Вы находитесь на странице: 1из 26

User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

© Copyright 2020, vLex. All Rights Reserved.


Copy for personal use only. Distribution or reproduction is not allowed.

La etapa de instrucción o investigación preliminar:


aspectos introductorios

Mauricio Duce - Profesor de Derecho Penal , Universidad

Author: Mauricio Duce

Profession: Profesor de Derecho Penal , Universidad

Pages: 89 - 119

Id. vLex VLEX-57394979

Link: https://2019.vlex.com/#vid/etapa-instruccion-investigacion-preliminar-57394979

Summary

Breve análisis de los modelos de instrucción o investigación preliminar - Análisis y crítica al


modelo de instrucción inquisitivo chileno - Las razones para la adopción del modelo de
ministerio público investigador -

Text

Content
I. Breve análisis de los modelos de instrucción o investigación preliminar
1. El modelo de juez instructor o instrucción formal.
2. Modelo de ministerio público investigador.
II. Análisis y crítica al modelo de instrucción inquisitivo chileno
2. La crítica al modelo de instrucción inquisitivo.
2.1. Cuestionamientos desde el Debido Proceso.
a) La Imparcialidad del Juez.
b) El Derecho de Defensa.
c) La Presunción de Inocencia.
2.2. Cuestionamientos a la Eficacia.
III. Las razones para la adopción del modelo de ministerio público investigador
1. La coherencia del modelo de instrucción con el sistema político chileno.
2. La coherencia del modelo de instrucción con el modelo.
3. La coherencia del modelo de instrucción con los fines.

Page 89
30 Apr 2020 02:20:04 1/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

Page 89

El objetivo del presente capítulo es analizar de manera general la forma en que en el nuevo
sistema de justicia criminal de nuestro país concibe y regula la denominada etapa de instrucción
o etapa de investigación preliminar de los delitos. Esta etapa puede ser caracterizada como un
conjunto de actos orientados a determinar si existen o no razones para someter a una persona
imputada por un delito a un juicio criminal. En este sentido, la parte central de la misma está
constituida, fundamentalmente, por la investigación que realizan los órganos de persecución
penal para esclarecer la existencia o no de estas razones que justificarían la realización de un
juicio criminal.1 Se trata, en principio, de una etapa esencialmente preparatoria de la etapa final
del proceso penal, el juicio oral.

Con todo, esta caracterización inicial de la etapa de investigación no nos permite comprender la
complejidad e importancia de la misma dentro de la estructuración de un sistema de justicia
criminal. De hecho, la definición del sistema de instrucción constituye uno de los aspectos
centrales de lo que ha sido la evolución histórica de los sistemas procesales penales en los
sistemas legales que se desenvuelven en el ámbito de la tradición legal europea continental,
como es el caso de Chile. En estos sistemas, una de las características más claras es la
persistencia de una cierta lógica de funcionamiento que proviene del modelo inquisitivo
ortodoxo y que tiende a mantenerse o, más bien, a refugiarse, precisamente, en el sistema de
instrucción. Hemos tenido oportunidad de mencionar en capítulos anteriores que uno de los
fra-Page 90casos de la reforma a la justicia criminal realizada en Europa durante el siglo XIX se
encontró en el hecho de la pervivencia del modelo inquisitivo, que se intentó reformar, en la
etapa preliminar del proceso, la que finalmente anuló al juicio oral, público y contradictorio.

Si nos viéramos en la necesidad de explicar muy sintéticamente la diferencia entre un sistema


inquisitivo o con componentes inquisitivos importantes, en cualquiera de las modalidades en
que éstos se han dado en los diversos países de esta tradición, y uno acusatorio sin estos
componentes, se podría sostener que en el primero siempre existe una marcada importancia del
sistema de instrucción en el conjunto del sistema procesal, en perjuicio de la etapa de juicio o
debate; en tanto que en el segundo podremos observar que la etapa de preparación tiene muy
poca relevancia, es más corta y menos regulada, por cuanto el núcleo del proceso, su aspecto
más relevante y de hecho el que toma más esfuerzo, está constituido por el juicio oral, en
cualquiera de las modalidades que en esos modelos se haya definido.2

Esta característica general de los sistemas de tradición continental tiene una expresión extrema
en el caso de los países de América Latina y, muy especialmente, en el caso de Chile antes de
la reforma. La realidad de nuestros países es que los sistemas de enjuiciamiento que
conocemos están constituidos casi exclusivamente por sistemas de instrucción. Esto es, de
acuerdo con el modelo inquisitivo, por procesos mediante los cuales los jueces del crimen o de
instrucción llevan adelante indagaciones, sumarios, investigaciones o encuestas en las que, por
medio de pasos predeterminados por la ley y la práctica tradicional, van incorporando
antecedentes a través de actuaciones formales que se protocolizan y se incorporan al
expediente escrito. Esta actividad constituye el centro de lo que los agentes del sistema realizan
y el material recopilado se transforma en la prueba que los órganos encargados de juzgar
apreciaran por medio de su lectura. En estos sistemas, la etapa de debate o juicio es
prácticamente inexistente e irrelevante o, en aquellos casos en que a lo menos teóricamente se
ha intentado introducir un juicio oral importante, ésta se ha visto disminuida por la importancia

30 Apr 2020 02:20:04 2/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

que las actas de la instrucción adquieren durante el debate.

En este sentido, el peso de la tradición inquisitiva es tan grande que las reformas que de manera
bastante generalizada se han inten-Page 91tado introducir en los últimos años han tenido que
enfrentar, como obstáculo principal, la persistencia de las prácticas de la instrucción tradicional.
Incluso, aquellos procesos de reforma que más énfasis han puesto en la pretensión de imponer
un sistema de instrucción liviano y desformalizado, han enfrentado la tendencia a la
reproducción de las prácticas tradicionales.

Por las razones expuestas, nos ha parecido indispensable, antes de iniciar un estudio en detalle
de la nueva regulación normativa contenida en el Código Procesal Penal, destinar un capítulo
introductorio a presentar en forma más general los distintos modelos de instrucción que
constituyeron alternativas para la regulación de esta etapa en el nuevo sistema y, luego, dar
cuenta de las razones por las cuales se optó por el sistema que en definitiva se plasmó en el
Código. En consecuencia, el análisis de las instituciones procesales específicas contenidas en
el nuevo sistema quedará para capítulos posteriores al presente.

I
Breve análisis de los modelos de instrucción o
investigación preliminar
En el contexto de lo que hemos venido señalando, una de las primeras decisiones político-
criminales que en el diseño de la reforma procesal penal debieron adoptarse fue, precisamente,
la opción por algún modelo de instrucción. En términos generales, la discusión se focalizó en los
dos modelos paradigmáticos que ofrece el derecho comparado occidental. Por una parte, un
modelo en el que la investigación está entregada al juez, llamado modelo de juez instructor o
instrucción formal y, por la otra, un modelo en el que la investigación preliminar está en manos
de los fiscales, llamado modelo de Ministerio Público investigador.3

Como veremos más adelante, el segundo modelo es el que primó en el diseño de nuestro
sistema procesal penal prácticamente desde las primeras discusiones que se tuvieron sobre el
tema. No obstante, el modelo de juez instructor fue planteado como una alternativa en un
momento inicial de la discusión parlamentaria del Código por los sectores procesalistas más
tradicionales.4

Page 92

A continuación, revisaremos brevemente los componentes y características centrales de estos


modelos. Ello nos permitirá visualizar con mayor claridad las razones por las cuales se optó en
nuestro país por el modelo de Ministerio Público investigador y, luego, en capítulos posteriores,
nos detendremos en el sistema finalmente regulado en el Código Procesal Penal chileno.

1. El modelo de juez instructor o instrucción


30 Apr 2020 02:20:04 3/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

formal
El desarrollo del modelo de investigación que hemos denominado “modelo de juez instructor” se
encuentra vinculado al surgimiento del sistema inquisitivo de persecución penal. Es a partir de
la instauración del sistema inquisitivo en Europa continental, a fines de la Edad Media, que se
consolida la figura del juez, en este caso, juez de instrucción o juez instructor, como el principal
(algunas veces único) protagonista de la etapa destinada a acumular antecedentes en contra del
imputado. En consecuencia, se trata de una institución fundamentalmente continental.5

En sus versiones más ortodoxas (como fue el caso chileno, según veremos), la concentración de
funciones en la persona del juez instructor es casi absoluta, transformando a la etapa de
investigación en una etapa fundamentalmente unilateral, es decir, sin intervención relevante de
otros agentes estatales o del imputado y su defensa. Con todo, esta versión extrema ha
evolucionado en los países de Europa continental que aún mantienen este modelo de
instrucción, abriéndose a una intervención más activa del Ministerio Público y,
fundamentalmente, del imputado y su defensor, debido al reconocimiento paulatino de derechos
que han experimentado estos últimos a partir de la segunda mitad del siglo XX. En
consecuencia, cuando modernamente hablamos del sistema de instrucción formal, estamos
pensando en una forma evolucionada de estos modelos y no en la etapa de instrucción chilena
del Código de Procedimiento Penal que, en general, corresponde históricamente a la versión
anterior de los mismos. Por lo tanto, la opción posible para el nuevo sistema procesal penal no
era la mantención inalterada del actual sumario, sino más bien una versión mucho más
avanzada de él, que hoy día aún se encuentra vigente en algunos países europeos.

Las expresiones más paradigmáticas de este modelo en la actualidad se encuentran en los


procesos penales de España, Bélgica y Francia. Sin embargo, es necesario destacar que ha
sido progresivamente abandonado por varios países del mismo continente en las últimas
décadas. Así, Alemania en la década de los setenta e Italia y Portugal a fines dePage 93los
ochenta, optaron por un modelo de instrucción que le entrega la investigación de los delitos al
Ministerio Público.6 El abandono del modelo se explica por un conjunto de cuestionamientos
que revisaremos un poco más adelante. Por ahora, nos interesa detenernos en la descripción de
algunas de sus características centrales.

Un primer elemento que nos parece relevante mencionar de este modelo tiene que ver con la
intervención que en él tienen distintos actores. El aspecto central que caracteriza al modelo de
instrucción formal es el rol que juega en él el juez, quien está a cargo no solamente de velar por
el respeto de los derechos de los intervinientes en el proceso, sino también de llevar adelante la
investigación. En este contexto, el juez asume tanto las funciones jurisdiccionales como las
persecutorias durante el desarrollo de la investigación criminal o, en otras palabras, está
completamente a cargo de la instrucción. Esto significa, en primer lugar, que el juez debe tomar
las decisiones de mérito, es decir, las decisiones acerca de la necesidad de llevar adelante la
investigación, de las diligencias específicas que constituyen la misma, de la restricción de
derechos de los imputados para llevar adelante la investigación, etc. En segundo lugar, le
corresponde realizar el control de legalidad de dichas decisiones, es decir, una vez que
determina la conveniencia de realizar las distintas actividades y diligencias que supone la
investigación, el juez debe controlar que ellas mismas sean legales o se adecuen a la legalidad
30 Apr 2020 02:20:04 4/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

del sistema. Como debe llamar la atención, esta doble función, de mérito y control del mérito, es
sumamente problemática y constituye una de las principales debilidades del modelo en estudio.

Como señalamos, en la versión evolucionada de estos modelos que está aún vigente en
algunos países de Europa, el Ministerio Público también tienen una participación durante la
etapa de investigación preliminar. Sin embargo, dicha participación no pasa de ser la de un
colaborador en la investigación y no la del titular de la misma. El Ministerio Público normalmente
podrá solicitar la rendición de ciertas pruebas y podrá, también, participar en su producción, si
ello es posible. Con todo, el control de lo que se produce o introduce en la investigación sigue
estando exclusivamente en manos del juez. En el mejor de los casos, el Ministerio Público se
erige como un controlador de la legalidad del proceso, cumpliendo así funciones análogas a las
que cumplen los fiscales judiciales en las Cortes chilenas.

Page 94

Un tercer actor en estos modelos es el imputado y su defensa. Producto del creciente


reconocimiento de los derechos del imputado durante la segunda mitad del siglo XX,7 los
modelos de instrucción formal han ido admitiendo, cada vez más, un mayor espacio para la
intervención de éste y de su defensor en la etapa de investigación. Es así como, por ejemplo,
tanto el tribunal constitucional español como el italiano (antes de la reforma de 1989) decretaron
la incompatibilidad del secreto absoluto de la investigación con el derecho de defensa,
impidiéndose así la mantención del secreto del sumario en términos similares a los
reglamentados por el Código de Procedimiento Penal chileno.8 Sin perjuicio de reconocerse
excepciones en las cuales cierta información de la investigación puede ser reservada, no se
admite en dichos países un secreto de toda la actividad investigativa. Por el contrario, la regla
general será la participación del imputado y su defensa durante el desarrollo de una parte
importante de la investigación.9 Desde el punto de vista del acceso a la información y de la
posibilidad que tiene la defensa de participar en la construcción de la investigación, se trata,
guardando las proporciones, de modelos bastante más bilaterales y abiertos que el que
conocimos en nuestro país con el sistema inquisitivo. Esto se refleja también en el
reconocimiento de que la declaración del imputado constituye un medio de defensa y no un
trámite necesario del proceso.

Un segundo componente de este modelo tiene que ver con la forma o materialidad en la que se
va construyendo la investigación y el valor que tiene la misma para el desarrollo posterior del
proceso. Todo acto de investigación realizado en esta etapa del proceso se debe incorporar a
un expediente escrito que lleva el juez instruc-Page 95tor. El expediente se construye con la
incorporación cronológica de todas las actividades y piezas de investigación realizadas por el
juez, constituyéndose en la materialidad del proceso, a partir del cual éste puede fundamentar
sus decisiones. La construcción del expediente se transforma en la actividad central del juez
instructor y a eso dedicará sus principales esfuerzos.10 La importancia del expediente no sólo
radica en el hecho de que es allí donde el juez instructor podrá fundar sus decisiones durante la
investigación, sino que también a partir de esa información el fiscal podrá fundamentar su
acusación una vez cerrada la etapa preliminar. Es decir, el fiscal tendrá que fundamentar los
cargos sobre la base de información que no ha sido recopilada por él mismo y en cuya
producción ha tenido un rol secundario. Finalmente, el expediente será sumamente relevante,
porque en estos sistemas existe, en forma bastante importante, la posibilidad de incorporar la

30 Apr 2020 02:20:04 5/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

prueba producida en la investigación en las etapas posteriores del proceso, típicamente en el


juicio oral, por medio de la lectura de las actas donde constan las diligencias realizadas en la
etapa de investigación. Es decir, la producción de la prueba durante la etapa de investigación no
sólo es preparatoria del juicio, sino que puede llegar a ser definitiva.11

2. Modelo de ministerio público


investigador
La principal característica que estructura al modelo de Ministerio Público investigador, en
contraposición al de juez instructor, es la clara separación de funciones que existe en su diseño.
Hemos visto que la característica central del modelo de juez instructor es la de concentración de
funciones en la persona del juez. A diferencia de esto, el modelo en análisis divide dichas
funciones en dos actores diferentes. El juez y el fiscal del Ministerio Público. A ellos hay que
agregarle al imputado y su defensor como un tercer actor relevante que tiene presencia
permanente en las distintas actividades de la etapa de investigación. No es posible encontrar un
país que represente un paradigma único en relación con este modelo, ya que presenta diversas
variaciones en distintos países. En todo caso, corresponde en términos generales a la opción
tomada por varios países de Europa continental en las tres últi-Page 96mas décadas, entre ellos
Alemania, Italia y Portugal y la del sistema de justicia criminal norteamericano desde sus
orígenes. También pareciera ser el modelo por el cual se han inclinado varios países de la
Europa del Este al reformar sus sistemas con posterioridad a la caída del muro de Berlín.
Finalmente, es el modelo que ha imperado en los procesos de reforma procesal penal en la
región. Con las excepciones de la reforma al sistema federal argentino, prácticamente todos los
países de la región han optado por este modelo.12 Como se puede apreciar, se trata de países
con muy distintas tradiciones jurídicas que se encuentran en proceso de convergencia de sus
procesos penales, pero a la vez rescatando varios componentes de sus antiguos sistemas que
impiden realizar una identificación total entre ellos.

Revisemos con un poco más de detalle las funciones que le corresponden al Ministerio Público
en este modelo. A los fiscales del Ministerio Público les corresponde asumir la función de
persecución penal. Ella incluye regularmente tres componentes: a) la dirección de la
investigación preliminar, destinada a esclarecer los hechos constitutivos de delito (para ello
normalmente cuentan con facultades de dirección de la policía a efectos de desplegar las
actividades concretas de investigación); b) el ejercicio de la acción penal; y, finalmente, c) la
posibilidad de ejercer facultades discrecionales para la selección de casos que conoce el
sistema. Como se puede apreciar, en el contexto de este modelo el Ministerio Público deja de
ser un funcionario subalterno o menor del sistema. Por el contrario, adquiere protagonismo
debido a que, en buena medida, el ritmo del sistema descansa en sus hombros. A diferencia del
modelo de juez instructor, el modelo en análisis supone un Ministerio Público fuerte, sin el cual
el sistema no se encuentra en condiciones de operar con niveles mínimos de eficiencia.

El juez, denominado en el caso del Código chileno como juez de garantía, tiene por función
central tomar decisiones acerca de la vigencia de los derechos de los distintos intervinientes en
el proceso. En consecuencia, el juez retiene principalmente sus funciones más propias, las
jurisdiccionales. El juez será normalmente quien decida la procedencia de medidas cautelares
30 Apr 2020 02:20:04 6/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

en contra del imputado. Será él también quien autorice la realización de diligencias de


investigación que puedan afectar derechos constitucionales de una persona. En general, será él
el encargado de resolver cualquier controversia de derecho quePage 97se produzca durante el
desarrollo de la investigación. Con ocasión del nuevo modelo chileno tendremos la oportunidad
de analizar con un poco más de detalle esta función.

Finalmente, respecto del imputado y su defensor, este modelo se caracteriza por ser bastante
abierto, permitiéndoles una participación intensa y reconociendo en forma amplia sus derechos
fundamentales. Con todo, esto no significa que la persecución penal no cuente con diversas
herramientas que le permiten potenciar sus facultades de investigación y, eventualmente, limitar
o restringir algunos derechos del imputado en pos de la eficiencia de la investigación.

En consecuencia, desde el punto de vista de la intervención de los actores, el modelo de


instrucción que hemos denominado de Ministerio Público investigador es bastante cercano a
una idea tripartita de procedimiento. Es decir, en la que al menos desde un cierto momento de la
investigación (cuando ésta es judicializada), el proceso se construye con la participación
permanente de estos tres actores en las distintas actividades y diligencias.

Desde el punto de vista del segundo aspecto en análisis, en relación al modelo de juez
instructor, es posible señalar que este modelo, en su versión más pura, se caracteriza por la
inexistencia de un expediente formal, a disposición del juez, en el que se van acompañando
todos los antecedentes recopilados por las partes. Por el contrario, cada actor lleva su propio
sistema de registro de actuaciones, normalmente en carpetas, que le permiten ir preparando las
etapas futuras del caso, principalmente la de juicio oral. Por esta misma razón, existen
restricciones importantes para la incorporación de material recolectado durante la investigación
que no sea por medio de su presencia directa.13 Debido a que el Ministerio Público es el
principal encargado de recopilar la información de cargo, y que éste lo hace sin necesariamente
recurrir al juez, toda la información por él acumulada carece de valor mientras no sea, con
posterioridad, presentada al juicio. Esto refuerza el carácter preparatorio de la etapa de
investigación y, a la vez, la centralidad del juicio como momento de decisión central del sistema.

Page 98

II
Análisis y crítica al modelo de instrucción inquisitivo
chileno
Sobre la base de los modelos básicos existentes a nivel de derecho comparado, nuestro
objetivo es revisar algunas de las características centrales del modelo de instrucción contenido
en el Código de Procedimiento Penal, que denominaremos como el modelo de instrucción
inquisitivo. Una primera parte estará destinada al análisis de sus características centrales y,
luego, nos preocuparemos del análisis de las principales críticas a las que éste ha sido
sometido.

1. El sistema de instrucción inquisitivo en Chile


30 Apr 2020 02:20:04 7/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

El sistema de instrucción inquisitivo chileno regulado en el Código de Procedimiento Penal de


1906, todavía vigente para casos cometidos antes de la entrada en vigencia de la reforma, no
obstante presentar algunas características comunes con el modelo de juez instructor que ya
revisamos, tiene algunas diferencias relevantes en relación al mismo. Ya hemos dicho que, en
general, se trata de una versión bastante más ortodoxa que la vigente en Europa. El objetivo en
el presente capítulo es marcar esas diferencias y describir cómo este sistema opera en la
práctica.

Este sistema está caracterizado por la concentración de poder en un juez individual, que posee
diversas facultades que en otros sistemas están siempre divididas entre diversas agencias
públicas. El juez recoge las pruebas durante el período de investigación o sumario, y, al menos
en teoría, dirige la investigación realizada por la policía. Cuando decide que la investigación
está concluida, él mismo formula la acusación y otorga al acusado la oportunidad de
responderla y de presentar sus pruebas. En consecuencia, no hay intervención de Ministerio
Público en la investigación, aun en calidad de colaborador de la misma, ni tampoco en la
decisión de deducir la acusación fiscal en contra del imputado. Todas las funciones son
cumplidas por el mismo juez del crimen.14 Luego, este juez también interviene en la etapa de
plenario, es decir, dictando sentencia definitiva en el caso, lo que complica aun más la situación
de concentración de funciones. En consecuencia, a las ya bastante concentradas funciones
cumplidas por el juez instructor en los modelos de instrucción formal, el juez del crimen chileno
agrega las funciones de acusación (cumplidas regularmente por el Ministerio Público en otros
países) y la de fallo (cumplida normalmente por tribunales especiales de juicio en otros países).

Page 99

En relación con el imputado y su defensa, destaca el hecho de que su participación durante la


etapa de investigación también es marginal. En primer lugar, existe un secreto absoluto del
sumario, que impide al imputado y su defensor acceder al material probatorio recopilado en su
contra. Los espacios de participación son restringidos y dependen, en buena medida, de la
disposición del juez del crimen para admitir su intervención. Tampoco existe un reconocimiento
de sus derechos básicos, así, por ejemplo, la regulación de la declaración del imputado es
ambigua y en ella se refleja una cierta concepción por la que se entiende al imputado como un
objeto del proceso, más que como un sujeto titular de derechos frente al mismo.

En consecuencia, tratándose del primer elemento de análisis de los anteriores modelos,


podemos concluir que la instrucción inquisitiva en Chile es completamente unilateral, es decir,
dependiente del juez del crimen.

Respecto al segundo componente que ha sido objeto de nuestro análisis precedente, el método
de trabajo durante la etapa de investigación inquisitiva chilena consiste en la realización de una
encuesta escrita. Las pruebas recolectadas durante el sumario se registran en actas escritas. El
imputado, en general, no tiene acceso al expediente que contiene las actas y todas sus
peticiones son presentadas y resueltas también por escrito. Los registros escritos se
transforman, en la práctica, en el proceso mismo y las decisiones judiciales se toman sobre la
base de su lectura por parte del juez del crimen o de las cortes superiores. En efecto, la prueba
que es recopilada por el juez durante el sumario, normalmente será la misma que deberá
valorarse para dictar sentencia definitiva en el caso. Es decir, estamos en presencia de una
30 Apr 2020 02:20:04 8/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

etapa preparatoria del proceso que produce, en forma definitiva, material probatorio a ser
considerado en la decisión final del caso. Existe casi una automática relación entre prueba
recogida en la etapa de sumario y prueba a valorarse en el plenario.

Como parte de la herencia europea continental, en el sistema inquisitivo chileno la ley no


permite que los funcionarios que intervienen en el proceso puedan abandonar o no perseguir
casos, ni conducir el proceso de ningún otro modo que no sea el de llevarlo hasta sus últimas
consecuencias.15 Esto significa que los casos deben ser investigados y conducidos hasta la
sentencia. El juez sólo puede cerrar un caso antici-Page 100padamente si hay evidencias que
prueben positivamente que el delito no ha ocurrido o que los hechos no constituyen delito o en
el caso que existan circunstancias que otorguen suficiente base para una absolución
(sobreseimiento definitivo). En los casos en los que la investigación fracasa y no se consigue
suficiente evidencia, ya sea para cerrar el caso o para acusar a alguien, el juez debe suspender
temporalmente el caso a la espera de encontrar más antecedentes (sobreseimiento temporal).

Como resultado de la concentración de múltiples funciones en el juez y el enorme aumento de


casos en el tiempo transcurrido desde la instalación del sistema, los sistemas latinoamericanos
en general y el chileno en particular han desarrollado ciertas prácticas de facto que les han
permitido continuar funcionando. Algunas de estas prácticas son claramente contrarias a la ley,
no obstante se encuentran tan extendidas que se han transformado en elementos integrantes
del sistema, asimismo, son conocidas y toleradas por todas las autoridades del sistema judicial,
así como por los demás órganos del Estado.

Una de estas prácticas es la delegación de funciones judiciales en los empleados subalternos


del tribunal. El procedimiento escrito permite al juez asignar a los empleados de su dependencia
diversas tareas de los procesos, cuyos resultados son registrados por ellos en el expediente,
que será leído después por el juez. Lo común es que el juzgado funcione con un grupo de
empleados que realizan y registran las diferentes etapas de los procesos, incluyéndose
interrogar al imputado, interrogar a los testigos y preparar los borradores de las decisiones.16 El
juez dirige la oficina del tribunal y actúa como un supervisor, chequeando la actividad de los
empleados y participando directamente en el procedimiento sólo en aquellos casos en que
considere que se trata de una evidencia o de un caso especialmente importante.

Hay otras prácticas que permiten abandonar casos informalmente. En algunos tribunales existen
criterios amplios en cuanto a abandonar casos sin una investigación completa cuando se trata
de delitos que difícilmente podrán ser resueltos. En algunos tribunales existe la práctica de no
abrir un expediente (partes de mesón) mientras la víctima no acuda y ratifique su denuncia.
Estas prácticas y los casos a que se aplican no son uniformes entre los distintos tribunales y
dependen del criterio de cada juez.

De acuerdo con la ley, el juez puede asignar a la policía tareas de investigación de modo
bastante amplio. En la práctica, algunos jueces derechamente delegan toda la investigación en
la policía, otorgándolePage 101facultades amplias, incluyendo facultades para detener o para
ingresar a recintos privados respecto de quienes aparezcan como sospechosos. Por otra parte,
la policía ha desarrollado prácticas que implican invadir funciones judiciales. Por ejemplo,
algunas denuncias presentadas por víctimas de delitos no son recibidas o no son enviadas a los
jueces, mientras en otros casos las órdenes de investigación no son respondidas
oportunamente o son respondidas solo formalmente, sin haber realizado ninguna actividad
30 Apr 2020 02:20:04 9/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

destinada a la obtención de nueva información. Las prácticas descritas son comunes, pero no se
encuentran estandarizadas. Por ejemplo, los tribunales de ciudades grandes funcionan de modo
diverso de aquellas de lugares pequeños, pero también es posible encontrar diferencias entre
distintos tribunales de una misma ciudad.

2. La crítica al modelo de instrucción


inquisitivo
El modelo de instrucción inquisitivo chileno ha sido objeto de diversos cuestionamientos o
críticas de parte de la doctrina procesal desde hace varias décadas. Este conjunto de
cuestionamientos pueden agruparse en dos categorías: a) cuestionamientos desde el debido
proceso, y b) cuestionamientos desde la eficacia del sistema. Antes de iniciar su estudio, es
necesario señalar que muchas de las críticas que se pueden formular al modelo chileno pueden
ser extendidas al modelo de juez instructor o de instrucción formal. Por lo mismo, nos hemos
preocupado de mencionar en cada caso cómo ese componente afecta al modelo más allá del
caso chileno.

2.1. Cuestionamientos desde el Debido


Proceso
Como ya se adelantó en el capítulo introductorio, uno de los propósitos principales de la reforma
está constituido por la elevación de los estándares de garantías individuales en el proceso
penal, lo que se traduce concretamente en otorgar operatividad a los principios del debido
proceso establecidos, fundamentalmente, en los tratados internacionales de derechos humanos
a los que Chile se ha obligado. Por lo mismo, un componente central en la elección de modelos
procesales a la hora de establecer el nuevo sistema, era el de elegir modelos que resultaren
más compatibles con los derechos básicos del debido proceso. A continuación, veremos
algunas de las áreas en donde el modelo inquisitivo chileno entra en evidente colisión con
dichos principios. Para estos efectos, hemos seleccionado tres garantías a analizar: la
imparcialidad del tribunal, el derecho a defensa y la presunción de inocencia, en las que nos
parece es posible identificar problemas o contradicciones serias entre el diseño normativo
contenido en el Código de 1906 y la vigencia de las mismasPage 102

a) La Imparcialidad del Juez


El primer cuestionamiento que es posible realizar al modelo de juez instructor se vincula al
hecho de que éste deja en una posición desmedrada la imparcialidad judicial, elemento que, sin
lugar a dudas, constituye una de las piedras angulares de cualquier sistema de administración
de justicia. En efecto, la garantía de imparcialidad de los jueces resulta tan importante que
muchos académicos configuran el concepto de juez fuertemente vinculado, o incluso
confundido, con la noción de imparcialidad.17 Esto mismo se traduce en que los tratados

30 Apr 2020 02:20:04 10/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

internacionales de derechos humanos regulan que toda persona acusada por un delito no sólo
tiene derecho a un juicio, sino a que ese juicio sea conducido por un tribunal imparcial.18

La imparcialidad no sólo constituye una garantía individual para las personas acusadas por un
delito, sino que también es un componente de legitimidad de los sistemas judiciales. Las
personas están dispuestas a comparecer ante los tribunales para resolver sus problemas en la
medida en que ellos sean resueltos por un tercero no comprometido o imparcial. Esto significa
que la falta de imparcialidad de un tribunal no sólo afecta a una persona concreta en un caso
específico, sino que también la legitimidad del sistema judicial en su conjunto.

No obstante la importancia de esta garantía, resulta curioso observar cómo el tema de la


imparcialidad del juez de instrucción no fue objeto prioritario de análisis por parte de la doctrina
procesal que se desarrolló al amparo del sistema inquisitivo chileno. Por lo mismo,
analizaremos este punto con un poco más de detalle que el resto de las garantías vulneradas
con este modelo, las cuales sí han sido objeto de preocupación más intensa por parte de la
doctrina procesal.

La imparcialidad es normalmente definida como la “ausencia de prejuicios a favor o en contra de


una de las partes o en relación con la materia sobre la cual deben decidir”19 o, simplemente,
como “ausencia de prejuicio o parcialidades”.20

La jurisprudencia del Sistema Europeo de Derechos Humanos ha desarrollado con más detalle
esta noción. Es así como la Corte Europea ha señalado que la garantía de imparcialidad puede
ser apreciada de diversas maneras: “se puede distinguir así entre un aspecto subjetivo,Page
103que trata de averiguar la convicción personal de un juez determinado en un caso concreto, y
un aspecto objetivo, que se refiere a si éste ofrece las garantías suficientes para excluir
cualquier duda razonable al respecto”.21

Desde el punto de vista del aspecto objetivo de la imparcialidad, la máxima que dice que “la
justicia no sólo debe serlo, sino también parecerlo” (justice must not only done but must seen to
be done) ha sido utilizada en el sistema europeo como un estándar general para analizar la falta
de imparcialidad de un tribunal.22

Desde esta perspectiva objetiva, la garantía de imparcialidad es principalmente un problema de


diseño institucional del sistema, debido a que ella está estrechamente relacionada con la forma
en que las funciones judiciales están estructuradas en un sistema particular, por sobre las
creencias o prejuicios subjetivos de los jueces que forman parte del mismo. Así, un criterio
general desarrollado por la Corte Europea de Derechos Humanos en la materia es que la
intervención de un juez o varios jueces en la etapa de investigación, que luego participan como
miembros del tribunal de juicio, resulta problemática con relación a la garantía de imparcialidad
desde un punto de vista objetivo.

En términos más específicos, la Corte ha desarrollado algunos estándares de acuerdo a los


cuales este tipo de intervención produce una violación a la garantía de imparcialidad del
tribunal. En el caso PIERSACK v. BÉLGICA ya citado, la Corte consideró que se produjo una
violación por el hecho de que uno de los jueces que habían intervenido en el fallo había sido el
jefe de la sección del Ministerio Público que inició la persecución penal del caso, aun cuando no
tuvo participación en su tramitación, pero sí tenía facultades de supervisión de los fiscales a
30 Apr 2020 02:20:04 11/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

cargo. La Corte consideró que esa situación hacía que nacieran dudas legítimas de la
imparcialidad del mismo, lo que constituye una violación a la garantía en estudio. En el caso DE
CUBBER v. BÉLGICA,23 la Corte sostuvo que el cumplimiento sucesivo de funciones de juez
instructor yPage 104miembro del tribunal del fallo afecta la imparcialidad del tribunal desde el
punto de vista objetivo. Esta situación inspira legítimas dudas en orden al respeto del principio
de imparcialidad. Así, la Corte señala que la justicia no sólo debe ser imparcial, sino que
también parecerlo. En los casos BEN YAACOUB v. BÉLGICA, en HAUSCHILDT v.
DINAMARCA24 y en CASTILLO ALGAR v. esPaña,25 la Corte sostuvo que incluso el ejercicio
de algunas funciones judiciales específicas de uno o más jueces del tribunal de juicio en la
etapa de investigación puede constituir una violación de la garantía de imparcialidad desde el
punto de vista objetivo.

De acuerdo a las sentencias de la Corte Europea que hemos revisado someramente, uno de los
objetivos centrales de la imparcialidad es proteger al imputado frente a una decisión judicial
basada en prejuicios o que al menos pueda aparecer como basada en prejuicios del juzgador.
Las personas que deben ser imparciales, de acuerdo con esta garantía, son todos los miembros
del Poder Judicial cuando ellos deben tomar decisiones acerca de los derechos de las personas
en los casos que conocen. Fuera de este contexto, la imparcialidad no es un derecho básico del
imputado. Una segunda idea detrás del concepto de imparcialidad en el desarrollo de la
jurisprudencia del sistema europeo de protección de derechos humanos, es que la
contaminación que produce la intervención anterior del juez (en la etapa de investigación) en
casos que ellos deben decidir, pone en peligro su imparcialidad en el juicio o, al menos, su
apariencia de imparcialidad de una manera tal que resulta siempre conveniente evitar la
participación de tales jueces en la adopción de decisiones futuras en esos casos.

A la luz de estas consideraciones, nos parece que la situación del juez del crimen chileno (que
no sólo investiga, sino que acusa y luegoPage 105decide acerca de la culpabilidad e inocencia
del imputado) es sumamente clara en relación con la posibilidad de cumplir con la garantía de
imparcialidad desde el punto de vista objetivo: es incompatible. Esto pareciera ser algo pacífico
en la doctrina procesal contemporánea. Distinto es el desarrollo jurisprudencial en la situación
de los jueces instructores de los modelos de instrucción formal, ya que un tema que no ha sido
abordado por la jurisprudencia del sistema europeo ni por otros órganos internacionales ha sido
el de la imparcialidad de esos jueces en relación al cumplimiento sucesivo que realizan de
funciones persecutorias y jurisdiccionales. En efecto, el foco de atención de la jurisprudencia
internacional ha estado centrado en la situación del juez que falla el caso y no del juez que
prepara el caso en la etapa de investigación. En nuestra opinión, el problema que crea el rol
persecutor que poseen los jueces de instrucción respecto del cumplimiento de la garantía de
imparcialidad es significativo. En efecto, durante la etapa de investigación o instrucción, los
jueces tienen facultades para decidir acerca de la intimidad, propiedad e incluso libertad de los
imputados. En dicho contexto, nos parece que constituye una preocupación legítima y razonable
el hecho de que en el cumplimiento de sus funciones de persecución penal, el juez instructor
afecte su capacidad para decidir imparcialmente y sin ningún prejuicio sobre estos derechos en
esta etapa del proceso.

Si el significado central de la imparcialidad es intentar proteger a los imputados frente a


decisiones judiciales teñidas por prejuicios o preconvicciones, parece claro que esta garantía
también cubre el actuar de los jueces de instrucción respecto de las decisiones que éstos

30 Apr 2020 02:20:04 12/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

adoptan durante la etapa de investigación preliminar. La etapa de investigación es central desde


el punto de vista de los derechos del imputado y decisiva para el desarrollo futuro de los casos.
Esto es especialmente relevante en el contexto de países como los latinoamericanos, en donde
la prisión preventiva constituye la regla general en la situación de los imputados.26

A la luz de estas consideraciones y de la lógica que existe detrás de la jurisprudencia del


sistema europeo de derechos humanos, especialmente en casos como Piersack, resulta claro
que las funciones persecutorias que poseen los jueces de instrucción en el modelo que estamos
analizando son incompatibles con sus funciones jurisdiccionales desde el puntoPage 106de
vista de la garantía de imparcialidad en su dimensión objetiva. En consecuencia, el modelo de
juez instructor representa una violación institucional de la garantía de imparcialidad y del debido
proceso, porque sitúa a los jueces en una posición en la cual para ellos resulta imposible
satisfacer el estándar de apariencia de justicia. Cualquier persona razonable podría tener
legítimas dudas acerca de la imparcialidad de un juez que al mismo tiempo cumple con las
funciones de ser el encargado de llevar adelante la persecución criminal y de realizar la labor
jurisdiccional propiamente tal.

La jurisprudencia de la Corte Suprema de los Estados Unidos apoya claramente esta tesis.
Dicha Corte no ha tenido oportunidad para decidir casos en que ha participado un juez de
instrucción en la investigación de un delito, ya que no existe tal institución en el sistema de
justicia criminal norteamericano. Sin embargo, la neutralidad del juez durante la etapa de
investigación preliminar ha sido un tema relevante analizado en el contexto de casos vinculados
al cumplimiento de la Cuarta Enmienda. La Corte Suprema norteamericana ha señalado que la
Cuarta Enmienda incluye el derecho de estar libre respecto a allanamientos e incautaciones no
razonables (unreasonable searches and seizures). La Corte también ha sostenido que, en
términos generales, un allanamiento razonable debe estar acompañado por una autorización
judicial emanada previa determinación de causa probable por un juez neutral y desinteresado.

En este contexto, dos casos decididos por la Corte Suprema norteamericana son especialmente
relevantes para el tema en análisis. Se trata de los casos Coolidge v. New Hampshire27 y Lo-Ji
Sales, Inc. v. New York.28

En Coolidge v. New Hampshire, una orden de allanamiento e incautación fue dictada por el
fiscal general y no por un juez. La Corte declaró nula la orden y las consecuencias de la misma
quedaron excluidas del juicio. El principal argumento de la Corte fue que fiscales y policías no
son neutrales en relación a sus propias investigaciones, debido a que, como agentes de
persecución, su trabajo se orienta a la persecución y sanción de los delincuentes. En
consecuencia, la Corte consideró que la orden no fue expedida por un magistrado neutral y
desinteresado, vulnerando así los requerimientos exigidos por la Cuarta Enmienda. Es
importante notar que la base fáctica de este caso es equivalente al rol institucional que cumplen
los jueces de instrucción en el modelo en análisis. Sin perjuicio del hecho de que los jueces de
instrucción formalmente no son fiscales, ellos cumplen con el rol de persecución,Page
107según ya hemos revisado, hecho que afecta su neutralidad para decidir temas como la
legitimidad de un allanamiento e incautación.

En el caso Lo-Ji Sales, Inc. v. New York, un juez dictó una orden de allanamiento e incautación
de una tienda que vendía material pornográfico y, luego, intervino activamente junto con la

30 Apr 2020 02:20:04 13/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

policía en la ejecución de la diligencia. La Corte declaró nula la orden y las diligencias debido a
que consideró que la orden no fue dictada por un juez neutral y desinteresado en razón de su
intervención posterior en la ejecución de la diligencia. La Corte argumentó expresamente que
“El juez no manifestó la neutralidad y desinterés requerido por un oficial judicial cuando se le
presentó la solicitud de la orden de allanamiento e incautación. No necesitamos cuestionar la
creencia subjetiva del juez en la corrección de sus acciones, pero los hechos objetivos del
registro manifiestan una erosión fundamental de la calidad neutral y desinteresada existente en
él al momento de decidir. Él se permitió a sí mismo convertirse en un miembro, sino en el líder,
del allanamiento, que fue esencialmente una operación policial. Una vez en la tienda, él condujo
una búsqueda generalizada bajo la autoridad de una orden nula, él no actuó como un oficial
judicial, sino que como un miembro adjunto de la persecución penal”.

Cabe hacer notar que el comportamiento del juez en Lo-Ji corresponde al comportamiento
exigido por las normas legales tratándose de un juez instructor. En efecto, en este modelo los
jueces están a cargo de conducir las investigaciones criminales. Esto significa que un juez
diligente no sólo cuenta con el poder para ordenar a la policía el allanamiento y la incautación,
sino que también para participar en su ejecución. Incluso más, ellos tienen el deber de conducir
la ejecución de esos procedimientos. Este aspecto muestra nuevamente la clara
incompatibilidad del rol cumplido por los jueces de instrucción en relación con la garantía de
imparcialidad desde el punto de vista objetivo. De hecho, en Lo-Ji la Corte enfatiza que los
hechos del caso le permiten no evaluar la creencia subjetiva del juez, porque ellos constituyen
una clara violación de carácter objetivo de la neutralidad exigida por la Cuarta Enmienda.

En consecuencia, la jurisprudencia de la Corte Suprema norteamericana nos muestra que el


cumplimiento simultáneo de los roles de persecución penal y jurisdiccional son incompatibles.
Esta jurisprudencia también nos indica que la imparcialidad de los jueces al decretar órdenes
que puedan afectar la intimidad, la libertad o la propiedad de un imputado constituye una
garantía básica de salvaguarda para los ciudadanos frente a las posibilidades de ejercicio
abusivo de poder por parte de funcionarios estatales. Estas conclusiones son idénticas a las que
llegamos realizando una extensión de los criterios desarrolladosPage 108por el sistema
europeo de protección de derechos humanos en materia de imparcialidad objetiva.

En nuestra opinión, una de las razones por las cuales estos desarrollos jurisprudenciales no se
han traducido en un cuestionamiento al modelo de juez instructor es una cierta tendencia
existente en la jurisprudencia internacional de evitar declarar la incompatibilidad absoluta de
sistemas con las normas internacionales. No obstante ello, resulta evidente que aquí estamos
en presencia de un modelo que no cautela intensamente tal garantía. Ello debe llevar a preferir
otros modelos que sí se presenten como más idóneos en su diseño con los requerimientos de la
imparcialidad.

b) El Derecho de Defensa
Una segunda garantía que resulta mermada en el diseño del modelo de instrucción inquisitivo
nacional es el derecho de defensa. Este derecho constituye uno de los elementos básicos y
evidentes de todo proceso penal e incluye la posibilidad de conocer los cargos que se formulan
en contra del imputado, la oportunidad de rebatirlos frente al tribunal, el derecho a presentar

30 Apr 2020 02:20:04 14/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

pruebas, a confrontar las pruebas que se presenten en su contra, de contar con los tiempos y los
medios para preparar la defensa y el de contar con la asistencia de un letrado, además de otro
conjunto de manifestaciones específicas reguladas en tratados internacionales de derechos
humanos.29 El derecho de defensa es muy relevante, ya que, además de su carácter de derecho
individual, es una garantía que torna operativo al resto de los derechos en el proceso, los que
suelen quedar en un ámbito puramente declarativo mientras no son hechos valer por el
imputado o su defensor.

Más allá de un conjunto de infracciones específicas al derecho de defensa que son fácilmente
constatables, como, por ejemplo, la imposibilidad de acceder a la información de cargo durante
todo el período del sumario,30 nos parece que el principal problema entre el modelo de
instrucción inquisitivo nacional y el derecho de defensa, se encuentra en una contradicción de
intereses que no es asumida claramente por el diseño de este modelo. En efecto, todo proceso
penal representa una pugna entre el interés estatal de ejercitar el poder punitivo y el interés del
ciudadano afectado por proteger su ámbito de derechos y facultades. Sin embargo, el interés de
persecución penal pareciera que es el primordialmente satisfecho en este modelo, debido a que
la intervenciónPage 109del imputado y su defensa resultan extrañas a la estructuración de la
investigación. Recordemos que en Chile, en el procedimiento inquisitivo, nos encontramos con
un modelo unilateral, en el que la defensa no tiene derecho a participar e, incluso, a acceder a la
información mínima que le permita preparar su caso razonablemente. La estructura del modelo
de instrucción chileno parece un ejemplo de manual de texto en el cual no se contemplan las
condiciones básicas para el ejercicio del derecho de defensa en términos mínimamente
eficientes.

Esta situación de diseño se ve agravada por un conjunto de limitantes de carácter práctico. Así,
el Estado chileno durante la vigencia del sistema inquisitivo contó con un presupuesto muy
reducido para financiar los sistemas destinados a quienes no pueden pagar un abogado por sí
mismos. Una parte importante del sistema estuvo basado en el trabajo de egresados de las
facultades de derecho, que están obligados a trabajar seis meses gratuitamente con el fin de
obtener sus títulos de abogados. Esta debilidad del sistema es coherente con la estructura del
proceso, puesto que en él la defensa tiene un rol muy limitado que jugar. Durante el sumario, el
defensor sólo puede intervenir para pedir que su cliente sea puesto en libertad o para pedir que
se realicen ciertas diligencias de investigación que puedan favorecerlo, todo sin tener acceso al
expediente que, como ya hemos señalado, por regla general es secreto. La actividad más
importante del defensor consiste en responder a la acusación. Esta respuesta en general se
limita a comentar las pruebas acumuladas durante el sumario y, sólo en algunos casos, se pide
confrontar las pruebas ya acumuladas o se presentan otras nuevas.

El único control que el sistema establece sobre el tremendo poder del juez está constituido por
una intensiva supervisión de las Cortes superiores. La organización del Poder Judicial es
jerárquica, con tres niveles en materia criminal. La base está constituida por los jueces del
crimen, en el segundo nivel están las Cortes de Apelaciones y encima de ellas la Corte
Suprema. Durante el proceso penal, prácticamente todas las decisiones de cierta importancia
pueden ser revisadas y potencialmente revocadas o modificadas por la Corte de Apelaciones si
cualquiera de las partes lo pide. También es posible recurrir a la Corte Suprema para obtener la
reforma de decisiones tomadas por la Corte de Apelaciones durante el sumario. Pero las
decisiones más importantes, como son las de otorgar la libertad provisional al imputado, cerrar

30 Apr 2020 02:20:04 15/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

el caso (sobreseer) y, sobre todo, la sentencia, son automáticamente revisadas por la Corte
cuando revisten cierta gravedad, aunque nadie lo solicite. Este sistema intensivo de controles
permite espacios importantes para que la defensa pueda atacar las decisiones del juez, pero
también contribuye de modo importante a la demora en la resolución de los casos. Por otraPage
110parte, este sistema de controles no permite una estandarización de las prácticas judiciales
debido a que las Cortes actúan divididas en salas, cada una de las cuales puede sostener
criterios diferentes.

Esta misma crítica puede ser proyectada en alguna medida tratándose del modelo de instrucción
formal, ya que no obstante que se trata de modelos en los que ha existido un avance importante
en el reconocimiento de garantías del imputado, ellos representan una evolución de modelos
bastante unilaterales y sin reconocimientos de garantías y, de alguna manera, esa lógica aún se
mantiene no obstante su apertura en las últimas décadas. Así, por ejemplo, hemos visto que
este modelo mantiene posibilidades relativamente fuertes de preconstituir prueba durante la
etapa de investigación, que luego puede ser incorporada al juicio oral. En la producción de esa
prueba, aun cuando pueda intervenir el imputado y su defensa, en general no se dan las
condiciones para ejercer un derecho intenso de defensa, como sí ocurriría en una audiencia de
carácter contradictorio, como lo es el juicio. Por lo mismo, si bien la intensidad es diferente a la
que hay en Chile, el modelo de instrucción formal no resulta probablemente el sistema que
permita una participación más abierta de la defensa durante su desarrollo.

c) La Presunción de Inocencia
Una tercera garantía que se pone estructuralmente en cuestión en el modelo de instrucción
inquisitivo nacional es la presunción de inocencia.

La presunción de inocencia es reconocida universalmente como un principio básico del


enjuiciamiento criminal, más allá de su falta de regulación normativa expresa tanto en nuestra
Constitución como en la legislación interna, hasta antes de la reforma. De hecho, es contenida
en su formulación genérica en casi todos los tratados internacionales de derechos humanos.31

No es oportunidad de analizar con detalle el concepto y alcances de la presunción de inocencia,


pero parece que un punto de partida básico para nuestro análisis es reconocer que, según ella,
ninguna persona puede ser considerada como culpable mientras no exista una sentencia
condenatoria que establezca tal situación. Según Maier, esta garantía constituiría un punto de
partida político de las legislaciones procesales penales de un Estado de Derecho como
reacción frente a la forma de llevar adelante la persecución penal en los sistemas inquisitivos,
cuyoPage 111punto de partida era opuesto.32 Más concretamente, Maier distingue tres alcances
o repercusiones específicas de la garantía en análisis:

a. el derecho a ser tratado como un inocente, b) la carga de la prueba en manos de la


persecución penal, y c) el indubio pro reo.

Desde el punto de vista de esta garantía, nos parece que el componente más conflictivo en el
proceso inquisitivo chileno se refiere a la situación del imputado (procesado) durante él,
particularmente tratándose de la etapa de investigación, la que en nuestra opinión atenta

30 Apr 2020 02:20:04 16/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

severamente contra el derecho a ser tratado como un inocente durante el curso del proceso. En
efecto, el juez puede detener al imputado hasta por cinco días si tiene fundadas sospechas de
su participación en un delito. Después de ese tiempo, el juez debe decidir si es que le formula
cargos, sometiéndolo a proceso, caso en el cual debe declarar la existencia de presunciones
fundadas de su participación. Desde ese momento, el imputado quedará formalmente sometido
al proceso (adquiriendo desde ahí el estatus procesal de “procesado”) y será objeto de un
conjunto de privaciones de derechos establecidas por la ley. La principal de estas privaciones
es la prisión preventiva. El juez siempre puede liberar al imputado, pero, aun en ese caso, él no
podrá salir del país sin autorización y tiene la obligación de comparecer periódicamente a
reportarse al tribunal. La resolución que somete al imputado a proceso será anotada en su
prontuario, que es de carácter público, y, tratándose de delitos de cierta gravedad, suspenderá
sus derechos políticos, además de otras restricciones impuestas por leyes específicas.33

El estatus jurídico de procesado no tiene limitación temporal y es comúnmente visto por el


público como el efecto más importante del proceso, porque la demora de la decisión final
contenida en la sentencia transforma sus efectos, en especial la prisión preventiva, en el
verdadero castigo. En efecto, aproximadamente la mitad de la población que se encontraba
encarcelada durante la vigencia del sistema inquisitivo en un día cualquiera lo estaba en calidad
de procesada.34 No existe una estimación oficial de la duración promedio de la prisión
preventiva en el sistema inquisitivo, pero no es inusual que ella se prolongara por varios meses
e incluso años. Es también común que el imputado sea liberado antes de la sentencia, cuando
el juez o la Corte de Apelaciones estiman que el tiempo servido enPage 112prisión preventiva
ha sido suficiente castigo por el delito cometido. En este caso, cuando la sentencia llega
finalmente, en general se limita a legitimar retroactivamente el tiempo que el imputado
permaneció privado de libertad preventivamente.

Como se puede apreciar por esta descripción somera, el estatus jurídico de procesado resulta
abiertamente contradictorio con la garantía de la presunción de inocencia en su dimensión del
derecho a ser tratado como un inocente durante el transcurso del proceso, ya que, a partir del
sometimiento formal a proceso, ello impone una restricción de derechos automática o no
justificada a personas por el solo hecho de ser objeto de una investigación criminal.

Junto con lo anterior, la extensión temporal de la etapa de investigación y, en particular, de la


prisión preventiva suelen producir el efecto de una inversión práctica de la carga de la prueba,
vulnerándose así la presunción de inocencia en otra de sus manifestaciones básicas. Así, la
extensión temporal del sumario criminal prolonga en forma indefinida el estado de duda en
contra del procesado, justificando un régimen amplio de restricciones a sus derechos que sólo
pueden ser evitadas si éste, en la práctica, produce prueba exculpatoria que le permita liberarse
de tal situación. Lo mismo se produce en forma más dramática si es que el procesado se
encuentra en prisión preventiva, ya que la posibilidad de obtener la libertad dependerá de la
capacidad del imputado de presentar prueba en su favor.

2.2. Cuestionamientos a la Eficacia


El sistema de instrucción judicial inquisitivo que ha constituido la base de nuestro sistema
procesal penal hasta antes de la reforma ha sido criticado –además– por su ineficacia, es decir,
30 Apr 2020 02:20:04 17/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

su incapacidad para investigar y sancionar razonablemente los delitos que conoce. Dejando de
lado las consideraciones de fondo acerca del argumento a favor de la eficacia del sistema, esta
segunda línea crítica aumenta fuertemente la crisis de la forma en que se estructura la etapa de
instrucción inquisitiva, toda vez que deslegitima la tradicional respuesta esgrimida frente a la
primera línea crítica, en el sentido que su incapacidad para resguardar derechos se compensa
con su capacidad para constituir una respuesta eficiente de investigación y sanción de delitos.

La percepción de falta de eficacia del sistema tampoco es nueva en nuestro país. De hecho, es
posible encontrar críticas en este sentido desde hace varias décadas. Un ejemplo de lo anterior
lo constituye el mensaje de reforma al Código de Procedimiento Penal enviado al Congreso por
el Presidente Ríos en 1942, en el que señalaba “Esclarecer y sancionar el delito es hoy día una
ímproba labor; el hombre honradoPage 113se retrae de acudir a los tribunales. Siente un
verdadero desaliento, un gran desconsuelo, cuando tiene que recurrir a éstos”.35

Esta idea se repite en un artículo publicado por el profesor Etcheberry, a mediados de la década
de los 60, en el que señala: “Un observador externo podría sentirse tentado de creer que en
Chile el procedimiento penal se encuentra al servicio de la sociedad o del poder público, y por
consiguiente, si bien la libertad y los derechos de los ciudadanos son poco respetados durante
el proceso, y algunos inocentes deben sufrir, en definitiva los culpables son castigados y rara
vez escapan impunes. La verdad es, sin embargo, la contraria: nuestro actual sistema de
procedimiento penal es inadecuado desde el punto de vista de los objetivos que debe servir el
proceso en una sociedad democrática: no se respetan debidamente los derechos ciudadanos,
pero por otra parte tampoco hay eficacia en la represión penal...”. Agrega, además, “...no sería
demasiado exagerado decir que hoy por hoy la regla general en Chile, en cuanto a los delitos
cometidos, es la impunidad del responsable de los mismos”.36

Más modernamente, estas apreciaciones críticas han sido respaldadas por los antecedentes
empíricos de funcionamiento del sistema, que dan cuenta de que la capacidad de éste para
esclarecer los delitos es baja o mínima.37

En buena medida, esta crítica se basa en la idea de que el diseño del modelo de investigación
contenido en el sistema inquisitivo es un diseño inadecuado para la investigación y sanción de
la criminalidad moderna. Es decir, que no se trata de un problema coyuntural, sino que
estructural, de lógica, de dinámica del sistema. Dicho problema de diseño se explica en buena
medida por el contexto histórico social en el que la instrucción inquisitiva fue diseñada:
sociedades de cultura rural o agrupadas en ciudades muy pequeñas, sin electricidad ni medios
de comunicación avanzados, con niveles mínimos de educación y acceso a la cultura, con
fenómenos de criminalidad predominantemente convencionales, etc. Ello, en contraste con las
sociedades actuales, de cultura urbana o con grandes aglomeraciones de población enPage
114ciudades de tamaño inimaginable hace siglos, con avances técnicos y medios de
comunicación sofisticados, con niveles altísimos de acceso a la educación, con crecientes
problemas de crimen no convencional, etc. Esta diferencia de contexto es lo que lleva a que
Binder, realizando un comentario general de los sistemas inquisitivos en la región, señale que
“El antiguo sistema inquisitivo sigue utilizando las viejas carretas de la colonia española para
perseguir a una delincuencia organizada que se ha sofisticado, viaja en jets, usa computadores,
se sale de los sistemas financieros y bancarios de los países, etc.”.38

30 Apr 2020 02:20:04 18/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

En términos de este diseño del sistema inquisitivo el aspecto más problemático en relación a la
eficiencia se vincula al hecho de que sea un órgano jurisdiccional (el juez de instrucción) el que
tenga a su cargo la investigación. El problema se deriva del hecho que la labor jurisdiccional se
organiza sobre la base de ciertos principios o características que resultan trascendentes para
asegurar algunas garantías básicas a los justiciables, como por ejemplo la independencia, pero
que no necesariamente sirven los fines de eficacia de la investigación. Pensemos, por ejemplo,
en las reglas estrictas de competencia entre los jueces, sobre su inamovilidad, las formalidades
de su nombramiento, la imposibilidad de trabajar en equipos judiciales de investigación, etc.,
todas las cuales resultan muy apropiadas para asegurar la independencia del juez para tomar
decisiones en el caso, pero que a la vez introducen formalismos y rigideces que dificultan la
labor investigativa de los mismos en un contexto donde la investigación supone mucho mayor
flexibilidad.

En definitiva, según esta segunda línea crítica, el modelo de instrucción inquisitivo presenta
severos problemas de diseño que le impiden obtener resultados más eficaces en el
esclarecimiento de delitos en las sociedades modernas.

III
Las razones para la adopción del modelo de ministerio
público investigador
En buena medida, las críticas anteriores y la experiencia histórica que indica que mientras no
existan reformas estructurales a la etapa de investigación el sistema inquisitivo tiende a pervivir,
llevaron a la adopción del modelo de Ministerio Público Investigador como la opción más
adecuada para el nuevo sistema de justicia criminal en Chile. Con todo, nos interesa revisar con
un poco más de detalle las consideraciones que se tuvieron en vista para la adopción de esta
decisión.

Page 115

Estas consideraciones no son exclusivamente técnico-procesales, sino que incluyen otras


variables relevantes a ser consideradas en el diseño de cualquier institución de carácter estatal.
Una de las ideas que hemos intentado combatir en capítulos anteriores de este trabajo es
aquella según la cual las cuestiones procesales sólo serían materia de procesalistas, en su
sentido más clásico. Nos parece que esto no es así y el análisis de las variables consideradas
para la opción del modelo de investigación representan un buen ejemplo de lo anterior.

Estimamos que las variables o razones que justifican la opción por el modelo de Ministerio
Público Investigador pueden ser explicadas en la fórmula de una triple coherencia, que
revisaremos brevemente a continuación.

1. La coherencia del modelo de instrucción


30 Apr 2020 02:20:04 19/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

con el sistema político chileno


Como hemos visto en capítulos anteriores, un sistema de justicia criminal no constituye un
sistema aislado dentro de un determinado país. Ese sistema forma parte de la estructura general
de ese Estado y debe ser coherente con los valores y orientaciones básicos del mismo. De lo
contrario, se corre el grave riesgo de falsificar las expectativas a los ciudadanos que esperan
razonablemente que todo el aparato estatal se oriente a la satisfacción de unos mismos
principios básicos.

En el caso de nuestro país, la manera en que hemos decidido organizar nuestro Estado es a
través de lo que se conoce como Estado de Derecho.39 Dentro de los múltiples componentes
que estructuran al Estado de Derecho moderno, uno que nos interesa destacar para los efectos
de nuestra exposición es el que podríamos denominar como el “Principio de no Autocontrol”. Es
decir, el principio según el cual la función de control siempre debe estar en manos distintas de
quien posee la función de toma de decisiones. Si es que se puede poner en estos términos, uno
de los puntos de partida básicos del Estado moderno es la desconfianza que tenemos acerca de
la posible concentración de funciones en un mismo órgano. La experiencia histórica nos
demuestra que la concentración de funciones corre siempre el riesgo de ejercicio abusivo de
poder estatal. Por lo mismo, esta desconfianza se traduce en el diseño de instituciones de
control o, derechamente, en la división de los inmensos poderes estatales en distintos órganos
que pueden controlarse y limitarse en forma recíproca.

Page 116

La noción de que uno mismo es el menos eficiente controlador de su propio poder es tan básica
que ella no sólo orienta la estructura de la mayoría de los Estados occidentales modernos, sino
que también la forma en que diseñamos instituciones privadas. Así, por ejemplo, en ninguna
empresa privada de cierta magnitud el órgano contralor queda en manos de quien tiene a su
cargo las decisiones de la misma. Esto, por el mismo principio básico que hemos venido
enunciando. A saber, que uno mismo no puede estar a cargo del control de su propio poder.

Si el principio de no autocontrol constituye un elemento central del Estado de Derecho moderno


y una precondición básica para que, como ciudadanos, estemos dispuestos a delegar nuestra
soberanía en los órganos estatales, dicho principio debe guiar no sólo la estructuración del
Estado a un nivel macro (por ejemplo, en la clásica separación entre tres poderes), sino que
también debe guiar la estructuración de todo el resto de los subsistemas estatales,
particularmente de aquellos que tienen el poder de afectar directamente la vida y derechos de
los ciudadanos.

En este contexto, el sistema de justicia criminal representa uno de los subsistemas estatales en
donde el Estado ejerce sus poderes más intensos (el poder punitivo, que puede implicar privar
de la libertad a una persona, entre muchos otros derechos). Por lo mismo, es en donde todos
estaríamos de acuerdo en establecer los resguardos mínimos que importa el principio de no
autocontrol.40 Así, desde este punto de vista, el modelo de Juez Instructor aparece como
contradictorio con este objetivo básico, ya que éste se caracteriza por concentrar funciones en la
persona del juez instructor. Por el contrario, el modelo de Ministerio Público Investigador
pareciera estructurarse sobre la base de este principio, toda vez que divide funciones entre el
30 Apr 2020 02:20:04 20/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

pareciera estructurarse sobre la base de este principio, toda vez que divide funciones entre el
órgano encargado de llevar adelante la persecución penal y quien controla que en dicha labor
no se produzca una infracción relevante a los derechos ciudadanos.

En consecuencia, desde este primer punto de análisis, el modelo de Ministerio Público


Investigador surge como un modelo superior debido a que resulta más coherente con uno de los
principios básicos de nuestra forma de organización política.

Page 117

2. La coherencia del modelo de instrucción


con el modelo
Procesal de la reforma

Desde el punto de vista del modelo procesal que se intenta crear por medio de la reforma, se
puede afirmar que un objetivo central de la misma es el establecimiento de un juicio oral público,
contradictorio e inmediato como la etapa central del proceso. Esto obedece al hecho de que,
dentro del nuevo diseño procesal, el juicio oral constituye la etapa en la que se da un mayor
nivel de satisfacción de garantías y, por lo tanto, la que se considera en principio como la única
alternativa legítima de imposición de sanciones penales en un Estado de Derecho.

No obstante lo anterior, la experiencia histórica del proceso penal en Europa continental, como
también lo que ha ocurrido en nuestra región, dan cuenta de que el solo establecimiento de un
juicio oral dentro del diseño procesal no es suficiente garantía para asegurar que éste se
transforme efectivamente en el centro del modelo. Por el contrario, lo que nos demuestra esta
experiencia histórica es que en la medida en que se mantenga un modelo de instrucción
cercano al de la investigación inquisitiva, éste tiende a engullirse el juicio oral y quitarle toda
relevancia práctica en su funcionamiento concreto.

De acuerdo a esta experiencia histórica, si un objetivo central del nuevo sistema es realzar al
juicio oral como etapa central del proceso, lo primero que es necesario hacer es instalar un
modelo de instrucción que reserve la centralidad que el juicio debe tener en el funcionamiento
del sistema. En este contexto, el modelo de Ministerio Público Investigador nuevamente aparece
como superior al de instrucción formal.

3. La coherencia del modelo de instrucción


con los fines
Perseguidos por la reforma

Si se nos permite resumir en forma gruesa los principales objetivos perseguidos por la reforma
procesal penal, se puede decir que éstos son dos: el aumentar el grado de protección de las
garantías individuales de quienes se ven enfrentados a un proceso penal y el establecimiento
de un sistema de justicia criminal que pueda ser más efectivo en la investigación y sanción de
30 Apr 2020 02:20:04 21/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

delitos.

Como es obvio, conseguir el cumplimiento estable de esos dos objetivos depende,


principalmente, de un correcto diseño institucional y no de la buena voluntad de los operadores
del sistema. Así, según hemos revisado precedentemente, desde el punto de vista de su diseño,
el modelo de Ministerio Público Investigador se presenta como superior al de Juez Instructor
para el cumplimiento de ambos objetivos. En primer lugar, desde el punto de vista de obtener un
mayor nivelPage 118de satisfacción de garantías, hemos visto que el diseño del modelo de
Juez Instructor ubica al juez en una posición al menos problemática respecto a su imparcialidad.
Por otra parte, también hemos visto que la concentración de funciones se traduce en mayores
posibilidades de ejercicio arbitrario o abusivo de poder. Todo lo anterior, resulta en menos
posibilidades, desde el punto de vista del diseño, de cumplir con este primer objetivo de la
reforma. No se trata aquí de decir que, en todos los casos, el modelo de Juez Instructor
protegerá menos las garantías, pero sí se trata de apuntar que, desde el punto de vista de su
diseño, el modelo de Ministerio Público Investigador resulta más idóneo para el cumplimiento de
este objetivo. Es evidente que, en la práctica, en éste también se podrían cometer abusos, pero
ése no es el punto de nuestro análisis.

En relación con el objetivo de eficiencia, pareciera también que el diseño del modelo de
Ministerio Público Investigador es superior para cumplir en forma más eficiente la función de
esclarecimiento de los delitos. En efecto, se trata de un modelo que especializa funciones en un
órgano determinado dedicado a la función investigativa, como lo es el Ministerio Público, al que
se le puede dotar de características institucionales que resultan más coherentes con la función
de esclarecimiento y sanción de los delitos. Ya hemos visto que el sistema judicial no está
diseñado en clave de eficiencia, sino más bien de garantías. Con esto, nuevamente, no
queremos decir que siempre el modelo de Juez Instructor será menos eficiente que el de
Ministerio Público Investigador, sino que, desde el punto de vista del diseño, el segundo ofrece
mejores expectativas que el primero para el cumplimiento del objetivo en análisis.

En consecuencia, desde el punto de vista de los objetivos centrales perseguidos con la reforma
procesal penal, el modelo de investigación a cargo del Ministerio Público pareciera ser más
coherente con su logro y por ello aparece, desde este punto de vista, como la opción correcta.

-------------------------------------------------------------------------------

[1] Alberto Binder complejiza los componentes de la etapa de investigación señalando que ella
está compuesta de cuatro tipos de actividades diferentes: 1) actividades puras de investigación;
2) decisiones que influyen sobre la marcha del procedimiento; 3) anticipos de prueba; y 4)
decisiones o autorizaciones de actos que pueden afectar garantías procesales o derechos
constitucionales. Véase alBerto BinDer, Introducción al Derecho Procesal Penal, Editorial Ad-
Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 214.

[2] Morris Ploscowe, en un artículo clásico de derecho procesal penal comparado del año 1935,
apunta a este mismo hecho cuando, a propósito de un estudio acerca del rol del juez instructor
en los procesos criminales de Europa y de algunas propuestas de reforma existentes en la
época sobre el mismo en Francia y Alemania, señala que, en caso de realizarse esas
modificaciones, los términos sistema inquisitivo y sistema acusatorio perderían sentido. Véase
Morris Ploscowe, “The Investigating Magistrate ( Juge D’Instruction) in European Criminal
30 Apr 2020 02:20:04 22/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

Procedure”, Michigan Law Review Nº 7, 1935, p. 1036.

[3] Un análisis general de ambos modelos puede verse en faBricio guariglia, “La Investigación
Preliminar en el Nuevo Código Procesal Penal de la Nación: Instrucción Jurisdiccional vs.
Investigación Fiscal Preparatoria”, en El Ministerio Público en el Proceso Penal, Editorial Ad-
Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 205 a 215.

[4] Al respecto, pueden verse las propuestas contenidas en las declaraciones del Departamento
de Derecho Procesal de la Universidad de Chile del 26 de junio y del 26 de agosto de 1995.

[6] Al respecto, Delmás-Marty señala “...la institución del juez de instrucción ha sido cuestionada
en todos los países que la importaron desde Francia. Ha sido prácticamente abandonada en
Alemania, Portugal, y más recientemente en Italia. En Francia está siendo progresivamente
marginalizada”. Véase Mireille DelMás-Marty, “Toward an European Model of Criminal Trial”, en
The Criminal Process and Human Rights, Marinus Nijhoff Publishers, 1995, p. 193.

[7] Incluso durante el siglo XIX hubo un movimiento importante en términos de dar un mayor
reconocimiento a los derechos de los imputados durante la etapa de investigación. Un ejemplo
de esto lo constituye el mensaje de la Ley de Enjuiciamiento Criminal española de 1882.

[8] En el caso italiano se trató de un conjunto de decisiones del tribunal constitucional de dicho
país, entre los años 1965 y 1972, las que limitaron el secreto absoluto y permitieron una
participación mayor del imputado en la etapa de investigación. Véase elissaBetta granDe,
“Italian Criminal Justice: Borrowing and Resistance”, en American Journal of Comparative Law
Nº 48, 2000, p. 229.

[9] Un avance interesante respecto a este tema lo constituye la sentencia de la Corte


Interamericana en el caso Palamara contra Chile. A propósito del funcionamiento de la Justicia
Militar en Chile, con reglas muy parecidas a las del Código de Procedimiento Penal de 1906, la
Corte consideró que el secreto del sumario es contrario al derecho de defensa, ya que impide el
acceso efectivo al expediente y a las pruebas que se recaban en contra del imputado, lo cual le
impide defenderse adecuadamente en contravención con el artículo 8.2 c) de la
Convención Americana de Derechos Humanos. Véase Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Caso Palamara Iribarne vs. Chile, Sentencia de 22 de noviembre de 2005, párrafo
170.

[10] Con más detalle sobre la lógica, funciones y efectos del expediente en el proceso judicial
véase María Josefina Martínez, “Expedientes”, en Revista Sistemas Judiciales Nº 7, Buenos
Aires, 2004, pp. 4 a 7.

[11] Esta situación se da, por ejemplo, en el proceso penal español, en donde se habla de la
“hipervaloración” de los actos sumariales. Una discusión de este punto puede encontrarse en
Perfecto anDrés iBáñez, “El Ministerio Fiscal entre el “Viejo” y el “Nuevo” Proceso”, en El
Ministerio Público, Editorial Jurídica Conosur, Santiago, 1995, pp. 83 a 87.

[12] Una visión general acerca del estado de los Ministerios Públicos en la reforma procesal
penal en América Latina puede verse en Mauricio Duce y cristián riego, Desafíos del Ministerio
Público Fiscal en América Latina, Centro de Estudios de Justicia de las Américas, Santiago,
2006, 135 pp.
30 Apr 2020 02:20:04 23/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

[13] En este punto existen divergencias relevantes entre los modelos europeo continentales y el
norteamericano. Por ejemplo, en el caso alemán todavía el expediente judicial juega un rol
importante e, incluso, es puesto a disposición del presidente de la sala del tribunal antes del
inicio del juicio oral. En buena medida se debe a que, no obstante el sistema alemán ha
evolucionado en las últimas décadas hacia formas más acusatorias de estructuración de su
proceso penal, todavía mantiene en su estructura importantes componentes inquisitivos. Como
se puede apreciar, esto hace que sea difícil encontrar un solo paradigma de estructuración de
este modelo de instrucción.

[14] En el caso de nuestro país, esta situación se produce a partir de la supresión de los
promotores fiscales el año 1927.

[15] Esta tradición ha cambiado modernamente en los sistemas de Europa continental, muchos
de los cuales han introducido el llamado principio de oportunidad que permite a los fiscales
cerrar algunos casos sobre la base de criterios establecidos en la ley. Sobre esto volveremos
con más detalle en el capítulo destinado a analizar la discrecionalidad en el nuevo sistema de
justicia criminal.

[16] Véase María angélica JiMénez, “El Proceso Penal Chileno y los Derechos Humanos,
volumen II: Estudios Empíricos”, Cuaderno de Análisis Jurídico serie especial Nº 4, Escuela de
Derecho Universidad Diego Portales, Santiago, 1994, pp. 184 a 188.

[17] En este sentido, véase Julio Maier, Derecho Procesal Penal, tomo i, Editores del Puerto,
Buenos Aires, 1997, p. 739.

[18] Por ejemplo, véase el artículo 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos,
el artículo 6.1 del Convenio Europeo de Derechos Humanos y el artículo 14.1 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

[19] Julio Maier, ob. cit., pp. 739 y 740.

[20] Corte Europea de Derechos Humanos, Sentencia de 1 de octubre de 1982, Caso Piersack
vs. Bélgica, párrafo 30.

[21] Ídem párrafo 30.

[22] El desarrollo de estos criterios puede verse en stePHanos stavros, ob. cit., p. 144. Cabe
hacer notar que una aproximación similar también ha sido desarrollada por la Corte Suprema
norteamericana, la cual ha decidido que el estándar que guía la materia es el de “probabilidad o
apariencia de prejuicios” (“likelihood or appearance of bias”) y no “prueba de prejuicios actuales”
(“proof of actual bias”). Véase JerolD israel y waine la fave, Criminal Procedure: contitucional
limitations, West Publishing, 1988, pp. 431 y 432.

[23] Corte Europea de Derechos Humanos, sentencia de 26 de octubre de 1984. Esta


jurisprudencia ha sido también aplicada en países europeos por parte de las Cortes internas.
Véase la sentencia del Tribunal Constitucional Español del 12 de julio de 1988, en la que se
decretó que resultaba inconstitucional la norma (art. 2 de la Ley Orgánica 10/1980) que impide
en los procedimientos por delitos dolosos menos graves y flagrantes recusar al juez que ha

30 Apr 2020 02:20:04 24/26


User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

intervenido en la instrucción al momento de fallar.

[24] Acerca de estos casos puede revisarse stePHanos stavros, ob. cit., pp. 150 a 154. En Ben
Yacoub v/s Bélgica (Corte Europea, sentencia del 27 de noviembre de 1987) el problema se
había generado por la participación del juez del fallo en la revisión de decisiones preliminares,
tales como la prisión preventiva y la decisión de correccionalizar o no el caso. En el caso
Hauschildt v/s Dinamarca (Corte Europea, sentencia del 24 de mayo de 1989) la Corte señaló
que la intervención del juez en la toma de decisiones acerca de la prisión preventiva en la etapa
de instrucción afecta su imparcialidad para participar posteriormente como juez del tribunal de
juicio. En este caso, el artículo 762 de la Ley procesal danesa establecía dos causales para la
mantención de la prisión preventiva: 1) Cuando a prima facie aparece culpabilidad del sujeto, y
2) cuando hay sospecha particularmente confirmada que cometió el delito. La Corte sostuvo que
sólo en caso de una decisión basada en la segunda causal, la intervención del juez afecta su
imparcialidad para el juicio debido a la naturaleza del pronunciamiento que ha debido formular.
Esto ocurrió en el caso específico y, por tanto, se declaró cometida la violación.

[25] Un análisis detallado de este caso, como también de los precedentes puede encontrarse en
Marcelo sancinetti, La Violación a la Garantía de la Imparcialidad del Tribunal, Editorial Ad-Hoc,
Buenos Aires, 2001, 218 pp.

[26] Entre un 47% y un 87% de los presos en cárceles latinoamericanas corresponden a


personas en prisión preventiva, según un estudio realizado por ilanuD en los años 80. Dato
citado por Horst scHoMBoHn y norBert losing, “Proceso Penal, Principio Acusatorio y Oralidad
en Alemania”, en Sistema Acusatorio, Proceso Penal y Juicio Oral en América Latina y
Alemania, Fundación Konrad Adenauer, Caracas, 1995, p. 43.

[27] Coolidge v. New Hampshire, 403 U.S. 443 (1971).

[28] Lo-Ji Sales, Inc. v. New York, 442 U.S. 319 (1979).

[29] Véanse en particular los artículos 8.2 de la


Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.3 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos.

[30] Recordemos el pronunciamiento de la Corte Interamericana en el caso Palamara, que


hemos citado precedentemente, que se pronuncia exactamente sobre el punto.

[31] Así, por ejemplo, el artículo 11.1 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y los
artículos 8.2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y 14.2 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

[32] Véase Julio Maier, ob. cit., p. 492.

[33] Por ejemplo, una persona procesada no puede acceder a un empleo público ni puede ser
director sindical.

[34] Así, por ejemplo, el año 1999, del total de 30.051 personas que estuvieron en promedio
recluidos en el sistema penitenciario chileno, un 50,1% lo estuvo en calidad de procesado o
detenido, en tanto que sólo un 49,9% en calidad de condenado.
30 Apr 2020 02:20:04 25/26
User-generated version Sistema de Bibliotecas Universidad de Talca

[35] Véase Mensaje Modificaciones a este Código, 14 de diciembre de 1942, en


Código de Procedimiento Penal, Editorial Jurídica de Chile, Undécima Edición Oficial, 1990, p.
26.36 alfreDo etcHeBerry, “Exposición Crítica del Sistema Procesal Penal Chileno” en Revista
de Ciencias Penales, tomo XXIV, Santiago, 1965, pp. 80 y 81.

[37] En este sentido, por ejemplo véase cristián riego, “Aproximación a una Evaluación del
Proceso Penal Chileno”, en Reformas Procesales en América Latina, Corporación de
Promoción Universitaria, Santiago, 1993, pp. 261 a 288. En dicho artículo se entregan cifras que
dan cuenta de que en la mayoría de los delitos el sistema demuestra una escasa capacidad de
producir sentencias condenatorias.

[38] alBerto BinDer, “Perspectivas de la Reforma Procesal en América Latina”, en Justicia Penal
y Estado de Derecho, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, p. 209.

[39] Sobre distintos aspectos del Estado de Derecho puede consultarse el volumen Estado de
Derecho y Democracia, Fundación Konrad Adenauer, Buenos Aires, 1999, 425 pp.

[40] Un desarrollo similar sobre esta idea puede encontrarse en Maximiliano Rusconi, “División
de Poderes en el Proceso Penal e Investigación a Cargo del Ministerio Público”, en El Ministerio
Público en el Proceso Penal, Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 1993, pp. 97 a 110.

30 Apr 2020 02:20:04 26/26

Вам также может понравиться