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INFORME LEGAL SOBRE LA INTERPRETACION DE LOS TESTAMENTOS DE

JOSE DE LA RIVA- AGÜERO Y OSMA.


Con respecto al informe emitido por el Jurista español Pietro Rescigno sobre los
testamentos de José de la Riva- Agüero, no comparto con el jurista por los motivos que
ostento:

PRIMERO: En el párrafo se menciona “si hubiere varios testamentos secuenciales,


sucesivos y opuestos, el posterior elimina al anterior, pues lo que cuenta es la última
voluntad del causante”.

Sobre este punto, la regla completa de interpretación de testamentos no es la que se


manifiesta, sino lo mencionado por el jurista peruano Rubio Correo, el cual lo
preceptúa “Si hay varios testamentos sus cláusulas se interpretan “unas por medio
de las otras, atribuyéndose a las dudosas el sentido que resulte del conjunto de
todas” (mandato del artículo 169 del Código Civil de 1936)

Asimismo, lo indica la cláusula 5 del testamento ológrafo de 1938:


i. “(...) atenderá a los fines que en este testamento y en el vigente anterior
señalo (…)” (Testamento cerrado de 1933)
ii. “Revoco cuanto en contrario dispongo en mi anterior”

SEGUNDO: Menciona el jurista Pietro Rescigno “La creación de la junta de


administración, como cargo impuesto por Riva Agüero en su testamento es
indubitablemente perpetua e insustituible, porque no existe en el sistema ninguna
limitación del modus, en el sentido que tengan que ser prestaciones que se agoten en
un periodo temporal limitado”

Con respecto a este punto, difiero a la condición de insustituible jurídicamente


como la califica el jurista, no tiene la categoría de “condición” porque esta consiste
en supeditar la vigencia o suspensión del acto jurídico, a un hecho futuro e incierto
que no dependa de la voluntad exclusiva de las personas intervinientes.

Se trata más bien de una “carga” o sea un gravamen, una limitación del derecho
impuesto, que, en principio, podría ser válida en cuanto a “la perpetuidad”
concierne, si fuera compatible con el acto jurídico de la institución de heredero
universal con derecho a la propiedad absoluta de los bienes, según propia expresión
de su autor, como aparece del testamento de 1933, cláusula 17°.

Por lo anteriormente expuesto, considero que la Junta Administradora concluyó


definitivamente sus funciones en octubre de 1964 al haberse cumplido la condición
suspensiva establecida.
Asimismo, aquí juega un papel importante la situación del albaceo declarado por
José de la Riva Agüero, el cual señala en la cláusula 5 del testamento ológrafo de
1938 “(…) nombro como administradora perpetua de mis bienes, una junta que será
al propio tiempo, la de mi albaceazgo mancomunado, por indeterminado plazo …”

De lo expuesto, mencionamos que el código civil preceptúa al albaceo como “El


testador puede encomendar a una o varias personas, a quienes se denomina albaceas
o ejecutores testamentarios, el cumplimiento de sus disposiciones de última
voluntad”.

Asimismo, el código civil de 1936 determina:

i. “El albacea tiene facultad, en cualquier tiempo, después de haber cesado en


el cargo, de exigir que se cumpla la voluntad del testador.”
ii. “Si el testador dispone de bienes para que se inviertan en fines de
beneficencia, obras públicas u otros análogos, y no designa persona que se
encargue de realizarlos, o si la persona designada faltare, la ejecución del
encargo incumbe a la institución oficial a quien correspondan estos
servicios, según su naturaleza”

En tal sentido, el carácter de perpetuidad indeterminada a la creación de la junta de


administración (fijándose en correspondencia con ello, una indeterminada duración
para las funciones de los albaceas) no es sustentatoria, puesto que la función de la
junta concluyo sus funciones; y, a falta del albaceo se menciona que asumirá la
ejecución del encargo la Institución oficial, es decir, a la PUCP.

TERCERO: De igual forma, el jurista Rescigno menciona “En el caso específico,


por el contrario, más que de atribuciones a cumplirse por la heredera a favor de uno
o más sujetos (para lo cual no se han establecido límites de duración), se ha previsto
que en el goce y en la disposición de los bienes heredados, el heredero permanezca
sujeto al control previo de un órgano (la junta administradora) constituida de
acuerdo con los criterios indicados por el de cujus”.

De la afirmación mencionada líneas arriba, que don José de la Riva Agüero dejó a la
universidad una herencia con el cargo de que la administración de los bienes fuera
hecha por la Junta Administradora de los bienes de Riva Agüero, significaría que
“la universidad es propietaria pero no tiene el derecho de administrar sus propios
bienes”.

Basándonos en la norma, amplificamos lo siguiente, en relación al derecho de


propiedad:
1. La Constitución Política del Perú en su artículo 70 preceptúa “El Estado
garantiza la inviolabilidad de propiedad”.
2. El artículo 954° del código civil, menciona “La propiedad del predio se extiende
al subsuelo y al sobresuelo, comprendidos dentro de los planos verticales del
perímetro superficial y hasta donde sea útil al propietario el ejercicio de su
derecho. La propiedad del subsuelo no comprende los recursos naturales, los
yacimientos y restos arqueológicos, ni otros bienes regidos por leyes
especiales.”
3. El tribunal constitucional, lo preceptúa “Es concebido como el poder jurídico
que permite a una persona usar, disfrutar, disponer y reivindicar un bien. Así, la
persona propietaria podrá servirse directamente de su bien, percibir sus frutos y
sus productos, y darles destino y condición conveniente a sus intereses, siempre
que ejerza tales actividades en armonía con el bien común y dentro de los
límites establecidos por la ley; e incluso podrá recuperarlo si alguien se ha
apoderado de él sin derecho alguno”.
4. Finalmente añadiremos, que el artículo 686 del Código Civil normaliza “Por el
testamento una persona puede disponer de sus bienes, total o parcialmente, para
después de su muerte, y ordenar su propia sucesión dentro de los límites de la
ley y con las formalidades que ésta señala”.

Por lo expuesto, mencionaremos que el heredero (en este caso no forzoso - PUCP)
según la normativa vigente, tiene la facultad de disponer de la masa hereditaria,
respetando las clausulas hechas por vía testamentaria (No de la disposición que el
heredero permanezca sujeto al control previo de un órgano- Junta Directiva; sino de
las condiciones para atribuir dicho título de heredero).

Las cuales, desde mi punto de vista se han cumplido, según lo adicionado, en el


testamento cerrado de 1933:
i. Clausula decima séptima: “Instituyo por mi heredera a la Universidad
Católica del Perú, la que tendrá el usufructo de mis bienes, recibiendo sus
productos de la junta administradora, y los adquirirá en propiedad absoluta
dicha Universidad, entregándoselos la Junta administradora solo si la
universidad católica existiera al vigésimo año...”.
ii. Clausula vigésima primera: Al cumplirse el vigésimo año de mi muerte no
existiera en forma alguna la Universidad Católica del Perú, y a juicio de la
junta no fuera posible el restablecimiento de la Universidad en un año más,
se cesará la Junta administradora, y pasaran mis bienes a la fundación de
becas (...).

Finalmente, a manera de ejemplo señalaremos:


El asunto es muy sencillo de entender, muchas veces, las juntas de propietarios de
los edificios de vivienda encargan su administración a una empresa. Esta administra
el edificio, pero no puede venderlo ni regalarlo. Eso lo hacen los propietarios y, en
tal circunstancia, cuando cambie el propietario, quien administra trabajará para el
nuevo dueño.
CUARTO: Rescigno añade “El tribunal Constitucional contiene, igualmente, varias
y puntuales consideraciones relativas a la voluntad testamentaria y a los límites de
los poderes de los representantes de las entidades (Arzobispo y Universidad) que
componen la junta, en rigurosa ejecución de la voluntad expresada por el de cujus”.

En ese sentido, la cláusula 5 del testamento Ológrafo de 1938 (que muchos


consideran como válido y no al de 1933) señala “Si no habiendo sino dos, hay
disparidad de opiniones de la junta, se llamará para resolverla al inmediato en el
orden que dejo establecido”.

Es evidente que José de la Riva Agüero en su testamento, no quiso que fuera el


arzobispo quien dirimiera los conflictos.

Por consiguiente, es completamente falsa la argumentación de que, según los


testamentos, el arzobispo de Lima debe tener influencia en las decisiones que toma
la junta. Solo le compete designar a uno de sus miembros.

QUINTO: Rescigno sostiene “Los límites al ejercicio del poder de disposición, que
derivan de la presencia de un órgano de deliberación constituido según modalidades
establecidas por el testador, no se traducen en una prohibición de enajenar, sino en
la verificación y en el control de la correspondencia de los actos dispositivos con las
finalidades que motivaron la atribución por libertad”

En realidad, no había necesidad de una declaración para conseguir el


reconocimiento del derecho de propiedad de la PUCP. Es como si el derecho a la
vida o la salud exigieran un reconocimiento previo.
Sarcásticamente, se ha reconocido la plena titularidad de la propiedad de la PUCP,
por parte del tribunal constitucional.

SEXTO: Finalmente concluye Pietro Rescigni, luego de analizar los testamentos de


José de la Riva agüero “ La voluntad del de cujus - Inequívoca, en el sentido de
haber instituido como heredera a la Universidad Católica y de haber identificado al
órgano de administración según modalidades precisas de constitución y
funcionamiento – cobra un valor decisivo, pues no existen prohibiciones de orden
público contra la indefinida duración del vínculo ni por la incidencia de los vínculos
en la autonomía de la entidad”

Al respecto añadir:

En primer termino
Al heredero forzoso no puede imponérsele modalidad alguna (condición, plazo, o
cargo) porque la institución de ellos proviene de un mandato legal y no de la
voluntad del testador. Al heredero voluntario sí, siempre que así lo disponga el
testador. Solo a falta de herederos forzosos, procede la institución de herederos
voluntarios.

En cuanto a la forma también existen restricciones porque solo pueden ser


empleadas las clases de testamentos que la ley establece y sus requisitos deben ser
rigurosamente observados porque la forma es solemne.

El testador con estas restricciones legales, tiene libertad para establecer toda clase
de disposiciones de naturaleza tanto patrimonial como extramatrimonial, para
nombrar albaceas o juntas administradoras y darles toda clase de encargos y
concederles plazos mayores para el desempeño de sus funciones siempre que no
vaya contra las buenas costumbres, el orden público ni derechos fundamentales de
la persona.

La titularidad de la Universidad Católica como única heredera, en términos de este


testamento, la obtuvo a partir de la apertura de la sucesión hereditaria, porque de
acuerdo con la naturaleza jurídica de la transmisión sucesoria que es de orden
público, opera ipso jure en el mismo momento de la muerte del causante con
condición suspensiva o sin ella, porque a la muerte del causante su patrimonio
queda sin sujeto de derecho, y el ordenamiento legal establece que es en ese mismo
momento en que opera la sucesión en beneficio de los herederos sobrevivientes.

En esa línea, el artículo 705 del Código Civil de 1936, prohíbe al testador imponer,
gravamen, modalidad, ni sustitución alguna sobre la legítima, pero no respecto a los
herederos voluntarios o legatarios porque en estos casos se afecta la parte
hereditaria de libre disposición, de manera que la condición suspensiva impuesta
por el testador resulta legitimada.

Al haberse impuesto una condición suspensiva la Universidad Católica tuvo esta


titularidad como heredera en el mismo momento de la muerte del testador, pero solo
estuvo en la situación legal de poder ejercitarla una vez que se cumplió la condición
suspensiva, mientras tanto ejerció sus derechos solamente como usufructuaria
recibiendo de la junta administradora los productos de la administración de los
bienes para su sostenimiento.

La condición suspensiva que en abstracto es un elemento accesorio y circunstancial,


al ser incorporado al acto jurídico concreto y determinado, adquiere la categoría de
elemento esencial porque de su realización depende la producción de sus efectos.

El derecho de propiedad confiere a su titular dos facultades jurídicas: la de gozar y


la de disposición del bien objeto del derecho. Los derechos de goce y de disposición
constituyen la armadura de este derecho. El derecho de propiedad es absoluto y
debe entenderse en sentido de exclusividad y es además perpetuo salvo que
provenga de un título revocable, que en este caso no se ha dado.

En segundo termino
Recurrimos pues a una interpretación auténtica. Testamento cerrado de 3 de
diciembre de 1933. En la cláusula 17° se encarga a una junta administradora la tarea
de proveer a la Universidad Católica de los fondos económicos necesarios para su
funcionamiento hasta que esta, adquiera la propiedad absoluta de la herencia si se
cumple la condición suspensiva.

Posteriormente manifiesta que, si por cualquier caso o disposición legal no pudiere


heredar la Universidad Católica, la misma junta antedicha será la fundación que la
heredará conforme a los artículos 64 y siguientes del Código Civil y atenderá a los
fines que en este testamento y en el vigente anterior se señalan.

Por lo anteriormente expuesto considero que la Junta Administradora concluyó


definitivamente sus funciones en octubre de 1964 al haberse cumplido la condición
suspensiva establecida por el Dr. Riva Agüero, para que la Universidad Católica
pudiera hacer efectivo su derecho como heredera del caudal relicto, y al hacérsele
entrega de este como propietaria absoluta por parte de la referida Junta tal como fue
la voluntad del testador.

Finalmente precisar, que la expresión de Rescigno sobre “No existen prohibiciones


de orden público contra la indefinida duración del vínculo” no es meritorio, debido
a que las posteriores participaciones de la Junta en la administración del patrimonio
de la Universidad Católica, no tienen efecto vinculante por carecer ya de titularidad
y, por tanto, de legitimación para obrar.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1. Augusto Ferrero Costa (2010). Informe legal sobre la interpretación de los
testamentos de Don José de la Riva Agüero y Osma. Ediciones juristas. Lima: Perú.
2. Código Procesal Civil peruano de 1936
3. Código Procesal Civil peruano de 1984
4. Constitución Política del Perú de 1993, Art. 70
5. Rubio Correo, Marcial (2011). Análisis sobre la sentencia del tribunal constitucional
y testamento de la Riva Agüero. Ediciones san marcos. Lima: Perú. Pág. 11
6. Testamento cerrado y abierto de José de la Riva Agüero de 1933
7. Testamento ológrafo de José de la Riva Agüero de 1938

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