningún otro*.
Una comunión cada vez más estrecha con Dios es otra parte
esencial de un discipulador; es ilógico trabajar para Dios si no
buscamos de Dios, si no disfrutamos a pleno de una relación
con Él.
Contando con estas herramientas a su favor, el discipulador no
tiene excusa alguna para desarrollar su labor de forma efectiva.
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Epílogo
Una vez, hablando de mitos indígenas, salió el tema de la
danza de la lluvia. En medio de todo esto, alguien me dijo que
los indios tenían razón, que su danza era siempre efectiva.
Sorprendido, le pregunté por qué estaba tan seguro de eso.
Esa persona dijo entonces “la danza del la lluvia consiste,
tradicionalmente, con bailar una danza ritual alrededor del
fuego para agradar a los espíritus y que éstos produjeran
la lluvia. Resulta increíble saber que éste ritual era infalible
y siempre daba resultado, ¿sabés por qué? Porque el ritual
no cesaba hasta que lloviera: la tribu podía estar dos días o
seis meses repitiendo el ritual, y no paraban de bailar hasta
que lloviera”. Tardé un rato en darme cuenta que era un
chiste, pero no tanto para sacar una enseñanza de ello.
Durante su ministerio, y especialmente en este, va a
encontrarse con momentos hermosos, felices, provechosos.
Momentos que no quisiera olvidar jamás en su vida. Pero
también va a encontrarse con trabas, obstáculos, desilusiones,
fracasos. Pero debemos ser como los indios. No dejar de bailar
hasta que llueva. No rendirnos nunca en nuestro ministerio, no
dejar que el mundo nos gane de mano. Cuando comience con
su ministerio, va a encontrar miles de razones para
abandonarlo, pero debe bastarle solo una para continuarlo: la
alabanza al Señor mediante su trabajo por y para él.
23
Índice
1
Antes de
Empezar___________________________
3
Discipulado: ¿Qué es?_______________________
• Relación de tutela
• …enseña(n) algo...
• …una(s) persona(s) enseñan… a otra(s)
o ¿cuántas personas pueden discipular a la vez a alguien?
o ¿cuántos discípulos puedo tener a la vez?
o ¿quién enseña a quién en un discipulado?
Discipulado: 15
¿Cómo se hace?____________________________
• El lugar de reunión
• El horario
• La lección
• Cuando no estamos en la reunión
• La preparación
• Los pasos finales
Epílogo____________________________________22
24