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Álvaro Zamora

De la libertad según Sartre:


fundamentos y alguna inconsistencia
Abstract. This presentation reexamines cartesiano se conceptúa como libertad de indi-
Sartreʼs notion of freedom as foundation of ferencia o, si se prefiere, negación de negación.
his philosophical and literary approaches. Según Sartre, para comprenderlo en su verdadero
The paper highlights a topic this notion alcance, resulta perentorio, además, ver dicha
gives rise to, with remarkable implications: negatividad como productora. Por eso afirma, en
In which (ontological) instance does a el artículo citado, que en la descripción cartesia-
conscience choose to become or not become na de la libertad divina es donde se encuentra la
a will to choose? intuición esencial de la libertad humana como
poder de afirmación: “el único fundamento del
Key words: Sartre, freedom, existentialism. ser era la libertad”3.
Esas ideas sobre la libertad resultan fun-
damentales en la obra de Sartre, y articulan
Resumen. En esta ponencia se reconoce
todos sus temas. En perspectiva ontológica, se la
la noción de libertad como fundamento de
encuentra con nomenclatura hegeliana: se trata
los planteamientos filosóficos y literarios de
del ser-para-sí, pero en algunos escritos se la
Sartre. Se advierte sobre un tema que suscita
identifica con la intencionalidad preconizada por
dicha noción, con notables implicaciones:
Brentano y teorizada por Husserl, quien tiene
¿en qué instancia (ontológica) una conciencia
fuerte influencia en la obra de Sartre. Esa liber-
elige o no constituirse como voluntad para
tad da base a la conocida fórmula existencialista:
escoger?
la existencia precede a la esencia y es referente
necesario para entender las ideas de situación y
Palabras claves: Sartre, libertad, de contingencia que Sartre teoriza en El ser y la
existencialismo. nada y de las cuales se sirve en su teatro, cuen-
tos, novelas e, incluso, en muchos de sus textos
de crítica literaria y de estética.
I. Para negar y afirmar Sartre no renuncia a esta concepción de
libertad cuando, en su permanente proceso de
En un artículo de Situaciones, Sartre infor- autocrítica, se aventura en las geografías mar-
ma: “La libertad es una, pero se manifiesta de xistas. Si entre las posiciones de El ser y la nada
diversas maneras, según las circunstancias”1. y las de la Crítica de la razón dialéctica existe
El artículo vindica, desde un existencialismo una suerte de continuidad filosófica, que va del
fundado sobre bases fenomenológicas, una idea humanismo a la antropología, se debe a la idea
cartesiana de autonomía, que recuerda la distin- sartreana de que el ser humano es “práctico en el
ción estoica entre la libertad y el poder: “ser libre mismo sentido exactamente en que la conciencia
no es poder hacer lo que se quiere, sino querer lo es intencional”4.
que se puede”. Sartre advierte ahí la experiencia ¿Qué significa esto en términos de la onto-
del cogito, como negatividad frente al enca- logía? Veamos. En El ser y la nada, Sartre
denamiento de las esencias2: el libre albedrío está convencido de que “el primer paso de una

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filosofía ha de ser [...] expulsar las cosas de la Para Sartre, la libertad es negación perpe-
conciencia y restablecer la verdadera relación tuamente renovada del ser y de sí misma, pero
entre esta y el mundo, a saber, la conciencia por esto mismo –simultáneamente y dialécti-
como conciencia posicional del mundo”5. Aquí camente– es afirmación de sí, determinación,
la conciencia aparece bajo el tema fenomenoló- elección, de modo que para referirla puede
gico de la intencionalidad. Sartre ha encontra- invertirse una fórmula de Spinoza y decir que,
do en la fenomenología de Husserl una vía que para ella, toda negación es determinación; es la
le permitirá identificar –en planos de reflexión nada de ser del hombre, es decir, la condición
distintos– la noción de conciencia con la de ser- paradójica de su ser.
para-sí y con la de libertad. En realidad se trata He aquí la tesitura de una conocida fórmu-
de sinónimos, aunque articulados de manera la: la existencia precede a la esencia. Con ella
diversa en el sistema. se remite a la libertad o, lo que es lo mismo: al
Una piedra angular de la fenomenología ser-para-sí, a la intencionalidad, a la conciencia.
sartreana es la idea preconizada por Brentano: la Significa que no es legítimo afirmar de alguien
conciencia no es una cosa. Esa carencia de ser vivo que es. Solamente puede hacerse referencia
corresponde a la noción de ser-para-sí, es decir, a a lo que ha sido. En pasado, puedo afirmar que
la idea de que solo se existe como deslizamiento Pablo es hábil o que es torpe, pues todo lo que ha
continuo hacia el ser. La imagen de un ansia por hecho hasta ahora es definitivo o, si se desea pre-
el sí ilustraría esa concepción. Se trata de la ten- cisión: Pablo es, hasta ahora, lo que ha hecho de
dencia permanente a constituirse como esencia, sí mismo. Pero su pasado no me permite prever
como ser-en-sí, misma que –en términos éticos su futuro. Más aún: su futuro no es o, al menos,
del existencialismo– resulta, en todo caso, impo- no es todavía.
sible mientras se existe. Contra todo determinismo, Sartre sostiene
El mundo supone una correlación de carácter que, si existiera una relación necesaria de causa
ontológico, cuyo análisis (eidética) revela que la a efecto entre el pasado y el presente, la idea
estructura de la conciencia (el para-sí) es inten- de libertad carecería de sentido, las acciones
cional. La implicación epistemológica salta a la humanas no corresponderían con proyectos, sino
vista: la conciencia ya no podrá seguir siendo que serían puras consecuencias. La libertad debe
concebida como una instancia gástrica que engu- poder (de hecho y por derecho) desde el plano
lle las cosas y las deglute hasta asimilarlas y, con ontológico, poner fuera de circulación al pasado,
ello, las conoce. contemplarlo como a una cosa, e introducir la
La conciencia es el ser para-sí, es decir, la discontinuidad, es decir, la nada entre lo anterior
libertad. No se trata de una esencia que nos habita y lo posterior. Esto no supone que la libertad se
y se expande desde nuestro ser hacia el mundo, ni encuentra desarraigada del mundo. Muy al con-
de una cualidad de mi ser, sino de “la textura de trario, para Sartre mi pasado está siempre presen-
mi ser”6. Lo que Sartre entiende como libertad no te a mi conciencia, como un correlato de sí que
puede distinguirse del ser de la realidad humana: tiene que negar por una parte (aspecto negativo
“El hombre no es primero para ser libre luego, de la libertad) para afirmarse a sí en la elección
sino que no existe diferencia entre el ser del hom- de esto o aquello: “En la libertad, el ser humano
bre y su “ser libre”7. ES su propio pasado (como también su propio
Insistamos: “la libertad es el ser del hombre, porvenir) en forma de anonadación”9.
es decir, su nada de ser”8, el ser-para-sí que, como Cuando el Sartre de El existencialismo es un
en la correlación noema-noesis de la fenomenolo- humanismo afirma que “la existencia precede a la
gía husserliana, no puede concebirse sin su corre- esencia”, no pretende que este o aquel hombre, esa
lato: el ser-en-sí. Por ello, la libertad sartreana chica, ese niño sean pura existencia. Tal interpre-
no se da en la indeterminación absoluta, sino que tación –metafísica, que no ontológica– convierte
implica al mundo y, por ello, se ejerce en cierta al ser humano, subrepticiamente, en un existente
condición, en cierta época, con los otros. Surge en inmaterial, lo cual es contrario a todo propósito
situación y solo así. sartreano. Lo que significa esa fórmula es que la

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esencia es siempre problemática, porque “está en se pretende solucionar eso que considera como
suspenso”10: la vamos haciendo en cada momen- carencias.
to, según criterios específicos, en situación. Para Sartre, la dialéctica –al igual que la his-
Se encuentra en esto un tema ontológico toria– es específicamente humana o, como dice
medular en su teatro. La belleza literaria del Jorge Martínez Contreras: “No son los animales,
teatro sartreano, la de los cuentos, novelas y y menos aún el universo inanimado, los que pro-
artículos de situación está relacionada con sus ceden dialécticamente, como negación, negación
certezas filosóficas. “El concepto gobierna la de la negación y subsunción de ésta en una nega-
imagen, lo teórico gobierna lo estético” escribe ción más rica y compleja.”16
Bernard–Henr Lévy. Cierto es que lo filosófico se Como ha sido indicado, en la época de El ser
juega como parte de cada trama, de cada urdim- y la nada se refería a esa negatividad, afirmando
bre literaria: “si allí Sartre ha visto, mostrado o que el hombre es lo que hace de sí mismo. Su
descrito, es ante todo porque ha comprendido”11. pasado es un en sí17, como también lo son las ins-
No sorprende, pues, la posibilidad de vincular su tituciones. Cada individuo ha sido constituido, a
idea de libertad con esa angustia que, al menos cada instante, por la conciencia en situación:
desde Kierkegaard, los existencialistas estiman
el para-sí aparece como una leve nihilización que
constitutiva de la conciencia de sí, en un aspecto
tiene origen en el seno del Ser; y basta esta nihili-
no reflexivo. Tampoco sorprende su inconformi-
zación para que una catástrofe total ocurra al En-sí.
dad con el absurdo de Camus: metafísico, tras- Esta catástrofe es el mundo. El Para-sí no tiene otra
cendente, divino, si se me permite. realidad que la de ser la nihilización del ser. Su única
Resulta inapropiada cualquier pretensión de cualificación le viene de ser nihilización del En-sí
analizar la ética sartreana sin evaluar y compren- individual y singular, y no de ser un ser en general.
der su fundamentación ontológica. En El ser y la El Para-sí no es nada en general, sino una privación
nada es fundamental y cumple, por tanto, una singular; se constituye en privación de este ser. No
función ordenadora: orienta, como aquel hilo cabe, pues, unirse al en-sí, ya que el para-sí no es en
mítico de Ariadna, las estancias de ese libro, cuyo modo alguno una sustancia autónoma. En tanto nihi-
lización, es sido por el en sí; en tanto que negación
subtítulo suele obviarse, pese a su importancia:
interna, se hace anunciar por el en-sí lo que él no es,
ensayo de ontología fenomenológica.
y, por consiguiente, lo que tiene-de-ser.18

II. La libertad en geografías del Tales afirmaciones se hallan articuladas en


marxismo las propuestas dialécticas de Cuestiones de méto-
do y Crítica de la razón dialéctica, donde se
Desde la perspectiva ontológica indicada, la afirma que el humano transforma el mundo por
libertad (como conciencia o ser-para-sí) orienta medio de acciones intencionales (racionales o
las ideas en torno a lo imaginario y se encuentra no), a las que desde Marx se da la denominación
en la dimensión política del legado sartreano. La de praxis. En dichas obras, el hombre se presen-
concepción de praxis individual, que Sartre desa- ta como negación de la naturaleza; un ser que
rrolla en la Crítica de la razón dialéctica, tam- actúa en el seno de la escasez. Sus necesidades
bién es deudora de esta certeza fenomenológica. le revelan un faltante y, con él, su inserción en el
En Cuestiones de método, considera que contexto material del que es parte constituyente.
el marxismo12 arrastra, desde su origen, serios Técnica y tecnología, tanto como arte y literatura
problemas epistemológicos13, así como una insu- corresponden, aquí, a la idea de que el “hombre
ficiencia heurística para “captar el proceso que está mediado por las cosas en la medida en que
produce a la persona y su producto en el inte- las cosas están mediadas por el hombre”19. Se
rior de una clase y de una sociedad dada, en un trata de una relación dialéctica entre función
momento histórico dado”14. Por eso, en el mar- orgánica, necesidad y la praxis que, dialéctica-
xismo sartreano15 habitan temas de orientación mente, “subsume […] a la función y la necesi-
existencialista y fenomenológica, con los que dad20. Tal idea advierte sobre la complejidad de

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fenómenos como el arte, la historia política, el veces a las sociedades de repeticiónʼ […], en otros tér-
fenómeno tecnológico21 y la de todo esfuerzo que minos, por la posibilidad permanente de historicidad
pretenda totalizarlos filosóficamente. que la misma historia revela a posteriori27.
Detengámonos en este punto. La negación
adviene al mundo por el hombre y la dialéctica no Evidentemente, tal concepción tiende raí-
puede separarse del devenir histórico. Su motor ces en suelo existencialista, se encuentra nutri-
es, según Sartre, la praxis individual, síntesis de da por el germen fenomenológico del que surge
condiciones estructurales y libertad, en el sentido y remite a la libertad, aunque ahora se articula
de una fórmula de Cuestiones de método, según a partir de la preocupación por el proceso de su
la cual “Valéry es un intelectual pequeño-bur- propia totalización.
gués, no cabe la menor duda. Pero todo intelec-
tual pequeño-burgués no es Valéry”22. Con otras III. Una sospecha
palabras: sólo es posible comprender al hombre si
En el plano de las discusiones ontológicas
se lo sitúa en un contexto socio histórico especí-
sobre la constitución del ser del hombre, en el de
fico, sincrónica y diacrónicamente a la vez23, ya
las discusiones estéticas e incluso en el de la polí-
que la verdad deviene como una totalización que
tica, la idea de libertad sartreana, analogable con
se totaliza sin cesar, porque los hechos particula-
la de intencionalidad o a la de praxis individual,
res no son ni verdaderos ni falsos (en sí mismos),
resulta muy rica y se constituye como un funda-
sino que su sentido se comprende hasta relacio-
mento básico del sistema.
narlos en “la mediación de las diferentes totalida-
No obstante, dicha idea no corresponde
des parciales con la totalización en curso”24
necesariamente con la reflexión. De hecho, la
La praxis remite al régimen de mediacio-
reflexión es solamente una de sus manifesta-
nes entre todos los sectores de la materialidad
ciones: se puede conocer a María, ciertamente,
(mediada, a su vez, por la actividad del hom-
pero también se la puede amar, imaginar, odiar.
bre). Si quiere revelarse el sentido de cualquier
En Lo imaginario Sartre ha probado que resulta
acción particular (reflexiva, tecnológica, laboral,
tan absurdo concebir un cogito incapaz de ima-
estética, política, etc.) es preciso integrarla en la
ginar –y así toda otra forma intencional– como
totalidad del fenómeno humano. He allí la idea
concebir uno incapaz de reflexionar. Ha mos-
sartreana de totalización dialéctica, proceso per-
trado, además, que toda conciencia es a la vez
manente, del cual la reflexión procura dar cuenta,
constituyente, aislante y aniquiladora. Pero,
colocando cada época y sus manifestaciones en el
precisamente por estas características ontológi-
marco de La Historia25. Por eso, Sartre advierte
cas, la conciencia no está determinada siempre
la necesidad de “que el conocimiento dialéctico y en todo respecto por la voluntad. Hay un
sea un momento de la totalización o, si se prefie- cogito pre-reflexivo. No se trata solo de la mala
re, que la totalización comprenda en sí misma su fe, que funciona como un autoengaño, sino de
retotalización reflexiva”26. que, en el contexto de la filosofía sartreana de
Esa posición, remite a una lógica de la la libertad, ésta resulta (o puede resultar) previa
acción creadora. Lo original en ella es el énfa- a la reflexión. Toda conciencia (resulta análogo
sis que se da al proyecto y a la vivencia. Bien decir: toda manifestación de libertad) supone
lo precisa Raymond Aron, con las siguientes una espontaneidad absoluta como correlato del
palabras: ser. Esto debe representar, necesariamente, un
problema para la ética: ¿qué decide, en última
Caen bajo el fuego de la crítica sartriana los sociólo-
gos que ignoran o desconocen, en las sociedades que
instancia, si una conciencia ha de ser reflexiva
estudian, la humanidad de los hombres, es decir, el o imaginaria y si debe involucrar la voluntad?
ser de proyecto. No que el hombre se defina esencial- En “Perspectivas morales”, al final de El ser y
mente por la historicidad, pues existen sociedades sin la nada, Sartre parece advertir el abismo que
historia, pero se define ʻpor la posibilidad permanente abre tal interrogante. No pareciera que sale
de vivir históricamente las rupturas que desquician a del mismo. Si tiene razón cuando escribe que

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“la ontología no puede formular de por sí pres- Marx escribe: ʻLa concepción materialista del
cripciones morales”28, también la tiene cuando mundo significa simplemente la concepción de
reclama un asidero ontológico irreductible. La la naturaleza tal y como es, sin ninguna adición
ética –en forma semejante al arte– remite a la extrañaʼ, se convierte en mirada objetiva y pre-
tende contemplar a la naturaleza tal y como es de
ontología. En ese plano, sin embargo, no pode-
manera absoluta. Despojado de toda subjetividad
mos todavía asir aquello que define positivamen-
y habiéndose asimilado a la pura verdad objetiva,
te si la conciencia escoge ser voluntaria o no. Los se pasea por un mundo de objetos habitado por
apartados dedicados a la mala fe y a la angustia hombres-objetos. Por el contrario, cuando Lenin
acentúan la importancia de tal abismo. habla de nuestra conciencia, dice: ʻNo es más que
Seguramente, esto tiene relación con el pro- el reflejo del ser, en el mejor de los casos es un
blema que impidió a Sartre cumplir con la oferta reflejo aproximadamente esxactoʼ, y al mismo
final de El ser y la nada y escribir un texto de tiempo se quita el derecho de escribir lo que escri-
ética prescriptiva. La imposibilidad de recono- be. En ambos casos se trata de suprimir la subje-
cer por qué una conciencia decide, en el plano tividad: en el primero colocándose más allá, y en
el segundo, más acá. Pero estas dos posiciones se
prerreflexivo, constituirse como imagen, como
contradicen: ¿cómo puede convertirse en la fuen-
pasión o como reflexión impide toda presunción
te del racionalismo materialista ʻel reflejo aproxi-
moral apodíctica, pues el esfuerzo de la voluntad madamente exactoʼ? Se juega en dos tableros. En
supone una intención fundante, en lo óntico, que el marxismo hay una conciencia constituyente
permanece opaco a la comprensión. que afirma a priori la racionalidad del mundo (y
Freud y los psicoanalistas han resuelto la que de hecho cae en el idealismo); esta conciencia
cuestión, proponiendo una instancia inconsciente constituyente determina la conciencia constituida
que –a la manera de los dioses griegos– mueve por hombres particulares como simple reflejo (lo
los hilos de cada destino individual. La perspec- que termina en un idealismo escéptico). Tanto
tiva sartreana no deja espacio a tal recurso. una como otra concepción vuelven a romper la
Dado que este coloquio no se ha planteado relación real del hombre con la historia, ya que en
la primera el conocimiento es teoría pura, mirada
con propósitos de panteonero, les dejo este pro-
no situada, y ya que en la segunda es simple pasi-
blema planteado, para que, si lo desean, descu- vidad. En ésta ya no hay experimentación, sólo
bran su vigencia y su riqueza. hay un empirismo escéptico, el hombre se desva-
nece y el desafío de Hume no puede ser recogido”
Notas (Crítica de la razón dialéctica…, pp. 35-36).
14. Ibidem. Desde el punto de vista epistemológico es
1. Jean-Paul Sartre, “La libertad cartesiana”, en El fundamental una nota de Cuestiones de Método.
hombre y las cosas (Situaciones I), pp. 232–247. Veamos: “El principio metodológico que hace
2. Ibid., p. 244. que la certidumbre empiece con la reflexión, no
3. Ibid. contradice en absoluto el principio antropológico
4. Jorge Martínez Contreras, La filosofía del hom- que define a la persona concreta por su materia-
bre, p. 334. lidad. La reflexión, para nosotros, no se reduce a
5. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada…, p.18. la simple inmanencia del subjetivismo idealista;
6. Ibid., p. 514. sólo es su punto de partida si nos arroja en el acto
7. Ibid. p. 61. sobre las cosas y los hombres, en el mundo […] el
8. Ibid. p. 516. descubrimiento de una situación se hace en y por
9. Ibid., p.65. la praxis que la cambia. No situamos los orígenes
10. Ibid., p. 61. de la acción en la toma de conciencia, no vemos
11. Bernard–Henry Lévy, El siglo de Sartre, p. 61. en ella un movimiento necesario de la acción:
12. Al que estima “insuperable” en tanto no se transfor- la acción se da sus propias luces cuando se va
men las condiciones históricas que le dan validez cumpliendo. Lo que no obsta para que esas luces
(Cfr. Sartre, “Marxismo y existencialismo”, en aparezcan en y por la toma de conciencia de los
Crítica de la razón dialéctica, pp 15–37). agentes, lo que implica que se haga necesaria-
13. “La teoría del conocimiento […] sigue sien- mente una teoría de la conciencia […] Lo que
do el punto más débil del marxismo. Cuando se puede y debe construir […] es una teoría que

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sitúa al conocimiento en el mundo (como trata análisis de la noción de praxis individual, Jorge
de hacer torpemente la teoría del reflejo) y que Martínez Contreras explica lo siguiente: “Según
la determina en su negatividad […] Solo entonces Sartre, todo fenómeno humano, a cualquier nivel
se comprenderá que la conciencia no es conoci- […] deriva de acciones individuales intenciona-
miento de ideas, sino conocimiento práctico de les. Pero esta base concreta de la realidad social
las cosas” (Ibid., pp. 35-37). El Sartre fenomenó- representa […] un momento abstracto […] pues
logo ya había explorado y descrito el fundamento lo fenómenos sociales son conjuntos mucho más
onto–lógico de tal conocimiento (conciencia no complejos que la simple adición de las praxes
tética [de] sí / conciencia [de] algo) individuales: ʻtoda dialéctica histórica descansa
15. Al que el mismo Sartre considera trabajo ideo- sobre la praxis individual en tanto esta ya es
lógico, es decir, el que realizan hombres como dialéctica” (Jorge Martínez Contreras, op. cit.,
él, a quienes no es conveniente llamar filósofos p. 334).
–según dice– pues “siguen a los grandes desa- 24. Ibidem, p. 30.
rrollos y […] tratan de arreglar los sistemas o 25. No se trata de la concepción hegeliana ni del
de conquistar con los nuevos métodos territo- panteísmo de Engels, pero la idea, de enorme
rios aún mal conocidos; estos hombres son los complejidad, no debe distraernos aquí.
que dan funciones prácticas a la teoría y se sir- 26. Sartre, Crítica de la razón dialéctica…, vol. I, p.
ven de ella como si fuera una herramienta para 139. Podríamos decir que la totalización dialé-
construir o destruir: explotan la propiedad, ctica es comparable con la conciencia irreflexi-
hacen el inventario, suprimen algunos edificios, va y la comprensión a la conciencia reflexiva
y hasta llegan a hacer algunas modificaciones a las que Sartre dedicó sendos análisis en sus
internas; pero siguen alimentándose con el pen- trabajos fenomenológicos (Cfr., por ejemplo, la
samiento vivo de los grandes muertos”(Crítica “Introducción”, en Sartre, El ser y la nada, pp.
de la razón dialéctica…, p. 18). 11-37). El principio de inteligibilidad es ahí la
16. Jorge Martínez Contreras, La filosofía del hom- comprensión. Por eso Sartre asume un méto-
bre, p. 301. do progresivo-regresivo, propuesto por Henri
17. El Ego es, por ello, un trascendente, que está al
Lefebvre para investigar comunidades campe-
lado del en sí.
sinas. Sartre estima que ese método es “simple
18. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada…, pp. 748-749.
e irreprochable para integrar a la sociología y
19. Jean-Paul Sartre, Crítica de la razón dialécti-
a la historia en la perspectiva de la dialéctica
ca…, p. 211.
materialista”. El mismo incluye una fase des-
20. Ibid, p. 335.
criptiva (fenoménica) y un doble movimiento
21. Por la brevedad de este trabajo, no podemos ahon-
“de regresión primero y de progreso después”,
dar más en el análisis de en estas ideas. No obs-
que –con las modificaciones impuestas por sus
tante, por su importancia, nos parece conveniente
objetos o temas específicos– puede aplicarse
transcribir el siguiente párrafo del capítulo B de
“en todos los dominios de la antropología”. Se
la Crítica: “hay que comprender que la praxis
trata de “un vaivén entre las condiciones y el
supone un agente material (el individuo orgáni-
proyecto”, semejante al método comprensivo
co)”.
22. Jean-Paul Sartre, Crítica de la razón dialéctica, de historiadores y etnógrafos, cuando procuran
vol I, p. 53. captar o reconstituir las experiencias de los
23. Por eso insiste: “la ideología de Valéry es el grupos que estudian.
producto concreto y singular de un existente que 27. Raymond Aron, Historia y dialéctica de la vio-
se caracteriza en parte por sus relaciones con el lencia, p. 22.
idealismo, pero que se debe descifrar en su par- 28. Jean-Paul Sartre, El ser y la nada…, p. 757.
ticularidad y en primer lugar a partir del grupo
concreto del cual ha surgido. Lo que no significa Bibliografía
en absoluto que sus relaciones envuelvan a las de
su medio, a las de su clase, etc., sino solamente Aron, Raymond. Historia y dialéctica de la violencia,
que las sabremos a posteriori por la observación trd. O. Barreto. Caracas: Monte Ávila Editores,
y en nuestro esfuerzo de totalizar el saber posible S.A., 1975.
sobre esta cuestión” (Jean-Paul Sartre, Crítica Lévy, Bernard-Henry. El siglo de Sartre, trd. J.
de la razón dialéctica…, vol. I, p. 53). En su Vivanco. Barcelona: Ediciones B, S.A., 2001.

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DE LA LIBERTAD SEGÚN SARTRE 131

Martínez Contreras, Jorge. La filosofía del hombre. ________. El hombre y las cosas (Situaciones I),
México: Siglo XXI Editores S.A., 1980. 3ª ed. Buenos Aires: Editorial Losada S.A.,
Sartre, Jean-Paul. Crítica de la razón dialéctica 1967.
(precedida de Cuestiones de método), 2 tomos, ________. El ser y la nada (ensayo de ontología feno-
trd. M. Lamana, 3³. ed. Buenos Aires: Editorial menológica), trd. J. Valmar, 4ª. Ed. Buenos Aires:
Losada S.A., 1960. Editorial Losada S.A., 1966.

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