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Cha1m Perelman

El imperio retórico
Retórica y argumentacjón
TraducCión ele
Adolfo León Gómez Gituldo

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GRUPO EDITORIAL i'IORMA
Barcelona, Bucnn.s Ain:s, CaracoS. GtHllcmala, /v!C~:ko.
Pununui, Quito, .Snn ,los::!. San Jut~n, S:m S:il ,arJ•Jr,
St~ntu fe de llngntü. Santiugo .." · ···
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Primera edición en francés:
CONTENIDO
J.. 'E m ¡Jire Rltt'roritfllr.'. Rhltotique r:r .Argu11wt ta riou

·~ Librairie PhilosophiqueJ, Vrin, Porís, 1977


Primera edición en cnstc11ano, febrero de 1997 Iurroduccián 9
ID Editorial Normo s..-\, 1997
Apurtudo 53550
Cr\PÍTULO
Sunrofé de Dogotó, Colombia
Lógica, dialéctica, filosofí~ y retórica 19
Fotografía de cubierta de Víctor Robledo
Impreso en Colombia por Curgmphics S. A.· Impresión digital. CAPÍTULO JI
Primr:tl in Colombia
La argumentación, el omdor y su auditorio 29
Prohibida la n•pr{J[fuccióu total o pnrcirll
por cualquier medio sin }JL'rmiso t'Scriro dt• la t'tlitotial. CAPITULO 111

ce. 2700BOO:J Las premisas de la argL1mentación 43


ISIIN 958·04-J325·9
CAPÍTULO 1 V
E..'i!C libra se cornpusu en caructcri!SITC Esprit
Selección, presencia y presentación 57

Esta edición contó con el upoyo del CAPÍTULO V

Ministerio de Relaciones E.\':teriores de Fmncin. Significación e interpretación de los datos 67

CAPÍTULO VI
Las técnicas argumentntivas 75

CAPÍTULO VIl
Los argumentos cuasilógicos 81
l. Controdicción e incompntibilidull 82
2. Identidad, definición, anuliticidud y tautologíu 89
3. Ln reglo dejusticio y lo reciprocidull 84
4. Argumentos de trnnsitividud, de inclusión y de división 101
S. Los pesos y mellidns, y los prohubilidudes 107

CAPITULO VIII

Los argumentos basados sobre la estructura de Jo real , 113


l. Los nexos de sucesión 113
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2. Los nexos de coexistenciu 123
3, El ne:m simbó1ico, los doblesjcmrquíns, los diferencius de urden 13G
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CAPÍTULO IX
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INTRODUCCION ;
La argumeutHción por el ejemplo, '
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1n ilustración y d modelo 14:3 !
1! (. .
l. Lo argumenL~tci•Sn por i.~l ejemplo 1~!3

2. La ilusrración 145 !1
1
3. Elmod~lo y d amimodclo HS 1 (

CAPÍTULO X
Analogía y metáfora 15:3

El hmnbre culto del siglo xx, para quien la palabra "retóri-
CAPÍTULO XI
ca" evoca palabras vacías y floridas figuras con nombres
1
Las disociaciones de las nocionc~=; 167
extraños e incomprensibles, podría preguntarse -no sin
1
razón- por qué un filósofo, sobre todo un lógico, experi- 1.
CAPÍTULO XII
menta la necesidad de asociar argun1entación y retórica.
Amplitud de la urgument:JCión
En Francia, hace un siglo, ésta se enseñaba en la clase que
y fuerza de los argumentos IR3
llevn su nombre, pero después fue elinlinada de los progra-
mas porque carecía de todo valor educativo.
CAPÍTULO XIII ....
Personalmente, mi breve contacto con la retórica, hace ,¡
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El orden de los argumentos en el discurso 193 ;


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casi cincuenta años -pues en esta época su enseñanza era
aún obligatoria en Bélgica-, consistió en el esh1dio de un
CAPÍTULO XIV •
pequeño manual que mezclaba el estudio del silogismo con
El imperio retórico 201 (
el de las figuras de estilo. Durante mis estudios de filosofía '··

Bibliografía 213
nadie tne habló de retórica más que en términos peyorati-
vos y sabía que, en algunos de sus Diálogos, Platón atacaba
a los sofistas y a los maestros de retórica porque estaban
más preocupados por halagar a sus auditores que de ense-
ñar la verdad, tan querida por Sócrates. Por otra parte, el ¡··.
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término "retórica" está ausente del Vocabulario jilosófico
de Lalande, lo que indica claramente que, en su opinión,
éste no presenta ningún interés para el filósofo. Sin embar-
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go, si debo insistir en el papel de retórica, es porque mis
1
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investigaciones me han convencido de la importancia de


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esta disciplina para el pensamiento contemporáneo.
Hace tnás de treinta años, un estudio sobre la justicia,
emprendido bajo un espíritu positivista, me permitió des-
Imroducc:ióu 11
10 EL H.1PERI0 RETÓRICO

pejar una regla de justicia formal según la cual "los seres a la que habían llegado los posiüvistas, para los cuales
de una misma categoría esencial deben ser tratados de la los juicios de valor no tenían ningún valor cognoscitivo,
misma manera"'. Pero, ¿cómo distinguir lo que es esencial ningún sentido verificable. Pero entonces, o sus propios
de lo que no lo es, lo que importa de lo que es desechable? razonamientos, que conducían a la condena de la filosofía
Me daba cuenta muy bien de que esta distinción no podía práctica, estaban igualmente desprovistos de valor, o bien,
hacerse sin recurrir a juicios de valor, que en esta época si se les admitia, ellos testimoniaban que se podían justifi-
me parecían perfectamente arbitrarios y lógicamente inde- car filosóficamente conclusiones que tenian una importan-
terminados2. cia práctica. No podía resignarme a su conclusión, a la vez
¿Cómo se puede razonar sobre valores? ¿Existen méto- paradójica y desesperada para un filósofo, tanto más cuan-
dos, racionalmente aceptables, que permitan preferir el to parecía admitido que nn se puede fundar un juicio de
bien al mal, la justicia a la injusticia, la democracia a la dic- valor únicamente sobre juicios de hecho. ¿Los juicios de
tadura? La respuesta escéptica de los positivistas me había valor primitivos; los principios de la moral y de toda con-
dejado insatisfecho. Me puse a buscar una lógica de los jui- ducta, serían puramente irracionales, expresión de nues-
cios de valor. La obra de Goblot aparecida en 1927 bajo el tras tradiciones, de nuestros prejuicios y de nuestras
título Logique des jugements de Faleur, no me parecía que pasiones? En caso de desacuerdo, ¿sólo la violencia sería
tratara de una manera satisfactoria sioo los juicios de valor capaz de zanjar los conflictos y la razón del más fuerte se-
derivados, aquellos que aprecian los medios o los obstácu- ría la mejor? O ¿existe una lógica de los juicios de valor, y
los en comparación con su fin, es decir, los juicios tecno- desde esta hipótesis, cómo constituirla?
lógicos; pero no presentaba ningún razonamiento que Decidí consagrarme a esta tarea y para lleva¡·la a cabo
justificara la preferencia a tal fin más que a otro. Ahora traté de imitar al lógico Gottlob Frege, de quien había estu-
bien, en ausencia de técnicas de razonamiento aceptables, diado sus trabajos y que hace más de un siglo se había
referentes a los fines, la filosofía práctica debería renun- planteado una cuestión análoga, a propósito de la lógica
ciar a su objeto tradicional -la búsqueda de la sabiduría-, utilizada por los matemáticos. Para despejar ésta, analizó
guiando la acción por la razón; y la filosofía moral, la filo- como con un microscopio todas las operaciones que permi-
sofía política y la filosofía del derecho no podrían desarro- ten a los matemáticos demostrar sus teoremas. El resulta-
llarse como disciplinas serias. Es, pues, a esta conclusión do de estos análisis fue la renovación de la lógica formal,
concebida como una lógica operatoria, que permite cálcu-
los, y no una lógica de clasificación como la lógica clásica
l. Cf. "De la Justice", enjusrice et Rttisou, Editions de L'Université de Aristóteles. ¿Acaso no sería posible retomar estos mis-
de Bruxelles, 1972, pág. 26 (reimpresión de un estudio aparecido en
1945 Actualire's Socialt·s, Nouvel1e Série, Université Libre de Bruxe·
mos métodos, aplicándolos esta vez a textos que tratan de
Hes, Institut de Sociologie Solvay, BruxelJes, oflice de publicité, 1945). hacer prevalecer un valor, una regla, que tratan de mostrar
(N. del A.) que tal acción o tal decisión es preferible a tal otra'? Al ana-
Este estudio ha sido publicado en español como De lajuscicia Cen·
tro de estudios filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de ~léxi­
lizar los escritos de moralistas y de políticos, oradores que
co, Colección Cuadernos, N° 14, 1964, pág. 79; la traducción es de preconizan tal línea de conducta, artículos de fondo en los
Luis Recaséns Siches. (N. del T.) periódicos, justificaciones de toda especie, ¿no sería posi-
2. Ibid., prig. 75.
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12 EL IMPERIO RETÓRICO I 11 trod uecióll 13 . '.
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ble despejar esta lógica de los juicios de valor, cuya ausen- verdad y la vida contemplativa, los retóricos, al contrario, ... . .... ' •'

cia se hace sentir tan cruelmente? .-·


acuerdan el primado a la técnica de influir en los hombres :,_1 • ' ~~ ··-· •
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- -· Este trabajo, de gran envergadura e1nprendido con lu por la palabra, esencial en la vida activa y, especialmente,
señora L. Olbrechts-Tyteca, nos condujo a conc.Iusiones ~; en la política4 •
co1npletamente inesperadas y que han constituido para ¿Cómo puede suceder que esta técnica del discurso per-
nosotros una revelación, a saber1 que no existía una Iógic.a suasivo haya desaparecido de nuestro horizonte intelec-
...... específica de los juicios de valor, sino que lo que nosotros tual y que la retórica llamada clásica, que se opone a la
. ·... buscába1nos había sido desarrollado en una disciplina muy retórica antigua, se hubiese reducido a una retórica- de
antigua, actualn1ente olvidada y.despreciada: la retórica, el figuras que se consagra a la clasificación de las diversas
¿ntiguo arte de persuadir y convencer. Esta revelación se maneras como se puede ornar el estilo?
' nos produjo con ocasión de la lectura del libro· de Jean Ya en la antigüedad, algunos retóricos se habían espe-
Pauhlan Les Fleurs de Tarbes. El autor publica allí, como cializa do en la declamación y en las exhibiciones literarias
apéndice,
. extractos de la retórica de Brunetto Latini, el sin llegar muy lejos y los filósofos, como Epicteto, no esca-
maestro de Dante. De este texto nos fue fácil remontarnos timaron sus burlas:. "Y este arte de decir y de ornar nues-
a la retórica de Aristóteles y a toda la tradición greco-latina tro lenguaje, si hay ahí un arte particular, ¿qué hace él
3
¡·--- de la retórica y de los tópicos • Constatamos que en los do- diferente, cuando nos proponemos enfrentar un ten1a, i
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minios donde se trata de establecer lo que es preferible, lo sino el de embellecer y organizar nuestro lenguaje como
que es aceptable y razonable, los razonanüentos no son ni un peinador lo ha.ce con una cabellera'?'' 5 . :
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deducciones formalmente correctas ni inducciones que ¿Cómo es posible que nlientras los grandes autores, ta-
van de lo particular a lo general, sino argumentaciones de les como Aristóteles, Cicerón y Quintiliano, han consagra- . (

toda especie que pretenden ganar la adhesión de los ·esp-íri- do a la retórica -como arte de persuadir- obras notables, la
...__ tus a las tesis que se presentan a su asentimiento . retórica clásica se haya limitado al estudio de las figuras de
Esta técnica del discurso persuasivo, indispensable estilo, que las obras de retórica, las más conocidas en Fran-
para la discusión previa a toda toma de decisión reflexiva, cia en el siglo xvm y XIX, fuesen las de Dumarseis (Des ·
los antiguos la habían desarrollado ampliamente como la tropos ou des différents sens dans les quels on peut prendre un .(
técnica por excelencia, la de obrar sobre los otros hombres nze1ne mot dans une mé1ne langue, 1730) y · de Fontanier 1
1
por medio dellogos, término que designa de una tnanera (aparecidas en 1821 y 1827 y reeditadas en 1969 por G.
equívoca, a la vez, la palabra y la razón. ~ Genette bajo el título Les .figures du discours), que no veían
-- Es así com_o yo comprendía la rivalidad que opuso, du- en la retórica sino ornamento y artificio? Esta perspectiva
ranle t~da la antigüedad greco-latina, los retóricos a los ha valido a la retórica clásica el odio de los románticos
filósofos. Unos y otros pretenden tener derecho de formar
a la juventud; el filósofo preconiza la investigación de la !~ .
4. Cf. "Rhétorique et philosophie" en Chai:m Perelman, Le clwmp
de l'argltmt'IJtatioll, Editions de l'Université de Bruxelles, 1970, págs.
219-227.
3. Cf. L. Olbrechts-Tytecu, 11 Rt:ncontre avec la rhétorique" en La 5. Epicteto, Eutn•tie11s, L. u, XXIII, 14, en "Les Sto1ciens'-', traduc-
Tlzéolie de l'argumentatiou, Lovain, Nuuweluerts, 1963, págs. 3~18. ción de E. Bréhier, Pléiade, pág. 950.

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14 EL IMPERIO RETÓRICO In traducción 15

("guerra a la retórica, paz a la gramática") y el desprecio de ser "general" (aún menos, "generalizuda"); ella era, y lo em
nuestros contemporáneos, amantes de la simplicidad y de en la arnplitod de su mira, sólo una teoría donde las figuras
lo natural. ¿Cómo creer que la rehabilitación de la retórica, no merecian todavia ninguna mención particular; sólo algu-
que una nueva retórica, pueda limitarse a la clasificación de nas páginas sobre la comparación y la metáfom en un libro
la retórica de las figuras, para ·'renovar la empresa esencial- (de tres) consagrado al estilo y a la composición, territorio
mente taxonómica de la retórica clásica"?' exiguo, cantón perdido en la inmensidad de un imperio. Hoy
Roland Barthes, que no ve en la retórica antigua sino llamamos retórica general a lo que, de hecho, es un tratado de
un objeto histórico, es decir, actualmente superado, afir- figuras. Y si hemos tenido que generalizar tanto, evidente-
ma, sin embargo, que es un contrasentido limitar la re· mente es por haber restringido demasiado. De COrax a nues-
tórica a las figuras 7 • En el mismo número de la revista tros días, la historia de la retórica es la de una restricción
Communications Gérard Genette, se rebela contra esta ten· general iza da.
ciencia a la cual él mismo ha contribuido con sus propios Es, aparentemente, desde el comienzo de la Edad !vledia,
trabajos. Considera su exposición como una forma de cuando comienza a deshacerse el equilibrio propio a la retóri-
autocrítica8 , en un notable artículo "Le Rbétorique res- ca antigua, del que testimonian las obras de Aristríteles y,
treinte", y del que me permito citar este extracto, bastante más aún, de Quintiliano: el equilibrio entre los géneros (deli·
largo pero significativo: berativo, judicial, epidíctico). Primero, porque la muerte de
las instituciones republicanas, donde ya Tácito veía una de
El cul.o 1969-1970 ha visto aparecer, c¡:¡si simultáneamen- las causas de la decadencia de la elocuencia, conlleva a la des-
te, tres textos de arnplitod desigual pero cuyos títolos con· aparición del género deliberativo y también, parece, del epi-
cuerdan de una manera sintomática. Se trata de La retórica díctico, ligado a las grandes circunstancias de la vida cívica.
gmeral, del grupo de Lieja, del que se sabe que el título inicial Marciano Capella, luego Isidoro de Sevilla, toman nota de es·
era Retórica geuera.Uzada; el artículo de !vlichel Deguy, "Por tas defecciones: ".Rhetorica est bene dicemli scientia in cil'ilibus
una teoría de la figura generalizada", y el de]acques Sojcher, quac:stiollibus"; después el equilibrio entre las "pnrtes" se des-
"La metáfora generalizada: retórica, figura, metáfora". Bajo la hace (iuw·ntio, dispositio, elocutio), pues la retórica del tri-
cubierta denega tiva o compensatoria de una generalización vium, estrangulada entre gramática y dialéctica, rápidamente
pseudo-einsteiniana, he trazado aquí en sus principales se ve confinada al estudio de la elocutio, de los ornamentos
etapas el recorrido, aproximadamente histórico, de una disci- del discurso, colores rlzetorici. La época Clásica, particular-
plina que no ha cesado en el curso de los siglos de ver estre- mente en Francia y más particularmente ·aún en el siglo XVIII,
chado, como piel de zapa, el campo de su competencia o, por hereda esta situación que acentúa, privilegiando sin cesar en
lo menos de su acción. La retórica de Aristóteles no quería sus ejemplos, el corpus literario y especialmente el poético,
sobre la oratoria. Homero y Virgilio, y luego Racine, suplan-
6. Cf. P. Ricoeur, La métaphore l'il'e, París, Seuil, 1975, pág. 173. tan a Demóstenes y a Cicerón. La retórica tiende, en lo esen-
lLa merájbra l'Íva, Ediciones Megápolis, Buenos Aires, 1977.] cial, a volverse un estudio de la le:xis poética!!.
7. R. Bnrthes, "L'ancienne rhétorique", en Cummuuicacious 16
París, 1970, pág. 223. ' '
8. Ibid., prig. 158, nota 4. 9. Ibid., pngs. 158-159.
16 EL IMPEH.IO RETÓR1CO
Jutrod uccióu 17

En su reciente obra, consagrada a la metáfora, ·Paul yado de igual manera al distinguir netamente las figur~s de
Ricoeur, reton1ando el análisis de Genette, recuerda que retórica de las de estilo:

la retórica de Ari5tÓtelcs cubre tres campos: una teoría de Consideramos una figura como argumentatiFa si, conlle-
la argumentación, que constituye su eje central y que propor- vando un cambio de perspectiva, su empleo parece normal en
ciona, al mismo tiempo, el nudo de su articulación con la relación con la nueva situación sugerida. Si, al contrario, el
Ií3gica demostrativa y con la filosofía (esta teoría de la argu- discurso no conlleva a ln adhesión del auditor a esta forma
mentación cubre por sí sola los dos tercios del tratado), una argumentativa, la figura será percibida como ornamento,
teoría de la elocuencia y una teoría de la composición del dis- como figura de estilu. Podrá suscitar la admiración pero en el
curso. Lo que los últimos tratados de retórica nos ofrecen es plano estético o como testimonio de la originalidad del ora-
' '
según la feliz eA.1Jresión de Genette, "una retórica restringi- dor1:!.
da"; restringida primero a la teoría de la elocución, luego a la
teoría de los tropos. La historia de la retórica es la historia de Al examinar las figuras fuera de su contexto, como
la p~el de zapa. Una de las causas de la muerte de la retórica flores disecadas en un herbario, se pierde de vista el papel
radica allí. Al reducirse así a una de sus partes, la retórica dinámico de las figuras; ellas se convierten en figuras de
perdía al mismo tiempo e1nexus que la unía a la filosofía a estilo. (
través de la dialéctic<·i. Perdido este lazo, la retórica se volvió Si ellas no se integran a una retórica concebida como el
.tma,.d.isciplina errática y fútiL La retórica murió cuando el arte de persuadir y convencer, dejan de ser figuras de retó-
gustQ de clasificar las figuras suplantó enteramente el sentido rica y se vuelven ornamentos referentes sólo a la forn1a del
filos,ófico que animaba el vasto imperio retórico, que la bacía discurso. No es, pues, serio considerar una recuperación
mantener todas sus partes juntas y que ligaba el todo al moderna, incluso de la retórica de las figuras, fuera del
organon y a la filosofía primera 10 • contexto argumentativo.
Es la razón por la cual me parece vano esperar la reno-
Al lado de la retórica fundada sobre la tríada "retórica- vación de la retórica, de una retórica de las figuras, aun si
prueba-persuasión", Ricoeur nos recuerda que Aristóteles éstas se estudian en la perspectiva de la lingüística estruc-
elaboró una poética que no es una técnica de acción sino tural y de la teoría literaria, sin preocuparse de la impor-
técnica de creación, que corresponde a la tríada "poiesis- tancia para el estudio de las figuras de retórica de una
mim.esis-catharsis"11. Ahora. bien, Aristóteles se ocupa de concepción dinámica de aquéllas. N o basta afirmar poste-
la metáfora en los dos tratados, mostrando que la misma riormente que un estudio concebido así "se sitúa al mar-
figura pertenece a los dos dominios; ejerce una acción retó- gen de la mayor parte de recuperaciones modernas de la
rica y juega, por otra parte, un papel en la creación poética. '
retóricant:t para poder desinteresarse de ella.
~.

Es este doble aspecto de las figuras el que habíamos subra-


12. Ch. . Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, La tlDIL1't:llt• rlzétm·iqm•,
Tmiré de l'argumtmtatiou, P.U.F., Pnris, 1958. Tercera edición, Edi-
tions de L'Université de Bruxelles, 1976, p:íg. 229. En ude1:.mte se de-
10. P. Ricoeur, La métaplzore vive, págs. 13-14. signará como T. ...4.. Hay traducción nl castellano, véase pág. 213.
11. Ibid., pág. 18. 13. Commuuicariotls, 16, pág. 235

,.t
18 EL IMPERIO RETÓRICO

Hay más. En los Estados Unidos de América, la ense- CAPÍTULO I


ñanza de la retórica, que estaba integrada a los cursos de
inglés, se ha separado de ellos hace casi sesenta años y se
ha organizado en departamentos especiales consagrados a Lógica, dialéctica,
la retórica como técnica de la comunicación y del discurso
1
persuasivo. Más de cinco mil profesores la enseñan actual- filosofía y retórica 1
mente. Han publicado miles de obras consagradas a esta
ma~eria. Hace nueve años apareció en Pensilvania una
revista titulada Philosophy and Rlzetoric, dirigida por En su prontuario dedicado a la antigua retórica, Roland r
filósofos y retóricos, donde el-estudio de las figuras no ocu- Barthes observa -con razón- que "la retórica debe ser
pa sino un lugar muy reducido. siempre leída dentro del juego estructural de sus vecinas
El renacimiento y rehabilitación de la retórica en el (gramática, lógica, poética, filosofía)"'. Yo agregaría, por
pensamiento contemporáneo, al cual asistimos hoy'\ no mi parte, que para situar bien la retórica y definirla mejor,
ha sido posible sino después de un reexamen de las relacio- se necesita igualmente precisar sus relaciones con la dia-
nes entre la retórica y la dialéctica, tales como habían sido léctica.
establecidas por Aristóteles y profundamente modificadas Aristóteles distinguió '!!!_::!J2Ea~uwn dEs especies de ra-
en un sentido desfavorable para la retórica por Petrus zonamientos, razonamientos analíticos y razonamientos
Ramus. Es a tal reexamen al que vamos a proceder. Él ex- dialécticos. El estudio que emprendió de aquellos en los
plicará las causas de la decadencia de la retórica y dilucida- Primeros y Segundos analíticos, le valió ser considerado en
rá las relaciones de la nueva retórica con la teoría de la la historia de la filosofía como el padre de la lógica formal.
argumentación. Pero los lógicos modernos perdieron de vista, porque no se
habían dado cuenta de la importancia, que Aristóteles
también había estudiado los razonamientos dialécticos en
los Tópicos, La retórica y Las refutaciones sofisticas, lo que
hace de él, igualmente, el padre de la teoría de la argumen-
tación.
En sus Analíticos, Aristóteles estudia la forma de infe-
rencia válida, especialmente los silogismos que permiten,
dadas ciertas hipótesis, inferir necesariamente de ellas una
conclusión: si todos los A son B y si todos los B son C, re-
sulta, necesariamente, que todos los A son C. La inferencia
es válida cualquiera qne sea la verdad o falsedad úe las
premisas; pero la conclusión no es verdadera a menos qne
14. c.:f. V. Florescu, "Rhetoric and its Rehnbilitation in Contem-
pomry Philosophy", PIIilosoJJitg aiUl Rcrhoric, 1970, pcigs. 193-224 l. Comwunicarions, 16, 1970, pág. 194.
20 El;. IMPERIO RETC) RJCQ ·

Lógictl, tlillléctlm, ') 1


........
filosofía .!J n:córica

las premisas sean verdaderas. Esta inferencia se c~racteri­


f
za a la vez por el hecho de ser puramente formal porqüé es más o menos fuertes,· más o menos convincentes y que \

válida cualquiera sea el contenido de los términos A B v jamás son puramente formales. Un argumento persuasivo
(
C, a condición de tener cuidado de que cada letra sea' re-~ es el que persuade a aquel a quien se dirige.¡. Contraria-
emplazada por el misn1o valor cada vez que ella se presen- mente al razonamiento anaHtico, el razonamiento dialécti-
te), y por el hecho de que ella establece una relación entre co no es in1personal, pues él se a precia por su acción sobre
la Perdad de las premisas y la verdad de la conclusión. un espíritu. Resulta de ello que es preciso distinguir neta- (

Siendo la verdad una propiedad de las proposiciones, inde- mente los razonamientos analíticos de los razonamientos
pendiente de la opinión de los hombres, los razonainientos dialécticos; los unos se refieren a la verdad y los otros a la
analíticos son demostrativos e impersonales. Pero esto no opinión. Cada donlinio exige otro tipo de discurso y es ri-
sucede con los razonamientos dialécticos. Un razonamien- dículo contentarse con argumentaciones razonables por
to es dialéctico -nos dice Aristóteles- si sus premisas están parte de un matemático, como exigir pruebas científicas a
constituidas por opiniones generalmente aceptadas 2 : él de- un orador5 •
fine ~sí las opiniones aceptadas por todos, por la mayor Ahora bien, es con respecto a este punto donde se sitúa {

part~ o por los filósofos; es decir, por todos, por la mayoría la novedad, pero ta1nbién el error de Petrus Ramus, error
o por los más notables e ilustres entre ellos3 • que debía ser fa tal para la retórica. Partiendo 5!~ttriJ~itt.m, . (
..
E11 ciertos casos, lo que es generalmente aceptado es ve- :;
·:·
,.
las artes del discurso, artes disserendi, él define la gratnáti- ·:· 1
¡'
. ..
rosímil, pero no se trata de confundir este verosímil con ..
J
ca como "el arte de bien hablar", esto es, el arte de hablar . '

unaprobabilidad calculable. Al contrario' el sentido de la ,.·' correctamente, la dialéctica como el arte del bien razonar y·
pa.l~bra Eulogos (Eulogos), que se traduce por "general-
. (
la retórica como el arte del bien decir, del uso elocuente y
ment~ aceptado" o "aceptable", tiene un aspecto cualitati- ornado dellenguaje6 •
vo, lo que lo aproxima más al término "razonable" que al Considerando a la dialéctica como "el arte general para
término "probable". Observemos, por otra parte, que la inventar y juzgar todas las cosas"7 , pretende que "no hay
:_ ....
probabilidad no se refiere sino a hechos o a acontecimien- sino un solo n1étodo, el de Platón y Aristóteles. ~ste nléto-
tos pasados o futuros, mientras que las tesis que están en do se encuentra en Virgilio y Cicerón, en Homero y en
discusión pueden referirse a calificaciones intemporales, Demóstenes; preside a las matemáticas, a l~ffilosofia, a los
tales con1o: "¿el mundo es finito o infinito?", "¿la democra- juicios y a la conducta de los hombres''8 •
cia es o no la mejor forma de ~ohieT'T>c?'~ Rechaza ruidosamente la distinción aristotélica entre
Vemos inme~iiatailltaHe que los razonamientos dialécticos razonamientos analíticos y dialécticos, justificando así su
parten de lo que es aceptado, siendo su fin el hacer admitir actitud: "a~nque "las· cosas conocidas sean unas, necesarias (
'
otras tesis que son, o pueden ser, controvertidas. Se propo- ·
nen, pues, persuadir o convencer: no consisten en inferen-
4. Aristóteles,·RtTólica., 135Gb, 28.
cias válidas y constrictivas,. sino que presentan argumentos 5. Aristóteles, Ética a Nicómaco, L. J. 1094 b, 25-28.
6. Cf. Pierre De La Ramée, Dialectiqut{l555], edición critico de M.
2. Aristóteles, Tópicos, lOO a, 30-31. Dassonville, Geneve, Droz, 1964, pág. 61.
3. Ibid., 100 b, 22-24.
7. !bid., pág. 50 (pág. 11 del prefacio).
8. !bid., púg. 25, cita del prefacio de Scholae in liberales artl·s:

·'
22 EL IMPERIO RETÓRICO Ló.!}ica, diafdcrica, 23
filusufia JI n:r6rim

y científicas, contingemes y opinables, las otras, así como deliberación íntima o de una discusión pública- presen-
la vista es común para ver todos los colores, sean inmu- tando argumentos en pro o en contra de una tesis, criti-
tables o mutables; también el arte de conocer, es decir, cando o refutando una crítica. En todos estos casos no se
dialéctica y lógica es una y la misma doctrina para conocer demuestra, como en matemáticas, sino que se argumenta.
todas las cosas" 9• Es pues normal, si uno concibe la lógica como el estudio
La amplitud dada así a la dialéctica, que comporta tam- del razonamiento bajo todas sus formas, completar la teo-
bién el estudio de las inferencias válidas como el arte de ría de la demostración, desarrollada por la lógica formal,
encontrar y juzgar argumentos, le. quita a la retórica de con una teoría de la argumentación, que esh1dia los razo-
Aristóteles sus dos partes esenciales, la invencicin y la dis- namientos dialécticos de Aristóteles.
posición, para no dejarle sino la elocución, el estudio de las Éstos consisten en argumentaciones que pretenden
formas del lenguaje adornado. Es en este espíritu, después lograr la aceptación o el rechazo de una tesis debatida: su
de esta reducción filosóficamente justificada, como el ami- estudio, así como las condiciones de su presentación, es
go de Petrus Ramus, Romer Talan, publica en Colonia, en objeto de la nueva retórica que prolonga, amplllicando, la
1572, la primera retórica sistemática limitada al esh1dio de de Aristóteles.
las figuras, siendo la figura, según la definición de Talan En efecto, Aristóteles había opuesto la retórica a la dia-
"una expresión por la cual el aspecto del discurso difiere léctica, tal como la había examinado en los Tópicos, no
del ha'bito recto y simple" 10 • De esta manera fue instaurada viendo en ella sino la homóloga (cmtistrojüs) de la dialécti-
la retórica clásica, esta retórica de las figuras, que condujo ca11. Ésta se interesaba por los argumentos utilizados en
progresivamente de la degeneración a la muerte de la retó- una controversia, o en una discusión con un solo intcrlo- \.
rica. cutor, mientras que la retórica se refiere a las técnicas del\
Es de conocimiento público que la lógica moderna, tal orador que se dirige a una masa reunida en una plaza pú- ·
como se desarrolló desde mediados del siglo x1x, bajo la in- blica que no posee ningún saber especializado y es incapaz
fluencia de Kant y de los lógicos matemáticos, identificó la de seguir un razonamiento un poco elaborado".
lógica no con la dialéctica sino con la lógica formal es Pero la nueva retórica, por oposición a la antigua, con-
decir, con los razonamientos analíticos de Aristóteles ; ol- cierne a los discursos dirigidos a toda clase de aJCditorios,
vidó completamente los razonamientos dialécticos, ~onsi­ trátese de una masa reunida en la plaza públicá o de una .
derados como extraños a la lógica. En esto parece haber reunión de especialistas, trátese de un discurso dirigido a:
cometido un error simétrico al de Ramus pues, si es inne- un solo individuo o a toda la humanidad, incluso, ella exa- '
gable que la lógica formal constituye una disciplina separa- minará los argumentos que uno se dirige a sí mismo cuari- \
da, que se presta como las matemáticas a operaciones y al do delibera íntimamente. Considerando que su objeto de
cálculo, también es innegable que nosotros razonamos aun estudio es el discurso no demostrativo, el análisis de los
cuando no calculamos -por ejemplo en el momento de la razonamientos que no se limitan a inferencias formalmen-

9. Ibirl., póg. G2 (Dialectique), L. 1., pógs. 3-4. 11. Aristóteles, Rerólica, 1354 a l.
10. Cf. pum esto 1: ""·' prig. 227. 12. !bid., 1357 u 1-3.
EL IMPERIO H.ETÓJUCO Lú¡¡ tea, di ti léccica, 25
fi losofítllJ recó rica

l;
te correctas, a cálculos más o menos mecanizados, la teoría un fundamento sólido e indiscutible, de una intuición evi-
de la argumentación -concebida como una nueva retórica dente que garantice la verdad de lo que es percibido como .. -·

. o una nuevn dialéctica-, cubre todo el campo del discurso evidente: La evidencia así concebida, no es un estado ·sub-
que busca persuadir o convenc.er, l.'ztalL¡uiera sea el azuUto- jetivo que pueda variar de un momento a otro, de un indi- .. (
rio al cual se dirige JJ cualquiera sea la materia sobre la cual viduo al otro; su papel, en efecto, consiste en establecer un
·versa. Se podrá completar, si eso parece útil, el estudio de la puente entre lo que es percibido como evidente por el suje- ·~

argumentación, con metodologías especializadas, según el to que conoce y la verdad de la proposición evidente que :~
'
1
tipo de auditorio y el género de disciplina. Es así como se .
debe imponerse de 1a m1stna . l.\ .
n1anera a to d o ser d e razon ..J
{

podria elaborar una lógica jurídical3 y una lógica filosófica Una argutnentación jan1ás puede procurar la evidencia
·'
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{
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que no serían sino aplicaciones particulares de la nueva y no es posible argumentar contra lo que lo es. Quien pro-
retórica al derecho y a la filosofía; pone la evidencia está seguro de que ella se impondrá con
Subordinando la lógica filosófica a la nueva retórica, ton1o la misma evidencia a todos sus interlocutores. La argu-
partjdo en el debate secular que ha opuesto la filosofía a la mentación no puede intervenir más que si la evidencia
ret~rka, y esto desde el gran poema de Parménides. es discutida; es lo que ya notó Aristóteles, que reconoce ·
·:.Este y la gran tradición de-la..metaffsica
. - occidental' ilus- indispensable recurrir a los razonanüentos dialécticos
tra.q.a por los nombres de :· Plató~, Descartes y Kant, ha cuanclo los primeros principios de una ciencia, que nor-
op4~sto siempre la investigación de la verdad, objeto pro- Inalmcnte se in1ponen por sí mismos, se ponen en tela de
clo11,1at1o de la fl.losofía, a las técnicas de los retóricos y de juicio15 • Lo nlistno sucede cuando se discute una definí~
los .~ofistas, que se contentan con hacer admitir opiniones .
ClOll.
;

tan,~yariadas como engañosas. Parménides prefiere el cami~ Si es gracias a la intuición como normalmente uno
-.. no .d e la verdad al de la apariencia; Platón opone el saber a. aprehende las nociones simples y los primeros principios
.....
la opinión común; Descartes funda la ciencia sobre evi- de una ciencia teórica, Aristóteles reconoce que es en las
,, .
dencias irrefutables y considera casi falso todo lo que no es disciplinas prácticas tales como la ética y la política, en las
más que verosímil; por último, Kant se propone expulsar que las decisiones y las controversias son inevitables, don-
las opiniones de la filosofía elaborando su metafísica, que de el recurso a la argumentación se impone, trátese de una
es esencialmente una epistemología, inventario de todos deliberación íntima o de una discusión pública. Es por esto
los conocimientos que, "teniendo un fundamento a p1iori, por lo cual su Or;ganon comprende, al lado de los Analí-
deben ser aceptados por anticipado como absolutamente ticos, que estudian el razonamiento fonnal, los Tópicos,
necesarios". que examinan los razonamientos dialécticos que permiten
Para estar seguros de que las tesis propugnadas por los justificar la n1ejor opinión, la opinión razonable (eulogos).
filósofos no constituyen opiniones inciertas y falaces, sino
verdades indiscutibles, sería preciso que se beneficiaran de
---.~~~~~--~--------------~---------- 14. Cf. "Evidence et preuve", en Ch. PerelmnnJusticr t:r raison, op.
13. Cf. mi Lvgiquejuridique, París, Dulloz, 1976. [Traducida al cas- cit., págs. 140-154 y "De L'évidence en Métnphysique·", en Ch.
tellano como Lógica jurídica y la llltt:l'll recórica, Editorial Civitas, Perelmon, Lt• clur mp 'del'argumentatiort, op. cit.,págs. 235-248.
1979.] 15. Aristóteles, Tópicos, 101 a y b.
26 EL IMPERIO RETÓRICO Ldgim, dialéctica, 27
jilosoji'a JJ rerdrica

Todos los que creen poder despejar la verdad indepen- problemas de conocimiento, es decir, de verdad o probabi-
dientemente de la argumentación, sólo tienen desprecio lidad, o simplemente han sido considerados como irrele-
por la retórica que se ocupa de opiniones: en rigor, podría vantes para la razón.
servir para propagar verdades garantizadas en el orador Pero todos aquellos que creen en la existencia de deci-
por la intuición o la evidencia, pero no para establecerlas. siones razonables precedidas de una deliberación o de dis-
Pero si no se admite que las verdades filosóficas puedan es- cusiones donde las diferentes soluciones se confrontan las
tar fundadas sobre intuiciones evidentes, será preciso re- unas con las otras, no podrán prescindir -si desean adqui-
currir a técnicas argumentativas para hacerlas prevaler. La rir una clara conciencia de los métodos intelectuales utili-
nueva retórica se convierte entonces en un inshumento zados-, de una teoría de la argumentación, tal como la
indispensahle para la filosofía 16 • presenta la nueva retórica.
Aquel que, como Ricoeur, admite en filosofía verdades Por otra parte, ésta no se limitará al dominio práctico,
metafóricas que no pueden prevalerse de una evidencia sino que también estará en el corazón de los problemas
constrictiva puesto que ellas proponen una reestructura- teóricos para aquel que es consciente del papel que juega
ción de lo real, no puede negar normalmente la importan- en nuestras teorías la escogencia de definiciones, modelos
cia de las técnicas retóricas ·que tienden a hacer prevalecer y de analogías y, de una manera más general, la elabora-
tal metáfora sobre la otra 17: él no podría olvidarlas sino ción de un lenguaje adecuado, adaptado al campo de nues-
cuando admite la existencia de una intuición q11e impone tras im•cstigaciones. Es en este sentido como se podrá ligar
una sola visión de lo real y excluye, por lo mismo, todas las el papel de la argumentación a la razón práctica, papel que
demás 1'. será fundamental en todos los dominios en que uno vea en
La decadencia de la retórica a partir de finales del siglo acto la razón práctica, aun cuando se trate de la solución
xvt, se debe al ascenso del pensamiento burgués que ha ge- de problemas teóricos. Debo precisar este punto para evi-
neralizado el papel de la evidencia personal del protestan- tar todo malentendido referente al alcance de la argumen-
tismo, de la evidencia racional del cartesianismo o de la tación tal como yo la concibo 20 •
evidencia sensible del empirismo 1'.
El desprecio a la retórica, el olvido de la teoría de la ar-
gumentación han conducido a la negación de la razón
práctica. Los problemas de acción han sido reducidos a

16. Cf. Ch. Perelmnn, "Philosophie, rhétorique, lieux comrnuns"


Bulleriu de l~cadémie Roya le de Belgique. Cl11sse des lettres et de~
sciences morales etpulitiques, 1972, págs, 144-156.
17. Cf. Ch. Perelmnn, ¡¡Annlogie et mét11phore en science poésie et
philosophie", en Le champ dt• l'argumeuratirm, págs. 271~286.
18. Cf. P. Ricoeur, La méraplwrc vive, págs. 310~321.
20. Cf. con respecto a este punto R. Blanché, Le raiSD1liU'mem,
. 1~; Cf. Ch; Perelman ~ L. Olbrechts-Tyteca, "Logique et rhéto·
Pnris, P.U.F., 1973, prigs. 230~231, 11sí como M. Villey "Nouvelle
nque , en Rlzerorzque et p/ulosoplue, Presses Universitaires de France
1952, pág. 30. Véase también R. Barthos, op. cit., pág. 192. ' rhétorique et droit n11turel", Logiqllt' cr A11a/yse, No 73, 197G, págs.
4-!0.
... CAPÍTULO II
. ~-
..

La argun2e1ztación,
.!..

;
el orador y szt aztditorio

¿,Qué es lo que distingue a la argun1entación de una de-


mostración formalmente correcta?
En primer lugar, el hecho de que en una demostración
los signos utilizados deben estar desprovistos de toda
ambigüedad, contrario a lo que sucede en la argumenta-
ción que se desarrolla en una lengua natural, en la que la
-.......
ambigüedad no está excluida por anticipado. En segundo
·.:!.
.... . lugar, porque la demostración correcta es una demostra-
ción conforme a reglas que son explicitadas en los sistemas
.... , ·.,,., formalizados. También -y es en este punto en el que insis-
. . ..
.':
tiretnos- porque el status ele los axiomas, de los principios
....
·······: de los que se parte, es diferente en la demostración y en la
argumentación.
En una demostración matemática, los axiomas no están
en discusión; sea que los consideremos como evidentes,
como verdaderos, o como simples hipótesis, casi no nos
..
. ,¡.,.
. .
~- preocupamos de saber si son o no aceptados por d audito-
:r
.....

rio. Por otra parte, quien desee justificar la escogencia de
:t
axiomas deberá, como ya lo observó Aristóteles en sus Tó-
picos1, recurrir a la argu1nentación.
~· Como eljin ele una argumentación no es deducir las con-
..
:·.
. ~-
·~·
~.
secuencias de ciertas premisas sino producir o acrecentar la
.;t
:~ adhesión de un azulitorio a las tesis que se presentan a su,
. qsentirniento, ella no se desarrolla jamás en el vacío. La ar-
·gumentación presupone, en efecto, un contacto de'los espí-

l. Tópicos, 101 u-b.


30 EL IMPERIO RETÓRiCO La arrrumenraciUu, 31
el orador .Y su lllltliturio

ritus entre el orador y su auditorio; es preciso que un dis- ello que se está dispuesto a discutir ''on la parte adversa o
curso sea escuchado, que un libro sea leído: porque sin que no se le acepta como interlocutor. Antes de preguntar-
esto su acción será nula. Aun cuando se trate de una deli- se quién tiene razón en una controversia, es importante
beración íntima, cuando quien propone razones y el desti- saber si uno tiene en su mira arreglar el diferencio a través
natario de las mismas son una misma persona, el contacto de la negociación, es decir por el recurso a una argumenta-
de los espíritus es indispensable. De allí ciertos consejos ción, o por el recurso a la fuerza.
tales como "No escuches a tu mal genio", "No discutas Como la argumentación se propone influir sobre un
más el asunto". auditorio, modificar sus convicciones o sus disposiciones
Toda sociedad que reconoce la importancia de tales mediante un discurso que se le dirige y que busca ganar la
contactos, trata de organizarlos y puede aun hacerlos obli- adhesión de los espíritus, en lugar de imponer la voluntad
gatorios. La misa dominical permite el encuentro semanal por la coacción o por el adiestramiento, es ya una cualidad
del sacerdote con sus parroquianos; la enseñanza obligato- no despreciable la ele ser una persona a cuyas opiniones
ria garantiza al maestro la presencia de alumnos sometidos damos algún valor. De la misma manera, es importante
a su influencia; la convocatoria anual de las sesiones poder tomar la palabra en ciertas circunstancias, ser voce- \
l
parlamentarias, prevista por la Constitución, pone al go- ro de un grupo, de una institución, de un Estado y ser ese
bierno -en una fecha fija- delante de los elegidos de la cuchado.
nación; los procedimientos judiciales aseguran al deman- Hemos visto que toda argumentación presupone el con-.
dante el desarrollo normal del proceso, aun si la parte ad- tacto de los espíritus que pueden favorecer o impedir instic
versa es recalcitrante. tuciones sociales y políticas. Basta pensar· en el monopolio
El ritual, los programas de enseñanza, las tradiciones de los medios de comunicación que caracteriza a los Estados
parlamentarias y las reglas de procedimiento, fijan con ma- absolutistas y en todos los medios de garantizar o impedir
yor o menor precisión las materias que serían objeto de el contacto de los espíritus. La libertad de palabra y de
comunicaciones. El hecho de no seguirlas será considera- prensa son conquistas importantes de la democracia; pero,
do como ilegal o inconveniente, una insolencia, objeto de aun en una sociedad liberal, no todo el mundo puede, no
ridículo o de escándalo. importa en qué circunstancia, tomar la palabra y hacerse
Me acuerdo, aún después de treinta años, del efecto pe- escuchar. Incluso el partidario más declarado del diálogo
noso producido por un orador encargado de pronunciar no está dispuesto a comenzar una discusión con cualquie·
delante de una multitud el elogio fúnebre de un amigo di- ra sobre cualquier tema.
funto: abusó de la palabra para atacar a una parte de los Aristóteles ya lo había observado: no sólo -escribe él- no
asistentes. Hay igualmente abuso en el maestro al que se han se puede discutir con cualquiera, sino que es preciso evitar
confiado niños para ser educados conforme a los valores el debate sobre ciertos asuntos.
de una comunidad, cuando se aprovecha de esta situación
para propagar ideas y valores que suscitan el escándalo. Aquellos que, por ejemplo, se plantean la cuestión de sa-
El establecimiento o la ruptura de las relaciones diplo- ber si es preciso o no honrar a los dioses y amar a sus padres,
)
máticas constituyen un elemento previo, significando con

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.._...,_.. ...
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32 EL IM!!Eil!O RETÓRICO.
'· myltiJlt!lll aciti u,
LtL 33
t:l ormlm· JJ su autlito,.;o

tienen necesidad de una buenR corrección; y aquellos que se dad pr-:ctica, no debe enseñar sólo para instruir y agradar de
preguntan si la nieve es blanca o no, sólo tienen que mirar2. manera que se pueda mantener la atención, sino que debe lo-
grar también la adhesión del espíritu, de manera que pueda
Algunas cuestiones no merecen discusión; otras no ...
~

someterlo a la voluntad5 •
pueden ser discutidas, pues el hecho nrisino de ooner1as en i:.;
cuestión es o blasfemo o escandaloso. - '
El auditorio no estará persuadido verdaderamente -di-
Es así como un decreto ateniense había prohibido, bajo rá San Agustín- "sino cuando es tnovido por nuestras pro-
pena de muerte, introducir un proyecto de ley que modifi- mesas y atemorizado por nuestras amenazas; si re~!1az~ lo
cara la asignación de los fondos de reserva de la ciudacP. y que vos condenáis y abraza lo que vos recomendats, s1 se
Pascal, antes de darnos las razones para creer en la exis- lamenta delante de lo que presentáis como lamentable Y se
tencia de Dios y en la inmortalidad del ahna, consagró lar- regocija de lo que presentáis co1no regocijante, si se apiada
gos desarrollos para persuadirnos de la importancia del '
'·· delante de lo que presentáis como digno de piedad y se ale-
problema, que sería insensato despreciar·•. · .:.
ja de aquellos que le presentáis como hombres que se de-
~b.~~.rvemos, para este propósito, que la argumentación ·;.

ben temer y evitar''6 • . •


no tleilf: por \fin únicamente la adhesión puramente inte- Dirigiéndose a los fieles para que cesen sus guerras in-
lectual: ella busca muy a menudo, incitar a la acción, o, por testinas San Agustín no se contenta con sus aplausos: ha
lo 111eno.s, crear una disposición a la acción. Es esencial '
hablado para que ellos derramen lágrimas y test1momen
. .
que la rljsposición así creada sea lo suficientemente fuerte con esto que estaban dispuestos a cambiar de actitud.
para so"ºrepasar los eventuales obstáculos. Es lo que obser- Estos ejemplos, aún si desaprobamos la terntinologia de
~a, co~:,;plllcha finura, Sru1 Agustín en el capítulo 13 del San Agustín al hablar de "verdades prácticas", p~ueban
libro IV .Cie su .escrito Sobre la doctrina cristiana:
que cuando se trata de tesis presentadas en un dtscurs?
argumentativo, ellas pretenden a veces obtener. de lo.s ~~di­
Si las verdades enseñadas son tales que basta creerlas torios un efecto puramente intelectual, una dtspostcton a
0
conocerlas, dar su asentimiento no implica otra cosa que el
admitir la verdad de una tesis y a veces a producir una ac-
reconocimiento de su verdad. Pero si la verdad enseñada debe
ción inmediata o eventual. Quien argumenta no se dirige a
ser aplicada en la práctica y así es enseñada para esta prácti- lo que se considera facultades tales como la razón, las emo-
ca, no sirve de nada estar persuadido de la verdad de lo que se
ciones la voluntad; el orador se dirige al hombre completo,
ha dicho, no sirve de nada encontrar placer en la manera
pero, s~gún los casos, la argumentación buscará efectos di-
como ha sido dicho, si ella no se aprende con el fin de ser
ferentes y utilizará cada vez métodos apropiados, tanto
practicada. El sacerdote elocuente, cu~ndo presenta una ver-
para el objeto de un 'cliscurso, como para el tipo de audito-
rio sobre el cual se quiere actuar. Es así cotno un abogado
2. Aristóteles, Tópicos, lOSa. que alega en un asunto comercial o criminal, político o de
~· Ct: De~~stenes, ":remiere olynthienne", §19, en Haren ues et . . . . . .. . . . . . .. - ... . . .

Plazdogt•rs polmques, Pans, Belles Lettres, 1924, t. t. '9


918:· Pascal, "Pensées", 315, en L'Oem'rcde Pascul, Pléiade, págs. 912-
S. San Agustín, Patrologie latirw (:Migne), t. x..xx1v, Pnris, 1887.
6. Ibid., L. IV, cap. 12.
,


34 EL IMPERIO llTITÓRICO
Ltt tW[IIl/11eutacióu, 35
el uradorll !m mulituriu

derecho común, de derecho privado o de derecho interna-


cional público, y según el género de tribunal que se trata ría de la argumentación, es preciso concebirlo como el con-
~e convencer, no utilizará ni el mismo estilo ni el mismo junto de aquellos sobre los cuales el orador quiere influir con
trpo de a;gumentos. El único consejo de orden general que su argumentación. .
·Cuál es este conjunto? Es muy variable y puede 1r des-
~1
una teona de la argumentación puede dar en este caso es
el de exigir al orador que se adapte a su auditorio. ' de orador mismo, en el caso de la deliberación íntima,
¿Cuál es este auditorio alrededor del cual se centra la cuando se trata de tomar una decisión en una situación
argumentación? delicada, hasta la humanidad entera, por lo menos los
A veces la respuesta es evidente: el abogado que litiga miembros de ésta que son competentes y razonables,. y que
delan.te de un tribunal debe convencer a los jueces que ¡ yo califico de auditorio universal, pasando por una varie-
constituyen. Pero, ¿qué pasa con un hombre de Estado que
0 dad infinita de auditorios particulares.
¡..
pronuncia un discurso en el parlamento? ¿ Está constitui- Para algunos, a la vez los más individualistas y los más !;

do su auditorio por todos los que lo escuchan aun cuando racionalistas, la deliberación consigo mismo sería el méto-
su discurso es transmitido por la radio? ¿Qué pasa con do de un razonamiento sincero y honesto, donde uno no
aque~ q~e es entrevistado por un periodista: se dirige él trata de esconder nada, no se trata de engañar a nadie sino
0
este ul.tnno, a Ios lectores del periódico, a la opinión públi- triunfar sobre sus propias incertidumbres. Es así como
ca nacwnal o rnternacional que podrá conocer sus declara- para Pascal, "el consentimiento de sí a sí, y la voz cons-
ciones? Se ve irunediatamente que no hay que identificar tante de la razón"' es el mejor criterio de verdad. De la
el auditorio del orador con todos aquellos que están mate- misma manera, Descartes, en el prefacio de sus lYieditacio-
rialmente en estado de escucharlo y, a fortiori, con todos nes, anuncia al lector: "E>:pondré primero en estas Medita-
aquellos que tendrán alguna ocasión de leerlo. Por otra ciones los mismos pensamientos por medio de los cuales
parte, ~e p~ede concebir que el orador olvide una parte de yo me persuado de haber llegado a un conocimiento de la
su auditono, que s~ trata ya del policía que asiste al alega- verdad cierto y evidente, para ver si por las mismas razo-
to, o de algunos mrembros de la oposición en un discurso nes que me han persuadido, podré también persuadir a
que trata de consolidar una mayoría parlamentaria. otros"'. Para algunos autores, tales como Schopenhauer y
El auditorio no está constituido necesariamente por ] ohn Stuart Mili, mientras que la dialéctica sería la técnica
aquel!os que interpela expresamente el orador. En el Paria- de la controversia y la retórica la técnica del discurso
mento Británico el orador debe dirigirse al presidente de ]a público, la lógica se identificaría con las reglas aplicadas
~á~ara mientras que, efectivamente, su discurso puede di- para conducir su propio pensamiento'. Para Chaignet en
ng1~se a lo~ miembros de su partido, a la opinión pública su obra La rhétorique et son histoire, la distinción entre
nacmnal o Internacional. Vi en un café de la ciudad una persuadir y convencer consistiría esencialmente en que la
inscripción: "Perrito, no subas sobre el asiento". Pero esto
no implicaba que todos los perros admitidos en el café sa- 7. Pascal, Pmslcs, 249. Al respecto véase T ...4.., §9, "La délibération
bía~ le~r Y comprendían el español. Si se quiere definir al nvec soiwméme". . .
audrtono de una manera útil para el desarrollo de una teo- B. Descartes, Oelll'res plzilosophiqlfes, Ed. Alquié, Gunuer, t. 11, pag.
353.
9. Cf. T. A., póg. 53.
36 P.L IMPERIO RF.'l'ÓftiCO .
Lu argmiwz.tación, 37
dorador g su auditorio

P.ersuasión es obra de otro, nlientras que uno se convence nutlitorio ·pasivo a una participación activa en el debate.
Siempre por sí mismo 10•
Quien
.._,
vaticina ' sin preocuparse de las reacciones de quien
Esto sucedía antes del aporte del psicoanálisis, ·que nos lo escucha~ rápidamente es considerado co1no un ilumina-
h~ c-onvencido que uno se puede engañar a sí mismo y que do, poseído por demonios interiores, tuás que con1o un
las razones que se dan pueden ;~er sólo racionalizaciones. hombre razonable que trata de hacer compartir sus convic~
Lu.ide~ se encuentra en gennen ya en Schopenhauer, para ciones. No sin razón la técnica socrática de preguntas y
quien ''el intelecto" camufla los verdaderos motivos de respuestas, se presentará en este caso como adaptada a la
nuestros actos, que son completamente irracionales u. argumentación delante de uno solo o de un pequeño nú-
. , El auditorio constituido por el interlocutor único del mero, mientras que la de los discursos largos se impone
ili,nl~go~ parece presentar una ventaja hu1egable, sobre el · delante de un auditorio numeroso. Pero no hay que trans-
auditono . constituido por una multitud reunida en una fonnar en una diferencia de naturaleza la diferencia de
plaza pública, porque la idea que uno se forma de él en técnica argumentativa, impuesta esencialmente por las cir-
_cuanto a sus convicciones y actitudes, puede ser puesta a . cunstanéias y que no se refiere sino a la adhesión, más o
pru~~a gracias a ]a técnica de preguntas y respuestas. Poco menos segura y e::\.'plícita, a los argumentos desarrollados.
a po_~_o Y a medida que el diálogo o la controversia se de- Adenuis, cuando se trata de un discurso sobre un tema
s.arrq_~!a, el orador c.;onoce mejor a su interlocutor, pues él
..
>
-- especializado, dirigido a un auditorio de especialistas -sean
~~n~_}odo el derecho de suponer que éste no trata de · ellos físicos, historiadores o juristas-, la técnica de pregun-
tndusn-Io en el erTor. El fin del intercambio de las ideas es tas y respuestas no es pertinente, pues en cada disciplina
el de,.A ar a los participantes 1.111 mejor conocimiento de los hay un conjunto de tesis y de métodos que cada especialis-
u '• .
r:o~:~.P~~ los otros. El acu~rdo manifestado en este caso ga- ta debe adnlitir y que sólo en casos excepcionales se some-
nozara un desarrollo mas apretado de la ·argumentación: ten a discusión; .no se les puede discutir arbitrariamente ~in
t. la. razón por la cual Zenón comparaba la dialéctica , -
es manifestar incompetencia, pues esto iría contra la estabili-
ec~1~a del diálogo, con un puño cerrado, mientras que la dad de las creencias . cientí:ficas 13• lviientras más centrales ·
retonca le parecía semejante a una mano abierta 12• sean éstas en una disciplina dada, n1ás grave es su abandono
~sta distinción, que no carece de pertinencia, está liga- que conduce a una revolución científica 1·l y los partidarios
da Indudablemente al mejor conocimiento del interlocutor de la clisciplina serán más recalcitrantes, no se doblegarán
del diálogo, por lo menos con relación al objeto de debate a las razones de un pensador revolucionario sino después
.. - pu:~ sería_ridículo para el orador, desarrollar su argumen~
li:tC, ,.,__ ' de un debate que a veces se prolonga durante toda una ge-
. ...u SID preocuparse de las reacciones de su único inter- .'
nerac1on.
locutor que necesariamente deberá pasar del p2pel de Es así como delante de un auditorio universal especiali-

-
lO.Paris, 1888,pág. 93.
· 13. Cf. :NL Polanyi, Pt~rsomzl K11owledge, London, Routiedge and
11. Cf T. A., pág. 55.
2
.i
Cf · Cf. ~~i~tili::mo, De l'Justitutio11 oracoire, vol. 1, L. u, cap. xx, §7.
· · A. §B, Largumentntion devant un seul uuditeur".
Kegan Paul, 1958, págs. 292-294.
14. Cf. Th. Kuhn, La estntcmm de las n·••oluciones cicutíficas, Méxi-
co, F. C. E., 1971.

'• '
38 La arnumeutaciál!, 39
EL IMPERIO RETÓRICO
el orador .IJ su mulitorio

zado, algunas tesis y métodos son reconocidos por todos rece la necesidad del diálogo, que deberá darse sobre todos
hasta nueva orden y es superfluo asegurarse explícitamen- Jos puntos controvertidos. Es por esto que la dialéctica o la
te el acuerdo por parte del auditorio. Al contrario, en la técnica de la controversia es tan central en la argumenta-
ausencia de un cuerpo de verdades o tesis reconocidas es ción filosófica, como testimonian los diálogos socráticos y
cuando el recurso a ]a dialéctica de preguntas y de respues- los de los filósofos que se han inspirado en estos modelos.
tas puede aparecer indispensable. La distinción entre los discursos que se dirigen a algu-
Mientras que el especialista, dirigiéndose a una socie- nos y los que serían válidos para todos, permite hacer com-
dad sabia y el sacerdote predicando en una iglesia, saben prender mejor lo que opone el discurso persuasivo al que
sobre qué tesis pueden fundar su exposición, el filósofo se pretende ser .convincente. En lugar de considerar que la
encuentra en una situación infinitamente más difícil, pues persuasión se dirige a la imaginación, al sentimiento, en
su discurso se dirige en principio, a todo el mundo, al au- resumen al autómata, mientras que el discurso convincen-
ditorio universal, compuesto por todos aquellos que están te hace un llamado a la razón 15 , en lugar de oponer uno a
otro como lo subjetivo a lo objetivo'", se los puede caracte-
dispuestos a entenderlo y que son capaces de seguir su ar- '
rizar de una manera más técnica y también más exacta, di-
.
gumentación. El filósofo no dispone cÓmo el sabio o el sa-
cerdote de un conjunto de tesis filosóficas admitidas por ciendo que el discurso dirigido a un auditorio particular
todos los miembros de su auditorio. Es la razón por la cual busca persuadir, mientras que el dirigido al auditorio uni-
estará tratando de buscar hechos, verdades y valores uni- versal busca convencer.
versales que, aún si las tesis invocadas no son objeto de Como la distinción así establecida no depende del nú-
adhesión explícita por todos los miembros del auditorio mero de personas que escuchan a un orador, sino de las
universal -cosa imposible de obtener-, sin embargo, en intenciones de este último (¿quiere él obtener la adhesión
principio, deben imponerse a todo ser de razón suficiente- de algunos o de todo ser de razón?), puede suceder que el
mente ilustrado. Para esto el filósofo apelará al sentido co- orador considere a aquellos a quienes se dirige, aun si se
mún o a la opinión común, a la intuición o a la evidencia trata de una deliberación íntima, como encarnación del
' auditorio universal 17 • Un discurso convincente es aquel
presumiendo que cada miembro del auditorio universal
hace parte de esta comunidad a la cual el orador hace alusión cuyas premisas y argumentos son universalizables, es de-
Y que tiene las mismas intuiciones y comparte las mismas cir, aceptables, en principio, por todos los miembros del
evidencias. No será suficiente manifestar su desacuerdo auditorio universal. Se ve inmediatamente cómo, en esta
con una simple negación, pues si el discurso del filósofo perspectiva, la originalidad misma de la filosofía, asociada
parece aceptable y convincente a la generalidad, debe ser tradicionalmente con las nociones de verdad y de razón,
el recalcitrante quien debe probar que él no es un "insen- será mejor comprendida por su relación con el auditorio
sato" que se opone a la opinión común, sino que tiene bue-·
nas razones para sostener su posición o, por lo menos, su
escepticismo. Así, aun si en este caso no se trata de un dis- 15. Cf. Pascal, Pensét•s, 470, pág. 61.
curso dirigido a uno solo o a un pequeño número, sino de 1({ Kant, Cririqlll' de fa raiso/l pure, trad. Tremesaygues et Pacaud,
París, 1927, págs. 634-635.
un llamado a la razón, es decir, al auditorio universal, apa- 17. Cf. T. A., §G a §9.
40 EL L.MPERIO RETÓRICO
La ttrgttmt'1ztació11, 41
el uratltw y su awliwrio

universal y la manera como éste es concebido por el Se trataba los discursos a 1~ manera de los espedáculos de
filósofo.
teatro o delas justas atléticas, cuyo fin parecía ser el realce de
. Arist~teles, que centra su Retórica! pero no los Tópicos, los participantes. Su carácter particular había hecho abando-
sobre la Idea de auditorio, pues es según el carácter del au- nar su estudio a los gramáticos por lm> retóricos romanos,
ditorio como examina las pasiones ;?las emociones que el que ejercitaban a sus alumnos en los otros dm; géneros, con::;i-
orador puede suscitar con su discurso 18, distinguió tres derados como relevantes para la elocuencia práctica. El dis-
géneros oratorios según ·las funciones que en cada caso curso epidictico presentaba pnra los teóricos una fonna
incumben a los auditores. Inspirándose en · la práctica degenerada de elocuencia que no buscaba sino agradar para i ,.
i
ateniense, distingue estos géneros según el papel reservado· realzar, on1ando, hechos ciertos o, por lo menos, indiscuti- 1
!'

al a~ditor: "Ahora bien, es preciso necesariamente que el dos ... Por eso el género epidíctico parecía competer más a la l
auditor sea o espectador o juez, y que el juez se pronuncie literatura que a la argumentación21 • '~
l

¡
•• •

sobre el pasado o sobre el porvenir. Quien se pronuncia ¡• '·


¡
1
.. sobre el porvenir es, por ejemplo, el miembro .de la asam- f
¡ '

:. Ahora bien, para nosqtros ei género epidictico es cen- . : l

bl~~; quien se pronuncia·sobre el pasado, el juez; quien se


l,-~
....
;.
tral, pues su papel es intensificar la adhesión a valores, sin
pronuncia so?re el talento del orador, ·es espectador. Hay '
' los cuales el discurso que pretende llegar a la acción no po- 1 1
¡ .....
:.
p~e~, necesanamente, tres géneros rle discurso en retórica:
i
1
dría encontrar un punto de apoyo para conmover y mover i ...
el .q~liberativo, el judicial, el epidícticú ':I!J. a sus auditores. Sucede con iiecuencia que una ceremonia
l 1
'! ·.'

. Én el género deliberativo el orador aconseja o desacon-


sej~.Y su opinión concluye en lo que parece más útil· en el
funeral, convocada para llorar a la víctima de un asesinato L.
1! ' .
político, degenera en revuelta exigiendo el castigo de los
géntro judicial acusa o defiende para decidir lo justo; en el . culpables. El análisis del célebre discurso de Antonio en el .¡i \ ' ...
~ ¡

gén_e ro epidíctico alaba o critica y su discurso tiene que ver i'


julio César de Shakespeare (acto u, escena 11), muestra cla-
con lo bello y lo feo2o.
ramente cuán artificial es esta distinción de géneros, pues
L,
Si para describir el género deliberativo, Aristóteles se el orador que busca en el discurso epidíctico 1 tal cotno en el
inspiró en las asambleas políticas, y en los tribunales para elogio fúnebre) crear una comunión alrededor de ciertos
caracterizar el género judicial, son los cliscursos oratorios valores, puede aprovecharse de la en1oción suscitada para
que. s.e realizaban ~uran~e los juegos olímpicos los que le excitar a la acción y a la revuelta a aquellos que antes del ! ...
!
sugrr1eron las part1culandades del género epidíctico. En discurso sólo habían pensado en comulgar alrededor de los
1
' ..
1

efe~to, durante tales juegos los auditores se comportaban despojos del difunto.
'."' \
1 ..

'
c?:no espectadores y si, eventualmente, tenían alguna mi- El discurso epidictico tiene que ver con el género edu-
ston que cumplir era únicamente la de designar el vence- cativo, pues pretende menos que suscitar una acción
dor, aquel cuyo discurso merecía llevarse la palma. inmediata crear una disposición a la acción, esperando el
momento apropiado; no se comprende ni la naturaleza ni
la importancia de él si se le asigna como firt la ·gloria del ·
18. Retórica 11, 1389 a 1391.
19. !bid., 1, 1358b 2-7.
20. !bid., 1358b-28. T.•.
21. T. A ., págs 63 n 64.
' ......
·t
~
42 EL IMPERIO RETÓRICO

orador. Ésta puede, efectiv;¡mente, resultar de tal discurso; CAPÍTULO III


pero no hay que confundir la consecuencia de un discurso
Y su fin; éste buscar reforzar una comunión alrededor de
ciertos valores que se tratan de hacer prevalecer y q~e de- Las prenzisas de la argumentación
berán orientar la acción en el porvenir. Es así como toda la
filosofía práctica tiene que ver con el género epidíctico.

El orador, si quiere obrar eficazmente con su discurso,


debe adaptarse a su auditorio.
¿En qué consiste esta adaptación, que es una exigencia
específica de la argumentación? Esencialmente en que el
orador no puede escoger como punto de partida de su razo-
namiento sino tesis admitidas por aquellos a quienes se di- :; ,
~ ~
En efecto, el fin de la argumentación no es como el de la e
demostración, probar la verdad de la conclusión partiendo
de la verdad de las premisas, sino transferir a las cuuclu-
siones la adhesión concedida a las premisas. Si no quiere
correr el riesgo de fracasar en su misión, el orador no debe- ce.
rá partir nunca sino de premisas que gocen del beneficio
de una adhesión suficiente; si ésta no fuese suficiente, la
primera preocupación de quien quiere persuadir, deberá
ser la de reforzarla por todos los medios de que dispone,
pues la transferencia de la adhesión no se realiza sino esta-
bleciendo una solidaridad entre las premisas y las tesis que
uno se esfuerza por hacer admitir. Puede suceder que la
conclusión sea muy opuesta a las convicciones del auditor;
en este caso éste prefiere renunciar a una de las premisas
y todo el esfuerzo del orador permanece sin efecto. Esta
consecuencia es análoga al razonamiento por el absurdo
que, llegando a una conclusión falsa, nos obliga a rechazar
como falsa una de las premisas. En la argumentación, se
trata igualmente del rechazo, pero del rechazo de una de
~
...
--~
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~ \.:;
: ·.~

.'
(.

44 EL IMPERIO RETÓRICO Las premi.ms 45


de la tl1lJIL111t'Jltncióu
·;

'

las premisas no porque la conclusión que se saque se& fal- Notemos en relación con este·punto que Benthan1, se-
sa, sino porque es inaceptable. . guido por Schopenhauer, cali.fi'ca de "petición de principio
Quien en su argumentación no se preocupa de la adhe- l.
escondida en una sola palabra" el recurso, para describir
sión del auditorio a las premisas de su discurso, con1ete 1a '
;
un fenó1neno, a calificativos que lo valorizan o lo .desvalo-
falta más grave: la petición de principio; ésta, considerada rizan. Es así que lo que un observador neutro considera
tradicionalmente como un error lógico no es un error de ...
'
como "fenómeno de culto", será calificado de "expresión
demostración, pués ella no se refiere a la verdad o a la fal- ;

' de piedad" por aquel al que le es favorable y de "supersti-


sedad de las proposiciones que constituyen el razonamien- ción" por aquel que lo combate2•
to. La afirmación: •~si p, entonces. p",. que dice que una El error de Bentham y de Schopenhauer consiste en ver ...
~

proposición se implica a sí misma, es no solamente verda- en la apreciación favorable o desfavorable un sofisma, una
dera sino que es una ley lógica fundamental, es el principio ,.
'.
' petición de principio, como si toda tmna de posición fuera
;: .
de identidad. Pero desde que se pasa al punto de vista en sí criticable: de hecho no hay petición de principio sino
argumentativo todo cambia, pues aquí se trata de obtener ...
r
,
en la n1edida en que esta toma de posición, presuntamente
argum~?:t.tando a favor de ella, la adhesión a la tesis p; por ~.
'· compartida por el auditorio, es controvertida por él. Esta
''
consiguJ_~nte no puede presentarse desde el comienzo ' precisión permite poner en evidencia la relatividad de la
como upa tesis ya aceptada por los auditores. ' petición de principio, que involucra, como toda argumen-
\

He ~ú¡uí un ejen1plo característico de petición de princi- ::


tación, la adhesión del auditorio.
pio, tomado ele un cli::;curso de Antifón sobre el asesinato Adaptarse al auditorio es, ante todo, escoger como pre-
de Her?,:~es: ''Sabed bien que yo merezco vuestra piedad misas de la argumentación tesis adnlitidas por éste último.
mucho Jpás que un castigo, porque el castigo es para los ri.· Entre. los objetos de acuerdo, donde el orador escogerá
culpables y la piedad para aquellos que son objeto de una el punto de partida de su discurso, hay que distinguir
acusación injusta" 1• aquellos que se refieren a lo real, a saber: los hechos, las
La conclusión dada al principio se impondria si la pre- verdades y las presunciones¡ y aquellos que se refieren a lo
misa menor supuesta "yo soy inocente", fuese admitida. preferible, a saber: los valores, las jerarquías y los lugares
En este caso el proceso estaría juzgado y el acusado estaría con1unes de lo preferible.
libre; el hecho mismo que el proceso se desarrolle y que la Mientras que el lenguaje y el sentido común designan
sentencia no haya sido dada, nos prueba con toda eviden- por hechos y verdades elementos objetivos que se imponen
cia que se trata de una petición de principio. a todos, el análisis comprendido desde un punto de vista
Se ve en este ejemplo qu~ hay que distinguir la verdad argumentativo no nos permite olvidar, so pena de petición
de una tesis y la adhesión a ella; y aún si la tesis fuera ver- de principio, la actitud del auditorio con relación a ellos.
dadera, suponerla admitida, · mientras es controvertida Si nosotros acordamos el status de hechos o de verdad a
constituye una petición de principio característica. '
un elemento objetivo, que según las palabras ele H. Poin-
caré, "es común a varios seres pensantes y podría ser co~
. l. Cf. O._ N avarre, Essa i sur la rhüorique gn:cque al'a nt Aristote, Pa-
ns, l!:JOO, pag. 141, n.l, citnda en T A., prig. 152. 2. Cf. T. A., pág. 153.
46 EL IMPERIO RETÓRICO Las premi.ms 47
dt•la tLT.IJillllt:lllllcirín

mún a todos"", es decir, que presuntamente es admitido seguros, de preferencia semejante a un haz de hechos o
por el auditorio universal, podremos partir de hechos y verdades que no estamos dispuestos a abandonar. Esta
verdades como datos estables, sin que sea necesario re- contrastación a veces puede limitarse al cuestionami·mto
forzar la adhesión del auditorio con relación a ellos. "La del resultado de una experiencia elaborada con muy pocas
adhesión a un hecho, no será para el individuo sino una precauciones, pero a veces puede desembocar en una revo-
reacción subjetiva a alguna cosa que se impone a todos"'. lución intelectual de naturaleza científica, filosófica o reli-
Pero desde el momento en que un hecho o una verdad giosa'.
son controvertidos por el auditorio, el orador ya no puede Al lado de los hechos y verdades, a veces partimos de
prevalerse de ellos, a menos que muestre que el oponente presunciones que, aunque no se presentan seguras como
se engaña o, por lo menos que no debe tener en cuenta su aquéllos, sin embargo, suministran bases suficientes para
opinión, es decir, lo descalifica quitándole la calidad de in- forjar una convicción razonable. Las presunciones se aso-
terlocutor competente y razonable. cian frecuentemente con lo que se produce normalmente y
Vemos así que este status de hecho o de verdad no está con lo que es razonable tomar como punto de partida.
asegurado indefinidamente, a menos que se admita la exis- Si estas presunciones, ligadas a la experiencia común,
tencia de una autoridad infalible, de una divinidad cuyas al sentido común, permiten orientarse en la vida, ellas
afirmaciones y revelaciones son indiscutibles, que garanti- [ pueden sin embargo ser contradichas por los hechos, pues
zaría los hecl1os y las verdades; pero a falta de tal garantía lo inesperado no debe excluirse.
absoluta, de una evidencia, de una necesidad que se im- 1 He aquí algunas presunciones de orden general: "la pre-
¡
pondría a todo ser de razón, los hechos y las verdades que ¡ sunción de que la calidad de un acto manifiesta la calidad
son admitidos como tales por la opinión común o por la de la persona que lo realiza; la presunción de la credulidad
opinión de los especialistas, podrán ser cuestionados. Ob- natural, que hace que nuestro primer movimiento sea el de
servemos, sin embargo, que si el acuerdo en relación con acoger como verdadero lo que se nos dice; la presunción de
ellos es suficientemente general, nadie puede descartarlos interés, según la cual concluimos que todo enunciado que
sin caer en el ridículo, a menos que dé razones capaces de
justificar su escepticismo a este respecto. Una duda gene-
1 se nos comunica presumiblemente nos interesa; la presun-
ción referente al carácter sensato de toda acción huma-
ralizada, tal como la preconizada por Descartes, no servi- na"7.
ría de nada para descalificar un hecho particular, pues no Las presunciones se fundan sobre la idea de que es lo
sería considerada como una duda razonable. Sobre este
punto L. Wittgenstein ha hecho reflexiones pertinentes'.
¿Cómo descalificar un hecho o una verdad? La manera
¡ normal lo que se produce; pero la noción de normal, sien-
do susceptible de interpretaciones variadas, puede condu-
cir a una discusión para saber si la presunción es aplicable
más eficaz de impugnarlos es mostrar su incompatibilidad en una determinada situación, dados los hechos de la cau-
con otros hechos y otras verdades que se presentan más sa. Se trataría ya, en este caso, de una tentativa por inver-

3. H. Poincare, La 1•aleur de la scit'1lce, Géneve, 1946, prig. 65.


1 6. Cf. K. Polanyi, Perso11al Iüwwlt·dge, 3a. parte: "The justification
4. T. A., pág. 90. .
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¡
of personal Knowledge".
5. C[ L. 'Wittgenstein, Sobre la cerreza, Gedisa, Barcelona. 7. Cf. T. A., pág. 94.

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48 EL 1MPER10 RETÓRICO Lm,· 11r!:m isas 49
tle la tl11Jltlllt:1Wtcióu

(
tir una presunción que favorece la tesis del adversario. Es '·~ ·
justo, bello, verdadero o real es valorizado, lo que es cali- .
éste el efecto más inmediato de una presunción: ella im- fi.cado de malo, injusto, feo, falso o aparente es desvalori-
pone la carga de la prueba a quien quiere oponerse a su zado.
aplicación. Observemos en relación con esto, la ambigüedad de la
La carga de la prueba -noción esencial en el procedi- expresión "realidad" o "real". Lo real en tanto que objeto
miento jurídico-, nos retuite al derecho, donde se distin- de una investigación científica no adnlite grados. Todas las
guen varias especies de presunciones: las presmzciones del realidades están en el mismo plano y, en tanto que elen1en-
hombre, pueden ser tanto el punto de partida como de lle- tos de un nlismo universo, son todas compatibles unas con
gada de un razonmniento; al contrario, las presunciones le- otras. Al contrario, la ontología o estudio filosófico de lo
gales establecidas por la ley o la jurisprudencia, sea que real no duda en establecer grados en el seno mismo de lo
admitan una prueba contraria (presuncionesjuris tantwn) real y en jerarquizar aspectos, mezclando juicios de valor
o que sean irrecusables (presunciones juris et dejure), su- con la descripción de lo dado.
ministran excelentes ejemplos de tesis sobre las cuales se Los juicios de valor en la medida en que son controver-
pued~. fundar un razonamiento jurídico, pues en todos los tidos, han sido considerados por los filósofos positivistas
caso~:);llas dispensan de toda p1ueba a aquellos que gozan como desprovistos de toda objetividad, contrariamente a
de la._presunció.n 8 • los juicios de realidad sobre los cuales, gracias a la expe~
AJ.os juicios que presumible1nente expresan lo real co- riencia y a la verificación, el acuerdo de todos sería posible.
nocicl_o o presumido, se pueden oponer aquellos que expre- Al contrario, los juicios de valor no servirán de centro de
san q.:i:Ia preferencia (los valores y las jerarquías) o indican unificación sino de grupos particulares; por esta razón, di-
lo qu~;·es preferible (los lugares ele lo preferible). fícilmente se podrá argüir, sin petición de principio, sobre
Para retomar una definición de Louis Lavelle, se puede la objetividad ele los valores. ·
decir que la palabra valor se apHca en todas partes donde · Pero , (1•existen valores universales admitidos por todos,
hay "una ruptura de la indiferencia o de la igualdad entre tales como: lo l'ercladero, el bien, lo bt'llo, lo justo? ¿En este
las cosas, en todas partes donde una de ellas debe ser pu.e s- caso no habría una contradicción con lo anteriormente di-
ta antes que otra, o por encima de otra; en todas partes cho, puesto que estos valores son objeto de un acuerdo del
donde es juzgada- superior y merece que sea preferida" 9 • auditorio universal?
Esta definición del valor vale sobre todo para las je- . De hecho, estos valores son objeto de un acuerdo uni-
rarquías, donde los elementos jerarquizados se indican ex- versal en la medida en que permanecen indeterminados;
presa.üWI:!te. A menudo, los valores positivos o negativos :- ~ desde el momento en que uno trata de precisarlos, aplicán-
marcan una actitud favorable o desfavorable con relación a dolos a una situación, o a una acción concreta, los desa-
lo que ellos aprecian o desprecian sin compararlos con cuerdos y las oposiciones de grupos particulares no tardan
otros objetos: lo que se calificará con los términos bueno, en manifestarse.
Para E. Dupréel, los valores universales no son sino ins-
8. Cf. Lt:s présumpcio11s ce les fictimzs en droit, estudios publicados trwnentos de persuasión, "una ~specie de útiles espiritu~les
por Ch. Perelman, Bruxelles, Bruylant, 1974, prlgs. 340-341. totalmente separables de la materia que permiten modelar,
9. L. Lavelle, Traité de Valwrs, Paris, P.U.F., 1951, t. 1, púg. 13.
50 EL IMPERIO RETÓRICO Las premisas 51
de la argumcumdlin

anteriores al momento de servirse de ellos y que permane- el honor. Al contrario, el racionalismo y el clasicismo ad-
cen intactos después de que han sido utilizados, disponi- hieren a virtudes abstractas, a reglas válidas para todos y
bles como antes para otras ocasiones" 10 • en toda circunstancia, tales como la justicia, la veracidad,
Los valores universales juegan un papel importante en el amor a la humanidad, el imperativo categórico de Kant
la argumentación, pues ellos permitirán presentar los valo- donde lo moral se define por lo universalizable, el princi-
res particulares, aqueiios sobre los cuales se establece el pio del utilitarismo de Bentham, que define el bien por lo
acuerdo de grupos particulares, como un aspecto más de- que es más útil para el mayor número.
terminado de los valores universales. Esta inserción de los En la argumentación, no podemos prescindir ni de va-
valores particulares en un cuadro que los supera, testimo- lores abstractos, ni de valores concretos, pero según el
nia que se desea trascender los acuerdos particulares, que caso, subordinamos los unos a los otros. Es así como para
se reconoce la importancia de la universalización de valo- Aristóteles el amor a la verdad, valor abstracto, es superior
res y del valor que se le atribuye al acuerdo del auditorio a la amistad debida a Platón, valor concreto. Para Erasmo,
universal. una paz injusta, valor concreto, es preferible a la justicia,:
El análisis de la argumentación sobre los valores debe valor abstracto.
subrayar la importancia de una distinción, a menudo muy Los razonamientos relativos a Dios manifiestan este ::e
olvidada, enh·e los valores abstractos tales como la belleza vaivén de perspectivas. Todos los valores derivan del valor ·...
y la justicia, y los valores concretos, tales como Francia o Dios, supremo valor concreto, o ¿Dios es el Ser perfecto, ·::
la Iglesia. porque es la encarnación de lo verdadero, del bien y de lo .:·
El .valor concreto es el que se da a un ser particular, a justo'? ¿Es preciso, tomando a Dios como modelo, decidir,:·¡o
un objeto, a un grupo, o a una institución concebidos en su que una conducta es sabia y justa porque es divina, o al ·
unicidad. Subrayar la unicidad de un ser es por este mismo contrario, en la medida en que un comportamiento es va-
hecho valorizarlo. Todo lo que es fungible, intercambiable, lorizado, atribuirle a Dios que no puede obrar mal? Es así
es por este mismo movimiento desvalorizado. "Los escrito- como Descartes no duda en afirmar que: "para conocer la
res románticos, al revelarnos el carácter único de ciertos naturaleza de Dios, tanto como la mía la permite, sólo ten-
seres, de ciertos grupos, de ciertos momentos históricos go que considerar, de todas las cosas de las que tengo una
han provocado incluso en el pensamiento filosófico una re-' idea, si es o no una perfección poseerlas y estaba seguro
acción contra el racionalismo abstracto, reacción que se que ninguna de aquellas que marcaban alguna imperfec-
acentúa por el lugar eminente acordado a la persona hu- ción se encuentran en él, pero que todas· las demás en él se
mana, valor concreto· por excelencia" 11 • encuentran" 12 •
Algunos comportamientos, algunas virtudes, no pue- Los razonamientos fundados sobre valores concretos
den definirse y comprenderse, sino con relación a valores parecen característicos de sociedades conservadoras. Al
concretos, tales como la fidelidad, la lealtad, la solidaridad, contrario, los valores que sirven más fácilmente a la críti-
ca, estarían ligados a la justificación del cambio, al espíritu
revolucionario.
10. E. Dupréel, Sacialogic Géuéra/e, París, P.U.F., 1948, págs. 181-182.
11. T. A., pág. 103. 12. René Descilrtes, Discours de la mérhodt•, 4n. parte, in fine.
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52 EL IMPERIO RETÓRICO Las ¡;remisas 53


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ti e la a r¡]lt 111 e•1lrtt ció11

. Al lado
,
de los valores, la argumentación se apoya sobre Podemos distinguir en este punto, lo que los antiguos y, es-
jerarqu1as tanto concretas como abstractas, homogéneas o pecialmente Aristóteles, calificaban de lugares comunes y .
heterogéneas. de lugares específicos (topoi) 14•
Ivfuchos razonamientos parten de la idea de que los Sin e1nbargo, para el estudio de los lugares nos limitare-
hombres son superiores a los animales, y los dioses a los ~... ntos a los lugares de lo preferible que Aristóteles examina
~ .

hombres. Para Scheler, los valores pueden jerarquizarse, '


f. entre los lugares del accidente 15 • Los lugares comunes son
según sus soportes: los valores relativos a las personas son (
:r. afirmaciones muy generales referentes a lo que presumi-
superiores a los relativos a las cosasl3 • ·f.
í blemente vale más en algún dominio, mientras que los
Aliado de las jerarquías concretas, corr1o los ejemplos lugares específicos se refieren a lo que es preferible en do- . :: (
que acabo de dar, otras se refieren a valores abstractos J minios particulares. '
..

como por ejetnplo: la superioridad de lo justo sobre lo útil. Cuando se dice: que lo que aprovecha al mayor número,
Un principio abstracto, tal como la superioridad de la cau- lo que es más durable y útil en las situaciones más variadas
'
..
sa sobre el efecto, puede establecer una jerarquía entre un .
es preferible a lo que no aprovecha s1no a un pequeno nu-
- .
gra~.}lÚmero de realidades concretas. La superiorjdud de mero, es n1ás frágil o no sirve sino en situaciones particu-
lo uno sobre lo tnú1tiple subtiende toda la ontología de lares, se enuncia un lugar de la cantidad. Se enundará un
Plot:i?,o. lvlientras que las jerarquías heterogéncns ponen lugar de la cualidad si se da como razón de preferir alguna
en r~lación valores diferentes ("el respeto de la verdad es cosa, el hecho de que es ünica, rara, irremplazable, que es
supe~ior a la amistnd de Platón"), las jerarquías h01nogé- una ocasión que no se producirá más: carpe dit.·1n. Es un
nea? ·; ~on aquellas que se basan sobre la cantidad: tendrá lugar que favorece la elite más que la masa, lo excepcional
pref~f.encia la cantidad más grande de un valor positivo y, más que lo normal, que aprecia lo que es difícil, lo que hay .
simétr"icamente, una cantidad más pequeña de un valor que hacer en el ntomento preciso, la urgencia. Los lugares
1

negativo (un dolor más débil, debe ser prefe1ido cuando se de la cantidad caracterizan el espíritu clásico, los de la cua-
t·i( ' ¡'

le compara con un dolor o un mal más grandes). lidad el espíritu románticol{j.


h
..

Mientras que lo que se opone a lo real y a lo verdadero,
n:¡· i·.···
Al lado de los lugares de 1a cantidad y de la cualidad, '! j ..
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no puede ser sino apariencia, ilusión o error, el conflicto que son los más usuales, encontramos en nuestra cultura H ..
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de valores no conlleva necesariamente a la descalificación el recurso a los lugares del orden (la superioridad de loan-
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del valor sacrificado. Al contrario, es porque uno quiere lo terior sobre lo posterior, de la causa sobre la consecuen-
1; 1
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que sacrifica, por lo que el sacrificio es doloroso; un menor. cia), lugares de lo existente (que afirmán la superioridad
: ¡;
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valor s1empre pc.t.u.....c i:~ ~? un valor, a pesar de todo. · de lo que es sobre lo que es·simplemente posible), lugares
Por último, yendo hasta lo que ilay dt: más general, se de la esencia, que conceden una superioridad a los indivi-
llega al dominio de los valores, a los lugares de lo preferi- duos que representan mejor la esencia del género, lugares
ble, que juegan un papel análogo al de las presunciones.
14. Aristóteles, Rt'rólica, 135Ba, 12-24.
15. Aristóteles, Retórica, 1362a-1365b, Tópicos, 116a-119a.
. . 13. Cf. Max Scheler, Le fonnulisme en éclzique, trad. de !vL Gan- 16. Cf. nuestro ensayo "Classidsme et romantisme duns l'orgu-
ddlac, París, Gallimnrd, 1955, pág. 121. . rnentntion" en Le clwmp de l'argttmmtation, púgs. 397-40ü.
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54 EL TMPER!O RETÓRICO

La.s p1'C11lÚ;a:; 55
rlc la argumcnwciti11

de la persona, que implican la superioridad de lo que está


ligado a la dignidad y a la autonomía de la persona. la misma manera el sacerdote predicando en el seno de la
llnstremos el lugar de la esencia con dos ejemplos. Se iglesia, puede admifu que los fieles reconocerán la autori-
conocen estos versos de Marot a Francisco 1: dad de las Sagradas Escrituras.
En un diálogo, quien argumenta puede asegurarse, a
Rey más que Marte de honor rodeado , medida que avanza, de la adhesión de su interlocutor a los
Rey el más rey, que alguna vez fue coronado. eslabones del razonamiento; es a esta técnica a la que hace
alusión Sócrates en sus discusiones con Calicles:
Proust utiliza el mismo procedimiento para valorizar a
la duquesa de Guermantes: " ... la duquesa de Guermantes, He aquí una cuestión regulada; cada vez que estamos de
para decir la verdad, a fuerza de ser Guermantes, se volvía acuerdo sobre un punto, este punto será considerado como
algo más y algo más agradable" 17• suficientemente aceptado por una y otra parte, sin "que haya
En cuanto al lugar de la autonomía, es el que permite a lugar de reexaminarlo. Tú no puedes aceptármelo por falta
Pascal condenar la diversión: de ciencia, ni por exceso de timidez, y tú no podrías al hacer-
lo, querer engañarme, pues tú eres mi amigo, dices tú 1!l. ;---··

·¿Acaso no se es feliz cuando se goza de la diversión? No,


pues viene de otra parte y de afuera ... Hi. Vemos cómo Sócrates, asegurándose del acuerdo ex-
plícito de su interlocutor, puede avanzar en su diálogo Y
Para terminar este capítulo, debemos aún llamar la poner a su adversario en una situación .e~barazos.a, n:-
atención sobre acuerdos propios a ciertas argumentacio- vándolo a contradecirse; es esa la caractenstica de la umua
nes que se deben, ora al tipo de auditorios a los cuales se socrática.
dirige, ora al desarrollo mismo de la discusión. Pero Sócrates no se contenta con la adhesión, él quiere
Cuando uno se dirige a grupos que presuntamente ad-
hieren por su profesión o su profesión de fe a ciertas tesis
, ,
!
'
más, pues concluye su propósito diciendo a Calicles:

el 'autor tiene derecho de contar con la adhesión a éstas·, es Nuestro acuerdo, por consiguiente, probará reahnente
as1 como el abogado puede contar con el hecho de que el que hemos alcanzado la verdad20 .
juez p~esumiblemente respeta la legislación del país, o
cualquier otra norma legal, cualquiera sea su origen, desde Sacando, del hecho de que los dos est.1n de acuerdo
que ella se reconoce parla jurisprudencia. Un sabio al diTi- sobre una tesis, esta conclusión un poco rápida de que la
girse a sus colegas, puede suponer que ellos adhieren a lo tesis es verdadera, Sócrates trata de mostrar que él no se
que hace parte del cuerpo reconocido de su disciplina; de contenta con la adl1esión a la que aspira el retórico, sino
que quiere alcanzar la verdad, ambición del filósofo. ~~ro
esto se da al precio de una generalización, sujeta a caucwn,
Guer~ 1
¡
17. Proust, A la reclzerche du temps perdu, t. 8, Le córé de
mames, Paris, Gu11imard, 1946 ~ 1947, pñg. 74.
18. Pascal, Pensées, 216, en L'Oeuvre, pléinde, p:íg. 884. 19. Platón, Gorgias, 487 d-e.
2D.Iuid.

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SS EL l.MPBR IO RETÓRICO

a saber, que su acuerdo no es sino la expresión de una ver- ;. CAPÍTULO IV


dad objetiva y por lo mismo del acuerdo del auditorio uni:. · · f.; •·
versal. -
·...
Selección,, presencia. y presentación
. ·. . .

Las concepciones modernas de la detnostración que bus-


can un rigor creciente, han llegado a concebir la prueba
cmno relativa a un sistema en el cual todos los elementos
se fonnulan explícitamente, y se presenta, por este nlismo
....
hecho, con1o aislado del pensamiento global. És, por otra
. :·
"'· ...
... parte, este esfuerzo de formalización y aislamiento el que
hace que el sisten1a sea u1ecanizable y permite·a una má-
:·. ·.. :. . quina calcular o a un con1putador ejecutar correcta1nente
las operaciones prescritas sin intervención del pensamien-
to humano. Al contrario, ·la argumentación se inserta en
un pensamiento cuyos diversos elen1entos son solidarios
los unos con los otros.
,
Se han tratado de sistematizar, para hacerlas más rigu-
rosas, algunas ramas de disciplinas no formales, tales corüo
la física o el derecho. Estas tentativas han podido tener
éxito en la medida en que hacen corresponder fórmulas
. •• abstractas a situaciones concretas y en la medida en que
no han chocado con experiencias que contradigan las
.. ; ~· previsiones, con situaciones imprevistas que escapan al
. . ~
esquema preestablecido. Para adaptar el sistema a la e:x-pe-
.... '
riencia, para flexibilizar las fórmulas utilizadas, estamos
.. ~

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obligados a recurrir a la argumentación y, como conse-
-.
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. : :'•
cuencia, a reinsertar el sistema en el conjunto de nuestros
... ;
conocimientos y de nuestras aspiraciones, a restablecer el
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contacto entre el ·dominio que queríamos aislar y el con-
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... junto de nuestras creencias y de nuestras convicciones.
•••
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Este conjunto más o menos elaborado, más o menos· tlui-


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58 EL IMPERIO RETÓRICO

Selec:r:iún, 59
p1·eseucia J.J prescutació1t

do, corresponde a una visión global, sea de sentido común


o filosóficamente más elaborada. son válidos para nosotros, para ver si producen exacta-
Es en tal conjunro de las tesis admitidas por su audito- mente sobre una razón extraña el mismo efecto que sobre
rio, donde el orador que argumenta deberá escoger sus el nuestro, es un medio que, a pesar de ser solamente sub-
premisas: deberá inevitablemente proceder a una selec- jetivo, sirve no sólo para producir la convicción, sino tam-
ción. bién para descubrir el valor particular del juicio, es decir,
~~da argumentación implica una selección previa, se- lo que no es en sí sino simple persuasión"'.
lecc10n de hechos y de valores, su descripción de una ma- Esta retlexión de Kant recuerda el discurso de Sócrates
nera particular, en algún lenguaje y con una intensidad a Calicles' y puede ser sometida a la misma critica. En
q~e varía según la importancia que se les otorgue. Selec- efecto si el desacuerdo de otro que parece tan calificado
Cion de elementos, selección de un modo de descripción o como 'nosotros, subraya la subjetividad de nuestra opi-
de presentación, juicio de valor o de importancia. Todos nión, o por lo menos el hecho de que ella no se impone a
estos elementos se consideran de una manera tanto más todos el acuerdo de los demás no basta para garantizar la
'
justificad~ como manifestación de una toma de partido, objetividad, o por lo menos la universalidad, pues puede
cuanto mas netamente se ve que otra escogencia, otra pre- suceder que no se trate sino de una opinión común a un
sentación u otro juicio de valor podría oponérsele. Una medio o a una época. El test de la objetividad y de la uni-
afinnación y una presentación que a primera vista parece versalidad debe, por consiguiente, renovarse constante-
objetiva e imparcial, manifiesta su carácter voluntaria mente. El resultado, :1un favorable, no establece sino una
0
involuntariamente tendencioso, cuando se la confronta presunción y no una necesidad o una evidencia.
con otros testimonios en sentido opuesto. El pluralismo La escogencia de ciertos elementos que uno retiene y
aguza el sentido crítico. Es gracias a la intervención siem- que presenta en un discurso, los pone en el primer plano
pre renovada de los otros, como se puede distinguir mejor, de la conciencia y por este hecho les da una presencia que
hasta nueva orden, lo subjetivo de lo objetivo'. impide olvidarlos.
E_s_ éste el criterio que permite a Kant distinguir la per- Un relato chino contado por Mencius, testimonia del
suasron de ]a convicción, como una creencia que no tiene efecto de la presencia:
sino un fundamento subjetivo de aquella cuyo fundamen- .,
to es objetivo; pero agrega Kant: "La persuasión no puede Un rey ve pasar un buey que debe ser sacrificado. Tiene\ :-;:---
en verdad, distinguirse subjetivamente de la convicción, si compasión de él y ordena que se le cambie por un cordero.
:n ~1 sujeto no se presenta la creencia sino como un simple Confiesa que esto ha pasado porque él veía :.11 Uu¡;y Y no,-~!.-:
fenomeno de su propio espíritu; pero el ensayo que se hace cordero·1•
sobre el entendimiento de los demás, de los principios que

l. e~·· Ch. Perelman, "A propos Ue l'objectivité Ue l'intbnnution" 2. Kant, Cririque de lt¡ raisou pure, op. cir., pág. 635.
Bruxelles, 1970, pdgs. 81-88.
u;
en Publtcs er teclmiqut·s de la dijfusiull collective, EU. de l'Université 3. Cf. supra, pdg. 39.
4. Según Pauthier, Co11jitcilts et A'fellcius, París, 1852, L. 1, §7, cf. T
A., pág. 15ü.
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60 EL IMPERIO RETÓRICO 1
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&lecció11, (j 1 . ·'i
prc:sencin y prcsculat:irJu 1
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La presencia o~ra de un~ manera directa sobre nuestra


Georges Campbell, ·influido por el asociacionismo de
·."]1 ..··
sensibilidad; y efectivamente, la presentación de un objeto,
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tal como la túnica ensangrentada de Julio César hlandith .¡ Hu me, ha consagrado en su Philosophy ofRhetoric (1776),
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por Antonio, o la de Jos hijos de la víctima o del acu~udo,
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í Iaro·os
o desarrollos
. a las condiciones de tiempo, de lugar, de }
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puede conmover a los auditores, o ·n los rniembros de un ¡
i conexión y de interés personal por las cuales un aconteci··
jurado; pero la presenciu efectiva ofrece también inconve-
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Llliento nos afecta y está presente eil nuestra conciencia; .A
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pero el esfuerzo del orador es meritorio cuando obtiene,
nientes, pues no sólo puede distraer a los auditores, sino i
que puede conducirlos en otra dirección distinta a la de- r' ...~tracias a su talento de presentación, que los acontecimien-
seada por el or~dor. Es por esto por lo cual los consejos de ;
i.. tos que, sin su intervención hubieran sido olvidados, lle·
..
algunos maestros de retórica, que preconizan recurTir a . guen a ocupar el centro de nuestra atención: lo que está
presente para nosotros se encuentra en el prinli~lr plano de
¡ .
realidades corporales para conmover al auditorio, no de- !
i
ben seguirse siempre. · la conciencia y se vuelve importante. Por otra parte, por un
..
Pero hay más. La técnicas de presentación: creadoras de . i· 'i curioso efecto psicológico, lo que pierde en importancia, se
p~csencia son esenciales sobre todo cuando se trata de evo- .!'
vuelve, por ese misn1o hecho, abstracto, casi inexistente.
-.
c~r realidades lejanas en ei tiempo y en el espacio. Es por ,.' Algunos escri tares, tales como: S pender y Koestler, han
es~o qua es Ünportante no identificar la presencia, tal como observado la forma como los hombr~s perciben la realidad
;

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lH_:concebimo.s, que es presencia a la conciencia, con una ;.
; de una rnanera influenciada por ~~us compromisos senti-
t:
Pfesentación efectiva. El recurso a los efectos·dellenguaje
¡
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rnentales o políticos. He aquí, con relación a este punto, la
1
y ·a su capacidad de evocación, es el que establece la trunsi- f; (Jbservación deStephen Spender:
!;
ci,ón entre la retórica como arte de persuadir y la retórica f
c~_mo técnica ~e expresión literaria. Si.- la retórica, según l..:
r
•• Casi todos los seres humanos ·tienen una aprehensión
Lord Bacon, es el arte "de aplicar la razón a la imaginación f. muy intermitente de la realidad; sólo un pequeño número de
[
1:
para mover mejor la voluntad", es sobre todo porque ella cosas que ilustran sus propios intereses son reales para ellos,
combate la influencia de lo que nos rodea sobre nuestra las otras que, de hecho, son tan reales también, se les apare-
sensibilidad: cen como abstracciones ... Vuestros amigos, porque son vues·
tras aliados, son verdaderos seres humanos... vuestros.
F.l sentimiento consid_era sobre todo lo presente, la razón adversarios no son sino molestas tesis, poco razonables, in-
considera lo IJu.i. .-~::.!:.-y la serie del tiempo; y a causa de eso; . útiles y cuyas vidas no son sino falsos juicios que vos desea-
lo presente que llena más la irnagu1ación, la razón es general- ríais borrar con una bala de plomo ... 6 •
mente vencida; pero después que la fuerza de la elocuencia y
de la persuasión han hecho aparecer cosas alejadas y futuras El lazo que se establece entre la presencia de ciertos ele-
como presentes, entonces la razón gana su terreno sobre la mentos en la conciencia y la importancia que se les otorga,
revuelta de la imaginación 5• ha pennitido no ver en la retórica sino el arte de crear esta

. S. Lord F. Bacon, Ofthe Advancement ofLeamino, Oxtord Univer·


stty Press, 1944,1ibro 1, págs. 156·157.
6. Cf. Tlu~ God that Faíled, ed. por Crossman, London, 1950, págs.
253·254, citado en T. A., pág. 159.

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62 EL IMPERIO RETÓRICO Sr:lt•ccióu, 63


preseucia Jllln:scuraciáu
1

presencia gracias a las técnicas de presentación. Richard Esta técnica para desarrollar un tema recibió, en la teo-
Weaver, en un discurso considerado como un clásico de la ría retórica, el nombre de amplificación. Se trata de una
teoría retórica americana ha podido decir: "la retórica, glo- figura de retórica que utiliza, para crear la presencia, la di-
balmente considerada, es un arte de énfasis"'. visión de un todo en sus partes, de la que hablaremos más
El orador no debe, como el lógico, enumerar todos los adelante como esquema argumentativo.
eslabones de s•1 razonamiento: puede dejar premisas so- En otra figura, la cougéries, se comienza por enumerar
breentendidas que todo el mundo conoce; de donde viene las partes y se termina por una síntesis. He aquí un ejem-
la definición aristotélica del entimema como silogismo re- plo tomado de Vico: "Tus ojos están formados para la des-
tórico'. Sin embargo, es indudable que para crear la pre- vergüenza, la cara para la audacia, la lengua para los
sencia, es útil insistir ampliamente sobre ciertos elementos perjurios, el vientre para la glotonería, los pies para la hui-
que no son dudosos: prolongando la atención que se les da, pues tú eres toda maldad" 12 •
otorga, se aumenta su presencia en la conciencia de sus De la misma manera en la sinonirnia o metábole, se repi-
auditores'; sólo extendiéndose sobre un tema se crea la te la misma idea con ayuda de palabras diferentes, que,pa"c
emoción buscada 10 • recen rectificar el pensamiento en un sentido dado, tak·
Se ha recomendado, por los maestros de retórica para como en este pasaje del Cid de Corneille: "Ve, corre, vuela·''
este efecto, diversas técnicas. La insistencia puede resultar y vénganos' 11 :J.
de la repetición, de la acumulación de detalles, de la acen- MientTas que la repetición de una misma palabra expre-'''
tuación de ciertos pasajes; se tratará un tema primero de sa simplemente la insistencia, la mctábole refuerza esta in-.'' ·
una manera sintética, luego por la enumeración de las par- sistencia acentuando tal o cual aspecto. Un efecto análogo,-
tes. He aquí como Fléchier, en su oración fúnebre de Enri- puede ser obtenido por enálage de tiempo, donde reempla':·''.
que de la Tour d'Auvergne, vizconde de Turena, describe zando el futuro por el presente, se realiza un efecto de pre-
las reacciones provocadas por la muerte del mariscal: sencia marcado: "si hí hablas, estás muerto".
Estos ejemplos de figuras retóricas, nos permiten insis-
¡Cuántos suspiros, cuántas quejas, cuántos elogios resue~ tir sobre las relaciones ele las figuras con la teoría ele la ar-
n~:ln en las ciudades, en el campo! El uno viendo crecer sus gumentación. :¡
mieses, bendice la memoria de aquel que ... El otro le desea Es normal, en efecto, y hemos llamado la atención so-
una eterna paz, a aquel que ... -Aquí se ofrece el sacrificio ado- bre este hecho en el.prólogo, que uno se sirva de maneras
1i
rable de Jesucristo, por el alma de aquel que ... Allá se le cele- de hablar que están fuera de lo ordinario con el fin de crear
bra una pompa fúnebre. Así todo el reino llora la muerte de la persuasión. Es así como la Hipotiposis es la figura que,
su defensor . . , t t según la Retórica de Herennio, "expone las cosas de una
11
manera tal que el asunto parece desarrollarse y la cosa su-
7. C. R. \Veaver, Langu¡:¡ge is sennonic" en R.Johannsen Colltem-
porar;y 111euries ofRlu:torit:, N.Y., Harper and Row, 1970, pág: 173. ceder frente a nuestros ojos"H.
8. Aristóteles, Retórica, L. 1., 1357a.
9. T. A, pág. 194. 12. Delle institu::ioni ora ton" e, prig. 81, citado en T. A., pág. 237.
10. Cf. Vico, Delle iusciwzioni oratorie, pág. 87. 13. T.""·· p.238.
ll. T. A., págs. 195-196. 14. Rt•tórica de Hercu11io, L. IV,§ 68
. ~:~···"

64 EL IMPERIO RETÓRICO •
Se1eccio11, s:::...,
¡m:st.•t~cia u pn·seu tación

Para que haya figura, es preciso que uno se encuentre Concibiendo las figuras como ornarnentos agregados a
fTente a una manera de hablar que no es ordinaria y cuya la ntateria 1nisma del discurso, se ha visto en la técnica re- {

forma sea discenlible por una estructura particular. Es así tórica un simple estilo florido y vacío, ridículo por exceso
como la repetición constituirá una figura en la medida en de ostentación.
que ella no es requerida por el hecho de que nuestro in- Porque no existe una sola manera perfectamente ade- ·:

terlocutor no nos ha entendido. La interrogación será una cuada de describir lo real, cualquiera otra ·no sería sino fal- -·
figura, cuando es puramente oratoria, pues el orador co- sificación o deformación, la separación que se hace entre la
noce la respuesta a la pregunta. De la misma manera, la materia y la fonna del discurso no puede ser realizada de
prolepsis es una figura útil cuando el orador presenta obje- una 1nanera tan simple como lo ha in1aginado el pensa-
ciones a las cuales se apura a responder inmediatamente. miento clásico; lo que es una manera norn1al, usual, de ex-
Una figura es argumentativa si su empleo, que conduce presarse y lo que no es sino efecto literario y ornan1ento
a un cambio de perspectiva, parece normal con relación a no puede, la mayor parte del tietnpo, ser definido de una
la nueva situación así sugerida. Al contrario, si el discurso vez por todas. Si se considera como nonnal una manera de {

no logra la adhesión del auditor, la figura será percibida expresarse que pasa inadvertida, ésta no puede ser indica-
como ornamento, como figura de estilo que pennanece da independientemente del contexto a la vez lingüistico y
ineficaz en tanto medio de persuasión. Es así como una culhual del discurso. lvfuchos enunciados parecen la sim- .
. IU~táfo ra admitida pasa inadvertida y puede volverse .un p1e expresión de la rci:llidad que se describe, pe.ro se vuel-
cli~hé. Al contrario, una concepción teórica, como la de la ven rebuscados, artificiales, cuando se. les . traduce a una
duración en Bergson, será rech¡;lzada por Sartre, porque él lengua extranjera.
b _Telega .al rango de una figura. de retórica 15 , entendiendo Puede suceder igualn1ente que el estilo· neutro sea el re-
por esto una simple figura de estilo. sultado de una investigación retórica. Es el caso de Gide
-
Lo que es normal en cierto contexto, no lo es en otro: cuando se esfuerza por promover juicios de valor chocan-
los vestidos de .fiesta, no se notan en las circunstancias tes que salen de lo ordinario, gracias a una escritura sin
apropiadas: relieve, que no choca en nada allector 17 •
Subrayemos, a propósito de esto, que el lenguaje ordi-
No hay, observa el pseudo-Longin, figura más excelente nario usual es, por la misma razón, que las ideas recibidas
. ..
que aquella que está completamente escondida, y cuando no y que los lugares comunes, manifestación del acuerdo de
se reconoce que es una figura. No hay recurso, ni medio más una cotnunidad. El acuerdo sobre la manera de presentar
maravilloso pa·r a impedirle aparecer, que lo Sublime y lo Paté- ciertos hechos, por lo menos la ausencia de reticencia a
tico porque el arte así encerrado en medio de algo grande y este propósito, puede favorecer el acuerdo del auditorio so-
sorprendente, tiene todo lo que le falta y no es sospechoso de bre el fondo del problema. Veremos cuánto implica el sin1-
ningún engaño 16 •

15. Cf. Sattre, El ser y la 1uula, Alianza, Ed., citado en T. A., pág. ·Nicolos Boilenu-Despréoux en 1us obras de éste, Amsterdom, 1729, ci-
230. tado en T. A., pág. 231.
16. Longin, Traité du. suúlillle, cap. xv, pág. 973, traducción de 17. Cf. T. A.. , pdg 205.
!
66 EL IMPERIO RETÓRICO

t
f
ple uso del lenguaje en tomas de posición que pasarían in- ¡ CAPÍTULO V
advertidas si uno se limitase en el análisis retórico sólo a
las figuras de estilo.
Significación
¡
e interpretación de los datos
1

1 En un discurso todos los elementos de los que el orador


habla sólo pueden ser descritos por medio de un lenguaje
que debe ser comprendido por el auditorio; de tal manera
r que los hechos evocados conllevan, además del dato, la
manera de interpretarlo y de describirlo. Esto no quiere. .,..
[ decir que nosotros adherimos a una ontología que separa,;
netamente los datos inmediatos e irreductibles de las cons-.~,
t trucciones teóricas elaboradas a partir de ellos. Los traba-.. . ,
jos de]. Piaget sobre la construcción del universo en eL;
niño, muestran claramente que lo que parece dado a une.:
adulto no es sino el resultado de una consh·ucción realiza-.··
da durante los primeros años de vida. ,,.,
La oposición entre lo dado y lo construido, desde el
punto de vista de la argumentación, es relativa; ella permi-
te separar los elementos sobre los cuales existe Ltn acuerdo,
de los que resultan de una interpretación, que, hasta nueva
orden, es algo unívoco e indiscutido. Pero para este pro-
pósito, es preciso distinguir la escogencia entre interpre-
taciones del mismo nivel, las a menudo más incuu1p"Libies
-cuando se pregunta, por ejemplo: si es el tren en el cual
uno se encuentra o el tren vecino el que acaba de ponerse
en movimiento-, y la escogencia del plano de generalidad,
según el cual se describirá el fenómeno. Una misma acción
podrá ser descrita como el hecho de apretar un tornillo, de
ensamblar un vehículo, de ganar su vida, de favorecer la
corriente de exportaciones 1• Se puede describir el fenóme-

l. Cf. E. Gellner, "Muxims" en lviiud, julio de 1951, pág. 393, citaw


do en T. A., piig. 162. ·
68 EL IMPERIO RETÓRICO S ig 11 ijictl ció u 69
e i11terprctacwu dt: los tlatos

no aislándolo de su contexto, se puede también ver· e·n él tada después de la confrontáción ·de los puntos de vista,
una causa o un efecto, un medio o un fin, un símbolo de un pero no puede ser considerada como una cualidad pre\,ia a
conjunto más vasto, un jalón en de~erminada dirección.· esta confrontación.
Aun cuando estas dive,·sas interpretaciones no son incom- Los problemas de interpretación y de significación se
patibles, el hecho de presentar una de ellas, deja a las otras presentan a propósito de los signos y de los índices. Se en-
en la sombra: no se puede ver pues, en ellas, la expresión tiende por s(fJIZO un fenómeno susceptible de evocar lo que
simplemente objetiva de lo real. Observe1nos por otra par~ designa, en la tnedida en que es utilizado en un acto de co-
te, que la interpretación no es sólo selección; ella puede ser municación con el fin de esta evocación. Los índü:es, al
también, creación de significación, inserción en un con- contrario, remiten a otra cosa de manera, por así det:irlo,
texto nuevo, en una teoría original. objetiva, independientemente de toda voluntad de con1u~
Durante todo el tien1po que tardamos en darnos cuenta nicación3 • Las 1narcas trazadas sobre los árboles para guiar
de la multiplicidad de interpretaciones posibles, que la que a los paseantes en el bosque, son signos; las huellas dejadas
se presenta parece in1ponerse sin rival, no hay incitación a por un jabalí en la nieve, son índices. Los signos lingüísti-
·..~saciar la parte de lo dado y la parte de lo construido: la cos no son los ünicos que se conocen, pero su importancia
·- . ~istinción aparece con ocasión de una controversia susci- es tal, que merecen un estudio especial.
}~da por una divergencia en la interpretación. Una frase pronunciada para comunicar una informa -
:. : A propósito de la interpretación de un texto se puede ción, puede revelar, por el acento, el origen de quien li:i prn-
.~descubrir el mismo fenómeno. l.Jn sentido parece dado nuncia. Ella será simultáneamente signo e índice.
cuando el texto parece claro, es decir, cuando de él sólo se Delante de las marcas dejadas sobre el suelo, se puede
.Y,.~ . una interpretación razonable. Pero lo que parece una preguntar si se trata de índices o de signos: los ru·úspices
:.Gualidad del texto, puede resultar de la ignorancia o de la han visto signos, es decir la expresión de la voluntad de los
falta de imaginación. Señalemos la obsenración de Locke dioses, en un conjunto de fenómenos a los cuales nosotros
que corrobora este punto de vista: '
no les dariamos la .menor significación.
lv1ientras que una falsa interpretación de un índice
Más de un hombre que, a primera vista, había creído com- .. •• '
constituye un error, la interpretación errónea de un signo,
. ·:. ·.·
prender un pasaje de la Escritura o una cláusula del código, puede aden1ás, crear un malentendido, la incomprensión
ha perdiciu Luua ::iLr :::omprensión, después de haber consulta- de un mensaje.
do comentaristas cuyas dilucidaciones ha.n aumentado sus Durante siglos, bajo la influencia de los pensadores
dudas o las ·h an creado y han sumergido el texto en oscuri- la ._:.: ¡

racionalistas, que consideraban el lenguaje matemático co-


dad2.
mo el modelo en el que debía inspirarse la lengua ordinaria
y especialmente la de los filósofos, hemos vivido bajo la
Se ve netamente cómo la claridad de un texto es una impresión de que los mensajes son claros en principio; las
propiedad relativa a los intérpretes y que puede ser consta- interpretaciones múltiples resultarían de una negligencia
2. Ct~. ] . Loe ke, Ensayos sobre el t'lllemlimicuto lmuumo, L. m, cap. ·
IV., §9, cttado en T. A., pág. 168. · 3. Cf. T. A., pñg. 164.
70 EL IMPERIO RETÓRICO SignijicttdOII 71
e ilttcrfJrt:taciótt tle las datos

de los autores o de la mala fe de los intérpretes. De allí, por especial cuando se trata de descifrar textos sagrados o tex-
otra parte, la mala reputación de los juristas y especial- tos jurídicos".
mente de los abogados. Algunos teóricos contemporáneos, El pensamiento de Pascal: "Cuando la palabra de Dios,
tales como I. A. Richards, han ido más lejos. Mientras que que es verdadera, es falsa literariamente, ella es verdadera
en la tradición clásica se distingue la letra del espíritu de espiritualmente"', agrega una condición suplementaria a
un texto, él no ve en la letra misma sino un espejismo que toda interpretación de un texto sagrado: es preciso que
se disuelve, por decirlo así, entre múltiples interpretacio- pueda ser considerado verdadero por el intérprete. En una
nes; de tal manera que, para él, la retórica, técnica de la
expresión, como para]ean Paulban, se define como el estu-
1
1
medida menor, desde que el autor goza de cierto crédito,
uno se esfuerza por interpretar su texto de manera que
dio de un mal entendido y de las maneras de remediarlo'. pueda considerarlo como verdadero, razonable, o, por lo ·
Huy se reconoce generalmente que las matemáticas y menos, sensato. Pero para llegar a esto será preciso, a ve-
todos los sistemas formalizados, constituyen una lengua ces, interpretar un mismo signo de dos maneras diferen-
artificial sometida a numerosas restricciones para la elimi- tes: el célebre fragmento de Heráclito: "Descendemos y no,c•
nación de toda ambigüedad: se trata de una excepción con descendemos dos veces en el mismo río", nos obliga -si no>
respecto a las lenguas naturales más que de un modelo que se quiere imputar a su autor una incoherencia manifiesta-::
debe seguirse en todas las circunstancias. En las lenguas a dar dos sentidos diferentes a la expresión: "el mismo,.
natmales, en efecto, la ambigüedad, la posibilidad de inter- río", esta identidad puede ser relativa ora a las riberas del ,•
pretaciones múltiples, es la regla. Más particularmente, la río, ora a las gotas de agua que lo constituyen.
lengua de los filósofos difícilmente podría prescindir de De la misma manera, en la medida en que el artículo IV. ·
metáforas, caracterizadas por su falta de claridad. Aún en del Código de Napoleón instituye para el juez la obligación::.
el límite, sería preciso renunciar a la idea de que las expre- de juzgar: ("el juez que rehúse juzgar so pretexto del silen-
siones tienen un sentido propio: éste no sería sino una cio, de la oscuridad, o de la insuficiencia de la ley, podrá
metáfora, que se ha vuelto usual en ellenguaje 5 • ser perseguido como culpable de denegación de justicia"),
Puesto que las palabras solas no pueden garantizar una éste -debiendo decir el derecho, aun cuando se trate de ca-
comprensión sin falla del mensaje, es preciso buscar fuera sos no previstos por el legislador- tendrá que interpretar
de la palabra, en la frase, en el contexto verbal o no, en lo los textos de tal manera que su interpretación permita zan-
que se sabe del orador o de su auditorio, los suplementos jar el litigio judicial, a~I:l si la interpretación usual no da
de información
. que permiten reducir el malentendido , solución.
comprender el mensaje de una manera conforme a la vo- Se ve por los ejemplos anteriores, que si la eliminación
luntad de aquel que lo emite. A veces, por otra parte, la in- de toda ambigüedad se impone a las lenguas artificiales
terpretación deberá tener en cuenta otras exigencias, en que utilizan los lógicos y los matemáticos, el uso y la inter-
pretación de comunicaciones redactadas en una lengua

4. Cf. l. A. Richards, T11e Philosoph¡¡ of Rheroric, Oxford University 6. Cf. Ch. Perelman, "Perspectives rhétoriques sur les probletnes
Press, 1936,pdg.3. sémnntiques" en Logiqut• et Aualyse, 1974, pág. 241-252.
S. Cf. P. Ricoeur,La métlwphorcvive, pdgs.177-184. 7. Pascal, Pe11sées, 555, op. cir., prig. !003, cf. T. A., prigs. 166-168.
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72 EL IMPERIO RETÓRICO
e imer¡m:wcióll tle los claros 1,
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natural, pueden estar subordinadas a otros imperativos · . i Sin e1nbargo, Gide no ha dudado ·en utilizar esta técnica ;
1
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que ha~.:en de la exigencia de univocidad una condición su- de asimilación, algunas páginas más adelante·:
t1 1
1
bordinada. Algunos usos del lenguaje, tal como su utili- ;.
.t. Se puede amar o no comprender la Biblia, art1ar o no com-
i
'
zación poética, suponen incluso que uno se separe del
sentido usual y donde la distancia con relación a este últi- l prender las !v!il y Una Noches pero 51 ustedes lo penniten, yo
.
l (
mo da a la expresión el valor afectivo buscado8 • dividiré el conjunto de los pensadores en dos clases, l•l causa 1
¡

Pero ya el uso normal del lenguaje ofrece posibilidades de dos formas inconciliables de espíritu): aquellos que·cielan~
de escogencia nnUtiples: el juego de calificaciones, de cate- te de estos dos libros se conmueven, y aquellos que delante de .. ...
~

gorías gramaticales, de modalidades en la expresión del estos libros pennanecen y permaneceran ' cerra d os 11 . ..
'
'' . · .~

pensamiento, de los lazos que se establecen entre proposi-


ciones, permiten jerarquizar los elementos del discurso, y Cuando una realidad presenta simultáneamente dos
acentuar tal o cual de sus aspectos. aspectos, . se puede mostrar la preeminencia de uno de
Una des{.;ripción que parece neutra, devela lo que tiene ellos, calificándolo por medio de un sustantivo, y al otro
. de parcial, cuando se le puede oponer una descripción .
r,,l . Inencionándolo ·por medio de un adjetivo. Hay una gran
"

diferente, cuyo carácter selectivo se marca por el uso del diferencia entre la descripción de un hon1hre co1no "'alma
'
.epíteto, de una cualidad que se escoge para resaltar. Aris- [ encarnada" y su descripción como "cuerpo. animado".
:: tóteles ya había llamo do nuestra atención sobre esto: es así ·l La misma idea puede formularse de 1nanera afirmativa
'~l
·. . como Oreste es caJifi.cado, ora de "asesino de su madre", . f. o negativa; en este último caso se presenta cou1o la refuta-
l
.l
ción de una afirmación de otro, pero que tiene lu consis-
.·.·: ora de "vengador de su padre"9 • Cada epíteto es exacto,
. pero no expresa sino un aspecto de la realidad.
.r. t . .
tencia suficiente como para que nos demos el trabajo de
Estas calificaciones presuponen clasificaciones previas, refutarla; por otra parte, puede, bajo apariencias inocentes,
pues gracias a ellas se introducen los elementos descritos insinuar que lo que se niega, no carece, sin embargo, de
en las categorias preconstituidas; pero se pueden construir fundamento. Al repetir regularmente, durante su campaña
clases, gracias a las conjunciones: y, 0 7 ni. Asociando un electoral para el puesto de gobernador de California, q11e
elemento a otro, se les aproxima o se tiende a ponerles ~n su adversario (el gobernador en función Bro\vn), no era
un pie de igualdad. Este juicio por asociación provoca la ·comunista, Nixon expandía, por este mismo hecho, el ru-
indignación de André Gide: mor al cual parecía oponerse.
Al subordinar y aún al coordinar una proposición con
.. .Indignaos simplemente al escuchar decir "Stirner y otra, se las jerarquiza, por lo mismo, en el espíritu de los·
Nietzsche", cull!n Ni~tzsche mismo se indigna al escuchar auditores. Expresiones tales como: "sino", "con excepción
decir: "Goethe lJ Schiller" 10 • de", minimizan el hecho que introducen. Este pasaje mar-
ca la benevolencia de juliano el Apóstata con relación a los
B. Cf. Jean Cohen, Stmcture de lmzgage poécique, Paris, Flam- judíos:
marion, 1966, págs. 44, 51, 114, 117, 182.
9. Aristóteles, Retórica, L. m, 1405b. . . :,

10. A. Gide.• Prétt.'.r:tes, París, Ñlercure de France, 1947, pág. 135. 11. Ibid., pág. 17 5, ef. T A. , págs. 172-173. . ·-·:
~: ' .
. ·.:: .'. .
..
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¡
74 EL IMPERIO RETÓRICO
l

Ellos ~stán de acuerda can los gentiles, can excepción de


¡ CAPÍTULO VI
~a creencta en un solo Dios. Eso les es especial y nos es extra-
no, toda lo demás nos es común 12.
! Las técnicas argumentativas
. Lo que .es común es la regla, la excepción es de débil
Importancia.
De la misma manera, los gramáticos y los estilistas han
llam~do la atención sobr~ la importancia de la escogencia
del he~po, de las modahdades del discurso, del uso argu- Existe una tendencia entre los lógicos formalistas a redu-
me~ta tlvo de los pronombres, de los artículos y del demos- cir todo razonamiento deductivo a una demostración, que
trativo. Remito para esto al Tratado de la argumentación será correcta, si las operaciones son conformes a un esque-
~~~~e estos problemas han sido examinados más en deta: ma preestablecido, e incorrectas en el caso contrario. Toda
demostración que se efectúa en el seno de un sistema en el
cual se prueba o presupone su coherencia, y cuyos axiomas
son presumiblemente verdaderos, la verdad demostrada de
la conclusión, o por lo menos su probabilidad calculable, se
impone sin discusión.
No puede suceder esto cuando se trata de una argumen-
tación, y esto por las razones indicadas en los capítulos ·'
precedentes.
Como la argumentación se refiere a tesis a las cuales
auditorios variados adhieren con una intensidad variable,
el status de los elementos que intervienen en una argu-
mentación no pueden ser fijos, como sucede en uri sistema
formal: en efecto, este status es función de la adhesión
efectiva o presunta del auditorio. Hemos visto que no sólo
los hechos y las verdades pueden ser discutidos, sino que
aun la determinación de lo que es dado, ·na es más que la
resultante de una discusión eventual en lo que se refiere a
su interpretación, y más particularmente en lo que se refie-
re al sentido y alcances de los términos utilizados en ln
descripción de lo dado. En la medida en que un mismo
dato puede ser calificado de manera variable, insertándolo
12. Cf. T. A., pág. 212.
en categorías sobre las cuales el acuerdo no está establecí-
13 Ibid §39 ''L
20¡.2.20. ., ' es mo d a¡·ltes
· d ans l,expression d.e la pensée", ptigs.
76 EL-i.Ml>ERIU RETÓRICO !...as tr.cu icas 77
a ro u IIU:Jtltt ei 1•ns

...
..
do por anticipado, un enunciado que lo utiliza resulta de Si se trata de un nexo entre elementos separados de una 1
..
.·,

u-r:a escogencia que no puede ser más que discutida .. ..:.t


unidad ya dada, será determinado por las expresiones t~ti­ :.J
.':i ¡
-Contrario a lo que sucede en la demostración, que se lizadas por el orador. Esto no significa que este último no
desarrolla en un sistema bien definido,_la argumentación
·.~j
pueda dudar sobre la n1artera de organizar estos elemen- l'
parte de un corpus con frecuencia 1nal definido, y las tesis tos. Es así como Bossuet había pensado primero escribir el
sqbre las ~~a]es se basa pueden ser parcialmente sobreen- fin infeliz del pecador, como una consecuencia de su 111ala ....
~

tendidas o implícitas. lvlientras que en una demostración, vida; luego, después de reflexionar, concibió la vida y la . i :
~. .

' ...
la cónclusión puede ser deducida de las premisas de nJane- muerte como una unidad innegable: •
ra constrictiva, los argumentos que se presentan en apoyo
de una tesis no la hnplican de manera necesaria: son más o La muerte no tiene un ser distinto que la separe ele la
menos fuertes, corno por otra parte, los argumentos que se vida, sino que es la vida que se acaba 1• !•,
pueden presentar en favor de la tesis opuesta. Se adherirá
·a una u otra .de las tesis en con1petencia, en función de una Examinaremos en los capítulos siguientes tr~.~- !i.E~~-.~~. ·.
aprec~ación tanto de los argumentos presentados en pro y 1~~Q.~,_ Q.~ . ne4qs:. lo~.;:rn~umentos- cuasilógiGosr 1os ~argumen­
en contra, como del valor de la solución que ofrecen a los tf:!.~..~n~l~4.Qs ~pbr~.la ..estructurá.de.. lo real y aquellQJ:? que
problemas en discusión. fundan esta estructura~.. ... ¡
En su elaboración
. más completa, la aru-umentación
() . for- "-L~·s ·~rgumentos cuasilógicos son aquellos que se coru- . ...-. '

ma un discurso donde los puntos de acuerdo sobre los cua- prenden aproximándolos al pensamiento formal de natu- ; /
¡

les uno se apoya, tanto como los argumentos presentados, raleza lógica o matemática. Pero un argumento cuasilógico; -·
pueden dirigirse sin1ultánea o sucesivamente a auditorios difiere de una deducción formal, por el hecho de que él :. i
~.

diversos. Estos argumentos no sólo interactúan los unos presupone siempre una adhesión a tesis de naturaleza no \ , . ·•

con los otros, sino que los auditores pueden, además, to- · formal, que son las únicas que permiten la aplicación del ' {
mar. estos mismos arguntentos·y la relación de éstos con el argun1ento. .
orador, como objeto de m1a nueva argumentación. .Tomemos· el argumento por división donde se saca una
...
· . Habrá, pues, que analizar el discurso en su conjunto, conclusión s~bre el todo después de haber razonado sobre
sobre todo cuando se trata de la amplitud de la argumenta- cada una de las partes. Es así como se trata de mostrar que
..
ción, así como del orden de los argumentos. Pero antes de el acu~a4ot no habiendo obrado ni por celos, ni por odio, ni \ ·.. . ... _

~

pasar a este estudio sintético, analizaremos los diferentes por ambición, no tiene ningún motivo para matar.
tipos de argumentos en su especificidad. Este razonamiento recuerda la división de una superfi-
1 Los argumentos se presentAn, ya bajo la forma de un cie en partes; lo que no se encuentra en ninguna de las par-
. l nexo que permitt; transferir a la conclusión la adhesión
1 ···· --- tes, tampoco se encuerttl'a en el espacio subdividido.
'
f acordada a las premisas, ya bajo la forma de una disocia-
ción que trata de separar elementos que, ellenguajeouri"a ..
tradición reco~ocida, han ligado previamente uno a otro. l. Bossuet, &nnous, vol. 11, "Sur l'irnpénitence finnle", París,
Gamier, pág. 222, cf. T. A., págs. 256-257.
2. Cf. T. A, págs. 257-258.
··... :·. . ~
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··.···;::
..
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78 ·. EL IMPERI.O RETÓRICO Las técnicas 79
argtummtatittns

Pero paÚ que el argumento sea aceptable, es preciso que se realizan aUí tieneti una relación admirable; es a causa
que la enumeración de las partes haya sido exhaustiva; de esta relación admirable entre el altar y el púlpito que algu-
como lo observa Quintiliano: nos doctores antiguos no han temido predicar a los fieles que
deben· acercarse a uno y a otro con una veneración semejan-
... Si en los puntos enumerados omitimos una sola hipóte- te ... No es menos culpable aquel que escucha con negligencia
sis, todo el edificio se cae y nos prestamos a burlas3 • la palabra santa, que aquel que deja caer por su falta el cuer-
po mismo del Hijo. de Dios'.
Este argumento necesita una estructura -por decirlo
así- especializada de lo real, del que serían excluidas las Gracias a la solidaridad así establecida entre el altar y el
intersecciones, las interacciones y la fluidez que caracteri- púlpito, podrá exigir a los fieles que testimonien el mismo··
za las situaciones concre.tas. Para utilizaÍ este tipo de argu- ·: respeto· al púlpito y al altar, la solidaridad eristente entre'·
mentos es preciso reducir la realidad a un esquema de tipo ellos favorece esta transferencia de actitnd.
lógico o· matemático, sobre el cual se razona, trasponiendo, Los argumentos que fundan la estructura de Jo real son ·
sin embargo, la conclusióiJ sobre la realidad concreta. aquellos. que a partir de un caso particular conocido; per-'
Los argumentos fundados sobre la estructura de· lo real mi ten establecer un precedente, un modelo o urta regla ge-
se basan sobre los lazos que existen entre los elementos de• neral, tale; como .los razonamientos por el modelo o por eL.
lo real. ejemplo.
La creencia en la eristencia de tales estructuras objeti- Es en esta misma categoría en la que examinaremos di-
vas, puede versar sobre realidades variadas, relaciones de' versos tipos de argumentos por analogía que sirven, ora
causalidad, de las esencias de las cuales·ciertos fenómenos para estructurar una realidad desconocida, ora para tomar
no serían sino su m·artífestación; lo que interesa es la exis" posición con relación a ella;· será examinado el uso de las
tencia de acuerdos, cmi. relación a ellas, que no se discuten metáforas, n~ en la perspectiva de la poética, sino en la de
ya partir de los cuales el orador .desarrollará su argumen- la retórica, mostrando en qué medida ellas orlen tan el pen-
tación. samiento.·
He •aquí la manera como Bossuet ~aca partido de una La técnica argumentativa que recurre a las disociaciones
. estructura de lo real, conforme a la tradi,cion cristiana• y no ha llamado' casi la atención de los teóricos de la retórica
sobre la cual. él llama la atención..de los fieles, para.acrecén· antigua. Sin embargo, es fundamental en toda reflexión
tar el respeto debido a las pala]? ras del os predicadores: "" • que, buscando resolver .una dificultad que le presenta el
pensamiento común, se ve obligada a disociar los elemen-
.El templo de Dios, cristianos, tiene dos lug'ares a-qgtistosiy tos de lo real los unos de los otros para llegar a una nueva
venerables, quiero decir el altar- y el:púlpito; -hay,un~inuy; es:,. organización de lo dado. Al disociar entre los elementos
trecha alianza entre estos dos lugares sagrados; y las obras calificados de la misma manera, lo real de lo aparente, esta-
80 EL IMPERIO RETÓRICO
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í• \
1
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mos en vía de elaboración de un real filosófico, opuesto a lo CAPÍTULO VIl
real del sentido común5 • 1
'· {
Precisamente porque las disociaciones son centrales en . '.,l
.. -·
todo pensamiento filosófico original, es por lo queJas pare- .Los argun~e1ztos CLtasilógicos
jas creadas por estas té.;~nicas senín llan1adas filosóficas
.¡ t
>
. ' ! : ..
-opuestas a las parejas antitéticasl tales corno el bien y el i :

mal, y a las parejas clasificatorias, tales como '"animales- j


t {
vegetales" o "norte-sur''. '

Terminaremos el análisis con el estudio del discurso en


su conjunto y con el examen de los problemas que plantea 'f
1
i
Clasificaretnos los argumentos cuasilógicos enlparentán-
dolos cada vez con razonamientos formales, con los cuales
.
'

la amplitud, la fuerza y el orden de los argumentos. tienen algún parecido, pero siempre subrayando, en un
l. segundo mmnento·, que todo lo que los distingue da lugar
a controversia y los hace, por este mismo hecho, no cons-
trictivos. Para transformar una argumentación en una de:.
1
l. rnostración constrictiva, será necesario precisar todos los
'i

1
¡
térn1inos utilizados, eliminar toda ambigüedad, quitár al
razonarniento toda posibilidad de interpretaciones múlti-
l ples. :tvlientras que a cualquier espíritu no prevenido, le
llama la atención la apariencia lógica de estos argumentos,
lo .que salta a los ojos de los especialistas de la lógica formal
es todo lo que los diferencia de la deducción rigurosa.
Esta falta de rigor y de precisión del argu1nento cu8:~iló­
gico podrá parecer un error lógico, pero esta acusación no
es pertinente sino cuando pretende proceder por vía de-
mo~trativa. Las razones que el orador desarrolla en favor
de una tesis son de una naturaleza diferente: no se trata de
demostración conecta o incorrecta, sino de argumentos
más o menos fuertes que se pueden reforzar, cuando es el
...• caso, con la ayuda de argumentos de otro tipo .
1
· Observemos de pasada, que en la antigüedad -cuando el
pensamiento científico de vuelo matemático estaba menos
desarrollado-, el recurso a argumentos cuasilógicos era más
frecuente. Hoy la primera reacción con relación a ellos es
la de subrayar su debilidad, por su puesta en relación in-
S. Cf. Ch. ~erelman, "~e réel commun et le réel philosophiquc", en
Le cllamp del argumc1uatwu. mediata con estructuras formales.
..
.~

82 EL IMPERIO RETÓRICO
Los arlJIIII1CJLtus 83
i
Cll llS ilrig l.'CJS

i
¡
l. Con.tradü.:ción e inconzpatibilidad El primer ejemplo de incon1patibilidad es el del n1aestro

'
1
• que enseña a los niños que es preciso obedecer a sus pa-
i' c1res y que no hay que mentir. Pero, ¿qué hacer cuando el t-.
En el seno de un sistema formal la aseveración de una ¡ ..
proposición y de su negación, es decir, de una contradic- 1 padre ordena mentir, o cuando el padre y la madre dan ór- · -
1

ción, hace que el sistema sea incoherente y por consiguien- i denes inconciliables?
¡- El segundo eje1nplo será el de la persona que pretende
'¡ te; no utilizable. En este caso es preciso 1nodificar el
...
sistema, .e1iminar la posibilidad de afirmar sitnultánea- \'
!
no matar jan1ás a un ser vivo y a quien se le muestra que
'
. mente lo verdadero y lo falso: es preciso escoger o lo' uno o
¡
l•· curando un absceso purulento tendrá que matar una gran
lo otro. 1 1 can ti dad de microbios.
Pero esta no es la solución que se impone ante una con- Se ve que la incompatibilidad obliga a escoger; a indicar
tradicción afirmada en el lenguaje ordinario. He1nos visto 1 la regla que uno seguirá en caso de conflicto, a abandonar
~
la otra o a restringir su alcance.

···....
que frente al fragmento bien conocido de Heráclito: "'des-
cendemos y no descendemos dos veces en el mismo río",
n11estra:reacción es la de no ver él sino una contradicción
¡ Es ridículo aquel que, sin darse cuenta, llega a una in-
colnpat1bilidad; la risa sanciona su enceguecilniento • El
1

1 aparente: resolven1os la contradicción, interpretando de ridículo és un instrumento poderoso en la controversia y


dos mar¡eras diferentes la expresión "el mismo río", de tal Sócrates no duda en utilizarlo a 111enudo en su dialéctica.
manera que la afirmación sea verdadera paru la prilnera Será igualmente ridículo aquel qut; obligado a admitir una
interpre.tación y la negación para la segunda. incon1patibilidad por su comportan1iento, parece sustraer-
2
..../ E.a contradicción conduce al absurdo cuando no hay se a la escogencia o al arreglo por compron1iso •
ningún medio de escapar por un distingno a .causa de Ja El temor al ridículo y a la desconsideración que conlle-
univocidad impuesta a los signos utilizados. Pero no suce- va, es un n1edi9 eficaz de argumentación y de educación;
de lo mismo en el caso de expresiones formuladas en una quien desea salvaguardar la estima de los otros, tratará de
lengua natural. Estas expresiones a lo más pueden ser con- evitarlo a todo precio. Un hombre sabio jamás lanzará a la
t
sideradas unívocas o presumiblemente unívocas, pero esta ligera una proposición errónea, pues corre ~1 riesgo del ti-
.. ~ . pre.su.11.c ión se borrará delante de la que prime; a s~ber, que . dí~ulo; incluso quien catnbia de opinión, será ridículo si es
i incapaz de justificar un ca1nbio de actitud .
...· quien nos habla no nos diga cosas evidentemente absurdas.
Es por esto por lo cual jamás' nos _encontraremos en la Observemos, sin emba·rgo, que se puerlF~ de::;~~ar el ri- ; :.:
L.·.:
dículo, poniendo su autoridad en la balanza. La salida de ··,·
argumentación delante de una contradicción, sino más : .;
·· ..
..' .
bien delante de una incompatibilidad, cuando una regla este conflicto es incierta. Para Isócrates el prestigio del jefe ::.~.: .

afirmada, una te.s is sostenida, una actitud adoptada, con- se rnide por su capacidad de imponer reglas· que parecen ...
.

..·; lleva -sin que uno . lo quiera- un conflicto en un caso dado ,


ridículas y por obtener, no obstante, la sumisión de sus su- . ·~

sea con una tesis o una regla afirmada anteriormente' sea


.
a
con una tesis admitida generalmente y la cual uno, como
l. Cf. "El papel de lo ridículo" en T. A., §9.
todos los demás miembros del grupo, presumiblemente ad-
2. L. Olbrechts-Tyteca, Le comique du discours, éd. de l'Univer.sité
hiere. de Bruxelles, 1974, pág. 160.


1
:'
.·:·- ·, ..
84 EL IMPERIO . RETÓRICO Los argwucntos 85
cttasilógicos

bordinados • Para osar oponerse a los h~chos y a la razón :


3
la neutralidad entre mujeres que nos son igualmente ami-
parece necesario. un prestigio divino: por el credo qui(l. gas, aunque ellas hayan roto por intereses en los cuales n~da
ahsztrdwn, Tertul1ano expresa el carácter sobrenatural de . tenemos queyer, es un asunto dificil, a menudo: es prectso
mfu - escoger entre ellas o perderlas a las dos" . .
Normalmente las incompatibilidades se presentan para.
ser resuelta~, pero la solución no está dada a ptiori; el dere. •: Dos grupos, tales como la iglesia católica Y. el partido
. cho internacional privado ha sido elaborado completamen~ comunista pueden decidir, ora que la pertenencia a uno ~e
~e para re.s?lver los conflictos de leyes ocasionados por la · Uos es incompatible con la pertenencia al otro, ora aru:n~­
~t~rvencton en un sistema de derecho de leyes extranjeras la compatibilidad; puede incluso suceder que los din~
hl sistema,.pero al cual éste impone la aplicación. . . tes de estos grupos tengan con relación a este tema·
·.. El,;arágrafo 3 del artículo 3°·,del Código Napoleónico; . actitudes opuestas. .
.~.ce: 1~s leyes referentes al Estado y la capacidad de las ·· Según la manera conio se presentan ~s regla~, las sttu~-
~~,:so na~ ri~en a los fi:anceses, aún si residen en el extranje- .ciones descritas pueden parecer compatibles o mcompafi-
:t:p... La JUnsprudencla ha deducido, por simetría, que el ;bles. Cuando de dos reglas que · se excluyen, una es de
~~tado Y la capacidad de los extranjeros en Francia están aplicación siempre, el conflicto e.s ~n.e~itable, p~ro se volve-
t~gido~ por su ley nacional. Pero, ¿qué hacer cuando se tra- • rán compatibles gracias a una dtvisto],l_en el_tiempo, .en_el
!fti. ~.e un divorcio de dos personas casadas de ~acionalidad · . espacio o en cuanto al objeto que pe~te eVItar el conflic-
g}J~rente Y que la ley nacional de uno de los esposos auto- to. "Dos afirmaciones de una misma persona en mamen-_
. ~a el divorcio, mientras que la .o tra lo prohibe? La incom- tos diferentes d.e· su vida, pueden ser presentada,~ como .
· · patibilidad resulta de. la aplicación simultánea, prescrita incompatibles, si todos los enunciados de es~ persona ..se ·
.. .por la ley, de dos sistemas, que si hubiesen permanecido tratan como un solo sistema; si se ttatan los diversos peno- .
! .e:rteriores uno a· otro, no· plantearían ninguna dificultad dos de su vida· como no siendo ·solidarios los unos con. \.
p arti"eul ar.
1
· .. · ~. . • p
. . otros la incompatibilidad desaparece, 5 • Lo mismo sucede-
.' rá e~ el caso de enunciados de los diversos miembros de
..
. ··. El conflicto puede resultar deuna ,decisi9n ht1mana.'. El
Jefe del_gobierno que decide:plantear un voto.de confianz~ · : un grupo, si s~n considerados o no como siendo represen-
afirma que hay incompatibilidad entre el rechazo · de su . tativos·de..éste. · ·,-. · ·
proposición y ·su•continuación:en el poder. Aunque resulta · Entre los innumerables casos de incompatibilidad; hay
de una. decisión,· una vez que .ésta ·parece ·irrevocable los algunos que no resultan del hecho de q~~e dos reglas dife-:
terceros deberán: tener. en . cuenta esta incompatibilfdad rentes se oponen, sino.de que-la afi.rmacton de un~ regla: es
como si se tratara de un .fenómeno natural. :.·: incompatible con las condiciones o las conse.cuen~las de .su
::.·.·Se,puede aplicar a :Estad-os en guerradó-·que La Btuyere aseveración o de su aplicación. Se puede cahficar a esta In-
diJo de las mujeres que se detestan: ..
86 EL IMPERIO RETÓRICO
Los ar!JlWit'IIWS 87
1 cuasilt~qic:os

compatibilidad de autofa!Jia. La retorsión, es el argumento sición tiene un sentido y, en el caso afirmativo, si es analí-
que ataca la regla produciendo una autofagia evidente'. 1 tica o fundada sobre la experiencia.
He aquí un ejemplo cómico de aplicación de la retor- .. Otra forma de autofagia es aquella que opone una afir-
sión, que hará comprender el mecanismo de esta forma de ·- mación a las condiciones o a las consecuencias de su apli-
razonamiento. En el momento en que, en un teatro de pro- - cación. He aquí un mensaje dejado por uri abogado a su
vincia, el público se alistaba a cantar la lYiarsellesa, un poli- ··~ doméstico: "He ido al restaurante El Elefante, donde usted
cía sube a la escena para anunciar que está prohibido todo puede encontrarme, pero si usted no sabe leer, lleve esta
!o que no figura en el cartel. "¿Y usted -interrumpe uno de nota al librero de la esquina quien la leerá para usted"'.
los espectadores-, usted está en el cartel?"'. ' A Epicuro que recomienda al sabio no tener hijos y no
Este ejemplo muestra, a la vez, un caso de aplicación de re~onocerlos si vienen al mundo, Epicteto responde iróni-
la autofagia y la manera de escapar a la retorsión, pues bas- c·amente:
taría hacer excepción con los representantes del orden pú- i l
blico, para que puedan incumplir en caso de necesidad el Creo que, aun si tu padre y tu madre hubiesen adivinado
reglamento. La estructura de la autofagia, puesta clara- ~ : que fueses a hablar así, no te habrían abandonado 10 •
mente en evidencia con este ejemplo cómico 8 , se encuen- : i
t.ra cada vez que uno recurre a ]a retorsión. '=: :•' La observación de Epicteto busca ridiculizar a Epicuro,
Aristóteles mostró que quien objeta el principio de no '(, ~ues si sus padres hubiesen seguido sus consejos, no lo ha-
contradicción, puede ser refutado por retorsión, pues lo ~rían engendrado, o lo habrían abandonado, si hubiesen
presupone si al afirmar lo verdadero, pretende que lo de su .~ido sabios epicúreos.
adversario es falso: su acción implica lo que sus palabras ' Vemos claramente con estos ejemplos que la autofagia
niegan. El argumento no es puramente formal; pues es pre- no conduce al absurdo, pero que pone en ridículo a aquel
ciso poner en evidencia la incompatibilidad, formular lo que la padece.
que el rechazo del principio de no contradicción presupo- Como la incompatibilidad, contrario a la contradicción 1
ne. Ahora bien, esta formulación podría ser el objeto de formal, no es universal y no se produce sino en una situa-
controversia. ción dada, una manera de escapara ella consiste en exami- 1
Otra situación que conduce a la autofagia es aquella en nar por anticipado todas las situaciones que podrían dar
donde se trata de aplicar la regla a sí misma, pero sin lo- nacimiento a ella. Es la actitud Ló!]ica, la del jurista o la del
grarlo: es lo que le sucede a los positivistas que afirman talmudista que imagina las situaciones más variadas que 1
que toda proposición que tiene un sentido es analítica o de podrían causar dificultades, tratando de resolverlas a priori.
naturaleza empírica; se les podría preguntar si esta propo- Una discusión entre talmuclistas se refería a la regla
según la cual ur:a paloma que se encontraba a menos ele

6. Cf. G. fsaye, "La justificntion critique par rétorsion" Rt•l•ue


philosuphiqut' de Loul'aiu, 1954, págs. 205-233. ' 9. Cf. fl1id., prig. 172.
7. T. A., prigs. 274-275. 10. Epicteto, Eutn·rieus, 1, xxm, §10, en "Les Sto'iciens", Pléimle,
8. Cf. L. Olbrechts-Tyteca, Le comiqur du discours, págs. 169-173. prig. 860.
(

88 EL IMPEIUO R ETt) KiCO


Lus ar'!}llmcurm; 89
1-1 1t!s iló¡} icos 1
'

Í.
cierta distancia -digarr1os 50 metros- del palomar, ....ore- . Se evita que la situación que origina el problema no se
sumible~nente pertenece al propietario; más allá de estH produzca o si se produce se lli.-,ge no verla, recurriendo al (
'

distancia a quien la encontró. Un rabino impertinente se silencio, a la ficción y aun a. la mentira.


(
levantó para preguntar: "¿Qué hacer cuando una de las pa- Es una regla en el japón la de no recibir visitantes sino
1
t::~s de la paloma se encuentra a 1nenos v la otra a más de SO en traje decente; quien sorprende en traje de trabajo a la 1 ¡

persona que le hace visita, fingirá no verla y no la saludará .1


metros'?" El talmud señala que no se le dio respuesta, sim- t
plemente lo echaron de la Academia. (Baba Batra 236). sino en el mon1ento en que habrá ca1nbiado su vestido. La 1

La actitud de la Academia nos muestra que hay casos


que uno rehúsa tenerlos en consideración para no tener
enfermedad diplomática es una de las técnicas que pernlite
retardar una escogencia desagradable, un sacrificio dolo-
l
:¡ \
que zanjar desde antes situaciones marginales, euya solu- . ¡
'
roso, pero eso a precio de una rnentira. Como lo dice /¡
Janl~élévitch, con1parando la n1entira con la limosna: HJa li-
·.! ¡

~
ción podría depender del contexto.· Es la actitud práctica, .. .

la del hombre que rehúsa decidir y resolver por anticipado mosna, como la mentira, aplaza e1 problen1a sin resolverlo; ~~

11
todos los problemas que podrían plantearse. Los jueces aplaza la dificultad haciéndola más pesadn' :!.
f.
¡. Es por·esto por lo cual, si se quiere resolver una incom-
prudentes cuando tienen qne decidir en un caso delicado,
se esfuerzan por lilnitar el alcance de la regla que les ha ·t·.. patibilidad y no aplazarla, se deberá sacrificar una de las
. ..

pe1mitído motivar el juicio, por temor a crear un prece- ;.: dos rcg1as en conflicto, o por lo menos arreglarla, y esto
dente .Y maniatar Hl juez futuro que tendrá que examinar operando una disociación de las nociones. Tendretnos la
una especie un poco diteren te. ocasión de extendernos más ampliamente sobre esta técni-
Quien no quiere sacrificar una regla o resolver una in- ca de razonauüento propia de la argumentación.
compatibilidad planteada en un momento inoportuno, se .: ·1~
. ..
.. .

las an·eglará para que la situación delicada no se produzca, ...·:.·¡:· 2. Identidad, definición, analiticidacly tautología
•.

... -
para que no tenga que resolver ]a incompatibilidad: ésta es .....
··:
'

la actitud clipjgnuí.tiffl. . .·
Una identidad puramente formal se presenta como una ...
.
~ . ... .

evidencia, o se establece convencionalmente, pero erl todo .


. ·}
Saint Simon, citado por Proust, describe ampliamente
los subterfugios a los cuales la nobleza debía recurrir para
_.
·: .. '
.
caso escapa a la controversia y, por consiguiente, a la argu-
•' :-:
no tener que zanjar determinados problemas de primacía:
····.
....
-··· . lnentación. No es el caso de las identificaciones que encon- ..
'"•

't. f
~- 1 !
tramos en el discurso ordinario. '.;':1~ \.
~· :

En ciertos casos, ante la imposibilidad de llegar a un en- .. :


Éstas buscan ya una identidad cmnpleta, ya una identi- :_i;'.1i
tendimiento, se prefiere convenir que el hijo de Luis XIV no
.' dad parcial de los ele1nentos confrontados. ...·. __
:~~:· ;

recibirá en su casa a tal soberano e.h1:ranjero, sino fue.r a de la La identificación de dos expresiones puede resultar de
;1¡
.... .
·. ..
~

casa, al aire libre, para que no se diga que al entrar en el casti- . :-.': la definición o del análisis.
llo el uno ha precedido al otro 11 • Cuando, gracias a uria definición, se pretende identifi-
car el definiens con el definiendum., se trata de un ~so ·.
i
'
. . -·
~·· ···

. .... ;
· 11. .M. Proust, illa recherche du remps perdu, Pléiade, voL 2, Le cótc '' .
de Guennautes, u, pág. 436. 12. V.jankélévitch, Tmité des vertus, París, Bordas, 1949, pri~. 435.
::x:
....
::t.':

• I~. -~,2-: c...


90 EL IMPERIO .RETÓRICO
' Los arnumeutos 91
c¡wsilóoico,~;

argumentativo cuasilógico· de la identidad. En efecto a .


. . . ' ilttib 11id.o al definiendum: se concibe que tal transferencia,
menos ~ue sé IUSIS~ espeCialmente sobre el hecho de que
'

precisa a qué bay que atribuir el valor, no ~uede s~r


el defimeiiS no da smo una aproximación, las definiciones de una decisión arbitraria, pues resol vena por v1a
buscan tratar al término definido y la expresión que Ío de- de autoridad una controversia sobre los valore~ 14:.
fine como intercambiables.
Es la razón por la cual en filosofía, la defimc10n de un
Se pueden distinguir cuatro especies de definiciones,en , valor controvertido debe justificarse por medio de una ar-
la lengua natural: la definición normativa, que prescribe el gumentación, pues admití~ la definición es reco_nocer el ar-
uso de un término; la definición descriptiva, que nos cons. gumento cuasilógico, mediante el cual el dejime1:dwn Y el
t;ta su uso normal; la definición de condensación, que in' ': dejiniens se consideran intercambiables: Al d~fimr_ una no-
dica los elementos esenciales de la definición descriptiva; y , ción que tiene uso habitual en el lenguaJe, se identifica, po_r
finalmente, la definición compleja, que combina, de mane' medio de la definición, la definición propuesta con el sena-
ra variable, elementos de las definiciones précedentes13. do habitual de la noción, lo que no puede ser objeto de una
Los lógicos tienen una tendencia a considerar las defi. decisión arbitraria.
~ciones como arbitrarias, aunque eso sólo vale para un , Cada vez que una noción se pueda definir de más de
Sistema formal, donde los signos presumiblemente no tie- una manera, se trata de realizar una escogencia que no po-
nen sino el sentido que se les atribuye convencionalmente
. .. .
pero esto ]amas es as¡ en una lengua natural, a menos que
' drá admitirse sin discusión -sólo si carece de efecto para el
razonamiento-. Por el contrario, si una definición orienta:
se trate de términos técnicos que se introducen en el len- el razonamiento, debe ser justificada. Una definici_ón legal
guaje. con el senti~o que se les impone. Si la palabra no se puede imponer si no se dispone de la autondad del
preeJaste, ella es solidaria en el lenguaje con las clasifica- legislador.
c~ones previas, con los juicios de valor que le dan por anti- En la medida en que un juicio analítico es el que resulta
Cipado una coloración afectiva, positiva o negativa, de tal de convenciones lingüísticas, se ve inmediatamente que se
manera que la definición de un término no puede ser con- podrá asinillar con él toda equivalencia fun?~da sobre ~~
si'derada,más como arbitraria. Por otra parte,, si éste fuera definición. La,afumación de que toda ley !og1ca es analíti-
1
e1caso, no se comprendería que se discuta frecuentemente ca idea central en el neopositivismo moderno, resulta de
s?bre el_sentido de las palabras como en los diálogos plató. ]a identificación de la lógica con un lenguaje convencional
:ncos.Sl se pretende _presentar una definición descriptiva, que es deteffi!inado por los axiomas del sistema y las reglas
esta puede ser somenda,a la prueba de la experiencia, con de deducción admitidas. U na reflexión sobre el status de la
cualquiera de sus usos. Si se trata, al contrarío, de una defi- lógica, se interrogará sobre lo bien fundado de la identifi-
nición normativa de unac palabra, tal como "justicia" 0 cación de la lógica con un lenguaje y sobre los presupues-
"~emocracia"~ ~~e designan una noción valorizada, gra- tos filosóficos de tal identificación. ¿Resulta ésta de una
Cias a la definicwn, se transfiere sobre el definiens el valor definición arbitraria? En caso contrario, se podrán reto-
- f

92 EL 'rMPERJO RETÓRICO Los argrmtt:lltos


cttasil~yic:m;

mar, a propósito de -la idea de analiticidad, las observacio- cia en el momento en que se pronuncia la frase, mientras
nes anteriores, en lo que se refiere a la definición. · que para Stra·wson, en estas condiciones, la proposición no ;
'
Se ha dado el nombre de filosofía analítica al movimien- es falsa sino que carece de aplicación ("The question does ,....
. to filosófico propagado por la Escuela de Oxford, según el not arise") 17 • De la misma manera, el análisis direccional !

cual la tarea de los filósofos consiste en un análisis lingüfs- se sirve de una argumentación cuasilógica para reducir
tico. El profesor] ohn \Yisdom distingue en este campo el una expresión compleja a sus últimos elementos ontoló- ·
análisis material, el análisis formal y e! análisis filosófico 15• gicos, de los que el orador se siente seguro, considerando
El análisis material se limitará a explicar uno u otro de los como despreciables todos los aspectos por los cuales el
términos utilizados: "A es hijo de B", significa que "A es enunciado podría diferir de los ele1nentos últimos a los ¡
\.
hijo o hija de B". El análisis formal pondrá en evidencia la cuales los reduce el análisis.
1
estructura lógica de las proposiciones, tal como el análisis Por medio de técnicas filosóficas diferentes, el análisis . '~
' .
.;
bien conocido de Bertrand Russell, que tiende a mostrar conduce a las mismas consecuencias argumentativas ·que .... i
.l
'
.

que la:frase: '~El rey de Francia es calvo", será equivalente la definición. ~ .

a: ':bay un ser y solo uno que es rey de Francia, y él es cal- El análisis, tanto como la definición, podrá pretender 1
"=·
·~ (

vo". Ivlientras que estas dos primeras formas de análisis se- tener un status diferente del argumento cuasilógico. !vlien- ~

i
~

rian de:naturaleza lingüística o lógica, el análisis filosófico tras que la definición, para escapar a la controversia, se
iría de-lo complejo Blo sin1ple, hacia los elementos últimos, presenta como arbitraria, el análisis se presenta como evi-
trátese 'de hechos fundamentales o de datos sensoriales. dente y necesario. Podríamos en este caso hacerle el repro-
L. S.. Stebbing lo ha calificado de direcciona1 16• Pero si che opuesto, a saber, que no nos enseña nada nuevo, ¿en
nos colocamos en el punto de vista de la argumentación y este caso carecería de interés, porque es simplemente
no en un punto de vista ontológico, se notará que todo tautológico? Él no haría sino retornar en otros términos, es
1
análisis es direccional, pues se propone hacer que ciertas decir, recurriendo a una definición, el contenido de la pro-
expresiones sean intercambiables, conduciendq al auditor posición analizada. El carácter tautológico del análisis, es :; \
••

hacia concepciones conforn1es a la idea que de él se hace el así solidario con el status no controvertido de la definición. .
;~
orador y excluyendo las interpretaciones diferentes que Algunas expresiones, tales como: "los negocios son los ~~· '
~~ \
podrían darse a los enunciados que se analizan. Se sabe negocios", "un centavo es un centavo", se presentan lite- :·

que el análisis de Russell ha sido combatido por Strawson rahnente como tautologías indiscutibles. En realidad no se . . 'l

quien ha insistido en los presupuestos patentes en el uso trata sino de tautologías aparentes: mientras que se presen-
de un lenguaje natural, y que el análisis de Russell trata de tan como el enunciado de una identidad, todos aquellos
.-
escan1otear. .t;n efeci.c, según su análisis, la proposición: que lo interpretan se esfuerzan por volver estos enuncia-
"El rey de Francia es calvo", es falsa, si no hay rey de Fran- dos suficiente1nente interesantes como para que merezcan
. i
. :; !
15. ]. \Visdom, "Logical Constructions" en .lvfiud, 1931 n 1933.
16. ~f. L. S. Ste~bing,. "The method of nnnlysis in rnetaphysics ", 17. Cf. P. F. Strawson, Iutroducrion to Logical Tlzeory, London,
Proceetlmgs of the A nstoccl um Sucíetv, vol. xxxm, 1922-1923. Methuen, 1952, cap. 6, 111, §7.
94 EL IMPERIO RETÓRICO Los argunwntos 95
cua.'iil0git:IIS

ser comunicados, y por consiguiente, se esfuerzan por di- alguna vez. ¿Hay seres idénticos? El lógico alemán Frege
ferenciar los términos que allí se encuentran identificados. pudo demostrar que no se identifican nunca dos seres di-
Como para la contradicción, transformada por la inter- ferentes, sino únicamente dos maneras diferentes de de-
pretación en una contradicción aparente, se transformará signar a un mismo ser: mostrando que la estrella de la
la tautología en aparente dando a los dos términos un sen- mañana es idéntica a la estrella de la tarde, se probu que
tido diferente: "pero sería falso creer que el sentido exacto estas expresiones diferentes designan el mismo y único
de éstos sea fijo a priori, y, sobre todo, que la relación entre cuerpo celeste''· Pero entonces el problema que se plantea
los términos sea siempre la misma. La fórmula de identi- en la práctica es el de saber en qué caso es racional o justo
dad nos pone en la vía de una diferencia, pero no especifi- tratar de la misma manera a dos seres, o a dos situaciones
ca sobre qué punto debemos fijar nuestra atención"''· que difieren, pero que asimilamos una a otra. Se trata en-
Es quien lee o escucha tal enunciado, el que debe inter- tonces no de identificación completa, sino parcial, justifi-
pretarlo cada vez de la manera más apropiada, como en cada por el hecho de que las diferencias se consideran
este bello ejemplo que nos cuenta Jouhandeau: "cuando despreciables, mientras que las semejanzas se consideran
veo todo lo que veo, pienso lo que pienso"''. esenciales.
Varias figuras de la retórica recurren a la tautología y a Lo que es despreciable o no dependé del fin que se per-
la contradicción aparente, para obligar a darle diversos sigue. En efecto, cuando se trata de establecer correlacio-
sentidos a una misma palabrn 20 • nes entre fenómenos, de manera que se pueda prever con
una probabilidad suficiente que un fenómeno del tipo a
3. La regla de justicia y la reciprocidad será acompañado o seguido por un fenómeno del tipo b, es
la experiencia, eventualmente explicada por una teoría, la
Según la definición de Leibniz, dos seres a y b son idén- que permitirá determinar cuáles aspectos del fenómeno se
ticos, si toda afirmación referente a uno de estos seres es pueden despreciar, elaborando clasificaciones, buscando
equivalente a una afirmación referente al otro. Resulta de regularidades o leyes naturales.
ello que será racional tratar de la misma manera a los seres Al contrario, cuando se trata de elaborar reglas de con-
idénticos, pues no existe ninguna razón para tratarlos de ducta que determinan cuáles son las obligaciones que de-
maJ1era diferente. searnos imponer a todos los individuos que se encuentran
El principio que considera como intercambiable a dos en cierta situación, cuáles son las obligaciones que uno tie-
seres idénticos puede ser tanto más fácilmente admitido, ne con relación a ellos, en afros términos, cuando se trata
cuanto que no es del todo seguro que pueda ser aplicado de leyes normativas y no simplemente descriptivas, el ca- 1
rácter esencial o despreci<ible de una u otra de sus propie-
dades, depende de los fines que la regla instaurada se \
18. Cf. T. A, prig. 293.
\
19. M. jouhund~au, Lt•s A11a de ¡\Jada me Aprcmont, Gallimard,
1954, pdg. 61, cf. tilmbién Ch. Perelman, "Perspectives rhétoriques sur 21. Cf. G. Fregt!, "Über Sinn und Bedeutun¡f', Zdcsclzrifr j'iir
les problemes sémantiques 11 , Logique et Analyse, 197 4, pág. 244. Philosophisclie Kritic, 1892, vol. 100, prigs. 25-50. Cf. tnmbien Ch.
20. Cf. T. A., prigs. 292-294 y 590. Perelman, Druir, nwmft· et philosophie, pñgs. 13-14.
··.~~···

96 EL IMPERIO RETÓHICO Los argumcncos . 97


cullsilógicm;

: {
! ~

propone _perseguir. El principio admitido generalmente de La primera diseute la asimilación entre sí de dos situa-
la igualdad ante la ley, significa que todos los seres quepo..: ciones esenc.ialmente diferentes. He aquí un pasaje en el
seen las propiedades exigidas por la ley, serán tratados de que el autor n1mano C. V. Gheorghiu parece rebelarse con-
la misrna manera, es decir rle la manera determinada por la tra el tratamiento igual a los prisioneros:
ley.
Este principio es la expresión de una regla de justicia de Estas ti·acciones de hombre que no tienen más que trozas ''

naturaleza puramente formal, según la cual "los seres de de carne, reciben la misma cantidad de alimento que los pri-
una misma categoría esencial, deben ser tratados de la mis- sioneros en perfecta posesión de sus cuerpos. Es una gran in-
ma n1anera:':.!2. El hecho de seguir precedentes, en ausencia justicia. Propongo que estos prisioneros reciban raciones ·, ¡ \.
de razones importantes para separarse de ellos, no es sino alimenticias proporcionales a la cantidad de cuerpo que po- ·.;

una aplicación de esta regla de justicia. Esta no es, por otra seen aún:!·l.
parte, sino la expresión de un principio de inercia, según el
cual encontrarnos razonable reaccionar de la misma rnane- El humor macabro de Gheorglúu se rebela contra la
ra co:p1o anterionnente en situaciones análogas, si no he- desindivi.dualización de los hombres por su inserción en
mos:;tenido razones para cambiar. Es así como nacen categorías administrativas variadas. Su ironía sugiere la
costu.rnbres que dan un valor normativo a una manera de introducción-de nuevas categorías administrativas y trata
obrar.: h:.i b i tu al. de producir un efecto de repulsión con relación a este des-
Se.considera normalmente iniusta, porque tiene la mar- precio extren1o de la persona htnnana. Pero no se razona-
ca deJa parcialidad, a una n1anera de obrar que se desarro- ría de otra . manera si uno se esfuerza seriamente en
lia de.::: · manera diferente con relación a dos situaciones reen1plazar una categoría esencial por otra, sugiriendo por
asimilables enb:e sí. ejen1plo, tratar a los hombres no según sus obras, sino se-
He aquí un ejemplo de utilización argumentativa de la gún sus necesidades.
regla de justicia en una arenga de Demóstenes: La segunda crítica se refiere al tratatniento que debe
darse a dos situaciones que se asimilan una a otra.
¿Pretenderían, por casualidad, que una convención, si es Es así como Locke se sorprende de que no se deje a cada
.
contraria a nuestra ciudad es válida, mientras que si ella les . ' uno el cuidado de buscar a su manera la salvación de su
sirve de garantía, ellos rehúsan reconocerla? ¿Es esta la que alma, mientras que se les permite gobernar como quieran
as parece justa?2!1. su patrimonio 25 ; él quisiera que se aplique el mismo libera-
. ... . lismo en materia religiosa como en materia civiL Pero hoy,
..
La regla de justicia y el recurso al precedente que resul- ·.. ~. cuando se reglamenta cada vez la economía, la asimilación
ta de ella, pueden ser objeto de df>s criticas. podría producir el efecto opuesto y conduciría, en el do- i
'1
(

22. Cf. Ch. Perelman, "De la justice" en ]ttstict: t:t m ison, op. cit., 24. V. Virgil Gheorghiu, La vingc-ciru¡uieme 1wun•, Puris, 1948, pág.
pág. 20, y "La regle de ln justice", ibid., págs. 224-233. 274.
23. Demóstenes, Hamngues, t. u, "Sobre el tratado con Alejandro", 25. Locic.e, Tlze Second Treatise of Civil Go1'enunenr ami A Lectt.·r
§18, Paris, 1925. Coucerniu¡¡ Tolerarían, Oxford, 1948, pág. 136 .
. ·. .
·~.:
98 EL IMPERIO RETÓRICO Los fii1Jil11lel/toS 99
Ctltl.SilÓ!JiL'OS

minio de la conciencia, a la intervención creciente de los Ellos exigían de si mismos para SuS inferiores los mismos
poderes públicos, por analogía con lo que sucede en el do- sentimientos que pedinn a sus superiores~u.
minio econÓinico.
El argumento de reciprocidad es el que asimila entre sí La aplicación del argumento de reciprocidad, por la in-
a dos seres o dos situaciones, mostrando que los términos versión de situaciones que opera, puede hacernos reflexio-
correlativos en una relación deben ser tratados de la mis- nar sobre la extrañeza de nuestras propias costumbres,
ma manera. mientras que nosotros las consideramos como normales
En lógica formal los términos a y b -antecedente y con- porque estamos habituados a ellas. De allí el efecto educa-
secuente- de una relación R, pueden ser invertidos sin in- tivo de las narraciones, tales como las Cartas Persas de
conveniente, si la relación es simétrica: mostrando que Montesquieu, donde éste nos invita a mirar nuestras insti,
esta simetría es esencial, podrá pretenderse que es preciso tuciones y nuestras costumbres con ojos de extranjero. Me
asimilar los términos entre sí y que hay lugar de aplicarles acuerdo de una tira cómica donde, delante de su amo que
la regla de justicia, que exige su tratamiento igual. toma un baño en la bañera, un gato le dice a otro: "¿por
He aquí algunos ejemplos sacados de los antiguos y de qué no pueden lamerse como todo el mundo?".
los modernos: "lo que es honroso aprender, es honroso El recurso al argumento de reciprocidad se vuelve fran-
también enseñarlo"'"; "si vender (los impuestos) no es ver- camente cómico y aun escandaloso, c;,ando la asimilación
gonzoso para ustedes, comprarlos no lo es tampoco para de las situaciones olvida las diferencias esenciales.
nosotros" 27. La Bruyere se sorprende de ver a "una masa
de cristianos de uno y otro sexo que se reúnen ciertos días En Surnte, un inglés destapa. una botella de cerveza que
en una sala ·para aplaudir a una tropa de excomulgados, espumen abundantemente. A un hindú que se sorprende de
que no lo son sino por el placer que dan" 28 • De la misma ello, él le pregunta qué es lo que le parece extraño. Lo que me
manera, un vagabundo se indigna: "No llego a comprender parece extraño no es lo que sale de la botella -responde el
cómo la mendicidad puede ser un delito en una sociedad hindú-, sino la manera como ustedes pudieron meter todo
donde la caridad es una virtud"". eso nllP 1•
La regla de oro, bajo varias de sus formas, resulta de la
aplicación de la regla de justicia a situaciones que uno pre- L. Sterne, que deriva buen número de efectos cómicos
tende que son simétricas: de la parodia de la argumentación, recuerda este pequeño
diálogo:
No hagas a otro lo que no quieras que él te haga.
-Eh, -exclama Kysarsius, ¿quién ha tenido alguna vez la
Isócrates alaba a los ateniense cuando escribe: idea de acostarse con su abuela?
-Este jovencito -replicó Yorick- que no sólo tuvo la idea,
26. Quin tilia no. Iusrimriou oraroin·, voL 11, en p. x, §78.
27. Aristóteles, Retórica, L. u, 1397o.
28. La BruyCre, "CornctCres'~ De "quelques usoges", op. cit., p:ig. 482. 30. Isót:rates, Discours, t. u, Pnnégyrique d'AthCnes, §81.
29. C[ L. 01hrechts-Tytecu, Le comique du d iscours, pág. 199. 31. Cf. L. Olbrechts.Tyteca, Le comiqut' du discours, pcig. 200.
. .., i
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...,;¡·, '
!!
11
1
1
1

100 EL IMPERIO RETÓRICO Lo~ argumcmos 101


cuasi l~tj icos

sino que aun así la justificó delante de su padre, basándose en Estos ejemplos y tan tos otros en los que se aplica el ar-
la ley del Talión: "usted se acuesta·-le dice él- con m.i madre
.

¿por qué no me acostaría yo con la vuestra?":12


l
gumento de reciprocidad a lo real, testin1onian el aspecto
cuasilógico del razonaniiento que utiliza la regla·de justicia
l
1
en situaciones consideradas como shnétricas.
¡ ¡

La Ley del Talión que aplica a ios castigos la tnisma re- !1 1


!
gla de justicia que la regla de oro aplica a la conducta nJo- il
1
4. Argurnentos de tra11sitivirlad, de üu:lusión
ral, es inaplicable cuando la simetría invocada es sólo y de división
aparente, sea a causa de la intervención de un fenómeno
natural, de una relación familiar o de una actitud personal, Se entiende por transitividad la propiedad forn1al de
que impiden la asimilación de situaciones, como en estas una relación que p~rmite pasar de la afirmación de que ella
palabras recogidas por] ouhandeau: existe entre un término y un segundo, entre este segundo
término y un tercero, a la conclusión de que se da entre el
.Lévy, si hubiera sabido que érais tan rico, no os amo; pero prirner término y el tercero. Esta propiedad caracteriza a
sq~~·:vos, en lugar de Raymond, quien me habrías desposado y relaciones tales como: "igual a", "incluido en", "más gran-
os :;lV~bria engañado con él, hasta el día en que a fuerza de de que". La rélación aRe es siempre verdadera cuando son
ro'9~ros, cuando habríamos podido ser felices, juntos sin vos, verdaderas las premisas a R by b R c.
os .._l,:1abria dejado; pero todo hll !:iucedido al contrario: yo soy .. ' Pero hay casos en que la transitividad se proclarna sin
1
., • 1
su . wujer y aunque hubiémis sido aún más rico, ni por oro ni .. '
estar siempre garantizada: "los amigos de mis mnigos son
i
por,:, pJata, a mi Raymond no lo engañaría con vos33 • mis amigos'', afirma una transitividad argumentativa, que
' .,i
.o podria ser.contradicha por la e:h.-periencia; quien proclama
. :¡
En ciertos casos uno se pregunta si la asimilación es vá- .. '
i este adagio, podría defenderlo a pesar de los casos inva-
.. :
lida o no. ¿Cuál es la fuerza persuasiva de este pensamien- lidantes, afirmando que no vale sino para los verdaderos
to de lYiontaigne?: "Es locura igual llorar porque dentro de amigos: definiendo "la verdadera·amistad" como transiti~
cien años no viviremos, que llorar porque no vivíamos hace ! va, se ha transformado el adagio en una proposición analí-
i
· -cien años":H. '-
tica, que ninguna experiencia podría refutar.
i .. : .
¿Es preciso asiE1i1Hr.el período en el que uno está muer- El silogismo afirma la transitividad de la relación de in- -·
·,:·.
to a aquel en el que aún no se ha.bía nacido'? ¿Es preciso clusión o de implicación. Cuando estas .relaciones se defi- ...
. '
• • • !.

considerD.r que, igualmente, 1os seres que han nacido de- nen en un sistema formal, la transitivida'd no plantea
hen necesariamente morir y sacar la conclusión de que la ningun.a ·duda. Pero, ¿será lo mismo en el caso del smites ...
·.
'.
.:

inmortalidad de los dioses es una idea incompatible con el i chino, donde el miembro de la frase que constituye la se-
.. .'· !t . '
hecho que han nacido para venir al mundo? . gunda parte de una proposición se retoma al comienzo de
la siguiente, buscando cada vez el medio adaptado al fin X
.;
: ...
32. L. S terne, Vie er opillions de Tri.stram Slzaudy, trad. de Mauron, .. ¡
buscado? 1
1945, pág. 272. ... 1: He aqtÚ un ejemplo bien conocido de Ta Hio: !
33. M.jouhandeau, Uu momle, París, 1950, pág. 25. .... ¡
34. ~fontnigne, Essllis, L. 1, cap. xx, Pléinde, prlg. 105.

102 EL IMPERIO RETÓRICO T~os argumentos 103
cua.silúgicos

Los antiguos que querían desempeñar con inteligencia su Encontramos un razonmniento análogo segün el cual es
papel educador en todo el país, primero ponían orden en su racional subordinar la parte al todo, enJankélévitch:
principado; queriendo poner orden en su principado, prime-
ro regulaban su vida fnmiliar; queriendo regular su vida fami- La economía opera según la sucesión, como la diplomacin
Har, cultivaban primero su persona; deseando cultivar su según la coexistencia, y como ésta determina el sacrificio de
persona, primero rectificaban su corazón; queriendo rectifi- la parte al todo, del interés local al interés totnl, así, por sus
car su corazón, buscaban la sinceridad en sus pensamientos; aneglos temporales, aquélla determina el sacrificio del pre-
buseando la sinceridad en sus pensamientos, se aplicaban sente al futuro y del instante fugitivo a la duración más larga
primero a la ciencia perfecta. Esta ciencia perfecta consiste posible. ¿Puedes tú querer sin absurdo, que el placer de un
en adquirir el sentido de las renlidades 35. segundo comprometa los intereses superiores de todu una
vida? 37
¿Este paso de consecuencia a condición, que invertido
daría el paso simétrico de condiciones a la consecuencia Esta subordinación de la parte al todo es obvia si las di-
'
presenta, bajo la forma de un entimema, una transitividad versas partes son homogéneas, pero, ¿si la presellcia del
constrictiva o una argumentación que debe sólo a la forma presente y de lo actual le diera una superioridad sobre todo
adoptada un valor de implicación? Estamos en todo caso porvenir, el cual no es sino posible?
lejos de la transitividad formal, en la cual se deriva la exis- ¿.Se 1iuede pretender siempre que quien pueda lo más,
tencia de una propiedad común a todos los elementos liga- puede lo menos? Si esta afirmación expresara una verdad
dos por ella. formal, sería inconcebible que uno pudiera oponerse a
La inclusión de la parte en el todo permite decir que el ella. Ahora bien, tenemos un excelente ejemplo de lo con-
todo es más grande que cada una de sus partes; lo que es trario en la célebre Ley Vandervelde, votada en Bélgica des-
una verdad demostrable en aritroética y en geometría, se pués de la Primera Guerra Mundial. Por iniciativa del gran /\
vuelve argumento cuasilógico, si se sacan consecuencias líder socialista, ella permitía la venta a cada uno de dos li-
de este tipo: "el todo vale más que una parte", o "lo que no tros de alcohol por lo menos, mientras que prohibía la ven-
le está pemlitido al todo, no le está permitido a la parte", ta de cantidades menores; aunque paradójica, esta ley
"quien puede lo más, puede lo menOs", donde "lo menos" contribuyó eficazmente a combatir el alcoholismo en el
se considera como una parte del todo, que es "lo más". medio obrero, que era el fin buscado por su autor.
He aquí como Locke utiliza de una manera implícita Es normal considerar a las especies como subdivisiones .,
ese tipo de argumento: o partes del género. De allí, a trasponer los razonamientos
que se refieren al todo y sus partes en razonamientos rela-
Nada de lo que está prohibido por la ley a toda iglesia, no tivos a las relaciones entre el género y las especies, no hay
puede, por ningún derecho eclesiástico, volverse legal para sino un paso que se da rápidamente. Lo más frecuente en.
ninguno de sus miembros:JG. este tipo de argumentos no es concluir la superioridad del

35. Cf. T. A., págs. 310-311. Coucemiug Toluatiou, op. cic., 135.
36. Locke, Tlte &coud Treacise of Cil'il Govcnmuut ami A Letter 37. V.janké1évitch, Tmicédes venus, op. cit., pág. 19.
106 EL I!ot1PERIO RETÓRICO Los argumentos 107
cuasilri,_qicos

una toma de partido completamente independiente de los mal. La aplicación del esquema argumentativo presupone
resultados de un estudio sobre la tiara. una decisión referente a la iroportancia de las razones pre-
Hay casos en los que la presentación bajo la forma de sentadas en favor de la asiroilación o de la diferenciación
dilema se vuelve inadmisible, esto es, cuando sus dos ra- de las dos especies de un mismo género en una situación
mas conducen a un absurdo manifiesto. Sterne está muy dada.
contento cuando puede ridiculizar una u otra forma de ar-
gumentación. He aquí cómo presenta las reflexiones de los 5. Los pesos y medidas, y Zas probabilidades
juristas de Estrasburgo acerca de la nariz de un extranjera:
La comparación constituye un argumento cuasilógico
Verdadera -opinaron ellos-, una nariz tan monstruosa cuando no da lugar a una pesada o a una medida efectiva
hubiera sido civilmente intolerable. Falsa, hubiera constitui- que utilice un sistema de pesas y medidas; pero el efecto
do una violación más grave, más imperdonable aun de los de- persuasivo de tales comparaciones está constituido, sin
rechos de la sociedad, a quien trataba de engañar por su embargo, por la idea subyacente de que se podría apoyar su
apariencia abusiva. juicio por una operación de control.
La única objeción a este dilema, si probaba alguna cosa, A1 decir: "sus mejillas son rojas como manzanas", "es
era que la nariz del extranjero no era ni verdadera ni falsa 43 • más rico que Creso", parece que expresamos un juicio con-
trolable.
La relación entre las partes y el todo, entre las especies Cuando Cicerón afirma: "El crimen es el mismo por ro-
y el género que las contiene, ha dado origen en derecho a bar al Estado o hacer derroches contrarios al orden públi-
,.
dos clases de argumentos: el razonamiento a pari y a con- co"4\ acuerda el mismo peso a una acción que no cae bajo ;¡

trario. ¿Se puede pretender que lo que vale para una es- el rigor de la ley, que a un delito punible.
pecie, vale para la otra? O por el contrario, ¿vamos a Mientras que en una pesada o una medida real, el pa-
oponerlas? ¿Cuando una regla de derecho declara que los trón de medida es neutro e invariable, las comparaciones
hijos pueden heredar de sus padres, quiere esto igualmente de toda especie sufren el contragolpe del término de com-
decir que vale para las hijas, o las excluye de la participa- paración escogido, pues los dos términos, por la compara-
ción de la .suc_esión? Sólo el contexto puede dar la buena ción misma, son reunidos en una misma clase y se vuelven
interpretación. Se sabe, por otra parte, que en la historia por eso mismo más o menos homogéneos. Decir que un
del derecho, una misma regla pudo en épocas diferentes escritor es inferior a tal maestro reputado o que es supe-
recibir la primera interpretación, mientras que al comien- rior a una nulidad patente, es expresar cada vez un juicio
zo es la segunda la que se admite. El hecho de que se pueda defendible pero que tienen alcances muy diferentes.
oscilar entre estos dos tipos de argumentos pone en claro Este efecto no ha escapado a Bossuet, quien lo subraya
lo que distingue la argumentación de la demostración for- expresamente: " ... Los soberanos piadosos quieren que
toda su gloria se borre en presencia de la de Dios, y, lejos
43. L. S terne, Vida 11 opiuioJU:s del caballero Triscram Sltaudy, Cáte-
dra, Madrid 1993, citado en T. A., pág. 320. 44. Cicerón, De Oraron•, L. 11, §172.
- (

108 EL IMPERIO RETÓRICO Los argrtmt!IIIO.'i 109


crmsilógictJs

de ofenderse de que se disminuya su potencia desde esta ··:·· se". '•Yo también, pero mientras llega podemos fumarnos
perspectiva, saben que jamás se les reverencia de manera uno", contesta la joven48• (
más profunda que cuando uno los disminuye de talrnane.:. -~.

ra, comparándolos con Dios"45• En la argumentación cuasilógica es raro que el térnüno \


Acercando entre sí dos ténninos muy alejados, se realza de cmnparación esté determinado detal n1anera que se itn- " :~·-. (
el térmmoiñfenor pero se rebaja un poco el superior. ponga. Como el recurso a este argumento busca n1enos in- -
..·-.......~·
.
: '
~ alli L~.~~._E~i<?t.:L~~~~-4~.!9.. q]:le_ es incomparable, de lo formar que impresionar, la indicación de una magnitud -· .
·~ i•.
que no se puede comparar sino c~ilsigo.. íliismo, de lo que numérica absoluta podrá ser menos eficaz para este efecto i ; .~
{

se considera único. que la indicación de una magnitud relativa, pero siempre y .. -


<..._
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Plotino, después de haber observado la superioridad del cuando el término de comparación esté bien escogido. Para .•.
.
.. ' •,;
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Uno sobre cualquier otra realidad, pero temiendo la deva- - subrayar la inmensidad de un país, en París será más fácil :~ (

luación que resulta para él, agrega: '"Separemos de Él toda decir que es nueve veces más grande que Francia, que indi-
cosa, no digamos ni siquiera que las cosas dependen de Él car que cubre la mitad del Brasil.
y que-es libre, ... no debe tener absolutamente ninguna re- Ei ténnino de comparación puede servir de contraste.
lación ;con nada ... " 46 Es así con1o las descripciones entusiastas de una edad de
. ·, De:.manera anÁloga, La Bruyere, al ocuparse del valor oro o de un buen tiempo pasado sirven, sobre todo, para
de los grandes artistas, escribe: descalificar la edad y el país en que se vive. ·
A menu42.7Jª.C,;QID_P.~ªc.ióuresulta..de..un..sacrificio; éste
:v... es un pintor, C... es un músico, y el autor de Príttmu ·• mid~···~¡--~;~i~r atribuido a lo que se quiere obtener o guar-
es ¿un poeta, pero IY1ignard es lvlignard, Lulli es Lulli, y dar; de ahí la importancia de los mártires como garantes de
Comeille es Corneille·1i. la fe.
Al pensa1niento de Pascal: "No creo sino las historias
La-kam.paracióiL_B.:~~!.~~~·ªº--ª~j.Qg~s difer~ntes, las si- cuyos testigos se harían degollar"49 ; corresponde la afirma-
túa. e.n ~n _e~~~!.~..~!~~ ~~1.p}~i~o por lo~j_ri~iiocut~.X:~s;.pero ción de Calvino, que señala el poco afecto de los católicos a
la revelación de una divergencia sobre el asunto no dejará su religión, y opone a ella la determinación de los protes-
. ~· ::
de producir un efecto cómico: - ... tantes: "Nuestra confianza es diferente, ella no teme los te-
rrores de la muerte, ni el juicio de Dios" 50 • ·(
..
Una linda joven y una señora vieja y de mal genio espe- La renuncia ascética permite valorizar el estado misti-
·j

ran el bus. La segunda rehúsa con indignación un cigarrillo: co, argumento del que Plotino no tiene dudas en servirse: •

"¿Fumar en la calle? Preferiría abrazar al primero que llega- "Todo lo que a Él (a el alma) le producía placer antes -dig-
nidad, poder, riqueza, belleza, ciencia-, todo esto ella lo

48. T. A., pdgs. 329-330.


45. Bossue~ Sennous, t. n, "Sur l'ambition", op. cit., pág. 395. 49. Pas~al, Peusées, 397, op. cit., pág. 932.
46. Plotino, Ennéadas, VI, 7, §34, citado en T. A .. , pág. 329. 50. Calvino, Iustitu.riou. de la rdi!Jiou chréciemze, Geneve, 1988,
47. La Bruyere, op. cic., pág. 118. pág. 8.

·'
110 EL IMPERIO RETÓRICO Los ar!Jllllleutos 111
L'lut.'iilá!Jit:os

desprecia y dice: ¿lo diría si no hubiese encontrado bienes A los argumentos cuasilógicos o cuasimatemáticos SP
mejores?" 51 • pueden aproximar todos aquellos que se refieren a proba-
Los confesores de la fe pueden ser humildes y carecer bilidades no calculables, o por lo menos a ideas subyacen-
de reputación; su número suplirá a su falta de prestigio in-. tes al cálculo de probabilidades.
dividua!, como en la leyenda de las once mil vírgenes que He aquí dos razonamientos fundados sobre la idea de
acomprul.an a santa Úrsula. · que la probabilidad de una mejor escogencia aumenra con
En la argumentación por el sacrificio, en ausencia de el mí mero des-oi;;Ciones entre las cuales es preciso escoger. .\
·1
una medida objetiva, no se juzgan las cosas sino por el pre- Isócrates aconseja admitir a los jóvenes en las asambleas
1
cio que los hombres les atribuyen. ¿Constituye este precio deliberantes:
una constante? Nada lo indica. El bien sacrificado puede
1
ser objeto de una runbivalencia, como también el fin busca- Puesto que la cualidad de nuestros juicios difiere, no por
do: "Se rechaza violentamente aquello a lo cual se ha dado el número de nuestros. años, sino en razón de los tempe-
demasiado o nos apegamos a ello con una especie de deses- ramentos y de nuestra facultad de aplicación, ¿por qué. no
peración"52. hacer obligatorio el llamado a la e>.lJcriencia de las dos gene-
El sacrificio inútil, que no ha tenido ningún resultado, raciones, para que ustedes tengan la posibilidad de escoger
tiende a devaluar lo que ha sido sacrificado de esta manera. entre todos los discursos sostenidos los· consejos más úti-
Los soldados caídos después del rechazo de una ofensiva 1es?55.
eran designados por sus crunaradas de combate como
"aquellos que precisan volver a comenzar" 53 • Es también el argumento utilizado por Loclce para opo-
El argumento por el sacrificio se volverá cómico si mide nerse a la tiranía de los príncipes en materia religiosa:
otra cosa que lo que interesa al interlocutor.
Si no hay sino una verdad, un camino para ir al cielo, qué
El empleador interroga a un candidato para un puesto y esperanzas hay de que mucha gente será conducida allí, si no
se sorprende: tienen sino la religión del príncipe y se ponen en la obliga-
-Usted pide un salario- muy elevado para u u hombre sin ción de abandonar la luz de su propia razón ... el estrecho ca-
experiencia. mino se disminui1Ía aún más; sólo un país estaría en lo
-El habajo es tanto más difícil cuando uno no sabe cómo verdadero 51i.
hacerla 5-t.
En los dos casos se pretende que es preciso preferir las
combinaciones que nos dan el mayor número de opciones:
se reduce el problema de la participación en las asambleas
51. Plotino, Ennéada!J', VJ, 7, §34.
52. S. Weil, L'enraciuemellt, París, Gallimard, 1949, pág. 114.
53.]. Pnulhan, Le Guem'er appliqué, París, Gnllimurd, 1930, pág. 55. lsócmtes, Discours, t. u, Archhlumos, §4.
133. SG. Locke Tlu Seco1ul Trmrist' uf Cil'il Gu!'t'rllllll'llt aud A Lt:trtT
54. L. Olbrechts-Tyteca, Le comíque du discours, púg. 219. Couceruiug Tolemriun, pág. 128.
114 EL IMPERIO RETÓRICO Los m;gmm'lllos lm.wulos 115
sobre la esrrucmm tk lo rt'Ul

da de las causa;, hacia la detenilinación de los ef~ctos y en un contexto dererminado, contro]a,ids por medio de in-.
hacia la apreciación de un hecho por sus consecuencias. vestigaciones apropiadas.
Cuando se trata de actos intencionales, la determinación El argumento pragmático' es el que permite apreciar un
de la causa se acompaña de la del motivo que ha incitado a hecho por sus consecuencias. Para Bentham, es incluso ·el
realizar el acto. único argumento válido cuando se trata de adoptar una
La argumentaéión desarrollada sirve para dar cuenta de norma:
un fenómeno, para explicarlo, a veces para orientar las in-
vestigaciones. ¿Qué es dar una buena razón en materia de ley? Es alegar.
El descubrimiento de un cadáver suscita una serie de en pro o en contra de la ley los bienes o ~ales ·que ella tiende
preguntas: ¿se trata de una muerte natural o de un cri- a producir. ¿Qué es dar una falsa razón? . .•\legar en pro o. e!l
men?, y (m este último caso, ¿quién ha podido producirlo? contra de una ley cualquier otra cosa que sus efectos, se~ para
¿Quié.n tuvo interés en matar a la víctima? Entre los sospe- bien o para mal".
chosos, ¿quién es el que ha tenido el deseo y la posibilidad
. de obrar?, ¿las presunciones de que se dispone son precisas El razonamiento por las consecuencias parece tan ob-
y concordantes?, ¿en qué medida explican el desarroiio de vio que no tiene que ser justificado. Las consecuencias
los acontecüriientos?, ¿,otras hipótesis no serían también pueden ser observadas o previstas, segu~as o presuntas. El
más aceptables"?. razonamiento pragmático permite justificar incluso la con-
Observemos -~~n relación a este punto que el mismo ducta del supersticioso:
tipo de razonamiepto servirá también, tanto en una delibe-
ración íntima, corno en una argumentación para uso de Si somos trece en la mesa, si encien~o. tres cigarrillos con
otro. Esta última no será eficaz, a menos que exista entre una sola cerilla, estoy inquieto y no Valgo nada. Si al con-
los interlocutores un acuerdo sobre los motivos posibles de trario, exijo que seamos doce, o me niego a prender el tercer 1
·¡
una accióri, sobre su pertinencia y su probabilidad en un cigarrillo, entonces estoy seguro y recobro todas mis faculta- 1
contexto determinado. des. Pur consiguiente, esta exigencia y este rechazo son legíti-
Aquel que en un juego de azar gana un número de ve- mos y razonables5 •
ces anotmahnen te alto puede ser sospechoso de hacer
trampa, lo que hace su éxito más comprensible. Si varios El argumento pragmático, que parece reducir el valor
testigos están de acuerdo, sin que se hayan puesto previa- de la causa al de sus consecuencias, da la impresión de que
mente de acuerdo, estaremos incitados a concluir que han todos los valores son del mismo orden: es así como la ver-
asistido al mismo acontecimiento del cual atestiguan la
realidad.
Admitiendo la existencia de correlaciones, de leyes na-
3. Cf. Ch. Perelmnn, "L'nrgument prngmntique", en Lt' challlfJ tit'
turales, del principio de que las mismas causas producen l'argmm·uraciou, pdg. 100 u 119, tanto como T A.. pdgs. 357-364.
los mismos efectos, podremos llegar a constituir hipótesis 4. Benthum, Oelllrres, t. 1, Principe·s de Legislatiou, cap. XIII, pdg. 39.
5. Ch. Odier, L'llll[JOissc u la peusée magiqut', NeuchD.tell, Deln-
chuux, 1948, pdg. 121.
1 (

.··-
(
116 EL IMPERIO RETÓRICO Los ar!.JILIIICIItos Jmsmlos 117
sobr·c /u cst ntt:Iltra tlt: lo rt:lll

. ;
i ¡"
dad de una idea en el pragmatis1no sólo puede ser juzgada que se propone reducir a ·un resultado cuantitativo, posi-
por sus efectos. El fracaso de una empresa o de una exis- tivo o negativo, el conjunto de las consecuencias del acto
tencia pueden, asinlismo, servir de criterio de su irraciona- sometido a apreciación. Las críticas suscitadas por el u tili- i
1 ....

lidad o de su inautenticidad. tarismo contra el uso del argu1nento pragn1ático serían vá- 1 (
1via.x Scheler califica de fariseísmo a ]a concepción que . ·i' "
lidas con una doble condición: que éste pretenda en cada ¡

identifica la moral con lo útiJH. S. \Veil se rebela igualmente


..
·,
caso ser capaz de reducir el conjunto de las consecuencias
¡ (
;
'l ~.

contra los argun1entos en favor del cristianisn1o y que se a un resultado objetivamente calculable, y que, por otra t

parecen a la publicidad del tipo: "antes de su uso y después parte, excluya el recurso a argumentos de otro tipo. Esta i
1
de su uso". Ellos consisten en decir: "'mirad ·cómo los hom- doble pretensión, que es la del utilitarismo de Benthan1, no .l' i.
bres eran mediocres antes de Cristo" 7• es necesariamente la de todo uso del argumento pragmá- . ·j1 -

'1
Las objeciones n1ás graves contra el argumento pragmá- tico, que podría no ver en este último sino un argumento (
tico derivan de las d iñcultades de su aplicación, pues importante,. pero ciertamente no el único argu1nento admi-
¿có1no detenerse en la cadena indefinida de las consec~en­ sible en una controversia . . . (
¡.
cias de -un acto y cómo imputar a una sola causa las conse- La mejor prueba de que no es así se da por el mismo
e-uencias que resultan frecuentemente de un concurso de hecho de que una cadena causal será apreciada diversa-
varios :. acontecimientos?· mente según que se la considere cotno una sucesión de ~.. i
.:~ 1
Esto lo ih.tsh·an las dificultades de ioda clase que susci- causas o efectos, o gracias a la inten1ención del eletnento .,.. ....~
:~

tan la aplicación del artículo 1382 del Código Civil, según . ·:·:. intencional, como una re1ac.ión de medios a un fin. El he- -·
i(.:· í
~l ~
··=
el cual; "todo hecho cÚalquiera de un hombre que causa cho de que un mismo acontecimiento pueda ser interpreta- ·~:;

¡,~
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daño a:: otro lo obliga a repararlo". ¿Cuáles ·son las conse- do de una u otra manera puede dar lugar a efectos de . ·.,.. r·
;,;.
. ·. ·.. _,
'
cuencias que es preciso imputar a la falta? ¿En qué medida ·.. ··•··.
estilo, tal como la antítesis, utilizada por Cicerón para opo- '

. . .
la falta debe considerarse como la única causa de los acon- ner el fin a las consecuencias: "No es un exilio miserable el .. : . .
...
tecimientos que se han sucedido en el encadenamiento de
. que tu iniquidad me ha infringido, sino un regreso glorioso
· .. ··
·.:.. ' '
' '
.
las causas y de sus efectos? . : ::: : .
::::-: el que ella me ha preparado" 8 • <··,
.· •
1, ..
En la medida en que un acontecimiento presumible- La oposición entre fines y consecuencias tendrá a veces :: (
mente ha producido efectos variados y en sentido contra- un resultado inesperado, y aun cómico:
rio, la falta de Eva que incitó a Adán a desobedecer a Dios, '> :·:
.....

.
1
'
·.
lo que ha tenido por efecto privarlo del paraíso y de la in- ::~ :: Un rico heredero ha pagado con creces a_sus gentes para
. ·: ·:~··

mortalidad, pero también de dar nacimiento a toda la hu- que pongan un semblante digno en las exequias de su difunto
. ··:·... ¡ .
manidad, ¿es un bien o es un mal? Es para responder a esta .. . ·.:: padre. Pero he aquí que esta gente entre más se le paga por
·,
objeción para lo que fue inventado el cálculo utilitarista estar triste, más se pone contenta9 • i
.. -

6. M. Scheler, Le formalisme m étllique, París, Gallimnrd, 1955, pág. B. T A., pág. 368. .
194. ' 9. Cf. Ch. Lulo, L'Estlzétique du rire, París, Flammarion, 1949, pág.
7. Cf. Ch. Perelrnan, L'argument pragmaiique, op. cit., pág. 109. 159.
.::.;_.;
.···

::: )~ .: ·.. 1

{~t~ tL:~.
1.
(
118 EL IMPERIO RETÓRICO Los m;gumemos basados 119
soútc la estructura de lo real

Las consecuencias podrán ser diametralmente opuestas deramente, se ama al amigo par sí mismo, como el avaro
a los fines buscados, sobre todo cuando las actividades de ama a su tesoro, cuando el fin ha dejado de ser considerado
varios no están coordinadas. Esto es lo que permitió a y es el medio el que se ha vuelto fin, cuando el valor del
Ana tole France comenzar Thais con esta fórmula llamati- amado de relativo se ha vuelto absoluto"".
va: "En aquel tiempo el desierto estaba poblado de anaco- La transformación de un medio en fin y de un fin en
retas"10. medio-coincide con su valorización o su desvalorización.
Observemos que algunos hechos no producen las con- Mientras que el coraje es indispensable para triunfar en la
secuencias deseadas si son percibidos como medios para guerra, !sócrates hace de la guerra un medio indispensable
un fin, es decir, como procedimientos. Es esto lo que obser- para poner en evidencia este coraje:
vó bien Proust: "Si un hombre sintiera no ser buscado por
el mundo, le diría que no vaya a ninguna invitación, que ... es alg-ón Dios que ha producido esta guerra para admi-
viva encerrado en su cuarto y que no deje entrar allí a na- ración por .su coraje, para impedir que tales naturalezas fue-
die, y entonces le harán cola delante de la puerta; o mejor sen desconocidas y que terminasen su vida en la oscuridad t:J.
no le diría, pues es una manera segura de ser buscado que
no tiene éxito, como la de ser amado, es decir, si no se la ha No ver en la guerra sino un medio de revelar el coraje
adoptado por eso, si, por ejemplo, se guarda discreción en de Jos hombres puede lindar con lo ridículo; lo cómico es-
el cuarto porque se está gravemente enfermo, o se cree talla en esta publicidad imaginada por ciertas casas de
estarlo, o se tiene allí una amante encerrada, y se prefiere pompas fúnebres, inspirada por las propagandas de apara-
ella a todo elmundo" 11 • toe fotográficos ("apriete el botón, nosotros hacemos el res-
De la misma manera, los efectos oratorios cuando no to"): "basta morir, nosotros hacemos el resto"'". Más allá
parecen corresponder a una emoción sincera, cuando care- de cierto límite, el uso de una técnica de argumentación,
cen de naturalidad, se descalifican como procedimientos, en Jugar de persuadir provoca la risa.
lo que no dejará de tener por consecuencia una aprecia- ¿Dónde se sitúa este límite? Es preciso que la despro-
ción peyorativa de la retórica. porción entre los valores considerados como fin y como
El medio no posee sino un valor relativo, pues depende medio sea tal, que no se pueda tomar en serio la sugerencia
del v21or acordado al fin, considerado como independiente. presentada irónicamente, como la de]. Swift que preconi-
Pero sucede que los medios se transforman en fines, como za un medio infalible para que los niños de los pobres no
en el caso de la avaricia o del amor: "Se ama ya cuando se sean una carga ni para sus padres ni para su país: proponia
adivina en la amada una fuente de felicidades inagotables, simplemente usarlos para darles un alimento suplementa-
indeterminadas, desconocidas ... Entonces, el amado es. rio a Jos adultos. Después de las horribles experiencias de
aún un medio, un medio único e imposible de reemplazar )

por fines innumerables e indeterminados ... Se ama verda-


12. Goblot, La logiqut• dt•sjugemt'IIrs de rall'!lr, Pnris, 1927, págs. 55-
56.
10. Cf. Olbrechts-Tyteca, Lt• comique du discours, prig. 240. 13. Isócrntes, Discours, t. n, "P;:megírico de Atenas", §84.
11. T. A., págs. 366-367. 14. L. Olbrechts~Tyteco, Lt• romique du discuurs, pág. 240.
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120 EL IMPERIO RETÓRICO l Los argumr:utos basados 121
sobre ltL t:slrztctllra tle [(J real

la última guerra, esta misma · sugerencia leídá a los niños cho devaluado, lo que es decisivo gana en importancia: "La
de las escuelas no pareció cómica sino macabra 15 • acción que, dadas las circunstancias, podrá tener pleno al-
En una película, ya antigua, una prostituta trataba de cance, que no deberá ser considerada como un derroche,
dejar su oficio casándose con un hombre que dirigía una seni por esto ulismo valorizada, lo que milita en favor de {

empresa de transporte en carniones; el chulo preguntó al su realización" 17 •


(
camionero cómo trataría él a alguien que le robase alguno Cuando entre las tesis admitidas por el auditorio y las
de sus can1iones: Él debía esperar un tratamiento análogo defendidas por el orador hay una distancia tnuy grande . {
' '·
por p arte de aquel s quien quitaba sus medios de subsis- para poder ser franqueada de una sola vez, se aconseja di- 1
.. .
tencia. La transfonnación de un ser humano en medio vidir la dificultad y llegar al misn1o resultado gradualmen- : (
provoca, según el caso, la risa o la indignación. En otro te: en lugar de ir de A a D, se propone llevar al interlocutor .'

contexto puede parecer perfectamente normal. primero a B, de allí a C y por fin a D: es el procedinliento
La relación "medio-fin" está a la base de ciertos argu- de las etapas.
.· mentas tales como: el argu1nento del derroche, de lo super- Para precaverse contra esta técnica, el adversario se val-
·-- fluo y de lo decisivo. drá del argumento de dirección, que previendo los desarro-
.·/-. La existencia de un n1edio eficaz que permite realizar llos futuros, se opone al primer paso por te1nor a que
< un deseo, · dará a este ül tin1o una consistencia suficiente conduzca por una "'vía enjabonada'~ que ya no pennita
. :L para transformarlo en fin. Bossuet compromete a los peca- detenerse en el camino, y que de abandono en abandono
.: : dores con la penitencia insistiendo sobre el hecho de que llegará a la capitulación total.
·::~: Dios les da por misericordia el medio de salvarse. El sacri- Esta concepción dinámica de la argumentación intro-
,~; .: ficio de jesús ha puesto a disposición de los fieles la posibi- duce en e1 proceso una nueva ambigüedad: quien argu-
···lidad de hacerpenitencia; su impenitencia agrava el dolor ...
...... menta con el fin de pasar de A a B ¿se contentará con el
· de la Virgen y hace que el sacrificio de su hijo sea inútil: en cambio efectuado o lo considerará como una etapa en cier-
lugar de dar un medio de salvación a los hombres esta . . .... . ta dirección? Observemos con relación a.esto que el cam-
'
muerte se vuelve derroche. Es una forma de razonamiento bio propuesto puede dar lugar no a un tránsito más fácil
frecuentemente utilizada por Bossuet en sus Sennones 16 • ..... hacia C y luego a D, sino a la generalización del tránsito de
Para evitar el derroche de esfuerzos hechos para alcan- A a B, por la técnica del precedente. En efecto, gracias a ·
?rar clgún fin, continuaremos obrando en el mismo senti- ... :
;.. . . esta técnica, toda decisión puede ser considerada como un
do. Este argumento servirá igualmente para incitar a ' .
... . . .
.
.: . .
precedente que facilitará en el porvenir el tránsito de A a
aquellos que tienen dotes especiales, un saber y una com- . ' .: .. . . '. B. A esta técnica se opone el temor del precedente que,
petend& excepcionales, para que no los derrochen. como argumento de dirección, hnpide adoptar una solu-
Mientras que lo que es superfluo es por este mismo he- . ·: . '
ción, aceptable si fuera excepcional, pero de la que no se
aceptaría su generalización.
Desde este momento, la discusión podrá comenzar.so-
15. Ibitl., pág. 242. •' . . .. ..
16. Cf. Bossuet, Sennous, vol. u, 11Sur la Compassion de la Sainte
. ·..... : ..:.._:
Vierge", pág. 645¡ "Sur la pénitence", prlg. 72. 17. T. .it, pág. 378.

(
122 EL IMPERIO RETÓRICO Lus m;gumeutos bnsatlos 123
sobre la escrw.:tum de lo real

bre el alcance de una decisión, la posibilidad de detenerse desarrollo desmesurado del valor que se exalta: él preco-
en la etapa indicada o de considerar la medida como un niza no considerar cada realización en el dominio conside-
desarrollo único en su género. rado sino como una etapa en una progresión indefinida,
Cuando es el orador quien propone el tránsito inmedia- pero es obvio que el adepto de un pluralismo de los valores
to de A a D, su adversario puede sugerir un compromiso, observará que todo valor llevado hasta el límite conduce a
el tránsito a B, presentando esta medida como una etapa incompatibilidad con otros valores a los que impide su rea-
en la marcha gradual, con la esperanza de que no estare- lización. Una libertad infinita es incompatible tanto con lo
mos obligados a continuarla, o en todo caso, con la certi- real como con la existencia de varias libertades.
dumbre de ganar tiempo antes de tener que aceptar la La idea de superación, al indicar una dirección de pen-
medida indeseable. Este pcocedimiento que Bentham cla- samiento, puede servir, gracias a la exageración, tanto a la
sifica entre los "'sofismas dilatorios" 18 , pero que no es más hipérbole como a la lítote 20 •
sofistico que las otras técnicas argumentativas, consiste en
echarse el lastre, es decir, en aceptar sacrificios inevitables 2. Los nexos de coexistencia
cuando uno no se encuentra en posición de fuerza. En este
caso, quien quisiera obtener todo de una vez, alegará que Mientras que los nexos de sucesión unen elementos de
lo que el adversario califica de marcha gradual, conduce de la misma naturaleza, tales como acontecimientos o fenó-
hecho "a querer separar lo que debería ser un todo, a hacer menos unidos por un lazo de causalidad, los nexos de co-
nula o ineficaz la medida, segmentándola" 19 • existencia establecen un lazo entre realidades de desigual
A esta técnica de la división corresponde, por otra par- nivel de las cuales la una se presenta como la e>:presión o
te, la oposición entre cambio cuantitativo y cualitativo. manifestación de la otra, tal como la relación de una perso-
¿En qué momento el cambio, en lugar de ser un cambio de na y sus acciones, sus juicios o sus obras. Mientras que
grado, se vuelve un cambio de naturaleza? ¿En qué grado filosóficamente y de manera abstracta el nexo de coexis-
las contribuciones pueden ser asimiladas a la confisca- tencia se simboliza por la relación entre acto y esencia, el
ción? ¿En qué momento la nacionalización de ramas ente- prototipo de tal nexo es la relación que existe entre una
ras de la industria, transforma la economía de un país en persona y sus manifestaciones. Todo lo que se afirma de
una economía socializada? Toda la discusión a este respec- una persona se justifica por la manera como ésta se mani-
to, no constituye sino una variante del procedimiento por fiesta, pero es la unidad y la estabilidad de la persona la
etapas, donde cada etapa es de naturaleza cuantitativa y que unifica el conjunto de sus actos. Es el carácter de la
el resultado es un cambio cualitativo, un cambio de natu- persona y las intenciones que se le atribuyen, los que da-
raleza. rán un sentido y un alcance explicativo a su comporta-
El argumento de la superación sólo considera un valor; miento.
no es limitado por ningún otro que pueda obstaculizar el Si la persona se constituye a partir de sus manifestacio-
nes, éstas se interpretan en función de la idea que uno se_
18. l1iid., pág. 381.
19. Bentham, Oeuvres, t. 1, ~'Traité de Sophismes poli tiques~'. Bru-
xolles, 1840, pág. 463. 20. T. A., págs. 380-394.
..
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1
1
124 . EL IMPERIO RETÓRICO 1 L(JS t1rgume:11tos basllilos 125
so/Jrt: la escrzwtztra tle lu real

hace de la persona: ·la persona y sus actos están en cons- ... cicla"), acentúan este aspecto inmutable del personaje in-
tante interacción y es difícil decir cuál es el elemento que dependientemente de las contingencias. Este rasgo ha sido (
precede al otro. ~Iientras que en los nexos de sucesión muy bien subrayado por Kenneth Bur1<e, el crítico ameri-
la causa precede siempre al efecto, saben1os que filosó- cano que 1nejor ha analizado el uso argumentativo de las (

ficamente la relación entre la persona y sus actos pudo técnicas literarias:


elaborarse de dos maneras dian1etralmente opuestas: mien-
tras que para Leibniz la mónada está dada de una vez y su Un héroe es en primer lugar un hombre que realiza cosas
existencia se desarrolla en el tiempo de una manera deter- heroicas, y su "heroísmo" reside en sus actos, pero enseguida
minada por su natUraleza, para el existencialisn1o, la exis- un héroe puede ser un hombre con potencialidades de acción
tencia precede a la esencia y la persona no se constituye heroica; los soldados que se van a la guerra son héroes en este
sino en función de sus actos. La teoría de la argumenta- sentido. Ahora bien, un hombre puede ser considerado como
ción no debe tomar posición en un debate ontológico, le un héroe porque ha realizado actos heroicos, mientras que en
basta constatar que la idea que uno se hace de la persona y su estado actual puede ser muy débil o muy viejo para rcali-
la manera de comprender sus actos están en constante zarlo22.
. .
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Interaccton.
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1
Todo lo que se refiere a la estntctura de la persona será Pero al lado de esta estabilidad que fija a la persona, se
1
considerado conto esencial y dotado de una estabilidad que insiste sobre su libertad, su espontaneidad, su capacidad
se podrá negar a lo que no es sino accidental y pasajero. de can1bio, de adaptación, asilnismo de conversión; por
"Todo::argumento sobre la persona constata esta estabili- esto la persona se diferencia de un objeto. El existencia-
dad: sela presume, interpretando el acto en función de la lisnto ,aun llegará hasta rehusal'le una esencia, una natura-
persona, se deplora que esta estabilidad no haya sido res- leza. Esta no se fijará sino en el n101nento de su tnuerte.
petada, ·cuando se .dirige a alguien el reproche de incohe- Esto no impide que desde el punto de vista argumenta-
rencia o de cambio injustificado"21 • . tivo, la persona sea el autor de sus actos, un ser durable al- .: (
La construcción de la persona le asegura cierta conti- rededor del cual y con relación al cual se agntpará todo lo
nuidad, ella se considera como responsable de sus actos que se considera como sus 1nanifestaciones. :1
pasados, que contribuyen a su reputación, a su mérito o a Esta imagen ambigua de la persona y, en general todos
su detnérito. Es a ia ptrsontt la que se loa o se censura, a la los nexos de coexistencia construidos sobre este mismo
que se recompensa o a la que se castiga. modelo, es la que dará su especificidad alas ciencias huma-
Técnicas sociales como el lenguaje, la moral, el derecho nas, concebidas como ciencias del espíritu, opuestas a las
y la religión, con¡ribuirán. a acentuar esta expresión de ciencias de la naturaleza. Es eri derecho y en n1oral sobre
unidad y de estabilidad: la más notable de estas técnicas todo, donde el nexo "acto-persona"; con las nociones ca-
es la atribución de un nombre propio. Una calificación
intemporal, el epíteto ("Carla htfagno el de la barba flore-
/
i

22. A Gmmmar oj'J...fotives, New York, 1945, pág. 42, citado en T.


21. T. A., pág. 395. A., pág. 396. ,
126 EL IMPERIO RETÓRICO
Lus argumcntmi lmsatias 127
sullrc la csrrucmm ti e /u real

rrelativas de responsabilidad, de imputabilidad y de cons- cortesano osó decir en voz alta lo que veía por temor de
tricción, desempeñan un papel característico". desvelar su propia inmoralidad. El engaño del mago sólo se
¿Cómo !nfluyen los aetas en nuestra concepción de la descubrió cuando un aiño ingenuo preguntó por qué el rey
persona? Esta puede sufrir el contragolpe de todo acto estaba desnudo. La inocencia indiscutida del niño supri-
nuevo,. pues acordaremos a la persona una libertad , una mió la relación establecida por el mago entre lo que se veía
capacrdad de cambiar: mientras más se hunde una persona y la moralidad del sujeto.
en la historia, más rígida se vuelve la imagen que de ella Esta narración, que establece una interacción entre el
tenemos. Pero esta rigidez permanece siempre relativa: ella carácter del sujeto y sus percepciones, lleva hasta el límite
está a la merced de un cambio de perspectiva que atribuirá la interacción admitida frecuentemente entre el sujeto y
más importancia, para su estructuración, a ciertos actos sus apreciaciones, e infunde la sospecha sobre todas sus
olvidados antes y de los :¡ue se subrayará el carácter deter- afirmaciones que no serían controlables.
minante. Puesto que, salvo cuando se trata de personas Los actos pasados contribuyen a la buena o a la mala
cuya naturaleza es dada a priori, tales como Dios o Sata- reputación de la gente. El buen renombre del que se goza
nás, las personas no son conocidas sino a través de sus se vuelve un capital que se ha incorporado a la persona, un
manifestaciones, nuestra concepción humanista del dere- activo que es legítimo utilizar en caso de necesidad. Aún
cho impide castigar a los hombres de una manera preventi- más, crea un prejuicio favorable o desfavorable, pues es en
va antes de que hayan cometido un delito: la libertad que el contexto formado por la persona donde se interpretarán
se les atribuye
. prohibe asimilarlos a un animal nocivo , a todos sus actos, atribuyéndole una intención conforme a la
una serprente venenosa, o a un perro rabioso. Todo acto se idea que nos hacemos de ella.
considera menos como el indicio de una naturaleza inva- Este fenómeno de interpretación permitió al psicólogo
riable que como una contribución a la construcción de la americano S. E. Asch criticar los métodos de sus colegas
persona, que no se termina sino con su muerte. que habían constatado que la misma proposición se juzga-
El juicio que se da sobre la persona de otro, por reflejo ba de una manera favorable o desfavorable según que fuera
puede recaer sobre la persona del juez. Si este último acusa atribuida a uno o a otro autor: ellos veían allí la influencia
a alguien, sin razón, de ligereza o parcialidad, podremos del prestigio que creían irracional. Asch mostró que éste
tacharlo a su vez de lo uno o de lo otro. Cuando se trata de no era el caso, pues el juicio se interpretaba de manera
apreciaciones fundadas sobre una interpretación a menu- diferente según el contexto dado por la persona de su
do muy controvertida, en ausencia de criterios indiscuti- autor 24 .
bles, todo juicio puede ser devuelto contra quien lo emite. El caso más llamativo de interpretaciones divergentes
Según una leyenda oriental, un mago había convencido al se refiere a 1~ actividad de las personas como Dios y Sata-
rey de que los vestidos que él le daba no serían vistos sino nás, cuya conducta se juzga por anticipado de manera fa-
por las personas de una moralidad irreprochable. Ningún vorable o desfavorable. Mientras que ambos contribuyeron

24. S. E. A..<lch, "The Doctrine of Suggestion, Prestige and Imita-


23. Cf. Ch. Perelman y OlbrechtsMTyteca, "Acte et personne dnns tion in Social Psychology", Psyclwlbnical Review, vol. 55, !948, pcigs.
l'argumentation", Rlzéron"qru: et philosoplzit:, París, 1952, págs. 49M84. 250-276.
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-128 ·. EL !M PERlO RETÓRICO .
Los ll11Jlt11lt:nto.o; lm.•wtios 129
sub,.e la esn·ucwra eh lo rt'lll

a producirle aflicciones de toda clase a ] ob, Calvino nos a una verdad demostrable -un hecho siempre será supe-
asegura que Dios obró bien y Satanás de manera reprocha- rior a la autoridad del Lotd Jvlaire-, pero no es lo mismo
ble porque sus ·intenciones eran diametralmente opues- cuando se trata de opiniones o de juicios de valor; lo rnás ·
tas25.
frecuente en una controversia no es que se discuta el argu-
Es la intendón que se esconde detrás de los actos lo que Inento de autoridad, sino la autoridad invocada. Pascal,
se vuelve esenc.ial, es ella la que hay que buscar detrás de : t"
que se burla de las "gentes de condición", no duda en invo-
las manifestaciones exteriores de la persona, pues ella es la car 1a de san Agustín, y Calvino opone a la autoridad de la •.!
que les da su significación y alcance. De allí un doble jui- iglesia, la autoridad de los profetas. '

cio: el uno referente al acto mismo, el otro relativo al agen- Las autoridades que se .invocan son muy variadas: a (_
te: "se habla . no sin razón -escribe Lalande- de errores veces será la "opinión unánime" o la "opinión común'\ a
inteligentes (Descartes está lleno de ellos), de crímenes o veces ciertas categorías de hombres: "los sabios", "los filó-
de delitos honrosos, como san Vicente de Paul engañando sofos", "los padres de la iglesia", "los profetas"; a veces la
para los pobres."26 autoridad será impersonal: Hla física", "la doctrina", "la
· :-c:t:.a influencia de la persona sobre la manera de acoger religión", "'la ·Biblia"; a veces se tratará de autoridades de-
...:
·.
. suS,JlCtos se ejerce por intermedio del prestigio, que es la •• ·'="
signadas especialmente20 •
cua)i,dad de aquellos que producen en los otros la propen- El argumento de autoridad no tiene interés sino en la
sió.q..a imitarlos27 • ausencia de prueba demostrativa. Él vendrá en apoyo de
){El ejemplo de los grandes -escribe Gracián- es tan otros argumentos, y quien lo utiliza no dejará de valorar la
buelJ. retórico que persuade hasta para las cosas más infa- .....
autoridad que concuerda con ·su tesis, mientras que se
·.· ,,s S . . . . . ..
mes.:::·- . e muta su comportamiento y se adoptan sus opi- devalúa la autoridad que sostiene la tesis del adversario.
niones. De allí la importancia del argumento de autoridad : .··
En el límite, la autoridad indiscutida es la autoridad divi-
donde el prestigio de una persona o de un grupo de perso- na. Es el argumento fundamental que justifica la sumisión
nas se utiliza para hacer admitir una tesis. a la palabra de]esús:
El argumento de autoridad -ar;gwnentum ad verecun-
diam- fue vivamente combatido en los medios científicos Un maestro Qesús) en quten aparece tanta autoridad,
porque fue utilizado ampliam.~nte de manera abusiva para' aunque su doctrina sea oscura, merece bien que se crea en su
oponerse. a toda novedad, a todo descubrimiento y a todo· palabra: ipswn audite... No busquemos las razones de las ver-
cambio,.en la medida en que ellos se oponían a autoridades dades que él nos enseña: toda la razón es que él habló:w.
consideradas como infalibles.
Es claro que ninguna autoridad puede prevalecer frente Salvo cuando se trata de una autoridad absoluta, en el
conflicto entre autoridades se necesita un criterio para es-
25. Cf. Cal vino, Insrituciou de la religion chrétienne, op. cit, L. 1, Ch. coger: el fundamento más invocado en nuestros días es la
XVlll, §1. .
26. A. Lnlande, La raisou et les 'lormes, París, 1948, pág. 196. 29. T. 4 .. pág. 413. .
2 7. Cf. E. Dupréel, Sociulogie générale, París, 1948, pág; 66. 30. Bossuet, op. cit., vol. u, ~·Sur la soümission due a la purole de
28. L'homme de cortr, Augsbourg, 1710, pág. 217. Jeus-Christ", púgs. 117-121.

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130 EL IMPERIO RETÓRICO Los amumcmos ba.smlas 131
sobre la esrrucrura dt• lo real

competencia, pero se conocen otros fundamentos, tales Lo que se puede oponer a la bondad y a la jusricia de Dios
como la tradición, la antigüedad, la universalidad. La bús- no es sino apariencia, que seria fuerte contra un hombre,
queda de un fundamento nuevo se acompaña frecuente- pero que se vuelve nula cuando se aplica a Dios, y cuando se
mente con el rechazo de las autoridades establecidas. la pone en la balanza con las demostraciones que nos asegu-
Un uso curioso del argumento de autoridad es aquel en ran la perfección infinita de sus atributos:!:!.
el que la autoridad calificada muestra ser incapaz de com-
prender una afirmación, lo que lleva a la conclusión de que Las técnicas indicadas, que impiden la interacción en
ésta es incomprensible, que nadie puede comprenderla"'· un sentido o en otro, pueden ser calificadas de técnicas de
Para evitar conflictos de competencia, el derecho hizo ruptura, pero éstas tienen muy rara vez la ocasión de ma-
de la "competencia" una noción técnica. Es competente nifestarse en la argumentación. Lo que es frecuente, al
para juzgar un litigio el juez designado conforme a las re- contrario, son las técnicas de freno que buscan no supri-
glas del procedimiento. Él es el que zanjará con autoridad, mir, sino restringir el alcance de un acto, su influencia so-
y la autoridad de la cosa juzgada puede ser asimilada a la bre la imagen de la persona.
verdad ante la cual todo el mundo deberá inclinarse. El papel del prejuicio o de la prevención favorable De'.
La interacción de la persona y de sus actos, que es nor- desfav,Jfable es mantener, en la medida de lo posible, la.:
mal en toda argumentación, puede suprimirse o frenarse: opinión que se tiene de la persona contra los actos quepa",:
en ciertos casos apartaremos la influencia de la persona recen a primera vista contradecirla. Se interpretad el acto·
sobre el acto, en otros la del acto sobre la persona. conforme al prejuicio, de manera que se guarde una ade<.
Cuando se dispone de un medio para probar una ver- cuación entre el acto así interpretado y la concepción que·.
dad, para establecer un hecho de manera indiscutible, la habíamos elaborado de la persona. Si la discordancia entre:,
cualidad de quien la afirma no modifica en nada el status los dos es demasiado patente, se recurrirá a otras técnicas
de la afirmación. No es porque un criminal ha inventado la de freno para impedir una influencia muy grande del acto
fórmula de un veneno por lo que podemos dudar del valor sobre el agente. Se consideran como despreciables los actos
de su receta. (Al contrario, "un error, de hecho, sume a un muy antiguos, aquellos actos infantiles o de adolescencia;
hombre prudente en el ridículo", la interacción es reem- o aquellos que se refieren a cierto dominio; O aquellos que
plazada por una acción que va del acto hacia la persona). son excepcionales porque han sido cometidos en un estado
Para obtener el efecto inverso, para poner la persona al de embriaguez o por efecto de una fuerte emoción; o se
abrigo, será preciso considerarla como perfecta, como divi- responsabilizará al medio, a la mala educación, a las malas
na. Todo lo que Dios hace o dice debe interpretarse en fun- amistades,
ción de su perfección, nada podría oponérsele. Es lo que Cuando es el acto o el juicio el que se quiere poner al
Leibniz subrayó en sus Ensayos de Teodicea: abrigo de la idea que uno se hace de la persona, lo relacio-
naremos con otra fuente. Para que los sermones de los pre-

31. Este oscuro pDsDje se puede entender refirh~ndonos u T. A., :J2. Leibniz, Ocuvres, ed. Gerhurdt, vol. G, Essais dt> Théodicée, pdg.
pógs. 415-416 (N del T). 74.
' - _._ ___________________ _
. .----. . ......

132 EL IMPERIO RETÓRICO Lu.o; mvumemos bttsatlo::; 133


sobre /u t:Hcnn·mru de lo rm I

dicadores corrompidos sean · esc1.1chados con · respeto, Pero de manera inversa. los propósitos del orador dan ,¡

Bossuet retoma para :su propósito -una analogía . de· san de él una imagen cuya importancia no debe subestimarse: · 1
1
Agustín: ·. · ·· Aristóteles la considera, bajo el nombre de ethos oratorio,
1
¡
corno uno de los tres componentes de la eficacia en la i i
l.

La zarza lleva un fruto que no le perteneCt\ pero que no es persuasión:1 5 , siendo los otros dos ellogos y el pathns, el lla- !'
{'
menos el fruto de la viña, aunque está apoyado sobre la zar- mado a la razón por medio de argumentos y los procedi-
za ... No desdeñéis esta uva con pretexto de que la veis entre nüentos retóricos que tratan de suscitar las pasiones del
espinas, no techacéis esta doctrina porqÚe está rodeada de auditorio.
malas r.ostumbres; ella no deja de tener origen en Dios ... :tJ. Sobre.el modelo del nexo acto-persona, serán elaborados i
\

otros nexos de coexistencia, cuyo empleo es característico


Al contrario, quien quiere atacar un testimonio o una de las ciencias humanas. Cuando las ciencias históricas .....:, l ~

apreciación tratará Je establecer una solidaridad entre el .! desplazaron su· centro de interés de los individuos hacia
.... :.. '~.
. agente y los actos, descalificando a aquel de quien emanan. los pueblos, los períodos, las instituciones, los regímenes .. .
. :..
·:..· · Aristóteles aconseja en su Retórica, "acusar a nuestro tur- 1 políticos y económicos, ellas insistirán· sobre nuevas ca-
-::::· no a alguien que nos acusa, pues sería el absurdo mismo tegorías construidas a partir de la persona. Como ésta se
'> · que el acusador f-uese juzgado indigno de confianza y que f
• manifiesta a través de sus actos,- los grupos nacionales se
1
..-:: sus palabras mereciesen confianza" 34 • manifiestan a través de sus miembros. Gracias a estos últi-
'· Los ataques ad pt:rsonam fueron aconsejados por teóri- mos es como se podrá descubrir el Volhgeist. Por otra parte,
cos de la antigüedad. En nuestros días, salvo cuando se tra- la idea que se hace del grupo, el prejuicio favorable o desfa-
'" ta de descalificar a un testigo extraviado, el recurso a tales . '1 .·. vorable que se tiene respecto a él, repercute sobre la acti-
procedimientos es mal visto. En todo caso, en las materias tud que se adopta hacia aquellos que hacen parte de éL-
donde las técnicas de ruptura permiten separar el orador Pero los nexos individuo-grupo presentan problemas
de su discurso, es difícil e ineficaz atacar al orador más que · suigeneris que se deben al hecho de que el individuo hace
a la tesis que él defiende. ... .
parte normalmente de varios grupos y que no se sabe decir : ~~
. ·:;
Cuando se trata no de hechos sino de opiniones, y sobre siempre, sin dudar, con cuál de ellos es solidario, y cuál es . ·:.
:(
todo de apreciaciones, no sólo la persona del orador, sino ·..···. el grupo que representa. Este problema no se plantea ja- .!
·i
también la función que ejerce, el papel que asume, influ- más en el lazo establecido entre una persona y sus actos. ·.){.·
. S . .~ ....
yen innegablemente en la manera como el auditorio acoge- Es así como el miembro de un grupo minoritario se l

~~ ! " ~~ uu cbservac¡'ones pronunc1'adas


1
--:· ..;
- - ---- ~:~-:-:::::··
.i. - -- - - -....""". 1
~.l- . ... • ~ :~m'='!:'
__. ._..._• . ·. . .. : considera --más fácilmente representativo que el miembro
: .. ·: ·.·:
por el abogado, el procurador o el juez se recibirán y com- ' . de un gn1po mayoritario: un negro perdido en una pobla- .. \
·. i

prenderán de maneras muy diferentes. ción blanca, un blanco perdido entre negros, un extranjero 1 .
1

en una masa de indígenas, darán más posibilidades de una \

,.
generalización. Seria ridículo considerar a cada indigena '
33. Bossuet, op. cic., vol. 11, "Sur les vaines excuses des pécheurs",
París, Gamier, prlg. 489. . · ··· ·· . · ·
:-34. Retórica, L. 1, 14la. 35. Ibid., L. 1., I356n, 5~13.
134 EL IMPERIO RETÓRICO Los aroumet•tos basados 135
mbre la estructura tle la real

como representativo del grupo mayoritario; al contrario, cursores o retrasados, o que se les asignará a un período
será considerado más fácilmente por sus compatriotas, posterior o anterior a aquel en que efectivamente vivieron.
como representante de un subgrupo regional, confesional Se admitirá fácihnente que el esfuerzo de sistematización
o profesional. y de explicación de una realidad compleja y múltiple, no
Se es miembro de ciertos grupos desde el nacimiento y puede realizarse sin admitir excepciones que aparecerán
durante toda la vida, según la raza o el pueblo en que se como secundarias con relación al cuadro de conjunto.
nació. Se entra en otros grupos, sean políticos o profesio- Sobre el mismo modelo se tratarán las conientes litera-
nales, en cierto momento y uno se puede también retirar rias y artísticas (el romanticismo), de estilos (el barroco),
de ellos. Algunos grupos son reconocidos y protegidos por de estructuras económicas o jurídicas (el capitalismo, el
las instituciones, el derecho, las costumbres, las tradicio- feudalismo), de ideologías (el liberalismo, el socialismo),
nes. Otros, tales como los grupos de amigos en una clase, de todas las categorías de las que la historia no puede pres-
en un equipo deportivo, se constituyen espontáneamente cindir'''·
y se desmembran después de algún tiempo. Las culturas, La manera como se elaboran estas categorías, estos ti-
las religiones, las ideologías contribuyen a los nexos de so- pos ideales, como los llama Max Weber, y la relación que
1
lidaridad entre los miembros de un grupo, que se acentúan tienen con la experiencia, con las "fuentes" de la historia,
en caso de conflicto con otros grupos, sobre todo en caso determinarán la mayor parte de los problemas metodológi-
de guerra nacional o ue guerra civil. cos específicos de las ciencias humanas. Los estudios con-
Algunos individuos son considerados por sus funcio- sagrados a la periodización en historia dan numerosas
nes como representativos: el embajador de un país extran- ilustraciones.
jero, el jefe de una iglesia, el presidente de un partido, son No olvidemos, en efecto, que las categorías elaboradas
voceros designados institucionalmente; pero ¿en qué me- en las ciencias humanas no tienen la rigidez y la estabi-"
dida es esto cierto de los otros miembros del grupo? Nor- lidad de los objetos, ni son garantizadas por relaciones
malmente la acción de cada miembro tiene influencia biológicas, como en las especies animales, sino que son
sobre la opinión que los extraños al grupo se hacen de este construcciones del espírih1, ligadas a una distinción entre
último. Para romper esta solidaridad se instituirán igual- lo que es esencial y lo que es accesorio, accidental o despre-
mente técnicas de ruptura o de freno, trátese de la exclu- ciable. El nexo de coexistencia más general será la relación
sión de un miembro o de su condena oficial; la ruptura del entre la esencia y los actos que son su manifestación: el es'
nexo deberá ser tanto más manifiesta en cuanto que este fuerzo de los metafísicos por explicar, mediante una e~en­
miembro podría ser considerado más representativo. cia común, lo que los individuos tienen en común, y por la
Los nexos de coexistencia servirán para establecer una intervención de elementos exteriores, tales como la mate-
relación entre los acontecimientos, los hombres, las obras ria, el accidente, lo que los diversifica, puede estar cerca de
y el período de la historia en la que éstos surgen. Se habla- todas las técnicas argumentativas utilizadas en el estableci-
rá del hombre de la Edad Media o del Renaciroiento, de miento de los nexos de coexistencia.
quienes se describirá el representante ideal. Es verdad que
será preciso admitir excepciones, que se calificarán de pre- 36. Cf. Lt>s ca tfgolies eu histoire, !!d. par CH. Perelman, Bruxelles,
1969.
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136 EL IMPERIO RETÓRICO · 1
1
Los arotwwntos basados 137
l sobre la estructura efe lo real

1
!¡ !
'
· Es en relación con la esencia como se comprenderá la En una. concepción romántica del universo, donde la
oposición entre el abuso y el uso; el abuso sirve ·para desig- naturaleza parece participar de la·vida de los·homhres, los · • $

nar las actividades que no deberían reaccionar sobre la acontecimientos··que se asemejan se reflejan en el cielo;
idea que uno se hace del funcionamiento, gracias a una nada 1nás caracteristico con relación a esto, que el cielo i
i

técnica de n1pturn, que pernüte guardar la esencia al abri- trágico que forma el telón de fondo de buen nún1ero de
go de lo que es abusivo. De la misma manera, las ideas de 1
l
¡ cuadros que presentan la crucifixión de jesús. Observemos
carew:ia o de dernasía se definen explícita o implícitamen- que a consecuencia del carácter irracional de la mayor par- . {
te con relación a la esencia.
Una esencia podrá aproximarse con la persona gracias
'
i
1!
te de las narraciones que presentan el lazo simbólico, las
técni¡;as de ruptura y de freno no pueden encontrar allí
a las figuras de retórica, tales como la personificación la
1 s,asfaplicació.n.
prosopopel:¡a y el apóstrofe. < Sólo cuando el lazo simbólico ha sido institucionali~ ..: í
r ·~
'
\

í! zado, la argumentación puede, en esta perspectiva, desenl- .: .


3. El nexo sin1.bólico, las dobles jerarquías, peñar un papel. Si el rey es símbolo del Estado, cesa de
; f

las ·diferencias de orden . .!


l cumplir con ese papel después de su abdicación. Sucede,
..
'
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• ::-t • . •
.i sin embargo, que el símbolo sea escogido no porque enea r-
l ..
Se podría relacionar el nexo simbólico con los nexos de ..~ 1 .· ne al país, en lo que él tiene de n1ejor, como un premio
coexiste nda tal como el que existe entre el símbolo y lo Nobel o un campeón de boxeo, sino porque no tiene nin-
que evoca y que se caracteriza por una relación de partid- gún signo distintivo individualizado que lo distingue de la
pación/apoyada en una visión mítica o especulativa de un masa, tal como el soldado desconocido. N o obstante, él
1
conjunto del que símbolo y simbolizado hacen igualmente . •
i permitirá concentrar sobre éste los homenajes de todos
l
parte. En tal visión, realidades que están alejadas en el aquellos que quisieran honrar a través de él a la nación y a
tiempo pueden, ·sin embargo, considerarse como coexis- l todos aquellos que se han sacrificado por su salvación.
tiendo dentro de una concepción intemporal de la historia. En la medida en que el símbolo da una presencia a lo
Es así como Adán, considerado como la prefigura del Cris- que simboliza es como podrá servir a una figura de retóri-
to, no se encuentra con este último en una relación de ca, tal como la metonirnia. . : ·~ f

caus.a lidad, sino en una relación de participación en el Fundándose sobre la estructura de lo real, tanto sobre .. i
J
seno de un proyecto divino que los hace solidarios. ; los· nexos de sucesión como sobre los nexos de coexisten- ·1
:o:

A cau~a d~ est::J relación de participación, la acción so-


! cia, se pueden presentar argumentos de-doble jerarquía, de ·'}';
.1
• !
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bre el súnbolo toca directarnente lo simbolizado: escupir ¡ los cuales el argumento a fortiori constituye una aplica- )\
. .
..
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., • .:¡
sobre una bandera es mofarse del país que simboliza; blan- ' ClOn. 1
, .. l• .
' .
..
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dir la cruz, es hacerse el vocero del cristianismo militante. ' Cuando la doble jerarquía es puramente cuantitativa,
\

Se insulta una religión, atacando sus objetos de culto; el puede fundarse sobre una correlación estadística, tal como ''
símbolo es indispensable para suscitar un fervor religioso este razonamiento que concluye del hecho de que un hom-
o patriótico, pues la emoción difícilmente puede producir- bre es más grande que otro que sus piernas son igualmente l'

se con una idea puramente abstracta. más largas. Pero las más interesantes son las dobles jerar- 1
1
,

.~
138 EL IMPERIO RETÓRICO Los r~rgumcntos lmstJtlos 139
sobre la escrucwra de lo reul

quías cualitativas; por ejemplo, la que concluye de la supe- nes de moral: "no te conduzcas como un cerdo o una bestia
rioridad de un fin la superioridad del medio que permite salvaje"; "condúcete como una persona mayor", -se le dirá
realizar el fin preferible". La superioridad de los hombres al niño.
con relación a los pájaros se basa en el argumento a fortio- Pero es obvio que la eficacia de este argumento presu-
ri, según el cual, ''Dios, habiendo cuidado de los pajarillos, pone el acuerdo sobre la jerarquía de partida: sólo en una
no olvidará a las criaturas razonables que le son infinita- sociedad que admite una visión aristocrática de la socie-
mente más queridas'':ll:l, dad, la conducta de los nobles será noble y la de los villa-
Los argumentos de doble jerarquía más frecuentes es- nos, es decir la de los habitantes del campo, será villana.
tán fundados sobre los lazos de coexistencia y especial- Para terminar el examen de los argumentos fundados
mente sobre la relación entre una persona y sus actos. sobre la estructura de lo real, será útil señalar la importan-
Aristóteles lo expresa muy claramente en estos términos: cia que se da a la diferencia de nah1raleza o de orden con
relación a las simples diferencias de grado.
El atributo que pertenece a un sujeto mejor y más honro-
so, es también preferible: por ejemplo, lo que pertenece a La introducción de consideraciones relativas al orden que
Dios es preferible a lo que pertenece al hombre, y lo que per- resultan de la oposición entre una diferencia de grado y una
tenece al alma a lo que pertenece al cuerpa:19 • · diferencia de naturaleza, o entre una diferencia de rnodalidnd
y una dift3rencia de principio, tiene por efee-to minimizar las
Es así como las leyes divinas son superiores a las leyes diferencias ele grado, igualar más o menos los términos que
de los hombres" y el saber sin mezcla del que se nutre el no difieren entre sí, sino por la intensidad, y ncentuar lo que
pensamiento de un Dios es superior a la opinión, que los separa ele los términos de otro orden. Al contrario, la
constituye el alimento de las almas humanas" 1• Si hay una transfonnación de diferencias de orden en diferencias de gra-
jerarquía de seres, se le puede hacer corresponder una je- do, produce el efecto inverso; ella pone en relación ténninos
rarquía de conductas: para Plotino la regla de conducta que parecían separados por un límite infranqueable y valori-
que se impone es la de acercarse al U no y alejarse de Jos za las distancias.entre los grados'13 •
objetos sensibles que son los últimos de todo' 2 : la Ontolo-
gía servirá de fundamento a la jerarquía de conductas. Los defensores del plan Marshall establecido para Eu-
De la superioridad de los hombres sobre los animales ropa, asolada por la guerra, y concebido como un plan de
de los adultos sobre los niños, se sacarán fácilmente leccio-' reconstrucción, pretendían que una reducción de los cré-
ditos del25 por ciento lo transformaría en un programa de
asistencia: una diferencia cuantitativa se presentaba como
37. Cf. Aristóteles, Tópicos, L. m, 116b, 25-30. una diferencia de naturaleza.
, 38. Leibniz, OcuJrres, op.c:it., volrv, Discurso de metafísica, xxxvu,
pag. 463. ¿En qué momento un diferencia cuantitativa se vuelve
39. Tópicos, L. m, 11Gb, 25-30. una diferencia cualitativa? ¿Cuántos cabellos es preciso
40. SófOcles, AnrÍfjona.
41. Platón, Fedro, 247d-248b.
42. Emzéades, t. VI, 9, §:3. 43. T A., pág. 464.
.. ......

140 E L IMP ERIO RETÓRICO


Los myumcutos lwsmlos 141
sobre lll cstructurlt de lo real

arrancar a un hombre para que se vuelva calvo'? Es preciso · brá alguna diferencia eutre el valor perdido, pero ninguna
una decisión que permita este tránsito que transforma una en la impericia del piloto"46 •
diferencia de grado en diferencia de naturaleza. Una moral fundada sobre la conformidad a principios o
Por la periodización de la bistoda, se transforman dife-
,¡•" •• :
:·.: :
... ·.·.
:· '
:. .
al deber no hará distinciones cuantitativas entre los actos,
rencias continuas y graduales en diferencias de naturaleza. como una 1noral fundada sobre la in1portancia de las con- .
La Edad l\rfedia difiere del Renacimiento y de los Tiempos secuencias de un acto.
1t1odernos de una manera esencial y no simplemente por
matices. Estos periodos deberán ser separados por aconte-
cimientos que marcan hitos, que justifican la ruptura. El
comienzo de una nueva era siempre será caracterizado por
heclios de una importancia tal que lo que viene después
tiene que ser esencialmente diferente de lo que sucedió
antes: después de jesús, para un cristiano, el destino de la
humarüdad ha sido trastornado. Toda división en períodos
se fun9,~ sobre juicios de valor característicos.
Al <;:,Pntrario, inse1tando la especie humana (gracias a la
teoría :-~ e la evolución de las especies) en el reino animal,
se trm~sforma en una diferencia de grado lo que antes
constit:uia un foso infranqueable caracterizado por la pre·
en
sencia ·.. el hombre de un alma de origen divino.
.; ..;: ·.. : 'l
1t1ientras que IY!ontaigne, luchando.contra la importan- :·: .' ,,
~
. :. :· :
~.) !
:''

cia otorgada. a la. muert;e, nos presenta toda nuestra vida


como una serie de sacudidas que marcan el paso de la ju-
ventud hacia la vejez y, en la que la muerte no sería sino la .· ..
. ·.

últin1a44 ; Bossuet disminuye la distancia que separa a los· ..


,.
L

hombres entre sí, mostrándolos a todos iguales ante la . ' - ;t


.. -:-.::.45 •
mu tJ1.
~·-·
• <

Los estoicos establecían una diferencia fundamental


entre los hombres virtuosos y los demás: "la materia de la
falta puede ser más o menos considerable, pero la falta en
sí misma no es ... ni más ni menos. Cuando un piloto pierde
una nave cargada de oro o una barca cargada de paja, ha-

.. ;

44. Montnigne, Eusavas, L. 1, cap. xx. Pléiade, pág. ·504


45. Bossuet, Sermorzs, vol. 11 , "Sur l'honneur", pág. 173. 46. Cicerón, Paradoxa stoiconmz, London, 1948, 111, §20.
CAPÍTULO IX

La argumentación por el ejemplo,


la ilustración y el modelo

l. La argumentación por el ejemplo

Argumentar por el ejemplo es presuponer la existencia


de algunas regularidades de las que los ejemplos darán una

concreción. Lo que podrá ser discutido, cuando se recurre
a ejemplos, es el alcance de la regla, el grado de generaliza-
ción que justifica el caso particular, pero no el principio
mismo de la generalización.
Desde este punto de vista, lu argumentación por el
ejemplo se rehúsa a considerar lo que es evoca do como
siendo único, ligado de manera indisoluble al contexto en
el cual el acontecimiento descrito se ha producido. Por el
contrario, es a partir del caso particular que se busca la ley
o la estructura que él revela. Es así como una narración
que cuenta la manera como un hombre median te su traba-
jo y talento se ha elevado en la escala social, aun si de ella
no se saca ninguna lección explícita, constituye sin embar-
go una lección de optimismo y de fe en la sociedad que per-
mite tal éxito.
Si la descripción de una situación semejante puede de-
jarnos en la duda en cuanto a su alcance, la evocación de
algún número de ejemplos de la misma naturaleza no pue-
de dejar ninguna duda en el espíritu del lector: se trata de
una argumentación que busca pasar del caso particular a
una generalización. Es la impresión irresistible que dan e.n
una pieza de Maree] Aymé (La cabeza de los demás) dos
procuradores "igualmente preocupados por su carrera,

11
144 . EL IMPERIO RETÓRICO La argummtación ¡Jol' d ~jemplo, 145
la ilusrradÓn1J d moddn

igualmente engañados por sus esposas; igualmente hipó- · El argumento por el ejemplo siempre puede ser discuti-
critas, ingenuamente con1.1ptos y satisfechos de sí mis- : .· .
do; no sucede lo mismo con el caso invalidante que, a me-
mos"'. Saint-John Perse se sirve de esta técnica de poner nos que sea descalificado, obliga a rechazar la regla a la que
en plural, hablando de los Coliseos, de ias Castillas o de las · se opone o por lo menos a modificarla: es la razón de la
Floridas, para dar a lo que es único un valor de arquetipo, 1 importancia que le ha atribuido en su metodolop:ía Karl
. ¡• .
incitando a la generalización2 • j Popper5 •
La argumentación por el ejemplo se propone a veces La utilización de un misn1o concepto para describir ca-
pasar de un ejemplo, no a una regla, sino a otro caso parti- sos diversos permite fácilmente su asimilación enh·e sí, lo
cular. Es así, · describe Aristóteles, como el ejemplo de que parece resultar de la naturaleza misma de las cosas. Es
.. .
Daría y Jerjes -reyes de Persia-, que no pasaron a Europa gracias al lenguaje co1no aparecerá natural subsumir bajo
sino después de haberse apoderado de Egipto, nos permite ·1·.... una misma regla situaciones que habrán sido calificadas de
afirmar qne el príncipe del que se trate, buscará igualmen- · ¡··.···.·
·..
. ..
:..' .: . ·~·· la misma manera ..El deseo de diferenciar situaciones des-
. .
te apo4erarse de Egipto para pasar a Europa3 • .... critas por medio de un mismo térn1ino, es el que deberá ser
·ES ~:·:importante en esta forma de argumentar que el justificado.
ejemplo escogido no pueda ser discutido, pues es la reali- ..! ·.
..
dad deJo que se evoca lo que sirve de fundamento a ]a con- 2. La ilustración.
... . ·.:: . : . . ~e
.,
......
clusiót,~. Pero, ¿cuál puede ser el alcance de ésta? Para no . -~ .. . .
:>
.....
generalizar indebidamente, es útil partir de ejemplos sufi- 1'Iientras que la argu1nentación por el cjen1plo sirve
:V.
ciente;m.ente variados, para que sea menor :el riesgo de un . ,·
..: .. :.. .... para fundar o una previsión o una regla, el caso particular .,
:·,

extravi.o en la generalización. Los cánones de]ohn Stuart desempeña otro papel cuando la regla ya ha sido admitida:
Mili referentes a las variaciones concomitantes dan, con sirve esencialmente para ilustrar, es decir, para darle una
relación a esto, preciosas indicaciones metodológicas. ciert~ presencia dentro de 1a conciencia. Por esta razón,
El argumento por el ejemplo, si se combina con el argu- 1nientras que la realidad del eje1nplo debe ser indiscutida,
mento a jortiorí, da lugar al recurso del ejemplo jerarquiza- la ilustración debe sobre todo ser llamativa para la imagi-
do, tal como lo señala Aristóteles: . •. : · .·
... ·: : . nación. La manera de señalar y de describir el caso parti-
:.. ~·.·
: . ·:· . : . cu1ar dependerá esencialmente del papel que desempeñe ·. '

: . .: : ........
[Todos los pueblos honran a los sabios]: por ejemplo, los .: : .. ;-
.··.:- .... . ·~ en la argumentación: ¿sirve para establecer la regla gracias
.
. :. -:::. ..
Paros han honrado a Arquíloco, a pesar de su difamación; y - ·.. :· .·
.·.·. a la inducción, o sirve para darle una presencia?
.. :
los Kíos a Homero, que a pesar de todo no era su conciudada- ·:
:: . ~. .. ::~· ·: .. ..- Algunos escri tares como Edgar Allan Po e y Villiers de
no; y los mitilenos a Safo, aunque era mujer; y los lacedemo- .~ \:/ ~: ~~j.~ . l'Isle-Adam aprovecharon esta característica de la ilustra-
. .. ·-:. .'· ·.:"'
nios aQuilón, aunque tenían poco gusto por las letras.¡. ... :·. .·.:
.. ·. .:·:.•.:
;
ción para dar credibilidad a sus cuentos fantásticos: co-
. :-·.: .., ·• mienzan a menudo sus narraciones con el enunciado de
. . ·. .· .. ;:-~ =.

l. L. Olbrechts-Tytcca, op. cir., pág. 280.


2. Cf. R. Caillois, Poétique de Saint7]olw Pcrse, París, 1954, pág. 152.
3. Aristóteles, Retódca, L. 11, 1393b. · ··
4. !bid., 1393. 5. Cf. K. Popper, La lógicatlcl descublimieuro cielltífico, Paidós.
146 EL IMPERIO RETÓRICO La aroumeutacitin ¡¡o1· d cjemJ1lo, 147
la ilustrnciáll JJ rlmudelo

una regla que los acontecimientos que relatan presumible- más que todo la fortuna que la voluntad de algunos hom-
mente van a ilustrar. bres en uso de razón los que los han dispuesto".
El paso del ejemplo a la ilustración se hace de manera Después de haber mostrado que las leyes formuladas
insensible cuando se trata primero de justificar una regla
antes de ilustrarla. Los primeros ejemplos deberán ser co-
múnmente admitidos, pues su papel es dar credibilidad a
l por un sólo legislador, tal como Licurgo en Esparta, que la
verdadera religión de la que sólo Dios ha hecho sus órde-
nes, son superiores a lo que es obra de varios, podrá dar
la regla, los siguientes, una vez la regla es admitida, serán 1 alguna credibilidad a su propio proyecto que, una vez esca-
sostenidos, en cambio, por esta última. blecida la regla, no parecerá sino simple aplicación de ella.
1 Pues lo que propone hubiera parecido descabellado sin es-
Descartes se sirve hábilmente de esta doble técnica al
comienzo de la segunda parte del Discurso dellviétodo: tas precauciones oratorias, a saber: un desafío, gracias a la
duda metódica, "de las ciencias de los libros", por lo menos
.. .Se me ocurrió considerar -escribe él-, que a menudo aquellas que se han "compuesto y han crecido poco a poco
no hay tanta perfección en las obras compuestas de varias con opiniones de diversas personas", para reconstruir con
piezas y hechas por varios maestros, que en aquellas en ]as el esfuerzo de uno solo un saber sobre la razón, siguiendo
que uno solo ha trabajado. las cuatro reglas de su método.
La serie de ejemplos relativos a una misma regla, proce-
Esta idea, una de las más caras al clasicismo y a la mo- de del fundamento de ]a regla por medio de casos particu-
narquía centralizadora, y por la cual se oponen al feuda- lares para llegar, gracias a la regla así establecida, a hacer
lismo medieval y al pluralismo del Renacimiento, será plausible su propia empresa, la cual tiende a aplicar en el
justificada primero por la enumeración de lo que le parecía dominio de la ciencia lo que se ha establecido por conside-
evidente a un hombre del siglo xv11, a saber, "que los edifi- raciones relativas al arte de construir y de legislar.
1
cios que un solo arquitecto ha emprendido y acabado, por Sucede que el caso particular, a la vez que ilustra la re-
costumbre son más bellos y mejor ordenados que aquellos gla, sirve para enunciarla al mismo tiempo de una manera 1
que varios han tratado de arreglar, haciendo servir viejas concreta: "piedra que rueda no recoge musgo". A veces la
murallas que habían sido consideradas para otros fines. regla se confirma por la comparación entre dos casos de
Así, estas antiguas ciudades que no eran al comienzo sino aplicación: "Son las circunstancias las que muestran a los
burgos y se han vuelto con el transcurso del tiempo gran- hombres; cuando las circunstancias se presentan, sueña
des ciudades, ordinariamente son tan mal acompasadas al que Dios, como maestro de gimnasia, te hace combatir con
precio de estos lugares regulares que un ingeniero traza en un rudo adversario_" 6•
su fantasía en una llanura, que aunque conside1~ando sus A veces la ilustración no consiste en la descripción de
edificios cada uno aparte se encuentra a menudo tanto o un acontecimiento histórico, sino en la narración de un
más arte que en el de los otros, sin embargo al verlos cómo caso ficticio imaginado por el autor, como aquel de los ma-
están organizados, aquí uno grande, allá otro pequeño y
cómo están sus calles curvas y desiguales, se diría que es
6. Epicteto, E11trerieus, L. 1, §xx1v, "Les Stoiciens", Pléinde, pág.
860.
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148 . EL IMPERIO RETÓRICO .¡ La ar[J ltnlt:ll Wcióu ¡Jor d ejcmJJlo, 149


! la ilw.cracion .!1 d mOllelo
.1i

1-ineros que escogían a la suerte a su capitán a · quien prestar atención a lo que hacen y a lo que dicen. Todo el
confiaban la dirección del navío, y esto para ridiculizal' 1a ' discurso de Isócrates, A 1Vicocles, se inspira en esta idea:
regla de la de1nocrada ateniense que designaba de esta ma-
nera a los 1nagistrados de la c1udad 7• Las utopías pueden Da tu propia ponderación en ejemplos a los otros, acor-
'
dese1npeñar esta misma función. 1 dándote que las costu1nbres de mi pueblo se asemejan a las de
!
¡
Se s·acarán efectos retóricos de la ilustración vo1unta- quienes lo gobiernan. Tú tendrás un testimonio del valor de
rianlente inadecuada, cuando los actos descritos desmien- tu autoridad real, cuando constates que tus súbditos han ad-
1
ten o a la regla, o la calificación que precede su enunciado. quirido mayor comodidad y costumbres mejor reguladas gra-
1
El recurso a la iron(a es utilizado con brío por :tvfarco An- cias a tu actividad!}.
tonio en el discurso pronunciado ante el cuerpo de César,
en el que repite en varias ocasiones que "Bruto es un hom- El modelo juzga por sí mismo aquello que vale más,
. ! .
bre honrado'', y describe en detalle sus actos de ingratitud i aunque pueda inspirarse, a su vez, en un modelo divino, .
· y de traición que testhnonian lo contrario8 • ·· . . ·¡ .
tal como santa Teresa de jesús, que trataba de hnitar aJe-
. . ..
¡
• sús en su conducta. Pero no se puede contar con un discer-
j
·.·. 3. El nzodelo y el antinzodelo l nimiento suficiente en todos los imitadores, que pueden

! imitar sólo las debilidades de su modelo:
J
El caso particular en vez ·de servir de cjt:mplo o de ilus-
. :tración puede presentarse como modelo para imitar; pero El ejemplo de la castidad de Alejandro, escribe Pascal, no
·>· no es una acción cualquiera la que es digna de imitarse: se ha dado tantos continentes como el de su borrachera intem-
· ~imita sólo a quienes se admira, a quienes tienen autoridad perante. No es vergonzoso ser tan virtuoso como él, y parece
y un prestigio social, sea debido a su competencia, a sus excusable ser más vicioso que éP0 •
funciones o al rango que ocupan en la sociedad.
Una decisión de justicia, que sirve de precedente, se Servir de n1odelo puede producir un modelo, a saber la
funda obviamente sobre la regla de justicia que exige el tra- imagen idealizada que se ha formado de él quien lo ton1a
ta.miento igual a situaciones esencialmente semejantes. por modelo.
Pero el juicio del que se inspirará, será el de un tribunal Si el inferior que imita el modelo tiene alguna tenden-
4uc ti:'n~ ::1utoridad, de preferencia la Corte de Casación y, cia a asemejársele, vulgarizando una conducta, la hace por
en su defecto, el tlt:cú!tO de una Corte de Apelación. este mismo hecho menos distinguida.·De allí el fenómeno
La argumentación por el modelo, como el argumento de de la moda y sus revoluciones periódicas -opuestas a la es-
autoridad, supone que se trata de una autoridad que por su tabilidad relativa de los vestidos característicos de una cla-
... ·
prestigio sirve de caución a la acción considerada. Es la ra- se determinada-, pues cuando la sirvienta se viste como la
zón por la cual aquellos que saben que son modelos deben señora de mundo, ya es hora para que ésta tome su distan-
. .
cia y renueve la moda.
7. Platón, La Repilblica, 1, VI, 488b - 489d. 9. Isócrates, Discours, t. n, "A Nic:ocles", § 31.
8. Shultespeare,]ulius Cesar, acto 111, escena u. : .. 10. Pascal, Pensées 182, op. cit., pág. 870.
... •

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1
150 EL IMPERIO RETÓRICO La argumcnmcifin por el t;,jemplo, 151
la ilu.slración JJ el m mido

Pasamos así del modelo al antimodelo. Si el inferior Lo que es antimodelo y sirve de punto de partida a un
imita al superior, este último no desea por nada en el mun- argumento a contrarin, será a veces utilizado por un argu-
do asemejarse al inferior, a quien desprecia y a quien torna mento a fortiori: si las bestias salvajes son capaces de en-
como ejemplo de mala vida y de mal gusto. Montaigne era tregarse a sus pequeños, sería indecente para los hombres
muy sensible a la argumentación por el antimodelo: no dar prueba de la misma entrega.
Se percibe mejor el papel del modelo y del antimodelo
Hay muchos de mi temperamento que me instruyen más cuando se está seguro de haber encontrado encarnaciones
por contrmiedad que por ejemplo, y por huida que por segui- indubitables, tales como Dios o Satanás. Es por esto que
miento. A esta clase de disciplina apuntaba el viejo Catón, las morales de inspiración religiosa definirán al justo como
cuando dijo que los sabios tienen que aprender más de los lo- aquel que imita a Dios y se conforma con sus prescripcio-
cos que los locos de,los sabios. Y este antiguo músico de lira, nes.
que Pausanias cuenta haber acostumbrado a forzar a sus dis- La ventaja de un modelo perfecto es que no exige dis-
cípulos ir a escuchar a un mal músico que vivía frente a él, cernimiento, basta inspirarse en él para estar en el camino
para que aprendiesen a odiar sus desacordes y sus falsas me- recto. Pero nada impide, si es preciso, adaptar este modelo,,,
lodías11. divino al papel que uno quiere hacerle jugar. Bossuet pre-
senta a] esús en varias ocasiones como el modelo ele los re-
Basta atribuir una condudu al antimodelo para que tra- yes:
temos de distinguirnos de él. El caballero de Méré subraya
el efecto del antimodelo sobre su conducta: ... para dar a todos los monarcas que derivan su poder de
él, el ejemplo de moderación y de justicia, quiso él mismo so-
Yo observo también que no se huye sólo de quienes nos meterse a las reglas que ha hecho y a las leyes que estable-
desugradan, sino también de todo lo que les pertenece, y que • '1:1
ClO .
se quiere parecer a ellos lo menos posible. Si alaban la paz,
quiero desear la guerra, si son devotos y ordenados, quiero En otro sermón, dirá:
ser libertino y desordenado 12 •
Este gran Dios sabe todo, ve todo, y sin embargo quiere
Pero si el deseo de asemejarse al modelo da una directi- que todo el mundo le hable; él escucha todo y tiene siempre el
va suficiente, hay varias maneras de distinguirse del anti- oído atento a las quejas que se le presentan, siempre listo a
modelo. El contexto indicará la dirección a seguir: quien hacer justicia. He aquí el modelo de los reyes".
no quiere que se lo tome por Sancho Panza, se asemejará
instintivamente a Don Quijote. Para Locke, Dios es el modelo de la tolerancia, pues,
omnipotente, hubiera podido obligar a los hombres a la sal-

11. Montaigne, EllsaJJo:;, L. m, cnp. VIII. 13. Bossuet, Semwus, vol. 11, "Sur la prédication é\•angélique", Pa-
12. Chevalier de Méré, Ot•uvn·s compll:ces, t. n, "Des agrémens" rís, Ga.rnier, pág. 50.
Pnris, !930, pags. 30-31. ' 14. "Sur l'arnbition", ibid., pág. 411 .
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1 ~~ EL IMPERIO RETÓRICO

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vación, pero sabemos. que no salva a los hombres a pesar CAPÍTULO · X


de ellos 15 • Para el caballero de lvféré, Jesús por s us discur-
sos y sus actuaciones nos indica cuán importante es agra-
Analogía y n~etáfora
,•"

dar, pues aun la gracia, no es sino la expresión del mnor


para aquellos que agradan a Dios. Al contrario, Simone
\Vei] no duda en señalar la ilnportnncia que las parábolas
del evangelio dan a la vida de los campos, y saca de ellas la
conclusión ele que el cristianismo es una religión que exal-
ta a los ca1npesinos y a los productos del suelo, el pan y el . Las concepciones y el papel de la analogía han variado en . {
·, .
vino 16 • la historia de la filosofía. 1Ylientras que para algunos pen-
La riqueza de la argun1entación por el modelo radica en sadores, como Platón o santo Tomás, la analogía presenta ... {
que ella pernüte, aun cuando el modelo sea único, acen- ;
l un tipo de razonamiento específico e indispensable, para
tuar U!:IO u otro de sus aspectos para sacar cada vez una i'. otros, como los empiristas, ella se limita a afirmar una se-
: {
j .
leccióp _adaptada a las circunstancias. i mejanza bastante débil y sirve para la invención de hipóte-
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sis, pero debe ser eliminada en la formulación de los ~
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resultados de la investigación científica. :

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U!l teórico de la argumentación constatará que el recur-
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.. .
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.\ so a la analogía constituye una de las características de la l.
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··. :~.:·:.. cotnunicación y del razonamiento no formales, que en al- 1

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"~::::.: . gunos casos la analogía podrá ser eliminada en fin de cuen- ;f
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¡

tas cuando la conclusión a la cual se llega se resu1ne en una r


!
fórmula matemática, pero que muy a mentido - sobre todo ¡'.
i
1
en filosofía y en la expresión de un pensamiento religio- !.
't
1 so- ella se encuentra en el centro de una visión original,
1 !
. .
f sea del universo, sea de las relaciones entre el ho1nbre y la
' ·..

1 divinidad.
!. Pase lo que pase, para conservarla en su especificidad,
será preciso interpretar la analogía en ·función de su senti-
do etimológico de proporción. Ella difiere de la proporción
puramente matemática, en tanto que no plantea la igual-
¡
1
i
dad de dos relaciones, sino que afirma una semejanza de
¡
l relaciones. 1Y1ientras que en álgebra se afirma:

15. Locke, Tlze Second Treatise of Civil Govcmmmc and A Letter l a e . . fi . . e a


_ -, lo que permite a rmar por s1metria: -d - b ,
Conct:rlliug Tolemtion, op. cit., pdg. 137.
16. S. \Veil, L'e11raci1zemmt, París, 1949, pág. 82.
l b .d

".
154 EL IMPERIO RETÓRICO .Anal11gíny 155
1/U:td.fOra

y efectuar sobre estos términos operaciones matemáticas Cuando un niño introduce el brazo en un vaso de boca es-
que conducirán a ecuaciones como: ad- cb = O, en la ana- trecha para sacar higos y nueces y llena su mano, ¿qué le su-
logía se afirma que a es a b como e es a d. No se trata ya de cederá? N o podrá sacar la mano y llorará; suelta algunas -se
una división, sino de una relación cualquiera que se asimi- le dice- y podrás retirar tu mano. Tú haz de la misma manera
la a otra relación. Entre la pareja a-b, -el tema de la analo- con tus deseos. No desees sino un pequeño número de cosas
gía- y la pareja c-d -el foro de la analogía-, no se afirma y las obtendrás 1•
una igualdad simétrica por definición, sino una asimila-
ción que tiene por fin aclarar, estructurar y evaluar el tema Leibniz, queriendo aclarar la dependencia de las otras
gracias a lo que se sabe del foro, lo que implica que el foro mónadas con relación a la mónada divina, escribe en el
proviene de un dominio heterogéneo, puesto que es mejor Discurso de metafísica:
conocido que el del tema.
En esta perspectiva, la analogía tiene que ver con la teo- Todas las demás sustancias dependen de Dios, como los
ría de la argumentación y no con la ontología, pues en cier- pensamientos emanan de nuestra sustancia2 .
tos casos, después de que la analogía habrá permitido al
sabio orientar sus investigaciones y que éstas le habrán Finalmente, Juan Escoto Eriúgena se sirve de la rela-
permitido obtener resultados experimentales, gracias a los ción de los ojos con la luz para hacen10s comprender las
cuales estructumní el tema de manera independiente del relaciones entre la gracia divina y la libertad humana:
foro, podrá abandonar la analogía como el constructor que
desmonta un andamio después ele haber acabado la cons- Como el hombre rodeado de tinieblas muy espesas, aun-·
trucción del inmueble. Es así como la analogía establecida que poseyendo el sentido de la vista, no ve nada, pues no pue..,
entre la corriente eléctrica y la corriente hidráulica, de ver nada antes que venga del exterior la luz, que siente
habiendo orientado las primeras experiencias en este do- aun cuando tenga los ojos cerrados, y que la percibe, así como
minio, pudo desarrollarse posteriormente de manera inde- todo lo que le rodea, cuando abre los ojos; así también la vo-
pendiente. En otros casos la analogía será superada, tema y luntad del hombre, tanto tiempo como se encuentra en la
foro serán reemplazados ambos por una ley más general. sombra del pecado original y de sus propios pecados, está im-
Pero en los dominios en donde el recurso a métodos empí- pedida por sus propias tinieblas. Pero cuando aparece la luz
ricos es imposible, la analogía es algo ineliminable; la argu- de la misericordia divinñ, ella no sólo destruye la noche de los
mentación utilizada tenderá sobre todo a sostenerla, a pecados de su culpabilidad, sino que curando la voluntad del
mostrar su carácter adecuado. enfermo, le abre la vista y la hace apta ~ara contemplar esta
He aquí tres ejemplos de analogías ineliminables, toma- luz, purificándola por las buenas obras 3 .
dos sucesivamente de los dominios de la ética, de la metafí-
sica y de la teología:
El primero es una exhortación de Epicteto: l. Epicteto, op. cit., L. m, cap. IX. Citado en T. A., pág. 512.
2. Discours de lVlérapllJJSiquc, XXXII. Citado en T. A., pág. 505.
3.] uan Escoto, Liber de praedesriuarimze, IV, 8. Citado en T. .A.. , pág.
513.
1

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156 EL IMPERIO RETÓRICO ~ .
i .4.rzalo[tftt.!J 157
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Estos tre~ ejemplos ilustran el papel de la analogía, que
1
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l efectos cómicos del uso incorrecto de los esquemas_argu-
es el de aclarar el tema por el foro, ora explicando una .rela- i mentativos, nos presenta este pequeño diálogo:
ción desconocida por otra más fanliliar, ora guiando a los 1
ho~bres gracias. a un foro sacado de la infancia y que es 1
Es un bravo [el rey Guillermo} ¡Por Dios, exclam.ó mi tío
; .···

objeto de acuerdo unánime de los adultos. í


¡' Toby, y merece la corona! Tan dignamente como un ladrón la
L~ analogía de cuatro términos puede expresarse por cuerda -gritó Trim [el cabo lea1] 0 •
1
med1o de tres, uno de ellos puede ser repetido en el tema y
en el foro; su esquema será: B es a C como A es a B: "el (
Decir que toda proeza merece una recompensa como
hombre con rel~ción a la divinidad -escribe :Heráclito-, es 1
todo crimen merece un castigo, es una afirmación seria,
tan pueril con1o el niño lo es con relación al hombre"... pero decir que el rey Guillermo tnerece la corona como un
Esta mistna estructura a tres ténninos es la que se encuen- 1 ladrón la cuerda, es una afirmación que hace reír a causa f
.,;;
tra en el pa~~je ya citado de Leibniz, así cotno en el "mito
¡ :
í del carácter incongruente de la relación. .:
.. ~

de la caverna" descrito en el libro vu de La República de t


¡ l
Cuando términos antitéticos, tales como: "izquierda- ¡
Platón.
.. ..
_ :
. l j
1 derecha", "'superficial-profundo" se usan regularmente j
1
..

.. , Para que la analogía cumpla con su papel de aclarar el ! como foro que sirve para caracterizar una tendencitl políti- 1 ~.
i

t~~na_, por el foro, es preciso que sus don1h1ios no sean ho-


lllogeneos como en una proporción matemática. ~Iientras .
1
.'
.i . .
ca o la expresión de un pensamiento que se valoriza o des-
valoriza, estos ténninos, neutros al comienzo, adquirirán,
l., {
q~e en una proporción no hay ninguna interacción entre i por el papel que desen1peñan regularmente, una connota- ·. .·.

1():~ términos, éste no es el caso en la analogía.


J·.:A propósito de la elección cotuo Papa de Aymé, duque í
!

ción positiva o negativa_ Pero cuando un misu1o ténnino
cumple en diversos foros papeles variados, será evaluado
'!'
de Sabaya, elección que fue anulada, Calvino escribe: "el ora positivamente, ora negativamente. He aquí un pasaje ·1¡: { j;
tal Aymé fue apaciguado con un sombrero cardenalicio de Ezequiel (Lxi-19): "Pondré en sus entrañas un espíritu .. ..

com~.. un perro que ladra por un trozo de pan"5 • La aproxi-' nuevo y quitaré de su cuerpo el corazón de piedra, y le
macton entre un duque frustrado y un perro que ladra daré un corazón de carne". El corazón de piedra es sírnbolo
devalúa a la vez al Papa destituido y la satisfacción que le de la insumisión y el corazón de carne el de !a obediencia
.•
fue concedida.
. piadosa. Pero cuando en la Epístola a los Romanos (capítu- •'
Esta interacción se vuelve cómica cuando se realiza in- lo.· vm), san Pablo opone la carne al espíritu, la carne es ,. ~
:1
dependientemente de la intención y cqntrariando la vo- símbolo de pecado y el espíritu de la gracia. El mismo tér-
lu~tad úeí autt.Jr tle la analogía. Laurence S terne que, en su mino "carne" se ha valorizado en un caso y desvalorizado
Vula !J opiniones de Tristram. Shandy, no duda en sacar !
en el otro. ;
Íl ¡·
~t
1; Sucede a tnenudo que un elemento u otro del foro sean -~

modificados para aproximarlos al tema y hacer la analogía
4. Diels, Fragmeme der Vorsokratilu:r1 pág.79 citado en T. A pa-g
l ..
505. . t • ., •
1
5. Calvino_, Iustitzttion de la religiou clzrélimue, 1888, pág. 13. Cita- 6_ L. Sterne, Vie et opillions de Tris era m Slza11dy. L. XIII, cap. XIX. Ci-
do en T. .d.., pug. 508. 1
l tado en T. .l'L, pág. 509.
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•. J ..·
158 EL IMPERIO RETÓRICO · Aualooín y 159
metáfora

más convincente. En la medida en que el artista medieval mtis perfecta, que después de haber hecho bastante camino,
quería presentar a Moisés como la prefigura del Cristo, vuelve a menudo al mismo punto del que partió 10 •
mostrará al profeta montado sobre un asno y su mujer
siguiéndole a pie, y esto contrariando el texto de la Escri- La prolongación de una analogía servirá a menudo pon.
tura, para poder poner mejor en paralelo la escena con la la argumentación; es así como las dificultades encontradas
Entrada de Clisto ajemsalén'. De la misma manera Bos- en el fundamento de nuestro saber pueden ser asimiladas a
suet, hablando de los batallones compactos de la infantería las de una barca sacudida por la tempestad, y el hecho de
española, dice que eran tan invencibles como torres, pero llegar a conclusiones escépticas, al de llevar la barca a la
torres "que eran capaces de reparar sus brechas'H1• orilla donde puede permanecer y podrirse. Kant oponien-
Si se tomasen literalmente estas modificaciones del do su epistemología a la de Hume, dice: "que importa dar a
foro, se afirmaría ora una contraverdad, ora se describiría esta barca un piloto que, siguiendo los principios ciertos de
una realidad fantástica. Pero hay un límite a tales procedi- su arte, sacados de la ciencia del globo, provisto de una car-
mientos; cuando la afirmación referente al foro parece in- ta marina completa y de una brújula, pueda conducirla se-,·
admisible porque es chocante para el sentido común, se guramente a donde quiera" u.
obtienen expresiones, que Quintiliano ya había ridiculiza- Oponiendo el uso normal de una barca, a aquel al que la-,
do, como: ha reducido Hume, Kant, •Jbraya por analogía la superiori-<
dad de su filosofía crítica sobre el escepticismo.
Aún las fuentes de los gnmdes ríos son n<Jvegables. Toda analogía pone ciertas relaciones en evidencia y-·
Un árbol verdader<Jmente fecundo produce desde que se deja otros caracteres en la sombra. Max Black subraya con
planta'. razón que "al describir una batalla en términos tomados--,·.
del juego de ajedrez, se elimina todo lo que se refiere a los
Una analogía rica es aquella que puede ser prolongada horrores de la guerra" 12 •
de manera fecunda. La Bruyere supo sacar de ello efec.tos Admitir una analogía es, pues, suscribir una cierta
bastante afortunados: escogencia de aspectos que importa poner en evidencia en
la descripción de un fenómeno. A menudo, al criticar a un
Las ruedas, los resortes, los movimientos están escondi- autor, seremos conducidos al mismo tiempo, a oponernos
dos; nada p<!rece de un reloj sino su aguja, que avanza insen- a las analogías de las que se sirve. W. Moore, oponiéndose a
siblemente y acaba su vuelta, imagen del cortesano, tanto las ideas de Wittgenstein en lo que se refiere a las relacio-
nes entre los enunciados y los hechos, escribe: "Si un

7. Cf. L. Réuu, "L'intluence de In fonm: su l'iconographie médié-


vale" en Formt•s de l'arr, formes dt' l't•sprir, 1951. Citado en T. .tl., pág. 10. Caracti:rrs, "De la Cour", §65. Citndo en L. Olbrechts~Tyteca,
509. Le comÜflll' du rliscours, pág. 293.
8. Bossuet, "Oraison funebre de Louis de Bourbon, prince de 11. Kant, Prol(qÓmenos a toda metafísica jittura, Introducción. Cita~
Candé", en Oraisous Funebres, Pléiade, púg. 218. Citndo en T. A., pág. do en TA., pág. 518.
510. 12. JV[odels amli'vfethaplwrs, Cornell University Press, 1962, págs.
9. I11sritutiau Oratoin•, L. VIl, cap. 111, §7G. Citado en T. A., pág. 511. 42-45.
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160 EL IMPERIO RETÓRICO 1 f~llafog{a
JJ 161
1 mettijom
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enunciado representase al hecho como una linea sobre un !¡ considera todo tropo como una metáfora, nosotros nos
'
1
disco el sonido, entonces deberiamos probablemente estar •
limitamos al último caso que él considera. Para nosotros la ''
..····

de acuerdo con la tesis de Wittgenstein" 13 • ·metáfora no es sino una analogía condensada, gracias a la
1•
..t\1 criticar una tesis ilustrada por una analogía, se debe- ¡! .. fusión del tema y del foro. A partir de la analogía: A es a B
!
rá entonces, o bien adaptar esta última para que corres- 1' como Ces a D, la metáfora tomará la forma: "A de D", "C
'i
ponda mejor a sus propias concepciones o bien se deberá • de B"; "A es C". A partir de la analogía "la vejez es a ]a vida
!
reemplazar por otra analogía juzgada más adecuada. Los lo que ]a noche es al día", se derivarán las 1netáforas: "la
dos procedimientos se encuentran en las controversias. ,.
1
vejez del día", "la noche de la vida" o "la vejez es una no-
Es así .como Leibniz, en su discusión con Locke · no
'
l che".
acepta la concepción según la cual el espíritu, en el conoci- j Son las metáforas de la forma "A es C" las más engaño-
ntiento, desempeñaría un papel análogo al de una piedra !
j
sas, pues se ha intentado ver en ellas una identificación,
de mármol sin fisura, sobre la cual la experiencia dejaría . ¡
¡ mientras que no pueden comprenderse de una manera sa-
1
sus huellas; su papel sería -más bien-, análogo al de una •i tisfactoria sino reconstruyendo la analogía supliendo los
¡
pie4.r a de mármol que tendría venas y estaría, por eso mis- ~ términos faltantes. Observemos que esta especie de metá- i
1
mo,:. predispuesta a recibir tal figura más que tal otra14 • ¡. !(
fora puede expresarse de una manera aun más condensada ,¡

..qi contrario, cuando la analogía criticada se opone en r


!
y resultar de la confrontación entre una calificación y la '.i
;j {
lo e~encial a la manera corno se concibe el tema, seremos realidad a ·la cu~l se aplica. Escribiendo ·sobre un guerrero ;¡
lleva.dos, para presentar nuestro propio punto de vista, a
ree;p~plazar el foro combatido por otro más adecuado. Por-
qu~.;,. concibe la actividad científica como sistemática,
r1
1
valiente, "este león se lanzó", se sobreentiende ·que este
guerrero es un león, lo que se eA.rplica por la analogía: "este
guerrero es con relación a los demás hon1bJes como un
'
:¡ ,."'
'1 1
: •,. ...

l
Niichael Polanyi se opone a la analogía de Milton que, en león con relación a otros animales". De manera más gene-
su Aeropagítica, asimila la actividad de los sabios a la de los i' ral, "al decir de un hombre que es un oso, un león, un lobo,
investigadores que se esfuerzan por descubrir los fragmen- 1 un puerco, un cordero, se describe metafóricamente su 1 .. •
·1 j
tos de una estatua rota: para él la actividad científica será
más bien análoga al desarrollo de una organismo vivo 15 • l carácter, su con1portamiento o su lugar entre los otros
hombres, gracias a la idea que uno se forma del comporta-
..
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.
.

Aristóteles definió la metáfora como "una figura que 1


! miento o del lugar de tal o cual especie en el mundo ani-
consiste en dar a un objeto un nombre que conviene a 1 mal, tratando de suscitar, con relación a ellos, las mismas :;
1' ...
otro; esta transferencia se hace o del género a la especie, o reacciones que se sienten comúnmente respecto a estas
de la especie al género, o de una especie a otra, o ya sea so- mismas especies" 17•
bn~ ia La:;0 de una analogía" 16• Mientras que Aristóteles La fusión metafórica que tiende a asimilar el dominio
! del tema al del foro, sobre todo para crear una emoción
13. '.'Structu:e in Sentence nnd in Fact" en Philosoplzy of Sciwce,
1938, pug. 87. Cltado en T. A., póg. 523.
!
J
poética, permite, mejor que la analogía, este vaivén en que
14. Nom'CllUX Essais szt.r l'Eiltmdcment Huma in, en Oeuvres, Edi-
ción Gerhardt, vol. v, pág. 45. Citado en T. A.., pág. 522-523. 17. Ch. Perelman, "Analogie et métaphore tm science, poésie et
15. M. Polanyi, Tlzc Logic of Libcrry, London, 1951, págs. 87-89. philosophié en Le cllamp de l'argrnnmtation, Bruxelles, 1970, ptig.
16. Poética, 1457b. 1
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274 .
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''
162 EL IMPERIO RETÓRICO L1ualugia !J 16:3
metáfora

tema y foro se vuelven -por así decir-, indisociables. Es así carácter analógico, y la consecuencia parece seguirse de la
como en su célebre Oda a Casandra, Ronsard antes de des- naturaleza misma de las cosas. Es así como Descartes ex-
cribir a la jovencita bajo los rasgos de una rosa, comienza plotando, en la Séptima regla para la dirección del espíritu,
por presentar la rosa en términos que convienen a una jo- la catacresis 11 el encadenamiento de las ideas", insiste so-
vencita: bre el hecho de que en una deducción rigurosa no hay que
saltarse jamás un eslabón de la cadena, pues "allí donde un
Linda, vamos a ver si la rosa punto se omite, aunque fuese el más pequeño, la cadena se
Que esta mañana había brotado rompe y toda la certidumbre de la conclusión se desvane- • !
Su bata de púrpura al sol, ce"'". Pero si se cambia de foro, si el razonamiento ya no es
Ha perdido algo esta tarde asimilado a un encadenamiento, sino a un tejido cuya tra-
Los pliegues de su bata púrpura, ma está constituida por argumentos entrelazados, se ve in-
Y su tinte al vuestro parecido 18 • mediatamente que su solidez es de lejos superior a cada
uno de los hilos y que no se puede afirmar que es análogo a
Esta fusión metafórica puede indicarse mediante un una cadena, que no es más sólida que el más débil de sus i
adjetivo (una exposición luminosa), un verbo (se puede eslabones". '
piar), un posesivo (nuesrra Waterloo), una determinación Hay diversas maneras de utilizar una misma metáfora; • l
(la noche de la vida), la cópula (la vida es un sueño), o aun cada una pone en evidencia diversos aspectos y por ell.o ,,.
por el empleo de una sola palabra colocada en un contexto llega a diversas consecuencias. Es así como el método fre- 1
que excluye el sentido literal". cuentemente se describe como un camino, lo que nos re- 1
A fuerza de ser repetidas, las metáforas se gastan y exis- cuerda la etimología de la palabra "método", pero cada
te la tendencia a olvidar que se trata de metáforas: se dirá pensador se servirá de esta analogía a su manera. 1
1
de ellas metafóricamente que están muertas o adormecidas: He aquí lo que Descartes escribe con relación a esto en
se han vuelto maneras ordinarias de expresarse, pero su la segunda parte del Discurso del método:
aspecto metafórico reaparece cuando uno quiere traducir-
las a una lengua extranjera que no conoce las mismas fór- Como un hombre que camina solo y en las tinieblas, me
mulas. Cuando la expresión metafórica constituye la única resolví a ir tan lentamente 1 a usar tanta circunspección en to-
manera de designar un objeto en una lengua, se califica de das las-· cosas, que si no avanzaba sino muy poco, por lo me-
catacresis: "el pie de la montaña", "el brazo de la silla". nos me guardaría de caer22 .
El recurso a las catacresis es muy eficaz en la argumen-
tación, pues sacando una conclusión a partir de una mane- Leibniz, por el contrario, insiste sobre el aspecto social
ra habitual de expres~rse, el lector no se da cuenta del del conocimiento. Para él, el género humano considerado

18. ~~A sa mliistresse", Ode xvu, en Ocnvres Cvmpll:rt·s, Pléiade, 20. Ocuvres, Pléiade, pdg. 58.
vol. 1,pags. 419-20. 21. Cf. ch. Perehnan, Le clutmp del 'WYJfllllCilWtioll' pág. 277.
19. L. Olbrecht:s~Tytecn, f..t• comiqm· du discours, pág. 307. 22. Omvrcs, Pléiade, pág. 136.
~ .·; ~ ~·'!l.\1 :.. ·.
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·. -:~·,:-¡:; ·:: ····
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164 EL IMPERIO RETÓRICO .l .. Aualugiu .!/ 165


. 1 .. .
~ . . mcctij óra
!
.l
con relac.ión a las ci_enc.ias que sirven a nuestra felicidad, i .
i ' .... A fuerza de servir de foro a las mismas metáforas, algu-
'~ .
el;i semejante a una tropa de gente a la cual se recomienda ••
nos ténninos mutan su sentido metafórico en sentido
" nlarchar con concierto y con orden, compartir los cami-
4 1 "~ . usual: los términos "claro" o "viscoso", parecen calihc.ar
~

nos, hacer reconocer los caminos y arreglarlos'' 23 : .¡ inn1ediatan1ente un pensamiento, o un carácter o un liqui-
~ .
Para estos dos pensadores clásicos, la ciencia está aca- 1
do. Pero lo que parece un cliché ·¿ ·uso ordinario, puede vol-
bada en el espíritu de Dios: el canüno está completamente
.!l •. ver a recuperar el sentido metafórico gracias a técnica~
¡
trazado, basta recorTerlo. Para Hegel, al contrario, el catni- estilísticas variadas, que A. 1-ienry ha analizado con gran
no se construye con el progreso del conocitniento. Perso-
'
1.J ..- .
finura 2u.
nalmente, queriendo ten~r ,más en cuenta, en el progreso
~

¡. Basta yuxtaponer dos clichés para producir un efecto


.l . .
del conocimiento, la tradición, la iniciativa y el ejercicio, de sorpresa, incluso de risa: ' eStás grandes . verduras,
1

escribía que: "nuestra marcha intelectual es ayudada por crema de la sociedad". A veces basta una · alusión o una
nuestros .padres y por nuestros tnaestros; que antes de .,
1. .
. oposición. Pero la técnica n1ás interesante para la argu- . f
! ..
construir nuevos canlinos,.de mejorar-los antiguos, hemos .' . mentación consiste en desarrollar una metáfora adormeci-
l
utili:?.ado un gran número de catninos trazados por las ge- .f. . da, prolongándolL~ para dar al estilo una fuerza sugestiva . ,··"'
~

r.
1
'
ner1.\y.i ones que nos precedieron; y que algunos a fuerza d~ poco común. Es una técnica utilizada a 1nenudo por La
ser .olvidados, se degradan y se cubren de una vegeta ción ¡
i .
Bruyere, y tmnbién por Pascal, como se ve en este pensa- . f
. i

que·JJOS hace perder su huella, que a veces estamos felices f,. miento: ~:Los grandes y los pequeños tienen los tnismos ac-
de de.scubrir después de varios siglos de abandono; que al- 1t . cidentes y las 1nismas molestias y ]as mismas pasiones;
. . .
guno·~ - caminos son tan escarpados, que sólo los alpinistas i
j. pero el uno está arriba de la rueda y el otro cerca al centro,
l :
bien;:;~_quipados y entrenados durante mucho tiempo, osan ¡'
1.
y así es 1nenos agitado por los mismos movimientos" 2;.
aventurarse por ellos"2'"'. . 1 La expresión "estar en un callejón sin salida" (en un
Vemos, por estos ejemplos, que la descripción del tema i1npasse) se vuelve metafórica en esta frase de Bachelard:
no depende solamente de la escogencia del foro, sino que "En lugar de un callejón sin salida como lo profesa la anti-
la idea que uno se hace del tema puede guiar la manera gua psicología, la abstracción es un cruce de avenidas" 28 • ·
como un mismo foro será desarrollado. Sea lo que fuere, trátese de tnetáforas vivas o muertas,
El peligro de algunas metáforas, tales como "un ramo despiertas o adormecidas, la certidumbre prevaleciente
! ..
de alas" para designar a un pájaro, o 41Una nave de esca- l . hoy es que el pensatniento filosófico, y aún todo pensa-
l
mas" para designar a un pescado, es el de ser tmnadas por miento creador, no puede prescindir de ellas. Esta idea que
Imágtn.\::.;:; que evocarían algún ser fantástico, tal como la encuentra quizás· su origen en la obra de Nietzsche, está
"caña pensante". Es este el error que l. A. Richards, a justo ampliamente extendida desde hace más de treinta años en
título, había denunciado hace mucho tiempo25 • .l
' ...
f .·.
26. A. Henry, "La reviviscence des métaphores" en lvfétouymie et
. 23. Leibniz, Die plzilosopllischen Schrifcen, Ed. Gerhardt, vol. vn '
pag. 157.
.
1¡ :
..
métaplwrc, París, 1H71, págs. 143-53.
··. 27. Pascal, Oeuvres, ed. Pléiade, pñg. 884. T. A., pág. 544.
24. Ch. Perelmnn, Le clwmp de l'argumentation, pág. 278.
25. I. A. Richards, The Philosoplzy of Rlu:toric, pág. 16. Cf., T. A., ' •':
28. G~ Bnchelanl, Le ratioualúmu: appliqué, París, 1949, pág. 22. T.
1
pdg. 540.


j
..
A., pág. 545.

.· r. t ··
166 EL IMPERIO JtETÓll!CO

el pensamiento angloamericano. Para C. S. Pepper, las di-


versas visiopes del mundo se distinguen por sus metáforas r CAPÍTULO XI

fundamentales (root metaphors) 29 • Son las metáforas que


según D. Ennet caracterizan al pensamiento metafísico'".
Ph. Wheelwright reto¡na esta misma idea en dos obras
t Las disociaciones de las nociones
bien conocidas: The Bttming Fozmtain (Bloomington, 1954)
y lvfetaphor and Reality (Bloomington, 1962). Retomando
esta misma tendencia en un importante artículo de síntesis,
"El uso y el abuso de la metáfora" (Review oflvietaphysics, En el capítulo VI, donde hablamos por primera vez de las
1962-63, vol. 17, págs. 237-58 y 450-72), Douglas Berg- disociaciones de nociones," señalamos que se trata de una
gren concluye: "Todo pensamiento verdaderamente crea- técnica argumentativa que no se menciona casi en la retó-
dor y no inítico, ya sea en las artes, las ciencias, la religión rica tradicional, pues ella se impone sobre todo a quien
o la metafísica, es necesarhmente metafórico, de manera analiza el pensamiento filosófico, es decir, al que quiere"
invariable e irreductible". ser sistemático. Delante de las incompatibilidades que en';.-c
Finalmente, en Alemania, M. Blumenberg elabora una . cuentra el pensamiento común, cuando uno no se limita a:>
nueva discii=lina, la metaforología, que ocuparía un lugar escamotear las dificultades en la práctica, fingiendo no ver,.:_
central en el estudio de las culturas y de los sistemas de las, sino que se esfuerza por resolverlas de manera teórica:
pensamiento". satisfactoria, estableciendo una visión coherente de lo.
¿Toda filosofía no es acaso, como lo afirma Derrida real, se llegará a ello frecuentemente a través de la clisocia,•c,
siguiendo a Nietzsche, la utilización engañosa de una ver- ción de las nociones admitidas como punto de partida. Es ·
dad absoluta y abstracta, mientras que ella se sitúa en la así como Kant, constatando que la práctica de las ciencias
prolongación de un mito?" ¿Es ella, al contrario, escogen- naturales postula el determinismo universal, y la de lamo-
cía y desarrollo de una metáfora viva como pretende Paul ral la libertad del agente responsable, se esfuerza por .resol-
Ricoeur? 13 Poco importa. Lo que es cierto es que el pensa- ver la antinomia que resulta de esta doble perspectiva,
miento. filosófico, que no puede ser-verificado empírica- disociando la noción de realidad en realidaJ fenoménica, 1
mente, se desarrolla en una argumentación que busca regida por el determinismo universal, y realidad noumé- 1
hacer admitir ciertas analogías y metáforas como elemento nica, donde reina la causalidad por la libertad1• 1

central de una visión del mundo. Esta disociación entre realidad fenoménica, es decir,
realidad tal como aparece, y realidad nouménica, es decir, \'
29. C. S. Pepper, \Vorld Hypotheses, Berkeley, 1942. la de las cosas en sí, es un caso típico de utilización de .Ja t
30, D. Emmet, T11e Narure of Metaphysical T1tiuki11g, London, pareja apariencia - realidad, que descubrimos directa o
1945.
indirectamente en todas las disociaciones.
3~. H. Blumenberg, Parndigmeu zu einer Metaplzorologie, Bonn,
BouVler, 1962. A primera vista la apariencia no es nada más que pna
32. ]. Derrida, La mytlzologie blanche, en Pol:tique II, 1971, págs.
1-52.
33, P. Ricoeur, La mér:aphorevive, París, 1975, págs. 325-340. l. Cf. E. Kant, Critique de la raison pm·e, op. cit., págs. 457-60.
··~-~~i~~r6~~ ·
168 EL IMPERIO RETÓRICO Las d isocii¡ciotiCl-' 16 9
tlt: las IWCÍOilt'S

_,{~_::.R>·.
manifestación de la· realidad: es la realidad tal como apa- . . .-:e-:.=. =
r :·; que pueden aparecer entre aspectos de este último. El térmi-
rece, tal como se presenta en la experiencia inmediata; --~-n.~rc no II da un criterio, una norma que permite distinguir lo que
pero cuando las apariencias son incompa tibies, cuando es válido de lo que .n o es entre los aspectos del término lj ·ésté ·
por ejemplo el remo sumergido en el agua aparece quebra-
do a la :mlrada y recto cuando '·se le ·toca, ellas no pueden
/F'·· no es simplemente un dato, sino una coustm.~ción que deter-
mina, después de la disociación del ~.5nnino t, una regla que
representar la realidad tal cotno es, pues la realidad está re-
•.rrK•.· pennite jerarquizar sus múltiples aspectos, calificando de ilu- {
¡::;·
gida por el principio de no contradicción: un mismo objeto sorios, erróneos, aparentes .:...en el sentido descalificante de
no puede simultáneamente y bajo la misma relación tener ·. @t· esta palabra- a aquellos que no se conforman a la regla que
una propiedad P y no tenerla. Es pues, indispensable dis-
tinguir entre las a~ariencias aquellas que corresponden a
·. .·..·fii da lo real. Con relación al término 1, el término 11 será, a· la
vez, normativo y explicativo~ En el momento de la disocia-
í
i

'

.. :. .:JT . i
la·realidad y aquellas que no corresponden·a ella y son en- ción, permitirá valorizar o descalificar tales aspectos bajo los '·
i

gañosas. Desde ese momento la apariencia tendrá un sta- cuales se .pre~enta el ténnino t: permitirá distinguir entre las 1
i
1 '
tu:S equívoco, ora es la expresión de la realidad, ora no es apariencias, aquellas cuyo status es equívoco, aquellas que no i {
!'
~~p.o una apariencia y es fuente de er.ror y de ilusión.lvlien-
t
son sino apariencia, de las que representan lo real. . · :· i1 ..
(
• • • • 1 •

gas que la ·apariencia se da inmediatamente; término pri- Este punto no"s parece e.sencial, a causa de su ÍlllPC?T~~!lci~ ~
1

mero de} conocimiento, la realidad que normalmente DO se en la argumentación·: mientras que· el status primitiv~ de: lo 1¡
c~noce, cuando se conoce sólo gracias a las apariencias, se que se ofrece como olJjet..-~ ele partida de la disociación esin-
.¡'
vpelve el criterio que permite juzgarlas: ella será el térmi- deciso e .indete~inado, la disociación en términos. '¡ y u . t (.
no u, que será normativo con relación al término 1 en la val~rizará los aspectos conformes al término n, y desvaloriza- -
¡
.
'
ñtisma medida ~Il. que ella lo confir~a como expresión au- rá los aspe~tos que a·él seopone,n: el término 1, j~:· ap.hrle.~ci~: ~·

l 1.'
.
1

téntica de lo real .o lo descalifica como error y falsa apa- ·. ~n 'el sentido y.


. . .
nencta; ·: ..
' '
·error.
.
. . .
·estrecho
. ..
de. esta palabra,
.
no es sino ilusión
.. .
.
·. ; ·. :
~

.

l
.. :(
i

. . .
··.De hecho, el término 11 no Viene acampanado siempre ·de ~
·'l
Sobre el modelo de la pareja apanen~ta podem~s pre- ., .

un criterio preciso que permita separ~r los aspecto.s \del, tér-


r
1(
. · · · · · ·· realidad
mino 1: la norma que suministra puede no ser sino potencial,
las v~ejas filosóficas bajo la forma de la pareja
y su princip~l -cifecto será el de jerarquizar los ·térniiTI:ó~ q~e
5i,;Tií:a1•
término I \1
-----:
-. ·: : . . :# .. res~ltarán de la disociación. Cuando, para re.solv~r· l~s- ~nti­
término n
., t
: .. ·¡
nomias cosmológicas, Kant disocia la realidad, distinguiendo 1

los fenómenos y las cosas en sí, el término 11 que cons~y~ de .:ji ... '
~

· Ei término 1 corresponde a lo aparente, a lo que se presen- esta manera no es conocido, lo cual no quiere decir que el 1
'':.,¡ .
ta en primer lugar, a lo actual, a lo inmediato, a lo que seco- mundo fenoméclco condicionado por nuestrc::>' podér' de. co-
noce directamente. El término n, en la medida en que se nocer, se devalúe con relación a la realidad de las cosas.en sí.
distingue de aquél, no se comprende sino con relación al pri- El término 11 se beneficia de su unicidad, de su coherencia,
mero: es el resultado de una disociación operada en el seno opuestas a la multiplicidad y a la incompatibilidad de los as-
del término 1, y que pretende eliminar las incompatibilidades
170 EL lMPEillO RETÓRICO Lns tlisocíacirmes 171
d~ las llDCÍOIICS

pectos del término 1, d~ los cuales algunos serán descalifica- Él despreciará la vida terrestre, asimilándola a un jue-
dos, y llamados a desaparecer en fin de cuentas. go, a un espectáculo:
Es así! como en el término 11 realidad y valor están estre- Tales son los actos del hombre que no sabe vivir sLno una
chamente ligados: esto se observa particulannente en todas vida inferior y exterior; él ignora que sus lágrimas y ·sus ocü-
las construcciones de los metafísicos2 . paciones más serias no son sino juegos. Sólo el hombre serio
debe tomar en serio las cosas serias, el resto de los hombres
La oposición entre la realidad y la apariencia se mani- no son sino un juguete. Ellos toman sus juguetes en serio
fiesta igualmente en el pensamiento cotidiano, en la oposi- porque ignoran lo que es serio y porque ellos mismos son ju-
ción entre el objeto y su sombra, el mundo de la vigilia y el guetes ... Pensemos también que las lágrimas y los gemidos
del sueño, realidad vivida y aquella que no es más que una no son necesariamente el indicio de males verdaderoS. "Si la
representación teatral. muerte consiste en cambiar de cuerpo como el actor cambia
.. . . _. apariencia de vestido, o bien, a veces dejar el cuerpo como el actor que
Es por analogJa con estas parejas del senti-
realidad sale definitivamente del teatro para jarrtás reaparecer en la
escena, ¿qué tiene de terrible el cambio de los animales los
do común, que metafísicos como Platón y Plotino, llegan a
devaluar el mundo sensible para oponerle la realidad ver- unos en otros? (Eneadas, 11, 2, §5).
dadera, el mundo de las Ídeas o el del mós allá.
término I .
En el mito de la cavema, en el Libro VII de La República, Sobre lá base de la oposición - - - - tal como apare-
Platón nos indica que las realidades sensibles con respecto ténnino II
al mundo de las ideas, se encuentran en la misma relación ce, por ejemplo, en Fedro de Platón, su sistema filosófico se
que las sombras proyectadas por los objetos con respecto a desarrolla propagando juicios de valor a partir de la pareja
los objetos mismos. Es pues el mundo de las ideas el que mundo ma!erial opinión,
constituye la realidad verdadera, el término 11, con relación sobre las parejas derivadas . . , 1
mundo de las ideas ciencia,
a las apariencias, el término r, que nos dan nuestros senti- \
dos. conocimiento sensible cuerpo devenir
En cuanto a las relaciones entre la vida y la muerte, conocimiento racional ' alma ' inmutabilidad
Plotino las asimila a las del sueño y la vigilia:
pluralidad humanO 3
Todo pensamiento filosófico se
unicidad divino
El verdadero despertar consiste en levantarse sin el cuer-
po y no con él: levantarse con el cuerpo es pasar de un sueño puede presentar bajo la forma de una fila de parejas que
a otro, y cambiar d-e lecho, levantarse verdaderamente, es conforman un sistema: lo hemos mostrado para los siste-
abandonar totalmente el cuerpo (Eneadas, 111, §6). mas de Spinoza y Marx4 • La influencia sobre el pensamien-
to occidental de los grandes sistemas metafísicos se marca

3. Platón,Fedro, 247d-248b y TA., pñgs. 562-563.


2. Cf. T A., púgs. 557-58. 4. Cf. T A., pdg. 563.
··::~~1~~Tf;~,•····

172 EL IMPERIO RETÓRICO Las disociaéio11es ] 73


de las uocioues

por el hecho de que, delante de cada pareja filosófica, no se .~\;~r:~~~ :-~.~~-· ~ .·


· Otro ejemplo de inversión de la pareja se encuentra en
duda en absoluto en atribuir a cada miembro de·la pareja el acto
lugar del término r o n. Es así como el sentido común no
dudará en presentar las parejas tradicionales:
. \' '; l'; la obra de Bergson, que invierte la pareja
.. : .
. , en otra:
esencta
esencia o Ionna
>;;;::JI ~<:: • ·....... ·...

medio consecuencia acto accidente devenir


, . '
hecho o principio '
..
fin persona esencta
.

.... He aquí la manera como Bergson procede para operar


ocasión relativo subjetivo multiplicidad nonnal ·:;..

...
esta inversión:
absoluto '
~. ••
causa objetivo ' unicidad norma . :

individual particular .. .la vida es evolución. Concentrarnos un periodo de esta

}:'! )~:;
teoría lenguaje letra
.
un1versa1. ' general ' -· . . . ' 5
evolución en una vista estable que llamamos una forma·.. : no
práctica pens~~i~pto espíritu {
• • • l
hay fonna, puesto que la fomia es lo inn1óvil y la realidad es
PercVun pensamiento origmal nú duda en operar 1ma ·movimiento. Lo que es real es el cambio continuo de·forma ...
inversión de los términos de la pareja, aunqueTáramente ·:~~:· }!.. · Cuando las imágenes sucesivas no difieren. demasiado .unas
..
::

:.:.
.'
·.

·-
esta inversión se operará sin1nodificar uno u otro de sus de otras, las consideramos todas como. el acrecentamien.to y (
.. ·. . \
;

términ(js, pues se trata de indicar las razones que justifi- la disminución de una sola cantidad 1necUa, o como la defor- ::·
:.~
..
. :::,~. . ·; .; indiVidual ·. . · mación de esta imagen .en sentidos diferentes. Y es P.U esta
can es~Jnvers1on. Es as1 con1o la pareja de la
·-· ···. .. · . universal · .· ... cantidad media en la que pensamos cuando hablamos de .la
. .
esencia de una cosa, o de la cosa n1isma6.
' ''

metaff¿l6a .. tradicional, si es invertida, ·dará: la ·pareja ... :.


:~7

...., .
abstracto · ·: , ·· · • >

. ''
- - - - . En efecto, lo individual que sólo es· concreto se Sólo lo móvil es real, concreto; la forma no sería sino <

con~~ · ·· ' .........


.. .··:. -
~..:

una abstracción, creación del espíritu . .··:

valoriza · cuando se considera lo universal no como una · Esa tendencia a conceder el primado a lo concreto, a lo
..
·
realidad superior -una idea platónica-, sino como una que ·se da inmediatamente, conduce de manera necesaria a . '.. (
..
abstracCión derivada de lo concreto. Pero en este caso es lo la devaluación de lo real, construcción del . espí~tu como . .
inmediatamente dado lo que se vuelve real, y lo abstracto ilusión, sintple mito. Se la constata en los pensadores que
·:
se vuelve una elaboración teórica, derivada, correspon- desconfían de la metafísica, y que condúce a visiones de lo
. . teoría real múltiples y opuestas. Se la encuentra ya en Schopen-
di ente a 1a pareJa - - -
realidad hauer, más.acentuada en Nietzsche¡ ella caracteriza lasco-
rrientes positivistas y ·existencialistas contemporáneas.

6. Cf. H: Bergson, L'évolmio11 crin trice, París, 1932, pág. 327 y T. A.,
5. !bid., pág. 562. pág. 573.

..
.
. '·.
-~

. .
17<1 EL IMPERIO RETÓRiCO Lru· tlísociucium:s 175
de las uocirmcs

He aquí un pasaje de]ean-Paul Sartre donde se ro..-presa


netamente esta tendencia:

El pensamiento moderno ha realizado un progreso consi-


derable, reduciendo lo existente a la serie de las apariciones
que lo manifiestan. Las apariciones que manifiestan lo exis-
tente no son ni interiores ni e}I.Leriores: son equivalentes
entre sí, remiten todas a otras apariciones y ninguna es pri-
vilegiada ... el dualismo del ser y del parecer no puede tener
derecho de ciudadanía en filosofia. La apariencia remite a la
serie total c.le las apariencias y no a un real escondido que
habría absorbido para sí todo el ser del existente.
Tanto como se ha podido creer en las realidades numéni-
cas, se ha presentado Ia apariencia como un negativo puro ...
pero si una vez nos hemos desprendido de lo que Nietzsche con relación a la serie total de las apariciones. El primado -:r
llamaba "la ilusión de los transmundos" y si no creemos más que se atribuye a lo concreto, concebido como una totali-
en el ser-de-detrás-de-la-apariencia, ésta se vuelve al contra- dad, pretendiendo a la vez rechazar toda dualidad, toda
rio plena positividad, su .esencia es un "parecer" que no se pareja filosófica, la reintroduce de una manera nueva por
opone más al ser, sino que al contrario es su medida, pues el intermedio de una distinción entre la totalidad de la serie y
ser de un existente es precisamente lo que el existente pare- cada uno de sus elementos. Esto recuerda la concepción de
ce ... la esencia de un existente es la ley manifiesta que preside Bergson, según la cual la longitud verdadera de un objeto
a la sucesión de sus apariciones, es la razón de la serie... la no sería la longitud que se esconde detrás de las operacio-
esencia, corno razón de la serie no es sino el lazo de las apari- nes de medida, sino una magnitud media que resulta de
ciones, es decir, ella también es una aparición... Así el ser fe- una serie de medidas y que sería ]a magnitud más probable
noménico se manifiesta, manifiesta su esencia tanto corno su estadísticamente. Pretendiendo rechazar toda dualidad en-
existencia, y no es nada más que la serie bien ligada de sus tre el ser y el parecer, lo único que descartamos es una mo-
manifestaciones7 • dalida~ del dualismo, pero lo reintroducimos bajo otra
forma, más próxima a los procedimientos científicos.
Sartre, para rechazar la disociación entre apariencia y apariencia ~ .
realidad, el dualismo del ser y del parecer, se sirve de una A la pareja . , facilmente se le puede hacer
reahdad-
técnica de razonamiento análoga a aquella de la que se sir-
vió Bergson para no ver en la esencia sino una imagen me- . medio
corresponder la pareJa - - - . En efecto, cuando se trata
dia, que se asemeja mucho a "la razón de la serie". Pero fin
de escoger una línea de conducta, es fácil descalificar un
7. Sartre, L'etre ce le uéaut, París, 1943, págs. 11-13. T. A., pdg. 560. fin buscado, mostrando que no se trata sino de un fin apa-
·.· ., ,

176 EL IMPERIO RETÓRICO Lns clisocictcirm es 177


ti e las 11 ocia m:s

rente, que no constituye sino un medio para realizar un fin : -~~:*-~:\:fi!;,~·:_ medio, conduce a otra pirreja filosófica, .
posterio:·~ Es·:el fin el q;-te se vuelve criterio, gracias al cual · :::~;~}~~.ls·:. _r_e_ln_c_io_'n_e_n _tr_e__1_ns_· _co_·_ia_s_.- donde el término r, se descarta,
se podra Juzgar el caraeter adecuado de una conducta: su · :y~~: ~;~~ ·. · relación entre las personas
transformación en medio la relativiza con relación al fin : '-.=:_:) f;~::::
1

buscado. Pero este fin podrá ser descalificado a su vez ·; :': : J.( pues marca una vida sin amor y sin dignidad.
como medio para un fin más alejado. Si no se encuentra un _¡ :~·· <bY- El razonamiento por disociación se caracteriza desde el
fin último que permita detenerse en esta dialéctica de fines :~~~-:->;~g,;: comienzo por la oposición entre la apariencia y la realidad.
y medios, entraremos en 1m engranaje que quita,- en fin de · . ..;.,)~;;;·> Esta puede ser aplicada a cualquier noción, desde que se
cuentas, todo sentido a la:existencia. De all~ el desprecio .·/_:_·-~; :f; · hace uso de los adjetivos: aparente, ilusorio - por una par-
te- y recilJverdadero -por otra parte. Utilizar una expresión
que testimonia Marti~1 Buber a la pareja medm, que se re- ::- ] :'i{-· ·. tal como paz aparente o de1nucracia verdadera, es indicar la
··.: fin '·: '·r1'::.; ·
ausencia de paz verdadera, la presencia de una de?Iocracia
.. l

:fiere a lo 4,ti1 de ntlestra actitud con relaciqn a las cosas que . - . ,::' l~;;:;. .
.. aparente: uno .de estos adjetivos remite al otro. Pero otros
hacen,~~a~t~ del domino del eso.:
:

· · ·· · · adjetivos, remitiendo a parejas derivadas de la pareja


.

..

·.·... . :'

~ ~• ~ :~. apariencia . opinión nombre . . artificio -:. (


~--- , tales como:
:. •• -,. . • : • • • f • • • • • •

L.a función de experimentación y de titiHÚlción que en el , ,


..·. . . ·"!í l • : • •• • • • • • • • • • • • • .. • • • : •
r ealidad verdad ·; .. . cosa n aturaleza
ho~)Jre_. se._.desarrolla generalmente en detd ri-úiüto de la apti- .-: í;,
. . : ....

tu~C~-1~-~el·a~-ióu... El-hombre de lo arbitr~·;t6', i~crédulo hasta .;•.::l~;~ : convención · sujeto letra · · _al ·, ·. al
- -·- ·,·sen aran tgu mente 1a pre-
<

los;,:illétatio~~ no. ve sino incredulidad y .arbiti~riedad, esco- :~ : ·.. : .:::J ;::\:·.: realidad . ' espíritu
' objeto ... i'
. .. .
,':'.,) ·• ~;:.. . . . . .. . : ·:::·.·:· : ::f . .....
gel19ja, de fines. e invención
.
de medios... .Un 1nundo embrollado
. . . . . .. . . .•. ·/::; ]\~,-
::·::\ . . . . ·.. .
\ ' _
sencia de una ·disociación. : j
'
en ]os ~es y los medios, he ahí su mundo .._. • _·. . ·
. ·. • :;:;¡r
8 ·
•• . . . . . . . Un prefijo tal como: pseudo (pseudoateo) 9 , cuasi (cuasi-
multiplicidad)10, no (no filosófico) 11 , el adjetivo pretendido,
Todo ·este desarrollo no sirve sino para op_o.n er a las re-
el uso de comillas, indican que se trata del término 1, mien- . ..
laciones iils~ent~es bbh ~as cosas, la reht_c ión p~rsonal, ,• · : ~f . . ''
·'
el enclientro co'n elo.tro, el amor humano y amor de el tras que la mayúscula (el Ser), el artículo definido (la solu-
ción) ; el adjetivo único o verdadero, señalan el términ o H12 •
Dios. Rechazando l~s dos términos de la pareja .medio , lle-
.' ,:
..
· He aquí un ejemplo tomado de un estudio sobre Fran- ·•
. . . . .. . fin · ! ..
c;ois lYiauriac, que sin referirse explícitamente a las parejas
.: __. ... .i!": filosóficas, se desarrolla de manera completamente espon-
· . . 1a pareJa
gamos a .mstaurar · eso
. y a acordar e1 v alor a 1as ··. ·.. ]
~
.
.
tu . . . ~ :., tánea alrededor de una oposición entre términos 1 y n de
:·. . ·:1-'~
.'-.- :! .....

relaciones interhumanas modeladas sobre la relación per- :-·-- l "'· ;,'

sonal por excelencia, aquella que se establece con Dios. En .· ~{~ '.
•.
'

este ejemplo, igualmente el rechazo de la dualidad fin- j' 9. J . Maritain,.Raison et raisous, París, 1947, pág. 161.
.<
''

10. Cf. Sartre, op. cit., pág. 179. ·


.. :_ :~· ~:-~.... 11. E. Husserl, "La crise des sciences européennes et la phénomé-
B. M. Buber,]e et Tu, París, 1938, págs. 74-95. Citndo en T. A., pág. nologie tr~nscendental" en Les Etudes Philosop1ziques, 1949¡ pág. 139.
580.
i¡¡ 12. Cf. T. A ., págs. 582-587.

·" .·. ·.·n


178 EL IMPERIO RETÓRICO Las flisacittciaues 179
tle las uaciant!s

una pareja que no tenemos sino que reconstruir (subraya- que todo aporte social no es sino superficial y. artificial,
mos las palabras que remiten a ella): una máscara y una armadura detrás de la cual es preciso
descubrir la personalidad verdadera.
Hay en Mauriac algo de audaz y de auténtico, -de buen No es necesario presentar expresamente una pareja
gusto diríamos, .de impoluto-, una integridad individual, un filosófica o uno de sus términos, para que el lector intro-
nzícleo de pureza que no se deja ni intimidar, ni falsear por el duzca espontáneamente 1ma disociación tan pronto como
mundo YJa vida social... Pero todo lo que es superestntctura llega al conocimiento de un texto que sin ella seda incohe-
puramente social, es poco decirlo, que eso lo deja indiferente: rente o tautológico, es decir insignificante. De hecho el lec-
hemos visto con qué virulencia fustiga las uconveniendas 1 ~ los tor que testimonia .una cierta buena voluntad en relación
compromisos, los prejuiCios ... Tiene horror de las castas de con su autor, presume que este último no se divierte afir-
los agrupamientos facticios. El mundo mancha la naturaleza ' mando a sabiendas incoherencias o proposiciones que no
pura modelada por el Creador. .. Su cuadro verdadero es la vale la pena que sean comunicadas.
· nafuraleza libre ... ¿Sería preciso recordar aquí todos los per- Este hecho puede ilustrarse con algunos versos de .
sonajes que en un salón, en un bar, en la atmósfera adultera- S chiller:
1
da Y artificial del 'mundo", se han sentido sumergidos por
una ola inmensa de desesperación? Ahora bien, Mauriac está ¿Cuál es la religión que yo profeso? Ninguna de aquellas
siempre en favor de la verdad contra la mentira, en favor del Que tú nombras -¿y por qué ninguna? ¡Por religión! H.
espíritu contra la tradición, en favor de la au.tenticidad de las
relaciones dire~tas de persona a persona ... Y r.sta nobleza in- La religión verdadera le impide adherir a ninguna de las''
nata, esta pureza leal, esta ingenuidad incorruptible, esta re- religiones positivas. Otro ejemplo lo suministran estos verJ·;
solución impávida de denunciar toda [alsificadón, que, de sos de Cocteau:
toda la obra de Mauriac, hacen brotar un llamado apresurado
a lo que yace en nosotros de más palpitante y de más sincero. La tinta de la que me sin'o, es la sangre azul de un cisne,
Es todo eso también -esta autenticidad sin fardo, esta ausen- Que muere cuando es preciso para estar aún más vivo 15 •
cia cándida y osada de máscara y de annadztra-, lo que lleva
a Mauriac can tanta equidad y franqueza, y a pesar de su ca- La figura llamada pamdojismo, donde se formula una
tolicismo absoluto, al encuentro de los no creyentesi:J. antítesis "con la ayuda de una alianza de palauras que pa-
recen excluirse mutuamente", no será' comprendida sino
Pase lo que pase, en este texto donde no se trata de nin- por un esfuerzo de disociación de una noción 16 • Sucede lo
guna pareja filosófica, no se nos puede impedir construir la mismo con las expresiones calificadas de tatltologías apa-
pareja romántica social/personal, donde el término n indi-
ca lo que es innato y natural, sincero y auténtico, mientras
14. Cf. T. A., p.ág. 588, véase también Ch. Perelmun, "Perspectives
rhétoriques sur les problemes sémuntiques" en Logiquc et Analysc,
1974, p:íg. 244.
13. N. Cormeau, L'art de Franfois Mauriac, París, 1951, págs. 183- 15. "Plain-Chant" en Empreintes, 1950, pág. 9.
184. Citndo en T. A., p:ígs. 586-587. 16. T. A., p:ígs: 589-590.
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180 EL IMPERIO RETÓRICO Lns disociaciones 181


ti e las 1zociemes

rentes y que no adquieren sentido sino gracias a la rein- · ... No hay materia, si por este término se entiende una
terpretación de uno de los términos, mediante una diso- sustancia no pensante que existe fuera de la inteligencia:
eiación: "los niños son los niños", "los negocios son los pero si por materia se entiende una cosa sensible, cuya exis-
negocios", donde se aclara lo que se h~: producido por lo tencia consiste en ser percibida, entonces hay una materia22 •
que se produce normalmente, donde el--caso particular es
considerado como la expresión de una esencia 17 • · Es curioso notar que los existencialistas que, con1o lo
· Cuando el respeto por el autor es tal que se excluye que hernos visto con el ejemplo de Sartre, se opusieron a los
pueda engañarse ante lo que parece un error, estamos obli- dualismos de toda especie, no dudan en recurrir a la etimo-
gados a buscar un sentido verdadero que no será más el logía para proponer un sentido auténtico, que sería el pri-
sentido literal; Como lo escribe Pascal: "Cuando la palabra lnitivo, de preferencia al sentido habitual.
de Dios, que es verdadera, es falsa literalmente, ella es ver-· Terminaremos este capítulo indicando que la retórica
dad era espirih1almente" 19• La solución -de la incoropatibili- en tanto que procedi1niento y artificio, opuestos a la since-
, d1 . . 1 . . ·. letra . d 1 . ridad y a lo natural, caballos de batalla de los románticos,
ua a sillmn1stra a pareJa . To as as definiciones
····~···• · espíritu fue objeto de ataques que Jean Paull1an pudo calificar de : ·:··.
\
terroristas.23 ¿No podría uno replicar a estas criticas, mos- ·: '"
:;: ;:;:·;·;

que, e D. un articulo sugestivo 19, Charles Stevenson calificó trando que son válidas con relación a una retórica for- i~i:[¡:\¡1 .
de "perl?uasivas" y que oponen un sentido nuevo, verda- malista, estática y escolar, pero sin ningún alcance · con ~ 1!\i\¡1· ~.
dero, ~..-.-· sentido habitual pero aparente, establecen una
Jsi· ~~

disociación de la
. noción definida. El recurso a tales defuli-
respecto a una retórica persuasiva, adaptación dinámica a
hl;¡;¡\'~ (
,_.. auditorios de toda especie?
ciones~~s re,gular eii' los escritos de filósofos que se ven en ¡·¡j;m~ ¡
la necesidad de redefinir las no~iones del lenguaje común, . ~¡I\HI· .
para adaptarlas a su propio sistema:w. Es lo que Spinoza !ml!,il' [
nos señalaexplícitamente a propósito de sus propias defi- ~[j;¡¡¡\jN
::~1\'Ji ¡
niciones que no .s on .
conformes
.
al uso, sino a la naturaleza m1:m1 · ,
de las cosas21 • De la misma manera Be~l<eley, para introdu- .. :~··.
•.. :¡;:rj:
.i,l :;,:~ ~ /

cir su concepción
..
paradójica de
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la .materia,
. .. .'
exclamará: . .... . . : ;·:

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••.• ·>J
17. T. A., págs. 292-293. 1r ~:. :

18. Pascal, Pensées, op. cit., pág. 1003 (555). Cf. T. A., págs. 116- . -~:·~. .. ,¡:¡¡¡¡¡ (
167. . -'~~;:'
i ~.

19. Ch. Stevenson, "Persuusive definitions" en lYiind, julio de .; ~~~- .


1938.
20. Cf. Ch. Perelman, "Une conception de la philosophie''. Rtn'zte 22. "Les trois dialogues entre Hylas et Philonoüs" en Ocnvres
de l'Insititut de philasophic, Bruxelles, 1940, págs. 11-12. T. A., págs. Clwisies, trad. ~~roy, París, 1944, t. u, pág. 213. · . · ·
590-597. 23.]. Paulhan, Les jleurs de Tarbes ou la cerrcur dans les lettres, Pa-
21. Ética, 3er. libro, apéndice. rís, 1941. t•.; Uto:· ~

f.i:'l\-
~i~~~!r.t~
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~;fii!ttt.
CAPÍTULO XII

Amplitud de la argumentación
y fuerza de los argumentos

El problema de ]a amplitud es característico de la argumen-


tación: no se plantea cuando se trata de una prueba demos-
trativa; en efecto, si ésta ha sido realizada correctamente,
es válida para todos. Entre más sintética sea, parece más
elegante, pues se ha podido obtener el mismo resultado
con menores gastos; sin embargo, el valor de la demostra-
ción es completamente independiente de su longitud. No
sucede lo mismo en el discurso argumentativo.
Como éste no se desarrolla en el cuadro de un sistema
cerrado, es primero preciso que las premisas sean admiti-
das por el auditorio; es preciso reforzar, si es del caso, su
presencia en el espíritu de los auditores, precisar su sentic
do y alcance y sacar de ella los argumentos en favor de la
tesis que se defiende. Como ningún argumento es constric-
tivo, sino que cada uno de ellos parece contribuir a refor-
zar la argumentación en su conjunto, se podría creer que
la eficacia del discurso está en función del número de argu- ;:.
¡·-,,
mentos.
Varias razones se oponen a esta visión optimista de las .
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'·. ..' ¡·

cosas. Si es cierto que los elementos interactúan y a veces ':


refuerzan sensiblemente el valor de los argumentos aisla-
dos, este efecto no se produce siempre. Un argumento, si
no es adaptado al auditorio, puede suscitar una reacción
negativa. Si suscita objeciones que influyen en el espíritu
de los auditores, el argumento parecerá débil, y esta debili-
dad puede influir en el conjunto del discurso, pues la ima-
.. . ·.':.:,SAl; :.:::"t.~~~i .:.
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184 E L IMPERIO RE'l'ÓlUCO
~ ~~;··.:·~fi~. 7~ .- Amplitud de: la LLrgrurumtttción 185 .. ' ~
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JJ fw:rza ele los llrgumentos j

gen del orador (lo que A1istóteles calificó de ethos orato- la validez. ¿El argumento fuerte es aquel que persuade
rio), será alterada por ésta~ podrá parecer de mala fe, indig- efectivamente, o aquel que delJería. convencer a todo es-
no de confianza y que no dispone de mejores argumentos píritu razonable? Como la eficacia de un argumento es re-
en favor de la tesis que·defiende. . ......, lativa al auditorio, es imposible apreciarla fuera de la
· Por otra parte, dar razones en favor de una tesis es in- referencia al auditorio al cual se pre·s enta. Al contrario, la
dicar que ella no es evidente y no se impone a todos. Si es validez es relativa a un auditorio co·mpetente, ]a mayoría
preciso probar la existencia de Dios, es porque ésta no es de las veces, al auditorio universal.
indiscutible; si es preciso dar prueba de la honestidad o del ..:': t · La fuerza de un argumento depende de la adhesión de
desinterés de una persona, es que ésta es discutida. Cuan- o/;·... t=··.· los auditores a las premisas de la argumentación, de la per-
do el orador presenta un acontecimiento, da a entender tinencia de éstas, de las relaciones próxin1as o lejanas que
que éste se produjo, pero.si -salvo en un trabajo de histo- ellas puedan tener con la tesis defendida; también está en
riador-, se indica la fuente de donde proviene la informa- función de las objeciones que podrían oponérseles, de la
ción: esto da-la impresión de indicar que uno n~ se hace manera como uno podría refutarlas. .
cargo de el] a. :.: : •· Se concibe·que la fuerza de los argumentos, si no puede
Cualquiera que sea el-interés de una acumulación de ser calculada en ténninos de probabilidad., esté en función
argumentos, hay·límites psicológicos, sociales o .económi- del auditorio, de sus convicciones, de sus tradiciones, de
cos que irnpiden una.amplitud desconsiderada del·. discur- los métodos d~ razonan1jento -que le son propios. Es nor-.
. so. Si éste::.s e presenta bajo la forma de un manuscrito~.-· el mal que se apele, para apreciar esta fuerza, a la regla de jus-
costo de la:Jmpresión puede hacer dudar al editor; y un li- ticia formal, que· considera con1o justo y razonable tratar
bro demasiado grueso, ·puede desanimar a los lectores. Si de la misma manera situaciones esencialmente sen1e-:
. . se trata de un discurso, es preciso que se lo escuche, y la
•:
jantes. Si un argumento ha prevalecido en ·un medio, el
paciencia y la atención de los auditores tienen limites, que argumento a si1nili ·o a fortio1i, permitirá aplicarlo con el
es peligroso sobrepasar. Si se participa. en un debate, no mismo éxito en una nueva situación. La metodología nos
', . ': .
hay que olvidar que el tiempo que un orador se toma se .. . .
·.: .. ·.... ••
·:~·
hace conocer los medios de prueba aceptables en el contex-
.. :·
resta del tiempo del que los demás disponen. Es la razón . " t
;;
,...
. to de cada disciplina. La historia de una ciencia nos hace
por la rugl, cada grupo humano, cada institución, tiene sus con_ocer no solamente las tesis y las teorías admitidas, los
::
o • • • ," } .

.. ..
hábitos, límites para· respetar, un tiempo de intervención .. : : . instrumentos a utilizar en la determinación de los hechos,
hablaJa, e: veces estrictamente reglamentado. sino también las técnicas de razonamiento reconocidas, el
Como el número de argumentos, a priori, es indefinido, género de argumentos cuya pertinencia se admite. De la
es -inevitable proceder a una selección, orientada por la misma manera, cada filosofía favorece ciertos tipos de ar- .
idea que uno .se hace de la fuerza de los argumentos. Esta l·
1. gumentos y excluye. otros. Se concibe que el utilitarismo
fuerza parece poder ser apreciada de una manera intuitiva 'j'..
f
considere como único argumento válido el argumento por
pero la idea que uno se hace de ella cuando se la precisa: 1~ . las consecuencias, núentras que las .filosofías de tipo neo-
parece tanto más confusa cuanto que allí se mezclan de ~
·. platónico, -q.tilizarán de preferencia argumentos ligados a
. ' ..
1 .....

una manera dificil de superar, dos cualidades: la eficaéia y · i .

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186 EL IMPERIO RETÓRICO ...~mr1litml de la argumentación· 187
Jj ftt111"t;tl de los ltT0rt1llCIICDS

una ontología que jerarquiza los diversos aspectos de la Es esta la que os impone la obligación de una caridad_más
realidad 1 • abundan te; pues tenéis más personas por las cuales debéis
El orador tiene una tendencia natural a sobrevalorar la apaciguar a Dios. Pues si amáis a vuestros hijos, si abrís sobre
fuerza de los argumentos que presenta (wishfull thinking), sus necesidades la fuente de una caridad y de una dulzura
y a subvalorar los argumentos del adversario. Es por esto verdaderamente paterna, recomendadlos a Dios por vuestras
\
que es una té=ica muy eficaz, puesto que predispone a la buenas abras 2•
confianza, la de restringir voluntariamente el alcance de 1
una argumentación, la de permanecer más acá de las con- Quien prolongando la analogía de su adversario la uti-
clusiones que ella parece autorizar. liza en su propia ventaja, dispondrá de un argumento más
Se dismirruye o se aumenta la fuerza de ciertos argu- fuerte que quien opone a una analogía, una analogía dife,
mentos o de ciertos juicios, colocándolos en el conteJ..1:o rente.
dado por la persona del orador. El elogio del adversario, de Quien reclama un cierto .tipo de prueba le da peso,
su talento de orador, de su prestigio, de su habilidad, tien- pues admite explícitamente que hará depender Sl.\ acuerdo .,.
de a disminuir la fuerza de sus argumentos: se insinúa que de la realización de una u otra condición. Durante una
su discurso, aparentemente eficaz, no presenta una argu, huelga, un industrial americano de espíritu, había hecho . '" •
mentación válida para un auditorio m:is crítico y menos poner delante de los voceros del sindicato, en el tablero, las · '·'
impresionable. De la misma manera, el elogio o la crítica razones de insatisfacción de los huelguistas, lo que impec ·
serán debilitados o reforzados por referencia a la severidad día en el curso de las negociaciones introducir nuevos ele-
o a la indulgencia de quien los pronuncia. mentos en la negociación3 •
El argumento conocido, previsto, banal, que no es sino A causa de la regla de justicia, será considerado de ".
un lugar común, tiene menos fuerza que un argumento mala fe quien reconoce el valor de un argumento cuando
original, nuevo, propio para la causa. El auditorio supone está a su favor, pero lo niega cuando este argumento se
que el argumento banal no ha podido ser ignorado por el vuelve contra él.
adversario, que -sin embargo- adoptó la tesis opuesta. Al Si argumentos distintos llegan a una misma conclu-
calificar a un argumento de sofisma, se desvaloriza por este sión, sea general o particular, definitiva o provisional, el
mismo hecho. Al contrario, .retomando un argumento del valor acordado a cada argumento individual crecerá indu-
adversario para volverlo contra él, uno se puede valer del dablemente•. La convergencia de argumentos, cuando es ine
hecho de que este última, al utilizarlo, reconoció su fuerza. discutible, produce un grarr efecto de persuasión. Esto es
El espíritu de réplica se beneficia de este elemento y tam- innegable cuando la convergencia se refiere a resultados
bién del elemento de sorpresa. Es el interés de un argu- experimentales; cuando se obtiene un mismo resultado
mento de Bossuet, con relación a aquellos que arguyendo por medio de métodos diferentes, esta coincidencia consti-
que tienen varios hijos a su cargo, rehúsan mostrarse gene-
rosos con los pobres. A esto Bossuet replica:
2. Bossuet, Semzo1ts, vol. 11, págs. 690-691.
l. Cf, "L'argument pragmatique" en Ch. Perelman Le clzamp de 3. Cf. "Logique et rhétorique" en Ch. Perelman y L. Olbrechts~
l'ar-¡]lwzentatiull, págs. 100-110. Tyteca, R1térorique t't philosophie, pri.g. 20.
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188 EL IMPERIO RETÓRICO Amplitud de la argúmeutm:ióu 189 1
JJ fncrza de los ttrgumelltos ~
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tuye el fundamento más sólido del razonamiento induc- que se hace, de hecho y de derecho, va en dos direcciones. ·¡
tivo; es así como ·se detenninó por diversos métodos el nú- En la primera se niegan los hechos de los que se ha sido '·•
mero de Avogadro. · ac.usado, en la segunda se trata de demostrar que los he- ~
;l
Si varios testimonios independientes entre sí r.oinci.; chos invocados ·no serían contrarios nl al derecho ni a la
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den sobre lo esencial, el valor de cada uno será reforzado, moral. Esta doble defensa hubiera sido superflua.si una ar- ·~ .·
.•: ¡

pero una concordancia demasiado grande puede despertar gumentación u otra hubiese sido irrefutable, pero puede i
;

1
sospechas en cuanto a la independencia de los testimonios. suceder que la duda sobre los hechos haga adtnitir n1ás fá- "
,,
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Si un acontecimiento poco probable se produce, puede cilmente la argumentación·de derecho. ...


·'.,

efectivamente resultar del azar, pero si estos aco:··.teci- En otras circunstancias, una segunda argumentación . :1 ,,.!
mientos se reproducen muy a menudo, se buscará una ex~ viene a apoyar la prhnera. Es asi como después de haber ;!1
-
...;t
plicación que haga de esta sucesión de acontecimientos mostrado el error del adversario, el hecho de que confun- . :: t
... \.

improbables algo fácilmente comprensible. Si la primera dió la realidad con la apariencia, se trata de explicar el ori- .,'j..
,· '
carta de una.baraja es el as de corazones y la segunda el gen del error o 9-e·la ilusión invocando las pasiones ·y los
• ':) 1 ••

rey, nadie..se . sorprenderá, pero si la·tercera es·.I a· dan1a y"la · intereses, la imaginación o los prejuicios que han ·interve-
cuarta la jota de corazones; se dirá que no se·ban barajado nido en la fonnación de su juicio. En efecto, es .preciso ·
las cartas;:~ :.o . que han sido ·arregladas previamente. Una mostrar de manera plausible por qué una argumentación
convergen~ia muy grande produce sospechas: no se·tiene convincente, que debería ser admitida por todo espíritu ra-
· tampoco confianza en los plebiscitos . que se acercan al zonable, no ha tenido efectos sobre el adversario: Es nor-
. ciento por.:ciento de votos favorables. mal que la argun1entación que se refiere a la causa :sea
Es la razón por la cual algunas divergencias son indicio completada por una argumentación que descalifique al ad-
de sinceridad y de seriedad; una prueba de que los resulta- versario recalcitran te. ·. . · ..,. · ····
dos no han sido arreglados. por anticipado. La debilidad Sucede, por último, .que la amplitud resulta no de la
manifestada por] esús en el momento de la crucifixión sir- presentación ·de . argumentos variados; sino de la repeti-
u::> ilt~ ar~umento en favor de la autenticidad del relato de ción, incluso de la amplificación de· un solo argumento;
los evangelistas. Esta insistencia tiene por efecto dar presencia a ciertos ar-
El hecho de estar siempre al acecho de todo lo que es gumentos y no siempre es inútil, pero corre el riesgo de ser ·
favorable a la tesis que se defiende, hará tachar de derrotis- fatigante. ·- · · · · · ·· ··
t!l ~ aquel que insiste sobre los elementos desfavorables a la La amplitud de la argumentación tíene sus peligros
causa común, pues-se preguntará si él no desea el triunfo cuando incita .al uso de argumentos débiles, irrelevantes;
del adversario. inconvenientes o incompatibles. . ·:

La amplitud de ia argumentación se explica a veces por Si se introduce un argumento débil, se indicará que no ·.: '·-
la ignorancia de las tesis admitidas por el auditorio. No se lo introduce sino a título subsicliario. Al contrario, si el ·.. ;

sabiendo qué argumento será más eficaz, se pueden pre- argumento parece débil, pero no lo es, podremos hacer de
sentar varias argumentaciones, a veces complementarias, él el centro. del debate. Para refutar la acusación de irre-
incluso a veces incompatibles. Es así como la doble defensa

;
190 EL IMPERIO RETÓRICO
Amplitud de lu aromne~tcaci61l 191
JJ fw:r=a tle los argumentos

levancia, se mostrará la pertinencia insospechada de lo Los problemas de la amplitud y de los peligros que
que uno plantea. plantea deben examinarse en función de cada situación
Si se trata de argumentos inconvenientes, tal como ha- argumentativa. Serán considerados de manera diferente
cer su propio elogio, se subrayará que uno ba sido forzado según que uno sea el único que defiende una tesis o que
a utilizarlo por la actitud del adversario'. A veces el orador sean varios los que deben repartirse la tarea; según que
se contentará con hacer alusión a él sin desarrollarlo. Va- uno refute la tesis del adversario o que uno busque ganarlo
rias figuras de retórica, tales como la preterición o la reti- para su propia causa.
cellcia, se refieren a esta técnica en la que uno se contenta
con evocar un argumento, dejando su desarrollo a la imagi-
nación de los auditores.
A veces es ventajoso renunciar a un argumento: esta
concesión que se hace al adversario es una prueba de bue-
na voluntad, de la superabundancia de argumentos de los
que se dispone, pero que no se utilizan porque la causa que
se defiende parece sólida. Otra concesión es la de seguir al ,¡-
adversario sobre su terreno, retomando punto por punto
todos los elementos de su discurso. Por otra parte, a veces
sucede que uno le conceda al adversario para enriquecerlo
¡
un poco más; lo que no deja de producir un ef8cto cómico:
\
Domitia se quejaba de quejunius Bassus, para-reprochar-
le su avaricia, había dicho que ella tenía por costumbre ven-
der sus zapatos viejos. En absoluto -respondió él- jamás dije
esa; yo dije que tú tenías la costumbre de comprarlos usados6 •

Quien teme utilizar argumentos incompatibles, puede


efectivamente renunciar a algunos de ellos, pero puede
también atribuirlos a personajes diferentes. Kierkegaard
hacía aparecer, bajo pseudónimos variados, obras en las
que defendía tesis opuestas.

S. Demóstenes, Haraugues et pla idoJJers politiques, t IV, "Sur la


couronne", §3.
6. Quintilinno,lnstitution oratoire, vol. 2, L. vi, cap. xn, §74. Citado
en T. A., pág. 648.

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CAPÍTULO XIII :

El orden de los arg~~¡nentos


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..·:··. . . .... ··= ~;:. :~ ..


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e1z el discttrso
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Bajo los nombres de clispositio, en la Antigüedad, y de nzé-


toclo, en el Renacimiento, la Retórica y la Dialéctica trata-
ron de la organización de los temas estudiados, del orden
de los argumentos en el cüscurso. Se distinguieron, para
. .·
este propósito, diversas partes del discurso: el exordio, la . ~

.... naJTacióil, la prueba, la recapitulación y la .perorata,· como


si todos los discursos.: tuvieran la misma e¡;;tructura, cual-
quiera fuese su objeto, el auditorio y el tien1po de que se 1•. . ··
~L {
· .....
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·,. dispone. Aristóteles había notado:ya que las divisiones tra- ...
;;......... .
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....:,·: . . dicionales no yalen·para tal o cual género oratorio. Para él • .
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;=.. :. · ..
·,..

no hay sino dos partes ·del discurso que son indispensa- :j


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bles: el enunciado de la tesis de la que uno se propone ha- ;;
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cer la defensa y los medios de probarla 1• Pero en estos 'l.


i ' '
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casos el orden se limitará esencialmente a aquel en el cual : \
! '

se dispondrán los argumentos. · :· · ·· ' '··


Observemos en seguida que en una demostración pura-
mente formal, el orden carece de importancia; se trata, en
: . '.
efecto, gracias a una inferencia correcta, de transferir a los
teoremas el valor de verdad atribuido por hipótesis a los
axiomas. Al contrario, cuando se trata de argumentar para
obtener la adhesión del ·auditorio, el orden importa. En
efecto, el orden de presentación de los argumentos modifi-
ca las condiciones de aceptación de éstos.
El exordio, aunque en principio su objeto sea extraño a

1
. ! • l. Para t~do esto véase Arisfóteles,Retórica, L. m, 1414a 30 ~ 1414b ·
19. ,·. ·...
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1
194 EL IMPERIO RETÓRICO El orden de las aroumelltos 195
en el discursa

la tesis en discusión, es la parte del discurso que ha sido tiene que ver con el elogio y con la crítica, la narración de
estudiada por casi todos los maestros de retórica. Para los hechos será indispensable o superflua, según que los
Aristóteles algunos exordios se parecen a preludios musi- hechos sean conocidos o no por el público. El acusador en
cales, pero su papel en la mayor parte de los casos es fun-
cional: su fin es suscitm· la benevolencia y el interés del
un proceso se esforzará por dar a los hechos una presencia
tal que no los pierdan de vista aquellos que tendrán que
1
auditorio, disponerlo bien con relación al orador. Cuando juzgarlos; el defensor no insistirá más sobre los hechos, a
el orador es muy conocido por su auditorio, cuando el menos que sea para oponerlos a la narración de su adver-
tiempo es corto, se puede prescindir de él: el hecho de omi- sario, pero insistirá sobre lo que los justifica o los excusa.
tirlo tiene que ver -sobre todo- con la amplitud y no con el En cuanto a la argumentación misma, ¿debe seguir o
orden del discurso. Por otra parte, con mucha frecuencia preceder la tesis que se propone desarrollar? Cicerón acon-
en nuestras días, el fin del exordio se consigue por una pre- sejó proceder de manera diferente según que la argumen-
sentación del orador confiada al presidente de la sesión. El tación tienda a convencer o a conmover. En el primer caso
exordio puede tratar del orador, del auditorio, del tema -su no hay ningún inconveniente en enunciar primero la tesis
interés, su importancia- o del adversario. Aristóteles ob- que se debe probar; en el segundo, existe interés en prepa-
serva a este respecto que el exordio que se refiere al orador rar al auditorio mediante una argumentación previa y
o a su adversario trata de descartar un prejuicio desfavora- enunciar la teois al fi naP.
ble al orador, o crear un prejuicio desfavorable para su ad- ¿En qué orden hay que presentar los argumentos? Se
versario2. Pero se observa muy útilmente que cuando se han preconizado tres órdenes basados sobre la fuerza de
trata de descartar un prejuicio desfavorable para el orador, los argumentos: el orden de fuerza creciente, el orden de
es indispensable comenzar por allí su discurso, pues no se fuerza decreciente y el orden nestoriano donde se comien-
escucha de buena gana a alguien a quien se considera hos- za y se termina por los argumentos más fuertes, dejando
til o despreciable. Cuando se trata de vencer al adversario los otros en el medio.
es preciso colocar sus argumentos al fin del discurso, de El inconveniente del orden creciente es que, comenzar
manera que los jueces se acuerden claramente de la pero- por los argumentos más débiles, indispone al auditorio,
rata. Se ve que para Aristóteles el lugar de un desarrollo y deslustra la imagen del orador y es nocivo para su prestigio
de un argQmento es funcional: éste depende del fin busca- y para la atención que se le concede .. El orden decreciente,
do y del medio más eficaz para -;llegar a él. que termina el discurso pur lus a•gumentos más deoiles,
Es así como la narración, la exposición de los bechos, es deja en los auditores una mala impresión, a menudo la
indispensable en un proceso, pero a menudo se puede dis- única de la que se acuerdan. Es por esto por lo que la ma-
pensar de ella en un discurso deliberativo, cuando los he- yor parte de los retóricos de la antigüedad preconizaban el
chos pasados son arnplialllente conocidos y el porvenir no orden nestoriano.
puede ser descrito. En cuanto al discurso epidíctico, que El inconveniente de este punto de vista es que eleva la

3. Cicerón, Divisious de l'arc oratoire {Partitiones oratoriae),


2. Jbid., L. IV, 1415u 25-34. Collection des Univer:sités de France, H. Bomecque, París, 1924, §46.
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196 EL IMPERIO RETÓRICO .


El orden de los argumentos 197
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fuerza de los argumentos como de una magnitud inmuta- · .:\·~:El~-tBJ:;': verdad. Lo mismo-sucede en el caso del Dist-1-Lrso del método
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ble; pero éste no es el caso: la fuerza de los argumentos · '· ·:¡.j;0.;~~~J~~:f : · de Descat1es.
depende de la manera como se reciben. Así, si la argumen- . ·/:/UB>tV/ Descartes continúa, radicalizándolos·, los esfuerzos de
1
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tación del adversario impresionó al auditorio


. 7
es interesan- · ... :;.:....·;¡:,;L{;::·
.... . .... . Agrícola y de Ramus, que se preguntan si no existe un or.:
te refutarla para comenzar y abrir el ca:inin.o: por así decir, :;;:{:~:.~· :.\l{{>: · d6n único que se impone, el de la riátUraleza de las cosas, al
antes de presentar sus propios argumentos. ·Al contrario, ·.··:·:;:\V~:!}>··.: · cual el discurso racional debería conformarse. Al método
cuando se habla de primero, la refutacjón de los argumen- .:. :: · ; ~:-: iü:··: de prudencia que es relativo a la opinión, se opondría el
tos eventuales del adversario, no debe preceder jamás a la ·> e':~- ·.t.:r . método de la doctrina o de la naturaleza, "donde debe pre-
prueba de la tesis que se defiende. 1v[uy a menudo habrá · : ::.::~·-J{: ceder lo que es más evidente de manera natural'14 ,
-por otra parte- interés en no evocarlos, para no dar a los .··~:::--·V.hi\ . . En lugar de oponer lo que es más. evidente a lo que ·es
argumentos del adversario un peso y una presencia que su : y_ ,: , [(~. menos, Descartes, tomando por modelo el "método de los
evocación anticipada sólo puede reforzar la mayoría de las ,.;::'; ·f/I> geómetras", se opone a la retórica y a la dialéctica tradicio-
veces. .... ., - .. .. . . . ....... r·;:·· ..
:.:·:: ....... :- ..: ~ .... nal que se contenta con lo verosímil. Buscando la certi-
Ert.~fecto, no es necesario perder de vista .que el audito-
.<~>. ~~~:~~:~.;;. dumbre más allá de las opiniones, escribirá .en la ..primera
rio, e~Ja medida en que el discurso es eficaz;' cambia con el . :~·:: ..~ =::: -.·. parte del Discurso:
desan.:p.llo de éste. Algunos argumentos tendrán un peso .· \ .f:. ·
. ¡·.
. diferente según que se .conozcan o ignoren ciertos hechos · Considerando cuántas.opiniones diversas puede haber en
o cie~s interpretaciones de éstos. En la medida en que el
· fin deh 9,iscurso es persuadir al..auditorio,. el.. orden de los ·::"cff,
H:' ·'·l.~.~.·~.·-:·
lo que se refiere. a urut .misma materia, .que sean sostenidas
· por doctos, sin que pueda haber más de una sola que sea ver-
argu111e;.ntos se adaptará a este fin: ·cada ~ugumento debe .::.:. ·. S
.:....·
dadera, reputaba casi como falso todo aquello que no era sino
: ::'·:.'· . · ~:;•. .
venir en el momento en que · ejercerá ·más efecto; pero .., ::. . .... ' .. , "15.. . ...·..
verostmt
como lo que persuade a un auditorio no convence a otro, ·. ·:· :, ·~; · .
este esfuerzo de adaptación.siempre.debe proseguir. ·
¿Existe un orden invariable, ·independiente del audito-
rio? A tal investigación es a la que se han entregado, por
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:: :· ·. ij: ..
. ; ; . y..' .·
li'' De allí la primera regla de su método: "no aceptar jamás
ninguna cosa por-verdadera que no la conociese evidente- .
mente ser tal". De allí, también, la segunda regla: "dividir
.: : r .
una parte, aquellos que preconizan un orden natural n :-a-. .. ·.. .. :r~.
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cada una de las dificultades que examjnaba en tantas par-
cional, y por otra parte, aquellos qt:.? ~·-v~u en el discurso : ··' •'•
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celas como se pudiese y que fuese necesario para mejor re-
sino una obra de a.ri.e; En los dos casos se busca un orden _.:.: L.:
.· :.' .i':' solverlas". La tercera regla, trata·expresamente de nuestro
objetivo, determinado por consideraciones científicas o es- . •. j;' objeto, a saber: "Conducir con orden: mis pensamientos,
téticas. ~:
' ~· comenzando por los objetos más simples, los más fáciles de
:l' •.
Una manera de igüvi·ar ]A. importancia del auditorio es :,1:;,
·t. : conocer, para subir poco·a poco como por grados, hasta el
la de no preocuparse· sino de un solo tipo de auditorio,
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l: conocimiento de los más compuestos, ·y suponiendo aun
cuya adhesión es garantía de verdad. Es así como para .-
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Platón la retórica filosófica es aquella que convencerá a los t


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mismos dioses (Fedro 273e), una retórica fundada sobre la '. 4. Cf. P. Ramus, Día lecticae libd duo, Paris, 1560,. L. u,.pñg. 208.
.· 5. Discours de la mét1wdc, op. cit., pág. 130.
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198 EL IMPERIO RETÓRICO El ardcu dr~ las argunu.·;l(os · 199
en el clismrso

orden entre aquellos que no se preceden naturalmente los Pero tanto tiempo como uno no haya llegado, gracias a
unos a los otros". Agregará en la última regla "hacer en cierto método, a conocer la verdad en todas las cosas y a
todas partes enumeraciones tan completas y revisiones fin de que -escribe él- "no permaneciese irresoluto en mis
tan generales que estuviese seguro de no haber omitido acciones, mientras que la razón me obliga a serlo en mis
nada" 6 • juicios', ya que las acciones de la vida no sufren ningtin
Nada habría que objetar a estas reglas si Descartes hu- retraso" 10 , va a presentarnos una moral provisional "que
biese querido limitar su aplicación al discurso matemático, no consiste sino en tres o cuatro máximas"n. Estas máxi-
pero él dará un paso más aventurado que lo conduce a una mas se refieren más a lo razonable que a lo racional, carac-
filosofía discutible, cuando trata de mezclar una imagina- terizado por la evidencia, y son tan poco distintas que
ción propiamente filosófica con sus análisis matemáticos, duda entre el hecho de que ellas sean tres o cuah·o, pues si
transformando las reglas inspiradas a partir los geómetras las tres primeras se refieren a la moderación, a la perseve-
en reglas universalmente válidas. He aquí el pasaje en que rancia y al dominio de sí -más que del mundo-, son rl_e
nos manifiesta su esperanza de fundar una filosofía verda- aplicación universal; la cuarta -la de emplear toda su vida
deramente racional: en cultivar su razón y en avanzar en el conocimiento de la -,_\' -
verdad- no puede tener el mismo alcance, porque no pue- _,,,
Estas largas cadenas de razones muy simples y fáciles de de recomendar a cada hombre llevar una vida de sabio y de
las que los geómetras tienen costumbre de servirse para llegar filósofo.
a sus más difíciles demostraciones, me dieron ocasión de Mientras que los retóricos, hablando del orden natural,
imaginar que todas las cosas que pueden .caer bajo zl conoci- exterior al discurso, pensaban en el orden cronológico que -·
miento de los hombres, se siguen de la misma manera y que, a conviene para la narración, en el orden que se apoya en la ----
condición únicamente de que nos abstengamos de recibir costumbre, en las tradiciones y que es preciso observar
ninguna por verdadera que no lo sea y que guardemos tam- para no fracasar, la adopción de un orden único inspirado
bién el orden que es preciso para deducir unas de otras, no por los geómetras y que va siempre de lo simple a lo com-
puede haber cosas tan alejadas a las cuales por fin se llegue, plejo, deja de hacer del problema del método un problema
ni escondidas que no se descubran7• retórico, de adaptación al auditorio, para convertirse en un
problema científico, conforme a la naturaleza de las cosas.
Para Descartes, el fin de la filosoHa es el descubrimien- Desde esta perspectiva, la retórica, conforme a las opi-
to de la verdad en todas las cosas, y su fundamento es la niones de Ramus; no tiene por fin convencer sino agradar;
evidencia de que "las cosas que concebimos muy clara y a lo sumo, hacer admitir más fácilmente, gracias a la magia
distintamente son verdaderas"". Su método daría naci- del verbo y de la presentación, verdades conocidas inde-
miento .a una filosoHa completamente nueva, verdadera pendientemente del arte de persuadir. De allí el desarrollo
ciencia donde se procedería de evidencia en evidencia. de una tendencia, de la que se encuentran ya las premisas

6. Ibid., pág. 138. 9. Ibid., pág. 140.


7. Ibid., pág. 138. 10. Ibid., pág.H2.
8. Ibid., pág. 148. 11. Ibid., pñg. 141.
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200 EL IMPERIO RETÓH ICO . ', '

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en la concepción platónica de la retórica, donde el discurso


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'. -. CAPITULO XIV ... 'i !..

se concibe esencialn1ente co1no una obra de arte, "como un .~

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ser animado que tiene cuerpo, cabeza y pies'11:!. En este .' . ¡

caso, igualmente, aun si el orden del discurso no se funda


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El irn.perio retórico ·i

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sobre una ontología sino sobre una estética, pues se trata '
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de satisfacer exigencias de creación de una obra estética, i .
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nos alejamos del orden propiamente retórico, que es el or- . ·1
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den mejor adaptado a un auditorio dado, cualquiera que él ;·.
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Son las relaciones entre la filosofía y la retórica las que han .
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Al red1.1cir los problemas de orden a una metodología ~

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.. sido esenciales en el destino de esta tütima. Ivlientras que
científica o a una metodología estética, separamos la cues- •.•'
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• la retórica trata de hacer prevalecer ciertas opiniones sobre
..
tión de fondo de las cuestiones de forma y se elimina la ~
otras opiniones concurrentes, la filosofía, que ·p rimitiva-
problemática .propia de la retórica, la de la adaptación del mente incluía las ciencias particulares, está :en busca de
cliscur:~o a1 auditorio . .i\Lseparar las cuestiones sobre la . ;·_ .
. "! • .verdades impersonales. Parménides, al oponer en su.céle-
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verdad-de las que se refieren a la :adhesión, no se ve en ..
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. bre poema la vía de la verdad, garantizada por la divinidad,


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la retórica sino una simple técnica .de comunicación, lo ..
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. a la vía de la .ópinión que es la de los hombres, inauguraba
que L:o~nduce gradualmente a su degeneración y a la trans- , r
·.... t.·.· la competencia entre filósofos y maestros de retórica.- La
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formaCión subsecuente de la retórica antigua _;_técnica de yV' respuesta de Gorgias no se hizo esperar; a . través de una ·
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persu~sión-:-, en una .retórica de las figuras, puramente ·~·:
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triple ar,gumentación muestra que el ser no es; que si es,
ornamental, y a lo mejor, puratnente literaria. seria incognoscible y que .si uno lo conociera, sería inco-
. :-· . '. municable; de allí la importancia de la retórica, de la técni-
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. ca psicológica que obra sobre la voluntad del auditorio
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para obtener su adhesión. De la Inisma manera, mostran-
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y do que sobre todo objeto existen dos discursos opuestos,
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los dissoi Iogoi, Protágoras niega la existencia de una ver-


.. dad única. Al ser todo tema objeto de controversia, pues
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r· siempre se puede defender el pro y el contra, es preciso
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:r." otorgar la preeminencia al retórico; maestro de la opinión.
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Platón -al contrario-, en la medida en que cree en la
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existencia, en todo asunto, de :u na: verdad que el- filpsofo
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. debe buscar sobre todo, reconocerá un papel purgatorio a . .' .·. 1.
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la dialéctica, que es una técnica utilizada por Sócrates para ~: ¡
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se pueda p.oner en evidencia su contradicción. Tan pronto '
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·-~ como se contradicen, las opiniones no se pueden admitir
12. Platón, Fedro, 264c. 4' . ;1
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202 EL lMPERIO RETÓRICO El imperio rcrárico 203

simultáneamente, y una de ellas -por lo menos- debe ser los que hay que utilizar en todos los dominios. Hemos se-
abandonada en nombre de la verdad. Es así como Sócrates ñalado el pasaje de la Ética a Nicómaco, según el cual lo
prepara el camino a la intuición de la verdad. Cuando la que conviene en una demostración matemática sería ric
percibe, el filósofo podrá servirse de la técnica retórica dí culo en un cliscurso y viceversa'.
para comunicarla y hacerla admitir a su auditorio. La retó- Si la intuición es la que garantiza la verdad de los prin-
rica cligna del filósofo es la que podrá persuaclir a los clioses cipios en las ciencias, es el recurso a la deliberación y a la
mismos, pues ella busca la adhesión a tesis verdaderas y no cliscusión el que confiere una racionalidad a las actividades
a simples opiniones'. Una retórica que, olvidando la ver- prácticas, aquellas en que hay que deciclir y escoger des-
dad, se contente con la adhesión del auclitorio, mantenién- pués de una reflexión entre los posibles y los contingentes.
dolo gracias a los efectos del lenguaje, bajo el encanto de la Gracias a los razonrunientos clialécticos y a. la retórica se
palabra, recurriendo a la adulación, es una técnica de la podrá influir en el juicio y orientarlo hacia tomas de posi-
apariencia. Ella se asemeja a estos hombres que en lugar ción razonables. Para Aristóteles todo auclitorio es.unjuez
de mantener sus cue1pos por meclio de la gimnasia y que debe en fin de cuentas pronunciarse sobre la superiori'·c·L
cuidarlos con la medicina, los adulan mediante una cocina dad de una u otra de las tesis controvertidas\ cuando nin"s;
agradable, sin preocuparse de las consecuencias nefastas guna de ellas se impone de manera evidente. Precisamente"''''
que resultarán de su gula'. La retórica que trata de agradar, porque el dominio de la acción es el de lo contingente, que:::
'11;
que no se preocupa sino de apariencias, que maquilla la no puede ser regido por verdades científicas, es por lo que~::.
realidad por medio de los "colores", es la técnica dema- el papel de los razonamientos clialécticos y de los cliscursos: . \1
gógica por excelencia, que deben combatir todos aquellos a retóricos es inevitable para introducir alguna racionalidad,.... '1
quienes preocupa el triunfo de la verdad. El retórico, como en el ejercicio de la voluntad individual y colectiva .. '\
el sofista, es el maestro de la opinión, por consiguiente, de Inclicamos en el capítulo u cómo Ramus, atribuyendo a
la apariencia; mientras que lo que importa al filósofo y al la clialéctica el estuclio de toda clase de razonamientos, tan-
sabio es el conocimiento de la verdad y de la práctica to analíticos como clialécticos, redujo la retórica a la elocu- \
del bien, conforme a esta verdad. Si la dialéctica es útil al ción, a la búsqueda de formas de expresión que se salen del
filósofo y le permite remover las opiniones erróneas, la discurso orclinario, al estudio de los ornamentos, de las i

percepción de la verdad se hará gracias a intuiciones; la re- figuras de estilo.
tórica servirá para comunicarlas y hacerlas admitir. En Pero Descartes fue más lejos aún en su voluntad de eli-
este sentido ella está claramente subordinada a la filosofía. minar toda retórica de su filosofía'.
Las concepciones de Aristóteles serán más matizadas. El proyecto cartesiano de una filosofía more geometrico,
Al separar netamente las disciplinas prácticas de las cien- que fue realizado sólo por Spinoza, era el de construir un
cias teóricas, Aristóteles insiste sobre el hecho de que no
son los mismos métodos, ni los mismos medios de prueba 3. Aristóteles, Ética a Nicómaco, L. 1, 1094b, 23-25.
4. Aristóteles, Retórica, n, 139lb, 7-21.
S. H. Goutier, 11 La résistance au vrai et le problbne cartésien d'une
l. Platón, Fedro, 273. philosophie sans rhétorique" en Retorica. et Barocco, a cura di Caitelli,
2. Platón, Gorgias, 518. Roma, 1955, págs. 85-97.

i
....

204 EL IMPERIO ll ETÓIUCO El imperio retórico .. 20 5

sisten1a que, procediendo de evidencia en evidencia, no de- someters~ a ellas. Generalizando, gracias a su imaginación (
\

jaría lugar a ninguna opinión controvertida. Como Descar- filosófica, los resultados del análisis del razonamiento ma~
tes lo describió al comienzo de su Pri1nera lYieditación: "La temático, exigiendo, contra la opinión de Aristóteles; que
razón·me persuade ya que no debo menos cuidadosamente las mismas exigencias de rigor que han .tenido éxito en r
''
LTTipedirme en dar crédito a las cos·~¡f: que no son entera- matemática se apliquen en todos los dominios, Descartes
m.ente ·ciertas e indudables, que aquellas que nos parecen es llevado a la duda metódica en lo que se refiere a sus opi- .·

manifiestamente falsas; el menor motivo de . duda que yo niones: "Para todas las opiniones que había recibido hasta
encuentre en ellas, bastará para hacer que las .rechace"6 • entonces en mi credulidad, no podia más que emprender
La ambición de· élaborar ·una filosofía cuyas tesis sean una buena vez quitarlas para reemplazarlas después por
todas o evidentes o demostradas de manera constrictiva, alTas mejores, o bien las mismas .cuando las hubiera ajus..:
tiene conw consecuencia la de eliminar de ella toda forma tado al nivel de la razón"!!. .· .. ·. , ,
. .; .. . argument.'ltiva, la de recha:zar la retórica como instrumen- Observemos que varios años antes, Lord Bacon, teórico
... •:,
to de laJilosofía. de las ciencias empíricas, igualmente había predicado a ]os
· ¿Cúáles.sonlos presupuestos de tal filosofíá? f ..... sabios la humildad cristiana, pidiéndoles leer atentamente l •••

Prim:e ro: 1a idea de que Dios .no ·solamente es la fuente, .. .


'
!;.
el gran libro de la Naturaleza: mediante. el·cual Dios se. re- •
. \
1

sino también el garante de todo saber, pues "sin el conoci- ~


~
.. .

velaba a los hombres~. El1nétodo inductivo .debía cuidar ·.
miento:. deestas dos verdades [que hay un Dios·y que él no que el hombre no formule ninguna tesis que. no hoya en-' '.
·...
.. me puede engañarL no veo que pueda estarjam.ás seguro contra do en el libro deJa :t-.1aturaleza, como .si las experlen..:
(

de a1gu.iia cosam._En efecto, su método consiste en descu- cias hubiesen · sido escritas . claramente en . un lenguaje .
r

brir ".''ti.ri camino que nos conduzca de esta contemplación divino. .. . ... :.. ·<:· , .
del verdadero Dios, eu el cual .estári 'encerrados todos los Después de haber· observado el trasfondo teológico de la
.. .
·.~ . tesoros de la ciencia y de la sabiduría, al conocimiento de ,' concepción de la ciencia, tanto en Bacon como en Descar-
. 1..
las otras cosas del tiniverso'.' 8 • :: : · .:. tes, después de haber _subrayado el aspecto paradójico y di-
La ciencia está totalmente. acabada: no hay nada más fícilmente admisible de la imaginación cartesiana10 ·que
que descubrir. quisiera que todas nuestras opiniones estén sometidas al
Es precise des~cnfur de toda iniciativa humana, que no mismo criterio de la evidencia de _las tesis matemáticas,
pu~c~.=: r.onducir sino al error, pues ella tiene que ver con la qu~da_. por anotar que aun Descartes debe fiarse de las opi-
..
..
¡.
imaginación y con los preJuicios. El papel creador del hom- niones, aunque sólo sean las opiniones de su moral provi-
bre en la obra científica se olvida por completo. s~n~. .. ..
Siendo las ideas divinas completamente ·racionales, no ¡ En efecto, antes de reconstruir una ciencia racional no
.•·.i :·.

pueden ser sino de naturaleza matemática. Sólo ellas se ca- 1. puede prescindir de una moral provisional, .: de algunas
...~ :
racterizan por la evidencia, obligando a todo ser de razón a ''~ .

6. Descartes, Oeztvres et lettres, Pléiade, pág. 268.


7. Descartes, "Méditation Troisieme", ibid., pág. 286. 9. Descurtes, Discours dt~ la m.éthode, ibid., pág. 141.
8. Descartes, "Méditation Quatrieme", ibid., pág. 301. ... 10. Corresponde a cita 9 del capítulo xm, pág.l99 .
..
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206 EL IMPERIO RETÓRICO El imperio retórico 207

máximas de las que la primera era: "Obedecer a las leyes y ¿por qué escoger tal hipótesis o tal convención más bien que
a las costumbres de nú país, reteniendo constantemente la tal otra? Estas cuestiones son consideradas por la mayor
religión en la cual Dios me dio la gracia de ser instruido parte de los matemáticos como extrañas a su disciplina.
desde nú infancia, y gobernándome en todas las cosas, se- Cuando la lógica se presentó bajo la forma de varios sis-
gún las opiniones más moderadas y más alejadas del exce- temas formalizados, gracias a la influencia de los matemá-
so, que fuesen recibidas comúnmente en la práctica por los ticos, los lógicos que tenían preocupaciones filosóficas se
más sensatos de aquellos con los cuales tendría que vi- preguntaron si era preciso admitir la existencia de varias
vir"n. lógicas diferentes o si existía una sola lógica natural, pre-
Sabemos que durante toda su vida D-oscartes debió con- via a todos estos sistemas formalizados. ¿Y si hay una
tentarse con esta moral provisional: Su preocupación por lógica natural, cómo desgajarla? ¿Sería fácil sacarla de la
la evidencia generalizada no tuvo por efecto reemplazar la estructura misma del lenguaje natural?", ¿estaría justifica-
moral tradicional, e"-l'resión de la opinión común de su da por las necesidades de una discusión metódica? 1' Desde
medio, por una moral racional y universalmente válida, que se plantea el problema de la escogencia de una lógica y.
sino la de incitar a respetar escrupulosamente las reglas y de su justificación, la ciencia impersonal nos remite a sus····•
las opiniones dominantes, rehusando modificarlas por fundamentos filosóficos y propiamente humanos. · · ,,,. ·
toda razón no evidente. pa¡·adójicamente el racionalismo También las ciencias naturales pudieron prescindir· du,>;
matemático que iba a la par con el rechazo de toda opi- rante siglos de toda referencia a un lenguaje hnmano, si-.'::
nión, y por consiguiente de todo intercambio de opiniones, tuado en un contexto histórico y cultural, en su referenCia'" ·
1
de todo recurso a la dialéctica y a la retórica, llega en la a Dios, a sus ideas y a la manera como Él las revelaba a los 6··
práctica al inmovilismo y al conformismo en derecho, en hombres. La creencia en la existencia de verdades eternas ··
moral, en política y en religión. contenidas en el espíritu divino y garantizadas por Él,
La enseñanza de las ciencias se inspira hasta hoy en la justificaba la elinúnación de todo elemento personal del
aproximación cartesiana. En los dominios que escapan a la pensamiento científico y sólo el error era atribuible a la in-
controversia no es usual referirse a las opiniones de tal o tervención humana.
cual sabio; las tesis enseñadas se consideran verdaderas o Suprimamos esta garantía que Dios da a la evidencia y
admitidas por hipótesis, pero apenas si se siente la necesi- de golpe todo pensamiento se nos vuelve humano y falible,
dad de justificarlas. y no está al abrigo de controversia. La idea de que toda teo-
•Es así como los axiomas de las ciencias matemáticas, ría científica no es más que hipótesis humana que supera
considerados primero como evidencias, se presentaron necesariamente -para ser fecunda- los datos de la expe-
después como convenciones de lenguaje, sin que la manera
de exponer un sistema formal se resienta de este cambio de
perspectiva, sin embargo, fundamental. En efecto, si no se 12. Cf. G. Frey, "Die Logic als Empirische Wissenschaft" en La
trata de evidencias sino de hipótesis o de convenciones: Tlzéorie de l'argumcntation, Lava in, Nnuwlaerts, 1963, págs. 240·262.
13. Cf. f. Lorenzen, l\1ctlwtlisdzes Denkell, ibid., págs. 219-232. Del
mismo autor Einfühnmg iu die opcrativc Lonik, 1955 y Formalc Logik,
11. Descnrtes, Discours de la métlwde, pág. 141. 1967.
..... ........ . -·....... - -'-·····- .__,

208 EL IMPERIO RETÓRICO El imperio retórico 209

(
riencia, y ·que no es ni evidente ni infalible, es una concep- mula newtoniana de la atracción universal que se creía in-
ción moderna que Karl Popper defendió con talento 14• Pero destructible, fue criticada severamente, cuando se dieron
a falta de una evidencia que se impone a todos, la hipótesis razones suficientes para enmendarla.
para hacerse admitir, debe estar respaldada mediante bue- Contra Descartes que quería c~nstruir todo el saber so- !
¡
;

nas razones, reconocidas corno tales pot otros hotnbres, 1Jre evidencias antisísmicas, es preciso mostrar lo que hay
miembros de la nlisma comunidad científica. El status del de excepcional en el acuerdo de los sabios debido a razones
conocimiento deja de ser impersonal, pues todo pensa- específicas.
miento científico se vuelve un pensamiento humano, falible, En todos los demás dominios, trátese de religión o de
situado y sujeto a controversia. Toda idea nueva deberá filosofía, de moral o de derecho, el pluralismo es .la regla.
ser sostenida con instrumentos que tienen que ver con el Estos dominios no derivan su racionalidad sino del aparato
método propio de la disciplina y apreciados en función de argumentativo, de las buenas razones que se pueden pre-:.
~

esta. .. sentar en favor o en contra de cada tesis que se presente..


'
Vemos ·que -si el ideal cartesiano de un conocimiento . Desde Hegel es difícil negar .que toda filosofía está .si-
evidente·~·'aplicable de manera universal no deja ningún tuada y es controvertida;.y- esta. afi.rmación . debe aplicarse
lugar a -:l a'·:·r etórica y a la dialéctica, la importancia de ésta al mismo sistema ·hegeliano, si uno lo separa . de su trasfon-.
au.menta-·icada vez que un ·dominio escapa. a la evidencia . . do teológico. Esto implica un cuestiona1niento de la episte~
: !
Una critica de la idea de cvidencia 15 , al mostrar que ésta se mología .y de la tnetafísica clásicas. En lugar de buscar una ! : •...
f
desvanece: desde que se pretende superar la intuición sub- primera verdad.necesaria y evidente de la ·cual estaria sus-:- i /.

jetiva, desde que se quiere comunicar por medio de un pendido todo nuestro saber, arregletnos nuestra..filosofía
lenguaje:.que jamás se impone, tiende a mostrar que la es- en función de una visión,.donde los hombres y las socieda-
. i\
cogencia ·de ·un modo de expresión~ si no es arbitrario -y des humanas en interacción, los únicos responsables de su
pocas veces lo es- está influido por razones que provienen ¡
!· cultura, de sus .instituciones y de su porvenir; son-los que
de la dialéctica y de la retórica. Toda actividad espiritual se esfuerzan por elaborar sistemas racionales imperfectos,
que se sitúa entre lo necesario y lo arbitrario, no es razonable ·pero perfectibles. . · , .· · · · ·· ·
sino en la medida en que está sustentada por argumentos El dominio por excelencia de la argumentación, de la
.
y! eve:ntuahnente, ih.tsirada por controversias que nprmal- '' . . dialéctica y. de la retórica, es :aquel en el que intervienen
·-'
mente no conducen a la unanimidad. valores. Platón, en su diálogo sobre la piedad, había .mos-
Sucede que al ponerse de acuerdo sobre una metodolo- trado que el dominio privilegiado de lá. dialéctica es el que
gía se puede llegar, en ciertas épocas, en ciertas disciplinas, escapa al 'cálculo, al peso y a.la medida, aquel en el que se
a una unanimidad que no se encuentra en otra parte, pero trata de lo justo y de lo injusto, del o bello y. de lo feo, de lo
nada garantiza su mantenimiento indefinido. Aún la fór- bueno y de lo malo, y en general de lo preferible 16 • .
La concepción moderna de la filosofía que la distingue a
14. Karl R. Popper, La lógica del descubrimiento científico, Paidós. ésta de las ciencias, hace del recurso a la argumentaGión,
15. Cf. Ch. Perehnan, "Evidence et preuve" en ]uscice ct raison, bajo todf;ls sus formas, el método propio de la filosofía . .
págs. 140-154 y "De l'évidence en métaphysique" en Le clzamp de
l'argrmzcutatiou, págs. 236-248. 16. Pintón, Eutifrón, 7.

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210 EL IMPERIO RETÓRICO El imperio retórica 211

En efecto, ésta no puede limitarse a lo que se percibe, La argumentación filosófica como la argumentación ju-
pues ella debe separar lo importante de lo secundario, lo rídica, constituyen aplicaciones a dominios particulares de
esencial de lo accidental, lo const:núdo de lo dado y esto en una teoría general de la argumentación que consideramos
función de una perspectiva, cuya permanencia y superiori- cmno una nueva retórica.
dad no se imponen a todos. De allí la obligación de susten- Al identificarla con la teoría general del discurso per-
tar la perspectiva escogida mediante una argumentación, suasivo que pretende ganar la adhesión tanto intelectual
gracias a analogías y metáforas de las que se mostrará la como emotiva ele un auditorio cualquiera que sea, afir-
adecuación y la superioridad sobre perspectivas opuestas. mamos que todo discurso que no pretende una validez im-
Es claro que las formas de razonamiento del filósofo no personal tiene que ver con la retórica. Desde que una
pueden limitarse a la deducción y a la inducción. En la comunicación tiende a influir sobre una o varias personas,
medida en que los filósofos hacen un llamado a la razón y a orientar su pensamiento, a excitar o a calmar las emocio-
utilizan para convencer todo un arsenal de argumentos nes, a dirigir una acción, ella es del dominio de la retórica.
que deberían ser aceptados por todos, les es preciso am- Ella engloba como caso particular la dialéctica, táctica de .
pliar su concepción de la razón de manera que se muestre la controversia.
la racionalidad de las técnicas argumentativas y de la retó- Así concebida, cubre el campo inmenso del pensamiem·
rica como teoría del discurso persuasivo. to no formalizado. Se puede hablar en este caso del impec.
Nos podría ayudar con esta empresa, inevitable en rio retórico 19 ; es dentro de este espíritu que el profesor W:·
nuestra época, la experiencia secular de los juristas, que Jens de la Universidad de Tubinga la ha calificado de "anti~.
después de haber hecho depender las instituciones huma- gua y nueva reina de las ciencias" (alte wul neue Konigin.
nas de un derecho natural de inspiración divina, trátese de der Wissenschaften) 20 •
la Providencia de los estoicos, del Dios viviente de las reli- La retórica como teoría de la comunicación persuasiva
giones reveladas o del Dios racional de los filósofos, han ha suscitado un interés creciente entre los sabios y los
llegado a elaborar la teoría de un derecho razonable, objeto filósofos; mientras que hasta hace poco era despreciada en
del consensus de una comunidad organizada 17 • Europa y que, aun en Estados Unidos, donde los departa-
No sin razón los tratados de retórica de los antiguos mentos de comunicación (speech-departments) no gozaban
eran esencialmente obras para uso de juristas. No hay que de la estima de la comunidad universitaria, las cosas pare-
olvidar a este respecto que el derecho, contra lo que sucede cen haber cambiado hace veinte años. En todas partes se
en filosofía, por ejemplo, tiene por misión zanjar las con- habla de la rehabilitación de la retórica21 que J acob
troversias, y· que desde ese momento éstas no pueden pro-
longarse indefinidamente. Es preciso que se llegue -en losophie, pág. 56 y "Ce que la Philosophie peut apprendre par l'étude
derecho- a una decisión que se beneficiará de la autoridad du droit", ibid., pág. 147.
19. Cf. G. Genette, "La Rhétorique Restreinte" en Commzmi-
de la cosa juzgada 18 • cations16, 1970, púg. 158.
20. W. Jens, Van deut!l·chcr Rede, München, Pieper, 1969, pág.·45.
17. Cf. Ch. Perelmnn, Logique]uridique, París, Dnlloz, 1976, §§ 37, 21. Cf. V. Florescu, Re ton' ca si reabilitarca ei in filo!.·ojia contcm-
40, 48, 97. porauca, Eucaresti, Ed. Academici R.S. Roumanin, 1969, trad. itnlin-
18. Cf. mis 1'cinq ler;ons sur la justice" en Droit 1\-forale et Phi- na: La rerorica nel SitO sviluppo storico, n M ulino, Eologna, 19!1; yCh.
... .,....
'

212 EL IMPERIO RETÓRICO ·•

l'
Burcklúrrt, el bien conocido historiador, había calificado Bibliografía de las obras de Cha1m Perelman y de Chaün
hace un tiempo de "monstruo~a aberración" de la antigüe- Perelman y Olbrechts-Tyteca 1
dad grecorromana.

Rhétorique et Philosophie, Pour une théorie de l'argumen-


tation en philosophie,
,
en collaboration avec L. Olbrechts:. .
Tyteca, Préf. de E. Bréhier, París, P.U.F., Bibliotheque de
Philosophie contemporaine, 1952, 161 págs.
Trm:té de L'argum.entation. La Nou1•elle Rhétorique, en
collaboration avec L. Olbrechts-Tyteca, Paris, P. U .F., Co-
..
Uection Lagos, 2 vol., 1958, 734 págs. Hay traducción es- '\

pañola: Tratado ele la ar¿m.1nentación. La Nttel'a Retórica.


Editorial Gredas, Madrid, 1989, Biblioteca Románica I-Iis-
pánica. Manuales, (69).
]ustice et Raison, Presses Universitaires de Bruxelles,
,. Travaux de la Facilité de Philosophie et Lettres de l'Uni- :
''
;
••:
;~
. . :·
!
versité de Bruxelles, Bibliotheque de Philosophie, tome '
~. ¡
XXV, 1963, 256 págs., 2° éd. 1970.

f.
Philosophie lvlorale, Presses Universitaires de Bruxelles,
2 fascicules, 1967, 218 págs. se éd. 1976, 1 volume, 218 ~
'
=:

págs.
Logique et fv'Iorale, Presses Universitaires de Bruxelles,
1969. '
! ;
! :

Le Champ de l'argzunentation, Pres.ses Universitaires de ¡'


i
~ .
~ ~

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l. Sólo señalo las obras. El lector interesado en una bibliografía '
''
casi completa de sus artículos deberá consultar la Rcl'lfC Illtcmatiollalr: '
·.:
¡ !..
de Plzilosoplzie, 1979, N° 127-128. Allí aparecen también lus traduccio- ,
nes de sus obras a otras lenguas hasta 1::t fecha. Según la información
limitada de que dispongo, su última obra fue L'Empil·e Rlzétolique, de
Perelman, "The New Rhetoric, a Theory of Pract:ical Reasotúng" n
la cuol cqnozco una traducción al italiano como Domiuio Retodco,
Great Ideas Today, 1970, Encyclopaedia Britannica Press, Chicago, Retorica e Argmnentazioue, trad. M. Botto, D. Gibelli, Einaudi, Torino,
págs. 272-312. 1981. (N. del T.)
.· .l

214 EL IMPERIO RETÓRICO

B!lL'i:elles, Travaux de la Faculté de Philosophie et Letr·es,


Tome XLill, 1970, 402 págs.
Logique et Argumeutation, Presses Universitaires de
Bruxelles, 3 eme édition, 1971, 150 págs.
Logique ]uridique - Nottl'ellc Rhétorique, París, Dalloz,
Collection "Méthodes du Droit", 1976, 193 págs. Hay tra-
ducción española: Lógica jurídica y mu:l'a retórica, Madrid,
Editorial Civitas, 1980.
L'Empire Rhéton:que. Rlzétorique et Argumentation, Pa-
rís, Libraire P'bj]osophiqueJ. Vrin, 1977.
Tlze New Rhetoric mul the Hwnanities, Reidel, Dor-
drecht, 1979.
]u.stice, Law mul Argument, Reidel, Dordrecht, 1980.

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