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La inteligencia es uno de esos constructos usados de forma amplia y diversa no solo desde el ámbito
académico y científico sino dentro del uso cotidiano de las personas es una palabra que se utiliza a
menudo. Uno de los conceptos más estudiados por el campo de la psicología, y así como diversas
teorías y estudios han hecho parte del pasado y el presente de la psicología es de suponer que su
estudio siga guiando futuras investigaciones, puesto que la inteligencia es un constructo que aún hoy
en día requiere una expansiva acumulación de evidencia que sea consistente y coherente. Si bien en
bases generales la inteligencia podría definirse como aquel “conjunto de habilidades cognitivas y
conductuales que permite la adaptación eficiente al ambiente físico y social…” Ardilla, R. (2011).,
otros autores como Goleman consideran que la inteligencia no alcanza para triunfar en la vida,
aparentemente habría otra inteligencia además de la inteligencia convencional y que siempre la
hemos relacionado con el conocer y manejar ideas. En este sentido propone la inteligencia
emocional como factor importante de “éxito” y que básicamente consiste en la capacidad para
conocer, controlar e inducir emociones y estados de ánimo.
Thorndike propuso la inteligencia social a partir de la ley del efecto, antecesora de la hoy conocida
IE. Ademas Thorndike estableció la inteligencia abstracta y la inteligencia mecánica (Thorndike,
1920). En la década de los treinta Weschsler dio a conocer dos baterías de pruebas : escalas para
adultos (Wheisler Adult Intelligence Scale, WAIS, 1939) y escala para niños ( Weisler Intelligence
Scale for Children, WISC, 1949), las cuales hoy en día son utilizadas ( Evoys y Weschsler, 1981). Esta
época se vio marcada por un silenciamiento teórico en el caso de la inteligencia, debido al auge del
conductismo.
Desde entonces han existido diferentes reformulación a la ley del efecto, a últimas fechas el
desarrollo de la neurociencia ha estimulado la aparición de modelos integradores de la ley del
efecto, combinando la capacidad racional con la determinación voluntaria. Lo anterior se
desenvuelve en el contexto de un nuevo paradigma, llamado Inteligencia Emocional (IE).
El concepto de IE como tal fue propuesto por Salovey y Mayer en 1990, a partir de los lineamientos
de Gardner en su teoría de las Inteligencias Múltiples. Como es de suponer este concepto no es
nuevo pues tiene su origen en la “ley del efecto” formulada por Thorndike en 1988, cuando propuso
en su tesis doctoral un principio explicativo del aprendizaje animal.
El concepto de IE nació de la necesidad de responder al interrogante: ¿Por qué hay personas que se
adaptan mejor que otras a diferentes situaciones de la vida diaria?.
Conceptualizaciones
Podríamos caracterizar la inteligencia emocional como la capacidad para conocer y controlar las
emociones propias y ajenas, con el fin de obtener determinados fines
Autoconocimiento
Es la capacidad de reconocer los propios sentimientos, emociones o estados de ánimo. Saber que se
siente en cada momento, es decir conocer los propios estados internos, preferencias, recursos e
intuiciones, y utilizar esas preferencias para orientar nuestra toma de decisiones; tener una idea
realista de nuestras habilidades, fortalezas, debilidades y una bien basada confianza en uno mismo.
Sabemos que las emociones tienen diversos grados de intensidad: algunas son lo suficientemente
intensas como para poder percatarnos de ellas en forma consciente, pero otras están por debajo del
umbral de percepción consciente. Desarrollar esta primera cualidad implica la posibilidad de poder
modificar este umbral que separa las emociones conscientes de las no concientes, haciendo que
éstas últimas puedan ser percibidas. Para Goleman, mediante un esfuerzo deliberado podemos
hacernos más conscientes de nuestras reacciones viscerales y, con ello, de nuestras emociones antes
imperceptibles.
Autorregulación
Motivacion
Empatía
Percibir lo que sienten los demás, es decir, la captación de sentimientos, necesidades e intereses
ajenos, ser capaces de ver las cosas desde su perspectiva y cultivar la afinidad con una amplia
diversidad de personas. Las personas empáticas normalmente tienen mucha popularidad y
reconocimiento social. La empatía o capacidad de conectarse con las necesidades y sentimientos de
los otros, es una habilidad fundamental en las personas. Quienes logran desarrollar esta habilidad
tienen enormes ventajas para desempeñarse con éxito en la vida personal, asi tambien como en lo
profesional, ya que tenderán a establecer contactos personales de colaboración y mutuo
entendimiento.
Sociabilidad
Habilidad para inducir en los otros las respuestas deseables, es decir, manejar bien las emociones en
una relacion e interpretar adecuadamente las situaciones y las redes sociales; dicha habilidad le
permite al sujeto interactuar sin dificultad, osea, le permite utilizar estas habilidades para persuadir,
dirigir y liderar, negociar y resolver disputas para la cooperacion y el trabajo en equipo. En este
punto, Goleman nos dice que cuanto más hábiles seamos para interpretar las señales emocionales
de los demás mejor controlaremos las que nosotros mismos transmitimos. La competencia social, la
eficacia interpersonal, el buen manejo de las comunicaciones, son habilidades que posibilitan el
liderazgo, el manejo de grupos y la popularidad. Tener aptitudes en las relaciones interpersonales es
el último aspecto de la Inteligencia Emocional.
Las tres primeras corresponden a la aptitud personal, es decir a las aptitudes que determinan el
conocimiento y el dominio de uno mismo. Las dos ultimas corresponden a la aptitud social, es decir a
las aptitudes que determinan el manejo de las relaciones. La sociabilidad tiene que ver en cambio
con el conocimiento y control de las emociones y estados de ánimo de los demás.