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INSTITUTO TECNOLÓGICO

SUPERIOR DE URUAPAN
Enlaces Químicos
Química
M.C. Xiomara Alejandra Madrigal Medina
 Anaya Flores Carlos Dario
 Gaona Sánchez Sergio Armando
 Hernández Higareda Fernanda
Vanessa
 López Martínez Erick
 Martínez Salazar Cesar Gabriel
 Rios Reyes Alan Mauricio
 Rosales Cruz Edwin Adolfo
 Soria Melgarejo Itzia
Mesa 6
Ingeniería Industrial
Primer Semestre
Grupo: “A”
A 18 de Septiembre de 2017
Introducción

Un enlace químico corresponde a la fuerza que une o enlaza a dos átomos, sean
estos iguales o distintos. Los enlaces se pueden clasificar en tres grupos
principales: enlaces iónicos, enlaces covalentes y enlaces dativos. Los enlaces se
producen como resultado de los movimientos de los electrones de los átomos, sin
importar el tipo de enlace que se forme. Pero no cualquier electrón, puede formar
un enlace, sino solamente los electrones del último nivel energético (más externo).
A estos se les llama electrones de valencia.
¿Por qué se forman los enlaces químicos? La respuesta básica es que los átomos
siempre están tratando de alcanzar el estado más estable (de menor energía) que
pueden. Muchos átomos se vuelven estables cuando su capa de valencia está
llena de electrones o cuando satisface la regla del octeto (al tener ocho electrones
de valencia).

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Enlaces Covalentes

Uno de los principales modos en las que los átomos pueden completar sus capas
de valencia es compartiendo los electrones para formar enlaces covalentes. Estos
enlaces son generalmente fuertes y comunes en los sistemas vivos. Por ejemplo,
los enlaces covalentes son claves en la estructura de las moléculas orgánicas
basadas en el carbono, como nuestro ADN y nuestras proteínas. Los enlaces
covalentes también se encuentran en moléculas inorgánicas más pequeñas como
como H2O, CO2 y O2. Uno, dos o tres pares de electrones pueden ser
compartidos entre los átomos, lo que da lugar a enlaces simples, dobles o triples,
respectivamente. Mientras más electrones se compartan entre dos átomos, más
fuerte será el enlace.
Como un ejemplo de enlace covalente, echemos un vistazo al agua. Una sola
molécula de agua, H2O, está compuesta de dos átomos de hidrógeno unidos a un
átomo de oxígeno. Cada hidrógeno comparte uno de sus electrones con el
oxígeno y este comparte recíprocamente uno de sus electrones con cada
hidrógeno. Los electrones compartidos dividen su tiempo entre las capas de
valencia de los átomos de hidrógeno y oxígeno, proporcionándole a cada átomo
algo parecido a una capa de valencia completa (dos electrones para el H, ocho
para el O). Esto hace que la molécula de agua sea mucho más estable de lo que
sus componentes podrían ser por sí solos.

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Enlaces Covalentes Polares

Existen dos tipos de enlaces covalentes: polares y no polares. En un enlace


covalente polar, los electrones se comparten de manera desigual entre los átomos
y pasan más tiempo cerca de un átomo que del otro. Debido a esta distribución
inequitativa de electrones entre los átomos de diferentes elementos, se desarrollan
cargas ligeramente positivas (δ+) y ligeramente negativas (δ–) en diferentes partes
de la molécula. Esta situación en la que dos cargas iguales y opuestas están
separadas en el espacio se denomina dipolo. Por ejemplo, en una molécula de
agua, el enlace que une al oxígeno con cada hidrógeno es un enlace polar. El
oxígeno es un átomo más electronegativo que el hidrógeno, lo que significa que
atrae a los electrones compartidos con más fuerza, así que el oxígeno del agua
tiene una carga negativa parcial (tiene una alta densidad de electrones), mientras
que los hidrógenos tienen cargas positivas parciales (tienen una baja densidad de
electrones).
De manera general, las electronegatividades relativas de dos átomos en un enlace
–esto es, su tendencia a asir ávidamente los electrones compartidos– determinará
si un enlace covalente es polar o no polar. Siempre que un elemento es
significativamente más electronegativo que el otro, el enlace entre ellos tendrá un
carácter polar, esto significa que uno de sus extremos tendrá una carga
ligeramente positiva y el otro una carga ligeramente negativa. El oxígeno es
particularmente electronegativo (ávido de electrones), así que debes estar atento a
los enlaces polares en las moléculas biológicas que contienen átomos de oxígeno.

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Enlaces Covalentes no Polares

Los enlaces covalentes no polares se forman entre dos átomos del mismo
elemento o entre átomos de diferentes elementos que comparten electrones de
manera equitativa. Por ejemplo, el oxígeno molecular (O2) no es polar porque los
electrones se comparten equitativamente entre los dos átomos de oxígeno. Ambos
oxígenos son ávidos de electrones (electronegativos), pero desean los electrones
en la misma medida.
Otro ejemplo de enlace covalente no polar puede encontrarse en el metano (CH4).
El carbono tiene cuatro electrones en su capa exterior y requiere cuatro más para
volverse un octeto estable. Los consigue al compartir electrones con cuatro
átomos de hidrógeno, cada uno de los cuales le provee de un electrón. Del mismo
modo, los átomos de hidrógeno necesitan un electrón adicional cada uno para
llenar su capa más externa, los cuales reciben en forma de electrones compartidos
del carbono. Aunque el carbono y el hidrógeno no tienen exactamente la misma
electronegatividad, son bastante similares, así que los enlaces carbono-hidrógeno
se consideran no polares.
Muchas sustancias mantienen unidas sus moléculas entre sí en el seno líquido o
sólido. Esto es debido, además de las condiciones de presión y temperatura, por
las fuerzas de Van der Waals. Estas se producen aún en moléculas no polares por
el movimiento de los electrones a través de las moléculas; en lapsos sumamente
pequeños de tiempo, los electrones de las mismas se "cargan" hacia un extremo
de la molécula, produciendo pequeños dipolos y manteniendo las moléculas muy
cercanas entre sí.

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Enlaces iónicos

En lugar de compartir electrones, algunos átomos obtienen estabilidad al ganar o


perder uno o más electrones. Cuando un átomo o molécula gana o pierde un
electrón y obtiene una carga positiva o negativa, se denomina ion^1.
Los aniones, o iones negativos, se forman al ganar electrones, mientras que los
cationes, o iones positivos, se forman por la pérdida de electrones.
Los átomos de sodio y cloro proporcionan un buen ejemplo de formación de iones.
El sodio (Na) solo tiene un electrón en su capa externa, así que es más fácil
(energéticamente más favorable) para él donar ese electrón que encontrar siete
más para llenar su capa externa. Debido a esto, el sodio tiende a perder este
electrón formando Na+.
Por otro lado, el cloro (Cl) tiene siete electrones en su capa externa. En este caso,
es más fácil para el cloro ganar un electrón que perder siete, así que tiende a
tomar un electrón y convertirse en Cl-.
Cuando el sodio y el cloro se combinan, el sodio dona su electrón para vaciar su
capa externa y el cloro acepta ese electrón para llenar la suya. Ambos iones
cumplen así con la regla del octeto y tienen capas externas completas. (En el caso
del Na+, la capa 2n se convierte en la más externa debido a la pérdida del único
electrón que había en la capa 3n). Debido a que el número de electrones ya no es
igual al número de protones, cada átomo se ha convertido en un ion y tiene una
carga +1 (Na+) o (Cl-)
En general, la pérdida de un electrón por parte de un átomo y la ganancia de un
electrón por otro átomo debe ser simultánea: para que el átomo de sodio pierda un
electrón, debe estar presente un receptor adecuado como el átomo de cloro.

Los enlaces iónicos son atracciones electrostáticas que se forman entre dos iones
con cargas opuestas.
Por ejemplo, el ion sodio de carga positiva y el ion cloruro de carga negativa que
se muestran arriba se atraerán mutuamente y formarán un enlace iónico.

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Los compuestos generados por enlace iónico se denominan compuestos iónicos y
generalmente se encuentran en la naturaleza en forma de cristales. Por ejemplo, a
menudo vemos el cloruro de sodio (NaCl), o sal de mesa, en forma cristalina sobre
la mesa del comedor. Los compuestos iónicos cristalinos están conformados por
muchos aniones y cationes que interactúan con sus vecinos en un patrón
tridimensional regular y repetitivo, así que en realidad no existe algo como una
molécula de NaCl; la fórmula NaCl es una representación de composición general
de la estructura cristalina. Los enlaces iónicos pueden ser muy fuertes en un
cristal aislado, pero son mucho más débiles en presencia de agua, la cual disuelve
fácilmente muchos sólidos iónicos gracias a las interacciones electrostáticas
(basadas en cargas) entre las moléculas de agua y los iones.
Algunos iones fisiológicamente importantes, como el sodio, potasio y calcio, se
conocen como electrolitos. Estos iones son importantes para la conducción de los
impulsos nerviosos, la contracción muscular y el balance hídrico. Muchas bebidas
deportivas y suplementos dietéticos contienen electrolitos que reemplazan los
iones que el cuerpo pierde al sudar durante el ejercicio.

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Enlaces de hidrógeno y fuerzas de dispersión de London

Los enlaces iónicos y covalentes son generalmente considerados como enlaces


fuertes. Sin embargo, existen otro tipo de enlaces de naturaleza más temporal que
pueden formarse entre átomos o moléculas y estos enlaces más débiles son muy
importantes para la estructura de las moléculas biológicas como el ADN y las
proteínas. Dos tipos de enlaces débiles vistos a menudo en biología son los
puentes de hidrógeno y las fuerzas de dispersión de London.
En un enlace covalente polar que incluya hidrógeno (por ejemplo, un enlace O-H
en una molécula de agua), el hidrógeno tendrá una carga ligeramente positiva
porque los electrones del enlace son atraídos más fuertemente hacia el otro
elemento. Debido a esta carga ligeramente positiva, el hidrógeno será atraído
hacia cualquier carga negativa vecina, como la carga ligeramente negativa en el
átomo más electronegativo de un enlace covalente polar cercano (a menudo un
átomo de O o N). La interacción producida por esta atracción se conoce como
enlace de hidrógeno. Este tipo de enlace es bastante común y las moléculas de
agua en particular presentan muchos puentes de hidrógeno. Aunque los puentes
de hidrógeno individuales son débiles y se rompen con facilidad, numerosos
puentes de hidrógeno combinados pueden ser muy fuertes. El enlace de
hidrógeno es un ejemplo de interacción dipolo-dipolo, un término más amplio para
las interacciones débiles entre partes de moléculas que tienen cargas parciales.

Como los puentes de hidrógeno, las fuerzas de dispersión de London son


atracciones débiles entre moléculas. Sin embargo, a diferencia de los puentes de
hidrógeno, estas pueden ocurrir entre átomos o moléculas de cualquier tipo, no
solo moléculas con enlaces polares. Debido a que los electrones están un

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movimiento constante, probabilístico, habrá algunos momentos en los que los
electrones de un átomo o molécula se agrupen, creando una carga negativa
parcial momentánea en una parte de la molécula (y una carga positiva parcial en
otra región). Esto es denominado algunas veces como un dipolo instantáneo. Si
una molécula con este tipo de desequilibrio de carga se encuentra muy cerca de
otra molécula, puede inducir una redistribución similar en las cargas de la segunda
molécula y las cargas transitorias positivas y negativas de las dos moléculas se
atraerán entre sí. Las fuerzas de dispersión de London ocurren entre todos los
tipos de moléculas y pueden ser el tipo dominante de interacción cuando las
moléculas no tienen enlaces polares. Las interacciones dipolo-dipolo y las fuerzas
de dispersión de London son tipos de fuerzas de van der Waals, un término
general para las interacciones intermoleculares que no involucran enlaces
covalentes o iones.
Aunque algunas veces hablamos de estas interacciones como si formaran
categorías totalmente claras, la realidad dentro de la célula es con frecuencia un
escenario de combinaciones. Las interacciones electrostáticas entre iones,
moléculas de agua, moléculas polares e incluso moléculas no polares (con dipolos
inducidos) se forman y rompen constantemente y las moléculas de diferentes tipos
interactúan entre ellas. Por ejemplo, un ion Na+, puede interactuar con el extremo
cargado negativamente de una molécula de agua o con cualquier otra molécula de
carga negativa que se encuentre en el área.

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Conclusión

En conclusión, se puede decir que estos enlaces tienen propiedades muy


diferentes, y esta diversidad individualiza nuestro ambiente, aunque estas
moléculas sean infinitesimales y gracias a eso forman estructuras muy exóticas, y
los enlaces definen estas formas, desde la extraña molécula del agua y sus
cristales únicos hasta el cloruro de sodio, conocida mejor como la sal de mesa y
sus cúbicos y simples cristales.
Por ejemplo, sabemos que los átomos del sodio y del cloruro son muy diferentes al
cloruro de sodio, esto viene porque el sodio es un sólido metálico activo que se
puede cortar con un cuchillo en cambio el cloro es un gas venenoso y verdoso que
tiene un olor fuerte e irritante el cloruro de sodio es un sólido cristalino blanco que
es comestible.

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Bibliografía

 https://es.khanacademy.org/science/biology/chemistry--of-life/chemical-
bonds-and-reactions/a/chemical-bonds-article
 http://es-puraquimica.weebly.com/enlaces-quimicos.html

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