Se estima que una persona con una cultura media de bachillerato conoce, en su sentido más
amplio, entre 40.000 y 80.000 palabras.
Normalmente la palabra se considera la unidad mínima de una lengua dotada de significado,
aunque en sentido estricto, sea el morfema la unidad mínima con significado. Los morfemas
pueden constituir palabras por sí mismos (morfemas libres) o ser apéndices de otras palabras
(morfemas ligados) modificando el significado.
Cabe distinguir entre distintos tipos de morfemas:
Además del significado, al evocar una palabra se activa información fonológica, información
ortográfica, e información morfológica y sintáctica, correspondiente a un conocimiento implícito,
con independencia de que se haya estudiado o no.
A pesar de la diversidad lingüística, los vocabularios de las distintas lenguas se ajustan a unos
principios generales.
Es posible distinguir entre dos clases de palabras muy diferentes que se procesan de forma
distinta en el cerebro humano:
Acceso léxico
Una de las hipótesis que explica cómo se representan las variantes morfológicas de las palabras,
denominada hipótesis del listado exhaustivo, considera que cada variante tiene su entrada o
representación propia.
Por otra parte, la hipótesis del listado parcial o segmentación obligatoria defiende que el léxico
sólo contiene una lista parcial de entradas léxicas que incluye, por un lado las raíces o formas
base, y por otro los afijos (prefijos y sufijos).
Según esta hipótesis, para identificar una palabra morfológicamente compleja, primero hay que
“despojarla” de todos los afijos y luego localizar su forma base.
Los datos empíricos parecen apoyar esta hipótesis, por ejemplo, el hecho de que los tiempos de
reacción de palabras seudo-prefijadas como “interés” o “resultado” que realmente no tienen
prefijos pero tienen apariencia de tenerlos (in- y re-, respectivamente), se procesan más
lentamente que las palabras control.
Por otra parte, los datos empíricos apoyan de forma clara una síntesis de ambas hipótesis.
De acuerdo con la hipótesis mixta o dual, por un lado se encontrarían las raíces y por otro lado
los afijos. Así, ambas partes se procesan por separado y posteriormente se unen.
Este procedimiento es especialmente útil con las palabras de baja frecuencia, pues no es
necesario conocer todas las formas derivadas para entender y utilizar una forma concreta.
Un factor que influye en la descomposición de las palabras es el grado de transparencia que
éstas tienen para nosotros. Si una palabra compuesta no es transparente respecto a sus
componentes se representará como otra palabra aparte (ej. “camaleón” no es transparente
respecto a sus componentes “cama” y “león”, almacenandose independientemente).
Paralelamente, una distinción que se ha revelado útil es aquella que discierne entre
una morfología de nivel I, en la que se produce una alteración de la raíz (de soñar a sueño), y
una morfología de nivel II, donde no se altera la raíz (de comer a comedor).
Otros autores, generalmente conexionistas, consideran innecesario plantear un mecanismo de
acceso separado del mecanismo de activación léxica.
Sin embargo, en el reconocimiento de las palabras habladas, la mayor parte de los enfoques
teóricos sobre el acceso léxico comparten la idea de que intervienen dos tipos de mecanismos
fundamentales: activación y competición.
6.2. Metodologías experimentales en reconocimiento oral de palabras
Decisión léxica
Se trata de una de las tareas más usadas en la psicolingüística, tanto en la modalidad auditiva
(McCusker, Holley-Wilcox y Hillinger) como en la visual (Rubenstein).
En la tarea visual, el participante debe decidir rápidamente si un estímulo formado por un
conjunto de letras es una palabra de su idioma o no lo es, mientras que en la tarea auditiva, el
participante debe decidir si los sonidos que escucha, normalmente a través de unos auriculares,
forman o no una palabra.
El participante tiene que emitir su respuesta pulsando un botón o una tecla del ordenador, entre
dos posibles; el botón del sí (palabra) y el botón del no (no-palabra). Aquí, la variable
dependiente es el tiempo de reacción, siendo 500-700 ms los tiempos habituales, y la proporción
de errores.
También existen estudios sobre el significado de las palabras, donde se emplean tareas de
decisión o categorización semántica, tareas de categorización sintáctica, como la decisión de
género y otras.
Este procedimiento permite en castellano el estudio de procesos genuinamente gramaticales
(morfosintácticos), porque en el idioma el género de muchos sustantivos no tiene conexión con
ninguna propiedad semántica (atributos sexuales) del referente, como la palabra libro, que
designa un objeto que no posee atributos masculinos.
A partir de Cutler y Norris se han introducido la tarea de localización de palabras, sobre todo en
investigaciones sobre la influencia de la estructura prosódica del lenguaje (entonación y ritmo) en
el reconocimiento léxico, presentando cierta validez ecológica (Wordspotting). En este tipo de
tarea se administra auditivamente una lista de no-palabras, o palabras sin sentido, algunas de las
cuales incluyen en su interior una palabra que el participante debe detectar lo más rápidamente
posible (por ejemplo “sal” en “salpe”).
La Hipótesis del listado exhaustivo sostiene que cada palabra compuesta tiene su propia
representación léxica independiente. La frecuencia de cada palabra es la que determina
los tiempos de reconocimiento.
La Hipótesis de la segmentación obligatoria mantiene que las palabras son segmentadas
en sus morfemas componentes, por lo que se accede a la raíz y a los afijos de manera
independiente, de forma que, lo que determina el reconocimiento es la frecuencia de la
raíz y de los afijos correspondientes.
Un modelo pretende ser una construcción teórica que representa cierta realidad de difícil
manejo u observación directa con cierta visión unificadora y de carácter predictivo.
Además, un modelo sigue el principio de falsabilidad, es decir, debe ser refutable por los datos.
Según Popper, cada buena teoría científica es realmente una prohibición, así, cuantas más
prohibiciones mejor será la teoría y más específicas serán sus predicciones.
Muchos modelos científicos se basan en una analogía como sucede con el modelo de
Maxwell cuando el autor concibió las fuerzas electromagnéticas como análogas a los fluidos.
Actualmente, muchos autores apuntan hacia la analogía del propio cerebro.
En el campo específico de la psicolingüística, la analogía del diccionario mental ha tenido gran
influencia.
De esta forma, los modelos del acceso léxico se dividen fundamentalmente entre los que
defienden un acceso directo al léxico mental y los que consideran la existencia de algún tipo
de mecanismo de búsqueda serial.
Modelo cohorte
No obstante, el sistema de logogenes no hace distinción entre las fuentes, y para él las tres son
externas.
De este modo, Morton explica el efecto del contexto, en la medida en que los logogenes
disponen de mayor información procedente del sistema cognitivo, necesitará menos información
sobre el estímulo (de abajo-arriba) para la identificación de las palabras.
Este modelo interactivo explica la mayor parte de los fenómenos empíricos conocidos en el
momento de su formulación:
Modelo de Forster
Modelo de cohorte
El modelo de Marslen-Wilson supone una solución mixta entre los modelos de acceso directo y
los de búsqueda serial, que postula una secuencia ordenada de etapas que se activan paralela y
simultáneamente varios elementos léxicos.
Se trata de un modelo concebido únicamente para las palabras habladas que plantea que
mientras una persona está escuchando una palabra, desde el principio se activan en paralelo un
conjunto finito, o «cohorte», de palabras congruentes con los sonidos iniciales, y todas ellas serían
inicialmente candidatos léxicos del estímulo.
Wilson empleó la técnica experimental del sombreado (shadowing) de frases y otros estímulos
lingüísticos observando que la percepción de una palabra se basa en un continuo estrechamiento
del abanico de candidatos posibles hasta alcanzar el punto de unicidad, momento en que se
produciría la identificación léxica.
Sin embargo, este modelo tiene una serie de inconvenientes y es que compartir la posición
inicial de las palabras no es una condición indispensable para que se activen los competidores.
Además, no explica bien el efecto de la frecuencia léxica como por qué se identifica antes la
palabra más frecuente que la menos frecuente.
Modelo TRACE
La información fluye desde abajo hacia arriba, pero, al mismo tiempo, los niveles superiores
influyen sobre los inferiores, facilitándoles la tarea (Procesamiento top-down). Dentro de cada
nivel, las unidades que lo componen están conectadas lateralmente entre sí por conexiones
inhibidoras, mientras que por el contrario, las conexiones entre niveles distintos
son excitatorias y bidireccionales.
Este modelo puede ser implementado matemáticamente en computadores para llevar a cabo
simulaciones. El modelo explica bastante bien los efectos del contexto léxico y fenómenos
asociados, como la restauración fonémica y la coarticulación, localizando apropiadamente los
límites entre las palabras dentro de una cadena hablada y funciona correctamente con estímulos
ruidosos, semejantes a los que se dan en condiciones naturales.
No obstante, uno de sus inconvenientes reside en su propia flexibilidad, además, la manera en
que trata el tiempo en el estímulo de entrada, segmentando en cortes iguales, no es muy realista.
La primera hipótesis planteaba que el lenguaje oral se percibía mediante la corteza auditiva, ya
que los pacientes que presentaban dificultades graves de comprensión sufrían lesiones en la
circunvolución temporal superior del hemisferio izquierdo (Afasia de Wernicke).
No obstante, algunos trastornos en la capacidad de procesar sonidos del lenguaje o fonemas
guardan poca relación con las dificultades de compresión observadas en la afasia de Wernicke,
mientras que la destrucción de la circunvolución temporal superior izquierda puede coexistir con
una comprensión normal y, por el contrario, con problemas en la producción oral. Además,
la circunvolución transversal de Heschl (área auditiva primaria) interviene directamente en el
primer procesamiento de toda clase de sonidos, sean lingüísticos o no.
Hickok y Poeppel plantean que la entrada sensorial auditiva es procesada a través de dos
grandes sistemas o rutas neurales (streams).
Ruta ventral
La ruta ventral procesa la señal de habla para su comprensión. Se considera que la ruta ventral
es bilateral, aunque con importantes diferencias computacionales entre ambos hemisferios
cerebrales (Ruta del qué). Así, si se trata de una señal de habla, y dependiendo del tipo de tarea
ejecutada, la información neural se bifurca en los dos grandes sistemas mencionados.
Según Hickok y Poeppel, no está claro aún, si la computación del habla implica obligatoriamente
todos los niveles de procesamiento operando de forma serial y jerárquica o, por el contrario,
actúan en paralelo y con cierto grado de flexibilidad.
Dentro del sistema ventral se dan ciertas diferencias computacionales entre los dos hemisferios
que afectan sobre todo a la escala temporal de integración.
El hemisferio derecho mostraría selectividad para actuar en una escala amplia de 150-300 ms,
propia de la información suprasegmental (prosodia o entonación) del habla.
El hemisferio izquierdo, por el contrario, parece menos selectivo y podría actuar tanto en esa
escala de integración, como en una escala más corta de 20-50 ms, en lo que sería un
procesamiento rápido propio del nivel segmental.
Ruta dorsal
La ruta dorsal proyecta dicha información sobre las redes articulatorias del lóbulo frontal
izquierdo, fuertemente lateralizada en el hemisferio izquierdo dominante.
Esta ruta neural corresponde a las redes articulatorias y tendría un papel esencial en la
integración auditivomotora.
Hickok y Poeppel sugieren que existen al menos dos niveles de interacción auditivomotora,
uno estrecho que implicaría segmentos fonéticos, y otro, más amplio, que abarcaría secuencias de
segmentos y que intervendría principalmente en la adquisición de nuevo vocabulario. Así, en la
medida en que las palabras se hacen más familiares en su uso, este último nivel de integración se
volvería más automático, agrupando secuencias motoras más amplias.
Las lesiones unilaterales en el sistema dorsal causan con frecuencia dificultades en la producción
del habla, como sucede con la afasia de conducción, en la que el daño se localiza preferentemente
en la unión temporoparietal o en las fibras del fascículo arqueado, que forma parte de la ruta
dorsal.
Este síndrome de desconexión se caracteriza por una buena comprensión oral, ya que la ruta
ventral está intacta o, si no lo está, queda compensada por la del hemisferio derecho, pero
presenta frecuentes errores fonémicos en la producción verbal, siendo sensibles a la carga de
procesamiento. así los errores son más probables cuando se pronuncian palabras más largas,
palabras menos frecuentes y con menos restricciones semánticas debidas al contexto.
De esta forma, el concepto básico de que la información sensorial debe ser procesada por dos
sistemas diferenciados, uno conceptual o del significado, y otro articulatorio-motor, se ajusta bien
a un marco dualtambién planteado para el dominio visual y más recientemente para el
somatosensorial.