LINO CICCONE

BIOÉTICA
HISTORIA. PRINCIPIOS. CUESTIONES

Colección: Pelicano
Director de la colección: Juan Manuel Burgos

C Edizioni Ares, 2003

ü Ediciones Palabra, S.A,, 2005
Paseo de la Castellana, 210 • 28046 MADRID (España)
O Traducción: Antonio Esquívi as

Diserto de La cubierta: Carlos Bravo

I.S.B.N. 84-8239-899*7
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Pelícano
 PREFACIO

El título, Bioética: historia-principios-cuestiones, indica ya con bas

tante claridad la fisonomía esencial de este volumen. Primero fue pen
sado como un complemento al libro de Moral de la vida física: La vita
umana (Ed. Ares, Milán 2000). Un texto, por tanto, que podía aspirar a
ser utilizado también en las escuelas de teología, y así se anunciaba ex
presamente en el Prefacio. Sin embargo, al comenzar la redacción me he
dado cuenta de que ese proyecto era excesivamente ambicioso y presun
tuoso. Una elaboración sobre bioética no puede marginar, desde los co
mienzos, una serie de complejas y discutidas cuestiones, unas profundas,
otras sutiles, que se tratan en la literatura sobre el tema, pues equivaldría
a que su comprensión quede reservada solamente a los especialistas en el
tema.
Por este motivo, me ha parecido necesario por mi parte replantearme
el proyecto inicial. Este volumen quiere ser solamente un primer acerca
miento a la bioética, a su historia, a su fisonomía y a alguna de las nume
rosas cuestiones concretas que una praxis difusa y consolidada considera
que pertenecen al campo de la bioética y que se encuentran ampliamente
presentes en los medios de comunicación, por lo que también forman
parte de la cultura de la gente común.
Por consiguiente hay aspectos, elementos, cuestiones, íntegramente
suprimidas, otras apenas esbozadas. Sin embargo, no faltan, entre las
notas y las referencias bibliográficas, referencias de algunos de los mu
chos estudios existentes en los que se pueden encontrar desarrollos y
profundizaciones.
Por tanto, el libro no es para quien haya asistido a cursos de bioética
o, cuanto menos, estudiado tratados amplios sobre el tema. Se dirige,
más bien, a quien se acerca a la bioética por primera vez y quiere tener
una primera orientación.
Teniendo en cuenta estos límites, ¿puede todavía ser este libro un
complemento suficiente para los estudios sobre Moral de la vida física de
las escuelas de teología? La respuesta depende del espacio que se dedica a
la Moral en la ordenación de estudios de cada instituto. Espacio que ñor-
8 Bioética

malmente es apenas suficiente para asegurar lo esencial de lo que los cur

sos del nivel institucional deben desarrollar en los diferentes ámbitos de
la teología moral. La relación entre bioética y moral de la vida física será
expuesta en su lugar correspondiente. El modo en que esa relación es ex
puesta en la organización académica es un problema susceptible de diver
sas soluciones. Sin embargo, no se puede dudar que, tanto para los futu
ros pastores como para los laicos cristianos que se preparan para tareas
de apostolado o, al menos, de diálogo con el mundo, un conocimiento su
ficiente de la bioética es decididamente indispensable, puesto que nume
rosas cuestiones de importancia fundamental son objeto de debate pú PARTE PRIMERA
blico, en los lugares más diversos, desde los medios de comunicación a los
Parlamentos y los lugares de decisión internacionales, donde se trata de BIOÉTICA GENERAL Y FUNDAMENTAL
los términos, las concepciones y las perspectivas de la bioética.
Al autor le gustaría que la presente publicación pueda ser útil tam
bién para esas personas, muchas, que no acuden a ningún curso acadé
mico como los señalados, para ello ha evitado en lo posible toda termino
logía extraña al lenguaje corriente, aunque sea sugerente en ocasiones y
sea la preferida por muchos filósofos, teólogos y especialistas en bioética.
Como se desprende con facilidad del índice, la exposición se divide en
dos partes; en la primera se desarrollan las cuestiones que se pueden de
nom inar Bioética general y fundamental, partiendo de la historia de los
orígenes de la bioética. La segunda, bajo el título Cuestiones particulares,
afronta una serie de temas particulares, escogidos entre los muchos que,
con razón o sin ella¡ son considerados tema de la bioética.
Por tener incluso entre los posibles destinatarios de este volumen
también a quienes no tienen familiaridad con las publicaciones de teolo
gía moral, he tenido cuidado en evitar las cómodas abreviaturas y poner
íntegros los títulos de las obras y revistas que se citan.
 Capítulo I

LOS ORÍGENES DE LA BIOÉTICA

Hace tan solo treinta años, hasta 1970, nadie hablaba de bioética, ni
siquiera existía el término el lengua alguna. Por esto no sorprende que no
exista una definición compartida de bioética y que existan muchas discu
siones sobre su estatuto epistemológico. Incluso la historia de sus oríge
nes, a pesar de hallarse tan cercana a nosotros, es compleja y discutida
en muchos de sus detalles. Voy a intentar dibujarla simplificando una
realidad que es más compleja.

1. LOS ANTECEDENTÉS INMEDIATOS

Lo que toma el nombre de bioética no es algo que parte de cero. Exis

ten antecedentes cercanos, es decir, un terreno favorable para su surgi
miento, y existen antecedentes remotos o raíces lejanas y profundas. Pro
blemas morales sobre la vida, la salud, la medicina eran objeto de
estudio serio y sistemático desde hace tiempo. Limitando nuestra aten
ción al siglo xx, podemos decir que, en el mundo occidental, un estudio
de ese tipo era terreno casi exclusivo de la teología moral de la Iglesia ca
tólica; mientras que algunos aspectos, de los problemas sobre la vida y la
salud humana, afines a los morales, eran objeto también de otras disci
plinas, como la deontología médica y la medicina legal. En teología mo
ral, el tema tenía habitualm ente su lugar en los Manuales de Teología
Moral de los centros de enseñanza de teología.
Sin embargo, ya a partir del final del siglo xix se había añadido un fi
lón monográfico que presentaba un estudio específico de esos proble
mas, incluyendo los que pertenecen al ámbito de la sexualidad, con m u
cha mayor amplitud y sistematización. El iniciador fue un sacerdote,
profesor de ciencias naturales, Giuseppe Antonelli, que en 1891 publicó,
en dos grandes volúmenes, la obra Medicina pastoralis in usum confessa-
riorum. La Medicina pastoral se convirtió enseguida en una nueva mate-
12 Bioética
ría, al menos en las universidades eclesiásticas y en muchos seminarios,
con la consiguiente aparición de manuales más o menos amplios.
En tiempos más cercanos a nosotros se dibuja otro filón de la teolo
gía moral y también de filosofía, con carácter monográfico, con la deno
minación de Ética médica. Como indica el título, se trata de estudios que
se ocupan exclusivamente de esos problemas en que se encuentra en
juego la vida y/o la salud, y en los que interviene personal médico.
A todo esto se añade la intervención del Magisterio pontificio, de
bida a Pío XII. Muchos de los problemas que serán objeto de la bioética
fueron tratados con amplitud y profundidad en una serie de discursos,
a menudo verdaderamente «magistrales», dirigidos casi siempre a un
auditorio altamente cualificado, como son los Congresos y los organis
mos científicos1. La riqueza y validez de este Magisterio es tal que al-
gún investigador de relieve no duda en ver en él la prehistoria de la bio
ética2.
Hay que añadir algún otro elemento con referencia a los Estados Uni
dos, debido a que ese será más adelante el lugar del nacimiento de la bio
ética3. En la década de los sesenta sucedieron algunos hechos que term i
naron por provocar un interés nuevo y difundido en los problemas éticos
en el ámbito de la vida y de la medicina. La divulgación de abusos come
tidos en la experimentación con seres humanos y en otros ámbitos de in
vestigaciones biomédicas suscitó discusiones vivaces en la opinióft pú
blica y en el mundo científico, con significativas repercusiones también a
nivel político. Aparte de los abusos, una toma de conciencia creciente de
aspectos y consecuencias deshumanizadoras de una medicina cada vez
más técnica aportaba una contribución considerable a la difusión de un
ambiente cultural que era favorable, inconscientemente, para acoger lo
que será el fenómeno de la «Bioética». De este modo, en 1967, se produjo
en el terreno académico la fundación del primer departamento de Cien
cias humanas para estudiantes de medicina en el campus de Pennsylva-
nia y, por parte del gobierno USA, la constitución de un comité para el
control de la experimentación sobre sujetos humanos, mientras que en
los ambientes del Congreso se percibía un interés creciente por los Valo
res Humanos en la Medicina. ‘ tando, además, cambios notables al modelo de bioética delineado por Pot
1Estos discursos, además de en Jas colecciones oficiales, se encuentran reunidos en el
libro dirigido por F. A n g elin i, P ío XII. Discorsi ai m e d id , Orizonte Medico, Roma 1959 (y
posteriores ediciones).
2 G. Russo, La «prehistoria» de la bioética, en G. Russo y colaboradores, Bioética gene-
rale e fondamentale, Sei, 1\irín J995, pp. 381-383.
3 Para más información, además de las que se indican, ver G. Russo, La prima pietra:
L'Hastings Center, en G. Russo y colaboradores, Bioética generate e fondamentale (o. c ),
pp. 387-393.
Los orígenes de la bioética 13
En este clima y contexto, y gracias a la genialidad de un conocido fi
lósofo, Daniel Callahan, ayudado por un amigo psiquiatra, Willard Gar-
din, se funda en 1969 una institución cuyo título es ya un programa de
bioética antes de que exista: Institute of Society, Ethics and the Life Scien
ces, más conocido como Hastings Center, debido al nombre de la ciudad
en la que tuvo su sede, Hastings-on-Hudson, a 20 millas al norte de
Nueva York. Su inspiración de fondo era que «los problemas éticos de las
modernas biotecnologías necesitan, para poder ser solucionados, un es
fuerzo interdisciplinar sin precedentes y una clara voluntad de reunir
ciencias experimentales y ciencias hum anas»4. Enseguida podremos
constatar que en estas concepciones se encuentra ya el núcleo central de
lo que va a ser llamado «Bioética».
En este momento tenemos elementos suficientes para comprender
cómo se ha llegado a la aparición de la bioética, evitando el riesgo de
atribuirla enteramente a la genialidad de una o dos personas, aunque
esta genialidad se ha producido. Ahora vamos a centrar la atención en
este último factor, que, en el contexto que acabamos de describir, sin fal
sas exageraciones aparecerá como un papel, desde luego, de prim er
plano, aunque no como factor único y determinante.
2. EL NACIMIENTO DE LA BIOÉTICA
Este papel de primer plano en el nacimiento de la bioética hay que re
conocérselo a dos científicos clínicos, de origen holandés, pero que en los
años sesenta trabajaban en los Estados Unidos: el oncólogo Van Renselaer
Potter y el fisiólogo de embriología humana André Hellegers (1925-1979),
ambos catedráticos universitarios e investigadores. Potter posee el mérito
de haber forjado el término «bioética» y haber elaborado los rasgos esen
ciales de la fisonomía de esta nueva ram a del saber. Por su parte, Helle
gers «fue quien introdujo el término bioética y, con él, un campo de inves
tigación de interés común, en el mundo académico, en el de las ciencias
biomédicas, en el gobierno y en los medios de comunicación»5, apor
ter. Pero sobre todo esto hay que aportar algunos datos posteriores.
La aparición del término «bioética» tiene fecha y «lugar» precisos.
En 1970, Potter publicó un artículo con el título Bioethics: the Science o f
* G. Russo, La prima pietra: L'Hastings Center, en G. Russo y colaboradores, Bioética
gerterale e fondamentale (o. c.), p. 389.
5 W a r r e n T. R e ic h , Modelli di bioética. Potter e Kennedy Institute a confronto, en
G. Russo y colaboradores, Bioética generale e fondamentale (o. c.), p. 31.
 14 Bioética
Survival6. El título, además de lanzar el nuevo término, proponía una
concepción precisa de bioética: «ciencia de la supervivencia». Ense
guida veremos cuál es el significado de esta expresión. Potter, al poco
tiempo, le añade otra y no con un artículo, sino con todo un libro: Bioe-
thics: Bridge to the future, que aparece en enero de 19717 y en el que es
tán recogidos varios de sus artículos8.
Reduciendo a lo esencial todo lo que habría que decir, incluimos un
mínimo de explicación de la no habitual terminología y de la concepción
inicial de la bioética por Potter. Potter compartía con otros estudiosos y
pensadores la convicción de que la existencia de la especie humana no
solo no está garantizada, sino que se encuentra seriamente amenazada.
Esta amenaza se ha hecho particularmente grave en nuestro tiempo de
bido a las graves alteraciones de los equilibrios biológicos y a la creciente
contaminación de los ecosistemas, fruto de un saqueo insensato de la na
turaleza por parte del hombre, que actualmente se encuentra en posesión
de formidables poderes manipuladores, que le han conferido los vertigi
nosos progresos tecnológicos, especialmente en las biotecnologías, pro
ducidos en un contexto de separación neta entre ciencias experimentales
y ciencias humanas, especialmente la ética. Por esto se produce la pro
puesta de una nueva materia de estudio con la tarea específica «de la in
vestigación de una sabiduría, es decir, de un conocimiento que nos haga
capaces de realizar juicios adecuados en relación con lo que podría cons
tituir un progreso físico, cultural o filosófico para una supervivencia hu
mana valiosa»9.
Podemos intuir ya en qué sentido los nuevos estudios se configuran
como «ciencia de la supervivencia» y «puente hacia el futuro», puente
entre ciencias experimentales y ética que esté en condiciones de garanti
zar el paso, un «puente» hacia el futuro. Pero ¿por qué llamarla bioé
tica? Es singular y sorprendente la respuesta que el mismo Potter da a
Reich en una entrevista de 31 de agosto de 1992: «Un día, mientras se
alejaba de “McArdle Laboratories forCancer Research" de la University
of Wisconsin, se brotó en la mente de golpe la palabra "bioética”, que
"fue precisamente un Eureka feeling”»*0. Intuición de la que el mismo
Potter se ha encargado de mostrar la racionalidad de significados y con
6 En la revista de la University of Wisconsin, «Perspectives in Biology and Medicine»
14(1970), pp. 120-153.
7 Editorial Pentrice-Haü, Engelwood Cliffs.
8 Datos que proporciona el autor mismo: V. R. P o t t e r , Bioética globale: la mia filoso
fía, en G. Russo (dir.), Bilancio di 25 anni di Bioética, Un rapporio dai pionieri, Elle Di Ci,
Leumann (Tlirín) Í997, p. 75.
9 W a r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética. ... (o. c.), p. 36.
10 Wa r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética. ... (o. c.), p. 30 y nota 16 en la p. 609.
m mmmm
t
lo s orígenes de la bioética 15
tenidos: «La Bioética ha aparecido como una nueva materia de estudio
que enlaza el conocimiento biológico con el conocimiento de los siste
mas de valores humanos [...]. He escogido bio para indicar el conoci
miento biológico, la ciencia sobre los sistemas vivos, y he elegido ética
para indicar el conocimiento sobre los sistemas de valores humanos»11.
De modo más amplio: «El género hum ano necesita urgentem ente de
una sabiduría como guía para la acción, un saber cómo utilizar el cono
cimiento para el bien y el futuro de la condición humana, de una ciencia
de la supervivencia, la bioética, que tiene el requisito fundam ental de
promover la calidad de vida. Consideramos que esta ciencia de la super
vivencia debe ser construida, desde luego, sobre las ciencias biológicas
pero llegando más allá de sus confines tradicionales, es decir, inclu
yendo los elementos fundamentales de las ciencias sociales y antropoló
gicas, con particular referencia a la filosofía en su sentido estricto de
“amor a la sabiduría"»12.
Potter también indica cuáles han sido sus principales inspiradores: C.
H. Waddington, profesor de genética animal de Edimburgo, «un bioético
antes de que la palabra fuese inventada»; M. Mead, la conocidísima an-
tropóloga, quien en un artículo decía: «tenemos necesidad en nuestras
universidades de cátedras de futuro»; T. Dobzhansky, «que colaboró vital
mente en toda la estructura de la bioética que yo estaba pensando», por
último, Aldo Leopold, un ecologista que tuvo el mérito de entender la co
rrelación entre comportamientos humanos y equilibrio del ecosistema, y
sus efectos en la evolución del mundo y de ía especie humana. A propó
sito de este último, Potter indica: «He dedicado un libro mío a la heren
cia de su pensamiento»13.
3. PRIMEROS DESARROLLOS
El término bioética tuvo un éxito fulgurante, superior quizá a cual
quier otro neologismo. Enseguida penetró en todos los ambientes, desde
los universitarios y de la investigación científica a los de los lectores de
11 V. R. P o t t e r , Humility with Responsability - A bioethics por Oncologist: President
Adress, en «Cáncer Research» 35 (1975), 2297, 2299, citado en G. Russo y colaboradores,
Bioética generale e fondatnentale (o. c.), p. 29. El párrafo citado está en inglés.
12 G. Russo - V. R. P o t t e r , La prima idea di bioética, en G. Russo y colaboradores. Bio
ética generale e fondatnentale (o. c.), p. 14.
13 G. Russo - V. R. P o t t e r , La prima idea di bioética, p. 12. El libro dedicado a Leopold
es V. R. P o t t e r , Global Ethics, Building on the Leopold Legacy, Michigan State University
Press, Esat Leasing 1988. Una breve y precisa información sobre los dos principales inspi
radores de Potter aparece en: G. Russo, Leopold, Waddington e Van Renselaer Potter, en
G. Russo y colaboradores, Bioética generale e fondamentale (o. c.), pp. 384-386.
16 Bioética
periódicos, desde los parlamentos y sedes internacionales a los ambien
tes privados y los bares.
Sin embargo, es muy diferente el destino que le correspondió a la
concepción o modelo de bioética elaborado por Potter. En el origen de
que pasase a la sombra y se impusiese un modelo diferente, se encuentra
el ya recordado André Hellegers. Pero, antes de exponer su concepción
de la bioética, es útil saber algo más sobre sus méritos, a los que ya se ha
aludido, en la rápida difusión de la bioética. «Ha sido él quien ha levan
tado y dirigido el primer instituto del mundo dedicado específicamente a
la "bioética", un instituto universitario único en su modo de hacer inter-
disciplinar. Fue él [...] quien estableció que la palabra bioética apareciese
en el nombre del instituto desde 1971: "The Joseph and Rose Kennedy
Institut for the Study of Human Reproducirán and B io e th ic s instituto
que estaba integrado, como una de sus tres secciones, por un “Center for
Bioethics”»14. Se trata de un instituto perteneciente a la Georgetown Uni-
versity of Washington, una universidad católica, dirigida por los jesuítas.
De este modo, Hellegers creaba también «el primer equipo permanente
de investigación interdisciplinar sobre bioética, que enseguida se convir
tió en un centro piloto a nivel internacional»15.
No obstante, la concepción de la bioética que promovían Hellegers y
la Georgetown University no coincidía con la propuesta por Potter. Una
divergencia que es debida a diversos factores y que solo en un estudio
más amplio es posible resaltar16. Renunciando aquí a un análisis deta
llado de divergencias y convergencias entre las dos concepciones17, me
limito a citar algunas afirmaciones sacadas del estudio de Reich ya ci
tado. Para Hellegers, la bioética no es una nueva m ateria, sino que
«forma parte de una antigua materia, pues es una rama de la ética apli
cada clásica». Su tarea es «resolver [concretos] problemas morales en el
campo biomédico a través de la aplicación válida de principios éticos ya
existentes y universales». Debido a una serie de factores de diverso tipo
y nivel (Reich da una lista de unos diez), «la definición y el enfoque de la
bioética de Georgetown se convierten en dominantes, mientras que la
idea de Potter sobre la bioética ha quedado en su mayor parte como
marginal»18.
14 W a r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética ... (o. c.), p. 31.
15 W a r r e n T, R e i c h , Modelli di bioética ... (o. c.), p. 33.
16 Por ejemplo, se puede ver lo que escribe sobre este punto uno de los estudiosos que
fue protagonista, junto a Potter, de las vicisitudes de la recién nacida bioética: W. T. R e i c h ,
II termine «bioética». Nascita, Provenienza, Fotta, e n G. Russo *{dir.), Storia delta bioética,
Armando, Roma 1995, pp. 157-206; aquí interesan las páginas 186-194.
17 Véase el estudio de W a r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética ... (o. c.), pp. 27-45.
18 Wa r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética ... (o. c.), p. 36.
1
Los orígenes de la bioética 17
Además, teniendo en cuenta el desarrollo de los dos enfoques, Reich
puede afirmar y documentar: «Pasando a la comparación entre los dos
planteamientos, he visto que Potter y Hellegers no se encontraban tan
distanciados, a pesar de las diferencias entre los dos [...], de hecho cada
uno ha desarrollado en bioética una perspectiva que, debido a amplitud -
de motivaciones, puede considerarse global»19. Global desde más de un
punto de vista. Antes de nada debido al horizonte asignado a la ética, que
es el bien del mundo entero. Además, porque en la bioética deben encon
trar un lugar todos los problemas éticos planteados por las ciencias de la
vida y de la salud. De nuevo hay que otorgar el mérito a Potter por haber
forjado el término «bioética global», es decir, que comprende la médica y
la ecológica20 o, con palabras del mismo Potter: «una bioética en la que la
calidad de la vida física (medical Bioethics) esté coordinada con la cali
dad de la vida ambiental y ecológica (ecological Bioethics)». También:
«Una bioética global, como ciencia de la supervivencia, debe poder defi
nir lo que es justo y lo que es equivocado en términos de supervivencia y
protección de la biosfera»21.
Ya se ha aludido al rápido éxito que tuvo el término bioética. Hay que
añadir que por el mundo (al menos el occidental) no solo se difunde el
término, ya que en pocos años surgieron un poco por todos sitios, Cen
tros e Institutos universitarios de bioética, Comisiones y Comités de bio
ética a diversos niveles, desde el estatal e internacional, al local de con
cretas instituciones sanitarias, tanto de atención al enfermo como de
investigación. También apareció una rica floración de revistas científicas
de bioética. Sobre esta difusión de la bioética diremos algo enseguida.
Es sorprendente, también, la rapidez con la se ponen en marcha di
versas formas de coordinación internacional. Desde 1984, los siete países
más industrializados organizan una Conferencia Internacional de Bioé
tica, en la que participan expertos elegidos por los gobiernos. Las conclu
siones se envían a estos últimos con ocasión del habitual encuentro eco
nómico. En diciembre de 1992 se constituye la Asociación Internacional
de Bioética (AIB). Menos de un año después, en septiembre de 1993, la
UNESCO constituyó un Comité Internacional de Bioética, cuya sede se
encuentra en París22.
151 W a r r e n T. R eich, Modelli di bioética ... (o. c.), p. 39.
20 La re fe re n c ia pro ced e d e la o b ra , y a citad a, V. R. P o t t e r , Global Ethics, Building on
the Leopold Legacy (o. c.).
21 G. Russo - V. R. P o t t e r , L’idea originaria di bioética, en G. Russo (dir.), Storia della
bioética (o. c.), p. 153 s.
22 Para informaciones más amplias de estos puntos ver E. S g r e c c ia , Manuale di bioé
tica I. Fondamenti ed etica biomédica. Vita e Pensiero, Milán 1996, en su capítulo primero
«Origini, diffusione e definizione della bioética», especialmente, pp. 32-42.
18 Bioética
La rapidez de la aceptación de la bioética en la sociedad contemporá-
nea es un signo y una prueba evidente de que la bioética constituye la
respuesta a una expectativa y una necesidad profunda y ampliamente di
fundida, aunque no sea explícitamente percibida por todos. En síntesis,
se trata de la necesidad de una ayuda seria para individuar las vías de sa
lida de una situación cargada de amenazas mortales, para el hombre y
para toda forma de vida de la tierra. Su finalidad es no dejar solo en ma
nos de biólogos, médicos e investigadores la gestión de los nuevos y
siempre crecientes poderes sobre la vida, a los que se ha llegado con los
rápidos y revolucionarios progresos científicos y técnicos23.
Como último dato sobre el nacimiento y el desarrollo primero de la
bioética, hay que hacer notar el papel de prim er plano jugado, entre
otros, por filósofos y teólogos, tanto católicos como protestantes. Por in
dicar solo algunos entre los nombres que pueden ser considerados como
los más influyentes; Ramsey, Haering, McCormick, Curran, Joseph
Fuchs24. Por otro lado es significativo el hecho, ya puesto de relieve, que
precisam ente en una universidad católica, Georgetown University, es
donde la bioética ha adquirido la fisonomía que ha tenido la mayor difu
sión en el mundo.
4. EL PAPEL DETERMINANTE DE LOS FACTORES CULTURALES
A los diversos elementos citados hasta ahora hay que añadir otro or
den de factores, que resultan necesarios para una mejor comprensión del
proceso del nacimiento de la bioética en nuestro tiempo, factores de tipo
netamente cultural.
Se puede considerar que la generalidad de las personas ha adquirido
la suficiente toma de conciencia de las amenazas que gravan la posibili
dad misma de la vida en nuestro planeta. Por un lado, amenazas de heca
tombe nuclear, debida a una nueva guerra mundial siempre posible;
amenazas de catástrofe ecológica, debido a la grave y siempre creciente
contam inación del aire, el agua, la tierra, por tanto, de todo lo que el
hombre come y respira, en una palabra, la qóntaminación de la biosfera.
Se podría considerar que también es conocida otra amenaza a la que
se ha aludido ya, la que se refiere a los nuevos poderes sobre la vida, otor
23 Cf. G. Russo, Storia delta bioética, en S. L e o n e - S. P r iv it e r a (dir.), Dizionario di bio
ética, Edizioni Dehoniane, Bolonia - Istituto Siciliano di Bioeticá, Acireale, 1994, pp 94-
96.
24 G. Russo, Storia della bioética dalle origini ad oggi, en G. Russo (dir.), Storia della bio
ética (o. c.), p. 13.
1
Los orígenes de la bioética 19
gados por los recientes desarrollos de las ciencias biomédicas. Pero en
este punto es demasiado frecuente el caso de conocimientos aproxima
dos y fragmentarios. Por esto es conveniente decir algo, aunque sea bre
vemente y como una mirada global.
«La medicina ha cambiado más durante los últimos cincuenta añoa
que durante los cincuenta siglos anteriores»25. Esta afirmación, aun sin
la autoridad de su autor, Claude Bemard, tiene la evidencia de un dato de
hecho. El espectacular desarrollo de la medicina, según el mismo Ber-
nard, es fruto de dos revoluciones que se han producido en rápida suce
sión: «La revolución terapéutica, que comienza en 1937 con las sulfami-
das, y la revolución biológica, que la sigue, con la ingeniería genética y la
patología [sic, quizá biología] molecular». Como consecuencia, nuevos y
complejos problemas se presentan también para la ética. Otra fuente de
nuevos problemas surge, mientras tanto, de la aparición y difusión de
técnicas de reanimación y trasplante de órganos. Hay que añadir que la
revolución biológica, con el dominio que otorga sobre la reproducción,
sobre el patrimonio hereditario y sobre el sistema nervioso, levanta raci
mos de problemas éticos que implican no solo a los médicos, sino a to
dos.
Antes de pasar a indicar las más profundas raíces de la aparición de
la bioética, en lo que se refiere al humus favorable para su germinación,
, se puede establecer una prim era conclusión, basándose en los datos
puestos de relieve hasta aquí. La bioética está constituida por el confluir
de dos factores, que están relacionados e interactúan entre sí: por un
lado, un progreso sin precedentes de las ciencias biomédicas, que plan
tean nuevos e inquietantes problemas; por otra, la sensibilidad de algu
nos estudiosos, acostumbrados a la reflexión ética en los problemas que
se refieren a la vida y a la salud, en un país, los Estados Unidos, que se
encuentra en la vanguardia de la investigación científica.
5. LAS MÁS PROFUNDAS RAÍCES DE LA BIOÉTICA
Para comprender mejor el surgimiento de la bioética y su fisonomía,
es necesario ir más al fondo y también más atrás en el tiempo; solo de
este modo se puede escapar al peligro de asim ilar su aparición a un
hongo que aparece después de una lluvia abundante, mientras que se pa
rece más a una ram a frondosa que se desarrolla en un gran árbol «que
hunde sus raíces en la historia cultural de Occidente: en los desarrollos
25 C. B e r n a r d , Evolution de Vethique de la biologie, en «Encyclopedie Medico Chimrgi-
cale», 63 (1992), n. 5, 1. La siguiente cita es de la p. 5.
20 Bioética
históricos de la práctica médica y en los teóricos del pensamiento filosó
fico»26, de modo más amplio, en toda la evolución cultural de la sociedad
occidental moderna.
Entre los antecedentes inmediatos de la bioética hemos situado tam
bién a la Ética médica. Pero, para disipar malentendidos, hay que añadir
que se trata de una corriente de pensamiento que hunde sus raíces en
tiempos lejanos. Los comienzos documentados históricamente son los
escritos que tradicionalmente se atribuyen al médico griego Hipócrates
(alrededor 460-370 a. C.). Síntesis de lo esencial de esa ética puede ser
considerado el llamado Juramento de Hipócrates. Elaborado en ambiente
y cultura paganos, fue recogido y parece también que completado en al
gún punto, en ambiente cristiano. Dejando de lado las importantes cues
tiones histórico-críticas sobre este texto27, llevo la atención a las concep
ciones fundamentales de la ética hipocrática.
La relación médico-paciente es vista como evidentemente asimétrica,
aunque también su línea es que debe ser así. El médico es el único sujeto
que actúa y el enfermo es el sujeto o, mejor, «objeto» paciente. El deber
del médico es hacer el bien del paciente, el deber del paciente es aceptar
todas las decisiones del médico. Cuál es ese bien y con cuáles medios se
logra, compete al médico decidirlo autónomamente y sin ser sometido a
control externo alguno, con la posibilidad de imponerse incluso al pa
ciente. Esto es un poder similar al del pater familias, «padre-señor?, que
hoy no se dudaría en calificar como «paternalista». Pero, en una cultura
diferente de la nuestra, este planteamiento se presentaba como plena
mente correcto, pues se hallaba en sintonía con una organización social
y política de tipo verticalista, que reservaba a uno o a pocos el derecho de
decidir lo que hay que hacer por el bien común, teniendo los demás la
obligación de obedecer.
El paso desde esta cultura a la que se denomina moderna se produce
gracias a la contribución convergente de corrientes filosóficas, doctrinas
políticas y otros factores, cuya expresión más fuerte y orgánica es el ilu-
minismo, interactuando de modo complejo con esa vasta evolución so
cio-cultural que se denomina «industrialización».
En este conjunto, que integra otros elementos a los que no se ha alu
dido, se origina el camino del progresivo descubrimiento y afirmación de
26 S. S pin s a n t i , Prefacio a la edición italiana de la obra de D. G r a c ia , Fondamenti di
bioética, San Paolo, Milán 1993, p. 6. El original español es D. G r a c ia , Fundamentos de
bioética, Eudema, Madrid 1989, pero aquí se cita por la edición italiana.
27 Para una elaboración más que suficiente de estas cuestiones, ver, entre otros: S.
S p i n s a n t i , La normativitá etica nel campo bio'tnedico, en T. G o f f i - G. P ia ñ a (editores),
Corso di morale, vol. 2, Diakortm, Queriniana, Brescia 1983, p. 129; 141; D. G r a c ia , Fonda
menti di bioética (o. c.), pp. 57-62.
Los orígenes de la bioética 21
nuevas implicaciones concretas del respeto a la dignidad de cada per
sona humana, expresados en términos de «derechos humanos» y de «li
bertades civiles».
Ahora se puede comprender que no es retórica, sino que tiene funda
mento la afirmación de que «la bioética es una consecuencia necesaria
de principios que están dando forma a la vida espiritual de los países oc
cidentales desde hace dos siglos hasta hoy»28. La consistencia de esta
afirmación se va a ver confirmada a medida que emerja la realidad que el
término bioética indica.
6. PUNTO DE LLEGADA Y DESARROLLO DE LA BIOÉTICA EN ITALIA
Y EN OTROS PAÍSES EUROPEOS29
La prim era aparición del término «bioética» en Italia se produce en
1973. Su «importador» fue un profesor de la Universidad de Pavía, que
enseñaba biología marina, el doctor Menico Torchio. En junio de aquel
año, en su revista «Natura» apareció un artículo suyo sobre Relaciones
hombre-naturaleza según las principales metafísicas orientales, sus impli
caciones bioéticas y ecológicas («Rapporti uomo-Natura secondo le princi-
pali metafisiche orientali, loro implicazioni bioetiche ed ecologiche»). Con
el término, el autor introducía en Italia también la concepción de Potter
de bioética. Algunos años después, en 1982, el mismo estudioso fundaba
un «Grupo católico de Bioética, constituido por científicos, filósofos y
teólogos confesionalmente católicos, acompañados, como expertos, por
científicos no católicos, pero dispuestos a proporcionar aportaciones es
trictamente científicas. La marginación que se iba extendiendo de la con
cepción de Potter acabó alcanzando también a Torchio y a su grupo.
En ese mismo año 1982, la bioética planteada por Hellegers y la Ge-
orgetown University con características originales se implantaba en Ita-
liá, debido al trabajo de la Universitá Cattolica del Sacro Cuore de Milán.
Aquel año, la revista «Medicina y moral», fundada en 1950 por el mismo
fundador de la Universidad, Agostino Gemelli, adoptó como subtítulo:
Revista trimestral de Bioética, Deontología y Moral Médica. El año si
guiente, 1983, se constituye una Cátedra de Bioética, y en 1985 comienza
su actividad el Centro de Bioética en la Facultad de Medicina y Cirugía de
la misma universidad. El último escalón es la constitución del Instituto
28 D. G r a c ia , Fondamenti di bioética (o. c.), p. 19.
29 La exposición del párrafo está extraída casi enteramente de G. Russo, Storia della
bioética dalle origini ad oggi, en G. Russo (dir.), Storia della bioética (o. c.), pp. 44-81.
 22 Bioética
de Bioética. En todo este desarrollo ha tenido un papel primordial el pro
fesor Elio Sgreccia, con la colaboración de otros profesores, en particu
lar, por los profesores Adriano Bompiani, director del Instituto de Obste
tricia y Ginecología, y Angelo Serra, director del Instituto de Genética
Humana. Las características originales de las que se ha hablado son prin
cipalmente dos. En primer lugar, la fidelidad sustancial a la concepción
de Potter de la bioética como puente entre las ciencias biomédicas y las
materias humanistas. Bompiani lo expresa como una mediación bioética
«entre una cultura científica, que muy a menudo se presenta como mate
rialista en su inspiración y utilitarista en sus contenidos, y una cultura
humanista, que muy a menudo es rechazada por las ciencias experimen
tales»30. La segunda característica es asignar a la bioética «una base ética
estructuralmente abierta a la metafísica», con un planteamiento o mo
delo, que es calificado, esto lo veremos mejor más adelante, como perso
nalismo ontológico, que «reconoce el valor central de la persona como
punto de referencia esencial para responder a las nuevas problemáticas
surgidas en el contexto del progreso científico y tecnológico»31.
En el espacio abierto por la Universitá Cattolica de Milán han apare
cido en Italia centros de estudio y diferentes iniciativas sobre la bioética
que aquí solo se pueden en parte nombrar: la Fondazione Lanza en Pa-
dua, el Instituto Siciliano de Bioética en PaJermo.
Esta bioética procedente del área católica ha sido la primera #n algu
nos puntos: El primer Manual de Bioética*2, que es del profesor Sgreccia,
apareció en 1988; el primer diccionario de bioética, que es del instituto
siciliano, es del año 1994, coordinado por su director Salvatore Privitera
y por Salvino Leone, y en el que han colaborado numerosos estudiosos33.
Las iniciativas análogas procedentes del área laica se han formulado
expresamente contra el planteamiento puesto en marcha por la Universi
dad Católica de Milán y comparten, sustancialmente, lo indicado'para las
recordadas antes y otras34.
30 G. Russo, Storia della bioética dalle origini adúggi, en G. Russo (dir.),Storia della bio
ética (o. c ), p. 61.
31 G. Russo, Storia della bioética dalle origini ad oggi, en G. Russo (dir.), Storia delta bio
ética (o. c.), p. 61.
32 El manual, en dos volúmenes, ha sido editado por Vita e Pensiero, y en 1999 estaba
en la tercera edición.
33 El diccionario ha sido editado por la Editorial Dehoniane de Bolonia y por el Isti-
tuto Siciliano di Bioética.
La observación es de G. Russo, Storia della bioética dalle origini ad oggi, en G. Russo
(dir.), Storia della bioética (o. c.), p. 61, quien la fundamenta en afirmaciones de uno de los
principales autores del área laica, Maunzio Morí, Letbioética, cos'é, quando é nata e perché.
Osservazioni per un chiarimento della «natura» della bioética e del dibattito italiano in mate
ria, en «Bioética» 1 (1993), 115-143, en particular, en las conclusiones, p. 142 y siguientes.
1
Los orígenes de la bioética 23
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 Capítulo II

HACIA UN ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO

Como ya se ha indicado, la juventud de la bioética hace problemá

tico y, según algunos, todavía prematuro dibujar un estatuto epistemo
lógico preciso. El mismo Potter lo reconoce, y no duda en declarar:
«A pesar de que la bioética ha tenido una amplia acogida en la cultura,
aunque esté presente en el lenguaje común, en los periódicos, en la
constitución de centros de investigación específicos, en los debates
políticos, todavía podemos documentar una insuficiente claridad epis
temológica»35. Por esto se explica el poco habitual título dado a este ca
pítulo.

1. DEFINICIÓN DE BIOÉTICA

La confirmación más significativa de esta situación se encuentra en

el hecho de que existe una notable diversificación de la definición de bio
ética. Ante la imposibilidad de hacer un repaso36 aquí y realizar una elec
ción con fundamento crítico, me limito a recoger la definición conside
rada clásica, realizada en la ya mencionada Encyclopedia o f bioethics, y
que fue adoptada por el grupo de cualificados expertos que redactaron
en 1991 el llamado Documento de Erice sobre las relaciones entre la bioé
tica y la deontología médica con la Medicina legaW.
«E studio sistemático de la conducta hum ana en el campo de las
ciencias de la vida y déla salud, examinada a la luz de los valores y prin
cipios morales».

35 G. Russo - V. R. P o t t e r , La prima idea di bioética, en G. Russo y colaboradores, Bio

ética generale e fondamentale (o. c.), p. 5.
36 Una lista de algunas definiciones, aunque sea más bien «a título de ejemplo que de
clasificación», se encuentra en S. L e o n e - S. P r t v it e r a (dir.), Dizionario di bioética (o. c.).
p. 90.
37 El texto del documento aparece en «Medicina e Morale» 41 (1991), pp. 561-567.

^5
26 Bioética
Un comentario breve puede ser suficiente para resaltar alguno de los
puntos de esta definición que ofrecen un punto de partida para estable
cer una hipótesis fundamentada de estatuto epistemológico.
Remitiendo al apartado siguiente en lo que se refiere al método, cen
tramos nuestra atención en el objeto de la bioética. Su ámbito resulta
ser con claridad aquel en que se mueven las ciencias biológicas y médi
cas, o ciencias biomédicas. Ya ha habido ocasión de poner de relieve el
enorme aumento de las posibilidades de intervención del hombre sobre
la vida, especialmente, en el momento en que surge y en su tramo final.
Antiguos problemas han adquirido de este modo un aspecto nuevo, por
ejemplo, la contracepción, la esterilización, el aborto; también han sur
gido problemas radicalmente nuevos, baste pensar en las técnicas de re
producción artificial, en la diagnosis prenatal, en los trasplantes de órga
nos o en las posibilidades de reanimación.
Hay otro amplio campo que se ha abierto debido a la toma de
conciencia, más viva y científicamente fundamentada, del importante
papel que juegan en la salud y en la misma vida factores no estrictamente
médicos, como son hábitos de alimentación, condiciones de trabajo,
elecciones de conductas, políticas sociales y otras. De este modo han en
trado en el campo de la bioética problemas como la toxicodependencia,
el alcoholismo, el tabaquismo, el sida, el justo reparto de los recursos y,
sobre todo, el conjunto de problemas que afectan a la ecología, dgspués
del descubrimiento de las nefastas consecuencias sobre vida y salud, de
la contaminación de la biosfera causada por el hombre.
Basándose en estos elementos, se puede comprender el alcance sin
precedentes del desafío ético al que el hombre ha debido enfrentarse y
del que la bioética debería ayudar a superar felizmente: «Si durante si
glos el hombre había podido confiar en una naturaleza-ambiente que,
entre hostilidades y alianzas, le había permitido vivir, parece necesario
que precisamente el hombre deba cuidar la naturaleza-ambiente, porque
puede ser puesta en peligro por su acción, como su misma estructura
biológica, que parece abrirse a sus posibilidades de programación»38.
i
2. EL MÉTODO
Este importante elemento en un estatuto epistemológico aparece en
la definición de bioética, cuando se habla de «ciencias», en plural, y, to
davía más, cuando se citan los «valores y principios morales». El enfo
18 A. P e s s in a , Bioética. L'uomo sperimentale, Bruno Mondadori, Milán 1999, p. 5.
Fiada un estatuto epistemológico 27
que multidisciplinar e interdisciplinar es el aspecto más destacado de la
metodología de la bioética. Al afrontar cualquier problema, es necesario
partir de un conocimiento serio de los datos científicos, proporcionados
precisamente por las ciencias biomédicas. Para entender los términos y
significados en los que hoy se plantea un problema, se necesitan datos
sociológicos y culturales; en este caso, los proporcionan la historia, la so
ciología y la psicología social. Además hay muchos problemas en los que
se ha producido ya, o existe la necesidad de que se produzca una inter
vención legislativa del Estado o también de organismos internacionales,
lo que hace necesaria la aportación de las ciencias jurídicas y políticas.
No obstante, la simple aportación de disciplinas diferentes asegura
solo el aspecto multidisciplinar, y para poder hablar de la existencia del
aspecto interdisciplinar, es necesaria también una relación ordenada y
orgánica entre las diferentes disciplinas. La definición de bioética que
estamos valorizando realiza un prim er e importante paso en esa direc
ción, cuando indica que una tarea especifica de la bioética es examinar
la «conducta humana en el terreno de las ciencias [...] a la luz de los valo
res y principios morales»39. Por esto, en el acuerdo entre las diferentes
disciplinas que intervienen, se descubre el papel prim ario que posee la
ética. Papel que, sin embargo, se queda en meramente formal si no se
responde la inevitable pregunta: «¿Qué valores y qué principios mora
les?» o «¿Qué ética?»40. Hasta un pasado rio muy lejano, en las socieda
des occidentales, cuyo nervio era una civilización y una cultura de inspi
ración cristiana, existía un marco fundamental de valores y principios
éticos compartidos. El proceso de secularización-descristianización ha
disuelto ese marco. Hoy vivimos en una pluralidad cultural que también
incluye el campo de la ética. Pluralidad de planteamientos de la ética y,
por tanto, de la bioética, que es un dato de hecho e inevitable. Por esto
se han producido desde bien pronto, comenzando por los Estados Uni
dos, intentos para establecer algunos principios fundamentales, dirigi
dos a conseguir una vasta, incluso universal, aceptación social. Lo vere
mos enseguida.
39 Es curiosa y sorprendente la matización sobre el significado del término «principios
morales», hecha recientemente por el mismo Reich, director de la Enciclopedia y autor de
su introducción y, por tanto, de la definición de bioética que contiene: «La palabra "princi
pios'’ en esta definición no hay que tomarla en el sentido de principios éticos», sino «en el
sentido de fuentes (de la moralidad)» [W a r r e n T. R e i c h , Modelli di bioética. Potter e Ken
nedy Institute a confronto, en G. Russo y colaboradores. Bioética generale e fondamentale
(o. c.), p. 612, nota 71], Por tanto, principios morales que no hay que entender en el sen-
tido de principios éticos ¿j!? No se puede menos que ignorar una matización tan contra
dictoria.
40 Sobre el tema ver: E, AGAZZI (dir.), Quale etica per la bioética?, Angeli, Milán
1990.
28 Bioética
3. PLURALIDAD DE PLANTEAMIENTOS Y MODELOS
La exposición que hacemos a continuación simplifica un cuadro que
es mucho más complejo, y reduce a lo esencial la presentación de las di
ferentes posiciones.
1) El planteamiento contractualista o de procedimiento
En la actual sociedad pluralista, el único camino realista que se
puede recorrer para conseguir soluciones a los diversos problemas, que
sean aceptables para todos, es el de ponerse de acuerdo sobre los proce
dimientos a seguir para establecer las normas. Estos procedimientos,
para ser justos, deben asegurar igualdad de oportunidades para todos.
Este es el único modo para evitar la vía de la violencia que se produce
cuando aparece alguien que pretende imponer a los demás una solución
que estos no comparten. Se trata, por tanto, de una ética «democrática»,
que establece lo que está bien y lo que está mal, con base en la fiel obser
vancia de las formalidades de procedimiento definidas en consenso.
Para quienes defienden este planteamiento resulta evidente que todo
se refiere únicamente a los seres humanos que sean «personas», enten
diendo por personas: «seres conscientes, racionales [...]. Los feto¿, los re
cién nacidos, los disminuidos psíquicos graves y los enfermos en estado
vegetativo persistente son casos de seres que, aunque son humanos, no
son personas»45.
2) Planteamiento clínico
Es una posición incluso más pragmática y desenraizada que la prece
dente. Dada la imposibilidad de encontrar un acuerdo sobre los principios
generales, es mejor renunciar a encontrarlos y dedicar todo el esfuerzo de la
razón a dar, caso por caso, soluciones razonables a cada situación concreta.
V
3) Planteamiento utilitario
Más que una posición que se distinga con claridad de la precedente,
parece un complemento, en el sentido que proporciona el criterio para
41 H. T. E n g e l h a r d ! j r „ Manuale di bioética, IlSaggiatore, Milán 1991, p. 58. Sobre
esta más bien insostenible concepción de persona y las graves implicaciones concretas que
se derivan de ella, volveremos más adelante.
Hacia un estatuto epistemológico 29
considerar razonable una determinada solución para un caso concreto:
un cálculo atento de costes y beneficios. Entre las diferentes alternativas
hay que considerar razonable y, por esto, es la que obliga moralmente,
aquella que resulta capaz de maximizar el bienestar y minimizar el sufri
miento del mayor número de las personas que se encuentren afectadas,
considerándolas todas de igual valor y con los mismos derechos y, por
tanto, con absoluta imparcialidad.
4) Planteamiento personalista
Los criterios morales hay que buscarlos en la naturaleza personal del
hombre. Se trata de localizar en qué consiste la plena realización del
hombre y los valores que la promueven. En otras palabras, se trata de lo
calizar a través de qué elecciones transcurre la realización de todo el
hombre en todos los hombres. Ser hombre es un dato que establece una
tarea. Luego se está afirmando que existe un vínculo estrecho entre an
tropología y ética. La ética está llamada a ubicar las elecciones que, por
responder a la más profunda estructura del hombre, confirman su huma
nidad y lo hacen ser cada vez con mayor verdad hombre.
En este planteamiento coinciden sustancialmente quienes no tienen
una concepción antropológica reductiva, es decir, no materialista ni tam
poco inmanentista, sino que responde a la realidad corpóreo-espiritual
del hombre, abierta a su trascendencia.
En el rápido panoram a dibujado es fácil descubrir una afinidad de
fondo entre los tres primeros planteamientos, y un claro contraste entre
estos y el cuarto. El trasfondo común a las tres primeras es la negación
de la existencia de principios absolutos en la ética y, por tanto, la nega
ción de que exista una verdad moral por descubrir y acoger; y también la
negación, más radical, de una verdad sobre el hombre, su ser o su natu
raleza, que sea capaz de fundam entar el deber ser. En pocas palabras,
nos encontramos en pleno relativismo ético.
4. LA DIFERENTE FUNDAMENTACIÓN ANTROPOLÓGICA
En este momento se puede comprender cómo, para la solución de
problemas particulares, la frecuente contraposición entre la bioética per
sonalista y las demás se desarrolla en el plano antropológico, antes y de
forma más aguda que en el plano ético-normativo. Está claro que se llega
a soluciones diferentes sobre problemas concretos según se tenga: 1) la
concepción de la vida como de una tarea y una misión recibidas que hay
30 Bioética
que realizar, o de un bien que hay que gozar y que se posee de modo ab
soluto; 2) la idea de que el sufrimiento es el verdadero mal que hay que
evitar a toda cosía, o de un mal, si, pero que potencialmente es portador
de valores; 3) la imagen de que la muerte es el aborrecido fin de todo o de
que es un momento de importancia única para la persona y para su des
tino ultraterreno.
La bioética personalista ha sido hábilmente etiquetada como «cató
lica», para de ese modo confinarla dentro de la Iglesia, pues así se hace
creíble la afirmación de que se fundamenta sobre principios y concepcio
nes no demostrables por la razón y que solo quien cree en Dios y en la re
velación cristiana puede aceptar. Se le adeuda, además, que resuelve los
problemas con el argumento de autoridad, es decir, con la obediencia al
Magisterio eclesial. La realidad, sin embargo, es muy diferente. La antro
pología sobre la que se fundamenta la bioética personalista procede, en
gran parte, de una veta de pensamiento decididamente racional, e in
cluso de fuera del cristianismo, que es la filosofía clásica griega. Para
esta son verdades fundamentadas racionalmente la existencia de Dios, la
dependencia del hom bre con respecto a Dios, la vida más allá de la
muerte; elementos estos que la bioética etiquetada como «laica» afirma
que se afirman de modo fideísta y que, por esto, no encuentran sitio en
una reflexión puramente racional.
La bioética «laica», desde el punto de vista antropológico, se encuen
tra, por tanto, alineada con las tesis de la filosofía moderna, subjetivista e
inmanentista. Es laica en el sentido de que rechaza cualquier referencia
religiosa o de cualquier modo trascendente, incluso solo metafísica.
Este enfrentamiento antropológico entre la bioética laica y la bioé
tica personalista encuentra una polarización fundamental en el modo de
concebir la vida desde el punto de vista ético. Pará cualquier bioética,
evidentemente, la vida es un valor, y un valor primario; pero, y en esto
consiste el enfrentam iento, para la bioética personalista, la vida hu
m ana es un valor absoluto, es decir, que lo es por sí misma, por el
mismo hecho de ser la vida de una persona humana; mientras que, para
la bioética laica, la vida es un valor solo en determinadas condiciones,
en concreto, solo si posee una calidad suficientemente «buena», en el
sentido de ofrecer buenas posibilidades de ser fuente de placer; de otro
modo es una «vida-sin-valor», que, por tanto, no vale la pena vivir, pues
carece de significado.
Recogiendo las dos concepciones con una fórmula concisa, algunos
estudiosos han definido la bioética personalista como ética de la sacrali
dad de la vida y la bioética laica como ética de la calidad de la vida, aun
con matizaciones diferentes sobre qué hay que entender por «calidad de
vida». Este es uno de los motivos por los que sería necesario no hablar de
«P P *«i
Hacia un estatuto epistemológico 31
bioética laica en singular, sino de «bioéticas laicas», pero se ha impuesto
la utilización del singular.
Las dos concepciones derivan, lógicamente, de dos antropologías di
ferentes. Para una antropología sustancialmente materialista, como es la
que se encuentra en la base de la bioética laica, la vida posee sentido solo
si tiene los rasgos de un bien que es posible gozar. Una situación de sufri
miento, por ejemplo, debido a una grave enfermedad, es aceptable siem
pre que haya una esperanza fundada de ser superada y, por tanto, de re
cuperar una buena calidad de vida. Pero, si se plantea una situación tal
que la vida se ve destinada a continuarse en el sufrimiento, cualquier de
cisión que no sea ponerle fin del modo más indoloro posible es vista
como insensata.
Luego, para la bioética laica, la vida es algo de lo que la persona puede
disponer, incluso en su radicalidad. Por el contrario, para la bioética per
sonalista, la vida es inviolable e indisponible y ya por esto puede ser califi
cada de «sagrada», aunque este adjetivo puede adquirir posteriormente
otros elementos y significados. Desde luego, no hasta el punto, como su
cede a menudo entre bioéticos laicos, de atribuir a la bioética personalista
de la sacralidad de la vida, la afirmación de la exigencia de respetar todos
los dinamismos biológicos del organismo, casi sacralizado42. Para disipar
otros equívocos y malentendidos, conviene añadir que también la bioética
personalista acoge y valora el concepto de calidad de vida, aunque evita
convertirlo en un absoluto. De acuerdo con concepciones filosóficas in
contestables, la calidad es cualidad de algo, luego es un «accidente» de
una sustancia, no algo constitutivo. La calidad de vida tiene, ciertamente,
una gran importancia ética, pero no hasta el punto de poder fundamentar
en ella la exigencia del respeto de la vida misma.
5. LA EVOLUCIÓN DE LA BIOÉTICA DURANTE SUS PRIMEROS TREINTA AÑOS
En el capítulo precedente se ha aludido a los primeros desarrollos co
nocidos de la bioética, producidos inmediatamente después de su naci
miento, debido al trabajo de sus iniciadores, Potter y Hellegers, Ahora ex
tendem os la atención al período recorrido desde el nacim iento de la
bioética hasta hoy. A pesar de su brevedad, encontraremos elementos úti
les para comprender mejor la realidad actual de la bioética y algunos de
los obstáculos que hacen particularmente difícil el camino hacia un esta
tuto epistemológico satisfactorio.
42 Sobre este punto ver, por ejemplo, P. C a t t o r in i , La morte ofesa, Dehoniane, Bolonia
1996, pp. 16 s, 173-181.
a i i .* n"iiui i..npmyiptiBjjpp
32 Bioética
1) La búsqueda de una forma institucional
Bajo este aspecto, las cosas han marchado como resultaba obvio es
perar. Es decir, ha habido una primera fase en la que ha prevalecido entre
demasiados improvisados cultivadores de la bioética un enfoque prag
mático, caracterizado por el deseo de encontrar soluciones operativas a
los problemas concretos planteados por las recientes conquistas de las
ciencias biomédicas. Esta fase ha sido definida por algunos como «caris-
mática»4i y, por otros, «de pioneros»44. No obstante, enseguida se ha no
tado la exigencia de una fundamentación teórica, que ha dado sus prime
ros pasos con la búsqueda de algunos principios generales que fuesen en
lo posible compatibles con un mundo marcadamente pluralista. Lo ve
mos en breve.
La fase sucesiva, que todavía está en marcha, puede ser llamada «ins
titucional», en el sentido que busca realizar un tratamiento orgánico y
sistemático de la bioética, un verdadero y propio «tratado» o «institucio
nes» de la bioética. Puede ser considerado como un primer valiente in
tento, en este sentido, la obra en 4 volúmenes Encyclopedia o f bioethics,
publicada en Nueva York en 1978, dirigida por "Warren T. Reich, en el
Kennedy Institute que hemos citado como protagonista del movimiento
cultural que llevó al nacimiento de la bioética45. Frutos primeros de esta
fase, no siempre de igual calidad, pueden ser considerados los diversos
Manuales y Diccionarios de bioética, pensados, en buena parte, como li
bros de texto para los estudiantes de la materia en las diferentes universi
dades46.
2) La concepción misma de bioética
En este ámbito, la evolución ha sido trazada por el mismo padre de la
bioética, Potter. Extraído de un breve ensayo de «revisión general de la
idea de bioética», redactado con Giovanni Russo47, esto es lo esencial:
«Estamos convencidos de que la idea original de bioética ha sido en su
43 Así, por ejemplo, S. Spinsanti, en el Prefacio a la edición italiana de D. G r a c ia
(o. c.), p. 7.
44 Así, A. P essin a (o. c.), p. XII.
45 La Editorial fue The Free Press. Una segunda edición, que tiene notables modifica
ciones y añadidos, salió en 1995, en 5 volúmenes, editada por McMillan Reference, Nueva
York.
46 Las principales indicaciones bibliográficas van incluidas al final de esta primera
parte.
47 G. Russo - V. R. P o t t e r , La prima idea di bioética, en G. Russo y colaboradores, Bio
ética generale e fondatnentale (o. c.), pp. 5-18.
Hacia un estatuto epistemológico 33
mayor parte desatendida». Se ha producido lo que los dos estudiosos de
nom inan una «considerable desviación "clínica” de la bioética». H a
blando en primera persona, Potter hace la siguiente precisión: «La aten
ción a los problemas de ética médica hizo olvidar la idea original de
bioética, que yo había planteado con referencia al cuadro global de las
ciencias de la vida, es decir, como síntesis de los valores humanos y éti
cos relacionados con el ecosistema de la vida»48.
En una intervención posterior, Potter añade otros elementos sobre
este punto: «La idea de bioética ha comenzado con una amplia concep
ción que integra la biología con las ciencias humanas para llegar a una
integración más estrecha y rigurosa de la bioética médica y de la ambien
tal. A continuación se ha visto con claridad que la ética médica y la am
biental han progresado por caminos completamente separados. La bioé
tica global ha sido configurada como un intento para integrar el sector
médico y el ambiental»49.
3) La relación con la teología moral
También se ha producido en este campo una profunda evolución, que
es dibujada así por Roberto Mordacci: «No existe duda de que el origen de
la bioética ha sido principalmente teológico [...]. No obstante, como ob
serva Shelp, a lo largo de los años, "el dominio de las perspectivas teológi
cas, que habían marcado el nacimiento y la consolidación de la bioética al
final de los años 60 y primeros 70, sufrió una erosión profunda cuando fi
lósofos, juristas y otros, en el mejor de los casos, relativizaron su papel e
influencia o, más drásticamente, la rechazaron completamente»50.
Mordacci pone cuidado en localizar toda una serie de factores que
han contribuido a desarrollar «esta progresiva marginación de las voces
teológicas en la bioética, debida, sobre todo, a perspectivas filosóficas y
jurídico-políticas que han tomado la función de guiar el debate». Yendo
más allá de los factores más inmediatos, este autor comparte la tesis de
otros estudiosos sobre «la verdadera razón de esa marginación», que es
que «se percibe que la voz teológica es intrínsecamente no pertinente en
un contexto de "ética pública”, en el que solo pueden ser convalidadas ra-
w G. Russo - V. R. P o t t e r , La prima idea di bioética, en G. Russo y colaboradores, Bio
ética generale. e fondatnentale (o. c.), p. 11.
49 V. R. P o t t e r , Bioética globale: la mia filosofía, en G. Russo (dir.), Bilancio di 25 anni
di Bioética (o. c.), p. 70.
50 R. M o r d a c c i , L’incerta vicenda della bioética. Saggio di interpretazione sintética, en
AA.W., La bioética. Questione civile e probletni teorici sottest, Glossa, Milán 1998, pp.
22-24. La cita de Shelp procede de E. E. S h e l p (dir.), Secular Bioethics in Theological pers-
pective, Kluwer, Dordrecht 1995, pp. VTI-XJV, p. VII.
34 Bioética
zones accesibles para todos los individuos que participan, de quienes se
asume que tienen ideas sustanciales sobre el bien incompatibles entre
ellas. Desde este punto de vista, una argumentación que pueda ser reco
nocida expresamente como religiosa es calificada como no utilizable en
la sociedad pluralista, ya que sus defensores serán acusados sistemática
mente de querer imponer su propia visión del mundo sobre los demás».
Acusación que se revuelve contra los acusadores, dado que quedan al
descubierto como sostenedores de la tiranía ideológica del pluralismo
evidentemente intolerante, «porque impide a priori la discusión pro
funda sobre la sustancia de las cuestiones bioéticas», confiriendo «dere
cho de palabra en la confrontación pública solo a una determinada tradi
ción, la que en sentido amplio se denomina liberal, es decir, no cognitiva,
en ventaja sobre cualquier otra»51.
Edmund D. Pellegrino, profesor de la Georgetown University, uno de
los más importantes protagonistas del desarrollo de la bioética en los Es
tados Unidos, añade otro elemento clarificador para comprender la diná
mica de la marginación de la teología en tanta parte de la bioética: la bio
ética nació m ientras la sociedad norteamericana padecía una ola de
violenta y profunda transformación socio-cultural, conocida como revo
lución del 68, en la que «los valores perennes de las tradiciones hebrea y
cristiana eran rebatidos en debates públicos, de los campus universita
rios y de los medios de comunicación [...]. El liberalismo político se
transfiere al ámbito moral [...]. Los fundamentos religiosos de la ética
[...] fueron dejados de lado por parte de los filósofos que, por vez pri
mera, concedían una atención seria a la ética médica.
«Por consiguiente, se removió profundamente el consenso moral so
bre los principios fundamentales de una ética global. [...] El problema
principal se convirtió en cómo dar forma a una ética racional que pu
diese satisfacer las exigencias de una sociedad democrática y seculari
zada, precisamente lo que América estaba llegando a ser»52.
Este rápido esbozo puede ayudar a comprender cómo la señalada
marginación de la teología ha ido acompañada por el desarrollo de co
rrientes de bioética, no solo radicalmente antirreligiosas, sino también
carentes de sólida fundamentación teórica, debido al progreso de diver
sas antropologías reductivas y al rechazo de la metafísica, común a gran
parte del pensamiento moderno53.
51 R. MORDACCI, L'incerta vicenda della bioética. Saggio di interpretazione sintética, en
AA.W., La bioética. Questione civile ... (o. c ), pp. 24-26.
52 E. D. P e l l e g r i n o , Prefacio a G. Russo, Fondamenti di una metabioetica cattolica,
Dehoniane, Roma 1993, p. 7 s. Ver también la p. 63 de ese mismo volumen.
53 Para este párrafo ver: L. W a l t e r s , La religione e la rinascita delVetica medica negli
Stati Unid: 1965-1975, en E a r l E , S h e l p (dir.), Teología e bioética, Dehoniane, Bolonia
Hacia un estatuto epistemológico 35
También se comprende que estas bioéticas laicas rechacen la existen
cia de una verdad moral objetiva y perennemente válida, para afirmar la
total dependencia de la moral con respecto a la cultura, lo que la con
vierte en una producción meramente humana y en evolución continua.
Estas diversas bioéticas se sitúan, en definitiva, en lo que se ha autodefi-
nido como «pensamiento débil», del que el conocido teólogo Georges
Cottier define así el núcleo esencial: «Una filosofía de compromiso, que
rechaza las certezas y entiende la sabiduría como un acuerdo provisional
sobre un modo de vivir. El hombre debe contentarse con su limitación y
tomar nota sobre el carácter relativo de todas las cosas»54. Nos encontra
mos, por tanto, en pleno relativismo ético.
Se pretende que esta es la única vía que puede ser recorrida en una
sociedad democrática, y se sostiene que afirmar algunos valores como
absolutos conduciría a la intolerancia y al fanatismo. Nadie puede pre
tender que su opinión valga más que la de los demás.
NOTA: BIOÉTICA Y TEOLOGÍA MORAL DE LA VIDA FÍSICA
Después de haber visto que, de hecho, la evolución de la relación en
tre bioética y teología moral ha ido hacia una creciente marginación de
la teología en las corrientes más dominantes de la bioética, es posible
preguntarse qué es lo que debería ser, es decir, cuál es la relación co
rrecta entre teología moral, de modo particular, en las partes que tratan
de los problemas de la vida física, y la bioética.
Este problema se plantea debido a que la bioética debe ser una disci
plina que se mueve en el plano estrictamente racional, mientras que la
reflexión ética de matriz cristiana llega más lejos, haciendo intervenir
elementos específicamente propios de la fe cristiana, que derivan, más o
menos directamente, de la Revelación.
La solución del problema depende del modo de concebir la bioética. Si
es rebajada al nivel del pensamiento débil, como búsqueda de soluciones
pragmáticas de problemas concretos, a base de cálculos de proporción en
tre costes y beneficios, sin puntos de referencia en el plano doctrinal de
principios universalmente válidos y constantes, entonces decididamente
falta el lugar para que una ética cristiana pueda proporcionar una contri
bución valiosa.
1989, pp. 37-57; W a r r e n T. R e i c h , La bioética negli Stati Uniti, en C. V ia f o r a (dir.),
Vent'anni di bioética, Fondazione Lanza e Gregoriana Librería Editrice, Padua 1990,
pp. 141-175.
54 G. C o t t i e r , Références á la loi naturelle en bioéthique, en «Nova et Vetera» 71 (1996),
2, 53.
36 Bioética
Si, por el contrario, la bioética es situada en el nivel del pensamiento
fuerte, que busca la solución a los diferentes problemas, partiendo de sóli
dos y profundos anclajes dentro de una visión integral del hombre, de su
dignidad más verdadera y de sus destinos más altos, entonces, la contri
bución específica de la reflexión ética cristiana se presenta como particu
larmente válida y preciosa. De hecho, en ella se asume todo lo que puede
descubrir sobre el hombre una antropología puramente racional, pero in
tegrado en un horizonte más vasto, abierto a la fe, en el que emergen ri
quezas de profundos significados, particularmente en las situaciones y
momentos de la vida humana alrededor de los que se concentran los ma
yores problemas planteados por los recientes y continuos descubrimien
tos de las ciencias biomédicas: la vida en su comienzo y en su apagarse, y
también cuando se debilita, pero aún con la posibilidad de recuperar el vi
gor (la alusión se refiere a las intervenciones sobre el patrimonio genético
humano, a las diferentes técnicas de reproducción artificial, a las diversas
diagnosis prenatales, a la reanimación, a los trasplantes de órganos y
otras más). De este modo se hace más profunda y sólida la fundamenta-
ción teórica de la recta solución de los variados problemas concretos que
la bioética está llamada a afrontar. Tanto más porque «las propuestas ins
piradas en la fe son humanas y humanizadoras y, por ello, universaliza-
bles»55. Además, no se trata de imposiciones que llegan al hombre desde
fuera, sino que indican la vía que hay que recorrer para poner en acto la
realización plena de lo auténticamente humano. Si es verdad que Cristo,
según la conocida expresión de Gaudium et spes, «desvela plenamente el
hombre al mismo hombre» (GS 22), entonces, lo que recibe el calificativo
de «cristiano» coincide con lo «plenamente hum ano».
A estas fundamentales justificaciones sobre el puesto que le corres
ponde a la reflexión ética cristiana en la bioética, se puede añadir que ese
puesto le corresponde también porque la presencia del cristianismo en el
mundo, de modo particular, en el mundo desarrollado, al que pertenece
de modo natural la bioética, es consistente con toda evidencia y también
significativo. Por ello, en cada problema que la bioética afronta, no
puede dejar de encontrar un lugar una atenta y correcta presentación de
la solución ofrecida por la reflexión éticá cristiana, especialmente, la de
la Iglesia católica, que de modo más destacado que las demás iglesias
cristianas posee un auténtico cuerpo doctrinal sobre la materia, sistemá
tico y documentado.
Como confirmación de esta tesis se puede aducir el significativo he
cho que en las diferentes Comisiones o Comités d$ bioética, comenzando
55 L . L o r e n í z k t t i (dir.), Teología e bioética laica, Dehoniane, Bolonia 1994, p. 152.
Hacia un estatuto epistemológico 37
por los nacionales, habitualm ente se asigna un puesto, a la par que a
otros miembros, a teólogos católicos o protestantes o anglicanos, que de
ben aportar su contribución específica en la discusión y búsqueda de la
solución de cada problema,
No resulta menos significativo el hecho de que se constituyen y afir
man Centros e Institutos de bioética confesionalmente católicos, tam
bién a nivel universitario o también de afirmado nivel científico, que po
seen una rica y variada producción de obras y revistas de bioética e
iniciativas culturales de diverso tipo.
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Capítulo III

PRINCIPIOS GENERALES

1. LAS PRIMERAS FORMULACIONES

La exigencia de dar soluciones teóricam ente fundam entadas a

los problemas éticos se notó enseguida entre los estudiosos de la bioé
tica y no es sorprendente que los prim eros intentos se hayan produ
cido en el mismo país en el que surge la bioética, los Estados Unidos
de América.
El principal estímulo procede del desconcertante descubrimiento de
investigaciones clínicas con personas que desconocían que estaban
siendo utilizadas como conejillos de indias. El Congreso norteamericano
constituyó una Comisión sobre este asunto en 1974, la National Commis-
sion for the protection of Human Subjets o f Biomedical and Behavioral Re
search. El resultado de cuatro años de trabajo fue el llamado Belmont Re-
port56, en el que se formulaban tres principios:
Io Principio de autonomía o de respeto de la persona: en sustancia se
trata de la exigencia de asegurar el efectivo respeto de la voluntad de par
ticipar o no en investigaciones clínicas experimentales. Para su puesta en
marcha, en el informe se dan directivas para obtener un «consenso infor
mado»57.
2o Principio de beneficencia: «En la formulación del Informe, este
principio se expresa en dos reglas complementarias: no producir daños,
maximizar las ventajas y minimizar los riesgos»58.
3o Principio de justicia: «Este tercer principio indica el criterio según
el cual repartir riesgos y beneficios»59 con imparcialidad.

56 N a t io n a l C o m m is s io n . .., The Belmont Report: Ethical Guidelines for the Human sub-
jects o f Research, Dhew Publication no. (OS) 78-0012, Washington 1978.
57 T. L. B e a u c h a m p , Principies and «Principiism», en E. S g r j -xc i a y o t r o s , Le radici della
bioética, vol. 1, Vita e P ensiero, M ilán 1998, p. 48.
58 C, V ia f o r a , I Prirtcipi della. bioética, en «Bioética e Cultura» II (1993) 3, 12.
59 C. V ia fo ra , 1 Principi della bioética (o. c.), p. 12.
40 Bioética
El paso siguiente fue la búsqueda de principios éticos que fuesen
válidos para toda el área biomédica y no solo para la experimentación.
Adquirió una autoridad particular, que todavía conserva, en la bioética
anglosajona y en gran parte de la bioética europea y mundial la obra de
Tom L. Beauchamp-James E Childress, Principies o f Biomedical Ethics
(1979)60. En sustancia son recogidos y ampliamente desarrollados los
principios formulados por el Belmont Report, después de haberles ase
gurado una base filosófica. Además, el componente negativo del «prin
cipio de beneficencia» es separado de este para hacerle constituir un
principio aparte, de ausencia de daño, que es situado en el segundo lu
gar, después del de autonomía. El mismo Beauchamp le otorgó un va
lor secundario a esta variante, puesto que, en posteriores publicaciones
sobre el tema, vuelve a proponer tranquilamente tres y no cuatro prin
cipios61.
Más allá de la cuestión de cuántos son estos principios, es útil po
seer un conocim iento menos reducido de su significado, hasta este
m om ento apenas apuntado con referencia al Belmont Report62, de
bido al lugar que ocupa en la reflexión bioética su exposición y apli
cación.
Antes de nada surge la pregunta de por qué, entre tantos posibles
principios, han sido estos los elegidos. Un primer, y para nosotros su
ficiente, elemento para una respuesta razonable se puede obtener sa
cando a la luz el referente privilegiado de cada uno de esos princi
pios. R esulta evidente que el referente principal del principio de
autonom ía es el paciente, de los principios de beneficencia y de la au
sencia de daño es el médico, del principio de justicia es la sociedad,
en la que médico y paciente viven y actúan. Paciente, médico y socie
dad son, precisam ente, los sujetos que intervienen en todo acto bio-
médico.
Pasem os a los contenidos, aunque sea solo a los esenciales, de
cada uno de los principios citados.
M La Editorial es la Oxford University Press, Mueva York. Una exposición breve,
pero particularmente autorizada por estar realizada por el mismo Beauchamp, apa
rece en el volumen ya citado: G. Russo y colaboradores, Bioética generale e fondamen
tale (o. c.): T. L. B e au ch am p , Principi della bioética: autonomía, beneficialitá, giustizia,
pp. 83*91.
61 Lo mismo hace en el ya citado volumen de G. Russo y colaboradores, que es de
1995, donde la tríada es declarada desde el mismo título. ‘Ver la nota anterior.
62 La exposición exhaustiva y autorizada es la contenida en el volumen de Beau
champ y Childress, en donde se dedica un amplio capítulo a cada uno de los cuatro
principios.
Principios generales 41
2. LOS CUATRO PRINCIPIOS «CLÁSICOS»
I oPrincipio de autonomía o, hablando con mayor propiedad, respeto
de la autonomía del paciente
La sucinta descripción realizada con la citación del Belmont Report co
rre el riesgo de ocultar la multiplicidad y complejidad de los problemas
que plantea la interpretación del principio y, todavía más, su aplicación.
Los problemas se extienden desde clarificaciones terminológicas y de con
cepto, hasta las condiciones para poder declarar que, en un sujeto deter
minado, existe una efectiva y suficiente capacidad de elección autónoma,
pasando por las modalidades para poder hacer frente correctamente a las
diferentes situaciones de reducida o inexistente capacidad, etc.
No es posible pensar en exponer en estas líneas cómo se han afron
tado y resuelto estos y otros problemas, tanto en el libro de Beauchamp y
Childress, como en la abundante literatura bioética durante sus treinta
años de existencia. Será suficiente resaltar la densidad de contenidos de
la lapidaria expresión en la que, como ya hemos indicado algo antes, se
ha condensado el núcleo esencial del respeto concreto a la autonomía del
paciente: el consentimiento informado. Ante todo, ¿por qué se habla de
«consentimiento»? Excepto en el caso, más bien raro, en que el paciente
es también médico, cualquier propuesta operativa seria, tanto de carác
ter diagnóstico como terapéutico, no puede menos que partir del médico
que cura. El paciente, destinatario de la propuesta, es una persona ñor*
malmente capaz de elecciones conscientes y libres, y su dignidad de per
sona exige que sea él quien elija si acepta (por esto se habla de consenti
miento) o rechaza la propuesta del médico. No obstante, la decisión no
puede ser arbitraria, ni caprichosa, ni emotiva, sino fruto de una valora
ción ponderada de la situación, valoración que solo es posible después de
un conocimiento suficiente de la intervención que se propone realizar, de
las ventajas que se esperan obtener con fundamento y de los riesgos y da
ños que comporta. Si el consentimiento se establece sobre esta base de
información, se le puede llamar «informado».
Es algo más que oportuno añadir otro requisito: libre o voluntario.
Una información dada correctam ente libera al consentimiento de las
eventuales presiones internas, como son los miedos injustificados y las
esperanzas ilusorias. A esta libertad interior hay que añadir la libertad de
cualquier presión proveniente del exterior, expresa u oculta.
Un problema aparte lo plantean los pacientes incapaces de decisiones
verdaderamente autónomas: niños menores de edad, enfermos mentales,
sujetos en coma, etc. El problema está constituido tanto por la determi

42 Bioética
nación de la efectiva existencia y el grado de la incapacidad, como por la
localización y establecimiento de las modalidades éticas correctas para
alcanzar una decisión moralmente justificada, que sea lo más coherente
posible con el principio.
Era necesario detenerse en el principio de autonomía, porque es un
elemento netamente nuevo y profundamente innovador en la ética de la
relación médico-paciente, que ha sido universal y pacíficamente acep
tada durante siglos. Podemos proceder más rápidamente en la descrip
ción de los demás principios.
2oPrincipio de ausencia de daño
Este principio «expresa la obligación de no producir daño intenciona
damente. En la ética médica se ha asociado estrechamente al dicho pri-
m um non nuocere: "sobre todo [o antes de nada] no hacer daño”. [...]
Aunque este principio haya sido a menudo proclamado principio funda
mental de la tradición hipocrática en la ética médica, sin embargo, no se
encuentra presente en la obra de Hipócrates [...]. A pesar de esto, en el
juramento hipocrático se expresa tanto una obligación de no hacer daño,
como una obligación de obtener un bien: "utilizaré el tratamiento para
ayudar a los enfermos según mis capacidades y mi juicio, pero nunca lo
utilizaré para dañarlos, del modo que sea»63.
Sin embargo, en opinión de los dos ilustres autores, el principio de
ausencia de daño presenta hoy implicaciones completamente nuevas,
como, por ejemplo, la necesidad de clarificar la distinción entre m atar y
dejar morir, entre suspender y abstenerse de tratam ientos, especial
mente, con referencia a los enfermos terminales y a los pacientes con le
siones graves e irreversibles.
3o Principio de beneficencia
En ética biomédica, el principio expresa que el médico tiene siempre
la obligación de tener como objetivo el bien del paciente. En el modelo
tradicional de relación entre médico y paciente, el modelo paternalista, el
principio era evidente y de fácil aplicación. Se ha hecho susceptible de
plantear problemas y conflictos debido a varios cambios culturales, em
pezando por los que han llevado a establecer el principio de la autonomía
65 Tom L. B e au ch am p - Ja m es F. C h i l d r e s s , Principies o f Biomedical Ethics (o. c.),
p. 191.
Principios generales 43
del paciente. A esto se ha añadido la superación de una concepción de
bien reducida a bien físico, y la difusión de una concepción más rica, que
abarca el bien total de la persona en su integridad y en su concreta situa
ción familiar y social. Como se intuye con facilidad, por lo mismo se ha
hecho particularmente difícil descubrir criterios fundamentados con va
lidez para localizar cuál es el verdadero bien en cada una de las situacio
nes concretas que se presentan.
4oPrincipio de justicia
No por casualidad, este principio se encuentra en el cuarto lugar de
bido a que cronológicamente ha sido el último en suscitar la atención del
mundo de la medicina. Hay varios factores que lo han hecho necesario.
Entre estos habría que citar, en primer lugar, todo lo que ha llevado a la
concepción y realización de la comunidad política en la forma que recibe
el nombre de «Estado social». No obstante, para nuestra finalidad es su
ficiente recordar uno de los elementos de esa realidad, que se encuentra
directamente conectado coif el ámbito que nos interesa. El Estado reco
noce a todos los ciudadanos, sin distinción, el derecho al cuidado de la sa
lud, considerada también como bien social, y de modo correlativo se en
carga de proporcionar todo lo que asegura el efectivo respeto de ese
derecho.
A esta importante evolución político-cultural se ha añadido el rápido
progreso de las capacidades y los medios diagnósticos y terapéuticos,
que se encuentran a disposición de los médicos, debido a los descubri
mientos científicos y las correspondientes innovaciones tecnológicas.
Como ejemplo se puede pensar en las técnicas de diagnóstico prenatal,
en las de reanimación y en los trasplantes de órganos. Salvo raras excep
ciones, el uso de estos modernos métodos de cura médica requieren per
sonal especializado y aparatos sofisticados y costosos. De modo inevita
ble se ha determinado una situación de disposición de recursos limitada,
muy por debajo de la que se solicita. Esta situación se ha hecho todavía
más aguda porque uno de los efectos de ese progreso ha sido el ampliar
dilatadamente las dimensiones cuantitativas de las personas que son ob
jeto de cuidados médicos. Por un lado han entrado a formar parte de es
tos cuidados los embriones y, por el otro, muchos a los que hasta ayer
mismo era impensable poder otorgar cuidados p ara arrancarlos de la
muerte.
Esto ha originado problemas de justicia, dramáticos e inéditos. Por
ejemplo, ¿se deben dar todos los cuidados disponibles en concreto, sin
distinguir entre recién nacidos gravemente minusválidos y los que pre
44 Bioética
sentan posibilidades de curación? ¿Se debe dar a ancianos inhábiles y de-
menciados lo mismo que a jóvenes sanos, víctimas de accidentes? En la
búsqueda de soluciones consistentes, tanto para estos como para otros
problemas, se ha delineado el principio de justicia. A primera vista, este
«exige una repartición igual de beneficios y cargas, que evite discrimina
ciones e injusticias en las políticas y en las intervenciones de sanidad. De
modo general, una persona ha sido tratada según el principio de justicia
cuando ha sido tratada según lo que es correcto y debido»64.
Según lo dicho, todo debería ser claro y sencillo, sin embargo, nos en
contramos ante una situación cargada de contrastes, comenzando por el
mismo concepto de justicia que «ha sido analizado de diferentes modos y
con teorías éticas opuestas». Es cierto que se ha podido localizar «un
principio mínimo común a todas las teorías: [...] casos iguales deben ser
tratados de modo igual y casos diferentes, de modo diferente». Pero se
trata de un principio meramente formal, puesto que «no se dice cómo de
term inar la igualdad o la proporcionalidad en este ámbito, y por esto no
constituye una guía específica de conducta». Es turbadora la reflexión de
conclusión de Beauchamp, que parecía compartir una tesis lanzada por
otros: «La presencia de teorías que compiten y que son aparentemente
aceptables ha llevado a algunos escritores a afirmar que parece que hay
límites considerables para la capacidad de la filosofía para compaginar
las situaciones de la política pública con las teorías de la justicia distribu
tiva, de modo que se considera, sin más, que esas teorías son inadecua
das para formular una política pública»65.
3. ALGUNAS OBSERVACIONES CRÍTICAS
El «funcionamiento por principios» ha tenido éxito en la bioética,
consiguiendo una acogida con frecuencia incondicionada, aunque tam
poco han faltado críticas y reservas, algunas de im portancia, comen
zando en los Estados Unidos66. Me voy a limitar a recordar alguna entre
las que se pueden considerar fundamentales67.
64 T. L. B e a u c h a m p , Principi deüa bioética: autonomía, beneficúúitá, giustizia, p. 88 ss.
65 T. L. B e a u c h a m p , Principi deüa bioética: autonomía, beneficiaiitá, giustizia (o. c.),
p.91.
44 Ver, por ejemplo, D. Cl o u s e r - B. Best, A critique o f Principlism, en «The Journal of
Medicine and Philosophy» 15 (1990), pp. 219-236.
67 En este apartado considero de especial valor C. V iafora, / principi deüa bioética, en
■Bioética e Cultura» II (1993), 2, 9-37; S. P r i v i t e r a , Sui principi della bioética. Riflessioni
di método, en «Bioética e Cultura» n (1993), 2, 39-58; S. P r i v i t e r a , La cuestione bioética.
Riflessioni per ií superamento degli itinerari relativistiá, en «Bioética e Cultura» VII (1998),
2 ,1 3 9 -1 6 1 .
Principios generales 45
Tiene, evidentemente, una importancia prim aria una atenta diluci
dación del tipo de fundamentación escogida por el «funcionamiento por
principios»: cognitiva o no cognitiva. No es una tarea fácil, ya que esta y
otras cuestiones de meta-bioética, normalmente, no son tratadas por mu
chos autores, por lo que es necesario leer la respuesta entre líneas. Ahora
bien, en Beauchamp y Childress, la elección que realizan aflora incluso
explícitamente, como en el siguiente párrafo: «El hecho que cuatro agru
paciones de “principios" morales [...] se sitúen en el centro de la ética
biomédica [...] no es una posición que defendamos con argumentacio
nes»68. Luego la elección opta por una fundamentación no cognitiva. Una
vez excluida una fundamentación antropológica o, todavía más, ontoló-
gica, los dos estudiosos indican de dónde proceden sus tesis: «Estos prin
cipios derivan en su comienzo de juicios ponderados presentes en la mo
ral com ún y en la tradición médica. [...] El núm ero de principios y el
contenido perteneciente a cada principio están basados en nuestros in
tentos de dar una sistemática coherente a la moralidad común tomada
en su conjunto»69.
Resulta evidente que esta fundamentación abre la puerta al relati
vismo moral, y existen otros elementos que confirman esta apertura. En
la obra apenas citada, se repite clara y repetidamente que todos los prin
cipios constituyen obligaciones no absolutas, sino solo *prima facie»70.
Luego no existen comportamientos que siempre y en cualquier caso sean
ilícitos, sino que un comportamiento puede ser ilícito en algunas cir
cunstancias y lícito en otras. Al no dar criterios objetivos para valorar las
consecuencias de las diferentes elecciones, se autoriza un subjetivismo
radical. Resulta enteramente adecuado lo que escribe Salvatore Privitera:
«Cuando se leen las exposiciones que se hacen sobre los principios en
bioética, sobre reglas, normas o juicios morales, da la impresión de que
se vuelve unos treinta años atrás, si nos situamos en relación con la teo
logía católica, y alrededor de cuarenta, sin es con la teología m oral
protestante y el surgir de la llamada ética de la situación: los bioéticos de
hoy repiten casi literalmente las mismas explicaciones que se hacían en
aquel período, afirmando la insuficiencia de un principio o de una regla
para saber exactamente cómo comportarse en un caso determinado. La
“ To m L. B e a u c h a m p - Ja m e s F. Ch i l
Principies o f Biomedical Ethics (o. c.), p. 48.
dr e ss,
69 To m L. B e a u c h a m p - J a m e s E Ch i l
Principies o f Biomedical Ethics (o. c.), p. 47.
dr e ss,
70 Esta terminología, forjada por W. D. Ross, significa que un determinado principio,
o norma, moral es vinculante, pero no siempre. Deja de obligar en esas circunstancias en
que entra en colisión con otra obligación de valor igual o superior, con el que resulta in
conciliable. Para establecer cuál de los dos principios prevalece, hay que valorar las conse
cuencias a las que llevarla la observancia de uno u otro. Prevalece aquel de que se derivan
mayores ventajas. Lógica esta abiertamente utilitarista.
46 Bioética
vuelta a la casuística, como exigencia para tomar en consideración cada
uno de los casos específicos, que se está imponiendo en la bioética, a ve
ces revela con claridad una matriz de tipo situacional o relativista, mien
tras que debería resultar muy útil para formular un juicio moral exacto
sobre las acciones concretas que hay que realizar.
«El relativismo que aparece en algunos autores de bioética, especial
mente norteamericanos, es muy similar al de la ética de situación de ma
triz protestante, que surgió en la misma área geográfico-cultural, y tam
bién a aquel de matriz católica que Rahner llamaba ética formal»71.
Otro elemento que confirma la presencia de una orientación relati
vista y, a la vez, la fragilidad del planteamiento del funcionamiento por
principios, lo constituye el hecho de considerar que no son alternativas,
sino complementarias e igualmente válidas, teorías éticas que son entre
ellas no solo divergentes, sino incluso opuestas, empezando por las teo
rías deontológicas, en relación con las teleológicas. Es particularmente
explícito en esto, en el libro de Beauchamps y Childress, el párrafo de
conclusión del capítulo II: «Tipos de teoría ética», que lleva el título
«Convergencia entre teorías». Este capítulo ha recibido, en la actual
cuarta edición de la obra, añadidos notables, constituidos por «nuevos
párrafos sobre el liberalismo individual, sobre el comunitarismo, sobre la
ética de la salud, sobre la casuística y sobre las teorías de la moralidad
común basadas en principios»72, además de los ya existentes sobre el uti
litarismo, sobre el kantismo y la ética del carácter. Con referencia a esta
nutrida serie de teorías éticas, entre otras cosas, se afirma: «La adhesión
a un tipo de teoría no es siempre la mejor estrategia en la ética general o
en la ética biomédica. [...] Muchas teorías, aunque son diferentes entre
ellas, llevan a criterios de acción similares y a valoraciones análogas [...].
Las distinciones entre tipos de teoría no son tan significativas para la
ética práctica»73. Resulta espontáneo sospechar que aquí aflora él típico
pragmatismo norteamericano: lo importante es tener reglas operativas
ampliamente compartidas, e importa poco la cuestión de la validez o de
la verdad de las razones con que son justificadas.
Elio Sgreccia hace, sin embargo, una valoración mucho menos severa
del funcionamiento por principios: «Sin duda, en estos tres principios
hay elementos válidos», pero su «formulación sin fundamentación onto-
lógica y antropológica hace los principios estériles y confusos». El ilustre
autor indica también que, para conferir fuerza y claridad a esos princi-
71 S. P r iv ite r a , Sui principi della bioetic. (o. c.), p. 49.
72 Tom L. B eaucham p - Jam es F. C h ild r e s s , Principies a f Biomedical Ethics (o. c.), p . 13.
75 Tom L. B e au ch am p - Ja m es F. C h i l d r e s s , Principies o f Biomedicat Ethics (o . c.),
p. 118 ss.
Principios generales 47
pios: «Es necesario sistematizarlos y jerarquizarlos para arm onizar y
unificar su significado. Por esto, si leemos esos principios de acuerdo
con una conexión jerárquica ontológicamente fundamentada, aparece su
validez, junto a su sentido. Del principio de beneficencia se pasaría al
principio de autonomía y, después, al de justicia, en el caso en que sur
giese un conflicto en la aplicación del principio precedente»74. En otras
palabras, situar como fundam ento una antropología personalista, que
pone en el centro la persona y consiente definir el verdadero bien que se
pretende; con esta base, el principio de autonomía no queda expuesto al
riesgo fácil de proporcionar una legitimación de elecciones arbitrarias,
por ejemplo, del suicidio, y termina por coincidir sustancialmente con el
principio de responsabilidad correctamente entendido.
4. UN INTENTO SERIO DE VOLVER A ELABORAR
EL FUNCIONAMIENTO POR PRINCIPIOS
El autor de este intento es el español Diego Gracia, que reúne las
competencias de historiador de la medicina, de clínico especializado en
psiquiatría y de filósofo. Su enfoque es tratar los principios en el hori
zonte de los fundamentos de la bioética. A cada uno de los principios le
dedica una parte entera, organizada en varios capítulos. El espacio clara
mente mayor es dedicado a los elementos de carácter histórico, con la
convicción, expresada desde la Introducción, de que «es importante acer
carse a la bioética médica ayudados no solo de la razón lógica, sino tam
bién de la histórica. No se puede entender la historia de la bioética como
una curiosidad erudita [...], sino como la mejor introducción posible
para el estudio de la bioética»75.
Como ejemplo clarificador veamos lo que se refiere al principio de
beneficencia. Ya resulta significativo el título de la Parte que se le dedica,
la primera «La tradición médica y el criterio del bien del enfermo: el pa-
temalismo médico». El principio de beneficencia se encuentra al final de
la Parte, después de una exposición histórica que se extiende desde «Los
orígenes de la ética médica occidental» (capítulo 1), hasta la obra de
Thomas Percival Medical Ethics y su herencia (capítulo 4). Para el princi
pio de autonomía se trae a colación «La tradición jurídica», con todo lo
que ha llevado a la proclamación de los derechos humanos y, por tanto,
también a los derechos del enfermo. Para el principio de justicia se toca
74 E. S g re ccia, Manuale di bioética (o. c.), p . 181 ss. Sobre la fundón de la antropología
en relación con los principios ver también C. V iafo ra , / Principi della bioética (o. c.), p. 33.
75 D. G ra c ia , Fondamenti di bioética (o. c.).
48 Bioética
«la tradición política», partiendo desde Aristóteles. En cada uno de los
principios se resalta la conexión con cada uno de los tres sujetos inte*
grantes del acto médico: paciente, médico, sociedad.
Hay que subrayar también, en el enfoque de Gracia, el cumplimiento
de alguna de las condiciones que hemos visto que Sgreccia resaltaba para
«conferir fuerza y claridad a los principios en cuestión»; es decir, estable
cer entre ellos una jerarquía justificada, que sitúe en el prim er puesto el
principio de beneficencia y no el principio de autonomía76.
5. MÁS ALLÁ DE LOS PRINCIPIOS: EL PARADIGMA DE LAS VIRTUDES
Uno de los primeros y más autorizados estudiosos de bioética, que ha
sido el coordinador de la Enciclopedia de bioética, Wanren T. Reich, escri
bía en 1990: «En este momento, en el campo de la bioética, se está pro
duciendo un importante cambio de paradigma. Se puede hablar de un
paradigma dominante que ha gobernado el campo durante los primeros
veinte años y de un paradigma nuevo que está emergiendo ahora»77. En
las páginas siguientes, Reich precisa: «Llamo a este nuevo paradigma, el
paradigma basado en la experiencia»78. El autor tiene el cuidado de acla
rar que, en este cambio innovador, tienen un papel de prim er plano los
teólogos, católicos y protestantes. Una relevancia singular le corresponde
a la aportación del filósofo norteamericano Alasdair M clntyre con su
obra sobre la virtud79.
El nuevo paradigma centrado sobre las virtudes es visto por algunos,
en relación con el paradigma de los principios, como un paradigma alter
nativo; por el contrario, otros lo ven, con mayor corrección, como com
plementario. El cambio surge del reconocimiento del riesgo de que una
elaboración sobre los principios se quede en lo abstracto y teórico, si no
es recibida en la vida concreta de las personas, y de la observación de que
su apropiación personal pasa por las virtudes, que son las que plasman
los estilos de vida cotidianos. De este modo se produce un deslizamiento
de la acentuación, desde los actos al sujeto agente, desde su «hacer», a su
modo de «ser», abriendo de este modo ui\ fcamino para una prometedora
integración del funcionamiento por principios. Camino que, no obstante,
76 D. G r a c ia , Fondamenti di bioética (o. c.), P- 22,
77 W a r r e n T. R e ic h , La bioética negli Stati Uniti, m i C. V ia f o r a (d ir.), Vent'anni di bioé
tica (o. c.), p. 163.
78 W a r r e n T. R e ic h , La bioética negli Stati Uniti, en C. V iadora (dir), Vent'anni di bioé
tica (o. c.), p. 169.
79 A. M c In ty r e , After Virtue: A Study in Moral Theory, University of Notre Dame, Notre
Dame (Indiana), 1981.
Principios generales 49
está obstaculizado por no pocos aspectos de la cultura dominante, empe
zando por el ostracismo en que se encuentra el mismo término virtud80.
Es oportuno añadir algunas clarificaciones más sobre la relación en
tre el funcionam iento por principios y la nueva ética de las virtudes,
que a su vez se entremezcla con la que ha sido llamada «ética del cui
dado». La trilogía «principios-virtudes-cuidado» es planteada en síntesis
por Warren T. Reich del siguiente modo: «Los principios son útiles, pero
su utilidad es limitada [...]. Debemos mirar a lo que significa comprome
terse por los demás, dedicarse a su cuidado [...]. Debemos m irar de un
modo más consciente estas relaciones y, luego, desarrollar la fenomeno
logía del compromiso en estas relaciones y de ella deducir la noción de
virtud. Una virtud que yo llamaría experiencial»81.
En estas palabras se vislumbra en qué sentido hay que entender el ca
rácter «experiencial» de la virtud. Alguna clarificación posterior: «La
ética de las virtudes pone el énfasis en la atención sobre la experiencia y
el agente o, mejor, sobre la experiencia del hombre como sujeto moral,
sobre la estructura de los motivos y sobre la disposición de la persona
que actúa y que en el acto manifiesta y potencia las propias cualidades
morales. El relieve es otoñado a la experiencia y al sujeto que opera más
que al acto en sí, a las obligaciones y principios que guían la conducta
moral»82.
Que las virtudes tengan la precedencia sobre los principios y la com-
plem entariedad de los dos paradigm as encuentra una concisa y ade
cuada formulación presentando ambas cosas en form a de respuesta a
dos preguntas: «¿Qué debemos hacer?, pregunta de la que surge una
ética del deber» y «¿Qué tipo de persona debemos llegar a ser?, pregunta
de la que surge una ética del carácter y de la virtud»*3.
En el origen del surgir de una ética de las virtudes se encuentra, como
hemos visto, de modo particular el filósofo Mclntyre. Reich atribuye el
mérito principal del desarrollo del paradigma del «cuidado» de los de
más a la «voz moral de las mujeres, a la filosofía feminista»84. Después de
citar varios estudios sobre el tema, especialmente, el de Carol Gilligan,
®° C. V ia fo ra , Iprincipi della bioética (o. c.), pp. 22*24, 35 s.
41 W a r r e n T. R e ic h , Le esperienze e le idee negli Stati Uniti, en C. V ia f o r a (dir.),
Vent'anni di bioética (o. c.), p. 134.
“ L. P a la z z a n i, Paradigmi bioetici: principi, virtú, esperienza, personalismo, en G.
Russo y colaboradores (o. c ), p. 160. Aquí, la autora reelabora un articulo precedente: Bio
ética dei principi e bioética delle virtü. II dibattito attuale negli Stati Uniti, «Medicina e Mo-
rale» 42 (1992), 59-86.
43 W a r r e n T. R e ic h , La bioética negli Stati Uniti, en C. V ia fo ra (dir.), Vent'anni di bioé
tica (o. c.), p. 171.
M W a r r e n T. R e ic h , La bioética negli Stati Uniti, e n C. V ia fo ra (dir.), Vent'anni di bioé
tica (o. c.), pp. 172-174.
50 Bioética
Reich anota: «Actualmente hay un gran interés en los Estados Unidos en
delinear las implicaciones de una ética del cuidado para la teoría ética en
general. Las implicaciones en la bioética [...] parecen revolucionarias,
debido a que tienden a corregir una orientación exclusivamente ma-
chista/racionalista del razonamiento bioético. La investigación y la refle
xión sobre la solicitud por los demás necesitan que se conceda espacio a
un razonamiento moral de naturaleza más femenina y que deje un espa
cio importante para la compasión y los sentimientos que nos llevan a cui
dar unos de los otros»85.
En conclusión: los dos paradigmas, el de los principios y el de las vir
tudes, no se encuentran en oposición, sino que son complementarios: los
principios se mueven en el plano de ia ética, atentos a la objetividad de la
verdad moral; las virtudes, más bien, se centran en el sujeto y en su modo
de actuar. En concreto: «la virtud moral es, en definitiva, la disposición a
actuar de acuerdo con las obligaciones morales», que vienen elaboradas
en los principios86.
6. LOS PRINCIPIOS PROPUESTOS POR LA BIOÉTICA
DE TENDENCIA PERSONALISTA
Como se ha visto ya al tratar los múltiples modos de plantear la bioé
tica, y teniendo en cuenta la diversidad de concepciones antropológicas,
el modelo personalista recoge lo mejor de la herencia de la reflexión an
tropológica y ética sobre el tema de la vida y el cuidado de la salud, desa
rrollada a lo largo de los siglos en el Occidente cristiano, sobre la base de
los elementos elaborados por los grandes filósofos de la antigua Grecia.
Esta fundamentación antropológica ofrece una sólida justificación a los
principios éticos, dentro de un marco coherente de concepciones.
I oLa vida física es un valor fundamental, condición de cualquier otro valor
Este principio presenta una evidencia tal, que hace superfluo dete
nerse en demostrar su fundamento. Se puede hablar de valores solo con
referencia al hombre vivo. Sin vida, cualquier razonamiento sobre los va
lores se hace abstracto y vacfo. Sin embargo, es conveniente hacer notar
que sobre la dignidad de la vida humana, en tanto que vida de la persona,
8S W a r r e n T. R e ic h , La bioética negli Stati Uniti, e n C. V ia fo ra (dir.), Vent’anni di bioé
tica (o. c.), p. 173 s.
46 A. Bompiani, Bioética dalla parte dei deboli, Dehoniane, Bolonia 1995, p. 60.
Principios generales 51
se funda, ante todo, el principio de su inviolabilidad, es decir, que es ética
mente inadmisible cualquier acto que disponga directamente de una vida
humana, tanto propia como de los demás. También se funda para todo
hombre el compromiso de realizar el desarrollo más pleno de las virtuali
dades de que la persona es portadora, que sea posible en concreto.
2oEl respeto a la dignidad dé la persona
Es clásica la üprmulación que Kant ha hecho de este principio: «Actúa
de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la
persona de cualquier otro, siempre como un fin y nunca únicam ente
como un medio»87. Se trata de la prohibición absoluta de instrumentali-
zar a la persona. Reducirla a un medio para conseguir ventajas que no
son para ella es dejar de tratarla como sujeto y pasar a tratarla como ob
jeto, Este es un principio con una vasta aplicación en bioética. Por sí solo
bastaría para encontrar una solución correcta para muchos problemas,
como son, por ejemplo, el aborto, la experimentación clínica, la repro
ducción artificial y otros más.
Para conferir un fundamento suficiente a este principio puede bastar
solamente el reconocimiento a la persona humana del puesto de vértice
de toda la realidad en la que vivimos. Debido a esta superioridad, resulta
evidente que contrasta con ella cualquier comportamiento que implique
utilizar una persona como medio para el servicio de otra cosa. Pero se
obtiene un fundamento mucho más sólido sobre la base de una antropo
logía abierta a la trascendencia y que, por ello, reconoce a la persona una
relación única y privilegiada con Dios.
3oEl principio de la libertad-responsabilidad
Este binomio hay que defenderlo de cualquier escisión, so pena de
una corrupción de la libertad en arbitrio y libertinaje. Con este principio,
que se encuentra claramente en conexión con el precedente, se afirma
que todos los sujetos operantes en lo que constituye el ámbito de la bioé
tica deben respetar, cada uno en sí mismo y en los demás, la dignidad de
sujetos que actúan basándose en elecciones conscientes y libres y respe
tando los valores que se encuentran en juego. Las más frecuentes aplica
ciones de este principio se encuentran en el campo médico. Por ejemplo,
*7 I. K a n t, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Santillana, Madrid
1996, p. 51.
52 Bioética
impone al médico que sitúe al paciente en las condiciones de poder dar
un consentimiento consciente y libre a sus propuestas terapéuticas y di
buja al paciente los limites de su legítima libertad de elección, exigiendo
que realice lo que mejor salvaguarda su vida y su salud, excluyendo explí
citamente que haga elecciones que comprometan esos valores.
4° Principio de totalidad
En su formulación más general afirma que la parte es para el todo,
axioma que de por si es evidente. Aplicado a la persona humana, que es
todo unitario compuesto de partes, lleva a la afirmación de que por el
bien de la persona es lícito llegar a privarla de una parte cuando no existe
medio de conseguir ese bien de otro modo. La aplicación más común de
este principio es cualquier intervención de cirugía ablativa.
Para prevenir aplicaciones indebidamente extensivas de este princi
pio, es conveniente recordar que vale exclusivamente donde se verifica
en su significado más riguroso la relación todo-parte.
A estos principios se pueden añadir los expuestos hace poco, formula
dos por la bioética de matriz anglosajona. Recibidos dentro de la concep
ción personalista, que les proporciona una fundamentación antropoló
gica de la que carecen, y con una correcta jerarquía, confirman en parte
y en parte complementan los principios propuestos por la bioética de
tendencia personalista.
7. PRINCIPIOS GENERALES DE UV BIOÉTICA EN EL MAGISTERIO
DE LA IGLESIA CATÓLICA
Si tenemos presente que algunos de los problemas de la bioética no
son nuevos, no puede sorprender el hecho de que el Magisterio se haya
ocupado de ellos ya antes de que existiese la bioética. En los últimos de
cenios, algunos de esos problemas han constituido objeto específico de
intervenciones amplias y orgánicas, en las fjíxe también han tenido sitio
perspectivas y argumentaciones puramente racionales, además de las de
carácter teológico. Omitiendo la referencia al rico magisterio de Pío XII,
desarrollado en forma de discursos y mensajes88, y limitando la atención
a las intervenciones escritas de la Santa Sede, pueden ser llamados docu
mentos sobre bioética los siguientes:
MLa serie completa de los discursos que interesan se encuentra recogida en F. Angelini
(dir.). Pió XII. Discorsi ai medid, Horizonte Médico, Roma 1959 (y ediciones sucesivas).
Principios generales 53
Io Pablo VI, Carta Encíclica Humanae vitae (25-7-1968), sobre la recta
regulación de la fecundidad.
2o Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Quaestio de
abortu (18-11-1974), sobre el aborto procurado.
3o Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración lura et bona
(5-5-1980), sobre la eutanasia.
4o Juan Pablo II, Carta Apostólica Salvifici doloris (11-2-1984), sobre
el significado cristiano del sufrimiento.
5o Un documento de bioética en un sentido más fuerte, porque está
dedicado a algunas de las cuestiones debatidas en el campo de la bioé
tica, es el de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Do-
num vitae (22-2-1987), sobre «el respeto de la vida humana que nace y la
dignidad de la procreación».
6° A todos estos documentos hay que añadir, con alguna matización,
la encíclica Evangelium vitae (25-3-1995), sobre «el valor y la inviolabili
dad de la vida humana». No faltan estudiosos que la consideran la encí
clica sobre la bioética. En mi opinión, esta afirmación es correcta si se
entiende bioética en su significado etimológico como «ética de la vida», o
también en el sentido de que la encíclica trata algunos problemas de los
que se ocupa la bioética, pero estos problemas la encíclica los trata teoló
gicamente y sobre la base de una antropología marcadamente teológica,
ampliamente desarrollada en un capítulo, el segundo.
Ahora nos preguntamos cuáles son los principios generales a cuya luz
encuentran solución en el Magisterio los problemas de bioética.
En prim er lugar podemos observar que se encuentran en la ense
ñanza de la Iglesia todos los principios que hemos visto propuestos por la
orientación personalista de la bioética, enriquecidos con una mayor fun
damentación proporcionada por elementos específicos del cristianismo.
De este modo se afirma con fuerza particular el carácter absoluto del res
peto debido a la persona humana. «Absoluto» en el sentido de que no se
encuentra ligado a ninguna condición de edad, grado o desarrollo y a
ninguna cualidad de eficiencia, integridad, vigor, etc. Además declara la
identidad entre «persona» y «ser humano individual», por lo que la digni
dad de persona es reconocida tanto al embiióii como al que vive en un
estado de coma irreversible.
Entre los principios éticos que se deducen, hay uno en particular
que se explícita y se repite continuamente: La inviolabilidad o indis-
ponibilidad de cualquier vida hum ana desde el prim er instante de
su existencia, es decir, desde su concepción, hasta su expirar n atu
ral. Con facilidad se descubre el contraste frontal entre estos princi
pios y concepciones con los de fuertes corrientes de la bioética y, tam
bién, de la cu ltu ra y m entalidad dom inante, que ha legitim ado el
54 Bioética
aborto y tiende a legitim ar la eutanasia y la experimentación sobre
embriones.
Después, con base en la concepción de la persona humana como «to
talidad unificada» de espíritu y cuerpo, por lo que el cuerpo es parte cons
titutiva de la persona, con coherencia se afirma el principio que se refiere
a cualquier intervención sobre el cuerpo humano, de que «en el cuerpo y
a través del cuerpo se alcanza a la persona misma en su realidad con
creta» (Donum vitae, Introducción 3). Con facilidad se descubre la ampli
tud de aplicación de este principio al conjugarlo con aquel que prohíbe
cualquier instrumentalización de la persona, debido a su dignidad.
En cuanto a la transmisión de la vida humana, vista como procrea
ción en sentido verdadero y propio, es decir, en colaboración con el amor
de Dios creador y Padre, parece haber dos principios cardinales:
1° El matrimonio es «el único lugar digno de una procreación ver
daderamente responsable» (Donum vitae, O, A, 1).
2° El acto conyugal es «el único lugar digno de la procreación hu
mana» (Donum vitae, II, 8, 5). Con facilidad se intuye el papel determi
nante de estos principios para la solución de los problemas éticos que
plantean las técnicas de reproducción artificial humana.
En lo que se refiere, en general, a las ciencias biomédicas y la aplica
ción al hombre de sus descubrimientos, se repite el principio de la co
rrecta relación entre ciencia y hombre, afirmando que la ciencia debe
«estar siempre al servicio de la persona, de sus derechos inalienables y
de su bien verdadero e integral» (.Donum vitae, Introducción, 2).
También aquí se nota el contraste con el cientificismo dominante,
que pretende convertir en un mito la ciencia y el progreso científico,
hasta convertirlos en un valor supremo y absoluto al que es lícito incluso
sacrificar vidas humanas. Baste pensar, por ejemplo, en la aprobación in-
condicionada y entusiasta de las investigaciones para poner a punto el
FIVET, investigaciones que han necesitado el holocausto de innumera
bles embriones humanos; también se puede pensar en la autorización de
investigaciones sobre embriones humanos, reducidos a conejillos de in
dias para experimentos.
Por último, en lo que se refiere al complejo problema de las relacio
nes entre moral y derecho en el ámbito de los problemas de bioética, se
puede considerar central el siguiente principio: «Entre los deberes de la
autoridad pública se encuentra el de trabajar de modo que la ley civil esté
regulada sobre las normas fundamentales de la ley moral en lo que se re
fiere a los derechos del hombre, de la vida humana y de la institución fa
miliar» (Donum vitae, III). Obviamente, hay que reconocer la conocida
imposibilidad de una indebida superposición entre moral y derecho,
pero es también claramente afirmado que hay un campo en el que no son
Principios generales 55
admisibles las discordancias, el de los derechos del hombre, incluyendo
los de la vida humana y de la familia, que el texto oportunamente explí
cita. Estos derechos entran en juego en muchos de los problemas de los
que se ocupa la bioética. El problema de las relaciones entre ley civil y ley
moral ha encontrado un amplio espacio en la Encíclica Evangetium vitae
(nn. 68-74).
NOTA:
CUANDO LA SOCIEDAD ES MULTIRRACIAL,
¿SURGE LA EXIGENCIA DE NUEVOS PRINCIPIOS DE BIOÉTICA?
El crecimiento de una presencia estable de personas y núcleos fami
liares de diferentes razas y culturas dentro de cada uno de los países in
dustrializados es un hecho conocido por todos. «La inmigración consti
tuye un fenómeno social que cada vez más adquiere una configuración
relevante, permanente y estructural, que es también característico de la
realidad italiana, dentro del complejo fenómeno del traslado migratorio
desde los países en vías de desarrollo hacia Occidente, desde el sur al
norte, y desde el este hacia el oeste»89. Puede dar una idea de las dimen
siones del fenómeno un dato, parcial, pero clarificador: «Desde 1988,
más de cuatro millones de personas han solicitado asilo en los países de
Europa Occidental. [...] Al número de los que solicitan asilo hay que aña
dir a todos aquellos que no solicitan una petición de asilo formal, sino
que sencillamente buscan emigrar a un país europeo; caso en el que los
números son difícilmente cuantifícables»90.
Un fenómeno social de estas dimensiones no puede dejar de levantar
numerosos y complejos problemas. Esto lo hace notar ya el documento
citado del «Comité Nacional (italiano) para la Bioética»: La convergencia
de una pluralidad de etnias en un mismo territorio suscita innumerables
problemas que afectan a múltiples planos, que van desde la sociología
hasta la psicología, desde la antropología cultural hasta la etnología,
desde la demografía hasta la economía, desde la moral hasta la religión,
desde el derecho hasta la política. También es convocada la bioética»91.
Los diferentes problemas se pueden centrar en dos campos: el político-
sanitario y el terapéutico-asistencial. Puede ser útil, para clarificar, apor
89 C o m ttato N a zio n ale p e r l a BIOETICA, Problemi bioettci in una societá muUietnica (25
setiembre 1998), Presidenza del Consiglio dei Ministrí, Roma 1999, p. 9.
90 R. S apienza, II difficile cammirto verso una política comunitaria dellimmigrazione, en
«Aggiomamenti sociali» 50 (1999), p. 773.
91 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io e tic a , Probíemi bioetici in una societá multietnica
(o. c.), p. 9.
56 Bioética
tar algún ejemplo: ¿hay que reconocer a los inmigrantes el derecho a uti
lizar el servicio sanitario nacional? ¿En qué medida? ¿Con qué título?
¿Pueden ser sometidos a detección de enfermedades obligatoria, espe
cialmente de tipo diagnóstico? ¿Hay que acoger las peticiones de mutila
ciones sexuales femeninas, ligadas a ciertas culturas y carentes de cual
quier finalidad terapéutica y causas de graves daños a la salud de la
mujer y no raramente a su misma vida?
Se ve con claridad, en las pocas referencias realizadas hasta ahora,
que para la solución de los problemas, la situación pluridisciplinar, ca
racterística constante y obligada de la bioética, debe incluir algunas dis
ciplinas más, respecto a lo que sucedía habitualmente. La cuestión que
hay que resolver es la enunciada en el título de esta breve Nota: para dar
un fundamento sólido a la solución de los diferentes problemas, ¿son su
ficientes los principios enunciados hasta ahora o es necesario incluir al
gún otro? Debido a la brevedad de esta nota, para incoar una respuesta al
interrogante apenas formulado me referiré, principalmente, al docu
mento del Comité Nacional (italiano) para la Bioética92.
Una primera observación. No son pocos los problemas tratados que
pueden encontrar una solución válida en la Declaración universal de los
derechos del hombre. Titular es «todo individuo», en modo igual a todos
los demás, «sin distinción alguna por motivos de raza, color, sexo, len
gua, religión, opinión política o de otro tipo, de origen nacional o social,
de riqueza, de nacimiento o de otra condición» (art. 2.1). La única condi
ción es que sea un ser humano. En otras palabras, para poseer esos dere
chos no es necesario ser ciudadano del Estado en que se vive, basta ser
hombre. Esto es lo que es, fuera de toda duda, un inmigrante. De modo
particular nos interesa el artículo 25: «Todo individuo tiene derecho a un
tenor de vida suficiente para garantizar la salud y el bienestar propio y de
su familia, con particular referencia a la alimentación [...] y a lb$ cuida
dos médicos y a los servicios sociales necesarios; y tiene derecho a la segu
ridad en caso de [...] enfermedad, invalidez, vejez»93.
Desde luego sería necesario un atento análisis e interpretación de este
texto, pero, debido a la sencillez de la,Nota, podemos limitarnos a
constatar que en él se afirma con claridad la exigencia, ética y jurídica,
de prestar a los inmigrantes los mismos cuidados y la misma asistencia
que un Estado presta a sus ciudadanos en los casos de enfermedad, inva
lidez y vejez. Por tanto, el principio en el que nos estamos apoyando no
92 Para una revisión amplia y orgánica, que no se limite a, la cuestión de los principios,
sino que se extiende a la amplia área de los problemas sobre bioética y situación multírra-
cial, ver F. Com pagnoni - F. D 'A gostino (ed.). Bioética, diritti umani t multietniticitá, San
Paolo, Milán 2001.
MHe puesto en cursiva los elementos que tienen un interés más directo en el tema.
Principios generales 57
es un principio de la bioética, sino el general y fundamental del respeto a
la dignidad de cada hombre y de la solidaridad en la convivencia civil.
«Hay que reconocer a la salud un valor primario y como derecho univer
sal: se trata del bien inalienable que es reconocido por declaraciones,
convenciones, pactos y documentos internacionales, y por la m ism a
Constitución italiana. [-••] Es necesario tutelar la salud de todo indivi
duo, independientemente de su pertenencia cultural, y al mismo tiempo
garantizar la salud de la comunidad en su conjunto»94. Esta última indi
cación justifica, entre otras cosas, la afirmación de la existencia de una
obligación de los inmigrados de someterse a los exámenes diagnósticos
que las autoridades sanitarias del Estado que les aloja consideren necesa
rios para prevenir la posible difusión de alguna patología infecciosa. Lo
mismo se puede decir de vacunaciones contra determinadas patologías.
Para confirmar e integrar estas primeras indicaciones éticas sobre la
materia, en la óptica del respeto de los derechos del hombre, se añade «la
referencia a la deontología médica profesional: el deber del médico de
curar al enfermo y el respeto debido a toda persona humana». Se deriva
«el deber de asistir también a quien no está regularmente incluido en el
registro sanitario nacional», que es el caso de los «inmigrantes clandesti
nos e irregulares»95.
Hasta este momento hemos hablado de principios muy generales que
hay que respetar en este como en tantos otros ámbitos de la vida social.
Se pasa a un ámbito más específico de nuestro tema cuando se afirma:
«el principio del respeto a la dignidad de todo hombre en su especifidad
cultural», con algún límite preciso: «mientras que no se encuentre en
contraste con los principios de la democracia o de la laicidad del Estado
[.,.] y con la exigencia bioética fundamental de tutelar la integridad
psico-física del individuo en el respeto de la salud y con la finalidad de su
promoción». Mirándolo con atención, el principio simplemente hace ex
plícito uno de los aspectos que ya se encuentran incluidos en el del res
peto debido a la dignidad de todo hombre, tal y como es en su realidad
concreta. Un hombre es lo que es gracias no solo a su naturaleza, sino
también a la profunda interacción que se da entre naturaleza y cultura; y
no existe cultura que no sea portadora, más o menos rica, de valores au
ténticos, aunque lo sea con límites y desvalores.
Pero esta y cualquier otra proclamación de principios corre el riesgo
de quedarse en algo meramente formal y abstracto, si no se tiene el cui
C o m ita to N aziom ale p e r l a B io é tic a , Problemi bioetici in una societá multitínica
(o. c.), p. 15.
95 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Problemi bioetici in una socúttá multitínica
(o, c.), p. 15 y también la cita siguiente.
58 Bioética
dado de deducir las exigencias para la formación del personal sanitario y
de los servicios sociales. Además del conocimiento de las principales pa
tologías de los países de origen de los inmigrantes, también es impor
tante la de «concepciones mismas de la vida y la muerte, de la salud y la
enfermedad». Además, «el conocimiento de los valores, las creencias, y
de la relación con la fe de los inmigrantes con respecto a la de los nati
vos». En definitiva, «se trata de promover una conciencia bioética orien
tada a la comprensión de culturas diferentes, preparando al personal sa
nitario para una cultura de la acogida y de la solidaridad en la
perspectiva de una medicina transcultural, con la observancia necesaria
de la deontología y de la ley. [...] Es necesario activar tina formación en
la que el objetivo sea comprender que ser extranjero o inmigrante no in
dica algo raro que haya que marginar, sino en todo caso alteridad cuyas
razones hay que comprender y no solo aceptar como un mero dato de he
cho no modifícable. La comprensión de esas razones consentiría entrar
en una relación dinámica meta-cultural en la que el recíproco enriqueci
miento, además de constituir un modelo dentro de la comunidad que
acoge, termina por acelerar el proceso de gradual y convencida asimila
ción que, lejos de ser una manifestación colonialista, constituye la única
esperaza para una real y pacífica convivencia»96.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DE CARÁCTER GENERAL
Se señalan aquí algunas de las publicaciones que no tratan con exclusividad pro
blemas particulares de la bioética, pero que miran de modo amplio el campo de la
bioética, incluyendo sus cuestiones de carácter general. Es inevitable alguna repeti
ción con respecto a las referencias ya dadas hasta ahora. Al inicio damos la referencia
de alguna de las revistas bibliográficas.
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 PREMISA

1. UN CUADRO DE CONJUNTO

Debido a que, en los objetivos de este libro, no entra tratar, ni siquiera

sea de modo breve, todas las cuestiones particulares de la bioética, antes
de indicar las que se han escogido, resulta útil indicar una lista de las
principales cuestiones. Voy a tratar de realizar un cuadro orgánico, agru
pando esas cuestiones alrededor de tres situaciones por las que pasa la
vida: la vida en sus comienzos, la vida en su final, la vida en los momen
tos de debilidad. Se puede añadir un cuarto ámbito por las fuertes cone
xiones que existen entre vida y ambiente.
A) La vida en sus comienzos. Se dan varios tipos de intervenciones,
unas que ya se realizan actualmente, y otras que se prevén para un
futuro más o menos próximo:
— Sobre el patrimonio genético, con fines terapéuticos: Genotera-
pia. Para modificarlo: Ingeniería genética alternativa.
— Sobre los modos de generar nuevos seres humanos: para conse
guir la vida a cualquier precio: técnicas de reproducción artifi
cial, o, en el lado contrario, para neutralizar la fecundidad del
acto sexual: Contracepción. Esterilización.
— Sobre la nueva vida apenas comenzada: Diagnóstico prenatal.
Experimentación sobre embriones humanos. Aborto. Estatuto del
embrión.
B) La vida en su final. Técnicas de reanimación. Cura paliativa. Com
probación o diagnóstico de la muerte. Eutanasia.
C) La vida débil o Bioética clínica. Relación médico-paciente. Experi
mentación clínica, que incluye también la experimentación sobre
animales, ftansplantes de órganos. Drogodependencias con sus va-
riantes: alcohol, tabaco y drogas. Sida y otras enfermedades de
transmisión sexual. Terapias sexuales. Problemas de política sani
taria.
D) La vida y el ambiente. Problemas de ecología.
64 Bioética Premisa 65

2. NUESTRO PROGRAMA Un cambio profundamente innovador en la cura de las enfermedades,

£ue conlleva una compleja problemática bioética, es la difusión de los
Nuestra atención versa casi únicamente sobre los mayores problemas Trasplantes de órganos. El conjunto de los problemas de las diferentes
entre los que son claramente nuevos, suscitados por los recientes progre formas de toxicodependencia no es nuevo en sí, pero sí lo es por sus di
sos de las ciencias biomédicas, es decir, problemas que hasta ayer mismo mensiones, significados y características. Los veremos en capítulos espe
no existían. cíficos: Las drogas, el alcoholismo y el tabaquismo. Por último, la epide
Entre los problemas alrededor de la vida en sus comienzos hay uno mia del Sida es nueva y se encuentra cargada por una compleja red de
claramente central, en el sentido de que juega un papel de primer plano implicaciones con una fuerte carga bioética.
en la solución de los demás problemas: el Estatuto del embrión humano. Todo este conjunto va precedido por una Nota preliminar de carácter
Por ello, comenzamos por él. Después seguiremos un orden casi cronoló científico y jurídico, en la que se resumen brevemente nociones de em
gico, pasando al variado campo de las intervenciones tecnológicas sobre briología y un mínimo indispensable de conocimientos sobre los diversos
el proceso de la generación humana. Después de algunas premisas, vere organismos europeos y la naturaleza y valor de los documentos que han
mos, en el siguiente orden: la inseminación artificial, practicada ya desde elaborado.
hace tiempo, y, después, las más recientes Tecnologías reproductivas, dis Como cualquier elección, esta no está exenta de críticas legítimas.
tinguiendo las que tienen Fecundación extracorpórea y las que tienen Fe Para prevenir algunas y dar una respuesta rápida a otras se han incluido
cundación intracorpórea. Se dedica un capítulo aparte a la que hasta indicaciones de los motivos que justifican cada elección y que aparecen a
ahora es solo una hipótesis, la Reproducción humana asexuada: la Clona lo largo de esta premisa. El autor agradecerá cualquier crítica construc
ción. Los temas que van a continuación se refieren a algunas actuaciones tiva que le llegue, no solo por las elecciones realizadas, sino sobre cual
que hoy día son posibles sobre el embrión humano: la Diagnosis prenatal quier aspecto de esta publicación, teniendo presente, sin embargo, su ca
y la Experimentación con embriones. rácter explícito de «elementos» de bioética y no de «tratado».
Todos los problemas enumerados, si se exceptúa la clonación, son
parte de la realidad de nuestro tiempo y no de previsiones para el futuro.
Se puede añadir otro que muy recientemente ha dado los primeros pasos
en el terreno de la realidad, la posibilidad de intervenir sobre el patrimo
nio genético mismo, la Ingeniería genética.
Conectado no solo con los problemas que tocan las fuentes de la vida
humana, sino con todas sus situaciones, y que se encuentra en la base de
todos los problemas biomédicos, actuales y futuros, se halla la Investiga
ción biomédica, tanto la que se realiza con el hombre, Experimentación
clínica, como la Experimentación con animales.
En los problemas sobre la vida en su final, hay un único problema
que puede ser considerado verdaderamente nuevo, tanto que es inédito:
la concepción de la muerte como Muerte cerebral y, en relación con esta,
los nuevos Criterios para la comprobación 'de la muerte, pero esto ha sido
tratado ya en el libro precedente: La vida humana, al que parece opor
tuno acudir.
Por último, en lo que se refiere a los problemas correspondientes a la
vida en los momentos de debilidad, la atención se ha mantenido sobre
los que se presentan con mayor frecuencia y que a menudo son objeto de
debate público a todos los niveles. Estos problemás no siempre han sido
originados por los progresos recientes de las ciencias biomédicas, sino
que algunos encuentran su causa en factores prevalentemente culturales.
 Nota preliminar

ALGUNAS NOCIONES DE CARÁCTER CIENTÍFICO Y JURÍDICO

1. NOCIONES DE EMBRIOLOGÍA1

Para afrontar en bioética cuestiones como «el estatuto del embrión»,

«investigación y experimentación sobre el embrión», «técnicas de repro
ducción artificia]» y otras, es necesario al menos un mínimo de conoci
mientos científicos sobre la realidad de que se está hablando, el embrión.
Partimos de una definición provisional de embrión. Se llama em
brión al ser humano durante la fase inicial de su existencia y desarrollo.
De modo absoluto, el momento inicial es la concepción. Se trata de un
proceso que dura 24 horas, se inicia con la fecundación, es decir, la pe
netración de un espermatozoide (la célula germinal masculina) en un
óvulo (la célula germinal femenina). Estas dos células, que se llaman ga
metos, tienen la característica de poseer la mitad del patrimonio cromo-
sómico (o número haploide), es decir, 23 cromosomas. La fecundación se
desarrolla según una serie compleja de reacciones que terminan reali
zando Ja fusión de los núcleos de las dos células, reconstruyendo de ese
modo una célula única con 46 cromosomas, que es el número específico
del ser humano. Esa célula se llama cigoto.
Su patrimonio genético es nuevo, diferente del de la madre y del pa
dre y del de cualquier otro ser humano, fruto de una de los miles de mi
llones de posibles combinaciones entre los alrededor de 30.000 genes de
que consta el patrimonio genético de cada uno de los dos gametos. Por
esto, el cigoto es un nuevo individuo humano en la primera fase de su de
sarrollo.

1 Los datos que siguen han sido tomados en gran parte de: G. P e s c e t t o y o tr o s , Ma-
nuale di ginecología e ostetricia, voL 2: Ostetricia, cap. 30, Societá Editrice Universo, Roma
2000, especialmente, pp. 1022-1054; ver también: P. I a c o b e lli, L'inizio della vita unwna.
Bioética e Cultura XI (2001), 19, pp. 61-90.
68 Bioética
Hay que tener presente que, en el lenguaje corriente, fecundación y
concepción se consideran sinónimos.
Fecundación y concepción tienen lugar dentro de uno de los dos ca
nales de unión entre ovarios y útero, que se llaman «trompas» o «tubos
de Falopio».
El embrión constituido por una sola célula dura poco, porque ense
guida la célula se desdobla en 2 (dentro de una única membrana envol
vente), después en 32, 4, 8, 16, etc.
Mientras se producen estas primeras multiplicaciones, el embrión
es empujado hacia el útero, a donde llega entre 3 y 5 días después de la
fecundación. Las células recogidas dentro de la envoltura se llaman
blasíómeros, y el nombre del embrión es mórula. La membrana que en
vuelve las células, que posee varias capas, se llama corion. Sobre la su
perficie externa del corion se forman protuberancias hendidas llama
das vello coriónico. A través de ellos, el embrión es capaz de establecer
canales de com unicación directa entre el embrión y el organismo
m aterno en las paredes internas del útero. Así comienza, a partir del
6o o 7o día, el proceso de anidación del embrión en el útero, proceso
que se termina hacia el día 14o. Pero esa no es todavía la ubicación defi
nitiva.
Durante ese tiempo, el embrión ha comenzado a desarrollar otros
aditamentos que terminarán por encontrar al embrión sumergido en un
líquido fisiológico que está contenido dentro de una amplia envoltura o
saco, llamado amrtios, por lo que el líquido se llama amniótico.
Los intercambios entre embrión y organismo materno tienen lugar a
través de un órgano, lentamente desarrollado, complejo y sofisticado,
que se llama placenta, que se encuentra sólidamente fijado a las paredes
internas del útero por medio del vello coriónico y unido al embrión por
un también complejo cordón de vasos sanguíneos y otros elementos, lla
mado cordón umbilical.
Debido a que se trata de aditamentos del embrión, todos se derivan
de este. Por esto existe la posibilidad de diferentes exámenes biológicos
del embrión a través de células extraídas de uno y otro de estos adita
mentos: líquido amniótico, vello coriónico, cordón umbilical y placenta,
como veremos al hablar de la diagnosis prenatal. Siguiendo con la des
cripción del desarrollo del embrión, de modo esquemático, los datos que
se pueden destacar son:
1. Ya en la tercera semana se establece en el embrión una verdadera y
propia, aunque todavía imperfecta, circulación sanguínea, con un
2 Cf. J. L e je u n e , L'embrione segno di contraádiiione, Orizzonte Medico, Roma 1992,
p. 4 2 .
Algunas nociones de carácter científico y jurídico 69
esbozo de corazón. En la 4a o 5“ semana se pueden registrar desde
fuera las pulsaciones del corazón.
2. De modo convencional, el término embrión se utiliza hasta la oc
tava semana de desarrollo. A partir de ese momento se denomina
feto. Entonces se puede decir que se tiene un niño minúsculo, es
decir, tanto la forma externa como los óiganos internos son sustan
cialmente los de un ser humano formado3.
9 3. La duración del embarazo, es decir, el desarrollo del feto para poder
vivir autónomamente fuera del útero materno, es de 38 semanas (9
meses) o 266 días, con un máximo de 42 semanas o 293 días.
4. Una anticipación del nacimiento se produce cuando es posible ha
cer sobrevivir al embrión, en tal caso se llama parto prematuro. La
terminología tradicional lo definía como feto viable. Los progresos
científicos han bajado progresivamente la fecha límite, que antes
estaba establecida en el 7o mes (los sietemesinos), hoy se llega a ha
cer sobrevivir fetos nacidos en la 19° semana (133 días o 4 meses y
medio), mientras que el neonato está cercano a los 450 g. Pero es
elevado el riesgo de no conseguirlo y de que muera el neonato. Hay
que tener presente que el peso normal al final del embarazo com
pleto es de 3.300 g.
Algunas otras informaciones que resultan útiles para alguno de los
problemas que hay que afrontar.
En las primeras fases de multiplicación celular del cigoto, todas las
células del embrión son totipotentes, es decir, si se separan, tienen la
posibilidad de constituirse como un segundo embrión, idéntico genéti
camente al que se desarrolla desde las otras células. Si se produce este
fenómeno de modo espontáneo da lugar a los gemelos monocigóticos;
algo que sucede en una proporción de 1/250 cigotos. El carácter excep
cional de los gemelos se comprueba si se mira el porcentaje de su au
sencia: «el 99-99,6% [sic!] de los cigotos se desarrollan como un orga-
nisino único»4. Esta capacidad se termina entre el 5o y el 7o día, según
se trate de gemelos monocoriales diamnióticos (5°-6° día) o monoam-
nióticos (7o día).
Más adelante veremos que hoy existen diferentes hipótesis que sitúan
el inicio de la vida humana individual en momentos posteriores a la con
cepción, se trata de algunos momentos que en embriología se indican
3 En la literatura científica en italiano se encuentra el término *uovo» para indicar al
embrión y a sus anejos. Un ejemplo con autoridad es J. T e s ta r t, L'uovo trasparente, Bom
piani, Milán 1988.
4 A. S e r r a * R. Colom bo, Identitá e statuto deü’embriom umano: il contributo della bio
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 Bioética
70
con términos técnicos, que son «estría primitiva» y «placa neural». En
pocas palabras:
Estría primitiva: este es el nombre con el que se denomina el delinear
se de un primer esbozo del plano constructivo del embrión, gracias a que
se distinguen, entre las células, aquellas de las que se desarrollará el or
ganismo humano y las que darán origen a los anexos: saco amniótico,
placenta y cordón umbilical. El prim ero de los dos grupos de células
toma una forma en la que se puede ver una línea que dibuja un eje que
correrá entre la futura base craneal y la extremidad inferior de la futura
espina dorsal, y también una primera distinción entre la superficie dor
sal y la ventral, entre la izquierda y la derecha. Este aspecto del embrión
es denominado «estría primitiva» y se forma al mismo tiempo que se
completa la implantación del embrión en el útero, es decir, el día 14
desde la fecundación.
Placa neural: es la aparición de la matriz en la que se desarrollarán los
diferentes componentes del futuro sistema nervioso, central y periférico.
Esto sucede algunos días después, en el día 185.
Haciendo hincapié en la importancia y el significado de estos mo
mentos del desarrollo del embrión, algunas corrientes de la bioética
los han querido convertir en el momento a partir del cual existiría el
embrión, y se ha acuñado el término pre-embrión, para indicar la fase
precedente, la que está comprendida entre la fecundación y el anida-
miento completo o la aparición de la estría primitiva (en ambos casos,
el día 14 desde la fecundación), o tam bién la formación de la placa
neural (día 18). Tendremos ocasión de volver sobre esto con mayor
atención, cuando tratem os del problem a del estatuto del embrión
humano.
2. PRINCIPALES ORGANISMOS EUROPEOS INTERNACIONALES
Cuando se traten las diferentes cuestiones de la bioética, al referirse a
los aspectos jurídicos, será necesario conocer también lo que en esta ma
teria ha sido objeto de intervenciones o documentos por parte de orga
nismos constituidos desde hace tiempo y que pertenecen al proceso de
construcción de la unidad europea. Sobre la naturaleza y funciones de
cada uno de ellos, así como sobre el valor de los documentos aprobados,
es indispensable poseer un mínimo de datos esenciales.
5 Sobre estos últimos datos ver también: C om ttato N azio n ale p e r l a B io é tic a , Identitá
e statuto dell'embrione humano (22 giugno 1996), Presidenza del Consiglio dei Ministri,
Roma 1997, pp. 12-15.
Algunas nociones de carácter científico y jurídico 71
En primer lugar, una distinción clara entre Consejo de Europa, Asam
blea Parlamentaria Europea, Parlamento Europeo y Comunidad Euro
pea o Unión Europea.
a) Consejo de Europa. Es el organismo más antiguo y más vasto, que
surgió en 1949. Hasta 1989 estuvo compuesto por 23 Estados y, después
de los acontecimientos de 1989, ha ido ampliándose hasta abarcar hoy
40 Estados europeos. Sus miembros son enviados por los Parlamentos de
los Estados miembros. Dentro, además de un elevado número de comi
siones y subcomisiones, hay: (a) un Comité de ministros de Asuntos Exte
riores (uno de cada Estado, enviado por el gobierno respectivo) o delega
dos suyos que, en tal caso, son miembros permanentes del Consejo; y (b)
la Asamblea Parlamentaria Europea, que no hay que confundir con el Par
lamento Europeo, del que hablamos enseguida. Su sede se encuentra en
Estrasburgo, Francia.
La parte más destacada de su actividad está constituida por un alto
número de Convenciones (hasta ahora, alrededor de 140), después de su
ratificación por el Parlamento nacional, tienen valor vinculante para
cada uno de los Estados miembros. La primera es de 1950: Convención
europea de los derechos del hombre. Entre las últimas se encuentra la Con
vención de tos derechos del hombre y la biomedicina (1996). También hay
que recordar la Convención sobre los derechos sociales y económicos, tam
bién llamada Carta social europea, del año 1965.
Un número todavía más elevado de documentos está constituido por
Recomendaciones y Resoluciones, que pueden ser o de la Asamblea Parla
mentaria o del Comité de ministros. No tienen fuerza de ley en los diver
sos Estados, aunque estos están obligados a tenerlas en cuenta como
orientación al emanar leyes sobre la materia.
b) Com unidad Europea, que desde el 1 de noviembre de 1993 se
llama Unión Europea. Nacida como «Comunidad Económica Europea»
en 1957 y constituida originalmente por 6 países, entre los que se en
cuentra Italia, ha ido aumentando gradualmente hasta tener actualmente
15 Estados. Hay otros que han solicitado formar parte, entre los que se
encuentran Malta, Chipre y TUrquía*. En el presente, todos esos Estados
son de Europa Occidental. Ni Noruega ni Suiza forman parte. Lo mismo
que en el Consejo de Europa hay una asamblea parlamentaria, el Parla
mento Europeo. Los parlamentarios, que al inicio eran delegados de los
respectivos Parlamentos nacionales, desde 1979 son elegidos por sufra
gio directo universal cada 5 años.
* Como es sabido, en mayo de 2004, el número de países integrantes ha aumentado
hasta 25. No obstante, TUrquía no ha entrado a formar parte (N. del T.).
72 Bioética

Entre los numerosos organismos e instituciones en los que está orga

nizado es útil recordar para nosotros: el Consejo de la Unión Europea,
compuesto por los ministros de cada Estado, que se reúnen según los te
mas de los problemas en discusión: ministros de Asuntos Exteriores, de
Agricultura, de Economía, etc.; y el Consejo Europeo de Jefes de Estado o
de Gobierno.
La sede de la Unión Europea se encuentra en Bruselas, pero las sesio
nes plenarias del Parlamento tienen lugar en Estrasburgo. Capítulo I
Los poderes del Parlamento han ido aumentando poco a poco. El tipo
de documentos es sustancialmente análogo al del Consejo de Europa, IDENTIDAD Y ESTATUTO DEL EMBRIÓN HUMANO
pero con la diferencia de que las Recomendaciones y Resoluciones se
convierten en vinculantes para los Estados miembros cuando van segui f;
das por un documento de «Normas de Actuación». En este caso, los Par *
PREMISA 1
lamentos deben emanar leyes conformes con las decisiones del Parla |
mento Europeo.
Un paso particularmente significativo, que ha supuesto un vigoroso 1. POR QUÉ HOY ES UN PROBLEMA EL EMBRIÓN
impulso para la realización del objetivo de la unión política de Europa,
ha sido el Tratado de Maastricht o Tratado sobre la Unión Europea (di Desde que el mundo es mundo, o casi, hay muchísimos problemas
ciembre 1991 y las modificaciones de febrero de 1992)6.
que son objeto de estudios y discusiones. Entre estos se hallan el pro
blema del mal, del sufrimiento, de la libertad, de la justicia, el problema
de Dios. Hasta hace pocos años, el embrión no figuraba en esa lista. Ha
bía pocos conocimientos a nivel científico y también las ideas a nivel mo
ral eran pocas y sencillas y eran compartidas por todos. En todos los Es
tados, al menos del mundo occidental, eran las disposiciones legislativas
pocas y comunes y todas trataban de la única intervención posible sobre
el embrión, el aborto. Esta era la situación, hasta hace pocos decenios.
Sin embargo, en pocos años, la situación ha cambiado radicalmente.
Hoy hay una auténtica montaña de estudios, investigaciones, libros, ar
tículos, discusiones; montaña que no cesa de crecer de día en día.
A nivel científico biológico estamos bien lejos de saberlo todo sobre el
embrión humano, aunque, con respecto a hace muy poco tiempo, sabe
mos mil veces más. Mientras nos mantenemos en este nivel, los datos son
datos y lo son para todos. Pero en cuanto se comienza a interpretarlos,
enseguida nos encontramos ante un cuadro desconcertante de tesis, posi
ciones y afirmaciones que son diferentes e, incluso, opuestas.
Por ejemplo: ¿Cuándo se inicia la vida humana en el embrión? Res
puestas:
1. Con la fecundación, que es el momento en que se constituye la pri
m era célula humana completa, capaz de desarrollar un nuevo ser
* Sobre este tema ver C. S ecch i, 11 D-attato di Maastricht sttUVnione Europea, «Aggior- humano con características propias, que se encuentran inscritas en
namenti sociali» 43 (1992), 345-361. el patrimonio genético de la célula.

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74 Bioética
2. Algo más adelante, es decir, alrededor de los 8 o 10 días, cuando de
un conjunto de células sustancialmente iguales empiezan a dife
renciarse las que constituyen el nuevo individuo y las que van a
constituir la placenta y todo lo que constituye las conexiones vita
les del organismo con la madre.
3. El día 14 cuando se embrión ha anidado bien en las paredes inter
nas del útero y ya no puede ocurrir que se desdoble y origine dos
gemelos en vez de un solo individuo.
4. Todavía más adelante, cuado comienza a aparecer el sistema ner
vioso central, alrededor de 10 semanas después de la fecundación.
La lista podría continuar.
Si se pasa a otros planos, filosófico, ético, jurídico, nos encontramos
en medio de una intrincada selva de posiciones. Intrincada también por
que los términos centrales que se utilizan, por ejemplo, «persona», «su
jeto», «derechos», etc., pueden poseer significados muy diferentes, lo que
aporta dificultades añadidas cuando se quiere comparar críticamente las
diferentes posiciones.
¿Cómo se ha producido esta impresionante explosión de estudios y
debates en un terreno que hasta ayer mismo era tranquilo y pacífico?
No es difícil localizar los motivos, porque están constituidos por he
chos conocidos por todos y que hasta hace poco no era posible imagi
nar. El primero de todos es la fecundación in vitro, es decir, haber con
seguido realizar fuera del cuerpo de una mujer, la penetración de una
célula germinal masculina en una femenina, y las sucesivas multiplica
ciones de esta nueva célula, que es el inicio de un nuevo organismo hu
mano. Tal y como veremos con mayor detenimiento a continuación, la
fecundación in vitro (FIV) fue realizada por vez prim era en 1969 por
dos investigadores ingleses de Cambridge, que llegaron a ser conocidos
en todo el mundo, Edwards y Steptoe. En la información sobre este lo
gro, dada en la revista «Nature»7, decían que habían extraído y hecho
m adurar in vitro 56 ovocitos, consiguiendo que 18 fuesen fecundados.
Se trata de los primeros embriones humanos obtenidos en un laborato
rio. Desde ese momento era posible para lps investigadores disponer
embriones para estudiarlos en sus fases iniciales de desarrollo, algo
que durante mucho tiempo se había deseado y soñado, pero que hasta
entonces había sido imposible. La posibilidad produjo enseguida una
serie de interrogantes, el primero de ellos ético: Sobre embriones tan
precoces como los obtenidos por la fecundación in vitro, ¿qué interven
ciones son lícitas?
7 R. G. E d w ard s - B. D. B a v is te r - P. C. S te p to e , Eariy Stages of fertilizations in vitro of
human oocytes matured in vitro, «Nature» 221 (1969), 632-635/
Identidad y estatuto del embrión humano 75
Por otra parte, ya se había producido otro hecho, que tampoco tiene
precedentes en la historia de los países cristianos, til menos desde hace
2000 años: el aborto. Dar muerte no a embriones precoces, sino a em
briones desarrollados y fetos, había sido considerado por todos un delito
e iba acompañado por severas penas en los códigos penales. El hecho es
que el aborto fue suprimido de la lista de delitos e incluido entre los de
rechos civiles de la mujer o, al menos, es despenalizado. En 1969, mu
chos Estados ya lo habían hecho y otros se preparaban para hacerlo. Una
vez que es lícito m atar embriones y fetos por el beneficio privado de la
mujer gestante, con mayor razón, ¿no debería serlo también cuando su
muerte puede ser beneficiosa para muchos debido a los importantes co
nocimientos que se pueden obtener de investigaciones e investigaciones
científicas en embriones humanos? De nuevo resulta inevitable plan
tearse preguntas como: ¿no tiene derechos el embrión? ¿Cuáles son?
¿Son válidos para el embrión los derechos reconocidos a todos los seres
humanos, empezando por los niños recién nacidos?
Estos y otros problemas fueron posterior e insistentemente plantea*
dos por el desarrollo que se produjo cuando, partiendo de la FIV, se con
siguió, después de una década de investigaciones y pruebas, transferir al
útero los embriones obtenidos y desarrollarlos, hasta conseguir que na
cieran niños que habían sido concebidos in vitro. Es sabido que el pri
mero fue una niña, Louise Brown, en Inglaterra, que nació el 25 de julio
de 1978, también debida al trabajo de Edwards y Steptoe. En Cambridge,
entre 1969 y 1978, hubo un elevado número de embriones humanos a los
que se les dio vida, pero que estaban destinados a muerte cierta en breve
espacio de tiempo. Nunca un éxito científico había sido pagado con un
precio de vidas humanas sacrificadas y en un núm ero tan elevado. El
único caso de este tipo hasta el momento habían sido las locas investiga
ciones llevadas a cabo por los médicos al servicio de la ideología nazi. El
tema no se concluye en 1978. En todos estos años, y aún hoy, al practicar
la Fecundación in vitro con transferencia del embrión (FIVET), el porcen
taje de éxitos, es decir, de partos con éxito, oscila entre el 10 y el 22%*, lo
que significa que por cada embrión que se obtiene, hay entre 8 y 9 em
briones destinados a morir en breve plazo.
Está claro que siguen planteándose las preguntas, ineludibles y exi
gentes, sobre el embrión: ¿quién es?, ¿qué deberes existen hacia él?, etc.
Estas preguntas se imponen también por la difusión de otros compor
tamientos derivados de la FIVET, y a menudo unidos a ella, por ejemplo:
la congelación de embriones y su conservación a la espera de ser destina-
8 Entre otras cosas, ver el estudio bien documentado de A. S e r r a , La riproduzione me-
dicalmenle assistita, en «La Civiltá Cattolica» 150 (1999) III, 228-230.
76 Bioética
dos a continuar su desarrollo en un útero que los acoja, a los laboratorios
científicos de investigación o, sencillamente, a ser eliminados9. Otro
ejemplo, transferir embriones al útero de una mujer que después no será
la madre, sino otra que, a menudo con una compensación económica,
acoge la gestación por cuenta de aquella a la que después cede el niño
cuando nace, las llamadas «madres o úteros de alquiler».
Otro empujón para cuestionar el estatuto del embrión lo proporcio
nan las nuevas posibilidades para interrum pir con fármacos un emba
razo apenas comenzado: «La pildora del día después», RU-486, IUD, va
cunas anti-embarazo, etc. Productos que a menudo son denominados de
forma que queda oculta la realidad de que son abortivos y puedan ser ad
quiridos como contraceptivos.
Estos hechos y otros a los que ni siquiera hemos aludido, que hasta
ayer mismo eran inimaginables, han situado enseguida al embrión como
uno de los más vivos centros de interés de la sociedad y la cultura de
nuestro tiempo, objeto de estudios, investigaciones y discusiones, aun
que todavía nos hallamos lejos de llegar a conclusiones pacíficas y com
partidas por todos.
2. EL PROBLEMA CENTRAL
En la masa de problemas que se han ido poco a poco dibujando, hay
uno que parece situarse como central. Aunque no sea transparente para
todo el mundo, su formulación en términos concisos es: «definir el esta
tuto del embrión». Para solucionarlo, es necesaria la aportación comple
mentaria de varios campos: las ciencias biológicas, la filosofía, el dere
cho, la ética y la teología misma.
En definitiva, simplificando mucho las cosas, se trata de llegar a esta
blecer sobre fundamentos sólidos:
1. Quién o qué es el embrión. Esto es el estatuto ortológico del embrión.
2. Qué deberes se tienen con respecto al embrión. Este es el estatuto
ético.
3. Cuáles de esos deberes hay que legislar y reglamentar y si hay que
reconocer al embrión y tutelar sus derechos en sentido propio. Este
es el estatuto jurídico.
9 Puede verse lo que relato en mi estudio: L. CiccOnb, La FIVET, una trapea speriemen-
tazione sulVuomo, en «D diritto delle famiglie e delle persone» J6 (1987), pp. 999-1009. So
bre el problema de las técnicas de reproducción artificial volveremos más adelante en un
capitulo aparte.
Identidad y estatuto del embrión humano 77
Este es el orden lógico entre los diferentes aspectos del estatuto del
embrión. Sin embargo, primero se ha planteado el interrogante ético, que
para encontrar una respuesta motivada ha tenido que, lógicamente, plan
tear la cuestión ontológica. La cuestión jurídica se ha planteado, como ve
remos más adelante, principalmente, por el hecho que los embriones pro
ducidos in vitro están accesibles a cualquier tipo de intervención.
Situándonos en nuestro punto de vista, que es el ético, se podría deli
near del siguiente modo la conexión orgánica entre los diferentes aspec
tos del estatuto del embrión: «En este campo de la ética normativa se
trata también de buscar la verdad moral. Porque la norma no es expre
sión de voluntades arbitrarias, opiniones, corrientes o intereses prevalen-
tes, sino de la verdad moral, verdad que "indica" la dignidad-valor-finali
dad del ser y que a la vez es “imperativa" de las exigencias de respeto que
expresa»10. Por lo tanto, una cuestión primera y fundamental debe ser la
«verdad moral del bien “del que se trata": el embrión humano. Esta ver
dad, expresión de la dignidad y del valor de la vida humana en su co
mienzo, constituye el principio ético normativo, el criterio de elabora
ción de cada norm a como respuesta a las cuestiones que plantea. La
norma moral es, a su vez, una referenfcia para la codificación jurídica»11.
Al afrontar los diferentes problemas, que desde el primer momento
he planteado como particularmente complejos, enmarañados, nuevos, y
a los qué se dan múltiples soluciones, no acordes entre ellas, debo nece
sariamente limitarme a las pocas cosas verdaderamente esenciales, y so
bre cada una de ellas, decir solo lo indispensable para que resulte sufi
cientemente clara.
Otra elección, que es un límite de la exposición, es que no podré reali
zar un resumen detallado de las diferentes posiciones que incluya una
valoración crítica de cada una de ellas, sino que me veo obligado a limi
tarme a la que me parece más seriamente fundamentada, realizando solo
alusiones a las demás posiciones, que se oponen y son divergentes con
esta elegida.
I. EL ESTATUTO ONTOLÓGICO DEL EMBRIÓN
Cuando se habla de estatuto ontológico del embrión, en síntesis, se
busca responder a las siguientes preguntas: «¿Qué o quién es un em
10 M. C o z zo li, L'embrione uma.no: aspetti etico-normativi, en Pontificia Academia pro
Vita, Identitá e statuto dell’embrione umano, Librería Editrice Vaticana, Cittá del Vaticano
1998, p. 237.
11 M. COZZOLI, L’embrione umano: aspetti etico-normativi (o. c.), p. 238.
78
Bioética
brión? ¿Es un individuo de la especie humana? ¿Es persona? Y, si lo es,
¿desde cuándo lo es?». Resulta claro que la respuesta depende de la no
ción de «individuo» o de «persona» que se posea. Con base en esta no
ción, se afirma o niega que el embrión lo sea o no. Por esto, es necesario
clarificar antes de nada esas nociones.
1. PANORAMA DE POSICIONES OPUESTAS
a) Sobre la noción de individuo
Es conocida la clásica definición de individuo que consta de dos ele
mentos: ñndivisum in se» es decir, un ser vivo que se caracteriza por que
existe una unidad intrínseca entre sus componentes, y «divisunt a quoli-
bet alio ente», es decir, netamente diferente de cualquier otra realidad.
Esta definición, que hasta ayer mismo era universalmente compartida,
registra, precisamente con referencia al embrión, un añadido realizado
por algunos bioéticos, que constituye un tercer elemento: la indivisibili
dad. Es decir, se exige que sea imposible que se verifique en el embrión
cualquier división que tenga las condiciones para poder dar lugar a otro
embrión. Por lo tanto, el embrión no puede definirse como individuo
hasta que terminan las posibilidades de producir gemelos o, lo que es lo
mismo, hasta el día 7o desde la fecundación.
Se trata de un añadido que es con toda evidencia arbitrario, carente
de sólido fundamento, tanto científico como filosófico. El hecho de que
se separe una célula, no afecta en nada la identidad del embrión, que ha
comenzado con la fecundación, y que continúa sin modificarlo la puesta
en marcha del programa de desarrollo que se encuentra inscrito en su ge-
noma. En todo caso, con respecto al segundo embrión, se podría plan
tear el interrogante de cuál es el momento inicial de su existencia: ¿Es el
de la separación de la célula del prim er embrión, como parece ser en
apariencia, o hay que considerar que para» él es válido también el mo
mento de la fecundación? Este sería el momento si, de acuerdo con la hi
pótesis de algunos estudiosos, el hecho de producir gemelos se encuentra
inscrito en el patrimonio genético. Pero, de acuerdo con la situación ac
tual de los conocimientos, esta es solo una de las diferentes hipótesis que
tratan de explicar el fenómeno.
Por lo tanto, la noción clásica de individuo conserva toda su validez.
No obstante, en relación con el embrión, la pregunta sobre cuál es el
momento que hay que considerarlo un individuo no es competencia de
Identidad y estatuto del embrión humano 79
la filosofía, sino de las ciencias biológicas. Estas son las que nos pue
den decir cuándo nos encontramos ante un nuevo individuo de la espe
cie humana.
b) Sobre la noción de persona
La variedad de nociones propuestas puede ser resum ida, de una
forma didáctica, siguiendo el modo en que lo hace el Comité Nacional
(Italiano) para la Bioética, de acuerdo con dos tipologías básicas: pode
mos llamar a la primera «sustancialista» y a la segunda, «funcionalista»
o también «empirista».
«La primera representa un desarrollo de la noción "clásica , para la
que la persona es “una sustancia individual de naturaleza racional , es
decir, un individuo concreto, dotado de una determinada naturaleza onto-
íógica, que se manifiesta en una serie de capacidades, actividades y fun
ciones, que sin duda pueden ser consideradas como características de la
racionalidad, pero que no pueden ser reducidas a esta. Por lo tanto, un
determinado individuo concreto puede poseer la naturaleza racional, y
por ello mismo ser persona, sin manifestar ni todas, ni siempre ni en su
grado máximo, las características de la racionalidad»12.
En la noción funcionalista, la persona es «un concepto definido por
u n cierto conjunto de propiedades o funciones (como capacidad de refle
xión, autoconciencia, autodeterminación, comunicación intersubjetiva,
representación simbólica). Lo mismo que los demás conceptos, deter
mina en abstracto una clase de entes que, de modo independiente de su
naturaleza ontológica, pueden ser declaradas personas, partiendo de la
definición de persona así establecida, mientras sean capaces de realizar
las funciones descritas. Desde el momento en que un ser determinado
puede ejercitar las funciones a las que queda reducida, la persona en can
tidades y grados diferentes, la consecuencia es que se puede ser más o
menos persona, que se puede llegar a serlo y dejar de serlo y que, mien
tras que es posible que algunos seres humanos no sean personas, pueden
serlo, aunque en medida reducida, algunos animales»13.
12 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Identitá e statuto deü'embrione umano (22
giugno 1996), Presidenza del Consiglio dei Ministri, Roma 1996, p. 9. La adecuada y clara
síntesis que ofrece este documento se ha sacado también mucho de lo que sigue en la ex
posición del texto. Detalladas y puntuales son también las notas del documento, comen
zando por la primera, en la que se precisa el origen filosófico y teológico del término y de
la definición clásica de persona en el ámbito cristiano. Aparece cit&da su primera formula
ción en latín realizada por Boecio: «"Persona est naturae rationalis individua substantia
(cf. Contra Eutychen et Nestorium, 1-3)» (p. 27).
13 C o m itato N a z io n a le p e r i a B io ética, Identitá e statuto dellembrione umano (o. c.),
p.9.
80 Bioética
Es fácil comprobar que estas son las tesis de algunos bioéticos con
autoridad. Pueden servir como muestra algunas entre las muchas afir
maciones de H. T. Engelhart jr.: «Lo que caracteriza a las personas es su
capacidad de ser autoconscientes, racionales e interesadas en el mérito
de la crítica y el elogio». Por esto, «no todos los seres humanos son per
sonas. No todos los seres humanos son autoconscientes, racionales ni tie
nen la capacidad para concebir la posibilidad de la crítica y el elogio. Los
fetos, los infantes, los retrasados mentales graves y quienes se encuen
tran en coma sin esperanza, constituyen ejemplos que no son personas
humanas. [...] En las reflexiones generales laicas, se debe presumir que
los seres humanos son racionales cada vez que dan prueba de serlo»14.
Con una lógica fría y, también, con honestidad intelectual, Engelhardt
pone en evidencia las consecuencias que se derivan en la práctica de tales
concepciones, declarando lícito no solo el aborto, sino también el infanti
cidio y cualquier supresión de seres que son humanos, pero que no son
personas15; es suficiente tener «buenas razones» para hacerlo, es decir,
ventajas apreciables para quienes son personas.
Todo esto implica otra distinción, explicitada con claridad por el
mismo autor, la que existe entre «vida humana meramente biológica» y
«vida humana personal», con la consecuencia, entre otras cosas, que para
la solución de los problemas éticos, empezando por el aborto, lo impor
tante no es saber cuál es «el momento en que comienza la vida humana»,
sino más bien «determinar cuándo, en la ontogénesis humana, los seres
humanos se convierten en personas»16.
El Comité Nacional Italiano, en el documento que hemos citado, no
se limita a registrar las diferentes concepciones, sino que proporciona
tam bién una valoración crítica, y elige entre ellas cuál resulta funda
mentada con mayor solidez: «Ambas nociones han sido objeto de análi
sis y debates. El Comité ha considerado que no puede acoger la se
gunda», es decir, la concepción funcionalista, «porque de hecho vuelve
a introducir, de modo subrepticio, la legitimidad de una discriminación
entre los seres humanos, basándose en la posesión de algunas capaci
dades o funciones. Aunque, al menos en apariencia, se trata de las ca
pacidades más altas y más característica de la naturaleza humana, si
gue siendo verdad que la naturaleza humana no se reduce a ellas, y que
los seres humanos serían, por tanto, discriminados no sobre lo que son,
sino sobre lo que tienen o pueden hacer, siguiendo un catálogo de re
quisitos que no solo no está de hecho unívocamente determinado, sino
14 H. T. E n g e l h a r d t J r ., Manuale di bioética, Mondadori, Milán 1991, pp. 126-128.
15 H. T. E n g e l h a r d t J r ., Manuale di bioética (o. c.), p. 248 ss.
16 H. T. E n g e l h a r d t J r ., Manuale di bioética (o. c.), p. 128.
Identidad y estatuto del embrión humano 81
que se encuentra abierto a la arbitrariedad». Esta es, por tanto, la con
clusión:
«Luego se reconoce que ser persona, en sentido ontológico, es la sim
ple consecuencia de poseer la naturaleza racional y que, por ser la racio
nalidad un requisito del que goza la naturaleza humana, la simple pose
sión de la naturaleza hum ana implica que todo individuo hum ano es
persona, aunque determinadas características más complejas de la natu
raleza racional puedan manifestarse solo después de un adecuado pro
ceso de evolución, puedan encontrarse en algunos casos más o menos
ampliamente impedidas por circunstancias accidentales y en ciertos ca
sos, incluso, atenuarse o desaparecer»17.
2. EL ESTATUTO ONTOLÓGICO DEL EMBRIÓN
EN LA BIOÉTICA PERSONALISTA
Lo esencial de esta posición se encuentra ya en lo que acabamos de
ver sobre la concepción «sustancialista» de la persona. El embrión, desde
el primer instante de su existencia, efe decir, desde que es concebido, es
un individuo de la especie humana y también es una persona humana.
Pero, debido a la importancia del tema, es necesario que lleguemos más
allá de la sustancialidad estricta.
Tal y como se ha indicado ya, las ciencias biológicas proporcionan los
datos necesarios para responder a la pregunta sobre el momento a partir
del cual el embrión humano es un individuo de la especie humana. Sin
embargo, la pregunta sobre si ese individuo también es persona no es
competencia de la biología, sino de la filosofía. A los científicos, que
como tales científicos llegar a emitir sentencias para afirmar o negar el
estatuto de persona del embrión, se les adecúa el célebre dicho que se
atribuye a Fidias o a Apeles: «-Ne ultra crepidam sutor!»i8.
17 COMITATO N a z io n a le p e r LA B io é tic a , Identitá e statuto dell'embrione amano (o. c.),
p. 9 ss. El subrayado en negrita es mío. Para ver un panorama más amplio y documen
tado, que posee especialmente referencias a los filósofos y bioéticos italianos ver A. Bom-
piani. Bioética dalla parte dei deboli, Dehoniane, Bolonia 1994, cap. IV: «Debate sobre el es
tatuto ontológico y jurídico del embrión» y párrafo 3o: «Debate sobre el significado
ontológico del embrión: cuestiones filosóficas» (pp. 103-110). Para la literatura interna
cional ver el estudio de L. P aiazzani, I significati del concetto ftlosofico di persona e implica-
zioni nel dibattito bioética e biogiuridico attuale sul statuto dell’embrione umano, en Pontifi
cia Academia pro Vita (o. c.), pp. 53-74.
18 Se trata de un proverbio, cuya base histórica o legendaria, da lo mismo, dice esen
cialmente: Un zapatero había hecho notar a Fidias un error en el calzado de un hombre
que había esculpido. Fidias lo agradeció al zapatero y se apresuró a corregir el error. El za
patero, crecido, añadió otras críticas y la respuesta fueron las palabras citadas, que pue
den ser traducidas, en una traducción libre, como: «zapatero a tus zapatos».
82 Bioética
a) La aportación de las ciencias biológicas: el embrión es un individuo
de la especie hurfiana desde la concepción
En este punto no podemos realizar una valoración sintética de unos
pocos puntos esenciales de la muy abundante literatura científica19.
En primer lugar es útil precisar cuáles son las ciencias biológicas que
se encuentran en condiciones de proporcionar datos en la cuestión que
ahora nos interesa. Se trata de «la genética, la bioquímica, la citología, la
biología del desarrollo y la obstetricia», y proporcionan «datos biológicos
que, si son correctamente interpretados siguiendo un método estricta
m ente científico, pueden contribuir a determ inar cuándo un ser hu
mano, es decir, un organismo individual de la especie humana, comienza
a existir y cómo se desarrolla»20.
De los «datos esenciales sobre la formación del cigoto [o embrión
unicelular] y sobre el paso desde embrión unicelular a embrión de dos
células», resulta «con toda evidencia que, en la fusión de los gametos, co
mienza a ponerse en m archa como una unidad una nueva célula hu
mana, dotada de una nueva y exclusiva estructura de información que
constituye la base de su desarrollo posterior. [...] Esta información [...]
es la base de la pertenencia del cigoto a la especie humana y de su singu
laridad individual o identidad, y contiene un programa codificado com
pleto, que le proporciona enormes potencialidades morfogenéticas, que
se realizan de modo autónomo y gradual durante el proceso epigenético
rigurosamente orientado»21.
Estos datos, en los que se ha omitido la sólida fundamentación cientí
fica que los sustenta, ya serían suficientes para afirmar que el cigoto es
un individuo de la especie humana. No obstante, los dos científicos de
cuyo estudio los hemos sacado solo proponen esa afirmación después de
un detallado y documentado análisis del proceso de desarrolla del em
brión unicelular Entre otras cosas, ponen en evidencia que es un proceso
dotado de los caracteres de coordinación, continuidad y gradualidad.
Para nosotros es especialmente importante el carácter de continuidad,
por el que, «desde la singamia en adelante, siempre es el mismo indivi
duo humano, que se construye autónomamente siguiendo un plan rigu
19 La fuente principal de la exposición que se realiza a continuación es: A. S e r r a -
R. C o lo m b o , Identitá e statuto delVembrióne umano: it contributo della biología (o. c.),
pp. 106-158. En las 118 notas que acompañan al estudio se pueden encontrar abundantes
indicaciones bibliográficas sobre cualquier afirmación con aljgún peso.
20 A. S e k ra - R. C olom bo, Identitá e statuto deü'embrione umano: il contributo deüa bio
logía (o. c.), p. 107 ss.
21 A. S e k ra - R. C olom bo, Identitá e statuto deü’embrione umano: il contributo della bio
logía, (o. c.), p. 133.
Identidad y estatuto del embrión humano 83
rosamente definido, a pesar de pasar a través de estados que van siendo
cualitativamente más complejos»22.
Al final del análisis, la conclusión es: «Resulta claro que, ante una
consideración desapasionada, las tres propiedades recordadas satisfacen
perfectamente los criterios esenciales establecidos por una reflexión me-
tabiológica para la definición de un individuo. [...] Por tanto, el embrión
desde el momento de la fusión de los gametos es un individuo humano
real, no un potencial individuo humano»23. Esta afirmación ha sido poste
riormente confirmada por el mismo Roberto Colombo en una interven
ción posterior en la que, haciendo referencia a las «más prestigiosas re
vistas internacionales» de carácter científico, advierte que: «en ningún
artículo he encontrado un solo dato en condiciones de falsificar la tesis
de la fertilización como inicio del desarrollo»24.
Esta conclusión puede ir acompañada por la de otro, mucho más co
nocido, científico, el genetista Jéróme Léjeune, tal y como la formuló al
final de su intervención, realizada el 23 de abril de 1981, ante una Comi
sión especial del Senado de los Estados Unidos, que debía pronunciarse
sobre un proyecto de ley en el que se contenía la afirmación de que la
existencia del ser humano comienza en la concepción: «Aceptar el hecho
de que, después de la fecundación, un nuevo ser humano ha llegado a la
existencia ya no es una cuestión de gusto o de opinión. [...] No es una hi
pótesis metafísica, sino una evidencia experimental»25.
Por tanto, es científicamente correcto lo que enseña el Magisterio
eclesiástico: «Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inau
gura una vida que no es la del padre a la de la madre, sino la de un nuevo
ser humano que se desarrolla por su cuenta propia. Nunca llegará a ser
humano si no lo es ya desde entonces. A esta evidencia de siempre [...] la
ciencia genética moderna proporciona preciosas confirmaciones»26. En
una intervención posterior, se trae este texto, dentro de una cita más am
plia, y se añade: «Esta doctrina sigue siendo válida y, además, está confir
mada, aunque no exista esa necesidad, por los recientes hallazgos de la
biología humana, que reconoce que en el cigoto que se deriva de la fe-
22 A. S e r r a - R. C olom bo, Identitá e statuto delVembrióne umano: il contributo della bio
logía (o. c.), p. 145.
23 A. S e r r a - R. C olom bo, Identitá e statuto delVembrióne umano: il contributo della bio
logía (o. c.), p. 146.
24 La afirmación se encuentra en un servicio-entrevista con el título Con la scienza da
lla parte deü'embrione, publicada en «Presenza dellXíniversitá Cattolica del Sacro Cuore»
32 (2001)3, p. 8ss.
ls El texto de la intervención se puede encontrar, por ejemplo, en «Si alia vita» 6
(1983) 3. n. 4.
24 Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Quaestio de abortu, sobre el
aborto procurado (18 noviembre 1974) n. 12 ss, en «Enchiridium Vaticanum» 5, n. 673 ss.
84 Bioética
cundación se ha constituido ya la identidad genética de un nuevo indivi
duo humano»27.
b) La aportación de la filosofía: el embrión es persona humana
desde la concepción
Lo esencial de esta tesis ha sido ya expuesto antes, al presentar un pa
norama de las posiciones que existen hoy sobre la concepción de la per
sona. Para mayor clarificación aporto algunas de las conclusiones a las
que llega Laura Palazzani, al final de uno de sus valiosos estudios sobre
el tema. Después de un atento análisis y valoración de las concepciones
de persona» además de la realización de un análisis detallado de la defini
ción de Boecio, sobre la que se basa la concepción que sostiene la bioé
tica personalista, Palazzani escribe: «El ser humano “es” persona en vir
tud de su naturaleza racional, no "se convierte en" persona debido al
efectivo ejercicio de determinadas funciones (como son la capacidad de
relacionarse, la sensibilidad, la racionalidad). Ser persona pertenece al
orden ontológico: la posesión de un estatuto sustancial personal no se
puede adquirir ni disminuir gradualmente, sino que es una condición ra
dical. [...] La ausencia (entendida como no actuación o privación) de las
propiedades o funciones no niega la existencia del referente ontológico,
que sigue siendo tal por naturaleza, ya que preexiste ortológicamente a
sus cualidades.
»Las funciones son "de la persona" no son "la" persona: de la po
sesión de algunas cualidades o de la manifestación de ciertas funciones
no se “induce” la presencia de la persona, sino que, al contrario, la per
sona es la condición real de la posibilidad de la existencia y actuación de
determinadas funciones [...].
»La consecuencia es que el cigoto, el embrión, el feto (lo mismo que
el recién nacido o el menor) son "ya" personas
»Es evidente que existe un desfase entre ontología y fenomenología
[...]: el embrión o el moribundo no se manifiestan en su dimensión, en su
forma, en su conciencia, igual al hombre'adulto: pero la manifestación
incompleta no modifica su estatuto ontológico»28.
27 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitac sobre «el respeto a
la vida humana que nace y la dignidad de la procreación» (22 febrero 1987) I, I.
28 L. Palazzani, I significati del concetto... (o. c.) en Pontificia Academia pro Vita (o. c.),
p. 73 ss. Ver de la misma autora: It concetto di persona tra bioética t diritto, Giapichelli,
Türín 1996; Essere umano o persona possibiie? Qualche nota su un recente libro de P. Prini e
uno sguardo al dibattito in bioética, en «Revista Internazionale di Filosofía del diritto»
1992,446-471.
Identidad y estatuto del embrión humano 85
n . EL ESTATUTO ÉTICO
«Reconocer que el embrión humano es persona es afirmar una ver
dad cargada de exigencias. Se trata de algo más que un dato cognosci
tivo: un saber teórico e indiferente que no obliga a nada. La verdad de
que el embrión humano es persona es fuente de eticidad y, por ello, de
obligatoriedad y de responsabilidad para la libertad»29. Por tanto se
puede establecer, como sólidamente fundada, la exigencia ética por la
que para el embrión sirven, desde su estado inicial unicelular, o cigoto,
los principios morales que se fundan sobre la dignidad de la persona hu
mana. Con una precisión, que es evidente, pero que es oportuno hacer
explícita: al tratarse de una persona que está todavía privada de la capa
cidad de ejercitar la inteligencia y la voluntad, de realizar elecciones
conscientes y libres, el embrión no puede tener ninguna obligación como
sujeto. En otras palabras, el embrión solo tiene derechos, no deberes.
Son los dem ás los que tienen deberes hacia el embrión, empezando
por el respeto a sus derechos.
El primero de esos derechos es, como para todo ser humano, el dere
cho a la vida, pero con algunos aspectos particulares, es decir, no solo el
derecho a la protección y conservación de su vida, sino también a su de
sarrollo integral y esto en las condiciones y modalidades adecuadas a su
dignidad de persona. Por tanto, resulta éticamente inadmisible no solo el
aborto, cualquiera que sea el modo en que se ha provocado, sino también
exponer a graves peligros la vida o la integridad del embrión, como su
cede, entre otras cosas, con el congelamiento de los embriones consegui
dos en la fecundación in vitro (procedimiento que comporta también el
bloqueo inadmisible de su desarrollo), la experimentación sobre embrio
nes con la finalidad de estudio o investigación y, más en general, cual
quier instrumentalización del embrión, de acuerdo con el principio que
hemos visto antes en la detallada formulación de Kant30, que vale para
todos y cada uno de los seres humanos.
Estas exigencias no pierden nada de su fuerza obligante, aunque al
guien piense (pero no se concede) que se pueda poner en duda que el em
brión sea persona. Basta que no sea cierto lo contrario. Asumir en rela
ción con el embrión comportamientos en contra del respeto debido a la
vida o a la dignidad de la persona humana, en la duda de que lo sea, im
plica con claridad la disposición a violarla. Esta es una doctrina conso
lidada en la moral, con el clásico ejemplo del cazador que, en la duda de
29 M . C o z zo li, L'embrione umano: aspetti etico-normativi, en Pontificia Academia pro
Vita (o. c.), p. 242.
30 Ver Parte I, capítulo 3, párrafo 6.
86 Bioética
que en los matojos que se muevan no haya un animal, sino un hombre,
de todos modos dispara. El Magisterio hace una aplicación explícita al
aborto cuando afirma: «Aunque hubiese una duda que se refiera a si el
fruto de la concepción es ya una persona humana, objetivamente es un
gran pecado asumir el riesgo de un homicidio»31.
Enseñanza repetida con mayor autoridad en una encíclica posterior,
Evangelium vitae: «Es tal lo que se juega que, desde el punto de vista mo
ral, bastaría solo con la probabilidad de encontrarse ante una persona
para justificar la prohibición más neta de cualquier intervención dirigida
a suprimir al embrión humano»32.
III. EL ESTATUTO JURÍDICO
La tutela jurídica de la vida hum ana en su fase prenatal ha sido,
desde siempre y hasta un pasado muy reciente, pensada poniendo aten
ción solo en lo que constituía la única amenaza probable contra ella, el
aborto. Únicamente desde hace algunos decenios, debido a los progresos
de las ciencias biológicas, el ámbito de intervención sobre el embrión ha
conocido una ampliación enorme, no solo dirigida a su supresión, sino
también por la defensa de su vida y el cuidado de su salud. El momento
crucial y factor determinante para reclamar mucha mayor atención al
derecho de la vida prenatal ha sido la aparición de las técnicas de fecunda
ción in vitro. Debido a ello se ha obtenido un número ilimitado de em
briones precoces, sobre los que es posible cualquier intervención: su
transferencia al útero con limitadas esperanzas de desarrollo, su conser
vación a temperaturas bajísimas, su cesión a centros de investigación y
experimentación, su destrucción.
La exigencia de asegurar al embrión también una tutela jurídica de
todos los derechos humanos, que en el plano internacional se reconocen
a todos los seres humanos, se presenta como evidente e inderogable. Esta
tutela se impone con una fuerza particular debido a que el embrión ca
rece de cualquier posibilidad de acudir a su propia defensa. Si es agre
dido no puede ni siquiera hacer oír un^rito o un lamento. Por tanto se
encuentra totalmente confiado al mundo de los adultos, a la sociedad hu
31 Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Quaestio de aborta (o. c.), n. 13.
32 Juan Pablo n, Encíclica Evangelium vitae robre el valor y la inviolabilidad de la vida
humana (25 marzo 1995), n. 60. Para posteriores profundizaciones al respecto véase: L.
M e lin a , Questioni epistemologiche relaíive alio statuto deü’embrione umano, Pontificia Acá-
dernia pro Vita (o. c.), pp. 75-105. Aquí interesan, en particular, las primeras páginas que
llevan por título: «L’argomento probabilistico del Magistero: insuficenza argomentativa o
sfida necessaria?*, pp. 75-77.
Identidad y estatuto del embrión humano 87
mana en la que está insertado y que tiene como estatuto original la so
lidaridad hacia todos sus miembros, en primer lugar, hacia los más débi
les e indefensos, a costa de quedar, si no, degradada por debajo del nivel
de los animales salvajes, entre los cuales el cuidado de los cachorros es
maravilloso y no falta nunca.
No obstante, antes de sacar a la luz los contenidos que debe tener una
tutela jurídica de los derechos del embrión, es útil adquirir en el tema un
conocimiento, aunque sea reducido, de su situación actual en el mundo,
1. LA SITUACIÓN ACTUAL EN EL MUNDO
y
No se trata de ver qué piensan quienes estudian bioética, sino de qué
es lo que se encuentra en documentos jurídicos de alcance internacional en
el tema de la tutela de la vida prenatal3*. Entre esos documentos se en
cuentran no solo los jurídicamente vinculantes, como, por ejemplo, las
Convenciones («Convención de los derechos del niño», «Convención euro
pea de los derechos del hombre», «Convención europea relativa a los dere
chos humanos y ta biomedicina»), sino también Declaraciones, como es,
por ejemplo, la «Declaración universal de los derechos dei hombre», válida
para todos los Estados, y Recomendaciones de Organismos de la Unión
Europea, validas para los Estados miembros. La atención está dirigida
solo sobre el primer derecho y condición de todos los demás, el derecho a
la vida, con la intención de comprobar si en ese derecho, que proclaman
todos los documentos, también se encuentra incluido el ser humano an
tes de su nacimiento.
Una primera observación: en muchos documentos internacionales se
sanciona una cierta protección de la vida prenatal, pero en ninguno de
ellos se reconoce al sujeto humano antes del nacimiento un derecho ab
soluto a la vida. En los pocos casos raros en los que se afirma que la pro
tección de la vida de la persona debe existir desde su concepción, por
ejemplo, en la Convención americana relativa a los derechos del hombre
(1969, convención que los Estados Unidos no han firmado), se ha tenido
el cuidado de añadir una interpretación oficial en la que se precisa que se
ha dejado a cada Estado el poder de establecer, en la legislación interna,
cuándo comienza la vida humana. En definitiva: el estatuto jurídico del
35 La exposición que sigue es deudora enteramente de la Relación desarrollada por el
prof. Roland Minnerath, de la Universidad de Ciencias Humanas de Estrasburgo, en el
Congreso internacional sobre Evangelium vitae y derecho (Roma 23-25 mayo 1996). El texto
de la Relación se encuentra, además de en el volumen de Actas del Congreso, en «Le Sup-
plement» n. 198, Septiembre 1996, pp. 171-185, con el título: La vie en droit intemational:
le debal juridique et son avenir.
88 Bioética
embrión nunca es definido y se deja a cada legislador la facultad de pre
cisar los límites y las condiciones dentro de las que se defiende la vida
humana en la fase prenatal.
Con respecto a los Estados Unidos, hay que añadir el hecho descon
certante que la Corte Suprema ha establecido que el t é r m i n o «persona»,
presente en la Enmienda 14 a la Constitución, no se aplica al niño aún no
nacido. Hay leyes de Estados de la Unión que establecen que, durante el
parto, el niño se convierte en persona ante la ley solo cuando ha salido
totalmente del organismo materno y da signos, aunque sean leves, de es
tar vivo. Solo en ese caso, quitarle la vida constituye un homicidio, no an
tes. Sobre estas peculiares concepciones se basa la desconcertante con
firmación de la legitimidad del «aborto de nacimiento parcial»34.
Una última indicación que se refiere a los 40 países que actualmente
constituyen el Consejo de Europa. Después de años de proyectos y discu
siones se ha llegado, hacia el final de 1996, a la aprobación de la Conven
ción Europea relativa a los derechos humanos y la biomedicina35. En va
rios puntos, el texto es con seguridad satisfactorio, por ejemplo, en tema
de trasplante de órganos, derecho a la objeción de conciencia, etc. Pero
en el tema que nos concierne, sin decir mucho, es desanimante. Se ha
evitado definir el estatuto jurídico del embrión, y se ha dejado la puerta
abierta a la experimentación sobre los embriones producidos in vitro, de
bido a disposiciones contradictorias. Se prohíbe producir embriones
para la experimentación, pero en el tema de reproducción no se prohíbe
producir embriones excedentes que, de forma evidente, antes o después,
terminan por ser en gran parte cedidos a instituciones de investigación.
Además en los Estados en los que la ley autoriza la experimentación se
pide, con una no bien oculta hipocresía, que se asegure a los embriones
«una protección adecuada». ¿Qué protección puede ser esa, si someter
un embrión a experimentación significa su muerte?36.
Ampliando la atención al resto del mundo y distinguiendo las situa
ciones según las grandes áreas culturales y continentales aparte de la oc
cidental, se puede dibujar de modo sintético un cuadro de grandes líneas
del modo siguiente:
34 Cf. J. S uaudeau, Vie humaine et avortemenl dans la gestión du chaos, en «Le Sunple-
ment» (o. c.), pp. 163-169.
35 La aprobación del Consejo de Ministros se realizó el 19 noviembre 1996. E! texto se
puede encontrar también en la revista «Medicina e Morale» 47 (1997), 128-149.
36 Un análisis más detallado de la Convención se encuentra, por ejemplo, en G. F ravo-
li n i , Convenzione sui diritti dell'uomo e la biomedicina, en «Aggiomamenti Sociali» 48
(1997), pp. 393-400; E. S g r e c c u , La Convenzione sui diritti deüuomo e la biomedicina, en
«Medicina e Morale» 47 (1997), pp. 9-13; A. Bompiani, Una valutazione A /ti «ha Conven
zione sui diritti dell'uomo e la biomedicina» del Consisto d ’Europa, en «Medicina e Morale»
47 (1997), pp. 37-55.
Identidad y estatuto del embrión humano 89
— Además de Irlanda, algunos países de América Latina tienen en su
Constitución un reconocimiento del derecho a la vida de todo ser
humano desde la concepción.
— El mundo islámico profesa un respeto pleno a la vida prenatal,
pero sigue considerando que la infusión del alma y, por tanto, el
comienzo de la vida humana se realiza el día 120 desde la concep
ción y admite el aborto hasta todo el 4o mes de embarazo.
— En otro gran bloque compacto, compuesto de más de mil millones
de personas, la China comunista, el aborto no solo está permitido,
sino que se impone a las parejas que tengan ya un hijo.
— En cuanto al otro coloso respecto a población, la India, en abierto
contraste con la cultura inspirada en el budismo, el hinduismo y el
ja i n is m o , se ha impuesto una legislación abortista.
— En muchos países en vías de desarrollo, en contraste con la cultura
tradicional, impregnada de amor y de respeto por la vida que nace,
hay leyes que autorizan el aborto, que son fruto de presiones por
parte de los Estados ricos, que condicionan la concesión de ayudas
a la puesta en marcha de una política que reduzca drásticamente
los nacimientos.
2. ¿CUÁL ES LA TUTELA JURÍDICA QUE CORRESPONDE AL EMBRIÓN?
Después de haber visto la situación de hecho, pasemos ahora al «de
ber ser» de esa tutela jurídica que hemos reconocid¿ un poco más arriba
como evidentemente necesaria y no derogable. Se trata de localizar al
menos algunos de los principales contenidos concretos que esa tutela
debe incluir. Podemos empezar con una primera indicación de carácter
general, dictada por el hecho, que ya se ha hecho notar, de que el em
brión es una persona radicalmente incapaz de proveer para sí mismo ni
siquiera la menor tutela de sus derechos. Teniendo la vista en otras cate
gorías de personas que se encuentran en una situación análoga, pero que
ya gozan de tutela jurídica, se puede afirmar que «hay que extender al
embrión hum ano las protecciones ya reconocidas a los niños y a los
enfermos, a los disminuidos físicos y mentales. No se trata de configu
rar un derecho especial, sino de adecuar el derecho común a un caso par
ticular. Por lo tanto, de modo análogo a lo que vale para el hombre ya na
cido, deberán ser aprobados ante todo el derecho deLhombre aue Vtf A
nacer a la vida va la salud v la prohibición, que debe poseer caliñcación per
nal. de. cualquier intervención sobre el embrión que no sea realizada VOr m
beneficio en su conjunto del embrión mismo. Lo mismo que en el hombre
ya nacido, la vida del embrión humano debe ser reconocida como invio
90 Bioética
lable y no instrumentalizable para ningún fin externo, ni siquiera la in
vestigación experimental científica o médica, ni para proporcionar célu
las o tejidos para finalidades farmacológicas o de trasplante, ni para la
producción (clonación o diversas quimeras) de otros seres humanos. [...]
»Un segundo principio: [...] se debe reconocer y aprobar para el con
cebido [...] el derecho de llegar a la existencia en el contexto de un autén
tico vínculo de familia»37.
Se trata de exigencias sacrosantas, que se apoyan en sólidas bases éti
cas y jurídicas, de derecho natural y también aprobadas claramente en
solemnes documentos internaciones, pero no ayuda nada esconder las
graves dificultades que obstaculizan su recepción en el ordenamiento ju
rídico de Estados que, al legalizar el aborto, muestran con claridad que
no quieren reconocer al embrión ni siquiera el primero y más fundamen
tal de los derechos humanos, la inviolabilidad de la vida. Solo dentro de
un profundo cambio cultural puede encontrar su lugar una legislación
que ratifique el reconocimiento jurídico, también sancionado penal
mente, de los derechos del embrión.
IV. ELEMENTOS POSTERIORES DESDE UNA PERSPECTIVA TEOLÓGICA
Teniendo en cuenta lo que la reflexión meramente racional puede es
tablecer sobre el estatuto del embrión humano, como último punto, es
posible preguntarse si hay algo que añadir basándose en concepciones
específicamente cristianas.
1. ELEMENTOS DE DIRECTA DERIVACIÓN DE LA BIBLIA
Por deber mantener este punto dentro de límites restringidos, comen
zaré por servirme, antes de nada, de la densa síntesis doctrinal que pro
porciona el documento ya citado del Centro de bioética de la Universidad
Católica de Roma sobre el estatuto del embrión. Hay tres verdades de la
fe cristiana que arrojan luz sobre el estatuto del embrión.
1. El Señorío de Dios Creador y PadVe sobre la vida humana, inclu
yendo la que existe en el seno materno. Para esto se pueden citar
Jeremías 1, 4 ss; 2 Macabeos 7, 22 ss; Job 10, 8-12; Salmo 22, 10 ss;
Salmo 71, 6; Salmo 139, y otras citas que se podrían añadir. Aña
diré que es el estatuto ético y jurídico el que se beneficia.
37 C e n tr o d e B io é tic a dell'U n iv eh sitA Cattouca dbl Saolo C uou, Identitá t statuto
dell'embrione umano, suplemento ai n. 4 de 1989 de «Medidos e Monde», p. 9 ss. La cur
siva y los subrayados han sido añadidos.
Identidad y estatuto del embrión humano 91
2. El origen en Dios de toda persona humana, debido a la creación de
su componente espiritual, es decir, del alma. Este gesto creador de
Dios no puede ser puesto más que en el momento en que comienza
la vida de un ser humano, es decir, en la concepción. Se beneficia
aquí el estatuto del embrión en todos sus aspectos: ontológico,
ético y jurídico.
3. La Encamación del Verbo. Su «entrada en el mundo» (Hebreos 10,
5) no puede ser situada en otro momento aparte de su concepción
en el seno virginal de María. El nuevo valor que todo hombre ad
quiere por el hecho mismo de que Dios se ha hecho hombre se re
fleja también en la fase inicial de cada vida humana.
A estos elementos, casi exclusivamente bíblicos, que se exponen en
el documento que hemos citado, se puede añadir otro, que posee tam
bién un claro origen bíblico. El amor, la vocación o elección para una
misión, la santificación por parte de Dios, se encuentran afirmadas mu
chas veces en relación con personas que, en aquel momento, se encon
traban en el seno materno. Así sucede en la cita, ya indicada, de Jere
mías 1, 5: «Antes de que salieses a luz te había consagrado, te he
establecido como profeta de las naciones». Viene apoyada por el co
mienzo del segundo Canto del Siervo de Yahvé: «El Señor me ha llamado
desde el seno materno, desde las visceras de mi madre ha pronunciado
mi nombre» (Isaías 49, 1).
Después tenemos en el Nuevo Testamento, en las palabras del anun
cio del nacim iento del precursor del Mesías, la afirm ación: «Estará
lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre» (Lucas 1, 15). Por
último, Pablo dice de sí mismo en la Carta a los Gálatas: «Aquel que me
eligió desde el seno de mi madre y me llamó con su Gracia» (Gálatas 1,
15).
En todos los casos se trata de gestos por parte de Dios que solo son
posibles en relación con una persona. Por lo tanto, estos gestos son una
clara y fuerte confirmación del estatuto ontológico del embrión como
persona.
2. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA
Además de lo que puede sacarse de las fuentes bíblicas, tasé M llM l*
resa una m irada, aunque sea rápida, a lo que puede ser contidiraáo
como la doctrina de la Iglesia sobre este tema.
No sorprende que no haya habido dentro de la comunidad cristiana
a lo largo de los siglos un conjunto unívoco y orgánico de posiciones
sobre el embrión humano. No sorprende de modo especial si se tiene
92 Bioética
en cuenta que los conocimientos científicos, o en cualquier caso verda
deros, sobre el embrión tienen fecha muy reciente, y son todavía in
completos.
La perspectiva con la que se afrontaba el tema era la antropológica,
apoyándose especialmente en el momento de la infusión del alma en el
cuerpo. El dilema era animación inmediata desde el primer momento de
aparición de una nueva vida o animación retardada, con fechas localiza
das de formas diversas, basándose, por un lado, en las concepciones so
bre la correlación entre materia y forma aplicadas al compuesto humano
y, por otro, disponiendo de conocimientos embriológicos que incons
cientemente eran en gran parte erróneos.
Desde el momento en que la reflexión filosófica y teológica ha podido
tener a disposición conocimientos científicos de embriología, se ha he
cho posible dar argumentos válidos para sostener la tesis de la anima
ción inmediata.
Una embriología diferente, aunque errónea, es lo que había sostenido
la tesis de la animación diferida, al sostener que en el embrión humano
se sucedía primero una vida que solo era vegetativa, después sensible y
por último humana. Pero las dos tesis tenían en común el principio de re
ferencia, es decir, que hay alma humana desde el momento en que hay
vida humana.
De todos modos, desde el punto de vista moral, siempre ha sido firme
y neta la condena de lo que constituía la única intervención posible sobre
el embrión humano, el aborto. Condena que lo trataba como uno de los
delitos más graves y lo castigaba severamente. La divergencia se encon
traba solo en la calificación de la «especie» del delito: homicidio o no, se
gún que el embrión era todavía considerado carente de alma humana o
no. Por tanto, se puede afirmar que el respeto absoluto del embrión ha
sido siempre parte de la doctrina de la Iglesia.
Por su parte, el Magisterio, tal y como se expone con amplitud en la
teología moral a propósito del aborto, se ha limitado a form ular una
condena moral y a establecer las correspondientes sanciones. De este
modo se llega casi hasta nuestros días. Aunque lo cierto es que no hacía
falta nada más, ya que existía un ampljo' consenso, también social, so
bre el tema.
El cuestionamiento amplio y creciente de nuestro tiempo es lo que
ha exigido una intervención más comprometida del Magisterio, tanto
pontificio como de las Conferencias Episcopales, y de los obispos en
singular.
Limitando nuestra atención al Magisterio uiliversal y pontificio, la
prim era intervención, amplia y orgánica, se produjo en 1974 con la De
claración sobre el aborto provocado de la Congregación para la Doctrina
Identidad y estatuto del embrión humano 93
de la Fe. Lo que se refiere al embrión aparece en los números 12-13. La
siguiente intervención ha sido de la misma Congregación en 1987, la
Instrucción Donum vitae, sobre «el respeto a la vida humana que nace y
la dignidad de la procreación». Después de los elementos de introduc
ción y fundamentos, el documento se divide en tres partes:
1. El respeto de los embriones humanos.
2. Intervenciones en la procreación humana.
3. Moral y ley civil.
Aquí nos interesa de modo especial el párrafo 1 de la Parte 1, que
trata de la «naturaleza» e «identidad» del embrión humano. El texto sin
tetiza e integra todas las enseñanzas formuladas en precedencia. Debido
a que hay una sustancial coincidencia con las tesis de la bioética perso
nalista, es superfluo hacer aquí una síntesis. Hay que advertir, como ele
mento nuevo con respecto a los documentos precedentes, la atención ha
cia las modalidades con que un ser humano es llamado a la existencia,
desde el momento en que hay una problemática enteramente nueva ob
jeto de la intervención del Magisterio, la que introducen las técnicas de
reproducción artificial humana. Se afirma, en sustancia, que la dignidad
de persona del embrión comporta también la exigencia de ser tratado
como tal también bajo esas modalidades. De ahí deriva la exigencia de
que el embrión no sea «producido» como una cosa, con técnicas propias
de la producción de objetos, sino que sea «generado», aún más, «procrea
do», es decir, sea fruto del acto en el que se encuentra la expresión plena
y recíproca de la donación entre un hombre y una mujer, unidos por el
pacto de am or que constituye el matrimonio, en colaboración con el
amor de Dios Creador y Padre. Sobre este punto deberemos volver más
adelante, al tratar de las técnicas de reproducción artificial.
La más autorizada y concisa formulación del núcleo esencial de la
doctrina católica sobre el embrión humano aparece en el Catecismo de la
Iglesia Católica, dentro del tema del aborto. Ciertamente no se encuentra
una definición del estatuto del embrión, el texto se limita a enunciar un
principio fundamental en los siguientes términos: «Debido a que el em
brión debe ser tratado como una persona desde la concepción, debe ser
defendido en su integridad, cuidado y curado, en todo lo que sea posible,
como cualquier otro ser humano» (n. 2274).
La encíclica sucesiva, Evangelium vitae (25 marzo 1995), al tratar el
tema del aborto (n. 58-63), dedica un párrafo entero al embrión, el n. 60,
pero se limita a confirmar con autoridad los puntos esenciales conteni
dos en los documentos del Magisterio precedentes, trayendo incluso pá
rrafos enteros de la Declaración sobre el aborto provocado y la Instrucción
Donum vitae.
94 Bioética
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 Capítulo II

INTERVENCIONES TECNOLÓGICAS SOBRE EL PROCESO

DE LA GENERACIÓN HUMANA

PREMISAS

1. ALGUNAS INDICACIONES HISTÓRICAS

Los escasos y a menudo erróneos conocimientos sobre las modalida

des biológicas con las que se realiza la transmisión de la vida han hecho
que, durante mucho tiempo, fuera evidentemente imposible, incluso im
pensable, cualquier intervención que pretendiese realizarla con modali
dades diferentes a las predispuestas por la naturaleza. Solo en el si
glo xvu se producen los primeros intentos de inseminación artificial de
animales, precisamente sobre el gusano de seda, debidos a dos científi
cos italianos, Malpighi y Bibbiena, pero los intentos no tuvieron éxito. El
segundo intento se realizó con huevos de salmón y de trucha. El primer
éxito, sobre un mamífero, una perra, lo obtuvo el conocido naturalista y
sacerdote italiano Lázaro Spallanzani, en 1782. Tres años después, en
1785, un médico, un tal Thouret, consiguió tener un hijo de su mujer, que
hasta ese momento era estéril, con una inyección intravaginal de su lí
quido seminal. La primera inseminación con un donador se produjo en
1884, debida a Pancoast38. Al desarrollo y perfeccionamiento de las técni
cas contribuyó mucho su aplicación a la industria zootécnica, para facili
tar la multiplicación de animales con destino a la alimentación humana,
o también de animales de raza escogida.
En la segunda mitad del siglo pasado se sitúan, por su parte, las in
vestigaciones que llevan al descubrimiento de las técnicas, no de insemi
nación, sino de fecundación in vitro, debidas, sobre todo, a investigado-

3®Datos sacados de E. S g r e c c ia , Manuale di bioética, vol. I, V ita e Pensiero, Milán

1996, p. 426.
98 Bioética
res ingleses. Es sabido que el primer nacimiento de un ser humano con
cebido in vitro se produce en 1978, la niña inglesa Louise Brown. Pero
sobre estas investigaciones tendremos ocasión de volver más adelante.
2. ¿POR QUÉ SE PRODUCEN ESTAS INVESTIGACIONES?
Entre los factores que han estimulado su inicio, el deseo de encontrar
remedios eficaces a la esterilidad de la pareja ha tenido un papel de pri
mer plano. La esterilidad es una situación que desde siempre ha sido vi
vida con un sufrimiento agudo dentro de la pareja, además la ignorancia
de la fisiología de la procreación a la que hemos aludido cerraba cual
quier posibilidad de intervenciones terapéuticas serias, dejando sitio
para magos y adivinas o, para los creyentes, la espera de un milagroso
don de lo alto, pedido con oraciones y peregrinajes. Pero, una vez que se
ha adquirido una cosecha considerable de conocimientos científicos so
bre el cuerpo humano, también se abre la posibilidad de localizar mu
chas de las causas de la esterilidad y, por consiguiente, descubrir terapias
adecuadas. De este modo se Degó al descubrimiento de preparados far
macológicos y de técnicas quirúrgicas capaces de eliminar en muchos ca
sos diversas formas de esterilidad con animantes resultados de altos por
centajes de éxito. En la situación actual, «alrededor del 70% de las
parejas con problemas de esterilidad puede conseguir un embarazo, si se
realiza una detallada valoración de los factores de esterilidad y se em
prende una terapia adecuada»39.
Como veremos más adelante, un cambio que ha llegado cargado de im
plicaciones y consecuencias dramáticamente serias, también en el plano
ético, se produjo cuando las investigaciones no apuntaron a curar la esteri
lidad de la pareja, sino a darles de cualquier modo la posibilidad de tener
un hijo a pesar de seguir siendo biológicamente estériles. Investigaciones
sin escrúpulos éticos, tal y como veremos, consiguieron realizar la primera
fecundación in vitro y después a transferir el embrión al útero, seguido por
un embarazo normal y parto. El paso de los intentos terapéuticos a un se
gundo plano abrió la vía a otras motivaciones, tanto para la investigación
científica como para las más diversas formas de «querer un hijo» por parte
de individuos, de parejas de homosexuales, de mujeres de edad avanzada,
etc. La amplia disponibilidad de embriones precoces obtenidos con la fe
cundación in vitro atrajo a muchos investigadores a convertirlos en coba
yas de laboratorio que se podían explotar para descubrir, finalmente, los
secretos del desarrollo del embrión desde sus fases iniciales.
39 M. L. Di P i e t r o - E. S g re c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificíale tra
scienza, bioética e diritto, La Scuola, Brescia 1999, p. 22 ss.
Intervenciones tecnológicas sobre el proceso de la generación humana 99
3. PRECISIONES TERMINOLÓGICAS
Es útil precisar desde este momento el significado de algunos térmi
nos; alguno ya lo hemos encontrado y otros los encontrarem os ense
guida, pues de hecho hay muchas confusiones en el significado que se
atribuye a algunos términos que se repiten, y una utilización claramente
inadecuada de otros.
Esterilidad. Es la «incapacidad de conseguir un embarazo después de
un año (o dos) de relaciones sexuales potencialmenté fecundantes»40. Se
trata de una situación muy distinta de la infertilidad.
InfprtilirlnA Es la «incapacidad de llevar a cabo un embarazo hasta el
momento de vitalidad para el feto».
Inseminación artificial. Es la deposición instrum ental del líquido
seminal masculino «en las vías genitales femeninas o, al menos, "in
troducción" o deposición "más profunda” de un semen que haya sido de
positado naturalmente en la vagina»41. La diferencia entre las dos modali
dades no es solo de tipo técnico, sino que, tal y como veremos más
adelante, posee también una fuerte relevancia ética: en la primera, el acto
sexual es totalmente sustituido (se trata de la inseminación artificial, IA,
en sentido propio); mientras que, en la segunda, la intervención se añade
como ayuda al acto sexual, cuando este es incapaz, por diversos motivos,
de poner en marcha el proceso de fecundación (IA impropiamente dicha).
Es útil añadir que en la literatura se usa a menudo la sigla AI, que se
deriva de la terminología inglesa «Artificial insemination».
Fecundación artificial. Esta intervención actúa directamente sobre los
modos en que los espermatozoides y el óvulo se ponen en contacto, con
tacto que conduce a su fusión en una única célula. Es precisamente esa
fusión a lo que se llama, como hemos dicho ya, fecundación. En el sen
tido estricto de los términos, esto se produce siempre con modalidades
naturales, pero se ha impuesto ya la terminología.
Dependiendo luego de que esas intervenciones se realicen dentro de
una pareja o con la intervención de terceros, se habla de fecundación o
inseminación artificial homóloea o heteróloga. Esta participación está
constituida por proporcionar a la pareja los espermatozoides o los óvulos
o ambas células germinales. Quien las proporciona es llamado donante.
Por esto la sigla para la Inseminación artificial con donante o «heteró-
loga» tiene la sigla AID.
w M. L. Di P i e t r o - E. S g re ccia, Procreazione assistita e fecondazione artificíale (o. c.),
p. 8. También es de aquí la cita siguiente.
41 F. M a s e lu s , Argomenti di medicina pastórale, Salcom, Brezzo di Bedero (Va-Italia)
(1981), p. 115.
í 00 Bioética
Ahora se puede comenzar a entender la elección que propongo en la
terminología. Por todas partes se ha impuesto la denominación: Procrea
ción médicamente asistida para indicar todas las intervenciones de las
que se acaba de hablar. Pero si se miran despacio las cosas, y este asunto
será mucho más claro cuando se expongan de modo suficiente los proce
dimientos de actuación de las diferentes intervenciones, esta denomina*-
ción resulta decididamente, y no por casualidad, inapropiada, salvo en
caso de la Inseminación artificial homóloga impropiamente dicha. En
esta, de hecho, la intervención es solo una ayuda, o asistencia médica al
acto procreativo humano. Todas las demás intervenciones, sin embargo,
no ayudan, sino que sustituyen el acto procreativo humano con procedi
mientos típicos de un laboratorio de biología, similares en su sustancia a
los que se utilizan para la reproducción artificial de los animales. Por
esto resulta mucho más apropiado hablar de Técnicas de reproducción ar
tificial o Técnicas reproductivas. Esta terminología solo rara vez es posi
ble ver, incluso en los textos no sospechosos de esconder intenciones y
preocupaciones morales42. Más adelante veremos que la denominación
predominante, «Procreación asistida médicamente», además de impro
pia, no es en absoluto inocente o inocua. Volveremos sobre el tema más
adelante, después de la exposición de las nociones esenciales sobre las
técnicas de reproducción.
4. ALGUNOS DATOS SOBRE LA ESTERILIDAD
La indicación que hemos hecho sobre uno o dos años de actividad se
xual normal, pero infecunda, es solamente convencional. Con ese tiempo,
se ha considerado considerar suficientemente fundamentada la sospecha
de esterilidad. Sin embargo, es «convencional» no en el sentido dé «arbi
trario», ya que se basa en una atenta consideración de los hechos.
En cuanto a la extensión del fenómeno en nuestro tiempo, los datos
proporcionados por las diferentes investigaciones no son concordes43. Se
42 Por ejemplo, en un proyecto de ley sobre el tona, presentado por el grupo de sena
dores y senadoras de] PDS y de Rifondazione comunista se habla de «tecnologías de re-
producción artificial», con la sigla TRA (cf. «D Medico dltalia» 50, 16 septiembre 1992,
p. 4). La misma terminología, con la variante de «Tecnologie riproduttive» (TR) en el libro
publicado dir. dos estudiosas activas en el movimiento feminista: F. Pizzini - L. Lombakdi
(dir.), Madre Probetta. Cosii, benefici e limiti della procreazione artificíale, Angelí, Milán
1994.
43 Ver, por ejemplo, S. M an cu so y o tr o s . Capacitó riproduttiva de.Ua donna nggi, «Medi
cina e Morale» 43 (1993), 53 ss; A. S p in e lli, Prevalenzfl dell'infertüitá.: stato attuale delle co-
noscenze e presentazione di un nuovo studio, en F. Pizzini - L. L om rardi (dir.), Madre Pro
betta (o. c.), pp. 40-43.
Intervenciones tecnológicas sobre el proceso de la generación humana 101
puede estar de acuerdo en la afirmación: «todos estos estudios parecen
indicar la presencia del problema en la población general, aunque con
una incidencia no excesivamente elevada»44. Según investigaciones re
cientes, la esterilidad está presente en el 15-20% de las parejas45. En di
versos sitios se afirma también que se está registrando un aumento nota
ble de la esterilidad de la pareja en nuestro tiempo, pero con dudas y
reservas sobre la interpretación correcta de los datos sacados a la luz en
las diferentes investigaciones. No obstante, se presenta como difícil
mente rebatible la conclusión a la que llega uno de los estudios citados:
«Asistimos hoy a un aumento de la población femenina que busca su pri
mer embarazo a una edad avanzada y que asocia, por tanto, a la intrín
seca reducción de la fertilidad debida a la edad factores nocivos ligados a
una más larga exposición a factores infectivos y ambientales»46.
Otro elemento útil en el tema dé esterilidad es la superación de una
concepción puramente médica de la esterilidad, es decir, vista solo como
una enfermedad, debido a que «este tema abarca al individuo en su tota
lidad, es decir, en sus dimensiones física, psíquica, afectiva y relacional.
[...] El hecho médico no hay que interpretarlo solo como un déficit que
depende del cuerpo, sino que debe ser encuadrado como déficit posible
de la relación de pareja»47.
5. UN CUADRO RESUMEN
En este momento es útil proporcionar una lista de los numerosos ti
pos de intervención sobre el proceso generativo hum ano inventados
hasta ahora y, más o menos, ampliamente practicados. Aunque sea in
completo y no enteramente comprensible, sirve, de todos modos, para
entender, casi intuitivamente, la insospechada complejidad del fenómeno
que, además, continuamente es enriquecido con innovaciones40. Las si
glas, como suele ser habitual, derivan de la denominación en inglés.
MA. S p in e lli, Prevalenzn deU'infertilitá (o. c.), p. 41.
45 J. L um ley, Epidemiológica! Approaches to InfertÜity, en «Reproduction, Fertility and
Development» 10 (1998), 17-21, citado en A. S e r r a , Riflessioni suite •Tecnotogie de riprodu-
zione assistita, en «Medicina e Morale» 49 (1999), p. 861.
44 S. M a n cu so y o t r o s , Capacitá riproduttiva della donna oggi (o. c.), p. 58.
47 G. R ossi SciUMÉ, Problema sociotogici emergenti nel mérito del dibattito sulla procrea
zione assistita, «Medicina e Morale» 43 (1993), p. 167. La autora cita en este punto a P. Do-
n a ti, La famiglia come retazione sociale, Angeli, Milán 1989, p. 204; F. Bimbi, La riprodu-
zione artificióle come costruzione sociale, en A. M eo - A. Di M ancipa (dir.). Bioética, Laterza,
Bari 1989, p. 324.
44 La tabla que sigue ha sido sacada de E. S g re ccia, Manuale di bioética (o. c.), p. 427.
El autor no es J. Testart, que la publicó en «Le Monde», 3 enero 1990, con el título: Le cap-
hamaünt des fécondations artificielles.
102 Bioética

Civ: Cultivo intravaginal

Difi: Inseminación intrafolicular directa
Fivet: Fecundación in vitro con transferencia del embrión
Gift: Transferencia intratubárica de los gametos
Gipt: Transferencia intraperitoneal de los gametos
Giut: Transferencia intrauterina de ovocitos y esperma
la: Inseminación artificial Capítulo n/1
Ici: Inseminación intracervical
Ipi: Inseminación intraperitoneal LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
Iti: Inseminación intratubárica
Iui: Inseminación intrauterina
Ltot: Transferencia del ovocito en el tubo próximo I. DATOS ESENCIALES A CONOCER
Mesa: Aspiración de los espermatozoides del epidídimo y test sucesivo
Opt: Captura del ovocito y transferencia intrauterina Los pocos elementos a los que se ha aludido en la premisa necesitan,
Prett: Transferencia intratubárica del pre-embrión
evidentemente, ser completados sustancialmente para constituir una
Prost: Transferencia intratubárica en el estado pronuclear
base suficiente de conocimientos del fenómeno de que se trata.
Suzi: Inseminación sub-zonal del ovocito
Antes de nada, algunos conocimientos esenciales desde el punto de
Tc-gift: Gift transcervical
vista clínico49. El recurso a la inseminación artificial se da en presencia
Tc-test: Test transcervical
de algunas de las situaciones en que se produce la esterilidad de la pa
Test: transferencia intratubárica del embrión
reja. En la terminología médica se habla de «indicaciones». Estas son, de
Viti: Inseminación intratubárica vía vaginal
modo general, los factores que hacen imposible la deposición en la va
Zift: Transferencia intratubárica del cigoto.
gina del líquido seminal o la subida de los espermatozoides por las vías
genitales femeninas internas. Estos factores proceden del hombre o de la
mujer. Por ejemplo, «escasa presencia de secreción cervical; oligoaste-
6. CÓMO SE DESARROLLA EL TEMA
nospermia leve o moderada; presencia de anticuerpos anti-espermatozoi-
des en la secreción cervical; esterilidad por una causa inexplicable»5?.
Las indicaciones realizadas hasta aquí sobre la diversidad de inter
venciones que se realizan en el proceso de la generación humana pueden
ser suficientes para entender que, al tratar este tema, es oportuno didác
1. RECOGIDA DE LÍQUIDO SEMINAL
ticamente tener en cuenta la distinción, a la que se ha aludido antes, en
tre IA y Tecnologías de la reproducción. También se verá que, dentro de
La recogida de líquido seminal puede ser efectuada de modo indepen
estas, es útil distinguir entre tecnologías en las que la fecundación se pro
duce fuera del cuerpo de la mujer y las que la produce dentro de este. Se diente al acto conyugal, o también en conexión con él. Si se prescinde de
trata de una diferencia de relevancia notable también desde el punto de cualquier preocupación ética, la modalidad más sencilla y también la
vista ético. más ampliamente utilizada es la masturbación. Debido a que la recogida
Por esto dedicamos un primer capítulo a la IA, el segundo capítulo trata del líquido seminal se necesita también, y a menudo, para otras finalida
sobre las tecnologías de la reproducción con fecundación artificial extracor-
pórea, el tercero, sobre las tecnologías con fecundación intracorpórea.
49 Además, obviamente, de los textos de medicina, se puede consultar, por ejemplo: S.
M a n cu so - E. S g re c c ia (dir.), 7Yattamento della sterilitá coniugale. Vita e Pensiero, M ilán
(1988), pp. 145*149. En las notas hay abundante bibliografía científica.
50 M. L. Di P i e t r o - E. S g re c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificióle (o. c.),
p. 39.
104 Bioética
des, especialmente de tipo diagnóstico, no es sorprendente que, desde
hace tiempo, haya sido objeto de estudio en sus aspectos éticos. También
lo ha hecho el Comité Nacional Italiano para la Bioética, con un docu
mento ejemplar también por el respeto que demuestra, y exige, hacia las
convicciones éticas y la sensibilidad personal que comportan una actitud
de rechazo de la masturbación51. En las «Conclusiones», a propósito de
la «Recogida de semen», se lee, entre otras cosas, «Consciente del hecho
de que la recogida del líquido seminal a través de la masturbación puede
comportar para una parte de los médicos y pacientes interesados proble
mas y perplejidades de orden psicológico y de moral personal, además de
religiosos, el CNB considera que: [...] en cualquier caso hay que salva
guardar en la relación médico-paciente, el pleno respeto de las conviccio
nes religiosas y culturales y de la dignidad personal del paciente con res
pecto a la recogida del semen; [...] además debe garantizarse al paciente
toda la información sobre posibles métodos alternativos científicamen
te válidos y a los que en cualquier caso debe dar el propio consenti
miento»52.
Métodos alternativos son, por ejemplo: «la utilización de instrumen
tos que, con la oportuna estimulación, consiguen la emisión del líquido
seminal sin masturbación, es decir, sin erección y sin necesidad de que el
sujeto participe eróticamente». También, «la recogida de semen en un
profiláctico perforado durante una relación sexual normal»53.
2. PASOS SUCESIVOS DE LA INTERVENCIÓN
La recogida va seguida por una serie de exámenes y de test para com
probar que los espermatozoides tienen todos los requisitos que los hacen
capaces, efectivamente, de fecundar el ovocito, procediendo, si es necesa
rio, a potenciar esa capacidad y comprobar que no hay presentes agentes
patógenos54.
51 C o m itato N a z io n a le p e r l a B io ética, ProblemLdella raccoíta e trattamento del liquido
seminóle umano per finalitá diagnostiche (5 mayo >991), Presidenza del Consiglio dei Mi-
nistri, Roma.
52 C om itato N a z io n a le p e r l a B io ética, Problemi della raccoíta e trattamento del liquido
seminóle (o. c.), p. 8 ss.
53 A. IsiDORl, L’inseminazione artificíale omologa ed eterologa neUa sterilitá maschile: as-
petti medid e psicologici, «Medicina e Moralé» 43 (1993), p. 78 ss. Para la recogida instru
m e n ta l sin necesidad de que el sujeto participe eróticamente, ver A. G. S pagnolo y o tr o s ,
Valutazione identifica ed etica de un método para il prelievo diagnostico del liquido seminate
umano, «Medicina e Morale» 43 (1993), pp. 1189-1203.
54 Una descripción detallada de los diversos exámenes se puede encontrar en A. Isi-
DORJ, L'inseminazione artificíale omologa ed eterologa nella sterilitá maschile (o. c.),
pp. 79-86.
La inseminación artificial 105
Tal y como se ha visto en el cuadro integrado en las premisas, el es
perma se deposita en uno u otro de los diferentes tramos de las vías geni
tales femeninas, según sea el tipo de obstáculo que hay que superar. Por
ello, la inseminación puede ser intravaginal, intracervical, intrauterina,
intratubárica o intraperitoneal55.
El porcentaje de éxito, no solo de embarazo conseguido, sino de
«niño en brazos», oscila entre el 16 y el 20%, dependiendo de 1a técnica
utilizada y de la indicación de que se trate56.
3. ELEMENTOS POSTERIORES DE LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
HETERÓLOGA. LOS «BANCOS DE SEMEN»
Hay que añadir algunas particularidades cuando se trata de la inse
minación artificial heteróloga. El líquido seminal lo proporcionan los
llamados «bancos de semen», algo análogo a los «bancos de sangre».
Obtenido de «donadores» voluntarios, el esperma es conservado a tem
peraturas extremadamente bajas (por ello se llama conservación en frío)
en probetas adecuadas. Los resultados son decididamente inferiores a
los que se obtienen con semen fresco. «De hecho, el potencial de fertili
dad del semen congelado es m enor por los daños ultraestructurales que
el proceso de congelación determ ina [...]. Esto comporta una reduc
ción de la movilidad de los espermatozoides, que está valorada en un
30-35% de la movilidad original y, además, una disminución de la capa
cidad de penetración del espermatozoide. [...] Se ha calculado que son
necesarias alrededor de diez inseminaciones para obtener un embarazo
con el semen congelado, mientras que bastan seis con el semen fresco.
El porcentaje de abortos se encuentra entre el 11 y el 13% [...], mien
tras que se han encontrados medias de alrededor del 18% con el semen
congelado»57.
Puede resultar útil añadir algún otro dato informativo sobre los ban
cos de semen. «La utilización de semen conservado en frío para la inse
minación artificial es un procedimiento utilizado por la industria zootéc
nica desde hace ya 50 años [...]. En el ámbito humano, la prim era
utilización de semen conservado para inseminación artificial se remonta
a 1953; la primera comunicación de embarazo obtenido con este proce-
55 M. L. Di P i e t r o - E . S g re ccia, Procreazione assistita e fecondazione artificióle (o. c.),
p. 37 ss.
56 M. L. Di P i e t r o - E . S g re c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificióle (o. c.),
p. 39; E. S g re c c ia , Manuale di bioética (o. c.), p. 432.
57 S. M ancuso - E . S g re c c ia (dir.), TYattamento della sterilitá coniugale (o. c.), p. 157.
 La inseminación artificial 107
106 Bioética
las técnicas de reproducción artificial, es oportuno enviar al capítulo si
dimiento es del año siguiente. [...] Actualmente las aplicaciones de la
guiente para su exposición.
conservación en frío del semen humano se dirigen a tres campos:
— conservación en frío de semen de demadores para la inseminación
artificial heteróloga (AID);
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
— conservación en frío de semen masculino de baja fertilidad para la
inseminación artificial homóloga (AIH);
Mucho de lo que sigue tiene inevitablemente valor con referencia no
— conservación en frío del semen de pacientes que se enfrentan a
una lesión permanente de las espermatogénesis o que se somenten solo para la IA, sino también para todos las demás formas y tipos de inter
a vasectomía»58. vención en el proceso generativo humano. Debido a que la valoración mo
ral a la que se llega, más que en ningún otro problema de bioética, se fun
En Italia, los diferentes bancos de semen se han organizado, desde
damenta en las concepciones antropológicas, no es superfluo recordarlas;
1984, en una asociación llamada CECOS Italia (Centro Studio Conser-
esto resulta especialmente oportuno también debido a que, en este caso
vazione Oociti e Sperma umani); el estatuto vigente es de 1996. Como se
deduce de la denominación misma, y aún más del estatuto, a la finali especialmente, esas concepciones se presuponen y dan por conocidas.
dad de conservar y distribuir gametos se añade la de su estudio, espe
cialmente, para m ejorar las modalidades de su conservación59. Tam
I. EL PRINCIPIO FUNDAMENTAL DE REFERENCIA, PARA CUALQUIER TIPO
bién se trata de gametos femeninos, que durante tiempo no han sido
DE INTERVENCIÓN, EN LA BIOÉTICA PERSONALISTA
considerados susceptibles de conservación en frío, recientemente se ha
descubierto la posibilidad de conseguirlo utilizando oocitos y no óvulos
Ante todo tipo de intervención en la procreación humana, su valora
maduros. Su maduración se induce artificialmente en el momento de
proceder a la fecundación. ción ética juega, sobre todo, alrededor del valor moral que se reconoce a
la modalidad universalmente reconocida como éticamente honesta, es
También existen «multinacionales del semen», por ejemplo, la
F a i r f a x C r y o - b a n k , en Virginia (USA), y en Europa, la C r y o s I n t e r n a
decir, la que se realiza a través del acto conyugal; modalidad que era la
c i o n a l S p e rm B a n k , con sede en Dinamarca, ambos con portal en Inter
única posible hasta ayer mismo. ¿Debe seguir siendo la única modalidad
net. Algunos datos sobre Cryos: el esperma proviene de 250 donadores hoy cuando otras han sido descubiertas por el ingenio humano o es ética
mente admisible cualquier otra modalidad? En otras palabras: ¿El acto
seleccionados, que pertenecen a etnias diferentes. Por tanto, los aspiran
de am or conyugal debe seguir siendo el único lugar digno de la pro
tes a reproducirse pueden elegir las características que desean para su
creación hum ana?61.
hijo. Tres días después del encargo se reciben las ampollas solicitadas,
Lo esencial de la solución de este problema, que tiene diversos puntos
enviadas por vía aérea. El 1999, el negocio global ha alcanzado la cifra de
de referencia a disposición, se puede sintetizar del siguiente modo: la
un millón de dólares60. Resulta difícil imaginar una degradación a co
dignidad de la persona humana exige ser respetada hasta en las modali
mercio más descarada y envilecedora de realidades y valores que se en
cuentran entre los más sublimes del patrimonio humano, como son la dades mismas con que viene llamada a la existencia. Mostrar con argu
procreación, la paternidad y la maternidad. mentaciones persuasivas que ese respeto solo se obtiene en la procrea
ción fruto del acto conyugal necesita para ser desarrollado auténticos
NOTA. En lo que se refiere a los asppftos jurídicos, debido a que capítulos, ni breves, ni fáciles62. Estos son los límites de la exposición que
tanto las leyes, en los Estados que las han emanado, como los documen sigue, que debe dar por demostradas bastantes afirmaciones y debe omi
tos de los Comités de bioética, en la mayor parte de los casos, tratan de la tir algunos pasos.
IA en textos que se refieren también, y a menudo de modo prioritario, a
61 La segunda formulación hace eco al lenguaje de uno de kts documentos del Magiste
rio católico: Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitae sobre «el res
peto a la vida humana que nace y la dignidad de la procreación» (22 febrero 1987) II, B, 5.
58 A. I s id o r j , L'inseminazione artificíale omotoga ed eterologa neUa sterilitá maschüe 62 Para darse cuenta es suficiente hojear algunos de los numerosos libros, algunos de
(o. c.), p. 87. los cuales serán citados a continuación, en las notas o en las indicaciones bibliográficas,
59 Informaciones sacadas de] portal de Internet www.cecos.it que están dedicados enteramente a este problema.
60 Informaciones sacadas de «Si alia vita» mayo 2000, p. 11.
108 Bioética
El punto de partida puede estar constituido por la que Karol Wojtyla
sitúa como «norma personalista»: «La persona es un bien en relación con
el cual solo el amor constituye la actitud adecuada y válida»63. Una breve
y eficaz demostración de lo fundado de esta afirmación se puede encon
trar en este párrafo de Cario Caffarra, aunque el autor no lo ha escrito
con esta perspectiva: «Lo que caracteriza a la persona en cuanto tal es
que la persona en cuanto tal existe en sí misma y por sí misma. Existe en
sí, es decir, ella se posee, es sui iuris, decían los juristas romanos, porque
su acto de ser es el acto de ser del espíritu. Por tanto, no pertenece a na
die. Existe por sí: no puede ser medio para otro fin, ella misma es fin64. Si
esta es la preciosidad del ser personal, la persona debe ser querida en sí
misma y por sí misma: este es el único modo de «corresponder adecua
damente» a ella.
«Pero, ¿qué significa querer la persona en sí misma y por sí misma?
Significa exclamar ante la persona: ¡es bello que tú existas! En otras pa
labras, es el acto con el que se quiere que la persona sea, por el que sea
es un bien, prescindiendo de cualquier otra consideración utilitaria o
hedonista: su simple y puro ser es querido. Ahora bien, si analizamos
nuestra experiencia, nos damos cuenta de que esto es el acto de amor.
Solo el amor es la correspondencia adecuada a la persona: adecuada a
su preciosidad»65.
Es enteramente evidente que la procreación realizada en las modali
dades naturales responde a todas estas exigencias, sobre la base, evi
dentemente, de actitudes e intenciones adecuadas. El hijo llega como
fruto de un proceso caracterizado en cada uno de sus momentos por la
lógica del am or y del don. Los esposos con el matrimonio han consti
tuido una comunidad de amor, que está caracterizada por el recíproco
don total de sí mismos. El acto conyugal es la expresión propia especifica
de ese amor que, profundamente radicado en una aspiración natural a la
paternidad y la maternidad, tiene en sí mismo una objetiva y fuerte ten
sión a dar a la unidad de los dos en la carne una prolongación, una en
cam ación viva y permanente, el hijo, verdadera personificación de la
unidad de los dos padres. Al acto de amor, en los dos esposos que desean
un hijo, sigue la espera, y el hijo, al venip'será la encamación viva de su
mutuo don y será acogido como un don.
63 K. W o jty la , Amore e Responsabilitá, Marietti, Turín 1978, p. 32.
64 Resulta espontánea la cita de la conocida formulación que Kant da a esta tesis: «Ac
túa de modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cual
q u ie r otro, siempre a la vez como un fin y nunca únicamente como un medio» (I. K an t,
Fundamentación de la metafísica de ¡as costumbres, Santillana, Madrid 1996, p. 51).
65 C. C a f f a r r a , La fecondazione in vitro: considerazioni antropotogiche ed efiche, «An-
tropos» 1 (1985)1, 114.
La inseminación artificial 109
Entonces podemos quitar la interrogación y poner de modo neto la
afirmación: el acto de amor conyugal es el único lugar digno de la pro
creación humana.
Como consecuencia, y una consecuencia irrefutable: cualquier in
tervención en el proceso generativo hum ano, que excluya por sí
mismo el acto conyugal, es indigno de la procreación hum ana y, por
tanto, éticamente inadmisible. Por el contrario, es lícita cualquier in
tervención de ayuda a la eventual insuficiente capacidad procreadora
del acto conyugal.
El alcance de esta conclusión llega mucho más allá de la insemina
ción artificial, pues tiene pleno valor para todas y cada una de las inter
venciones en el proceso generativo humano.
La argumentación que se ha desarrollado se mueve con preferencia en
la perspectiva del hijo, del respeto debido a su dignidad de persona, argu
mentación que, en nuestra sociedad secularizada, posee también la ven
taja de no recurrir a concepciones o principios religiosos. Pero es posible
recorrer otro camino si, superando el materialismo y la inmanencia de la
cultura dominante, se acoge con convicción la concepción de la genera
ción como procreación en sentido propio, es decir, como colaboración con
el amor de Dios creador, verdadero primer autor de cada vida humana.
Esta es una concepción que por sí misma es accesible también a la refle
xión puramente racional, pero que de hecho ha sido objeto de seria elabo
ración argumentativa solo dentro del mundo hebreo y del cristiano, bajo
el estímulo que ofrecen elementos de la Revelación. Trataremos de ello
más adelante, al exponer la posición de la Iglesia católica en este punto.
2. VALORACIÓN MORAL DE LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL
Una vez admitido el principio que acabamos de exponer, la más ele
mental e ineludible lógica es suficiente para dar una valoración funda
mentada de las diversas formas de la IA.
Io LA impropiamente dicha. Resulta evidente su plena licitud moral.
Por definición, la intervención es solo una ayuda al acto conyugal. Es
oportuno recordar que esta es la única intervención en la que se puede
aplicar correctamente la denominación: «procreación asistida médica
mente».
2° IA propiam ente dicha y homóloga. Resulta también evidente su
ilicitud moral. Se añade un nuevo elemento de desorden moral cuando el
líquido seminal se obtiene mediante masturbación.
3o IA heteróloga. En este caso se añade una gravedad incomparable
mente mayor. Al compromiso en que se han puesto los valores y exigen
110 Bioética
cias puestos de relieve antes al tratar del principio fundamental, se añade
el de otros valores irreriunciables.
La identidad personal como «hijo de ... y de ...» no es una simple di
versión ni una exigencia burocrática para las oficinas del registro, o una
cuestión meramente jurídica. Se trata de la seguridad en las propias raí
ces de cualquier persona humana. Es conocido el importante e insusti
tuible papel que juega en el camino de cada uno a la madurez, la dialéc
tica de los profundos mecanismos psíquicos, especialmente, el de la
identificación con el padre o la madre, de acuerdo con el propio sexo.
Este camino se hace particularmente arduo y problemático cuando inter
vienen no uno, sino dos padres, uno genético y otro social y afectivo, am
ibos reales, aunque el primero solo se conciba con la fantasía.
Fijándose en la pareja conyugal, se entiende con facilidad qué valores
son pisoteados: primero, la unidad de la pareja, y precisamente cuando
pasa de pareja conyugal a pareja de padres. La tan deseada unidad viva
de los dos en el hijo es disipada por la presencia de una tercera persona,
que sustituye al cónyuge, con imprevisibles, pero profundos, conflictos,
en gran parte inconscientes, en la relación dentro de la pareja. Alguna rá
pida indicación. Hay que tener presente que el recurso a la LA heteróloga
es indicado normalmente en el caso de esterilidad del hombre. Debido a
que durante milenios, hasta ayer mismo, la esterilidad se ha atribuido
únicamente a la mujer, se puede afirmar sin duda que «la figura del va
rón estéril es una figura relativamente nueva tanto en el nivel clínico
como en el psicológico-social. El varón toma conciencia de su propia es
terilidad con un sentido de frustración bastante superior al de la mujer».
No solo, pero en una medida más extensa de lo que se piensa, persiste la
confusión entre fertilidad masculina y virilidad, por lo que «un déficit de
al capacidad reproductiva es vivida muy a menudo a nivel inconsciente
también como déficit de la actividad sexual». Y «la esterilidad masculina
[...] se identifica con la impotencia»66.
Por tanto, no sorprenden los datos que emergen de diversas investiga
ciones, de las que resulta, entre otras cosas, «la posible existencia en el
hombre estéril que recurre al AID de una variedad de trastornos psíqui
cos, que abarcan, además de los aspectos «exuales que pueden llegar
hasta la impotencia completa, un amplio marco de molestias». Una vez
conseguida la inseminación, «la diada matrimonial se transforma en una
tríada, debido a la inmanente presencia del padre natural», presencia
que se volverá a presentar negativamente cada vez que el padre legal ex
perimente situaciones de contraste físico (enfermedades) o psíquico con
66 A. Is id o r i, LHnseminazione artificíate omoíoga ed eterologa nella steritítá maschite
(o. c.), p. 90.
La inseminación artificial 111
el hijo»67. También se comprende cómo, debido también a la acción de
otros factores que apenas hemos tocado aquí, pero que son al menos en
parte intuibles con facilidad, el hecho puede terminar por ser «asimilado
de modo fantástico a una especie de adulterio». Afirmación esta que no
proviene de un moralista estrecho, sino del conocido sexólogo Willy Pa-
sini68. El mismo estudioso añade aún, a propósito del hombre estéril en
cuestión, que debe «pasar a través de un proceso personal largo y a veces
difícil para revalorar la propia identidad viril de modo independiente de
su propia esterilidad, sobre todo, en comparación con la mítica potencia
del donador»69.
Volviendo de nuevo la atención a lá pareja y a la transformación a la
que se ha aludido de diada en tríada, hay que añadir que «las técnicas
heterólogas obligan a los dos miembros de la pareja a confrontarse,
aunque solo sea a nivel psicológico, con la figura del donador anónimo,
pensado e im a g in a d o de vez en cuando como rival “omnipotente" del
hombre estéril o como quien consiente, gratuitamente, de acuerdo con
las modalidades del don, y casi de modo milagroso, realizar el deseo de
maternidad/paternidad. De todos modos se ha constatado que el
significado im a g in a r io con que puede ser investido el donador pone en
m archa con frecuencia [...] complejos mecanismos de defensa, que se
expresan, por ejemplo, en temores por las reales condiciones de salud
del donador o en la duda sobre la posibilidad de transmisión de enfer
medades hereditarias no reconocidas, ni reconocibles en el acto de la
donación»70.
También la relación con el nifio, una vez nacido, no queda exenta de
complicaciones y problemas suplementarios, tanto se elija con él la vía
del secreto sobre las características de su venida al mundo, como si elige
lo contrario. Basta hacer alusión, como un sencillo ejemplo, a uno de
esos golpes, claramente dañosos para el niño: «El sentido de culpa y la
agresividad reactiva que el recurso a esas técnicas llega a suscitar en los
padres puede inducir distorsiones en la relación entre el niño y la madre
y/o el padre, originando, en particular, actitudes sobreprotectoras, un ex
ceso por parte de los padres que compromete el desarrollo psicológico
normal, y en el límite también el físico, del niño»71.
67 A. I s id o r i, L’insemittazione artificíale otnologa ed eterologa nella sterilitá maschite
(o. c.), p. 93-
68 W. P asinj, Aspetti psicoiogici detía ftlizione inhabituale e dell’AID, e n P. M aram m a y
OTROS, LHnseminazione Jella discordia, Angeli, M ilán 1987, p . 55, c ita d o en A. Isid o ri, Lin-
seminazione artificióle omologa ed eterologa nella stenlilá maschite (o. c.), p . 92.
69 W. Pasini, Aspetti psicoiogici della... (o. c.), p. 94.
70 G. R o sst SciUMÉ, La procreazione assistita: significado e problema di un nuovo modo
di diventare genitorí, «M edicina e M orale» 43 (1993), p . 1166.
71 G. R o ssi SciUMÉ, La procreazione assistita:... (o. c.), p. 1167.
112 Bioética
En definitiva, se trata de toda la estructura de la pareja y de los pa
dres la que corre el riesgo serio de salir afectada, siendo tocados todos o
al menos muchos de sus preciosos valores.
A esto se añaden las consecuencias dramáticamente dañinas para la
sociedad, cuando la AID alcanza una difusión notable, que obviamente
son inseparables de su legitimación social. En esto no voy más allá de al
gunos rápidos fogonazos. Los bancos de semen ofrecen también la posi
bilidad de elegir algunos caracteres que la pareja desea ver en su futuro
hijo. Detrás de la aparente legitimidad de esos deseos no resulta difícil
descubrir la insidiosa contribución que hacen a la difusión de una cul
tura del tan despreciado eugenismo.
Además, desde varios sitios se prevé el riesgo de un futuro aumento
de matrimonios entre personas que ignoran estar ligadas por consangui
nidad, con el consiguiente aumento del número de hijos afectados por
graves patologías y malformaciones72.
3. LA POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
Como se ha visto en la premisa de carácter histórico, la inseminación
artificial ha aparecido en la segunda mitad del siglo xrx, cuando la bioé
tica estaba todavía lejos de aparecer. Por esto no sorprende que durante
un período notable haya sido objeto únicamente de valoración ética por
parte del Magisterio de la Iglesia católica y de la teología moral. Lo
mismo que para otros problemas, solo a partir de Pío XII se encuentran
valorados con amplitud puntos de vista y argumentaciones de carácter
puramente racional, tanto en las intervenciones del Magisterio, como en
la reflexión teológica, dentro de un conjunto orgánico de concepciones y
principios sobre temas de sexualidad, matrimonio, procreación, que son
a su vez coherentes con una antropología bien determinada. La sustan
cial consonancia de estas bases doctrinales y, por tanto, también en su
valoración moral de la inseminación artificial, con la bioética persona
lista, consiente limitar la exposición solo a lo que se puede añadir sobre
el tema, dando valor no solo a los elemenfbs de pura racionalidad, sino a
cuándo surge desde el punto de vista más completo de las concepciones
típicamente cristianas.
72 Ver, por ejemplo, E. S g re c c ia , Manuale di bioética (o. c.), p. 440 ss. Sobre los diver
sos aspectos del problema ver también la exposición breve y dénsa del documento del Cen
t r o di B io é tic a d e l l a U ntversitA C a tto lic a d e l Sacho C u o re, Sulla fecondazione artificióle
eterologa (Roma 1997). El texto aparece también en M. L. Di P ie t r o - E. S g re c c ia , Procrea
zione assistita e fecondazione artificíale (o. c.), pp. 281-284.
La inseminación artificial 113
Tomando como punto de partida concepciones que son por sí mismas
también accesibles a la reflexión racional, pero que de hecho han madu
rado solo a la luz de la Revelación, tal y como se ha indicado antes, la ge
neración se presenta como verdadera y propia procreación, es decir, cola
boración con Dios creador. Desde esta perspectiva, la sexualidad humana,
en su capacidad procreadora, se revela como portadora de indicaciones
puestas por el Creador mismo sobre las modalidades con las que el hom
bre y la mujer han sido llamados a ser colaboradores de Dios en la trans
misión a otros del don de la vida. Querer engendrar con modalidades
enteramente diferentes, se sea o no consciente de ello, implica de modo
objetivo la pretensión ya no de ser colaboradores, sino artífices únicos y
árbitros de la generación de otras vidas humanas. Si se parte, además, del
conocimiento de Dios que se produce solo en la Revelación cristiana, es
decir, de un Dios que es en sí mismo amor, comunión plena de amor entre
personas, que crea movido solo por el amor y mediante el gesto creador,
que es también un gesto de amor que da la vida, y se añade a ello el dato
bíblico de la pareja esponsal hombre-mujer a imagen y semejanza de
Dios, con claridad se dibuja 1a exigencia ética de que §1 hombre y la mujer
son llamados a colaborar con Dios para dar la vida a otras criaturas hu
manas, dentro de una realidad que sea una verdadera comunión de amor
interpersonal, como es el matrimonio, a través del acto de amor por exce
lencia, que es hecho posible por las estructuras genitales de la masculini-
dad y la feminidad. En resumen, Dios amor crea a cada hombre por amor
con un gesto de amor; colaborar con él en esto solo puede situarse en la
lógica del amor, en un contexto y con unos gestos de amor.
La exposición más autorizada de la doctrina de la Iglesia se encuen
tra, evidentemente, en las intervenciones del Magisterio pontificio.
Aparte de algunas intervenciones en el habitual estilo telegráfico, típicas
del antiguo S. Oficio de finales del siglo x d c , que contenían sencillamente
la declaración de la ilicitud de la inseminación artificial73, comienzan in
tervenciones de amplitud notable, con la forma de discursos, bajo Pío
XII, a partir de 194974. De fonna más comprometida, debido a que se en
cuentra dentro de una encíclica, es la breve intervención de Juan XXIII
en la encíclica Mater et Magistra (20 mayo 1961): *La transmisión de la
vida humana está confiada a un acto personal y consciente y, como tal, so
metido a las santísimas leyes de Dios, inmutables e inviolables, que deben
73 La primera de estas intervenciones, con la forma de respuesta a una pregunta, es
del 17 de marzo de 1897 («Acta Sanctae Sedls» 29 (1896-97) 704; también en D e n z in g e r -
S c h ó n m e tz e r, Enchidion Symbolorutn Definitionum et Declara!ionum de rebus fidei et mo-
rum, Herder, Roma 1967, n. 3323).
74 Pío XII, Ai partecipanti al IV Congresso intemazionale dei Medid Cattólici (29 setiem
bre 1949).
114 Bioética La inseminación artificial 115

ser reconocidas y observadas. Por esto no se puede usar medios o seguir NOTA. También es preferible el envío para los aspectos jurídicos, de
métodos que pueden ser lícitos en la transmisión de la vida de las plantas o bido a que los documentos y leyes sobre este punto se refieren a las di
de los animales»75. versas formas de intervención en el proceso de la generación humana,
La más reciente y más completa intervención escrita del Magisterio pero la atención mayor está dirigida a las técnicas de reproducción artifi
en este tema es la ya citada Instrucción Donum vitae, de la Congregación cial, dentro de las cuales, englobadas todas bajo la denominación: «pro
para la Doctrina de la Fe, que dedica precisamente su segunda parte a las creación médicamente asistida», encuentra también lugar la IA.
«intervenciones sobre la procreación humana». Emparejada a menudo El mismo envío es valido con respecto a la posición de las demás Igle
con la FTVET, la IA es valorada, primero, en su modalidad heteróloga y, sias cristianas y de las mayores religiones del mundo contemporáneo.
luego, en la homóloga. También las referencias bibliográficas se sitúan al final de toda la ex
En la IA heteróloga, el documento tiene cuidado en poner en eviden posición sobre las diversas técnicas de reproducción artificial.
cia una serie de valores que son afectados y que por ello la hacen ética
mente ilícita: la unidad del matrimonio, la dignidad de los esposos, la vo
cación propia de los padres, el derecho del hijo a ser concebido y traído
al mundo en el matrimonio y por el matrimonio (II, A, 2).
En cuanto a la IA homóloga, antes de nada, se demuestra amplia
mente lo que hemos puesto como principio fundamental de referencia
para cualquier intervención en el proceso generativo humano, es decir, la
no separabilidad ética entre procreación y acto conyugal (II, B, 4). Sobre
esta base, el documento resume las enseñanzas ya formuladas con ante
lación por el Magisterio y que fundamentan la licitud de un solo tipo de
IA, aquel en el que «el medio técnico no sustituya al acto conyugal, sino
que se configure como una facilitación y una ayuda para que alcance su
finalidad natural» (II, B, 6)76.

4. LAS POSICIONES DE OTRAS CORRIENTES DE LA BIOÉTICA

Fuera de la bioética de inspiración personalista se comparte larga

mente una valoración positiva no solo de la IA, comprendiendo la heteró
loga, sino tam bién de las demás técnicas reproductoras. Es claro que
existen diferentes perspectivas y motivaciones que apoyan esa legitima
ción. Sin embargo, resulta oportuno reenviar su exposición para más
adelante, cuando se trate de esas técnicas que implican una transmuta
ción mucho más profunda de las modalidades del engendrar. Resulta evi
dente que cualquier legitimación ética de estas, con mayor razón, sirve
para la inseminación artificial.

75 Juan XXIII, Encfclica Mata- et Magistra (20 mayo 1961), «Acta Apostolicae Sedis» 53
(1961), 441.
74 Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitae sobre «el respeto a
la vida humana que nace y la dignidad de la procreación» (22 febrero 1987). En la nota 51
de la Instrucción se encuentran indicadas las principales intervenciones anteriores del
Magisterio pontificio sobre este tema.
 Capítulo II/2

TECNOLOGÍAS REPRODUCTIVAS,
A) CON FECUNDACIÓN EXTRACORPÓREA

I. DATOS CIENTÍFICOS ESENCIALES

El conocimiento de las investigaciones científicas que han permitido

la práctica de las tecnologías reproductivas (TR) es un punto que a me
nudo se encuentra ausente en las exposiciones del tema en su aspecto
bioético, mientras que la valoración ética de esas investigaciones, ade
más de ser legítima en sí misma, puede constituir uno de los puntos de
partida para la valoración ética de las TR, como se verá a su tiempo. Por
ello, nuestra exposición comienza ahí.

1. EL CAMINO DE LAS INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS

Dejando de lado las investigaciones e intentos con animales, iniciadas

ya al final de la década de los 3077, nos fijamos en las del campo humano.
Sin pretender ser completos, se describen muy brevemente los pasos rea
lizados por las investigaciones de un grupo de estudiosos ingleses que
fueron los primeros que, el 25 de julio de 1978, consiguieron hacer nacer
el primer ser humano concebido in vitro, Louise Brown. Los datos han
sido dados a conocer poco a poco por los investigadores mismos en revis
tas científicas de primer orden.
1965. R. G. Edwards comunica el éxito de los intentos de hacer ma
durar in vitro oocitos humanos extraídos de los folículos de Graaf y prea-
nuncia la siguiente etapa de la investigación: conseguir fecundarlos in vi-

77 Información documentada sobre este tema se puede encontrar, entre otros sitios, en
A. R o d ríg u e z L uño - R . López M o n d é ja r, La fecondazione *in vitro». Aspetti medid e mo-
rali, Cittá Nuova, Roma 1986, p. 14 s.
118 Bioética
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 119
tro con la finalidad de estudiar las primeras fases de desarrollo del em
los diferentes grupos de investigación. Se pueden recordar en particular,
brión humano78.
debido a que llegaron al mismo resultado final poco tiempo después, el
1969, El mismo investigador, junto a otros de su grupo, comunica que
equipo de A. Lobata, E. A. Wood y A. O. Trounson en Melboume, Austra
ha conseguido fecundar in vitro algunos oocitos humanos: de 56 oocitos
lia, y de P. Soupart y L. L. Morgenstem en los Estados Unidos. El equipo
obtenidos, hay fecundados 1879. Se trata, por tanto, de los primeros em
australiano tuvo ékito en 1980. Dos años después lo alcanzó en Francia
briones humanos obtenidos extrayendo células germinales de hombres y
un grupo de investigadores dir. J. Testart.
de mujeres y consiguiendo después realizar su fusión en laboratorio. Por
La técnica puesta a punto por todas estas investigaciones es, en sustan
tanto, la fecundación in vitro es posible. La etapa sucesiva es conseguir
cia, la que prevé, después de la extracción de los gametos masculinos y fe
que se desarrollen los cigotos obtenidos.
meninos, la fecundación in vitro y, a continuación, la transferencia precoz
1970, noviembre. El equipo de Edwards anuncia que se ha conquis
del embrión al útero. La sigla para la inseminación artificial (IA) técnica
tado también esa meta: de 38 cigotos, la mayoría ha alcanzado el estado
es denominada FTVET: «Fecundación in vitro y Transferencia del Em
de dos células, 3 el de 8, y 2 el de 16. De todos modos, el desarrollo se de
brión». Además de ser la primera cronológicamente, hasta ahora ha sido
tiene, es decir, los embriones mueren alrededor de 48 después de la pri
la técnica más ampliamente practicada. Las investigaciones han prose
mera división celular80.
guido, obviamente, en los años posteriores, llevando a la multiplicidad de
1971, enero. El mismo equipo consigue el desarrollo de dos cigotos
técnicas que hemos listado en el cuadro de conjunto que aparece en la pre
hasta la formación de blastocistos, con 110 y U6 células. A la noticia se
misa de este capítulo, afinando cada vez con mayor detalle las tecnologías.
añade un preanuncio: «El último paso a realizar, cuando se conozca me
Una vez resumida la historia, interesa conocer la situación actual, es
jor el desarrollo del embrión, será volver a poner el embrión en la mujer,
decir, cómo se desarrolla hoy una FTVET, yendo un poco más allá de los
de modo que se implante y crezca hasta el final para nacer natural
mente»81. elementos esenciales ya indicados, pero sin bajar a detalles excesivos
para un texto que no es de medicina83, Al hablar de FIVET pretendemos
Siguieron otros siete años de investigaciones y experimentaciones so
referimos no solo a la que puede llamarse su forma clásica, sino a todas
bre embriones para poder descubrir «más el desarrollo embrional», para
aquellas variantes que, aunque indicadas con siglas diferentes, compor
proceder a transferir y anidar los embriones en el útero.
tan fecundación in vitro y la transferencia del embrión a uno u otro
25 julio 1978. El anuncio bomba, con eco en las primeras páginas de
tracto del aparato femenino.
los medios de comunicación de todo el mundo, del nacimiento de Louise
Brown, el primer ser humano concebido in vitro. Un poco de tiempo des
pués se produjo la comunicación científica del hecho82. 2. LOS ACTUALES PROCEDIMIENTOS DE FIVET
Hay que añadir que investigaciones similares estaban en marcha en
otros sitios durante los mismos años, aunque sin conexión alguna entre De la extracción de líquido seminal, es decir, de los gametos masculi
nos, se ha hablado ya a propósito de la IA. Se puede recordar en particu
78 R. G. E d w ard s, Maturation in vitro of human ovarían oocites, en «Lancet» 2, 1965, lar, por su relevancia ética, el hecho que la modalidad de extracción am
pp. 926-929. Esta y las siguientes citas de revistas científicas han sido sacadas de A. S e r ra , pliamente preferida es la m asturbación. También se ha hablado del
II concepimento umano in vitro. Aspetti e problema biologici, en G. F. Zuanazzi (dir.), Fecon- tratamiento posterior del líquido seminal.
dazione artificióle. Embryotransfer, Cortina Intemazionale, Verona 1986, pp. 11-24.
79 R. G. E d w ard s - B. D. B a v is tb r - P. C. S te p to é , Earfy Stages offertiUzations in vitro of En lo que respecta a la extracción de oocitos, las cosas son mucho
human oocytes matured in vitro, en «Nature» 221 (1969), 632-635. más complejas84. Después de varias comprobaciones de la situación ana-
R. G. E d w a rd s * P. C. S te p to e - J. M. P u rd y , Fertiiitation and clevage in vitro o f preo-
vulation human oocytes, en «Nature» 227 (1970), 1307-1309.
*' R G. E d w ard s - P. C. S te p to e - J. M. P u rd y , Human blastocysts grwn in culture, en
«Nature» 229 (1971), 132-133. 43 Si se quiere saber más, aun sin recurrir a textos especializados, se pueden encontrar
42 R. G. E d w ard s - P. C. S te p to e - J. M. P u rd y , Establishing Full-term Human pregnan- elementos más que suficientes en M. L. Di P i e t r o - E. S g re c c ia , Procreazione assistita t fe-
cies Using Ckaving Crown «in vitro», en «Brit. Joum. Obstetr. A. Gynecol.» 87 (1980), 737 condazione artificióle (o. c.), capítulo segundo: «Fecundación artificial, las técnicas», pp.
ss., citado en D. T e tta m a n z j, Bambini fabbricati. Fertilizazictnc in vitro, embryotransfer, 29-49, con una notable bibliografía científica al final.
Piemme, Casale Monferrato (Italia) 1985, p. 16. De Edwards se puede consultar en italiano 84 Ver sobre este punto: M. L. Di P i e t r o - E. S g re c c ia , Procreazione assistita e feconda-
un libro publicado en Londres en 1989: La vita prima deüa nasciia, Frassinelli, Azzate (Ita zione artificíale (o. c.), pp. 34-37; M. A ram ini, La procreazione... (o. c.), pp. 53-56; A. R o d rí
lia) 1990. _ guez L u ñ o - R . L ópez M o n d é ia r, La fecondazione «in vitro» (o. c.), pp. 28-32. De estas pu
blicaciones, sobre todo de la primera, se han sacado los datos que se exponen ahora.
120 Bioética
tómica y fisiológica del aparato femenino, para comprobar si existen las
condiciones indispensables para una previsión fundada de éxito, se recu
rre, en la mayor parte de los casos, a la ovulación inducida farmacológi
camente, debido a que se produce en el momento que se quiere o para
poder extraer no solo uno, sino más de un oocito con una intervención
única.
Oocitos y espermatozoides extraídos y tratados son depositados en
un reciente adecuado y sumergidos en un medio de cultivo durante alre
dedor de 12-18 horas. Después se procede a comprobar si se ha produ
cido la fecundación, que resulta en el 80% de los casos. Entonces, los em
briones se transfieren a otro medio de cultivo y son incubados durante
otras 24-60 horas, durante las que se producen las normales multiplica
ciones celulares. Con exámenes que incluyen también técnicas de diag
nosis previas a la implantación, de las que nos ocupamos en otro capí
tulo, se seleccionan los embriones sanos y se eliminan los otros.
En este momento, los embriones seleccionados, un número de 3 o 4,
se transfieren al útero de la mujer o a otro tracto del aparato reproduc
tivo, dependiendo de la forma de la esterilidad. Los embriones sobrantes,
llamados supernumerarios, se conservan en un congelador a temperatu
ras muy bajas, -196 °C, con la perspectiva de utilizarlos para la misma
mujer, en el caso de fracaso del intento precedente o en el caso de que
quiera otro hijo. Otros destinos: donación a otras mujeres, cesión a cen
tros de investigación como cobayas de laboratorio, destrucción.
Este es el procedimiento estándar, y sus momentos esenciales son:
extracción y tratam iento de los gametos masculinos y femeninos, fe
cundación in vitro, transferencia de embriones a las vías genitales in
ternas de la mujer. A lo largo de los años se han experimentado, y se
practican, numerosas variaciones, con la finalidad principal de mejorar
los porcentajes de éxito. «Versan sobre, refiriéndonos a las que están
más en uso: 1) método de fecundación, como la ICSI (IntraCitoplasmatic
Sperm Injection): se inyecta con una micro-jeringa un solo espermato
zoide directamente en el citoplasma del oocito; y la ROSI (ROund Sper-
matid Injection) y la ROSNI (ROund Spermatid Nuclear Injection) en las
que se inyecta, respectivamente, un espermatozoide o su núcleo; 2) el
tiempo de la transferencia del embrión en los tubos o el útero, como la
PROST (PROnuctear Stage 1Yansfer) en la que el cigoto es transferido en
su estado pronuclear, y la ZIFT (Zygote IntraFaUoppian Transfer), en el
que la transferencia se realiza desde 4 a 10 horas después de ese es
tado»85.
®5 A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita, e n «La Civiltá Cattolica» 150
(1999) 3, p. 227 s.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 121
Un último dato: ¿quién realiza hoy la petición de que se le realice al
guna de las TR? Además, evidentemente, de las parejas estériles, tanto
casadas como que simplemente conviven de hecho, también de parejas
que no son estériles, pero que corren el riesgo de tener hijos no sanos ge
néticamente. Con un número mucho menor, se añaden parejas que quie
ren preestablecer el sexo u otras características de su futuro hijo, parejas
de homosexuales, especialmente mujeres, mujeres solas86.
3. RESULTADOS OBTENIDOS
La obtención de los porcentajes de éxito es un dato de particular im
portancia también para la ética e, incluso, para la deontología. Por éxito
se entiende no solo la instauración del embarazo, sino su desarrollo
hasta el parto. Con una expresión, que evoca la fórmula «llave en mano»
a propósito de la venta de un piso, se dice «niño en brazos». Los porcen
tajes de éxito registran oscilaciones notables de un Centro a otro, pero si
guen siendo desanimantes, a pesar de las modificaciones que se han ido
aportando, fruto de investigaciones y de experiencia, y las mejoras conse
guidas, después de veinte afios del prim er éxito. Refiero aquí los datos
esenciales, que saco de un estudio altamente cualificado, debido a que
utiliza fuentes de prim era mano y publicaciones de indiscutible valor
científico87.
Los primeros balances, realizados en 1984 utilizando una amplia ca
suística, proporcionaban datos incluso de fracaso: «Solo el 6-7% de las
mujeres a las que se había podido realizar la transferencia habían visto
satisfecho su deseo de tener un hijo, acompañado de una pérdida total de
embriones del 95,5%»88. Del examen de los datos provenientes de diver
sos países, Gran Bretaña, Estados Unidos, Australia, Francia, en los años
sucesivos se encuentran porcentajes mejores, pero que solo en algunos
casos alcanza el 20%. En definitiva, «el "niño en brazos” es todavía el pri
vilegio de una pareja estéril de cada cuatro que lo desean. Ciencia y tec
nología, en 20 años, no han ahorrado ni investigaciones ni medios para
86 Sobre este punto se puede ver un documentado resumen de estudios llevado a cabo
en USA, que ofrece R D o n ati, Jtosformaziani socio-culturali déüa famiglia e comportamenti
relativi aña procrmzione, en «Medicina e Morale» 43 (1993), p. 143 s.
87 Se trata del estudio de A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.),
pp. 223-237. Del mismo autor se puede ven Rtflessioni suBe «tecnologie di riproduzione as
sistita». A 21 anni dalla nasciía dala prima bambina concepita in vitro, en «Medicina e Mo
rale» 49 (1999), pp. 869-875. El estudio es extraordinariamente rico en referencias biblio
gráficas en todas sus partes.
M A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.), p. 228. De estas páginas es
tán sacados los datos que siguen.
122 Bioética
superar los obstáculos; pero hasta ahora los resultados siguen siendo de
sanim antes para la mayor parte de parejas que afrontan este camino
largo, fatigoso y costoso». Son particularmente netas e incisivas las de
claraciones que proceden de fuentes autorizadas: «la fertilización in vitro
sigue siendo una potente fuente de grandes esperanzas desilusiona
das»89; o también: «la fertilización hum ana in vitro es sorprendente
mente un fracaso. [...] En Gran Bretaña, el índice de nacimientos por ci
clo de tratamiento iniciado es del 12,5%»90.
En lo que se refiere a los hijos probeta, también se encuentran am
pliamente documentados aumentos significativos, con respecto a lo que
sucede en la procreación natural, de embarazos ectópicos, abortos es-
,pontáneos, embarazos múltiples, partos prematuros, anomalías congéni-
tas en algunas de las técnicas más recientes y, por último, aumento de las
enfermedades y mortalidad de los recién nacidos91.
4. COSTES HUMANOS Y ECONÓMICOS
Un capítulo aparte, casi siempre ignorado, se abre al mirar a las per
sonas que intervienen: la mujer, la pareja, el niño. Los medios de infor
mación solo m uestran la felicidad de mujeres y de parejas en el naci
miento del tan deseado hijo concebido en probeta, y las declaraciones
también entusiastas del médico responsable del Centro en el que se ha
producido el evento. Nada se dice sobre «la otra cara de la moneda». A
nivel orgánico se ha encontrado, con frecuencia, el llamado «síndrome
de hiperestimulación oválica», después de la inducción farmacológica de
la ovulación92. Desde luego, consecuencias dañinas o, al menos, graves
riesgos, se derivan para la mujer de embarazos ectópicos o múltiples.
Pero los daños mayores se encuentran a nivel psicológico, en la mujer
y en la relación de pareja. Hay que tener en cuenta que, solo en contadas
ocasiones, todo m archa bien en el prim er o segundo intento. Normal
mente, las cosas suceden de otro modo: «La intervención debe ser repetida
,9 V o lu n ta r y L ic e n c in g A u th o r ity , More embryo fesearch?, e n «N atura» 333 (1988),
p . 194, c ita d o e n A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.), p. 229.
90 R . M. L. WINSTON - A. H. H a n d s y d e , New Challcnges in human vitro fertilization , e n
«S cience» 260 (1993), p . 932, c ita d o e n A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita
(o. c.), p . 229.
91 D ato s ex traíd o s d e n u m e ro sa s investigaciones, cu y a lista ofrece A. S e r r a , Riflessioni
sulla ... (o. c.), p. 872 ss.
M Cf. A. Sim ón - A. R e v e l y o t r o s , The pathogenesis o f ovarían kyperstimulation sín
drome: A continuing enigma, e n « J o u rn a l o f A ssiste d R e p ro d u c tio n a n d G e n e tic s» 15
(1 9 9 8 ), p p . 20 2 -2 0 9 , c ita d o e n A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.),
p . 230. E n la sig u ien te n o ta , el a u to r se ñ ala u n a se rie d e re c ie n te s estu d io s q u e c o n firm a n
e s te y lo s d a to s re fe rid o s an tes.
1
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 123
5 o 6 veces para que, con la FTVET, una mujer pueda tener el hijo deseado,
y entre 13 y 15 para alcanzar una probabilidad del 95-99%; la exigencia de
recurrir varias veces a estas técnicas, fuertemente estresantes, puede de
sencadenar una tendencia al rechazo por parte de la mujer misma y de la
pareja, acompañada a menudo de notables crisis depresivas»93.
Una mujer que ha dirigido un libro sobre la reproducción artificial,
Franca Pizzini, escogiendo solo mujeres como colaboradoras, después de
haber denunciado desde las primeras líneas, en la Presentación, el hecho
que «se habla poco de los largos y fatigosos recorridos realizados por las
parejas para llegar al "milagro"», en su contribución dentro del libro es
cribe, entre otras cosas: «el alto número de fracasos a los que se enfrenta
la mujer que se somete a una FIVET son peligrosos para su equilibrio
psicológico y para el de su pareja»94.
Por otra parte, es fácil suponer lo que siente una mujer, y con ella su
marido, ya heridos por las continuas desilusiones sufridas en los mil in
tentos repetidos en la intimidad conyugal, con la esperanza de ver co
menzar un embarazo, al pasar ahora por toda una serie de cambios entre
renovada esperanza y amarga desilusión, mientras que todo, en la vida
de la pareja, term ina por girar alrededor de este problema angustioso.
No es una broma la de quien ha dicho que la mujer comienza sana ese
camino y lo termina enferma, y la pareja lo comienza unida y acoplada y
muchas veces sale destruida.
Se baja todavía más a lo concreto, refiriendo el testimonio de una
mujer médico que trabaja en un Consultorio familiar. Se dibuja así la
realidad vivida por la pareja en muchos casos, aunque no sean cuantifi-
cables en cifras y porcentajes. La pareja se presenta en uno de los Cen
tros que trabajan en el sector, con un bagaje increíblemente pobre de
conocimientos sobre la realidad a la que se encamina. A menudo, los
dos saben solo que pueden esperar conseguir el hijo que tanto desean.
Una vez expuesta su situación y su deseo, la pareja es rápidamente en
caminada hacia una de las TR, en vez de hacia algunas de las terapias
93 A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.), p. 232, e n n o ta a l p ie el a u
to r envía a un e s tu d io rec ie n te m e n te p u b licad o : A. E u g s te r - A. J. V in g e rh o e ts , Psycotogi-
cal aspects o f in vitro fertilization; a review, en «Social S ciences a n d M edicine» 48 (1999),
p p . 575-589.
94 E Pizzini - L. Lomba r d í (dir.). Madre Probetta. Costi, benefíci e limiti della procreazione
artificióle (o. c.), pp. 7 y 15. Tiene una autoridad muy diferente la misma denuncia realizada
por el Working group, constituido por el Institute for Science, Law and Technology, del
«Illinois Institute of Technology» de Chicago en el ISLAT Working Group, Art (Assisted Re-
productíve Technology) into Science: Regulation o f Fertility Techniques, en «Science» 281
(1998), p. 651 ss. A. S e r r a , Riflessioni suSa ... (o. c.), pp. 862 y 874. Una amplia y documen
tada exposición de todo este tema se encuentra en M. L. Di P i e tr o - E. S g re c c ia , Procrea
zione assistita e fecondazione artificíale (o. c.), capítulo tercero: «Los riesgos de las técnicas
de reproducción artificial», pp. 50-81, con abundante bibliografía científica.
124 Bioética
de la esterilidad. Después, la mujer se ve sometida a una serie de inter
venciones médicas, sin que se le dé explicación alguna. Esperas, espe
ranzas, ilusiones, desilusiones, son vividas en una soledad desoladora y
con base en lo que la fantasía poco a poco imagina. Quienes trabajan
no ponen atención alguna en la vivencia psicológica de la mujer. Se
trata de un auténtico calvario de sufrimientos, cuyo resultado es, en la
gran mayoría de los casos, un desolador fracaso. Además del daño del
dinero tirado, una desgastadora serie de esperanzas y desilusiones pro
fundas, que se clavan. Al final, la pareja corre el riesgo de salir des
truida.
Acaba de asomar un nuevo factor: el coste en dinero, tanto vaya a
cargo de la pareja como de la sociedad. Como ejemplo, estos son los da
tos sacados de una de las más detalladas y rigurosas investigaciones lle
vadas a cabo en USA: «el coste varía de 22.857 a 42.666 dólares para un
embarazo llevado hasta el final en el primer ciclo, y de 26.000 a 74.000
para un embarazo llevado a cabo en el tercer ciclo. El coste medio, para
los 182 pacientes a los que se refiere este análisis, ha sido de 29.120 dóla
res en el caso de un embarazo que llega a cabo en el primer ciclo y 31.590
dólares para un embarazo que llega al final en el tercer ciclo»95. Cifras to
davía más elevadas aparecen en otras investigaciones: «De media, el
coste de cada parto con fecundación in vitro varía desde 50.000 a 73.000
dólares. Pero para las parejas que desde hace más tiempo buscan un hijo
y que presentan numerosos problemas de infertilidad, el coste llega hasta
800.000 dólares por parto»96.
5. OTROS PROCEDIMIENTOS ADOPTADOS EN LA FIVET CON MAYOR
O MENOR FRECUENCIA
Se trata de procedimientos adoptados de hecho en la realización de la
FIVET para superar algunos obstáculos particulares de su instauración y
del desarrollo completo del embarazo, o también para satisfacer deseos
al límite del capricho en el ámbito de la maternidad. En gran parte se
han difundido ampliamente informaciones tte estos procedimientos por
los medios de comunicación, a menudo, con entrevistas a uno u otro in
vestigador o a quienes trabajan en ellos.
95 A. S e r r a , La riproduzione medicalmente assistita (o. c.), p. 232. El análisis ha sido
llevado a cabo por el «Fertility Center en el Departament of Obstétrica and Ginecology del
Brigham and Women's Hospital della Harvard Medical School».
** A. G. S p a g n o lo , Costi eccmomici e costi umani della fecondazione in vitro, en «Medi
cina e Morale» 45 (1995), p. 1344. Se trata de la información sobre tres estudios sobre el
tema publicados por «The New England Journal of Medicine» en 1994.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 125
1) Madres subrogadas y úteros de alquiler. El embrión producido in vi
tro no se transfiere a la mujer que busca tener un hijo y que será después
la que cuidará al niño (madre «social»), sino a otra mujer que se declara
disponible para hacerse cargo de la gestación, con el compromiso de en
tregar el niño una vez que haya nacido (madre «gestante») a la mujer que
lo ha encargado. «Madre subrogada» se utiliza cuando la prestación es
gratuita; «útero de alquiler» se usa cuando es con pago, casi siempre con
un contrato escrito regularizado. De todos modos es una distinción que
no siempre es respetada.
El fenómeno no es raro. Una significativa confirmación de su difu
sión es el hecho de que los Estados que han emanado leyes sobre la re
producción artificial han tenido cuidado de reglamentar también este
comportamiento, y muchos comités de bioética lo han valorado ética
mente y han realizado propuestas normativas97.
2) Madres abuelas. En el lenguaje común ha aparecido esta terminolo-
gía cuando se trata de mujeres en edad avanzada, es decir, con la meno
pausia y, por lo tanto, física y fisiológicamente estériles, a quienes las TR
consiguen hacer tener un hijo. Evidentemente es necesaria la donación
de óvulos por parte de otra mujer y, además, una precisa y compleja in
tervención farmacológica para asegurar que se produzcan y permanez
can en el organismo diversos fenómenos que son condiciones indispen
sables para la instauración y el desarrollo de un embarazo, debido a que
están ausentes los mecanismos naturales que los aseguran y regulan.
3) Cruce de abuelas. Esto se produce cuando la función
de madre subrogada la realiza la madre, o la hermana, de la mujer que
ha obtenido la fecundación in vitro con esperma del marido; o también
cuando un familiar ha intervenido como donadora de óvulos. Los he
chos, que se han ido produciendo a lo largo y ancho del mundo, y que
han tenido amplio eco en los medios de comunicación, muestran entre-
cruzamientos increíblemente monstruosos, más allá de lo que la más
productiva fantasía hubiese podido imaginar.
97 En Italia se puede ver el documento del C om itato N a zio n ale p e r l a B io ética, Parere
del C. N. B. sutte tecniche di riproduzione assistita. Sinlesi e conclusioni (17 giugno 1994),
Presidenza del Consiglio dei Ministri, Roma. Sobre la maternidad sustituía se lee: «El C.
N. B. expresa una valoración negativa [...]. Además del nivel ético, la elección de una ma
ternidad sustituta se presenta problemática en sus consecuencias prácticas y jurídi
cas. Teniendo en cuenta los principios generales que gobiernan el derecho de familia
en general y de la filiación en particular, el C. N. B. considera que el contrato de materni
dad sustituida debe ser considerado ilícito y, por ello, carente de efectos y no influyente so
bre la definición de la situación del hijo [...]. El C. N. B. considera, por último, que en
cualquier caso debe ir penalmente sancionada cualquier forma de mediación con base co
mercial dirigida a haca* posible o favorecer el acuerdo entre las personas interesadas» (p.
11 ss). El texto no recoge la distinción entre «madre sustituta» y «útero de alquiler», sino
que entiende por «madre sustituta» lo que es «útero de alquiler».

126 Bioética
4) Reducción fetal. Se ha visto ya que uno de los resultados frecuentes
de la FIVET es que origina embarazos múltiples, con los consiguientes
riesgos para la gestante y para la supervivencia o el sano desarrollo de os
embriones. Con la lógica aberrante de mirar solamente el bienestar de la
mujer, y para asegurarle la satisfacción del deseo de hijos sanos, se ha lle
gado a la cínica elección de proponer y realizar la supresión de uno o
más de los fetos en gestación, llamando a este auténtico feticidio «terapia
fetal*98.
5) Hiios para panias homosexuales■Parejas de lesbianas pueden tener
un hijo a través de la fecundación in vitro con esperma de un donador;
también las parejas de homosexuales hombres, después de FIV con óvu
los donados y madre subrogada o útero de alquiler.
A estas formas de intervención, a las que es difícil no dar el nombre
de aberraciones, se añaden otras, dirigidas únicamente al embrión, a e-
más de la ya mencionada de reducción de embarazos múltiples, gunas
ya se han realizado, otras se proyectan para el futuro.
6) Embriones «espejo». Se separa una célula de un embrión precoz,
originando un segundo embrión, gemelo del primero, gracias a la cono-
cida multipotencia de las células en la fase inicial de desarrollo embrio
nario. Este embrión es sometido a exámenes genéticos, mientras que el
otro es congelado. Si los resultados del examen son satisfactorios, el em
brión que se ha examinado se desecha y el otro, descongelado, es transfe
rido a un útero. En caso contrario, ambos son desechados o el primero es
enviado a algún centro de investigación como cobaya de laboratorio.
En perspectiva más o menos cercana, se dibujan otros escenarios, de
los que algunos hoy están ya en avanzada fase de experimentación en
animales y de los que la prensa se ha hecho eco. Algunas indicaciones so
bre estos:
Extracción de nvofonias de niñas abortados.: con mayor exactitud se
extrae el tejido oválico con las ovogonias, que en esa fase de desarrollo
tienen un número elevado, se habla de alrededor de dos millones. Las
ovogonias son congeladas y, en el momento de utilizarlas, se hacen ma
durar artificialmente, dejándolas a punto para poder ser fecunda in
vitro. De este modo se supera la dificultad del no conseguido banco de
óvulos y se evita recurrir a la donación de óvulos por parte de otras muje
res. Si se realiza este procedimiento, se pondrán en el mundo hijos que
tendrán como madre una niña muerta.
Ver so b re el p u n to M. L. Di P ie tro - E. S g re c c ia , Procreazione assistita e
vane artificíale (o. c.), p p . 82-90, con bibliografía cien tífic a, co m o acostum bra. Ai 1ta a h aei
lib ro se rep ro d u c e u n d o cu m en to de la U n iv e rs itá C a tto lic a d e l S a c ro Cuore,
cosiddetta mriduúone fetale» (R om a 1997), pp. 285-289.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 127
Útero artificial o gestación extracorpórea. «Es el último anillo que falta
en la cadena de la generación asistida», hace notar Antonio Lattuada99.
Se trata de uno de los objetivos declarados de bastantes investigadores. A
su realización termina por contribuir un filón de investigación que busca
desde hace tiempo una finalidad muy diferente, como es bajar el limite
del momento de la gestación a partir del cual es posible hacer sobrevivir
el feto fuera del útero materno, gracias a aparatos cada vez más comple
jos y desarrollados, en los casos de interrupción forzosa del embarazo.
Algo muy diverso de lo que busca la investigación sobre un aparato capaz
de conseguir realizar todo el desarrollo del embrión después de una fe
cundación in vitro.
En la misma línea se mueven, si son reales, las investigaciones para
confiar a un mamífero hembra la gestación de un embrión humano.
Dentro de algunas ideologías feministas, todo esto es visto como un
gran paso adelante hacia la completa igualación entre el hombre y la
mujer, pues libera a la mujer de los vínculos y límites que se derivan de
los meses de gestación, sin tener que renunciar a la maternidad, si la
desea.
NOTA:
POR QUÉ SE USA «TÉCNICAS REPRODUCTIVAS» (TR)
EN LUGAR DE «PROCREACIÓN CON ASISTENCIA MÉDICA»
En este punto, después de haber proporcionado conocimientos sufi
cientes sobre la realidad de que se trata, es posible, además de útil, dar
una explicación de la no habitual terminología que hemos empleado, que
es diferente de la que se utiliza de modo común.
En el ámbito de las intervenciones que son posibles hoy sobre el pro
ceso generativo humano hay muchos ejemplos de terminologías hábil
mente forjadas, y también hábilmente difundidas, hasta forzar su adop
ción de modo universal, en las que la realidad que se expresa es también
hábilmente ocultada detrás de una fachada que facilita una actitud mani
pulada para su aceptación. Por ejemplo, algo que se acaba apenas de
mencionar la etiqueta de «terapia fetal», que se aplica más bien a una in
tervención que consiste en matar fetos. Otro ejemplo es denominar «con
traceptivos» o «concentración de emergencia» o, peor, «reguladores del
flujo menstrual», a preparaciones que no tienen posibilidad alguna de ac
tuar sobre la concepción, sino de actuar sobre el concebido para impedir
** A. L a ttu a d a , Generazione assistita: la técnica e l’a tto libero del soggetto, en AA.W., la
bioética. Questione civile e problemi teorici sottesi, Glossa, Milán 1998, p. 86.
128 Bioética
su implantación en el útero y eliminarlo, de cualquier modo, es decir,
sencillamente, «abortivos».
La historia semántica alrededor del aborto provocado es un ejemplo
emblemático. Se ha conseguido imponer la denominación «intemipción
voluntaria del embarazo», o incluso la sigla «IVG». Expresión esta que
no solo es aséptica, sino que oculta la verdadera trágica realidad de que
se trata, es decir, la muerte de un niño que vive en el seno materno. Esto
se debe a que «embarazo» indica una situación de la mujer, que de este
modo viene a situarse en el prim er plano, dejando en la sombra, hasta
casi ocultarlo, al niño; «interrupción» es una operación inocua y fre
cuente en muchos campos: se interrumpe una conversación, una trans
misión televisiva, para volver a conectar poco después. La lectura de la
fórmula en sigla refuerza posteriormente todo esto, hasta suscitar la sen
sación de encontrarse ante una abstracción, una fórmula casi matemá
tica. La tragedia de lo que es un verdadero y propio asesinato de un ino
cente desaparece detrás de una bien organizada cortina de humo.
De modo análogo: «procreación médicamente asistida» es una expre
sión que hace pensar en un proceso generativo humano sustancialmente
inalterado, al que se da solamente un apoyo de carácter médico, tal y
como se hace en muchos otros casos en los que se ofrece un modesto sos
tén a un proceso vital que presenta alguna pequeña dificultad, para que
pueda cumplir sus objetivos. No se ve cómo se pueden encontrar objecio
nes de carácter ético a un proceso de este tipo. No se ve cómo podría en
contrarse con problemas específicos o quedar sometido a condiciones
particulares para ser lícito. En resumen, es una terminología que orienta
hacia una actitud predispuesta de acogida y legitimación. Pero esto es
debido a una hábil ocultación de la realidad, que es bien diferente. De
«procreación», según el significado correcto del término, no queda nada.
Como es sabido, este término ha surgido dentro de concepciones antro
pológicas cristianas, evocando con claridad un acto que es de modo espe
cífico propio y exclusivo de Dios, la creación, por k> que el término lleva
a ver el generar humano como cooperación con el amor creador de Dios.
Perspectiva esta que se encuentra en contraste con la de las intervencio
nes de que hablamos, en las que todos l(Ss actores se sitúan como amos y
señores de las fuentes de las que puede nacer una nueva vida humana. Su
actuación recalca de modo manifiesto la de los técnicos de la reproduc
ción animal en la industria zootécnica. No se trata de «procreación»,
sino de «reproducción» producida tecnológicamente.
Por tanto, resulta no solo apropiado, sino un servicio obligado a la
verdad, rechazar la terminología falsa y manipuladora de la expresión
«procreación médicamente asistida» y adoptar la de «técnicas reproduc
tivas».
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 129
II. ASPECTOS SOCIALES Y JURÍDICOS
Después de haber buscado conocer de modo suficiente las TR con fe
cundación extracorpórea en los términos en que se presentaba en la rea
lidad, es útil tratar de entender cómo se sitúan en el contexto de la socie
dad contemporánea, tanto en relación con la cultura dominante, como
en el ordenamiento jurídico de algunos Estados.
1. LA AMPLIA ACOGIDA SOCIAL DE LAS TR: SU PROFUNDA INTERACCIÓN
CON LA CULTURA DOMINANTE
Las TR han encontrado un rápido y vasto consenso social, al menos
en relación con su intento esencial que m ira a proporcionar un hijo a
muchas parejas estériles. Esto es un signo de que el contexto cultural
ofrece u n terreno de cultivo preexistente que las acoge favorable
mente, y que recibe de ellas confirmación e incentivación en algunos
de sus elementos. Por esto es útil conocer ese contexto para comprender
mejor los significados más profundos de la aparición y difusión de las
TR. No obstante, se trata de un tema particularmente complejo, cuyo de
sarrollo requiere mucho más que un solo párrafo, que resulta insufi
ciente incluso para una síntesis de los estudios existentes, especialmente,
por parte de sociólogos y psicólogos. Por tanto, debo limitarme a rápidas
indicaciones, apenas poco más que ejemplos, pero que espero sean capa
ces de hacer ver la seriedad de lo que se encuentra en juego, que va mu
cho más allá de la licitud o no de las TR, y que nos concierne a todos.
También se difumina el límite con la reflexión ética sobre el problema,
debido a que lo que toca el engendrar humano tiene evidentes y serias re
percusiones en las generaciones futuras, lo que comporta responsabilida
des igualmente serias para nuestra generación. Señalar algunos de los es
tudios sobre el tema, que son de fácil acceso, facilitará a quien lo desee
desarrollar y profundizar esta problemática100.
100 Indico ya esos estudios, algunos son la fuente de donde saco mi breve exposición.
En primer lugar, varias de las Relaciones de un Convenio Nacional sobre •Famiglia t fe-
condazione artificíate: aspetti scientiftci, sociologici ed etico-giuridici» (Roma, 6-7 noviem
bre 1992), publicadas en «Medicina e Morale» 43 (1993): M. S ch o o y an s, La tnainmise poli-
tique sur ¡a procreation (pp. 39-52); R D on ati, Trasformazioni socio-cullurali della famiffia e
comportamenlí realtivi alia procreazione (pp. U 7-163); G. Rossi SciUMÉ, Probíemi sociolo
gici emergenti nel mérito del dibattito sulla procreazione assistita (pp. 165-181). Además: G.
Campanini, Riflessioni sociologiche sulle nuove prvspettive della riproduzione umana, en «La
Famiglia» 18 (1985), n. 111, pp. 66-70; G. C. B la n g ia rd o - G. Rossi, Vtaggio fia le contradi-
zioni del comportamiento ripmduttivo: dal rifiuto del figtio alia sua recerca *a tutti costi», en
P. D o n ati (dir.), Terzo rapporto sulla famiglia in Italia, San Paolo, Milán 1993; pp. 245-298;
M. L. Di P i e t r o - E. S g re ccia, Procreazione assistita ... (o, c.), capítulos 9 ,1 0 ,1 lj J. L. B ru -
g u é s , Fecondazione artificíale: una scelta etica?, Sei, Turfn 1991.

130 Bioética
Las TR han conferido al hombre nuevos poderes sobre la vida hu
mana, que hasta ayer mismo no cabía pensar y, con mayor precisión, so
bre uno de sus momentos capitales y más cargado de misterios, su co
mienzo. Por eso hay que referirse a todo el conjunto de factores que han
creado en el hombre moderno la pretensión de ser el dueño de la vida, de
ser el árbitro que dispone de ella a su voluntad. Entre estos factores se
encuentran corrientes de pensamiento que han llevado a una difundida
concepción de la realidad y del mundo caracterizada por el inmanen-
tismo y, por tanto, por la exclusión de Dios y de cualquier referencia a Él.
En resumen: una sociedad con una cultura radicalmente secularizada.
También se incluye un progreso científico y tecnológico tan rápido y
sorprendente, que entusiasma al hombre hasta llevarle a asignar a la in
vestigación científica el rango de valor supremo y absoluto, lo que hace
que se presente como lícito cualquier medio para realizarla, de modo que
Uega a establecerse la conocida igualdad entre «lo técnicamente posible»
y «lo éticamente lícito». En este progreso científico, además, el papel de
ciencia líder, que durante tiempo ha pertenecido a la física, ha pasado a la
biología, o ciencia de la vida. Cuando esta se ha puesto a estudiar la vida
humana, no ha dudado en tratar a los hombres como a cualquier otro ser
vivo objeto de investigación científica, a pesar de realizar solemnes y repe
tidas declaraciones de respeto de la dignidad de la persona humana.
A la posibilidad de observación y de investigación se le escapaba pre
cisamente la fase inicial de la vida humana individual. La realización de
la FIV, es decir, realizar en un laboratorio biológico el inicio y los prime
ros desarrollos de un ser humano, ha abierto todas las posibilidades de
investigación, de observación y de experimentación en este ámbito fun
damental de la vida humana. El objetivo de hacer frente a situaciones de
esterilidad de la pareja sigue existiendo, pero ahora es confiado a traba
jadores y técnicos de estructuras sanitarias, mientras que los investigado
res profesionales sacan adelante todo tipo de investigaciones y experi
mentaciones sobre embriones producidos en laboratorio, reducidos a
auténticos cobayas.
El surgir de una nueva vida, que siejnpre había sido visto como un
evento cargado de misterio, queda de dSte modo no solo desprovisto de
cualquier dimensión mítica, sino reducido a una serie encadenada de fe
nómenos puramente biológicos y, por ello, sujeto a manipulación a todo
lo largo de su recorrido, desde la oogénesis hasta la implantación en el
útero de un nuevo ser humano.
Para prevenir dudas e inquietudes de conciencia, ha jugado un papel
de primer plano el «dogma» ideológico de la neutralidad de la ciencia,
combinado con la idea de que los valores pertenecen al mundo subjetivo
y privado de las personas. La ciencia es vista como zona franca, carente
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea. 131
de valores. Como refuerzo posterior se añade el astuto y manipulador ha
llazgo del «pre-embrión», que niega al embrión precoz el estatuto y la
dignidad de individuo humano, de modo que es posible sustraerse a la
acusación de utilizar seres humanos como cobayas en las experimenta
ciones.
Además, en el camino cultural que ya había llevado a la división entre
sexualidad y procreación, dentro de una cultura, una mentalidad y una
amplia difusión de comportamientos contraceptivos, las TR han añadido
la división especular entre procreación y sexualidad: al «sexo sin hijos» se
han añadido los «hijos sin sexo», añadiendo un rompedor elemento para
llevar a la total separación entre sexualidad y procreación. De este modo
se ha reforzado y desarrollado, ulteriormente, la reducción de la sexuali
dad a mera fuente de placer, carente de cualquier valor y significado ética
mente relevante. Es decir, se ha proporcionado un fuerte impulso al pro
ceso, que ya estaba en marcha, de banalización de la sexualidad.
Se ha introducido también un concepto de generación que es entera
mente equiparable a la reproducción animal, haciendo que pierda no
solo todo carácter de misterio, sino también todo lo que lo convierte en
un evento específicamente humano.
A todo esto se añade el riesgo de m inar hasta las raíces el sentido
mismo de ser familia. Las relaciones familiares, comenzando por la rela
ción prim aria entre padres e hijos, se hacen ficticias, privadas de cual
quier vínculo biológico de consanguinidad entre los miembros. La pater
nidad/m aternidad se fragmenta y subdivide entre varias personas,
extrañas y desconocidas: el niño que parece -y socialmente es- hijo de
Juan y de María, en realidad puede tener como madre genética (la mujer
que ha proporcionado el óvulo) a Loredana, como madre de gestación a
Lola, que ha recibido al embrión y lo ha hecho crecer en su útero, una
madre social en Mafia, que es quien le cuida; además, un padre genético
en Jorge, que ha proporcionado los espermatozoides, y un padre social
en Juan, que junto a María atiende sus necesidades. En resumen, ningún
vínculo biológico con quienes figuran como sus padres, y fuertes víncu
los de consaguinidad con otras mujeres y hombres extraños a la que fi
gura como familia propia.
Además de comprometer la identidad de la familia, resulta claro que
también se disuelve la identidad del individuo. Pierden consistencia real
los primeros y más fundamentales rasgos de esa identidad: «Hijo de... y
de...». Se difuminan las raíces mismas de la identidad individual. Es di
fícil prever las consecuencias, pero con certeza todas tendrán un valor
negativo.
Manteniendo la atención en el hijo o, mejor, en la actitud en relación
con él, sorprende una contradicción muy difundida: es objeto de rechazo
132 Bioética
con cualquier medio, hasta matarlo antes de que nazca, si aparece a pe
sar del «no» de la contracepción, y es objeto de deseo hasta pretender un
derecho al hijo a toda costa. Sin embargo se trata de una contradicción
más aparente que real, ya que las dos actitudes proceden de la misma
fuente: una nueva percepción del hijo ampliamente difundida en nuestra
sociedad y cultura. Con la secularización se ha perdido cualquier posibi
lidad de ver en el hijo un don y una bendición de Dios; con el subjeti
vismo individualista, el hijo es visto como satisfacción de las necesidades
del individuo y de la pareja; con el consumismo materialista, el hijo ha
terminado por configurarse como uno de los diversos bienes, entrando
en competición con otros (un coche de lujo, un abrigo de piel, etc.) en la
búsqueda de lo que se piensa que puede hacer feliz a la pareja. Dentro de
la afirmación de un «derecho a la felicidad» aparece, entre otras cosas, el
«derecho a un hijo a cualquier coste» y, a la vez, el «derecho a desemba
razarse del hijo no querido». La legalización del aborto y el libre acceso a
las TR nacen en una misma matriz cultural.
Una última anotación, al «derecho al hijo» ha respondido una pronta
y amplia acogida por parte de la medicina, que a su vez estaba sufriendo
un significativo cambio en sus funciones dentro de la sociedad del bie
nestar. Ahora, la medicina es entendida no solo como una respuesta a las
legitimas peticiones de ayuda en la lucha contra la enfermedad y la
muerte, sino, además, como respuesta a los más variados deseos, incluso
caprichosos, como cancelar signos del envejecimiento, como las arrugas
de la piel, en obsequio al mito de la eterna juventud; el deseo de poten
ciar hasta el paroxismo recursos y capacidades en el deporte, lo mismo
que la resistencia a la fatiga en las actividades. «Medicina de los deseos»
se llama a la que busca satisfacer peticiones no sanitarias, entre las que
se encuentra el deseo del hijo a cualquier costet cuando la medicina ha
podido satisfacerlo, gracias al descubrimiento de las TR.
Si después se tiene en cuenta la cantidad de dinero que mueve esta
ram a nueva de la actividad médica, no es necesario investigar para poder
afirmar que la insaciable «awrí sacra fames» ha hecho, y hace, de eficaz
impulsor en el generoso crecimiento de una auténtica industria en el
campo de la reproducción humana.
2. ELEMENTOS DE CARÁCTER JURÍDICO
La situación, también en este ámbito, se presenta extremadamente
compleja, diversificada y todo menos satisfactoria.1Dentro de Europa, a
la que damos una atención prioritaria, la situación no es mejor No es po
sible examinar cada uno de los Estados para exponer con detalle la nor
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 133
mativa vigente en cada uno de ellos, allí donde ha sido emanada. Con
una elección análoga a la realizada para el tema del párrafo precedente,
me voy a limitar a una síntesis de los puntos esenciales, añadiendo indi
caciones de estudios en los que se pueden encontrar informaciones más
amplias y detalladas101. Tal y como advertía una breve «Nota» del capí
tulo sobre la IA, también se tocará esta, debido a que casi siempre hay
una única ley que se refiere tanto a las TR como a la IA.
En una primera mirada de conjunto a la situación se puede distinguir
entre Estados que han emanado leyes sobre esta materia, otros que se
han limitado a intervenciones jurídicas menores, como decretos, circula
res, y otras similares, y, por último, otros que carecen de cualquier nor
mativa. En Europa han emanado leyes nueve Estados: Inglaterra, Es
paña, Austria, Alemania, Francia, Italia, Noruega, Suecia y Dinamarca;
fuera de Europa, los Estados Unidos (unos treinta de los cincuenta Esta
dos), Canadá, Australia (alguno de los Estados), Israel y Sudáfrica. Es
oportuno dar alguna información más sobre Inglaterra y los Estados
Unidos.
Inglaterra, después de haber abierto brecha en la aparición de la FI-
VET, ha realizado también algo similar con respecto a la intervención le
gislativa sobre la materia, con un procedimiento que enseguida ha sido
copiado por otros Estados. En 1982, el gobierno constituyó una Comi
sión de Investigación (Comité o f Inquiry) sobre la fecundación humana y
la embriología, integrada por 16 expertos de diversas disciplinas y presi
dida por Mary Warnock, de la que toma el nombre tanto la comisión
como su Informe final, publicado en julio de 1984. Las líneas indicadas
en el Informe fueron ampliamente recibidas en la ley posterior United
Kingdom Human Fertlisation and Embryology Bill102, del 22 de noviembre
de 1989. También esta ley, en muchas de sus partes, ha sido un modelo
para otros Estados.
En lo que se refiere a los Estados Unidos, es útil tener presente,
también para otros problemas de bioética, una particularidad de espe
cial relieve en el plano jurídico: «Desde hace más de veinte años están
en vigor normas federales detalladas que buscan proteger a los sujetos
humanos en las investigaciones; sin embargo, estas normas se aplican
101 Ven C om itato N a z io n a le p e r l a B io ética, La legislazione straniera sulla procreazione
assistita, Presidenza del Consiglio dei Ministri, Roma 1992; M. L. Di P ie tr o , Analisi com
párala delte Uggi e dei progetti di legge nazionali ed intemazionali in materia di fecondazione
artificíale, en «Medicina e Morale» 43 (1993), pp. 231-282; M. L. Di P i e t r o - E. S g re c c ia ,
Procreazione assistita ... (o. c.), pp. 214*255.
102 El texto integral del «Informe Warnock» se puede encontrar, entre otros sitios, en
la revista «El diritto di famiglia e delle persone» 15 (1986), n. 4, pp. 1278-1349. El texto de
la ley, precedido por una breve y muy útil nota, se encuentra en «Medicina e Morale» 40
(1990),-pp. 159-195.
134 Bioética
únicamente a las investigaciones que estén de algún modo financiadas
por el gobierno federal. Las investigaciones llevadas a cabo en labora
torios y con donaciones privadas no se encuentran sujetas a esas nor
mas, y no están en su mayor parte controladas». Por esto se comprende
que a menudo «los nuevos problemas [.,.] de derecho ético-médico [...]
han sido afrontados por los tribunales de modo relativo y ocasional».
Un último dato que se refiere específicamente a nuestro tema: «Muchos
Estados han dudado no solo en prohibir, sino también en regular las
técnicas innovadoras, como la maternidad en préstamo, la donación de
esperma y de oocitos, la fecundación en probeta y el implanto de em
briones fecundados»103.
Veamos, por último, algunos elementos de alcance general. La IA,
tam bién la heteróloga, es acogida en muchos Estados. Lo mismo se
puede decir del rechazo de acceso a la IA para mujeres solas, igual que
para la inseminación «post mortem» del marido. Las legislaciones más
p e r m is ivas, debido a que legitiman casi todo, no solo con respecto a la
IA, sino también en el caso de las TR, son las de Inglaterra y España.
Sorprendentem ente son restrictivas, además de Alemania y Austria,
Noruega y Suecia, que coinciden en el rechazo de la FIVET heteró
loga104.
Aparte de estas y otras disposiciones particulares, en los diferentes
Estados europeos es posible y útil encontrar la presencia de «cinco mo
delos de política legislativa que informan del contenido y el plantea
miento»105. Limitando los elementos al mínimo indispensable para la
comprensión de la terminología, son:
1) Modelo estático. «Comporta la intervención del legislador de modo
que la solución de cada caso es dejado al examen eventual de los
tribunales que valoran la situación caso por caso». En el límite, se
llega a una auténtica inhibición del Estado, que deja vía libre a
todo tipo de abusos.
2) Modelo de derecho privado. El Estado «se limita a convalidar situa
ciones privadas, reconociendo la validez de acuerdos o contratos
ya estipulados». Por ejemplo, reconocimiento de la legítima pater
nidad, en relación con el hijo, al marido de la mujer inseminada
con semen de donador, consintiendo el marido.
103 C. Kaveny, La genetica e il futuro dellalegge e della política negli Staiu Uniti, «Conci-
lium» 34 (1998), n. 2, p. 96 [266].
104 Una rápida comprobación se puede hacer en las tablas que se encuentran al final
de: C om itato N a z io n a le p e r l a B io ética, La ¡egislazione straniéra sulla procreazione assis
tita (o. c.), p. 459 ss.
105 M. L. Di P i e t r o - E. S g re ccia, Procreazione assistita ... (o, c.), p. 246. De esta y de la
página siguiente están tomadas las citas que siguen.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 135
3) Modelo de orientación. «El Estado da validez a los acuerdos y finali
dades de las partes solo en el caso que sus acciones respondan a de
terminadas condiciones legislativas». Por ejemplo, que todo se de
sarrolle en estructuras debidamente autorizadas, exclusivamente a
favor de parejas casadas, o también para parejas de hecho, etc.
4) Modelo reglamentado. El Estado establece por ley las modalidades
y límites dentro de las que se admiten las IA y las TR. Su forma
plena se encuentra en el modelo siguiente.
5) Modelo autorizador-sancionador. El Estado «no solo establece con
detalle los procedimientos autorizados y los prohibidos, sino que
conmina también las eventuales sanciones para quienes no siguen
esas directivas».
Por último, en lo que se refiere a los Estados europeos, es útil conocer
una Resolución del Parlamento Europeo de 1989, aunque ha sido, por des
gracia, desatendida por algunos Estados miembros de la Unión, al emanar
leyes sobre esta materia. Se trata del documento A 2-372/88, del 16-3-1989,
«con respecto a la fecundación artificial “in vitro” e “in vivo"»106.
El Parlamento Europeo ha decidido limitarse a enunciar principios y
criterios para emanar leyes en esta materia por parte de cada uno de los Es
tados miembros, aunque alguna vez llega a dar indicaciones normativas.
Como criterio general a seguir se da el interés del hijo, con el respeto
de sus «derechos fundamentales [...]. Estos derechos son el derecho a la
vida y a la integridad física, a la familia y a la propia identidad genética y
psico-afectiva».
Del derecho a la vida se deduce la exclusión de la producción de em
briones supernumerarios, con la exigencia consiguiente de que vengan
transferidos al útero todos los óvulos fecundados in vitro; la congelación
de embriones se consiente solo si es para el interés del embrión mismo.
Del derecho a la familia deriva la exclusión de las técnicas de fecun
dación artificial de parejas homosexuales, de mujeres solas y de convi-
ventes de hecho, como también el uso de gametos del cónyuge difunto.
Del derecho a la identidad psico-afectiva deriva la exclusión de la ma
ternidad por encargo. En cuanto a la reproducción artificial heteróloga,
la Resolución, a la vez que la considera inaceptable, pone ante el hecho
que «se encuentra ya ampliamente difundida» y pidéuna reglamentación
que sea rigurosa y limitadora. Entre las vías capaces de conducir a una
disminución de su difusión, el documento no deja de pedir también que
se facilite la adopción, tanto dentro de cada Estado como internacional.
106 Extraigo los elementos que siguen de G ruppí p a r la m e n ta n D.C. (dir), Ü Parlamento
Europeo per uno statuto giuridico deuembrione umano, Cinque Lime, Roma 1989, pp. 127-
136 Bioética
Luego, el reconocimiento de la imposibilidad de una prohibición va
acompañado de la indicación de la necesidad de una reglamentación.
El razonamiento es simple: «La procreación artificial se encuentra ya
ampliamente en acto en razón de una licitud completa», y «para emanar
leyes es necesario el consenso de la mayoría, que actualmente parece
aceptar la procreación artificial en sí misma, rodeándola de límites».
Y si se deja lugar para la reproducción artificial heteróloga, es evi
dente que todavía más se acepta la homóloga.
Estos son los puntos esenciales de un documento que está mucho
más desarrollado y motivado en cada punto.
n i . UNA VALORACIÓN ÉTICA
1. VALORACIÓN DE LA INVESTIGACIÓN Y EXPERIMENTACIÓN
PARA PONER A PUNTO LA FIVET
Como se ha señalado ya, se trata de una cuestión que, normalmente,
no encuentra sitio al tratar el tema, sin embargo está plenamente justifi
cado hacerlo; tanto más porque la valoración abre uno de los caminos
que es posible recorrer para llegar a una valoración fundamentada de la
misma FIVET tal como es practicada actualmente.
Con base en los datos informativos expuestos antes, resulta evidente
que se ha tratado de una auténtica experimentación sobre seres huma
nos, aunque haya sido en el estado inicial de su existencia, y en la que no
.estaba en juego la salud, sino su mism a vida. Los investigadores han
planteado y llevado a cabo un program a que comportaba no solo el
riesgo, sino la supresión querida de la vida de muchos seres humanos,
que han sido llamados a la vida solamente para servir de cobayas de la
boratorio. Se ha puesto al hombre al servicio de la ciencia, en vez de la
ciencia al servicio del hombre. De hecho, se ha pretendido tener un de
recho a matar, en nombre del progreso científico.
No hacen falta difíciles razonamientos para comprobar que está seria
mente fundamentada la condena severa y neta de un comportamiento y de
n n a lógica tan inhumanos, idénticos en su sustancia a los tristemente fa
mosos, y rechazados por todos, que fueron seguidos por los médicos al
servicio de la loca ideología nazi. Ha sido un verdadero delito por parte de
la sociedad no detener una investigación que pisoteaba tan pavorosamente
la dignidad del hombre y, junto a ella, la del mundo científico y médico.
La comunidad científica y médica habría debido condenarla, al menos
por coherencia con la conocida y solemne Declaración de Helsinki, ema
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 137
nada en 1964 por la Asociación médica mundial en su XVIII Asamblea,
que ha sido posteriormente varias veces reconfirmada y mejorada. Para
ello bastaría referirse a uno de los «Principios fundamentales», que se
enuncian en la parte inicial del documento: «Todo programa de investiga
ción biomédica que comprenda sujetos humanos debe ser precedido de una
atenta valoración de los riesgos previsibles en comparación con los benefi
cios previsibles para el sujeto o para otras personas. La preocupación por el
interés del sujeto debe prevalecer siempre sobre los intereses de ¡a ciencia
o d é la sociedad» (1,5). Principio que es repetido al final del texto en la
parte dedicada a la «Investigación biomédica no terapéutica»: «Los intere
ses de la ciencia y los de la sociedad nunca deben prevalecer sobre el bie
nestar del sujeto» (m,4). Frases que han permanecido inalteradas en las
diversas revisiones, salvo leves modificaciones meramente formales107.
En vez de condena, lo que se ha producido ha sido un coro de consen
sos, que culminan en un aplauso entusiasta con el nacimiento del primer
ser humano concebido in vitro. Éxito que se ha pagado con el sacrificio de
muchos otros seres, tan humanos como Louise Brown y como todos no
sotros. Reflexionando detenidamente, sin embargo, la acogida y la legiti
m a c i ó n social de esa inhumana aventura científica no deben sorprender
tanto, pues había ya una amplia y creciente legitimación social del aborto,
es decir, de la supresión de millones de embriones y fetos humanos, aun
que en fase avanzada de desarrollo. La supresión de millones de embrio
nes microscópicos, que además proporcionaban grandes ventajas a la
ciencia y a la humanidad, se ha presentado como más que justificada.
No obstante hace reflexionar el hecho de que, sin una extensa acepta
ción y legitimación social del aborto, las investigaciones y experimenta
ciones para llegar a la FIVET no habrían sido posibles, o habrían sido de
tenidas enseguida por el rechazo de la sociedad. De modo paradójico, la
legitimación del aborto se encuentra entre los antecedentes más relevan
tes que han hecho posible proceder a la investigación sobre la FTVET, es
decir, a la pretensión de la ciencia de dar un hijo «a cualquier coste».
2. LA FIVET Y OTRAS TÉCNICAS ANÁLOGAS HOY
La valoración ética que se expone en este párrafo es la que se basa en
las concepciones antropológicas propias de la bioética personalista. En
los párrafos sucesivos se verá la valoración por parte de otras corrientes
de la bioética y la posición de la Iglesia católica, y también lo que hay que
197 El texto, aunque no actualizado hasta la última revisión, se puede encontrar, por
ejem plo, en S. S p fn san ti (dir.), Documenti di deontologia ed etica medica, Paoline, Milán
1985, pp. 39-43.
138 Bioética
destacar en la FTVET heteróloga. En este párrafo serán tratadas, pri
mero, las técnicas mencionadas como son de hecho en la realidad, des
pués consideradas en sí mismas.
a) Cómo son de hecho
En la prolongación lineal de lo que se acaba de decir a propósito de
las investigaciones y experimentaciones que han conducido a la FIVET,
se plantea la pregunta: ¿Esas técnicas tienen todavía hoy el carácter
de experimentación sobre el hombre y tan altísimo precio en vidas hu
manas?
La respuesta la proporcionan los porcentajes de fracaso que se produ
cen todavía hoy. Sin repetirlo, basta recordar que se encuentran todavía
en unos niveles decididamente muy elevados. Porcentajes mucho meno
res que los que se producen bastan para que una intervención sea consi
derada como experimental, y si el riesgo es de muerte o de grave riesgo
para la integridad o la salud del sujeto, la intervención es declarada, sin
duda alguna, ética y deontológicamente inadmisible. En nuestro caso, el
fracaso no se da en la fecundación, que registra porcentajes de éxito muy
grandes, sino en las fases sucesivas: la implantación en el útero y el desa
rrollo hasta el parto final. Por esto, la realidad que esos porcentajes indi
can se presenta como espantosamente trágica: por cada niño que se con
sigue que nazca, el precio, expresado con un porcentaje, es de exponer
entre 80-85 a una muerta prácticamente cierta.
No existe Estado en el mundo que tolerase la realización de experi
mentos de cualquier tipo que comportasen un riesgo mortal no del 80%,
sino ni siquiera de un 20%, o menos todavía. Exponer vidas hum anas al
altísimo riesgo de muerte, tal y como se hace en las técnicas FIVET, no
encuentra justificación alguna moralmente válida. No lo es el progreso
científico, ni lo es tampoco la voluntad, que en sí misma merece alaban
zas, de term inar con el sufrimiento de parejas que se encuentran ante
una obstinada esterilidad, dándoles la alegría de tener un hijo. El fin, por
muy noble que sea, no justifica nunca los medios.
A todo esto hay que añadir la evidente ilicitud de otros elementos pre
sentes de hecho en la praxis habitual de la casi totalidad de los Centros
que trabajan en este sector: el recurso a la masturbación para recoger el
esperma, la supresión de embriones defectuosos, la cesión de embriones
a laboratorios de investigación, en donde serán utilizados como cobayas,
el almacenaje de embriones congelados.
Siendo inaceptable la FIVET en el plano moral tal y como es de he
cho, queda por preguntarse si es aceptable en sí misma, es decir, depu
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 139
rada de todo elemento o aspecto que no sea esencialmente indispensable,
es decir, como técnica de reproducción que lleva al nacimiento de seres
humanos por vías enteramente diversas de las que, durante toda la histo
ria hasta hace nada, han sido las únicas.
b) Las técnicas FIVET en sí mismas
Este punto se podría dar por ya desarrollado en lo visto en el tema de
la IA, sobre el principio fundamental de referencia para cualquier tipo de
intervención en el proceso generativo humano. No hay más que aplicarlo
a un tipo de intervención, como 1a FIVET, en el que se llega mucho más
allá de la simple sustitución del acto conyugal, que es por sí mismo sufi
ciente para que una intervención sea éticamente inadmisible. En este
caso, casi todo el proceso generativo es despersonalizado y tecnificado.
El hombre y la mujer simplemente ofrecen material biológico, es de
cir, células de su organismo, que se extraen y elaboran técnicamente en
un auténtico laboratorio por parte de operadores especializados. Estos
son los que realizan, en un recipiente idóneo, la fusión de los elementos
que se les han proporcionado, es decir, la fecundación. Esta, que consti
tuye el inicio real de la vida del hijo, no es en absoluto obra de los padres,
sino de extraños. El acontecimiento que hace del hombre y de la mujer el
padre y la madre de ese hijo se realiza enteramente fuera de sus perso
nas, en un laboratorio, con procedimientos típicamente tecnológicos. La
relación primera y más inmediata que la nueva criatura tiene no es con la
madre, sino con un operador del laboratorio, que además establece con
ella una relación que no es interpersonal, sino hacia un objeto, no de
amor, sino de dominio, hasta el punto que está dispuesto a destruirla en
el momento en que resulte algún defecto de producción, como se hace
con cualquier objeto defectuoso cuando se termina la producción. Tam
bién excluyendo este último y más grave elemento, se tiene, en cualquier
caso, la actitud que un trabajador tiene hacia el contenido de una pro
beta, muy diferente del que se tiene hacia una persona humana.
Luego en la FIVET se pisotea radicalmente la dignidad de sujeto del
hijo y su derecho irrenunciable a ser engendrado como persona, y no fa
bricado como un objeto o reproducido con técnicas biológicas como un
animal, como si la procreación humana fuese reducible a un fenómeno
puramente biológico.
No siempre y en todos, aunque sí en la gran mayoría de los Centros
que trabajan en este sector, viene a añadirse un elemento agravante pos
terior, constituido por los embriones supernumerarios a que se ha alu
dido, que se depositan en un congelador. Que esto lleve a un implanto re
140 Bioética
tardado viene desmentido por los excesivos y bien conocidos hechos que
se han producido en Inglaterra, Estados Unidos, Francia y otros sitios.
Además de constituir un abuso injustificable, esta detención forzada del
desarrollo expone al embrión a serios riesgos suplementarios de muerte,
tanto debido al proceso de congelación y descongelación, como por su
destino final que, en un elevado porcentaje, resulta ser un laboratorio de
investigación o su destrucción pura y simple.
Luego podemos concluir justificadamente que la FIVET, por su
misma estructura, prescindiendo, por tanto, de cualquier valoración de
las circunstancias, es un modo inhumano de traer a la vida a un ser hu
mano, ya que realiza ese objetivo violando exigencias irrenunciables de
respeto a la dignidad personal del nuevo ser humano. Se puede añadir
que, en el plano objetivo, el comportamiento de los dos esposos, padre y
madre del concebido en probeta, se configura, a su vez, con caracterís
ticas decididamente inhumanas. Como hacia notar el célebre genetista
prof. Luigi Gedda, estos esposos, «con tal de tener un hijo, aceptan un
elevado riesgo de abortar, es decir, de hacer morir otros seres humanos»
que son también hijos suyos. No es, por tanto, solo la dignidad del hijo la
que resulta envilecida, también la de los padres.
Todavía una observación. Como se ha hecho notar a propósito de la
IA, hay otra perspectiva desde la que podría desarrollarse una argumen
tación para dar una valoración crítica de la FIVET, la que parte de una
concepción del engendrar humano como procreación en su significado
propio de colaboración con Dios creador. Pero, por la misma razón que
allí se indicaba, conviene retrasar tratarla al párrafo en el que se expone
la posición de la Iglesia católica.
3. LA FIVET HETERÓLOGA
La amplia exposición realizada a propósito de la IA heteróloga puede
hacer superfluo desarrollar este punto que, en gran parte, sería una repe
tición de lo que ya se ha indicado.
No obstante se puede hacer notar qua'en las técnicas de la FIVET
heteróloga se hacen más amplias y profundas las posibles, y rechaza
bles, disgregaciones de la m aternidad y la paternidad. Con una cierta
ironía, un conocido filósofo italiano, Luigi Lombardi Vallauri, ha es
crito: «El hijo de Ada, Brígida, Carla y Daría, que tendrá los cromoso
mas de Ada, el vientre de Brígida, el seno de Carla y el nombre y la edu
cación de Daría, ninguna o una sola de las cuales és la mujer del padre
genético Aldo o del padre social Bruno, ¿a quién llam ará mamá? ¿A
quién llam ará papá? ¿Dónde tendrá su lugar de origen, su tierra, su
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 141
país? ¿Quiénes serán sus abuelos y sus antepasados? Se preparan hom
bres sin raíces en el pasado»108.
Para sostener la licitud de la FIVET heteróloga es necesario, entre
otras cosas, ignorar lo que en la generación es el sujeto central, el hijo,
con sus exigencias legítimas e irrenunciables, para tener en cuenta solo
las exigencias de la pareja.
4. PROCEDIMIENTOS CONECTADOS A VECES CON LA FIVET
Hemos realizado una lista de estos procedimientos en la prim era
parte de este capítulo. Al dar ahora una valoración ética, limitamos la
atención solo a algunos de ellos, omitiendo detenemos en los demás, o
porque su ilicitud es evidente (como, por ejemplo, en la «reducción fe
tal»), o porque resulta extremadamente raro y excepcional que se reali
cen (por ejemplo el ovillo de madres, abuelas, tías, en la generación de un
hijo). Nos detendremos brevemente en madres subrogadas/úteros de al
quiler, madres abuelas; hijos para parejas homosexuales.
1. Madres subrogadas y úteros de alquiler. Debido a que la FIVET
ordinaria supone y favorece la reducción de la procreación a fenómeno
puramente biológico, del mismo modo la gestación por parte de una mu
jer que no es la madre genética, ni será la madre afectiva y social, supone
y promueve la reducción de la gestación a fenómeno meramente tecnoló
gico, en el que la mujer cumple la función de sofisticada incubadora. Se
añade el envilecimiento de la gestación reducida a un asunto comercial
en el caso del útero de alquiler.
Por el contrario, la gestación es algo profundamente humano, parte
esencial de la estupenda y misteriosa realidad de la maternidad, com
plejo de profundas relaciones entre la madre y el hijo, que se establecen
no solo a nivel biológico, sino también psíquico, y que son conocidas en
muy pequeña parte.
Con facilidad se entiende la gravedad de la deshumanización en este
caso, deshumanización que es todavía más degradante cuando se trata
de un útero de alquiler, que es la versión más ampliamente utilizada. En
este caso se entra en una lógica de dinero, en vez de amor. Sale de
gradada no solo la mujer que aspira a tener un hijo, sino también la que
transforma el propio cuerpo en mercancía de intercambio, y también, y
en realidad el que más, el hijo que está en el centro de esta complicación.
108 L. L om bardi V a lla u ri, Bioética, potere e diritto, en «Justitia» 1984/1, p. 14. Ensayo
recogido por el autor en su libro: Terre, Terra del nulla, térra degli uornini, térra delVoltre,
Vita e Pensiero, Milán 1989, pp. 111-174; la cita procede de la p. 122.

142 Bioética
Este último elemento es confirmado sin posibilidad de equívoco por el
hecho de que, en los contratos que se estipulan entre las partes interesa
das, está previsto el pago a plazos del precio establecido, mitad al co
mienzo y la otra mitad en la entrega efectiva del niño. Es significativo
que, con la única excepción de uno de los Estados de USA, Nevada, en to
dos los demás sitios donde se ha legislado sobre el punto, los contratos se
prohíben o son declarados nulos109.
2. Madres abuelas. Se recordará que esta es solo una fórmula breve,
cómoda para indicar el recurso a la FTVET por parte de mujeres ya en
la menopausia, con oocitos donados por otra mujer. Se trata, por lo
tanto, de un caso de FIVET heteróloga y, en cuanto tal, ya básicamente
ilícita. Se trata de com probar si la circunstancia que la caracteriza
tiene relevancia ética, haciendo aún más grave su carencia de honradez
objetiva.
El natural terminarse de las posibilidades de engendrar, en la mujer, a
una edad que empieza a ser avanzada, no es un hecho solo biológico. La
generación implica el compromiso en la educación del hijo engendrado.
Tarea esta que nunca ha sido fácil, pero que hoy es particularmente difí
cil, debido a un conjunto de factores que no es esta la sede para analizar
No obstante, uno de ellos tiene una particular importancia para noso
tros. Entre las características de nuestro tiempo se encuentra la de ser
una sociedad en rápida y profunda evolución. La distancia cultural entre
una generación y la siguiente se puede comparar a la que en el pasado
era posible solo entre generaciones separadas por siglos. En esto encuen
tra su explicación una de las dificultades que encuentran los padres para
educar a los hijos, cuando estos, superada la infancia, comienzan la úl
tima etapa hacia la edad adulta. El hijo que nace de una madre con 60
años, cuando tenga 15, su madre tendrá 75, es decir, tiene una madre
que, en realidad, es abítela, con problemas y desventajas que son fácil
mente intuibles. Esto provoca una aguda y permanente molestia en la
vida social, debido a la imagen que de sí mismo y de su familia el joven
percibe que los demás tienen.
Para una valoración ética, también tiqn'e importancia el hecho de que
no es posible proponer ideas para configurar esta FIVET como una tera
pia, o como ayuda a la naturaleza. Por el contrario, constituye una evi
dente violencia a la naturaleza, según el juicio también de conocidos ope
radores del sector. Violencia, sin embargo, en la que la verdadera víctima
no es la mujer, sino el hijo. La particular carencia de honradez emerge
cuando se mira el hecho de que, con tal de satisfacer un capricho feme-
109 M. L. Di P ie tr o , Analisi comparata delle leggi (d. c.), p. 261.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 143
niño, no se duda en pisar los derechos sacrosantos de otra persona, el
hijo, y a hacerle más difícil y sufrido el camino de la vida.
3. Hijos para parejas homosexuales. La reflexión y valoración que se
acaba de exponer también sirve aquí sustancialmente, con el agravante
que es mucho mayor la entidad de los daños que sufre el hijo, pues toda
la estructura de su personalidad queda comprometida, debido al papel
de primera importancia que posee la dinámica de las relaciones del hijo
con la pareja de padres hombre-mujer. Además se cierra la posibilidad de
llegar a una percepción humana de lá sexualidad, con sus significados y
valores. Esto lleva a consecuencias, que al menos en parte son previsi
bles, que son todas severamente graves.
Una vez más, deseos caprichosos de adultos, y en este caso también
malsanos, son satisfechos sin preocuparse para nada del altísimo precio
que otros, enteramente inocentes son condenados a pagar.
Esta es quizá una de las expresiones más entristecedoras de la cultura
del individualismo de la fácil transformación de cualquier deseo en dere
cho. El presunto «derecho al hijo» es la más clara forma de degradación
del hijo de su dignidad de persona, reduciéndolo a la condición de ob
jeto. Además, los precios más que millonarios de las diversas técnicas de
reproducción artificial han terminado por configurar todo lo que está al
rededor de la procreación como un gran negocio comercial, fuente de
sustanciosas ganancias para los que trabajan en ella.
5. UNA CONFIRMACIÓN DE LA CONDENA MORAL DE LA FTVET,
LA GRAVEDAD DE SUS CONSECUENCIAS
En la valoración moral de un comportamiento deben tenerse en
cuenta también las consecuencias que se derivan. En lo que se refiere a la
FIVET, algunas han sido ya, aunque ocasionalmente, indicadas, por
ejemplo, la contribución a la difusión de un concepto de procreación que
no es nada más que un fenómeno biológico, la acentuación de la escisión
entre sexualidad y procreación, la desintegración de la paternidad y la
maternidad y otras más. Ahora buscamos hacer menos incompleto el co
nocimiento al menos de las más graves.
Entre estas ocupa el primer lugar haber abierto lá puerta a la expe
rim entación con embriones, con la consecuencia inevitable da MI
muerte; experimentación que en parte miraba mejorar los porcentajes
de éxito de la misma FTVET, pero que principalmente está dirigida a
conseguir otros objetivos, tanto de desarrollo de conocimientos cientí
ficos como de descubrimiento de nuevas terapias, con un auge de tal
144 Bioética
categoría que «son ya m illares los trabajos que salen cada año sobre
em briones supernum erarios o producidos in vitro solo para experimen
tación». El prof. Serra no duda en hablar de millones de embriones que
han term inado como cobayas entre las manos de los investigadores110,
y term ina su muy bien docum entada exposición sobre este punto escri
biendo: «En conclusión, sin duda, todo lo que ha realizado la ciencia en
este campo en los 21 años transcurridos es una victoria maravillosa de
una poderosa ciencia, que sin em bargo quizá ha perdido el sentido del
límite, pues es una victoria asociada a una derrota humana, porque es el
“hombre", el “hombre concreto”, quien cada vez ha sido aplastado y ven
cido, reduciéndolo, a pesar de todas las elevadas intenciones, a mero “ob
jeto disponible”en el período inicial y crucial de su existencia»111. Nos
encontram os ante un a verdadera «m atanza de inocentes», que se añade
a la que se realiza continuam ente con el aborto provocado, que tam
bién está socialmente legitimada.
Otra consecuencia, que no es tan palpable y vistosa como la que se
acaba de describir, pero que no por ello ha dejado de ser denunciada
desde diversas in stan cias, es la desnaturalización de la fam ilia, que
equivale a su destrucción. Los daños para la sociedad son fáciles de in
tuir, sim plem ente tom ando en serio la afirmación que reconoce que la
fam ilia es la célula del organism o social. Se ha aludido a la petición de
TR m ucho más allá del ám bito de las parejas estériles. Refiriéndose a
este hecho, el conocido y valorado sociólogo Pier Paolo Donati, citando
un estudio de un am ericano hom ónim o del inventor de la FIVET, Ed
w ards J. N., escribe: «Es de esperar que la dem anda [...] siga creciendo
y llegará a su stituir a las m odalidades procreativas naturales en vasta
escala. Basándose en estas previsiones, Edwards considera que la fe
cundación artificial producirá una revolución en la familia y en el he
cho de ser padres, ya que, en su opinión, m ina en sus raíces el signifi
cado y el m odo de vivirlo, en resum en, el sentido tradicional del ser
“fam ilia”. [...] La p aren tela se convierte en ficticia, ya no existe un
vínculo biológico entre los padres sociales o criadores y sus hijos, los
niños pueden llegar a ten er tres, cuatro, cinco "padres" [...]. El con
cepto de "familia" se convertirá en un concepto folk, del folclore, que
delim ita un cierto tipo o rango de relaciones que se puede llam ar todo
lo m ás de intim idad [...]. Sobre esta base, Edwards prevé que el con
cepto de familia se va a acabar convirtiendo en una pura etiqueta de ca
talogación: f...] un modo para interpretar y ordenar un conjunto de re
1.0 A. S e r r a , Riflessioni sulle... (o. c.), p p . 865-868.
1.1 A. S e r r a , Riflessioni sulle... (o. c.)rp . 869.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 145
laciones, sin tener en cuenta los vínculos jurídicos (legales) entre los
adultos o sin conexión alguna de consanguinidad»112.
Para que se verifiquen estos y otros efectos ignominiosos sobre la fa
milia no es necesario que se llegue a una difusión muy amplia de las TR,
como la que plantea Edwards. Como observa Antonio Lattuada, «el modo
tradicional de engendrar no será sustituido por las modernas tecnologías,
basta con que estas nuevas prácticas sean presentadas y percibidas como
alternativas posibles en concreto. La dinámica de los modernos medios de
comunicación se encarga de hacer universalmente imaginables y familia
res esas posibilidades, dando así una posterior contribución para relativi-
zar los modelos tradicionales de familia y, por tanto, hacer incierta su evi
dencia o su posibilidad en la conciencia subjetiva»513.
6. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA
La exposición de la enseñanza de la Iglesia sobre la IA, realizada en el
capítulo precedente, consiente u na brevedad justificada en este punto.
De hecho, no son pocos los elem entos ya desarrollados que tienen un al
cance general, es decir, que poseen validez para cualquier tipo de inter
vención en el proceso de la generación hum ana. De estas enseñanzas
bastará con hacer una rápida alusión, enviando para su desarrollo a lo
que ya se ha expuesto.
Después, debido a que la FIVEX a diferencia de la IA, pertenece a la
serie de las problemáticas muy recientes, planteadas por los más nuevos
progresos de las ciencias biomédicas, es oportuno observar que las ense
ñanzas por parte del Magisterio eclesial, que se refieren de modo especí
fico a este tem a, obviam ente poseen una fecha reciente. Pero con una
matización: los motivos de la solución a los diversos problemas viene de
lejos, y posee un sólido fundam ento en puntos de doctrina consolidada
sobre el hom bre, la sexualidad, el m atrim onio y sus propiedades esencia
les, y la procreación, que se encuentran enraizados en la Sagrada Escri
tura y en una tradición bimílenaría, con la que se sitúa en un desarrollo
orgánico y coherente. Lo hemos com probado ya a propósito de la IA.
En esa ocasión se ha indicado ya la fuente principal, más reciente, y
autorizada, para conocer la doctrina católica sobre esta materia, la Ins
trucción Donum vitae.
112 P. P. D o n a t i , Trasformazioni socio-culturali della famiglia (o. c .), p. 145. El estudio
de Edwards que cita es New Conceptions: Biosocinl Innovations and the Family, en «Jour
nal of Marriage and the Family» 1991, mayo, 53, 2, pp. 349-360.
113 A. L a t t u a d a , Generazione assistita (o. c.), p. 85.
146 Bioética
La prim era y más fundamental enseñanza que hay que recordar es la
absoluta ilicitud de cualquier m odalidad de realización de la genera
ción que excluya el acto conyugal. Verdad moral a la que la citada ins
trucción dedica el más amplio de sus párrafos (U, B, 4), y a la que hemos
dado una atención particular, ya que por sí misma es suficiente para fun
damental' la condena moral de la FIVET, incluyendo la homologa.
El documento tiene el cuidado de precisar que esa condena se refiere
a la FIVET en sí misma, y, por lo tanto, m antiene toda su validez cuando
se eliminan elementos como la m asturbación para obtener el esperma o
cuando se tiene cuidado para evitar cualquier pérdida de embriones (II,
b, 5).
Cuando se trata de la FIVET heteróloga, Donum viíae adopta los mis
mos motivos sobre los que se fundam enta la condena m oral de la IA,
para justificar tam bién la reprobación de la FIVET. Los dos procedimien
tos van, incluso, juntos en algunas de las afirmaciones centrales, como:
«en la FIVET y en la inseminación artificial heteróloga... » (II, A, 2). Se
trata de los mismos valores que la Iglesia busca proteger con su «no», en
los esposos y en el hijo: «la unidad del matrimonio», «la dignidad de los es
posos», «la vocación propia de los padres», «el derecho del hijo a ser traído
al mundo en el matrimonio y por el matrimonio» (II, A, 2). Evidente
m ente, p ara am bos procedim ientos vale lo que se dice para m ostrar
cómo queda com prometido cada uno de esos valores.
Un párrafo breve, pero excepcionalmente denso, se reserva para la va
loración ética, de condena, de la m aternidad «sustitutiva» (II, A, 3). Vale
la pena traerlo aquí: «La maternidad sustitutiva representa una carencia
objetiva ante las obligaciones del amor materno, de la fidelidad conyugal y
de la maternidad responsable; ofende la dignidad y el derecho del hijo a ser
concebido, llevado en el seno, puesto en el mundo y educado por sus pro
pios padres; instaura, en detrimento de las familias, una división entre tos
elementos físicos, psíquicos y morales que la constituyen».
La valoración moral de otros aspectos de la FIVET o conectados con
ella encuentra su lugar en el contexto del respeto debido a los embriones,
como la «congelación de embriones», e incluso las posibilidades de «otras
formas de manipulación biológica o genétioa de los embriones humanos »,
que por ahora solo se han intentado o planteado en hipótesis, que la FTV
hace posibles: «fecundación entre gametos humanos y animales», «gesta
ción de embriones humanos en úteros de animales», la «construcción de
úteros artificiales» y otras más (I, 6).
Para prevenir cualquier malentendido, que pueda hacer caer sobre el
hijo de algún modo la condena moral de las modalidades indebidas con
las que ha sido engendrado, el documento tiene el cuidado de añadir: «A
pesar de no poder ser aprobada la modalidad con la que se obtiene la con
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 147
cepción humana en la FIVET, todo niño que venga a este mundo deberá ser
acogido en cualquier caso como un don vivo de la. Bondad de Dios y deberá
ser educado con amor» (II, B, 5, últimas frases).
La fundamentación de estas y otras valoraciones morales en precisas
concepciones antropológicas y, en concreto, sobre la sexualidad, el matri
monio, la procreación, encuentra en el documento no una simple re
ferencia genérica, sino una densa y detallada síntesis de los principales
contenidos, en la Introducción, especialmente en los párrafos: «Antropo
logía e intervenciones en el campo biomédico» (§ 3) y «Criterios funda
mentales para un juicio moral» (§ 4). También se arroja luz sobre una se
rie de enseñanzas ya dadas por el Magisterio, que completan la
fundamentación doctrinal que el documento se propone dar (§5).
Ante las criticas y las acusaciones, que a menudo se dirigen a la Iglesia
cuando realiza intervenciones como esta, de oscurantismo, de hostilidad
contra el progreso científico y otras similares, hay que subrayar el co
mienzo del documento, que aclara el sentido, la finalidad y el espíritu que
anima a la Iglesia en estas intervenciones (§1), además de la correcta rela
ción que debe establecerse entre el hombre y la ciencia: «La ciencia y la
técnica al servicio de la persona humana» (§ 2). Baste una única cita: «La
intervención de la Iglesia también en este ámbito está inspirada en el amor
que debe al hombre; ayudándolo a reconocer y respetar sus derechos y sus de
beres [...] te invita a descubrir plenamente su verdad. La Iglesia vuelve a pro
poner así la ley divina para realizar una obra de verdad y de liberación» (§1).
NOTA: Como es sabido, en la Iglesia católica, el Magisterio no es solo
el pontificio, hay que añadir también el episcopal. Aunque tienen la dife
rencia de que solo el pontificio tiene valor para toda la Iglesia, por lo que
es llamado Magisterio universal. A este es al que hay que referirse
cuando se quiere conocer, en un tema determinado, cuál puede llamarse
legítimamente doctrina de la Iglesia católica. Esto no quita que del
Magisterio episcopal lleguen a menudo desarrollos y profundizaciones
posteriores, especialmente, cuando se trata de documentos de toda una
Conferencia Episcopal. Entre las Conferencias Episcopales que han in
tervenido en este tema no podían faltar las de Inglaterra, Australia y
Francia, países donde se produjeron los primeros éxitos de las TR.
7. LASPOSICIONES DEOTRASIGLESIASCRISTIANASYOTRASRELIGIONES
Es necesario hacer algunas advertencias preliminares. Ante todo hay
que ir con mucha cautela antes de afirmar que una determinada posición
es doctrina de una u otra religión, pues en ninguna de ellas existe una au
 148 Bioética
toridad doctrinal válida para todos los fieles. También en Iglesias cristia
nas en las que existe una estructura similar, en gran parte, a la Iglesia ca
tólica, por ejemplo, las Iglesias ortodoxas y las anglicanas, son muy raras
las excepciones en las que se dan soluciones a problemas éticos, que sean
vinculantes para quienes pertenecen a esa Iglesia determinada. Con m a
yor razón, esto vale en el variado m undo de las Iglesias reformadas. Por
esto, aparte el patrim onio de las verdades de fe profesadas desde siempre,
en los problemas completamente nuevos como e] de la bioética, muchas
veces se atribuye una determ inada solución a una de esas Iglesias,
cuando, en realidad, es solo la tesis de teólogos con autoridad o, al m á
ximo, de algún organismo colectivo, como, por ejemplo, la «Conferencia
de Lambeth» para los anglicanos o la «Mesa valdense» para los valdenses.
Tienen la m ism a situación el hebraísmo, el Islam y las grandes reli
giones orientales, budism o e hinduismo. Hay una dificultad más cuando
se trata de estas últimas, si se quiere com prender por cuáles motivos se
declara lícito o ilícito un determinado comportamiento, es indispensable
conocer una gran cantidad de elementos religiosos, filosóficos y cultura
les, que constituyen el contexto que soporta esas valoraciones.
Teniendo en cuenta estos datos, no parece posible la elección de repa
sar en esta sede las diversas Iglesias y religiones para exponer la posición
de cada una sobre la m ateria, es preferible limitarse a una comparación
esencial con la doctrina católica, haciendo referencia a posiciones expre
sadas por autorizados teólogos o estudiosos, o Centros de estudio cualifi
cados, reenviando a estudios específicos sobre el tema para las oportunas
clarificaciones y desarrollos154.
Entre las Iglesias cristianas, una concordancia sustancial con las po
siciones de la Iglesia católica se encuentra solo entre los ortodoxos. Re
su ltan notables las diferencias con las dem ás Iglesias, com o ejemplo
puede bastar este texto de la «Mesa Valdense»: «Por lo que se refiere a
cada técnica y a los métodos utilizados, no descubrimos problemas parti
culares desde el punto de vista ético, salvando la necesidad de salvaguar
dar los derechos de todos. En particular, es necesario proteger a los niños
de eventuales desconocimientos por parte de padres no genéticos»515.
1,4 Cf. S. S p i n s a n t i (dir.), Bioética e grandi religioni, Paoline, Milán 1987, se trata de la
traducción al italiano de las diversas voces de la célebre Encyclopedia o f Bioethics, publi
cada en 1978 en los Estados Unidos, dirigida por W. T. Reich. Al final hay un entero y am
plio capítulo de bibliografía, religión por religión (pp. 143-155); L. B i a g i - R. P e g a r a r o
(dir.), Religione e bioética. Un confronto sugli inizi della vita, Gregoriana Librería Editrice,
Padua 1997. También posee una amplia y actualizada bibliografía al final.
115 Bioética: ricerca e orientamenti. Documento del «Grupeo di lavoro sui problemi
etici posti dalla scienza» (constituido por la Mesa Valdense) Roma, 17 junio 1995: 1. Pro
creación asistida, n. 8. El texto es de: L. B ia g i - R. P e g a r a r o (dir.), Religione e bioética
(o. c.), p. 197.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 149
Por el contrario, son mayores las concordancias con el hebraísm o e
incluso con el Islam 116.
En cuanto al budismo, lo esencial de su posición se puede sintetizar
así: «Las teorías budistas no contradicen uso alguno de las biotecnolo
gías, mientras que estas no produzcan daño, hieran o m aten ser vivo al
guno. Si la acción no es egocéntrica o si está guiada por la piedad, para
los budistas puede pasar como útil y moral. Si la acción está guiada por
el deseo egoísta, será considerada inadecuada e inm oral»117.
El hinduism o acoge de m odo prácticam ente incondicional las TR,
gracias a algunos componentes culturales. «En los libros de las leyes y en
los textos médicos, todo sugiere que se deben buscar e intentar todos los
métodos para favorecer la procreación. El estigma de la infertilidad, es
pecialmente en las mujeres, siempre ha sido fuerte y se deben utilizar to
dos los m edios para asegurar la progenie, especialm ente de hijos varo
nes». Incluso está el apoyo de «una m itología que ha valorado un a
variedad de casos de donaciones de óvulos, trasplantes em brionales»118.
8. POSICIONES DE LAS DEMÁS CORRIENTES DE LA BIOÉTICA,
APARTE DE LA PERSONALISTA
E n esas corrientes, que norm alm ente se recogen con el nom bre de
bioética «laica», se puede advertir, como denom inador común, una valo
ración positiva de la FIVET y de las TR en general. Se encuentra alguna
diferencia entre las diversas corrientes de pensam iento con respecto a
los límites que se consideran éticam ente insalvables. Se va desde la aco
gida incondicional de todo lo que el progreso científico hace posible,
hasta la exclusión de una u otra de las diversas modalidades, por ejem
plo, es adm itida solo para parejas heterosexuales, o tam bién para las ho
mosexuales; solo hom óloga o tam bién heteróloga; solo para parejas o
tam bién para mujeres solteras; con posibilidad o no de subrogación de
la gestación, etc. Esta m ultiplicidad de posiciones del m undo de la bioé
tica se extiende tam bién al m undo de la política, cuando hay que redac
tar proyectos de ley sobre esta m ateria, y discutirlos en el Parlam ento.
i is Esto se puede ver de un solo golpe, observando con atención el cuadro resumen,
realizado con la aportación de prestigiosos estudiosos pertenecientes a varias religiones
que aparece en el apéndice de L. B i a g i - R. P e g a r a r o (dir.), Religione e bioética (o. c.),
p. 457.
117D ipak R. P a n t, Buddhismo, medicina e bioética, en L. B ia g i - R. P e g a r a r o (dir.), Re
ligione c bioética (o. c.), p. 378.
118P r a k a s h N . D e sa i, Induismo e bioética in India: una tradizione in transizione, en L.
B ia g i - R. P e g a r a r o (dir.), Religione e bioética (o. c.), p. 403.
" I1
150
Bioética
Tam bién son diferentes las razones que se aducen para apoyar una
m ism a posición.
Al vernos en la im posibilidad de repasar las diversas posiciones,
puede ser útil, con la ayuda de algún estudio de carácter prevalentemente
sociológico, poner en claro, aunque sea solo con rápidas indicaciones de
lo esencial, las principales líneas de pensamiento o «modelos de interpre
tación» de la realidad que constituyen las TR en nuestra sociedad. Des
pués seguirá, casi com o ejem plificación dem ostrativa y clarificadora,
una exposición sintética de las posiciones de dos prestigiosos exponentes
del variado m undo de la bioética laica: Hog T. Engelhardt jr., americano,
y Eugenio Lecaldano, italiano.
a) Líneas principales o «modelos interpretativos»U9
1. El modelo sistémico. El ámbito de la reproducción es visto como un
sistema que interactúa con otros sistemas, médico, jurídico, familiar, de
mercado. Este últim o es el que marca, a través de la ley fundamental de
la oferta y la demanda, el horizonte en el que term inan por situarse las
elecciones del cam po de la reproducción, dentro de un enfoque en el
plano ético de tipo individualista y utilitarista. Por ello, este modelo, de
bido tam bién a «un modelo de familia y de pareja que, a través de la sa
tisfacción de las necesidades y deseos de cada miembro (y el deseo de un
hijo se encuentra, ciertamente, entre los esenciales), busca estabilizar la
personalidad ad ulta y reducir las tensiones que podrían am enazar el
equilibrio de conjunto del sistema», lógicamente «tiende a maximizar el
bienestar psicofísico de cada individuo, legitimando con este fin las nue
vas biotecnologías, que representan hoy la respuesta principal a la "con
trariedad" de la esterilidad»120.
2. El modelo de la comunicación. Tiene sus raíces en las concepciones
sobre la sociedad de Luhman. Al ser imposible dibujar una síntesis breve
y clara de esas concepciones, lo mismo que sobre la familia y la repro
ducción, la ética, la moral, la bioética, tenejnos que contentam os con las
conclusiones a las que se liega sobre las TR: «En síntesis, la perspectiva
de la com unicación encuentra la imposibilidad de proponer valores mo
rales y éticos que sean universalmente compartidos, sobre los que reali
zar elecciones y valoraciones también en el ámbito de la reproducción y
119 El desarrollo de este punto es ampliamente deudor del estudio de G. Rossi S cium é,
La procreazione assistita: signifícalo e problemi di un nuevo modo di diventare genitori, en
«Medicina e Morale» 43 (1993), pp. 1139-1169.
120G. Rossi S c iu m é , La procreazione assistita (o. c.), p. 1141 ss. Ver también p. 1139 ss.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 151
de las nuevas biotecnologías, m ás bien parece poner el acento en una
progresiva privatización de la moral. Por otro lado, tiende a legitimar la
realización del deseo del hijo a cualquier coste, ya que es un medio de
realización y gratificación del adulto/padre-madre y de la pareja»121.
3. El modelo sociobiológico o naturalista. Es un modelo en el que con
vergen elem entos de diversa proveniencia, partiendo desde el evolucio
nismo de Darwin. Es un concepto de evolución que abarca también la so
ciedad, p o r lo que en ella se en cu en tran m etidos tam bién los valores
m orales y el derecho. Como consecuencia inevitable aparece el relati
vismo m oral. Del m ism o modo que con el modelo precedente, en este
caso resulta im posible una síntesis breve y clara de sus concepciones.
«En síntesis, el modelo sociobiológico o naturalista legitima las nuevas
biotecnologías, basándose en una interpretación biológica y evolucio
nista del ser hum ano»122.
A pesar de sus graves lagunas, esta exposición perm ite coger, entre
otras cosas, un dato de notable importancia. Partiendo de perspectivas y
concepciones muy diferentes, se llega de modo sorprendente a puntos de
llegada convergentes: relativismo moral, utilitarismo, el hijo visto como
satisfacción de las exigencias de los adultos.
b) Ejemplos significativos
Ahora comenzamos a ver, aunque sea de modo breve y esencial, cómo
afrontan el problem a de las TR los dos expertos en bioética antes indica
dos, uno del área anglosajona, el otro del sur de Europa o latina: Engel
hardt y Lecaldano, de los que ninguno pertenece al planteamiento perso
nalista en la bioética.
Para com prender la posición de Engelhardt es necesario tener pre
sente su concepción de persona, de la que se deriva, como lógica conse
cuencia, el rechazo a reconocer al em brión el estatuto de persona, au n
que no solo al embrión, sino tam bién al feto, al neonato, etc. Este punto
ya ha sido expuesto en el capítulo sobre el estatuto del em brión123. Otras
consecuencias, ya apuntadas, son la legitimación ética de la experimen
tación sobre embriones y del aborto. Sobre esta base, el núcleo esencial
de la concepción de Engelhardt en relación con las TR es: «Se hace muy
difícil poner restricciones a la fecundación in vitro realizada con la finali
dad de engendrar un niño sano para padres que de otro modo no esta-
121G . Rossi S c iu m é , La procreazione assistita (o. c.), p.
1144 ss.
122G. Rossi S c iu m é , La procreazione assistita (o. c.), p.
1147.
125 Cf. Cap. 1 ,1.l.b), en el que se ha expuesto la concepción de Engelhardt.
152 Bioética
rían en condiciones de reproducirse. [...] El uso de la tecnología para
crear niños es intrínseco al fin de hacer el mundo congenial a las perso
nas. Estas intervenciones pueden ser consideradas incorr ectas en vía de
principio solo apelando a premisas especiales teológicas o ideológicas.
«Por último no será posible condenar la fecundación in vitro porque
com porta la pérdida de embriones fecundados. [...] No se produce daño
para persona alguna eliminando el exceso de embriones producidos en el
proceso de fecundación in vitro». En conclusión, «la fecundación in vitro
y las técnicas que nos permiten estudiar y controlar la reproducción hu
m ana son instrum entos m oralm ente neutros para la realización de fines
hum anos de grandísim a importancia, vinculados a la realización del bien
del otro; hijos para padres estériles y una salud mejor para los hijos que
nacerán»524.
No es necesario hacer com entarios para descubrir la inconsistencia
de las bases de las que parte, ya la hemos señalado al tratar del estatuto
del em brión hum ano, y el frío cinism o de las dram áticas deducciones
concretas que se desprenden. Las que hemos traído aquí son solo algu
nas ideas conectadas con el problem a que estamos analizando. Engel
hard! hace explícitas otras, como la licitud en muchas ocasiones del in
fanticidio o la eutanasia. Sin em bargo no duda en declarar: «Yo soy un
creyente católico»(!)125.
En cuanto a Lecaldano, uno de los componentes destacados de la bio
ética laica en Italia, realizó una am plia y lúcida exposición del tema en
una Relación al Comité Nacional (italiano) para la Bioética126. Debido a
la ausencia de frases en las que se condense lo esencial, me veo obligado
a resum ir las tesis y los puntos principales de la argumentación. Es difí
cil pensar una apertura m ás am plia de la que sostiene Ledalcano. De
clara adm isible tam bién la «inseminación artificial de una m ujer cuya
pareja haya dejado el sem en m uriendo antes de la concepción»; lo
mismo el de «una m ujer sola que quiera recurrir a la insem inación artifi
cial con gametos de donador anónim o y que pretenda asum ir la respon
sabilidad de cuidar y ayudar a crecer al niño que va a nacer» (n, 7). Tam
bién «en lo que se refiere al recurso a formas de procreación asistida por
parte de mujeres que ya no están en e d a f T d e procrear» (n. 8). En cuanto
124 H. T. E n g e l h a r d !, Manuale di Bioética, D Saggiatore, Milán 1986, pp. 275-278.
125 Esta afirmación se encuentra al final de la entrevista publicada con el título La bio
ética nell’era postmodema, en «Notizie di Politeia» 1994, 24, citado en F. C o m a pn io n i (dir.),
Etica della vita, San Paolo, Milán 1996, p. 20.
126 El texto se encuentra en C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io f .t ic a , La Fecondazione as
sistita. Documenti del Comitato Nazionale per la Bioética (17 febrero 1995), Presidenza del
Consilio dei Ministri, Roma. Titulo de la Relación: lmplicazioni etiche nel campo della fe
condazione assistita, pp. 180-196.
Tecnologías reproductivas. A) Cvn fecundación extracorpórea 153
al núm ero de embriones producibles, su crioconservación y su eventual
destrucción (hay que observar que no aparece nunca el térm ino embrión,
sustituido por «procesos vitales en marcha»), Lecaldano considera que
«esas cuestiones serán resueltas según se vayan planteando» dentro de
un contexto que deberá proporcionar «justificaciones éticas explícitas
por parte de quienes, padres, personal sanitario, trabajan en ello» (n. 11).
De m odo sorprendente llega a esas posiciones después de h ab er
puesto «como principio central para la regulación es salvaguardar pre
ferentem ente los intereses del niño que va a nacer» (n. 6). Lo que hace
posible este punto de llegada, después de ese punto de partida, cierta
m ente válido y que se puede compartir, son algunos pasos interm edios
decisivos. Ante todo, una afirmación sobre los «intereses del niño que va
a nacer», que bastaría para conferir legitimidad ética a todas las TR, es
decir, que el interés prim ario que no debe faltar es que «siem pre y en
cualquier caso es mejor nacer que no nacer en absoluto» (n. 8). Como re
fuerzo se añade la sorprendente afirm ación de que es irrelevante la defi
nición del «llamado estatuto del embrión», para buscar una solución vá
lida de los problemas éticos sobre «la vida hum ana que nace» (n. 10). Lo
mismo que la tesis de la radical escisión entre moral y derecho, debido a
que debe ser dejada «a la conciencia de cada uno la elección de los prin
cipios morales con los que debe guiarse» (n. 10).
Posiciones como las expuestas hasta ahora están ampliam ente difun
didas, pero no sería correcto atribuirlas sencillam ente a quienes no se
profesan seguidores de una bioética personalista, pues m uchas personas
extrañas a esta llegan a com partir m uchas de sus tesis sobre las TR. Una
vistosa dem ostración es lo que sucede a menudo en las diversas Comisio
nes o Comités de Bioética, en los Parlamentos y en los frecuentes debates
que se producen en los medios de comunicación, en los que se producen
sorprendentes e inesperadas convergencias. Lo que se en cu en tra en
juego es de gran im portancia vital en la vida personal, familiar y social,
con consecuencias lastradas para las futuras generaciones, por lo que
puede incitar a una desapasionada búsqueda de la verdad, capaz de ha
cer superar también fuertes prejuicios ideológicos.
IV. ÉTICA Y DERECHO: LA COMPLEJA PROBLEMÁTICA
SOBRE LA NORMATIVA JURÍDICA
1. UNA TAREA INELUDIBLE Y UN DIFÍCIL DESAFÍO PARA EL ESTADO
Una de las pocas posiciones universalm ente com partidas es la que
afirm a que el Estado tiene la precisa obligación de intervenir con leyes
154 Bioética
apropiadas para reglam entar en sus diversos aspectos lo que se refiere a
las biotecnologías de la reproducción. El motivo que norm alm ente se
aduce es el de evitar fáciles y graves abusos, que la experiencia muestra
que no son raros. Más bien se trata, en primer lugar, de una exigencia que
se deriva de la fuerte relevancia social que el fenóm eno presenta en sí
mismo, también independientemente de abusos y aberraciones. Como ha
hecho notar Giorgio Campanini, estamos «frente un problema que tiene
carácter decisivo y determinante para el futuro de la sociedad», por lo que
esta «no puede aceptar que los mecanismos de la reproducción del hom
bre sean totalmente abandonados en las manos de “técnicos ", en particu
lar, de científicos. La sociedad no puede expropiarse a sí misma del
derecho fundamental de construir su propio futuro»127. No menos neta y
fuerte la afirmación de una autorizada fuente americana, a la que ya he
mos concedido valor: «Las tecnologías de reproducción asistida implican
crear niños y construir familias, un valor social fundamental»128.
Más articulada y teóricam ente fundam entada es la argum entación
que desarrolla el conocido ju rista Francesco D'Agostini, que m uestra
cómo esta tarea del Estado entra en algo más amplio: «la defensa y pro
moción de la familia [...], tarea específica (y quizá prioritaria) del dere
cho» con la neta afirmación que «no es posible que el nacimiento de un
ser hum ano [...] sea en ningún caso considerado como no relevante para
el derecho»129.
Enseguida, el ilustre jurista añade: «Se comprende bien qué grande
es el desafío ante el que se encuentra el derecho contemporáneo, consti
tuido por el afirm arse de las nuevas técnicas de fecundación asistida y,
en particular, de la fecundación heteróloga. Todavía es muy difícil decir
palabras de orientación que sean definitivas al respecto, porque la nove
dad del fenómeno, el rápido desarrollo de las técnicas, el todavía incierto
estatuto epistemológico de la bioética, multiplican los factores de un pro
ceso hasta ahora amorfo, que todavía no consigue adquirir una propia y
definitiva estructura».
Para delim itar el campo de la problemática, es oportuno y útil el re
lieve otorgado a la fecundación heteróloga, que se completa así en una
nota: «Entre las diferentes técnicas [...jv solo la homóloga [...] no parece
crear problemas de carácter propiamente jurídico [...]. La estructura de
127 G . C am panini, Riflessioni sociologiche sulle prospettive della riproduzione umana, e n
«La Famiglia» 18 (1985), n. 111, p. 67.
,2S I s l a t W o r k in g G ro u p , Art into Science ... (o. c.), rep ro d u c id o en A. S e r r a , Rifles
sioni sulle... (o. c.), p. 862.
129 F. D 'A g o s t i n o , La Famiglia, comunitá di vita di fronte a interven fe tecnici e manipo-
lazioni. Problemi giuridici, en E. W. V o l o n t é (dir.), La famiglia alie soglie del III milenio, Fa-
coltá di Teología, Lugano 1996, p. 232 s. D e aquí están tomadas también las citas siguien
tes.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 155
la familia no resulta de hecho alterada en nada», salvo en «casos particu
lares, por ejemplo, cuando sea realizada a través de la FIVET»130.
Legislar en este punto es un desafío, una tarea particularm ente ardua
para el legislador, porque no se trata de retocar, integrar o m odernizar la
legislación vigente, sino de inventar nuevas norm as enteram ente inédi
tas, para situaciones radicalm ente nuevas, en el ám bito de realidades
fundamentales en la sociedad hum ana, como son las que se refieren a la
paternidad y m aternidad, filiación, m atrim onio y familia. «Las nuevas
tecnologías reproductivas plantean al derecho problem as nuevos, a los
que hay que dar con claridad nuevas respuestas, según la fuerza inven
tiva que es propia del derecho». Con un propio límite insalvable: «Fuerza
que, sin embargo, siendo precisamente inventiva y no creativa de organi
zaciones justas de estructuras antropológicas, nunca debe ser puesta en
marcha para alterarlas o de cualquier modo deform arlas»131. A todo esto
hay que añadirle que se da en un contexto cultural caracterizado, entre
otras cosas, por un pluralismo acentuado. Pluralismo en el que, de modo
coherente con el individualismo libertario de la cultura dom inante y un
acentuado relativismo moral, se ha formado la concepción de que la fun
ción de la ley en un Estado moderno y democrático es registrar y codifi
car el consenso social de la mayoría, teniendo cuidado en garantizar el
máximo espacio posible a la libertad de cada uno.
En esta situación sería una presunción intolerable afirm ar la preten
sión de trazar líneas seguras y detalladas sobre las que el legislador debe
moverse, si quiere em anar leyes correctas, es decir, justas. En realidad,
no se puede ir más allá de recordar algunos principios generales de re
ferencia y de individualizar algunas «balizas», es decir, límites que hay
que respetar, absolutam ente insalvables, porque por m edio se encuen
tran valores decididamente irrenunciables.
2. PRINCIPIOS IRRENUNCIABLES DE REFERENCIA
Se trata, en sustancia, de algunos de los elem entos necesarios para
una correcta relación entre ética y derecho, entre ley civil y ley moral. Un
tem a que, evidentemente, es am plio y complejo, de alcance general, y
que no es pensable poder trata en esta sede. No podremos ir más allá de
algunos rápidos bosquejos de algunos puntos fundamentales.
Antes de nada, el criterio general para que una ley pueda ser llam ada
justa es la prom oción del bien com ún. Con mayor precisión: una ley es
130 F. D’A g o s t in o , La Famiglia, comunitá di vita ... (o. c.), p. 237, n o ta 4.
131 F. D’A g o stin o , La Famiglia, comunitá di vita ... (o. c.), p. 232.
156 Bioética
justa si con sus prescripciones constituye un paso adelante en el camino
de promoción del bien común en la situación concreta de la comunidad
política para la que es emanada. Por lo tanto, puede también, dentro de
ciertos límites, no coincidir en todo con la ley moral. En un Estado mo
derno, el bien com ún se concretiza en asegurar a todos el respeto efec
tivo de los derechos hum anos, muchos de los cuales han sido solemne
m ente sancionados en Declaraciones y convenciones de alcance
internacional, suscritos por la casi totalidad de los Estados y muchas ve
ces también reafirm ados en la Constitución de los Estados,
Entre estos derechos, el prim ero y el fundamento de todos los demás
es obviam ente el derecho a la vida. En las TR, ese derecho es cuestio
nado p ara todos los sujetos incluidos, com enzando por el hijo que se
quiere engendrar. Es más, hay lugar para un derecho previo, que ya se ha
mencionado, el de una concepción que se adecúe en sus modalidades a
su dignidad de persona hum ana. Hay que tener presente lo que hemos
puesto en evidencia en el capítulo precedente, al m o strar cómo esa
modalidad está constituida únicamente por el acto conyugal, es decir, el
acto sexual realizado por un hom bre y una mujer unidos en matrimonio,
como expresión propia de su am or132.
Sería, sin embargo, reductivo limitar la exigencia de respetar la vida a
su m om ento inicial. Resulta evidente que debe extenderse más allá, e in
cluir la necesidad de la presencia de las condiciones para el desarrollo de
la vida, o mejor, de la persona viva, en todos sus aspectos: biológico, psí
quico, afectivo, relacional, social. Por ello es necesaria una serie de deter
minaciones concretas, sin las que sería una mera declaración formal ese
derecho: derecho a ten er un verdadero padre y una verdadera madre,
como referencia segura de la propia identidad, comenzando por la iden
tidad sexual (asunción de la «identidad de género», en la terminología de
psicólogos y sexólogos), y como factor de prim er plano para él éxito del
no fácil cam ino hacia la m adurez de la personalidad. Al decir «verda
dero» padre y «verdadera madre», se entiende un hom bre y una mujer
que estén en el origen del proceso generativo en todas sus fases: concep
ción, gestación, parto, cuidados m aternos y paternos después del naci
m iento. La larga duración del crecim iento hasta conseguir la edad
adulta, es decir, la capacidad de gestionarse autónom am ente a uno
mismo, constituye un motivo posterior para que la pareja de los progeni
tores esté com prom etida en una estable comunión de vida y amor, como
la que se tiene con el pacto matrimonial, que es un compromiso social
mente reconocido.
132 Cf. Cap. 2/1, II, 1: «Principio fundamental de referencia, para cualquier tipo de in
tervención, en la bioética personalista».
1
Tecnologías reproductivas. A) Cotí fecundación extracorpórea 157
3. ALGUNAS INDICACIONES CONCRETAS PARA EL LEGISLADOR
Con la base en lo expuesto hasta ahora, es posible localizar algunas
indicaciones capaces de llevar a una legislación en la que se promueva el
bien común, asegurando el respeto de los derechos relacionados con las
TR, en la medida más cercana posible a lo ideal consentida por la situa
ción concreta de una determ inada com unidad política, sobre todo, por
las orientaciones de las fuerzas políticas representadas en los organismos
parlam entarios. De modo prioritario se trata de indicaciones negativas,
es decir, como ya se ha indicado, de «balizas» que indican límites clara
mente insalvables.
M irando en prim er térm ino al respeto del derecho fundam ental, es
decir, del derecho a la vida, resulta claro que el sujeto que tiene necesidad
de tutela es el embrión. La ley deberá excluir de las TR todas las m odali
dades que com porten riesgos suplem entarios p ara la vida del em brión.
He dicho riesgos «suplementarios», en el sentido de riesgos que se aña
den a los que son inevitables en cualquier proceso de reproducción, tam
bién los naturales. Por ello, cuando es posible en concreto, deben ser de
claradas inadm isibles las TR tipo FIVET, debido al alto porcentaje de
fracaso, es decir, el elevado núm ero de embriones precoces que quedan
expuestos a un grave peligro de muerte y que de hecho mueren. El carác
ter de experimentación que, como se ha visto, presentan, consiente que
se recurra, para esa prohibición, a documentos internacionalm ente reco
nocidos, comenzando por el conocido «Código de Nuremberg», sin tener
que apelar a concepciones filosóficas o incluso religiosas, que muchos re
chazan. Sin embargo, la recepción de esta normativa se ve obstaculizada
por la reciente invención, pseudo-cientffica y am bigua, del «pre-em-
brión», que ha concedido amplio crédito al desplazamiento arbitrario del
comienzo de la vida hum ana individual al día 14 desde la fecundación133,
debido a las ventajas que permite ganar.
Al resultar imposible en lo concreto, o también fuente de daños toda
vía peores del mal que se quiere evitar, la aprobación parlam entaria de
una ley que contenga esa prohibición, y debiendo adm itir la FIVET, la tu
tela del derecho a la vida de los embriones exige que se declaren inadm i
sibles las modalidades que comporten una agravación de riesgo para su
vida; com o es, por ejemplo: la producción de em briones supernum era
rios, por lo que se debe consentir producir solo los embriones que des
pués serán transferidos al útero; la crioconservación de embriones, ex
cepto cuando sea excepcionalmente exigido por el bien de los embriones
133 Ver lo que hemos expuesto sobre el tema en el capítulo 1 sobre «Identidad y esta
tuto del embrión humano».
158 Bioética
mismos; la cesión de em briones a laboratorios de investigación; cual
quier forma de diagnosis pre-implanto, debido a la inevitable muerte del
embrión obtenido con esa finalidad y que se somete a ella. Para prevenir,
además de prohibir, la «reducción fetal», se debe establecer un núm ero
límite de embriones, evidentemente, no superior a dos o tres.
Basándose después en los demás derechos del hijo, antes indicados, y
en los graves daños, que tam bién son sociales, que se derivan de no res
petarlos, el legislador no puede dejar de fijar otros límites. El primero de
ellos es la prohibición de la FTVET heteróloga, entendiendo por esta no
solo la intervención de donador o donadora de gametos, sino de cual
quier intervención de terceros, extraños a la pareja que quiere un hijo,
con la inevitable multiplicación de las figuras de progenitores. La m ulti
tud y gravedad de los daños que se derivan, que hemos ilustrado con am
plitud a propósito de la IAD, ofrece ya motivos más que suficientes para
justificar esa prohibición. Si es verdad la afirmación, que tam bién ha he
cho propia el jurista Francesco D’Agostino, que «la defensa y promoción
de la familia son una tarea específica (y quizá prioritaria) del derecho»,
no son necesarias difíciles disquisiciones para entender la gravedad de la
herida que inflige a la estructura familiar, es decir, conyugal y parental,
además de filial, esta profunda introm isión de terceros en el proceso ge
nerativo de la pareja matrimonial.
También sería igualmente anti-jurídico consentir el acceso a las TR a
mujeres solas. El mismo estudioso del derecho hace notar: «Se quita al
niño que va a nacer lo que eficazmente se llama derecho a una doble fi
gura de progenitores. Derecho que, hay que hacerlo notar, posee una plu
ralidad de valencias: desde la psicológica, debido a que para u n creci
miento equilibrado es indispensable poseer un doble referente parental,
pasando por la social [...], hasta, especialm ente, la antropológica-exis-
tencial, que resulta fundamental y, por consiguiente, la prim era que de
bería interesar al jurista». Haciendo, por tanto, una comparación con lo
que sucede a los hijos huérfanos de padre, o abandonados por estos,
D’Agostino m uestra la completa decadencia, en nuestro caso, de las posi
bilidades reales de esas situaciones para poder ser superadas positiva
m ente, y concluye afirm ando: «El canácter antijurídico del procedi
miento es, bajo este perfil, particularm ente evidente»134.
Otra lim itación que una ley en esta m ateria no puede om itir es la de
la prohibición de acceso a las TR a las parejas homosexuales. A los d a
ños dem asiado evidentes para el niño en el fatigoso camino hacia la es
tructuración de una personalidad sana y equilibrada, se añade el conte-
134 F. D ’Ag o s t in o , La Famiglia, comunitá di vita ... (o. c.), p. 235.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 159
nido socialm ente destructivo que produciría la legitim ación jurídica de
esa caricatura de m atrim onio y de familia, al reforzar el mito de la indi-
ferenciación sexual. «Mito que está operando eficazm ente en todas las
ram as del derecho m oderno, erosionando el m ecanism o de la comple-
m entariedad sexual sobre la que todas las sociedades tradicionales han
fundam entado la posibilidad m ism a de su cohesión interna»135.
Una significativa confirmación sustancial de la validez de estas indi
caciones se puede encontrar en uno de los docum entos del Comité Na
cional (italiano) para la Bioética136. La confirmación se refiere, ante todo,
a lo que hemos llam ado «meta-ideal» hacia la que tender: «El bien del
niño que va a nacer debe considerarse criterio de referencia central para
valorar las diferentes opciones procreativas. Este criterio sugiere, en lí
nea general, que la mejor condición en la que puede nacer un niño es la
de ser concebido y criado por una pareja de adultos de sexo diferente,
una pareja casada o al menos establemente ligada por una com unidad de
vida y amor, adem ás es preferible que esa pareja se encuentre en edad
potencialmente fértil, a pesar de que pueda estar, por diferentes motivos,
afectada por la infertilidad» (n. 4). Del com partir unánim e de este «crite
rio de referencia central» era lógico esperar un consenso igualm ente
unánim e sobre las consiguientes indicaciones operativas, pero esto no ha
sido así en todos los puntos.
E ntre las «recom endaciones» unánim em ente com partidas, señala
las que se encuentran en línea con las indicaciones que hem os hecho
antes:
«Se prohíba la producción de embriones con la finalidad de conver
tirlos en objeto de experimentación e investigación [...].
«Se prohíban: la escisión em brionaria precoz, la clonación» (n. 2.1).
Además: «Adhiriéndose al principio de derecho com ún que deslegi
tima cualquier forma de comercialización del cuerpo hum ano y con re
ferencia al bien del niño que va a nacer, a su situación psicológica, a
quienes lo encargan y a la m adre portadora, teniendo en cuenta, además,
el profundo ligamen que se instaura entre la gestante y el feto, el Comité
Nacional (italiano) para la Bioética expresa una valoración negativa so
bre la m aternidad subrogada» (n. 3).
135 F. D 'A g o s t i n o , La Famiglia, comunitá di vita ... (o. c.), p. 235. D’Agostíno h ace esa
a firm a c ió n h a b la n d o d e las TR h eteró lo g as en sf m ism as, d e b id o a qu e realizan la aboli
ción del «papel efectivo d e la p areja real, d ejan d o la decisió n p ro c re a tiv a al a rb itrio d e u n o
solo de los su je to s d e la p a re ja h etero sex u a l trad icio n al» (p. 235). A plicando esa a f irm a
ció n al caso d e p a re ja s hom o sex u ales, m e p a rece q u e n o fu erz o el texto, sin o realizo u n a
sim ple a p licació n a fortiori.
136 Parere del C.N.B. sulle tecniche. di procreazione assistita. Sintesi e conclusioni (17 j u
nio 1994).
160 Bioética
No se ha registrado unanimidad, pero sí «un significativo consenso»,
sobre la exclusión de algunos procedimientos:
a) «La donación de óvulos, y la donación de embriones en el caso de
mujeres que ya no se encuentran en edad fértil.
b) Toda forma de procreación asistida que sea solicitada por una pa
reja de personas del mismo sexo.
c) La procreación asistida solicitada por una m ujer sola.
d) La procreación asistida realizada después de la m uerte de uno de
los cónyuges.
e) La procreación asistida solicitada por parejas que no proporcionan
garantías adecuadas de estabilidad» (n. 4.1).
Otra prohibición posterior, que recoge un número m enor de adhesio
nes, ha sido propuesta «en bien del niño que va a nacer y de la unión con
yugal»: «el uso de gametos extraños a la pareja» (n. 4.2).
N aturalm ente, la ley no puede lim itarse a form ular prohibiciones,
quizá penalm ente sancionadas, sino que deberá proceder a establecer
toda una serie de disposiciones positivas, indispensables para asegurar el
correcto desarrollo de una actividad, que no solo posee una particular re
levancia en sí misma, sino que está cargada de efectos y ecos en ámbitos
fundam entales de la vida de la sociedad. Uno de los problem as, y no el
último, que el legislador debe resolver, debido a los altísimos costes que
conllevan las TR, es tam bién establecer cuánto de los recursos públicos
de estructuras, personal, dinero, puede ser justam ente destinado a este
sector, en una situación en la que el Estado no llega a dar una respuesta
satisfactoria a necesidades decididamente prioritarias de la población en
el terren o sanitario, y desde diversos sitios se denuncia que el creci
m iento de los gastos sanitarios es una de las causas de la crisis del Es
tado social. Se trata, sin embargo, de una cuestión que tiene su terreno
adecuado dentro del m ás amplio problem a de la distribución de los re
cursos.
Es oportuno hacer una breve referencia a otra exigencia bioética, que
se plantea cada vez que se recurre a las TR, y que muchas veces es com
pletam ente ignorada: la necesidad de un serio y com petente asesora-
m iento a la pareja candidata a acceder aíQguna de las TR. Asesoramiento
antecedente a cualquier decisión operativa y también asesoramiento que
acom paña a lo largo del fatigoso camino que les espera, m arcado casi
siempre de intentos repetidos y fracasos. Este asesoramiento no debe ser
dejado a la libre iniciativa de los Centros que trabajan en el sector, sino
que debe ser hecho obligatorio por ley. Hemos visto en qué situación de
ignorancia y de confusión se presenta normalmente la pareja, y cómo des
pués a m enudo se la deja vivir en soledad las ansias y desilusiones que
debe afrontar.
Tecnologías reproductivas. A) Con fecundación extracorpórea 161
Sobre los contenidos que el asesoram iento inicial debería tocar,
puede considerarse ejemplar lo previsto en el proyecto de ley aprobado
por la Cámara de Diputados italiana el 26 de mayo de 1999: «El médico,
sirviéndose tam bién de la figura profesional del psicólogo, inform a de
m anera detallada a los sujetos a los que se refiere el artículo 5 [parejas de
adultos mayores de edad de sexo diferente, casadas o en convivencia de
hecho, en edad potencialm ente fértil] sobre los m étodos y los posibles
efectos colaterales sanitarios y psicológicos, com o consecuencia de la
aplicación de las técnicas, sobre las probabilidades de éxito y los riesgos
que se derivan de las m ism as, adem ás de las consecuencias juríd icas
para la mujer, el hombre y el niño que va a nacer. A la pareja se le debe
plantear la posibilidad de recurrir a los procedimientos de adopción y de
custodia tem poral [...], como alternativa a la procreación m édicamente
asistida» (art. 6, consenso informado, coma 1).
«Entre la manifestación de voluntad y la aplicación de la técnica debe
transcurrir un término no inferior a siete días. La voluntad puede ser re
vocada por cada uno de los sujetos [...] hasta el m om ento de la fecunda
ción del óvulo» (art. 6, coma 3).
Entre las modificaciones que mejoran las indicaciones que contiene
este texto, se podría añadir la de com probar antes de nada si, antes de
orientarse hacia las TR, la pareja ha recorrido la vía de las terapias de es
terilidad en cualquiera de los centros calificados del sector y, en el caso
de que no lo haya hecho, se proporcionen a la pareja amplias informacio
nes sobre la materia, subrayando el elevado porcentaje de éxito y propor
cionando la dirección del Centro más cercano al que pueden dirigirse.
Otro añadido: recibir asesoramiento de acompañamiento, con la obliga
ción de presencia habitual, en el grupo que trabaja en el campo de las
TR, de un psicólogo debidamente preparado en el terreno profesional.
 Capítulo II/3

TECNOLOGÍAS REPRODUCTIVAS.
B) CON FECUNDACIÓN INTRACORPÓREA

A la FIVET, que ha abierto el camino a las técnicas de reproducción

artificial y que hasta ahora es el tipo de técnica más am pliam ente utili
zado, era necesario dedicar un tratam ien to con cierto desarrollo, en
donde h an encontrado su lugar tam bién bastantes aspectos y conoci
mientos que son comunes con otras técnicas, por lo que ahora solo es ne
cesario recordarlos con brevedad.

1. DATOS ESENCIALES137

Igual que la FIVET es la técnica prototipo en la fecundación artificial

extracorpórea, la GIFT (Gamete IntraFalloppian Transfer) lo es en la in
tracorpórea. Conociendo los términos se conoce lo esencial de esta inter
vención. Dentro del cuerpo de la mujer, exactamente en las trom pas de
Falopio, se introducen espermatozoides y uno o más oocitos, separados
entre sí por una pequeña burbuja de aire dentro de un catéter adecuado.
Una vez expulsados de este contenedor, la fecundación se realiza exacta
mente donde normalmente sucede.
E sta técnica apareció en 1985, cuando el equipo guiado por R. H.
Asch la dio a conocer en revistas científicas.
La recogida de oocitos se efectúa como en la FIVET, con previa in
ducción farmacológica de una ovulación múltiple. Los espermatozoides
se obtienen o bien por masturbación o a través de un acto conyugal n or
m al con algunos preparativos, que hemos tratado ya al tratar de la inse
minación artificial. Después se realiza su capacitación y eventuales exá
menes para com probar la ausencia de agentes infectivos.

137 Los datos que siguen se han sacado de N. G a r c e a , Tecniche di riproduzione assistita,
«Medicina e Morale» 43 (1993), p. 62 s; N. G a r c e a , Un figlio comunque. La procreazione as-
sitita, «Consultori Familiari Oggi» 3 (1995), n. 2, pp. 20-22; M. L. Di Piktro - E. S g r e c c ia ,
Procreazione assistita e fecondazione artificiale (o. c.), pp. 34-37.
164 Bioética
Se recurre a la GIFT, sobre todo, en el caso de esterilidad sin causa, o
mejor, por causa desconocida, es decir, después que los diferentes exáme
nes no han puesto en evidencia nada anorm al en los aparatos reproducti
vos de la pareja estéril.
Los resultados tienen «un porcentaje de éxito de alrededor del 20-25
nacim ientos por cada 100 intentos; entre las causas de mortalidad era-
brio-fetal se dan abortos espontáneos consecuencia de la técnica y abor
tos provocados para com probar malformaciones en el feto, o en presen
cia de embarazos múltiples, para reducir el número de fetos en el útero
[...]. Además se ha registrado un leve aum ento de anomalías cromosómi-
cas [...], aunque no resulta claro si se derivan de la técnica en sí o de la
población seleccionada que tiene acceso a la terapia»538.
Por últim o, en lo que se refiere a los aspectos sociales y jurídicos, en
sustancia puede servir lo que se ha visto con respecto a la FIVET. Resulta
claro que el legislador, al entrar en el ámbito de la «procreación asistida
médicamente», no distingue entre técnica y técnica, en un campo, entre
otras cosas, en continuo desarrollo.
2. PARA UNA VALORACIÓN ÉTICA
¿Sirve para la GIFT y las TR del mismo tipo la valoración moral nega
tiva de la FIVET y de las demás TR con fecundación extracorpórea?
Una com paración rápida entre FIVET y GIFT permite sacar a la luz
no pocas diferencias, todas en ventaja de la GIFT, y que también poseen
relevancia ética-, la fecundación se realiza en el seno de la madre; no se
producen embriones supernumerarios ni tampoco disponibles para otros
fines, ni bancos de embriones congelados; no es necesaria la m asturba
ción para obtener el líquido espermático; por último, es más elevado el
porcentaje de éxito o de «niños en brazos». Por otro lado, persiste un ele
vado núm ero de abortos. Además sigue pendiente de verificación cuál es
el papel que la intervención técnica juega en la GIFT: ¿es un papel que so
lamente integra (ayuda) al acto conyugal p lo sustituye? Alrededor de es
tos dos elementos se juega la valoración ética de la GIFT.
En lo que se refiere a los abortos, no se puede dejar de suscribir la
conclusión a la que lleva un atento estudio de los datos; «Los datos de la
literatura científica sobre la GIFT, analizados críticamente en relación
con su significado real, nos llevan a concluir que, aunque con esta téc
nica no se da una m anipulación directa del embrión, su integridad se
138 M. L. Di P i e t r o - E. S g r e c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificióle (o. c.),
p. 41. Ver también M. L. Di P i e t r o y o t r o s , Meta-analisi dei dati sdentifici sulla Gift: un
contributo alia riflessione etica, «Medicina e Morale» 40 (1990), pp. 13-40.
Tecnologías reproductivas. B) Con fecundadon intracorpórea 165
arriesga fuertemente y, de hecho, no queda salvaguardada. A nuestro pa
recer, con esto cae uno de los argumentos principales que podría ser u ti
lizado por quien quisiese considerar la GIFT éticam ente más aceptable
con respecto a la FIVET ya que “no manipula em briones”»139.
Sobre el papel que juega la intervención técnica en la GIFT, hay que
tener presente el valor determ inante que tiene, para la valoración moral
de cualquier intervención en esta materia, el que su función sea de ayuda
o de sustitución del acto conyugal140. En el caso de la GIFT, la reflexión
ética, tam bién dentro de la bioética personalista, registra am bas tesis,
signo de que no hay evidencia a favor de uno u otra de las tesis opuestas.
En mi m odesta opinión, la tesis que reconoce á la intervención téc
nica un papel sustitutivo del acto conyugal se encuentra sólidam ente
ajustada al desarrollo real del procedimiento. La fecundación se produce
por el líquido seminal obtenido e instrum entalm ente introducido en las
vías genitales femeninas junto a los oocitos, que tam bién han sido extraí
dos previamente. No tiene parte alguna el líquido depositado en la vagina
con el acto conyugal. Por tanto, en relación con la concepción posterior,
este acto se configura como vía para la lícita extracción de líquido sem i
nal, cuya deposición dentro del organismo femenino será efectuado des
pués instrum entalm ente por operadores de la sanidad. En definitiva, «en
cierto sentido, el acto conyugal es un medio de ayuda y de facilitación de
la GIFT, m ientras que el niño concebido representa más bien el “fruto”
de procedim ientos técnicos que del am or conyugal»141.
La contraposición de las tesis de la licitud y la ilicitud de la GIFT tam
bién se produce en el ámbito de la teología moral. Es sabido que el Magiste
rio de la Iglesia no se pronunció sobre este punto en la Instrucción Donum
vitae, porque en la fecha de su publicación (22 febrero 1987), la GIFT había
aparecido hacía poco tiempo y se encontraba todavía en fase experimental.
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139 M. L. D i P i e t r o - E. S g r e c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificíate (o. c.),
p. 39.
140 Ver en el capítulo anterior el párrafo: «El principio fundamental de referencia, para
cualquier tipo de intervención, en la bioética personalista».
141 R. M i n a c o r i - A. G. S p a g n o l o , É compatibile la GIFT con l’insegnamento delta Do
num vitae?, «Medicina e Morale» 48 (1998), p. 204. Se trata de un amplio resumen del ar
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T e t t a m a n z i D., Il procreare umano e la fecondazione in vitro. Considerazioni antropolo-
giche ed etiche, «Medicina e Morale» 36 (1986), 347-367. tiva. Por esto lo tratam os en un capítulo aparte.
T r e R e G ., L'uomo manipolatore: tecniche della riproduzione umana e rispetto delle orí- Existe, además, otro motivo. Las intervenciones a las que hemos alu
gini parentali personali, «Bioética e Cultura» IV (1995) 7, 73-79. dido, y a las que hemos dedicado el capítulo precedente, son realidad en
V i n a t y B . T., De l’insemination artificielle á la fécondation artificielle. Réflexionsá Vocca-
sion du bicentenaire des expériences de VAbbé Spállanzani, in A a . V v ., La teología
los hechos, praxis corriente. Sin embargo, la clonación se practica en el
morale nella storia e nella problemática attuale, Massimo, Milán 1982, pp. 179-258. campo anim al y vegetal, mientras que en el campo hum ano es por ahora
WOJTYLA K., Amore e responsabilitá, Marietti, Turía 19782. solo una posibilidad, quizá técnicamente realizable, pero que todavía no
Z u a n a z z i G. E (cura di), Fecondazione artificíale. Embryotransfer, Cortina Intemazio- se practica en lugar alguno del m undo. Precisam ente esta salida del
nale, Verona 1986.
mundo de la ciencia ficción es lo que ha provocado las vivaces discusio
nes sobre graves y complejos problemas que la posibilidad de su realiza
ción inevitablemente levanta.
La necesidad habitual de situar al comienzo de cualquier problem a
de bioética un conocimiento suficiente de los datos científicos esenciales,
aquí encuentra más motivos que la justifican, debido a que el mismo tér
mino clonación está cargado de equívocos y confusiones.
170 Bioética
I. DATOS ESENCIALES QUE HAY QUE CONOCER
1. PRECISIONES CONCEPTUALES Y TERMINOLÓGICAS142
Etimológicamente, el térm ino clon «deriva del griego klon, que signi
fica capullo o ramito». En biología significa la capacidad de “duplicar el
patrim onio genético de una estructura molecular, es decir, obtener dos
individualidades biológicas idénticas genéticamente»143. El significado
del térm ino ha conocido una notable evolución, pasando desde la biolo-
gía vegetal a la de microorganismos y, por último, a la celular y molecu
lar, proceso que contribuye a crear una lamentable confusión144.
En el lenguaje común, el significado que se atribuye al térm ino clona
ción es, en sustancia, el de producción de individuos genéticamente idén
ticos a partir de otro individuo, sin recurrir al encuentro de fusión de cé
lulas germinales m asculinas y femeninas. Este significado se puede dar
por válido en un a prim era y genérica aproximación, que hay que comple
tar con precisiones oportunas.
Dejando a un lado lo que se puede observar en el m undo vegetal y
animal, en el m undo hum ano un fenómeno de este tipo se verifica espon
táneam ente en los gemelos homocigóticos. De un embrión en las prime
ras fases de desarrollo se separa una célula, que origina otro individuo
genéticamente idéntico al embrión inicial. Esta capacidad de cada célula
del embrión precoz se llama totipotencia. Según avanza la diferenciación
de las células del embrión, la totipotencia se reduce gradualmente y ense
guida desaparece completamente. Entre los descubrimientos que ha he
cho posible la fecundación in vitro, ya desde que se efectuaba con anim a
les, está el de poder provocar artificialm ente la aparición de gemelos,
separando una de las células del embrión original, operación que se de
nom ina splitting, es decir, separación o escisión. De un único embrión, de
4 u 8 células, aislando cada célula, se pueden obtener 4 u 8 embriones.
Esta intervención se llama ya clonación, pero sería conveniente añadirle
la especificación «por escisión embrionaria», o también, y así ganaría en
claridad, se podría indicar con alguna de las otras denominaciones que
se dan en la literatura: «fisión gemelar», «embryo-splitting». Debido, no
142 Los datos que van a continuación han sido sacados de las siguientes publicaciones:
C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , La clonazione (17 ottobre 1997); R. M o r d a c c i , La cío-
nazione: aspetti sdentifici e proble mi etici, «Aggiomamenti Sociali» 48 (1997), pp. 571-584;
A. S e r r a , Verso la donazione dell'uomo? Una nuova frontiera de la scienza, «La Civil tá Cat
tolica» 149 (1998) I, pp. 224-234; G. Russo (dir.), Bioética della sessualitá, della vita nas-
cente e pediátrica, EDc Di Ci, Leumann (Thrín), 1999, pp. 415-446.
143 G. Russo (dir.), Bioética della sessualitá... (o. c.), p. 417 s.
144 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , La clonazione... (o. c.), p. 13.
La reproducción humana asexuada: la clonación 171
obstante, a que prevalece la p alab ra clonación, sería bueno ser cons
ciente de que se trata de clonación en sentido amplio, por no decir en
sentido impropio.
Clonación en sentido propio indica un procedim iento enteram ente
diferente del de los gemelos univitelinos. A esta clonación se ha abierto la
vía cuando se ha descubierto que la pérdida de la totipotencia, que se
consideraba definitiva, es posible verla reaparecer en células ya diferen
ciadas. A este fenómeno se le ha dado el nom bre de reprogramación del
genoma, y se verifica cuando el núcleo de esa célula es transferido a un
óvulo privado de su núcleo. Se tiene la hipótesis de que esto se debe a la
acción del citoplasm a del óvulo receptor145. Esta transferencia ha sido
denom inada «trasplante nuclear»146. Esta es la clonación en sentido pro
pio, y puede ser definida como: «la producción de sujetos caracterizados
por una identidad genética fundamental, partiendo de células adultas lle
vadas de nuevo a la condición original de potencialidad inform ativa y
trasplantadas en oocitos privados de sus núcleos». Se trata de «una tec
nología nueva que se desarrollará gradual y rápidam ente con el impulso
de la ingeniería genética y de sus aplicaciones en el cam po terap éu
tico»147.
Es útil añadir que la clonación, entendida en su significado más gene
ral de multiplicación de individualidades biológicas genéticamente idén
ticas, se refiere no solo a organism os enteros (clonación «completa» o
«total»), sino tam bién a moléculas de DNA, células, tejidos (clonación
«incompleta» o «parcial») con enormes y fácilmente comprensibles ven
tajas en el campo de la medicina. Además, las experimentaciones sobre
clonación en sentido propio sobre animales están proporcionando «im
portantes contribuciones no solo para la com prensión de los procesos
que determ inan la especialización celular, incluyendo los defectos que
pueden dar lugar a anomalías de desarrollo o a la degeneración neoplás
tica, sino tam bién a la posibilidad de control de esos m ism os proce
sos»148. La perspectiva de ser capaces de encontrar a través de esta vía
nueva curas eficaces para una vasta gama de patologías ha llevado a dis
tinguir entre clonación «terapéutica» y clonación «reproductiva».
Se tra ta solo de sim ples indicaciones, pero espero que suficientes
para disipar el halo de desconfianza que se ha creado en m uchos res
145 M. L. Di P ie t r o , Dalla clonazione dell’animale alia clonazione dell'uomo?, «Medicina
e Morale» 47 (1997), p. 1103 s.
I4í G. R u sso (dir.), Bioética della sessualitá... (o. c.), pp. 421-423; C o mit a t o N a z io n a l e
pe r l a B io é t ic a , La clonazione... (o. c.), p. 9, 14, 19, 21 y otras.
147 A. S e r r a , Verso la clonazione dell’uomo?... (o. c.), p. 234. De aquí procede también
la definición anterior con alguna modificación.
148 C o m itato N azio n ale p k r la B ioética, La clonazione... (o. c.), p. 21.
172 Bioética
pecto a la clonación, pues se ve como una empresa en la que los científi
cos aparecen como brujos o prestidigitadores, que por sus extrañas fan
tasías gastan su genialidad y sumas ingentes de dinero público.
Una última precisión. En la definición que se ha hecho arriba aparece
como elemento central de la clonación reproductiva, que hay una identi
dad genética «básica», no total, entre el nuevo individuo que ha venido a
la existencia por clonación y el individuo del que ha sido extraída una cé
lula somática. De hecho, «en el caso de transplante nuclear, la identidad
se refiere solo al p atrim onio del núcleo», al que se añade la p arte de
DNA, que parece ser de 21 genes, contenida en el citoplasma, con mayor
precisión en las mitocondrias, del ovocito sin núcleo, en el que se trans
fiere el núcleo de la célula somática, y que es «encargado con funciones
conectadas con la transm isión energética»149.
2. LAS ETAPAS DE UN CAMINO DE CUARENTA AÑOS
DE INVESTIGACIÓN150
Los primeros experimentos de clonación en sentido propio se realiza
ron en 1952151, en los Estados Unidos, y se llevaron a cabo con embriones
de rana, debido a la facilidad que otorgan para monitorizar todo el pro
ceso, ya que el desarrollo em brionario se produce fuera del cuerpo de la
rana, en estanques y charcos y, además, la maduración de muchos órga
nos se produce de un modo no demasiado diferente del de la especie hu
m an a152. En los años posteriores se utilizaron otros anfibios y algunos
vertebrados, pero con escasos resultados.
A pesar de ello, ei aum ento de conocimientos y la aparición de nuevas
técnicas permitieron, en 1975, el paso a la experimentación con mamífe
ros. Los prim eros y parciales éxitos con ratones se produjeron en. 1981.
Verdaderos clones se obtuvieron algunos años después, en 1986, primero
con ovejas; algunos meses después, con becerros. En los años siguientes,
tam bién con monos. Siempre a partir de células extraídas de embriones,
es decir, m ediante clonación por escisión embrionaria.
El paso de la utilización de células extraídas de organismos adultos,
después de los fetales, llevó, finalm ente, al nacim iento en Edim burgo,
149 C om itato N a z io n a le p e r l a B io ética, La clonazione... (o. c.), p. 108 s.
150 La fuente principal de los datos que siguen es: A. S e r r a , Verso la clonazione
dell’uomo?... (o. c.), pp. 227-233. Con mayor detalle se pueden encontrar en G. Russo
(dir.), Bioética della sessualitá... (o. c.), pp. 415-429, con una rica bibliografía.
■si Según otros, la fecha de comienzo es 1951: cf. G. Russo (dir.), Bioética deüa sessua
litá... (o. c.), p. 418, nota 4.
,52 G. Russo (dir.). Bioética della sessualitá... (o. c.), p. 418.
La reproducción humana asexuada: la clonación 173
Escocia, de la famosa oveja Dolly, el 5 de julio de 1996, «el prim er m am í
fero desarrollado de una célula procedente de un tejido adulto»153, au n
que se anunció públicamente el 27 de febrero de 1997, en la revista cien
tífica inglesa «N ature»154. Lo esencial del procedim iento se puede
describir del modo siguiente: «La técnica del trasplante de núcleo consta
de dos momentos; en el primero, a la célula óvulo o el em brión unicelu
lar se le extrae el núcleo; en el segundo, la célula de la que se quiere
transferir el núcleo es fundida con ese óvulo o em brión unicelular, m e
diante un shock eléctrico, que tam bién sirve como activador de la divi
sión del em brión artificial. Este, una vez iniciado el desarrollo in vitro, es
transferido a las vías genitales de la m adre»155. Otro dato relevante: se ha
llegado al nacim iento de Dolly partiendo de «29 blastocitos desarrollados
desde 277 em briones reconstruidos con células de la glándula m am a
ria»156. Un éxito de 1/277 significa un porcentaje de 0,003, y tam bién
quiere decir que se han perdido 276 embriones de oveja para obtener una
oveja, tasa de fracasos dramáticam ente enorme.
Sin embargo, «el camino [de las experim entaciones] no se ha dete
nido Ya se han anunciado clones del bovinos, obtenidos aplicando
las mismas técnicas».
Pero, de m odo sorprendente, es anterio r a este acontecim iento el
prim er intento de clonación de seres hum anos a p artir de células em
brionarias. El 13 de octubre de 1993, el equipo dir. el prof. J. L. Hall de
la George W ashington School of Medicine, de Washington, presentó en
el Convenio conjunto de la American Fertility Society y de la Canadian
Fertility and Andrology Society, una breve y densa relación que tenía por
título: Experimental Cloning o f Human Polyploid Embryos Using an arti
ficial Zona Petlucida^ 1. Resulta evidente la im portancia de sem ejante
experimento: hasta esa fecha, la clonación de sujetos hum anos era solo
una hipótesis teórica, de la que era discutible la m ism a posibilidad
efectiva. Desde aquel día, en su m odalidad de escisión em brionaria,
pasa a pertenecer a la lista de realizaciones técnicam ente posibles. Por
esto vale la pena saber algo más. En la Universidad de W ashington, el
equipo m encionado trabajaba en el In vitro Fertilization and Andrology
Laboratory. Se han elegido 17 em briones hum anos, com puesto por un
153 A. S e r r a , Verso la clonazione dell'uomo?... (o. c.), p. 232.
IS41. WlLM UT Y OTROS, Viable offspring derived from fetal and adult mammalian cells,
«Nature» 385 (1997), pp. 810-813.
155 M. L. Di P i e t r o , Dalla clonazione dellanimóle... (o. c.), p. 1102.
156 A. S e r r a , Verso la clonazione dell'uomo?... (o. c ), p. 232. También de aquí la cita si
guiente.
157 El texto de la Relación en: G. Russo (dir.), Bioética della sessualitá... (o. c.), pp. 424-
426. El texto va seguido por un comentario crítico del autor (pp. 426-429).
174 Bioética
num ero de células que oscila entre 2 y 8, que no se podían transferir al
útero porque estaban afectados por una grave patología cromosómica
llam ada poliploidismo, consecuencia de fecundación por más un esper
m atozoide, que hace im posible el desarrollo vital com pleto del em
brión.
Después se ha procedido a separar cada una de las células o blastó-
meros, envolviendo de modo separado cada una de ellas en una zona pe
losa artificial; técnica que ha resultado determinante para term inar con
los fracasos de los intentos de clonación por escisión de embriones ani
males. Se sumergen esas células en un terreno de cultivo adecuado, y se
inicia el desarrollo de 48 embriones. Pero de estos, solo los que derivaban
de un embrión procedente de dos células han alcanzado el desarrollo de
32 células, el estado en el que normalmente el embrión obtenido con fe
cundación in vitro es transferido al útero. El desarrollo de los demás em
briones había cesado al alcanzar un núm ero de células tanto más bajo,
cuanto más alto era el número de células del embrión de partida; confir
m ación clara de la rápida dism inución de la totipotencia de las células
debido al avance del desarrollo embrionario. Después se han destruido
todos los embriones. Por tanto no se trataba de una clonación en sentido
propio, sino por splitting.
Hall vio cómo se le asignaba el premio al mejor trabajo por la «Ame
rican Fertility Society» y el honor del prim er puesto para su Relación en
el volumen de Abstraéis. Pero se desencadenó una verdadera borrasca de
polém icas y reacciones, tales que obligaron a Hall, en septiem bre de
1994, a dejar la Universidad.
La unanim idad en el m undo científico y en la opinión pública de la
condena severa de cualquier perspectiva de clonación h u m an a se ve
con total claridad p o r las reacciones desencadenadas p o r el anuncio
realizado por el tristem ente famoso ginecólogo italiano Severino Anti-
nori, en W ashington, el 7 de agosto del 2001, de la inm inente realiza
ción de un proyecto de clonación de 200 seres humanos. Entre los más
decididos opositores, aunque desde un punto de vista m eram ente cien
tífico, el «padre» mismo de la oveja Dolly, Ian Wilmut. También es sig
nificativo el hecho de que, en ausencia de instrum entos jurídicos váli
dos universal m ente, capaces de c e rra r la p u erta p ara esta y otras
posibles locuras, dos países europeos, Francia y Alemania, han presen
tado al Secretario general de la ONU la petición de incluir el problema
de la clonación hum ana en el orden del día de la 56 Asamblea General
(septiem bre 2001), con el objetivo de aprontar en tiem pos breves una
Convención universal que sancione la prohibición de la clonación h u
m ana en todos los países del m undo. Pero ¿cuál es la situación jurídica
de la clonación hum ana en el m undo?
La reproducción humana asexuada: la clonación 175
3. LA CLONACIÓN HUMANA EN LA NORMATIVA
Y EN LOS DOCUMENTOS INTERNACIONALES
Es realm ente sorprendente la prontitud, variedad y m ultiplicidad de
intervenciones de diferente tipo y nivel que se han producido ya ante la
sola posibilidad técnica de la clonación de seres humanos. Esto es lo que
resulta de una prim era m irada de conjunto; «La condena de la clonación
humana, vista como reduplicación de uno o más individuos idénticos al
donador, ha sido [...] objeto de una normativa específica por parte de la
Comunidad internacional, tanto a nivel mundial (OMS, UNESCO, Comi
sión de derechos del hombre de las Naciones Unidas), como a nivel euro
peo por parte del Consejo de Europa y de la Unión Europea, m ediante la
elaboración de algunos "pronunciamientos"»158.
Un análisis particularm ente detallado de los puntos más im portantes
de esos documentos, por parte de Adriano Bompiani, que fue presidente
del Com ité Nacional Italiano para la Bioética, fue sintetizado del si
guiente m odo por la m ism a revista en la que fue publicado; «Hay una
unidad sustancial en la condena del proceso de creación con fines de re
producción de un ser hum ano, que tenga por clonación el mismo patri
monio genético del núcleo de otra persona viva o muerta. La reprobación
de esta finalidad encuentra su motivación ética en la ofensa a la dignidad
hum ana y a los derechos fundamentales del hom bre que ese modelo de
clonación expresa.
«Quedan fuera de la norm ativa internacional propuesta hasta aquí
(Consejo de Europa, UNESCO), las actividades de clonación con finali
dad terapéutica, aptas para prevenir la transm isión de enfermedades mi-
tocondriales.
»Mientras que la UNESCO ha adoptado un texto más bien ambiguo,
el Consejo de Europa ha prohibido expresamente la clonación del ser hu
mano por transferencia nuclear. Por tanto surgen nuevas preocupaciones
sobre el significado que hay que dar a la expresión ser hum ano , que se
quiere quede reservada para el derecho interno de cada Estado. Si en la
interpretación estatal se le atribuye la denominación de “ser hum ano al
em brión im plantado, la fase pre-implanto, que algunos consideran pre-
embrionaria, de hecho no quedaría cubierta por la prohibición de clona
ciones con finalidad de experimentación o para la realización de posibles
intentos terapéuticos»159.
158 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Im clonazione... (o. c.), p. 37. La publicación
ofrece una lista de los documentos y refiere, en síntesis, lo esencial de cada uno de ellos
(pp. 37-51). . . . . i-
159A. B o m p i a n i , La clonazione: considerazioni sulle normative intemazionali, «Medicina
e Morale» 48 (1998), pp. 581-600. El párrafo citado está en la p. 599.
176 Bioética
Sería ingenuo pensar que la frontera de la clonación hum ana no será
cruzada nunca; no faltan, como se ha visto ya, inquietantes señales en
sentido contrario en el escenario mundial. Por ahora puede bastar esta
información y valoración de conjunto. Tendremos ocasión de volver so
bre el tema dentro de poco, en el párrafo siguiente.
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
PREMISA
Nuestra atención se centra casi solo sobre la clonación hum ana re
productiva, m irando principalmente a la que se entiende en sentido pro
pio, que todavía es solo una hipótesis. Es significativo el hecho de que al
rededor de ella haya surgido una ñorida y frondosa cosecha de estudios y
documentos, incluso de intervenciones normativas, sin ni siquiera espe
rar la solución del problema de que sea, efectivamente, posible. Se podría
decir que la hum anidad ha percibido intuitivamente encontrarse ante un
problem a de tal dimensión que no admite esperas. Además, como ha te
nido cuidado en subrayar el Comité Nacional (italiano) de Bioética, «la
hipótesis de la clonación es la expresión extrema de la idea, que actual
m ente está ya difundida en la cultura general, de insertar elementos arti
ficiales en la fase procreativa del ciclo vital del hom bre [...]. Es uno de
los problemas más complejos levantados por los grandes progresos de la
medicina, que, debido a su multiplicidad de aspectos, presenta a la refle
xión un entrecruzarse no simplificable de pensamientos»160.
Por ello, en una situación de este tipo no solo hay que excluir cual
quier pretensión de ser completo, sino que es también inevitable la pre
sencia de problemas a los que, diciendo poco, es arduo dar una solución
satisfactoria.
1. MOTIVOS QUE SE PODRÍAN PLANTEAR PARA UNA PETICIÓN
DE CLONACIÓN HÜMANA,fil
Una especie de cuestión previa, desde el punto de vista ético, es la de
preguntarse si existen motivos serios que puedan inducir a pedir la clo
nación de una persona, una vez que eso sea realmente posible,
160 C o m it a t o N a z io n a l e pkr ia B io é t ic a , La clonazione... (o. c.), p. 102.
161 La exposición que sigue está sacada de M. L. Di P ie t r o , Dalla clonazione delVani-
male... (o. c.), p. 1106.
La reproducción humana asexuada: la clonación 177
Una prim era serie de motivos gira alrededor de la esperanza de con
seguir de ese modo dar un hijo a parejas con esterilidad radicalm ente in
curable o dar un hijo sano a parejas afectadas por algunas bien precisas
patologías hereditarias; m ejorar las técnicas de la FIVET y sus porcenta
jes de éxito; proceder al diagnóstico preim planto a favor del embrión ori
ginal162.
Un elenco de motivos «semiserios» ha sido localizado por L. Kass163.
Estos son algunos: replicar individuos particularm ente dotados, que son
admirados comúnmente en algún campo, desde el científico al deportivo
o estético; asegurar, con una copia embrionaria congelada, la posibilidad
de tener órganos para trasplante que no produzcan rechazo alguno; tener
un núm ero significativo de sujetos idénticos genéticam ente para com
probar científicamente la entidad del influjo hereditario y de los am bien
tales en la estructuración de la personalidad; determ inar con seguridad
el sexo del hijo.
Un añadido tam bién semiseño a la lista de Kass lo sugiere el conocido
filósofo H. Joñas: «La preparación de atletas para las olim piadas y las
com peticiones internacionales y, por últim o, la curiosidad hum ana de
ver cómo term inará un procedim iento de ese tipo»l64.
En verdad no es el caso de detenerse para dar valoraciones éticas so
bre semejantes posibilidades, que además son puram ente hipotéticas, in
cluso irreales y fantásticas, mientras que es, evidentemente, no admisible
desde el punto de vista ético querer apoyar sobre motivos claram ente eté
reos la justificación de u n a intervención vistosam ente seria. Sin em
bargo, con motivos en absoluto carentes de seriedad, se va a hacer la
valoración ética de la clonación lo mismo que la valoración de su preten
dida capacidad de legitimarla.
2. VALORACIONES AMPLIAMENTE COMPARTIDAS
EN LA SOCIEDAD CONTEMPORÁNEA
Aquí, la referencia se hace principalm ente a docum entos y declara
ciones públicas, especialmente, de alcance internacional, por parte de or
ganismos autorizados y cualificados. Hemos tenido ya ocasión de obser
var u n a orientación largam ente com partida para p ro h ib ir p o r ley la
162 G. Russo (dir.), Bioética della sessualitá... (o. c.), p. 436.
163 L. K a s s , Alew beginning in Ufe, en M. P. H a m il t o n (ed.), The. new genetics and the fu-
ture of the man, Grand Rapids (Mich.) (1972), pp. 14-63, en M. L. Di P i e t r o , Dalla clona-
zione dell'animale... (o. c.), p. 1107, nota 18.
164 M. L. Di P i e t r o , Dalla clonazione deH’animale... (o. c .), p. 1107. El autor cita a H.
Joñas, Medicina ed etica. Prassi del principio di responsabilitá, Einaudi, Turfn 1997, p. 14 J.
178 Bioética
clonación con finalidad reproductiva, m ientras queda sin juicio la que
posee finalidades terapéuticas y, se puede añadir, la que tiene finalidad
de investigación y experimentación.
En un nivel más propiam ente ético, y no solo jurídico, el Comité Na
cional (italiano) de Bioética, al final del capítulo dedicado a los «Aspec
tos morales del problem a de la clonación», no duda en afirm ar que en la
«no adm isibilidad m oral de la clonación de seres hum anos [...] hoy el
consenso es unánime». Esta prohibición ética debe ser tam bién jurídica
m ente sancionada, debido a que «no se trata de un simple problema de
moral privada, porque el ataque a la integridad de la individualidad hu
m ana que [la clonación hum ana] comporta es un problema de ética pú
blica de gran trascendencia, tam bién pensando en las consecuencias so
ciales que esa práctica inevitablemente conlleva si se establece»165.
De ese m ism o docum ento, que se mueve en un horizonte ético ca
rente de cualquier referencia religiosa y que, por ello, es decididamente
laico, es útil recoger a] menos los motivos principales por los que se con
dena moralm ente la clonación hum ana.
E n prim er lugar, se presenta «el respeto a la identidad individual».
Esto «implica que nadie tenga el derecho a decidir lo que yo debo ser»,
como ocurriría con la clonación. Ya que es verdad que «el patrim onio ge
nético claram ente no agota toda la individualidad hum ana [„.] pero,
ciertamente, es su base, y lesiona la dignidad hum ana que alguien pueda
decidir enteram ente sobre la constitución genética de otro de modo com
pleto»166.
Con esta últim a frase aparece un segundo motivo, indisolublemente
ligado al primero, es decir, el respeto a la dignidad humana.
E nseguida aparece un tercero, tam bién con una estrecha conexión
con los primeros, cuando se observa que «hasta hoy nos hemos preocu
pado (justamente) para garantizar a un individuo su autonom ía de juicio
de elección política e ideológica, de opción religiosa, de decisión moral.
Hoy debemos preocuparnos por proteger tam bién su autonom ía gené
tica, desde el m om ento en que las técnicas de clonación pueden am ena
zarla seriamente». En otras palabras, la clonación constituye una viola
ción de la libertad personal. Sobre esto seTpueden añadir las palabras
particularm ente fuertes de Joñas: la clonación es «en el método la más
despótica y en el fin la más esclavizadora forma de m anipulación gené
tica: su objetivo no es la modificación arbitraria de la esencia hereditaria,
sino precisam ente su tam bién arbitraria fijación en contraste con la es-
165 C om jtato N a zio n alk p e r l a Biof-TICA, La clonazione... (o. c.)( p. 36.
166 C om jtato N a z io n a le p e r l a B io ftic a , La clonazione... (o. c.), p. 33. E n esta y en las
p á g in a s sig u ien tes se e n c u e n tra Jo que se cita a co n tin u ació n .
j reproducción humana asexuada: la clonación 179
trategia dom inante en la naturaleza»167. Este es un tipo de argum enta
ción que volveremos a encontrar al tratar de la ingeniería genética alter
nativa, en este contexto de poder más fácilmente poner en evidencia el
carácter de intolerable prepotencia que implica cualquier intervención
que pretenda determ inar aunque sea solo algún carácter particular a la
persona que es llamada a la existencia.
En la base de todo este conjunto de ofensas al hombre, no es difícil
entender que se encuentra una más general: Si «un individuo viniese al
m undo com o una "copia” de otro ser hum ano realizada in ten cio n al
mente», queda claro que sería querido, considerado, apreciado «no por
lo que es por sí mismo, sino en la medida en que se acerca a un original o
un arquetipo, que asumiría, en relación con él, un valor de referencia».
Llegando todavía más a fondo la reflexión, sale a la luz que, en defini
tiva, un individuo clonado sería inevitablem ente instrum entalizado, es
decir, querido y producido com o m edio para satisfacer exigencias de
otros seres humanos, aunque fuesen legítimas en sí mismas, como es el
caso de las terapéuticas. Ofensa, evidentemente, intolerable a la dignidad
de la persona humana.
No obstante, en nuestra sociedad no faltan quienes sostienen que la
clonación es admisible éticamente, de un modo más o menos amplio. No
sorprende encontrar entre ellos a muchos que no tienen reservas éticas
ante las TR, lo mismo que a quienes confluyen en la corriente de bioética
más m arcadam ente utilitarista y libertaria, alineada en sustancia con las
concepciones de Peter Singer168.
3. ULTERIORES ARGUMENTACIONES EN LA BIOÉTICA PERSONALISTA
El adjetivo «ulteriores» ya dice con claridad que la condena moral de
la clonación, como tam bién los motivos expuestos hasta aquí para justifi
carla, son com partidos por la bioética de línea personalista. A estos se
añaden otros, basados en las bien conocidas concepciones antropológi
cas, tanto generales como particulares, en el ámbito específico de la ge
neración hum ana, presentes en esta línea de la bioética.
La prim era y casi evidente razón para una neta condena moral de la
clonación, se deriva del principio fundamental de referencia para la valo
ración ética de cualquier tipo de intervención sobre las m odalidades de
transm isión de la vida hum ana. Como se ha visto en el capítulo prece
167 H. J o ñ a s , Medicina ed etica (o. c.), p. 136. En M. L. Di P i e t r o , Dalla clonazione
dell’a nimale... (o. c.), p. 112.
168 Más información y algunas indicaciones sobre autores y estudios en: R. M o r d a c c i ,
La c lo n a zio n e :... (o. c.), p . 579 s.
 180 Bioética
dente, la única modalidad que respeta la dignidad de la procreación hu
m ana y de la persona que es engendrada está constituida por el acto de
am or conyugal. Con base en este principio, resulta éticamente inadmisible
cualquier intervención que sustituya el acto conyugal, aunque se conser
ven todos o muchos de los demás elementos propios del proceso genera
tivo humano, como se da en la IAD, en la FTVET y en la GIFT. En la clona
ción, la tecnificación de la reproducción hum ana es total. Esto lo reconoce
ya el citado documento del Comité Nacional (italiano) de Bioética: «En la
clonación, la generación de una persona hum ana es delegada enteramente
a una intervención técnica, de una forma totalmente asexual, llevando ed
extremo la escisión entre sexualidad y reproducción que se encuentra ya
presente en m uchas prácticas de reproducción asistida»169. La consecuen
cia es que todas las razones que se aducen para sostener la grave ilicitud
de las TR sirven con m ayor razón para la clonación.
En definitiva: «La radical elim inación del horizonte sim bólico co
nectado al contexto del am or interpersonal priva al proyecto de procrea
ción de su cualidad propiam ente humana: la hipótesis de una clonación
realizada por un individuo en total soledad exhibe con claridad la frial
dad de u na actuación instrum ental, concebida siguiendo el esquema fi
nes-medios, en el que el esquema mora] de la generación se pierde y el
hijo term ina por ser un instrum ento para la realización de fines que le
son extraños»170. En una palabra, se delinea la ecuación: clonación =
deshum anización de la procreación.
La Academia Pontificia para la Vida pone en evidencia de modo parti
cular este aspecto: la clonación hum ana «constituye una radical m anipu
lación de la racionalidad constitutiva y la complementariedad que se en
cuentran en el origen de la procreación, tanto en su aspecto biológico,
como en el propiam ente personal; pues tiende a convertir la existencia de
dos sexos en un puro residuo funcional, unida al hecho de que eS necesa
rio utilizar un óvulo, privado de su núcleo, para originar el embrión-clon
y necesita, por ahora, un útero femenino para poder llevar hasta el final
su desarrollo. De este modo se utilizan todas las técnicas experimentadas
en zootecnia
«Se produce una instrumentalización radical de la mujer, reducida a
algunas de sus funciones puram ente biológicas (prestamista de óvulos y
útero) y se abre la perspectiva de investigación hacia la posibilidad de
construir úteros artificiales, último paso para la construcción "en labora
torio" del ser hum ano.
169C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , La clonazione... (o. c.), p. 35.
170P. C a t t o r i n i - M. R e i c h lin , La clonazione, aspetti etici, «Anime e Corni» 35
n. 191, p . 337.
La reproducción humana asexuada: la clonación 181
«En el proceso de clonación se pervierten las relaciones fundam enta
les de la persona humana: la filiación, la consanguinidad, el parentesco,
la paternidad-m aternidad. Una m adre puede ser gemela de su madre, ca
recer de padre biológico y ser hija de su abuelo. Con la FIVET ya se ha
introducido la confusión en el parentesco, pero con la clonación se veri*
fica la rotura radical de esos vínculos»171.
La reducción radical de la procreación hum ana a reproducción, a fe
nómeno puram ente biológico, que ya fue denunciada en el capítulo pre
cedente con respecto a las TR, es radicalizada hasta el punto de juntarla
a las modalidades de reproducción asexual, propia de los organismos vi
vos menos evolucionados. La ofensa a la dignidad de la procreación es,
evidentemente, muy grave y sin justificación.
De esta y otras argumentaciones, a las que aquí ni siquiera se ha alu
dido, resulta que la clo n ació n h u m an a es gravem ente ilícita en sí
m ism a, por la evidente gravedad de los valores que com prom ete. Utili
zando una terminología clásica en la reflexión moral, se puede decir que
es «intrínsecam ente deshonesta», es decir, siempre y en todos los casos
ilícita, cualquiera que sea el fin que se persiga.
Como confirmación posterior, se pueden aducir útilmente argum en
taciones que hacen recaer la atención sobre los elementos implicados en
la clonación hum ana.
Antes de nada, el número, que no es exacto, pero sí que con seguridad
es elevado, de embriones que serían sacrificados en las indispensables in
vestigaciones y experimentaciones para pasar del animal al hombre. Bas
taría la elevadísima tasa de fracasos registrada para llegar a la clonación
de animales, para que no se pueda proponer una previsión optimista.
A esto se añade «el riesgo muy elevado de que los sujetos hum anos
producidos por clonación sean portadores de graves anom alías [...],
riesgo com probado por los raros resultados alcanzados en la ya muy ex
tensa experim entación sobre animales, cualquiera que sea el modelo de
clonación adoptado»172. El hecho de que se trata de un riesgo seriamente
fundamentado, lo confirma que es afirmado, sin dudas, también en la Re
lación de la Comisión presidencial de los Estados Unidos, dirigida por H.
T. Shapiro. Sin medios términos se habla de «riesgos inaceptables»173.
Como tam bién ha hecho notar la Pontificia Academia para la Vida,
«la clonación hum ana entra en el proyecto del eugenismo, por lo que se
171 A c ad e m ia P o n ti f ic ia p a ra l a V ida, Riflessioni sulla clonazione, «L'Osservatore Ro
mano», 25 junio 1997. E l texto completo también en «Enchiridium Vaticanum 16, n. 587-
605, la cita en n. 594 s.
172 A. S e r r a , La clonazione umana in prospettiva «sapienziale», «La Civiltá Cattolica»
(1997) 149(1998) I, 335 s.
173A. S k r r a , La clonazione umana... (o. c.), p. 336.
182 Bioética
encuentra expuesta a todas las observaciones éticas y jurídicas que han
condenado ampliamente a este»174.
Como confirm ación del am plio y motivado, tam bién p o r parte del
m undo laico y científico, consenso de la condena de la clonación repro
ductiva, se puede añadir la cita de alguna de las declaraciones públicas
de personas p articularm ente conocidas y con autoridad. Después del
anuncio del propósito de proceder a la clonación humana, por parte de
un ginecólogo italiano conocido por sus realizaciones carentes de prejui
cios en el terreno de la reproducción artificial, el Nobel de medicina Re
nato Dulbecco no ha dudado en declararse «disgustado», y ha añadido:
«Hacer estos anuncios es terrible, inaceptable. Además, tonto. Dudo que
puedan llegar a clonar un ser hum ano [...]. Hay dificultades técnicas to
davía por superar No olvidemos que en animales se ha llegado a la oveja
Dolly después de la bonita cifra de 267 veces. Luego se necesitan cente
nares de intentos [...]. No hay nada que justifique la clonación h u
m ana»175.
Con la m isma claridad declara el presidente del Comité Nacional (ita
liano) para la Bioética, Giovanni Berlinguer: «Producir hombres genéti
camente iguales a otros, arrogándose el derecho de establecer quién debe
nacer [...] es censurable desde el punto de vista ético y científico». Y, ha
ciendo la hipótesis de un futuro en el que no se produzcan centenares de
fracasos, que son «auténticos crímenes», seguiría «sin ser aceptable una
tecnología que se traduzca en una violencia sobre el niño, en una volun
tad de im ponerle su destino, total o parcial, que es tanto como hacerle
nacer esclavo»176.
Por último, no se puede dejar de otorgar gran peso en el plano ético a
otro factor: detrás de las investigaciones sobre la clonación hum ana se
perfila la som bra de la comercialización, de las ganancias sin prejuicios,
en los que, en el centro del río revuelto, no se encuentra un nuevo instru
m ento tecnológico, sino personas humanas, aunque sea en estado de em
brión. El increíble asunto de la patente otorgada a la Universidad de
Edim burgo por la Oficina de Patentes Europea de Munich, además en
chocante contraste con solemnes y repetidas prohibiciones, tam bién in
ternacionales, ofrece una prueba evidente y desconcertante. Un comercio
abierto y criminal, dem asiado sim ilar al tan denostado comercio de es
clavos, tan severa y justam ente condenado.
174A cad em ia P o n ti f ic ia p a ra l a V ida, Riflessioni sulla clonazione (o. c.), n. 594.
175R e n a to D u lb e c c o , Entrevista en el «Corriere della Sera», 11 marzo 2001, p. 17.
176G. B e r l i n g u e r , Clonazione, utta minaccia al genere umano, en «Corriere Salute», 25
marzo 2001.
La reproducción humana asexuada: la clonación 183
4. LA POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
Lo m ism o que en otras cuestiones, tam bién sobre la clonación h u
mana, las posiciones de la bioética personalista se encuentran en sustan
cial concordancia con las de la doctrina m oral católica. En la eventual
ausencia de pronunciam ientos del Magisterio, la com probación de esta
consonancia se compara legítimamente con la doctrina elaborada por la
teología moral.
En nuestro tema, hasta este m om ento no se ha producido, por parte
del Magisterio universal de la Iglesia, un pronunciam iento dedicado de
modo específico a la clonación, aunque puede considerarse que de modo
implícito sí lo ha hecho al aprobar el Magisterio el documento de la Pon
tificia Academia para la Vida, como coherente con la doctrina católica
sobre la procreación. Ese docum ento puede ser considerado un desarro
llo válido de las razones que justifican la condena de la clonación hu
mana, formulada de modo conciso por el Magisterio, antes incluso de los
recientes pasos delante de la investigación científica, en la Instrucción
Donum vitae (22 febrero 1987).
En el últim o párrafo de la prim era parte, que está dedicada a «El res
peto a los embriones humanos», se cuestionan algunas «formas de m ani
pulación biológica o genética de ios embriones hum anos», a las que la
FIVET ha abierto la puerta que permite que se puedan intentar. Después
de una prim era lista de esos intentos y de su condena moral, el texto con
tinúa: «También los intentos o las hipótesis dirigidos a obtener un ser hu
mano sin conexión alguna con la sexualidad mediante “fisión gemelar",
clonación o partenogénesis, deben ser considerados contrarios a la moral,
debido a que contrastan con la dignidad tanto de la procreación humana
como de la unión conyugal» (I, 6)177.
Pero en una visión cristiana de las cosas, como siempre, surgen tam
bién elementos que se encuentran más allá de los que descubre el conoci
m iento puram ente racional. En la dignidad de la procreación, como se
ha visto ya en el capítulo precedente, emerge el papel de prim er plano
que Dios mismo tiene en ella, además del papel que poseen los padres de
colaboradores de Dios. En cuanto a la dignidad de toda persona hum ana,
tam bién se desvela el hecho que cada uno es portador de un diseño di
vino, que está en consonancia incluso con su dotación genética propia.
Desde esta perspectiva, la gravedad m oral de la clonación adquiere los
rasgos de una insolente pretensión de «hacer de Dios», llegando a consi
derarse autorizado a realizar una radical «subversión del plano procrea-
177 El lesto también en «Enchiridium Vaticanum» 10, n. 1194.
 184 Bioética
dor querido por Dios para el hombre, que se encuentra claram ente ins
crito en su naturaleza»178. O, con palabras de la Pontificia Academia para
la Vida: «La clonación corre el riesgo de ser una trágica parodia de la om
nipotencia de Dios»'79.
NOTA. Nuestra exposición se ha movido premeditada y expresamente
dentro de los límites de la clonación hum ana completa o reproductiva,
clonación en sentido propio. Casi como apéndice parece útil añadir al
guna breve alusión a otras dos intervenciones, que también pertenecen al
campo de la clonación y que a menudo son objeto de discusión por parte
de la opinión pública: la clonación hum ana terapéutica y la clonación de
animales.
1. LA CLONACIÓN HUMANA TERAPÉUTICA: CÉLULAS MADRE
Ante todo es necesario clarificar bien de qué se trata, para evitar fáci
les y dañinos equívocos y malentendidos180.
La denominación de «terapéutica», com o ya ha habido ocasión de h a
cer notar, está para indicar el fin que se busca, que no es la reproducción
de un nuevo ser hum ano como copia de otro que ya existe, sino la cura
eficaz de patologías graves y am pliam ente difundidas. Esta clonación
aparece dentro de las investigaciones que se encuentran en m archa sobre
la producción y utilización de células m adre «en el campo de los injertos
de tejido en pacientes que sufren graves enfermedades metabólicas, neu-
rológicas, m usculares, cardiovasculares, neoplásticas», como son, por
ejemplo, la enferm edad de Parkinson, el Alzheimer, la esclerosis m últi
ple, isquemias o lesiones espinales, diversas enfermedades de la sangre,
del hígado, etc.
¡78 A- S e rr a , La clonazione umana... (o. c.), p. 336.
79 En «Enchiridium Vaticanum» (o. c.), n. 1194.
]«o La breve síntesis de datos científicos esenciales querfigue a continuación es fuerte
mente deudora del estudio de R. C olom bo, Le nuove frontiere dei trapinati. Cellule stami-
nali umane da embrión e da organismo adulti. I. Asetti scientifici &clinici, «L’Osservatore
omano», 11-12 septiembre 2000, p. 10. Todas las frases entre comillas o sin indicación de
mente han sido sacadas de este artículo. Otras fuentes de información de la situación ac-
tuaJ de las investigaciones en esta materia, que se pueden encontrar fácilmente, pueden
ser, por ejemplo: C e n tr o di B io é tic a dell'UnjveksiTA C a tto líc a dei. S a c ro C u o re, Clona-
Mooo\Um<mfl KteraPeutica»-'> (documento del 12 enero 1999), «Medicina e Morale» 49
. PP' 15; A cadem ia P o n tific ia para l a Vida, Dicharazione sulla produzione e suo
scienttfico e terapéutico delle cellule staminali embrionali umane (24 agosto 2000), «Regno
Documento» 45 (2000), 15, pp. 467-470; Grüppo di e s p e rti n o m inato d a l D i r e tt o r e G ene-
RALE d e l l a S a n itá d i G ra n B r e ta g n a , Rapporto área gli sviluppi delía ricerca suite cellule
staminali embrionali e sulle tecniche si sostituzione del núcleo cellulare a vantaggío della sa~
tute humana (agosto 2000), «Regno Documenti» 45 (2000), 15, pp. 471-474.
La reproducción humana asexuada: la clonación 185
Las células madre son células todavía no diferenciadas en un tipo es
pecífico de tejido (sangre, hueso, nervios, músculo, etc.) o que «en cul
tivo tienen la propiedad de renovarse sin perder su propiedad de repli
carse y epigenética, y de diferenciarse en ciertas condiciones, dando
origen a ios tipos celulares que com ponen tejidos y órganos». Esta últim a
propiedad se llam a «multipotencia», que entra dentro de la «totipoten-
cia», propia de las células del em brión en los estados iniciales de desarro
llo. Estas células son num erosas en el embrión, con m ayor precisión en
la «masa celular interna del em brión en el estado de blastocistos) alrede
dor de 5 días después de la fertilización, cuando el núm ero de células del
em brión está entre 150 y 200)». También se encuentran en el em brión
anidado en el endometrio del útero y en el feto, especialmente, en algu
nos órganos como el hígado, la m édula ósea y el cerebro. Todas estas son
células m adre embrionarias. Aparte del embrión, las células m adre se en
cuentran en la «sangre del cordón um bilical, que todavía une la circu
lación de la porta del neonato a la placenta durante el parto», y en algu
nos tejidos presentes en el cuerpo del adulto, incluyendo la sangre
periférica».
Desde hace algunos años está en m archa la investigación y experi
mentación para descubrir especialmente las técnicas capaces de inducir
la diferenciación de las células m adre en un tipo de células deseado (ner
viosas, musculares, etc.), que perm ita que sean injertadas en tejidos y ór
ganos gravem ente dañados por graves patologías, que de ese modo se
rían curadas eficazmente.
Además, para prevenir de modo radical el fracaso de esta interven
ción, debido al conocido fenómeno del rechazo por parte del organismo
del paciente, se abre espacio la propuesta de clonación, es decir, utilizar
células m adre extraídas de un em brión producido por clonación a partir
de una célula som ática del paciente. De este modo se producirían em
briones únicam ente para ser utilizados a favor de la salud de otros, fin
por el que serían inevitablemente suprimidos.
Cualquier aplicación terapéutica que utilice células m adre es un obje
tivo que se espera conseguir en un futuro más o menos lejano, después
de años de la investigación y experim entación sobre esas células. Hay
unanimidad en el m undo científico en prever un tiempo largo, para com
probarlo b astan las siguientes afirm aciones de la citada Relación del
grupo de expertos británico: «Se trata de investigación de base que, si se
autoriza, precedería probablemente durante muchos años, cualquier po
sible aplicación terapéutica». También: «La m ayor parte de los científi
cos que se ocupan de esta m ateria vislumbra numerosos obstáculos téc
nicos y científicos, que hay que su p erar antes de que los potenciales
beneficios de las técnicas ligadas a las células madre puedan ser alcanza-
186 Bioética
dos. [...] La mayor parte de los científicos consultados ha expresado la
opinión de que la ciencia necesita muchos años para poner los cimientos
necesarios para realizar un progreso significativo en la adquisición de
beneficios para la salud»181.
Pero ¿de dónde se pueden extraer las valiosas células madre? De em
briones hum anos o de alguna de las otras fuentes indicadas: sangre del
cordón umbilical, tejido de algunos órganos de adultos. Resulta evidente
la diferencia, desde el punto de vista etico, entre las dos modalidades: la
prim era, de hecho, im plica la producción y destrucción de em briones
humanos; en la segunda no hay nada de ello, y tampoco daño biológico
para nadie. En el mundo de la investigación se dan las dos elecciones. La
preferencia por las células em brionarias se justifica pragm áticam ente
afirm ando que esas células constituyen la base de partida ideal, la vía
m ás rápida y directa para conseguir los objetivos de la investigación.
Como justificación añadida se dice que esle es el modo mejor para confe
rir valor a los innum erables embriones que yacen en los congeladores de
medio mundo, que de otro modo están sencillamente destinados a ser de
sechados. Ya se han producido las prim eras autorizaciones gubernam en
tales para investigaciones sobre células em brionarias, en Inglaterra y
Estados Unidos, sin excluir (en Inglaterra) ni siquiera embriones produ
cidos a propósito para servir a la investigación, tanto por fecundación in
vitro como por clonación182. Sin embargo, la utilización de células madre
procedentes de adultos parece ser prevalentc en Italia, en donde se ha re
gistrado ya algún éxito significativo. Por ejemplo, se ha conseguido cons
tru ir una córnea y trasplantarla al mismo paciente del que se habían ex
traído las células183. Todavía es más sorprendente y anim ador lo sucedido
en Dusseldorf, donde se han conseguido brillantes resultados en la cura
de un paciente con un infarto muy grave, gracias a la inyección de célu
las m adre extraídas de la m édula ósea del mismo paciente184. Pero toda
vía más, com o hace n o tar el biólogo y genetista R oberto Colombo,
«desde hace varios, años células multipotentes de tipo estaminaí, extraí
das de la médula ósea o de la sangre periférica de donadores adultos, en
cuentra una utilización clínica en el tratam iento de la leucemia aguda y
crónica, linfomas, mielomas y mieloplasias) y de algunas enfermedades
181 GRUPPO DI F.SPERTI N0M1NAT0 DAL DlRETTORK GENERALE DELLA SaNITÁ DI GRAN B r k -
t a c n a , R a p p o r to circa gli s v ilu p p i delta ricerca s u lle cellu le s ta m in a li e m b r io n a l i ... (o . c .),
p. 471 s.
182 Véanse los documentos citados en la nota 39: para Inglaterra, en «Regno Docu-
menti» 45 (2000), 15, p. 475 s; para Estados Unidos, «Regno Documenti» 45 (2000), 15,
pp. 477-479.
)4Í De los periódicos del 14 octubre 2000.
184 De la misma fuente del 27 y 28 agosto 2001.
l/i reproducción hum ana asexuada: la clonación 187
m etabólicas m onogenéticas (hem oglobinopatías, inm unodeficiencias
congénitas, enfermedades de lisosorna, anem ia de Fanconi)». Después,
citando estudios aparecidos en reiistas científicas de reconocido presti
gio internacional, como «Science», «Nature Biotechnology» y otras, el
autor saca a la luz la soiprendenle conclusión a la que han llegado algu
nos investigadores, que «las células m adre que provienen de tejidos de
adultos son más fáciles y seguras de m anipular e injertar, porque no tien
den a diferenciarse espontáneam ente y de modo incontrolado, como su
cede con las embrionarias, que pueden también desarrollar in vivo tera-
tomas, focos tum orales constituidos por células heterogéneas. Las
células adultas no se com portan así, pues se diferencian solo si se les in
duce a hacerlo»185.
Pasando a los aspectos éticos, en prim er lugar, hay que hacer notar
que la utilización de células m adre no em brionarias no suscita problema
específico alguno, aparte los generales, comunes para todas las investiga
ciones experimentales en las que participan seres hum anos. Por el con
trario, es bien diferente la valoración de la extracción de células m adre
embrionarias, Es evidente que la succión de la m asa celular interna de
embriones en el estado de blastocistos es lo mismo que matarlos. Así se
añade un gravísimo mal al constituido por las formas como los em brio
nes han sido producidos y conservados. Si después, para producirlos, se
ha recurrido a la clonación, o si han sido producidos exclusivam ente
para servir de cobayas para la investigación y, en el futuro, a la cura de
enfermedades de otros, todo el procedimiento se configura como una de
las ofensas m ás graves y repugnantes a la vida y a la dignidad humanas,
que el em brión posee desde el momento de la fecundación y el estado de
cigoto. La bondad del fin que se busca no puede justificar un medio tan
radicalm ente deshonesto, a no ser profesando un basto utilitarism o o
confiriendo valor de adquisición científica al “invento” del pre-embrión,
que tiene la consecuencia de poder considerar nada más que un «amasijo
de células», es decir, simple «material biológico», al embrión hasta el día
14 después de la fecundación. Posición esta de la que ya hemos visto que
es inconsistente en el plano científico. Se acerca a la m onstruosidad de
llamar a la vida a un semejante, únicam ente para usarlo como proveedor
de material biológico y ser eliminado.
Es difícil im aginar un destrozo más devastador de la m aravilla y el
misterio constituidos por la procreación y una depreciación más radical
de la dignidad de la persona hum ana. Como oportunam ente anota, entre
otros, un documento de la Universitá Cattolica del Sacro Cuore de Milán
185 R . C o lo m b o , Le n u o v e fro n tie re dei tr a p ia n ti (o . c .), p . 10.
188 Bioética
en nuestro tema: «Una praxis de este tipo desencajaría posteriormente el
significado hum ano de la procreación y negaría indebidamente el esta
tuto de “hijo" a los seres hum anos en estado em brionario destinados a
ser considerados "material” de investigación»186.
En este tema ha intervenido también, breve, pero incisivamente, Juan
Pablo II. Una prim era vez en el Congreso Internacional sobre trasplantes
del 29 agosto 2000. Refiriéndose a la «investigación científico-tecnoló
gica en el sector de los trasplantes», que va ampliándose a la «experimen
tación de nuevas terapias alternativas al trasplante de órganos», el Papa
ha dicho: «De todos modos, será necesario evitar siempre los senderos
que no respetan la dignidad y el valor de la persona; en particular pienso
en eventuales proyectos o intentos de clonación hum ana, con el fin de
obtener órganos para el trasplante: estos procedimientos, en cuanto im
plican la m anipulación y destrucción de em briones hum anos, no son
aceptables m oralm ente, aunque estén dirigidos a un fin en sí m ism o
bueno. La ciencia deja vislumbrar otras vías de intervención terapéutica,
que no com portan ni la clonación ni la extracción de células em briona
rias, ya que para esa finalidad es suficiente la utilización de células m a
dre que pueden ser extraídas de organismos adultos»187.
Algunos meses más tarde, el 9 de noviembre, en el discurso de inau
guración del año académico de la Universitá Cattolica del Sacro Cuore,
de algún modo el Pontífice ha hecho suyo el documento de la Universi
dad que hemos citado, al expresar hacia él «una viva complacencia» y
aprecio, añadiendo: «en temas como este, no se encuentra en juego un
aspecto latera] de la cultura, sino un conjunto de valores, de investigacio
nes y com portamientos de los que depende en mucho el futuro de la hu
m anidad y de la civilización»188.
Para terminar, se puede hacer notar que nos encontramos ante una
de esas situaciones en las que se plantea a la ciencia el desafío de saber
encontrar, en su cam ino continuo de desarrollo, otros caminos, otros
procedimientos, que lleven a los mismos objetivos dentro del pleno res
peto de la vida y de la dignidad de cada ser hum ano, comenzando por la
del embrión. En la hipótesis, muy poco verisím il, de que la vía que pasa
por el em brión sea la única posible, «seríaViecesario tener el coraje inte-
l8f> U n iv e r s itá C a t t o l i c a d e l S a c r o C u o re , Sviluppo scientifico e rispetto dell'uomo. A
porposito dell’utilizzo degli embrión urna ti i nella recerca sulle cellule stannnali (agosto
2000), «Medicina e Morale» 50 (2000), p. 1222 s.
187 J u a n P a b l o II, Discorso al Congresso intemazionale sui trapianti (29 agosto 2000),
«L’Osservatore Romano», 30 agosto 2000, p. 5.
188 J u a n P a b lo II, Discorso per l'inaugurazione del Atino Académico dell’Universitá Cat
tolica del Sacro Cuore (9 noviembre 2000), «L'Osservatore Romano», 10 noviembre 2000,
p. 7.
La reproducción hum ana asexuada: la clonación (89
lectual y m oral de renuncia a ese recorrido, porque im poner el origen y
la muerte a un semejante para garantizarse la salud es un acto de injus
ticia que lesiona los cim ientos de n u estra dignidad y n u estra civili
zación»1S9, Pero hay que tener en cuenta nuevos progresos, científicos y
tecnológicos, que hasta hoy mismo eran impensables o impracticables.
Así parece que es el descubrimiento, com unicado en órganos de infor
mación de fuente autorizada, de un cam ino para efectuar la reprogra
mación de las células adultas. Descubrimiento realizado, como m uchos
otros, casi por casualidad en Cambridge, por parte de una investigadora
árabe y, a continuación, repetido y convalidado por un consolidado in
vestigador inglés190.
2. LA CLONACIÓN DE ANIMALES
La clonación es una m odalidad de utilización de los anim ales por
parte del hom bre, que hace poco se ha unido a las que se realizaban
hasta ahora. Para su realización concreta, especialmente, de algunas de
ellas, el camino acaba de comenzar, para otras se encuentra ya en buen
punto. Esta es una lista significativa: «disponibilidad de animales de élite
para específicas propiedades comerciales, o adecuados para investigacio
nes particulares; disponibilidad eficiente de animales transgenéticos, es
decir, genéticamente modificados, capaces de producir fármacos, proteí
nas hum anas para su uso terapéutico, como factores de crecimiento, fac
tores de la coagulación, insulina, salvamento de especies en extinción, a
partir de sus células congeladas; desarrollo de nuevas técnicas de tras
plante de tejidos y órganos de otras especies (xeno-trasplantes) adecua
damente tratados para evitar el rechazo »191,
La valoración moral positiva de la clonación animal no necesita m oti
vaciones específicas, además de la general, que se apoya el derecho del
hombre a utilizar los animales para su provecho, y que han sido desarro
lladas de modo particular en la reflexión y discusión ética sobre la experi-
m entación de fárm acos y técnicas clínicas innovadoras. Es particular
mente adecuado, en su brevedad, un párrafo del documento del Comité
Nacional (italiano) para la Bioética, que hemos citado varias veces; «No se
ve por qué, mientas aceptamos sin demasiados escrúpulos que millones
de cabezas de ganado sean muertas para alimentamos con su carne, para
189 U n i v e r s i t á C a t t o l i c a d e l S a c r o C u o r k , Sviluppo scientifico e rispetto dell'uomo
(o. c.), 15.
190Ver sobre este punto el servicio de «Corriere della Salute», 20 enero 2001, p, 3.
191 A. S e r r a , La clonazione umana... (o. c.), p. 335.
190 Bioética
no hablar de la piel, no se vea igualmente lícito criar animales clonados
para sacrificarlos o como animales comunes de laboratorio, o se extrai
gan de ellos órganos v tejidos para utilizarlos en la medicina humana». A
continuación, de modo oportuno, se trae a colación brevemente las condi
ciones que hay que respetar: 1) «Necesidad real de la experimentación»,
porque no exista otro camino igualmente practicable para obtener el re
sultado que legítimamente se busca; 2 ) «teniendo presente el sufrimiento
que se puede provocar al animal», teniendo cuidado para evitar cualquier
sufrim iento no necesario y de aliviar con anestésicos los inevitables; 3)
poner atención al «peligro de alterar el ecosistema»592, exigencia afirmada
hace poco tiempo debido a la maduración de la conciencia ecológica. El
respeto de estas condiciones no puede dejarse solamente en manos de la
buena voluntad de cada Centro de experimentación, sino que se requiere
una detallada reglamentación nacional y, en algunos casos, internacional,
«que preserve la máxima variabilidad genética fbiodiversidad) compatible
con las ventajas de una posible clonación»193.
REFLEXIONES CONCLUSIVAS
Como conclusión de todo el tem a no encuentro nada mejor que re
producir algunas reflexiones que se encuentran en el autorizado docu
m ento de la Pontificia Academia para la Vida, que se ha citado bastantes
veces. «El proyecto de la clonación hum ana representa la terrible desvia
ción a la que se ve empujada una ciencia sin valores y es un signo de la
profunda molestia de nuestra civilización, que busca en la ciencia, en la
técnica y en la “calidad de vida” los sustitutos del sentido de la vida y de
la salvación de la existencia. [...]
»Detener el proyecto de la clonación hum ana es un compromiso mo
ral que debe poder traducirse en térm inos culturales, sociales, legislati
vos. El progreso de la investigación científica es algo muy diferente del
surgir del despotismo científico, que hoy parece ocupar el puesto de las
antiguas ideologías. [...]
»A nivel de los derechos del hombre, lavposible clonación hum ana re
presentaría una violación de los dos principios fundamentales en los que
se basan todos los derechos del hombre: el principio de igualdad entre
los seres hum anos y el principio de no discriminación.
»De modo contrario a lo que parece a prim era vista, el principio de
paridad e igualdad entre los seres humanos resulta desencajado por esta
192 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , La clonazione ...
m R. MORDACCI, La clonazione.: ... (o. c.), p. 577.
La reproducción hum ana asexuada: la clonación 191
posible forma de dominación del hombre sobre el hombre y la discrim i
nación se realiza a través del perfil selectivo-eugenésico, que se inscribe
en la lógica de la clonación. La m isma Resolución del Parlamento Euro
peo de 12 de marzo de 1997 declara expresamente la violación de los dos
principios y solicita con fuerza una prohibición de la clonación humana,
debido al valor de la dignidad de la persona hum ana. Desde 1983, el Par
lamento Europeo y todas las leyes que se han em anado para legalizar la
procreación artificial siempre han prohibido la clonación, incluyendo las
más permisivas. [...]
»En este momento, lo más urgente parece ser recom poner la arm o
nía de las exigencias de la investigación científica con los valores hum a
nos de los que no se puede prescindir. El científico no puede conside
rarse coartado por el rechazo m oral de la clonación hum ana, más bien
esta prohibición elim ina la degeneración dem iúrgica de la investiga
ción, devolviéndole su dignidad. La dignidad de la investigación cientí
fica se encuentra en que es uno de los recursos más ricos dirigidos al be
neficio de la hum anidad»194.
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Capítulo IV
DIAGNÓSTICO PRENATAL
I. ELEMENTOS COGNOSCITIVOS, CIENTÍFICOS Y CULTURALES
1. PRECISIONES TERMINOLÓGICAS Y DELIMITACIÓN DEL CAMPO195
H asta alrededor de los años sesenta, ante un embarazo, la previsión,
o mejor, el miedo, de tener en el nacim iento un hijo con alguna enferm e
dad hereditaria era solo fruto de cálculos de probabilidad estadística
aproximada, basados en los recuerdos familiares, por haber encontrado
«N a-
en la familia, por vía m aterna o paterna, hijos nacidos con alguna severa
patología o disminuidos o minusválidos.
A lo largo de los años sesenta, primero, solo en Centros especialmente
calificados, después, también en las estructuras sanitarias comunes, apa
rece en la práctica clínica el recurso a técnicas diagnósticas sobre el feto,
capaces de com probar la existencia de patologías, tanto de tipo genético
como som ático. Este paso adelante en el terreno del diagnóstico había
sido hecho posible por otros descubrimientos, como las técnicas de cul
tivo de células fetales, además de, evidentemente, por el aum ento de co
nocimientos sobre el genoma hum ano y la individuación de las estructu
ras cromosóm icas y genéticas responsables de patologías más o menos
graves. Con estos presupuestos no fue difícil descubrir técnicas para la ex
tracción de células fetales. La extracción y el análisis posterior se denom i
nan técnicas de diagnóstico prenatal.
195 Para este punto y los siguientes en los aspectos científicos y culturales, ver, entre
otros: A . Ser r a , La diagnosi prenatale di malattie genetiche, en E. S g r e c c i a - V. M e l e (dir.),
lngeneria genetica e biotecnologie nel futuro dell'uom o, Vita e Pensiero, Milán 1992,
pp. 191-209; E. S g r e c c i a - M. L . D i P i e t r o , D iagnosi genetica prenatale, en A . S e r r a y
o t r o s , Nuova Genetica ed embriopoiesi umana, Vita e Pensiero, Milán 1990, pp. 157-195;
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tetrícia e ginecología» 6 (1993), 2, pp. 56-62; E. S g r e c c i a , Manuale di bioética, vol. I, Vita e
Pensiero, Milán 1996, pp. 276-296. El conocimiento sobre alguno de los progresos de las
técnicas más recientes se puede ver, por ejemplo: A . S e r r a - G. B e l l a n o v a , Accertamento
prenatale di rischio di patología cromosomita fetale. Aspetti scientifici, etici e deontologici,
«Medicina e Morale» 47 (1997), pp. 15-35.
194 Bioética
Diversos motivos han impulsado la investigación y llevado al descu
brim iento de técnicas de extracción en fases cada vez más precoces de la
vida intrauterina, ya no solo del feto, sino del embrión. Después, la apari
ción de la FIVET ha hecho posible llegar a diagnóstico pre-implanto y,
por último, a diagnóstico pre-concepción. es decir, de los gametos, antes
de proceder a la fecundación.
Además del diferente momento en el que se realiza una intervención
de este tipo, las técnicas de diagnóstico prenatal se distinguen basándose
en el objetivo al que apuntan. Así hay técnicas de diaenóstico genético y
técnicas de diagnóstico somático. Tal como sugiere la terminología. Las
prim eras buscan com probar si existen patologías de tipo genético, es de
cir, en el patrim onio hereditario del sujeto; las segundas verifican si exis
ten malformaciones simplemente orgánicas, como pueden ser, por ejem
plo, malformaciones cardíacas, renales, pulmonares, etc. Se trata de una
diferencia con una fuerte relevancia ética, como vamos a ver enseguida.
Otra distinción para tener presente, que casi se puede superponer a la
precedente, es la que existe entre técnicas invasoras o cruentas y técnicas
no invasoras o incruentas. Valor con relevancia ética de las segundas es
que no com portan riesgos ni para la gestante, ni para el em brión o el
feto. Como técnica no incruenta conocida por todos, se puede indicar la
ecografía. Los dos tipos de técnicas son a menudo complementarias, en
el sentido que la ejecución de técnicas cruentas se realiza con guía y con
trol ecográfico, y tam bién en el sentido que una búsqueda ecográfica
hace surgir la duda de una causa genética como origen de ciertas malfor
maciones, lo que se com prueba pasando al otro tipo de técnicas.
Salvo breves indicaciones, la exposición a continuación se refiere
solo a las técnicas cruentas para el diagnóstico genético.
2. PRINCIPALES TÉCNICAS PARA LA EXTRACCIÓN DE CÉLULAS
Y TEJIDOS EMBRIONARIOS Y FETALES156
1. Amniocentesis. Es la técnica más santigua» y hasta ahora la más
utilizada. Su introducción se rem onta fhcluso a 1877, no, ciertamente,
196 Además de las revistas de obstetricia y de embriología, hay una exposición cuidada
y puesta al día de las diferentes técnicas que se encuentran en el estudio, de divulgación
seria, G. N o i a y o t r o s , Etica delle biotecnologie della vita prenatale, «Consultori Familiari
Oggi» 7 (1999), n. 1, pp. 79-91. Se puede ver, además, C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a ,
Diagnosi prenatali (18 julio 1992), Presidenza del Consiglio dei Ministri, Roma 1993. Parti
cularmente útil, para los no iniciados, el Glosario (pp. 60-63), para la correcta compren
sión de los numerosos términos técnicos que aparecen habitualmente también en los estu
dios de carácter divulgativo; E. S g r e c c i a - V. M e l e (dir.), Ingegneria genetica e biotecnologie
nel futuro dell’uomo, Vita e Pensiero, Milán 1992, pp. 219-223.
Diagnóstico prenatal 195
con finalidad diagnóstica, sino como terapia de la situación de poliam-
nios. El inventor fue L. Prochow nick197. Como cualquier o tra técnica,
tam bién esta ha conocido desarrollo y perfeccionamientos en las modali
dades de su ejecución. Hoy «esta técnica consiste en introducir en la ca
vidad am niótica una aguja por vía transabdominal, eco-guiada, de modo
que se puede seguir el recorrido y evitar que atraviese la placenta o se in
troduzca en porciones fetales [...]. Distinguimos una amniocentesis muy
precoz, que se realiza entre la 12 y la 14 sem ana de gestación, una am
niocentesis precoz, entre la 15 y la 18, y una amniocentesis tardía, en el
2o trim estre (20-26 semanas) o en el 3er trimestre (después de la 26)». Del
líquido amniótico extraído (entre 20 y 30 mi), interesan las células fetales
que se encuentran presentes en él. «Se trata de células que se derivan del
tejido epitelial o de tratos gastrointestinales o urogenitales del m ism o
feto. Las células son separadas mediante centrifugación y sometidas a un
tratam iento de cultivo que necesita 13-15 días con la finalidad de hacer
reconocibles y evidenciables los cromosomas de las células». Si todo sale
satisfactoriam ente, se procede al análisis bioquímico-genético. Pero «a
veces es necesario repetir la intervención de extracción del líquido y eso,
eventualmente, hay que hacerlo al cabo de 15 días»198.
Un dato de particular relevancia es el que se refiere al riesgo de aborto
debido a la amniocentesis. «Anticipar la extracción de líquido amniótico
(amniocentesis muy precoz) provoca un aumento del porcentaje de pérdida
fetal (5,3%), mientras que una amniocentesis precoz, correctamente reali
zada [...], comporta un riesgo "aceptable” y "proporcionado" (0 ,2 - 1 ,0 %)».
2. La cordocentesis. Es «la extracción de sangre fetal, obtenida con
una aguja (15 cm), con guía ecográfica [...], del cordón umbilical [...]. El
vaso que se escoge es la vena umbilical.
«La cordocentesis se efectúa desde la 18 sem ana de gestación y con
siente un acceso directo al compartim iento vascular fetal, ofreciendo una
doble aplicación, diagnóstica y terapéutica». Normalmente, «no es nece
sario hospitalizar a la em barazada, pudiéndose realizar [la extracción]
en régimen de hospital de día. Por el contrario, está prevista la hospitali
zación para los casos que necesitan am nioinfusión y/o terapia de infu
sión de fármacos, sangre y hemoderivados».
En cuanto al riesgo de aborto, «la pérdida de fetos encontrada oscila
ente el 0,5 y el 1,9%»199.
197 G. N o i a y o t r o s , Etica delle biotecnologie... (o. c.), p. 82. Salvo indicación en contra
rio, los datos que siguen han sido sacados de este estudio.
198 E. S g r e c c i a , Manuale di bioética (o. c.), p. 286.
199 E. S g r e c c i a , Manuale di bioética (o. c.), p. 287. Una amplia exposición de todos los
aspectos y problemas de la cordocentesis se encuentra en el estudio A. N o i a y o t r o s , La
cordocentesi: indicazioni, utilita e rischi, «Medicina e Morale» 41 (1991), pp. 625-640.
196 Bioética
3. Vellocentesis o extracción de vellos córtales. «Esta investigación
diagnóstica consiste en la extracción (por medio de una pinza bióptica o
de cánula) de tejido trofoblástico, bajo guía ecográfica, por vía transab-
dominal o transcervical [...]. Se efectúa entre la 10° y la 12° semanas, per
mite, por tanto, un diagnóstico muy precoz, con respecto a la amniocen-
tesis)».
Hay que subrayar «el elevado riesgo de abortos, con una pérdida fetal
alrededor del 3-4%». Además es una técnica con «capacidad diagnóstica
limitada, con un porcentaje de falsos positivos similar al 6 %».
4. Técnicas de diagnóstico pre-im planto200. Han aparecido en 1989
y, en un decenio, han conocido un notable desarrollo tecnológico y una
difusión en el m undo calculado en alrededor de 50 Centros en funciona
miento. La técnica de base que se usa corrientemente implica la biopsia
embrionaria, es decir, la extracción de uno o dos blastóm eros del em
brión, producido m ediante fecundación in vitro. Se h an ido diversifi
cando las m odalidades de extracción, como tam bién las técnicas pura
m ente diagnósticas, y ha ido creciendo el núm ero de patologías genéticas
que se puede diagnosticar con ellas. Todo deriva de la FIVET y sigue en
conexión con ella. Se ha visto ya que en muchos de los Centros más cua
lificados, que trabajan en el campo de la reproducción artificial, se prac
tica sistem áticam ente con el objetivo declarado de transferir al útero solo
em briones que resulten genéticam ente sanos, y con un porcentaje de
éxito más alto, debido a que uno de los factores más influyentes en fraca
sos de la FIVET es, precisam ente, el elevado porcentaje de embriones
que sufren graves patologías genéticas. También se ha hecho evidente su
inaceptabilidad desde el punto de vista ético. Por tanto, no es el caso de
ir más allá de la indicación de su existencia, en el contexto del diagnós
tico prenatal.
3. INDICACIONES PARA EL RECURSO A LAS TÉCNICAS
DE DIAGNÓSTICO PRENATAL
El hecho de que todas las técnicas cruentas de diagnóstico prenatal
comporten, inevitablemente, riesgos más o menos serios de aborto hace
no solo ética, sino tam bién deontológicam ente inadm isible recurrir a
ellas sin motivos que sean serios en la misma medida. Estos motivos en
las intervenciones clínicas se denom inan «indicaciones». Si, en cada
200 Los pocos datos científicos que se refieren aquí se han sacado de J. C. H a rp e r y
W e lls , Recent Advances and Future Developments in Pgd [Preimplantation Genetic Diagno
sis], «Prenatal Diagnosis» 19 (1999), pp. 1193-1199.
Diagnóstico prenatal 197
caso, existen o no peticiones por parte de la mujer o de la pareja, debe ser
atentam ente com probado antes por personas com petentes. Esto es lo
que se llam a «asesoramiento genético», del que hablarem os enseguida.
La seriedad de esta exigencia universalm ente reconocida es tal que,
desde 1979, se ha llegado a definir autorizadamente, en un Convenio in
ternacional, un elenco de indicaciones201. Incluyo aquí solo alguna.
Edad de la mujer superior a 36 años. El motivo lo constituye el dato
de que el riesgo de anomalías cromosómicas aum enta con la edad de la
gestante. Por ejemplo, para el mongolismo, que es la más conocida y di
fundida de esas anomalías, y que está constituida por la presencia de tres
crom osom as 21 en vez de dos, «si la edad de la m adre es inferior a 19
años, la tasa [...] se sitúa alrededor del 0,5 por 1.000 [nacidos], a los 29
años es del 1 por 1.000, a los 33 años es del 2 por 1.000, aum entando al 4
por 1.000 a los 36 años y al 16 por 1.000 a los 42 años»202.
La presencia de un hijo ya nacido con alguna de las anomalías cono
cidas de origen genético indica una entidad de riesgo de que la misma
patología se presente en los hijos sucesivos, que oscila, según los casos,
entre el 1,4% para el mongolismo y el 46% para enfermedades ligadas al
cromosom a X. Se llega a riesgos del 50% cuando, en el amplio campo de
las enfermedades debidas a alteraciones de los genes (se conocen alrede
dor de 4.000), «la alteración genética es dominante autonóm ica y uno de
los padres lleva el gen defectuoso»203.
A las indicaciones que pueden llamarse estandarizadas (como las que
acabam os de aludir), se les puede añadir otras ocasionales, como, por
ejemplo, la exposición prolongada a radiaciones peligrosas u otras for
mas de contam inación am biental en las que se hallen presentes tam bién
factores llamados «mutógenos». Se puede pensar en los conocidos casos
de Seveso, Chernobyl y otros.
4. EL ASESORAMIENTO GENÉTICO ANTES DE PROCEDER
AL ANÁLISIS PRENATAL
El cam ino más com ún que lleva a la decisión de proceder a un diag
nóstico prenatal tiene como punto de partida la petición de la m ujer em-
201 S e trata del Convenio de Val David, en Quebec, sobre diagnosis prenatal. Elio
Sgreccia, además de esta información, relata la lista constituida por siete indicaciones [E.
S g r e c c ia , Manuale di bioética (o. c.), p. 281 s].
202 A s o c ia z io n e I t a l i a n a p e r l o S tu d i o M a lf o r m a z io n i (ASM), Manuale per la preven-
D. zione e terapia delle malformazioni congenite, Lions Club San Marco, Bergamo 1987, p. 28.
203 A. S e r r a , La malattia genetica: selezione o solidarietá?, «La Civiltá Cattolica» 140
(1989) IV, p. 221.
198 Bioética
barazada o de la pareja. Esta petición a m enudo es suscitada por algo
visto en la televisión, o leído en un periódico, u oído en conversaciones
entre amigos. La m ayor parte de las veces, con vagos y confusos conoci
m ientos sobre las técnicas en cuestión. La exigencia, a la que ya se ha
aludido, de com probar si existe alguna de las indicaciones que justifican
recurrir a esas técnicas, encuentra una confirmación posterior por su ne
cesidad y por su configuración como una inderogable exigencia deonto-
lógica, adem ás de ética. Su obligatoriedad h a sido repetidam ente afir
m ad a en docum entos y declaraciones autorizadas, a p a rtir del ya
recordado prim er Convenio internacional sobre el diagnóstico prenatal
en 1979204
Una síntesis esencial sobre las finalidades que ese asesoram iento
debe buscar, y las exigencias que se plantean para el médico, puede ser la
siguiente: «El asesoram iento pre-diagnóstico sirve para dar al médico la
oportunidad de: ( 1 ) establecer si existe o no u na "indicación” de diagnós
tico prenatal; (2 ) decidir si es efectivamente "realizable" el diagnóstico
prenatal; (3) proporcionar a la mujer y, aún mejor, a la pareja, de modo
comprensible, toda la información necesaria para que la decisión, estric
tam ente personal, de realizar o no el diagnóstico se haga de modo plena
m ente "informado” y "libre”; y (4) preparar y acompañar a los solicitan
tes en el am enazador interrogante sobre qué sucede después del
resultado y p ara posibles decisiones una vez se tenga ese resultado.
Como cualquier acto médico, el asesoram iento genético exige prepara
ción, puesta al día continua y seria responsabilidad, que pone atención a
todos los aspectos deontológicos y éticos implicados de modo especial en
el diagnóstico prenatal»205.
La exigencia n. 4 es la que se encuentra con un riesgo mayor de per
m anecer desatendida y no verse realizada. Si el médico no posee habi
tualm ente, con toda su profesionalidad, un vivo y constante sentido de
hum anidad, es casi imposible que pueda a bote pronto encontrar una sa
lida con ocasión de este asesoramiento. Sin ni siquiera darse cuenta, pi
sará cínicamente, con botas de clavos, el mundo extremadamente sensi
ble y delicado de los sentimientos, esperanzas, miedos y angustias, que se
agitan en el corazón de una m adre en esa situación.
Un dato con relevancia ética, que procede de la experiencia de varios
años (1977-1980) en la Universidad Católica de Roma, es que «el 28,5%
204 El texto en inglés de la Recomendación se puede encontrar recogida en A.
La consulenza genetica prima de la diagnosi prenatale: un obbligo deontológico , «Medicina e
Morale» 47 (1997), p. 904. De este estudio, que comprende las páginas 903-921, se recoge
gran parte de lo que aquí se expone.
205 Del «Resumen» del artículo de A. Serra citado en la nota precedente, en «Medicina
e Morale» (o. c.), p. 921.
Diagnóstico prenatal 199
de las personas que habían solicitado el examen renunciaron a él des
pués del asesoramiento, algo que se debe tanto al hecho de que las peti
ciones pueden ser realizadas solo con inform aciones superficiales o no
adecuadas sobre la necesidad del examen, como a las convicciones éticas
de la m ujer que no quiere considerar, en ningún caso, la eventualidad de
un aborto como hipótesis posterior al examen, consintiéndole, sin em
bargo, llevar su embarazo sin ansia»206.
Una vez realizados los exámenes, se im pone un segundo aseso ra
miento para com unicar los resultados, cuando estos dan resultados posi
tivos. Nos ocupamos enseguida.
5. RESULTADOS Y CONSECUENCIAS
«El prim er resultado que hay que subrayar con fuerza es que, en la si
tuación cultural actual, en la que la acumulación de tantos conocimien
tos induce en toda em barazada ansias y preocupaciones sobre el resul
tado del embarazo, el diagnóstico prenatal, sobre todo, en las situaciones
de mayor riesgo, puede contribuir notablemente a dar una tranquilidad y
seguridad que son una ventaja para el feto mismo. En realidad, el 98% de
las em barazadas encuentra seguridad en ella con respecto a los riesgos
que teme»207.
Tiene una im portancia mucho mayor la com probación de lo que su
cede cuando el diagnóstico es positivo o, como se suele decir, «infortu
nado». A menudo se dibuja una situación dram ática y angustiosa, debido
a la enorm e distancia que existe en las patologías genéticas entre las
grandes posibilidades diagnósticas y las m ínimas posibilidades terapéu
ticas; situación destinada, ciertamente, a m ejorar con los progresos en el
conocimiento sobre el genoma hum ano y, sobre todo, en la terapia de ge
nes, que hace poco ha comenzado sus primeros pasos. No obstante, ac
tualm ente el resultado del análisis en un diagnóstico genético infortu
nado pone casi siempre a la pareja de padres ante la necesidad de elegir
entre la aceptación de un hijo que, inexorablemente, sufre patologías se
veras e incurables o m atarlo mediante el aborto. Decisión que, además,
hay que tom ar en una situación anímica afectada por una profunda e in
tensa borrasca emotiva. Es sorprendente descubrir que, en m uchas in
vestigaciones llevadas a cabo en diferentes países, resulta enormemente
prevalente la elección de acep tar el hijo, con porcentajes de elegir el
Ser r a ,
206 E. S g r e c c i a , Manuale di bioética ( o . c.), p. 283.
207A. S e r r a , La diagnosi prenatale di malattie genetiche, en E. S g r e c c ia - V. M e l e (dir.),
Ingegneria genetica e biotecnologie ( o . c.), p . 200.
202 Bioética
una alternativa m ucho m ás económica, la de esperar sencillamente el na
cimiento, y si el recién nacido resulta estar afectado por una patología
que le hace incapaz para llegar a una vida autónom a digna del hombre,
dejarlo m orir dulcemente. Por tanto, no a las técnicas de diagnóstico pre
natal, sí a la eutanasia neonatal. Como justificación que se añade a esta
posición, está el hecho de que los daños que, de otro modo, caerían sobre
la familia y la sociedad son tales que hacen razonable y obligado no reco
nocer al neonato el derecho a vivir, por tratarse de una vida que no es hu
mana, sino sencillamente biológica.
b) La otra posición no excluye el recurso a las técnicas de diagnóstico
prenatal, pero considera justificado el aborto en caso de diagnóstico in
fortunado, porque, se afirma, no es racional llevar el respeto a la vida del
em brión hasta el punto de pagar ese respeto con la destrucción emotiva y
económica de la familia donde debe nacer.
Con o sin razones de este tipo, «hay que reconocer que en la mente de
muchos científicos y médicos y para la generalidad de la gente, la expre
sión "diagnóstico prenatal" es sinónimo de “selección fetal”»213.
2. Por p arte del Consejo de Europa. El Consejo de Europa ha dedi
cado la Recomendación N. R. (90) 13 del Comité de Ministros2™, en 1990,
al diagnóstico prenatal. Se declara expresamente una atención priorita
ria al problem a ético: «La presente Recomendación busca establecer un
conjuntos de reglas éticas, teniendo en cuenta, en particular, los derechos
del hom bre y el respeto a la dignidad humana, que forman parte del pa
trim onio común de los Estados miembros del Consejo de Europa» (I, 1 ).
En el docum ento se form ulan y explican atentam ente 14 principios, en
los que los Estados miembros deben inspirar sus leyes sobre la materia.
Solo una alusión a los puntos de mayor importancia.
Es claro y neto el rechazo y la condena en relación con cualquier co
nexión entre diagnóstico prenatal y aborto: «Hay motivos para creer que
estos procedimientos puedan ser utilizados con fines eugenésicos, lo que
sería completamente inaceptable y constituiría una violación de los dere
chos del hombre» (I, 4).
Hay que subrayar la im portancia que s^'atribuye al asesoram iento
dirigido a la m ujer y, si es posible, a la pareja, tanto antes como después
de re c u rrir a las técnicas de diagnóstico prenatal, hasta constituirlo
como una condición irrenunciable (Principios 4-10). Se insiste sobre el
carácter no directo que debe tener el asesoram iento previo, que debe
213 A. Se r r a , La malattia genetica ... (o. c.), p. 225,
214 C o m i t é d e s M i n i s t r e s d u C o n s e i l d e l 'E u r o p e , Le dépistage génetique anténatal, le
diagnostic génetique anténatal et le conseil génetique et relatif. Recommandation n. R (90) 13
(21 junio 1990). El texto aparece también en «Medicina e Morale» 42 (1992), pp. 340-352.
203
Diagnóstico prenatal
buscar hacer posible a la mujer m adurar una decisión consciente y libre
sobre si som eterse o no a exámenes diagnósticos. Con esa finalidad se
establece que, en un lenguaje com prensible para la mujer, se expongan
con claridad los objetivos que se buscan, la naturaleza de la técnica que
se piensa utilizar, los riesgos que presenta y los resultados que se pueden
conseguir.
3. En las Iglesias cristianas no católicas. El Consejo Ecuménico de
las Iglesias se expresó en 1981 en un sentido favorable al reconocimiento
del derecho de los padres a pedir el aborto cuando se prevé para el hijo
en gestación una mala calidad de vida. Posteriormente modificó la m oti
vación y ya no se apoyó en el derecho de los padres, sino sobre la valora
ción de la relación costes/beneficios y considerando al feto como persona
puram ente potencial.
La Iglesia evangélica alemana, partiendo de lo declarado en el Sínodo
de Treveris de 1985, excluyó la legitimidad de la conexión entre diagnós
tico infortunado y aborto, afirmando la plena dignidad hum ana del em
brión desde su concepción215.
La Iglesia valdense, en un am plio docum ento em anado por un
«Grupo de trabajo sobre problem as éticos planteados por la ciencia»,
constituido por la Mesa Valdense, trata tam bién del diagnóstico prenatal
con u n a clara apertura para la licitud del aborto en caso de encontrar
una enferm edad incurable216.
4. La posición de la Iglesia católica. Como prim er elem ento en la
valoración: la licitud del recurso a técnicas de diagnóstico prenatal, in
cluye la condición de que se excluya netam ente cualquier hipótesis de
paso al aborto. Esto es doctrina no solo de la Iglesia católica, sino tam
bién de la Ortodoxa e, incluso, del Islam 217. Igual que en tan tas otras
cuestiones, la Iglesia Católica presenta en este punto u n tratam iento ar
ticulado y orgánico, que ha encontrado su form ulación autorizada en la
Instrucción Donum vitae2ii. La valoración ética versa no solo sobre el
215 En texto del documento traducido al francés en: E g l i s e e v a n g é l i q u e e n A l l e -
, Respecter la dignite de ¡a vie hum aine en devenir, en «Documentation catholique»
m a g n e
(1986), n. 1914, pp. 325-328.
2,6 G ru p p o d i l a v o r o s u i p r o b le m i e ti c i p o s ti d a l l a s c ie n z a ( c o s t i t u i t o d a l l a T a v o la
V a l d e s e ) , Bioética, ricerca e orientamenti (17 junio 1995). El texto, además de en un fas
cículo aparte en L. B i a g i - R. P e g o r a t o (dir.), Religione e bioética. Un confronto sugli inizi
della vita, Gregoriana Librería Editrice, Padua 1997, pp. 193-223. Nuestro tema en
p. 200 s, n. 19-23.
217 L. B i a g i - R. Pegor a t o (dir.), Religione e bioética (o. c.), p. 457.
2>» Congregación para la doctrina de la fe, Instrucción Donum vitae sobre «el respeto a
la vida humana que nace y la dignidad de la procreación» (22 febrero 1987) en «Enchin-
dium Vaticanum» 10, n. 1150-1253. Al diagnóstico prenatal se dedica el párrafo 2 de la
Parte I, que trata del «Respeto a los embriones humanos» (n. 1180.1182).
200 Bioética
aborto que oscilan entre 2,7% (en Inglaterra) y 5,4% (en Canadá). En el
Centro de la Universidad Católica de Roma, el porcentaje es incluso del
1,97%. Una subida hasta un pico, el 45%, se ha registrado solo en presen
cia de algunas de las m ás graves enfermedades genéticas208. Sin embargo
hay que observar que todas las encuestas sobre este punto se han llevado
a cabo entre 1972 y 1982.
E n los dos decenios sucesivos se ha am pliado aún más la cultura y
la m entalidad que h ab ían llevado a un vasto consenso social en m u
chos países sobre la legitim idad del aborto y sobre su legitim idad, es
pecíficam ente, en el caso de m alform aciones del feto. La conexión
ente diagnóstico prenatal infortunado y aborto, facilitada por esto, en
cuentra u n potente incentivo en otros factores. Muchas veces, el sani
tario que com unica a la gestante el resultado del diagnóstico, con la
au to rid ad que le otorga el ser calificado com o «experto», indica a la
m u jer la vía del ab o rto com o la preferible desde cualquier pu n to de
vista. La buena salud del hijo, o el «hijo sano», ha sido asum ida por
m uchos como «im perativo categórico», en línea con la ideología de la
«calidad de vida», que se encuentra en la base de m ucha de la bioética
actual. Por últim o, la sociedad que sigue m arginando a los m inusváli
dos y deja sobre las espaldas de los padres toda la carga de su cuidado,
p ro p o rcio n a u n a c o n trib u c ió n d eterm in an te para h acer p re se n tir
com o insoportable, a u n a m ujer o a la pareja, la perspectiva de u n hijo
minusválido.
Es particularm ente significativo el testim onio reciente de un estu
dioso y docente canadiense, E. G. Nisbet, en una revista laica y presti
giosa como «Nature». E n una recensión de un libro sobre el evolucio
nismo, Nisbet afirma: «En mi gran muestrario de estudiantes, realmente
representativo de la juventud norteamericana, este año no he encontrado
creacionistas, sino m uchos que consideran que la sociedad debe utilizar
la m edicina p ara su prim ir todos los seres hum anos que se separen de
una norm a arbitraria, y que la medicina tiene el deber de suprim ir todos
los errores genéticos»209.
Pero antes y más que m uchos jóvenes ajnericanos, una tesis de este
tipo había sido sustancialmente defendida'por la OMS, en una Relación
sobre prevención, tratam iento y rehabilitación de desórdenes genéticos:
«En un m undo que se preocupa cada vez más de la calidad de la vida hu-
2°8 Mayores detalles e indicaciones sobre cada investigación se pueden ver en la fuente
de la que se han sacado los pocos elementos señalados: E. S g r e c c ia , Manuale di bioética
(o. c.), pp. 287-289.
209 Citado en A. S e r r a , La malattia genetica ... (o. c.), p. 228. El autor no indica en
qué número de «Nature» se encuentra el escrito de Nisbet, se limita a decir que es «re
ciente» .
Diagnóstico prenatal 201
mana, se debe dar por descontado que los hijos deberían nacer libres de
enfermedades genéticas»210.
En definitiva, en el plano de los hechos, «un diagnóstico p renatal po
sitivo p o r m alform aciones equivale [...], en el 95% de los casos, a u n a
sentencia de m uerte y la única “terapia” que se realiza es la supresión
del feto»211.
Se podría poner aquí, como continuación, lo que se refiere al asesora
m iento genético después de un diagnóstico infortunado. Sin embargo,
debido a que se trata, sobre todo, de poner en evidencia cómo debe desa
rrollarse, es preferible relacionar las exigencias éticas con los grandes va
lores que están en juego: en prim er lugar, la vida del hijo, y tam bién el
buen m antenim iento de la relación conyugal, que puede encontrarse in
cluso ante una crisis profunda y, por tanto, incidir sobre la suerte de toda
la familia. E sta precedencia de los aspectos éticos sugiere que se trate
este punto en la segunda parte de nuestra exposición.
II. UNA VALORACIÓN ÉTICA
Podemos dar por descontada la valoración negativa del diagnóstico
pre-im planto. Su declarada finalización con la m uerte del em brión, en
caso de resultado infortunado de los análisis, hace evidente su insanable
y grave ilicitud moral. Su justificación es sostenida solo por quien parte
del presupuesto de que el em brión precoz no es un individuo hum ano,
tesis que ya hemos m ostrado que es insostenible en el capítulo del esta
tuto del em brión humano.
1. VALORACIONES VARIADAS Y EN CONTRASTE212
Aquí, la referencia se dirige hacia posiciones doctrinales y elecciones
más o menos difundidas en la praxis clínica.
1. D entro de las líneas pragm ático-utilitaristas. Se pueden distinguir
dos posiciones:
a) Con base en el cálculo coste/beneficio, los diagnósticos prenatales
están gravados por costes elevados, que no se justifican porque existe
210 También citado en A. S e r r a , La malattia genetica ... (o. c.), p. 226.
211 E. S g r e c c i a - M . L. Di P i e t r o , Diagnosi genetica prenatale, en A. S e r r a y o t r o s ,
Nuova Genetica (o. c.), p. 191.
212E. S g r e c c i a - V. M e l e (dir.), lngegneria genetica e biotecnologie (o. c.) pp. 213-218;
E. S g r e c c i a , Manuale di bioética (o. c.), pp. 289-291. La exposición que sigue sintetiza, con
algún añadido, estas dos fuentes. En ellas se encuentran las referencias bibliográficas de
cada posición.
204 Bioética
diagnóstico p re n atal en sí m ismo, sino tam bién sobre el com porta
m iento de los diferentes sujetos que tom an parte. Sigue una presenta
ción esquemática:
1. Condiciones p ara la licitud: 1) Conseguir precisas y consistentes
ventajas para el embrión. 2) Consentimiento informado de los padres. 3)
Ausencia de riesgos desproporcionados para la vida e integridad del em
b rió n y de la m adre. 4) Exclusión de cualquier posibilidad de aborto
como resultado de los análisis.
2. Consiguiente valoración de grave desorden moral en la conducta
de los diferentes sujetos que intervienen: a) la m adre que se propone
abortar en caso de diagnóstico infortunado; b) cualquiera que aconseje o
im ponga ese diagnóstico a la gestante con la misma intención; c) los sa
n itarios que v o lu ntariam ente favorezcan el paso del diagnóstico al
aborto; d) las autoridades y organizaciones que de cualquier modo pro
m uevan y favorezcan ese paso.
La justificación de fondo de estas valoraciones es el respeto debido a
la vida, a la salud y a la dignidad de persona del embrión desde la con
cepción, por parte de quien tenga que ver con él.
2. VALORACIÓN POR PARTE DE LA BIOÉTICA DE LÍNEA PERSONALISTA
La valoración que se acaba de exponer se puede superponer con la
sostenida por la bioética personalista, debido a que es coherente con las
concepciones y principios que en la Bioética General hemos visto que de
fendía, es decir:
1) El reconocim iento del estatuto de persona del em brión desde la
concepción.
2) Por consiguiente, su derecho absoluto a la vida como prim ero y
fundam ental derecho humano. Derecho que es absoluto, es decir,
no se puede subordinar a condición alguna, ni siquiera a la de ser
sano.
3) Es inaceptable cualquier com portam iento en relación con el em
brión/feto, que constituya una instrifmentalización, es decir, utili
zarlo como m edio para conseguir objetivos extraños a su verda
dero bien.
Los problem as éticos conectados con el diagnóstico prenatal no se
acaban, ciertamente, con la valoración de su licitud o ilicitud. Esto se ve
claram ente en la rápida síntesis realizada sobre la posición de la Iglesia
católica. Tiene u n a particular im portancia el problem a que se plantea
p ara los operadores del sector, que podemos recoger bajo la denom ina
ción de genetistas.
Diagnóstico prenatal 205
Se puede dar por descontada, por evidente, la reprobación m oral de
los análisis llevados a cabo con clara conciencia de colaborar en un pro
yecto que incluye el recurso al aborto en el caso de diagnóstico infortu
nado. La certeza de encontrarse en esa situación puede derivarse o de la
explícita declaración de la m ujer o de la pareja que lo pide, o tam bién el
trabajar en una estructura que haya aceptado participar en la puesta en
m archa de un program a de diagnóstico prenatal que prevé el aborto se
lectivo. Sin embargo, esta no es la situación ordinaria. En la mayoría de
los casos falta la certeza sobre la utilización que se dará a los resultados
infortunados de los análisis, p o r parte de la m ujer o de la pareja, te
niendo en cuenta, además, que solo en un pequeño porcentaje de casos,
como se ha visto ya, resulta positivo.
Por tanto, de m odo general, una vez com probada la presencia de las
diferentes condiciones indicadas antes que justifican el recurso a las téc
nicas de diagnóstico prenatal, el genetista puede proceder tran q u ila
mente a realizarlas. E n el caso de un resultado infortunado, la tarea que
se le presenta por razones éticas y deontológicas es ayudar a la mujer, o
mejor, a la pareja de padres, a m adurar la decisión de acoger al hijo que
tendrá una minusvalía, valorando en el mejor de los modos posibles la
posibilidad que ofrece en este sentido el paso posterior a la com unica
ción del diagnóstico. De eso nos ocupamos ahora.
3. EL ASESORAMIENTO GENÉTICO DESPUÉS DE UN DIAGNÓSTICO
INFORTUNADO
He puesto sobre la mesa también razones deontológicas, porque cual
quier operador sanitario está, por su estatuto profesional, comprometido a
defender toda vida hum ana de la que deba ocuparse al ejercer su profesión.
También el término «asesoramiento», en lugar de «comunicación», indica
una específica forma de comunicación, que busca situar al otro en condi
ciones de realizar elecciones realmente conscientes y libres, porque están
basadas en el conocimiento verdadero de la realidad en cuestión. En nues
tro caso, antes que nada, la realidad es la de una patología que se prevé que
tendrá el hijo, a menudo engrandecida por la fantasía de las personas; de las
ayudas que podrá contar, sobre todo, por parte del Estado, y también por
parte de asociaciones de voluntariado; de la realidad del embrión o del feto,
verdadero ser hum ano vivo con toda la dignidad y todos los derechos de
cualquier ser humano, incluso con algún derecho más a ser protegido y cui
dado; de la realidad del aborto, auténtico asesinato de un hijo por parte de
sus padres. Todo dicho con profunda humanidad, que revele una partici
pación sincera en el dram a que la mujer o la pareja están viviendo.
 Diagnóstico prenatal 207
206 Bioética
mental, infertilidad y abortos repetidos, [...] consaguinidad (sobre todo,
Los num erosos estudios realizados sobre las reacciones emotivas de
primos de 1 y 2 grado), [...] parejas con edad avanzada»221.
los padres ante el nacim iento de un hijo minusválido permiten extender
En tal caso se debe dar lugar a un asesoramiento genético y a un diagnós
sus conclusiones tam bién a nuestro caso. La aceptación positiva del hijo
tico eenético. con técnicas apropiadas y que serán de tipo prematrimonial o
que se preanuncia seria e irrem ediablem ente m inusválido es, norm al
también antes de la concepción, según se trate de personas que tienen inten
m ente, un punto de llegada de una serie de estados de ánim o que van
ción de contraer matrimonio o que se encuentran ya casadas y deseosas de
desde un shock inicial, seguido por incredulidad y rechazo, hasta una
tener hijos. Al diagnóstico genético de las dos personas hay que añadir,
adaptación gradual y una auténtica reorganización de la vida personal,
cuando resulte una patología genética, una buena anámnesis familiar para
conyugal y familiar. Se trata de un camino que necesita tiempo para ser
descubrir modalidades y vías de transmisión de la enfermedad, de la que
recorrido, por lo que necesita no una, sino más de una entrevista, a lo
los sujetos son portadores inconscientes, debido al carácter recesivo a nivel
largo de un tiem po y, aún más, la capacidad por parte del operador de
genético de la enfermedad. De este modo se puede llegar a una valoración
ponerse en sintonía con el interlocutor219. Una labor fatigosa y paciente,
detallada de la entidad del riesgo de ser transmitida por vía reproductiva.
pero a m enudo determ inante para salvar la vida del inocente embrión o
La pareja en cuestión, puesta con claridad en conocimiento de todos
feto, que, además, no raram ente, debe lo difícil de su situación a la in
los datos, tendrá en ese momento la posibilidad de decidir con responsa
consciencia e imprevisión de quienes le han engendrado. Punto último
bilidad si renunciar al proyecto de m atrim onio o a la procreación, adop
este sobre el que detenernos brevemente.
tando métodos moralmente lícitos para evitar procrear.
Pero, para que todo esto lleve a una recta solución no solo del p ro
blema de parejas aisladas, sino tam bién el social de dism inuir de modo
4. UNA PREVENCIÓN NECESARIA
significativo en una determ inada población la consistencia de nacim ien
tos de personas minusválidas, se presupone, evidentemente, y se impone,
Cuando se habla de prevención de enfermedades genéticas, es frecuente
tanto la constitución de un núm ero adecuado de Consultores genéticos,
el riesgo de un grave y deplorable malentendido. Para muchos, esa preven
como una capilar y constante acción de inform ación sobre el territorio,
ción se refiere al nacimiento de hijos minusválidos, y la prevención que se
para sensibilizar a las personas y las familias sobre todo este problem a y
propone es la del aborto, después de un análisis prenatal infausto, análisis
sobre los servicios a los que puede acudir para resolverlo.
que habría que hacer obligatorios para todas las parejas con riesgo de
transm itir patologías hereditarias. Sin embargo se trata, más bien, de pre
venir la concepción, incluso el matrimonio entre personas con ese riesgo. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Hay que precisar, no obstante, qué se entiende por personas y/o parejas
en zona de riesgo. Siempre hay un leve margen de riesgo presente, no infe A a.V v., La diagnosi prenatale, «Medicina e Morale» 34 (1984), n. 4 [fascicolo m ono
rior al 3%220. Por ello, ninguna pareja tiene una garantía del 100% de que gráfico].
M anuale per la prevenzione e
A s s o c i a z i o n e I t a l ia n a p e r l o S t u d io M a l f o r m a z io n i (A s m ),
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208 Bioética

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e som iglianza?, Cittá Nuova, Roma 1997, pp. 124-141.
entendido en sentido riguroso, no en el sentido am plio que perm ite in
N o i a G. e t a l ., E tica delle biotecnologie della vita prenatale, «Consultori Familiari
Oggi» 7 (1999), n. 1,79-99. cluir tam bién al feto. Embrión, por tanto, como sinónimo de sujeto h u
P e r i c o G., La diagnosi prenatale, in íd., P roblem i di etica sanitaria, Ancora, Milán m ano en las fases iniciales de vida intrauterina. Limitamos nuestra aten
19922, pp. 345-359. ción al em brión porque, como vamos a ver enseguida, experimentar con
P e r ic oG., La diagnosi prenatale. A spetti tecnici, etici e pastorali, «Aggiomamenti So-
ciali» 38 (1987), 667-682. él constituye una novedad absoluta, que se halla en estrecha conexión
A ccertam ento prenatale di rischi di patología crom osom ica fe-
S e r r a A . - B e l l a n o v a G ., con los recientes hallazgos científicos y tecnológicos en tem a de rep ro
tale. A spetti scientifici, etici e deontologici, «Medicina e Morale» 47 (1997), 15-35. ducción hum ana y es objeto de debate, con valoraciones éticas y norm a
S e r r a A ., La consulenza genetica prim a della diagnosi prenatale: un obbligo deontolo-
tivas jurídicas discordantes. Algo que es consecuencia lógica de la diver
gico, «Medicina e Morale» 47 (1997), 903-92K
S e r r a A., La diagnosi prenatale di malattie genetiche, in Sgreccia E. - Mele V. (dir.), In-
sidad de posiciones sobre el estatuto biológico y ontológico del em brión
gegneria genetica e biotecnologie nel fu tu ro dell'uom o, Vita e Pensiero, Milán 1992, humano.
pp. 191-209. Toda la exposición se limita al tipo de intervención sobre embriones
SERRA A., La m a la ttia genetica: selezione o solidarietá?, «La Civiltá Cattolica» 140 hum anos indicado, es decir, a la experimentación en el ámbito de las in
(1989) IV, 218-231.
S e r r a A ., M edical genetic engineering and the Catholic Church's teaching, «Medicina e
vestigaciones médicas dirigidas a posteriores desarrollos tanto diagnósti
Morale» 45 (1995), 259-284. cos como terapéuticos, y tam bién en el ám bito de las investigaciones di
S g r e c c i a E., M anuale di bioética, vol. I, Vita e Pensiero, Milán 19962, pp. 276-310. rigidas a increm entar los conocimientos científicos. Hay que advertir que
S p a g n o l o A. G., La comunicazione medico-famiglia nella diagnosi di malattie conge-
nite, «La famiglia» 22 (1988), n. 127, 58-71.
estas no son las únicas intervenciones que hoy día se realizan sobre em
briones y fetos, me refiero especialmente a su utilización con finalidades
210 Bioética
de lucro en la industria farmacéutica y cosmética, fenómeno que origina
un comercio con embriones.
Otro tipo im portante de intervenciones está constituido por la extrac
ción de tejidos y órganos para trasplante. Tocaremos este punto breve
m ente en el capítulo sobre trasplantes de órganos.
Por últim o hay verdaderas intervenciones terapéuticas, ya consoli
dadas, y que, por tanto, no constituyen experimentación ni constituyen
ningún problema particular para la ética.
I. LOS DATOS DEL FENÓMENO
1. ORIGEN, DESARROLLO, OBJETIVOS
Hasta hace muy poco tiempo, el embrión humano era prácticamente
inaccesible. La única excepción eran los intentos de suprim irlo con el
ab o rto provocado. La situación ha cam biado desde el día en que el
equipo de investigadores dir. R. G. Edwards, en Cambridge, consiguió re
alizar la fecundación de oocitos hum anos y el desarrollo inicial de em
briones in vitro, es decir, fuera del cuerpo de la mujer. Era el año 1969-
1970. Desde ese m om ento, la disponibilidad para la investigación
científica de em briones hum anos precoces se ha hecho fácil y ab u n
dante. En los laboratorios de los Estados en los que la experimentación
sobre em briones está legalmente perm itida, tam bién sin producir em
briones directam ente para la investigación, están abundantem ente dis
ponibles embriones «supernumerarios» de la realización de la FIVET y
tam bién los que llevan años congelados y abandonados por quien los ha
bía querido. Puede ser útil proporcionar algunos datos cuantitativos. Me
limito a referir los datos aparecidos en órganos de información de fuente
atendible de Inglaterra222, que se refieren a Europa en el período 1991-
1998: em briones producidos in vitro 763.509, para el tratam iento de la
infertilidad. De ellos se han utilizado en investigación 48.444. Otros 118
han sido producidos expresamente para investigación.
¿Por qué estas investigaciones? Una prim era respuesta, fácil e intui
tiva, es que, en un terreno inexplorado, todo está pendiente de ser descu
bierto, y resulta inevitable el deseo de hacerlo: ¿Cómo se produce el desa
rrollo inicial del embrión humano? ¿Con qué diferencias con respecto a
los demás mamíferos? ¿Debido a qué factores? ¿Dónde se producen de-
222 Se trata de la «Human fertility and embriology authority», cuyos datos aparecieron
en «Awenire» el 25 octubre 2000, p. 24.
La experimentación sobre embriones hum anos 211
fectos y desviaciones? Así, otras mil valiosas clarificaciones por conse
guir, con ventajas que se descubren con facilidad en diversas direcciones.
Una respuesta más seria es la que busca registrar los hechos, es de
cir, hacer una lista de los objetivos que se m arcaron los investigadores
en aquellos años223. Una prim era línea de investigación ha buscado des
cubrir los factores responsables de la baja tasa de éxito de la FIVET, des
pués de la consecución de la fecundación in vitro. Una segunda línea se
dirige hacia la diagnosis pre-im planto de patologías genéticas, tan to
para encontrar técnicas de extracción de las células em brionarias m e
nos arriesgadas para el em brión como para el descubrimiento de even
tuales defectos genéticos. Otras líneas de investigación son: «(a) Para la
m ejora de las condiciones de crioconservación de em briones [•■•]• (b)
Para estudiar y examinar los efectos de vacunas anti-zona para prevenir
la fertilización como m étodo contraceptivo, y de tratam ientos de la zona
para facilitar la entrada de espermatozoides en los casos de grave oligos-
permia. (c) Para examinar las propiedades de las células m adre de em
briones in vitro y las posibilidades de m anipulación [...], pensando en
su utilización en trasplantes terapéuticos y en terapias de defectos gené
ticos»224.
Un p an o ram a más sim ple podría dibujarse de la siguiente forma:
«Hay sustancialm ente dos líneas de investigación [...], por un lado, la in
vestigación de base, a través de la que aum entar el conocimiento de las
prim eras fases del proceso vital (los procesos de diferenciación celular,
activación del genoma, aberraciones, etc.); [...] base para el posible des
cubrim iento de nuevas terapias.
»Por otro lado está la investigación aplicada, que hoy apunta espe
cialmente en tres diferentes direcciones: (a) Mejora de las técnicas de em
barazo asistido [...]. (b) Prevención de enfermedades genéticas [...]. No
obstante el desarrollo de técnicas de diagnóstico pre-implanto es todavía
pequeño y la perspectiva de una terapia genética [...], desde luego, no es
inm inente [...]. (c) Contracepción y regulación de nacimientos [...].
»Hay, para terminar, un últim o aspecto de la investigación aplicada
[...]: la terapia de enfermedades genéticas y de las enfermedades degenerati
vas del adulto, como, por ejemplo, la inserción de células em brionarias
como terapia para el Alzheimer»225.
221 Fuentes de la información que sigue: A. S e r r a , La esperimentazione sull'embrione
umano: una nuova esigema della scienza della medicina?, «Medicina e Morale» 43 (1993),
pp. 101-109; C e n t r o di B io é tic a d e l l ’U n iv e r s itá C a t t o l i c a d e l S a c r o C u o re , Contro la spe-
rimetnazione sugli embrioni umani, en «Medicina e Morale» 46 (1996), pp. 803-809.
224 A. S e r r a , La esperimentazione sull'embrione (o. c.), p. 108 s.
225 B . B ra m b a ti, Relación de introducción al Seminario organizado por la Asociación
«Politeia» sobre problemas científicos y éticos de la experimentación sobre el pre-embrión
(19 junio 1996). Síntesis debida a «Politeia» en «Regno documenti» 41 (1996), 15, p. 483.
212 Bioética
A todo esto hay que hacer un pequeño añadido a lo visto en un capí
tulo precedente sobre la clonación im propiam ente llamada, o escisión
em brionaria, o inducción gemelar y sobre la clonación terapéutica.
2. ASPECTOS JURÍDICOS
a) Leyes estatales
Evidentemente, solo se trata de los Estados, y no de todos, en los que
un elevado nivel de desarrollo consiente tener personal cualificado, es
tructuras, medios y disponibilidad económica. No obstante, entre ellos
hay algunos que no han em anado leyes en esta materia. La norm ativa
que se refiere a los embriones, normalmente, está incluida en leyes que
tienen como objetivo principal reglam entar las actividades de reproduc
ción artificial hum ana.
En un p anoram a a grandes líneas quedan representadas todas las
norm ativas planteables: desde la prohibición de toda experim entación
hasta una sustancial liberalización. Sin ninguna pretensión de ser com
pletos, se puede dibujar el siguiente cuadro226:
— Prohibición de toda experimentación, salvo que sea en ventaja del
embrión mismo, en Alemania, Austria, Noruega.
— Liberalización, en Inglaterra, España, Suecia, Canadá.
— Reglam entación, es decir, se adm ite solo la experim entación con
condiciones m ás o m enos lim itadoras, en D inam arca, Suiza
Francia.
— Un lím ite u n iversalm ente sancionado, incluso donde la ley es
am pliam ente perm isiva, es el del día 14 de vida del em brión. Lí
m ite que e n c u e n tra diversas m otivaciones, pero que h asta
ah ora es un lím ite objetivam ente insalvable, debido que, en ese
punto, el em b rió n o es im plantado en el ú tero o casi siem pre
deja de vivir.
En cuanto a los Estados Unidos, la única norm a está constituida por
la prohibición, en vigor desde 1975, de financiamiento público para la in
vestigación y experimentación en embriones humanos. Pero hay que te
ner presente lo que se ha dicho al hablar de reproducción artificial: «Las
investigaciones llevadas a cabo en laboratorios privados y con donacio
nes privadas no se encuentran sujetas a [...] normas, y resultan en gran
226 Fuentes: C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , La legislazione straniera sulla procrea-
zione assistita, Presidenza del Consiglio, Roma 1992, pp, 35-40, y Tavola en p. 460;
«Jama», 2 noviembre 1994, vol. 272, p. 1311.
La experimentación sobre embriones humanos 213
parte incontroladas»227. Lo que quiere decir, en la práctica, que en esos
laboratorios se puede hacer de todo.
b) Orientaciones comunitarias europeas
Directivas sobre la experimentación en em briones hum anos han en
contrado un lugar en algunas Recomendaciones o Resoluciones tanto del
Consejo com o del P arlam ento Europeo, especialm ente, entre 1986 y
1989, y, en último lugar, en una intervención de m ayor peso jurídico, la
Convención sobre los derechos del hombre y la biomedicina, adoptada por
el Com ité de M inistros del Consejo de E uropa el 17 de noviem bre de
1996. Hay que señalar en particular: Recomendación 1046 (1986) sobre la
utilización de embriones y fetos humanos con fines diagnósticos, terapéuti
cos, científicos, industriales y comerciales; Recomendación 1100 (1989)
que se refiere a la investigación científica sobre embriones y fetos huma
nos. Ambos documentos son de la Asamblea Parlam entaria del Consejo
de Europa. Por su parte es del Parlam ento Europeo la Resolución (doc.
A-2-327/88) sobre los problemas éticos y jurídicos de la manipulación ge
nética, de la que solo interesan algunos párrafos: 31-42228.
E n cuanto a la Convención, el artículo 18 se dedica inequívocamente
a nuestro tema, y puede ser traído aquí por entero, debido a su extrema
brevedad: «(Investigación sobre los embriones in vitro) 1. En cuanto a la
investigación sobre embriones in vitro, está adm itida por la ley, que ase
gura una protección adecuada al embrión. 2. Está prohibida la constitu
ción de embriones hum anos para fines de investigación». Texto evidente
mente débil, que deja plena libertad de elección a cada Estado. Además,
como se ha tenido ya ocasión de hacer notar, es hipócrita al exigir «pro
tección adecuada» p ara los em briones som etidos a experim entación,
cuando están condenados a m uerte inevitable.
La Convención prevé cuatro Protocolos Adicionales, dedicados cada
uno de ellos a un problem a específico, uno tendrá por objeto la protec
ción del em brión y del feto humano. Se puede esperar, con una buena do
sis de optimismo, que en él se recupere al menos la sustancia de un texto
que había sido propuesto por la Asamblea: «La investigación sobre em-
227 C. K a v e n y , La genetica e il futuro della legge e la política negli Stati Uniti, «Conci-
lium» 34 (1998), 2, p. 96 [266].
228 Todos los documentos citados, además de en los órgnos oficiales de la Unión
Europea, se pueden encontrar en G ru p p i p a r l a m e n t a r i D.C. (ed.), II Parlamento E uro
peo per u n o statuto giuridico dell'embrione um ano, Cinque Lune, Roma 1989. Se puede
señalar, al comienzo del libro, la presentación de M. Martinazzoli y la introducción de
C. Casini (pp. 7-42). El texto de la C onvención en «Medicina e Morale» 47 (1997),
pp. 128-149.
214
Bioética
briones hum anos no se adm ite a no ser en interés de su desarrollo. No
obstante, puede dirigirse al diagnóstico de las enferm edades más gra
ves»229. Otra esperanza es que se supere la nebulosidad en la que preten
didam ente se ha m antenido al em brión, rechazando cualquier afirm a
ción sobre su reconocim iento como ser hum ano a partir del momento de
la fecundación. En tal caso se le aplicarían también los dos primeros ar
tículos de la Convención, que exigen el respeto y la protección de la digni
dad, identidad e integridad de todo ser humano, además de la primacía
de su interés en relación con la ciencia y la sociedad. Otro deseo es que
sea recuperado un principio formulado en la Resolución aprobada en el
Parlam ento Europeo el 16 de marzo de 1989, conocida como «Relación
Rotley», que dice: « Las intervenciones sobre embriones hum anos vivos o
sobre fetos o experimentos sobre ellos están justificadas solo si presentan
una utilidad, que no se puede realizar de otro modo, para el bienestar del
niño en cuestión» (n. 32)230.
II. ASPECTOS ÉTICOS
1. VALORACIÓN INCONDICIONALMENTE POSITIVA EN VARIOS ÁMBITOS
a) En el ám bito de los operadores. Ciertamente no sorprende el he
cho de que quien trabaja en laboratorios en los que la experimentación
sobre em briones es p arte de la actividad ordinaria, se encuentre entre
quienes sostienen su licitud. En prim er lugar, en esa categoría se hallan
quienes trabajan en Centros en los que se realiza la FIVET, de la que se
ha puesto en evidencia, en su momento, que posee la característica de ex
perim entar sobre embriones.
Uno de los operadores más conocidos en Italia, Cario Flamigni, en
u n a am plia intervención sobre el tem a, después de describir todo lo
que se hace en el m undo sobre el tem a, concluye así su exposición: «De
las investigaciones realizadas no se desprenden pruebas de com porta
m ientos francam ente ilícitos [...] en lo q^íe se refiere al empleo de em
briones o fetos hum anos. Por el contrario, se registran con cierta fre
cuencia cam pañas escandalizadas y de desinform ación [...]. Además
resulta probada, m ás allá de cualquier duda, la extraordinaria im por
tancia del empleo de tejidos em brionarios y fetales en la investigación
229 Texto en «Medicina e Morale» (o. c.), p. 139, nota 6.
230 P a r la m e n to E u r o p e o , Resolución (doc. A2-327/88) sobre los problemas éticos y jurí
dicos de la manipulación genética, en G ru p p i p a r la m e n ta r ; D. C. (ed.), II Parlamento Euro
peo per uno statuto giuridico deliembrione um ano (o. c.), p. 124.
La experimentación sobre embriones hum anos 215
de base y en la investigación aplicada»231. Resulta superfluo cualquier
com entario.
b) En el ám bito de los investigadores. Puede ser suficiente hacer una
referencia especial al inventor de la FFVET, R. G. Edwards. «Ya en 1982
[...] subrayaba que "pronto la estim ulación ovárica [habría perm itido]
tener tres, cuatro o más embriones: dos serán transferidos a la m adre y
los otros dos podrán ser estudiados in vitro”»232. Esta previsión fue reali
zada pronto, y entre las justificaciones dadas por el mismo Edwards se
puede citar la que formuló en 1985, durante una sesión de la Academia
Pontificia de las Ciencias: «Pienso que los beneficios que se pueden obte
ner tienen u n peso considerablem ente m ayor que cualquier objeción
contra el estudio de los embriones in vitro. [...] Creo que la necesidad de
conocimientos es más grande que el respeto que hay que conceder a un
em brión precoz»233. Con toda claridad se descubre la ética subyacente,
brutalm ente utilitaria, incluso cuando están en juego vidas hum anas.
Con referencia a estos dos ám bitos hay que añadir que la tesis de la
legitim idad ética de la experim entación em brionaria «es la posición de
la m ayor p arte de los científicos, m édicos, técnicos que trab a jan en
el sector de la reproducción asistida. Posición com prensible desde su
óptica»234.
c) E n el ám bito de la bioética laica. También aquí puede ser sufi
ciente una sola voz particularm ente autorizada y significativa. Se trata
de una figura que se encuentra entre los «maestros» de la bioética, H. T.
Engelhardt jr. En el capítulo sobre el estatuto del embrión se ha visto ya
que se encuentra entre los que rechazan reconocer la dignidad de p er
sona, no solo al em brión precoz y al feto, sino incluso al recién nacido y
al infante. Sus afirmaciones en el tem a de experim entación fetal sirven,
con m ayor razón, para la embrionaria. «En una sociedad laica pluralista,
una concepción moral general del significado de la experimentación fetal
y de la fecundación in vitro debe ser obtenida sobre la base del estatuto
del feto. Los fetos no son personas. Son los productos biológicos de las
personas. [...] Por consiguiente, no hay argumentos morales sostenibles
231 C. F la m ig n i, Embrioni e feti umani: sperimentazione e donazioni, in S. R o d o tá (dir.),
Questioni de bioética, L a te rz a , R o m a -B a r i 1993, p. 180.
232 M. L. Di P i e t r o - E . S g r e c c ia , Procreazione assistita e fecondazione artificíale (o. c.),
p. 92. Como fuente de las palabras de Edwards se indica: R. G. E d w a rd s , The case o f stu-
ding embryos and their constituent tisúes in vitro, en R. G. E d w a r d s - J. M. P u r d a y (dir.),
Hum an conception in vitro, Academic Press, Londres 1982, pp. 371-388.
233 R. G. E d w a rd s , The Ethical, Scientific and Medical implications o f H um an concep
tion in vitro, en C. C h a c a s (ed.), Study Week on M odem Biological Experimentation (Octo-
ber 18-23, 1982), Pontificia Academia Scientiarum, Ciudad del Vaticano 1984, p. 236.
234 A. S e r r a , La esperimentazione sull’embrione (o. c.), p. 442.
216 Bioética
en línea de principio contra la experimentación no terapéutica sobre fe
tos [...]• Podrá haber argumentos muy persuasivos que establecerán re
glas de corrección en esas iniciativas. [...]
«Cuanto m ás útil sea la investigación, tanto más fácil será conside
rarla como un acto benéfico y autorizado, a pesar de los sentimientos en
contra que pueda suscitar en m uchas personas [...]. En realidad, mien
tras se tenga presente la diferencia entre vida hum ana biológica y vida
personal, esta experimentación debería ser considerada moralm ente edi
ficante. Una em presa que busca hacer el bien de las personas sin el riesgo
de dañar directam ente a ninguna»235.
Se tiene aquí u n a clara confirm ación del valor fundam ental de las
concepciones sobre el estatuto ontológico del embrión, de ellas depende
tam bién la solución que se da a los diferentes problem as sobre el em
brión mismo.
Como soporte inm ediato de la legitimación de una disponibilidad to
tal del embrión hum ano se añade el «hallazgo» de su calificación como
«pre-embrión», inventada por el Comité Warnock. En sustancia, el tér
mino busca acreditar la idea de que se trata de algo que todavía no es un
ser humano, m ucho menos una persona, sino solo «material biológico»,
que en cuanto tal se encuentra a disposición de la ciencia. A pesar de ca
recer de cualquier base seria y ser afirmado en la misma Relación War
nock, en estridente contradicción con otros pronunciam ientos, el tér
mino (y la concepción que expresa) ha tenido éxito en la bioética laica y
en el m undo de los operadores de la biología. Signo de que ha encon
trado un terreno cultural propicio, que vale la pena conocer.
d) Las raíces de la afirm ación de la legitim idad. A pesar de la
conciencia de que son muchos los factores que intervienen, los que más
directam ente parecen participar son en particular dos, según la opinión
docum entada y m otivada de Angelo Serra.
«El prim er factor ha sido el afirmarse de una concepción de la inves
tigación científica com o actividad “neutra", de una ciencia sin valores
[...]. En la base de esta concepción se sitúa el axioma: la esencia de la
ciencia es la objetividad, una norm a moral viciaría esta objetividad, por
tanto, para la ciencia todo es lícito. Es decir, el científico, cuando hace
ciencia, debe ser enteram ente libre»236. Pero en la actuación hum ana
consciente y libre no existen y no pueden existir zonas libres en el campo
ético. Además, la neutralidad de la ciencia se ha hecho insostenible desde
que ha perdido su carácter de búsqueda teórica pura, y se ha convertido
235 H. T. E n g e l h a r d t j r ., Manuale di bioética, II Saggiatore, Milán 1991, p. 273 s.
236 A. S e r r a , La esperimentazione sull’embrione (o. c.), p. 113. La cita que sigue es de la
página siguiente.
La experimentación sobre embriones hum anos 217
en nada más que una premisa indispensable para la realización concreta
de proyectos tecnológicos.
«El segundo factor ha sido la difusión de la expresión: calidad de vida
y su consolidación como base de una nueva visión del Hombre». Ya se ha
visto el sentido y el alcance de esta concepción para cualquier bioética en
cualquier campo. Aquí se puede añadir que, una vez que se supedita el
valor mismo de la vida hum ana a la presencia de algunas cualidades que
aseguren un estado placentero de bienestar, lógicamente se llega a la legi
timación de la «selección eugenésica, cuya aplicación se extiende en la
praxis médica, hasta buscar anticiparla a las fases pre-implanto, ya que
la ciencia ha demostrado que es aplicable».
2. LA POSICIÓN DE LA BIOÉTICA PERSONALISTA
Igual que en las demás líneas de la bioética, tam bién en esta, la valo
ración moral de la experimentación sobre embriones hum anos procede,
con una lógica elemental, como se ha hecho notar ya, del estatuto bioló
gico y ontológico que se reconoce al em brión hum ano. Una vez dem os
trado que es persona desde el m om ento de la fecundación, el em brión
exige ser tratado como persona. La aplicación de este principio general al
caso de la experim entación se encuentra bien form ulada en uno de los
documentos de la Unión Europea citado antes, la Resolución del Parla
mento Europeo de 16 de m arzo de 1989, sobre los problemas éticos y ju
rídicos de la m anipulación genética. La afirm ación ha sido ya citada,
pero es útil repetirla aquí: «Las intervenciones sobre embriones humanos
vivos [...] están justificadas solo si presentan una utilidad, que no se puede
realizar de otro modo, para el bienestar del niño en cuestión » (n. 32)237.
En otras palabras y en concreto: son éticamente lícitas solo las inter
venciones experimentales al servicio y en beneficio del em brión sobre el
que se pretende operar, en ausencia de cualquier otra vía que sea capaz
de conseguir el mismo objetivo. Por tanto, solo como razón últim a pue
den ser realizados, en una situación en que la intervención constituye el
últim o intento de salvar u n a vida que, de otro m odo, estaría destinada
a extinguirse o a proseguir gravem ente dism inuida. Utilizando una te r
minología propia de la experimentación se podría decir: con el em brión
es lícito, en unas condiciones determinadas, la experimentación terapéu
tica, nunca la que no es terapéutica. No hay experim entación científica
237 P a r l a m e n t o E u r o p e o , Resolución (doc. A2-327/88) sobre los problemas éticos y jurí
dicos de la manipulación genética, e n G r u p p i p a r l a m e n t a r i D. C. ( e d . ) , II Parlamento Euro
peo per uno statuto giuridico dell’embrione umano (o. c.), p . 124.
218 Bioética
que pueda mantenerse, cuando de ella no se deriva ventaja alguna para el
embrión sobre el que se realiza. Además, por tratarse de un sujeto inca
paz de dar un consenso a lo que se quiere hacer en su favor, es indispen
sable el consentim iento inform ado de quien tiene el deber de tutelar el
respeto de sus derechos, los padres, cuando los hay, o un tutor cuando es
tán ausentes o han desaparecido.
Un motivo que fundamenta la exigencia de estas condiciones y limita
ciones es que, sin ellas, el embrión es tratado como animal de laboratorio,
como medio y no como fin, pisoteando su dignidad de persona humana.
Es superfluo alargarse en el desarrollo de lo que una ley civil sobre la
m ateria puede legítim am ente autorizar o prohibir. Donde se encuentra
en juego el derecho a la vida y la dignidad de la persona, la ley no puede
más que sancionar las exigencias de la ética.
3. LA DOCTRINA DE LA IGLESIA CATÓLICA
Se encuentra am plia y motivadamente expuesta en la Instrucción Do-
num vitae, parte I: «el respeto a los embriones humanos», § 4 y 5238.
En prim er lugar, en una nota se precisa, con gran oportunidad, el sig
nificado que el docum ento otorga a los términos «investigación» y «expe
rimentación».
«Por investigación se entiende cualquier procedimiento inductivo-de-
ductivo, dirigido a prom over la observación sistemática de un determ i
nado fenómeno en el terreno hum ano o a comprobar una hipótesis sur
gida en precedentes observaciones.
«Por experimentación se entiende cualquier investigación en la que
el ser hum ano, en las diversas etapas de su existencia: em brión, feto,
niño, adulto, representa el objeto m ediante el que o sobre el qué se pre
tende com probar el efecto, todavía no conocido o todavía no bien cono
cido, de un determ inado tratam iento, por ejemplo, farmacológico, tera-
tógeno (agente am b iental capaz de causar anom alías m orfológicas),
quirúrgico, etc.».
La experim entación se distingue en «tío directam ente terapéutica» y
«claram ente terap éu tica a beneficio del em brión mismo»; tam bién se
añ ad e la d istin ció n entre «em briones todavía vivos» y «em briones
muertos».
La experimentación no terapéutica sobre embriones vivos es conde
nada siempre y en todos los casos, en nombre del respeto debido a «todas
238 El texto de los dos párrafos en «F.nchiridium Vaticanum» 10, n. 1185-1193.
La experimentación sobre embriones hum anos 219
las personas humanas»: «Usar el embrión hum ano o el feto, como objeto
o instrum ento de experimentación, representa un delito en relación con
su dignidad de seres hum anos que tienen derecho al respeto debido al
niño ya nacido y a toda persona humana». Como agravante se añade que
esa experimentación «siempre comporta el riesgo, incluso la m ayor parte
de las veces la seguridad, de un daño para su integridad física o incluso
de su muerte».
La valoración moral de la experimentación terapéutica coincide con la
que ya hemos expuesto.
En cuanto a los embriones v fetos muertos, se exige el mismo respeto
que se debe a los «restos de cualquier otro ser hum ano». Esto conlleva
que se compruebe que la m uerte se ha producido ya y «el consentim iento
de los padres o de la madre». Si provienen de aborto provocado, se añade
que debe darse la ausencia de cualquier complicidad con la ejecución del
aborto. Esto es algo muy frecuente, pues, de hecho, son necesarios acuer
dos previos entre los investigadores y quienes realizan los abortos para
asegurar, además de una entrega adecuada, la m áxima integridad posible
del em brión o del feto.
La Instrucción dedica después todo el párrafo 5 a la valoración moral
del «uso con finalidad de investigación de los embriones obtenidos me
diante fecundación in vitro». Se trata de la forma más ampliam ente prac
ticada de investigación experimental sobre embriones. La condena moral
es neta y severa, tanto para la producción de «embriones hum anos desti
nados a ser utilizados como "material biológico”», como para su «des
trucción voluntaria». Se observa que, «actuando de este modo, el investi
gador sustituye a Dios y, aunque no sea consciente, se convierte en dueño
del destino de otros».
La doctrina expuesta en la Instrucción de la Congregación para la
Doctrina de la Fe encuentra apoyo y confirmación en otros actos del Ma
gisterio Pontificio. En ella se citan algunos discursos de Juan Pablo II y
la Carta de los derechos de la familia (22 octubre 1983), de la que se cita la
afirm ación: «El respeto por la dignidad del ser h um ano excluye cual
quier tipo de m anipulación experimental o utilización del em brión h u
mano» (art. 4b)239.
Pero la doctrina ha adquirido una mayor autoridad al ser recogida y
confirm ada, en sus puntos esenciales, en la Encíclica Evangelium vitae
(25 m arzo 1995). Después del desarrollo sobre los motivos de la condena
m oral del aborto, el docum ento dedica u n entero y am plio párrafo a
otros tipos de intervención sobre el embrión, e introduce el tem a con esta
239 S a n ta S e d e , Carta de los derechos de la familia (22 octubre 1983), en «Enchiridium
Vaticanum», 9, n. 538-552. El art. 4b está en el n. 544.
220 Bioética
significativa afirmación: «Hay que aplicar la valoración m oral sobre el
aborto a las recientes formas de intervención sobre embriones humanos
que, a pesar de que m iren a finalidades legítimas en sí mismas, no com
porten inevitablemente la muerte. Es el caso de la experimentación sobre
embriones en creciente expansión en el campo de la investigación biomé-
dica y que es legal mente adm itida en algunos Estados». Aquí se cita un
párrafo de la Instrucción Donum vitae: «Se deben considerar lícitas las
intervenciones sobre el em brión hum ano m ientras respeten la vida y la
integridad del em brión, no com porten para él riesgos desproporciona
dos, sino que estén dirigidos a su curación, a la mejora de sus condicio
nes de salud o a su supervivencia individual». A continuación sigue, con
leves variantes m eram ente formales, el resto del párrafo de la Instrucción
que condena como «delito» la experimentación no terapéutica sobre em
briones hum anos240.
NOTA: En cuanto a las demás grandes religiones, incluyendo las Igle
sias cristianas no católicas, en las cuestiones que no son de fe, sino de
moral, y que no son antiguas, sino enteramente nuevas, la ausencia de un
M agisterio vinculante no consiente atrib u ir determ inadas posiciones
como doctrina profesada. Por tanto, solo se puede hacer referencia, si las
hay, a opiniones formuladas por algún estudioso o alguna institución cul
tural autorizada, como podría ser, por ejemplo, la Universidad islámica
de El Cairo; no obstante sería forzar indebidamente el tem a presentarla
com o la doctrina propia de la religión a la que pertenece quien la for
mula. Se trataría, ciertamente, de un conocimiento útil, pero que habría
que colocar en tratados amplios de la cuestión. Nosotros solo aludimos a
ellas cuando se trata de una de las cuestiones más ampliamente difundi
das en el m undo de hoy.
4. UNA REFLEXIÓN FINAL
Es oportuna, y se puede com partir plenamente, la observación que
formulaba, hace ya algunos años, el conoctfo moralista y bioético y hoy
cardenal Dionisio Tettamanzi, en un estudio sobre nuestro tema: «A to
dos y a cada uno se abren nuevos ámbitos de responsabilidad. Nunca en
la historia, ante el valor de la vida, se ha pedido al hombre una responsa
bilidad tan anticipada en el tiempo: con el actual progreso científico y
tecnológico, se puede alcanzar al ser hum ano desde las primeras fases de
su existencia, y se le puede alcanzar como término ambivalente de un po
240 J u a n P a b lo II, Encíclica Evagelium vitae, 63.
La experimentación sobre embriones hum anos 221
sible servicio que respeta su dignidad personal o de una posible instru
m entación destructiva de esa misma dignidad.
»Es urgente, aunque no fácil, una obra cultural, que se presenta como
totalm ente ineludible y no retrasable. Esa obra consiste en recuperar y
desarrollar un fuerte y vigilante sentido de responsabilidad hacia la vida
hum ana desde sus orígenes y desde sus prim eras etapas»241.
Una indicación de fuerte valor ético, con m artilleante y significativa
insistencia, por cada uno de los diversos atentados a la vida hum ana dé
bil e indefensa, como son en particular el aborto y la eutanasia. Indica
ción que en el Magisterio pontificio ha encontrado no solo una confirm a
ción autorizada, sino tam bién un planteam iento orgánico y articulado,
dentro del horizonte más amplio del compromiso constante por la pro
moción de «una nueva cultura de la vida humana ». Tema al que la Encí
clica Evangelium vitae dedica todo el capítulo cuarto. Juan Pablo II tiene
cuidado de m ostrar que se trata de un compromiso y una responsabili
dad que no son en absoluto exclusivos de los católicos, sino que, por el
contrario, constituyen un «ámbito precioso y favorable para una activa
colaboración con los herm anos de las dem ás Iglesias y Com unidades
eclesiales [...], con los seguidores de otras religiones y con todos los hom
bres de buena voluntad: la defensa y promoción de la vida no son patri
monio de ninguno, sino tarea y responsabilidad de todos»242.
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222 Bioética

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T e tta m a n z i
INGENIERÍA GENÉTICA
159-172.

INTRODUCCIÓN

A todas las dificultades que hay que afrontar para ofrecer una explica
ción satisfactoria, común a todos los problemas de bioética ligados a los
recientes progresos de la ciencias biomédicas, en el tema presente se añade
una más. La dificultad, particularmente grave, de conseguir proporcionar,
conjugando brevedad y claridad, los indispensables conocimientos científi
cos. No son pocos, en la genética moderna, los conceptos, términos y afir
maciones que solo son comprendidos por quien haya adquirido un notable
cortejo de conocimientos de biología general, con una particular atención
a lo que se refiere a la célula, y de biología molecular y de bioquímica. Una
confirmación convincente son los intentos realizados, incluso por célebres
científicos, de tratar los temas de genética para los no iniciados. Siempre
quedan demasiadas cosas incomprensibles. Incluso cuando esos autores
han tenido el cuidado de añadir al final un glosario, siguen quedando m u
chos términos cuya explicación sigue quedando oscura243.
Ante la evidente im posibilidad de hacerlo m ejor yo mismo, que no
soy genetista, ni siquiera biólogo, he pensado en lim itar la exposición de
los datos científicos al m ínim o esencial, indispensable para la correcta
comprensión de los problemas bioéticos que deberemos afrontar, aunque
no me hago la ilusión de que haré comprensibles todas las nociones que
van a ser expuestas. Para encontrar conocimientos más amplios, el lector
que tenga la posibilidad de conseguirlas, encontrará caso por caso, en las
notas, indicaciones sobre las fuentes donde puede encontrarlos.
El problem a se plantea enseguida, en el obligado intento de dar un
contenido que sea suficientemente claro al título del capítulo. Reserván-

243 Podría bastar un ejemplo particularmente significativo, debido a la reconocida

competencia superlativa del autor: R. D u lb e c c o , I geni e il nostro futuro. La scommesa del
progetto genoma, Sperling & Kupfer, Milán 1995.
224 Bioética
dome poder precisar dentro de poco el origen y el significado de los tér
minos, una definición de «Ingeniería genética» puede ser la siguiente:
conjunto de intervenciones capaces de aportar m odificaciones al patri
m onio genético de seres vivos, desde los seres unicelulares al hombre.
Las m odalidades concretas o técnicas de la Ingeniería genética
(desde ahora IG) pertenecen al campo más amplio de las biotecnologías,
de las que constituyen la parte mayor. Con este térm ino se indican las
técnicas m odernas de intervención, que difieren de las tradicionales
«debido a que el m aterial biológico se trata a nivel de la célula»244. Gra
cias a ellas se han realizado ya innovaciones de enorme alcance en el te
rreno de la producción agroalimentaria, en la zootecnia, en la produc
ción de fármacos y en muchos ámbitos de la medicina, con resultados y
beneficios incalculables.
Las biotecnologías se han convertido también en una verdadera y pro
pia industria, en rápida expansión, con un núm ero creciente de empresas y
trabajadores, con millones de dólares de inversiones y de beneficios.
Las técnicas de IG han levantado discusiones y preocupaciones antes
incluso de que se utilizasen con el hombre, cuando las aplicaciones eran
solo sobre los microorganismos. Sobre todo se tenía miedo de que se termi
nase por hacer aparecer algún germen patológico nuevo, refractario a los
antibióticos y a los medios de defensa del organismo humano, con las gra
ves consecuencias que se pueden imaginar. No se trata de temores de gente
ignorante y sin recursos, pues los compartían también bastantes científicos.
En 1973, un comité de científicos, presidido por el célebre Paul Berg, uno
de los fundadores de la nueva genética, decretó una verdadera y propia mo
ratoria, es decir la suspensión de los experimentos de IG, hasta que se lle
gase a demostrar la inconsistencia de esas preocupaciones245. La moratoria
duró poco, dos años después, en 1975, una Conferencia Internacional de
150 científicos quitó la prohibición y estableció normas de seguridad para
los laboratorios de investigación. A pesar de ello, todavía hoy se levantan
voces de alarma provocadas por posibles riesgos de las técnicas de IG246.
Más allá de los temores de dar vida a microorganismos amenazantes,
está el hecho de que la posibilidad de modificar el patrim onio genético
244 G. G a liz z i - D. R am a, Le biotecnologie in agricultura, en E. S g r e c c ia - V. M e l e (dir.),
Ingeniería genetica e biotecnologie dell'uomo, Vita e Pensiero, Milán 1992, p. 28.
245 Para esta y las informaciones siguientes, la fuente es E. S g r e c c i a , Tra timori e spe-
ranie, «Medicina e Morale» 38 (1988), 1-3. El autor los extrae de un libro de R. D u l b e c c o ,
Ingenien della vita.
246 Algo diferentes son las informaciones que proporciona otro bien informado estu
dioso, A. Puca: Berg «levantó el problema pidiendo y obteniendo en la Conferencia de Asi-
lomar, en 1975, una moratoria en este tipo de investigación». A. P u c a , Ingegneria genetica:
nuovi orizzonti diagnostici e terapéutici, limiti e prospettive. Aspetti etici, «Anime e Corpi»
33 [1975], n.180, p. 386 s.
Ingeniería genética 225
humano, teniendo en cuenta que, hasta el momento, existe grave lim ita
ción de conocimientos en la materia, es inseparable de la posibilidad de
consecuencias dañinas imprevisibles, a corto o largo plazo. Además se
abre la vía a aplicaciones que son tam bién aberrantes, de algún m odo
como ha sucedido ya con las técnicas de ingeniería reproductiva. Pero la
posibilidad de abuso es una constante universal en el m undo hum ano, y
no respeta ni siquiera las cosas más preciosas e incontestablemente ven
tajosas. Para prevenirlo, no hay más que establecer una sana reglam en
tación y controles eficaces. E n cuanto a los riesgos a los que se alude,
ninguna confirmación ha aparecido hasta ahora de las m uchas investiga
ciones llevadas a cabo en todos los rincones del mundo.
I. DATOS INFORMATIVOS ESENCIALES
1. ALGUNAS NOCIONES ESENCIALES DE GENÉTICA
E n prim er lugar es didácticamente útil intentar dar alguna clarifica
ción en algunos temas clave, algunos los hemos encontrado ya, otros los
encontraremos más adelante. De cualquier modo, siempre de modo ex
trem adam ente elemental, y con alguna inevitable imprecisión.
DNA. Se trata del térm ino de genética más difundido en el lenguaje
corriente, pero para muchos con significados solo aproximados y confu
sos. La sigla deriva de las iniciales de tres palabras inglesas: «Deoxyribo-
Nucleic Acid» (ácido desoxiribonucleico). En sustancia, se trata de uno
de los componentes del núcleo de cualquier célula, una largísima molé
cula constituida por la sucesión de cuatro unidades llamadas bases o nu-
cleótidos [...]: adenina (A), guanina (G), tim ina (T) y citosina (C)»247.
Esta secesión se puede p ro d u cir siguiendo infinitas com binaciones,
dando lugar a las secuencias que constituyen los genes»248. A, G, T, C son
las cuatro letras que constituyen el alfabeto de la genética.
Gen. «Es la parte de DNA que contiene la información para la fabrica
ción de una sola proteína, o de una parte de proteínas complejas, que se
realiza por estructuras especializadas de la célula. Si com param os todo
el patrim onio genético al proyecto de una máquina, los genes constitui
rían las instrucciones para fabricar cada pieza». En palabras de Renato
Dulbecco, los genes «en la p ráctica son solo “recetas” p ara fab ricar
247 C. C i r o t t o , Ingegneria genetica: elementi base, e n A. B om piani - E. B ro v e d a n i - C.C i-
r o t t o , Nuova genetica. Nuove responsabilitá, San Paolo, Milán 1998, p. 38.
248 Página de Internet www.telethon.it/informagene/dizionario. Página dirigida por el
biólogo molecular Sergio Pistoi. De aquí procede la definición de gen que va a continuación.
 226 Bioética
proteínas: cada gen produce una proteína diferente. Las proteínas son
sustancias fundamentales para los organismos vivos, son muchísimas y
su conjunto determ ina la constitución del organismo, su desarrollo y su
funcionamiento. El genoma se puede, por tanto, com parar a una especie
de tratado de cocina que contiene todas las recetas para el gran banquete
que es la formación de un organismo. Se trata de un tratado gigantesco
encerrado en un solo volumen en el caso de los organismos más simples
[...] y encerrado en m uchos volúmenes, que corresponden a los cromoso
mas en los organismos más evolucionados»249.
Secuencia de un gen es la sucesión de las bases nucleótidas que lo
componen. Por secuenciación se entiende «el proceso técnico que lleva a
conocer la secuencia de un gen»250. En otras palabras, «secuenciar el ge
nom a [...] significa determ inar la exacta secuencia o sucesión de los ele
m entos constitutivos del DNA»25'.
Genoma. Es «el conjunto de los genes de un organism o, indepen
dientem ente de su organismo. Por ejemplo, el genoma de un virus puede
ten er solo 3 genes, m ientras que el de un m am ífero o del ser hum ano
tiene de 50.000 a 100.000»252. Un dato que ahora ha sido reducido, como
vemos enseguida.
Cromosomas. Los genes se encuentran dislocados en corpúsculos linea
les, que normalmente se hacen visibles cuando la célula comienza a divi
dirse, se les llama «cromosomas». «La organización cromosómica, es de
cir, el conjunto de los cromosomas [...] es la sede visible al microscopio, de
la parte predominante del patrimonio hereditario. [...] Toda organización
cromosómica deriva de la aportación de dos células sexuales [...] en la que
ambos padres están representados de un modo igual o casi igual en todos
los productos de la concepción. Por tanto, mediante la observación directa
es posible ver las acumulaciones ordenadas de esas unidades invisibles que
son los genes o factores hereditarios, que program an los caracteres que
son transm itidos de generación en generación. Los genes son invisibles
porque están constituidos, por una parte, por larguísimas moléculas de
ácido desoxiribonucleico (DNA), constituidas por segmentos contiguos sin
intervalos de material químicamente diferente»253.
Recogiendo la imagen, a la que hemostáludido antes, de volúmenes,
p ara dar una idea concreta de la información genética, y completándola
249 R. D u lb e c c o , I geni e il nostro futuro (o. c.), p. 12.
250 Página de Internet www.telethon.it/informagene/dizionario.
251 E. B ro v e d a n i, La decifrazione del genoma amano. Aspelti scientifici e implicazioni
etiche, «Aggiomamenti sociali» (51) 2000, p. 664.
252 R. D u lb e c c o , l geni e il nostro futuro (o. c .), p. 12.
253 C. B a r ig o z i, La genetica oggi. Introducción, en C. B a r ig o z i, Problemi filosofici e reli-
giosi detta genetica umana, Morcelliana, Brescia 1979, p. 13.
P
Ingeniería genética 227
con otra imagen, la de grabación en cinta magnética, se puede tener la si
guiente descripción para clarificar los elementos expuestos hasta ahora:
la información genética hum ana «se puede com parar con un conjunto de
46 cintas magnéticas sobre las que se han registrado las frases y palabras
de múltiples piezas de música, prosa y poesía, que se inscriben en ella en
código. Cuando se comienza la lectura se produce la descodificación y se
oye la pieza. De modo análogo en los 46 cromosom as hum anos, por lo
que sabemos hasta hoy, están escritas en código entre 1 0 0 .0 0 0 a 2 0 0 . 0 0 0
informaciones o “genes" llamados "codificadores”, precedidos, seguidos
o intercalados con otras porciones de DNA “no codificadoras”, sino car
gadas con otras funciones prom otoras y reguladoras que se van descu
briendo poco a poco. La mole de esta información genética puede ser va
lorada m ejor si se piensa que, estando constituida en las células
som áticas p o r cerca de 6 . 0 0 0 m illones de bases, estaría contenida en
3.000 volúmenes de 1.000 páginas cada uno con 2.000 pares de letras por
página»254. Otra imagen puede ser útil para hacerse una idea de la am pli
tud de este universo m icroscópico: «Si se pudiese desenrollar el fila
m ento de DNA de una única célula tendría una longitud mayor de un me
tro. Con todo el DNA presente en nuestro organism o se podría cubrir
1.200 veces la distancia entre la Tierra y el Sol»255.
Es necesario proporcionar algún dato elemental. Más que hablar de 46
cromosomas, es más exacto decir que se trata de dos parejas de 23 cromo
somas cada una, una de origen m aterno y otra de origen paterno. Una pa
reja particular determina el sexo del individuo, por lo que los dos cromo
somas que la componen se llaman «cromosomas sexuales». Las otras 22
parejas se denom inan «autosomas». Como es sabido, el sexo masculino es
determ inado por la pareja de cromosomas XY, el femenino por la pareja
XX. La denom inación de estos cromosomas se debe sencillam ente a la
forma con que se presentan en el microscopio. Debido a que los autoso
mas se presentan en parejas, cada uno de nosotros posee 2 copias de cada
gen que se contiene en ellos. Cada una de las dos copias se llama «alela».
Por proceder una del padre y otra de la madre, a menudo presentan dife
rencias entre ellas, por tanto, los alelos son versiones de un mismo gen.
Con base en estos datos elementales se intuye con facilidad, entre otras
cosas, que no resulte nada raro que se den situaciones en las que no todos
los elementos se encuentren perfectamente en su sitio y funcionando. La
254 A. S e r r a - E. S g r e c c ia - M. L. Di P i e t r o , Nuova genetica ed embriopoiesi umana,
Vita e Pensiero, Milán 1990, p. 21. Dentro de poco veremos que el número de genes ha re
sultado ser muy inferior al número de genes aquí indicado, que hasta ayer mismo era el
que se decía en el mundo científico.
255 Página de Internet www.telethon .it/informagene. También de aquí las informacio
nes sucesivas.
228 Bioética
ausencia o la estructura defectuosa de un solo gen, o de una de las bases
que lo constituyen, induce efectos severamente dañosos sobre la situación
de salud del sujeto. Consecuencias enormem ente más graves comporta,
obviamente, un desorden cromosómico. Como ejemplo se puede indicar el
conocido mongolismo, o síndrome de Down, que es causado por la pre
sencia de un crom osom a de más, el que se indica con el núm ero 2 1 , de
este cromosoma están presentes no dos, sino tres copias. Por ello recibe la
denominación científica de trisomía 21. Sobre las enfermedades heredita
rias, otros conocimientos serán añadidos, tratando de la genoterapia.
2. GENÉTICA-NUEVA GENÉTICA-INGENIERÍA GENÉTICA.
UN PRIMER RECONOCIMIENTO
La expresión Ingeniería genética es de origen inglés («genetic enginee-
ring») y fue forjada en 1965 por R. D. Hotchkiss ante las primeras inter
venciones sobre el patrim onio genético humano, en un artículo que se ti
tulaba: Portents for a genetic engineering, publicado en la revista «Journal
of Heredity»256. Se trata de una terminología preferible a «manipulación
genética», pues manipulación es un término que implica una connotación
negativa, como algo reprobable, connotación de la que carece el término
«ingeniería», aunque este también se presta a algunas críticas legítimas.
Como es sabido, la genética es una de las ciencias surgidas en la se
gunda m itad del siglo xix. Su iniciador fue un monje benedictino bohemio,
Gregor Johann Mendel (1822-1884), con sus célebres investigaciones espe
cialmente sobre guisantes, aunque también sobre habas y otras legumbres,
en el huerto del monasterio de Bmo (República Checa), entre el año 1856 y
el 1865. Estas investigaciones llevaron al descubrimiento de las leyes fun
damentales de la transmisión hereditaria de los caracteres. Pero esos des
cubrimientos solo fueron reconocidos en el mundo científico en el siglo xx,
por lo que se puede decir que la genética es una ciencia nacida en el siglo
xx, con sus raíces en el siglo xix. Lo esencial de los descubrimientos de
Mendel es descrito del siguiente modo p(fr el célebre genetista italiano
Luigi Gedda: «¿Qué había descubierto? Que la herencia biológica, es decir,
el material hereditario que pasa del ser vivo de una generación a la genera
ción siguiente, no es homogéneo o amorfo, sino parcelado y plural, es de
cir, formado por unidades específicas e independientes, de las que cada
una está destinada a producir un efecto determinado. En las especies se
xuadas, estas unidades se reúnen en los cigotos y se segregan en los game-
256 A. S e r r a , Verso la manipolazione genetica dell'uomo. Premese, prospettive e problemi,
«Civiltá Cattolica» 136 (1985) I, p. 444.
Ingeniería genética 229
tos casualmente. Esto sucede siguiendo leyes de las que surge como parti
cularmente significativo el sorteo de las unidades destinadas al nuevo ser
concebido, desde el patrimonio hereditario de sus padres.
«A estas unidades portadoras de cada uno de los caracteres [...] Mendel
les dio el nombre de "factores"». Solo cuando se descubrió el valor de las
investigaciones de Mendel, en 1909, el estudioso Johannsen propuso «lla
m ar gen a la unidad hereditaria localizada por Mendel. De gen se deriva el
nombre de genética, que se da a la ciencia que se ocupa de ellos»257.
Casi hasta los años sesenta, la genética no tenía otros objetivos que
buscar descubrir «las modalidades de transm isión de cada uno de los ca
racteres de una generación a otra»258. En sustancia, por tanto, se lim i
taba a u n a atenta observación de los fenómenos naturales.
A este objetivo se añadieron otros, especialmente después del descu
brim iento de medios capaces de trabajar activamente sobre el patrim o
nio genético. Esos medios son, sobre todo, de dos tipos, que se denom i
nan con térm inos que no son precisam ente transparentes: «enzimas de
restricción» y «DNA recombinante». Los «enzimas de restricción» son ver
daderos y propios bisturís biológicos, que poseen la singular propiedad
de cortar en puntos muy precisos el filamento del DNA, o serie de genes
de un crom osom a. El «DNA recom binante», p o r su parte, realiza la
asom brosa tarea de introducir un nuevo gen en el genoma de una célula
determ inada259. Dos «instrumentos» que ha sido posible descubrir y usar
solo después que, en los años cincuenta, nació y se desarrolló la biología
molecular. Los genes son precisam ente moléculas, por ello se habla de
«paso desde la genética clásica a la genética molecular, que ha permitido
la entrada de la ingeniería genética»260.
«Nueva genética» es la denominación más común de esa genética. La
transform ación de esa genética se puede dibujar así: «Desde ciencia que
estudia los m ecanismos de la herencia, como el monje agustino Gregor
Johann Mendel la había concebido y se había desarrollado después, la
genética se ha transform ado en ciencia y técnica de su “control racional”,
asum iendo las características de una auténtica tecnología, en condicio
nes no solo de ejercitar un dominio creciente sobre mecanismos biológi
cos fundamentales y delicados, como los que son propios de la reproduc-
257 L. G e d d a , Universalitá di Mendel, e n A A .W , Scienza e Sapienza. Atti della solemne
commemorazione nel primo centenario della morte di G. Gregorio Mendel (1884-1984), I R i -
lie v i, R o m a 1 9 8 4 , p . 5 5 s.
258 M . M ilá n - C o m p a r e tti, Introduzione alia nuova genetica, e n E. S g r e c c ia - V . M e le
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259 V e r s o b r e e s te p u n t o A. S e r r a - E. S g r e c c ia - M. L. Di P i e t r o , Nuova genetica ( o . c.),
p . 2 2 s.
260 M . M ilá n - C o m p a re tti, Introduzione alia nuova genetica (o . c.), p . 7.

230 Bioética
ción sexual y la transm isión de los caracteres hereditarios, sino también
de modificar, corregir y, en último extremo, innovar las particularidades
genéticas de los organism o vivos, incluso del hombre, con intervenciones
en su genoma, no solo de tipo curativo (terapia génica), sino también de
mejora (eugenética)»261.
3. LAS PRINCIPALES REALIZACIONES DE LA INGENIERÍA GENÉTICA
Las indicaciones que siguen solo quieren ser poco más que ejemplos.
El objetivo no es dar suficientes conocimientos en la materia, sino permi
tir que el lector se haga una idea de la multiplicidad y variedad de con
quistas que son ya una realidad.
En el vasto y variado m undo de la vida infrahum ana se registra «la
producción, puesta en m archa en todos los niveles industriales, de bacte
rias y virus "ingenierizados” para proteger determinados cultivos contra
el hielo, para sustituir los fertilizantes o para obtener productos indus
triales comestibles, como, por ejemplo, quesos más valorados, la prepa
ración de plantas transform adas por la inserción de genes capaces de
conferir resistencia a los herbicidas o favorecer la maduración de semi
llas y frutos de calidad superior, y la creación de animales con caracterís
ticas buscadas»262.
Pasando al campo hum ano, «algunos de los resultados significativos
obtenidos en el campo de la genética hum ana y de la medicina»263 son: se
encuentra en continuo aum ento la individuación de la situación precisa,
en qué cromosoma y en qué punto de este, de los genes responsables de
la producción de sustancias vitales, por ejemplo, insulina, o de la apari
ción de patologías graves. Por ejemplo, se ha localizado «el gen de la cho
rrea de Huntington [...] que lleva a la degeneración de núcleos im portan
tes del cerebro, que comprom eten progresivamente la actividad motora y
las capacidades mentales; [...] el gen de la proteína cuya producción se
altera en la enfermedad de Alzheimer [...]; el gen de la fibrosis cística del
261 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici, en A. B o m p i a n i - E. B r o v e d a n i - C . C i r o t t o , Nuova gene-
tica. Nuove responsabilita (o. c.), p. 43 s.
262 A. S e r r a , Dalle nuove frontiere della biología e della medicina nuovi interrogativi alia
filosofía, al diritto aüa teología, en A. S e r r a - E. S g r e c c i a - M . L . Di P i e t r o , Nuova genetica
(o. c.), p. 28. Amplios desarrollos en cada uno de los sectores mencionados se pueden en
contrar en el libro E. S g r e c c i a - V. M e l e (dir.), Ingeniería genetica (o. c.), en particular: G .
G a l i z z i - D. R a m a , Le biotecnologie in agricultura, pp. 25-50; C . L o r e n z o n i , Recenti applica-
zioni della genetica vegetale, pp. 51-63; V. B o t t a z z i , Ingeniería genetica dei batteri latticiper il
miglioramento degli animali, pp. 65-78; G . P i v a , Le biotecnologie nell'allevamento degli ani-
mali, pp. 79-85.
263 A. S e r r a , Dalle nuove frontiere (o, c.), p. 29. De esta y de las páginas siguientes pro
ceden también las citas sucesivas.
Ingeniería genética 231
páncreas [...]; el gen de la distrofia m uscular del tipo Duchesne, tan
grave que el paciente debe ir en silla de ruedas desde muy joven y muere
prem aturam ente». Estas y otras conquistas están abriendo el camino a
los análisis de errores y de los mecanismos biológicos que se encuentran
en la raíz de tantas enfermedades y dejan entrever la posibilidad de inter
venciones realm ente curativas. Hay que tener presente que «las enferme
dades que hoy son reconocidas como originadas por genes determinados
son alrededor de 4.000». Con facilidad se com prende la im portancia de la
«posibilidad de identificar con elevada seguridad, los sujetos portadores
de genes patógenos», junto a la «posibilidad de una prevención prim aria
de la enfermedad y de estudiar líneas nuevas de terapias adecuadas para
impedir su aparición [...]. El significado de esta posibilidad, pensando
especialmente en el desarrollo de terapias precoces, incluso intrauteri
nas, donde se vea necesario, no puede ser infravalorado».
Otra conquista de evidente im portancia es «el descubrimiento de los
oncógenos, a los que hoy día se atribuye la responsabilidad fundamental
en el surgimiento de una nueva formación neoplástica [...]. De este modo
se ha abierto una nueva vía, y fundamental, para com prender la patogé
nesis neoplásica y para nuevas orientaciones terapéuticas».
Por último, se ha conseguido «preparar industrialm ente moléculas de
alto valor diagnóstico o terapéutico, partiendo de los respectivos genes
aislados o sintetizados [...]: 1) la insulina hum ana, la horm ona del creci
miento hum ano, los factores de la coagulación y el interferón h u m a
nos264 [...]; 2) algunas vacunas de alta potencia, entre ellas la anti-hepati-
tis B; 3) anticuerpos monoclonales»265 y otros productos m ás266.
264 Interferón: clase de pequeñas proteínas solubles producidas por células invadidas
por virus, que inducen en las células no infectadas la formación de una proteína antiviral
que inhibe la multiplicación de virus» (A. S e r r a - E. S g r e c c i a - M. L. Di P i e t r o , Nuova ge
netica (o. c.) p. 334). La denominación interferón deriva del hecho que se trata de un tipo
de sustancia que «interfiere con el desarrollo del virus inhibiendo su multiplicación dentro
de la célula» (N. Z i n g a r e i l i , Vocabolario della lingua italiana, Zanichelli, Bolonia 1988).
265 «Anticuerpos»: «Son proteínas producidas y liberadas en la sangre por los linfoci-
tos B, que reconocen y atacan de modo específico sustancias extrañas al organismo. A me
nudo son identificados como “proyectiles'' disparados por algunos soldados del sistema in-
munitario para eliminar virus o bacterias que han entrado en el organismo». «Anticuerpos
monoclonales»: «Extraordinarias armas diagnósticas y terapéuticas puestas a punto con
las técnicas de ingeniería genética, [...] están dotados con las propiedades de los normales
anticuerpos y se pueden imaginar como una especie de misil teledirigido que llega a su
destino atraído por un único blanco específico. [...] Es suficiente asociar al anticuerpo
monoclonal un fármaco o, como en la radioinmunoterapia, un isótopo que emite radiacio
nes ionizantes, para llegar a depositar de modo selectivo sobre la célula tumoral una carga
que puede destruirla o identificarla» ( A s s o c i a z i o n e i t a l i a n a p e r l a r i c e r c a s u l c a n c r o , Co-
noscere prevenire, guariré, suplemento al n. 1 del 9 de enero de 1998 del «Notiziario - Fon-
damentale», p. 139).
266 También en este ámbito hay informaciones más amplias en el libro ya citado: E.
S g r e c c i a - V. M e l e (dir.), Ingeniería genetica (o. c.), en P. S e n s i , L’ingenieria genetica nell’in-
dustria farmacéutica e biomedica, pp. 87-94.
232 Bioética
Ingeniería genética 233
Las realizaciones de las IG listadas hasta ahora se plantean casi todas
ción genotípica y fenotípica de un animal determinado», se puede decir
en la perspectiva de la que se denomina IG «terapéutica» o genoterapia.
que «están ya las premisas para que eso se pueda hacer tam bién con el
A ella le dedicaremos una atención particular más adelante.
hombre, así aparece la perspectiva de una nueva eugenesia, aunque hoy
De las pocas indicaciones realizadas surgen posibilidades concretas,
sea todavía tímida»269.
enteramente nuevas, de diagnosis y de cura eficaz de patologías severas y,
en medidas diferentes, incluso refractarias a las terapias corrientes. A este
vasto ámbito de desarrollo de la IG, se ha juntado otro con el objetivo de
4. HACIA CONOCIMIENTOS MÁS AMPLIOS Y REALIZACIONES POSTERIORES:
intervenir en el patrim onio genético sano, hasta ahora solo de animales,
EL «PROYECTO GENOMA HUMANO»
con la introducción de modificaciones capaces de dotar al organismo de
cualidades y dotes superiores o, en cualquier caso, añadidas. Por tanto,
Los desarrollos realizados por la nueva genética en el breve espacio
algo análogo a lo que hemos visto realizado con algunas plantas útiles al
de tiem po constituido por la segunda m itad del siglo xx son realm ente
hombre para su alimentación. Esto es lo que se llama ingeniería genética
sorprendentes270. A pesar de esto, todavía estam os lejos de conocerlo
alternativa, que podría definirse como «la intervención genética construc
todo sobre el genoma hum ano. Para dem ostrarlo baste el dato que h e
tiva sobre el patrim onio genético normal»267. Las finalidades perseguidas
mos indicado accidentalmente, que hasta hace muy poco no se conocía
pueden ser sintetizadas esquemáticamente del siguiente modo:
ni siquiera cuántos genes hay: ¿50.000? ¿100.000? ¿200.000?, y de muy
«1) Colmar un déficit que, sin ser propiam ente enfermedad, deja al
pocos se conocía la situación y su función precisa. H asta ahora son esca
sujeto en condiciones de inferioridad con respecto a la media estadística.
sos los conocimientos sobre las interacciones funcionales entre los diver
2) Potenciar en el sujeto y en su descendencia una o m ás cualidades
sos genes, y tam poco se conocen bien muchos otros aspectos y conoci
por encima de la media [...].
mientos del patrim onio hereditario de la especie hum ana.
3) C onstruir sujetos hum anos con estatus biológico particular, por
En esta situación y con la certeza adquirida de que, para la solución
ejemplo, con características genéticas idénticas.
radical de muchos y graves problemas de vida y salud, puede venir una
4) Construir individuos de una nueva especie biológica hom bre-ani
contribución esencial y determ inante de los progresos en el campo gené
mal, m ediante la fecundación interespecie»268.
tico, en el m undo científico y político ha m adurado la idea de dar vida a
La alusión realizada a modificaciones del patrimonio genético que se
un proyecto de cooperación internacional, que lleve al conocim iento
transm iten a la descendencia sugiere clarificar otra distinción de la inge
completo del genoma hum ano. Han aparecido expresiones como «mapa
niería genética, la que existe entre IG somática e IG sobre la línea germi
genético», «secuenciación com pleta del genoma hum ano», como obje
nal. La prim era se realiza con células somáticas, es decir, que pertenecen
tivo del «Proyecto Genoma Humano»271. La idea fue lanzada en 1986 por
a órganos y tejidos del cuerpo; la segunda se realiza con gametos, o con
el italiano R enato Dulbecco, en u na editorial de la prestigiosa revista
el cigoto en las prim eras fases de multiplicación celular. Solo en este se
«Science»272. El mismo año, el Nacional Research Council de los Estados
gundo caso, la modificación genética se transm ite a los descendientes y,
Unidos constituyó un Comité para valorar las posibilidades de realiza
por tanto, entra a form ar parte del patrim onio hereditario.
ción del proyecto. Dos años después, tras las conclusiones positivas del
Otra indicación útil es que la genoterapia ha conocido ya las primeras
realizaciones en el campo humano, mientras que la IG alternativa se ha
limitado hasta ahora a experimentos 0 b r e animales. Pero, sobre la base 269 A . S e r r a , Dalle nuove frontiere (o. c .) , en A . S e r r a - E. S g r e c c i a - M. L. D i P i e t r o ,
de lo afirmado por dos de los más autorizados investigadores, «no es pre Nuova genetica (o. c.), p. 54. Los dos conocidos investigadores son T. E. Wagner y P. C.
Hoppe.
m aturo sugerir que es posible ya una precisa modificación de la constitu- 270 Un panorama resumen en dos tablas, hasta 1988, se encuentra en: C o m i t a t o N a z i o -
n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (18 marzo 1994), Presidenza del Consiglio
dei Ministri, Roma 1995, p. 26 s.
267 E. S g r e c c i a - V. M e l e , Gli aspetíi etici dell'ingenieria genetica, en E. S g r e c c i a - V. 271 «Secuenciar» consiste «en identificar al sucesión exacta de las bases nucleótidas, es
Mel e (dir.), Ingeniería genetica (o. c .) , p. 155. decir, de las 4 “letras" químicas que componen el D N A . Elaborando estos datos basándose
268 E. S g r e c c i a - V. M e l e , Gli aspetti etici dell’ingenieria genetica, en E. S g r e c c i a - V. en los conocimientos ya adquiridos y con la ayuda de programas informáticos, los genetis
M e l e (dir.). Ingeniería genetica (o. c.), p. 156. Para las primeras finalidades, los autores ci tas han podido construir un mapa detallado de nuestro patrimonio genético» (página In
tan M . C u y a s , Problemática etica della manipolazione genetica, «Rassegna di teología» 1987, ternet citada).
5, pp. 471-497. 272 Este y los siguientes datos informativos han sido sacados del citado documento del
C o m i t a t o N a z i o n a l e ( I t a l i a n o ) p e r l a B i o é t i c a , salvo indicación explícita en casos concretos.
 Ingeniería genética 235
234 Bioética
"Science"»278. El principal resultado obtenido ha sido la secuenciación
Comité, el organismo americano decidió financiar el proyecto: 200 millo
del genom a humano, cuya composición resulta ser, aproxim adam ente,
nes de dólares anuales durante 15 aftos. En el mismo 1988, acogido el
de un núm ero de genes calculado entre 24.000 y 40.000279.
proyecto en Europa, se funda un órgano internacional de coordinación:
El paso siguiente será propiam ente el m apa de los genes, es decir, la
«Human Genom Organization» (Hugo), cuyo Consejo se constituyó con
precisa situación de cada uno en qué crom osom a y en qué zona del
42 especialistas de 13 países273. En su puesta en m archa se comprome
mismo. También se deberá descubrir la función específica de cada gen,
tieron tam bién Japón, Israel, Canadá. Rusia, Méjico y C hina274. Aporta
las mutaciones patógenas a las que se encuentra expuesto y la compleja
ciones posteriores para esta empresa han llegado de una organización fi
interacción entre los genes en el «control del desarrollo del cigoto en ade
lantrópica privada (Howard Hughes Foundation), del Imperial Research
lante, de los procesos fisiológicos en las diversas células y en los diversos
Found inglés y de la industria (Wellcome Trust)»27S.
tejidos y órganos. De este m odo será más fácil la comprensión de tantas
Se trata de «una empresa científica internacional de grandes dimen
patologías, especialmente, las más complejas, las poligénicas o polifacto-
siones: la entidad del total de la cifra gastada por los diferentes gobiernos
riales, y encontrar las vías para superarlas»280. Se pueden intuir con faci
con esta finalidad, el número de investigadores que intervienen, la crea
lidad las ventajas de esos nuevos conocimientos para el diagnóstico y la
ción de centros y organizaciones de investigación específicos, la coordi
cura de las enfermedades que se originan exclusiva o parcialm ente en los
nación científica internacional, son características únicas que contribu
desórdenes genéticos. No es solo retórica afirm ar que, para la medicina,
yen a convertir esta iniciativa en el prim er caso de u n gran proyecto
se perfila u n cambio de época.
m ultinacional en el sector de la investigación biológica. [...] Em presa
Volveremos un poco más adelante sobre los problemas éticos que este
que puede enorgullecerse de antecedentes en la genética moderna»276.
cambio suscita; por ahora puede ser útil una de las observaciones form u
Para buscar los mismos objetivos del Proyecto Genoma se ha aña
ladas p o r el Comité Nacional (Italiano) p ara la Bioética, en un docu
dido, desde 1998, una iniciativa privada de los Estados Unidos, la socie
m ento que ya hemos citado: «En el momento actual, el conocimiento del
dad «Celera Genomics», fundada por el biólogo J. Craig Venter, integrada
patrim onio genético hum ano es cualquier cosa menos completo y se deli
por un consorcio de una decena de grandes casas farm acéuticas y cuyo
nea una situación en la que, al menos durante m ucho tiempo, nuestros
coordinador científico es Hamilton Smith, premio Nobel de medicina de
conocimientos pueden colocarse mucho por delante de nuestras posibili
1978, por sus estudios sobre los enzim as de restricción277. Debido a la
dades de intervención. Esta situación puede generar una m edicina en
elección de privilegiar el uso masivo de los medios informáticos más po
condiciones de predecir posibles enfermedades, pero no de proporcionar
tentes y puestos al día, Celera ha conseguido en poco más de un año el
la terapia adecuada. Desde aquí parte la recomendación de adoptar nue
p rim er paso im portante para conseguir el m apa del genom a hum ano.
vas reglas de com portam iento, que tengan en cuenta las acrecentadas
Este anuncio, que ha saltado a las primeras páginas de los medios de in
responsabilidades debidas al aum ento de nuestros conocimientos»281.
formación, se produjo el 6 de abril del 2000. Pocos meses después, el 26
de junio, el consorcio público de investigación dio un anuncio análogo.
E ra preciso entonces «dar a conocer al m undo científico la vías recorri 5. INFLUENCIA CULTURAL DE LA LLEGADA Y DESARROLLO
das, las principales etapas y las conquistas reales, entre las que la más DE LA NUEVA GENÉTICA
clamorosa es la redacción del texto completo del genoma hum ano en dos
ediciones. Después de largas negociaciones con las dos grandes revistas En prim er lugar se puede, de modo útil, establecer un paralelo con la
científicas “Nature" y "Science”, se decidió publicar los resultados del física. También la física conoció, m ucho antes, el paso desde el simple
proyecto público [...] en “Nature" [...] y los del proyecto privado [...] en
278 T h e G e n o m e I n t e r n a c i o n a l S e q u e n c e C o n s o r t i u m , Inicial sequencing and analisis
271A. S e r r a ,
Dalle nuove frontiere (o. c .) , en A. S e rra - E. S g re c c ia - M. L. D i P ie tr o , o f the Human Genome, «Nature», 15 febrero 2001, vol. 409, pp. 860-941; J. C. V e n t e r y
Nuova genetica (o. c.), p. 35. o t r o s , The Sequence of the human genoma, «Science», 16 febrero 2001, vol. 291, pp. 1304-
274 C. C i r o t t o , Ingegneria genetica: elementi di base, en A. B om piani - E. B r o v e d a n i - C. 1341. Fuente: A. S e r r a , La rivoluzione genomica. Conquiste, attese e rischi, «La Civiltá C a t -
C ir o tto , Nuova genetica, nuove responsabilitá, San Paolo, Milán 1997, p. 33. tolica» 152 (2001) II, p. 444.
275 V. L. P a s c a l i - E. D 'A l o j a , II progetto genoma e le conoscenze sui geni normali e pato- 279 A. S e r r a , La rivoluzione genomica (o. c.), p. 446.
logici dell'uomo. Problemi etici e deontologici, «Medicina e Morale» 42 (1992), p. 219. 280 A. S e r r a , La rivoluzione genomica (o. c.), p. 446 s.
276 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 30. 281 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 34 s .
277 Extraigo estos datos de «Medicina e Morale* 50 (2000), p. 115.
236 Bioética
conocimiento de las leyes del m undo físico hasta todo tipo de interven
ciones activas sobre él y sobre sus energías, tocando el vértice cuando se
ha conseguido tocar el corazón de la materia, el átomo y su energía. Los
nuevos y temibles poderes adquiridos de ese modo por el hom bre sobre
la naturaleza física le han conferido nuevas responsabilidades de un al
cance que antes ni siquiera eran imaginables, lo que ha planteado nuevos
y gravísimos problem as éticos, además de sociales y políticos.
La trayectoria de las ciencias biológicas es análoga. También han to
cado el corazón de la naturaleza viva, el patrimonio genético.
Del mismo modo y aún más que con el descubrimiento de la energía
atómica, se puede hablar de un momento clave no solo de la ciencia, sino
de la hum anidad. Se ha hablado de «autopoiesis del hombre». Con re
ferencia a la concepción evolucionista-darwinista, se puede decir que
h asta ahora la evolución de las especies vivas ha sido determ inada por
factores incontrolables por parte del hombre y en gran parte desconoci
dos; ahora, el hom bre puede ser el dueño del camino posterior y hacer
evolucionar la especie hum ana en la dirección y el sentido elegido y que
rido por él282. Posibilidad que, ciertamente, no es todavía una realidad,
pero para la que ya se han puesto las premisas.
Son particularm ente agudas e ilum inantes algunas de las reflexio
nes de Luigi Lom bardi Vallaurí: «La manipulación genética, o con m a
yor am plitud las biotecnologías, aplicada al hombre es, junto a la inte
ligencia artificial, el p u n to extrem o alcanzado y alcanzable, del
conjunto del proyecto de la ciencia m oderna, proyecto que puede ser
caracterizado com o constitucionalm ente reduccionista, en el sentido
de dirigido a red u cir los niveles m ás "elevados" y menos aferrables de
la realidad a niveles m ás "bajos” y más com pletam ente controlables.
El punto es aquel en que el proceso científico-tecnológico de dominio
integral tom a por objeto a su m ism o autor. La forma del pensam iento
del cientificism o tecnológico, que como som bra acom paña los progre
sos de la ciencia y de la técnica modernas, se resume en la idea-fuerza
de que es enteram ente m anipulable por parte del hom bre [...]; el hom
bre tiende a no deber más que a sí mismo su propia esencia y su pro
pia existencia»283. *'
Pero con un correctivo: semejante salida destructiva no es una fatali
dad obligada. Volviendo de nuevo sobre el paralelo instituido con el des
cubrim iento de la energía atómica, pues, aunque ha existido su perversa
actuación destructiva con la bom ba atómica, tam bién se ha realizado
282 C f. E . S g r e c c i a , Manuale di bioética ( o . c .) , p. 2 3 4 .
283 L . L o m b a r d i V a l l a u r í , Manipolaiione genetica e dirítto, e n s u l i b r o :
nulla, térra degli uomini, térra dell'oltre ( o . c . ) , p . 149..
Ingeniería genética 237
toda una serie de valiosas aplicaciones al servicio del hombre. Lo mismo
se puede decir de la IG, que «puede orientarse a fines terapéuticos, para
curar enfermedades hasta ahora incurables y resistentes a la ciencia m é
dica. El dilema entre la orientación pacífica y constructiva y la orienta
ción m anipuladora y destructiva depende de la ética, de las elecciones
éticas que se hagan.
«Nunca la ética ha sido tan importante en medicina, en biología y en
la sociedad. Estos descubrimientos científicos han hecho que la moral,
que se ocupa de la vida, se haya convertido en un interés de todos, un
problem a de relevancia prioritaria en la sociedad, y de la sociedad a nivel
mundial»284.
El impacto cultural de la realización del proyecto genoma y las conse
cuencias de su aplicación en ámbitos de prim era im portancia se perfila,
aunque sea a grandes líneas, de un alcance sorprendente. Esta es una re
flexión seriam ente ponderada, m irando a las ventajas que se apuntan,
que «están destinadas a incidir profundam ente en la condición hum ana
[...], con evidentes efectos de desestructuración de los valores tradiciona
les y de inducción de otros nuevos». Presenta una im portancia particular
«el evidente valor simbólico de la empresa, que evoca la llegada de una
nueva era científico-tecnológica, caracterizada por una decisiva tom a del
poder sobre la vida por parte del hom bre, incluso sobre el hom bre
mismo [...], destinada a aportar im portantes cambios de orden concep
tual, cultural y social»285.
II. ASPECTOS JURÍDICOS Y PROBLEMAS ÉTICOS:
UN CUADRO DE CONJUNTO
El térm ino «jurídico» se entiende aquí en sentido amplio, hasta in
cluir tam bién docum entos prejurídicos, como son, por ejemplo, los de
organism os oficiales, nacionales e internacionales, que no llegan m ás
allá del nivel de recomendaciones o de directrices u orientaciones para
una futura norm ativa auténtica procedente de órganos legislativos. No
se puede plantear en estas páginas revisar lo que cada Estado ha hecho
en esta m ateria, utilizando sobre todo Comités o Comisiones oficiales.
Nos lim itarem os a echar una rápida m irada a lo que se ha hecho en el
ám bito continental en la Unión Europea, y en un ám bito casi m undial
por parte de la UNESCO. La preferencia por la Unión Europea está ju s
tificada por el hecho de que «el derecho com unitario europeo está en-
Terre, Terra del 284 E . S g r e c c i a , Manuale di bioética ( o . c .) , p . 2 3 5 .
285 E . B r o v e d a n i , La decifrazione del genoma umano ( o . c .) , p . 6 6 9 s .
238 Bioética
Ingeniería genética 239

tre los prim eros que han buscado formas de coordinación y de regula
No se puede hacer otra cosa que enviar a estudios específicos para un
ción de la m ateria»286.
repaso y un análisis de los diversos documentos emanados por los dife
rentes Organismos com unitarios europeos289. Punto de partida, no solo
porque es el prim ero en el orden de tiempo, sino, sobre todo, porque es
1. DIRECTIVAS EN EL ÁMBITO EUROPEO
fundam ental la Recomendación 934 (1982) sobre la ingeniería genética,
del Consejo de E uropa290. También tienen una im portancia particular
La atención prestada a la IG por parte de los diversos Organismos co
dos documentos, que tienen conexión entre ellos, del Parlam ento E uro
m unitarios se explica si se tiene en cuenta el hecho de que la aparición y
peo. El prim ero es de la Comisión jurídica y para los derechos de los ciu
el rápido desarrollo de la nueva genética se han producido en un con
dadanos: Documento de trabajo sobre los problemas éticos y jurídicos de la
texto cultural caracterizado, entre otras cosas, por un período de especial
manipulación genética, presentado el 24 de julio de 1987 y aprobado el 21
atención a la defensa de los derechos y de la dignidad de la persona hu
de noviembre de 1988, y que ha hecho de base al segundo: Resolución so
m ana. Los organism os que ejercen esa tutela no pudieron sustraerse a
bre los problemas éticos y jurídicos de la manipulación genética, aprobada
una petición que subía desde una opinión pública que manifestaba fuer
por el Parlam ento Europeo el 16 de marzo de 1989291.
tes y difundidas perplejidades y temores, suscitados por un seguirse de Podemos lim itarnos a sintetizar las orientaciones m ayorm ente rele
anuncios de conquistas y de metas cada vez más audaces y perturbado
vantes tam bién desde e\ punto de vista ético, y de alcance general:
ras en el campo misterioso de las primeras fuentes de la vida y de la iden
1) «Los derechos a la vida y a la dignidad hum ana garantizados por
tidad personal. En esta óptica de tutela de la dignidad de los derechos del
los artículos 2 y 3 de la Convención Europea de los derechos del hombre
hom bre en relación con las investigaciones genéticas, se produjo la ela
implican el derecho a heredar características genéticas que no hayan su
boración y la publicación de una serie consistente de documentos de di
frido manipulaciones», salvo que se trate de «aplicaciones terapéuticas
verso tipo y alcance, hasta llegar a un texto de valor decididamente jurí
útiles p ara elim inar enferm edades genéticam ente transm itidas». Tam
dico y vinculante, que incluye tam bién las IG, pero que se extiende en el
bién se afirm a la necesidad de «una reglamentación adecuada para p ro
am plio campo de las diversas realizaciones de las ciencias biomédicas.
teger a los individuos de las posibles aplicaciones de estas técnicas [de
Se trata de la Convención para la protección de los derechos del hombre y
IG] para fines no terapéuticos»292.
la dignidad del ser humano con respecto a las aplicaciones de la biología y Por tanto, se excluye cualquier form a de IG alternativa, se adm ite,
la medicina: Convención sobre los derechos del hombre y la biomedicina, p o r el contrario, la genoterapia, pero esta tam bién debidam ente regla
texto aprobado por el Comité de Ministros el 19 de noviembre de 1996287.
m entada. Esta directiva se ha convertido en norm a vinculante en la Con
A nuestro tem a está dedicado el capítulo IV: «Genoma humano» (art. 11-
vención sobre los derechos del hombre y la biomedicina: «Una intervención
14). Además están previstos cuatro Protocolos Adjuntos, que deben «de
cuyo objetivo es modificar el genoma hum ano no puede ser em prendida
sarrollar, en terrenos específicos, los principios contenidos en la presente más que por razones preventivas, diagnósticas o terapéuticas y solo si no
Convención» (art. 31), uno de los cuales será dedicado a la genética. Los tiene como finalidad introducir modificaciones en el genoma de los des
otros tres se referirán a la investigación médica, el trasplante de órganos,
cendientes» (art. 13).
y la protección del em brión y el feto hum anos288.

286 A . B o m p i a n i , Elaborazione di rególe intemazionali, e n A . B o m p i a n i - E. B r o v e d a n i -

C . C i r o t t o , Nuova genetica ( o . c .) , p . 133. El a u t o r r e v i s a t o d o s l o s d o c u m e n t o s e m a n a d o s
p o r l o s d i v e r s o s O r g a n i s m o s c o m u n i t a r i o s , a p a r t i r de 1982, y p o r l a UNESCO a t r a v é s d e l
C o m ité I n te r n a c io n a l d e B io é tic a , d e l q u e e n p a r tic u la r a n a liz a la « D e c la ra c ió n u n iv e rs a l
s o b r e el g e n o m a h u m a n o y lo s d e re c h o s d e la p e rs o n a h u m a n a » , u n te x to p a r a s e r s o m e
t i d o a l a A s a m b l e a g e n e r a l d e l a ONU.
287 El texto del documento en francés y en traducción italiana se puede encontrar tam
bién en «Medicina e Morale» 47 (1997), pp. 129-149. En la misma revista véase el editorial
de E. S g r e c c i a , Im Convenzione sui diritti dell’u omo e la biomedicina (pp. 9-13) y un estu
dio de A . B o m p i a n i , Una valutazione della «La Convenzione sui diritti dell’uomo e la biome
dicina» del Consiglio d'Europa (pp. 37-55). Se indicarán otros estudios más adelante.
288 A . B o m p i a n i , Una valutazione... ( o . c .) , p p . 3 8 - 5 4 .
289 Ver, por ejemplo, A. B o m p i a n i , Elaborazione delle rególe intemazionali, en el libro ci
tado en colaboración con E. B r o v e d a n i y C. C i r o t t o , Nuova Genetica (o. c.), pp. 87-121;
A. B o m p i a n i , L'elaborazione di rególe per le innovazioni biotecnologiche. Proposte della Co-
munitá Europea per un ordinato sviluppo delle biotecnologie, «Medicina e Morale» 50
(2000), pp. 713-750.
290 El texto de la Recomendación se puede encontrar en G r u p p i p a r l a m e n t a r i D.C.
(dir.), II Parlamento Europeo per uno statuto giuridico dell'embrione umano (o. c.), pp. 147-
153.
2,1 El texto de los dos documentos se encuentra en G r u p p i pa r l a m e n t a r i D.C. (dir.), II
Parlamento Europeo per uno statuto giuridico dell'embrione umano (o. c.), pp. 44-114 el pri
mero; pp. 115-126 el segundo.
292 A. B o m p i a n i , L'elaborazione di rególe (o. c.), p. 89 s.
240 Bioética
2) El último inciso del artículo 13, que se acaba de referir, añade una
posterior prohibición que confirma aquellas «normas que prohíben taxa
tivamente cualquier intervención que modifique voluntariamente la línea
genética hum ana (art. 13)». Esto debido al «principio de responsabilidad
hacia las futuras generaciones»293. P or tanto se excluye la IG en la línea
germinal.
3) En cuanto a la citada Resolución del Parlamento Europeo, es sufi
ciente hacer notar que esta, además de confirmar lo inadmisible de la IG
alternativa y de la que versa sobre la línea germinal (art. 12.b, 27-30), y la
legitim idad de la terapia genética sobre células som áticas (art. 22-26),
dedica m ucha atención a los análisis genéticos, prim ero «en general»
(art. 12), después «sobre los trabajadores» (art. 13-18), «en el campo de
los seguros» (art. 19-20), «en los procedim ientos penales» (art. 21). En
síntesis, el criterio central para justificar límites y prohibiciones se en
cuentra en el respeto a la dignidad de la persona y en la búsqueda de su
bienestar. De aquí surge, por ejemplo, la petición de prohibir cualquier
discriminación en base a resultados de exámenes genéticos; de hecho, es
rechazada cualquier obligación de someterse a ellos y de com unicar sus
resultados a quienquiera que sea (empresario, sociedad de seguros); tam
bién se prohíbe «la transm isión, recogida, archivo y valoración de los da
tos genéticos por parte de las autoridades estatales y las organizaciones
privadas» (art. 12.d). Evidentemente, nos encontramos fuera del ámbito
de la IG, debido a que los análisis genéticos no modifican para nada el
genoma de la persona sobre la que se realizan.
NOTA. Entre los problem as particulares, los organismos com unita
rios han dedicado una atención notable al diagnóstico genético prenatal,
al que está dedicada enteram ente una Recomendación del Comité de Mi
nistros de 1990. Pero de su contenido nos hemos ocupado ya en el capí
tulo sobre «Diagnosis prenatal», al que reenviamos ahora.
2. DIRKCTIVAS DE ALCANCE MUNDIAL
Como se ha indicado ya, hasta el día de hoy hay un solo documento
de alcance prácticam ente mundial sobre los problemas de la genética hu
m ana, documento que ha sido em anado por la UNESCO. Hay que tener
presente que los Estados m iem bros de este organism o son 118. De al
cance mundial en sentido impropio puede decirse que es la Relación final
de la V Conferencia subir la bioética promovida por el vértice de los siete
293 A. B o m p i a n i , Una \'alula:nnit'. (o. i-.), p. 47.
Ingeniería genética 241
países m ás industrializados del m undo (Roma, 10-15 abril 1988). Se
puede decir que la casi totalidad de las investigaciones y experimentacio
nes sobre IG en el m undo solo son posibles, y se realizan, en esos siete
países.
a) La Declaración de la UNESCO
P reparada por un Com ité internacional de B ioética (CIB) co n sti
tuido a propósito en 1993. La Declaración ha sido adoptada por u n ani
m idad por la Conferencia general de la UNESCO, el 11 de noviem bre
de 1997. El título del docum ento es: Declaración universal sobre el Ge
noma humano y los derechos del hombre294. Solo alguna anotación y su
brayados295.
Como cualquier otra Declaración, tampoco esta pretende ser u n texto
jurídicam ente vinculante, sino solo una proclam ación de principios, al
máximo con alguna directiva. El respeto a la dignidad y a los derechos de
cada ser humano, prescindiendo de la calidad de su dotación genética, y
tam bién de la diversidad de cada uno, es el fundamento, repetidam ente
indicado, de los diversos principios en los que debe inspirarse cualquier
tipo de intervención sobre el genom a hum ano, tanto de investigación
científica como de diagnóstico o de terapia.
Sobre las diversas afirm aciones, que se pueden com partir desde el
punto de vista ético, grava una lamentable y dañosa falta de claridad so
bre cuáles son los sujetos que se quieren defender y proteger en su digni
dad y en sus derechos. Se habla de «individuos humanos» o «seres hum a
nos», pero con esos términos ¿se indican tam bién los embriones? No hay
duda sobre lo fundamentado de esta situación. Una confirmación inequí
voca procede del hecho de que en la Relación explicativa «se deja a los Es
tados la larca de precisar "el alcance de la expresión ser h um ano”»296.
Por consiguiente, «no se puede deducir del texto si tal proyección cubre o
no la fase de la vida prenatal; es más, quien ha participado en los debates
sabe que este punto ha sido expresamente pasado en silencio. Este vacío
jurídico y este "reduccionismo” antropológico hace que todo lo que dice
positivo, protector, defensor, honorífico, sobre el genoma hum ano podría
294 El texto, en francés, también se puede encontrar en «Medicina e Morale» 48 (1998),
pp. 158-166.
295 En estas anotaciones utilizo amplia y libremente de E. S g r e c c i a , L’UNESCO sui ge
noma umano. Un segnale di forte significato bioetico, «Medicina e Morale» 48 (1998),
pp. 9-14.
296 E. S g r e c c i a , LVNESCO sui genoma umano (o. c.), p. 13 s. De aquí también procede
la cita siguiente.

242 Bioética
no valer en el m om ento en que se tratase de intervenir sobre embriones
precoces, el único sitio donde es posible provocar alteraciones, seleccio
nes eugenésicas, discriminaciones». De nuevo hace sentir su peso nega
tivo la falta de definición del estatuto del embrión humano. Una carencia
debida también, quizá principalmente, «a la prevalente voluntad de com
prom iso y de ajuste “político”»297, dictada por la preocupación de evitar
problemas a los Estados que han emanado leyes que autorizan el aborto
y la experimentación sobre embriones humanos.
La esperanza de que se lleguen a disipar esas nieblas puede encontrar
u n buen fundamento porque en el docum ento mismo se establece explí
citam ente que los problemas que en él se tratan siguen abiertos a poste
riores determ inaciones y desarrollos, con un encargo explícito en ese
sentido al mismo Comité que ha cuidado la redacción (art. 24). Es signi
ficativo y anim ante el hecho de que, al precisar algunas de las tareas del
Comité, se señala «en particular la identificación de las prácticas que po
d rían ser contrarias a la dignidad hum ana» y se añade, como ejemplo,
«las intervenciones en la línea germinal». Otorgar a estas intervenciones
la calificación de «prácticas contrarias a la dignidad humana» equivale a
una clara condena y a una igualmente clara prohibición, que no existe en
ningún otro sitio de la Declaración.
b) Im . Relación final de la Conferencia promovida por los siete países
más industrializados
Cronológicamente, es evidente que este documento ha precedido bas
tantes años el docum ento de la UNESCO, pero también es evidente que
en el docum ento de la UNESCO son sin comparación mayores la riqueza
de contenidos éticos, a lo que se sum a su carácter de docum ento de al
cance mundial. Por esto le hemos dado la precedencia298.
La mayor parte del documento está dedicada a la información deta
llada sobre el Proyecto Genoma (aunque nunca es llamado así), sus obje
tivos, las ventajas que se prevén en diversos ámbitos, especialmente, en el
médico. Sin embargo, la parte final se refiere a «los diversos problemas
m édicos determ inados p o r la aplicación de las nuevas conquistas del
cam po de la genética humana». Termina con una serie de «recomenda
ciones» (§ 4). Lim itando la atención a estas últimas, tienen una im por
tancia particular la 4 y la 5, que se refieren, una a la genoterapia de célu
2,7 E. S g r e c c i a , L’UNESCO sui genoma umano (o. c.), p. 12.
298 El texto de la Relación se puede encontrar en «Medicina e Morale» 38 (1988),
pp. 308-315.
Ingeniería genética 243
las somáticas y la otra a «la manipulación genética intencionada de célu
las de la línea germinal». De la prim era se afirm a que «debe ser valorada
como los dem ás tratam ientos médicos experimentales» y se recuerdan
las exigencias esenciales. La segunda es excluida, pero por ahora: «los de
legados han convenido que no existen en este m om ento indicaciones mé
dicas ni tampoco justificaciones éticas para la manipulación genética in
tencional de células de la línea germinal humana» (n. 5). Provisionalidad
de una exclusión de la que no se ve cuál es la justificación. Sobre este
problema volveremos enseguida.
3. EL ÁMBITO DE LA PROBLEMÁTICA ÉTICA
Se debe haber notado que, en casi todo lo que se ha expuesto hasta
aquí, se ha tratado de la IG que se refiere al hom bre. En realidad es la
única que suscita problemas éticos específicos, nuevos, incluso dram áti
cos. La IG aplicada al m undo vegetal y al anim al, com enzando p or los
microorganismos, no exige más que dos condiciones para ser lícita, que
son:
1) S er verdaderam ente útil al servicio de legítim as exigencias del
hombre.
2) No dañar el equilibrio ecológico o el ecosistema existente.
Muchas de estas aplicaciones de la IG deben estar anim adas p or la
contribución preciosa, a veces determ inante, que pueden dar para solu
cionar gravísimos problemas humanos, com enzando por el del hambre.
Algunos ejemplos: se ha creado una especie de arroz que perm ite hacer 2
o 3 cosechas anuales, en vez de una. Se puede pensar en lo que significa
esta ventaja para toda esa parte de la hum anidad que tiene el arroz como
alimento básico. Se han creado variaciones en otras plantas alimenticias,
haciéndolas más resistentes al calor o al frío, haciendo posible su cultivo
en amplias zonas donde no era posible hasta ahora.
Por tanto, se puede formular una especie de principio general:
Investigación y técnicas de IG que no alteren la dotación genética
hum ana no provocan problem as éticos específicos, salvo los com unes
en cualquier investigación y experim entación científicas.
De cualquier modo, se comienza a tocar al hom bre a nivel genético
cuando de células som áticas hum anas se extrae un trozo específico de
DNA para transferir un preciso gen al genoma de algunos m icroorganis
mos y transform arlos así en productores de sustancias, de las que ese gen
es responsable en el hombre. Los casos más conocidos, aunque no úni
cos, son la producción de la insulina, de interferón y de diversas vacunas.
Producción que se hace a escala industrial, en la cantidad deseada y con
244 Bioética
notable ahorro económico. Tampoco aquí surgen problemas éticos espe
cíficos. El patrim onio genético del sujeto perm anece, evidentem ente,
inalterado, pues solo se sacrifican algunas células somáticas.
Entonces, podemos formular una prim era indicación de carácter ge
neral para la IG hum ana: solo se plantean problem as éticos específicos
en aquellas intervenciones de IG que pretenden m odificar la dotación
genética de un individuo que ya existe, o asignar caracteres genéticos
preestablecidos a un nuevo ser hum ano.
4. ¿CUÁLES SON LOS PROBLEMAS ÉTICOS?
Sin pretender ser completos, con utilidad podemos dibujar una espe
cie de panorám ica de los problem as éticos que propone el variado
m undo de la IG.
Se puede delinear un prim er cuadro localizando, en vez de una serie
de intervenciones aisladas, grupos o clases. «Los problemas esenciales
[...] pueden ser resumidos en tres tipos: problemas conectados con la in
vestigación en cuanto tal; problem as conectados con las aplicaciones
diagnósticas; problemas conectados con las aplicaciones terapéuticas»299.
Se puede añadir una cuarta clase a estas tres, constituida por los proble
mas éticos que suscita la perspectiva de la IG alternativa.
Prescindiendo del tipo de colocación se puede hacer u na lista, poco
más que ejemplificadora, de los problemas éticos conectados con proble
mas determ inados de IG:
• Seguridad de los laboratorios de investigación.
• Experimentación con fármacos obtenidos con técnicas de IG.
• Diagnosis genética y nuevos problemas que plantea la medicina de
predicción que está naciendo.
• La posibilidad de patentar los procedimientos de m odificación del
genoma hum ano y de las secuencias mismas del DNA de las que se
han ido realizando mapas.
• El Proyecto Genoma.
• Por últim o, problem as que ya hem os,fratado sustancialm ente en
otros capítulos: diagnosis genética prenatal, clonación, experimen
tación sobre em briones humanos.
Al ser, evidentemente, imposible tratar aquí todos estos problemas, se
im pone realizar una elección. En el ám bito de la investigación genética
básica, «la valoración de algunos problemas suscitados por la producción
299 A. Ser r a , La nuova genetica ... (o. c.), e n M a z z o n i (e d .) ,
p. 110.
Ingeniería genética 245
en laboratorio de "animales transgénicos" p ara la investigación biomé-
dica y por el desarrollo del Proyecto Genoma Hum ano [...] representan
los dos sectores experimentales más avanzados de la investigación»300. En
el ámbito de esa investigación, limitaremos nuestra atención al Proyecto
Genoma Hum ano. Pero, en el ám bito de la investigación genética apli
cada, nos detendremos sobre la terapia génica humana, que representa la
perspectiva con mayores posibilidades de la investigación»301.
III. ALGUNOS PROBLEMAS ÉTICOS EN PARTICULAR
1. EL «PROYECTO GENOMA HUMANO»
a) Una primera y positiva valoración ética global
A prim era vista se podría pensar que el Proyecto no suscita proble
mas éticos. Como con justicia hace notar el Comité Nacional (Italiano)
para la Bioética, «el progreso en térm inos de conocimientos es ya por sí
un aspecto "positivo" de la empresa, que -p o r otra p arte- tam bién puede
ofrecer ventajas aplicatívas para la diagnosis, cura y prevención de nu
merosas enferm edades de tipo genético»302. No obstante, todo un capí
tulo, el 2o, está dedicado a las «Implicaciones éticas y sociales del p ro
yecto genoma humano».
Ya hemos indicado una información esencial sobre el proyecto, pero
es conveniente hacerla un poco menos incompleta, para realizar un enfo
que desde el punto de vista ético. «Del desarrollo del "Proyecto Genoma
Hum ano” se perfilan significativos y quizá revolucionarios progresos en
diversos sectores de la investigación biológica, en general, y en la investi
gación biomédica, que consentirán una mejor comprensión de num ero
sos mecanismos y fenómenos biológicos, actualm ente sin explicación o
escasam ente conocidos, con nuevas y ventajosas perspectivas en el
campo m édico-terapéutico, para la prevención y cura de enfermedades
hereditarias (medicina preventiva y terapia génica), para la comprensión
de m ecanismos genéticos y moleculares que están en la base del polimor
fismo genético y de la formación de tum ores (oncología)»303. Más concre
tamente, las aplicaciones prácticas de los conocimientos sobre el genoma
300 E. B r o v e d a n i , Aspettietici... (o. c.), p. 56.
301 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici... (o. c.), p. 6 6 .
A sua immagine (o. c.), 302 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o . c.), p. 5 .
303 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici... (o. c.), p. 63.
246 Bioética
hum ano afectan a diferentes sectores: «desde la diagnosis de las patolo
gías hereditarias y las condiciones genéticas, tanto en la fase prenatal
como en la edad adulta [...], a la terapia génica; de la comprobación de la
identidad a través del perfil genético, a los aspectos de la población;
desde el uso comercial de los conocimientos obtenidos (biotecnologías),
a su utilización para la investigación»304.
Por tanto, se puede estar de acuerdo en una primera valoración glo
bal claram ente positiva, que en este punto Ennio Brovedani formula al
afirmar: «Su realización, por tanto, no solo es deseable, sino en ciertos
aspectos incluso obligatoria»305. Aunque, sin hablar de obligación, una
valoración positiva ha sido repetidam ente expresada tam bién por Juan
Pablo II, en discursos particularm ente importantes debido al auditorio
altam ente cualificado al que estaban dirigidos: la Academia Pontificia de
las Ciencias y la Academia Pontificia para la Vida306. Solo algunas frases
entre las muchas que se podrían citar: «La investigación del genoma per
m itirá al hombre entenderse a sí mismo en un nivel no alcanzado hasta
ahora. [...] Los progresos científicos, como los que se refieren al genoma,
otorgan honor a la razón del hombre llamado a ser Señor de la creación
y otorgan honor al Creador, fuente de vida, que ha confiado a la hum ani
dad la gestión del m undo»307. Sobre la posición de la Iglesia católica en el
campo más vasto de las IG volveremos enseguida.
Aun solo con la base de los pocos datos informativos hasta ahora in
dicados, se com prende fácilmente que «en el ‘‘Proyecto’’ están en juego
m uchos intereses, no solo de tipo cognoscitivo, sino tam bién, y sobre
todo, económicos, políticos y sociales, que se encuentran en el origen del
horizonte problemático y conflictivo que a menudo acompaña y caracte
riza su desarrollo»308. Este es un dato que hay que tener presente tam
bién para hacer una valoración ética de las investigaciones que están en
m archa. De hecho está comprometida, más de lo habitual, la distinción,
que sigue siendo obligada, entre investigación científica pura, que consti
tuye un progreso de indudable valor en el conocimiento de la realidad, y
la investigación aplicada. No deja de ponerlo en evidencia tam bién el
304 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 39.
305 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici (o. c.), p. 63.
306 J u a n P a b l o II, Discurso a un gruppo di lavoro sui genoma umano promosso dalla
Pontificia Accademia delle Scienze (20 noviembre 1993), «L’Osservatore Romano», 21 no
viembre 1993; J u a n P a b l o II, All'Assemblea plenaria della Pontificia Accademia delle Scienze
(28 octubre 1994), «L’Osservatore Romano», 4 noviembre 1994; J u a n P a b l o II, Alia IV As-
semblea generale della Pontificia Accademia per la Vita (24 febrero 1998), «L'Osservatore
Romano», 25 febrero 1998.
307 J u a n P a b l o II, All'Assemblea plenaria della Pontificia Accademia delle Scienze (28 oc
tubre 1994) (o. c.).
308 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici... (o. c.), p. 62.
w mm
Ingeniería genética 247
Comité Nacional (Italiano) para la Bioética: «Hay que señalar el progre
sivo difum inarse de una neta línea de separación que perm ita la distin
ción tradicional entre tecnología aplicada e investigación científica funda
m ental. E sta característica es com ún a buena parte de la em presa
científica contemporánea y en las nuevas tecnologías biológicas, pero con
una especial relevancia en el caso del Proyecto Genoma Humano. [...] Un
esfuerzo de investigación científica y tecnológica de estas dimensiones se
encuentra inevitablemente asociado a implicaciones intermedias de natu
raleza sobre todo aplicativa [...]. Tampoco esta característica carece de
implicaciones relevantes en lo que se refiere al juicio ético»309. Este entre
cruzarse entre ciencia y técnica es subrayado poco después desde otro
punto de vista, cuando el Comité señala una «creciente dificultad de dis
tinguir con cuidado los aspectos propiamente científicos de los tecnológi
cos, como por la cada vez mayor dependencia de nuestros conocimientos
de los complejos aparatos técnicos de investigación, tanto por la compleji
dad de los corfocimientos científicos que constituyen la tecnología»310.
Teniendo como trasfondo este dato de la concreta situación cultural
en la que se desarrolla el proyecto, se puede hacer notar, en prim er lugar,
que, considerándolo desde el punto de vista de adquisición de nuevos co
nocimientos de un «contenedor» hum ano todavía en gran parte inexplo
rado y de im portancia fundamental, como se ha visto ya, una prim era va
loración ética no puede ser m ás que decididam ente positiva. Las
perspectivas que esos conocimientos abren, que han sido indicadas an
tes, y que son altam ente beneficiosas para el hom bre, confirm an aún
más esa valoración.
No obstante, no falta algún problem a ético, como se ha hecho notar
pronto.
b) Algunos problemas particulares
Antes de nada se ha cuestionado la legitimidad de destinar sumas de
dinero tan elevadas a esta empresa, m ientras siguen sin ser satisfechas
p ara m uchas personas, incluso p ara poblaciones enteras de todo el
m undo, en el m ism o campo sanitario, exigencias de vital im portancia.
Otros problemas éticos se plantean después del inevitable aum ento de la
distancia entre las dilatadas posibilidades de predecir un núm ero cre
ciente de enfermedades hereditarias y las limitadas posibilidades de in
tervenciones terapéuticas, p or un período de tiem po que, previsible-
309 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 31.
310 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 33.

248 Bioética
mente, será largo. Se impone, por tanto, encontrar desde ahora vías idó
neas para neutralizar eficazmente algunos riesgos, serios y cercanos, de
nuevas formas de envilecimiento de la dignidad hum ana, como podría
ser, por ejemplo, la comercialización del cuerpo humano a través de con
ceder patentes por secuencias del DNA.
Se trata de problem as éticos conectados con el hecho de la realiza
ción del Proyecto, a ellos hay que añadir los que se derivan de la aplica
ción de los nuevos conocimientos en genética y por el uso de biotecnolo
gías, descubiertos gracias a él. Recogiendo los que se acaban de indicar,
es posible dibujar para cada uno, de modo escueto, un intento de solu
ción.
1) ¿Es lícito destinar sumas ingentes al Provecto Genoma Humano en
la actual situación en el terreno sanitario? Este problem a está situado
dentro del más amplio debate sobre la distribución de recursos, una de
las cuestiones que plantea la crisis del Estado social, problem a de una
com plejidad particular, que es objeto de público debate y que no tiene
u na fácil solución.
Una prim era y útil indicación es que parece necesario redimensionar
notablem ente la entidad de la cifra presupuestada. Esto se debe princi
palm ente al descubrimiento de nuevas técnicas que han consentido abre
viar mucho la duración prevista de algunas fases311. Además, después de
un examen atento, la consistencia real de las inversiones resulta mucho
m enor de lo que parecía a prim era vista. Estos son algunos datos signifi
cativos sobre el tem a que se refieren al principal contribuyente, los Esta
dos Unidos: «El gasto total del proyecto en los Estados Unidos ha sido de
190 millones de dólares en 1993, una cifra ciertamente respetable, pero
no desmesurada [...], de alrededor del 1% de la suma que se gasta en la
investigación biomédica, además repartida entre una veintena de labora
torios»312.
Si se tiene presente la gran cantidad de nuevas posibilidades de bene
ficios en favor de la vida y de la salud de los hombres que se perfilan una
vez que se haya realizado el Proyecto, invertir en él el 1% del gasto desti
nado a la obligada investigación biomédica no solo no parece excesivo,
sino incluso inadecuado. **
2) íPor qué agravar la dañosa distancia entre las posibilidades de pre
dicción y las de curación de las patoloeías genéticas? Nos encontram os
ante uno de tantos casos de efectos colaterales no deseados, pero inevita
311 Una documentada exposición de esta aceleración del camino de la realización del
Proyecto se puede encontrar en A. S e r r a , La nuova genetica ... (o. c.), en M a z z o n i (ed.), A
sua immagine (o. c.), pp. 99-106.
312 R. D u l b e c c o , I geni e il nostro futuro ( o . c .) , p. 155.
Ingeniería genética 249
bles, de una acción en sí misma honesta. El conocido principio de las ac
ciones de doble efecto encuentra aquí una nueva aplicación. Sin necesi
dad de detenerse para mostrarlo, es fácil darse cuenta que en este caso se
dan todas las condiciones necesarias para la licitud, desde este punto de
vista, para la puesta en m archa del Proyecto: existen razones proporcio
nadas para hacerlo, no existen otras vías para alcanzar el objetivo que se
pretende, el efecto no deseado no procede del aum ento de conocimientos
genéticos, sino de la im posibilidad de hacer crecer a la vez los conoci
mientos médicos, que tienen los conocimientos genéticos como prem isa
indispensable. Hay que añadir que la lamentable distancia de que habla
mos es un daño provisional, destinado a desaparecer con las posteriores
conquistas de la genoterapia.
No obstante, la situación no deja de plantear algunas exigencias éti
cas, tanto para los investigadores, en la programación para realizar el Pro
yecto, como para los individuos y la sociedad. Estas son las principales.
a) Establecer prioridades entre los objetivos que se buscan. E n con
creto, conceder la precedencia a «aquellas investigaciones sobre el genoma
humano cuyo objetivo es la identificación, la realización de mapas y la se-
cuenciación de genes de particular importancia clínica y terapéutica»313.
b) En cuanto a los análisis genéticos hay que tener bien presente las
particularidades de la situación: en un núm ero creciente de casos se po
drá predecir con anticipación la aparición de enfermedades, graves e in
curables, «que surgen después de los cuarenta años y de los que los indi
viduos más jóvenes con el gen enfermo se pueden llam ar portadores en
cierto sentido»314. El conocimiento de esta situación no otorga ninguna
ventaja al sujeto, m ientras le envenena los años de buenas condiciones de
salud con la pesadilla del inexorable acercarse del año en que com enzará
para él un terrible clavario. Ante esta posibilidad, se ha afirmado con jus
ticia «un derecho a no saber»315 (que la sociedad debe g aran tizar que
será respetado), y se ha llegado a considerar como particularm ente justi
ficada una exigencia de carácter general para todos los análisis genéti
cos, es decir, que solo pueden ser efectuados con la petición voluntaria
del sujeto mismo. Esta petición, en presencia de u n a duda con funda
m ento de ser portador de una enferm edad genética, puede ser tam bién
un preciso deber moral, debido a la «responsabilidad de esa persona en
relación con terceros vivos o por nacer, a quienes el conocimiento de un
diagnóstico genético realizado a tiempo podría ahorrar sufrimientos»316.
313 E. B r o v e d a n i , Aspetti etici... (o. c.), p . 65.
314 R. D u l b e c c o , I geni e il nostro futuro (o. c.), p. 155.
315 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 35.
3,6 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 35.
250 Bioética
Se puede pensar, por ejemplo, en uno que está m adurando un proyecto
de m atrim onio, o ya casado, está pensando en tener un hijo.
3) El problema de las patentes de los descubrimientos sobre el eenoma
humano. No p or casualidad se ha utilizado el térm ino «problema». No
hace falta hacer investigaciones para saber que, en este punto, se enfren
tan posiciones opuestas. El hecho es de dominio público debido a la in
formación que proporcionan los medios de comunicación. La oposición
existe tanto en el plano teórico o bioético como en el práctico, entre so
lem nes declaraciones de principios y decisiones operativas. Lo pone de
m anifiesto tam bién el Comité Nacional (Italiano) de Bioética: «El acceso
y la propiedad de los datos representa un problem a muy delicado, que
hoy es m ateria de controversia a nivel internacional». En este punto, el
docum ento cita u n hecho muy significativo: «De hecho, recientem ente
un investigador del Nacional Institute o f Health ha presentado una peti
ción de patente para m ás de 2.000 secuencias de DNA humano, de fun
ción desconocida, obtenidas en las investigaciones sobre el genoma hu
m ano»317. Análoga petición de patente ha sido presentada en octubre de
1999 por «Celera» para 6.000 genes secuenciados por ella318. La presión
p ara legitim ar la realización de patentes se explican si se piensa en la
mole de intereses y beneficios que están en juego.
Lo esencial de la argumentación que apoya la tesis de la no adm isibi
lidad ética de realizar patentes se encuentra sintetizado en estas afirm a
ciones del m ismo Comité: «Además de los problem as ligados a la libre
circulación de los problem as científicos, el propósito de patentar secuen
cias de DNA hum ano presenta notables implicaciones éticas. El respeto
de la dignidad del hom bre debería llevar al principio de no comercializar
el cuerpo humano, ni sus componentes y, por tanto, a no patentar genes
o secuencias de m aterial genético hum ano descubiertas en las investiga
ciones. Por tanto, el genom a humano y sus partes no deberían ser paten-
tables»319.
A favor de esta posición se ha expresado tam bién Juan Pablo II, al
aplaudir «el hecho de que numerosos investigadores rechacen considerar
que los descubrim ientos realizados en el genoma puedan constituir p a
tentes susceptibles de ser registradas. Debido $ que el cuerpo hum ano no
es un objeto del que se pueda disponer, los resultados de las investigacio
nes deben ser comunicados a toda la comunidad científica y no pueden
ser propiedad de un pequeño grupo»320.
317 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 42.
318 Dato de «Medicina e Morale» 50 (2000), p. 115.
319 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Progetto genoma umano (o. c.), p. 42.
320 J u a n P a b lo II, AlVAssemblea plenaria della Pontificia Accademia delle Scienze (28 oc
tubre 1994) (o. c.).
Ingeniería genética 251
2. LA TERAPIA GÉNICA O GENOTERAPIA: ALGUNAS PREMISAS
DE LOS PROBLEMAS ÉTICOS
a) Algunos conocimientos preliminares esenciales
Se vuelve a plantear aquí, como ya al inicio de este capítulo, la exi
gencia de p artir de un m ínim o indispensable de nociones de carácter
científico, aun siendo conscientes de la seria dificultad que implica reu
nir brevedad y claridad.
Por enfermedades genéticas se entienden las patologías que se derivan
de alguna alteración presente en el patrim onio genético de una persona.
Se pueden distinguir con utilidad tres tipos o clases de enfermedades, se
gún el nivel en que se sitúa la alteración: cromosómico, de un único gen
o de varios genes321.
Alteraciones a nivel cromosómico. Pueden afectar al núm ero o a la es
tructura de los cromosomas. Sus consecuencias son particularm ente gra
ves, tanto que estas alteraciones com prom eten la supervivencia m ism a
del embrión o del feto, con el consiguiente aborto espontáneo. En otros
casos, el em barazo se concluye, pero el sujeto presenta graves minusva
lías psicofísicas. Entre las m ás frecuentes y conocidas se encuentra el
mongolismo, síndrom e debido a la presencia de un cromosoma más. En
concreto hay 3 cromosomas 21, en vez de 2. Por esto se denom ina triso-
mía 21. «Representa alrededor del 36% de los síndromes de aberraciones
cromosómicas observados en el nacimiento»322.
Alteraciones a nivel de un solo gen, causa de enfermedades «monogé-
nicas». La consecuencia es que «o no se forma el producto que controla
ese gen o se forma, pero modificado de tal modo que carece de su funcio
nalidad o esta es gravemente defectuosa». Debido a que las posibilidades
de intervención terapéutica por ahora existen solo en relación con este
tipo de patología genética, conviene decir algo más. Obviamente, las con
secuencias concretas varían según el gen de que se trate. Así se dan «défi
cit enzimáticos, hormonales o de estructuras con una actividad específica,
como hemoglobina, inmunoglobinas, factores de coagulación, factores de
crecimiento, por lo que quedan reducidas o faltan completamente funcio
nes absolutamente indispensables para el desarrollo norm al y el funciona
miento normal del organismo. Hoy se conocen alrededor de 4.000 enfer
m edades debido a alteraciones de un único gen». Algunos ejemplos de
321 Las informaciones que siguen han sido sacadas en gran parte de A. S e r r a , La ma-
lattia genetica: selezione o solidarietá?, «La Civiltá Cattolica» 140 (1989), 4, pp. 218-231.
322 A. S e r r a , La malattia genetica: selezione o solidarietá?, «La Civiltá Cattolica» 140
(1989), 4, p. 220. También de aquí las citas siguientes.
252 Bioética
esas enfermedades son: talasemia, diabetes juvenil, arterioesclerosis, enfi
sema pulm onar grave, psicosis, retrasos psicomotores graves.
Todavía es indispensable un dato de conocimiento, debido a los pro
blemas que hay que afrontar: las modalidades de transmisión de las en
ferm edades m onogenéticas. Son tres: autosóm ica dom inante, autonó
mica recesiva y transm isión ligada al cromosoma X. Para un mínimo de
explicación de los términos, es necesario tener presente la alusión hecha
al inicio del capítulo sobre la presencia en el genoma de dos copias de
cada gen. Se llam a dom inante «la alteración de un gen que produce su
efecto, es decir, domina, también cuando la otra copia del mismo gen es
normal»; «un gen alterado es recesivo cuando no produce la enfermedad
cuando el otro gen de la m ism a pareja es norm al»323. Esto sirve tanto
para el hom bre como para la mujer, cuando se trata de los genes de los
22 crom osom as llam ados autosomas. En cuanto a los cromosom as se
xuales, solo la m ujer tiene dos copias de los cromosomas que se encuen
tran en el cromosom a X. Por consiguiente, en caso de genes alterados re
cesivos del cromosom a X, la enfermedad no se desarrolla a no ser que la
alteración esté presente en el cromosoma X de origen paterno y en cro
mosoma X de origen materno. En caso contrario, la mujer solo es porta
dora de la enfermedad, pero resulta inm une a ella. Al engendrar hijos, la
enferm edad se desarrollará solo en los hijos varones. Un ejemplo típico
es la hemofilia324.
Por último, las enferm edades originadas por alteraciones de más de
un gen, que a m enudo se encuentran asociadas a alteraciones am bienta
les. Se trata de las enfermedades «poligénicas» o «polifactoriales». Tales
son, por ejemplo, la anencefalia, la espina bífida, la hidrocefalia, y «está
emergiendo gradualm ente que a esta clase se deben adscribir muchos ti
pos de tumor, que h asta ahora se consideraba que se originaban de la
m utación exclusiva de células somáticas»325.
b) Ingeniería genética y enfermedades genéticas
En relación con las enfermedades genéticas, la IG está adquiriendo
un papel en continua expansión, y de im portancia determinante, en los
tres momentos o sectores en los que se organiza cualquier intento de lu
cha contra una enfermedad: prevención, diagnosis, terapia.
I geni e il nostro futuro (o. c.), pp. 210-217.
323 R . D u l b e c c o ,
324 E xplicaciones m ás detalladas en R . D u l b e c c o , I geni e il nostro futuro (o. c.),
p. 121 s.
325 A. S e r r a , La malattia genetica (o. c.), p. 221.
Ingeniería genética 253
En lo que se refiere a la prevención, desde los años sesenta, am bien
tes científicos escogidos han realizado propuestas de declarado euge-
nismo, que lam entablem ente han sido acogidas e im plem entadas, que
debía ser realizado con todos los medios, m ientras sean eficaces. El pri
mero de ellos: «la elección, por parte de parejas, de células fecundantes
masculinas, procedentes de sujetos altamente seleccionados y oportuna
m ente recogidas y conservadas en bancos. [...] En una fase m ás avan
zada, [...] elección de ambas células germinales, con implanto y desarro
llo posterior del em brión en una “m adre de acogida”»326. En sustancia,
una «selección germinal», seguida por inseminación artificial o también,
después de su invención, por fecundación in vitro y transferencia del em
brión.
A esta se añade la «selección genotípica preventiva», es decir, la elimi
nación por aborto de los fetos que resulten estar afectados por alguna en
fermedad genética, después de un análisis genético prenatal. Esta posibi
lidad ha encontrado amplia aplicación en casi todos los países que han
legalizado el aborto. Significativa y desconcertante es la siguiente afir
m ación pública y autorizada, realizada en 1971: «Científicamente, este
tipo de eugenesia es la solución m ás deseable, porque evita el su fri
miento hum ano y reduce silgo la cantidad de inform ación genética defec
tuosa, que se encuentra presente en el pool génico»327. No se puede más
que calificar de absurda y criminal una idea de prevención que efectúa la
reducción del núm ero de enfermos m atándolos en el prim er m om ento de
su aparición en la escena de la vida.
En la últim a vía indicada ha aparecido ya la diagnosis genética. Para
ello puede bastar lo visto en el capítulo sobre diagnosis prenatal.
Queda por examinar y valorar lo que se refiere a la aplicación de téc
nicas de IG en la terapia de enfermedades genéticas o genoterapia en el
significado más riguroso del térm ino que ahora precisamos.
c) Los primeros pasos y los límites actuales de la terapia génica
«Por terapia génica se entiende la introducción en organismos o célu
las hum anas de un gen, es decir, de un fragm ento de DNA, que tiene el
efecto de prevenir y/o curar una condición patológica»328. Como cual
quier otra form a de IG, también esta puede ser realizada con células so
326 A. S e r r a , La malattia genetica (o. c.), p. 222. De esta y de las páginas sucesivas esta
mos extrayendo posteriores inform aciones docum entadas.
327 Afirmación que aparece en A. S e r r a , La malattia genetica (o. c.), p. 221.
328 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica (15 febrero 1991), Presidenza
del Consiglio dei Ministri, Rom a 1995, p. 7.

254 Bioética
máticas, y por tanto con efectos limitados al sujeto de la IG, o sobre las
células de la línea germinal, que tiene efectos tam bién sobre la posible
descendencia. Como indicaba tam bién el Comité N acional (Italiano)
para la Bioética en su documento de 1991, «para realizar una valoración
de las posibilidades efectivas de aplicación en el campo clínico solo se
puede considerar la terapia génica somática por inserción o adjunta. Ya
que todas las dem ás formas de intervención correctiva o sustitutivas y
todo tipo de terapia germinal, sobre gametos o cigotos, no son practica
bles en el m om ento o no tienen suficiente apoyo y convalidación experi
m ental»329. A un decenio de distancia, la situación, como veremos ense
guida, no registra cambios sustanciales.
Es útil tener presente que lo que se acaba de decir se refiere a la tera
pia génica en sentido estricto. «En sentido amplio, el significado del tér
mino hoy se extiende tam bién a intervenciones [...] y a procedimientos
adecuados no solo para m odificar la estructura del genoma, sino tam
bién para interferir con la expresión génica»330. Luego no está en cues
tión la estructura del genoma. No obstante limitaremos nuestra atención
a la terapia génica en sentido estricto.
La expresión «terapia génica somática por inserción o adjunta» deli
m ita cuidadosamente el ámbito en el que ha resultado hasta ahora practi
cable la terapia génica somática. En términos comunes y comprensibles:
se trata de enfermedades genéticas debidas a un solo gen patógeno rece
sivo, en ausencia del correlativo gen sano dominante. Así son, por ejem
plo, algunas enfermedades de la sangre, como la hemofilia, talasemia, al
gunas form as raras de inm unodeficiencia331. La terapia consiste en
insertar el gen que falta en las células. Se trata, por tanto, de un trasplante
génico. Para esta inserción se pueden utilizar «diversas técnicas que utili
zan agentes mecánicos, físicos y químicos o biológicos. [...] La elección
de la técnica de transferencia del material genético viene determinada por
el tipo de célula receptora»332. Son susceptibles de estas curas los «tejidos
que continuam ente se reconstruyen a partir de pocas células germinales.
Este es el caso de las células de la sangre. Para tejidos de este tipo se
puede program ar [...] la extracción de l^S células germinales, su modifica
ción genética y su posterior inserción en el organismo. Todas las células
que se originarán a continuación poseerán el nuevo gen»333.
329 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica ( o . c . ) , p . 15.
330 L. D e C a r l i , Terapia genica: prospettive, in A. Bompani (dir.), Bioética in medicina,
Cic Edizioni Intem azioni, Rom a 1996, p. 89 s.
331 U na lista am plia indicando el «gen defectuoso», en L. D e C a r l i , Terapia genica
(o. c.), p. 98. Tabla 1.
332 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica (o. c.), p . 14.
333 C . C i r o t t o , Ingegneria genetica ( o . c . ) , p . 28.
Ingeniería genética 255
Dejando de lado los dos prim eros intentos de terapia génica, ambos
fracasados, el prim ero de 1970 y el segundo de 19 8 0334, lim itam os la
atención a la serie de intervenciones realizadas por French Anderson en
USA, a partir de 1990. Entre las enfermedades genéticas que presentan
las características que acabamos de indicar, los investigadores eligieron
el ADA, una forma particularm ente grave de inmunodeficiencia, debido a
un déficit genético de Adenosin-deaminasa (ADA en sigla), una «enzima
clave en la m aduración y funcionam iento del sistem a inmunológico».
Por consiguiente se padece «un síndrome infantil letal [...]. El síndrome
va acom pañado por masivas infecciones fúngicas, virales y bacterianas,
la p arad a del crecim iento y la m uerte que llega, si no se tra ta el sín
drome, en los primeros meses de vida o, al máximo, con 1 o 2 años»335.
Con la colaboración de investigadores italianos, dirigidos por Claudio
Bordignon, Anderson comenzó en 1990 una serie de intentos de terapia gé
nica con niños que padecían déficit de ADA. Un balance de los cinco pri
meros años de intentos realizados tam bién por otros en USA, 107 de 507
individuos, llegaba a estas conclusiones: «Es demasiado pronto para afir
m ar la eficacia terapéutica de la genoterapia, o para predecir sus prom e
sas. [...] La genoterapia está en sus primeros pasos todavía y casi todos los
estudios se refieren a la prim era fase, es decir, a establecer que no es no
civa, más bien que la eficacia del procedimiento»336. Alargando la atención
al m undo entero, «Hasta hoy [1997] son más de 600 los pacientes tratados
con terapias de sustitución génica. Ninguno de ellos se ha curado y solo en
17 casos se ha encontrado una cierta mejora. En Europa ha habido unos
2 0 pacientes tratados y los resultados han sido desilusionadores con la ex
cepción de un único caso, italiano, de trasplanto del gen ADA. [...] Actual
mente son 8 los niños que, después de haber recibido el gen ADA en los Es
tados Unidos y en Italia, han presentado signos duraderos de mejora. [...]
«Como conclusión [...] y casi como para cerrar un prim er balance,
traigo la frase con la que recientemente se ha concluido una publicación
de m ucha autoridad del National Institute of Health (NIH) de los Estados
Unidos: “La eficacia clínica no ha sido dem ostrada definitivamente hasta
ahora en ninguno de los protocolos de terapia génica”.
«Vistos los desilusionadores resultados, crece el núm ero de quienes
asignan la causa a los todavía escasos conocimientos de los mecanismos
biológicos básicos, inmunológicos y virológicos sobre los que se funda la
Ingegneria genetica (o. c.), p. 17. Para m ayor inform ación sobre experi
334 C . C i r o t t o ,
m entos anteriores ver: L. D e C a r l i , Terapia genica (o. c.), p. 90 s.
335 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica (o. c.), p. 27 s.
336 G. Ross - R. E r i c k s o n - D . K n o r r y c o l a b . , Gene Therapy in the United Status. A five
years status report, «Hum an Gene Therapy» 7 (1996), pp. 1781-1790, citado en A. S e r r a ,
La nuova genetica ... (o. c.), p. 108.
256 Bioética
terapia», con la propuesta obvia de potenciar la «investigación básica»337.
Una contribución de prim er plano en este sentido se espera de la realiza
ción del Proyecto Genoma Humano.
Para realizar una valoración ética, hay que tener presente el dato de
que la terapia génica se sitúa netam ente entre los procedim ientos clíni
cos de ca rác te r experim ental. «Los protocolos clínicos, por muy defi
nido que estén en cada paso, deben todavía ser considerados experimen
tales»338. Hay que decir lo mismo en el caso de los riesgos que comporta
la terapia génica, algunos de los cuales son particularm ente graves. «Es
com ún entre todas las técnicas de transferencia génica con integración
casual en el DNA genómico de los cromosomas, el riesgo de mutagénesis
de inserción. Con este térm ino se define el proceso de inducción de m u
taciones génicas causadas por interrupciones o por recolocaciones de la
secuencia de nucleótidos, debida a la entrada de DNA exógeno [...].
Cuando la m utación afecta [...] a secuencias que de algún m odo se en
cuentran implicadas en el control del crecimiento neoplástico, puede lle
var al desarrollo de tumores». Riesgos análogos están conectados solo
con algunas de las técnicas de transferencia génica339.
Hay que añadir a todo esto la existencia de un amplio m argen de da
ños imprevisibles: «La introducción de los genes constituye una opera
ción cuyo efecto es difícil de valorar [...]; los efectos colaterales a distan
cia, que se pueden p ro d u cir debido a las relaciones que se pueden
presentar entre el gen introducido y las demás estructuras del genoma,
no se pueden prever»340.
3. TERAPIA GÉNICA: ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
a) Una primera indicación general
El carácter de experimentación, ya indicado antes y que es universal
m ente reconocido, que presenta esta forma de terapia tiene una impor
tancia particular desde el punto de vista ético, pues se sigue que hay que
aplicarle todas las exigencias y condiciones necesarias p a ra la licitud
de cualquier experim entación clín ica.'
A estas exigencias y condiciones se ha otorgado una atención especial
en num erosos y diversificados documentos, a partir de la conocida De
337 C. C i r o t t o , Ingegneria genetica (o. c.), p. 31 s.
338 L. D e C a rli, Terapia genica (o. c.), p. 105.
339 L. De C a rli, Terapia genica (o. c.), p. 107.
340 E. P o l l i , Conclusioni della Commissione Nazionale sull’ingeneria genetica e prospet-
tive future, en E. S g re c c ia - V. M e le (dir.), Ingeniería genetica (o. c.), p. 402.
Ingeniería genética 257
claración de Helsinki. Recomendaciones para los médicos en la investiga
ción biomédica que incluya sujetos humanos, de la Asociación m édica
m undial (1964 y revisiones posteriores)341. Sin duda posee mayor autori
dad el docum ento publicado sobre el tem a en 1993, por un organism o
científico creado ya en 1949, por la OMS y la UNESCO: Council for In
ternational Organisations of Medical Sciences (Cioms)342. A estos hay que
añadir documentos dedicados específicamente a la experimentación clí
nica en el cam po genético, dentro del cam po m ás am plio de la IG, de
modo particular por organismos de la Unión Europea, en su m ayor parte
recordados antes, al hablar de los aspectos jurídicos de la IG343.
Ya que se va a dedicar a la experimentación clínica un capítulo, envia
mos a él para conocer la necesaria determ inación de los principios, n or
mas, directivas que hay que aplicar en la genoterapia, a causa de su ac
tual carácter de intervención biomédica experimental. Por esto pasamos
a aspectos y problemas éticos específicos de la genoterapia.
b) La genoterapia somática
Una prim era valoración positiva puede ser form ulada del m odo si
guiente: «La genoterapia sobre células somáticas, debido a que no altera
la individualidad genética, se incluye en el ám bito de las intervenciones
estrictamente terapéuticas y, por tanto, en línea teórica, no solo es lícito,
sino que debe ser promovida»344.
No obstante, en la línea práctica hay que tener en cuenta seriamente
los límites de las dificultades que actualmente, como se ha visto, registra
esa terapia. Esto ya se hace, en parte, al aplicarle las exigencias éticas
que toda terapia experimental debe respetar, pero hay otras que justifica
dam ente han surgido, tanto en la literatura bioética como en los docu
m entos de los organism os nacionales y supranacionales. Estas son las
principales345:
341 La últim a revisión ha sido realizada en 1996, en la 48 Asamblea General en Somer-
set West, Sudáfrica. El texto se puede encontrar, entre otros sitios, en «Medicina e Morale»
4 7 (1 9 9 7 ), pp. 792-799.
342 El título del docum ento es Internacional Ethical Guidelines for Biomedical Research
involving Human Subjects, Ginebra 1993.
343 Un estudio breve y particularm ente com petente sobre el punto es de nuevo de A.
B o m p i a n i , Elaborazione di rególe intemazionali, en A. B o m p i a n i - E B r o v e d a n i - C . C i r o t t o ,
Nuova genetica. Nuove responsabilitá (o. c.), pp. 87-135.
344 E. S g r e c c i a - V. M e l e , Glí aspetti etici dell’ingenieria genetica, en E. S g r e c c i a - V.
M e l e ( d ir .) , Ingeniería genetica ( o . c .) , p . 150.
345 Lo que sigue h a sido sacado de A. S a r m i e n t o y o t r o s , Ética y Genética, Ediciones
Universidad de Navarra, Pam plona 1993, pp. 138-142; E. S g r e c c i a - V . M e l e (dir.), Ingenie
ría genetica (o. c.), pp. 150-152; C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica (o. c.),
pp. 20-26; L. D e C a r l i , Terapia genica (o. c.), pp. 107-109.
 Ingeniería genética 259
258 Bioética
superables problemas técnicos hacen imposible un acercamiento de este
• Debe tratarse de una patología objetivamente grave y, al menos por
tipo por las graves implicaciones éticas que tendría la experim entación
ahora, ocasionada por defectos de un solo gen, que debe ser rece
sivo. genética. Pues, para llegar a una eficacia técnica aceptable de estos pro
cedimientos, se necesitarían experimentos no solo sobre las células ger
• Debe ser una terapia no curable con otras terapias alternativas de
minales, sino tam bién sobre embriones resultantes de la fecundación de
probada eficacia.
• Debe existir una norm ativa estatal rigurosa, para asegurar que la gametos manipulados genéticamente.
»Por últim o, la existencia de un riesgo m uy alto de que errores no
terapia génica se efectúe solo en centros autorizados, dotados con
previsibles causados por la modificación genética se transm itan a la des
los necesarios y sofisticados medios y personal médico especiali
cendencia, sin la posibilidad de una intervención correctiva posterior,
zado, que esté en condiciones de realizar correctam ente la inter
com porta un freno posterior para el uso de estas técnicas sobre células
vención, y tam bién de asegurar un seguimiento adecuado del pa
ciente. germinales».
Es tam bién im portante la anotación que sigue a continuación: «Los
• Existir una aprobación previa del protocolo de la experimentación
documentos jurídicos se pronuncian casi unánimemente contra las inter
por parte de un comité ético independiente y competente.
venciones de genoterapia sobre células germinales y sobre embriones»348.
• Que exista una previsión científicamente fundam entada de que se
Los dos autores que citamos muestran, por tanto, que en esta línea se han
producirán resultados positivos, con una incidencia despreciable de
efectos no deseados. situado documentos de USA, Alemania y del Parlamento Europeo. Mien
tras que sobre una línea claramente permisiva se encuentran algunos paí
• Que no estén incluidas las células de la línea germinal.
ses europeos, com o Suecia e Inglaterra. En cuanto a Italia, el Comité
El Comité Nacional (Italiano) para la Bioética concluye la lista de
Nacional para la Bioética, después de haber indicado las reservas, preo
condiciones para la licitud de la genoterapia somática, añadiendo: «En
cupaciones y riesgos de la terapia germinal, termina: «En la situación ac
estos puntos se encuentran de acuerdo la m ayor parte de las leyes, re
tual [...] se comprende que sea general el consenso sobre la no admisibili
comendaciones, resoluciones y propuestas de los órganos de consulta
de los gobiernos de diversos países, como Estados Unidos, Alemania, dad de esta forma de terapia génica»349.
Un elemento posterior que sostiene su ilicitud se delinea dentro de la
Suecia, Dinamarca, Reino Unido, Australia y Organismos internaciona
bioética personalista, y consiste en que en la realización de este tipo de
les como el Consejo de Europa y Parlam ento Europeo». El texto envía a
terapia parece inevitable introducir la técnica de la FIVET, que es ética
la bibliografía general para una lista de esos docum entos346.
mente inaceptable, como se ha visto en su sitio.

c) La genoterapia germinal
4. LA POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA

Al tratarse de algo que hasta hoy es pura hipótesis, y con la perspec

La IG, en el significado riguroso en el que la hem os entendido, no
tiva de un futuro distante difícilmente previsible, pueden ser suficientes
algunas pocas rápidas alusiones. ha sido objeto de docum entos escritos del Magisterio. En la Instrucción
Donum vitae se encuentran solo dos breves alusiones: uno a la genote
Hay que tener presente que se trata de intervenciones que deberían
rapia (1.3) y otro a la IG alternativa (1.6), pero que contienen u n a cita
efectuarse sobre las células germinales o sobre embriones precoces. Se
explícita a discursos del Papa sin hacer añadido alguno. Por ello, se im
pasaría «del campo de la terapia correctiva al de la terapia preventiva y,
por tanto, en sí m isma altamente resolutiva y de gran valor ético»347. Por pone referirse a algunos discursos de Juan Pablo II en los que aparecen
tem as de IG, con m ayor o m enor am plitud. Todos están dirigidos a au
lo tanto, una valoración decididam ente positiva del objetivo al que se
ditorios especialm ente cualificados: la Pontificia Academia de las Cien
mira, pero con un signo marcadam ente negativo por los medios a los que
cias y p ara la Vida, la Asociación Médica Mundial, la Asociación de Ju-
habría que recurrir para conseguirlo. «En el momento actual [...], los in

348 E. S g r e c c ia - V. M e l e (dir.), Ingeniería genetica (o. c.), p. 153.

346 C o m i t a t o N a z io n a l e p e r l a Terapia genica ( o . c . ) , p. 2 6 .
B io é t ic a ,
349 C o m i t a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t i c a , Terapia genica (o. c.), p. 20.
347 E. S g r e c c ia - V. M e l e ( d ir .) , Ingeniería genetica ( o . c . ) , p. 153.
260 Bioética
ristas Católicos350. Buscaré sintetizar esquem áticam ente los puntos de
m ayor relieve.
En lo que se refiere al Proyecto Genoma Hum ano, la aprobación es
am plia y repetida351, como investigación que «permitirá al hombre en
tenderse a sí m ismo a un nivel hasta ahora no alcanzado». Además, «los
progresos científicos, como los que se refieren al genoma, honran la ra
zón del hombre, llamado a ser señor de la creación, y honran al Creador
fuente de vida que ha confiado a la hum anidad la gestión del mundo»
(28-10-1994, n. 3). También: «La continua profundización de conocimien
tos sobre el ser vivo es en sí misma un bien, porque la búsqueda de la ver
dad form a parte de la vocación prim ordial del hombre» (20-11-1993, n.
2). Es decir, ningún problema ético desde este punto de vista, pero el Pro
yecto y su realización presentan tam bién otros aspectos.
«Es im portante ser conscientes de los problem as m orales que pro
duce no el conocimiento en sí mismo, sino sobre los medios para adqui
rir el saber y sus posibles y previsibles aplicaciones» (20-11-1993, n. 4).
Se delinean, por tanto, dos ámbitos en los que se plantean problemas éti
cos: uno antecedente y el otro subsiguiente al objetivo de adquirir cono
cimientos. Para solucionarlos, el Pontífice indica como criterio primario
y fundamental «el respeto del ser hum ano sobre el que se realiza la inves
tigación. [•..] Todo ser humano debe ser considerado y respetado como per
sona desde el momento de su concepción» (20-11-1993, n. 6). Este respeto
se efectúa cuando todo lo que se hace sobre el hom bre «se orienta a su
bien» (20-11-1993, n. 7). E ntre las aplicaciones que se siguen de este
principio, de modo insistente aparece en los discursos del Papa la neta y
severa condena de la utilización de embriones hum anos como cobayas
de laboratorio.
En cuanto a las aplicaciones de los nuevos conocimientos adquiridos,
es insistente la denuncia de la derivación perversa que quiere convertir
los en la fuente de un nuevo eugenismo, eliminando los embriones y fe
tos que resulten genéticamente tarados.
350 Puede ser útil una lista de esos discursoi: A los participantes en un Convenio de la
Pontificia Academia de las Ciencias sobre «La experimentación en biología» (23 octubre
1982); A la 35 Asamblea general de la Asociación Médica Mundial (29 octubre 1983); Al Con
venio nacional de la Unión de Juristas Católicos Italianos (5 diciembre 1987); Al Grupo de
Trabajo del Proyecto Genoma Humano, promovido por la Academia Pontificia de las Cien
cias (20 noviembre 1993); A la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias
(28 octubre 1994); A la IV Asamblea General de la Pontificia Academia para la Vida (24 fe
brero 1998). El texto de los discursos se puede encontrar fácilmente, por las fechas indica
das, además de en L’Osseivatore Romano, en Insegnamenti di Giovanni Paolo II y en otras
fuentes. Por ello, al citarlos, me limitaré a poner entre paréntesis en el texto la fecha del
discurso, sin ulteriores reenvíos a notas u otras indicaciones.
351 Sobre este punto interesan los discursos de los años noventa.
Ingeniería genética 261
Otra enseñanza repetida varias veces, con diversas motivaciones, es
declarar la licitud de la genoterapia y la ilicitud de la IG alternativa y de
intervención en la línea germinal. De un modo significativo, esas ense
ñanzas están ya presentes en los primeros discursos, los pronunciados en
los años ochenta. En lo que se refiere a la genoterapia, puede ser sufi
ciente esta afirm ación, hecha en el discurso a la Asamblea de la Aso
ciación Médica Mundial: «Una intervención estrictam ente terapéutica,
cuyo objetivo sea la curación de diferentes enfermedades, como las que
se refieren a las deficiencias cromosómicas, se considera deseable como
idea de principio, siempre que tienda a la verdadera promoción del bie
nestar personal del hombre, sin tocar su integridad o sus condiciones de
vida. Este tipo de intervención se sitúa en la lógica de la tradición moral
cristiana» (20-10-1983, n. 6).
En cuanto a la IG alternativa, su reprobación m oral es neta e inci
siva: «Ninguna utilidad social o científica y ninguna motivación ideoló
gica podrán nunca conceder un motivo para una intervención sobre el
genoma hum ano, que no sea terapéutico, es decir, con la finalidad del de
sarrollo natural del ser humano» (5-12-1987, n. 1).
Tiene una cuidadosa motivación la condena moral de la IG sobre la lí
nea germinal: «El patrim onio genético es el tesoro que pertenece o puede
pertenecer a un ser singular, que tiene derecho a la vida y al desarrollo
hum ano integral. Las m anipulaciones desconsideradas sobre gametos y
em briones, dirigidas a transform ar secuencias específicas del genoma,
que es el portador de las características propias de la especie y del indivi
duo, hacen correr a la hum anidad graves riesgos de mutaciones genéti
cas que, ciertam ente, pueden alterar la integridad física y espiritual no
solo de los seres a los que se realizan esas transform aciones, sino tam
bién sobre las personas de las generaciones futuras» (20-11-1993, n. 7).
Particularm ente feliz es una especie de síntesis de lo esencial, ofre
cida por el Pontífice en el discurso del 24 febrero 1998 a la Academia
Pontificia para la Vida, que m antuvo su IV Asamblea general sobre el
tema: «Genoma humano, personalidad hum ana y sociedad futura». Des
pués de renovar todo su apreciamiento por la em presa científica del Pro
yecto Genoma, el Papa ha puesto en claro lo seriam ente fundamentado
que se encuentra el tem or a ver utilizar los nuevos conocimientos para
daño del hom bre y de la sociedad hum ana, debido a una de las caracte
rísticas que presenta la ciencia en nuestro tiempo: «En la época m oderna
está viva la tendencia a buscar el saber no tanto para adm irar y contem
plar, sino más bien para aum entar el poder sobre las cosas. Saber y poder
se entrecruzan cada vez m ás con u na lógica que puede ap risio n ar al
hom bre mismo. En el caso del conocimiento del genom a hum ano, esta
lógica podría llevar a intervenir en la estructura de la vida m ism a del
262 Bioética
hombre, con la perspectiva de someter, seleccionar y m anipular el cuerpo
y, en definitiva, la persona y las futuras generaciones» (n. 3).
A continuación, Juan Pablo II, después de poner como fundam ento la
concepción del hom bre como «unidad sustancial del cuerpo con el espí
ritu», ha podido afirm ar con fuerza que «el genoma hum ano no solo
tiene un significado biológico, sino que, además, es portador de una dig
nidad antropológica»; por lo que se impone un principio ético de vasto
alcance para la solución de m uchos problem as morales que plantea la
IG: «Por tanto, no es lícito realizar intervención alguna sobre el genoma
que no se dirija al bien de la persona, entendida como unidad de cuerpo
y espíritu; lo mismo que tampoco es lícito discriminar los sujetos hum a
nos basándose en posibles defectos genéticos descubiertos antes o des
pués de su nacimiento» (n. 4).
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Z a n o t t i

PR E M IS A

En este capítulo pasamos a esos problemas de bioética que se refieren

al ám bito de la vida debilitada. En la lucha contra la enfermedad, desde
que la medicina se ha convertido en ciencia, el camino obligado para pro
gresar y conseguir nuevas metas no puede ser otro que la investigación y
experimentación llevada a cabo científicamente y no solo de forma m era
mente empírica, de nuevas modalidades de intervención de tipo tanto far
macológico como tecnológico, en ámbito diagnóstico y terapéutico.
Como prim era cosa querría dar una definición precisa de los térm i
nos que aparecen casi continuam ente en esta exposición. No obstante,
hay que ser conscientes de que nos encontramos todavía lejos de dispo
ner de una term inología codificada y unívoca no solo en la literatura,
sino tam bién en los documentos oficiales de organismos cualificados. Un
solo ejemplo, la conocidísima y autorizada Declaración de Helsinki de la
Asamblea Médica Mundial (algo diremos enseguida), utiliza ya en su tí
tulo la expresión «investigación biomédica» [biomedical research], pero
después en el texto utiliza como un sinónimo intercam biable «investiga
ción médica» [medical research], que, cuando va asociado a la actividad
m édica profesional, recibe la denom inación de «investigación clínica» o
tam bién «estudio clínico», y, cuando no lo está, reaparece el térm ino «in
vestigación biomédica», con la calificación de «no clínica». Otro sinó
nim o que aparece a lo largo del texto es el de «experimentación». Ade
m ás, en la literatu ra es muy frecuente el térm ino inglés «trial», com o
equivalente de «investigación clínica»352.

352 Es clara sobre este punto la frase siguiente: «Trial, térm ino inglés que en m edicina
equivale a 'experim entación de la eficacia terapéutica de u n tratam ien to ” en pacientes
afectados por una determ inada enfermedad» (L. P a g l i a r o , Trial, en S. L e o n e - S. P r i v i t e r a
[dir.], Dizionario di bioética, EDB-ISB, Bolonia-Acireale (1994), p. 1004».
266 Bioética Im investigación biomédica 267

La investigación biomédica en sujetos humanos constituye la fase fi tos hum anos. Por factores que indicaremos enseguida, la reflexión ética
nal de un camino de investigación científica que comienza en los labora ha debido poner su atención tam bién en la investigación sobre animales.
torios, sigue en animales, para recaer al final sobre el hombre. Este es un Sería lógico tratar prim ero la experimentación sobre animales y p a
m om ento particularm ente im portante y gravado de problemas éticos de sar después a la que se realiza con el hombre. El motivo que nos lleva a
la investigación y la experimentación; consiste en una serie de intentos invertir el orden es poner los elementos fundamentales sobre la investi
para com probar si, y en qué medida, la nueva intervención médica que se gación biomédica en su conjunto al tratar de la experimentación sobre el
está estudiando produce los efectos y resultados que busca la investiga hombre, que es el tema, sin duda, más importante.
ción, cuya hipótesis se realiza basándose en los resultados de la investi
gación de laboratorio y sobre los animales, y con cuáles otros efectos co
laterales, norm alm ente dañosos para la salud.
Para precisar el significado de los términos, se puede añadir353: por
investigación se entiende, en general, cualquier actividad que se p ro
ponga contribuir a la adquisición de nuevos conocimientos. Se llam a
científica cuando es llevada a cabo según la metodología propia de las
ciencias m odernas, pero este calificativo queda a menudo sobreenten
dido. Biomédica se llam a la investigación que se desarrolla en el ámbito
de la salud y de la enfermedad. Con mayor precisión: «Se llama biomé
dica, en general, la investigación que se realiza en el campo de las cien
cias biológicas y que tiene como objetivo la adquisición de nuevos cono
cim ientos científicos y de nuevos m edios terapéuticos»354. En la
investigación biomédica en el hom bre hay que distinguir entre «clínica»
o «terapéutica» y «no clínica» o «pura». Clínica se llama la investigación
cuyo objetivo es obtener beneficios, diagnósticos o terapéuticos, para el
sujeto sobre el que se realiza. No clínica se llam a la investigación que
m ira de modo exclusivo a hacer progresar los conocimientos científicos,
en beneficio de la medicina, pero para curar a otros pacientes.
En la investigación biomédica se abarcan varios campos, ya solo las
nuevas tecnologías pueden ser diagnósticas o quirúrgicas, etc., aunque el
cam po que tiene en larga medida la preferencia es el farmacológico. Se
encuentran metidas grandes firmas, en su mayoría multinacionales, cada
una con Centros de investigación e imponentes inversiones financieras.
Por esto, podemos lim itar nuestra atención a este tipo de investigación,
que puede considerarse típico y emblemático. Hasta un pasado muy re
ciente, no se planteaban problemas éticos añ sentido verdadero y propio,
m ás que cuando la investigación llegaba a la experimentación sobre suje

353 Extraigo lo esencial de lo que digo del «Preámbulo» del documento del CIOMS, Di
rectivas éticas internacionales para la investigación biom édica llevada a cabo sobre sujetos
h u m anos, OMS, Ginebra (1993). El texto se encuentra en el fascículo que es Suplemento
al n. 4 de «Aggiomamenti Sociali» de 1994, con N ota Introductoria de E. Brovedani. La si
gla CIOMS significa C ou n cil for Intern acion al O rganizations o f M edical Sciences, orga
nism o prom ovido p or la OMS y la UNESCO. H ablarem os de ella enseguida.
354 M. F u rlan , Etica professionale per infirm ieri, Piccin, Padua 1989, p. 317, citado en
M. Leticia Romano, E tica e sperim entazioni cliniche, Armando, Roma, p. 21.
 Capítulo VII/1

LA EXPERIMENTACIÓN CLÍNICA

ALGUNOS CONOCIMIENTOS Y PRECISIONES PRELIMINARES

1. SU NECESIDAD

No es necesario realizar largos razonamientos para dem ostrar que la

experimentación clínica de cualquier fármaco nuevo viene obligada tam
bién desde el punto de vista ético. La experimentación de laboratorio y la
que se hace con animales, ciertamente, proporcionan muchos datos, indis
pensables y preciosos, que son suficientes para excluir con certeza los ries
gos más graves y consienten form ular hipótesis fundamentadas sobre los
efectos beneficiosos que el nuevo fármaco promete tener sobre un orga
nismo humano. Pero esas hipótesis deben ser comprobadas, y no hay otro
modo que probar, utilizando el fármaco con seres humanos. Tampoco se
puede pretender la exclusión completa de riesgos, pues un cierto margen
de riesgo no se puede eliminar, ya que existen características biológicas es
trictam ente individuales, que originan diversas reacciones de un orga
nismo a otro con el mismo fármaco. Para darse cuenta basta leer la hoja de
instrucciones que acompaña cualquier presentación de un fármaco cual
quiera: excepto muy raras excepciones de fárm acos poco im portantes,
nunca falta una lista de posibles efectos colaterales no deseados.

2. SU S FASES

Hasta un reciente pasado, la literatura sobre el tem a no consentía lo

calizar un esquema único y compartido. Esta situación ha mejorado de
cididamente, después de la publicación de las Normas de Buena Práctica
Clínica por parte de la Unión Europea, adoptadas por Italia con un De
creto del M inisterio de Sanidad del 27 de abril de 1992. La descripción de
 La experimentación clínica 271
270 Bioética
maño de las muestras. [...] La dimensión m ínim a de la m uestra es de al
las fases se halla contenida en el Anexo al docum ento de la Unión Euro
rededor de 500-1000 pacientes»360.
pea355. Hay que notar en cuanto a la terminología que se ha preferido el
Fase IV. Es la fase de estudio de un fárm aco ya registrado y en el co
térm ino «estudio clínico» al de «experimentación clínica».
m ercio, que se lleva a cabo con pacientes en situ ació n de vida co ti
Se toma nota de que «los estudios clínicos generalmente se clasifican
diana, en contacto con los médicos solo en los am bulatorios. Además
en fases desde la I a la IV», con la advertencia de que «no es posible dibu
de «confirmar la eficacia en una población heterogénea de pacientes»,
jar confines precisos entre cada una de las fases, y existen al respecto opi
de este modo se pueden descubrir efectos subsiguientes a u n em pleo
niones discordantes». Lo que sigue es lo esencial de cada una de las fa
del fárm aco durante largos períodos de tiempo, efectos tam bién positi
ses:
vos, como ha sucedido, p or ejemplo, con la aspirina: producida com o
Fase I . «Primeros estudios sobre un nuevo principio activo llevados
antirreum ático, hoy «se utiliza con dosis de al m enos un orden de gran
a cabo sobre el hom bre, a m enudo voluntarios sanos. La finalidad es
deza inferior como antiagregante plaquetario»361, incluso en patologías
proporcionar u n a valoración prelim inar sobre la seguridad y un prim er
cardíacas.
perfil de la farm acocinética y la farm acodinám ica del principio activo
Con referencia a las fases II y III, es útil añadir un m ínim o al menos
en el hombre». E n otras palabras, menos técnicas y más comprensibles:
de explicación de algunos términos que se repiten y que, como veremos,
la experim entación busca encontrar una respuesta docum entada para
tienen u n a im portancia notable tam bién en ética. Estos son, en concreto,
algunas preguntas. Las principales son: «¿Produce el fárm aco efectos
los térm inos «placebo», «aleatorio (at random)», «ciego simple» y «doble
colaterales farmacológicos [...] y de qué entidad en el sujeto sano? ¿Se
ciego». Para su com prensión es necesario adelantar que, en las experi
ab sorbe el fárm aco? ¿Cómo se m etaboliza? ¿Cómo se distribuye?
mentaciones clínicas, se prevé a menudo, junto al grupo de pacientes que
¿Cómo y en cuánto tiem po se elimina?»356. Para conseguir esos fines es
constituye la m uestra, uno o más grupos de control, a los que no se sum i
suficiente un núm ero restringido de sujetos, núm ero que oscila entre
nistra el fárm aco en experimentación. Es superfluo, por evidente, mos
40 y 100357.
trar la función y la necesidad de esos grupos. Solo de ese m odo es posible
Fase II . Desde esta fase en adelante, la experim entación se lleva a
com probar si el fárm aco es realmente eficaz o si lo es más que otros ya
cabo con sujetos enfermos con una enfermedad concreta. «La finalidad
existentes o si posee efectos colaterales de m enor riesgo.
es dem ostrar la actividad y valorar la seguridad a corto plazo de un prin
Placebo. Sustancia inerte, es decir, que carece de efectos sobre el or
cipio activo [...]. Los estudios se llevan a cabo con u n núm ero limitado
ganismo, que se sum inistra en preparados idénticos a aquellos con los
de sujetos»358, que se encuentra entre 200 y 400359. «Las respuestas de efi
que se proporciona el fármaco.
cacia se refieren a la entidad, duración del efecto, dosis y posología». Se
Aleatorio (ai random). Al reclutar los pacientes que participarán en
tra ta de datos indispensables para hacer posible la fase sucesiva, que
una experimentación, la asignación al grupo de m uestra o al de control
debe abarcar u n elevado núm ero de pacientes y de estructuras sanitarias.
se hace de modo aleatorio, es casual.
Fase III. «El objetivo "primario” es proporcionar indicaciones sobre
Ciego simple o ciego. El paciente no sabe si pertenece a uno u otro
las posibles interacciones con los hábitos de vida (fumar, alcohol, dieta,
grupo.
etcétera); [...] desde el punto de vista farm acodinám ico en poblaciones
Doble ciego. No solo el paciente, sino ni siquiera el operador sanita
particulares (por ejemplo, ancianos, enfermos de hígado, de riñón); so
rio, sabe si lo que sum inistra es el fármaco experimental o un placebo o
bre la posible aparición de eventos inesperados poco comunes y, por ello,
un fárm aco en uso, con cuyas características se quiere realizar una con
difícilmente encontrables en las fases prefcedentes debido al pequeño ta
frontación. Ignorancia que el responsable de la experim entación está
pronto para disipar en el caso que un evento inesperado lo pida, por el
bien del paciente.
355 Norme di Buona Pratica Clínica, Anexo, n. 3, en A. G. S p a g n o lo - E. S g r e c c ia (dir.)
(o. c.), p. 266. De esta página y las sucesivas las citas que siguen.
Se recurre a estos métodos para «evitar errores debidos a los prejui
356 R. P a o l e t t i - C. S i r t o r i , La sperim en tazion e clín ica dei farm aci, en A. B o m p i a n i cios (biases) de quien se espera un resultado (por parte de los investiga -
(dir.), B ioética in m edicina, CIC Edizioni Intemazionali, Roma 1996, p. 2512.
357 R. P a o l e t t i - C. S i r t o r i , La sperim entazione clínica (o. c.), p. 252.
358 Norme di Buona Pratica Clínica (o. c.). 360 R. P a o l e t t i - C. S i r t o r i , La sperimentazione clínica (o. c .), p . 254.
359 R. P a o l e t t i - C. S i r t o r i , La sperim entazione clínica (o. c.), p. 253. También aquí la 361 R. P a o l e t t i - C. S i r t o r i , La sperimentazione clínica (o. c .), p . 255.
cita siguiente.
272 Bioética
dores) y permite identificar el componente psicológico en los efectos por
parte de los pacientes»362.
3. INDICACIONES SO BRE LA HISTORIA DE SU REGLAMENTACIÓN
Cualquier medicina, incluso la más simple y primitiva, ha podido de
sarrollarse solo a fuerza de experimentación, de pruebas e intentos. No
obstante, durante largo tiem po se ha tratado de una experim entación
empírica, hasta que el arte médico ha alcanzado el nivel de ser también
ciencia, en el sentido moderno de la palabra. Esto se ha producido en la
prim era m itad del siglo xix. Pero una medicina científica com porta tam
bién una experim entación científica, que hay que realizar tam bién con
personas humanas, con inevitables y serios problemas éticos.
Pero el impulso m ayor para poner en m archa una detallada reflexión
ética sobre el tem a, y reclam ar una reglam entación, procede, en el si
glo xx, de hechos que no tienen nada de animantes, sino que son una au
téntica vergüenza para una sociedad que se ufana de ser altam ente civil.
Se trata del descubrimiento de las atrocidades cometidas por los médicos
siervos del nazismo, con masas enteras de hombres, mujeres y niños en
los campos de exterminio, con experimentaciones en gran parte desati
nadas y crueles. El descubrim iento se realizó en el célebre proceso de
N urem berg contra los crim inales nazis, inm ediatam ente después de la
segunda guerra mundial. Al pronunciar una de sus sentencias, el tribunal
m ilitar estableció u na serie de condiciones que debería respetar cual
quier experim entación m édica con sujetos hum anos. Esta parte de la
sentencia tom ó después el nom bre de Código de Nuremberg (19 agosto
1947)363 Organizado en 10 puntos (un verdadero decálogo), ofrecía ya
los principios y las norm as éticas fundamentales para cualquier experi
m entación sobre el hom bre, la prim era de ellas la obligación del con
senso, libre y consciente, de quien es sujeto de una experimentación364.
Esto forma parte de la historia. M ientras hasta ahora constituye un
texto fundamental plenam ente en vigor, un documento de la Asociación
Médica Mundial, conocido como Declaración de Helsinki. Aprobada por
la Asamblea General de la Asociación que tuvo lugar en Helsinki en 1964,
362 A. G. S p a g n o l o , Principi etici e metodologie di sperimentazione clínica, en A. G. S p a g -
n o l o- E. S g r e c c i a (dir.) (o. c.), p. 266.
363 El texto de este docum ento se puede encontrar fácilmente en m uchas publicacio
nes. Véase, por ejemplo, S . S p i n s a n t i (dir.), Documenti di deantología medica, Paoline, Mi
lán 1985, p. 372.
364 Para los datos que siguen, E. B r o v e d a n i , Nota introductoria a CIOMS, Direttive eti-
che (o. c.), en «Aggiomamenti Sociali» 45 (1994), n. 4, suplemento.
La experimentación clínica 273
ha sido som etida a revisiones y añadidos cuatro veces, siempre en Asam
bleas Generales: Tokio (1975), Venecia (1983), Hong Kong (1989), So-
merset West en Sudáfrica (1996). El título del docum ento es Recomenda
ciones que deben guiar a los médicos en la investigación biomédica3165.
Después de una introducción que no es m eram ente formal, el texto se or
ganiza en tres partes: I. Principios básicos. II. Investigación médica aso
ciada a la actividad profesional (investigación clínica), es decir, la que se
dirige a beneficio del paciente mismo. III. Investigaciones biomédicas no
terapéuticas que comprenda sujetos humanos (investigación biomédica no
clínica), es decir, para finalidades puram ente científicas, sin ventaja al
guna p ara el sujeto. Se trata de un texto de alto nivel ético, con un
acuerdo sustancial con lo que propone la bioética de la línea personalista
y con la que puede llamarse doctrina de la Iglesia católica sobre el tema.
Todavía hoy sigue siendo «la referencia a la que es necesario enviar cual
quier valoración ética en relación con el m odo de tratar al sujeto de la ex
perim entación»366.
Mientras la Asociación Médica Mundial cuidaba la continua m ejora
de su docum ento, otro organism o internacional, que ya hem os tenido
ocasión de citar, el CIOMS, trabajaba para p reparar uno, más am plio y
autorizado. La atención fue atraída hacia las investigaciones biomédicas
por el creciente y rápido expandirse de esas investigaciones y su desarro
llo, cada vez más extendido, en poblaciones en vías de desarrollo, lo que
ha hecho aparecer mayores facilidades de abusos. El objetivo de CIOMS
no era com petir con la Asociación Médica M undial y su Declaración de
Helsinki, sino dar indicaciones para que fuese válida tam bién en los paí
ses en vías de desarrollo. La elaboración del docum ento se inició en 1976
con la recogida de m aterial a través de u na compleja consulta in tern a
cional e interdisciplinaria. Un prim er resultado en 1982 fue la publica
ción del Proyecto de directivas internacionales para la investigación biomé
dica llevada a cabo con sujetos humanos. Som etido a u n a cuidadosa
revisión diez años después, en 1992, en un Convenio internacional con
vocado con ese fin, el Proyecto tuvo en 1993 su redacción definitiva con
el título: Directivas éticas internacionales para la investigación biomédica
llevada a cabo con sujetos humanos.
El texto consta de 15 «Directivas», que van cada una seguida por un
«Comentario explicativo», precedidas de un pequeño capítulo: «Princi
pios éticos generales» y un «Preámbulo». Los principios son los bien co-
365 El texto, en su original inglés y u n a traducción italiana, con las últim as correccio
nes de 1996, se puede en co n traren «Medicina e Morale» 47 (1997), pp. 793-799.
366 A. B i g n a m i n i , Pianificazione delta sperimentazione clínica, Versión 3.1, septiem bre
1998, edición en offset, p. 9.
274 Bioética
nocidos principios de «autonomía», de «beneficencia» y de «justicia»,
propuestos, com o se recordará, en el Belmont Report y am pliam ente
aceptados en la bioética. De las 15 directivas, un total de 9 se refieren al
consentim iento libre e informado del sujeto, con directivas distintas para
el caso de niños, minusválidos y perturbados mentales, detenidos, perso
nas pertenecientes a grupos o comunidades marginales.
Una im portancia particular en la reglamentación de la experimenta
ción clínica tiene la aparición y el afirmarse de la llamada Buena Práctica
Clínica, traducción literal de Good Clinical Practice (GCP). «De las exi
gencias de adecuar la validez científica de la investigación clínica con
una relación éticamente correcta entre experimentador y sujeto de la ex
perim entación, en cumplimiento de lo que se ha indicado de modo espe
cífico por la Declaración de Helsinki a los puntos 1.2 y II. 5, se ha desarro
llado la buena práctica clínica como directiva común, prim ero europea
[...], después a nivel prácticam ente mundial»367. Como directiva europea
re tra ta de la Directiva de la Com isión de las Com unidades Europeas
n. 91/507/CEE, de 19julio 1991: Normas de Buena Práctica Clínica para la
experimentación clínica de los medicamentos, recibida en Italia con de
creto del Ministerio de la Sanidad del año siguiente. La am pliación a un
nivel prácticam ente m undial se ha producido en 1996 con las «Líneas
guía para la buena práctica clínica», adoptadas por la Unión Europea,
Países Nórdicos, Estados Unidos, Canadá, Japón y por la m ism a OMS.
Italia las ha recibido con un decreto ministerial de fecha 15 julio 1997368.
En definitiva, «La “Buena práctica clínica” es un conjunto de normas
que define:
• La media en base a la cual se programan, realizan y reportan los es
tudios clínicos.
• De modo que estén garantizados públicamente la seguridad de los da
tos y la protección de los derechos, la integridad y confidencialidad
de los sujetos [...]. La GCP no hace más que explicitar tam bién en los
detalles operativos los principios expresados en la Declaración de Hel
sinki. [...] La utilidad de la GCP consiste, sobre todo, en haber organi
zado, formalizado e impuesto como procedimiento normal cuando se
habría debido hacer sobre la base de <¿5as referencias»369.
367 A. B i g n a m i n i , Pianificazione (o. c.), p. 8.
368 El texto de estas líneas se encuentra, adem ás de en «Gaceta Ufficiale» del 18 agosto
1997, n. 191, en A. B i g n a m i n i , Pianificazione (o. c.), pp. 26-54. Una lista de los principales
docum entos guía, em anados por las más diversas fuentes hasta 1993, en A. G. S p a g n o l o ,
Principi etici e metodologie (o. c.), p. 53.
369 A. B i g n a m i n i , Pianificazione (o. c.), p. 9. E n la cita que hemos realizado aparece un
térm ino en cierto sentido «técnico» en la norm ativa en cuestión: confidencialidad, que sig
nifica «salvaguarda de la reserva de los sujetos en estudio incluida su identidad y todos los
datos clínicos personales (p. 10).
La experimentación clínica 275
En el ám bito europeo hay que añadir lo que se ha establecido en la
m ateria, para los Estados m iem bros del Consejo de Europa y tam bién
para los demás Estados que quieran suscribirla, en la Convención sobre
los derechos del hom bre y la biomedicina, aprobada el 19 de noviembre
de 199 6 370. Un capítulo entero, el V, está dedicado a la «Investigación
científica» (art. 15-20), pero hay que añadir algunas disposiciones de al
cance general que están contenidas en otros capítulos, especialm ente,
todo el capítulo II, sobre el «consenso».
A estos docum entos hay que añadir diversos Códigos de deontología
y/o ética médica, de alcance nacional e internacional, en los que falta una
reglam entación de la experimentación clínica. También hay que añadir
verdaderas leyes sobre el tema de los diferentes Estados.
4. LA SITUACIÓN ACTUAL, ALGUNOS DATOS
La producción de medicamentos, desde que ha dejado de ser artesa-
nal y se ha hecho industrial, ha asumido tam bién los caracteres de toda
producción industrial. Entre estas se encuentra la exigencia de una pro
ducción continua de nuevos fármacos por parte de las industrias farm a
céuticas, m uchas de las cuales son multinacionales. Por consiguiente, la
experimentación se ha extendido hasta ocupar en el m undo dimensiones
enorm es. También se han extendido los abusos, es decir, graves y fre
cuentes violaciones de los principios y norm as solemnemente sanciona
dos y proclamados.
La prim era y docum entada denuncia de esos abusos es de 1967, y es
debida a un estudioso inglés, que sacó sus datos no de investigaciones y
sondeos discutibles, sino de la fuente más seria y segura, constituida por
revistas médicas y científicas. Se trata de M. H. Pappworth, Human Gui
nea Pigs-here and now Experimentado on Man371. La situación, en su con
junto, parece bastante reconfortante, si el autor puede afirmar: «La m a
yor p arte de los m édicos que trabajan en esas investigaciones actúa
según los más correctos criterios éticos. No obstante, una m inoría siem
pre creciente sigue métodos del todo incorrectos éticamente y probable
mente ilegales»372.
370 El texto de la Convención en el francés original y en italiano se puede encontrar en
«Medicina e Morale» 47 (1997), pp. 128-149.
171 Publicado en L ondres en la editorial Routledge y Keagan Paul, se tradujo al ita
liano algunos años después: Cavie umane. La sperimentazione sull'uomo, Feltrinelli, Milán
1971. Para u n a síntesis breve de los puntos principales, me perm ito enviar a m i libro: L.
C i c c o n e , Salute & malattia, Edizioni Ares, Milán 1986, pp. 283-285.
372 M. P. P ap p w o rth , Cavie umane (o. c.), p. 36.
276 Bioética
Para realizar una actualización, después de más de treinta años, fal
tan (al .menos en lo que conozco) estudios documentados, debido tam
bién a que las inform aciones oficiales sobre experimentaciones ilegales
se han hecho, evidentemente, impensables. Pero la prueba de que siguen
dándose está en la aparición, de cuando en cuando, de «fuga de noticias»
que han revelado el desconcertante dato de experimentos de diferentes
tipos, en núm ero no escaso, especialmente, durante los años de la guerra
fría, aunque tam bién después, realizados sobre ciudadanos que lo desco
nocían en gran número. En cualquier caso, parece que una mejora de la
situación en los países desarrollados es tristem ente contrapesada por
toda u na serie de experim entaciones, incluso masivas, en poblaciones
pobres e indefensas, como son las de los países en vías de desarrollo. Así
sucedió ya en los años cincuenta con la píldora Pincus, y así se ha hecho
todavía hoy con los nuevos contraceptivos y contragestativos, como RU
464, las vacunas contra el em barazo y en la investigación de cura y de
una vacuna contra el SIDA.
Por otra parte, la serie realmente impresionante de documentos para
reglam entar la experimentación sobre el hombre, documentos de oríge
nes totalm ente diferentes, los que hemos indicado hasta ahora son solo
una parte, por parte de Estados y Organismos internacionales, desde la
Unión Europea hasta las Naciones Unidas y la OMS, desde los códigos
nacionales de deontología médica hasta documentos de la Asamblea Mé
dica M undial, constituye un dato que por sí solo dem uestra que existe
una difundida y salvaje praxis de experimentación sobre el hom bre en el
m undo contemporáneo. La más vistosa, e hipócritamente legal en algu
nos países, es la que se realiza con embriones, que se encuentra en cre
ciente expansión. Como hemos visto en el capítulo que se le ha dedicado,
se ha buscado de todas las formas posibles enm ascarar su verdadero ca
rácter homicida, rechazando, incluso, evidencias científicas sobre la rea
lidad del embrión precoz.
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
t Sin investigación y experimentación, la lucha contra la enfermedad se
INTRODUCCIÓN
Los problemas éticos en este ám bito son particularm ente complejos,
una consecuencia lógica de la multiplicidad y variedad de los sujetos que
han participado en ellos. Se plantean exigencias éticas, que hay que po
nerlas de relieve, en quienes promueven una investigación biomédica, el
llamado «esponsor». Hay que advertir, algo que vale también para todos
1
La experimentación clínica 277
los demás sujetos, que no se trata casi nunca de personas aisladas, como
sucedía en el pasado, sino de centros, instituciones, industrias farm acéu
ticas en las que trabajan equipos, por lo tanto, sujetos colectivos, en los
que, sin embargo, cada uno de los integrantes tiene sus propias responsa
bilidades personales.
En concreto, además del grupo que elabora el proyecto de investiga
ción, el llam ado protocolo, su ejecución incluye diversos equipos de in
vestigadores, de modo especial cuando, algo que ocurre con frecuencia,
la investigación se lleva a cabo en varios centros, y tam bién hospitales y
otras estructuras sanitarias con personal médico y un comité de ética.
Por último, tam bién se plantean exigencias y problemas éticos para los
sujetos de la experimentación, tanto pacientes con algunas particularida
des específicas, por ejemplo, niños, menores, disminuidos psíquicos, de
tenidos, condenados a m uerte (adem ás de embriones y fetos de los que
ya se ha hablado), como voluntarios sanos.
Evidentemente es imposible afrontar en un solo capítulo la m asa de
estos problemas y es necesario elegir. También en los problem as que se
van a tratar, la valoración de los documentos de naturaleza deontológica,
tanto de alcance mundial, como la Declaración de Helsinki y las Normas
de Buena Práctica Clínica, como de la de alcance nacional, no puede lle
gar más allá de alguna rápida referencia.
1. UNA PRIM ERA VALORACIÓN DE CONJUNTO
Investigación y experim entación biomédicas, m ientras sean realiza
das respetando las exigencias éticas conectadas con las exigencias irre-
nunciables de la dignidad de cada persona, no pueden dejar de ser valo
radas positivam ente desde el pu n to de vista ético. Se tr a ta de u n
auténtico y precioso servicio al hom bre y a la sociedad. Se trata de una
de las mejores expresiones de la solidaridad hum ana y, para el creyente,
de caridad cristiana, como ayuda al hom bre en una de las más frecuentes
situaciones de sufrimiento, como es la enfermedad.
encontraría todavía a niveles y métodos empíricos y pre-científicos que,
con algunas excepciones, term inan por dejar paso libre a las patologías, a
pesar de las buenas intenciones y un compromiso serio por parte de médi
cos y enfermos. Si han desaparecido algunas enfermedades, o están desa
pareciendo (por ejemplo, muchas enfermedades infecciosas, como la vari
cela, la peste, el cólera, la poliomielitis, etc.), si otras que antes eran casi
siempre mortales (por ejemplo, pulmonía, tifus, tuberculosis, sífilis) son
ahora fácilmente curables, si es posible dominar atroces y crónicos dolo
278
Bioética
res en casi todas las situaciones (como en el cáncer), todo esto se debe a
investigaciones y experimentaciones llevadas a cabo científicamente.
No obstante se plantea la pregunta de cuáles son las condiciones que
hay que respetar para que la experimentación con el hom bre sea rica en
valor moral. A pesar de los límites a los que se alude en la Introducción,
la exposición que sigue busca dar una respuesta a la pregunta ahora for
mulada.
2. UN PRERREQ U ISITO ÉTICO BÁSICO
Se trata de una especie de conditio sine qua non, es decir, tal que su
ausencia constituye por sí sola un motivo suficiente para declarar ética
mente inadmisible una determ inada experimentación sobre el hombre.
Este prerrequisito es que la investigación que se piensa hacer tenga vali
dez científica y valor o utilidad real, adecuada a los costes y riesgos que
comporta. Una breve explicación de los términos.
Validez científica: «Un estudio tiene validez científica cuando se ha di
señado de tal m odo que se pueden obtener inform aciones fiables y, de
acuerdo con los principios consolidados en la práctica experimental, ex
plora, efectivamente, la hipótesis que debe ser comprobada»373.
Valor: «Un estudio puede ser científicamente válido, pero a pesar de
ello carecer de valor pues como hipótesis en sí misma resulta insignifi
cante y de poco peso». En otras palabras, el objetivo es de escasa o nula
utilidad en medicina.
Si una investigación carece de validez científica, aunque carezca de
riesgos para los sujetos, resulta éticamente inaceptable, debido a que se
ría un gasto inútil de recursos hum anos y económicos. Lo mismo sirve
para una investigación destinada a no proporcionar ventaja alguna, o
una ventaja tan pequeña que resulte irrelevante y, por ello, desproporcio
nada con respecto a los costes que necesita.
Hay que ser conscientes de que no resultan raras las investigaciones
carentes de valor. Basta pensar en los casos en los que se quiere a toda
costa disponer de una investigación pai*a enseñar o en el intento de con
seguir un título académico, o ganar un concurso para docente, o por sim
ple ambición personal, esperando adquirir alguna notoriedad. Pero tam
bién lo son bastantes investigaciones de la industria farmacéutica, a las
que la ley del m ercado impone producir fármacos siempre nuevos, aun
que no sean mejores que los que ya están en el mercado.
373 A. G. S p a g n o l o , Principi etici e m etodologie ( o . c.), p. 57. El a u to r refiere ( y com
parte) lo que sostiene el estudioso B. Freedm an. De aquí procede tam bién la cita siguiente.
La experimentación clínica 279
3. PRIN CIPIO S Y VALORES QUE SE ENCUENTRAN EN JUEGO
Una vez asegurada la validez científica y el valor de una investigación
que se pretende hacer, es necesario elaborar un proyecto operativo de ac
tuación, llamado «protocolo». En él, y evidentemente en su ejecución, se
impone el respeto de los principios que hemos visto que el Belmont Re-
port proponía en Estados Unidos, desde 1979, y am pliam ente aceptados
en bioética. Han sido comentados en su m om ento, por ello, aquí puede
ser suficiente una breve indicación sobre las exigencias concretas que
implican.
Io Principio de autonom ía, o de respeto a la dignidad de la persona.
Entre las exigencias que com porta, una alusión a las de m ayor im por
tancia.
a) Salvaguarda de la vida e integridad del sujeto. Se trata de una exi
gencia fuertem ente afirm ada ya por la Declaración de Helsinki, que la si
tú a entre los «principios básicos», m ientras que las Normas de Buena
Práctica Clínica le dedican todo el capítulo 1. Esta exigencia implica, en
tre otras cosas, la inderogable obligación de una precisa experimentación
pre-clínica, es decir, de laboratorio y sobre anim ales, de m odo que sea
posible obtener el máximo de conocimientos y reducir así al m ínim o los
riesgos sobre el hombre.
b) Consentimiento previo «informado» de las personas sometidas a ex
perim entación. El adjetivo «inform ado» condensa, aunque con poco
acierto, no solo el elemento de «conocimiento» o «conciencia», sino tam
bién el de «libertad». En síntesis, el consentimiento debe ser consciente y
libre. Este es uno de los puntos más am pliam ente y detalladam ente re
glamentados, tanto en textos de valor deontológico, como en los legislati
vos, y tam bién es un tem a privilegiado de estudios y discusiones. Su im-
plem entación debería resu ltar facilitada por la evolución que se está
produciendo en el m odelo de relación entre m édico y paciente, supe
rando el modelo paternalista y apareciendo un modelo de alianza tera
péutica. Pero el viejo modelo se resiste a morir. Más adelante veremos de
term inaciones vinculantes posteriores, que buscan asegurar el correcto
cum plim iento de esta exigencia p o r p arte de quienes trab ajan en el
campo de la experimentación clínica.
Otra dificultad está constituida por la necesidad de traducir a térm i
nos comprensibles para el paciente los diversos aspectos de una experi
m entación determ inada. La abundancia persistente de térm inos técni
cos, que resu ltan incom prensibles p ara el profano, se encuentra con
facilidad en la casi totalidad de los textos de lo que se llam a «Nota infor
m ativa para el paciente», obligatoria en toda experimentación, precisa
280 Bioética
m ente para que el paciente pueda m adurar un consentim iento que esté
verdaderamente informado.
Así se entiende que los sujetos incapaces de ese consenso, como, por
ejemplo, los niños, los enfermos mentales, los pacientes en com a y, de
nuevo, embriones y fetos, deben ser excluidos de cualquier experimenta
ción no terapéutica, m ientras que para esta es necesario el consenti
miento de quien tiene título para cuidar sus intereses en todos los cam
pos, como padres, cónyuge, tutor legal.
2° Los principios de beneficencia y de justicia, juntos, exigen, ante
todo que, en cualquier experimentación, el beneficio esperado tenga tal
ventaja que se justifique el riesgo que com porta la experim entación.
Luego, una mayor ventaja cuando sea mayor el riesgo. Y si sucede que, a
lo largo de la experimentación, los riesgos resultan ser mayores de lo pre
visto, se impone la obligación de interrum pir la experimentación.
Además es necesario, pero esto en nombre también del respeto a las
personas, que la experim entación sea llevada a cabo en instituciones y
estructuras dotadas de una adecuada equipación tecnológica y con per
sonal verdaderam ente cualificado, con com petencia específica recono
cida, y que sea posible la comprobación, tanto del protocolo como del de
sarrollo efectivo de la investigación, por parte de organismos científicos
autorizados y tam bién políticos, como también de un Comité de ética.
4. LOS COM ITÉS ÉTICOS
En la Declaración de Helsinki aparecía en segundo lugar, entre los
«Principios básicos», la afirmación de la necesidad, en cualquier experi
m entación clínica, de un «comité», aunque no tenga todavía el califica
tivo de ético, pero al que se atribuyen, sustancialmente, las funciones que
después serán las propias de ese comité. Este es el párrafo de la Declara
ción sobre el punto: «El diseño y la ejecución de cualquier procedimiento
experim ental que com prenda sujetos hum anos deben ser claram ente
descritos en un protocolo que hay que someter a las valoraciones, obser
vaciones y recomendaciones de un comité instituido para esa finalidad,
de modo independiente del investigador y del esponsor y conforme con
las leyes y a los reglamentos de la nación en los que la investigación expe
rim ental es llevada a cabo» (I, 2 ).
Además de este tipo de Comité, que opera exclusivam ente en el
campo de la experimentación clínica, han venido surgiendo y difundién
dose tam bién otros dos tipos de Comités: de los hospitales y a nivel na
cional. Los Comités de hospital se instituyen a m enudo con tareas que
los asimilan a los del prim er tipo. De cualquier modo, aquí interesan los
La experimentación clínica 281
comités de este tipo, sean de hospital o no. El docum ento normativo de
referencia sigue siendo la Declaración de Helsinki. P ara la aplicación
concreta y coherente de los principios y orien tacio n es de ese do cu
m ento, son invocadas las ya recordadas Normas de Buena Práctica Clí
nica en las pruebas sobre productos farm acéuticos llevadas a cabo en la
Unión Europea, com partidas tam bién p or E stados Unidos, Jap ó n y
otros Estados que se han listado ya antes, incluyendo Italia. En este país
hay que añadir una detallada norm ativa posterior, que está constituida
por las Líneas guía de referencia para la constitución y funcionamiento de
los comités éticos374.
Como definición de Comité ético es preferible la que podría llamarse
oficial, que ya aparece formulada en el citado docum ento de las Normas
de Buena Práctica Clínica: «Un organismo independiente, constituido por
profesionales médicos y de otras porfesiones, cuya tarea es verificar que es
tén protegidos la seguridad, la integridad y los derechos humanos de los su
jetos que participan en una prueba particular y de tranquilizar con ello a la
opinión pública »375.
Objetivo fundamental de esos Comités es, por tanto, la protección de
los sujetos hum anos que form an parte de la experim entación clínica.
Para conseguirlo, el Comité tiene un amplio abanico de elementos sobre
los que dar una valoración, que se encuentran detalladamente listados en
el capítulo de las Normas de Buena Práctica Clínica. Se va desde «la ido
neidad del experimentador para llevar a cabo el estudio propuesto» y «la
adecuación del protocolo a los objetivos del estudio», a «la m edida en la
que experimentadores y sujetos pueden ser remunerados», con una aten
ción particular a lo que se refiere a las modalidades a seguir para recabar
el consenso informado de los sujetos.
Así se comprende la necesidad, y la obligación, de que el Comité re
sulte, en su composición, interdisciplinar. Por ejemplo, la citada norm a
tiva italiana exige la presencia de «dos clínicos con docum entada expe
riencia y conocim ientos de las experim entaciones controladas y
aleatorias; un farmacólogo, un farm acéutico del Servicio farm acéutico
de la institución hospitalaria o territorial sede de la experimentación clí
nica de los medicamentos; el directo sanitario y, donde sea aplicable, [...]
el director científico de la institución sede de la experimentación; un ex
perto en m ateria jurídica». Este núcleo de expertos, al que se añaden
otros con «calificaciones y competencias en los siguientes ámbitos: medi-
374 Se trata de un Decreto del M inistro italiano de Sanidad, del 18 de m arzo de 1998,
publicado en «Gaceta Ufficiale», 28-5-1998, 122, pp. 11-17.
375 Norme di Buona Pratica Clínica (o. c.). Glosario n. 10. La traducción inglesa en C.
V i a f o r a , Comitati etici: la bioética all'intemo delle situación sanitarie, en A. B o m p i a n i (dir.),
Bioética in medicina (o. c.), p. 436.
282 Bioética
ciña general territorial; bioética; enfermería; voluntariado para la asis
tencia y/o asociacionismo para la tutela de pacientes» (§ 2 ,2 ).
El carácter evidentemente innovador de esa institución y la brevedad
del período de su existencia dan razón con facilidad de las no pequeñas
dificultades para conseguir un funcionamiento satisfactorio de ella y de
que siguen quedando problemas e incertidumbres de diverso tipo, tanto
dentro de cada Comité como en las relaciones entre el Comité y los expe
rimentadores, entre el Comité y el ente hospitalario o de investigación al
servicio del cual actúa.
5. ALGUNOS PROBLEMAS DE PARTICULAR IMPORTANCIA
Entre los no pocos problemas que carecen aún de una solución uni
versalmente com partida y, por tanto, a m enudo son objeto de estudios y
discusiones, me parece que hay que privilegiar tres en una exposición
elemental, dirigida a la gente com ún y no a especialistas: el consenti
miento inform ado y, dentro de las pruebas controladas, el uso del pla
cebo y la llamada ceguera simple y doble.
1. Consentimiento informado
El hecho, que ya se ha hecho notar, de que este elemento de la experi
mentación haya encontrado, y siga encontrando, constantemente un es
pacio y una atención particularm ente am plia en todos los docum entos
normativos sobre la materia, tanto de carácter deontológico como legis
lativo, sería suficiente para demostrar su im portancia y, a la vez, la nece
sidad de deshacer equívocos y superar disensos. Hemos indicado lo esen
cial al hablar del principio de autonomía en la experimentación clínica.
Ahora añadimos algunos elementos más.
La amplitud de espacio y atención de que hemos hablado es ya evi
dente en la Declaración de Helsinki. En los «principios básicos», tres de
los doce parágrafos, desde el 9 al 11, estáií dedicados al tem a del con
senso. La disposición fundam ental condensa acertadam ente todas las
exigencias que se pueden proponer legítimamente: «En cualquier investi
gación sobre individuos hum anos, cada uno de los sujetos potenciales
debe ser adecuadamente informado de las finalidades y métodos que se
van a seguir, de los beneficios previstos y de los riesgos potenciales co
nectados con el estudio, además de las molestias que podría llevar con
sigo. Además, el sujeto debe ser informado de la libertad de participar en
el estudio y, de todos modos, podrá retirar en cualquier momento su con
PP mmm
La experimentación clínica 283
sentim iento a la experimentación. Por tanto, el médico debería obtener
del sujeto un consentimiento informado, expresado libremente, con pre
ferencia por escrito» (§ 9).
En las Normas de Buena Práctica Clínica, además de la afirmación del
principio que «los derechos, la seguridad y el bienestar de los sujetos del
estudio constituyen las consideraciones más im portantes, que deben pre
valecer sobre los intereses de la ciencia y de la sociedad» (§ 2,3), un espa
cio particularm ente am plio ocupa el consentim iento inform ado (§ 4,8,
con 14 puntos), con descripciones muy detalladas sobre los contenidos y
la forma de la «Nota informativa» para el paciente, y con la obligación de
someterla previamente a la aprobación del Comité ético.
Hay determ inaciones posteriores en Italia en las ya citadas Líneas
Guía para los comités éticos. Ninguna otra entre las funciones que se les
atribuyen (§ 3) ocupa tanto espacio como lo que se refiere al consenti
miento inform ado (§ 3,7, dividido en 10 puntos).
Para los Estados miembros del Consejo de Europa, la Convención so
bre los derechos del hombre y la biomedicina no añade determ inaciones,
pero a las principales de ellas les confiere valor jurídico de derecho inter
nacional. Hay que advertir que el consentimiento «libre e informado» es
obligatorio en toda «intervención en el campo de la salud»; a este se de
dica todo el capítulo II (art. 5-9), con alguna norm a más en el capítulo V,
sobre «investigación científica» (art. 15-18).
Un rasgo com ún a todos estos documentos, éticamente encomiable,
es la atención particular para asegurar la tutela de los sujetos más débi
les, como son los menores, los perturbados psíquicos, los que son incapa
ces de prestar un consentimiento consciente y libre.
Parece superflua una valoración de toda esta normativa, pues resulta
evidente que responde a las exigencias de una ética dirigida a garantizar
el respeto de la dignidad de la persona hum ana en cualquier situación.
Es interesante hacer notar el diferente significado que ha venido asu
miendo este cum plim iento en los países del área anglosajona y en los de
la Europa continental. En los primeros prevalece el significado de tutela
del personal sanitario en relación con las posibles responsabilidades civi
les derivadas de tratam ientos realizados; en los segundos prevalece el sig
nificado de tutela de los sujetos de la experimentación.
2. Pruebas controladas y aleatorias. Placebo y ciego simple y doble
Entre otras cosas, la experimentación de un nuevo fárm aco necesita
poder establecer una comparación con otros fármacos ya com probados y
en uso corriente, para establecer si presenta ventajas y cuáles son estas; o
284 Bioética
tam bién, cuando se tra ta de patologías p ara las que no existe todavía
cura eficaz alguna, la comparación es en ausencia de cualquier cura. Con
esta finalidad se constituyen dos tipos de grupos de sujetos. Un prim er
tipo está form ado por los sujetos sobre los que se aplica el nuevo fár
maco, este es el grupo experimental. Un segundo tipo de grupo está cons
tituido por sujetos que presentan la misma patología, con los que se uti
liza uno de los fármacos estándar, o tam bién a los que se sum inistra un
placebo: este es el grupo de control. Para obtener resultados genuinos, es
decir, no viciados por el influjo de factores psicológicos de diversos tipos,
incluso solo inconscientes, tanto el fárm aco ya com probado como el
nuevo y el placebo mismo, se preparan con confecciones iguales. Esto
hace posible, si se quiere, impedir que el sujeto sepa si se encuentra en el
grupo experimental o en el de control. Esta es la llamada prueba «ciega»,
o también «ciega simple». Por otro lado, se llama «doble ciega» si en la
misma situación de ignorancia se encuentra también el médico que su
m inistra los preparados. La asignación de pacientes a uno u otro grupo
se realiza con procedim ientos que la realizan de modo casual, «at ran
dom», y la prueba se llama, entonces, aleatoria. La prueba se llama «en
abierto», si médico y paciente conocen el tratam iento que se aplica376.
Un último dato informativo: «Es evidente que el uso de un placebo
com porta adoptar la ceguera en la experimentación, ya que p or defini
ción el paciente no sabe (ciego) que el tratam iento es con una sustancia
inactiva y a m enudo el médico que lo lleva a cabo tampoco sabe cuáles
son los pacientes que constituyen el grupo de control tratado con placebo
(doble ciego)»377. Debido a esta inseparable mezcla entre placebo y ce
guera, la reflexión ética sobre esos elementos de la experimentación no
puede llevarse a cabo de m odo separado prim ero uno y luego el otro,
sino que hay que tratar los dos problemas juntos.
En uno de los docum entos normativos que hemos recordado antes,
las Líneas Guía de Referencia para la creación y el funcionamiento de los
Comités éticos en Italia, se expone, dentro del amplio párrafo que se de
dica al «Consentimiento informado», lo que se refiere al placebo. El texto
expone una correcta síntesis de lo esencial: «Los aspectos éticos y la lici
tud del uso del placebo son objeto de de£ate. En línea de principio, los
pacientes del grupo de control no pueden ser privados de terapia, si se
dispone de una, y no pueden ser tratados con un placebo, si eso com
porta sufrimiento, alargamiento de la enfermedad o riesgo.
376 Sobre lo expuesto aquí ver: A. B i g n a m i n i , Pianificazione (o. c.), p. 58 s.
377 L. C a n d í a , L u s o del placebo nei triáis clinici: significado scientifico e valore sperimen-
tale, en A. G. S p a g n o l o - E. S g r e c c i a (dir.) (o. c.), p. 92.
La experimentación clínica 285
«Se recuerda que el uso del placebo se presenta incompatible con la
Declaración de Helsinki: "a todo paciente, incluyendo los del grupo de
control, si está previsto, se les debe asegurar la mejor prueba de diagnós
tico y el mejor medio terapéutico". Se puede adm itir el uso del placebo si
no está disponible para el grupo de control una terapia de probada efica
cia, o com o com plem ento a un tratam iento de probada eficacia en el
grupo de control, para consentir que el doble ciego respete a los sujetos
del grupo experimental, asignado al tratam iento que se está valorando
asociado al de probada eficacia» (§ 3.8).
Hay que advertir que el artículo citado de la Declaración de Helsinki
ha sido m ejorado en 1996, y constituye la única modificación realizada
en el texto, que ahora es el siguiente: «En todos los estudios clínicos, a
cada paciente, incluyendo los eventualmente asignados a un grupo de
control, se le debe asegurar el mejor m étodo diagnóstico y terapéutico
entre los de probada eficacia. Esto no excluye la utilización de un pla
cebo inerte en los estudios donde no existe un método diagnóstico o tera
péutico de probada eficacia» (§ II.3).
En consonancia perfecta con estas autorizadas y vinculantes indica
ciones, y con algún añadido, se presenta la conclusión a la que llega, en
el estudio que ya hemos citado, Luigi Candia: «Como conclusión, no se
considera que existan válidos y consistentes motivos de tipo científico
que lleven a preferir, en el tratam iento del grupo de control, la utiliza
ción del placebo m ejor que un fármaco de uso corriente. Bajo muchos
aspectos de valoración práctica, la confrontación directa entre la nueva
y la vieja terap ia se p resen ta com o lo m ás apropiado y convincente,
cuando se quiere juzgar sobre si existe una efectiva y apreciable ventaja
(en eficacia, tolerabilidad, inocuidad, etc.) de una nueva m edicina que
se propone sustituya a las que se están usando. Además, el recurso al
placebo en la experim entación terapéutica no solo no parece indispen
sable desde el punto de vista científico, sino que a m enudo debe consi
derarse inaceptable desde el punto de vista ético y deontológico, debido
a que no se concilia con el principio del consentim iento inform ado y
por el inútil daño al enfermo que puede derivarse de renunciar a otras
terapias, a no ser que se trate de afecciones patógenas de escaso relieve
o que no son susceptibles de tratam iento eficaz, ni siquiera sintom á
tico»378.
En resum en: el uso técnicam ente correcto del placebo se da sola
m ente cuando se sum in istra com o un añadido a la m ejor terap ia co
rriente, y en el caso de las patologías para las que todavía no existen tera-
378 L. C a n d ía , L u so del placebo (o . c.), p. 94.
286 Bioética
pías eficaces. Sin embargo, hay que registrar que la situación es que «en
m uchas pruebas es evidente el uso impropio del placebo» ’79.
6. LA POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
La doctrina de la Iglesia en esta m ateria se puede e n c o n trar sola
m ente en los discursos de los Papas, a partir de Pío XII380, discursos par
ticularm ente com prometidos debido a los auditorios escogidos a los que
iban dirigidos: Congresos científicos internacionales, diversas Asociacio
nes y Federaciones médicas, incluyendo la Asociación Médica Mundial,
la Pontificia Academia de las Ciencias, etc.
Es evidente que no hay que buscar una normativa ética detallada, o
valoraciones morales de elementos particulares. La mayor atención está
dirigida, por el contrario, a los principios fundamentales, a poner en evi
dencia los valores que se encuentran enjuego y su correcta jerarquía. Es
sorprendente la sustancial arm onía con lo que se afirma sobre este tema
en los documentos deontológicos y jurídicos que hemos visto antes, espe
cialmente la Declaración de Helsinki.
Esta no es la sede para una exposición analítica y docum entada de la
doctrina de la Iglesia sobre el tem a381. Una síntesis de lo esencial ha sido
ofrecida por el mismo Magisterio, primero, en la Instrucción de la Con
gregación para la Doctrina de la Fe Donum vitae (22 febrero 1987)382 y,
posteriormente, en el Catecismo de la Iglesia Católica, en 1992. De la Ins
trucción nos interesa aquí especialmente la Introducción que, a pesar de
apuntar, como todo el docum ento, a la problem ática sobre la procrea
ción y el respeto debido a los em briones hum anos, no deja de ofrecer
tam bién elementos de alcance general, como se ve simplemente ojeando
los títulos de algunos párrafos de la introducción misma: «La ciencia y la
técnica al servicio de la persona humana» (§2 ); «antropología e interven
ciones en el cam po biomédico» (§3); «Criterios fundamentales para un
juicio moral» (§4).
Más concisa, pero tam bién más rica, la síntesis que presenta el Cate
cismo de la Iglesia Católica. En el capítulo dedicado al 5o Mandamiento,
m M. L. Rom a.no (o. c .), p. 129. La autora no deja de documentar esta grave afirmación.
380 Existe una colección de todos los discursos de este Pontífice sobre tem as de interés
médico: E A n g e lin i (dir.), Pió XII. Discorsi ai medid, Orizzonte Medico, R om a 1959, y edi
ciones posteriores.
381 Para una exposición sobre el tema, me perm ito rem itir a dos capítulos de una pu
blicación m ía precedente: L. C ic c o n e , Salute & Malattia. Questione di morale delta vita fí
sica (II), Edizioni Ares, M ilán 1984. Ver el capítulo 6o, «Experim entación clínica con el
hom bre: exigencias y límites», pp. 270-319; Conclusión, «Moral e investigación biológica
hoy», pp. 516-537.
382 El texto se encuentra en «Enchiridium Vaticanum» 10, n. 1150-1253.
La experimentación clínica 287
§ II «El respeto a la dignidad de las personas», entre otras cosas, se en
cuentra el subtítulo: «El respeto de la persona y la investigación cientí
fica» (n. 2292-2296). Cito textualmente esta síntesis, tam bién por su evi
dente autoridad.
»2292. Los experimentos científicos, médicos o psicológicos, en per
sonas o grupos humanos, pueden contribuir a la curación de los enfer
mos y al progreso de la salud pública.
»2293. Tanto la investigación científica de base como la investigación
aplicada constituyen una expresión significativa del dominio del hom bre
sobre la creación. La ciencia y la técnica son recursos preciosos cuando
son puestos al servicio del hom bre y promueven su desarrollo integral en
beneficio de todos; sin embargo, por sí solas no pueden indicar el sentido
de la existencia y del progreso humano. La ciencia y la técnica están or
denadas al hom bre que les ha dado origen y crecim iento; tienen, por
tanto, en la persona y en sus valores morales el sentido de su finalidad y
la conciencia de sus límites.
»2294. Es ilusorio reivindicar la neutralidad moral de la investigación
científica y de sus aplicaciones. Por otra parte, los criterios de orienta
ción no pueden ser deducidos ni de la simple eficacia técnica ni de la uti
lidad que puede resultar de ella para unos con detrim ento de otros, y, me
nos aún, de las ideologías dominantes. La ciencia y la técnica requieren,
por su significación intrínseca, el respeto incondicionado de los criterios
fundamentales de la moralidad; deben estar al servicio de la persona hu
mana, de sus derechos inalienables, de su bien verdadero e integral, con
forme al designio y a la voluntad de Dios.
»2295. Las investigaciones o experimentos en el ser hum ano no pue
den legitim ar actos que en sí mismos son contrarios a la moral. El even
tual consentimiento de los sujetos no justifica tales actos. La experimen
tación en el ser hum ano no es m oralm ente legítima si hace correr riesgos
desproporcionados o evitables a la vida y a la integridad física o psíquica
del sujeto. La experim entación en seres hum anos no es conform e a la
dignidad de la persona si, por añadidura, se hace sin el consentim iento
consciente del sujeto o de quienes tienen derecho sobre él».
La claridad lineal de este texto hace superfluo cualquier com entario
para una correcta comprensión.
REFEREN CIA S BIBLIOGRÁFICAS
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A n g e l in i
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A s s o c ia z io n e
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288 Bioética

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Capítulo VII/ 2
Sgreccia E. (dir.) (o. c.), pp. 249-273],
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m en ti Sociali» 1994, n. 4]. ción biomédica, y después de la experim entación clínica, se ha com en
N a z i o n a l e p e r l a B i o é t i c a , La sp e rim en ta zio n e d ei fa rm a c i (17 novem bre
C o m it a t o
tado ya al comienzo del capítulo precedente. Por ello resulta innecesario
1991), P re sid e n za del Consiglio dei M inistri, R om a 1992.
C o n g r e g a z i o n e p e r l a D o t t r i n a d e l l a f e d e , Istru z io n e D o n u m v ita e su «II risp etto
repetirla. Sin embargo pueden ser útiles una serie de datos informativos.
della vita u m a n a n a scen te e la d ig n itá della procreazione» (22 feb b raio 1987), Li
b re ría E d itrice V aticana, C ittá del V aticano 1987.
C o n s i g l i o d ' E u r o p a , C o n ven zio n e su i d ir itti d ell’u o m o e la b io m e d ic in a (1996) [testo
I. ALGUNOS DATOS INFORMATIVOS
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S p a g n o l o A.G. - S g r e c c i a E. (dir.), L in ea m en ti d i etica della sp e rim e n ta zio n e clin ica,
La utilización de anim ales en m edicina es u na práctica atestiguada
m uchos siglos antes de la aparición de la m edicina científica. «El más
antiguo escrito que se refiere a la utilización de animales en m edicina se
rem onta a alrededor del 2 0 0 0 a.C., con el testimonio de actos quirúrgicos
que los asirio-babilonios realizaban sobre hom bres y animales»383. Tam
bién se encuentra docum entada la práctica de la experimentación sobre
animales en la antigua Grecia, incluyendo el célebre Galeno de Pérgamo

V ita e P ensiero, M ilán 1994.

(129-199 d.C.), con num erosos e im portantes descubrimientos de anato
S p a g n o l o A. G., P rin cip i etici e m etodologie d i sp erim en ta zio n e clin ica , in Spagnolo A.
m ía y fisiología.
G. - S g r e c c i a (dir.) (o. c.), pp. 51-69. Después de Galeno, la práctica desapareció h asta el R enacim iento.
S p i n s a n t i S . (dir.), D o c u m e n ti d i d eo n to lo g ia ed etica m edica, Paoline, M ilán 1985.
R eaparece a p artir de 1500, y se desarrolla con un increm ento im p re
V i a f o r a C., C o m ita ti etici: la bioética a ll'in tem o delle istitu zio n i sa n ita rie, in B om piani
sionante de adquisiciones científicas y de aplicaciones en m edicina.
A. (dir.) (o. c.), pp. 434-450. '
«Es im posible referir cuantos éxitos en la segunda m itad del siglo xix
se alcanzaron en m edicina y biología con la ayuda de la experim enta
ción con anim ales, desde los sueros p ara co m b atir enferm edades in
fecciosas, entonces m ortales (por ejemplo, la difteria), h asta la locali
zación de los com ponentes dietéticos críticos p ara el crecim iento y la

383 C o m ita to N a z io n a le p e r l a B io é tic a , Sperim entazione sugli an im ali e salute dei vi-
venti (8 ju lio 1997), Presidenza dei Consiglio dei Ministri, Rom a 1998, p. 9.
/
290 Bioética La experimentación con animales 291

supervivencia (vitam inas, m inerales), hasta los estudios sobre crom o Hay que observar que los problemas éticos se plantean solo cuando
som as, p ro ced im ien to s, m ateriales e in stru m en tal de la m o d ern a se trata de intervenciones que conllevan sufrimientos notables o tam bién
cirugía»384. la m uerte de los animales, no cuando se le producen solo fastidios o leves
El núm ero e im portancia de los descubrimientos cientíñcos y de las sufrimientos.
aplicaciones médicas en el siglo xx crecen a un ritmo exponencial, tanto La novedad más relevante, tam bién desde el punto de vista ético, no
que «no resulta fácil contar los descubrimientos ligados a la experimen se plantea en el plano cuantitativo, ni siquiera en el tipológico, sino en el
tación animal [...]: más de dos tercios de los Premios Nobel de fisiología modo en que se toma al animal: se ha pasado «desde la vivisección, es de
y de m edicina han sido asignados a investigaciones que necesitaron el cir, intervenciones realizadas utilizando instrum entos anatóm ico-quirúr
uso de animales»385. gicos sin anestesia, no disponible para el animal, como, por otra parte,
Particularm ente interesante es una m irada panorám ica de conjunto tam poco existía para el hom bre h asta la segunda m itad del siglo xix,
apoyada en el tipo de experim entación animal. Esto perm ite descubrir h asta [...] la utilización de técnicas no agresivas (electrocardiogram a,
«un enfoque de tipo preferentem ente anatómico en la antigüedad electroencefalograma, etc.) o dolorosas e idénticas a las que se usan en el
greco-rom ana; anatómico-fisiológico (reconocim iento en el ser vivo de diagnóstico del hombre, o con finalidad diagnostica-curativa en la m edi
funciones de órganos y estructuras en las que la disección ha identifi cina veterinaria». También el «sacrificio final del anim al p ara realizar
cado posición y estructura en el cadáver) desde el Renacim iento hasta una valoración histopatológica» se realiza de u n m odo enteram ente in
el comienzo del siglo xx; preferentem ente fisiológico (las funciones, por doloro. Además se da «el posible sacrificio de los animales para la extrac
ejemplo, endocrinología) e inmunológico (prevención y cura de las en ción de órganos para realizar investigaciones anatóm ico-histológicas o
ferm edades infecciosas) desde los inicios del siglo xx; fármaco-toxicoló- de gestación, se realiza de modo hum anitario y con anestesia». En caso
gico, neurobiológico e inmunológico (trasplantes de órganos) en creci de sufrim iento, es inevitable y, com o para la investigación de nuevos
m iento progresivo desde la prim era m itad del siglo xx h asta nuestros anestésicos, analgésicos, antiinflamatorios, «se tiende a m antener la per
días». cepción de dolor al nivel más bajo posible»387.
La preocupación por evitar todo sufrim iento al anim al no viene dic
tada solo por nobles motivaciones hum anitarias, sino tam bién en interés
2. LA SITUACIÓN ACTUAL de un buen éxito de la investigación misma: «La ausencia de dolor, de an
gustia e incluso de simples molestias para el animal debe ser considerado
Actualmente, la utilización de anim ales con fines científicos se en como un factor esencial en lo que se refiere a la respuesta de la investiga
cuentra diversificada y se puede clasificar del siguiente modo: ción en el mismo animal (es suficiente con considerar la turbación neu-
1) Investigación de base o fundamental. roendocrina homeostática que causa el estrés mismo, especialmente evi
2) Obtención de productos utilizables en terapias con fines sustituti- dente en el caso del dolor) y que, por tanto, hay que buscar siempre que
vos (por ejemplo, insulina) o como sueros para com batir enferme sea posible».
dades infecciosas (en este ám bito se incluyen los anim ales transgé- Se deriva una consecuencia relevante en un contexto de agrias discu
nicos p ara la producción de factores biológicos esenciales para siones sobre el tema, que hoy son frecuentes: «La palabra "vivisección”
finalidades terapéuticas). tiene un valor histórico [...], que conserva una carga moral negativa ha
3) Descubrimiento de nuevos fármapbs, nuevos insecticidas, etc. cia quien la practica y se sustituye correctamente con ‘‘experimentación
4) Investigaciones de toxicidad con la finalidades de 3) o p ara la segu anim al” [...], a veces distinguida en cruenta e incruenta»388. Vale la pena
ridad de productos químicos que se usan en el m ercado de bienes hacer u n a referencia a estas discusiones, que ven com prom etidos tam
de consumo. bién a estudiosos de alto nivel, mientras no dejan de apasionar tam bién a
5) Educación y formación»386. la gente común y a la opinión pública.

384 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperim entazione sugli anim ali (o . c.), p. 11. 387 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperim entazione sugli anim ali (o. c.)> p. 15. De
385 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperim entazione sugli an im ali (o . c.), p. 13. p. 15 procede la cita siguiente.
386 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperim entazione sugli anim ali (o . c.), p. 18 s . 388 C o m i t a t o N a z i o n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperim entazione sugli an im ali (o. c.), p. 18.
292 Bioética
3. EL DEBATE RECIENTE PLANTEADO POR EL MOVIMIENTO ANIMALISTA
La legitim idad de la experim entación sobre anim ales en nuestro
tiem po es cuestionada, sobre todo, por el movimiento de ideas, que de
modo convencional se denomina «animalista». En este convergen dos lí
neas de pensamiento, que son complementarias: la de la liberación ani
mal y la de los derechos de los animales. Ideólogo principal del primero
puede ser considerado el filósofo australiano Peter Singer; del segundo,
el filósofo norteam ericano Tom Regan389.
El fundam ento teórico se encuentra, obviamente, a nivel antropoló
gico. Limitando la atención a lo esencial, encontramos una clara y auto
rizada form ulación en las siguientes palabras, sacadas de u n a publica
ción del mismo Singer, en colaboración con Ms. Newwirk: «No hay bases
racionales que perm itan decir que el ser hum ano tenga, en relación con
todos los animales, especiales derechos; una rata es como un jabalí, que
es como perro, que es como un hom bre joven»390. La afirmación de una
superioridad del hom bre sobre los animales es tachada de «espejismo»,
térm ino forjado «para indicar la actitud, análoga a racismo y sexismo, de
una inicua discriminación sobre la base de la pertenencia a la especie», y
es «la racionalm ente injustificable prerrogativa moral que la especie hu
m ana se atribuye a sí misma»391. Por esto, a los animalistas les gusta dis
tinguirse de quienes se constituyen en defensores de los anim ales por
motivos sentimentales y emotivos.
Con facilidad se puede entender la lógica que, partiendo de esas con
cepciones, lleva a «demostrar que ser vegetariano es obligatorio y que es
ilícita cualquiera utilización de los animales (caza, píeles), incluyendo la
experimentación»392.
La equiparación entre el hom bre y los anim ales es insostenible de
modo tan evidente que no es necesario detenerse a demostrarlo; de todos
modos, al tratar los aspectos bioéticos de la experimentación animal, no
faltará una rápida referencia a los elementos esenciales de la antropolo
gía de línea personalista en bioética, inconciliable con la antropología del
movimiento animalista. Sin, por ello, dejar de reconocer la contribución
389 P. S i n g e r , Liberazione anímale, Mondadori, Milán 1991 [original inglés 1975]; T.
R e g a n , I diritti animali, Garzanti, Milán 1990 [original inglés 1983]; dir. ambos, Diritti ani
mali, Obblighi umani, Gruppo Abele, Turín 1987 [original inglés 1976],
390 Cita sin indicación de la fuente en C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperimen
tazione sugli animali (o. c.), p. 29.
391 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 28.
392 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 31.
Este documento, no obstante, no deja de ilustrar con atención esa lógica y de mostrar las
diferencias entre la posición de Singer y la de Regan. También se hace un breve análisis
crítico de estas teorías (pp. 34-38).
Im experimentación con animales 293
que ese movimiento ha dado para superar lo que se llam a con justicia «la
cosificación del ser vivo no humano» y la consiguiente «actitud fría, de
sencantada, violenta y, en el mejor de los casos, indebidam ente reductora
hacia cualquier forma de vida diferente de la nuestra», que ha estado vi
gente «hasta épocas muy recientes»393.
4. MÉTODOS ALTERNATIVOS394
Quienes proponen la abolición de todas las experim entaciones con
anim ales, sostienen que es posible conseguir los m ism os objetivos
adoptando otros métodos de experimentación. E n sentido riguroso, no
existen m étodos alternativos que puedan sustituir válidam ente todas
las investigaciones. No obstante, existen de modo creciente métodos al
ternativos en sentido amplio, que son capaces de su stituir algunas ex
perim entaciones con anim ales y/o reducir el núm ero de anim ales que
son som etidos a experimentaciones. Se trata de técnicas que se ha dado
en d en o m in ar com o «3R», es decir, técnicas que «R eem plazan (Re-
place) el uso de anim ales de laboratorio, reducen (Reduce) el núm ero
de anim ales requeridos o redefinen y/o m ejoran (Refine) un procedi
m iento o técnica ya existente, de m odo que se reduce al m ínim o el es
trés provocado a los animales». Tales son, por ejemplo, algunas «técni
cas físico-quím icas [...], m odelos m atem áticos y com puterizados de
sistem as y órganos biológicos [...], cultivos de tejidos o células, órganos
que funcionan in vitro»395.
Los resultados obtenidos hasta ahora son respetables en cuanto a la
entidad de la reducción del núm ero de animales utilizados. Un solo ejem
plo: «el test inmunológico sobre la orina para la determ inación del emba
razo ha eliminado, prim ero, millares y millares de conejos sacrificados
anualmente (se ha calculado 500.000 en USA) y, después, de anfibios»396.
Progresos posteriores se van a seguir obteniendo, debido a que «numero
sos centros se ocupan hoy de pruebas alternativas, que no necesitan el
uso de animales vivos»397. Pero tam bién es verdad que, «sin duda, los m é
todos alternativos p or sí solos no hu b ieran perm itido algunos de los
grandes descubrimientos de la medicina, desde la cura de enfermedades
393 Así se expresa el presidente del Comitato Nazionale per la Bioética, Francesco D’A-
gostino, en la presentación del documento que hemos citado ampliamente.
394 Lo que se expone a continuación está tomado de la amplia y sistemática exposición
del argumento en C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t i c a , Sperimentazione sugli animali
(o. c.), pp. 53-61.
395 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 53.
396 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 55.
397 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 59.

294 Bioética
infecciosas, al conocim iento de las funciones de los órganos, a los tras
plantes de órgano»398.
5. LA NORMATIVA EXISTENTE399
La experimentación animal ha sido objeto de disposiciones jurídicas
particularm ente en América del Norte (USA y Canadá) y en la Unión Eu
ropea, tanto en su conjunto com o en cada uno de los Estados, inclu
yendo Italia.
E n lo que se refiere a E uropa, la referencia es la Directiva
86/609/CEE40°, que fue recibida en Italia 6 años después, en 1992. Limi
tando la atención a las Normas de m ayor im portancia, se puede notar
que están dirigidas a contener la experimentación con animales dentro
de límites de la estricta necesidad científica, a favor exclusivamente de la
salud del hom bre y de los m ism os anim ales, no para otros objetivos,
como la industria cosmética, con la adopción de todos los medios dispo
nibles para evitar o reducir al m ínimo posible el sufrimiento de los ani
males utilizados, lo mismo que el núm ero de estos. Para asegurar la efec
tiva consecución de estos objetivos, se pide taxativamente la autorización
m inisterial para utilizar animales con fines experimentales, que solo se
concederá si están presentes operadores profesionalmente cualificados y
que trabajan en estructuras adecuadamente equipadas.
Es singular, p or no decir sorprendente, encontrar que está previsto
(en la ley 12 octubre 1993, n. 413) la posibilidad de objeción de concien
cia «por parte de m édicos, investigadores, personal sanitario titulado,
técnicos, enfermeros e incluso estudiantes universitarios en relación con
todo acto conectado con la experimentación animal»401. Después de na
rrar otros detalles legislativos sobre el tema, al límite del ridículo, el Co
mité Nacional (Italiano) para la Bioética no deja de anotar: «La objeción
de conciencia está prevista de modo sustancialmente declaratorio, como
dem uestra el hecho de que no hay nada previsto en este sentido en el
cuadro de las norm as, incluyendo las éticas y deontologicas, que se re
fieren a la experimentación sobre el horribre». En lo que se refiere a Ita
lia, el Comité añade que la norm ativa se presenta como «especialmente
398 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 55.
399 En este punto también será suficiente sintetizar los principales elementos expues
tos en el documento del C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t ic a , Sperimentazione sugli ani
mali (o. c.).
400 El texto del documento, incluyendo los anexos, en «Gaceta Ufficiale delle Comu-
nita Europee», 18-12-1896, n. 358, 1-28.
401 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 68.
La experimentación con animales 295
farragosa» y «parece m aduro el tiempo para una revisión realista [...] si
guiendo sistemas y guías que trabajan positivamente en otros sitios»402.
II. VALORACIONES ÉTICAS Y DEONTOLOGICAS
1. NECESIDAD Y OBLIGATORIEDAD DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
La afirmación se desprende como un corolario evidente de los datos
cognoscitivos expuestos hasta ahora. Por ello, resulta casi superfluo dete
nerse a d ar justificaciones. En cualquier caso, con brevedad, sobre el
dato de hecho de su necesidad, demostrado por las ciencias biomédicas,
la reflexión ética fundamenta la afirmación de su obligatoriedad, debido
a la obligación moral de tutelar la vida y la salud de la persona hum ana.
Además, vale la pena subrayar que, en el caso de que el progreso cientí
fico llegase a descubrir métodos de experimentación verdaderam ente al
ternativos, tanto que ya no fuese necesaria la experim entación animal,
sería necesario im poner su prohibición ética, con la obligación correla
tiva de utilizar únicamente los otros métodos; aunque esta es una posibi
lidad en el límite de la ciencia ficción.
La obligatoriedad de la experimentación animal se afirma netam ente
en todos los documentos de deontología, empezando por la conocida De
claración de Helsinki, que la pone la prim era entre los «Principios bási
cos»: «La investigación biomédica que incluye sujetos hum anos debe ser
realizada conform e a los principios [...] y debe estar basada sobre una
experim entación anim al y de laboratorio adecuadam ente realizadas».
Igualmente tajante es la misma afirmación en otra fuente, con no menor
autoridad, el CIOMS, en el docum ento publicado en 1985: Principes di-
recteurs internationaux pour la recherche biomédical implicant de ani-
maux (Principios directivos internacionales para la investigación biomé
dica con animales). El prim ero de estos principios es: «el progreso de los
conocim ientos biológicos y el descubrim iento de los m ejores m edios
para proteger la salud y el bienestar del hom bre y de los animales exige
recurrir a la experimentación sobre animales vivos intactos de especies
bastante diferentes»403.
En definitiva, lo éticam ente inadm isible no es la experim entación
anim al, sino su omisión.
402 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B io é t ic a , Sperimentazione sugli animali (o. c.), p. 69 s.
403 L. M o n t i , CIOMS: Un códice etico per la esperimetazione sugli animali, en «Crona-
che Farmaceutiche» 28 (1985), p. 222.
296 Bioética
Esto no quiere decir que toda experimentación animal tenga siempre
y en todos los casos un valor ético positivo, pues el valor ético de la
experim entación anim al está subordinado a algunas condiciones irre-
nunciables. Para que estas surjan con justificaciones válidas, es necesa
rio referirse, aunque sea brevemente, a algunas concepciones antropoló
gicas fundamentales.
2. CONCEPCIONES ANTROPOLÓGICAS BÁSICAS. ALGUNAS REFERENCIAS
Serán referencias poco más que telegráficas, citando las exposiciones
de la antropología para desarrollar las pruebas del fundam ento racional
de cada afirmación. Por otra parte, se trata de concepciones universal
m ente com partidas por la hum anidad, al menos en el núcleo esencial de
cada una de ellas. Muchas están acogidas, y son fundamentadas de mo
dos diversos, en la mayor parte de las corrientes de pensam iento en las
que se diversifica la reflexión filosófica moderna.
En el m undo en que vive, el hom bre se percibe como vértice de la es
cala de los seres vivos. Esta concepción es el presupuesto indispensable
p ara sostener racionalm ente el célebre axiom a kantiano que declara
inadm isible cualquier instrum entalización del hombre. Pero, antes que
adquisición científica o filosófica, es una evidencia percibida desde siem
pre, la diferencia en valor entre las cosas inanim adas y los seres vivos,
entre plantas y animales, entre los animales y el hombre.
El hombre es un ser único. Entre sus singularidades constitutivas, se
pueden recordar: 1 ) es el único ser vivo que tiene un com ponente espiri
tual, hasta el punto que puede ser definido «espíritu encarnado»; 2 ) gra
cias a este com ponente, el hom bre es el único ser vivo dotado de auto-
conciencia y libertad; 3) por esto es responsable de los actos que realiza y
de sus consecuencias, sujeto de derechos y de deberes. Todo esto y más
cosas se pueden condensar en la afirmación de que todo hom bre es per
sona; por lo que solo tiene una dignidad, mientras qj^e todas las demás
realidades tienen un valor o, con m ayor incisividad, solo el hom bre es
«alguien» y no «algo». >’
Una consecuencia inevitable y obvia de esta posición singular del
hom bre dentro de la creación es que todas las demás criaturas tienen una
relación de subordinación con el hombre. Esto quiere decir que, a pesar de
tener un valor autónom o en sí mismas, están también finalizadas al bien
del hombre. De m odo correlativo, el hombre tiene un cierto señorío sobre
la creación, en el sentido no solo de que tiene la posibilidad física, gracias
a su inteligencia, sino tam bién la facultad moral de servirse de ellas para
su ventaja. Obviamente, «servirse» en conformidad con su dignidad, por
La experimentación con animales 297
lo tanto, de modo inteligente y responsable. Más que dueño, el hom bre
debe sentirse adm inistrador de las riquezas que el C reador le ha con
fiado. Su tarea es multiplicarlas, desarrollar sus posibilidades ocultas, a
favor de todos, también de las generaciones futuras.
Sobre la base de estas concepciones antropológicas, pueden surgir
justificadam ente las condiciones que hay que respetar en la experimenta
ción animal.
3. CONDICIONES PARA LA LICITUD DE LA EXPERIMENTACIÓN ANIMAL
Se d an por supuestas las condiciones que deben ser respetadas en
toda experimentación biomédica. Estas son, por ejemplo, la seriedad del
objetivo, que es mayor, cuanto mayores son los costes; la competencia de
los experim entadores, etc. Aquí se trata de las condiciones posteriores,
específicamente propias de la experimentación animal, que han sido ade
cuadam ente formuladas en el docum ento que hemos citado del CIOMS,
en el que se encuentran gran parte de las norm as sancionadas en los tex
tos jurídicos que hemos m encionado antes.
Se sigue una prim era e im portante indicación: las leyes y las prescrip
ciones deontológicas sobre el tem a tienen pleno valor de exigencia ética.
Así surge una prim era serie de condiciones indispensables en una experi
m entación animal, que son: que el objetivo perseguido sea algo que sirva
para la salud del hombre o de los animales; que no existan vías alternati
vas para conseguirlo; que se utilicen todos los medios capaces de elimi
nar, o al menos de atenuar, el sufrimiento del animal que hace de cobaya;
que se use el núm ero estrictamente necesario de animales.
Se añaden otras condiciones solo en el docum ento del CIOMS, que
atienden al antes y al después de la experimentación: a los animales des
tinados a la experimentación se les debe asegurar buenas condiciones de
vida, sirviéndose tam bién de veterinarios con experiencia en animales de
laboratorio, y de personal preparado para tratar con am or a los animales
que les han sido confiados (cf. n. 5, 10, 11); en el caso en que, como con
secuencia de la experimentación realizada, el animal sobrevive en condi
ciones de sufrim iento grave e incurable, habrá que tener el cuidado de
proporcionarle una m uerte indolora (cf. n. 9 ).
Pero ¿qué es lo que justifica el ca rác te r éticam ente vinculante de
esas exigencias? Ayuda subrayar, antes de nada, que el denom inador co
mún de todas las condiciones indicadas es, claramente, el criterio de evi
tar, en la m ayor m edida posible, infligir sufrim ientos al anim al que se
utiliza como cobaya para experimentar. En el común y correcto sentido
moral, se percibe como una arbitrariedad indebida y una crueldad gra

298 Bioética
tuita y, por lo tanto, irracional y éticamente reprobable, cualquier com
portam iento del hom bre que inflija al animal sufrimientos que se puedan
evitar fácilmente. No se duda en hablar incluso de sadismo.
Dentro de una antropología no atea, se puede añadir otro motivo. El
hombre, llam ado por Dios a gestionar con responsabilidad la creación,
no puede dejar de m irar a todas las criaturas que están a su servicio,
como un ser objeto de am or por parte de Aquel que las ha creado, y tra
tarlas en consecuencia. Si no me equivoco, este es el núcleo del espíritu
franciscano del que a menudo se declaran herederos m uchos animalis
tas, que, sin embargo, parecen olvidar que es precisam ente ese am or el
que ha hecho del hom bre «la única criatura que Dios ha querido por sí
misma», como incisivamente recuerda el Concilio Vaticano II404, finali
zando así al hom bre todas las dem ás criaturas. Por esto, el hom bre se
mueve de acuerdo, y no en contraste, con ese amor cuando, respetando
las condiciones que acabam os de indicar, procede a experim entar con
animales.
No como otra condición, sino como exigencia ética para asegurar el
respeto efectivo de las condiciones indicadas para la licitud de la experi
m entación animal, hay que añadir la obligación de la autoridad pública,
tam bién a nivel internacional, de dar valor jurídico a la observancia de
estas condiciones y establecer serios y efectivos controles sobre el cum
plimiento de las leyes en esta materia, además de sanciones penales para
las inobservancias que se comprueben. También deberá prom over y apo
yar la búsqueda de alternativas a la experimentación anim al, de modo
que sea posible reducir de modo cada vez más consistente la utilización
de animales en la investigación biomédica.
NOTA SOBRE LA POSICIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA
Es un punto desarrollado siempre en los temas tratados hasta ahora.
Aquí, no obstante, nos limitamos a una breve nota. ¿Por qué? Antes de
nada hay que tener presente que el pro y em a de la experimentación ani
mal nunca ha entrado en la lista de los grandes problemas éticos de nues
tro tiempo, p or lo que no es sorprendente que las intervenciones de la
Iglesia no sean ni muchas ni amplias. La contribución m ás relevante que
la Iglesia da a una correcta solución de los problemas en esta m ateria se
sitúa, más bien, en el plano de los fundamentos antropológicos, especial
m ente, con la d o ctrin a de la posición del hom bre en la creación, de
404 Gaudium et Spes, 24.
La experimentación con animales 299
acuerdo con el plan de Dios Creador. Esta doctrina es desarrollada por la
reflexión teológica.
Una intervención específica sobre nuestro tem a por parte del Magis
terio, particularm ente denso en su brevedad, es de Juan Pablo II en el
discurso dirigido a los participantes en una Sem ana de estudio prom o
vida por la Pontificia Academia de las Ciencias, sobre La experimentación
biológica. Este es el párrafo que nos interesa: «Hay que subrayar que las
nuevas técnicas, como el cultivo de células y tejidos, han tenido un nota
ble desarrollo [...] que es com plem entario a la experim entación sobre
animales. Es cierto que el anim al está al servicio del hombre y puede ser
objeto de experimentación, pero no obstante debe ser tratado como una
criatura de Dios, destinado a cooperar con el bien del hom bre, no con
sus abusos. Por tanto, la dism inución de la experimentación con anim a
les, que de modo progresivo va siendo menos necesaria, corresponde al
plan y al bien de la entera creación»405.
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300 Bioética

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S g r e c c i a E., L’animale, l ’uomo, il Creatore, «Medicina e Morale» 39 (1989), 1053-
trado en el lenguaje común, aunque a menudo con imprecisiones y con
1055.
S i n g e r P., Liberazione anímale, Mondadori, Milán 1991. fusiones conceptuales. Por ello, es útil, desde el comienzo, aclarar al m e
S o c i e t á I t a l ia n a d i S c i e n z e F a r m a c e u t i c h e (SISF), Orientamenti metodologici per un nos algunos de ellos.
risparmio di animali viventi nell'indagine tossicologica, Documento n. 19, Milán Trasplante. Es una compleja intervención quirúrgica con la que un
1984. órgano o tejido, o tam bién solo alguna célula, es extraído de u n orga
S o c i e t á I t a l i a n a d i S c i e n z e F a r m a c e u t i c h e (SISF), Gli animali nella ricerca biome-
dica, Documento n. 21, Milán 1985. nismo e im plantado en otro, o tam bién en una zona diferente del mismo
T a l l a c c h i n i M., Questione anímale: una via riformista, «Vita e Pensiero» 76 (1993), organism o. E sta descripción incluye claram ente varios tipos de tra s
265-276. plantes, que se distinguen según lo que es trasplantado (órgano, tejido,
célula), y según el organismo de destino (el mismo del que se hace la ex
tracción u otro). En el horizonte aparece el trasplante de genes, dentro
de la ingeniería genética. Aquí nos ocuparem os casi exclusivamente de
los trasplantes de órganos, p or lo que el térm ino «trasplante» sin más
determ inación significará «trasplante de órgano». Podem os definirlo:
intervención quirúrgica con la que se im planta en u n organism o, que
se llam a «receptor», u n ó rgano ex traído de o tro o rg an ism o , que se
llam a «donante».
Extracción de cadáver, extracción de ser vivo. Es superflua cualquier
explicación sobre el significado de los términos. Ayuda, no obstante, h a
cer notar que la gran mayoría de extracciones procede de cadáveres. Du
rante años, la única extracción de ser vivo adm itida ha sido la de riñón.
Desde hace poco se ha añadido la de una parte del hígado, y la atención

406 En este capítulo recojo con algunos añadidos la exposición del mismo argumento
del Dizionario interdisciplinare di scienza e fede, dir. G. T a n z e l l a - N i t t i , voz Trapianti, en
prensa en Cittá Nuova - Urbaniana University Press, Roma.
302 Bioética
se amplía a los tejidos, hay que añadir la extracción de m édula ósea y la
de sangre del cordón umbilical, para la cura de diversas patologías de la
sangre.
Donador. Esta es la denominación que se utiliza convencionalmente
para el organismo hum ano del que se extrae un órgano para trasplante.
Por sí mismo, este sería solo el sujeto vivo que dona uno de sus órganos,
o tam bién quien en vida ha manifestado la voluntad de que, una vez pro
ducida su m uerte, sus órganos sean extraídos para ser trasplantados,
pero se ha difundido el uso del térm ino con la acepción más amplia que
hemos indicado.
Homotrasplante. Es el trasplante de un órgano extraído de un orga
nism o perteneciente a la misma especie, es decir, la hum ana, del orga
nismo receptor.
Heterotrasplante o xenotrasplante. Es el trasplante de un órgano ex
traído de un organism o perteneciente a otra especie. Se llam a tam bién
trasplante «heterólogo».
Histocomnatibilidad-tipicidad-Rechazo. Se trata de térm inos decidida
m ente técnicos y una explicación completa ocuparía demasiado espacio.
Lo esencial, en térm inos que espero sean comprensibles, se puede sinteti
zar en las siguientes pocas frases: «El órgano o el tejido que se va a tras
plantar deben ser “compatibles", es decir, deben ser inmunológicamente
com parables, lo que significa reconocibles como propios p o r el orga
nismo receptor. Esta búsqueda de la compatibilidad es definida como “ti-
picidad”. En caso contrario se produce una compleja reacción inmunoló-
gica hacia el órgano o el tejido recibido, que puede llevar incluso a su
rechazo, fenómeno que adopta precisam ente ese nom bre “rechazo”»407.
La histocom patibilidad es máxima entre gemelos homocigóticos, notable
entre hermanos y otros parientes cercanos; no existente, en medida más
o menos relevante, entre no consanguíneos. En el m om ento en que se
hace compatible un órgano, la localización del sujeto con el m enor grado
de incompatibilidad entre los pacientes en lista de espera se alcanza con
rapidez y seguridad, gracias a la red de medios de la m oderna informá
tica, que une los centros que trabajan en trasplantes, incluso de países di
ferentes. »*
2. ORÍGENES-SITUACIÓN ACTUAL-PERSPECTIVAS
La aparición de los trasplantes de órganos ha marcado, en el proceso
de desarrollo de la m oderna medicina, uno de los cambios m ás impor-
407 P. C r e p a z (ed.). La donazione di organi, C itta Nuova, Roma 1996, p . 7.
Trasplantes de órganos 303
tantes y más ricos de significados, que llegan m ucho más allá del ám bito
de la m edicina. Su im portancia en ese ám bito ha sido incisivam ente
puesta de relieve por uno de los m ayores expertos, que desde hace
tiem po trabaja en la investigación y en la praxis de los trasplantes, el
prof. Raffaello Cortesini: «Por vez prim era se puede empezar a hablar de
terapia radical de las enfermedades [...], es decir, de la sustitución de un
órgano enfermo, de una parte enferma con una sana, de modo que el in
dividuo pueda volver a ser normal y no viva en condiciones precarias in-
franormales»408. Sin embargo, a diferencia de otros «cambios», por ejem
plo, el descubrim iento de las sulfam idas o de los antibióticos, los
trasplantes han tenido profundas repercusiones tam bién en otros ám bi
tos, además de en la medicina, cambios que son de im portancia funda
m ental. De hecho, el trasplante ha impactado y removido concepciones
que desde siem pre y universalm ente acogía la hum anidad, sobre la
m uerte, la vida, la persona, y en el terreno moral ha abierto nuevos h ori
zontes, que hasta ayer eran impensables, a la solidaridad. En resum en,
«no hay aspecto que se refiera a los trasplantes de órgano, que no haya
planteado interrogantes de naturaleza moral y filosófica»409.
La historia de los trasplantes es breve. Se acerca a los 100 años si en
la serie se incluye el trasplante de córnea, comenzado en 1905410, pero no
se alcanza ni siquiera el medio siglo, si se trata de órganos. De hecho, «el
prim er trasplante de órgano vital no regenerable fue un trasplante de ri
ñón realizado por David Hume en Boston en 1951», pero fue un fracaso,
ya que el paciente no sobrevivió. El p rim er trasp lan te con éxito es de
1954, debido a un colega de Hume, Joseph E. Murria, con un riñón ex
traído de un herm ano monocigótico del paciente411.
La causa principal de la breve duración, que no supera algún año, de
la supervivencia del órgano trasplantado era la reacción de rechazo por
parte del organismo receptor. Además, al intentar atenuar la reacción de
rechazo, se generaba otra causa responsable, a veces, incluso de la
m uerte del paciente, pues los únicos fármacos descubiertos eran excesi
vamente potentes, y term inaban por privar al paciente de cualquier de
fensa contra otras inevitables patologías. A pesar de ello, la intervención
de trasplante se extiende desde el riñón a otros órganos: hígado, p án
creas, pulm ón... En 1967, con un enorme impacto en la opinión pública,
se produce el prim er trasplante de corazón, por obra de Christian Bar-
nard, en Ciudad del Cabo, pero el paciente sobrevive solo 18 días. Du-
408 R. C o r t e s i n i , I trattamenti medico-chirurgici possono modificare la personalitá?, en
AA.VV., Medicina e Morale, vol. 2, Orizzonte medico, Roma 1969, p. 87 s.
409 D. L a m b , Etica e trapianti di organi, il Mulino, Bolonia 1995, p. 19.
410 D . L a m b , Etica e trapianti (o. c.), p. 28.
4H D. L a m b , Etica e trapianti (o. c.), p. 31.
304 Bioética
rante más de veinte años, el trasplante no supera la condición de «experi
m entación clínica»412.
La situación mejoró radicalmente cuando se descubrió, hacia el final
de los años 70, un fárm aco capaz de controlar la reacción de rechazo sin
causar una debilitación excesiva del sistema inmunitario: la ciclosporina
A. No obstante, el peso de efectos colaterales dañosos empujó a la inves
tigación de otros fármacos, capaces de actuar selectivamente solo sobre
elem entos del sistem a inm unitario y con efectos colaterales mínimos.
Pero no es posible describirlos de forma clara y breve, debido a la mole
de conocimientos médicos y biológicos indispensables413. Gracias al des
cubrim iento y difusión de la ciclosporina A, y a nuevos conocimientos en
otros campos de la biología hum ana, como también gracias a la mejora
de las técnicas quirúrgicas y a otros factores, el cambio que se produce
en los comienzos de los años ochenta fue tal que hizo pasar al trasplante
desde su situación de intervención experimental, a intervención terapéu
tica para un núm ero creciente de órganos414.
La actual situación se puede describir del siguiente modo: «El tras
plante representa hoy la única cura verdadera disponible para un n ú
m ero creciente de patologías con evolución desfavorable e irreversible
en el riñón, corazón, hígado, pulm ón, páncreas e intestino [...]. Para
dem ostrar la validez de esta práctica terapéutica basta recordar que en
to d o el m undo están operativos m ás de 1.650 centros que h an efec
tuado más de 350.000 trasplantes de riñón, 1.600 de páncreas, 5.600 de
riñ ó n y páncreas, 40.000 de hígado, 180 de intestino y m ultivísceras,
36.000 de corazón y 4.200 de pulmón». En lo que respecta a la duración
de la vida después de un trasplante, «la supervivencia más larga de un
receptor ha sido de 32 años en la cirugía sustitutiva renal, 25 años en la
hep ática y 2 1 años en la cardiaca, 16 años después del trasplante de
páncreas, 14 años después del trasplante com binado de riñón y p án
creas, 1 2 años después del trasp lan te de corazón y pulm ones, de 1 0
años después del trasplante de un único pulm ón y 8 después del tras
plante bilateral»415. Un resultado cuyo valor en térm inos de vidas hu
m anas resalta con toda evidencia, cuando se sabe, por ejemplo, que en
tre los afectados p o r graves patologías cardiacas, «mientras el 1 0 0 % de
los pacientes seleccionados y no trasplantados m uere en 6 meses, el
412 R. C o r t e s i n i , Trapianto made in Italy, en «Corriere Medico», 4 marzo 1984, p. 5.
413 Ver sobre este punto, por ejemplo: G . I p p o l i t i - M. V ig a n ó , Nuovi farmaci immuno-
soppressivi, en AA.W., 10° Convengo AIRT Associazione InterRegionale Trapianti, Editrice
Compositori, Bolonia 1991, pp. 15-18.
4.4 R. C o r t e s i n i , Trapianto made in Italy (o. c.).
4.5 R. C o r t e s i n i - S. V e n e t t o n i , I trapianti nel terzo millennio, en AA.W., 10° Convengo
AIRT... (o. c.), p. 61.
i
Trasplantes de órganos 305
80% de los pacientes trasplantados vuelve a trabajar y a llevar una vida
norm al en el plazo de un año»416.
¿Qué desarrollo se puede prever en el futuro? Solo alguna breve indi
cación. En la am pliación, cada vez mayor, de la lista de órganos, y de
otras partes del cuerpo, susceptibles de trasplante, está conociendo un
desarrollo notable el trasplante de parte del hígado entre vivos417. Se sec
ciona «una porción del lóbulo derecho del hígado del donante (motivo
por el que esta técnica ha sido llamada (split-liver) hígado partido)» y se
procede a «trasplantarlo al enfermo [...]. Desde el momento en que el hí
gado es capaz de regenerarse, al cabo de pocas semanas, las dos partes
divididas vuelven a form ar un órgano plenam ente funcional»418. Es re
ciente la noticia de los prim eros trasplantes de manos y antebrazos, in
cluso después de años de su am putación. Está creciendo el núm ero de
trasplantes de varios órganos a la vez, como riñón y páncreas, corazón y
pulmones. En algunos centros se ha llegado a trasplantar la casi totali
dad de los órganos internos abdominales. Va alzándose la edad clínica
m ente idónea, tanto para donar como para recibir un órgano. Objetivo
extremo hacia el que se dirige algún investigador, a pesar de la torm enta
que se ha levantado de discusiones encendidas, es el trasplante de cabeza
o de tronco419.
Pero el problem a al que urge m ayorm ente encontrar una solución
está constituido por la escasa disponibilidad de órganos, teniendo en
cuenta el núm ero de pacientes en lista de espera. Según el parecer de
personas competentes, incluso con la mejor ley y con una óptim a organi
zación sanitaria, nunca se llegará a la igualdad entre la dem anda y la
oferta420. La búsqueda de una solución para el problema se mueve, prin
cipalmente, en dos líneas, la construcción de órganos artificiales implan-
tables, y para ello miniaturizados, y la utilización de órganos extraídos a
animales. El obstáculo principal contra el que han chocado los raros in
tentos de xenotrasplantes hasta ahora realizados está constituido por el
rechazo, que es particularm ente agudo. Para superarlo se confía que la
investigación logrará un control más satisfactorio en cada trasplante, y
tam bién en las nuevas posibilidades que ha abierto la ingeniería genética
con la consiguiente disponibilidad de animales transgénicos, en prim er
416 A. B o m p ia n i - E. S g r e c c ia (dir.), Trapianti d’organo, Vita e Pensiero, Milán 1989,
p. 16.
417 M. S a l iz z o n i y o t r o s , II trapianto di fegato da donatore vívente, en AA.W., 10° Con
vengo AIRT. .. (o. c.), pp. 39-42.
418 Del «Corriere Salute», 1 abril 2001.
419 R. J. W h i t e , Individualitá e trapianto cerebrale, en AA.W., Trapianto di cuore e tra
pianto di cervello (o. c.), pp. 102-130.
420 Ver, por ejemplo, R. C o r t e s i n i - S. V e n e t t o n i , I trapianti nel terzo millennio (o. c.)
pp. 62.
306 Bioética
lugar, cerdos. M ucho más am biciosa es la investigación que busca la
creación, in vivo e in vitro, de tejidos y órganos, a partir de células m a
dre, es decir, células en un estado todavía indiferenciado, capaces de re
producirse y disponibles a dejarse guiar hacia la especialización que elija
el operador. Según la opinión de un autorizado clínico que trabaja en
este sector, «el actual estado de avance de la investigación, y la excitante
perspectiva de desarrollo en el cam po de los xenotrasplantes, llevan a
pensar que en este sector se jugará el futuro de los trasplantes»421.
3. LA SITUACIÓN EN EL PLANO JURÍDICO. LEYES Y DIRECTIVAS
El conocimiento, aunque reducido, de la realidad de este ám bito per
mite, entre otras cosas, entender cómo han sido recibidas en la sociedad
la aparición y la difusión de los trasplantes, haciendo referencia no a en
cuestas de opinión, donde a menudo surgen valoraciones y actitudes dic
tadas por la emotividad y por la escasa información, sino a esos sitios en
los que es razonable pensar que lo que se dice está basado en conoci
m ientos serios tanto sobre trasplantes como sobre las orientaciones de la
m ayoría de la población. Estamos hablando no solo de leyes emanadas
p or los Estados, sino de directivas de la Organización Mundial de la Sa
lud (OMS), de O rganism os com unitarios europeos y de la Asociación
Médica Mundial, además de Comités Nacionales de Bioética. Evidente
mente, es imposible revisarlos aquí y deberé limitarme a algunas infor
maciones esenciales, indicando en notas a pie de página algunos de los
estudios específicos sobre la materia, donde es posible encontrar conte
nidos más amplios422.
Solo un rápido repaso de las legislaciones estatales. En los diversos
Estados en los que el grado de desarrollo alcanzado ha conseguido tener
un lugar para los trasplantes, se ha percibido enseguida la necesidad de
una reglamentación jurídica, que abarca todos o solo algunos de los múl
tiples aspectos e im plicaciones que esa actividad comporta. En la gran
m ayoría de casos, se han promulgado normas detalladas, evidentemente
diversificadas, sobre la com probación d£ la muerte del donador, el con
sentimiento a la extracción, la organización de la actividad de trasplante y
su control por parte del Estado, la prohibición del comercio de órganos423.
421 R. C o r t e s i n i - S. V e n e t t o n i , / trapianti nel terzo millennio (o. c.), p. 62.
422 A. B o m p i a n i - E. S g r e c c ia (dir.), Trapianti d'organo (o. c.), pp. 85-131, 157-305; R.
S a p i e n z a , La legislazione intemazionale, en «Bioética e Cultura» 9, pp. 61-67; M. A r a m in i -
S . Di N a u t a , Etica dei trapianti di organi, Figlie di san Paolo, Milán 1998, pp. 51-66.
423 Cf. A. B o m p i a n i , Bioética dalla parte dei deboli, Dehoniane, Bolonia 1994 nn 460-
466, 474-477. ' (1999), pp. 655-668.
Trasplantes de órganos 307
En lo que se refiere a Italia, la legislación sobre la m ateria ha cono
cido, evidentem ente, una notable evolución, a lo largo de un arco de
tiempo que va desde 1957 hasta 1999, evolución inevitablemente conec
tada con la de la práctica clínica de los trasplantes mismos y del contexto
cultural alrededor de la novedad del fenómeno. Enviando a otros estu
dios para inform aciones detalladas y docum entadas sobre el asunto424,
los datos principales pueden ser recordados brevemente. Hay dos inter
venciones relativamente completas, precedidas e intercaladas con leyes,
de algún modo de detalle: la Ley 644/1975 y el Reglamento de aplicación
posterior, y la Ley 91/1999, que es la vigente425. El inicio se tuvo con La
ley 235/57 sobre el trasplante de córnea y de globo ocular. Entre las leyes
posteriores que alargaban la lista de los órganos legalmente extraíbles
para trasplante, hay que señalar en particular la de 1967, que autorizaba,
con condiciones muy precisas, la extracción del riñón de vivos. Con la ley
de 1975 se term inaba con una legislación fragm entada y se establecía,
entre otras cosas, que toda parte de cadáver que sea útil para trasplante
puede ser extraída y trasplantada, con la única excepción del encéfalo y
de las gónadas.
Se ha mostrado increíblemente largo y tortuoso el camino parlam enta
rio para mejorar y actualizar esa ley, camino que ha terminado, finalmente,
en la Ley de 1999426. Entre los puntos de mayor relieve se sitúa, ante todo,
la atenta reglamentación sobre el debatido problema del consentimiento a
la extracción de órganos del propio cadáver. Lo veremos dentro de poco.
Otro punto que lo califica es la constitución de estructuras organizativas
coordinadas entre ellas, cuya ausencia ha sido uno de los factores respon
sables en su mayor parte de la pérdida de órganos idóneos para trasplante:
un Centro nacional, ayudado por una Consulta técnica permanente, Cen
tros regionales o interregionales, coordinadores locales427.
Entre los documentos de relevancia internacional, hay que señalar, en
prim er lugar, los que tienen alcance mundial. La OMS publicó en 1991
424 Ver, por ejemplo, otros estudios ya citados: G. P e r i c o , Problemi di etica sanitaria,
Ancora, Milán 1992, pp. 181-189; D. T e t t a m a n z i , Nuova bioética cristiana, Piemme, Casale
Monferrato (Al) 2000, pp. 498-501.
425 Debido a que se trata de la normativa en vigor, estos son los datos completos: Ley
Io abril 1999, n. 91, Disposizioni in materia di prelievi e trapianti di organi e tessuti, «Gaz
zetta Ufficiale» n. 87, de 15 abril 1999. El texto de la ley se puede encontrar, entre otros si
tios, en «Medicina e Morale» 49 (1999), pp. 580-593.
426 Informaciones detalladas y documentadas sobre este camino, hasta 1989, aprare-
cen en A. B o m p i a n i , La revisione della legge 644/1975 concemente la disciplina dei prelievi da
cadavere ai fmi di trapianto terapéutico, en A. B o m p ia n i - E. S g r e c c ia (dir.), Trapianti dor-
gano, Vita e Pensiero, Milán 1989, pp. 85-131, con bibliografía abundante.
427 Para un mejor conocimiento de la ley y una valoración de los valores y límites que
presenta, ver M. Ar amini, La nuova legge sui trapianti di organi, «Aggiomamenti sociali» 50
308 Bioética
un docum ento de Guiding Principies, casi estándares norm ativos en la
m ateria428. La Asociación Médica Mundial ha emanado una breve Decla
ración sobre Trasplante de órganos en su 39 Asamblea, que tuvo lugar en
Madrid en 19 87429. Entre los diversos documentos de Organismos comu
nitarios europeos, adem ás de la Resolución (78) 29 sobre La armoniza
ción de las leyes de los Estados miembros en tema de trasplantes, adoptada
en 1978 por el Comité de Ministros del Consejo de Europa, hay que seña
lar en particular, debido a su am plitud y sistematicidad, el docum ento
adoptado por la Conferencia de Ministros de la Sanidad del Consejo de
Europa, en 1988, Trasplante de órgano. El texto está organizado en tres
partes: I. Problemas éticos y socio-culturales planteados por los trasplan
tes de órgano. II. Aspectos organizativos y educativos del trasplante de
órgano. III. Medidas legislativas en relación con el trasplante de órgano y
con la cooperación europea430.
Aunque carente de cualquier señal de ser oficial, parece dotada de
una singular autoridad, la Carta Europea de Trasplantes de órgano, pre
sentada en un encuentro que tuvo lugar en la Abadía de Montecasino, el
15 de octubre del996. La autoridad del documento se deriva de la de los
participantes en el encuentro, todos con altas y variadas calificaciones,
com enzando por el coordinador, el prof. H. Sciluna, del Consejo de Eu
ropa, a quien se añaden representantes de Organismos nacionales e in
ternacionales de coordinación en el ám bito de los trasplantes, de Inglate
rra, Italia, España, Hungría, Países Escandinavos y del Eurotrasplant.
Con ejemplar brevedad, se ofrece una auténtica guía para encontrar una
válida solución legislativa y para los acuerdos internacionales sobre los
diversos problemas que presenta la práctica de los trasplantes431.
4. POSICIONES DE CARIZ RELIGIOSO
También en este punto no será posible ir más allá de algunas breves
indicaciones. Dentro del variado m undo cristiano no católico, la toma de
postura m ás orgánica es la de la Tabla Valdense, aunque se trata de un
docum ento simplemente propositivo, abierto, por tanto, a la crítica y el
desacuerdo: Bioética, investigación y orientaciones. Documento del
«Grupo de trabajo sobre los problemas éticos planteados por la ciencia». El
428 R. S a p i e n z a , La legislazione intemazionale (o. c.), p. 63 s.
429 El texto del documento se encuentra en «Medicina e Morale» 3 (1989), p. 1178 s.
430 El texto en inglés en A. B o m p i a n i - E. S g r e c c ia (dir.), Trapianti d'organo (o. c.),
pp. 255-305.
431 El texto en el portal de Internet http://bertario. Oficien.it/Montecassino/evento
i/carta.htm.
Trasplantes de órganos 309
docum ento es de 1995. La valoración ética del trasplante es netam ente
positiva, se privilegia la perspectiva de la donación de órganos y se invita
a las iglesias al compromiso en la promoción de una cultura de la dona
ción. También se dibujan las tareas del legislador en la m ateria432.
En el judaismo, lo esencial sobre la ética de los trasplantes encuentra
su clave de arco en el principio general que afirma que, «ante la necesi
dad de salvar una vida hum ana, cualquier vida hum ana, todas las demás
prohibiciones se convierten en secundarias»433. No obstante, debido a
que en el judaism o persiste la concepción de la m uerte como cesación de
toda actividad cardíaca y respiratoria, y que esta debe ser com probada
dos veces con una diferencia de un cuarto de hora de una a la otra, se ter
mina por hacer impracticable la extracción de órganos de cadáveres y, de
modo paradójico, se admite la extracción de pacientes en coma irreversi
ble por enfermedad gravísima incurable434.
E n el vasto m undo del Islam , al no poder citar los textos sagrados
para cuestiones que hasta ayer no existían, solo se puede hacer referen
cia a pareceres y opiniones de doctores del Corán aislados, o tam bién a
pronunciam ientos de congresos panislám icos, pero sabiendo que esas
afirmaciones no son vinculantes ni para los individuos ni para los gobier
nos. Según una opinión que es am pliam ente com partida, el obstáculo
que constituye la prohibición de m utilar los cadáveres, contenida en ley
islámica, es superado basándose en el principio de que «la salvación de
los vivos tiene una precedencia absoluta sobre la preocupación de la inte
gridad de los m uertos» No obstante, se necesita el consentim iento ex
preso del donador en sus últim as voluntades, o tam bién de los parientes
del difunto. Las autoridades médicas aceptan el criterio de la m uerte ce
rebral 435.
E n lo que se refiere a las grandes religiones orientales, me lim ito a
una sim ple alusión al budism o. Antes de nada hay que indicar que «la
ética budista que se refiere a las prácticas de sanidad no es u n sistem a
monolítico y compacto [...]. Contiene ambigüedades, contradicciones y
complejidades, que no se pueden traducir en un pensam iento lineal»436.
En cualquier caso, dentro de una actitud de alta consideración p o r la
cura de enfermos, profundam ente entremezclada con elementos de la re
432 El texto del documento en L. B ia g i - R. P e g o r a t o (dir.), Religioni e bioética, Grego
riana Liberia Editrice, Padua 1997, pp. 192-223.
433 R a b i n o L. C a r o , Ebraísmo, en AA.W., Le tregrandi religión monoteistiche (Hebraís
mo - Cristianísimo - Islam) e la donazione di organi, Aido, Brescia 1993, p. 3.
434 R a b i n o L. C a r o , Hebraísmo (o. c.), p. 5 s.
435 D. At i g h e t c h i , Islam. I trapianti d ’organo nei Paesi Islamici, en AA.W., Le tre grandi
religión monoteistiche (o. c.), pp. 11-15.
436 D ipa k R. P n a t , Budhismo, medicina e bioética, en L. B ia g i - R. P e g o r a r o (dir.), Reli-
gione e bioética (o. c.), p. 367.
310 Bioética
ligiosidad budista, la acogida favorable de los trasplantes ha sido obvia y
espontánea, en línea con una más am plia actitud de apertura «hacia to
dos los sistem as de tratam iento, asistencia y cura, incluyendo las más
m odernas ciencias y tecnologías biomédicas»437.
E n lo que se refiere a la posición de la Iglesia católica, ha parecido
oportuno hacerle puesto más am pliamente en los puntos sobre los que se
ha pronunciado con m ayor insistencia el Magisterio eclesial.
5. LA PROBLEMÁTICA ÉTICA, CUADRO DE CONJUNTO
Una realidad tan compleja como es la de los trasplantes, que toca en
profundidad a las personas hasta poner en juego la vida y la muerte, que
alcanza toda la sociedad hasta en sus órganos legislativos y en su organi
zación sanitaria, no puede dejar de plantear serios problemas éticos, que
son tam bién complejos, y además inéditos en la historia humana.
Teniendo en cuenta el hecho, ya advertido, de que la mayor parte de
los trasplantes se efectúa con órganos extraídos de cadáveres, es posible
y didácticamente útil poner de manifiesto un prim er grupo de problemas
que se plantean habitualm ente en la práctica rutinaria de los trasplantes,
debido a que están conectados con la extracción de cadáveres. En rela
ción con el donador, esos problemas son: I o Consentimiento a la extrac
ción, obviamente antecedente. 2o Comprobación de la muerte.
Un segundo grupo está constituido por problemas que se plantean ra
ram ente: I o La cesión de un órgano propio por parte de un sujeto vivo;
2oLa extracción de tejidos y órganos fetales.
Por último, un tercer grupo, constituido por trasplantes que se prevén
en el futuro, y que actualm ente se encuentran en fase de investigación
con animales. I oEl xenotrasplante; 2° El trasplante de tronco o de cabeza.
E n relación con todos estos problemas hay que dejar espacio para as
pectos jurídicos y políticos de política sanitaria, en los que no deja de en
contrarse una dim ensión ética. Resulta obvio que es tarea de la ética jus
tificar la obligación de esas intervenciones e indicar los criterios en los
que su cum plimiento debe inspirarse. x*
E n n u estra exposición nos ocupam os antes de nada, y con m ayor
atención, de los problem as del prim er grupo, es decir, de los que hoy se
presentan casi siempre y que son objeto de vivos debates. Después vere
mos, más brevemente, los problemas del segundo y tercer grupo. Los as
pectos jurídicos y políticos encontrarán su lugar, en gran parte, a lo largo
437 D ipa k R. P n a t , Budhismo, medicina e bioética (o. c.), p . 371.
Trasplantes de órganos 311
de toda la exposición. Los límites obligados de espacio disponible nos lle
van a inevitables omisiones.
II. PRINCIPALES Y MÁS FRECUENTES PROBLEMAS ÉTICOS
1. EL CONSENTIMIENTO PARA LA EXTRACCIÓN DE ÓRGANOS O DONACIÓN
Si no se quiere caer en un moralismo aborrecido, reduciendo la ética
a poco más que una lista de límites y prohibiciones, esta debe, ante todo,
asum ir la tarea de resaltar los valores que entran en el comportamiento
en cuestión. Los diferentes com portam ientos son honestos y dignos o
deshonestos e indignos, según respeten o prom uevan, o tam bién com
prom etan y pisen, esos valores.
a) Valores que están en juego. Con el térm ino donación, se entiende
aquí el acto con el que una persona manifiesta su decisión, consciente y
libremente m adurada, de destinar para trasplante los órganos del propio
cuerpo, cuando se produzca y compruebe adecuadamente la muerte. De
este modo, la persona dispone, en lo de ella depende, el paso a otros de
una pertenencia, no de cosas u objetos propios, aunque sean preciosos,
sino de partes de sí mismo, precisam ente de partes de ese cuerpo que es
uno de los constituyentes de la persona. Luego es una verdadera dona
ción, donación una parte de sí mismo, por lo tanto, es un donarse; aun
que, hablando con propiedad, cuando el cam bio de propiedad se haga
efectivo, el cuerpo, ya cadáver, no puede ser ya llamado sujeto, debido a
que el «yo» no está ya. Pero tam bién es verdad que el valor m oral del
gesto no está condicionado a la extracción efectiva del órgano, algo que,
evidentemente, no depende del donador. El gesto tiene en sí mismo todo
su significado y su valor.
La finalidad a la que se dirige el gesto no es aum entar las riquezas
que otros poseen, sino dar una contribución esencial a los intentos que
los operadores sanitarios h arán p ara arran c ar algunos de u n a m uerte
prem atura, librar a otros de la desgastadora esclavitud de los instrum en
tos, y a otros sacarlos de la oscuridad y el aislamiento de la ceguera. To
dos tesoros de incalculable valor y preciosidad.
Esto sería suficiente para reconocer en la donación de órganos un
elevado valor ético, un gesto de auténtica solidaridad, de altruism o y, en
un creyente, un gesto de caridad auténtica. Sin m atización alguna, lo ha
indicado desde hace tiempo Juan Pablo II en un discurso dirigido a aso
ciaciones de donadores de sangre y de órganos: «Donar la propia sangre
o un propio órgano» es, ciertam ente, «un acto noble y m eritorio [...],
312 Bioética
gesto que es todavía más loable, porque a realizarlo no os mueve el deseo
de intereses o miras terrenos, sino un generoso impulso del corazón, la
solidaridad hum ana y cristiana: el am or del prójimo que forma el motivo
inspirador del mensaje evangélico (cf. Juan 13, 34)». Desarrollando des
pués esa perspectiva cristiana, el Papa añadía que ese gesto puede reali
zarse «como un ofrecim iento al Señor [...], un don hecho al Señor que
sufre, que en su pasión se ha entregado a sí mismo y derram ado su san
gre para la salvación de los hombres» y puede, por lo tanto, convertirse
en «un espléndido testimonio de fe cristiana»438.
El valor de la donación de órganos, que ya de por sí es éticam ente
alto, se presenta más rico en nobleza cuando se pone atención en dos
cualidades que la caracterizan. Es un gesto:
a) Absolutam ente gratuito, sin contrapartida alguna en ventaja del
donador, ni siquiera la de recibir las gracias por parte de quien se
beneficia con el don.
b) Puram ente altruista, ya que está destinado a personas con las que
el donador no tiene deuda alguna, ni de afecto, ni de reconoci
miento, ni de justicia o de cualquier otro tipo, y que son incluso ex
traños y desconocidos.
Se puede entender que está justificada la exaltación que Juan Pablo II
hace de la donación de órganos en la E ncíclica Evangelium vitae (25
m arzo 1995), colocándola en el prim er lugar entre los gestos heroicos,
propios de lo que denom ina el heroísmo de lo cotidiano: «entre estos ges
tos merece una apreciación particular la donación de órganos realizada
de modos éticamente aceptables, para ofrecer una posibilidad de salud e
incluso de vida a enfermos a veces carentes de esperanza» (n. 86).
Volviendo ahora sobre la alusión hecha poco antes sobre el valor de
la donación de órganos como gesto que se mueve en la lógica del don
de sí mismo, vale la pena poner en evidencia, aunque sea brevemente,
su alcance, a p artir de la concepción de la persona como «ser esencial
m ente en relación», es decir, proyectado estructuralm ente para vivir no
solo «con» sino «para» los demás y, por tanto, a donarse. La donación
de los propios órganos se presenta, bajo este prism a, como una nueva
m odalidad de realizar esta dimensión propia de la persona. Dimensión
que no es, evidentemente, una más entre otras, sino central y de prim a
ria im portancia.
E n el cristianism o, esa concepción ha encontrado u n fundam ento
m ás sólido en la revelación de que el hom bre ha sido creado «a imagen y
semejanza de Dios» (cf. Génesis 1, 26). Expresión particularm ente densa
438 J u a n Pa b l o II, Discurso a los participantes en la marcha organizada por el Avis y el
Aido (2 agosto 1984).
Trasplantes de órganos 313
de contenido y de la que solo gradualmente se ha entendido la riqueza de
significado, a medida que se ha ido desvelando quién es realm ente Dios.
Este desvelar ha tocado su vértice con Cristo, con el sorprendente anun
cio de que Dios es en sí mismo una comunión de am or entre Personas en
una continua, plena y recíproca donación de sí. Refiriéndose a esta seme
janza, el Concilio Vaticano II llega a afirm ar que el hom bre «plene seip-
sum invenire non posse nisi per sincerum sui ipsius donum » (Gaudium et
Spes, 24). Un latín que se puede traducir algo librem ente como: el hombre
no puede realizarse plenamente si no es a través de un sincero don de sí
mismo.
Ver en la donación de los propios órganos una nueva forma de dona
ción de uno mismo ha encontrado una confirmación clara e inequívoca
en enseñanzas de Juan Pablo II: «Con la llegada de trasplantes de órga
nos [...], el hom bre ha encontrado el modo de donar parte de sí mismo,
de su sangre y de su cuerpo, para que otros sigan viviendo». Un poco más
adelante, el Pontífice insiste en reconocer al «acto de entrega del d o
nador» el significado y el valor del «don sincero de sí mismo que expresa
nuestra llamada esencial al am or y a la comunión»439.
En este mismo discurso, el Pontífice en la m ism a línea no duda en lle
gar mucho más adelante y en profundidad. Hace notar que el gesto de la
donación de los propios órganos «es ya en muchos casos un acto de gran
amor, el am or que da la vida por los demás». Es totalmente clara la alu
sión que el Papa hace a las palabras de Jesús: «Nadie tiene am or más
grande que quien da la vida por sus amigos» (Juan 15, 13). Jesús indi
caba su ya inminente pasión y m uerte redentora sobre la cruz. Así, en la
donación de órganos se perfila un significado y un valor estupendam ente
sublime, mucho más allá de un simple gesto de solidariedad y amor, pues
en él se da un eco y una prolongación del am or mismo de Cristo por no
sotros. Juan Pablo II dice de nuevo: La Muerte y resurrección del Señor
representan el acto supremo de amor, que confiere un profundo signifi
cado al ofrecimiento de un órgano por parte del donador para salvar otra
persona. Para los cristianos, Jesús, que se ofrece a sí mismo, es el punto
de referencia y de inspiración del am or que está en la base de la disponi
bilidad a donar el órgano».
Sobre esta base es posible, siempre dentro de un horizonte cristiano,
descubrir un nexo profundo entre la donación de los propios órganos y la
Eucaristía, en la que Jesús ha hecho sacram entalm ente perm anente su
donación p o r nuestra salvación. Para sacarlo a la luz, es útil recordar
aquí lo esencial de las agudas observaciones que el conocido estudioso de
439 J u a n Pa b l o II, Discurso al Io Congreso Internacional sobre trasplantes de órgano (20
junio 1991).
314 Bioética
la Biblia Albert Vanhoye hace sobre la institución de la E ucaristía.
«Cuando hablamos de la Eucaristía, normalmente insistimos en la trans
formación que llamamos transubstanciación, la del pan, que se convierte
en el cuerpo de Cristo, y del vino, que se convierte en su sangre. Sin
duda, esta es una transform ación esencial en el sacramento; pero debe
mos insistir, de un modo igual, incluso mayor, sobre la otra transform a
ción que se realiza, que es más im portante para nuestra vida personal y
eclesial: la transform ación de la m uerte en medio de comunión con Dios
y entre todos». En el relato del evangelista se repite de modo insistente el
verbo «dar»: Jesús «tomó el pan y lo dio a los discípulos, tomó el cáliz y
lo dio [...]. Jesús d aba a sí m ism o a los discípulos, tran sfo rm ab a su
m uerte en don de sí mismo»440. Qué es lo que hace quien dona sus órga
nos, si no es transform ar la propia m uerte en don de sí mismo.
Todo esto puede constituir un valioso comentario a las palabras de
Juan Pablo II que hemos citado antes: «Para los cristianos, Jesús, que se
ofrece a sí mismo, es el punto esencial de referencia y de inspiración del
am or que está en la base de la disponibilidad a donar un órgano».
Vale la pena recoger un elemento de las palabras inm ediatam ente si
guientes del Pontífice, en las que pone en evidencia el valor del gesto:
«Manifestación de generosa solidaridad, que es todavía más elocuente en
una sociedad que se ha hecho excesivamente utilitarista y menos sensible
a la donación generosa». En el organismo social, enfermo de utilitarismo
individualista, se da de ese modo una saludable transfusión de solidari
dad enteram ente desinteresada. El valor de esa operación emerge toda
vía más a la luz de otra afirmación del mismo Pontífice, en el contexto de
un discurso dirigido a representantes de casi todos los pueblos de la Tie
rra, al comienzo del siglo xxi: «El siglo que comienza deberá ser el de la
solidaridad». Un «deber ser» que se impone si se quieren disipar las gra
ves som bras que h an pesado sobre el siglo xx, a pesar de estar lleno de
exaltantes progresos441.
b) Valoración consiguiente de las varias elecciones posibles: dona
ción, rechazo, falta de interés. Lo que acabamos de exponer proporciona
motivos evidentes y m ás que abundantes para declarar lícita, bella, no
ble, la elección de donar los órganos paVa que sean extraídos en su mo
m ento del propio cadáver. Por tanto, no es necesario detenerse en esto.
Surge, no obstante, un interrogante: ¿una elección que es simplemente lí
cita, que hay que dejar en las manos de cada uno hacer, con la facultad
de hacerla o no hacerla o más bien elección obligada?
440 A. Va n h o y e , Discussioni sulla nuova Alleanza, e n «Rivista Teologica di Lugano» 1
(1996), pp. 172-174.
441 J u a n P a b l o II, Discurso al Cuerpo diplomático (10 e n e r o 2000).
Trasplantes de órganos 315
La respuesta más común sostiene que se trata de una elección del do
nante. Con todo el respeto para quien piensa de otro modo, a quien es
cribe le parece sólidamente fundam entada la tesis de la obligación. Tesis
que tam bién es sostenida por quien se mueve en una perspectiva y un
plano puram ente racionales. Puede ser suficiente aquí una única, aunque
significativa, referencia. El Comité Nacional (italiano) para la Bioética,
en el documento Donaciones de órganos para trasplante (Donazione d'or-
gano a fini di trapianto), lo afirma varias veces y lo afirma tam bién en las
conclusiones: «El Comité [...] concuerda unánim ente en considerar [...]
que hay que adherirse a una ética que considere obligada la donación
después de la muerte»442.
Para dem ostrar la validez de esta tesis parece preferible no tom ar la
vía teórica, con análisis de conceptos y cita de principios éticos, sino la
vía de lo concreto, basándose en paralelismos con otra situación, la de
las vidas hum anas en peligro de m orir de hambre. Resulta evidente que
cualquiera que tenga una posibilidad para evitar la m uerte de esas perso
nas tiene el gravísimo deber de hacerlo. Se trata de una exigencia indis
cutible de la solidaridad más elemental. Desinteresarse de los que m ue
ren y seguir indiferentes el propio cam ino, no hay nadie que dude en
calificarlo com o egoísmo inadm isible, aú n m ás, com o cinism o cruel.
Tendría una condena más severa quien se comportase como sordo a los
lam entos de esos pobres desventurados y declarase que prefiere tirar los
desechos de alimentos y dinero que no le sirven, más bien que dárselo a
ellos.
El comportamiento de quien rechaza dar los propios órganos después
de la m uerte se puede superponer perfectam ente con este. Traducido a
palabras de un diálogo hipotético, ese gesto vería, por una parte, a los pa
cientes que, al inscribirse en una lista de espera, lanzan una continua y
agobiada petición de ayuda para huir de una m uerte prem atura, o tam
bién p ara recuperar unas condiciones de vida liberadas, por fin, de las
cadenas de los aparatos médicos; por la otra parte vería a algunos que,
oyendo esos gritos de ayuda, responden: ¿Nuestros órganos?, que vayan
a pudrirse a la tumba, pero ¡para vosotros... nada!». Precisamente eso es
lo que ocurrirá: se pudrirán en la tum ba inútilm ente órganos que hubie
ran podido servir para salvar a alguien de una m uerte prem atura, o a res
tituir a otro la felicidad de una vida sana y libre, a volver a dar a un ciego
la alegría de ver los rostros de sus seres queridos y la belleza de la natura
leza. Todo rechazo se convierte en la m uerte de alguien o en la prolonga
ción para otros de graves sufrimientos.
442 C o m it a t o N a z io n a l e p e r l a B i o é t i c a , Donazione d'organo a fini di trapianto, 7 octu
bre 1991, Presidenza del Consiglio dei Ministri, Roma 1992, p. 32.
316 Bioética
Resumimos en síntesis la valoración moral de las tres elecciones de
que se ha hablado:
La donación es un gesto de verdadera, noble y obligada solidaridad
hum ana y de genuina caridad cristiana.
El rechazo es un gesto de incalificable maldad, un verdadero crimen.
El no preocuparse, la indiferencia es un reprobable y cínico egoísmo.
Todo esto, no obstante, con una m atización importante: como cual
q u ier valoración m oral, tam bién esta se refiere exclusivam ente a los
com portam ientos considerados objetivamente en sí mismos. De ningún
m odo debe ser considerada un juicio o condena de las personas que rea
lizan esas elecciones. Para valorar un acto en sí mismo, es suficiente con
conocer los elem entos que lo constituyen y los valores que están en
juego; para juzgar una persona, por el contrario, es necesario conocerla
en los innum erables elementos que la constituyen, com enzando por su
dotación genética, hasta la serie de acontecimientos que integran su his
toria personal, cada uno de los cuales, de modo no valorable, pero real,
influye en sus elecciones reales. Por ello, no hay aquí ningún juicio sobre
las personas. Aunque, sobre los com portam ientos, la valoración ética
debe ser neta, clara y motivada.
c) C onsentim iento o rechazo a la extracción de órganos del cadáver
de u n familiar. Como veremos más adelante, en ausencia de manifesta
ción expresa de la voluntad del difunto, la exigencia de obtener el con
sentim iento de sus familiares más cercanos para poder extraer los órga
nos es ampliam ente practicada, bien porque lo establece la ley o porque
se ha afirm ado en la praxis habitual. Donde no existe un am plio con
senso social a favor de los trasplantes, como es el caso de Italia, la princi
pal causa por la que no se extraen órganos de potenciales donantes re
sulta ser la oposición de los familiares.
Sin necesidad de buscar estudios y testimonios, es fácil intuir el es
tado de ánim o de las personas, a quienes una dramática llam ada de telé
fono ha hecho acu d ir p recipitadam ente a reanim ación de urgencias,
donde un ser querido, a m enudo joven, que hasta unas horas antes go
zaba de perfecta salud, se encuentra de improviso luchando entre la vida
y la m uerte. Los fam iliares viven horas de angustia, desesperadamente
agarrados con un hilo de esperanza a un milagro de los médicos o de la
providencia divina, angustia que no deja sitio a ninguna otra preocupa
ción, sea del tipo que sea.
Con ese estado de ánim o les llega la petición de consentir a la extrac
ción de órganos, conjuntam ente con el hundim iento de cualquier residuo
de esperanza de poder volver a abrazar vivo a su ser querido. Realmente,
no sorprende que m uchos se m uestren incapaces de tom ar en considera
Trasplantes de órganos 317
ción una idea de ese tipo. El gesto de quien consigue consentir tom a el
sabor de lo heroico y tiene, en cierto sentido, más riqueza de valor que la
donación de los propios órganos.
Sería injusto extender al consentimiento, planteado en esa dram ática
situación, la severa condena m oral que hemos form ulado sobre el re
chazo a donar órganos. Nos encontram os ante dos situaciones vistosa
mente diferentes. En una, el rechazo es una decisión tom ada con todo el
tiempo necesario para reflexionar con plena tranquilidad y pensando en
un futuro vago e hipotético, por mucho que el sujeto vaya a ser, si lo llega
a ser, un cadáver en una reanimación de urgencias. En la otra, por el con
trario, la decisión se sitúa en u n a situación com prom etida, que se ha
creado de improviso, y que levanta en el corazón u n a oleada de senti
mientos y de emociones intensas, en medio de la cual se pide realizar una
elección en un tiem po muy breve. Nadie está autorizado a constituirse
como juez y pronunciar sentencias de condena en relación con quien, en
esas condiciones, opta por el rechazo.
d) R eglam entación jurídica del consentim iento. E n los num erosos
Estados que han em anado leyes sobre los trasplantes, el problem a del
consentimiento para poder proceder legítimamente a la extracción de ór
ganos de un cadáver ha sido a menudo objeto de vivaces y largas discu
siones, tanto en las cámaras parlam entarias como en la opinión pública.
Esas discusiones han originado diferentes soluciones legislativas, que
pueden ser esquematizadas del siguiente m odo en grandes líneas: necesi
dad del consentimiento previamente manifestado por el mismo sujeto; si
falta este, necesidad del consentimiento de los familiares más cercanos;
consentimiento presunto, según las convicciones éticas y el estilo de vida
del difunto; consentim iento implícito en un silencio-asentimiento infor
mado; consentim iento tácito.
No queda duda alguna que la m anifestación del consentim iento por
parte del sujeto constituye la solución óptima, también desde el punto de
vista ético. Así se realiza una donación auténtica y se respetan todos los
legítimos derechos de las personas implicadas en un trasplante. Pero esta
norma, en m uchos Estados que carecen todavía de una cultura de la do
nación, se traduciría en una escasez grave de órganos disponibles, con la
consiguiente pérdida de vidas hum anas que podían ser salvadas. Así se
configuraría una situación jurídica contradictoria y absurda, situando el
respeto, no solo de la autonom ía, sino tam bién de la desatención e in
cluso del egoísmo, de algunos por encima del respeto del prim ero y fun
damental derecho, el derecho a la vida, de los demás. Sí, a continuación,
se reflexiona sobre el hecho que llega m ucho más allá de la norma, adop
tada universalmente, que autoriza la autopsia por motivos judiciales, sin
318 Bioética
necesitar el consenso de nadie, emerge otra paradójica antinom ia jurí
dica: «Ante la sim ple comprobación de un delito, se podría intervenir en
el cadáver, m ie n tra s que estaría prohibido hacerlo p ara salvar una
vida»443.
E ntre los países que han adoptado la norm a del silencio-consenso in
form ado, tam bién se encuentra Italia, en la ya citada Ley 91/1999. En la
ley italiana, hay que resaltar el cuidado particular que ha tenido el legis
lador de situ ar la norm a en un contexto de disposiciones particularmente
acertadas, y éticam ente correctas. En las «Disposiciones generales», un
entero y am plio artículo, el 2, establece de modo detallado la puesta en
m archa de u n a vasta y capilar campaña de información en la que se ha
llan m etid as, no solo las regiones y las delegaciones del Insalud, sino
tam bién los colegios, institutos, asociaciones de voluntariado, los médi
cos de familia, las estructuras sanitarias. Se quiere, de hecho, que toda la
población, o al m enos la de los posibles donantes, esté inform ada correc
tam ente, en tre o tras cosas, sobre los diferentes aspectos del trasplante,
incluyendo lo que se refiere a la comprobación de la m uerte en un servi
cio de reanim ación, como se precisa en la ley sobre el tem a444. Ley que
con gran oportunidad se ha separado de la de los trasplantes. Sobre esta
base de conocim iento se sitúa la normativa sobre la declaración de vo
luntad de todo ciudadano (art. 5). Una normativa que prevé intervencio
nes personalizadas que no se agotan con la petición de declarar la propia
voluntad. E n ausencia de respuesta, la ley establece que el ciudadano que
se calle reciba periódicam ente intervenciones, de diverso tipo y prove
niencia, que le inciten a dar a conocer su elección. Está tam bién previsto
un decreto m inisterial posterior, que precise al detalle las modalidades
concretas de actuación de cada uno de los pasos y de la comprobación de
que h ay an sido efectiva y correctamente realizados. Por ello, el ciu
dadano que, sabiendo que su falta de respuesta equivale a un acuerdo
con la extracción de sus órganos, elige seguir callado, con su silencio m a
nifiesta su inequívoco sí; en línea con el antiguo dicho «quien calla,
otorga».
Si estas disposiciones legislativas, que solo hemos citado en parte, en
cu en tran u n a aplicación seria y efectiva, term inará por no plantearse
m ás el problem a de la implicación de los familiares en la decisión de pro
ceder o no a la extracción de órganos del cadáver de un ser querido, a
m enudo lleno de dificultades que cierran, como ya hemos indicado, cual
443 S. L e o n e , Le ragioni a favore del silenzo-assenso, en «Bioética e Cultura» 9 (1996),
p. 54.
444 Ley 29 diciembre 1993, n. 578: Normas para la comprobación y la certificación de
muerte, «Gazzetta Ufficiale», n. 5, 8 enero 1994.
Trasplantes de órganos 319
quier solución satisfactoria. O se planteará solo para los padres de hijos
menores de edad que fallezcan en un servicio de reanimación.
En conclusión, el camino para dar el consentimiento a una solución
óptima desde el punto de vista legislativo es la promoción de una cultura
de la donación, dentro de una más amplia cultura de la solidaridad. En
esta empresa, un papel fundamental de prim er plano compete, evidente
mente, a la familia, pero con la colaboración de todas las diferentes insti
tuciones educativas: colegios e institutos, medios de com unicación y,
ante todo, las asociaciones y movimientos de voluntariado social, con la
contribución preciosa de la Iglesia para los creyentes. Cuando se consiga
realizar el amplio consenso social sobre el significado y valores de la do
nación de órganos, que antes hem os indicado, se podrá incluso om itir
toda reglamentación sobre la emisión del consentimiento, porque la do
nación pasará a form ar parte de la categoría de hechos tan obvios, que se
da por descontada la voluntad de realizarlos. Para quien cree en Cristo,
la parábola del Buen Sam aritano (Lucas 10, 25-37) bastará para que per
ciban como una grave infidelidad contra el gran m andam iento del am or
«pasar» de largo, fingiendo no oír la petición de ayuda del herm ano en
lista de espera para un trasplante. Además, porque el acto presenta para
quien lo realiza la característica de ju n ta r un valor m uy grande y un
coste literalm ente nulo.
2. LA COMPROBACIÓN DE LA MUERTE
a) Una compleja y profunda evolución cultural en marcha
La acogida convencida y com partida de la perspectiva de donar los
propios órganos, cuando suceda y se compruebe la propia muerte, está
obstaculizada por factores de diverso tipo. En prim er lugar, se puede
pensar en la novedad radical del gesto, que no se podía ni siquiera im a
ginar hace muy pocos años, y que sacude profundam ente concepciones
culturales sobre la vida y la m uerte, que se han m antenido casi sin cam
bio durante toda la historia hum ana en todos los pueblos. La extracción
de órganos de cadáveres para ser trasplantados constituye una chocante
m ezcla entre m uerte y vida. C hispas de vida espolvoreadas desde el
reino de la m uerte. De un cadáver se extrae algo que para otros seres hu
manos casi m oribundos, o ligados a una m áquina p ara sobrevivir, hará
gozar una vida radicalm ente recuperada. Así, la m uerte cam bia su ros
tro. Los trasplantes han cuestionado no solo todo el m undo de conoci
mientos sobre la m uerte, sino tam bién el m undo m ucho más complejo
320 Bioética
de significados, simbolismos, sentimientos, actitudes, prejuicios, cons
cientes e inconscientes, individuales y colectivos, en relación con la pro
pia m uerte y la de los demás, com o tam bién del cadáver hum ano. Un
mundo, repito, que ha permanecido inalterado por milenios en sus ele
m entos constitutivos.
Por esto, no sorprende que sean necesario plazos largos para que se
produzca una seria y profunda transform ación en vasta escala. La resis
tencia al cambio a nivel de masas debe ser considerada fisiológica, no
«patológica», o éticamente condenable.
Dentro de este p rim er e inevitable obstáculo, constituye un factor
particularm ente relevante una nueva concepción de la m uerte y las nue
vas m odalidades de com probación de la m uerte. Desde siem pre, en la
historia de la hum anidad, los criterios para com probar si una persona
había dejado de vivir estaban constituidos por una atenta comprobación
de que habían cesado las funciones vitales fundamentales, la respiración
y la circulación, con m edios a m enudo m eram ente em píricos, y más
tarde tam bién instrum entales. Se daba por segura la m uerte de una per
sona cuando se com probaba que había cesado de respirar y su corazón
ya no latía. No hay duda alguna de que estos criterios siguen siendo váli
dos en la gran m ayoría de los casos, es decir, para todos, m enos para
quien se m uere en un servicio de reanim ación o de terap ia intensiva
(UVI). La aparición de las técnicas de reanimación es lo que ha plantea
do el problema de cómo com probar la muerte de una persona en la que
sofisticados aparatos externos permiten que siga de m odo forzado la res
piración y el latido cardíaco, mucho más allá del momento en el que esas
funciones han perdido toda posibilidad de proseguir espontáneamente,
es decir, por estímulos y apoyos provenientes del organismo.
Con facilidad se comprende que el paso desde las concepciones y cri
terios tradicionales de comprobación de la muerte a las nuevas y revolu
cionarias concepciones, con la certeza de estar delante de u n cadáver in
cluso cuando el corazón sigue latiendo y, por tanto, el cuerpo sigue
caliente, no puede ser fácil y general en una población. Este obstáculo,
que tam bién es «fisiológico», ha sido, además, reforzado por la puesta en
circulación de una term inología no científicamente exacta, como la de
«muerte cerebral», que es susceptible de graves y fáciles malentendidos
entre la gente sencilla. A esto se añaden frecuentes y serias confusiones
en los medios de comunicación, com o pueden ser, por ejemplo, tantos
casos en los que se habla de pacientes en «coma irreversible», cuando la
realidad es que se trata de cadáveres ventilados. Así surge en m uchas per
sonas el tem or de caer en manos de médicos sin escrúpulos, que no du-
darán en declarar la m uerte cuando aún estén en vida, para poder extraer
órganos para trasplantes. Temor astutam ente inculcado y cultivado por
Trasplantes de órganos 321
quienes trabajan en iniciativas como las que prom ueve la «Asociación
contra la depredación de órganos». Por el contrario, la realidad es bien di
versa: no existe una diagnosis de muerte m ás segura que la realizada en
quien se encuentra ingresado en un servicio de reanimación.
b) Una nueva concepción de la muerte y nuevos criterios
para diagnosticarla
De todo lo que se ha dicho aquí, es fácil entender que la com proba
ción de la m uerte es un resultado muy im portante, aun independiente
m ente de la opción del trasplante. Así se evita el riesgo de estar u tili
zando inútilm ente costosos aparatos y personal altam ente especializado,
atendiendo cadáveres, un gasto que es tam bién éticam ente reprobable.
La aparición de los trasplantes ha añadido un posterior y fuerte impulso
a la investigación de nuevos criterios para com probar adecuadamente la
muerte, para evitar el deterioro de los órganos que se extraen, que sería
inevitable si no se asegura que siguen estando irrigados por la sangre.
Así, como veremos, se ha llegado a una nueva concepción de la muerte,
la m uerte cerebral, y a la elaboración de criterios científicos para com
probar que ha cesado, de m odo total e irreversible, toda función dentro
del encéfalo.
Puede ayudar subrayar, de modo previo, que la definición verdadera y
propia de la muerte de una persona hum ana es competencia de la antropo
logía, filosófica y teológica, definición que, en sustancia, es separación del
alma y el cuerpo. Esta separación, evidentemente, se escapa a cualquier
comprobación externa, mientras que sí se puede comprobar la cesación de
la vida en el plano biológico, algo que, obviamente, es competencia de las
ciencias biomédicas. Lo ha afirmado repetidas veces Pío XII desde 1957:
«Es competencia del médico y especialmente del anestesista dar una defi
nición clara y precisa de la “muerte" y del "momento de la m uerte” de un
paciente que fallece en estado de inconsciencia». De m odo más general:
«En lo que se refiere a la comprobación del hecho [de la muerte] en los ca
sos concretos, no puede deducirse de principio religioso o moral alguno y,
desde este punto de vista, no es competencia de la Iglesia»445.
Y la ciencia no ha dejado de hacerse cargo de esta difícil tarea. Un
hito en el camino de investigación fueron las conclusiones a las que llegó
una Comisión encargada de esa tarea por la Universidad de Harvard, co
nocidos como Criterios de Harvard. Criterios que fueron posteriorm ente
445 Pío XII, Risposte ad alcuni imporíanti quesiti sulla «rianimazione» (24 noviembre
1957).
322 Bioética
Trasplantes de órganos 323

confirmados, com partidos y perfeccionados, pero que tam bién han sido
objeto de discusiones y disensiones, h asta el día de hoy. De todos modos
se ha creado un am plio consenso en el m undo científico alrededor del
concepto de m uerte com o m uerte cerebral446.
Partiendo del dato, científicam ente cierto, de que el encéfalo -cere
bro, cerebelo y bulbo raquídeo- es el auténtico centro regulador que ase
gura el funcionam iento unitario coordinado de las num erosas y diversifi
cadas partes y funciones del organism o hum ano, parece claro que el cese
total e irreversible de toda actividad del encéfalo constituye la pérdida,
total y definitiva, de la unicidad funcional del organismo. Es decir, este
deja de ser un todo que funciona unitariam ente, lo que implica que ya no
es un organismo vivo. Esto sucede después de un «infarto cerebral total»,
que hace físicamente im posible la llegada y la circulación de la sangre en
el encéfalo, con la consiguiente rápida destrucción de las células nervio
sas. Que esto m arque la m uerte del sujeto se com prende con facilidad
cuando se reflexiona que así se tiene u n equivalente a la decapitación.
Nadie podría poner en duda la m uerte de un decapitado.
El cese de toda actividad del encéfalo se comprueba con una serie di
versificada de procedim ientos y com probaciones, algunos de ellos son
tam bién instrum entales, com enzando por el electroencefalograma. Para
q u itar cualquier posibilidad de duda de encontrarse ante un cadáver, y
no ya un paciente en com a, tan to norm as em anadas por organism os
científicos como textos legislativos prescriben que, a partir del momento
en que se ha com probado esa cesación, se siga verificando la persistencia
durante al menos 6 horas, o tam bién 12 horas.
Una confirmación particularm ente autorizada de la validez de estas
concepciones procede de la Academia Pontificia de las Ciencias447, con
su Declaración sobre el alargamiento artificial de la vida y la determinación
exacta del momento de la muerte (21 octubre 1985). La persistencia de
discusiones indujo a la Academia a organizar una nueva sesión de estu
dio en 1989, que se concluyó con un documento que confirmaba la pri
m era declaración448.
A todo esto se le puede añadir con utilidad unas palabras, con autori
dad y clarificadoras en su brevedad, del* conocido anestesista Corrado
Manni, que propone, antes de nada, «distinguir la «definición de la
muerte» de los «criterios para su comprobación», evitando así adjetivar la
muerte con términos como: cerebral, cardíaca, biológica, clínica, [...]. La
m uerte es una sola y es igual para todos; los criterios para com probarla
son, sin embargo, múltiples y cambiantes, de acuerdo con la evolución de
los conocimientos científicos y las tecnologías disponibles para una pronta
diagnosis». La m uerte «igual para todos» la define junto al Comité N a
cional (Italiano) para la Bioética en su docum ento del 15 de febrero de
1991 como «la pérdida total e irreversible de la capacidad del organismo
de m antener autónomamente la propia capacidad funcional».
Los criterios para su com probación se pueden dividir del siguiente
modo:
1. «Anatómicos (muerte por devastación)», cuando el cuerpo es destro
zado y reducido a pedazos, por ejemplo, por la explosión de una carga de
dinamita, o tam bién carbonizado por el fuego.
2. «Cardiocirculatorios (muerte cardíaca)»: parada cardíaca, sin que re-
comiencen las pulsaciones durante al menos 15-20 minutos.
3. «Neurológicos (muerte cerebral)». Con estos se com prueba instru
mentalmente la lesión en el cerebro «(traumática, hemorrágica, isquémica,
neoplásica) que ha determinado la destrucción irreversible del cerebro en
tero, debido a que se ha verificado una irreversible hipertensión endocra-
neal de tal entidad que ha impedido el aflujo de sangre al cerebro»449. Esto
es el inf arto cerebral total. Es sabido que las células cerebrales son las más
sensibles a la ausencia de oxígeno, pues bastan pocos minutos de ausencia
para que m ueran y se descompongan.
Por esto parece oportuna y correcta la propuesta, realizada por este ilus
tre médico, de abolir el desgraciado término de «muerte cerebral», y hablar
sencillamente de «muerte». Me permito sugerir un añadido: «por parada
cardíaca» o «por infarto cerebral total». De este modo se tendría la ventaja
de prevenir en la gente corriente, y no solo en ella, cualquier duda sobre la
validez de la equivalencia: muerte del encéfalo = muerte de la persona.
III. OTROS PROBLEMAS ÉTICOS MENOS FRECUENTES

1. DONACIÓN DE ÓRGANOS ENTRE VIVOS

44* Entre la abundante literatura científica sobre la materia, véase, por ejemplo, A.
P u c a , Determinazione e accertamento della morte cerebrale. Panorama storico, en «Medicina
e Morale» 4! (1991), pp. 229-247; C. M a n n i , Acertamento della morte, en A. B o m p i a n i (dir.), Hay que hacer notar, antes de nada, que existe un pleno acuerdo en
Bioética in medicina, Roma 1996, pp. 329-339. tre la ética racional, la teología moral y la doctrina jurídica para fijar al-
447 El texto de esta declaración aparece en «Enchiridium Vaticanum» 9, n. 1766-1769.
448 R. J. W h x t e y o t r o s (editores), Working group on Determination o f Brain Death ant
its Relationship to Human Death, Pontificia Academia Scientiarum, Ciudad del Vaticano
1992. La Conclusión viene en el apéndice, pp. 207-209. 449 C. M a n n i , A confronto siill'accertamento della morte, en «Il medico d’Italia» 78, 22
abril 1992.
324 Bioética
gunos límites insalvables en un gesto de este tipo, signo claro de que nos
encontramos ante auténticas exigencias éticas. Suicidio y auto-mutilación
son comportamientos que ninguna legislación admite. Ya por esto la con
secuencia lógica es que resulta inadmisible la donación de un órgano que
sea indispensable para seguir viviendo, como también de un órgano cuya
pérdida implique que desaparezcan una o más funciones del organismo.
En concreto se ha afirmado la licitud de la donación únicamente en el caso
de órganos dobles. No obstante, en la praxis y la reglamentación jurídica,
el trasplante entre vivos ha sido solo el de riñón. Hace poco se ha añadido
el de una parte del hígado. El primero de estos trasplantes parciales de hí
gado con resultado positivo se realizó en Australia en 1989450. Hay que te
ner en cuenta la singular capacidad de este órgano, que evidentemente no
es doble, que consiste en la capacidad de reconstruir la parte amputada,
con la recuperación plena de la funcionalidad del órgano.
La licitud de estas extracciones, tanto en el plano deontológico y
ético, se basa prim ordialm ente sobre el hecho de que el organism o del
donador no sufre pérdida, sino solo la atenuación de alguna de sus fun
ciones. Esto en líneas generales, pero la entidad efectiva del daño es dife
rente caso por caso, según las condiciones globales del organism o en
cuestión, por lo que deberán ser atentam ente valoradas en cada caso. Lo
expresa perfectamente la fórmula forjada por Juan Pablo II: «salvando la
propia integridad sustancial»451. Excepto en los casos en que es evidente
que está en juego la integridad, su comprobación solo puede ser compe
tencia de los médicos.
En la teología moral católica ha sido posible llegar a valorar como lí
cita esa donación, gracias al desarrollo que se verificó, por im pulso de
Pío XII, sobre el principio de totalidad. En este principio se afirm a que es
lícito sacrificar una parte, cuando esto es necesario por el bien del todo.
Con «todo» siem pre se había entendido el organismo. Pío XII, ante los
progresos que se realizaban en las ciencias biomédicas, que producían
novedades que eran antes inimaginables, abrió la puerta a una mejor in
terpretación de los dos elementos presentes en el principio. El «todo» no
se identifica con el organismo, sino con la persona humana. Por lo tanto,
el «bien» de la persona no es solo el bienestar y la integridad física, sino
también, e incluso más, cualquier enriquecimiento a nivel de los valores
morales y espirituales. Algo que crece vistosamente en el caso de dona
ción de un órgano propio452.
450 C f. M. S a l iz z o n i y o t r o s , Il Trapianto di fegato di donatore vívente, en AA.W., ¡0
Convegno... (o. c.), pp. 39-42.
451 J u a n Pa b l o n, Discurso a los participantes a dos congresos médicos (27 octubre 1980).
452 Para el desarrollo de lo que aquí solo se apunta, me permito señalar mi libro: L.
C i c c o n e , Salute & malattia, Ed. A res, Milán 1986, pp. 193-198, 202-204.
Trasplantes de órganos 325
De hecho se aplica a este gesto todo lo que se ha indicado sobre el sig
nificado y los valores de la donación de órganos de cadáver. Aquí incluso
el térm ino «donación» es plenamente adecuado, y el gesto está bien lejos
de no costar nada a quien lo realiza. Especialmente para este gesto sirve
el calificativo de «heroico» que Juan Pablo II, com o hemos visto, atri
buye a la donación de órganos.
También desde otros aspectos aparecen particularidades que es opor
tuno hacer notar en relación con la donación desde cadáver. En prim er
lugar, la necesidad no solo de una cuidadosa información al aspirante a
donador, sobre las consecuencias y riesgos a los que se expone, sino tam
bién de u n a cuidada asistencia psicológica, capaz de hacer plenam ente
auténticas sus motivaciones, o tam bién de desenm ascarar a tiem po moti
vaciones más o menos inconscientes, susceptibles de desencadenar más
tarde, u n a vez hecho todo, conflictos y turbaciones psíquicas.
Otra observación que hay que hacer se refiere a los tristes escenarios
del comercio de órganos. El cuadro es de los m ás oscuros: por un lado,
personas debatiéndose en situaciones desesperadas de ham bre y miseria,
y que de m odo prevalente pertenecen al área de los países pobres; en el
otro lado, pacientes ricos y decididos a todo con tal de curarse; en el me
dio de am bos grupos, criminales capaces de todo, tam bién de los delitos
más despiadados y médicos sin escrúpulos453. Para prevenir estos abu
sos, todos los documentos de organismos internacionales citados, y tam
bién los códigos de deontología médica, y en la m ayor parte de los países
tam bién la ley, se prevé la donación gratuita de órganos, la prohibición
de cualquier tipo de comercio de órganos, la prohibición a los médicos
de realizar trasplantes de órganos en los que no sea cierta y docum en
tada la proveniencia. Todas estas prohibiciones penalmente perseguibles.
Pero tam bién hay países en los que todo esto está legalmente consentido,
como, por ejemplo, en la India, en servicio sobre todo de ricos provenien
tes de otros países.
2. TRASPLANTE DE TEJIDOS Y ÓRGANOS FETALES
Como se desprende del mismo título de este apartado, nuestra refle
xión desborda el campo de los trasplantes de órgano, am pliándose al de
los tejidos. Por tejido se entiende «la agregación de células con la misma
453 Cf. D. R o d r í g u e z , Dono, commercio, espropio di organi, en «Medicina e Morale» 40
(1990), pp. 714-734; G . B e r l í n g u e r - V. G a r r a f a , La merce uomo. Dibattito su «La merce
Uomo». Sviluppo dei trapianti e commercio intemazionaíe di organi, Roma, 31 marzo 1993,
en «Micromega» 1993, n. 1.

326 Bioética
especialización, u n ida en la realización de una función particular (por
ejemplo, son tejidos la médula ósea, la piel, las diferentes áreas del sis
tem a nervioso, etc.)»454. Hablando con rigor no se debería hablar de tras
plante, sino de «injerto»; muchos autores, sin embargo, usan libremente
ambos términos como intercambiables. Otra precisión terminológica: los
tejidos pueden ser extraídos e injertados en un mismo organismo, trasla
dándolos de su sede natural a otro punto. En tal caso se habla de tras
plante o injerto «autoplástico». Por ejemplo, se dan operaciones de este
tipo en caso de quem aduras extendidas, utilizando franjas de piel. Pero
este tipo de intervención no plantea problemas éticos de ningún tipo.
El tem a presenta dificultades especiales para conseguir conjugar bre
vedad y claridad alrededor de lo esencial de una realidad muy compleja.
Son inevitables lagunas y deficiencias.
¿Por qué se acude a los fetos? En prim er lugar, para encontrar órga
nos adecuados para su trasplante a recién nacidos: «La necesidad de en
contrar órganos idóneos representa a menudo la única posibilidad de su
pervivencia, y m uchos niños m ueren esperando un órgano apropiado».
Otro motivo: «Para curar algunas enfermedades neurológicas y de otros
tipos, tanto de niños como de adultos»455. La primera enfermedad que se
h a intentado curar recurriendo a los tejidos fetales ha sido la enfermedad
de Parkinson, pero a esta se han añadido o se piensa que es posible aña
dir, otras graves patologías: «la corea de Huntington y la dem encia de
Alzheimer, la diabetes melitus, algunas anemias, leucemias, graves inmu-
nodeficiencias »456.
Los prim eros intentos, a m itad de los años ochenta, fueron la conti
nuación de im plantes autoplásticos con éxito de tejido m edular de la
glándula suprarrenal en el cerebro de pacientes con la enferm edad de
Alzheimer, con m uchas ventajas clínicas. Al pasar a la utilización de teji
dos fetales se añade tam bién tejido cerebral.
Los problem as éticos que se plantean son notables y algunos no fá
cilm ente resolubles. Soluciones que son claram ente inaceptables han
podido encontrar hueco debido a la presunta liberalización del aborto,
am pliam ente aceptada en el mundo. Perg, si se parte de la absoluta ili
citud del aborto provocado, la utilización de órganos y tejidos fetales
para trasplante term ina por resultar teóricam ente lícita, pero im practi
cable de hecho. Teóricamente lícita siempre que se respeten las mismas
condiciones de la licitud p ara la extracción de cadáveres, adem ás del
454 A. G. S p a g n o l o - E. S g r e c c i a , II feto umano come «donatore» di tessuti e organi,
«Medicina e Morale» 38 (1988), p. 845.
455 A. G. S p a g n o l o - E . S g r e c c ia , II feto umano... (o. c.), p. 8.
456 A. G. S p a g n o l o , L’mevitabile complicitá nel trapianto di tessuti fetali da aborti volon-
tari, «L’Osservatore Romano», 28 gennaio 1995, p. 5.
Trasplantes de órganos 327
consenso inform ado de los padres o al menos de la madre; de hecho, la
utilización de órganos y tejidos fetales es im practicable, porque p ara
obtener órganos y tejidos idóneos para ser trasplantados es im posible
evitar cualquier com plicidad con el aborto procurado457. En cuanto a
los fetos procedentes de aborto natural, es inevitable que órganos y teji
dos resulten afectados, con la consiguiente carencia de idoneidad para
el trasplante458.
En cuanto a los aspectos jurídicos, hay que señalar, en particular, un
docum ento de la Asamblea parlam entaria del Consejo de Europa, la Re
comendación n. 1046 del 1986 sobre «El uso de embriones y fetos hum a
nos con finalidad diagnóstica, terapéutica, científica e industrial». No se
excluye la utilización de fetos abortados voluntariam ente, pero se reco
m ienda lim itarlo a situaciones excepcionales, e incluso en este caso se
dan indicaciones para separar en lo posible este tipo de intervención del
aborto459.
El M agisterio de la Iglesia no h a realizado enseñanzas específicas,
pero en la Instrucción Donum vitae (1987), en el p árrafo dedicado a la
valoración de la investigación y de la experim entación sobre em brio
nes y fetos (1.4), el últim o párrafo se refiere a «los cadáveres de em
briones y fetos, voluntariam ente o no abortados». Ahí se en cu en tran
algunas indicaciones para el caso de que se realicen m utilaciones so
bre ellos, p o r lo que están com prendidas las extracciones de tejidos y
órganos. Las condiciones que se señalan p ara su licitud son: m uerte
com probada, consentim iento de los padres o de la m adre, exclusión
de cualquier com plicidad con el aborto voluntario, o de peligro de es
cándalo.
IV. LOS TRASPLANTES EN UNA PERSPECTIVA DEL FUTURO
Exigencias de espacio im ponen que no se pueda ir m ás allá de algu
nas rápidas indicaciones, solo algo m ás que telegráficas. Por desgracia,
esa brevedad se concilia mal con la profundidad. Por esto qu ed arán
fuera del cam po elementos, problem as y soluciones que solo una refle
xión m ás am plia consentiría hacer salir a la luz y exponer con la clari
dad debida.
457 A. G. S p a g n o l o , L’inevitabile complicitá ... (o. c.).
458 A. G. S pa g n o l o - E. S g r e c c ia , II feto umano... (o. c.).
459 A. G. S p a g n o l o - E. S g r e c c ia , II feto umano... (o. c.), p. 869; D. T e t t a m a n z i , Inter-
venti su embrioni/feti umani. In margine alia Raccomandazione 1046 del Consiglio d ’Eu-
ropa, «La Famiglia» 20 (1986), 120, pp. 46-49.
328 Bioética
1. EL XENOTRASPLANTE
Después del fracaso de los prim eros intentos, a causa de la previsible
reacción de rechazo agudo en los años sesenta, no fueron pocos los que
preveían el abandono de esta vía para aum entar la disponibilidad de ór
ganos para trasplante. Pero los éxitos conseguidos en la investigación de
fármacos mucho más eficaces para dominar la reacción inmunológica, y
en la ingeniería genética con la producción de animales transgénicos, es
tán devolviendo u n a confianza fundada en poder conseguir en poco
tiem po cerdos transgénicos, cuyos órganos puedan ser trasplantados con
éxito al hom bre460.
Superada esa dificultad, no existe objeción alguna desde el punto de
vista ético. Si se reconoce al hombre el derecho de servirse de los anim a
les hasta poder m atarlos para alimentarse, no se ve qué se puede objetar
contra otras formas, razonables y justificadas, de servirse de los animales
para salvar vidas hum anas. La situación del hombre en el vértice de la es
cala de los seres vivos en el m undo visible, que es la fuente de ese dere
cho, constituye una verdad que el cristianismo no solo tiene en común,
no solo con la experiencia universal de la humanidad, sino tam bién con
toda antropología racional, incluso con las materialistas. Las diferencias
se encuentran en las justificaciones que se aducen para fundam entar esa
prim acía del hom bre y, a veces, sobre lo que constituye ese prim ado. Los
únicos que disienten son los animalistas, pero basándose en concepcio
nes antropológicas insostenibles, a las que ya se ha aludido al trata r de la
experimentación con animales, elaboradas especialmente p or el austra
liano Peter Singer y por el norteam ericano T. H. Engelhardt jr., que lle
gan a conferir a los animales los derechos que niegan a los seres hum a
nos que no pueden dem ostrar con hechos que son personas: embriones,
fetos, recién nacidos y niños pequeños, minusválidos m entales graves y
viejos arterioscleróticos.
2. EL TRASPLANTE CABEZA/TRONCO
La oscilación terminológica existe, y no sorprende ante la perspectiva
de una realidad tan sorprendente, casi de ciencia ficción. No obstante es
útil precisar que el térm ino exacto es trasplante de tronco, pues el sujeto
que recibe no puede ser un tronco, que, en el momento en que fuese se
parado de la cabeza, dejaría de ser un sujeto humano vivo. El objetivo es
460 Cf. R. C o r t e s i n i - S. V e n e t t o n i , I Trapianti nel terzo milknnio, en AA.W., 10 Con-
vegno AIRT... (o. c.), p. 62 s.
Trasplantes de órganos 329
dar un tronco sano a un sujeto que tiene el cerebro sano, pero cuyo
cuerpo padece invalidez m últiple e incurable. El tronco sería tom ado de
una persona en la situación inversa, es decir, con u na traum atología cere
bral, pero con un tronco sano.
Investigaciones y experimentaciones sobre animales com enzaron ya
en los años sesenta, con un prim er intento con éxito con monos en 1970,
debido especialmente al estudioso americano Robert J. White, entre agu
das discusiones, no solo a nivel ético, sino tam bién sobre la viabilidad
técnica de ese trasplante en el hom bre461. El paso a experimentos con se
res hum anos ha sido anunciado por el mismo investigador en 1996, junto
a la elección del lugar donde piensa llevarlos a cabo, en Ucrania y no en
Cleveland (USA), donde habitualm ente trabaja462.
La posibilidad no rem ota de este trasplante la confirm a el hecho de
que en diferentes leyes, entre las que se encuentra la italiana, se ha tenido
el cuidado de prohibir el trasplante de cerebro además del de gónadas463.
Es sorprendente encontrar entre los moralistas quien sostiene la tesis
de la licitud de este trasplante464. A pesar de ser imposible prever con se
guridad todos los efectos que la masiva sustitución del componente cor
poral de la persona puede tener sobre su identidad personal y sobre su
percepción por parte del sujeto, en cualquier caso es evidente la p ro
funda turbación que va a sufrir esa identidad. Con fundamento se puede
prever «una alteración de la personalidad de amplias proporciones», una
especie de «rechazo psicológico de esta nueva corporeidad debido a la
cancelación violenta de su historia corporal que originará una crisis de
identidad cuyas dimensiones, p or el momento, no se pueden m edir con
facilidad»465.
Es análogo el motivo p ara la valoración negativa del trasplante de
gónadas. Sobre todo queda afectada la identidad genética de los hijos,
que serán genéticam ente hijos de un padre y de u na m adre diferente
de los que integran la pareja que son jurídicam ente sus padres, hijos
del donador o donadora de las gónadas. Consiguientem ente, tam bién
queda com prom etida la identidad procreadora de la persona que en
gendra.
461 Cf. AA.W., Trapianto di cuore e trapianto di cervello, Orizzonte Medico, Roma 1983.
En el libro, una amplia exposición de este investigador: R. J. W h i t e , Individualita e tra
pianto cerebrale, pp. 102-130.
462 A. G. S p a g n o l o , Realta e fantascienza nel trapianto tronco/cervello, en «Medicina e
Morale» 47 (1997), 195-197.
463 Para Italia ver la citada ley de 1 abril 1999, n. 91, art. 3.3.
464 Por ejemplo: K. D e m m e r , Liceitá dell’ardita sperimentazione del trapianto cerebrale,
en AA.W., Trapianto di cuore e trapianto di cervello (o. c.), pp. 150-169.
465 S. L e o n e , Cambio di mente o trapianto di cervello, «Bioética e Cultura» 16 (1999),
p. 134.
330 Bioética
NOTA. En cuanto a la posibilidad, que por ahora es solo una hipóte
sis, que debe ser com probada, de la creación de tejidos e incluso órga
nos, a partir de las células madre, puede ser suficiente lo expuesto al fi
nal del capítulo sobre la clonación en la N ota sobre La Clonación
terapéutica.
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332 Bioética
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tiarum, Vatican City 1992.
Capítulo IX
LAS QUIMIODEPENDENCIAS*
PREMISA. EL PORQUÉ DEL TÍTULO
La elección del térm ino, «quim iodependencias», en lugar de «toxi-
codependencias», no es una originalidad mía, sino que es debida a uno
de los m ás conocidos y apreciados estudiosos del tem a, Enzo Gori466.
Este autor justifica su preferencia haciendo notar, ante todo, que se trata
de un térm ino «mucho más neutro», y que ofrece algunas ventajas, co
m enzando por la de poder am pliar el térm ino droga de un m odo exten
sivo, entendiendo por tal no solo una sustancia definida jurídicam ente
con esa denominación, sino cualquier sustancia que provoque un efecto
en el com portam iento no necesariam ente agradable (a no ser que se
quiera hablar de placer negativo, como pueden ser la supresión del dolor
o la eliminación de la ansiedad), pero que tiene el efecto de inducir a la
repetición de la toma; es decir, que tenga la propiedad de ser compulsiva,
entendida como la capacidad de provocar dependencia psíquica (no nece
sariamente tam bién somática).
«De este modo se tiene quim iodependencia de sustancias que provo
can sensación de agrado, com o el alcohol y el tabaco (que pueden ser
consideradas drogas a todos los efectos, aunque estén legalizadas), de
sustancias químicas, como los disolventes (que no se encuentran en la
lista de drogas), de medicamentos (ansiolíticos y quizá tam bién los anti
depresivos)467.
' El autor ha escogido un término: «quimiodependencias», que resulta nuevo en espa
ñol, donde hay dos términos similares: toxicodependencias, similar al italiano «tossicode-
pendenze», y drogodependencias. (N. del T).
466 E. G o r i , Aspetti etico-giuridici delle chemiodipendenze, del loro trattamento de la loro
prevenzione, en A . B o m p i a n i (dir.), Bioética in medicina, CIC Edizioni Intemazionali, Roma
1996, pp. 275-289. [Como se ve en el título del artículo, el término propuesto es quimiode
pendencias.]
467 E. G o r i , Aspetti etico-giuridici delle chemiodipendenze (o. c.), p. 275 s.
334 Bioética

Así tenem os en este párrafo una prim era y genérica definición de

droga, que puede abrir paso para la división con la que está organizada la
exposición del tem a en tres capítulos: 1. Las droga, en el significado co
rriente del término; 2. El alcoholismo; 3. El tabaquismo.

Capítulo IX/1

LAS DROGAS

I. ALGUNOS DATOS PARA EL CONOCIMIENTO DEL FENÓMENO

1. PRECISIONES TERMINOLÓGICAS ESENCIALES

Voy a in ten tar trad u c ir a un lenguaje com ún, no científico o p ara

quienes trabajan y conocen el tema, una serie de conocimientos básicos
esenciales, que desde hace tiempo circulan en nuestra sociedad, aunque
no sin incomprensiones y equívocos.
En prim er lugar conviene precisar el significado específico que asume
el térm ino droga. Las confusiones y malentendidos a que se ha aludido los
encontramos incluso en la denominación de organismos, incluso interna
cionales, en los títulos de los tratados o convenciones internacionales y en
leyes estatales. Por ejemplo, se encuentran utilizados como sinónimos in
tercambiables de droga términos como el de «estupefacientes» o tam bién
«narcóticos». Mientras que solo algunas drogas causan adormecimiento,
por lo que podrían denominarse con esos términos, y m uchas otras dro
gas tienen efectos incluso opuestos o, al menos, muy diferentes.
Las drogas pertenecen a un género m ás amplio, el de las sustancias
denom inadas «psicotrópicas», o «psicoactivas»; sustancias naturales o
sintéticas, que actúan en el sistema nervioso central, modificando la per
cepción y el comportamiento del sujeto que las ingiere. Específicamente
son denom inadas drogas las sustancias psicotrópicas que, p o r los efec
tos agradables que producen, tam bién cuando es debido a que no se
h an probado antes, atraen al sujeto a asum irlas de form a repetitiva,
prim ero, de m odo librem ente querido, después, coaccionado en el sen
tido de que el sujeto no consigue dejarla, y en este sentido, depende de la
sustancia en cuestión. Esta necesidad-deseo compulsiva es denom inada
craving, "mono” en la jerga que se utiliza. Más adelante vemos el signifi
cado preciso de este término.
336 Bioética
Un cierto núm ero de drogas ha sido descubierto y usado en un pri
m er m om ento como fármacos. No pocos de esos fármacos han resulta
dos «tóxicos», es decir, responsables de efectos colaterales dañinos para
el organismo. De aquí procede la denominación de farmacodependientes
o toxicodependientes. para indicar los sujetos que tienen con la droga la
relación de dependencia de que se ha hablado. Esta dependencia, dibu
jad a así, es, evidentem ente, de carácter psíquico. Pero tam bién existe,
p ara diversas drogas, una dependencia física: después de to m ar una
droga se producen modificaciones en el organismo que lo dejan como se
diento de esa droga. El no tom ar o hacerlo de modo insuficiente provoca
el llamado síndrome de abstinencia, que es diferente según la droga, y que
en sus formas más graves puede ir aparejado con retortijones en el estó
mago, náuseas, diarrea, convulsiones e incluso coma.
Otro térm ino que es útil clarificar es el de tolerancia, que conlleva la
necesidad de au m en tar la dosis. En resum en, tom as repetidas de la
m ism a droga inducen en el organismo una especie de insensibilidad, por
lo que es capaz de «tolerar» sin reaccionar la dosis habitual. Para seguir
obteniendo los efectos deseados, se hace necesario aum entar la dosis.
2. LAS PRINCIPALES DROGAS. INDICACIONES BREVES
Por «principales» se entienden las drogas que en nuestro tiempo han
tenido un mayor consumo y de las que se habla, principalmente, cuando se
entra en el mundo de la droga. Renunciando a tablas y clasificaciones, me
limito a un número indispensables de nociones de cada una de ellas468.
Morfina. Es uno de los 25 derivados del opio, que es extraído de la cáp
sula de semillas de la Papaver somniferum. Es la droga típica entre las de
presoras del sistema nervioso central. Después de dos fases de incremento
del bienestar y del optimismo, la fase final está caracterizada por una de
pendencia total de la droga, en la que se concentran todos los intereses469.
Heroína. Es un producto de laboratorio, extraído de la m orfina. Se
trata de un sedante particularm ente fuerte, tanto que es «precisamente
de esa característica (eroish = enérgico) ^saca su nom bre»470. Bajo su
efecto desaparece cualquier percepción de dolor, también psíquico.
468 Las informaciones que siguen están sacadas, e n gran parte, de mi libro, L. C i c c o n e ,
Salute & malattia, Ed. Ares, Milán 1986, pp. 334/346. Además de una exposición mucho
más amplia se encuentran indicaciones de las fuentes científicas de la información. Aquí,
de todos modos, no falta la puesta al día sacada de los estudios más recientes.
469 V. A n d r e o l i , Droga e scuola. Una proposta educativa, Masson, Milán 1978, p. 106 s.
470 S. L e o n e , Droga, en G. Russo (dir.), Bioética sociale, Elle Di Ci, Leumann (Turln)
1999, p. 135.
Las drogas 337
Metadona. Es un producto enteram ente artificial o sintético, con efec
tos muy similares a la heroína, pero con la ventaja de crear una depen
dencia menos fuerte.
Cocaína. Es extraída de las hojas del arbusto: Erytroxylon Coca. Tiene
una acción estimulante sobre el sistema nervioso central, que hace «ex
perim entar una fase de bienestar, felicidad, exaltación de las funciones
psíquicas [...] A esta sigue, sin embargo, una segunda caracterizada por
temblores y alteraciones de las mismas funciones psíquicas que antes ha
bía exaltado»471.
Crack. Es unas de las drogas de nueva generación, pero es oportuno
juntarla con la cocaína, de la que se extrae en laboratorio. Se confecciona
para ser tom ada con una pipa de cristal calentada, su aspiración produce
pequeños estallidos, y de ahí le viene el nom bre. Entre sus caracterís
ticas, además del bajo costo y la facilidad de uso, hay que subrayar su ab
sorción inm ediata por el cerebro472. «El crack difiere de otras formas de
la cocaína, en prim er lugar, porque es fácilmente vaporizada e inhalada,
por lo que sus efectos son muy rápidos. El síndrome clínico y los efectos
adversos que van asociados al uso del crack son idénticos a los produci
dos por dosis equivalentes de otros preparados de la cocaína»473.
Éxtasis. Es u n a droga sintética, aparecida en 1970, que puede ser
considerada «la reina de las discotecas (donde es usada por más del 40%
de los participantes), conocida como Adán». Junto a ella «está haciendo
pareja tam bién un sucedáneo [...] al que se ha dado hábilmente el nom
bre de Eva»474. Son notables las discusiones sobre los efectos de esta
droga, pero algunos son ciertos, debido a su pertenencia fundamental al
m undo de las anfetaminas: «aumento de la actividad, pérdida de la sen
sación de cansancio, aumento de la resistencia en el baile, euforia, des
preocupación, m ayor lucidez m ental (al menos se declara así); a dosis
más altas o repetidas o, quizá, por una predisposición individual, esta es
tim ulación de la anfetam ina [...] se hace todavía más evidente hasta ad
quirir un carácter patológico». Se añaden efectos levemente alucinóge-
nos. Sobre este tipo de droga volvemos enseguida con mayor atención.
Existe tam bién toda una «familia» de drogas derivadas de o tra
planta, Canapa India, caracterizadas, entre otras cosas, por los efectos
471 S. L e o n e , Droga (o. c.), p. 139.
472 Cf. E. G o r i , Droghe di ieri, di oggi e di domani. Risvegliare in noi le risorse sopite, en
«Famiglia Oggi» 18 (1995), 11, p. 15.
473 DSM - IV, p. 249 (edición italiana). La sigla significa Diagnostic and Statitistical
Manual Disorders, cuarta redacción, publicada en 1994. Se trata de una obra de carácter
científico, dirigida por la Asociación Psiquiátrica Americana, que se sirve de la colabora
ción de un numeroso grupo de psiquiatras e investigadores de todo el mundo.
474 E. G o r i , Droghe di ieri, di oggi e di domani (o. c.), p. 20 s. De aquí proceden también
las informaciones que siguen.
338 Bioética
alucinógenos, se trata de hachís, aceite de hachís y m arihuana. A estas se
puede añadir una droga sintética, el LSD o, con mayor propiedad, la die-
tilam ida del ácido lisérgico. Las expongo en orden creciente de potencia
alucinógena.
Marihuana. «Se obtiene de las hojas de la planta femenina. Las hojas
son m aceradas para ser m asticadas o, más a menudo, fum adas. Mez
clada con el tabaco común en los cigarrillos en pequeñas dosis constituye
el «porro»»475.
Hachís. Es una resina que se obtiene de la inflorescencia de la planta,
de la que a veces trasuda espontáneamente. «Es de 4 a 5 veces más activo
que la m arihuana. [...] El hachís tam bién se fuma, en general, de modo
colectivo (fumar ritual)».
Aceite de hachís. Es un producto oleoso que es casi un concentrado de
la resina. El increm ento en efecto dogrante se ve con este solo dato: el
principio activo, que es el tetrahidrocannabiol, se presenta con una con
centración del 1% en la m arihuana, del 5/8% en el hachís y de 40/60% en
el aceite de hachís.
LSD. «Hasta este m om ento sigue insuperada en su extraordinario po
der alucinógeno [...]. Después de conocer el triunfo en los años setenta,
como droga símbolo de los hippies (hijos de las flores), parecía que iba a
desaparecer [...], pero recientem ente ha vuelto a dar señales de vida en
las discotecas [•■•] con forma de sellos [...] empapados en una solución
que se disgrega rápidam ente cuando se sumerge en una bebida»476.
Algunos elementos más sobre el efecto de estos alucinógenos, con re
ferencia a los más fuertes. «Los efectos [...] se pueden subdividir en cua
tro fases. En la prim era se tiene un estado de simple euforia, en general,
bien controlada. A continuación, la auténtica fase alucinatoria, que dura
alrededor de dos horas y en la que pueden presentarse alucinaciones de
la sensibilidad general (soplidos, arrojado de líquidos, sacudidas); del es
quem a corporal (sentirse m ás grande o m ás pequeño); del equilibrio
(sensación de movimiento, de transporte por el aire); auditivas (voces,
sonidos); visuales (colores, paisajes). Después viene una fase de éxtasis
no bien conocida, en la que el sujeto experimenta la condición anómala
de una vivencia post-alucinación. Después* una fase de auténtico sueño y
el despertar posterior»477.
Alguna inform ación sobre los daños que producen, especialmente las
drogas más difundidas, que a menudo son declaradas como casi inocuas,
como sugiere el calificativo de «ligeras», que se les asigna. Me limito a
475 S. L e o n e , Droga (o. c.), p. 137. De aquí también la cita sucesiva.
476 E. G o r i , Droghe di ieri, di oggi e di domani (o. c.), p. 18 s.
4,7 S. L e o n e , Droga ( o . c . ) , p. 138.
Las drogas 339
traer, por su brevedad, claridad y autoridad, algunas declaraciones de un
conocido psiquiatra, Giovanni Battista Cassano, profesor de la Universi
dad de Pisa: «Estamos registrando una bajada progresiva y dram ática de
la edad m edia de los pacientes psiquiátricos. Hace algunos años tenía
mos las plantas llenas de ancianos. Hoy se m ultiplican los ingresados en
la franja entre los 18 y los 35 años, con síntomas psicóticos graves. Fenó
meno que se halla en el haber del abuso de sustancias estupefacientes di
fundido entre los chavales: éxtasis y m arihuana». Enviando al próximo
apartado para lo que se reñere al éxtasis, sobre la m arihuana, lo esencial
es que «esta droga actúa sobre las estructuras del cerebro que son afecta
das por la cocaína y la morfina, y constituye un paso, un escalón, tanto
para la asunción de drogas 'duras’ como activador de patologías psiquiá
tricas [...] de tipo paranoico [■••] o crisis de despersonalización [...]. En
lo que se refiere a la utilización frecuente de esta droga, el consum idor
habitual puede caer en lo que los estudiosos am ericanos definen como
‘avolitionaV, literalm ente ‘sin voluntad’. Se trata de u n a situación en la
que se encuentran gravemente comprometidas la voluntad y la afectivi
dad, un aplanamientos absoluto de la persona»478.
3. LAS NUEVAS DROGAS. LA «FAMILIA» DEL ÉXTASIS
Como hace notar Enzo Gori, a quien hemos citado ya varias veces,
«lo verdaderam ente nuevo no es su composición, [...] sino la m anera en
que es consumida» y, de form a especial, «su finalidad de diversión»479.
«La nueva droga por excelencia es la que se denomina éxtasis, traducción
literal del inglés Ecstasy térm ino forjado por el periodista de Los
Angeles». Sorprende com probar que se trata de «una de tantas modifica
ciones» de la anfetamina, cuya síntesis se rem onta hasta 1887»; la sínte
sis del éxtasis es de 1912, pero se cuenta en el grupo de las drogas desde
1985». Se confecciona como pastillas, «con centenares de form as dife
rentes (hasta ahora se han contado 130) por color, espesor y logotipo im
preso [...]. El desastre es que nadie sabe si a esas diferencias correspon
den diferencias reales de dosis o pureza».
Por tratarse de un derivado de la anfetamina, es necesario al menos
un mínimo de conocimientos de esta sustancia de síntesis. Las indicacio
nes telegráficas hechas ah ora dicen con claridad que sería m ás apro-
478 Entrevista publicada en «Awenire», 11 enero 2001, p. 2, con el título: Spesso é la
droga a scatenare psicosi (a menudo, la droga desencadena psicosis).
479 E. Gori, «Ecstasy» e sostanie analoghe, en «Dossier sobre Las Nuevas Drogas», en
«Famiglia Oggi» 23 (2000), 3, p. 48. De aquí también la cita siguiente.
 340 Bioética
piado hablar de anfetam inas en plural. De cualquier m odo se trata, en
sustancia, de psicoestim ulantes, y deben ser considerados drogas solo
cuando su utilización no es m oderada ni de vez en cuando, sino conti
nuada y repetida, o tam bién cuando se tom an dosis elevadas por vía en
dovenosa480.
En un laboratorio artesanal resulta fácil la síntesis de anfetaminas, y
tam bién la creador! de variantes, con la ayuda de un ordenador. «Por
esto se las denom ina drogas de diseño, que se puede aplicar tam bién a
m uchas otras drogas de síntesis»481. Estas variantes o «análogos», del éx
tasis, se distinguen en dos grupos, según sean sustancialmente equivalen
tes al éxtasis, simil^&itasis, o con «capacidad alucinógena y toxicidad m u
cho más elevada (eñtre las que se han dado casos letales)», que pueden
ser denom inadas süp^r-éxtasis, que circulan todas con nom bres más o
menos pintorescos, por ejemplo, una pastilla de éxtasis recibe los nom
bres de «cala», «pasta», «be ¡a», «brioche».
Los efectos se pueden d dir en psíquicos y físicos y, a pesar de deber
reconocer diferencias de p na a persona, es posible dibujar el cuadro
más común y difundido.
En el nivel psíquico «destaca como efecto primero y principal el que
sugiere su apelativo, es decir, una sensación paradisíaca», que evocan
también los nombres dados a las prim eras pastillas: «Adán» y «Eva». Se
trata de una « c a p a c id a d para facilitar las relaciones sociales, de facilitar
el sentido de pertenencia a la tribu global, de sentir em patia por cual
quiera que esté cerca y, por tanto, de aum entar la capacidad de confiden
cia, con el riesgo de confiar en quien no se conoce bien y también, evi
dentemente, de consentir en el sexo sin protección [...]. Sentirse en paz
con uno mismo y con el mundo»482. No todos estos efectos son exclusivos
del éxtasis; no es difícil adve ¡r que lo son también de otras drogas, e in
cluso del alcohol.
Otro efecto psíquico ■ na acení -es tr,v torsión, de
todas las sensaciones: ei . t lugíj . o i ,; el olfato el
gusto y la vista».
«El tercer efecto psíquico [...], qu. e¡ más buscado, es [. ..] una esti
mulación psicomotora, que consiente m aptenerse toda la noche, es decir,
afrontar p o r horas, hast u'° el cansancio a._. uaile (por esto se la
llama tam bién ókmm dm.%), elnii^iand^ W - . „iosos indicadores fisioló
gicos del sentido del cansancio nbre, sed y sueño».
480 V. An d r e o l i , Drogaescuola... (o. c.), pp. 85-88.
481 E . G o r j , «Ecstasy» «■sostanze analoghe (o. c.), p . 49. También de aquí son las citas
siguientes.
482 E . G o r i , «Ecstasy» e sostanze analoghe (o. c.), p. 51. También se han sacado de aquí
los datos y citas de las páginas siguientes.
Las drogas 341
En lo que se refiere a los daños, estas son las informaciones que pro
porciona el prof. Cassano, a quien ya hem os citado: «El éxtasis puede
producir lesiones irreversibles, además del inmediato efecto alucinógeno
y al em pujón a la impulsividad y a la violencia. He visto casos de chicos
en los que el éxtasis ha funcionado como agente desencadenante de for
mas psicóticas graves, esquizofrénicas y bipolares. Formas que son, entre
otras cosas, resistentes a la cura con psicofármacos. En algunos casos,
las lesiones pueden ser irreversibles. Conocemos ya el tipo de alucinacio
nes que desencadenan estas sustancias: alucinaciones estables, que no se
disuelven». En conclusión, «el éxtasis, la droga de una noche, que cuesta
poco dinero, es un flagelo; y no se habla de esto lo suficiente».
En cuanto a los efectos som áticos, resulta evidente el conjunto de
pequeñas alteraciones, típicas de la entrada enjuego de las anfetam inas,
por ejemplo, taquicardia, hipertensión, hiperglucemia y otros. Se aña
den efectos «decididamente turbadores: amplia sudoración; [...] seque
dad de boca tan clara que deja la lengua a pedazos [...]; un síntom a más
alarm ante es la hipertermia (increm ento de la tem peratura corporal).
También pueden presentarse síntomas decididamente patológicos: náu
seas y vómitos, intensa cefalea; dificultad en caminar; visión confusa;
[...] tirones musculares en las articulaciones». Por último, aunque muy
raro, «casos de toxicidad aguda», con m uerte «inesperada», de la que es
difícil com probar la causa verdadera, tam bién porque «el éxtasis se
tom a en un contexto de abuso, en el que no falta el alcohol [...] ni el ha
chís [...], cuando no hay tam bién drogas duras, como LSD, heroína y co
caína». Hay que añ adir lo imprevisible de estos efectos tóxicos, «en el
sentido de que no son dosis comparables y que algunos se dan con una
sola pastilla».
Otro «efecto tóxico [...] es la necrosis hepática [...], que puede ser ful
minante, aunque tam bién tardía».
«Una vez que se ha term inado el efecto estimulante, sigue un estado
de profunda postración con somnolencia, que tiene efectos obvios en la
conducción».
4. UNA COMPLEJA EVOLUCIÓN EN MARCHA. ALGUNOS ASPECTOS
El aspecto m ás relevante para nosotros, en la evidente evolución que
se está verificando en el m undo de la droga, lo constituye la creciente di
fusión de algunas nuevas modalidades del fenómeno. En prim er lugar, la
introducción en el comercio, y el creciente uso, de drogas de com posi
ción variada e imprevisible, debido a que se producen artesanalm ente,
mezclando, en proporciones indefinidam ente variables, no solo algunas
342 Bioética
de las drogas más conocidas, sino tam bién «muchos disolventes que se
encuentran con facilidad en las tiendas y en los superm ercados, para
usos m uy variados, el ejemplo paradigm ático es el de la tielina, que se
vende como quita manchas». Hay que añadir que «disolventes y gases in-
halables se pueden extraer, aunque con algún instrumento, de los prepa
rados m ás diversos: disolvente de esmalte de uñas, fluidos para corregir
los errores de escritura, desodorantes o anti transpiran tes, spray para los
golpes, [...] extintores de fuego, bombonas para el campo, lápiz adhesivo
de papel, colas (de ruedas de bicicleta y de zapatos)»483.
De esta novedad deriva la evidente dificultad de confeccionar una
lista con los efectos específicos del consumo de drogas, y la conveniencia
de poner la atención en los efectos más generales.
Pero el cambio reciente del m undo de la droga se refiere tam bién a
otros aspectos. Así, la difusión de mezclas de drogas, de las que acaba
mos de hablar, en buena parte fabricadas en casa, y hechas para ser esni-
fadas, ha contribuido con fuerza a potenciar la preferencia por la m odali
dad de asunción por las vías aéreas, en vez de endovenosa. Esta variación
tiene gran im portancia en el ámbito de la prevención del contagio del vi
rus del Sida, que en Italia tenía en el intercambio de jeringas entre dro-
godependientes su principal causa de difusión.
Además, el consumo de drogas, «desde un comportamiento estricta
m ente juvenil, se ha ido haciendo cada vez más intergeneracional, y hoy
se encuentran chicos muy jóvenes, jóvenes adultos, adultos que con más
de treinta años comienzan a consumir sustancias»484. Sumando esta no
vedad con la indicada antes, «es posible afirm ar que está en m archa una
polarización en la función que la sustancia realiza con respecto a la vi
vencia social del sujeto que la consume: por u n lado se encuentran quie
nes han interiorizado la cultura de la competitividad y se encuentran ple
nam ente introducidos dentro de los procesos de producción, para estos
la alteración debe consentir prestaciones al más alto nivel (capacidad para
soportar el estrés, posibilidad de vivir u na vida muy mundana, etc.); por
el otro lado encontram os a quienes de hecho están excluidos y viven en
los circuitos de la segregación social, para quienes la sustancia asume un
papel de m ediación cultural en u na [...] estratSgia de supervivencia m ás
amplia. Entre estos dos extremos se observa una franja intermedia cons
tituida por aquellos que no han interiorizado la lógica de la competitivi
dad, pero que la sufren, para estos, el uso puede venir forzado por la ne-
483 E. G o r i , Droghe di ieri, di oggi e di domani, en «Famiglia Oggi» 18 (1995), 11, p. 16.
484 M. C a m p e d e l l i , 1 supermen del fine settimana, en «Famiglia Oggi» (o. c.), p. 25. La
cursiva subrayada es nuestra. También es de aquí la citación siguiente, con idéntica varia
ción gráfica.
Las drogas 343
cesidad de ‘m antener el paso’ de las exigencias sociales y desarrollar así
una función auto terapéutica v de consuelo».
Por tanto, junto a la clásica figura del «drogata», sinónimo de toxicó-
mano, y no como rara excepción, aparecen otras figuras de consum ido
res de drogas, satisfactoriam ente incluidos en la com ún convivencia ci
vil. Estos últimos coinciden en la capacidad de m antener bajo control el
uso de la droga, para el servicio de su actividad profesional o de una fa
tua afirmación de vigor para soportar el cansancio de noches enteras en
la discoteca. Hay que añadir que, salvo raras excepciones, la perspectiva
de conservar indefinidam ente la voluntad, la capacidad de control para
acudir a la droga, term ina revelándose como una trágica ilusión. Caer en
la esclavitud de la droga es un riesgo que acecha de cerca a estas perso
nas, como concuerdan en afirmar quienes trabajan en la recuperación de
los toxicómanos. El siguiente testimonio es uno entre muchos: «Los con
sum idores de éxtasis o de otras drogas com ienzan a hacerlo, general
mente, en el fin de semana, uniendo con la pastilla todo lo que es bello y
divertido y fijando su ánim o en panoram as y horizontes con múltiples
prestaciones. Esto convierte en gris y aburrido lo cotidiano con respecto
a los ‘colores’ y a la plenitud del fin de semana [...]. Así se hace cada vez
más difícil gestionar lo cotidiano; todo pierde interés al pensar en el baile
del fin de semana. Sucesivamente escapan al control el trabajo, el estu
dio, la responsabilidad en general. Cada vez se está m ás encerrado en
uno mismo, term inando por tom ar la droga otras veces, y entrando así
en la dependencia psicológica y física»485.
Por último, dos rápidas incursiones en otras dos novedades del mundo
de la droga. La prim era se refiere a la producción de droga, de la que deci
mos algo un poco más adelante. Hasta hace pocos años, la producción en
vasta escala era prerrogativa de algunos países de América del S ur y del
Sudeste asiático. Mientras algunos de estos países, gracias a las ayudas
del m undo occidental, han realizado una amplia reconversión de los culti
vos de cannabis y de papavero, un país europeo, Holanda, se ha convertido
en país productor y exportador, tanto de drogas sintéticas, especialmente
heroína y éxtasis, como de cannabis y de sus derivados. De acuerdo con
inform aciones de fuente fiable, a las que hacen referencia órganos de
prensa, alrededor del 80% de la heroína y éxtasis que se consumen en los
Estados Unidos, Inglaterra y Francia proviene de Holanda486.
La segunda novedad se refiere al comercio de drogas. Debido a los al
tos beneficios que asegura, la delincuencia organizada se ha asegurado
485 A s s o c i a z i o n e C o m u n i t a E m m a n u e l e (dir.), Intervenire e possibile. Gli anestesici del
dolore, en «Famiglia Oggi» 23 (2000), p. 11.
486 Ver, por ejemplo, «Awenire» de 9 diciembre 2000, p. 11.
344 Bioética
enseguida su gestión y el control de la distribución de drogas, con todo el
cortejo de delitos que vistosamente acom pañan a las diversas actividades
de las organizaciones criminales mañosas.
5. PRINCIPALES EFECTOS DAÑINOS DE CARÁCTER GENERAL
A las pocas indicaciones realizadas sobre los efectos de cada droga,
además de los daños psíquicos que producen las nuevas drogas y la m a
rihuana, me parece útil intentar resaltar lo que se puede llam ar el deno
m inador común de los efectos dañinos, particularm ente relevantes para
una valoración ética de la droga. A menudo, el afectado, debido a tom ar
habitualm ente droga, es exclusivamente quien puede ser calificado como
quimiodependiente, pero no faltan elementos que también sirven para el
consum o ocasional de droga.
Un efecto prim ero y evidente es que queda afectada, de modo más o
menos grave, la percepción objetiva de la realidad, tanto la externa como
la propia de la persona y de sus capacidades y energía, y tam bién de sus
límites. Termina descuajeringado todo el proceso de la decisión, que ter
m ina desarrollándose en un mundo más o menos irreal. También queda
afectada la capacidad de control de los propios impulsos, empezando por
los sexuales y agresivos, que a veces son tam bién potenciados por algu
nas drogas.
Todo el m undo interior de la persona se polariza en buscar y tom ar la
droga, con una subversión completa de la escala de valores. En los pri
m eros puestos, en modo absoluto, se encuentra la droga y lo que puede
contribuir a asegurársela. Por ella se está dispuesto a sacrificar no solo
los compromisos de trabajo, sino tam bién las exigencias esenciales de la
vida y de los afectos conyugales y familiares.
Así se descubre el sólido fundam ento de una afirmación que a pri
m era vista parece casi increíble: «Drogarse, al m enos en su form a m ás
com pulsiva y extrem a, equivale a un suicidio psíquico y obedece a una
cultura de la m uerte; en últim o análisis, drogarse es un acto contra la
vida»487. * por abuso; y tiene m ayor frecuencia en el norte de Italia. Las edades más
A estos daños, que poseen u n carácter básicam ente psíquico, pero
que hieren de m uerte la dignidad de persona que caracteriza al ser hu
m ano, h abría que añad ir los daños a la salud del organism o, com en
zando por lo que se refiere al sistema nervioso central y los organismos
implicados en la m etabolización de las sustancias ingeridas vía venosa.
487E . G o r i, Aspetti etico-giuridici delle chemiodipendenze (o. c.), p . 276.
Las drogas 345
Si una dosis excesiva de algunas drogas, la «sobredosis», puede llegar a
causar la muerte, resulta evidente que dosis menores no son inocuas. Sin
entrar en un ám bito en el que se discuten tesis contrarias, que solo se
pueden valorar con la base de buenos conocimientos médicos, puede ser
suficiente la simple, pero importante, afirmación de Enzo Gori: «Es muy
difícil negar una toxicidad intrínseca a la droga, como prueba una largí-
sima serie de datos»488.
A los efectos dañinos que las drogas producen directamente, hay que
añ adir los constituidos p or las denom inadas «patologías asociadas»,
como son la infección del Sida y la hepatitis C. La infección del virus del
Sida llega a través de dos caminos. El primero se deriva del intercam bio
de jeringas para inyectarse la droga por vía intravenosa. Praxis que está
en dism inución, pero que todavía posee una m edida relevante en Ita
lia489. El segundo camino es el de la práctica de la prom iscuidad sexual:
«La desinhibición del comportamiento y su consecuencia, la propensión
a favorecer relaciones sexuales ocasionales y prom iscuas, en cualquier
caso expone a una potencial exposición a las infecciones víricas [...] a las
llamadas enfermedades de transm isión sexual [...] La hepatitis C repre
senta la patología infecciosa más ampliam ente difundida entre los con
sumidores de estupefacientes por vía intravenosa. En Italia, más del 60%
de los sujetos resulta ser positivo ante ese patógeno».
Por último, u n a pequeña incursión en el daño más trágico e irrepara
ble, la m uerte p o r droga. Los datos que siguen se refieren solo a los «fa
llecidos directam ente relacionados con la droga, es decir, los m uertos por
sobredosis, accidente de la ingestión (principalmente, inyección de he
roína) o efecto hipertóxico de las sustancias concomitantes (sobre todo,
en mezclas de la calle)». En otras palabras, son las muertes «en las que la
asunción de estupefacientes ha tom ado un papel causal de necesidad en
el determ inism o del fallecimiento»490. En este ámbito, «en 1999 se han
registrado 1002 fallecimientos (897 varones y 105 mujeres), con una re
ducción de 78 casos con respecto a los 1080 casos de 1998 [...]. Después
de sustancias imprecisas, la heroína, seguida por la cocaína, se confirma
como la sustancia que tiene la mayor responsabilidad en fallecimientos
488 E. G o r i , Aspetti etico-giuridici delle chemiodipendenze (o. c.), p. 277. El autor no
deja de indicar algunos más significativos.
489 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a p f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale al Parlamento sallo stato delle tossicodipendenze in Italia
1999, Istituto Poligráfico e Zecca dello Stato, Roma 2000, p. 136 s. También procede de
aquí la cita siguiente. Se proporcionan más datos en uno de los «Argomenti da profondi-
mento», el «AG5: uso endovena di droghe: patologie infettive correlate» (pp. 153-160).
490 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 144.
 346 Bioética Las drogas 347

afectadas van de 30 a.34, seguidas por 25 a 29 y 35 a 39»491. Entre las víc dos. De esto se deriva un difundido planteam iento de búsqueda de place
tim as no faltan tam bién personas muy jóvenes, creciendo ligeramente, res fácilmente disponibles y de los que se pueda gozar con rapidez, y que
con «el increm ento de un punto porcentual en los fallecimientos de indi a su vez hay que sustituir pronto con otros, nuevos y diferentes. Esto se
viduos con menos de 20 años (13,5% frente a 12,5% de 1998 y 11,4% de corresponde con el rechazo visceral de cualquier forma de fatiga y de su
1997)»492. frimiento, tam bién el que puede com portar la conquista de bienes y valo
A estos daños que tocan las personas, habría que añadir los que afec res más altos. Cuando se presentan, y son inevitables estos «inconvenien
tan a la colectividad social. Debido a que el Magisterio de la Iglesia cató tes» (cansancio, sufrimiento, etc.), otra característica de nuestra cultura,
lica ha estado particularm ente atento a ellos, es oportuno retrasar esa in la tecnocracia, lleva a elegir una vía fácil para su eliminación: fármacos,
formación al párrafo final del capítulo. tranquilizantes, ansiolíticos, analgésicos y, además, drogas admitidas so
cialmente, como el alcohol y el tabaco. Un impulso continuam ente culti
vado y reforzado por los insistentes mensajes de los medios de com uni
6. FACTORES DE LA DIFUSIÓN DEL FENÓMENO493 cación y por la publicidad, que garantizan felicidad y seguridad a fuerza
de píldoras y de cigarrillos. Se puede hablar de una auténtica cultura de
Se trata tanto de los factores de los que puede decirse que hacen recu la dependencia, en cuyo interior con facilidad anida y se desarrolla la qui-
rrir a la droga, como de los significados que quienes recurren a la droga miodependencia.
atribuyen a ese recurso. En una palabra, motivos y significados de la re Una sociedad dom inada por el hedonism o y el consumismo es tam
ciente difusión de la droga en el m undo occidental. Junto a factores que bién una sociedad pobre, o quizá carente del todo de valores auténticos,
se pueden señalar como constantes, hay otros provisionales y cam bian debido a que la cultura dom inante no puede dejar de estar fuertemente
tes. Para todos ellos sirve la advertencia de que hay que ser conscientes m arcada por el m aterialism o. E n este vacío de valores, sobre todo, son
de los lím ites de cualquier afirm ación, ya que ninguna puede tener la los jóvenes quienes corren el riesgo de caer en la tram pa de la droga, que
pretensión de tener validez universal. No obstante constituyen una orien se presenta con los rayos seductores de u n bienestar barato494.
tación útil para com prender el fenómeno, cuando valen para la mayoría Otra característica de nuestra sociedad es la exaltación de capacida
de los casos, o tam bién cuando valen para muchos. des y prestaciones que se encuentra en el límite del superhombre, en di
En este m om ento son ya históricos algunos motivos y significados, versos ám bitos de la existencia. En este clima cultural, no pocos chicos
como el de constituir la élite de la protesta y el rechazo de la sociedad de term inan p o r pensar encontrar «en las sustancias estupefacientes este
los adultos o de iniciar a formas no acostum bradas de contacto con lo di tipo de poderes mágicos que son capaces de hacerles sentirse audaces y
vino. Basta con haber simplemente aludido a estos motivos. eficientes con respecto a la realidad externa»495.
E n prim er plano se sitúa un conjunto de factores de carácter general, Pero más allá de esta y otras motivaciones e impulsos subterráneos,
típicos de la cultura dominante, que constituyen un humus o terreno fa que con facilidad escapan a la conciencia de los mismos interesados, las
vorable para la difusión de la droga. Antes de nada, la fuerte orientación razones más com unes «por las que se com ienza a usar esas sustancias
hedonista y consumista, que caracteriza al área de los países desarrolla son la curiosidad y las presiones de los compañeros que llevan a los chi
cos a com partir lenguajes, códigos, subcultura y estilo de vida; todo esto
va unido con los normales impulsos de los jóvenes hacia la rebelión o la
491 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t ÍIw e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 24. evasión, a u n deseo de asum ir com portam ientos 'adultos' u originales o
492 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi- arriesgados, a un deseo de estar entre lo que cuenta a cualquier precio, al
codipendenze. Relazione annuale (o. c ), p. 146.
493 No han perdido nada de su validez muchas de las páginas de algunos estudios pu
blicados por el CENSIS en 1983, que consideraba valiosas en mi libro Salute & malaítia.
Se trata de M i n i s t e r o d e l l ' I n t e r n o , Diffusione delle tossicodipendenze: cuantita e qualita 494 Sobre este punto ver, por ejemplo, S. L e o n e , Droga, en G. Russo (dir.), Bioética SO'
degli interventi publici e privad in Italia. Sintesi del rapporto conclusivo della ricerca affidata ciale, Elle Di Ci, Leumann (Turín) 1999, pp. 143-146. Otras perspectivas originales sobre
al CENSIS, dir. Ufficio Studi della Direzione generale dei Servizi civili, Roma 1983. El las causas más profundas de la difusión de la droga en el mundo juvenil abren un breve
Rapporto, no ya un resumen, se publicó al año siguiente: M i n i s t e r o d e l l ' I n t e r n o . D i r e aunque denso estudio del conocido psicoanalista francés T. A n a t r e l l a , Les causes de l utili-
z i o n e GENERALE d e i s e r v i z i c i v i l i , Diffusione delle... Italia. Rapporto conclusivo della ri sation de la drogue, en «Familia et vita» 2 (1998) 1, pp. 41-49. Por desgracia es imposible
cerca..., Roma 1984. El texto de la Sintesi se puede encontrar también en «Regno Docu- resumirlo con brevedad.
menti» 29 (1984), 304-322. La exposición que sigue encuentra aquí su fuente principal. 495 A s s o c i a z i o n e C o m u n i t a E m m a n u e l e (dir.), Intervenire e possibile (o. c.), p. 65.
348 Bioética Las drogas 349

miedo de no encontrarse a la altura del grupo. Las sustancias psicoacti- Teniendo en cuenta el cuadro que emerge de todos estos elementos,
vas desarrollan la función de desinhibición y evasión aparente»496. se comprende con cuánta razón se puede afirm ar que «la droga no es el
Todos estos y otros factores, a los que ni siquiera se ha aludido, tienen problem a principal de las toxicodependencias. El consum o de droga es
o no la efectiva capacidad de im pulsar al consumo de drogas, según la ca solo u n a respuesta engañosa a la falta de sentido de la vida». Y tam
lidad de la familia en la que el joven vive. La familia puede dejar vía libre bién: «La toxicodependencia [...] es un índice del estado actual de la so
a esos influjos negativos del ambiente o también contrastarlos o neutrali ciedad [...]. Una sociedad sin ideales, permisiva, secularizada, en la que
zarlos. Hay num erosos estudios sobre este punto. En Italia, a comienzo la búsqueda de evasión se expresa de tantos modos diferentes, de los que
de los años ochenta, el CENSIS llevó a cabo un detallado estudio sobre el uno es la huida a la toxicodependencia»500. Un modo al que es atraído
fenómeno droga, después de un preciso encargo del gobierno, llegando a con m ayor facilidad quien no ha conseguido suficiente m adurez y equili
poner en evidencia m uchos aspectos de la relación entre familia y brio interiores, y vive en una especie de «adolescencia interminable», in
droga497. En resumen: la familia es llamada a escena tanto directamente y capaz de auténtico amor, de capacidad seria de proyectar su futuro y de
por sí sola, como indirectamente y debido a otras realidades sociales. Di asum ir responsabilidades personales. «La droga no entra en la vida de
rectam ente, debido a situaciones de «crisis de la convivencia fam iliar una persona como un rayo en un cielo sereno, sino como una simiente
(conflictividad, escasa comunicación)», tam bién «pérdida de la función que se adhiere a un terreno que ha sido preparado desde hace tiempo»501.
educativa»; indirectamente, debido a «una educación demasiado permi
siva», por «incoherencia de los adultos», por «la pérdida de credibilidad
de algunos valores e ideales y la carencia de valores que los sustituyan». 7. ALGUNOS DATOS DE LAS DIMENSIONES DEL FENÓMENO
Traduciendo a un lenguaje concreto la fría terminología sociológica:
no se trata solo de familias en estado de disgregación, por divorcio o se Más que en otros puntos, viene obligada la cautela para valorar las ci
paración de los padres, sino tam bién familias aparentem ente normales, fras y los diversos datos. Pero, a pesar de ser conscientes de estos límites,
en las que, sin embargo, es frecuente el desacuerdo y las discusiones, o el conocimiento de lo que han podido com probar investigaciones lleva
en las que falta la figura paterna, o aquellas en las que el hijo es sofocado das a cabo con rigor y seriedad sigue siendo muy útil. Después de una rá
por un afecto hiperprotector que hace de él un eterno inm aduro, incapaz pida referencia a todo el mundo, nuestra atención se va a centrar en Ita
de afrontar la dureza y las frustraciones de la vida; o, en el lado contra lia y Europa.
rio, familias en las que los hijos sufren una seria carencia afectiva, de la Según la Relación mundial sobre la droga, encargada por la ONU y
que nace «una incesante, infinita necesidad de afecto no correspondido, presentada en Milán en enero del 2001, los consum idores de droga en
que después producirá un vacío de significados existenciales, provocado todo el m undo serían 180 m illones, es decir, el 4% de la población de
tam bién por la carencia de un sólido vínculo de guía en relación con un edad superior a 15 años, repartidos en 130 países. De estos, hasta 140 m i
futuro al menos incierto»498. El mismo sociólogo citado añade': «Un altí llones son consum idores de derivados de cannabis. Después van otras
simo porcentaje de drogados (al menos el 90% en casi todas las investiga drogas, a una distancia evidentemente enorme: 80 millones son los con
ciones que hemos consultado) proviene de familias en las que el conflicto sumidores de sustancias químicas, 14 millones, los consumidores de co
interno entre la madre y el padre o entre padres e hijos está presente de caína y derivados, 9 millones, los de heroína502.
modo continuo y grave. La conflictividad familiar y la carencia de arm o Pasamos ahora a lo que se refiere a Italia. «A pesar de no horadar el
nía conyugal son, por tanto, el terreno»propicio para la formación de los prim ado de la m arihuana, el éxtasis se asienta en el segundo puesto entre
potenciales toxicómanos»499. las sustancias consumidas por los jóvenes [...]. Además se plantea la hi-

500P o n ti f ic io C o n s e jo p a ra l a F a m ilia , Desde la desesperación a la esperanza (8 mayo

496 A s s o c i a z i o n e C o m u n i t á E m m a n u e l e ( d i r . ) , Intervenire e possibile ( o . c . ) , p . 61. 1992). Se trata de un documento que es «fruto de un encuentro de trabajo que ha tenido
497 L a s i n v e s t i g a c i o n e s d i e r o n l u g a r a v a r i a s p u b l i c a c i o n e s , a d e m á s d e l a s d e l a n o t a 28 lugar durante los dias 20, 21 y 22 de junio de 1991», con la participación de «personas casi
h a y q u e a ñ a d i r : M i n i s t e r o d e l l ’I n t e r n o , Ricerca sulla diffusione delle tossicodipendenze in todas comprometidas en un contacto directo con los toxicodependientes» (de la Introduc
Italia in collaborazione con il Censis, 22 v o l . , R o m a 1983. ción). La negrita es nuestra.
498 S. B u r g a l a s s i , Famiglia e droga: considerazioni di un sociologo, en «Medicina e Mo- 501 P o n t i f i c i o C o n s e j o pa r a l a F a m il ia , Desde la desesperación a la esperanza (o. c.) I.a.
rale» 31 (1981), p. 114. 502 Datos de una información de «Famiglia Oggi» 24 (2001), n. 3, p. 12. Más informa
499 S. B u r g a l a s s i , Famiglia e droga ( o . c . ) , p . 113. . ción en «Awenire», 26 junio 2001, p. 10.
350 Bioética Las drogas 351

pótesis que desde el 10 hasta el 40% (con una media del 25%) de quienes Unión Europea [...]. De todos modos, la heroína sigue siendo la sustan
frecuentan las discotecas consumen éxtasis. En Italia, en donde cada sá cia con mayor capacidad para producir graves riesgos de salud pública y
bado noche se vuelcan en las discotecas entre 3 y 4 millones de jóvenes elevados costes sociales [...]. El uso de la cocaína m uestra una tendencia
(entre 16 y 25 años), los presuntos consumidores estarían entre 750.000 y a subir en algunos de los Estados miembros»506.
el m illón [...]. E sta cifra [...] coincide prácticam ente con la calculada Merece que se indiquen algunas de las características que presenta el
para Inglaterra, que, por otro lado, tiene una población total casi igual a uso de drogas por parte de las m ujeres. Es m uy vistosa la diferencia
la de Italia (entre 57 y 58 millones)»503. cuantitativa entre las mujeres que se drogan y los hombres. «En Italia,
Dejando al lado cifras y porcentajes, un dato im portante se refiere a las m ujeres representan el 14% de toda la población toxicodepen-
la m archa de conjunto del fenómeno: «Existen investigaciones, algunas diente»507, aunque la tendencia de los últim os años registra u n incre
con un óptim o nivel científico [...], que atestiguan que el consum o de m ento continuo. Crecimiento análogo se ha registrado en la infección
sustancias es elevado y difundido, afectando a todas las categorías socia por el virus del Sida, que ha pasado «del 16% en 1985 al 24,6% del pri
les y todas las franjas de edad (comenzando ya con 13-14 años) [...]. Las m er sem estre de 1999». Hay otras características del fenómeno «feme
sustancias ilegales m ás usadas y fáciles de encontrar son los derivados nino», com enzando por las m odalidades y los motivos de acceder a la
del cannabis, seguidos a distancia, pero con un consum o en aum ento, droga. Muy a menudo se ven «metidas por una pareja toxicodependiente,
p o r cocaína, éxtasis y anfetam inas». Hay que reconocer «un aum ento en edad preadolescente, carente de una plena conciencia del poder psico
constante del consumo, en particular, del cannabis y de las drogas sintéti lógico (además de físico) de la sustancia. La prim era asunción, realizada
cas [...]. A pesar de los esfuerzos para disuadir y las campañas llevadas a precisam ente en compañía de su pareja y, casi siempre, en la intim idad
cabo en los últim os años [...], parece que no ha calado el mensaje sobre de u n automóvil, tiene con probabilidad un preciso valor ritual, en fun
su capacidad para hacer daño»504. ción de estar juntos en viaje en pareja. Estas chicas están claram ente in
Hay otros datos que surgen de los primeros resultados de una investi defensas, además de por su edad tan joven, también por la presencia de
gación llevada a cabo por el Istituto Superiore di Sanita: «Música afro y turbulencia familiar, lejanas (de modo intencional o no) del control afec
cannabis el jueves, música tecno y éxtasis viernes y sábado, son las combi tuoso de una familia-guía, parecen ingenuam ente encontrar un apoyo y
naciones preferidas por los jóvenes entre los 15 y los 30 años que frecuen un punto de referencia im portante en la figura de la pareja».
tan las discotecas. De todos modos, el alcohol sigue manteniendo en todos También la evolución posterior de la situación presenta caracterís
los sitios el prim er puesto y aum enta la costumbre de com binar más de ticas propias, al menos para las m ujeres que no tienen disponibilidad
una sustancia en un cóctel asesino para la salud [...]. Alcohol, éxtasis, económica autónoma. Muchas veces, la vía para conseguir el dinero ne
LSD, cocaína, cannabis y anfetaminas son las sustancias m ás difundidas cesario para com prar la droga es la prostitución. Con facilidad se intuye
en las discotecas [...]. En claro aumento el consumo de cocaína»505. lo dram ática y gravosa que es la situación de las chicas que presentan la
Son interesantes algunos datos proporcionados por el Observatorio condición de drogodependiente, prostitutas, niñas-madre. No raram ente
E uropeo de Drogas y Toxicodependencias (OEDT), instituido por la se añade la situación de ser seropositivas.
Unión Europea, con sede en Lisboa. La m arihuana «sigue siendo la sus Por último, algunos datos de la producción de drogas. Será suficiente
tancia más fácilm ente disponible y utilizada en los países de la Unión dar la concisa y densa serie de datos proporcionada por el presidente del
Europea, con una tendencia en continuo ascenso desde el comienzo de Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, mons. Javier Lozano Barra
los años noventa [...]. Los datos que proceden de los secuestros de droga gan en la III Conferencia mundial sobre la prevención del uso de drogas, en
confirm an cómo hachís y m arihuana son am pliam ente las drogas más noviembre del 2000: «Afganistán, Irán, Pakistán, Laos, Myanmar y Tailan
presentes en el m ercado [...]. Anfetam inas y éxtasis siguen subiendo, dia poseen el 90% del cultivo del opio. En 1996 han producido 5.000 tone
pero con diferentes tendencias de desarrollo en los diversos países de la ladas de goma de opio, del que un tercio es consumido como opio y dos ter-

506 p r e s i d e n z a d e l C o n s ig lio d e i M in is tr i. D ip a rtim e n to p e r g l i a f f a r i s o c ia li, Tossi-

503 E. G o r i ( o . c .), en «Famiglia Oggi» 23 (2000), n. 3, p . 50. codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 189 s.
501 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
504 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 141. codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 169. De esta página y la precedente se han sa
505 Información en «Famiglia Oggi» ( o . c.), en nota 36, p. 22. • cado las demás citas y datos sobre este tema.
352 Bioética
cios ha sido transformado en heroína. Perú, Colombia y Bolivia han produ
cido el 98% de la coca mundial; en 1996 se produjeron 1.000 toneladas de
cocaína procedentes de 300.000 toneladas de coca. La m arihuana se pro
duce en muchos países, con un particular relieve para África. Las drogas
sintéticas se producen en laboratorios ilegales, especialmente en USA, Ca
nadá, Australia y en varios países de Europa occidental. Se trata de estimu
lantes del tipo de la anfetamina, y de la MDMA, conocida como éxtasis»508.
8. UNA COMPLEJA PROBLEMÁTICA ÉTICA Y JURIDICA
ALREDEDOR DE LA DROGA
Al acercarse al tem a de la droga para realizar una reflexión de carác
ter ético y jurídico, resulta im presionante la mole de problem as que se
dibuja, que adem ás se encuentran m ezclados entre ellos. Se va desde
problem as usuales de valoraciones morales de com portamientos perso
nales, a la detección de exigencias éticas en la política, incluyendo la in
ternacional, que busca detener la producción y el comercio de droga, y
tam bién para la implementación de program as de acción para la preven
ción y la recuperación éticamente correctos.
Quizá sea posible trata r todos estos problem as en u n libro volumi
noso, pero no en un capítulo. Por tanto, hay que realizar elecciones, tanto
de los problemas que deben ser tratados como del modo de hacerlo.
En prim er lugar veremos la problem ática que origina el consum o
personal de droga, incluyendo el debatido problema sobre cuál debe ser
la actitud de la sociedad en relación con ese comportamiento. Después,
el problema de la prevención. A continuación, las iniciativas en marcha
para el tratam iento y la recuperación de los toxicómanos. Por último ve
remos cómo se ha situado la com unidad cristiana ante este dramático y
complejo problema.
II. EL CONSUMO PERSONAL DE DROGA
1. ELEMENTOS PARA UNA VALORACIÓN DESDE EL PUNTO DE VISTA ÉTICO
a) En el plano de la moralidad objetiva
Se entiende con facilidad la justificada valoración negativa de este
com portamiento, incluso basándose solo en los conocidos efectos dañi-
508 El texto, aunque no íntegro, en «L'Osservatore Romano», 1 diciembre 2000, p. 7.
Las drogas 353
nos que produce. Desde este punto de vista, la diferente gravedad de los
males, que dependen del tipo de droga, la dosis que se consume, la fre
cuencia con se toma, proporcionan una gradación en la gravedad.
También hay que valorar los daños que se producen en la red de rela
ciones que posee la persona en los diversos ámbitos de la vida, familiar,
laboral, profesional, todas profundam ente afectadas por las alteraciones
que introduce la droga en la personalidad del sujeto. A su vez, estas lle
gan a constituir un radical envilecim iento de la dignidad propia de la
persona, que se hace perm anente cuando es frecuente el consum o de
droga y, aún más cuando la persona llega a ser esclava de la droga. Esta
pérdida en dignidad ha sido bien puesta de relieve en las siguientes ob
servaciones del episcopado de Inglaterra y de Gales, en u n reciente y am
plio docum ento sobre el tema; «El daño reside [...] en la pérdida del con
trol, en la pérdida de voluntad y en el abandono de todo lo que constituye
la hum anidad de una persona. Si la libre voluntad es la corona de la n a
turaleza humana, cualquier cosa que la cancele o que mine sus cimientos
es autodestructiva y rechazable. La jerarquía emotiva de quienes abusan
de sustancias tóxicas está dom inada por las sustancias, y al final puede
suceder que el sujeto pierda completamente su dignidad»509.
Se puede recordar la afirmación de un conocido estudioso, que no es
un m oralista, Enzo Gori: «Ya que drogarse, al menos en su form a m ás
compulsiva y extrema, equivale a un suicidio psíquico y obedece a una
cultura de m uerte, drogarse, en últim o análisis, es un acto co n tra la
vida»510.
b) Responsabilidad subjetiva
Es oportuno com enzar con la situación de quien ya es toxicodepen-
diente. La responsabilidad subjetiva actual se encuentra com prom etida
radicalm ente, no solo en lo que se refiere al hecho de tom ar la droga,
sino tam bién en todos los actos que el sujeto realiza para conseguir la
droga. Se tra ta de acciones carentes de valor m oral, ya que no están
siendo consciente y/o librem ente realizadas. Sobre el carácter com pul
sivo de estos comportamientos hay una abundante m asa de investigacio
nes y de resultados. Incluso se ha adoptado un térm ino para indicar este
síntoma fundamental de la drogodependencia: «mono» en la jerga en es
509 C o n f e r e n c i a E p i s c o p a l d e I n g l a t e r r a y G a l e s - C o m i s i ó n d e A s u n t o s S o c i a l e s , La-
buso di sostanze oggi: una riflessione cattolica, Londres 2000. Traducción italiana en
«Regno documenti» 46 (2001), pp. 115/130, la cita en p. 117. El documento es fruto de un
grupo de trabajo multidisciplinar.
510 E. G o r i , Aspetti etici-giuridici... (o. c.), p. 276.
354 Bioética
pañol, en inglés, craving. «Su significado literal [...] es 'aspiración' y sus
sinónimos son: deseó, apetito [...]. En su acepción clínica, craving es un
impulso a actuar sobre el que el paciente no posee la capacidad de con
trol». Luego, en el drogodependiente «es el im pulso a actuar para obte
ner y consum ir la sustancia que ha inducido y sostiene la drogodepen-
dencia»511.
No obstante, como principio general existe la responsabilidad «en su
causa». Aplicado a nuestro caso, se llega a la conclusión de que, en la me
dida en que el sujeto es personalm ente culpable de su caída en la dro-
godependencia y en la medida en que era consciente de las consecuen
cias de esta, tam bién es responsable de sus consecuencias. Se puede
pen sar en la situ ació n análoga de q u ien decide em borracharse libre
mente, sabiendo que, estando borracho, llegará a blasfemar y a golpear a
la m ujer y a los hijos pequeños. Pero, en nuestro caso, es indispensable
aclarar cuál ha sido la responsabilidad del sujeto al empezar el camino ha
cia la dropodependencia.
Lo que se ha visto antes, sobre los factores que causan la difusión de
la droga, perm ite ya u n a prim era puntualización, que dice que una
buena parte de responsabilidad recae en otros. Para valorar la parte de
responsabilidad del sujeto en cuestión, hay que determ inar el grado de
conciencia y libertad con que ha ido realizando poco a poco sus eleccio
nes. Ahora bien, la ignorancia, o el escaso conocimiento, de lo que es una
droga, y de los efectos que produce y las consecuencias que acarrea, está
todavía am pliam ente difundida. Una confirmación de esto se encuentra
en el hecho de que, en el trabajo de prevención, todos incluyen como ele
m ento indispensable una información detallada. El joven, y aún más el
adolescente, que decide probar la droga tiene de esta a m enudo solo los
conocim ientos falsos y engañosos que le proporciona quien le invita a
probarla.
En lo que respecta a la libertad de elección, además de lo com prom e
tida que queda en su integridad debido a las concepciones erróneas sobre
lo que se elige, entran en juego los factores de que se ha hablado antes,
com enzando por la situación familiar, social, de grupo, etc., en las que
vive el sujeto. La capacidad crítica p ara rechazar esos im pulsos y la
fuerza m oral p ara contrastarlos son inversam ente proporcionales al
grado de inm adurez de la persona. Por ello, el reducirse la edad m edia
del prim er contacto con la droga hace que aumente el número de quienes
com ienzan el camino hacia la drogodependencia con escasa responsabi
lidad personal.
511 I. M a r e m m a n i - O. Z o l e s i, Craving, Pacini, Pisa 1998, p. 7 y 10. Al final, una biblio
grafía con 110 voces.
Las drogas 355
De todos modos, la misma complejidad de los factores que se encuen
tran en juego debe bastar para disuadir de excesivamente fáciles e injus
tos juicios de culpabilidad en relación con los drogodependientes y de
quienes llevan el camino de serlo. Vale la pena subrayar que de lo que tie
nen necesidad estos herm anos nuestros «heridos y golpeados p o r los
traum as dolorosos de la vida», como les ha definido Juan Pablo II512, no
es de caer en manos de un juez, sino de que se sea para ellos un «buen
samaritano».
2. ASPECTOS Y ORIENTACIONES JURÍDICOS Y POLÍTICOS
El problem a que se plantea es si el Estado puede, o incluso si debe,
intervenir con prohibiciones y sanciones penales p ara los trasgresores.
Es conocido que existe una contraposición entre dos posturas: prohibi
cionistas y antiprohibicionistas.
En principio, la solución del problem a se encuentra en localizar las
vías que hay que seguir en este ám bito y que se plantean para promover
el bien común. Como prim era cosa es útil conocer cómo se presenta la si
tuación, es decir, cuáles han sido hasta ahora las elecciones legislativas
de los diversos Estados, aunque sea lim itándonos a la Unión Europea.
Para esto puede bastar coger algunos de los datos esenciales que p re
senta la ya citada Relación anual del Parlamento Europeo en 1999. N atu
ralm ente, no es posible aislar lo que se refiere exclusivamente al con
sumo personal de droga, ya que este no es más que uno de los elementos
del horizonte más amplio del modo en que los Estados afrontan el pro
blema droga en sus diversos aspectos.
«El panoram a norm ativo internacional y europeo dibuja un cuadro
interesante en m ateria de lucha contra la droga, la crim inalidad y el trá
fico». La «rica producción norm ativa se concentra m ás en el cam po de
reducción de la oferta y menos en el de la reducción de la dem anda. [...]
Las legislaciones europeas en m ateria de droga se han desarrollado tanto
de acuerdo con las norm as internacionales como con el derecho interno
de los países. Lo que emerge es u n cuadro variado». E n lo que se refiere
al consum idor de droga, «se pasa desde situaciones de despenalización
del uso personal y de sus actos preparatorios, hasta la incriminación. [...]
Frente a la falta de homogeneidad legislativa se nota una praxis operativa
homogénea. [...] En resum en, se procede hacia u n a no punibilidad del
uso personal de droga.
512 J u a n P a b l o II, Homilía 9 agosto 1980, en «Insegnamenti di Giovanni Paolo II», vol.
• III.2, Librería Editrice Vaticana, Citta del Vaticano 1980, p. 347.
356 Bioética Las drogas 357

«Esta praxis se inserta en una tendencia que se apunta al principio de terio de buscar lo que, efectivamente, puede ayudar al bien común. No
la ‘ineficacia y desproporción’ de la acción legal para reprim ir el uso de la obstante, la validez efectiva de todo esto se encuentra condicionada por
droga. Ya no se ve la cárcel como el lugar más apropiado p ara resolver una verdadera coherencia entre estas norm ativas y las dem ás interven
los problem as del abuso de droga. ciones estatales para la prevención y, aún más, para la recuperación de
»La tendencia a que no sea perseguible penalmente el simple uso de las personas atrapadas en la esclavitud de la droga. Por desgracia, como
estup efacien tes (m antenido, de todos modos, como un reato que se vemos dentro de poco, no faltan elecciones operativas que, con el m en
puede perseguir administrativam ente), aunque no puede ser considerada saje que lanzan, en claro contraste con el contenido en esas legislaciones,
com o una regla, representa en cualquier caso una praxis consolidada, un term inan por vaciarla de cualquier capacidad de contribuir eficazmente
elem ento común en gran parte de los Estados miembros de la Unión». a la prom oción del bien común.
E n cuanto a los reatos conectados con el consumo personal, como son Pero el fenóm eno droga no solo tiene dim ensiones europeas, sino
robos, tirones, venta de parte de la sustancia para autofinanciarse la com mundiales, y en la lucha para afrontarlo han intervenido organism os y
p ra de otra droga, «a pesar de la presencia de muchas divergencias [•■•], acuerdos internacionales de diferente am plitud desde los comienzos del
hay u n a tendencia hacia la despenalización de hecho, o hacia enfoques siglo xx514. En 1909 se produce el prim er intento de coordinación entre
médico/sociales, que tienen la finalidad de diferenciarlos de los reatos que los Estados para oponerse a la difusión de opiáceos. Por iniciativa de los
se refieren al tráfico de estupefacientes solo con finalidad de lucro. Estados Unidos se tuvo una reunión de 13 Estados en Shangai y se llegó
»En realidad, entre las dos categorías hay una zona gris, todavía no a una resolución com ún sobre el tema. Un peso bien diferente tuvo, algu
bien diferenciada. En esa zona se aplican respuestas que varían notable nos años después, la Convención Internacional sobre el Opio, redactada
m ente de país a país. E n cualquier caso, se está ante una m ateria en evo en La Haya el 23 de enero de 1912 y suscrita por 60 Estados. Este será el
lución, que en los últim os años ha visto la afirmación de una tendencia punto de referencia de diversos acuerdos internacionales posteriores. Si
que ha hecho m adurar un principio básico: terapia en lugar de castigo. guieron otras Convenciones realizadas en la Sociedad de Naciones, que
»La adopción de este principio puede interpretarse como la necesidad se había constituido después de la prim era guerra mundial. Hay que se
de dar una respuesta más positiva al problema, es decir, hacer que los to- ñalar, en particular, la Convención de Ginebra de 1931, que extendía la
xicómanos (aunque son delincuentes en sentido estricto) no sean perse norm ativa a las otras drogas de origen natural, es decir, derivadas de
guidos por causas im putables a su estado de salud psicofísica, y puedan coca y cannabis.
ser ayudados a salir de su dependencia. [...] En la práctica, esto se traduce Con la ONU se produce un gradual multiplicarse de organismos, do
en una amplia utilización de las llamadas ‘medidas alternativas’. Se trata cumentos e iniciativas, que no es el caso repasar en esta sede, sino solo
de intervenciones de la autoridad judicial que, suspende u n procedi proporcionar información sobre las intervenciones más significativas de
m iento investigativo-judicial hacia un individuo toxicodependiente que los últimos años, tanto en la Unión Europea como en la ONU.
haya cometido un reato ligado a la droga, al que correspondería una pena La Unión Europea constituyó en 1995 el Observatorio europeo para
administrativa o penal, consienta al individuo curar la propia dependen las drogas y las toxicodependencias (OEDT), con sede en Lisboa, que «co
cia, considerada como la causa desencadenante del reato»513. ordina una red de 15 centros nacionales de información, o Puntos focales
M anteniendo la vista en los elementos esenciales de esta problem á nacionales, uno en cada Estado miembro. Junto con el Punto focal de la
tica, parece posible dar u n a valoración positiva en su conjunto a la so Comisión Europea, estos centros forman el REITOX, Red Europea de In
lución que se h a d ad o al p roblem a en los diferentes E stad o s de la formación sobre las Drogas y las Toxicodependencias. A través de una red
Unión Europea. Ha sido posible salir de la oposición simplificadora en de recursos hum anos y de sistem as inform áticos independientes, REI-
tre proh ib ir o no prohibir, p ara realizar elecciones más sistem áticas. TOX une las instituciones de la Unión Europea, los países de la Europa
También se ha conseguido superar el punto de vista reductivo de privile central y oriental (PECO), las organizaciones internacionales, los centros
giar la defensa de los ciudadanos, para prestar la atención debida al bien especializados y las redes de información sobre drogas»515. Además de la
de los drogodependientes mismos. En definitiva, parece prevalecer el cri-

514 Recojo aquí algunas informaciones de mi libro Salute & malattia (o. c.), p. 373 s.
513 P r e s i d e n z a d e l C o n s ig l io d e i M in is t r i. D ip a r t im e n t o p e r g l i a f f a r i s o c ia l i, Tossi- 515 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), pp. 190-193. • codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 104.
358 Bioética
redacción de una docum entada y detallada Relación anual sobre la evolu
ción del fenómeno y otras actividades, el Observatorio, «con base en las
disposiciones de la Acción Común adoptada oficialmente en Bruselas por
el Consejo de la Unión Europea, ha asumido un papel clave en el descu
brim iento y localización de las nuevas drogas sintéticas d en tro de la
Unión Europea»516.
Siempre en el ám bito del continente, hay que indicar que, «durante el
período entre 2000 y 2004, la Unión Europea ha preparado un plan de
acción para com batir la droga que se basa en una estrategia global, pluri-
disciplinar e integrada de lucha, dentro del marco jurídico instituido por
el Tratado de Amsterdam»517.
E n cuanto a las N aciones Unidas, «la Conferencia de Nueva York
sobre la droga [...] de junio de 1998 adoptó una Declaración política en
veinte puntos, una Declaración sobre la reducción de la dem anda y pla
nes de acción para 'u n m undo sin drogas’, que debe entrar en vigor el
2003, para hacer posibles la realización de objetivos antes del 2008»518.
III. PREVENCIÓN
1. CLARIFICACIONES CONCEPTUALES Y TERMINOLÓGICAS
Acabamos de ver que el consumo de drogas es un mal, tanto desde el
punto de vista ético, como desde el sanitario, debido a que daña la salud
de la persona. El térm ino prevención indica todo lo que se hace para ac
tuar sobre las causas del mal, para eliminarlo o para neutralizar su efica
cia o, al menos, reducirla. Tanto el térm ino prevención como sus divisio
nes, cuando se tra ta de droga, reiteran los que se usan en el caso de
enfermedades, pero con algunos significados particulares.
Prevención primaria: conjunto de intervenciones realizadas para im
pedir que lleguen a hacer uso de drogas quienes son todavía inm unes a
ellas.
Prevención secundaria: es la que se rea\fea sobre quienes ya han co
m enzado a utilizar drogas, pero no hasta el nivel de ser drogodependien-
5 16 P r e s i d e n z a d e l C o n s ig l io d e i M in is t r i. D ip a r t im e n t o
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 106.
517 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r o l í a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 14. En la página siguiente se encuentran infor
maciones sintéticas sobre objetivos e indicaciones operativas.
518 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r « l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 14.
Las drogas 359
tes, buscando librar de la droga a los individuos antes de que caigan en la
drogodependencia.
En nuestra exposición constatam os que una buena prevención p ri
m aria es eficaz tam bién para conseguir los objetivos de la secundaria,
por tanto, no vamos a utilizar esta distinción y utilizarem os en su lu
gar otra, que se corresponde con una distinción que hem os realizado
al trata r los factores en causa en la difusión del consum o de droga en
la sociedad, la que existe entre prevención eeneral v fundamental y la
sectorial.
2. PREVENCIÓN GENERAL Y FUNDAMENTAL
Es la que se realiza sobre los factores que intervienen en la difusión
de la droga, que hemos definido como «generales», y que son los que se
encuentran estrecham ente ligados con algunas características de la cul
tura dominante en el m undo occidental. Esta prevención es la que asume
la compleja y difícil tarea de im prim ir un auténtico cambio en el camino
cultural de nuestra sociedad. Estam os ante una prevención que es, evi
dentemente, resolutiva, radical, porque evitaría a la mala planta de la di
fusión de la droga lo que hemos visto que constituye su humus cultural,
que es donde la planta hunde sus raíces, hum us que está impregnado de
m aterialism o hedonista y consum ista. Prevención que claram ente solo
puede ser realizada de m odo gradual y con tiempos largos.
Reduciendo a lo esencial un discurso que debería ser m ucho m ás am
plio y organizado, podemos decir que se trata de una refundación de la
cultura dom inante, pasando desde el dominio de la lógica del tener al de
la lógica del ser, desde el prim ado de la técnica al de la ética. En otras pa
labras, se trata de poner com o fundam ento de toda convivencia social
una correcta escala de valores que se corresponda con la dignidad de la
persona hum ana y la realidad de su situación en la escala de seres, co
m enzando por el ser prim ero y absoluto, Dios, que hoy es solo patrim o
nio de minorías de personas, familias y grupos.
Particularm ente certeras e incisivas son algunas de las repetidas in
tervenciones de Juan Pablo II. Cito solo alguna de ellas. Hablando a los
jóvenes de la com unidad terapéutica «San Crispino» en Viterbo, el 27 de
mayo de 1984, el Pontífice afirmó con fuerza que, «para la solución glo
p e r g l i a f f a r i s o c ia l i, Tossi- bal» del problem a de la droga, «es necesario el com prom iso de form ar
una sociedad nueva, a medida del hombre», empresa para la que es nece
saria «la colaboración de toda la sociedad: padre, escuela, am biente so
cial, instrum entos de com unicación, organism os nacionales e interna
cionales». Algunos meses después, el 7 de septiembre, en el discurso al
360 Bioética
VIII Convenio Internacional de las Comunidades Terapéuticas, insistía:
«Se tra ta de favorecér, cuando no se trate incluso de renovar entera
m ente, una m entalidad nueva, esencialmente positiva, inspirada en los
grandes valores de la vida y del hombre. [...] Cultivar esos valores es el
secreto para quitar el terreno a la cizaña de la droga».
Dentro de la visión completa de la realidad humana, que posee el cris
tianismo, el Pontífice añade: «Los ideales simplemente hum anos y terre
nos [...], a pesar de tener una im portancia fundamental, [...] no siempre,
p or diversos motivos contingentes, consiguen dar un significado com
pleto y definitivo a la existencia. Resulta necesaria la luz de la trascen
dencia y de la revelación cristiana. [...] La convicción serena de la inm or
talidad del alm a, de la resurrección futura de los cuerpos y de la
responsabilidad eterna de los propios actos es el método más seguro para
prevenir el terrible m al de la droga, para curar y rehabilitar a sus pobres
víctimas, para fortificar en la fortaleza en el camino del bien». Por tanto,
rehum anizar la sociedad, pero tam bién abrir los corazones a la luz y a la
acción salvadora de Cristo, ante esta nueva forma de perdición de lo hu
m ano que es la droga.
3 . P R E V E N C IÓ N S E C T O R IA L
Teniendo en cuenta los factores concretos a los que se ha aludido an
tes, y que juegan un papel relevante en la difusión de la droga, parece que
son dos los campos prioritarios en el empeño para prevenir la droga: la
familia y los jóvenes.
En lo que se refiere al sector familia, no sorprende que, en prim era
fila, quien ilumine el camino que debe ser recorrido sea de nuevo el ac
tual Pontífice, pues ha prestado siempre tanta atención a esta célula de la
sociedad y de la Iglesia. Los ricos recursos que posee la familia para la
prevención de la droga han sido puestos en evidencia no solo en discur
sos, sino, de un modo incluso más comprometido, en el docum ento so
bre la familia publicado después del Sínodo de obispos dedicado a este
tem a, la Exhortación apostólica Familiafis Consortio (21 noviem bre
1981). En ella se dice, entre otras cosas: «Ante un m undo y una sociedad
que corren el riesgo de estar cada vez m ás despersonalizadas y, por ello,
deshum anizadas, con los resultados negativos de la difusión de muchas
formas de evasión, la principal de las cuales es el abuso de la droga, la fa
milia posee energías formidables, capaces de arrancar al hom bre del ano
nim ato, m antenerlo consciente de su dignidad personal, enriquecerlo
con profunda hum anidad e incluirlo activamente, con su unicidad e irre-
petibilidad, en el tejido de la sociedad» (n. 43).
Las drogas 361
La consecuencia es que todo lo que contribuye eficazmente a que la
fam ilia sea lo que debe ser, una auténtica com unidad de vida y amor,
constituye una contribución fundamental para resanar la sociedad y una
prevención saludable ante la droga.
El otro sector al que hay que dar preferencia son los jóvenes. Se trata
de dilatar en todo lo posible el círculo de los que gozan de la ventaja in
calculable de poseer una acción educativa adecuada, con la cooperación
convergente de todas las «instancias educativas», es decir, además de la
familia, la escuela, los grupos, los medios de com unicación, la com uni
dad cristiana. Con medios y modalidades diferentes deben contribuir a la
realización de los siguientes objetivos, que se podrían delinear así:
• Comunicación convincente de valores auténticos e ideales fuertes,
comunicación enriquecida por el testimonio de la vida de los educa
dores.
• Alrededor de esos valores e ideales, promover la estructuración de
personalidades sólidas y coherentes, entrenadas a la lucha y el sa
crificio.
• Debido al peso creciente que adquiere el grupo de los de su misma
edad, a p artir de la adolescencia, increm entar los grupos de adoles
centes comprometidos, de modo que se obstaculice el contagio de
actitudes de renuncia y evasión, que caracterizan la drogodepen-
dencia.
• Educar a los adolescentes para que sepan utilizar los crecientes es
pacios de libertad e independencia que se les abren, como campo de
entrenam iento para la conquista de un sólido autocontrol, de modo
que sepan gestionar con responsabilidad su propia vida.
Solo dentro de un contexto educativo de este tipo puede encontrar su
lugar, como elemento de una acción preventiva, la inform ación sobre la
droga. Inform ación que debe ser rigurosamente verdadera, sin inadecua
das exageraciones ni generalizaciones, sobre los efectos dañinos de las
drogas. Este conocimiento ofrecido solo como bagaje de nociones, fuera
del contexto indicado, corre el grave riesgo de obtener el efecto contra
rio, suscitando o agudizando en los jóvenes la curiosidad y las ganas de
probar.
IV. TRATAMIENTO Y RECUPERACIÓN DEL DROGODEPENDIENTE
Como hemos tenido ocasión de hacer notar, el fenómeno de la droga
se encuentra en evolución y también las iniciativas que buscan afrontarlo
viven u n a situación análoga. La exposición que sigue a continuación
debe, por ello, incluir tanto datos de carácter histórico com o inform a
362 Bioética
ción sobre las líneas de tendencia que se están verificando. Hasta hace no
m uchos años, el discurso se habría centrado en las Comunidades tera
péuticas, en su organización consolidada y com probada en la experien
cia. A esta m odalidad tam bién hay que dedicar atención hoy, no obstante
tratarem os de poner en evidencia, en grandes líneas, cómo están evolu
cionando y qué otras iniciativas se han unido a ellas.
1. LAS COMUNIDADES TERAPÉUTICAS
La inspiración de esta iniciativa procede del anterior feliz hallazgo
realizado en relación con otra drogodependencia, el alcoholismo, Alcohó
licos Anónimos, com enzada en los Estados Unidos en 1935. Hablaremos
de ello en un capítulo próximo. En ese mismo país, al final de los años
cincuenta, alguien que se había beneficiado, como alcoholizado, de esa
forma de terapia, Charles E. Dederich, fundó la Comunidad Synamon, la
prim era com unidad terapéutica para drogadictos519. Enseguida comen
zaron otras, con una difusión como una m ancha de aceite en los países
occidentales, incluyendo Italia. En todas partes, la iniciativa privada ha
precedido a la del Estado. En Italia, gran parte de las com unidades ha
sido comenzada por sacerdotes o instituciones religiosas. Su núm ero ac
tual es de m ás de 700.
Pero el m undo de las Comunidades terapéuticas está lejos de ser uni
forme. Las diferencias se refieren a múltiples puntos, desde el núm ero de
integrantes y trabajadores, hasta las metodologías de intervención y los
programas. Diversidad que es valiosa, porque incrementa las posibilida
des de que cada drogodependiente encuentre la Com unidad que se
adapta a él. De cualquier modo, son poquísimas las com unidades aisla
das, funcionando por su cuenta. Hay, m ás bien, agregaciones más o me
nos consistentes, de C om unidades que se h an estructurado com par
tiendo métodos y principios. Por ejemplo, las m ás conocidas en Italia:
«Ce.I.S.» (Centro Italiano de Solidaridad) fundado por don Picchi, sacer
dote; las Comunidades de la «Asociación Papa Juan XXIII» fundadas por
don Benzi, sacerdote; las del «Grupo Abel», fundadas por don Mazzi,
sacerdote; las Comunidades «Encuentro», por don Gelmini, sacerdote, y
otras más.
Tampoco faltan coincidencias sustanciales, en las que coinciden to
das las Com unidades dignas de ese nom bre. La prim era es el objetivo
519 Salvo indicación en contrario, este y los datos siguientes se han sacado del Dossier:
Famiglie e tossicodepenti in recupero. Le com unita terapeutiche, en «Famiglia Oggi» 18
(1995), n. 11, pp. 51/69.
Las drogas 363
que se busca, que no es la pura y simple liberación de la esclavitud de la
droga, o desintoxicación, a no ser como el prim er paso de un camino,
cuya m eta es la construcción de una personalidad sana, capaz de una
gestión responsable de la propia vida y de auténticas relaciones interper
sonales, en grado de insertarse satisfactoriamente en el tejido de la vida
social.
Hay otros elementos que pueden ser considerados comunes y com
partidos por la totalidad, o casi, de familias de Comunidades. Ante todo,
la división en tres fases del recorrido: acogida, vida en com unidad y rein
serción en la sociedad. Una pequeña luz sobre cada una de estas fasesS2°.
La fase de acogida prevé una serie de conversaciones y encuentros con
operadores para com probar y, eventualmente, consolidar la voluntad de
entrar en la com unidad y afrontar el camino, que no es fácil ni breve. A la
vez se introduce en el proceso a la familia del drogodependiente, que de
berá recorrer su camino para encontrar el modo de relacionarse con este.
Fase de vida en comunidad. Durante un período no preestablecido,
pero que, según los casos, puede durar meses o años, el sujeto acogido en
el grupo o com unidad es acom pañado por tres grupos de operadores:
profesionales, especialmente médicos y psicólogos; voluntarios que cola
boran con los especialistas y provocan el redescubrim iento de valores
fundamentales, como la solidaridad, la gratuidad y la amistad; ex drogo-
dependientes, que m uestran en sí mismos la posibilidad real de vencer.
«En la comunidad, el drogodependiente debe de algún m odo recomenzar
de cero, redescubrir el sentido de una libertad que no ha sabido utilizar,
sujetarse a norm as, trabajar. Este últim o aspecto, el trabajo, no tiene
tanto su finalidad productiva como participación en el m antenim iento
de la comunidad, lo que conlleva u na fuerte dimensión de solidaridad y
la responsabilización del sujeto, que, en general, ha rechazado o vaciado
de valor toda actividad de trabajo».
Por último, fase de «retomo». «Esta es una fase delicada en la que el
ya ex drogodependiente se encuentra por vez prim era verdaderam ente
solo, consigo mismo y con los demás. Ya no tiene el apoyo de la comuni
dad, aunque vuelva periódicamente, precisam ente para que no sea brutal
y violenta la separación, para que no sea un abandono. La idea final no
es solo dar un hom bre a la sociedad, sino tam bién una sociedad al hom
bre y, con ella, un proyecto de vida, una historia, un futuro que poder mi
rar con realism o, y a la vez con la esperanza de un m añana antes ine
xistente».
52° Para lo que va a continuación sigo en particular S. L e o n e , Droga, en G. Russo (dir.),
Bioética sociale, Elle Di Ci, Leumann (Turín) 1999, p. 159 s.
364 Bioética
Para que el retom o tenga éxito, la familia juega un papel particular
mente im portante, por lo que debe ser puesta en condiciones de asum ir
las actitudes adecuadas en relación con un hijo que vuelve profunda
mente cambiado con respecto a como era antes. Por esto, el camino de la
familia, paralelo al del drogodependiente, prosigue tam bién durante la
perm anencia del hijo en la comunidad, bajo la guía de personal cualifi
cado específicamente.
2. UNA RESPUESTA MÁS ORGANIZADA Y DÚCTIL A LA COMPLEJA
Y CAMBIANTE PROBLEMÁTICA
Hasta hace poco, la vía de la comunidad terapéutica parecía la única
realm ente válida que se podía recorrer. Su configuración ha tenido como
referente el joven drogodependiente heroinómano clásico, al margen de
la sociedad y, a m enudo, rechazado tam bién por su propia familia. No
obstante, aunque lentam ente, se ha visto que la situación ha ido evolu
cionando, observando, entre otras cosas, la aparición y la creciente difu
sión de consumidores de droga adultos, y tam bién de individuos no m ar
ginados y socialmente activos, pero con un riesgo cercano de caer en la
droga. Hay que añadir, además, la presencia de parejas de drogodepen-
dientes, de m ujeres solas con niños, de menores indicados por el Tribu
nal de Menores, de drogodependientes con problemas psiquiátricos, de
extranjeros, carentes de permiso de residencia, y que se m antienen aleja
dos de cualquier institución o servicio, y otras situaciones para las que la
Comunidad terapéutica clásica no está preparada.
No es difícil sacar de esta situación una prim era consecuencia: «Las
Comunidades deben renovarse, ampliando la gama de servicios, y deben
incluir nuevas figuras profesionales y u n program a terapéutico más flexi
ble que responda específicamente a las necesidades particulares»521. Esta
es u n a difícil tare a que m uchas Com unidades están realizando desde
hace tiempo. Lo reconoce la citada Relación al Parlamento, que no deja
de hacer notar que «el desarrollo de proyectos específicos y diversifica
dos que prevén el trabajo de profesiones’integradas e interconectadas
(educadores, psicólogos, pedagogos, operadores de las comunidades, psi
quiatras, etc.), además de tiempos de permanencia y organización de las
estructuras fuertem ente diferenciados (centros diurnos, drop in, residen
cias breves, com unidades de vida con un proyecto de redefinición, cen-
521 O. V e t r i , Contro la droga. Voci autorevoli a confronto. A vent’anni dagli inizi, en el
dossier de «Famiglia Oggi» citado, p. 68.
Las drogas 365
tros para la reinserción, procesos de inserción en el trabajo, cooperativas
de trabajo, cursos de profesionalización, etc.). [...]
«El com prom iso futuro se dirige hacia un proceso decisivo de inte
gración entre lo público y lo privado para la búsqueda en com ún de res
puestas a necesidades cada vez más complejas y diversificadas.
»E1 trabajo por proyectos y la capacidad de construir recorridos indi
vidualizados se convierten, de este modo, en la perspectiva de futuro en
la que m uchas de las instituciones privadas que trabajan en lo social es
tán invirtiendo. Actualmente se pone una particular atención en las nue
vas tipologías de utilización, que el mercado y los nuevos estilos de acer
camiento y de consumo de las sustancias están proponiendo»522.
Estas últim as indicaciones hacen entrever, además de profundas in
novaciones en las Comunidades terapéuticas, la necesidad de dar vida a
nuevas m odalidades de intervención, proceso que ya está, en parte, en
marcha.
3. NUEVAS MODALIDADES DE INTERVENCIÓN
De lo que acabamos de indicar, resulta claro que la Comunidad tera
péutica ya no es, si lo ha sido alguna vez, la única propuesta de solución
a la com pleja problem ática que suscita la droga. «Solo es u n a entre las
múltiples intervenciones necesarias para responder a las necesidades y a
las dem andas de los drogodependientes y de sus familias»523. No es posi
ble, en esta sede, pensar detenerse a describir esta realidad, que, además,
se encuentra en continua evolución. Incluso lim itando nuestra atención
a los tem as que han superado el círculo de los expertos y a m enudo apa
recen en los medios de información, tratarlos con seriedad exige un espa
cio decididam ente desproporcionado. E n prim er lugar hay que disipar
los num erosos equívocos con los que está lastrada la terminología, sacar
a la luz después las ideologías subyacentes, docum entar los resultados
obtenidos por las iniciativas que ya se han puesto en m archa y, por úl
timo, proporcionar una valoración fundam entada. Tareas que son más
com petencia de quien trabaja a pie de obra, que de quien lo hace en la
mesa del despacho.
Hay algo fundamental, no obstante, que puede ser sacado a la luz, y
que es capaz de contribuir eficazmente a una válida orientación en este
522 P r e s i d e n z a d e l C o n s i g l i o d e i M i n i s t r i . D i p a r t i m e n t o p e r g l i a f f a r i s o c i a l i , Tossi-
codipendenze. Relazione annuale (o. c.), p. 173.
523 C a r it a s Am b r o s i a n a , Dalla riduzione del danno all'intervento a bassa soglia, Milán
1994. El texto aparece también en «Regno documenti» 39 (1994), pp. 689-694. El texto ci
tado está en la p. 691.
 366 Bioética
campo. Simplificando una realidad mucho más compleja, se pueden reco
ger las diversas nuevas m odalidades de intervención bajo la denom ina
ción: intervenciones de «bajo perfil». Se denominan así «las intervencio
nes, tam bién las estructuradas en térm inos de servicio, en las que los
drogodependientes son acogidos, ante todo, como personas, indepen
dientemente de su decisión de salir de su propia situación degradante»524.
Como ejemplo particularm ente significativo se puede pensar en las llama
das «unidades de calle»525, un tipo de intervención entre los más innova
dores, destinado a los drogodependientes que no solo siguen consu
miendo droga, sino que se encuentran con los operadores en su ambiente
de vida habitual. E n su mayor parte se trata de sujetos a los que no llega
ninguno de los servicios o intervenciones, ni públicos ni privados.
Las intervenciones de este tipo, si están pensadas y realizadas dentro
de una estrategia, de un itinerario, de la que constituyen solo el prim er
paso, cuyo objetivo es el mismo que hemos visto que perseguían las Co
m unidades terapéuticas, no pueden dejar de ser valoradas positivamente.
Estam os ante intervenciones complementarias a lo que aportan las Co
munidades, gracias a las cuales se evita dejar abandonados a sí mismos a
m uchos drogodependientes, en realidad, la mayoría, que se m antiene le
jos de quien presenta como condición para ayudar la voluntad de dejar
de consum ir droga.
Una valoración netam ente opuesta se impone cuando estas interven
ciones se piensan y realizan como un fin en sí mismas, con el único obje
tivo de «reducir el daño», con referencia a la salud del drogodependiente
o a la tranquilidad de la sociedad. Este es el objetivo que se busca con la
sim ple distribución de jeringas estériles, profilácticos y tam bién con el
sum inistro de drogas, como la m etadona, consideradas menos dañinas.
De este modo se da un mensaje al drogodependiente, y no solo a él, a to
dos, claramente nefasto: se declara irrecuperable al drogodependiente y
se le anim a a seguir consumiendo droga.
V. LA COMUNIDAD CRISTIANA ANTE EL DESAFÍO DE LA DROGA
Este tem a se podría desarrollar ampliamente, pero nos vamos a limi
tar a resaltar algunos pocos puntos esenciales, e incluso estos no van más
allá de simples indicaciones. En prim er lugar, vemos cómo se ha movido
524 C a r it a s A m b r o s i a n a , Dalla riduzione del danno all'intervento a bassa soglia (o. c )
p. 691.
525 Ver sobre este punto: P r e s i d e n z a
d e l C o n s ig l io d e i M in is t r i. D ipa r t im e n t o p e r g l i
affar i SOCIALI, Tossicodipendenze. Relazione annuale (o. c.), pp. 161-167.
Las drogas 367
la com unidad cristiana a nivel operativo, después hablarem os de las in
tervenciones del Magisterio de la Iglesia.
Es un dato, de hecho, evidente que las iniciativas en el ám bito deno
m inado social-privado dirigidas a la recuperación de los drogodepen
dientes, ha visto, y ve todavía, en prim era línea el compromiso generoso
e inteligente de los creyentes. Las Com unidades terapéuticas han su r
gido, en u n a gran parte, por iniciativa de sacerdotes, y los operadores
provienen casi enteram ente del voluntariado inspirado en el c ristia
nismo. En relación con los drogodependientes, en la C om unidad cris
tiana se ha difundido enseguida la conciencia de la urgencia de «estar
cerca» de esta nueva categoría de pobres, de m arginados, de personas
que sufren. No es necesario detenerse en este punto.
En cuanto a la atención p o r p arte del M agisterio a este d ram a de
nuestro tiempo, dejando aparte documentos, a veces amplios, de las Con
ferencias Episcopales, nos ocupamos solo del Magisterio universal de la
Iglesia. Un prim er dato significativo es el núm ero de intervenciones de
Juan Pablo II, m ás de ochenta, realizadas a todo lo largo de su pontifi
cado h asta el día de hoy526. A esto se puede añadir, organizado p or el
Consejo Pontificio de la Pastoral con los Operadores Sanitarios, un Con
greso Internacional sobre la droga, con el tema: Solidarios con la vida,
que tuvo lugar en el Vaticano, desde el 9 al 11 de octubre de 1997. Es sig
nificativo el hecho de que la Relación, amplia y comprometida, fue desa
rrollada por el cardenal Secretario de Estado, Angelo Sodano527, y que a
continuación se tuvo un discurso del Santo Padre528. Algunos años antes,
otro organism o de la Santa Sede, el Consejo Pontificio para la Familia,
había em anado u n docum ento orgánico con el acertado título: Desde la
desesperación a la esperanza529. Más reciente, y m ás breve, el 22 enero
1997, el m ism o organismo publicó una Nota: ¿Liberalización de la droga?
Una reflexión pastoratdel Consejo Pontificio para la Familia5i0.
La Relación a que se ha aludido del cardenal Secretario de Estado
ofrece una síntesis detallada y autorizada de las «grandes líneas del Ma
gisterio Pontificio» en este tema, como se dice en la breve presentación
del texto en el diario de la Santa Sede. Líneas recogidas y com pletadas
por el presidente del Consejo Pontificio de la Pastoral con los Operadores
5» Este dato ha sido sacado de la citada relación del presidente del Consejo Pontificio
paara la pastoral de los Operadores Sanitarios en la Tercera Conferencia Mundial sobre la
prevención del uso de droga. También en «L'Osservatore Romano», 11 octubre 2000, p. 7.
527 Texto en «L’Osservatore Romano», 11 octubre 1997, p. 4.
528 Texto del discurso en francés: «L’Osservatore Romano», 12 octubre 1997, p. 5.
529 Publicado como fascículo por la Librería Editrice Vaticana y diversas Editoriales
católicas.
530 Texto en «L’Osservatore Romano», 22 enero 1997.
368 Bioética
Sanitarios, en la relación citada para la Tercera Conferencia Mundial so
bre la prevención co n tra el uso de drogas. Enviando a estos dos textos
para quien desee un buen conocimiento de la doctrina de la Iglesia sobre
la droga, me limito a recoger lo esencial de la valoración ética de los prin
cipales aspectos del fenómeno, desde la producción y distribución de la
droga, hasta las exigencias inderogables que se imponen a las autorida
des públicas, a la sociedad civil y a la Iglesia misma.
Antes que sobre el consumo individual de droga, la atención del Ma
gisterio se ha centrado en la droga como «flagelo» o «plaga» de la socie
dad hum ana. El cardenal Sodano lo dice claro: «Lo primero que llama la
atención cuando nos acercamos a las repetidas intervenciones pontificias
sobre el argum ento es la aguda atención que el Santo Padre dedica a lo
dram ático del fenómeno. Estos son los térm inos vibrantes con los que
Juan Pablo II hablaba hace algunos años: “Hoy -decía- el flagelo de la
droga se difunde en formas crueles y en dimensiones impresionantes, su
periores a muchas previsiones. Episodios trágicos hacen ver que la sor
prendente epidemia conoce las ramificaciones más amplias, alimentada
por un torpe m ercado que supera los límites de naciones y continentes.
Las implicaciones venenosas del río subterráneo y sus conexiones con la
delincuencia y los bajos fondos son tales y tantos que constituyen uno de
los factores principales de la decadencia general” (Insegnamenti di Gio
vanni Paolo II, VII, 2, 1984, p. 347)».
Poco después, el cardenal añade: «Más allá de las dimensiones cuan
titativas del fenómeno, la voz del Magisterio se ha preocupado en estos
años por poner en guardia, ante los efectos devastadores que se produ
cen, no solo en la salud, sino en la conciencia misma, e igualmente en la
cultura y la m entalidad colectiva. En realidad es fruto y causa de una
gran degeneración ética y de una creciente disgregación social, que co
rroe el tejido m ism o de la moralidad, de las relaciones interpersonales,
de la convivencia civil». También: «Es superfluo recordar el contexto de
violencia, explotación sexual, comercio de armas, terrorismo, en el que
este fenómeno prospera». Como se ve, el Magisterio pone cuidado en re
saltar, aparte de los individuales, otros mucho más graves «efectos devas
tadores» en todo el cuerpo social.
Por ello, entre las primeras y lógicas consecuencias en el plano ético,
surge un «juicio m oral [...] particularm ente grave» en relación con
«quienes son directamente responsables del fenómeno [...], como tam
bién de quienes indirectamente se convierten en sus cómplices», y de los
mismos consumidores de droga. Otra consecuencia: «Ante la enormidad
del fenómeno y sus trágicos efectos, no queda duda de que la responsabi
lidad mayor en afrontarlo y desvelarlo recae en la autoridad pública». En
este ámbito, debido a las repetidas discusiones entre prohibicionistas y
Las drogas 369
antiprohibicionistas, incluido el problem a de la liberalización de las dro
gas, al menos de las «blandas», es neta y repetida la tom a de posición del
Magisterio, comenzando por el Papa mismo, desde 1984, en el discurso a
las Comunidades terapéuticas: «La droga es un mal, y ante el mal no son
adecuadas las cesiones. Las legalizaciones, tam bién parciales, además de
ser al m enos discutibles en relación con el tipo de ley, no producen los
efectos que se plantean. Una experiencia com ún lo confirma. Prevención,
represión, rehabilitación: estos son los puntos focales de un program a
que, concebido y realizado a la luz de la dignidad del hombre, m antenido
por las relaciones entre los pueblos, obtiene la confianza y el apoyo de la
Iglesia (Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 2, 1984, p. 349)». Igual
mente claro es el rechazo de la distribución gratuita y controlada de d ro
gas sustitutivas, como elemento de un program a de terapia. Sobre esto
hay una frase particularm ente incisiva del Pontífice: «La droga no se
vence con droga». El Papa añade: «Las drogas sustitutivas no son una te
rapia suficiente, sino m ás bien una rendición velada ante el problem a
[...]; es una opinión frecuente de observadores dignos de fe, que la fuerza
de atracción de la droga en los ánim os juveniles se encuentra en la desa
fección por la vida, en la caída de ideales, en el miedo al futuro». Estas
palabras son tam bién de 1984, en el discurso a los jóvenes de la Comuni
dad terapéutica de Viterbo, el 27 de mayo.
Para valorar correctamente las responsabilidades, es particularm ente
iluminante una imagen dibujada por Juan Pablo II y recogida por el pre
sidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Operadores Sanita
rios: «El P apa ha llam ado a los traficantes de droga "m ercaderes de
m uerte”, diciendo que los toxicómanos son como viajeros en la vida que
van buscando algo en lo que creer y vivir, y caen en manos de los “m erca
deres de m uerte”, que les asaltan con el engaño de libertades ilusorias y
de falsas perspectivas de felicidad; Ju an Pablo II com para después a
quien les ayuda al buen Samaritano, que tiene piedad de quien ha caído
en m anos de los bandidos, traficantes de m uerte». Constituye una re
ferencia especial el discurso del 23 de noviembre de 1991 en la VI Confe
rencia Internacional sobre Droga y alcohol contra la vida, organizada por
el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Operadores Sanitarios (In-
segnamenti di Giovanni Paolo II, XIV, 2, 1991, pp. 1248-1253).
Sin embargo, no hay que considerar por esto a los drogodependientes
como nada más que víctimas inocentes de la maldad de otros. Para pre
venir este equívoco, oportunamente, el cardenal Sodano ha añadido una
referencia la Catecismo de la Iglesia Católica, que «recuerda a quienes se
drogan o están tentados de hacerlo, que el uso de drogas, excluido el caso
de prescripciones estrictam ente terapéuticas, constituye u n a culpa
grave» (CIC 2291).
370 Bioética Las drogas 371

Un último punto im portante se refiere a la prevención. Para realizar A a .V v ., La fam iglia di fronte alia droga. Dallo sm a rrim en to alia speranza, «Famiglia
un planteam iento adecuado, el cardenal Sodano cita una frase del Papa, Oggi» 7 (1984), n. 9.
Aa .V v ., Morfina, eroina, metadone. II ciclo della droga, Mondadori, Milán 1978.
densa de indicaciones, a la que añade un rápido comentario: «Es nece A a .V v ., Sessualitá e tossicodipendenza, «Rivista di sessuologia» 3 (1979), n. 1 (fasci-
sario el concurso “de toda la sociedad: padres, escuela, am biente social, colo monográfico).
organismos internacionales; es necesario el trabajo para form ar una so A m e n d t R. C. (dir.), Le nuove droghe, Feltrinelli, Milán 1998.
ciedad nueva, a m edida del hombre; es necesaria la educación para ser Anatrella T., Les causes de l ’utilisation de la drogue, in «Familia et Vita» 3 (1998), n. 1,
hom bres” (Insegnamenti di Giovanni Paolo II, VII, 1, 1984, p. 1541). Se 41-49.
A n d r e o l i V., Come difendere i figli dalla droga, Liviana, Roma 1981.
trata de realizar un compromiso global para proponer, en todos los nive
A n d r e o l i V., Droga e scuola. Una proposta educativa, Masson, Milán 1978.
les de la convivencia, valores auténticos y, en particular, valores espiri A s s o c i a z i o n e C o m u n i t á E m a n u e l e (dir.), Intervenire é possibile. Gli anestetici del do
tuales». lare, in «Famiglia Oggi» 23 (2000), n. 3, 59-67.
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alim entan una atención incondicionada y positiva hacia sus hijos, se crea C a l a m o S p e c c h i a F. e t a l ., La co m u n itá terapéutica per tossicodipendenti. Origine, svi-
un fundamento sólido y crece la confianza. Cuando la familia es un lugar luppi e modelli di intervento, in «Medicina e Morale» 40 (1990), 1189-1203.
de crecimiento y de paz, se encuentra en la situación ideal para resistir a C a m p e d e l l i M., I Superm en del fin e -se ttim a n a , in «Famiglia Oggi» 23 (2000), n . 11,

las pruebas de la vida, que pueden am enazar todo el tejido de su existen 24-28.
C a r i t a s A m b r o s i a n a , Dalla rid u zio n e del d a n n o a ll’intervento a bassa soglia, Milán
cia. El abuso de droga puede poner en peligro, en concreto, la unidad fa 1994.
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W o r t h o n D. S., Coca e cocaína, Savelli, Perugia 1980.
samos ahora a otra que parece antiquísima, tanto que resulta imposible
establecer la época de su aparición en la historia hum ana. A prim era
vista, su inicio se pierde en la noche de los tiempos. Pero, en realidad, las
cosas son diferentes. El fenóm eno del alcoholism o con las caracterís
ticas, motivaciones y significados que presenta en nuestro tiempo, es de
cir, la realidad de que nos ocupamos, aparece solo con la industrializa
ción y en dependencia de ella. Lo vemos mejor enseguida. Lo que hay de
verdad en atribuir al alcoholismo un nacim iento prehistórico es que el
uso de bebidas alcohólicas es el medio más antiguo descubierto para pro
vocar modificaciones en la psique y en el com portam iento hum ano, in
cluso profundo, como sucede en la borrachera.
Investigaciones históricas y antropológicas han com probado que el
consum o de bebidas alcohólicas, obtenidas de las m ás diversas sustan
cias, adem ás de uva, cereales, arroz, palm a de coco, dátiles, plátanos,
miel, leche, etc., resulta difundido por todas partes en el m undo del pa
sado. La excepción son los pueblos de Oceanía y las trib u s indias de
América, entre quienes fue introducido por los colonizadores eu ro
peos532. Pero no se conocía en ningún sitio «el "beber triste”, el com por
tamiento patológico, dependiente, del bebedor solitario, un producto re
lativam ente reciente, ligado a la llegada de la m o d ern a sociedad
industrializada»533.

532 A. R i c i o , Alcolismo tra storia e antropología, en «Famiglia Oggi» 14 (1991), n. 5 3 ,

p. 9 s.
533 A. R i c i o , Alcolismo (o. c.), p. 10. El autor cita como fuente M a c M a r s h a l l , Beliefs,
Behaviors & Alcohclic Beverages. A Cross-cultural Survey, The Uníversity of Michigan
Press, 1979.
374 Bioética
Las m ism as investigaciones h an puesto en evidencia que, en las
sociedades tradicionales o preindustriales, el uso de bebidas alcohóli
cas en un contexto caracterizado por la cam aradería, a veces en pro
fu n d a conexión con ritos y celebraciones religiosas, estaba cargado
con significados enteram ente diferentes de los que lo caracterizan en
n u estra sociedad. A nalizando con atención esos significados, se des
cu b re que «las so ciedades trad icio n ales h an elab o rad o opo rtu n o s
contextos rituales p ara prevenir o reducir el surgir de estados de de
pendencia patológicos, canalizando los usos culturales del alcohol en
form as integradoras o reintegradoras»534. No obstante, sin excluir el
h echo de que h u b iese individuos, en m ayor o m enor núm ero, que
ab u sab an de las bebidas alcohólicas, incluso desem bocando en lo que
hoy denom inam os estado de dependencia, o alcoholism o, con todos
los daños al organism o que hoy conocem os bien.
En este m om ento surge, espontánea y legítima, la pregunta: ¿el al
cohol es o no u na droga en el sentido dado hasta ahora a este término?
Una respuesta satisfactoria solo es posible más adelante, cuando se ha
yan clarificado los elem entos cognoscitivos indispensables; no obs
tan te, ya ah o ra es posible una p rim era y provisional respuesta, con
base en conocim ientos y experiencias com unes. Se recordará que las
condiciones indispensables para que u n a su stancia que se consum e
pueda ser considerada droga son que, adem ás de que induzca modifi
caciones en el com portam iento de la persona, aparezcan la «dependen
cia», la «tolerancia» y el «síndrome de abstinencia». Todos conocemos,
tam bién por experiencia personal, personas que utilizan habitualm ente
vino y otras bebidas alcohólicas, exentos com pletam ente de esos efec
tos. Es más, no faltan efectos decididamente benéficos de un uso mode
rado de esas sustancias. Por el contrario, aparecen todas las caracterís
ticas de la droga, cuando, después de un abuso grave y prolongado de
bebidas alcohólicas, el sujeto cae en la situación de alcohólico, que se
puede asim ilar claram ente al drogodependiente clásico, como veremos
m ejor más adelante.
Por tanto, se puede decir que es el abuso grave y prolongado el que
transform a en droga las bebidas alcohólicas. La condición de alcohólico
es el punto de llegada de un proceso norm alm ente largo y complejo, re
sultado de muchos factores. Se quiere contribuir a explicar de modo sufi
ciente y dem ostrar estas primeras afirmaciones con las nociones que se
exponen a continuación.
534 A. R i c io , Alcolismo (o . c.), p. 11.
El alcoholismo 375
I. PARA UN CONOCIMIENTO SUFICIENTE DEL FENÓMENO
1. ALGUNAS NOCIONES PRELIMINARES535
El alcohol constituye un «amplio grupo de moléculas orgánicas [...].
El alcohol etílico, tam bién llam ado etanol, es la forma más com ún»536.
Se trata de una sustancia derivada de la ferm entación de los azúcares
contenidos en algunos frutos, especialmente la uva, la m anzana y la ce
bada. Las más conocidas y comunes bebidas que se obtienen son el vino
de la uva, la cerveza de la cebada y la sidra de la manzana. El contenido
alcohólico de una bebida se expresa como «graduación alcohólica», m e
dida como porcentaje de alcohol por cada litro de bebida. Entre las bebi
das indicadas, la graduación más alta corresponde al vino, que oscila,
norm alm ente, entre 10 y el 12%, aunque existen vinos con una gradua
ción más fuerte.
Bebidas con graduaciones elevadas de alcohol se obtienen mediante
destilación y se denom inan licores. También hay bebidas que son una
mezcla de fermentados y destilados, como el jerez*.
El alcohol que se ingiere es rápidam ente absorbido en la sangre y des
pués alcanza todos los tejidos y órganos, con diversos efectos, cuya enti
dad es directam ente proporcional a la cantidad de alcohol ingerida, pero
con diferencias notables entre sujetos, como se verá más adelante. En el
organism o hay una dotación fisiológica de alcohol, llam ada «alcohole-
mia basal», que es de alrededor de 20/30 miligramos por litro de sangre.
La otra denom inación de alcoholem ia es «tasa de alcohol en sangre»
(TAS). Es obvio que aum enta con la ingestión de bebidas alcohólicas, con
una serie de consecuencias, de las que las más inm ediatas y fácilmente
constatables son algunas modificaciones del comportamiento, que se de
ben a la acción del alcohol en el sistema nervioso central, incluyendo el
área de la corteza. Esta acción, de modo contrario a la apariencia, no es
estimulante, sino depresora de sus funciones, empezando por las de con
535 Para este tema, aparte de las publicaciones científicas especializadas, es suficiente
consultar algunas de las publicaciones no reservadas a los especialistas, pero no menos vá
lidas. Además se trata de nociones adquiridas hace tiempo en su mayor parte. Por esto si
guen siendo válidas publicaciones no recientes, como, por ejemplo: N. K e s s e k - H. W a l -
t o n , L'alcoholismo. Patología e terapia del bere, Feltrinelli, Milán 1 9 7 8 ; A. C o r e t t i - C. D e l
M i g l i o (dir.), Alcolismo. Fenomeno e cura, Citta Nuova, Roma 1985; G. S e n n i n i - E. F. Si-
g u r t a , Aspetti biopatologici dell'alcolismo, Pitagora, Bolonia 1981. Y así otras. Por mi parte
me he servido también del consejo de algunos profesores del Istituto di Enología dell'Uni-
versita Cattolica del Sacro Cuore, sede di Piacenza.
536 H. I. K a p l a n - B. J. S a d o c k - J. A. G r e b b , Psichiatria. Manuale de scienze del compor-
tamento e psiquiatría clínica, vol. 1, Centro Scientifico Intemazionale, Turín 1995, p. 400.
* En realidad, el jerez es un vino con la más elevada graduación alcohólica por fer
mentación: alrededor de 17 grados (N. del T.).
376 Bioética
trol e inhibición, por lo que se sigue una insólita locuacidad, actividad,
sociabilidad, cordialidad, apertura.
Modestos aumentos de la tasa de alcohol en sangre en quien no está
alcoholizado, enseguida vamos a ver en qué sentido, es decir, un uso mo
derado de bebidas alcohólicas, no produce efectos notables, y, desde
luego, no produce los efectos dañinos de los que hablaremos dentro de
poco. Es más, bebidas alcohólicas ferm entadas, como el vino y la cer
veza, en esa medida, deben ser consideradas parte de una sana alim enta
ción, también debido a que son ricas en muchas otras sustancias que, sin
duda, resultan útiles para el organismo. Entre los descubrimientos más
recientes se encuentra el de la presencia en el vino de una sustancia, el
resveratrol, que contribuye a la prevención de patologías cardiovascula
res. Su presencia es particularm ente consistente en los vinos tintos. Ade
más, en el vino se encuentran presentes sustancias capaces de suavizar
los efectos dañinos del alcohol537. Elementos que, obviamente, no se en
cuentran en los destilados.
La elevación del nivel de alcoholemia dura mientras el exceso de alco
hol no ha sido metabolizado, gracias al metabolismo normal de cualquier
sustancia ingerida y comestible. «El 90% del alcohol absorbido es metabo
lizado con un mecanismo de oxidación en el hígado»538. Por esto, «cuando
este órgano resulta afectado justam ente por el exceso de alcoholemia, se
hace cada vez más difícil su metabolismo y se necesita una cantidad cada
vez menor de alcohol para determinar la situación de elevación del TAS»539.
2. FORMAS Y FASES DE LA INTOXICACIÓN CON ALCOHOL
Una alcoholemia elevada constituye una situación dañina para el or
ganismo, por esto se habla de toxicidad del alcohol. Se pueden distinguir
tres formas de toxicidad: «aguda» o episódica, «crónica» o perm anente y
una intermedia entre estas dos.
a) Toxicidad aguda o embriaguez
% hol, incluso con la clara conciencia del daño que produce y de sus
E n su forma m ás grave es el conocido estado de embriaguez, que pro
voca y altera, como tam bién es conocido, de modo incluso profundo, a la
537 Sobre los beneficios de un uso moderado del vino se puede ver, entre otros: AA.W.,
Vino: bevanda e alimento dell'uomo moderno, Chiriotti, Pinerolo 1985. Se trata de las Actas
del 2° Simposio internacional sobre el vino (Pavía, 5/7 junio 1984), organizado por el Isti-
tuto de Enología dett’Univerista Cattolica, Facolta di Agraria di Piacenza.
538 H. I. K a pl a n - B. J. S a d o c k - J. A. G r e b b , Psichiatria (o. c.), p. 400.
539 E. S g r e c c ia , Manuale di Bioética (o. c.), p. 216.
El alcoholismo 377
persona en todos los niveles: biológico, psíquico y del com portamiento.
Tiene una im portancia ética particular la pérdida, más o menos grave, de
la capacidad de autocontrol y de la misma autoconciencia.
La form a más leve está constituida por un estado de euforia, con alte
raciones modestas en la percepción sensorial, en el com portamiento, que
se hace desinhibido y expansivo. En sustancia, es lo que en los manuales
clásicos de moral se denominaba «ebrietas usque ad hilaritatem » (borra
cho hasta la jocosidad).
Como escalón intermedio entre las dos formas se sitúa un estado de
alteración de conjunto inicial, que tiene sus manifestaciones m ás visto
sas en cam inar bamboleándose y en las ideas inconexas con agujeros de
memoria.
No es el caso detenerse en esta forma de toxicidad por alcohol, ya que
esto no es lo que constituye el alcoholismo, aunque m uchas veces forma
parte del proceso que term ina en él.
b) Toxicidad crónica o alcoholismo
Lo esencial de lo que lo constituye se ha indicado al final del párrafo
precedente. En sustancia, es la presencia perm anente en el organismo de
una alcoholemia elevada, una especie de impregnación. Estamos ante el
punto de llegada de lo que se denom ina proceso de alcoholÍ7.ación, que
puede desarrollarse tam bién con pocos e, incluso, sin episodios de toxici
dad aguda, pero que siempre es fruto de un abuso grave y continuado de
bebidas alcohólicas.
Es un fenómeno complejo en sí mismo, en los factores que lo provo
can y en los daños que produce. Por esto es imposible realizar una exposi
ción breve y competa. Enseguida veremos algo de los daños al organismo.
Es útil resaltar ya el aspecto que, incluso solo, justifica la colocación del
alcoholismo entre las drogodependencias, y que es que provoca depen
dencia, con un particular síndrome de abstinencia, que consiste en una in
capacidad dram ática para controlar el impulso interior a consum ir alco
consecuencias destructoras en todas las relaciones familiares y sociales,
con sufrimientos espantosos que pagan las personas más queridas.
c) Toxicidad enmascarada o alcoholismo oculto
La denom inación es una entre m uchas. La ausencia de u n a term ino
logía com partida es debida a una análoga m ultiplicidad de concepcio
378 Bioética
nes540. En sustancia se puede decir que se trata de una situación similar a
la incubación en relación con una enfermedad. Durante un período más
o menos largo, una alcoholemia elevada por exceso en el consum o de be
bidas es afrontada con éxito por las estructuras que se ocupan de meta-
bolizar el alcohol. Este esfuerzo del organismo, que el sujeto no advierte,
term ina por desgastar una tras otra esas estructuras, el hígado de modo
particular, como consecuencia com ienza a haber en la sangre una pre
sencia perm anente de exceso de alcohol. Es el comienzo del alcoholismo.
En esta situación basta ingerir más alcohol, incluso una cantidad pe
queña, para que se produzcan episodios de alcoholismo agudo (el alco
holizado se em borracha incluso bebiendo un solo vaso de vino) y para
p roducir más daños en todo el organism o, continuam ente desgastado
por la presencia perm anente del alcohol en circulación.
E n este m o m en to puede com p ren d erse m ejor la d efin ició n de
alcohólico de la OMS: «los bebedores sin moderación cuya dependencia
del alcohol ha alcanzado tal grado que saca a la luz trastornos mentales
o que incide en la salud psíquica y física, en las relaciones interpersona
les y en la actividad normal social y económica; también aquellos en los
que resultan evidentes los síntom as de una evolución hacia ese es
tado »541.
3. DAÑOS PROVOCADOS. CUADRO SINTÉTICO
El añadido al título de «cuadro sintético» preanuncia una exposición
del tem a en grandes líneas. Desde que el conocimiento de los daños pro
vocados por la intoxicación por alcohol ha superado el nivel meram ente
empírico para situarse en el científico, se ha ido dibujando un cuadro en
verdad im presionante. Esto no sorprende si se tiene presente que, en el
alcohólico, la sangre con un elevado porcentaje de alcohol llega a cada
célula, cada tejido, cada órgano. Nada está seguro. De modo inseparable
a los daños orgánicos sobre el sistem a nervioso central, aparecen toda
u n a serie de daños en todos los dem ás niveles, que com prom eten de
m odo creciente todas las funciones y actividades psíquicas y las relacio
nes interpersonales. Como ha dicho desde hace tiempo un estudioso: «la
ingesta excesiva de bebidas alcohólicas conlleva una vasta gama de pro
blemas médicos, psicológicos y sociales que se puede resum ir en "patolo-
540 Sobre el punto se puede ver: A A .W , A lcoolism o, C e M , Parma 1976, pp.
99/102.
541 W. H . O . E x p e r t C o m m i t t e e o n M e n t a l H e a l t h , Alcohol Subcommittee Second Re-
port, «Technical Report Series», n. 48, 1952 [citado por N. K e s s e k - H . W a l t o n , L’alcoho-
lismo (o. c.), p. 16].
El alcoholismo 379
gía relacionada con el alcohol”»542. Aquí nos vamos a lim itar a rápidas
alusiones a los daños que son claramente los más graves y frecuentes543.
Sin embargo, conviene realizar una im portante precisión de alcance
general, fruto de recientes estudios. Acabamos de decir que los daños del
alcohol son posibles en todos los componentes del organism o hum ano,
«no obstante, de modo general, en cada sujeto, el alcohol provoca daño
solo en uno de los muchos blancos posibles. Por tanto, hay que introdu
cir el concepto de “selectividad” del daño»544. Son diversas las explicacio
nes de este hecho. En prim er lugar, una predisposición genética, la debi
lidad de un determ inado órgano o tejido, genéticam ente determ inada y
que el alcohol saca a la luz. Otra explicación: la cantidad de un enzim a
que poseen las células de la pared del estómago, la alcohodehidrogenasa,
que está en cantidad diversa en cada sujeto. Esta enzim a «degrada la m o
lécula de alcohol. La cantidad de alcohol ingerida que es absorbida por el
estóm ago y, por tanto, pasa a la circulación sanguínea, depende de la
cantidad de este enzima [...]. Por tanto, a igualdad de ingesta de alcohol,
la cantidad de alcohol en circulación varía m ucho de un individuo a
otro». Así se explica, entre otras cosas, la diferencia de los efectos del al
cohol en la mujer, debido a que, en ella, «la tasa de alcohodehidrogenasa
de las células del estóm ago es alrededor de la m itad de la de los hom
bres». Un segundo filtro, debido al mismo enzima, aunque con m odali
dades diferentes, se produce en el hígado, con las m ismas diferencias en
tre individuos. Sin llegar a u na descripción detallada, se pueden hacer
algunas observaciones de carácter general.
A nivel orgánico, el daño de m ayor im portancia se produce en el hí
gado, hasta llegar a la cirrosis y cáncer, con final de muerte, aunque un
núm ero no pequeño de alcohólicos no llega hasta esa patología, por los
motivos ya indicados.
A nivel neuro-psíquico es conocido que el alcohol se encuentra entre
las causas principales de trastornos psíquicos más o menos graves, hasta
verdaderas enfermedades mentales, la prim era de ellas, la dem encia al
cohólica y la psicosis de Korsakof.
542 G. M. C a p e l l o , Alcool droga «pesante» , en «II Polso» 1983, n. 4, p. 66. En esta re
vista, a partir del citado n. 4 ha aparecido una serie de artículos Sull'etilismo e le sue impli-
cazioni mediche. Cada artículo va acompañado por una útilísima selección bibliográfica.
Otra bibliografía abundante, con hasta 314 voces, s e puede hallar en G. S e n i n i y o t r o s ,
Rapporti tra metabolismo e tossicita da etanolo e neuroregolazione, en «Rivista sperimentale
di Freniatria e Medicina legale delle alienazioni mentali» 107 (1983), Suplemento al Fas
cículo II, pp. 595/685. Ver también: E. A g u g l ia - O. A z z a r e l l i (dir.), Aspetti medico-psico-
socilai dell’a lcolismo , Pragma, Milán 1991.
543 Una exposición más amplia y documentada se ha realizado en el capítulo dedicado
al alcoholismo del libro: L. C i c c o n e , Salute & Malattia (o. c.), pp. 446/455.
544 S. Ar i c o , Patologie vere e pregiudizi falsi, en «Famiglia Oggi» 14 (1991), 53, p. 31.
También el resto de esta precisión está extraída de este estudio.
380 Bioética
A las diversas patologías ligadas al alcohol hay que reconocer un pa
pel de causa de m uerte. «Según u n a estim ación del Instituto Superior
(italiano) de la Sanidad, el alcohol causa, en Italia, alrededor de 26.000
fallecimientos al año, muchas más de las ligadas al consum o de drogas
ilegales, que son alrededor de 1.800 al año»545. Otros institutos de in
vestigación proporcionan cifras m ucho más elevadas, hasta 45.000. En
el m undo, según la OMS, son alrededor de 800.000 los fallecimientos
p o r patologías ligadas al alcohol cada año. Son significativos algunos
datos sobre USA, sustancialm ente extrapolables a los dem ás países oc
cidentales: «Las causas más comunes de m uerte entre las personas con
trastornos relacionados con el alcohol son el suicidio, los tum ores, las
enferm edades cardíacas y las hepáticas [...]. En alrededor de la m itad
de todos los accidentes de carretera hay un conductor borracho y el
p o rcen taje alcan za el 75% si se consideran solo los accidentes que
se producen en la noche [...]. El alcohol supera todas las dem ás sustan
cias en fallecim ientos relacionados con el abuso de sustancias psico-
activas»546.
Además, en la m ujer se añaden otros efectos dañinos en caso de em
barazo, sobre embriones y fetos, con partos prematuros, abortos espon
táneos y diversas patologías del recién nacido547.
A nivel social hay que distinguir diversos ámbitos. Ante todo, la fa
milia. Es casi superfluo detenerse a docum entar la gravedad de los da
ños que sufre un núcleo familiar cuando uno de sus m iem bros cae en el
alcoholismo. Se produce una auténtica condena a vivir en la vergüenza,
a m enudo, con un triste cortejo de escenas violentas, insultos, maltratos.
Un peso opresivo de atroces sufrimientos que el alcohólico inflige a las
personas que le son más queridas. E n cuanto a los hijos, en particular,
precisam ente los años que deberían ser más serenos y llenos se ven en
tristecidos, con consecuencias negativas a m enudo para toda la vida. No
pocas veces, en la situación que crea un padre alcohólico, los hijos en
cuentran un factor que facilita grandem ente el que se encam inen hacia
la delincuencia.
E n el ám bito de la actividad laboral se hace m ucho más elevada la
frecuencia de enfermedades, de accidentes laborales y no laborales, de
545 S. F e m i n i s , L ’alcolismo in Italia. Un aliarme sottovalutato , en «Aggiomamenti So
ciali» 52 (2001), p. 54. También de aquí proceden los datos siguientes.
546 H. I. K a p l a n - B. J. S a d o c k - J. A. G r e b b , Psichiatria (o. c.), p. 396.
547 Ver, en particular, J. L e j e u n e , Riflessioni sulla síndrome alcolico-fetale, en AA. W ,
Droga e alcolismo contro la vita, Actas de la VI Conferencia Internacional promovida por el
Pontificio Consejo de la Pastoral con los Operadores Sanitarios, Ciudad del Vaticano,
21/23 noviembre 1991, en «Dolentium Hominum» 7 (1992), 19, pp. 138-148. Al final hay
una seleccionada bibliografía científica.
El alcoholismo 381
tareas m alam ente resueltas, que llevan tam bién a la pérdida del puesto
de trabajo548.
Hay que señalar tam bién la incidencia del alcoholismo en la m atanza
que se produce en las carreteras debida a los accidentes de tráfico. Según
los datos del Instituto Italiano de Estadística, «en 1997, los accidentes de
tráfico causados por automovilistas con tasa de alcohol elevado han sido
2.437 con 79 muertos y 3.710 heridos»549.
Más allá de las cifras, hay que hacer notar que el alcoholismo, como
de fuente envenenada, surge un río espantoso de sufrim ientos que ter
m ina por intoxicar la vida de m uchas personas, que de otro modo h a
brían tenido una vida alegre y serena. Además se produce u n a auténtica
condena a una vida dism inuida, en tantos m inusválidos graves, que lo
son desde la fase intrauterina de su existencia, debido al abuso del alco
hol, sobre todo, de su madre.
Ante este cuadro, aunque parcial y resumido, se comprende que el al
coholismo constituye un problema que no solo es sanitario de individuos
particulares, sino que es u n grave y complejo problem a fam iliar y social,
que se hace más grave cuanto mayor es su dimensión en la población.
4. DIMENSIONES DEL FENÓMENO
Hasta hace unos quince años, en Italia no era posible disponer de da
tos comprobados con seriedad. Hace poco se han realizado investigacio
nes b astan te creíbles, com o la del ISPES (1985 y 19 89)550, de DOXA
(1994 y 1998)551 y de EURISPES (2000)552.
Hay que añadir la fundación del Osservatorio permanente sui giovani
e alcohol (Observatorio perm anente sobre los jóvenes y el alcohol), que
tiene en su haber una serie de Quademi, el primero de los cuales, Alcool:
consumí e politiche in Europa («Alcohol: consum os y políticas en E u
ropa»), vio la luz en 1992. Pero, por desgracia, con referencia a las en
cuestas más recientes, hay que reconocer que «no existen datos ciertos
sobre la efectiva difusión del alcoholismo en Italia y hay diferencias nota
bles entre las estimaciones de los diversos organismos»553. ¡Las cifras de
548 Cf., por ejemplo, S. D . F e r r a r a , alcol e infortuni, en E. A g u g l i a - O . A z z a r e l l i (dir.),
Aspetti medico-psico-socilai delialcolismo (o. c.), pp. 60-62.
549 S. F e m i n i s , L'alcolismo in Italia (o. c,), p. 54.
55° Xs t i t u t o d i S t u d i P o l i t i c i e S o c ia l i (I S P E S ), Primo Rapporto Ispes sullalcolism o,
Roma 1985; Secondo Rapporto sull'alcoholismo in Italia, Roma 1989.
551 D O X A , Gli italiani e l'alcol, Roma 1994, 1998.
552 EURISPES, Fuori dall’alcol Indagini sugli alcolisti in recupero , Roma 2000. Existe
una amplia Sintesi per la stampa, Roma, mayo 2000.
553 S. F e m i n i s , L’alcolismo in Italia (o. c.), p. 50. De aquí proceden también los datos
que siguen.
382 Bioética
alcohólicos oscilan entre medio millón y 1 millón y medio! Pero se alcan
zan cifras mucho más elevadas según el Annuario Sociale 2000 del Gruppo
Abele554: «La plaga del alcoholismo toca, en medida más o menos grave,
alrededor del 10% de los italianos, es decir, 4,9 millones de personas».
Además de los datos cuantitativos, interesan otros aspectos del fenó
meno, pensando no solo en el alcoholismo, sino de modo más amplio en
la conducta del consum idor de bebidas alcohólicas. En p rim er lugar,
«emergen con claridad dos tendencias, el increm ento del consum o de
cerveza y de las bebidas de elevado grado alcohólico entre los jóvenes y la
creciente incidencia del problem a en la mujer [...]. Otro elemento alar
m ante [...] es la superposición entre uso o abuso de alcohol y el consumo
de sustancias estupefacientes, en particular, éxtasis, costumbre que está
ya difundida en los locales nocturnos y discotecas. Por esto se habla cada
vez más de alcohólicos pluri-drogodependientes. Los efectos, como es fácil
darse cuenta, son asesinos». Otro elemento que se refiere a los jóvenes es
el hecho de que «com ienzan a beber cada vez antes: el p rim er acerca
m iento al alcohol se tiene en la pre-adolescencia». En lo que toca a la
mujer, «tradicionalm ente consum ían m enos alcohol que los hom bres,
pero la diferencia entre los dos sexos, como ya ha ocurrido con el tabaco,
se va reduciendo progresivamente. [...] El abuso asume una cierta inci
dencia una vez superado el um bral de los 40; [...] com prende tam bién
mujeres cultas y profesionales, que aparentem ente están satisfechas de sí
mismas y de su trabajo».
5. FACTORES QUE PRED ISPO N EN AL ABUSO DE BEBIDAS ALCOHÓLICAS
Si, como se ha visto, hay una desconcertante disparidad entre los da
tos que buscan m edir las dim ensiones del fenómeno, todavía m ás se
puede esperar una m ultiplicidad de posiciones en indicar los factores
que son su causa, cuando se quiere dar una respuesta a la pregunta ine
ludible: «¿Cómo se explica la difusión del abuso del alcohol en nuestra
sociedad?». Al buscar dar cuenta de las mejores explicaciones sobre el
tem a, dispondrem os los elem entos, com c^han hecho otros ya, distin
guiendo tres tipos de factores: biológicos, psicológicos y ambientales.
A) Factores biológicos. Afirmaciones que hasta hace nada eran hipo
téticas y discutidas ahora están seriamente fundamentadas. «Hoy
existen pruebas significativas que sugieren la existencia de una
predisposición genética al alcoholismo. En concreto, individuos
genéticamente carentes de un enzim a metabolizante muy activo y
554 G r u p p o A b e le , Annuario Sociale 2000, Feltrinelli, Milán ( 2 0 0 0 ) .
El alcoholismo 383
determ inado genéticamente, presentan una vulnerabilidad gené
tica hacia el alcoholismo...». Muy oportuna e im portante la preci
sión que se añade: «No obstante, los factores ambientales [...] que
predisponen al uso de alcohol perm iten a la vulnerabilidad gené
tica m anifestarse a través del alcoholismo»555. Pero tam bién hay
que tener en cuenta la contribución determ inante de la elección li
bre del sujeto, si no se quiere term inar por entregar a la persona al
ciego y no controlable determinismo de la interacción entre heren
cia y ambiente, despojándola de su auténtica dignidad humana.
B) F actores psicológicos. No sorprende la m ultiplicidad de teorías,
ya que hay una multiplicidad de escuelas y de líneas en las cien
cias psicológicas. Tenemos las teorías de matriz psicoanalista que
convocan factores y conflictos inconscientes. Los seguidores de
una concepción factorial de la personalidad señalan en la presen
cia de algunos «rasgos de personalidad» el origen de una predispo
sición al alcoholismo. Estos rasgos serían, por ejemplo, «escasa
capacidad para soportar frustraciones, débil sociabilidad, senti
m ientos de inferioridad com binados con actitudes de superiori
dad, aprensión y sentido de dependencia». Si en el plano biológico
se habla de «vulnerabilidad genética», aquí se habla de «vulnerabi
lidad psicológica», que, como la otra, se convierte en operativa
solo en contacto con el am biente556.
C) F actores am bientales. En este tipo de factores entran elementos
heterogéneos y con diversos papeles en relación con la posible in-
centivación del abuso de alcohol, tanto por dinam ism os propios
como en interacción con los ya señalados factores genéticos y psi
cológicos.
En el proceso de alcoholización de una persona, sobre todo entra en
juego la familia, tanto la de origen, como la que el individuo contribuye a
formar557. La familia de origen tiene un papel prevalente en relación con
el alcoholismo del hombre; la nueva lo tiene en relación con la mujer. El
entrecruzarse de alcoholismo y familia es tal que se puede afirm ar que
«el abuso de bebidas alcohólicas y sus consecuencias y complicaciones
hasta llegar a la intoxicación alcohólica crónica puede considerarse [...]
con razón como una enfermedad de la familia »558.
Con facilidad se descubre el papel de prim er plano que juegan actitud
y com portam iento de los padres para favorecer o prevenir el desarrollo
555 E. T e m p e s t a - E. Z e p p e t e l l i , Aspetti bioetici dell'alcolismo, en «Medicina e Morale»
39(1989), p. 59 s.
556 E. T e m p e s t a - E. Z e p p e t e l l i , Aspetti bioetici dell'alcolismo (o. c.), p. 58.
557 La fuente principal de lo que se expone es AA. W., Alcoolismo (o. c.) pp. 82-89.
558 AA. W , Alcoolismo (o. c.), p. 83.
384 Bioética
de una propensión al abuso del alcohol en los hijos. Es superfluo dete
nerse a dem ostrarlo, sin embargo, conviene advertir que un influjo ne
fasto puede tenerlo tam bién una actitud drásticamente contraria a todo
tipo de bebida alcohólica por parte de los padres. Se corre el fuerte riesgo
de que el hijo, cuando quiera afirm ar su propia autonom ía con respecto
a sus padres, lo haga convirtiéndose en un bebedor empedernido.
En cuanto a la familia nueva, entra en juego, sobre todo, la relación de
la pareja, tanto que no falta quien habla del alcoholismo como «enferme
dad de la pareja». Una enfermedad que a m enudo está presente desde que
nace la pareja. De hecho, resulta que «un alto porcentaje de mujeres se
casa conscientem ente con sujetos que con anterioridad habían abusado
del alcohol [...]. No raramente, mujeres alcohólicas se casan con hombres
alcohólicos [...] y viudas de alcohólico tienden a unirse a otro alcohó
lico»559. La explicación de comportamientos tan irracionales se encuentra
en complejas dinámicas de la relación, en parte inconscientes, determina
das por el tipo de personalidad de cada uno de los dos miembros de la pa
reja y de las utópicas expectativas puestas en la elección del otro. Por
ejemplo, u n a m ujer autoritaria y tendente a dom inar puede buscar, in
cluso solo inconscientemente, un m arido frágil, incapaz de gestionar la
m archa de la familia. A veces se encuentran presentes tam bién elementos
masoquistas, que empujan a buscar situaciones dolorosas e insostenibles.
Desde «enfermedad de la pareja», el alcoholismo se convierte en «en
ferm edad de la familia». «La relación conyugal se complica por la pre
sencia de hijos, que se introducen con facilidad en la dinám ica interper
sonal de la pareja, sobre todo si el com portam iento de los dos está
anim ado por motivos de competencia y de resentimiento. En este caso, el
grupo familiar tiende a romperse en alianzas, con el fácil resultado de un
progresivo aislam iento del alcohólico, hecho que provoca, por u n lado,
un inevitable em peoram iento de la situación y que, por otra parte, es
consecuencia de coaliciones posteriores de los miembros de la familia no
alcohólicos en relación con él»560.
Al influjo prim ario y fuerte de la familia, hay que añadir el m ás am
plio del am biente social y cultural, ante todo, con el com portam iento
dom inante en relación con el consumo de'bebidas alcohólicas. Esta acti
tud se evidencia en las costumbres, en la m entalidad común, en las leyes,
en los medios de com unicación. Se va desde una reprobación radical,
como en los países islámicos, hasta la aprobación y exaltación, sosteni
das por u na publicidad martilleante y capilar. En Italia, y en la generali
dad de los países occidentales, se registra u n a actitud que podría 11a-
559 AA. W ., Alcoolismo (o. c.), p. 88.
560 AA. W , Alcoolismo (o. c.), p. 89, en la nota a pie de página.
El alcoholismo 385
marse de tipo esquizofrénico, debido a que se em parejan exaltación y re
probación, acogida benévola y rechazo despreciativo. Acogida y exalta
ción del consumo de vino, cerveza y licores, reprobación y desprecio del
borracho y del alcohólico. En palabras más suaves, se anim a e incentiva
el uso, se condena el abuso, pero ignorando, o fingiendo ignorar, lo sutil
y difuminada que es la línea de separación entre uso y abuso, y cuánto
grave y dañino cruzarla. Además im pulsa con todos los m edios el con
sumo el enorm e volum en .de beneficios ligados con la producción, co
mercio y venta de bebidas alcohólicas. Los Estados mismos se dejan con
dicionar, atraídos por las consistentes ventajas de recaudación fiscal que
puede sacar. Ventajas que se evaporan, en gran parte, por el increm ento
de gastos para hacer frente a los daños provocados por el alcoholismo,
empezando por los de la sanidad561.
Algún elemento más sobre un tema como este, particularm ente com
plejo. Como hace notar un apreciado estudioso: «Si las condiciones cul
turales, sociales, ambientales han permitido el difundirse de la drogode-
pendencia de estupefacientes, no se ve cómo las m ismas condiciones no
consentirían el difundirse de la drogodependencia del alcohol, en rela
ción con el que no existen tabúes culturales, ni m orales o religiosos (el
vino sirve para celebrar la misa), tiene un precio accesible y se puede
com prar en cualquier sitio»562. Hay que poner en juego todos los factores
que hemos localizado para tratar de dar una explicación al fenómeno de
la difusión de la drogodependencia de alcohol en nuestra sociedad.
Todos estos y otros factores, a los que ni siquiera hemos aludido, ate
núan, de modo más o menos consciente, pero no suprim en la respon
sabilidad de las personas. Como vemos enseguida, al trata r los aspectos
éticos del alcoholismo, la libre elección de cada uno es el factor verdade
ram ente determ inante del paso desde la predisposición hasta el efectivo
comienzo y desarrollo de un proceso gradual de alcoholización.
6. E L NUEVO ROSTRO DEL ALCOHOLISMO
Se podría hablar mucho de la evolución conocida del alcoholismo a
lo largo de la historia, especialmente, de su configuración en la vida so
cial. Pero en este libro es oportuno limitar la atención a lo esencial de los
tiempos más recientes en Italia.
561 Una relación documentada de la relación costes-beneficios del alcohol en la colec
tividad italiana, ver Quademo n. 8 del O s s e r v a t o r io P e r m a n e n t e s u i G io v a n i e A l c o o l ,
Economie e diseconomie dell’alcool in Italia, Edizioni Lógica, Roma (1996).
562 G. Bo nf ig l io , Aspetti attuali dell’alcolomania in Italia, en AA. W ., Dossier alcoo
lismo: psicología e farmacología, en «L’intervista Medica» 10 (1984), 2, p. III.
386 Bioética
«Nuestra civilización agrícola nos había habituado a convivir con la
figura del alcohólico crónico; a menudo, un individuo de edad avanzada,
en la cuesta abajo de su capacidad productiva, y nos había enseñado a to
lerar su intem perancia, aceptándolo en el contexto social como una per
sona débil, digna de compasión y hasta de ser protegida»563.
Diversos factores, conectados con la transformación social y cultural
puesta en m archa por el proceso de industrialización, transform an pro
fundamente el rostro del alcoholismo y la actitud social hacia los alcohó
licos. Cada vez se hace más consistente la presencia de alcohólicos en
edad adulta, no senil, y posteriorm ente tam bién juvenil. Se difunde la in
tolerancia hacia el alcohólico, con tendencia a marginarlo y aislarlo, por
esto, entre otras cosas, se produce su fácil intem am iento en un hospital
psiquiátrico, tam bién en ausencia de una enfermedad mental. H asta que
ha llegado a prevalecer la idea de que el alcohólico no es un vicioso, sino
un enfermo a cuidar, lo que produce la petición a las estructuras sanita
rias de que se hagan cargo.
Otro aspecto nuevo lo describe así un estudioso: «El alcohólico tradi
cional italiano era alcohólico casi p o r equivocación, casi con sorpresa
suya y de los demás se reconocía alcohólico [...]. En otras palabras, el su
jeto típico de nuestra cultura, al menos el más difundido [...], era un ciu
dadano que seguía las normas tradicionales de beber, generalmente, con
com pañeros»564. Por el contrario, ah ora se increm enta, especialm ente
entre los jóvenes, el núm ero de quienes se convierten en alcohólicos no
«casi p or equivocación», sino por elección libre y consciente, exacta
mente lo mismo que sucede con las demás drogas.
De todos modos, quizá la novedad de mayor relieve es otra. «El tradi
cional alcoholismo, campesino y proletario, ligado al vino y a condicio
nes de miseria, desnutrición y desocupación, ampliamente difundido en
E uropa hasta hace medio siglo, ha sido sustituido hoy por un alcoho
lismo diferente, más urbano que rural y más difundido entre adolescen
tes y amas de casa. Un alcoholismo «transversal», que se manifiesta, ade
más, de formas más veladas y comprometedoras: sin formas ruidosas de
alcoholismo agudo (borrachera)»565. Esta,expansión del fenómeno a n i
vel de m asa ha sido favorecida tam bién, entre otras cosas, por el enorme
aum ento de la producción de alcohol, que ya no se realiza con métodos
artesanos, sino claram ente industriales, por la consiguiente disminución
de los precios de las bebidas alcohólicas, por la difusión capilar de los
563 E. T e m p e s t a - G. C o n t é , Alcoolismo: la risposta istituzionale, en AA.W., Dossier al
coolismo (o. c.), p. XIV.
564 G. B o n f i g l i o , Aspetti attuali dell'alcolomania (o. c.), p. IV.
565 A. R i c c i o , Alcolismo: tra storia e antropología, en «Famiglia Oggi» 14 (1991), n. 53,
El alcoholismo 387
puntos de venta, además en poblaciones con disponibilidades financieras
crecientes a nivel de masa, y con la difusión de nuevas formas de sole
dad, de marginación, de depresión, territorio hecho a propósito para sus
citar la atracción de fáciles, aunque ilusorias, form as de evasión y de
huida de la realidad. El alcoholismo adquiere así el carácter de fenómeno
y problem a social. Y la sociedad se ha visto en la necesidad de plantearse
el problem a de cómo hacerle frente.
7. LA SOCIEDAD MODERNA ANTE EL DRAMA DEL ALCOHOLISMO
El problem a de qué hacer no se lo han planteado solo los gobiernos,
sino la sociedad en otros de sus componentes. Después de lo que acaba
mos de decir, resulta evidente que esto se ha producido comenzando por
los países que han sido los primeros en conocer el desarrollo de la socie
dad industrial. El prim er paso hacia lo que se convertirá en prohibicio
nism o se da en Inglaterra, hacia el final del siglo xvu, exactam ente en
1690. P ara contener la difusión creciente del consum o de ginebra, se
pensó en llevarlo artificialm ente hasta precios prohibitivos, em anando
aquel año el Gin Ací566. Este enfoque de tipo prohibicionista por parte del
Estado será después acompañado y reforzado, con iniciativas que prove
nían de la base, con un enfoque «moralista», que en Inglaterra trovará un
terreno fértil, gracias al clim a cultural de la denom inada «era victo-
riana». La Temperance Question provocará una agitación no m enor que
la «Cuestión social». En esta últim a línea, hacia finales del siglo x v i i i , en
los Estados Unidos se constituye la prim era liga am ericana contra el al
coholismo. En 1826 nace en Boston la Sociedad am ericano para la pro
moción de la abstinencia y en 1874, en Cleveland, se constituye la unión
femenina cristiana mundial de la abstinencia.
A estos dos enfoques se añade un tercero, el médico, que condujo en
seguida a una auténtica medicalización del alcoholismo, lapidariamente
expresada en 1894, por el presidente de la British Society for the study of
inebriaty (Sociedad inglesa p ara el estudio de la ebriedad), N orm an
Kerry, que declaraba que «la borrachera habitual ya no puede ser vista
com o u n pecado, crim en o vicio [...], sino que debe ser considerada
como una «enfermedad neurótica funcional», que hay que incluir en los
trastornos nerviosos».
El enfoque prohibicionista en los USA conoció su más fuerte afirm a
ción cuando fue sancionado al máximo nivel jurídico con la 18 enmienda
566 Los datos que siguen están sacados de A. Riccio, Alcolismo: tra storia e antropología
(o. c.).
388 t iu H ’ tic a
añadida a la Constitución en 1919. Esta normativa constituyó un fracaso
hasta llegar a conducir a un empeoramiento de la situación, provocando
alrededor del alcoholismo una terrible proliferación de ilegalidad y cri
minalidad.
El enfoque médico, a su vez m arcadam ente psiquiátrico, llevó a la in
feliz aplicación a los alcohólicos de las principales técnicas psiquiátricas
que estaban en uso: terapias con insulina, electrochoque, lobotomía, etc.
Quienes propiciaron un cambio profundo e innovador en la com pren
sión del fenómeno y en la individuación de las vías idóneas para poder
afrontarlo no fueron estudiosos y clínicos ilustres, y tampoco políticos y
legisladores, sino dos alcohólicos am ericanos, que en 1935 tuvieron la
fortuna de poner en m archa lo que enseguida se convirtió en la aso
ciación Alcohólicos anónimos. Hablamos de ellos más adelante.
En este punto queremos resaltar otro cambio que se produjo en Italia
a nivel jurídico, al aprobarse una ley que por prim era vez enriquece el or
denamiento jurídico con una norm ativa orgánica que hasta ese momento
no existía.
8. LA SITUACIÓN ACTUAL Y LEGISLACIÓN ITALIANA
La situación legislativa en tem a de alcoholismo, hasta la reform a sa
nitaria de 197 8 567, se puede sintetizar del siguiente modo: «La ley prescri
bía para los alcohólicos crónicos el intem am iento en el manicomio. Al
gunas leyes, como la que instituía el Servicio sanitario nacional o la de
las drogodependencias, afrontan el tema, pero de modo no orgánico»568.
La prolongada escasa atención de la clase política a este grave problema
social se encuentra ampliamente dem ostrada por el hecho de que los pri
meros proyectos y diseños de ley sobre el tem a se remontan a 1986, pero
ninguno de ellos ha llegado nunca a la discusión en el aula del P arla
mento. Durante m ucho tiem po se han quedado conformes con algunas
disposiciones del código penal sobre abusos en la producción, comercio
y consum o de bebidas alcohólicas569. , — «Resolución del Consejo y de los Representantes de los gobiernos
A pesar de ello, la situación operativa, en ese mismo período, pre
senta bastantes aspectos positivos, tam bién porque ha tenido la ventaja
de acoger buena parte de la normativa y del compromiso del Estado en
relación con la droga, con la que se considera que coincide como forma
567 Se trata de la ley 23 diciembre 1978, n. 833, el texto, además de en la «Gaz/.etta Uf-
ficiale», se puede encontrar, entre otros sitios, en «Anime e Corpi» 16 (1979), n 81, pp.
67/133.
568 S. F e m i n i s , L’alcolismo in Italia (o. c.), p. 57.
569 Cf. G. P e r i c o , Problemi di etica sanitaria, Ancora, Milán 1 9 4 2 , p . 4 6 9 s.
El alcoholismo 389
de drogodependencia. En síntesis, así se presenta la situación: «Las prin
cipales estructuras adjudicadas para la cura de los sujetos dependientes
del alcohol y para prevenir el fenómeno son los servicios y departam en
tos de algunos hospitales, por parte de las estructuras públicas, y grupos
de autoayuda y otras asociaciones del voluntariado organizado, en el sec
tor non-profit»570. Las formas de autoayuda serán tratadas en un párrafo
posterior, ahora vamos a referim os a las estructuras públicas. «Los Servi
cios de ayuda, que poseen al menos una oficina en cada Azienda Sanita
ria Lócale (Estructura Sanitaria Local), desarrollan una amplia gama de
funciones referentes a la intervención sobre el alcoholism o: desde el
diagnóstico médico-psico-social, hasta la definición de un proyecto tera
péutico de rehabilitación individualizado, desde la reinserción social del
sujeto, hasta la organización de iniciativas de sensibilización en la zona,
por ejemplo, en las escuelas, u organizando veladas abiertas a todo el
mundo. Desde el año 1994, algunos de estos Servicios están incluidos en
Centros Alcohólicos Multimodales. Incluyendo algunos departam entos de
hospital y universitarios, que adoptan program as especializados para el
tratam iento de alcohólicos»571.
En lo que se refiere a la situación legislativa, después del fracaso de
una serie de propuestas y proposiciones de ley desde 1986 en adelante572,
que no llegaron nunca ni siquiera a la discusión en el congreso, por fin se
ha llegado a la aprobación de la Ley 125 de 30 marzo 2001: Ley marco so
bre el alcohol y los problemas relacionados con el alcohol511,.
Como ha ocurrido en todos los precedentes proyectos y proposiciones
de ley, el objeto de esta ley es precisam ente el alcoholismo, la dependen
cia del alcohol: «La presente ley contiene norm as dirigidas a la preven
ción, cura y reinserción social de los alcoholdependientes» (art. 1). A
continuación se indican los textos de alcance internacional a los que se
pretende dar validez en Italia:
— «Resolución del Parlam ento E uropeo de 12 m arzo de 1982 so
bre los problem as del alcoholism o en los países de la C om uni
dad».
de los estado miembros de 29 de mayo de 1986, referente al abuso
de alcohol».
— «Indicaciones de la OMS con particular referencia al plan de ac
ción europeo para el alcohol, de que se trata en la Resolución de 17
570 S. F e m i n i s , L'alcolismo in Italia (o. c.), p. 56.
571 S. F e m i n i s , L’alcolismo in Italia (o. c.), p. 56.
572 Una lista se puede encontrar en G. P e r i c o , Problemi de etica sanitaria, Ancora, Mi
lán 1992, p. 469 s.
573 La ley se publicó en «Gazzetta Ufficiale», 18 abril 2001.
390 Bioética
de septiem bre 1992, adoptada en Copenhague por el Comité Re
gional para Europa de la Organización misma».
— «Carta E uropea sobre el alcohol, adoptada en París en 1995»
(art. 1 ).
Los elementos positivos de mayor relieve desde el punto de vista bioé-
tico se puede sintetizar del siguiente modo:
— Un enfoque legislativo firmemente orgánico en el problem a del al
coholismo.
— Un claro y concreto reconocim iento de la seriedad del problema,
hasta establecer innovaciones significativas de diferentes tipos y
en diferentes niveles, como, por ejemplo, la necesidad de una pre
paración académ ica específica para quienes trabajan en este sec
tor, la constitución para las intervenciones más estrictam ente cu
rativas, de «unidades operativas específicas» (art. 1 0 ), y de
«estructuras de acogida para pacientes dependientes del alcohol
que, en la fase siguiente a la aguda, necesitan observación y cuida
dos antes de ser remitidos para el tratam iento dom iciliar o en el
hospital de día» (art. 1 1 ).
— S ituar al alcohol entre los problem as sobre los que el Estado se
com prom ete a m antener un atento control permanente, mediante
la constitución de un nuevo organism o específico, la «Consulta
Nacional sobre el alcohol y los problemas relacionados con el al
cohol», y el regreso anual del problem a al Parlam ento con una Re
lación sobre la aplicación efectiva de la ley en las diferentes Re
giones.
— Por último, u n reconocim iento del valor e iniciativa del volunta
riado, hasta el punto que entre las finalidades de la ley figura la
de «favorecer las organizaciones sociales privadas sin finalidad
de lucro y las asociaciones de ayuda-m utua finalizadas a prevenir
o re d u cir los problem as relacionados con el alcohol» (art. 2 ,
com a e).
Ciertamente, no faltan límites y defectos; en particular se puede hacer
n o tar la evidente debilidad de los límites establecidos en m ateria de la
publicidad que busca promover el consuiho de bebidas alcohólicas (art.
13). Estos límites presuponen ilusoriamente que los menores no podrán
acceder a transm isiones televisivas, periódicos y revistas, salas de cine,
que no están específicamente destinadas a ellos. No obstante, que en su
origen haya una falta de realismo por parte del legislador, m ás bien, nos
encontram os en presencia de una de las contradictorias situaciones en
relación con el alcohol, visto como droga y a la vez fuente de riqueza
para el país. En Italia, en la industria vinícola están registradas más de
1 .0 0 0 empresas, con alrededor de 1 0 .0 0 0 empleados, y una producción
1
El alcoholismo 391
de alrededor 60 millones de hectolitros, de los que se exporta un 40%574.
Lo mismo que en los dem ás productos, la publicidad juega un papel de
prim er plano para subir la dem anda y, por tanto, tam bién la oferta. Por
desgracia, en la ley ha prevalecido el peso de la ganancia. Por esto se da
el com prom iso hipócrita de una norm ativa am pliam ente detallada que
aparentem ente es severa con la publicidad, pero que posee una efectivi
dad escasa en relación con la proclam ada defensa de los menores.
Entre otras críticas hay que indicar, en particular, la que se refiere a la
norm a sobre el delito de conducir vehículos en estado de elevado alcohol.
La normativa existente configura el reato a partir de una alcoholemia de
0,8 g/litro, ahora basta con 0,5 g/litro (art. 6.3). Estudiosos y expertos h a
cen n otar que «no existe u n a cantidad segura, existe u n a cantidad con
mayor riesgo. [...] Si el riesgo que corre una persona sobria es igual a 1,
cuando la tasa de alcoholemia es igual o superior a 1,5 g/1, se convierte en
380 veces superior: el accidente es casi seguro». En dos palabras: «Si hay
que conducir, no se debe beber»575.
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
Teniendo presentes las distinciones indicadas arriba de las diversas
formas y fases de la intoxicación con alcohol, dedicamos ¡a atención al
alcoholismo verdadero y propio, o crónico, después de una rápida indi
cación al agudo y al latente. Seguimos la plantilla que sugiere una divi
sión en prevención, cura y recuperación, además de dar una valoración
motivada de los com portamientos.
1. UNA VALORACIÓN ÉTICA
a) Intoxicación aguda con alcohol o borrachera
Es demasiado evidente que se trata de un com portamiento en que se
tocan gravem ente valores con u na indudable relevancia ética, que se
apoya en la dignidad de la persona humana, tanto la del sujeto como la
de quienes se encu en tran en relación con él. D egradadas gravem ente
quedan, en concreto, relaciones de im portancia prim aria, como la con
574 Datos extraídos de EURISPES, Fuori dall’alcol... (o. c.), p. 1.
575 Así se expresan Givanni Battista Modonutti, porfesor de Higiene y Medicina Social
en la Universidad de Trieste, y Andrea Costanzo, presidente de la Sociedad Italiana de
Traumatología de la Carretera, en un servicio del «Corriere Salute», 18 marzo 2001, p. 4.
392 Bioética
yugal, la paterno/filial, la filial, la fraterna. La evidencia hace que no sea
necesario detenerse en análisis y demostraciones.
Son agravantes las posibles consecuencias dañinas que pueden tocar
a quien tom a el alcohol o a los demás. Las consecuencias son subjetiva
mente imputables en la medida en que eran previsibles y no solo fruto de
coincidencias fortuitas. Un ejemplo de esto son los accidentes ocasiona
dos por conducir un vehículo.
b) Alcoholismo oculto
Se trata de una situación en la que surge, de modo prim ario e impe
rativo, la exigencia o el deber grave de dejar un camino que de otro modo
está destinado con una probabilidad elevada, a term inar en alcoholismo
crónico. Si se tiene presente la im portancia del bien que es la salud, la se
riedad del deber de conservarla para poder realizar las propias tareas y
asum ir las propias responsabilidades y lo dram áticam ente com prom e
tido que queda todo ello cuando se instaura una dependencia del alcohol,
queda evidente la gravedad moral de no cumplir esta obligación.
c) Alcoholismo crónico
A nivel de m oralidad objetiva, resulta evidente la particular gravedad
del com portam iento del alcohólico, ya que queda devastada la vida
m ism a a todos los niveles. Todos los compromisos y responsabilidades
son pisoteados, y se infligen sufrimientos indecibles a los demás, empe
zando por los de la propia familia.
Pero, en cuanto a la responsabilidad subjetiva actual, la imposibili
dad del alcohólico para valorar objetivamente su situación y sus actos, y
para realizar elecciones libres y conscientes, constituyen un gravamen tal
que la hacen, diciendo poco, problemática. Quizá esta es la parte de ver
dad contenida en la denostada equiparaeión entre alcohólico y enfermo
mental: tam bién el alcohólico es una persona incapaz de entendimiento
y voluntad. Con m ayor precisión, sus comportamientos compulsivos, que
escapan a su capacidad de control, lo equiparan los pacientes fóbico-ob-
sesivos.
Se puede apelar a la responsabilidad, pero solo en la medida en que
haya sido verdaderam ente consciente el camino precedente, y no pocas
veces tam bién esto puede faltar. Como ejemplo se puede pensar en los
num erosos casos en que el camino se ha comenzado en la infancia o en
la adolescencia, o tam bién en edad adulta, pero con una real grave inma
El alcoholismo 393
durez. El comienzo y el camino que se recorre pueden ser tam bién ente
ram ente inconscientes, fruto de un am biente familiar saturado de alco
holismo, de una educación gravemente distorsionada o enteram ente ca
rente, y con la complicidad de la sociedad. Lo que se ha dicho hablando
de la drogodependencia de la droga sirve tam bién para el alcohol, con el
agravante que, en relación con el alcohol, acom paña una complaciente
aprobación social, factor cuya notable eficacia com o incentivo resulta
útil que veamos con mayor atención. «Los estados de “toxicidad” por eta-
nol se m anifiestan con mayor frecuencia cuando el consumo de bebidas
alcohólicas encuentra en el ambiente familiar y social una actitud indul
gente, con la posibilidad, por tanto, de que individuos escasamente ten
dentes a tom ar voluntariam ente por sus características constitucionales
psico-biológicas manifiesten [...] respuestas toxicotropas (mecanismo de
acostum bram iento y posteriorm ente de "apetencia/dependencia”, por in
fluencia del ambiente»576.
Con otras palabras m ás breves: no son pocos los alcohólicos que
nunca lo habrían sido si no hubieran sido empujados por el contexto so-
cio-cultural.
2. ¿QUÉ DEBERES SE IMPONEN EN RELACIÓN CON EL ALCOHOLISMO?
Lo que se ha visto hasta aquí sobre esas responsabilidades ha trasla
dado la cuestión mucho más allá de las personas alcohólicas, principal
mente, sobre la sociedad. El carácter del alcoholismo, de problem a social
particularm ente grave en sí mismo y en sus consecuencias, sugiere que
nos detengamos aún más sobre las tareas que recaen sobre la sociedad.
R esulta evidente que se im pone al Estado acabar con decisión con
cualquier forma de incentivación del fenómeno, como es el caso de haber
dejado hasta ahora manos libres a la publicidad en favor del consumo de
bebidas alcohólicas, particularm ente de las más dañinas, como son las
bebidas de elevado grado alcohólico. También term inar con la obtención
de beneficios por su parte debido a su modo de situarse en relación con
la producción y comercio de bebidas alcohólicas. Los pasos realizados en
Italia con la ley em anada hace poco tiempo ya han sido destacados hace
poco.
Pero sería reductivo y desviado ver que con eso se han satisfecho las
tareas del Estado. Una vez quitadas esas intolerables distorsiones, que
dan p o r descubrir esas tareas. Se puede dar una prim era form ulación
576 G. S e n i n i - E. F. S ig u r t a , Aspetti biopatologici dell’alcoolismo, Pitagora, Bologna
1981, p. 16. Cursiva del autor.
394 Bioética
general afirm ando que, vista la fuerte sim ilitud entre dependencia del
alcohol y de la droga, en relación con el alcohol se debe poner en m ar
cha u n a acción org án ica y capilar, p o r lo m enos igual a la que se ha
visto necesario realizar en relación con la droga. Una acción que supere
n etam en te no solo cu alquier parcelación de las intervenciones, sino
tam bién cualquier planteam iento que sea solo médico o psicológico, o
psiquiátrico, debido a la complejidad de los factores que intervienen en
la génesis del alcoholismo, y tam bién a la destrucción de la persona a
todos los niveles y en sus múltiples relaciones. Una acción que debe se-
cuenciarse en sus tres clásicos m om entos de prevención, cura y sociali
zación.
a) Prevención
Lo m ismo que con las dem ás patologías, existe el riesgo de reducir
la prevención a sim ple información. Esto es lo que se ha hecho con el
SIDA, como pone en evidencia el eslogan utilizado en Italia: «Si lo co
noces, lo evitas». No hay duda de que una parte relevante y la base de
cualquier prevención es ofrecer un conjunto de conocimientos previos
y re alistas so b re la realid ad de que se tra ta . Prom over u n a to m a de
conciencia de la gravedad de los daños que se producen con las bebidas
alcohólicas es la prem isa indispensable para que el sujeto pueda tom ar
decisiones convencidas y motivadas en la dirección deseable. Pero tam
bién es indispensable el descubrim iento, o el redescubrim iento, de una
escala de valores válida, es decir, que responda a la dignidad y a las más
profundas exigencias del corazón hum ano. Esto, tanto se trate de pre
venir el com ienzo del camino hacia el alcoholismo (prevención prim a
ria) com o que se trate de bloquear un cam ino ya iniciado (prevención
secundaria).
El espacio para una prevención secundaria es posible y consistente
debido a que, a diferencia de lo que sucede con la droga, al alcoholismo
crónico se llega, como hemos visto, a través de un proceso gradual de du
ración notable. » biográficos, familiares, conyugales, sociales y étnico-económicos»579.
Una estrategia particularm ente sugerente ha sido propuesta p o r un
estudioso muy conocido, Giuseppe De Rita. Después de hacer n o tar que
«en la vertiente de la alim entación la lógica de la autorregulación es la
que priva» y que «comienza a arrastrar tam bién el consumo de bebidas
alcohólicas», De R ita sugiere: «plantear acciones y políticas que sean
capaces de reforzar el empuje de la autorregulación, para realizar un
salto en la gestión m adura, individual y colectiva del consum o de alco
hol». En la práctica se trata de «engancharse a ese objetivo de bien co
El alcoholismo 395
lectivo y de procesos espontáneos y fisiológicos que está am pliam ente
en m archa»577.
Teniendo, adem ás, en cuenta que aum enta el n úm ero de personas
que se encam inan al alcoholismo desde la adolescencia, resulta claro que
la auténtica prevención se sitúa dentro del proceso educativo, con la par
ticipación diversificada y com plementaria de los diversos agentes educa
tivos, el prim ero, la familia. Constituye una seria prevención para cual
quier drogodependencia, incluyendo el alcohol, la form ación de
personalidades seriamente equilibradas, con válidos ideales de vida con-
vencidamente asimilados y valientemente buscados.
b) Cura y socialización
Parece útil ju n tar en este mismo párrafo los dos momentos, que son
conceptualmente muy distintos, ante todo, porque en la práctica no hay
una línea neta de demarcación entre ellas. El objetivo teóricam ente pro
pio y exclusivo de la cura es llevar al alcohólico a que adquiera la capaci
dad de abstinencia de las bebidas alcohólicas. Las aportaciones de ca
rá c te r m édico son, ciertam ente, de u n a im portancia prim aria, pues el
descubrim iento de las bases bioquímicas, en el cam po neurológico, del
impulso irresistible a consum ir alcohol h a llevado tam bién a descubri
m iento de fárm acos capaces de actuar eficazm ente sobre esas bases578.
De este m odo se facilita la superación del síndrom e de abstinencia, que
constituye uno de los principales factores de resistencia al tratamiento.
Pero este objetivo de liberación de la dependencia necesita m uchas
más cosas. Su realización es posible, en concreto, solo sobre la base de
un profundo y complejo cambio en todo el m undo interior del alcohólico
y en sus relaciones con los demás. Se trata, como desde hace tiem po han
indicado estudiosos que son, adem ás, trabajadores de este campo, de
«modificar dentro de los límites posibles la particular “visión del m undo”
del alcohólico, con sus correspondientes relaciones que lo condicionan y
vinculan, visión en la que interfieren toda una serie de factores biológico-
577 G. De R j t a , en la introducción a D. Rossi, Alcol consum í epolitiche in Europa, Qua-
demo n. 1 del Osservatorio Permanente sui Giovani e l'Alcool. Ediciones Otet, Roma 1992,
p. 8 s.
578 Cf. M. C e c c a n t i - G. B a l d u c c i , Alcol ecraving. Publicación sin indicación ni del edi
tor ni de la fecha. Debido a que la bibliografía científica, enteramente en inglés, llega a
1997, la fecha de publicación es probablemente 1998.
579 AA.W, Alcoolismo, C e M, Pararía 1976, p. 281.
396 Bioética
Si seguimos dando valor a preciosas contribuciones, que han sido por
desgracia desatendidas, que desde hace tiempo ofrece la literatura sobre
el tema, se pueden dibujar algunas indicaciones generales para realizar
un program a tan ambicioso.
Resulta indispensable una estructura específicamente destinada a la
cura de los alcohólicos, con operadores que tengan diferentes competen
cias: médicas, psiquiátricas, psicológicas y sociales. «No obstante no es
suficiente una simple presencia de un contexto interdisciplinar, sino que
es necesario que se realice una integración unitaria para com prender lo
que sucede en el paciente, como sucesos psíquicos, dentro de los que se
incluyen problemas orgánicos. Solo desde esta lectura integrada es posi
ble conferir u n significado a la intervención tanto física com o psí
quica»580. En una palabra: trabajadores de diversas competencias profe
sionales que trabajen en equipo.
En la cura del alcohólico hay que situar, como base de partida, un
«diagnóstico [...], que sea a la vez médico, psíquico y social». Sobre esta
base hay que elaborar un serio program a terapéutico, con una auténtica
estrategia de intervenciones para conseguir hacer salir cuanto antes al
alcohólico de la actitud pasiva de usuario de servicios, y convertirlo en
un colaborador activo y responsable. Debido, además, a que en esta fase,
preferentem ente médica, tienen relación con el alcohólico otros médicos
y operadores de la sanidad de otras estructuras, es im portante que el
equipo asegure una coordinación orgánica en las modalidades y estilo de
las intervenciones, en la «gestión de casos que son muy difíciles de ges
tionar porque existe una disociación entre la frecuente pasividad y la
tam bién frecuente irreductibilidad de las infracciones a las norm as tera
péuticas o de las sucesivas recaídas».
Puestas de este modo las bases, y comenzado tam bién la re-sociali
zación, esta se realiza fuera de la estructura, en el ambiente de vida habi
tual del alcohólico. Este estará en condiciones de afrontar con éxito no
solo los siempre presentes atractivos del alcohol, sino tam bién el desafío
de un ambiente que a m enudo le acoge con ironía, desconfianza, despre
cio, provocando con facilidad en deseo dg volver a encontrar refugio en
el alcohol. Es evidente la necesidad de &yuda y apoyo externo, que se
sum e al atento seguimiento de un program a terapéutico en su casa. El
equipo de la estru ctu ra deberá hacerse cargo de todo esto. P ara esto
«debe identificar los puntos de referencia indispensables en el territorio
para poder continuar con el program a terapéutico, a través de psicotera
pia fam iliar u o tras intervenciones estrictam ente psicoterapéuticas,
580 E. T e m p e s t a - G. C o n t é , Alcoolismo: la risposta istituzionale, en AA.W., Dossier al
coolismo (o. c.), p. XV. De esta y de la página siguiente las citas que siguen.
El alcoholismo 397
m ientras que es indispensable en el plano social proporcionar al alcohó
lico puntos de referencia para afrontar los problem as existenciales que
su enfermedad ha acentuado y hecho dramáticos de m odo particular. La
experiencia de otros países enseña que es, quizá, posible ofrecer respues
tas más incisivas agrupando estas intervenciones en instituciones alta
mente especializadas, como hospitales de día y com unidades terapéuti
cas para alcohólicos».
En este contexto se dibuja con m ayor claridad el papel que corres
ponde a una de las más acertadas formas de ayuda para los alcohólicos,
surgida casi por casualidad, fuera de cualquier estructura o institución, y
que ha sido una inspiración profunda para el surgimiento de otras inicia
tivas análogas en los más diversos campos, los Alcohólicos Anónimos.
Conviene dedicar a este fenómeno un párrafo aparte.
3. LA SORPRENDENTE EFICACIA TERAPÉUTICA
DE LOS GRUPOS DE AUTOYUDA
Existe una fecha muy precisa para el nacimiento de Alcohólicos Anó
nimos: 10 de junio de 1935, en Akron, Ohio, USA581. Aquel día, un tal Bill,
agente de cambio, que había salido seis meses antes del alcoholismo gra
cias a u n a intensa experiencia espiritual, y un cirujano, el doctor Bob,
alcohólico, se encontraron por casualidad en Akron y pasaron toda la no
che hablando de las propias experiencias personales. De esa conversa
ción, Bill sacó la fuerza para no recaer en el alcoholismo en un momento
de depresión posterior, y Bob, la fuerza para dejarlo. Uno había ayudado
al otro, a pesar de ser los dos víctimas del alcohol.
Convencidos por su experiencia personal de la eficacia del método,
los dos com enzaron la asociación de «Alcohólicos Anónimos», que ense
guida llegó a la codificación de un program a, con el original título de
«doce escalones» para subir, y una metodología para seguir, delineada en
«doce tradiciones». Como ejemplo, estos son algunos de los escalones:
«1) Admitimos que carecemos de todo poder contra el alcohol, que
somos im potentes para controlar nuestro modo de vivir.
3) Hemos decidido confiar nuestra voluntad y nuestra vida a la provi
dencia de Dios, como lo entendamos.
7) Hemos rezado hum ildemente al Señor para que elimine nuestras
carencias».
581 Son los protagonistas de la historia quienes proporcionan estos datos. Los saco de
la traducción italiana de Alcoolisti Anonim i, Bulzoni, Roma 1980, llevada a cabo sobre la
edición americana de 1976. La primera edición es de Nueva York, 1939.
398 Bioética
Resulta evidente, pero es bueno subrayar la im portancia concedida a
elem entos de religiosidad auténtica. Hay que decir que no constituyen
u na condición p ara pertenecer a un grupo de Alcohólicos Anónimos,
pero la dinám ica del cam ino lleva, antes o después, a provocarlos en
aquellos en quienes inicialmente no estaban presentes.
Estas son algunas de las tradiciones:
«2) Para el fin de nuestro grupo no existe más que una sola autoridad
suprema: un Dios amoroso, cualquiera que sea el modo en que se m ani
fieste en la conciencia de nuestro grupo. Nuestros jefes no son otra cosa
que servidores de confianza, no gobiernan.
5) Cada grupo no tiene más que un único fin principal: transm itir su
mensaje al alcohólico que sigue sufriendo.
12) El anonimato es la base principal de nuestras tradiciones. Debemos
recordar siempre poner el principio por encima de cada individuo»582.
La justificación del anonim ato se puede com pletar con: «Queremos
que el mensaje de la asociación prevalezca sobre la personalidad del indi
viduo [...]. El anonimato, además, defiende a las personas, que deben te
ner la seguridad de que no van a ser coaccionadas o dañadas de ninguna
forma»583.
Se puede afirm ar que los resultados son claramente positivos. Tam
bién sin cifras ni porcentajes (se llega más arriba del 50% de curación de
una «enfermedad» que hasta hace poco se consideraba incurable), la de
m ostración de la validez del método está ampliamente asegurada por su
rápida y extendida difusión en m uchísimos países. A esto se añade un se
gundo dato de proliferación de iniciativas inspiradas en Alcohólicos Anó
nimos, en el ám bito mismo del alcoholismo, y en un núm ero alto y cre
ciente en otros ámbitos de dificultad, los llamados grupos de autoayuda
o de autoterapia.
Una explicación teóricam ente fundam entada de la eficacia terapéu
tica de la participación en un grupos de Alcohólicos Anónimos necesita
ría un espacio excesivo para este libro. Para exponer conceptos, defini
ciones e hipótesis, es preferible y más sencilla la vía descriptiva, que lleve
a com prender los factores que provocan, y sostienen el cam ino hacia la
recuperación del autocontrol en relacióñ con el alcohol. Esta que cito no
es muy reciente, pero no ha perdido nada de su validez y eficacia:
582 La lista de «escalones» y «tradiciones» se puede encontrar con facilidad en las pu
blicaciones dedicadas a los Alcohólicos Anónimos. Algunas las estamos indicando poco a
poco, otras se encuentran en las referencias bibliográficas del final del capítulo. Existe una
monografía editada por la asociación de Alcohólicos Anónimos, Dodici pasi e dodici tradi-
zioni.
583 P. B a r i c e l l i , Una proposta concreta: gli Alcoolisti Anonimi, en «II Delfino» 5 (1980),
n. 3, p. 20.
El alcoholismo 399
«Diversos sujetos se reúnen con la intención de ayudarse para llegar a
ser abstemios. Para lograr el fin es prim ero e indispensable que el alco
holizado esté dispuesto a dejarse ayudar. Una vez que tom a contacto con
Alcohólicos Anónimos descubre la audacia de esperar. Ve con sus propios
ojos qué tanto se han curado. Su junta con alcoholizados que no beben y
que, evidentemente, son felices de ser abstemios y así, poco a poco, com
prende mejor la naturaleza de su problem a. [...] Con m ucha probabili
dad term inará por tener un «consejero», es decir, un m iem bro de Alcohó
licos Anónimos que será su amigo único, responderá a sus preguntas, lo
ayudará a comprender mejor y, en caso necesario, le buscará la ayuda de
un médico. Aprenderá a vivir el día a día, sin hacer promesas, sino senci
llamente tratando de pasar las veinticuatro horas sin beber, un día tras
otro. Después, su consejero le llevará a alguna reunión pública en la que
escuchará a otros alcoholizados narrar sus experiencias de bares y su es
fuerzo por rehabilitarse. Tendrá el número de teléfono de otros alcoholi
zados que le invitarán a su casa, a comer con ellos, a las reuniones socia
les y ten d rá oportunidad de asistir a reuniones privadas solo p ara
alcoholizados. La participación en estas reuniones se fijará como un m o
mento crucial de su vida, porque constituye una adm isión abierta de ser
un alcoholizado. Poco a poco se llega a intuir el significado de los doce
escalones, que son la base del program a de los Alcohólicos Anónimos. A
m enudo, los aspectos religiosos de estos escalones se desarrollan m ás
tarde en el proceso de rehabilitación del alcoholizado»584.
En esencia: el alcohólico es dulcemente atraído y empujado a realizar
un camino, que estaba rechazando hasta la víspera y consideraba im po
sible; se despierta en él la autoestim a y la confianza en sí mismo, consi
gue movilizar las energías que se habían quedado como paralizadas y en
los siem pre presentes pasos en falso, o recaídas, encuentra enseguida
manos amigas que le ayudan a volver a ponerse de pie. Y para m antener
viva la esperanza de tener éxito en la empresa, está la presencia reconfor
tante de tantos que se m uestran a sí mismos, con el lenguaje indiscutible
de los hechos, que en realidad la empresa es posible.
E n conexión y com plem entarios con Alcohólicos Anónim os, hay
otras dos asociaciones, que se encuentran tam bién distribuidas por el
mundo: Al-Anón, constituida por los familiares de los alcohólicos, que en
Italia cuenta con m ás de 400 grupos, y Al-Ateen, que agrupa los hijos me
nores de edad de los alcohólicos585. La familia, que es la prim era víctima
584 G . H a g m a ie r - R . W. G l e a s o n , Compendio di psichiatria pastorale, Marietti, Turín
1967, pp. 204/206. En esta traducción al italiano se ha cambiado arbitrariamente el título
del original inglés: Counseling the catholic.
585 Estas informaciones y las que van a continuación han sido sacadas de S. F e m i n i s ,
L’alcoiismo in Italia (o. c.), p. 56.
400 Bioética
de los destrozos que se derivan de caer en el alcoholismo de uno de sus
miem bros, se encuentra tam bién en prim era línea de los motivos para
volver a emerger y consolidarse en el alcohólico de la voluntad de rom per
las cadenas que le atan al alcohol. «El bien de la familia es, de hecho, la
prim era motivación para dejar la bebida que citan los alcohólicos que es
tán en recuperación, a continuación van salud, la voluntad de recuperar
la propia autoestima, el trabajo, etc.».
En el cam ino abierto por Alcohólicos Anónimos han surgido otras
iniciativas, más o m enos diferenciadas. Hay que indicar, en particular,
debido a las concepciones teóricas en que se basan, el Club de Alcohólicos
en Tratamiento (CAT)586. Su comienzo tuvo lugar en 1964 en Zagreb, por
parte del psiquiatra Vladimir Hudolin (V 1996). En Italia, el prim er club
se ha constituido en Trieste fundado por Hudolin mismo, y en el Trentino
los CAT han conocido un gran desarrollo587. Una indicación de sus bases
teóricas: rechazo de la concepción del alcoholismo com o enfermedad,
sustituida por la tesis de qi; 1 alcoholismo es una form a de com porta
miento o estilo de vida; rechazo de achacar el alcoholismo a factores ge
néticos, predisposiciones psicológicas, debido a la constatación de que,
dejando aparte unas pocas excepciones, «más del 90% de los alcohólicos
no presentan trastornos de personalidad anteriores»588.
Una descripción, aunque resum ida, del momento central de la vida
en la asociación puede hacer descubrir algunos de los elementos esencia
les del club. «En el encuentro semanal al club, el alcohólico [...] es acom
pañado por sus familiares. En el contraste entre vivencias entre familia
res, parientes y amigos, se ayudan recíprocamente, com partiendo todo:
dificultades de diálogo, celos, problemas de trabajo, relaciones con el ex
terior. Junto con el alcohólico encuentran la causa auténtica que se en
cuentra en el fondo de cada vaso: un estilo de vida que hay que cambiar
para resolver juntos el problema»589.
En cuanto a los resultados, «por las estadísticas resulta que el 70% de
las familias que em prenden el tratam iento resuelven establem ente su
problema».
Otra característica positiva de los clubes es su sistem ática acción en
el territorio, para sensibilizar tanto a la población, en su conjunto, como
586 p a r a io sdatos a continuación: V. H u d o l in y o t r o s (dir.), I Club degli alcoholisti in
trattamento, Edizioni Centro Studi Erickson, Trento 1987.
587 A fecha de hoy, los grupos en la región de Trentino son 165. Desde hace tres años,
debido a algunos responsables del Centro Studi per Problemi Alcolcorrelati de Ti ento, ha
comenzado una comprometida empresa de difundir los CAT en algunos países de América
Latina: Ecuador, Boliviay Chile («Awenire», 8 marzo 2001, p. 9).
588 V. H u d o l in y o t r o s (dir.), I Club degli alcoholisti in trattamento (o. c.), p. 20.
589 D. A n d r e a t t a , L'esperienza dei Club degli alcoholisti, en «Famiglia Oggi» 14 (1991),
n. 53, p. 70. También es de aquí la cita siguiente.
El alcoholismo 401
a las familias y educadores, en particular. Acción que en la región del
Trentino se desarrolla en colaboración orgánica con los entes públicos y
centros de estudio. Con resultados de una relevancia im portante: «En es
tos años, la presencia de clubes ha comenzado a modificar la percepción
del fenómeno de la dependencia del alcohol, y a nivel cultural se ha in
troducido la idea de que es posible asociarse para compartir, ayudándose
m utuamente, un proyecto de vida alternativo. Pienso que existe un gran
mensaje de cambio cultural». Así habla uno de los mayores responsables
de toda la iniciativa, el doctor Renzo De Stefani590.
Sobre la difusión en Italia de los dos tipos de autoayuda, se pueden
considerar suficientem ente fundam entados los datos proporcionados
por la presentación en el Parlam ento de la que se ha convertido en Ley
n. 1215: «De Alcohólicos Anónimos [...] nace el prim er grupo en Roma
en 1972, y de los Clubes de Alcohólicos en Tratamiento [...] en Trieste, en
1979. Actualmente, los dos movimientos están distribuidos en todo el te
rritorio nacional y constituyen una de las redes de intervención en el al
coholismo más amplia y diversificada por acercamiento al problem a que
pueda encontrarse en Europa. Sobre la base de un ceso, que aún se en
cuentra en m archa [...], las asociaciones de CAT resultan ser 201 y los
Club de alcohólicos en Tratamiento 2.397. Alcohólicos Anónimos cuenta
con un total de 804 grupos de los que 434 son AA, 326 Al-Anon y 2:7 Al
Ateen [...], con un total de 3.201 grupos de autoayuda, que comprenden
al menos 32.000 familias.
»La investigación encuentra una notable diversificación territorial en
la difusión [...] con regiones que tienen una relación población/grupos
muy elevada (Friuli Venezia Giulia, con un servicio por 2.856 habitantes)
y regiones con una relación muy baja (Campania, con un servicio por
140.000 habitantes)»591.
4. CONTRIBUCIÓN DE LA IGLESIA AL PROBLEMA DEL ALCOHOLISMO
Didácticamente es útil distinguir la diversas proveniencias y formas
de aportación: Magisterio, reflexión teológica, operadores creyentes.
a) Magisterio. A nivel de Magisterio universal no existe ningún docu
m ento escrito que se refiera específicam ente al problema. Solo existen
discursos y mensajes de los Papas, empezando por Pío XII, precisamente
590 D. An d r e a t t a , L’esperienza dei Club degli alcoholisti (o. c.), p. 71. Para mayores in
formaciones sobre los CAT, incluyendo su singular filosofía, ver, entre otras cosas, el rico
material puesto al día que aparece en el portal de Internet: www.aicat.net.
591 Texto sacado del portal Internet www.parlamento.it.
402 Bioética
en un discurso dirigido a una asociación eclesial irlandesa, el 13 septiem
bre 1956. Tiene una importancia particular el discurso de Juan Pablo II
al 31 Congreso Internacional para prevención y tratamiento del alcoho
lismo, el 7 de junio de 1985. Pero la intervención más significativa es el
de la Conferencia Internacional sobre Droga y alcoholismo contra la vida,
organizada por el Consejo Pontificio para la Pastoral de los Operadores
Sanitarios, con un discurso del Papa a los participantes el 23 de noviem
bre de 1991.
La atención del Magisterio, sin descuidar ninguno de los diferentes
aspectos del problema, ha insistido con mayor amplitud sobre las graves
consecuencias del alcoholismo. En esta línea se puede hacer notar que en
la Exhortación Apostólica post-sinodal Familiaris Consortio (22 noviem
bre 1981) en la lista de familias a las que se debe asegurar «un compro
miso pastoral más generoso, inteligente y prudente», porque «deben
afrontar situaciones objetivamente difíciles», aparecen también las «fa
milias de alcoholizados» (n. 77).
En cuanto al Magisterio Episcopal hay que señalar de modo particu
lar un texto, un auténtico libro, preparado en 1978 por la Comisión so
cial de la Conferencia Episcopal Francesa: Dossier sobre el alcoho
lismo592. Como se ve desde el título, el problema se afronta desde todos
sus aspectos.
b) Reflexión teológica. En la tradición de los manuales, siempre ha
encontrado su puesto en una valoración ética, lo que hoy día se deno
mina alcoholismo agudo o borrachera. El alcoholismo crónico ha lla
mado la atención de los moralistas solo recientemente, en conexión con
el problema droga. Entre los primeros se encuentra el célebre moralista
Bernard Haering, en su conocido libro: Ética Médica593.
Es útil hacer notar, tanto para el Magisterio como para la reflexión
teológica, que el alcoholismo no plantea problema alguno de tipo doctri
nal, debido a su evidente carácter de desorden moral grave. Los proble
mas son, más bien, de tipo operativo o pastoral, en el ámbito de la pre
vención o cura de los alcoholizados. Por esto es necesario clarificar los
motivos que lo convierten en un preciso deber moral.
Puede considerar ejemplar un texto bastante singular en su género:
Respuestas interconfesionales sobre el alcoholismo. Se trata del docu
mento conclusivo de un simposio sobre el tema, que tuvo lugar en Zurich
del 25 de junio al 1 de julio de 1978, con la participación de estudiosos y
59í Dossier sur Valcoolisme, Centurión, París 1978.
593 B. H a e r i n g , Etica Medica, Paoline, Roma 1972. Entre los problemas que se refieren
a «La salud del hombre» dentro de la «Psicopatología y psicoterapia» aparece un párrafo:
terapia de los drogadictos y de los alcoholizados (pp. 310-324).
El alcoholismo 403
operadores de las diferentes Iglesias cristianas594. En este se encuentra,
entre otras cosas, lo que puede constituir la contribución específica que
una comunidad cristiana puede dar para solucionar los diversos proble
mas. Por ejemplo, en el ám bito de la prevención se subraya que «la
fuerza para prevenir el alcoholismo se encuentra en el vivir con autentici
dad la espiritualidad de la propia Iglesia». En cuanto a la información se
subraya que las diferentes iglesias no tienen necesidad de poner en mar
cha estructuras determinadas, es suficiente con que potencien las que
tienen ya en vigor. Sobre la acción de recuperación de los alcohólicos,
cada Iglesia puede dar una preciosa contribución para «asistir al alcohó
lico para que tenga una visión plena e integrada de su existencia»; puede
«ayudar a resolver los profundos sentimientos de culpa», como también
a reconstruir lo que ha sido destruido por el alcoholismo en el terreno es
piritual y ético. Todo esto, no obstante, con el máximo cuidado para evi
tar cualquier actitud de condena del alcohólico, y la prudencia obligada
para esperar el momento adecuado para una conversación abiertamente
religiosa, que normalmente se plantea cuando el camino de la recupera
ción ya ha comenzado.
c) En el plano operativo. Ya hemos tenido ocasión de hacer notar lo
presente que se encuentra la inspiración cristiana en la asociación de Al
cohólicos Anónimos. Si pudiésemos pasar revista a otras realizaciones
análogas para la recuperación de los alcohólicos, constataríamos ense
guida que eso sirve para la mayoría de ellas, comenzando por las conoci
das de la Croix d’Or y la Croix Bleu. En resumen, en el campo de la de
pendencia del alcohol emerge la misma situación de «creyentes en
primera línea» en el compromiso de ayudar a quien ha caído, que ya he
mos encontrado en el terreno de la droga.
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in Italia, Lógica, Rom a 1996.
 Capítulo IX/3

EL TABAQUISMO

I. DATOS COGNOSCITIVOS ESENCIALES

1. UN POCO DE HISTORIA

Pasando del alcohol al tabaco, hay una primera anotación histórica

que hacer. Mientras que se pierde en la prehistoria y en la mitología la apa
rición de las bebidas alcohólicas en la humanidad, la aparición del tabaco
tiene una fecha precisa y no remota. Interesa decir algo de ello, porque ex
plica la aparición de algunos términos, comenzando por el de «tabaco».
Los primeros europeos que descubrieron la existencia de esta sustan
cia fueron los hombres del equipaje de Cristóbal Colón595, quienes, al de
sembarcar en la isla de Cuba, el 6 de noviembre de 1492, vieron que los
habitantes fumaban hojas enrolladas en una de las hojas que envuelven
la panocha del maíz. Esos rollos eran llamados tabaco por los indígenas.
Solamente el siglo siguiente, es decir, aproximadamente a la mitad del si
glo xvi, se comenzó a cultivar tabaco en Europa, precisamente en España
y Portugal. Es también singular la aparición del término nicotina596: un
embajador de Francia en Portugal, Jean Nicot De Villemain, además de
pertenecer al grupo de los primeros cultivadores de tabaco, envió semi
llas a Francisco II y Catalina de Médicis. Ciertamente no se trata de un
hecho para inmortalizar su nombre, pero algunos decenios más tarde, el
año 1568, el botánico J. Dalechamps, en su Historia plantarum, decidió
poner a la planta de tabaco el nombre de Herba nicotiniana, en honor de
Nicot, y a continuación, el célebre naturalista sueco, Carlos Linneo

595 Estas informaciones se pueden ver en F. N o e l C h i c o u , Le tabac, Marabount, Ver-

viers 1973. El autor indica como fuente el diario de a bordo de la nave Pinta, pero repro
duce la descripción de Bartolomé de Las Casas en su Historia de las Indias.
596 ver F. C o r t e s i , Tobacco, en «Enciclopedia Italiana», vol. XXXIII, Istituto dell’Enci-
clopedia Italiana, Roma 1937, p. 139 s-
(1707-1778) la denominó Nicotina tabacum, de donde se saca el nombre
de la principal sustancia contenida en el tabaco.
El tabaco entró en el comercio acompañado del halo de fármaco efi
caz contra diversas molestias, comenzando por el dolor de dientes. En
forma de polvo para inhalar se difundió entre las clases elevadas, en dife
rentes formas de fumar conoce una difusión entre las masas a partir de
la segunda mitad del siglo xix. Solo en tiempos muy recientes se ha lle
gado a un conocimiento científico sobre la cantidad y gravedad de los da
ños causados por fumar en el organismo humano. Pero es conveniente
dar a este tema una atención particular, debido que sobre él se juega la
valoración ética de la conducta de fumar.
Aquí es suficiente con añadir que la difusión creciente del consumo
de tabaco acabó enseguida por poner en marcha un negocio, entre pro
ducción y comercio, de los que proporcionan mayores beneficios. Los
gobiernos, comenzando por el de Carlos I de Inglaterra, no tardaron en
convertirlo en una fuente de entradas, sometiendo a régimen de mono
polio la producción y el comercio del tabaco, y gravando con fuertes im
puestos el cultivo y el producto. Esto ha implicado la plena legalización
del consumo de tabaco y su legitimación social. Más recientemente hay
que añadir la explotación del tráfico clandestino de tabaco por parte de
las organizaciones criminales.
2. DIMENSIONES DEL FENÓMENO
El consumo de tabaco se ha convertido en un problem a mundial,
como lo demuestra el hecho de que es uno de los problemas de los que se
ocupa la OMS, además de los gobiernos y la policía de los Estados. Más
útil que una fotografía de la situación actual, puede resultar dibujar, aun
que sea a grandes rasgos, la marcha del consumo y también de la pro
ducción de tabaco.
Después de un período de crecimiento continuo, dentro de los países
y en el conjunto del mundo, se ha producido algo nuevo desde hace un
tiempo, especialmente después de la difusión en la opinión pública de los
conocimientos sobre los daños a la salud que, ciertamente, origina el ta
baco597. En los países desarrollados se ha producido una verdadera inver
sión de tendencia: ya no crece, sino que se encuentra en disminución. No
obstante sirve de contrapeso el aumento registrado en los países en vías
597 Cf. G. Conté - P. Giura, Alcolismo e tabacco, en G. Russo (dir.), Bioética sociale, Elle
Di Ci, Leumann (Turín) 1999, p. 1999. También de aquí se han sacado los datos que si-
guen.
de desarrollo, gracias a la propaganda hábil y carente de prejuicios desa
rrollada en ellos por las grandes compañías de tabaco.
En lo que se refiere en particular a Italia, la tendencia a la disminu
ción «encuentra una prueba en dos datos, la reducción en el gasto fami
liar, del gasto en tabaco (del 1,9% de 1985 al 1,7% de 1990) y la corres
pondiente reducción de la venta de cigarrillos, que en el mismo
quinquenio ha pasado desde 105.000 hasta 95.000 toneladas». En sentido
contrario a la tendencia se encuentra el consumo por parte de la mujer,
que aumenta notablemente en las generaciones jóvenes: «Mientras en los
años sesenta, los fumadores jóvenes eran un 64% hombres y el 36% mu
jeres, actualmente, la proporción entre los dos sexos se ha invertido, por
que las fumadoras son el 55%, frente al 45% de fumadores, aunque las
chicas se limitan a un consumo de cigarrillos más reducido». Cifras y
porcentajes aparte, no solo en Italia, sino también en muchos países de
sarrollados, la confirmación de la creciente difusión del tabaco en el
mundo femenino procede de la impresionante reducción de la diferencia
que existía antes entre hombres y mujeres, en ventaja de estas últimas, de
la difusión de algunas enfermedades graves, entre las que se cuenta, so
bre todo, el cáncer de pulmón. Lo vemos mejor enseguida.
3. UNA DELIMITACIÓN DEL TERRENO
Debido a que nuestro principal interés en esta materia son los aspec
tos éticos del consumo de tabaco, es necesario delimitar detalladamente
el ámbito dentro del que fumar plantea problemas morales, siendo evi
dente que esa conducta no pertenece a los que son deshonestos siempre y
en cualquier caso. Como se ha indicado ya, plantean problemas de tipo
ético las consecuencias dañinas para la salud. Por tanto, nos encontramos
ante una conducta dañina o de riesgo, por lo que es la entidad del daño o
del riesgo el factor que determina la solución de los problemas de carácter
ético. Podemos distinguir tres tipos o clases de fumadores:
1° Fumador ocasional: quien hace un uso limitado y ocasional del ta
baco. Los daños, que, como veremos, se producen siempre, tienen una du
ración breve y su entidad se puede pasar por alto y pueden ser compensa
dos por alguna ventaja, incluso solo en el plano psicológico o social.
2° Fumador habitual: quien fuma a menudo, independientemente de
las circunstancias concretas. Los daños producidos a la salud son consis
tentes y, con el tiempo, llegan a ser graves. No obstante no se tiene de
pendencia dél tabaco, de modo que el sujeto puede dejar el tabaco sin ex
cesiva dificultad y sin crisis de abstinencia. Sin embargo se trata de una
situación que a menudo termina en la siguiente.
410 ± í l u e L i ( ,u
3° Fumador empedernido: quien ante el tabaco presenta un cuadro de
com portamientos que es exactamente superponible con el que hemos
visto en los toxicodependientes de la droga o del alcohol, con un sín
drome de abstinencia específico. La dependencia se establece en relación
con la nicotina, que es «el principio activo, igual que el alcohol y las de
más drogas»598. Es útil un dato indicador concreto, «Un fumador depen
diente "medio” fuma entre 20 y 30 cigarrillos diarios». En cuanto al sín
drome de abstinencia, parece particularmente autorizada la descripción
que da el DSM-IV. «Incluye cuatro o más de los síntomas siguientes: hu
mos disfórico o depresivo; insomnio; irritabilidad, frustración o rabia;
ansia; dificultad de concentración; intranquilidad o impaciencia; dismi
nución de la frecuencia cardíaca, aumento del apetito o del peso. Los sín
tomas de abstinencia causan molestias clínicamente relevantes y afectan
al funcionamiento social, laboral o en otras áreas importantes [...]. La
necesidad impelente ("mono" o "craving”) es un elemento importante en
la abstinencia de nicotina y puede explicar las dificultades que los indivi
duos encuentran para interrumpir el uso de productos que contienen ni
cotina. Otros síntomas de la abstinencia de nicotina son un deseo de to
mar dulces, y las dificultades para mantener las prestaciones en pruebas
que necesitan vigilancia»599.
El ámbito en el que se mueve nuestra exposición se refiere casi exclusi
vamente al mundo de los fumadores habituales y empedernidos. A estos
se aplica con corrección la denominación tabaquismo.
Con base en los elementos expuesto, se comprende fácilmente que mu
cho de lo dicho hablando de los toxicodependientes de droga y alcohol
sirve también para el tercer tipo de fumadores, con la advertencia de que
no son pocos los aspectos negativos indicados que aquí se presentan ate
nuados notablemente. Por ejemplo, son menores la rapidez con la que se
instaura la dependencia, la entidad de los daños neuro-psíquicos, la difi
cultad de liberarse de la dependencia, etc. Todavía son más evidentes las
diferencias en la vertiente social que rodea los dos tipos de fenómenos. En
este caso está ausente cualquier tipo de marginación de la masiva presen
cia de delincuencia organizada, que florece alrededor de la droga, etc.
4. DAÑOS QUE CAUSA EL TABACO. CUADRO DE CONJUNTO
Hasta el siglo xx ya avanzado ha reinado, también en el mundo mé
dico, la más completa ignorancia de los daños para la salud que produce
- P. G i i j r a , Alcolismo e tabacco (o. c.), p. 197 y también l a cita siguiente.
538 G . CONTE
5» DSM-IV (o. c.), p. 273 s.
fumar. Solo se le atribuía una serie de perturbaciones, en realidad, de
poca entidad y pasajeras, como irritación de la tráquea y los bronquios,
que producían tos y catarros. El cambio se produce en los años 50, con
un número creciente impresionante de estudios y descubrimientos. En
un decenio, «desde 1954 a 1964, aparecen más de tres mil estudios e in
formes sobre el tema. Entre 1964 y 1967 se publican más de dos mil [...],
mientras muchos centenares están todavía en marcha»600.
Es realmente impresionante el panoram a que se ha ido delineando
poco a poco: daños a la salud del fumador, en cuyo organismo se produce
una pavorosa devastación, con patologías fuertemente letales; daños no
menos graves a quien se ve obligado a respirar, en un ambiente cerrado, el
aire contaminado por el tabaco de otros, «fumador pasivo»; daños al feto,
cuando se trata de fumadoras embarazadas; por último, daños a la socie
dad por la mole de gastos y daños económicos conexos con la situación de
enfermedad de muchos de sus miembros activos y para su curación.
Ante la imposibilidad evidente de plantearse una descripción analí
tica y documentada, se ofrecen algunos datos, poco más que ejemplos,
pero que pueden ayudar a entender en concreto la seriedad del drama
que significa esta realidad601.
Un primer dato de conjunto, proporcionado por la OMS: los fumado
res en el mundo se calcula que son 1.100 millones. De estos, 300 millones
viven en los países desarrollados, 800 en el resto del mundo. Las muertes
anuales debidas al tabaco son 3 millones, es decir, 6 por minuto, 1 cada
10 segundos. El tabaco es «la principal causa evitable de enfermedad y
de mortandad en el mundo»602. Esto en 1995.
En esa fecha, la OMS tenía en su activo hasta 14 Resoluciones adop
tadas desde 1970, con la petición exigente a todos los Estados miembros
de elaborar y poner en marcha planes orgánicos de lucha contra el taba
quismo. En 1996 comienza la celebración de la «Jomada Mundial sin ta
baco», fijada el 31 de mayo, y la OMS se preocupa todos los años, desde
muchos meses antes, de preparar una serie de textos, reflexiones e infor
maciones sobre el tema establecido. Hay que destacar, en particular, los
temas publicado en la Jom ada de 1997 y 1998, con los temas respectivos
de: «Todos unidos para un mundo sin tabaco» y «Crecer en un mundo sin
tabaco»603.
60 » p N o e l C h i c o u , Le tabac ( o . c.), p . 1 0 3 .
601 Una exposición más amplia del tema se puede encontrar en mi libro: L. C i c c o n e ,
Salute & malattia (o. c.), pp. 4 9 5 - 5 0 2 . Evidentemente hay que ponerla al día con las inves
tigaciones realizadas desde 198-5 en adelante.
602 OMS, Relación sobre la salud en el mundo 1995, p. 3 4 .
603 Todos estos docum entos se pueden encontrar en el sitio Internet www.who.int.
Para las informaciones a continuación acudir a ese portal.
412 B i oé t i c a
Particularmente significativo es ya e] título en 1997: «El tabaquismo:
una catástrofe de salud pública», y en 1998: «La epidemia del tabaco: una
crisis de dimensión espantosay. Es lapidario e impresionante el título del
párrafo inicial de este último texto: «Cada día, el tabaco mata alrededor
de 10.000 personas». Un poco más adelante se da un cuadro detallado de
las patologías debidas al tabaco, con el siguiente título: «El consumo de
tabacc es una causa reconocida y probable de las siguientes afecciones».
La lista comprende: «Cáncer de labio, de pulmón, de tráquea y de bron
quios, de vejiga, de riñón y de las vías urinarias. Enfermedades cardio
vasculares: hipertensión, cardiopatía isquémica, corazón pulmonar, di
versas cardiopatías, accidentes vasculares cerebrales, arteriosclerosis,
aneurisma de la aorta, diversas arteriopatías. Afecciones respiratorias:
tuberculosis, neumonía, bronquitis y efisema, asma, bronconeumopatía
obstructiva crónica. Problemas pediátricos: nacimiento con déficit de
peso, afecciones r e s p i r a t o r i a s del recién nacido, muerte súbita del lac
tante. Cáncer de pulmón y otras enfermedades provocadas por el taba
quismo pasivo».
En la «Introducción» a la serie de textos para la Jornada de 1996,
pero con datos puestos al día el 24 de mayo de 1999 (en el texto de Inter
net), entre otras cosas se afirma que: «Si el consumo de tabaco mantiene
su ritmo actual, hay que esperar 10 millones de muertos anuales desde
ahora hasta el año 2020 o el inicio de los años 2030, de ellos, un 70% en
los países en vías de desarrollo»604.
En lo que se refiere a Italia, una revista seria de divulgación cientí
fica, además de presentar un cuadro de los daños a la salud, sustancial
mente idéntico al descrito antes, afirma: «Cada año en Italia, las mil to
neladas de sustancias inhaladas por los fumadores activos y pasivos [...]
provocan alrededor de 80.000 muertes»605.
Es impresionante lo que ha podido afirmar, hace algunos años, uno
de los más calificados epidemiólogos del mundo en la prestigiosa revista
científica «The Lancet»: «En los últimos años de este siglo, alrededor de
21 millones de personas [...] morirán en todo el mundo debido a enfer
medades vinculadas directa o indirectamente al tabaco. En esos años, el
tabaco será el responsable de alrededor del 30% de las muertes de perso
nas comprendidas entre 3 5 y 69 años, personas que podían haber vivido
sin el tabaco, durante otros 23 años»606.
604Además de 2a fuente citada ver: P e t o R. y o t r o s , Mortality from smoking in develop-
ped countnes, 1950-2000, Oxford Medical Publications, Oxford Üniversity Press 1994.
605 M. P e d r e t t i , Le sigarette leggere sono meno nocive?, en «Fondamentaíe, Notiziario
del!’Associaz¡o«e italiana perla Ricerca sui Cancro» 18 (1990), n. 4, pp. 23-25.
606 El epidemiólogo es Richard Peto, de la Universidad de Oxford. La cita está tomada
de «II Medico d'Italia» 1992, n. 113.
También se producen consecuencias seriamente nocivas en el campo
de la sexualidad y la procreación. En el hombre, el tabaco se encuentra
entre las causas de im potencia e infertilidad607. En cuanto a la mujer,
tiene ya una fecha antigua el conocimiento del fuerte aumento del riesgo
de muerte en la mujer que junta tabaco y anticonceptivos hormonales,
pero aquí nos interesan los daños que sufren los niños, tanto antes como
después de nacer. Una síntesis de los principales y más frecuentes daños.
Científicamente comprobados, puede ser la siguiente: «El tabaco durante
el embarazo aumenta el riesgo de tener diversas complicaciones [...]. Las
principales son: infertilidad, abortos espontáneos, anomalías en la pla
centa, retraso del crecimiento intrauterino, pre-madurez, mortalidad pe-
rinatal.
«Además está bien documentada una mayor predisposición (2-3 ve
ces más alta) a las enfermedades en edad pediátrica para los niños cuyas
madres han fumado durante el embarazo»608.
Algunos datos esenciales sobre algunas de las múltiples explicaciones
de los daños indicados: «Cada cigarrillo fumado libera numerosas sus
tancias tóxicas: nicotina, cotinina, monóxido de carbono y también cad
mio e hidrocarburos aromáticos policíclicos, que llegan enseguida a la
sangre de la madre y, a través de esta, al feto. Los efectos dañinos sobre el
niño se producen directamente por los tóxicos inhalados por la madre o,
indirectamente, a través de vasoconstricción con reducción de la canti-
,dad de sangre que llega a la placenta para alimentar al feto, lo que signi
fica reducción de la aportación de oxígeno y de elementos nutritivos para
un desarrollo fetal normal».
Después del nacimiento, además de las mayores probabilidades, que
se pueden intuir, de contraer enfermedades debido a los daños indicados,
sufridos durante la vida intrauterina, si la m adre vuelve a fumar, o si
fuma algún otro familiar, el niño queda expuesto a todos los daños del fu
m ador pasivo, que veremos dentro de poco. Además se perfilan otros
riesgos muy serios, de los que el más trágico es «una mayor mortalidad
por afección de las vías respiratorias o por muerte súbita del lactante o
muerte en la cuna [...]. El riesgo aumenta si se suman la exposición en el
útero y la exposición después del nacimiento».
Ahora pasamos a dar una mirada a los daños que se derivan de ser fu
mador pasivo o «indirecto» o «involuntario», Se puede definir como: la
inhalación involuntaria de humo de tabaco aspirado con el aire en un
607 Entre las confirmaciones recientes, se puede ver lo que afirma un andrólogo, profe
sor universitario, el prof. Andrea Ledda, en «Corriere Salute», 25 marzo 2001, p. 13.
608 T. M a z z o n e , Gli effetti del fumo sui feto e sui bambino, en «Notizie ASM» 1997, 10,
p. 16. De esta y de las páginas sucesiva los datos que siguen.
 Bioética
414
ambiente en el que otros fuman. Ei primer descubrimiento de su capaci
dad de producir daño se remonta a 1939, pero tienen una fecha mucho
más reciente las investigaciones llevadas a cabo con rigor cientíñco en
diversos países. En 1939, el porf. Ferdinando Corelli, que entonces era
ayudante del célebre Cesare Furgón, realizó en la Accademia dei Lincei
una documentada relación de un caso que consentía extraer la conclu
sión de que «el humo de tabaco inspirado en los am bientes cerrados
puede producir una sintomatología similar a la del tabaco directo»609. De
las investigaciones llevadas a cabo en el último decenio en Europa y en
Estados Unidos, ha llegado no solo una confirmación de la intuición de
Corelli, sino también el sorprendente descubrimiento de que «la compo
sición química del tabaco involuntario es, si fuese posible, más dañina
que el tabaco directo, inhalado por el fumador»610. También se ha encon
trado la explicación: «Se encuentra enjuego una mezcla de gases nocivos
y de partículas de alquitrán [...] más pequeñas que las del humo directo»,
que por ello «se introducen más profundamente en las vías respiratorias.
Pero las diferencias son también de tipo químico y dependen en gran
parte de la diferente temperatura de combustión del tabaco (inferior en
el humo que se produce en el cigarrillo que se deja quemar libremente en
el ambiente, de la que se produce cuando el fumador está aspirando el
humo. Del cigarrillo encendido, lo mismo que en los puros y en la pipa,
entre una bocanada y otra terminan en el aire más componentes nocivos
de los que inhala quien fuma, porque este quema una parte cada vez que
aspira. En el humo indirecto se detectan, por tanto, en cantidades mayo
res de las que se dan en el humo inhalado directamente, sustancias como
amoniaco, benceno, monóxido de carbono, nicotina [...]. El humo de ta
baco pasivo contiene más de 4.700 sustancias, de las que 43 son cancerí
genas». En resumen, para los no fumadores, la exposición al humo de ci
garrillo, puro o pipa es más peligrosa que cualquier otra contaminación
del aire del ambiente en que se vive o trabaja».
Una confirmación particularmente convincente de la ya comprobada
gravedad de los da ños del tabaco para la salud tanto del fumador activo
como del pasivo procede de los procesos judiciales, primero, en los Esta
dos Unidos, después, también en otros países, con condenas económica
mente fuertes para los responsables, empezando por las poderosas multi
nacionales del tabaco.
609 D. P a pa r a t t i , Giá descritti nel ¡939 in un Convegno scientifico a Roma. I danni cau-
sati dal fumo pasivo, en «II Medico d’Italia» 228, 23 diciembre 1992.
6,0 S. M a r i n i , Le conclusión di un rapporto deü’Epa pubblicato suU'American Journal of
Medicine. Primo computo deíle vittime imputabili al fumo degli altri, en «Giornale del Me
dico», 29 septiembre 1992. De aquí se ha tomado también )a cita siguiente.
El tabaquismo 415
Una alusión a los daños que recaen en la sociedad. Es difícil calcular,
pero con facilidad se intuye que debe ser grave para la sociedad el daño
constituido por las horas, jomadas, meses laborales, que inevitablemente
hace perder una enfermedad seria. No obstante es posible calcular con
una buena aproximación la entidad de los gastos para la cura de esos en
fermos. En una investigación llevada a cabo en Inglaterra, esos costes
han resultado ser: 437 millones de libras esterlinas por hora para gastos
de hospital solamente en Inglaterra611. En Italia, una fuente atendible ha
podido afirmar que en tabaco se gastan cada año 6 billones de liras y el
Estado debe gastar 12 billones para curar las enfermedades producidas
por el tabaco612.
Por esto es más que fundada la conclusión que, sobre el tema del fu
mador pasivo, trae la revista que acabamos de citar: «Hoy día está indis
cutiblemente demostrado que el tabaco mata [...] y que todo ciudadano
tiene derecho a defenderse de los asesinos». Con una corrección, no obs
tante: la defensa no puede ser ni eficaz ni legítima, si es realizada por
cada ciudadano a título particular. El derecho de estos es a ser defendi
dos de la amenaza de ser fumadores pasivos por parte del Estado. Esta es
la justificación de todas las prohibiciones de fumar en ambientes cerra
dos y públicos, y también la prohibición de seguir difundiendo mediante
la publicidad la difusión del hábito de fumar.
NOTA:
CIGARRILLOS LIGHT-CIGARRILLOS CON FILTRO:
LA ILUSIÓN DE INOCUIDAD
Se trata de cigarrillos en los que, gracias al tipo de tabaco y al filtro,
se obtiene una disminución en el humo de la cantidad de nicotina, alqui
trán y monóxido de carbono. Su lanzamiento al mercado ha ido acompa
ñado de una publicidad que prometía a los potenciales consumidores
una protección eficaz contra los daños y riesgos del tabaco. Sobre los re
sultados efectivos obtenidos, baste con lo que ha indicado un conocido
estudioso italiano, que ya hemos citado, el prof. Cario la Vecchia, direc
tor del Laboratorio de Epidemiología general del Instituto «Mario Negri»
y profesor en la Universidad pública de Milán613.
6,J El dato es proporcionado por «Medical Tribune», 16 noviembre 1992.
612 «Noticiario dell’AIRC» (Asociación Italiana para investigaciones sobre el cáncer),
20 febrero 1992.
613 Lo que sigue ha sido sacado de C. La V e c c h ia , Tabagismo ’94: ancora unepidemia,
en «11 Polso», 30 abril 1994, pp. 9-16.
 Se ha obtenido «una modesta reducción del riesgo de cáncer [...] de
bido a la disminución del alquitrán», m ientras que «no se ha obtenido
ningún efecto positivo en el riesgo de infarto». En resumen, «beneñcios
modestos y restringidos a una parte bien delimitada de las enfermedades
y de las muertes debidas al tabaco». Además, «es importante precisar la
incertidumbre sobre los efectos de los filtros, [...] los valores que aparecen
en los paquetes se refieren a condiciones estándar artificiales proporcio
nados por una máquina diseñada para ese fin. Buena parte de la reduc
ción se obtiene a través de micro-agujeros de aireación lateral, que se obs
truyen parcialmente por los labios o los dedos del fumador, por lo que los
niveles de alquitrán no son de 1 o 2 mg, sino que se acercan a 10 mg».
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS
Para evitar malentendidos, conviene tener presente las precisiones
hechas al delimitar el campo del tabaquismo. Lo que se encuentra impli
cado no es el comportamiento del fumador ocasional, sino el del fuma
dor empedernido o del habitual. Estos son los únicos que presentan pro
blemas éticos.
1. UNA VALORACIÓN EN EL PLANO DE LA MORALIDAD OBJETIVA
De lo que acabamos de exponer resulta, como dato científicamente
probado, que nos encontramos ante un comportamiento que causa da
ños y riesgos para la salud y la misma vida del sujeto, que no tienen
motivo alguno objetivamente serio con una importancia que sea pro
porcionada a los daños que produce y que sea capaz de justificarlo, de
acuerdo con el conocido principio de las acciones de doble efecto. Vida
y salud son bienes preciosos que son desgastados y dilapidados. Se
trata, por ello, de un comportamiento que resulta gravemente desho
nesto.
Además se dan circunstancias cuya presencia constituye agravantes.
Por ejemplo, fumar en un ambiente cerrado, especialmente si en él viven
o trabajan otras personas. Así, el fumador provoca daños mayores a sí
mismo y graves daños a otros, evidentemente, cuando no se trata de un
hecho aislado, sino repetido y frecuente. Provocar daños a otros, solo por
no imponerse el retraso de la satisfacción de un capricho, o la incomodi
dad de trasladarse a otro local, si es posible hacerlo, se presenta, a nivel
objetivo, como egoísmo cínico, hipócritamente enmascarado detrás de la
amabilidad de la pregunta: «¿Molesto si fumo?».
Otra circunstancia agravante se produce cuando quien fuma no
puede ignorar el hecho, debido al rol social que posee, de que su compor
tamiento constituye un impulso para otros, que resulta particularmente
seductor, que lleva a adquirir o m antener la costum bre de fumar. Se
puede pensar, por ejemplo, en padres con respecto a sus hijos, profesores
y educadores en relación con sus alumnos, sacerdotes en relación con los
fieles. Por último, en relación con todos, el influjo del médico.
Se trata de una valoración severa, pero que es veraz y, por tanto
obligada, si se quiere contribuir a mover las conciencias, acostumbra
das a la inercia de una comodidad, que es responsable de una continua
y evitable matanza. La afirmación de que la actual mortalidad por cán
cer registraría un hundimiento del 30 o 40%, sin nuevas terapias, si se
consiguiese persuadir a todos que no fumasen, encuentra el consenso
de estudiosos y clínicos ilustres. Además se obtendría una reducción
del 50% en el riesgo de enfermedades cardiovasculares, que se encuen
tran entre las primeras causas de los fallecimientos en los países desa
rrollados.
Con periodicidad aparecen en los medios de comunicación confirma
ciones de esta severidad de la condena del tabaco desde puntos muy di
versos y autorizados, particularmente, con ocasión de la Jornada Mun
dial sin Tabaco, patrocinada por la OMS, y en momentos de otras
iniciativas análogas, como en la Jornada contra el cáncer. Entre muchas,
vale la pena citar aquí una, que posea una autoridad especial, carente de
sospecha de moralismo fácil, ya que ha sido formulada en la Asamblea
General de la OMS en 1970: «El cigarrillo es un instrum ento de muerte,
ante el que no es posible una actitud de neutralidad»614. Enseguida ve
mos otras severas afirmaciones de la misma fuente.
2. LA RESPONSABILIDAD SUBJETIVA
La cautela, siempre debida, al valorar la culpabilidad subjetiva de
quien posee un comportamiento objetivamente reprobable, se justifica
de un modo particularmente persuasivo en el terreno de las drogodepen-
dencias.
Poniendo la atención, en primer lugar, sobre el fumador que hemos
definido como «empedernido», resulta evidente una seria reducción de
su efectiva libertad de elección en relación con el tabaco. No obstante
hay que adjudicarle el deber grave de poner un empeño serio para recon
614 Además de en los medios de información de la fecha, la frase es citada en AA.VV.,
Cesserde fumer - Pourquoi?- Comment?, Sdt, Dammarie les Lys 1975, p. 61.

quistar su libertad y terminar así la insensata devastación de su salud y
de la de los demás.
También aquí, como para el drogodependiente, la exigencia de valo
rar la responsabilidad en el origen, es decir, comprobar en qué medida el
sujeto es responsable del camino que le ha llevado a ser esclavo del ta
baco. Sin excluir que existen quienes han recorrido ese camino con
conciencia suficiente de las consecuencias dañinas del tabaco y con au
téntica libertad, hay que reconocer que es frecuente la presencia de facto
res que atenúan notablemente la conciencia de los daños y la libertad
efectiva. Teniendo en cuenta, además, que los daños no son inmediatos,
sino que se producen después de muchos años, tiempo que parece dar un
solemne y tranquilizador desmentido a las hoscas amenazas que llegan
desde muchos lados. Cómplice es la actitud bondadosamente animante
de los amigos, colegas del trabajo o de diversión. Además, ver fumar
tranquilamente a educadores, médicos, sacerdotes, constituye un fácil y
persuasivo argumento tranquilizante sobre la licitud del tabaco.
A pesar de todo, cautela para valorar la culpabilidad subjetiva no sig
nifica una carencia de culpa generalizada e irresponsable. Siempre hay
alguna responsabilidad, incluso cuando, como a menudo ocurre, no se
puede medir el grado. Por esto, eliminar la responsabilidad iría contra la
verdad y también contra el bien de las personas. Declararlas víctimas
inocentes de factores externos significa incluir una premisa dañina en un
proceso de desmotivación en relación con un compromiso serio para sa
lir de la situación. Este elemento nos sugiere pasar a otro elemento.
3. EXIGENCIAS EN EL PLANO OPERATIVO O «¿QUÉ HACER?»
Ante un comportamiento ampliamente practicado, que resulta grave
mente dañino para la salud y la misma vida de quienes lo asumen y para
otros, evidentemente se impone la búsqueda de vías y métodos capaces
de llevar a una sociedad que se encuentre liberada de este auténtico fla
gelo. Como resulta obvio, se trata de trabajar en la doble dirección de di
suadir a los no fumadores de comenzar a fumar e inducir a los fumado
res a liberarse de la dependencia de la nicotina y dejar de fumar. Dicho
de otro modo: prevención para los primeros, primariamente los jóvenes,
terapia para los segundos. Dos empresas que están resultando complejas
y difíciles, mucho más de lo que se podría suponer después del descubri
miento creciente de los daños que produce el tabaco.
a) Prevención. Un autorizado farmacéutico del Instituto «Mario Ne-
gri» afirma: «En los últimos años, escuela y estructuras sanitarias han
c .l l u u a q u is r n u
hecho mucho para que los chicos no fúmen. En parte han sido escucha
dos, pero los resultados de las campañas preventivas son desanimantes.
Ahora también fuman las chicas, sin contrapartida»615. Por otra parte se
trata de la enésima confirmación de que, cuando, ante cualquier com
portamiento reprobable, la prevención se reduce a información, los re
sultados son desanimantes. Además, si la información se apoya, sobre
todo, sobre el miedo, se añade otro elemento sobre el que resulta quimé
rico apoyarse para lograr estimular motivaciones que sean capaces de
llevar a realizar el cambio deseado. Hay que saber, además, que, añade el
farmacéutico citado, «a su edad, el riesgo es buscado y se juega con él, al
conducir, en desafíos, en el encuentro con los estupefacientes, en la aven
tura». Aquí se añade que «el hecho peligroso se producirá muchos años
más tarde y los jóvenes no asumen responsabilidad alguna sobre el
adulto que terminarán siendo».
El mensaje sobre los daños del tabaco juega un papel importante solo
si va incluido en un programa de formación mucho más comprometido,
en el que es de importancia prim aria la validez de la escala de valores
que se propone de modo persuasivo, lo mismo que la formación de una
personalidad sana y equilibrada, capaz de realizar un estilo de vida ade
cuado, también cuando se trata de ir contracorriente en relación con los
ambientes donde vive el sujeto, empezando por los adolescentes, en los
que el grupo está constituido por los de su edad. En resumen, la verda
dera prevención solo es posible dentro de un verdadero proceso forma-
tivo. Esta es la línea ideal.
No obstante, adquiriría el sabor de un dañino integralismo descali
ficar como enteramente ineficaces las iniciativas concretas, que buscan
suscitar o reforzar la elección de liberarse de la esclavitud del tabaco, por
parte de adolescentes y jóvenes. Se trata, más bien, de cuidar un mejor
planteamiento de esas iniciativas. Sin excluirla completamente, la exposi
ción de los graves daños que va a encontrarse quien entra en la categoría
de fumadores no debe constituir el punto central ni el planteamiento do
minante. Como se ha indicado antes, es siempre un error apoyarse en el
miedo para motivar una elección, y todavía más cuando esa elección está
destinada a durar toda la vida. La atención prevalente debe llevársela las
ventajas, múltiples y valiosas, que comporta la libertad de la esclavitud del
tabaco, ventajas que no solo se refieren a la salud, sino que abarcan otros
aspectos relevantes de la vida individual, familiar y laboral.
Hay, además, otro factor importante a tener en cuenta, sobre el que el
Estado tiene, además, la posibilidad de intervenir: la publicidad. Cual-
6,5 G. P. C h a r m e t , La paura non ferma i ragazzi, in « C o rriere S a lu te » 26 m a y o 1997,
p . 5.
420 Bioética
quiera que sea el producto, es conocido que la publicidad tiene formida
bles poderes para provocar el incremento de la demanda y, por tanto, de
la oferta. Esto también es enteramente válido para el tabaco. La publici
dad en este terreno tiene como punto de mira, principalmente, las gene
raciones jóvenes. Constituye un dato comprobado que la casi totalidad
de los fumadores son personas que comenzaron a fumar en la adolescen
cia, y que resultan mínimas las posibilidades de llegar a ser fumadores
cuando se llega a la edad adulta sin haberlo sido.
La OMS ha dedicado por entero a este tema uno de los documentos
para preparar la Jomada Mundial sin Tabaco de 1998: A la búsqueda de
nuevos clientes: la publicidad juega un papel importante. También el direc
tor general de la OMS le ha reservado un amplio espacio en su mensaje:
«La publicidad del tabaco se encuentra en el corazón del problema de
bido a que persuade a los jóvenes para que fumen. Tanto se haga sobre
papel satinado o en el flanco de aerodinámico coche de carreras, el men
saje que se transmite a los jóvenes, de modo claro y repetido, es: cuando
se fuma se es seductor, se vive apasionadamente, se es adulto y se adopta
un comportamiento fantástico. [...] Para sobrevivir, esta industria debe
reclutar cada año nuevos fumadores que reemplacen a los que mueren
debido a enfermedades ligadas al tabaco. Estos nuevos fumadores son
casi siempre adolescentes». Algunos otros elementos del citado docu
mento de la OMS: «la publicidad a favor del tabaco explota la vulnerabi
lidad de los jóvenes haciéndoles creer que el tabaco constituye el medio
para adquirir una imagen positiva de sí mismos y posee la clave de la in
tegración entre sus iguales». También resulta acertada la denuncia de as
tutas formas, particularm ente eficaces, de publicidad enmascarada,
como esponsorizar conciertos rock, diferentes tipos de manifestaciones
deportivas, en las que se ve bien situada la marca de fábrica de una de las
multinacionales del tabaco. «Los jóvenes, que ven el símbolo de la marca
de cigarrillos asociada a la salud, al dinamismo, a la velocidad y al
triunfo, corren el riesgo de perder de vista la realidad, es decir, la muerte,
la enfermedad y el sometimiento».
Hay que compartir plenamente la llamada del director general de la
OMS para que los Estados no empleen ya más tiempo en adoptar «medi
das draconianas» para oponerse a la epidemia de tabaquismo con sus
millones de m uerte cada año. Son necesarias «políticas y programas
completos de lucha antitabaco» con « sólidos programas educativos con
tra el tabaco, impuestos más elevados para los productos de tabaco,
prohibiciones absolutas en relación con la publicidad y la esponsoriza-
ción a favor del tabaco y directivas que favorezcan escuelas y lugares pú
blicos libres de tabaco». Por último, una petición muy precisa: «Debido a
que estas estrategias han tenido éxito en países muy diferentes, los Esta
El tabaquismo 421
dos miembros de la OMS piden a la organización que elabore una Con
vención que refuerce y armonice las medidas de lucha antitabaco en el
mundo entero. Estas medidas deben tomarse con urgencia y ponerse en
marcha con determinación». El ambicioso objetivo ñnal se delinea como
el paso desde una «Jomada sin tabaco» hasta un «Mundo sin tabaco». El
mensaje concluye con estas palabras: «Es el momento de que tomemos,
mientras estemos, las decisiones esenciales que permitan realmente a
nuestro hijos "crecer sin tabaco”».
b) La terapia. A diferencia de la droga, la salida de la esclavitud del ta
baco resulta posible también para el individuo sin la ayuda de otros y sin
tratamiento o cuidados de ningún tipo. Son innumerables los que lo han
conseguido. Al final de una información periodística que revisaba los nu
merosos métodos y programas que pueden ayudar a quien quiere dejar
de fumar, se encuentra la sorprendente conclusión de que «el método que
estadísticamente tiene más éxito para quien quiere liberarse de la nico
tina sigue siendo: “punto y basta”, como lo han definido los mismos ex
pertos: dejar de fumar de un día para otro, solo con la fuerza de volun
tad. El 80% de quienes han dicho no al cigarrillo lo han conseguido
así»616. En todos los casos es determinante la presencia de motivaciones
fuertes y convencidas, las únicas que pueden llevar a una voluntad deci
dida a dejar de fumar.
Para ayudar á quien no es capaz, se han encontrado varias formas de in
tervención, que buscan facilitar que se superen las dificultades, sobre todo,
las molestias que ocasiona dejar la nicotina617. Estas intervenciones se pue
den agrupar en dos grande tipos o grupos: farmacológicos y psicológicos.
Solo algunos ejemplos que pueden ayudar a aclarar el punto. Con una cierta
analogía con el suministro de metadona en dosis crecientes en el caso de
drogodependientes, está el suministro de nicotina por vías diferentes de la de
fumar: parches que la transmiten vía epidérmica, con chicles618, en forma de
spray nasal, por inhalación. Con otros fármacos se realiza un tratamiento
sintomático, capaz de atenuar, si no de eliminar, algunos de los síntomas que
aparecen al dejar el tabaco, entre los más molestos para el sujeto se encuen
tran antidepresivos, ansiolíticos, antihipertensión.
Algunas ideas sobre los tratamientos de tipo psicológico. La ayuda pro
cede no de un fármaco, sino de una persona. No es necesario que sea psi
616 L. B a r d a r e , Spegni quella sigaretta, en «Panorama», 3 febrero 2000, p. 114.
617 Las informaciones que vienen a continuación se han sacado del portal Internet:
www.medol.com/it/polscience/terapia.htm.
618 Ver, por ejemplo, M i c h a e l C. F i o r e y o t r o s , Dipendenza dal tabacco e cerotti alia ni
cotina. Linee guida di natura clínica per un impegno efficace, en «Jama» edición italiana, ju
nio-julio 1993, vol. 5, n. 6, pp. 285-297.
422 Bioética
cólogo, basta un médico, mientras sea un no fumador convencido. Con
dición esta, que no se puede dar por descontada: «Actualmente, en Eu
ropa, solo en algunos países (Inglaterra y naciones del norte de Europa)
el porcentaje de médicos que no fuman ha alcanzado niveles bajos, alre
dedor del 10%. En la mayor parte de las demás naciones (como Italia),
los porcentajes son todavía muy diferentes, entre el 30 y el 50%»619. Con
mayor precisión, en lo que se refiere a Italia, si la situación no ha variado
profundamente en los últimos años: «los médicos que todavía fuman son
el 47% del total. El grupo más numeroso son los ginecólogos, entre los
que los dependientes de los cigarrillos representan el 51%, después van lo
cirujanos (50%) y los cardiólogos (46%)»620.
Entre los diferentes programas que el médico puede ofrecer y seguir,
puede servir como ejemplo el elaborado por Jeffrey G. Wong, de la Uni
versidad de Durham, en Carolina del Norte, Estados Unidos621. Poseen
una utilidad notable alguna de las premisas que este estudioso propone.
En primer lugar, sobre el síndrome de abstinencia de la nicotina: «El de
seo imperioso de fumar y los síntomas de abstinencia física cesan nor
malmente en 7-14 días de dejar completamente el tabaco». Además está
la necesidad de tener en cuenta otra fuente de las dificultades que en
cuentra el fumador para dejar su costumbre, tener que renunciar a las
notables gratificaciones que experimenta el fumar: «tranquilidad en los
momentos estresantes, posibilidad de una actividad que combate el abu
rrimiento y un estímulo para resistir la fatiga». Por esto se produce una
indicación operativa que lleva a actuar no solo sobre la dependencia de la
nicotina, sino también sobre «el cambio de comportamiento».
Una vez acogida, o quizá suscitada, una voluntad decidida de dejar de
fumar, el médico está llamado a «guiar y supervisar la marcha de la tera
pia y a ofrecer sugerencias para evitar que fracase», realizando un pro
grama organizado en cuatro etapas.
1. Establecer la fecha en que dejará de fumar. «Debe tratarse de un día
especial, una especie de fiesta o de celebración. El paciente debe
compartir ese día con el médico y con sus familiares y amigos que
le ayudan. [...] Se debería decidir con semanas o meses de antici
pación, para dar tiempo al paciente a prepararse para los cambios
de comportamiento que necesita el dejar de fumar y a una "vida sin
cigarrillos”».
619 G. V a l e n t í n , Medico, fumatore? No, grazie, en «Meditime» 8 (1994), n. 3.
620 Datos presentados en el Congreso anual de la Sociedad Europea para las enferme
dades respiratorias, desarrollado en Florencia, recogidos en «II Medico d'Italia», 9 octubre
1993, n. 150.
621 La fuente de la exposición que sigue e s : J. G . W o n g , Come aiutare ipazienti a smet-
tere di fumare, en «Stampa Medica» 38 (1994), 2, pp. 5-8.
El tabaquismo 423
2. Mantener un diario sobre el hábito de fumar. «En el diario se de
ben anotar las horas y circunstancias o las situaciones que tienen
que ver con el tabaco. [...] El análisis del diario revela modalida
des precisas y los vínculos im portantes con factores sociales y
ambientales».
3. Identificar los comportamientos alternativos. «Fumar es una con
ducta que tiene fuertes componentes manuales y orales y el com
portamiento alternativo debe abarcar teóricamente actividades que
impliquen el uso de las manos y de la boca, [...] que deben cali
brarse según las circunstancias. Por ejemplo, las estrategias que se
deben utilizar cuando aparece el deseo de fumar cuando se está
conduciendo no son las mismas que se pueden adoptar durante la
pausa para el café». Esta es la utilidad del diario, que «ayuda a re
ducir al mínimo los imprevistos», permitiendo «prever las situacio
nes en las que el deseo de fumar puede ser particularmente agudo».
4. Establecer un mecanismo de gratificación. «Por ejemplo, el paciente
puede conseguirse un recipiente transparente e introducir en él
todo el dinero que habría gastado en comprar tabaco. [...] También
señalar los días sin tabaco en un calendario [...], mantener relacio
nes habituales con amigos que han dejado de fumar».
Terminado el programa, y abandonado el tabaco, hay algunas adver
tencias prácticas. «El deseo de fumar, evidentemente, sigue. Los pacien
tes deben ser informados que pueden aparecer imprevistos impulsos a
fumar y que, al comienzo, son muy fuertes, pero que raram ente duran
más de algunos minutos». Una ayuda para superarlos procede de los
comportamientos alternativos de que se ha hablado.
Otra advertencia: Son posibles recaídas ocasionales en el tabaco. «Es
necesario no desanimarse», pues es algo normal en el proceso de cam
bios de conducta. «Más que autocastigarse, los pacientes deben interpre
tar esos episodios como oportunidades para aprender a conocerse mejor,
a sí mismo y a las propias costumbres». Puede producirse «la necesidad
de volver a formular un comportamiento o de profundizar en sus motiva
ciones de dejar de fumar».
Este program a no excluye que se utilicen fármacos, es más, a me
nudo lo considera necesario y complementario. «El mejor momento para
prescribir fármacos de ayuda es cuando el paciente decide dejar de fu
mar y en las primeras semanas inmediatamente a continuación». Se ha
comprobado que, después de la segunda semana, «la carencia biológica
[de nicotina] contribuye en medida mínima al persistir en el deseo de fu
mar». Hay que añadir que «la mayor parte de los pacientes que busca de
jar de fumar y acepta llevar un diario y establecer un sistema de recom
pensas, no necesita fármacos de ayuda».
424 Bioética

Por último, puede ayudar dar una mirada rápida a la secuencia de

efectos benéficos sobre la salud que experimenta quien deja de fumar622.
Después de dos horas, la nicotina absorbida comienza a ser eliminada;
después de doce horas, el monóxido de carbono desaparece de la sangre,
que puede así transportar el oxígeno necesario; después de una semana o
poco más desaparecen los fastidiosos síntomas de ausencia de nicotina;
después de un mes se recompone el epitelio velloso de las vías respirato
rias y la mucosidad es removida de los bronquios y expulsada por medio Capítulo X
de la tos; después de un año, el riesgo de patologías cardiovasculares,
como infarto e ictus, disminuye significativamente; después de seis/siete EL SIDA
años, el riesgo de tumor pulmonar cesa de aumentar y, después de diez
años, puede considerarse igual al de quien no ha fumado nunca. Tam
bién el conocimiento de esta «tabla de marcha» de los beneficios que se PREMISA
aseguran al fumador que lo deja, debe ilustrarse como refuerzo de la vo
luntad de librarse de la esclavitud del tabaco. En el programa dibujado al comienzo de la segunda parte de este li
bro, el Sida figura entre la serie de problemas que se refieren a la «vida de
bilitada» y es también el que concluye nuestra exposición. Su aparición
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
en nuestro tiempo, y su rápida difusión con características de auténtica
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W o n g J. G., Come aiutare i pazienti a smettere di fumare, in «Stampa Medica» 38
Santa Sede, con iniciativas de solidaridad activa, además de las de re
(1994), n. 2, pp. 5-8. flexión y de enseñanza. Todo esto ya en el primer decenio desde el des-

622 Estos efectos están claramente sintetizados en: L. B a r d a r e , Spegni quella sigaretta 623 A. Gulloti en la presentación del libro: S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, so-
(o. c.), p. 112 s. ciali e morali, Armando, Roma 1995, p. 5.
 426 Bioética
cubrimiento de la enfermedad, que, como vemos enseguida, se produce
en 1981.
Otra particularidad que hay que hacer notar en esta Premisa es la
celeridad con la que se han acumulado los conocimientos científicos
sobre una nueva patología. El científico que fue el prim ero en descu
brir el virus responsable del Sida, Lu c Montagnier, lo subraya con estas
palabras: «En menos de un decenio se ha podido identificar, primero
en los Estados Unidos, la enfermedad, su agente causante, lo que ha
permitido la puesta en marcha de políticas de prevención y también los
comienzos de una terapia»624. Otro investigador, Mauro Moroni, añade:
«De gran ayuda ha servido la tecnología que hay a disposición, y que ha
sido verificada con éxito en el estudio de otras infecciones [...]. Si
la epidemia por el virus V ih hubiese llegado solo diez años antes,
los tiempos de identificación del virus y, por tanto, el comienzo de la
preparación de fármacos y vacunas hubiesen sido dramáticamente más
largos»625.
La cita que acabamos de realizar sugiere añadir enseguida un mí
nimo de explicaciones de las dos siglas utilizadas, que van a aparecer con
frecuencia. Sida es la forma en español del inglés AIDS, que significa Ad-
quired Immunodeficiency Syndrome, es decir, Síndrome de Inmunodefien-
cia adquirida. Vih procede de Human Immunodeficiency virus, es la de
nominación con la que la comunidad científica ha acordado para el virus
responsable de la infección, después de haber utilizado otras denomina
ciones diferentes. Enseguida se da una explicación del significado de los
diversos términos.
I. DATOS DE CONOCIMIENTO ESENCIALES
1. ALGUNOS DATOS DE CARÁCTER HISTÓRICO
La pregunta sobre cuándo ha aparecido el virus del Sida carece de
respuesta científicamente válida, existen solo hipótesis más o menos fun
dadas. Una de ellas, avalada por estudiosos de peso, valoriza una de las
características que tienen los virus, la de «ser generadores de variabili-
624 L. M o n ta g n ie r , AIDS: natura del virus, en AA.W., Vivere: perché? L'AIDS. Actas de
la cuarta Conferencia Internacional promovida por el Consejo Pontificio para los Opera
dores Sanitarios, Ciudad del Vaticano, 13-15 noviembre 1989, en «Dolentium Hominum»
5 (1990), 13, p. 48.
625 M. M o ro n i, Una testimonianza dalla trincea di Milán, en G. D e C a r li (dir.), AIDS.
Dalla p a m a alia speranza, Laterza, Roma-Bari (1991), p. 41.
El Sida 427
dad»626, algo que se realiza con frecuencia en el proceso de multiplica
ción de cualquier virus. «El Vih es un virus fruto de las suma de modifi
caciones que se han producido [...]. Alteración tras alteración [...] ha
aparecido la enfermedad. [...] Quizá el “salto" se ha producido hace cien
años»627. ¿Dónde se ha producido? O lo que es lo mismo: ¿dónde ha sur
gido la enfermedad? Las respuestas que se han propuesto son varias. La
más común establece el origen de la enfermedad en Africa, de donde los
africanos emigrados y los soldados cubanos enviados a Angola, Etiopía y
Mozambique, la habrían llevado a Haití, Cuba y los Estados Unidos. Pero
el mismo estudioso que acabamos de citar es seco: «Lo único cierto es
que no hay respuestas ciertas».
No obstante, son ciertas la fecha y el lugar en que por vez primera ha
sido identificada la enfermedad y descubierto su agente causal. «El sín
drome ha sido definido en Estados Unidos en mayo de 1981, antes de
que se conociese el agente etiológico responsable de la enfermedad»628.
Este «ha sido identificado por el grupo francés formado por Franco ise
Barré Sinoussi, Jean-Calude Cherman y Luc Montagnier en la publica
ción que lleva sus firmas en la revista “Science’’ de 1983. Individuado en
el invierno entre 1982 y 1983»629. Al grupo americano de Robert Gallo
hay que reconocer el mérito de haber abierto el camino al grupo francés
con otros descubrimientos en el campo de la virología.
2. NOCIONES DE CARÁCTER CIENTÍFICO
No es posible, y tampoco oportuno, ir más allá del mínimo indispen
sable en función de los problemas que se van a afrontar. Ir más allá obli
garía a entrar en elementos del todo incomprensibles para quien no
tenga buenos conocimientos de biología, especialmente genética y mi
crobiología630.
626 G. B. R o s s i en S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali (o. c.), p. 9.
Rossi es un virólogo de fama internacional y ha presidido la VII Conferencia Internacional
sobre el SIDA, Florencia, 16-21 junio Í99I.
627 G . B. Rossi en S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali (o. c.), p. 18.
También es de aquí la cita siguiente.
628 F. M. G r i t t i , Clínica ed aspetti terapeutici delle infezioni da VIH, en E. S g r e c c i a
(dir.), AIDS. Problemi bioetici correlati con la clínica, l'epidemologia e le implicazioni socio-
culturali della síndrome da immuno-deficienzo- acquisita, Centro di Iniziativa Culturale, Bo
lonia 1989, p. 15.
629 G . B. Rossi en S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali (o. c.),
p. 20. En la página siguiente aparece la información que va a continuación.
630 Quien posea esos conocimientos y desee información más amplia sobre el tema
puede consultar la obra que estamos citando.
428 Bioética
a) Sobre el virus en general
El virus «es una molécula de ácido nucleico [...] contenido en una en
vuelta de proteínas»631; con mayor precisión es una molécula de uno solo
de los dos ácidos presentes en el núcleo de cada célula, DNA y RNA, de
cuya «presencia a la vez e interacción brota la actividad biológica». Por
tanto, el virus es una partícula inerte fuera de la célula. Para desarrollar
su actividad, los virus deben ser capaces de entrar en una célula y, una
vez que han entrado, «a menudo toman [...] el mando de las operaciones
que se realizan en la célula [...]. El objetivo es obligar a la célula a produ
cir una partícula viral igual a la que ha penetrado, volver a expelerla al
exterior y dar lugar así al mecanismo de perpetuación del microorga
nismo a través del ataque e infección de otras células». De este modo, el
virus obliga a la célula a engendrar «centenares de millares de copias
iguales de la partícula viral y puede salir un millón».
Se puede decir, por tanto, que «los virus son parásitos obligados,
agentes infecciosos por necesidad, que son incapaces de reduplicarse
como no sea dentro de células vivas [...]. Todos los tipos de células vivas
[...] pueden ser receptoras de virus. Existe una estrecha correlación entre
cada virus y los tipos de células que es capaz de parasitar, como si cono
ciese, por decirlo así, la llave de entrada»632.
b) El virus Vih y sus modalidades de infección
Pasando ahora a lo que se refiere al virus V i h , hay que advertir ense
guida que su genoma está constituido por ácido nucleico, RNA. Dejando
aparte otras nociones, ciertamente útiles, pero que harían excesivamente
complicada la exposición para quien no esté versado en el tema, basta
hacer notar que «el virus V i h selecciona una población particular de lin-
focitos T (T helper), que constituyen en gran medida su objetivo pre
ferente, aunque no exclusivo». Se trata de un componente de importan
cia prim aria en el sistema de defensa del organismo, o sistema
inmunitario, que, por ello, queda desencajado en profundidad. Pero esto
no sucede con rapidez.
Entre el momento en el que el virus Vih entra en algunos linfocitos
T, y en otros elementos del sistema inmunitario, es decir, desde el mo-
631 G. B. Rossi en S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali (o. c.), p. 7 s.
De aquí han sido sacadas las citas siguientes, salvo explícita indicación en contrario.
632 A. M a z z o n i , Eziologia e patogenesi, en E. S g r e c c i a (dir.), AIDS. Problemi bioetici
(o. c.), p. 3 s. También es de aquí la cita siguiente.
El Sida 429
m e n tó d e la in fe c c ió n d e u n o rg a n ism o , y su rápida m u ltip lica ció n , c o n
la d a ñ o s a s c o n s e c u e n c ia s q u e c o n s titu y e n la e n fe r m e d a d d el S i d a ,
e x is te u n la rg o p e r ío d o d e in c u b a c ió n a sin to m á tico , p eríod o que p u ed e
lle g a r a durar m u c h o s a ñ o s. Por esto , q u ie n se con tagia, h ab itu alm en te,
n o se d a c u en ta [...] . S o lo en u n n ú m ero lim ita d o de ca so s p u ed e apare
c e r u n a fie b r e q u e p e r s is te d u ra n te a lg u n o s d ía s y q u e, p or n o ten er
n a d a ca ra cte r ístico , se e tiq u eta co m o gripe. A v eces aparece u n cuadro
m á s típ ico » , sob re el q u e n o es ca so insistir, ya que se o b tien e so lo el re
su lta d o de crear te m o r e s y a n sia s sin n ecesid a d en d em asiad as p erso
n a s. A u n e x a m e n p a ra c o m p r o b a r si e stá n in fe c ta d o s «deb en s o m e
te r s e s o lo q u ie n e s h a n te n id o o c a s io n e s d e c o n ta g io » 633, de la s q u e
h a b la m o s en seg u id a .
Para conseguir introducir su genoma en el linfocito huésped, el vi
rus V i h realiza una operación de auténtica ingeniería genética, que no
es fácil explicar en pocas palabras. Sin embargo vale la pena intentarlo.
«El llamado dogma de la genética exige que el flujo de la información
se dirija en la dirección DNA-RNA-proteínas»634. Pero un virus V i h
parte del RNA que constituye su genoma, por lo que, como todos los vi
rus de este tipo, tiene «la particularidad de tener un enzima [...] que
permite al RNA viral, una vez introducido en la célula, convertirse en
DNA. Un fenómeno de retrotranscripción». Por esto, el enzima es deno
m inado «transcriptasa inversa» y a los virus de este tipo se les llama
«retrovirus»635.
Term inada la operación, algunos elementos derivados del virus
aparecen en la superficie externa de la célula huésped. Entonces se
activan las defensas inm unitarias contra esas células, que son percibi
das como extrañas al organismo, y se producen anticuerpos. Esta pro
ducción se llam a «seroconversión». De aquí se deriva la denom ina
ción de seropositivo que se da al individuo en cuestión. No obstante,
esto necesita un cierto tiempo. «A partir de la 4 semana pueden apa
recer anticuerpos, cuyo tiem po de aparición óptimo son 3-4 meses
(seroconversión)». Esto tiene una consecuencia con im portancia
ética: «Un sujeto que se somete a la comprobación serológica antes de
esta fecha, podría resultar negativo, pero ser agente infectante igual
mente»636.
«5 M. M o r o n i , Una testimonianza dalla trincea di Milán, e n G. D e C a r l i (dir.), AIDS
(o. c.), p. 33 s.
654 E . S g r e c c i a , Manuale di bioética (o. c.), p. 243.
635 G. B. R o ss i e n S. L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali (o. c.), p. 21.
636 F. M. G r i t t i , Clínica ed aspetti terapeutici delle infezioni da VIH, en E. S g r e c c ia
(dir.), AIDS (o. c.), p . 16.
 430 Bioética
c) Datos informativos posteriores sobre el virus Vih, especialmente,
sobre las vías de transmisión
Tienen una utilidad notable para nosotros algunas otras informacio
nes que se refieren al virus V i h . Primero, la sorprendente gracilidad de
este terrible virus. «Es extremadamente lábil en el am biente externo.
Muere con desinfectantes banales como el alcohol y la varequina. Media
hora a 56 °C de temperatura lo inactiva completamente. No resiste y es de
salud débilísima en las áreas templadas y tórridas»637. Esto en el «am
biente externo». Las cosas son muy diferentes dentro de un organismo:
este y los demás retrovirus, «una vez infectado el organismo, ya no lo de
jan hasta la muerte del organismo. En todo ese tiempo [...] pueden trans
mitir la enfermedad a otras personas»638. Nuestro retrovirus, además,
anida en el cerebro con dos consecuencias: «No solo la infección cerebral
es dañina porque lleva a desórdenes del pensamiento y a la demencia,
sino porque el sistema inmunitario no está en condiciones de encontrar
el virus cuando se esconde en el cerebro».
Pero hay otros ambientes del organismo preferidos por el virus
V i h , «los diferentes materiales orgánicos de los sujetos infectados que
contienen linfocitos, en particular, la sangre, el esperma, la secreción va
ginal, la saliva, la leche materna, heces. [...] No obstante, su concentra
ción es muy diferente según los materiales y solo resulta elevada en la
sangre, esperma y secreción vaginal»639. Se trata de un dato que hay que
tener presente, en particular, para entender correctamente cuáles son las
vías de transmisión del contagio y por qué son esas y no otras.
Esas vías son todas y solo las modalidades de contacto con un sujeto
infectado que permiten al virus entrar en el círculo sanguíneo del sujeto
sano. Haciendo una lista sistemática, las modalidades de transmisión se
pueden distinguir en tres tipos: parenteral, sexual y pre-perinatal640. De
jando de lado lo que son eventos relativamente raros y ocasionales, la
transmisión por vía parenteral se refiere, ante todo, a quien debe some
terse a periódicas transmisiones de sangre o de hemoderivados. Las in
fecciones por esta vía se han convertido en un evento raro en los países
637 G . B. Rossi en S . L e o n e (dir.), AIDS. Problemi sanitari, sociali e morali ( o . c.), p. 22.
638 R . G a l l o , La natura del virus dell’A lDS, en AA.W, Vivere: perché? L'AIDS (o. c.),
p. 45. También es de aquí la cita siguiente.
639 A. M a z z o n i - E. R i c c h i , Prevenzione dell'infezioni da VIH, en E. S g r e c c i a (dir.), AIDS
(o. c.), p. 137.
640A. M a z z o n i - E. R i c c h i , Prevenzione dell'infezioni da VIH, en E. S g r e c c i a (dir.), AIDS
(o. c.), p. 141. De esta página y de las siguientes se ha sacado casi todo lo que se refiere a
este tema. La referencia explícita a este estudio se hará solo en el caso de citas entre comi
llas.
El Sida 431
desarrollados, gracias a los sofisticados exámenes de la sangre extraída y
a criterios de selección de mayor rigor de los aspirantes a donantes. Sin
embargo, todavía se verifica con cierta frecuencia en el m undo de los
drogodependientes, donde todavía persiste el rito del intercambio de je
ringas para inyectarse la droga. En Italia y en otros países, esta es la pri
mera entre las vías de contagio. Hay que añadir que, para los drogode
pendientes, riesgos posteriores de contagiarse y de contagiar aparecen
por otra parte, me refiero a la elevada frecuencia con la que term inan
apareciendo en los canales de la prostitución.
El contagio del virus V i h a través de relaciones sexuales constituye la
modalidad que, en general, es ampliamente mayoritaria. En los primeros
años después del descubrimiento del virus, el riesgo del contagio se atri
buía solamente a contactos entre homosexuales masculinos. Pero ense
guida se ha hecho evidente el riesgo de las relaciones heterosexuales, y
esta modalidad de contagio aparece en el primer lugar en gran número
de países del mundo.
Resulta útil advertir algunas particularidades: «las relaciones genito-
anales (especialmente si el varón es seropositivo) y durante el período
menstrual (en el caso de mujer seropositiva) aumentan el riesgo de con
tagio»641. Además es cierto, y se explica con facilidad, que «el hombre in
fectado transmite con mayor facilidad la infección con respecto a la mu
jer»642. También es evidente que el riesgo de contraer el contagio es
elevado cuando se practica una promiscuidad sexual; la multiplicidad de
parejas, todos o casi todos desconocidos, aumenta la probabilidad de en
contrar uno infectado. No obstante, hay que añadir que «es cierto que un
solo contacto, siempre que sea adecuado, puede provocar la infección».
También es útil una última advertencia, realizada pro el célebre Luc
Montagnier: «El paso del virus a la sangre no se realiza necesariamente
por una rasgadura, por una lesión [...] de una mucosa genital. El con
tacto simple entre dos mucosas genitales permite el paso del virus, de
bido a que en estas mucosas hay células que son el blanco del virus y que
pueden contenerlo. Pues, de hecho, en esas mucosas hay siempre linfoci
tos y monolitos»643.
En cuanto a la transmisión del virus V i h por vías pre y perinatal, la
infección puede producirse o durante la vida intrauterina, por vía trans
placenta, o en el parto, o durante la lactación materna. El grado de riesgo
de infección; que es inicialmente elevado hasta el 30-35%, ha ido de
modo consistente y gradual disminuyendo gracias al suministro de fár-
641 A. M a z z o n i - E. R i c c h i , P revenzione dell’in fezio n i da VIH (o. c . ) , p. 150.
642 A. M a z z o n i - E. R j c c h í , P r e v e n z io n e d e ll'in fe z io n i d a VIH (o. c . ) , p. 148.
643 L. M o n t a g n i e r , AIDS: n a tu ra del v iru s (o. c.), p. 50.
 432
Bioética
macos adecuados a la gestante durante el embarazo, al nacimiento con
cesárea, y evitando la lactancia materna. Actualmente, «el riesgo de
transmisión viral ha caído en los países desarrollados hasta l- 3 %>»644.
Una vez que se ha comprendido que no hay infección más que a través
de comportamientos que hagan posible al virus V i h entrar en la circu
lación sanguínea del sujeto sano, resulta claro que «la transmisión indi
recta de la infección a través del aire, agua, objetos de uso contaminados,
animales, se puede excluir con toda certeza. Además, en esta infección no
existen ni vehículos (transportadores pasivos, por ejemplo, moscas) ni vec
tores (insectos en los que el agente infeccioso desarrolla una parte de su ci
clo reproductivo: por ejemplo, el mosquito en el caso de la malaria)»645. En
cuanto a los mosquitos, se puede añadir que el virus no sobrevive en el
aparato salivar del insecto; además, la cantidad de sangre infectada, que se
adhiere a la trompa con el que se ha picado a otra persona infectada, es tan
exigua que no resulta suficiente para determinar una nueva infección.
Una anotación útil que ayuda a entender algunas particularidades de
las modalidades de infección a las que se ha aludido, es lo que se refiere a
la im p o rta n cia d e la e n tid a d d e la «carga viral», es decir, la cantidad de
virus V i h que se inocula: «La escasa virulencia del virus pone de mani
fiesto la importancia de la carga infecciosa como elemento crítico para la
infección misma. Por esto, la baja carga de linfocitos, y por tanto viral, de
muchos materiales orgánicos excluye, de modo general, su peligrosidad.
Solo sangre, esperma, secreción vaginal y, según la mayoría, la leche ma
terna pueden ser un vehículo eficaz para la infección. En lo que se refiere
a la transmisión sexual, la concomitancia entre los fluidos locales y ble
norragia, vaginitis, por ejemplo, que eleven la cuota local de leucocitos,
favorece la infección».
Estos datos son preciosos también porque explican, por un lado, la
seria fundamentación científica de la tranquilizante posibilidad de una
normal convivencia con quien es seropositivo, mientras que se observen
la normas comunes de higiene; y por otro, la inconsistencia de muchos
miedos y, por tanto, lo injustificado de la exclusión de los seropositivos
de la vida social. Se puede pensar, por ejemplo, en el caso de padres que
han pedido la exclusión de la clase de colegios de niños seropositivos por
el temor de ver contagiados a sus propios hijos.
Un último dato con relevancia porque explica la persistente imposibi
lidad de erradicar el virus de un organismo que haya sido infectado, es su
644R . M a n fre d i, Quatordic.i anni di gestione clínica dell'infezione por VIH. Opportunita
e pospettive
p. 21. all'alba del nuovo m illenio [en prensa]. Editore Pensiero Scientifico, Roma,
aquí645
Ja A. a z z o n i - E.
citaMsiguiente. R ic c h i, Prevenzione dell'infezioni da VIH ( o . c .) ,
433
El Sida
capacidad para anidar en órganos y tejidos a los que ninguna de las tera
pias antivirales descubiertas hasta ahora alcanza: «se trata de los deno
minados santuarios a nivel de sistema linfático, genital y del sistema ner
vioso central»646.
3. HISTORIA NATURAL DE LA INFECCIÓN CON EL VIRUS VIH
Se ha hablado ya de la duración que, normalmente, tiene el período
que transcurre entre el momento en que se contrae la infección por el vi
rus V i h y la aparición de la enfermedad verdadera del S i d a , situación de
S i d a ya declarado. Esta situación se denomina sero p o sitiv id a d , debido a
la presencia de anticuerpos, y el seropositivo es «portador asintomático»
del virus V i h y, por tanto, capaz de contagiar, aunque aparentem ente
sano. La duración de esta situación varía mucho. Resulta ya sorpren
dentemente larga en ausencia de terapias eficaces, se ha hecho todavía
más larga con la aparición de estas, como vemos enseguida. Pasando por
encima de muchos detalles, se puede trazar sumariamente la evolución
de la enfermedad diciendo que, cuando son superados los factores, que
aún hoy son desconocidos, que consiguen impedir el rápido crecimiento
en el organismo del número de células infectadas por el virus, la debilita
ción del sistema inmunitario alcanza gradualmente niveles que le hacen
perder toda posibilidad de asegurar al organismo una defensa eficaz con
los siempre presentes ataques de agentes infecciosos y la capacidad para
reconocer y destruir células anormales que pueden desarrollarse en algu
nas formas de cáncer, el primero de todos, el sarcoma de Karposi647. Esta
es la «inmunodeficiencia adquirida». El organismo, carente ahora de de
fensas, es presa fácil para cualquier ataque.
Existe una larga lista de infecciones o que no aparecen en absoluto o
que se eliminan con facilidad, en los organismos con un sistema inmuni
tario eficiente, que, sin embargo, son capaces de desarrollarse, con efec
tos destructivos y mortales, cuando ese organismo está gravemente afec
tado. Estas infecciones y las enfermedades que desarrollan se llaman
oportunistas, y se consideran indicadoras de la presencia de la enferme
dad verdadera del S i d a o de S i d a declarado. Algunos pocos ejemplos: pul
646 R. M a n f r e d i , Quatordici an n i di gestione clínica dell'infezione por VIH (o. c.), p. 10.
647 En todo este tema ver A. M a z z o n i , Eziologia e patogenesi , en E. S g r e c c i a (dir.),
A ID S (o. c.), p. 7 y la tabla de la p. 11 con una lista detallada de «Infecciones oportunistas
y tumores predictivos de SIDA». Una exposición amplia se halla en G. D a l l ’O r t o - R. F e -
r r a c i n i (dir.), A/OS, Gruppo Abele, Turín (1985), pp. 48/58. De aquí han sido sacadas las
informaciones que siguen. Es prácticamente completa a nivel científico la exposición de L.
p. 138. También de
O r t o n a , AID S aspetti clinici, en AA.W, Vivere: perché? L ’A ID S (o. c.), p. 45.
 434
Bioética
monía producida por «pneumocistis carinii», con elevada mortalidad; to-
xoplasmosis, que se extiende ampliamente en el organismo, con efectos
particularmente graves en los ojos y en el cerebro; criptococosis, que en
tre otras cosas causa daños graves e irreparables en el sistema nervioso;
tuberculosis. En las terapias hay que hacer notar que, dada la escasa con
tribución del sistema inmunitario, se imponen durante largo tiempo do
sis masivas de fármacos que tienen efectos colaterales claramente graves,
como vemos enseguida.
En cuanto al sarcoma de Karposi, se trata del «tumor de las células
que constituyen la parte interna de los vasos sanguíneos y los linfáticos
[...]. A menudo, el crecimiento incontrolado de estas células bloquea el
interior de los vasos, causando retenciones de la circulación de la sangre
o la linfa [...]. Este tum or crece también dentro de los linfonudos, que
aparecen engrosados.
«Antes del S i d a , el sarcoma de Karposi era extremadamente raro y
aparecía en individuos ancianos [...], presentaba un progreso bas
tante lento [...] y, debido a la avanzada edad de la mayor parte de los
pacientes, no requería tratam iento alguno [...]. Con el S i d a , el sar
coma de Karposi adquiere características únicas [...]: la evolución del
tum or es mucho más rápida y aparece [...] en el esófago, estómago e
intestino». De todos modos, «la mayor parte de los pacientes de S i d a
con sarcoma de Karposi no muere por el tumor, sino por infecciones
oportunistas»648.
Se ha aludido varias veces a que los linfocitos T son el blanco no
único, sino preferente, del virus V i h . Hay que añadir, especialmente, la
células del cerebro, con consecuencias que son graves, hasta llegar a una
auténtica demencia que se denomina Aids dementia complex. que «es una
encefalopatía caracterizada por una tríada de trastornos en la esfera cog-
nitiva, síntomas motores y alteraciones del comportamiento»649. «Se ha
encontrado Aids dementia complex en alrededor del 30% de todos los ca
sos»650. Cuando la patología alcanza su desarrollo pleno, la situación de
los pacientes es particularmente impresionante; «En la mayoría de los
casos, la disfunción cognitiva es global y tienen contactos sociales, vida
de relación y actividad intelectual rudimentarios. [...] El ansia grave, el
hipertono generalizado y la paraparesis reducen al paciente a la cama.
[...] Están presentes incontinencia de esfínteres, temblores espontáneos
[...] y a veces convulsiones»651.
648 G . D a l l ’O r t o - R . F e r r a c i n i ( d i r . ) , AIDS (o . c . ) , p. 56.
649 L. O r t o n a , AIDS aspetti clinici ( o . c.), p. 125.
650 L. O r t o n a , AIDS aspetti clinici ( o . c.), p. 126,
651 L. O r t o n a , AIDS aspetti clinici ( o . c.), p. 127.
435
El Sida
Estos datos, por mucho que sean ampliamente incompletos y solo
indicados, pueden ser suficientes para hacerse una idea de la grave
dad de la situación de un paciente con S i d a declarado, debido al terri
ble alcance del «síndrome» que conjiporta esta «inm unodeficiencia
adquirida».
4. LOS AVANCES EN LA INVESTIGACIÓN DE TERAPIAS
También en este ámbito existe una historia sorprendentemente com
pleja por la brevedad del período de tiempo652. Hasta 1985, la medicina
se ha encontrado claramente impotente ante la epidemia del S i d a , no
existía una terapia eñcaz. La enfermedad era incurable y mortal.
Un auténtico cambio se produjo en 1985 con la aparición del progeni
tor de los antirretrovirus capaz de bloquear la transcriptasa inversa y, por
tanto, la reduplicación del virus, la zidovudina. La enfermedad sigue
siendo incurable, pero puede ser tratada. La situación, que está caracteri
zada por una mono-terapia, también por el descubrimiento de otros fár
macos análogos, permanece sustancialmente sin cambios hasta 1994. Se
registran algunas mejoras en el trienio 1994/1996, adoptando, a la vez,
dos fármacos de ese mismo tipo.
En 1995 aparecen otros fármacos con diversas capacidades antirre-
trovirales y, a partir de 1996 se afianza la elección de una terapia triple,
que se denomina «terapia antirretroviral de elevada actividad» (Higly Ac
tive. Antiretroviral Therapyj. Entre los resultados obtenidos, cuando la te
rapia es fielmente seguida por los pacientes, a pesar de los graves efectos
colaterales (dentro de poco hablamos de ellos), baste indicar aquí; re
construcción de un sistema inmunológico eficiente, incluso en pacientes
con S i d a declarado o con una prognosis de muerte hasta hace cinco años,
la drástica caída del crecimiento de la enfermedad y de la mortalidad, so
bre todo, debido a las infecciones oportunistas y por las demás afeccio
nes relacionadas con el S i d a , reducción de la necesidad de hospitaliza
ción y de la duración media de la perm anencia en el hospital, como
también del recurso a regímenes de asistencia domiciliaria y la casi desa
parición de la transmisión vertical (madre-hijo) de la infección por virus
V i h . En resumen, en el espacio de cinco años, 1996-2000, «la enfermedad
por virus V i h ha sufrido una transformación radical, desde una patología
acompañada por complicaciones frecuentes agudas o crónico/repetitivas,
desde hospitalizaciones prolongadas y frecuente m ortalidad, en una
siguen han sido obtenidos en el ya citado estudio de R. Manfredi.
 436 Bioética
afección crónica, preferentemente asintomática o modestamente sinto
mática, con una evolución lenta»653.
A este cuadro, positivo y animante, hay que juntar, sin embargo, tam
bién una serie de elementos de signo contrario. Ante todo, la gravedad de
los efectos colaterales de los fármacos, debidos tanto a la dinámica pro
pia de cada uno de ellos, como a las interacciones, siempre presentes. Es
suficiente también aquí una lista poco más que ejemplificadora de los
efectos no deseados más frecuentes: náuseas, vómitos, diarreas incluso
prolongadas, cefaleas, astenia, vértigos, insomnio, erupción cutánea,
pancreatitis, hepatotoxicidad, hipertrigliceridemia, hipercolesterolemia,
hipertensión, accidentes cadiocirculatorios, síndrome de redistribución
del tejido adiposo corporal con el consiguiente sufrim iento, también
psicológico. También hay efectos de carácter psiquiátrico serio, como
son alucinaciones, depresión incluso grave, paranoia, comportamiento
agresivo. Raros, pero no ausentes, incluso efectos letales.
Esto explica que la adherencia, es decir, la fiel y prolongada toma de
los diversos fármacos por parte del paciente, «representa en gran medida
el principal motivo de éxito o también de fracaso de cualquier esquema
terapéutico. [...] El sujeto con la enfermedad del S i d a hoy se encuentra
sujeto a una doble atadura: regímenes terapéuticos que, por una parte,
garantizan que la infección se hace crónica y, a la vez, pueden perjudicar
gravemente la calidad de vida». Hay todavía una anotación: «El cuadro
se complica posteriormente por el hecho de que una apreciable propor
ción de pacientes [...] sufre pesados problemas psicológicos, económicos
y de inclusión en el tejido social y familiar, que juegan un importante pa
pel negativo en tema de adherencia a las múltiples terapias prescritas (es
suficiente pensar en sujetos drogodependientes activos, pacientes psi
quiátricos y marginados sociales)»654.
Otro obstáculo para el éxito de las terapias está constituido por las re
sistencias por parte del virus. «La dinámica de la reduplicación del virus
V i h en el hom bre lleva consigo los presupuestos para un elevado po
limorfismo génico, para la existencia de innumerables «quasi-especies»
virales y para una altísima probabilidad de mutaciones resistentes du
rante la exposición a terapias antírretrovirales»655.
Pero el primer desafío que se encuentra quien combate la infección
está constituido por acertar con la elección justa entre las innumerables
combinaciones de fármacos disponibles hoy y la dosis de cada uno de
ellos. Cada caso presenta características propias y exige, por ello,
653 R. M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell’infezione por VIH (o. c.), p. 30.
654 R. M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell'infezione por VIH (o. c.), p. 27.
655 R. M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell'infezione por VIH (o. c.), p. 12.
El Sida 437
elecciones terapéuticas personalizadas. A esto hay que añadir el hecho
de que no pocos aspectos de la intervención terapéutica son objeto de
debate entre tesis contrapuestas, empezando por el momento más ade
cuado para comenzar la «terapia antirretroviral de elevada actividad», si
apenas descubierta la infección o cuando aparezcan la fases posteriores
de su evolución.
Una breve alusión a otro elemento de las terapias farmacológicas ac
tuales. Mientras sea imposible la tota] eliminación del virus del orga
nismo infectado, las terapias deben realizarse durante toda la vida, hay
que añadirles un atento y continuo monitoraje de la marcha de la enfer
medad y de la cura, mediante exámenes numerosos y periódicos para el
control de la situación en sus diversos aspectos clínicamente significati
vos, con una frecuencia que al menos es trimestral.
De todo esto es fácil percibir lo oneroso de los costes en términos eco
nómicos: «la gestión en laboratorio y clínico-asistencial de la infección
por virus V i h y sus complicaciones ha estado gravada siempre por costes
sanitarios muy elevados, debido a la necesidad de utilizar fármacos espe
cializados [...], de un sofisticado monitoraje de laboratorio, además de la
puesta a punto y utilización de medios diagnósticos por imágenes e ins
trumentales idóneos para identificar y monitorizar las principales com
plicaciones relacionadas con el S i d a »6S6.
Hay que añadir el cálculo de los «costes sociales globales... (pérdida
de la actividad laboral del paciente temporal o prolongada y de algunos
familiares), algunos costes difícilmente cuantificables (como los conecta
dos con la depresión reactiva o el estrés que se derivan de la conciencia
de ser portador de una enfermedad transmisible y potencialmente letal».
Este y otros elementos, a los que ni siquiera hemos aludido, justifican
la afirmación de la necesidad de configurar toda la intervención para cu
rar esta patología como «un «círculo virtuoso» que se basa en la localiza
ción de la terapia, en añadir un consejero psico-sociológico a lo estricta
mente clínico-sanitario, y centrarlo sobre una auténtica alianza
estratégica entre médico y paciente»657.
En cuanto a las investigaciones en marcha, se puede observar que está
moviéndose a lo largo de diversas trayectorias. La más obvia es la de op
timizar el sistema existente, es decir, mantener la eficacia de la terapia
contra el virus V i h y de los varios tratamientos que la integran, pero re
duciendo la gravedad de los efectos colaterales no deseados y simplifi
cando la suministración de los fármacos. Por ejemplo, se busca prolon-
R. M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell'infezione por VIH (o. c .) , p. 2 5 .
Es también de aquí la cita siguiente.
657 R. M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell'infezione por VIH ( o . c . ) , p . 14.
 438 Bioética
gar la vida media de los fármacos en el organismo, de modo que sea sufi
ciente con tom ar una dosis cada 24 horas; o reunir varios fármacos en
una sola píldora. También se busca cómo programar períodos de inte
rrupción al tomar los fármacos, sin afectar a la eficacia de la terapia.
Otras investigaciones se mueven en la «vertiente de la terapia y profi
laxis inmunológica (disponibilidad de vacunas, de inmunoterapia y de
terapias génicas) y se indica como prometedor el papel de la interleu-
quina -2 [...], interferonas, sero-inmunes», y anticuerpos monoclonales.
Mientras que la terapia génica [...] por ahora constituye poco más que
una esperanza, esperanza que tiene como meta final «llegar un día al ob
jetivo definitivo de obtener la erradicación de la infección por virus Vi h
en el hombre»658. Entre los progresos recientes más prometedores se si
túa el descubrimiento, realizado por investigadores italianos, de posibili
dades concretas de im pedir al virus infectar sus células blanco y, por
tanto, que infecte el organismo. El modelo de los nuevos fármacos que
trabajan en este sentido son sustancias presentes en el organismo hu
mano, llamadas quimioquinas, que tienen algunos componentes con la
capacidad de impedir al virus atravesar los receptores que constituyen su
única vía de penetración en la célula659.
5. LAS DIMENSIONES DE LA EPIDEMIA EN EL MUNDO
Para tratar de modo seriamente fundamentado y puesto al día este
punto nos referimos a una fuente particularm ente autorizada e infor
mada, UNAIDS, la oficina constituida por la OMS con específicas funcio
nes de asesoramiento, consejo y coordinación en el sector del S i d a . El do
cumento que nos interesa en particular es: Situación de la epidemia de
Sida. Diciembre 2000660. El criterio para elegir los datos que se refieren y
comentan es el de poner la atención sobre la parte que sea suficiente
para que el lector pueda intuir con buen fundamento la gravedad de la si
tuación en sus diferentes aspectos.
El total de fallecimientos causados por el S i d a desde que apareció la
epidemia es 21,8 millones. Entre ellos hay 17,5 millones de adultos y 4,3
millones de menores de 15 años. Entre los adultos, la casi totalidad está
constituida por adultos jóvenes o, en cualquier caso, bien lejos de la
muerte fisiológica. El texto precisa que se trata de personas «entre los 15
658 R . M a n f r e d i , Quatordici anni di gestione clínica dell’infezione por HIV ( o . c.), p. 20.
659Informaciones más claras y detalladas se pueden encontrar en el servicio publicado
en el «Corriere della Sera», 6 julio 2001, p. 17.
660 El texto se puede encontrar en Internet, www.unaids.org.
El Sida 439
y los 49 años de edad». Por lo tanto, millones de muertes claramente in
maduras, de personas sustraídas a la franja activa de la población, de pa
dres de niños todavía pequeños. Particulares de los que se deduce con fa
cilidad la im portancia y gravedad de las consecuencias. Volveremos a
ello dentro de poco. También hay que observar que el 75% del total de fa
llecimientos, es decir, poco más de 16 millones, se ha producido en
África.
En el año 2000, los fallecidos por S i d a se calculan en 3 millones, de
los que medio millón son menores de 15 años. De este total, una buena
proporción, 2,4 millones, ha fallecido en el África subsahariana. Las de
más partes del mundo siguen a distancia enorme. Algunos datos: el úl
timo puesto con menos de 500 muertos lo ocupan Australia y Nueva Ze
landa. Las demás partes del mundo en cifras descendentes se sitúan: Asia
m eridional y suroriental, 470.000; América Latina, 50.000; Caribe,
32.000; América del Norte, 20.000; Europa oriental y Asia central 14.000;
Europa occidental 7.000.
Una atención particular merece el peso impresionante del número de
huérfanos de edad menor de 14 años por muerte de la madre o de ambos
padres, debida al Sid a : se calculan 13,2 millones, de los que 12,1, es decir,
el 91,7% es en el África subsahariana.
En lo que se refiere al número de person as que viven con la infección
p o r el viru s V i h y S i d a : el total en el mundo es de 36,1 millones, de los que
1,4 millones es menor de 15 años. Estas cifras «superan en un 50% las
proyecciones realizadas en 1991 en el programa mundial de la OMS para
la lucha contra el S i d a , calculadas con los datos disponibles entonces».
Del total de más de 36 millones, 25,3, más del 70%, están en el África
subsahariana, 5,8 en el sureste asiático, y 1,4 en Sudamérica. Por lo
tanto, en estas tres áreas se concentra más del 90% de todos los casos de
infección por V i h y AIDS declarada. América septentrional (920.000 ca
sos) y Europa occidental (540.000 casos) alcanzan solo el 4% del total.
Los nuevos casos de infección, en el año 2000, han sido 5,3 millones,
de los que 600.000 son menores de 15 años. 3,8 millones del total perte
necen al África subsahariana. Sigue a distancia el sudeste asiático con
780.000. En Europa occidental son, más bien, 30.000 y 45.000 en Amé
rica del Norte.
Resulta palmario que «los problemas planteados por el virus V i h va
rían de una zona a otra». No obstante hay algo que es común a todos los
países, a excepción de los del África subsahariana: por ejemplo, la preva-
lencia de hombres sobre mujeres en el número de personas en cuestión.
El docum ento del UNAIDS observa: «El comportamiento de los hom
bres, a menudo influenciado por creencias culturales perniciosas sobre
la masculinidad, los convierte en las principales víctimas de la epidemia
 440 Bioética
Los comportamientos masculinos contribuyen también a la infec
ción por virus V i h entre las mujeres, que a menudo tienen menos pode
res para decidir dónde, cómo y cuándo tienen lugar las relaciones sexua
les. El tema de la campaña mundial contra el S i d a de ese año - Los
hombres ponen la diferencia- reconoce esta situación y el enorme poten
cial de que disponen los hombres para hacer la diferencia, cuando se
trata de interrumpir la transmisión del virus V i h ».
Afirmaciones como esta, y otras análogas esparcidas por todo el do
cumento, muestran con claridad que las relaciones heterosexuales cons
tituyen en gran medida la vía principal para la difusión de la epidemia,
considerada globalmente en el mundo. Hay que hacer una importante
matización: esas relaciones son el «motor» de la epidemia en una deter
minada población, cuando «una gran proporción de la población adulta
practica la multiplicidad de parejas sexuales». En otras palabras, la pro
miscuidad sexual ha jugado y juega un papel primario en la difusión de
la infección por virus V i h y, por tanto, en la epidemia del S i d a , en la ma
yor parte de los países del mundo.
En las partes del mundo en las que resulta relevante, hasta ser en al
gunos casos preeminente, la transmisión del virus V i h a través del inter
cambio de jeringas entre drogodependientes, figuran Europa oriental y
Asia central, Asia oriental y Pacífico, algunos países de Europa occiden
tal (entre ellos, Italia) y de América Latina.
6. LAS CONSECUENCIAS DEVASTADORAS
Los datos proporcionados hasta ahora se refieren casi exclusiva
mente a los aspectos sanitarios de la epidemia del S i d a , y estos reducidos
a simples números. Se corre el riesgo de dejar ignorados demasiados
otros aspectos importantes de la realidad ligada con el S i d a , o también,
en la mejor de las hipótesis, el conocimiento de estos aspectos terminan
siendo una lectura reductiva, en la que escapan las tragedias que están
sucediendo en las áreas del mundo más afectadas por la epidemia, espe
cialmente en África, tragedias que no son solo personales y familiares,
sino también de países y regiones enteras. El documento del UNAIDS no
deja de proporcionar documentadas informaciones sobre estos aspectos.
Vemos solo algunos ejemplos de los más significativos.
Pero antes es oportuna una referencia a los sufrimientos interiores
que produce en el sujeto el descubrimiento de haber contraído la infec
ción, es decir, cuando descubre que es seropositivo. Una descripción bien
conseguida en su concisión es la del estudioso y médico apreciado
Mauro Moroni: «Cuando un sujeto descubre que es seropositivo [...],
441
El Sida
percibe que para él la vida cambia; que ha contraído una infección con
tra la que no existe una terapia definitiva; una infección que puede per
manecer latente durante muchos años, quizá indefinidamente, pero que
de improviso puede evolucionar a la enfermedad. Por tanto, se minan las
fundamentales seguridades del mañana, la capacidad de proyectar el fu
turo, que se le limita desde hoy mismo la vida afectiva y sexual y las posi
bilidades de procrear si el seropositivo es una mujer.
«Desde el momento de la verdad, de la certificación de que es seropo
sitivo, debe comenzar un difícil camino de aceptación del problema, de
adaptación, de búsqueda de la capacidad para vivir en un nuevo equili
brio existencial en cuyo ámbito debe encontrar sitio también la gestión
de la infección. Aceptación significa adherir a la realidad de un impor
tante problema crónico de salud y potencialmente evolutivo. Significa,
por tanto, adaptar la propia vida, el trabajo, los hábitos de vida, las cos
tumbres familiares a esta nueva exigencia; significa ajustarse a la invita
ción de los médicos de someterse a controles periódicos y aceptar el vai
vén de esperanzas y desilusiones, miedos y ansias que comporta el hecho
de que la infección es crónica.
«El camino es difícil y el valor con que lo recorre la gran mayoría de
los pacientes seropositivos es, para mí, motivo de gran admiración»661.
Pasando a las consecuencias en la sociedad, se puede dejar a la refle
xión e intuición de cada uno su descubrimiento en nuestra sociedad del
bienestar. La diferencia que existe entre las dimensiones de la epidemia
en estos países y en los del área subdesarrollada de Africa es tan grande
que lleva a reservar el término de tragedia o de catástrofe solo cuando
nos referimos a África subsahariana. Ya conocemos los datos cuantitati
vos de la situación, partiendo de ellos, el documento del UNAIDS hace
notar, en prim er lugar, que «la región [...] debe hacer frente a un pro
blema triple de dimensiones colosales:
1. Ofrecer cuidados sanitarios, apoyo y solidaridad a una población
cada vez más amplia de personas afectadas por enfermedades co
nectadas con el virus V i h .
2. Reducir el número anual de nuevas infecciones dando a los indivi
duos la posibilidad de protegerse a sí mismos y a los demás.
3. Afrontar el impacto acumulativo de más de 17 millones de muertes
de S i d a sobre huérfanos y otros supervivientes, sobre las comuni
dades y sobre el desarrollo nacional».
Este peso está destinado a incrementarse cada año, en ausencia de te
rapias antirretrovirales, cuyos costes son prohibitivos para esos países.
661 M . M o r o n i , Una testimonian?/] dalla trincea di Milán, e n G. D e Ca r l i (dir.), AIDS
(o. c.), p . 48 s.
 442
Bioética
«En los ocho países en los que al menos el 15% de los adultos están in
fectados, análisis prudentes muestran que el S i d a comportará la muerte
de alrededor de un tercio de los actuales jóvenes de 15 años».
Cifras aparte, hay que tener presente que, «en los países más afecta
dos por la epidemia, el incremento de enfermos y fallecimientos se rea
liza en un contexto de escasez de servicios públicos, de malas perspecti
vas de empleo y de pobreza endémica que no están directamente ligadas
a la epidemia de Sid a , pero que pueden agravar esta última».
Se percibe con facilidad que los daños a nivel económico y de desa
rrollo son incalculables. Estos son algunos datos significativos: «Un es
tudio realizado en 1999 entre los mineros del África austral ha encon
trado que m ás de un tercio de los empleados de alrededor de treinta
años padece la infección por virus V i h , y también un cuarto de los jóve
nes y los ancianos». Ante las enormes pérdidas económicas que deben,
afrontar las empresas, y también a las oscuras perspectivas para el fu
turo, muchas empresas se trasladan a otros países menos afectados por
la epidemia.
También países que marchaban con buen paso en el camino del desa
rrollo, por ejemplo, Botswana y Sudáfrica, ven en serias dificultades el
buen nivel del ingreso per cápita y de bienestar alcanzado, debido a las
graves pérdidas de trabajadores y empleados, además del vertiginoso au
mento de gastos sanitarios, debido a la difusión del S i d a .
Una tragedia dentro de la tragedia lo constituye la multitud de niños
huérfanos, que deja detrás de sí la matanza de hombres y mujeres que
eran sus padres. Todavía más porque la epidemia no ha dejado de afectar
a las demás familias, vecinas o emparentadas, en las que la proverbial so
lidaridad africana aseguraba a los huérfanos el cuidado de una familia.
«Con el aumento de las proyecciones del número de huérfanos debidos al
S i d a , algunos han pedido que las instituciones se hagan cargo de estos ni
ños. Esta solución es financieramente irrealizable. En Etiopía, tom ar a
cargo un niño en un orfanato cuesta entre 300 y 500 dólares anuales, es
decir, más del triple del ingreso per cápita nacional. Además, el sistema
es trágico para los niños, porque son separados de hermanos y herma
nas, alejados de su comunidad y educados en un contexto que no les pre
para para la vida adulta. Esta institucionalización es una fuente de ulte
riores problem as para la sociedad, que no está preparada para hacer
frente a una llegada de jóvenes adultos que no han sido socializados en la
comunidad en la que deben vivir». En este punto, resulta sorprendente
ver reconocido y apreciado lo que están haciendo los «grupos religiosos»
(en realidad, se trata de comunidades cristianas, empezando por la Igle
sia católica) que han encontrado buenas soluciones para el problema de
los huérfanos, movilizando familias y voluntarios. Los países en los que
El Sida 443
se ha hecho esto, según el documento del UNAIDS, son: Zimbawe, Kenia,
Malawi y Zambia.
Manteniendo la atención en toda la masa de problemas y dificultades
suscitados por la epidemia en África, se afronta el interrogante sobre
cómo realizar un auténtico cambio positivo en el desarrollo de la situa
ción. A pesar de reconocer los límites de cualquier previsión y programa
ción, basándose en las conclusiones a las que han llegado los diversos es
tudios, el docum ento estima que, por parte de la Comunidad
internacional, se debería dedicar 3.000 millones de dólares cada año
«para obtener una diferencia importante en la calidad de vida de millo
nes de africanos». Dinero que hay que invertir en la prevención, en la
custodia de los huérfanos y de las personas que viven con la infección
por virus Vih y con Sid a , incluyendo las costosas curas antirretrovirales,
además de las curas de las enfermedades oportunistas. Se trata de «un
precio muy modesto que hay que pagar para ayudar a todo un continente
a evitar un porvenir dominado por las perturbaciones sociales que carac
terizan «la era del Sid a » en el comienzo del tercer milenio. En realidad,
estos costes son nada respecto a los costes que se utilizan contra otras
afecciones evitables. Por ejemplo, se estima que solo en los Estados Uni
dos se gastan 52.000 millones de dólares para tratar las consecuencias
médicas de la obesidad, es decir, 15 veces la suma necesaria para cam
biar el rostro del Sid a en África».
La trágica situación en los países africanos, especialmente en el
África subsahariana, puede ser entendida con mayor aproximación si se
añaden algunos datos sobre el contexto constituido por otros elementos,
en primer lugar, los que se refieren al ámbito sanitario, que hay que unir,
con los ya conocidos referentes a la desnutrición, pobreza, escasez de
agua y pésimas condiciones de higiene. Estos son algunos de estos datos,
sacados de un amplio documento de la OMS: Informe sobre las enferme
dades infecciosas 200066i. Además de S i d a , hay otras 5 enfermedades in
fecciosas consideradas responsables de la muerte cada año de 13 millo
nes de personas: afecciones de las vías respiratorias, tuberculosis,
diarrea, malaria y sarampión. El 90% de los fallecimientos está causado
por estas seis patologías y las víctimas son en gran parte niños y jóvenes.
Cada tres segundos muere un niño, casi siempre debido a una enferme
dad infecciosa. «Detrás de cada una de esas muertes hay una tragedia
humana. Debido a que estas enfermedades afectan, sobre todo, niños o
adultos con familia a su cargo, se puede ver la catástrofe que pueden
constituir para la vida familiar [...]. Como si eso no bastase, las familias
^rií^cfc^Tencuentra en el portal Internet www.who. Report on infectious Diseases
2000 .
 444 Bioética
terminan encontrándose endeudadas en exceso por el hundimiento de
sus entradas y el elevado coste de los cuidados médicos, entrando así en
un ciclo infernal de miseria y enfermedad».
7. CUADRO DE LOS PRINCIPALES PROBLEMAS BIOÉTICOS
Como en otros puntos, también en este sería presuntuoso pretender
ser completos. Más que una lista de problemas concretos, parece útil se
ñalar tipos y grupos de problemas. Por tratarse de problemas «bioéti-
cos», las cuestiones no son solo éticas, sino también jurídicas y algunas
inseparablemente ético-jurídicas.
Casi como premisa resulta útil indicar que, por tratarse de una epide
mia «por comportamiento», es decir, cuya difusión depende de eleccio
nes de conductas de las personas en la gran mayoría de los casos, la pre
sencia y consistencia de una problemática ética es evidente.
Considerándola bajo el prisma de comportamiento personal, la infec
ción por virus V i h , y el S i d a que se sigue, muestra una conexión clara con
el comportamiento sexual y con la drogodependencia, como fuentes
principales del contagio. Ante una patología que hasta hoy era incurable
y moral, la primera y fundamental exigencia ética que se impone es la
prevención, como tutela obligada de la salud y la vida, propias y de los
demás. Lo que resulta problemático en este ámbito no es la urgencia de
la obligación, que para todos resulta evidente y se comparte, sino los mo
dos de cumplirla. Las posiciones oscilan entre un pragmatismo amoral,
que se apoya en la distribución de preservativos y jeringas estériles, y la
propuesta valiente dirigida hacia la conquista de la castidad y la libera
ción de la esclavitud de la droga.
Si se sig u e m ira n d o la in fe c c ió n p o r el virus V i h d esd e el p u n to de
vista del su jeto afectado, la in fecció n sufrida p lantea una serie de p rob le
m as, c o m o son , p or ejem plo: la ex isten cia o n o d e u n a ob ligación de c o
m u n ica rlo a lo s dem ás; la e x is te n c ia o n o de lím ite s e n e l ejercicio d e
contraer m atrim on io por parte de q u ien n o está casad o o en el ejercicio
de la sexualid ad dentro del m atrim on io ya contraído.
Por parte de la sociedad, los deberes se plantean en relación tanto de
las personas que padecen la infección como para tutelar a los sanos. En
tre estos se hallan, por ejemplo, la promoción de campañas de preven
ción auténtica y el apoyo a investigaciones científicas que miran a descu
brir terapias eficaces; la organización de una asistencia sanitaria
adecuada y que respete la dignidad de las personas enfermas; tutela a los
seropositivos de cualquier indebida discriminación en los ambientes de
vida en común, como son la escuela, el trabajo, el tiempo libre.
El Sida
Teniendo en cuenta, además, que el Sida es una pandemia, pero con
abismales diferencias entre los países desarrollados y muchos de los de
más países, en cuanto a las dimensiones de la epidemia y en la disponibi
lidad de terapias, hay que localizar las exigencias que se imponen a los
países ricos en la obligada lógica de una solidaridad internacional a nivel
de todo el planeta.
Otros problemas se refieren a la comunidad cristiana, debido a la
contribución que puede realizar para que maduren y se difundan actitu
des de profunda humanidad en relación con los seropositivos y los enfer
mos de S i d a ; contribución que no solo puede ser teórica y doctrinal, sino
encarnada en iniciativas concretas de cura amorosa de los enfermos de
S i d a . Además, contribución para volver a descubrir preciosos valores de
la sexualidad humana y, por tanto, del auténtico rostro de la castidad, eje
central de la prevención verdadera.
Es evidente que en este libro resulta imposible afrontar una mole tan
imponente de problemas y que se impone la necesidad de elegir. Ineludi
ble y de importancia capital se presenta, antes de nada, el problema de la
prevención, debido a la variedad de soluciones propuestas y am plia
mente acreditadas. Poniendo a continuación la atención en los seroposi
tivos, se hace necesario clarificar si esa condición plantea particulares
exigencias éticas en relación con el matrimonio, tanto de un matrimonio
ya contraído, en lo que se refiere al ámbito de la vida más estrechamente
sexual, como de un matrimonio en proyecto. Se dará una atención a es
tos problemas, y también, en un horizonte más amplio, a las exigencias
que se imponen a los países ricos en relación con los países pobres que
están enfrentándose a una epidemia devastadora.
Por el contrario, se limita a algo más que una rápida exposición de lo
esencial, la solución de otros problemas, como la existencia o no de si
tuaciones en las que se produce la obligación de someterse a test de com
probación de la infección con virus V i h o la legitimidad de test colectivos
(screening) de categorías completas de personas; la existencia de exigen
cias particulares con respecto al secreto profesional entre el personal sa
nitario.
II. ALGUNOS PROBLEMAS BIOÉTICOS
1. LA PREVENCIÓN
Se ha aludido ya, y conviene repetirlo, que es algo ya adquirido y uni
versalmente compartido, que en relación con una enfermedad conta
 446 Bioética
giosa grave, incurable y mortal, evitar infectarse, es decir, la prevención,
es un grave y preciso deber moral. Solo de este modo se cumple el más
general y grave deber de tutelar la salud y la vida misma. Sin embargo,
cuando se pasa de esta afirmación de principio a sus aplicaciones con
cretas, es decir, a ver qué es lo que es necesario hacer para prevenir el
contagio, la unanimidad termina y se proponen soluciones que son con
tradictorias en relación con el problema.
No obstante, debería ser relativamente fácil plantear la vía a seguir,
ya que están científicamente comprobados los datos necesarios para una
auténtica prevención. Es conocida la causa de la enfermedad, el virus
V i h ; también son conocidas las vías a través de las que se produce el con
tagio. Prevenir la infección quiere decir evitar el contagio. Y, efectiva
mente, este es el camino seguido en lo que se refiere a alguna de las vías
menores del contagio, con el resultado de conseguir eliminar el número
de causas de contagio a través de esas vías. Así ha sucedido con las infec
ciones provocadas por trasfusiones y las que van de madre a hijo, en los
países con una buena organización sanitaria. Pero las causas mayores
son otras, y no necesitan costosos gastos ñnancieros y tecnológicos para
ser evitadas. Se ha comprobado que el V i h es un virus muy frágil y con
una baja capacidad de contagio, tanto que solo formas de contagio ín
timo con la persona que padece la infección pueden transmitirlo. Tam
bién se ha visto que, sobre todo, las relaciones sexuales son la vía que se
encuentra en el primer lugar en el mundo, a excepción de algunos países,
en los que el primer puesto le corresponde al intercambio de jeringas en
tre drogodependientes. Hace ya años, con total claridad, uno de los ma
yores expertos italianos en enfermedades infecciosas, el prof. Mauro Mo
roni, podía afirmar: «No se enferma de S i d a por ser homosexual, sino
porque se realiza un uso promiscuo del sexo»663. Como consecuencia ló
gica, que sirve también para la otra gran vía de contagio: «El S i d a e s u n a
típ ica gran ep id e m ia p o r c o m p o rta m ien to [...]. S i e s o s c o m p o rta m ien
to s s e ca m b ia sen , e l S i d a se p o d ría d eten er s in in terv en ció n algu n a de
p rofilaxis esp ecífic a » .
No es diferente el camino sugerido por el científico que descubrió el
virus responsable del S i d a , Luc Montagnier: «Los medios médicos no son
suficientes. [...] En concreto, es necesario educar a la juventud contra el
riesgo de la promiscuidad sexual y el vagabundeo sexual»664. Otra confir
mación desde el punto de vista científico procede de las autoridades sani-
663 Así se expresa en la Relación desarrollada en «Milán Medicina 1987». El texto, que
solo aparece parcialmente en «Sanare infirmos», n. i, 1998, aparece íntegramente en el
n. 4 de la misma revista.
664L. M o n t a g n i e r , AIDS: natura del virus (o. c.), p. 52.
El Sida 447
tanas de los Estados Unidos (Centers for Disease Control): «Las únicas es
trategias de prevención que son verdaderamente eficaces están constitui
das por la abstinencia sexual y por relaciones sexuales con una pareja
que no esté contagiada, respetando la fidelidad reciproca»665.
Por tanto, la protección eficaz está constituida por el conjunto de
iniciativas dirigidas a term inar con todo lo que promueve el libertinaje
sexual, que ha sido vendido como conquista de libertad y de civili
zación, como también todo lo que se pone en marcha para ayudar a los
jóvenes a no caer en la esclavitud de la droga o a librarse de ella. Ejem
plo típico de esta tergiversación son todas las campañas que prometen
la victoria sobre el S i d a solo con que se consiga generalizar el uso del
preservativo. Se llega de este modo a animar la promiscuidad sexual,
que es la primera causa de la epidemia. Es significativo que se encuen
tre en la misma línea que promovemos un periódico claramente laico:
«¿Qué mensaje se transm ite cuando se da como adquisición el vaga
bundeo sexual, concentrando la comunicación en el preservativo? [...]
voluntariam ente o no, conscientemente o no, se transm ite la idea de
que la fidelidad no es habitual ni buena ni eficaz [...], que la conducta
normal es la de tener muchas parejas que tienen también una experien
cia rica y diversificada»666.
Hay que hacer notar, además, que se llega a un auténtico crimen
cuando se vende como garantía para la defensa de la infección el uso
del preservativo. Este es el mensaje que se lanza ya con el eslogan, que
va ligado al preservativo: «Sexo seguro». Como anticonceptivo, el pre
servativo registra ya un margen notable de fracasos, pero como defensa
de enfermedades de transm isión sexual, el fracaso es decididamente
más elevado. Esta es una reciente y autorizada confirmación desde una
fuente científica: «En línea general, los métodos de barrera [...] prote
gen del riesgo de las enfermedades de transm isión sexual (reducción
del riesgo de alrededor de un 50%) [...]. Esta reducción se realiza en re
lación con m uchos agentes patógenos: virus Papilloma [...], virus
V i h »667.
Una valoración análoga e igualmente severa se impone también ante
la presunta prevención centrada en la distribución de jeringas estériles a
los drogadíctos. Además es degradante el mensaje que se envía a los inte
resados, pues se les declara netamente irrecuperables, incapaces de li
brarse de la esclavitud de la droga.
665 Citado en K. A p r i l y o t r o s , Qual é il grado effeítivo di protezione dal HIV del profilat-
tico?, en «Medicina e MoraJe» 44 (1994), p. 922.
666 p W e il l , Preservatif: le Pape a raison, en «Le Figaro», 6 m ayo 1993.
667 G. P e s c e t t o Y o t r o s , Ginecología e Ostetricia, 1. Ginecología, Editrice Universo,
Roma 2001, p. 482.
 448
Bioética
No obstante, es evidente que tanto la capacidad de llevar una existen
cia sexualmente bien ordenada como la liberación de la droga conllevan
un planteamiento de vida que esté guiado por la sincera y decidida bús
queda de valores auténticos. El camino a recorrer para esos objetivos no
es fácil. Es preciso que la persona se encuentre profundamente moti
vada. Por esto, la simple información sobre el Sida y sobre los comporta
mientos de riesgo es necesaria pero insuficiente, si no forma parte inte
grante de un más amplio y serio com prom iso educativo. El eslogan
lanzado en algunas campañas sobre el Sida: «Sida, si lo conoces, lo evi
tas», constituye otra forma de engaño y tergiversación, vendida como
prevención. Engaño que es más grave debido a que los conocimientos se
reducen al ámbito higiénico-sanitario.
Son particularmente adecuadas y centradas en la diana algunas de
las afirmaciones del Papa Juan Pablo II sobre este tema. Después de de
nunciar una «preocupante crisis de valores», el Pontífice ha dicho: «No
se está lejos de la verdad cuando se afirma que, de modo paralelo a la di
fusión del S i d a , se ha ido manifestando una especie de inmunodeficien-
cia a nivel de los valores existenciales, que no puede dejar de reconocerse
como una patología del espíritu. [...] Por consiguiente, es necesario, en
primer lugar, repetir con fuerza que la obra de prevención, para ser a la
vez digna de la persona humana y verdaderamente eficaz, debe plantearse
dos objetivos: informar adecuadamente y educar para una madurez res
ponsable [...]. Solo con una información y una educación que lleven a
encontrar, con claridad y alegría, el valor espiritual del amor que se dona
como sentido fundamental de la existencia, es posible que los adolescentes
y los jóvenes tengan la fuerza necesaria para superar los comportamien
tos de riesgo. La educación para vivir de modo sereno y serio la propia
sexualidad y la preparación para un amor responsable y fiel son aspectos
esenciales de ese camino hacia la madurez personal. Una prevención que
partiese, con una inspiración egoísta, desde consideraciones incompati
bles con los valores prioritarios de la vida y del amor, terminaría por ser,
además de ilícita, contradictoria»668.
Una vez reconocida en la prevención la necesidad absoluta de un
compromiso educativo, se entiende fácilmente la consiguiente necesidad
de intervenciones personalizadas. La información puede ser también co
lectiva, es decir, dirigida a franjas enteras y a grupos de personas, mien
tras que la individuación del camino capaz de llevar al descubrimiento, o
redescubrimiento, de los valores de la sexualidad humana y la madurez
personal, no puede realizarse más que sobre la base de un atento conoci
668 J u a n P a b lo II, Discorso ai partecipanti alta Conferenza Intemazionale su «Vivere: per
che? L'AIDS» (o. c.), p. 7.
449
El Sida
miento de la situación concreta de la persona, sus capacidades y límites,
su ritmo de asimilación de los valores. En este camino, el uso del profi
láctico puede aparecer como un momento provisional, como elección au
tónom a del sujeto, que el educador puede tolerar, pero no aprobar o
aconsejar, si no quiere que se produzca la pérdida de credibilidad de su
propuesta educativa, debido a su evidente contradicción.
Por último, en lo que se refiere a las tareas de la autoridad pública, en
el obligado desarrollo de planes de acción dirigidos a marginar la difu
sión del S i d a , resulta claro que se diluye cualquier iniciativa en ese sen
tido, hasta que se siga dejando vía libre a lo que alimenta o potencia la
banalización de la sexualidad de la que procede el libertinaje sexual, que
es la principal vía de difusión de la epidemia. Indico concretamente la
creciente pornografía en el m u n d o de los medios de comunicación, en la
incrementada industria del «turismo sexual», a la criminalidad organi
zada que encuentra en la creciente difusión de la prostitución y la droga
los lugares más rediticios para sus oscuros beneficios.
2. SEROPOSITIVOS Y VIDA CONYUGAL
La situación a que nos referimos es la de un hombre y una mujer uni
dos en matrimonio, y en la que solo uno de los dos es seropositivo. En el
problema ético que vamos a afrontar no hay diferencia entre que la situa
ción haya existido desde que se casaron o que se haya producido des
pués; diferencia que, sin embargo, es cualquier cosa menos irrelevante
en la historia de la pareja y de la vida conyugal.
Los problemas a afrontar pueden ser formulados así:
¿Son lícitas las relaciones sexuales normales, en el sentido que vemos
enseguida, a pesar del riesgo de contagio para el cónyuge sano o de una
agravación de la situación para ambos?
¿Son lícitas las relaciones sexuales con preservativo debido a que está
dirigido a la tutela sanitaria de la persona?
¿Es obligada la abstinencia total, en caso que se conteste negativa
mente a la pregunta precedente?
Se puede observar la total ausencia de referencias al riesgo de pro
crear un hijo con la infección y que, de todos modos, está destinado a
quedarse pronto huérfano. Como se ha visto antes, gracias a los progre
sos realizados en la cura de la infección, la duración de la supervivencia
del seropositivo es actualmente, como media, amplia y es posible evitar
completamente la transmisión vertical de la infección o reducirla a alre
dedor del 1% de riesgo.
■ '* V
 450 Bioética
a) ¿Relaciones sexuales conyugales normales?
Por «normales» se entiende relaciones completas, sin recurrir al
preservativo para evitar el riesgo de contagio del cónyuge sano. Debido
a que el contagio es posible con una sola relación, en una pareja de es
posos en la que uno de los dos es seropositivo, cualquier relación sexual
por parte del cónyuge seropositivo asume a nivel objetivo la fisonomía
de un atentado a la vida del cónyuge sano. Una confirmación convin
cente de esta configuración procede del hecho de que, todas las veces
que el hecho ha term inado en el tribunal, la im putación a cargo del
cónyuge portador de la infección por parte del fiscal ha sido intento de
homicidio.
A partir de estos datos no se ve cómo es posible evitar una valora
ción severamente grave, en el plano de la moralidad objetiva, de todo
acto conyugal. Con la apariencia de un gesto de amor, expresión de la
máxima com unión am orosa interpersonal, el acto conyugal se con
vierte en gesto hom icida, capaz de llevar a la persona am ada a una
muerte lenta, aunque sea en tiempos no previsibles, durante los cuales,
las curas para sobrevivir harán la vida mucho más amarga.
Lo que es desatendido no son las exigencias de la ética sexual, sino,
antes y aún más, la exigencias básicas del derecho a la vida, y en rela
ción con una persona a quien se está ligado con un pacto de amor pro
fundo como no hay otro.
Es, por tanto, el am or el que exige al cónyuge seropositivo que se
imponga a sí mismo cualquier sacrificio y cualquier renuncia con tal de
evitar ese riesgo a la persona amada. No hay motivo en el mundo capaz
de justificar lo contrario.
En cuanto al cónyuge sano, es evidente que se encuentra en una de
esas situaciones en que tiene el derecho a rechazar, si se lo piden, la re
lación sexual. Pero ¿tiene el deber de hacerlo? En línea general, sí. Evi
tar la participación en una acción objetivamente deshonesta no es fa
cultativo, es un preciso deber moral.
El inciso «en línea general» indica la posibilidad de excepciones,
que deben, sin embargo, ser atentamente precisadas y justificadas. En
la situación de que estamos hablando, consentir en la realización del
acto conyugal se configura como poner en peligro la salud y la propia
vida. En línea de principio, esto es lícito cuando existe una razón pro
porcionalm ente grave. En nuestro caso, esa razón no puede ser otra
que el auténtico bien del cónyuge con el virus V i h . Un ejemplo puede
resultar útil para clarificar el punto. El cónyuge seropositivo ha gas
tado su vida en una historia de droga, o de libertinaje sexual, con un
grave enturbiamiento de la conciencia moral. Puede, por tanto, ser in
451
El Sida
capaz de percibir la falta de honestidad de las relaciones sexuales con
su cónyuge; aún más, puede ser incapaz de abstinencia sexual. Haber
contraído la infección del virus V i h ha constituido para él una sacudida
saludable, que lo ha llevado a una valiente revisión de su vida y a co
m enzar un camino de reconstrucción moral, un camino que no es ni
breve ni fácil.
En tal caso, el cónyuge sano puede percibir la importancia que tiene
m antener la plena comunión de vida y amor. Imponer al otro la renun
cia a la intimidad sexual podría alterar en profundidad toda la relación,
envenenar su vida juntos y, en esas condiciones, el cónyuge seroposi
tivo, encerrado en su soledad, term inaría por abandonarse al abati
miento y la desesperación. Entonces, el cónyuge sano, por el gran bien
con el que quiere al otro, puede llegar a la decisión de no rechazar las
habituales intimidades sexuales, vistas como elemento indispensable
del apoyo que le puede ofrecer en su largo camino. Es de nuevo el amor
el que dicta la elección ética preferible.
Una situación diferente es la constituida por esposos ambos seropo
sitivos. Aquí no hay riesgo de contagio, debido a que la infección es ya
una realidad, pero hay algo que empeora la situación. La relación se
xual lleva a una reinfección, o refuerzo de la carga viral en ambos. Ade
más existe el riesgo de añadir tipos de virus V i h diferentes de los que ya
están presentes y que pueden ser resistentes a fármacos antirretrovira-
les. En términos no técnicos, pero más comprensibles: cada acto con
yugal se convierte en un empujón que uno da al otro para acelerar el
paso desde la simple infección por virus V i h al S i d a y para obstaculizar
su cura. También en este caso bajo la máscara de un gesto de amor se
esconde, en realidad, un gesto homicida, que no es menos grave por ser
recíproco.
b) ¿Relaciones sexuales con preservativo?
En la m entalidad y las costumbres dominantes, esta parece ser la
elección más sensata y decididamente lícita. Pero, para ver lo insosteni
ble de esa valoración, es suficiente tener presente, como se ha visto,
que el preservativo solo reduce, no elimina el riesgo de la infección por
V i h . Ese riesgo residual no es algo de poco peso. Sirve en su totalidad la
argumentación adoptada en la valoración ética de las relaciones conyu
gales normales: el amor es el que exige la exclusión de cualquier com
portam iento que ponga en riesgo la salud y la vida de la persona
amada.
 Bioética
cj Renuncia a las relaciones sexuales
De lo dicho hasta ahora resulta, debido a que las demás vías no son
admisibles, que esta es la única elección éticam ente válida, lo que la
hace obligada. Y esto es así, no en nombre de una fantasmagórica ética
rigorista, sino como exigencia elemental del amor verdadero. Si es posi
ble que este pida, en casos extremos, el sacrificio de la propia vida por el
otro, mucho más puede pedir el sacrificio constituido por la renuncia a
esa expresión del amor entre los esposos que es el acto conyugal.
Por otro lado, no es solo la infección por virus V i h la que plantea exi
gencias de este tipo, se plantea también ante cualquier incidente que
comporte la impotencia en el hombre. Como ejemplo, el caso que es el
más frecuente, de fractura de la columna vertebral con lesión de los cen
tros espinales de la erección. La imposibilidad --------- de irealizar el
gal.
gal, en citiTarnAri es también C'-i-
en esa situación, física, pero debe ser asumida responsa
blemente por la pareja como una tarea, en un proyecto de vida
modificado, en el que no hay lugar para el acto sexual, pero con un afina
miento y profundización en el amor _____ que antes
«UH.O eran inimaginables.
V.J.CH1 lu iu ic tg m a o ie s . En
- - -1
caso, por el contrario, de la seropositividad,
C a S O . ñ o r í=*I r n n t r a r Í A
la imposibilidad es solo mo
ral, y se encuentra enteramente en manos de la libertad de las personas,
pero no carece, por ello, de menor fuerza de obligación.
3. PROBLEMAS ÉTICOS PARA NOVIOS SEROPOSITIVOS
La solución motivada de los problemas que se plantean en la vida se
xual a los dos cónyuges, cuando uno o ambos son seropositivos, abre el
camino tam bién para la solución de algunos problemas para personas
que pretenden casarse en idéntica situación, en relación con su posible
matrimonio.
Este, de hecho, siempre desde el punto de vista de las exigencias de
naturaleza ética, se plantea con una fisonomía enteramente inhabitual.
Deberá excluirse el ejercicio del derecho a dar al amor conyugal su expre
sión más específicamente propia constituida por el acto conyugal. He di
cho «ejercicio del derecho», y no «el derecho» mismo, porque, en tal
caso, se comprometería la validez misma del matrimonio.
Se dibuja un planteamiento que no puede dejar de suscitar algunas
perplejidades, cuando se piensa que muchas veces se trata de ex droga-
dictos, con una reconstrucción todavía incompleta de la personalidad y
de las sanas energías morales, o de personas moralmente debilitadas por
años de habituales desórdenes sexuales, personas para las que las habi
tuales exigencias éticas que plantea el matrimonio, debido a la presencia
El Sida 453
de la seropositividad, se presentan demasiado por encima de sus propias
fuerzas. Por esto, se impone la exigencia de un serio asesoramiento, me
todológicamente correcto, capaz de llevar a la pareja a una clara tom a de
conciencia de los reales términos de su situación actual y de la que se en
contrarán si contraen matrimonio, y permitirles así la m aduración de
una elección verdaderamente consciente y responsable. Si la elección
confirma el proyecto de matrimonio, la pareja debe ser ayudada a madu
rar un serio compromiso en un camino de crecimiento moral y espiritual
que les haga, efectivamente, capaces de llevar la vida matrimonial, respe
tando sus singulares exigencias, que acabamos de trazar, que un verda
dero amor les pone delante.
Cl acto conyu-
c lV lV c o n y u REFLEXIÓN CONCLUSIVA
Entre las exigencias éticas indicadas antes, hay una en particular que
puede parecer excesiva e inhumana: la renuncia a la expresión específica
ü n elel más propia del amor conyugal. Ayuda, por ello, subrayar una vez más que
esa exigencia brota linealmente del amor. Hacer el mal, ¡y qué mal!, a
una persona con el pretexto de mostrarle el propio amor es una lógica
que suena a locura. Solo un loco puede organizar un razonamiento como
este: «Te amo, por esto te mato».
4. SIDA Y SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
Desde el horizonte de la intimidad conyugal hacemos un salto al hori
zonte de todo el planeta. Al tratar de las dimensiones de la epidemia en el
mundo, hemos visto el enorme abismo que existe entre gran parte de
África y el resto del mundo. Traemos ahora algunos datos entre los prin
cipales: las personas infectadas con el virus V i h son 36,1 millones, de los
que 25,3 millones están en África subsahariana, mientras que en Europa
occidental son 540.000. En el 2000, los infectados han sido 5,3 millones,
de los que en África han sido 3,8 millones y en Europa 30.000. Fallecidos
en el 2000 han sido en el mundo 3 millones, de los que en África han sido
2,4 millones y 7.000 en Europa.
Además de las cifras, alguna información más, siempre obtenida en
fuentes de la ONU, que puede hacer menos incompleto el conocimiento
de la trágica gravedad de la situación669. « 1 0 millones de muchachos por
669 La referencia es el documento UNICEF, Una triste- ereditá, AIDS e giovani. Portal In
ternet www.unicef.it/aids.htm.
 454 Bioética
debajo de los 24 años han sido infectados por el virus V i h . Lo s pequeños
huérfanos del S i d a son 13 millones. [...] El área geográfica más afectada
por el S i d a es África [...]. Antes del final de este año670, el S i d a creará más
huérfanos, que se añadirán a los 13 millones que ya han perdido a sus
padres. De estos, 10,4 millones tienen menos de 15 años, casi todos son
africanos [...]. El S i d a tiene tam bién graves consecuencias sobre la ins
trucción: se estima que solo en 1999, al menos 86 0 .0 0 0 niños del África
subsahariana han perdido sus maestros, muertos por S i d a ».
Hay otros datos que se pueden recoger de un documento de la FAO671:
«DE los 36,1 millones de personas infectadas con el virus V i h , una aplas
tante mayoría (95%) vive en los países en vías de desarrollo. En esos paí
ses, el S i d a se está convirtiendo en una amenaza más grave en las zonas
rurales que en las ciudades [•••], reduciendo la producción de víveres y
poniendo en peligro la supervivencia de las comunidades rurales [...]. La
FAO ha calculado que en los 25 países africanos más afectados, el S i d a ha
provocado la muerte de 7 millones de trabajadores agrícolas desde 1985,
y podría matar otros 16 millones a los largo de los próximos 20 años». En
definitiva, «es evidente que la epidemia ha aniquilado los progresos de
los últimos 40 años en materia de desarrollo agrícola y rural [•••]• La en
fermedad ya no es un simple problema de salud, se ha convertido en un
grave problema de desarrollo».
UNICEF no deja de formular graves acusaciones en relación especial
mente con los países desarrollados, todas se podrían suscribir: «Los da
tos que se refieren al porcentaje de infección por virus V i h entre los jóve
nes constituyen una acusación sin apelación que documenta una serie de
fracasos de proporciones inimaginables: incapacidad de previsión, ca
rencia de compromiso y de iniciativas eficaces. Testimonian la presencia
de una clase dirigente inepta, que literalmente ha abandonado el África
subsahariana en un momento crucial y dramático, en manos de un de
sastre que podría destrozar del mismo modo otras regiones. Estas cifras
hablan de una devastación preparada para afectar en otros sitios, favore
cida por una espesa capa de silencio, apatía y negligencia.
«Aunque el S i d a no se puede curar, se puede evitar. Las tasas de infec
ción jamás debieron alcanzar niveles tan catastróficos. [...] Desde hace
demasiado tiempo se espera una respuesta fuerte por parte de los orga
nismos internacionales [...]. El m undo ha permanecido demasiado
tiempo indiferente, favoreciendo de este modo el más imperdonable de
67» por desgracia, el documento carece de Ja referencia de la fecha. Debe ser el año
2000.
671 FAO, L'AIDS. Minaccia perl'África rutóle. Portal Internet: www.fao.org/focus/f/aids.
El Sida 455
los crímenes: la pérdida, que hubiera podido evitarse, de millones de vi
das jóvenes.
»El S i d a es la más grave catástrofe que el continente africano haya
afrontado jamás y amenaza con cancelar los progresos fatigosamente al
canzados en los sectores político, económico y social».
Después de documentar la irrisoria cantidad de «ayuda proveniente
de los países industrializados para actividades relacionadas con la emer
gencia S i d a », el texto expresa con fuerza: «En África, el virus del S i d a
m ata un número de personas diez veces mayor que a las víctimas de gue
rra en todo el continente, provocando gravísimos daños a las estructuras
y a los servicios sociales. Es indispensable que la comunidad interna
cional ponga a disposición fondos mucho más grandes para combatir
este enemigo mortal».
No es posible dejar de compartir la severidad de la condena moral
formulada en este documento por UNICEF contra nuestros países del
bienestar, que se empecinan en mantener, ante la inmensa tragedia que
se está consumando en África, y en otras partes del mundo pobre, actitu
des de indiferencia cínica, de favorecer el «más imperdonable de los crí
menes». Actitudes, por desgracia, radicadas y consolidadas en la com
probada carencia de una seria voluntad política en relación con otras
tragedias mucho más catastróficas y en curso mucho antes de que apare
ciese el S i d a . La referencia es al problema del subdesarrollo, de la po
breza, del hambre de la mayor parte de la humanidad. Problemas inmen
sos, con centenares de millones de víctimas cada año, pero en relación
con los cuales los países ricos no han sabido dar ni siquiera las migajas
de su repleto banquete. ¿Es excesivo hablar de crimen colectivo contra la
humanidad?
No obstante, hay algo que parece que empieza a moverse en sentido
contrario. La ONU ha dedicado la XXVI Sesión especial de la Asamblea
general al problema de la pandemia del S i d a (Nueva York, 25/27 junio
2001). Ha sido significativo el hecho de la composición altamente califi
cada de la representación de muchos Estados. El Papa Juan Pablo II,
además de enviar una delegación de alto nivel, ha querido que fuese por
tadora de un amplio mensaje suyo672, en el que se empuja a solicitar una
atención particular, por parte de todos los delegados, sobre «dos proble
mas que están particularm ente cercanos a mi corazón», encontrar las
vías idóneas para proporcionar a los países en vías de desarrollo, ante
todo, África, de los progresos realizados en los países desarrollados: re
ducción del contagio madre-hijo y el acceso de los enfermos de S i d a a las
672 Texto en «L'Osservatore Romano», 27 junio 2001, p. 5.
 456 Bioética
costosas curas antirretrovirales. Es animante el hecho de que entre los
compromisos aprobados en la Declaración final de la Asamblea ñgura
también el de proporcionar medicinas a precios accesibles antes del
2005, gracias a la constitución de un fondo de al menos 7.000 millones de
dólares673. Hay que resaltar la argumentación a la que recurre el Pontí
fice para justificar su petición a los países ricos: la «hipoteca social» que
grava sobre la propiedad privada, debido al «destino universal de los bie
nes de la tierra», que se extiende también a los bienes de «propiedad inte
lectual», cuando se encuentra en juego alguno de los derechos funda
mentales del hombre, en nuestro caso, el derecho a la salud y, por tanto,
a las medicinas indispensables para curarse.
Un paso posterior en la buena dirección ha sido realizado por los 8
«Grandes», es decir, el grupo de los ocho países más industrializados del
mundo, en su reunión en Génova desde el 20 al 22 de julio de 2001674. So
licitados por una fuerte llamada realizada por el Secretario General de la
ONU, Kofi Annan, a todos los países desarrollados para constituir un
fondo que oscila entre 7 y 10 mil millones de dólares, para luchar contra
la m atanza continua que se está llevando a cabo en muchos países en
vías de desarrollo, debido, sobre todo, al S i d a , tuberculosis y malaria. Los
ocho «Grandes» han decidido iniciarla constitución del fondo con 1.200
millones de dólares para combatir esas epidemias. La decisión ha ido
acom pañada del acuerdo para comprometer a los protagonistas de la
vida económica de los ocho países para que contribuyan activamente
para llegar a la meta de los 7.000 millones.
Junto al aplauso por estas decisiones, que por fin son concretas, no
faltan serios interrogantes, por parte especialmente de médicos en su
campo, por ejemplo, ¿cómo se va a gestionar el fondo?, ¿con cuáles crite
rios se distribuirá el dinero?, ¿cómo se va a garantizar que los beneficia
rios hacen el uso al que están destinados? Todavía más, un fondo no es
suficiente si faltan los presupuestos organizativos: vacunas y fármacos
no sirven para nada sin un sistema sanitario, personal competente y es
tructuras adecuadas. Un ejemplo concreto: se propone difundir en los
países pobres los fármacos antirretrovirales, que ralentizan el avance de
la infección por virus V i h , pero «en un África rural con el 25% de infecta
dos, este puede ser un segundo paso, faltan las estructuras, falta incluso
quien pueda seguir a los enfermos para que toda la vida tomen los fárma
cos anti-SiDA. La cura contra la tuberculosis dura un año y no se consi
gue que se complete».
673 Noticias de fuente periodística, 28 junio 2001.
674 Los datos no tienen otra fuente que las noticias de los periódicos del 21 v 22 de ju
lio de 2001.
El Sida 457
Como se ve, el desafío que debe afrontar la parte más rica y evolucio
nada de la humanidad se descubre de una complejidad y dificultad sin
gularmente ardua. Si nuestra sociedad consigue vencerla, quiere decir
que ha conseguido dar un rostro nuevo a toda la humanidad, algo que le
puede dar la tan deseada globalización de la solidaridad.
5. OTROS PROBLEMAS BIOÉTICOS
Recogemos aquí algunos otros problemas a los que no podemos dedi
car más que una atención limitada. De cada uno de ellos damos una for
mulación sintética de los términos en que se plantea y lo esencia para po
der dar una solución motivada.
a) Obligación de someterse a test de diagnóstico de la infección con Vih
Esta obligación existe solo para quien ha asum ido algunos de los
comportamientos que conlleva riesgo de infección o que ha sido víctima
involuntaria de algún incidente que también conlleva ese riesgo. Algún
ejemplo: haber tenido relaciones sexuales, incluso solo una, con una pa
reja no bien conocida; haberse herido, incluso solo ligeramente, con una
aguja o instrumento que ha estado en contacto con la sangre de una per
sona infectada.
La obligación nace, ante todo, del deber de cuidar la propia vida y sa
lud. A menudo se añade el deber de no crear a los demás el riesgo de in
fectarse, por ejemplo, el cónyuge o pareja sexual, a los familiares con los
que se convive. Es evidente que de un diagnóstico positivo se deriva, en
tre otras cosas, un compromiso serio y continuo para evitar cualquier
comportamiento que pueda favorecer la transmisión del virus a otros,
comenzando por la rigurosa observancia de algunas normas de higiene.
Otra situación en la que surge la obligación de someterse a test diagnós
ticos, obligación que actualmente está sancionada por ley, es la de quien
quiere donar sangre para transfusiones, o también otras partes del propio
organismo para trasplante o para técnicas de reproducción artificial.
b) Imposición a algunos de someterse a test diagnósticos
Se encuentran en juego algunas eventualidades, planteadas de formas
diferentes y algunas ya reglamentadas en algunos Estados. Se va desde
J empresarios que quieren poner entre las condiciones para la contrata-
 458
Bioética
ción de empleados la de haber comprobado que está inmune de infeccio
nes, hasta leyes del Estado para categorías enteras de personas. Se ha
impuesto el uso de un término inglés, screening, para indicar las investi
gaciones colectivas de este tipo.
Sin entrar en descripciones y valoraciones detalladas, nos limitamos
a referir, compartiéndolos, excepto algunas reservas que serán formula
das, los puntos esenciales de las directivas proporcionadas a los Estados
miembros del Consejo de Europa, que trazan líneas dictadas por la vo
luntad fírme de armonizar exigencias que no es fácil componer675, líneas
que habitualm ente están sólidamente justificadas y que, por tanto, se
pueden compartir. Se trata de la Recomendación n. R (89) 14, del Comité
de Ministros.
En lo que se refiere al screening obligatorio generalizado y, por tanto,
también sin que lo sepan o incluso contra la voluntad de los sujetos, te
niendo en cuenta el hecho que poco se puede hacer contra la infección
por virus V i h una vez que se ha contraído, se recomienda a los Estados
miembros considerarlo «contrario a los principios éticos, sin eficacia, in
justificadam ente intrusivo, discriminatorio y contraproducente». Por
consiguiente, todo Estado «debe asegurar que esa forma de screening no
se introduzca para ningún grupo de la población». Y si, en algún Estado,
leyes ya emanadas previesen la ejecución de test sin el consenso de los in
teresados, «los resultados deberían separarse de los nombres y, por tanto,
ser anónimos» (p. 63). Con motivo, la valoración de cualquier screening
sistemático es severa: «Eticamente inaceptable y contraria a los derechos
de los individuos, si es llevado a cabo autom áticam en te sobre grupos de
población sin el consenso informado o sin counselling, porque prevarica
los principios de autonomía y de integridad física del individuo, lesiona
la privacidad del mismo y es probable que tenga serias consecuencias
psicológicas, sociales y financieras» (p. 65).
Hay que resaltar también, y completar, la alusión a la exigencia del
counselling, que la Recomendación justamente sitúa en el primer lugar en
tre las condiciones indispensables para una plena aprobación ética de la
ejecución de test voluntarios: «A la luz de los conocimientos actuales, el
test voluntario integrado dentro de un proceso de counselling es el enfo
que más eficaz desde el punto de vista de la sanidad pública y el más acep
table ética y legalmente, con la condición que vaya apoya por enérgicas
campañas de información, por el pleno respeto de la confidencialidad y
675 En este tema sacamos los datos del estudio de F. Bi/zzi, II test HIV con il consenso
del paziente. Reflessioni medico-legali en S. L i í o n f (dir.), AlfíS. Problemi sanitari, sociali e
morali (o. c.), pp, 63/71. Para no multiplicar las citas se indica en e! texto la página de la
que se ha sacado el texto citado.
459
El Sida
por la adopción de una estrategia no discriminatoria» (p. 63 s). Este co u n
selling se realiza tanto antes como después de la ejecución de test: antes,
para asegurar una buena «calidad» al consenso del interesado; después,
para apoyar al sujeto a afrontar las inevitables graves consecuencias de
una respuesta positiva. Como con oportunidad destaca Buzzi: «Esta ac
ción de apoyo psicológico es tanto más necesaria cuando se está ante una
enfermedad c o m o la del virus del V ih con muchas implicaciones en la
vida del sujeto y muchos interrogantes sobre su evolución»676.
Pero el counselling es una modalidad de relación de ayuda que n o se
puede poner en marcha si no existe un experto en el tema. Por esto, con
gran oportunidad, la citada R ecom en dación tiene cuidado en pedir a los
Estados miembros que «garanticen una formación en cou n sellin g para
que el más amplio número de operadores sanitarios adquiera la necesa
ria calificación, especialmente, a nivel primario de la asistencia sanitaria
y de los voluntarios que trabajan en este campo» (p. 67).
c) El secreto profesional del personal sanitario...
¿tiene exigencias particulares?
El diagnóstico de una infección con el virus Vi h comporta, entre otras
cosas, la conciencia de que el sujeto es, a su vez, agente infeccioso en re
lación con otras personas, hacia las que puede asum ir algunos de los
comportamientos que hemos visto que constituyen las vías de transmi
sión del virus. El caso más frecuente se refiere a la pareja (o parejas) se
xual del paciente. Estas personas tienen un grave peligro, no solo para su
salud, sino para su misma vida, al menos hasta que se descubra una tera
pia que sea capaz de curar a quien está infectado con el virus V i h .
El cou n sellin g después del diagnóstico, del que hemos hablado, si se
realiza bien, puede constituir la vía mejor para hacer madurar en el su
jeto la conciencia de sus nuevas responsabilidades hacia los demás, y
abrir así una vía a la solución mejor del problema, la de hacerse cargo él
mismo de comunicar a su pareja la situación, o también dar al médico la
autorización para hacerlo él. Es evidente que, en esos casos, n o se plan
tean problemas especiales, que sin embargo sí se plantean cuando el su
jeto rechaza tanto el compromiso de comunicar él mismo la fea noticia a
otros como autorizar a que sea el médico quien tutele la salud y la vida
de terceros inocentes.
La ya citada R ecom en dación del Consejo de Europa prevé que, «como
norm a general, no haya revelación a la pareja sin el consenso del pa
676 F. Buzzi, II test HIV con il consenso del paziente (o. c.), p. 66.
wu Bioética
i afirmaciones.En el momento de term inar el tema parece útil algunas re
flexiones que podrían calificarse de «sabias» sobre el fenómeno Sid a , que
cíente», pero sin rechazar prever «el caso extremo en el que el pacienfS
como un terremoto está removiendo profundamente nuestra sociedad y
rechace colaborar en la revelación a un tercero ignorante» (p. 69)
obstante, a continuación se dan indicaciones que son entre ellas difícil Uno de los primeros interrogantes a los que esta reflexión debe res
civilización.
mente conciliables, debido a que pretende que se debe «asegurar queja
ponder es sobre el significado con que este hecho amenazante ha apare
autonomía y la dignidad del paciente, así como la confidencialidad, seafi
plenamente respetadas». _¡. cido en la historia humana de nuestra época. «La historia es maestra de
vida». Se trata de una afirmación obvia y compartida, pero presupone
Desde el punto de vista deontológico, al menos en Italia, el problema
que los hechos sean portadores de enseñanzas, de mensajes que el hom
ha encontrado una solución buena en una normativa organizada sobré el
bre tiene el deber de leer, descodificando el cifrado del lenguaje escon
«secreto profesional» del Código de Deontología médica de 1998. Se ha te
dido en los acontecimientos. Este descifrado del Sida es una tarea ne
nido cuidado para determ inar las situaciones que «constituyen una
tam ente ética, indispensable para que los hombres puedan vivir
causa justa para la revelación», además de las que están previstas en la
fructuosamente ellos mismos y las generaciones futuras, los trágicos su
ley civil. Entre estas figura también «la urgencia de salvaguardar la vida
o la salud de terceros, también en el caso de rechazo del interesado, pero frimientos de tragedia
Y de una esta pandemia.
inmensa, como es el Sid a , los mensajes no pueden
con la previa autorización del Garante para la protección de datos perso
dejar de ser fuertes, exigentes, auténticos desafíos a la inteligencia, al
nales» (art. 9). Esta autorización ofrece al médico una válida protección
coraje y al cora zó n de cada hom bre y de cada m ujer de nuestro
cautelar contra cualquier posible iniciativa judicial por parte del pa
tiempo, además de a la sociedad en su conjunto. Brevemente, algunas
ciente, por presunta violación del secreto profesional; además hace más
soportable para el médico el peso de la responsabilidad, haciéndola com indicaciones
El prim ersobre esos
desafío desafíos.
surge del hecho de que el Sid a es una epidemia del
partir y confirmar por una autoridad superior.
comportamiento, y el comportamiento mayormente responsable de la di
La reflexión ética puede, a su vez, añadir algún otro argumento para
fusión de la epidemia de la infección por el virus Vih es la difusión de la
apoyar la licitud, incluso la obligatoriedad de esta elección por parte del
actividad sexual promiscua. Se recordará la afirmación del especialista
médico. La obstinada voluntad del paciente de esconder a su pareja su
en infecciones Mauro Moroni: «Si estos comportamientos fueran elimi
condición de seropositivo termina por hacerle asumir los rasgos del agre
nados, el Sida podría ser evitado sin intervención alguna de una profila
sor de la vida de su pareja. El médico es el único que tiene la posibilidad
xis específica». Pero, para cambiar comportamientos exaltados continua
de intervenir para defender al agredido, por lo que tiene el deber de ha mente por la cultura dominante como conquistas de la libertad y de la
cerlo. Es grotesco prohibirle que intervenga para defender una vida hu civilización, es indispensable motivar seriamente las personas, lo que sig
mana, en nombre del respeto de la autonomía o del derecho a la privaci nifica promover un amplio descubrimiento convencido de los auténticos
dad del injusto agresor.
No obstante, debido al evidente peso social del secreto profesional del valores de la sexualidad humana. Este es el primer desafio.
La segunda puede ser entendida solo sobre la base de un pequeño re
médico, es claro que cualquier derogación no puede plantearse legítima cuerdo, aunque sea telegráfico, de uno de los aspectos que caracterizan
mente más que como razón última, es decir, después de haber agotado nuestra sociedad del bienestar, el tabú de la muerte. El dato lo doy por
cualquier otra posibilidad de intervención, con intentos serios y repetida bien conocido, pero es útil un breve subrayado sobre alguna de las con
mente realizados. secuencias dañinas de este tabú, aunque haya sido puesto ya hace
tiem po en evidencia en un documento del Consejo de Europa: «Se
m uere mal cuando la muerte se deja a lo irracional, a los fantasmas, a
ALGUNAS REFLEXIONES COMO CONCLUSIÓN
los miedos y donde se muere en soledad en una sociedad que ya no sabe
morir»677. El Sid a , con su amenazante rostro de epidemia que hace ma-
Desde el comienzo de la exposición hemos advertido que el S i d a es
mucho más que una simple enfermedad infecciosa que se ha añadido a
677 C o n s e j o d e E u r o p a , L e s p r d b le m e s c o n c e r n a n t la t n o r t : s o in s a p p o r t é s a u x m o u r a n t s ,
las que ya había. Hemos aludido también a la multiplicidad y variedad de
aspectos y problemas que la aparición y difusión del S i d a hace surgir. La E strasburgo 1983,
exposición hecha ha permito entender, en concreto, la realidad de esas
 462
Bioética
tanza de vidas de personas jóvenes o en plena madurez, se plantea como
una llamada dramática, como un desafío para descubrir el significado
de la muerte.
Georges Cottier escribe lo siguiente: «La aparición del S i d a , con su
muerte cruel y rápida, contra la que nos encontramos sin defensa, de jó
venes, representa el retorno con fuerza de la muerte en el horizonte de
nuestra cultura. El regreso de la imagen y del pensamiento de la muerte
entre nosotros [...] puede tener el efecto de volvernos a llevar a una
conciencia más auténtica de nuestra condición humana, si es cierto que
el primer sentido de las palabras del Oráculo a Sócrates: "conócete a ti
mismo” era: “acuérdate de que eres mortal”»678.
Pero el redescubrimiento del significado de la m uerte con el S i d a la
incluye en otra perspectiva. Sin ese redescubrimiento nos encontramos
desarmados e impotentes ante la tarea, obligación clara de ayudar a los
enfermos de S i d a a escapar a la desesperación y a gestionar, valorizán
dolo, el último y cansado tram o de vida que les queda delante. Se trata de
un auténtico desafío para la sociedad occidental, porque exige, antes de
nada, el coraje de repasar y superar la concepción materialista de la vida
por la que está profundamente marcada la cultura dominante.
Lo que acabamos de decir abre el camino para localizar otro desa
fío, el desafío de u n a solidaridad trabajadora, paciente y constante
hacia quienes se encuentran atrapados con la infección por el virus
Vi h . No se trata solo del último tramo de la vida, sino, como ya hemos
visto, toda la existencia posterior al descubrimiento de que se es sero-
positivo está marcada a todos los niveles por varias y graves formas de
sufrimiento, incluyendo las constituidas por la masa de efectos colate
rales de los fármacos que ralentizan la progresión de la enfermedad. Se
trata de un desafío, porque la realización de todo lo que pide la situa
ción exige la audacia y la valentía de ir contracorriente en una sociedad
y una cultura que exaltan un individualismo y un subjetivismo exaspe
rados, con fuertes y complejas raíces en corrientes filosóficas, doctri
nas económicas y políticas, costumbres y estilos de vida. No es una ca
sualidad que haya tenido éxito entre la llamada «gente bien» el eslogan
que dice: « S i d a tiene quien se lo ha buscado, ahora que se lo chupe».
Actitud cuyo carácter no solo anticristiano, sino inhumano, no necesita
demostración por evidente.
Para acabar, el S i d a terminará, tarde o temprano, por añadirse a las
enfermedades que se pueden curar, pero para la felicidad de los hombres
y de las mujeres de nuestra generación y de las futuras, es mucho más
p. 45.78 ° C0TTIER' A ,D S: Un segno dei temPi?■en AA.W ., Vivere: perché? L'AIDS (o. c.),
463
El Sida
importante que la victoria sobre el S i d a , haber recogido y vencido los de
safíos que plantea esta terrible enfermedad.
Ante las dificultades y obstáculos con los que tuvo que enfrentarse la
Madre Teresa de Calcuta en su prim er intento para abrir en California
una casa para enfermos de S i d a , esta pequeña gran monja dijo: «El verda
dero mal del siglo no es el S id a , es el egoísmo humano ».
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Capítulo I
S c o l a A. (coord.), ¿Qué es la vida?: la bioética a debate, Ediciones Encuentro, Madrid 11
1999. LOS ORÍGENES DE LA BIOÉTICA ............................................................
1. Los antecedentes inmediatos ............................................................ 11
S e o a n e J. A., La esterilización: derecho español y derecho comparado, Ed. Dykinson,
Madrid 1998. 2. El nacimiento de la bioética ............................................................. 13
S e r r a n o R u í z - C a l d e r ó n J. M., Nuevas Cuestiones de bioética, Eunsa, Pamplona 2002. 3. Primeros desarrollos ........................................................................... 15
S e r r a n o R u i z - C a l d e r ó n J. M., Eutanasia y vida dependiente: inconvenientes jurídicos 4. El papel determinante de los factores culturales.......................... 18
y consecuencias sociales de la despenalización de la eutanasia, Ediciones Interna 5. Las más profundas raíces de la bioética ......................................... 19
cionales Universitarias, Madrid 2001. 6. Punto de llegada y desarrollo de la bioética en Italia y en otros
S g r e c c i a E., Manual de Bioética, /, Ed. Diana, México 1997. países eu rop eos.................................................................................... 21
S p a e m a n n R., Personas. La diferencia entre algo y alguien, Eunsa, Pamplona 2000.
Referencias bibliográficas...................................................................... 23
T o m á s G . , Manual de Bioética, Ariel, Barcelona 2002.

V i l a C o r o M . D., La bioética en la encrucijada: sexualidad, aborto, eutanasia, Dyckin- Capítulo II

son, Madrid 2003. HACIA UN ESTATUTO EPISTEMOLÓGICO............................................. 25
V i l a - C o r o M. D., Huérfanos biológicos: el hombre y la mujer ante la reproducción arti 1. Definición de bioética ........................................................................ 25
ficial, San Pablo, Madrid 1997.
2. El m étod o.............................................................................................. 26
3. Pluralidad de planteamientos y modelos ....................................... 28
1) El planteamiento contractualista o de procedim iento.................... 28
2) P l a n t e a m i e n t o c l í n i c o ......................................................................... 28
3) P l a n t e a m i e n t o u t i l i t a r i o ...................................................................... 28
4 ) P l a n t e a m i e n t o p e r s o n a l i s t a ...................................................................................................................... 29
4. La diferente fundamentación antropológica ................................. 29
5. La evolución de la bioética durante sus primeros treinta años .. 31
1) La búsqueda de una forma institucional.................................... 32
2) La concepción misma de bioética ................................................ 32
3) La relación con la teología moral ................................................. 33
Nota: Bioética y teología moral de la vida física ............................... 35
Referencias bibliográficas...................................................................... 37

Capítulo III
PRINCIPIOS GENERALES............................................................................ 39
1. Las primeras formulaciones ............................................................. 39
 índice 471
470 Bioética
2. El estatuto ontológico del embrión en la bioética personalista ... 81
2. Los cuatro principios «clásicos»...................................................... ............ 41 a) La aportación de las ciencias biológicas: el embrión es un indivi
I o Principio de autonomía o, hablando con mayor propiedad, res
duo de la especie humana desde la concepción............................... 82
peto de la autonomía del paciente ............................................................ 41
b) La aportación de la filosofía: el embrión es persona humana
2 o Principio de ausencia de d a ñ o ...................................................... ............ 42
desde la concepción............................................................................. 84
3o Principio de beneficiencia.......................................................................... 42
4° Principio de ju stic ia .................................................................................... 43 II. EL ESTATUTO ÉTICO ............................................................................... 85
3. Algunas observaciones críticas ........................................................ ............44 III. EL ESTATUTO JURÍDICO ...................................................................... 86
4. Un intento serio de volver a elaborar el funcionam iento por 1. La situación actual en el mundo ...................................................... 87
principios ............................................................................................. ............47 2. ¿Cuál es la tutela jurídica que corresponde al embrión? ............ 89
5. Más allá de los principios: el paradigma de las virtu d es.........................48 IV. ELEMENTOS POSTERIORES DESDE UNA PERSPECTIVA TEO
6. Los principios propuestos por la bioética de tendencia persona LÓGICA ......................................................................................................... 90
lista ........................................................................................................ ............50 1. Elementos de directa derivación de la Biblia ................................ 90
I oLa vida física es un valor fundamental, condición de cualquier 2. La doctrina de la Iglesia ca tó lica ...................................................... 91
otro v a lo r...................................................................................................... 50 Referencias bibliográficas...................................................................... 94
2o El respeto a la dignidad de la persona ......................................... ............ 51
3o El principio de la libertad-responsabilidad.............................................. 51 Capítulo II
INTERVENCIONES TECNOLÓGICAS SOBRE EL PROCESO DE LA
4° Principio de totalidad..................................................................... ............ 52
GENERACIÓN HUM ANA............................................................................... 97
7. Principios generales de la bioética en el magisterio de la Iglesia
católica ................................................................................................. ............52 PREMISAS ......................................................................................................... 97
Nota: Cuando la sociedad es multirracial, ¿surge la exigencia de 1. Algunas indicaciones históricas........................................................ 97
nuevos principios de bioética? ..........................................................................55 2. ¿Por qué se producen estas investigaciones? ................................. 98
Referencias bibliográficas..................................................................... ............58 3. Precisiones terminológicas ............................................................... 99
Referencias bibliográficas de carácter general ..............................................59 4. Algunos datos sobre la esterilidad ................................................... 100
5. Un cuadro resu m en ............................................................................ 101
6. Cómo se desarrolla el te m a ............................................................... 102
PARTE SEGUNDA
CUESTIONES PARTICULARES Capítulo II/1
LA INSEMINACIÓN ARTIFICIAL ............................................................... 103
PREMISA .......................................................................................................... ............63 I. DATOS ESENCIALES A CONOCER ........................................................ 103
1. Un cuadro de conjunto...................................................................... ............63 1. Recogida de líquido sem in a l............................................................. 103
2. Nuestro programa ..........................................................................................64 2. Pasos sucesivos de la intervención .................................................. 104
3. Elementos posteriores de la inseminación artificial heteróloga.
Nota Preliminar Los «bancos de semen» ...................................................................... 105
ALGUNAS NOCIONES DE CARÁCTER CIENTÍFICO Y JURÍDICO..... ............67
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS.................................................... 107
1. Nociones de embriología .................................................................. ............67
1. El principio fundamental de referencia, para cualquier tipo de
2. Principales organismos europeos internacionales ...................................70
intervención, en la bioética personalista......................................... 107
Capítulo I 2. Valoración moral de la inseminación artificial ............................. 109
IDENTIDAD Y ESTATUTO DEL EMBRIÓN HUMANO.....................................73 3. La posición de la Iglesia ca tó lica ..................................................... 112
4. Las posiciones de otras corrientes de \a bioética ......................... 114
PREMISA .......................................................................................................... ............73
1. Por qué hoy es un problema el embrión ........................................ ............73 Capítulo II/2
2. El problema cen tral........................................................................................76 TECNOLOGÍAS REPRODUCTIVAS. A) CON FECUNDACIÓN EX-
TRACORPÓREA............................................................................................... 117
I. EL ESTATUTO ONTOLÓGICO DEL EMBRIÓN...............................................77
I. DATOS CIENTÍFICOS ESENCIALES...................................................... 117
1. Panorama de posiciones op u estas...............................................................78
1. El camino de las investigaciones cien tíficas.................................. 117
a) Sobre la noción de individuo........................................................ ............ 78
2. Los actuales procedimientos de FIVET .......................................... 119
b) Sobre la noción de person a........................................................................ 79
 472 índice 473
Bioética

3. Resultados obtenidos ......................................................................... ........ 121 3. La clonación humana en la normativa y en los documentos in
4. Costes humanos y económicos ................................................................. 122 ternacionales ........................................................................................ 175
5. Otros procedimientos adoptados en la FIVET con mayor o me
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS..................................................... 176
nor frecuencia...................................................................................... 124
NOTA: Por qué se usa «técnicas reproductivas» (TR) en lugar de
PREMISA ........................................................................................................... 176
1. Motivos que se podrían plantear para una petición de clonación
«procreación con asistencia m éd ica».................................................. 127
humana ................................................................................................. 176
II. ASPECTOS SOCIALES Y JURÍDICOS .................................................. 129 2. Valoraciones ampliamente compartidas en la sociedad contem
1. La amplia acogida social de las TR: su profunda interacción poránea ................................................................................................. 177
con la cultura dominante ................................................................... 129 3. Ulteriores argumentaciones en la bioética personalista ........... 179
2. Elementos de carácter ju ríd ico......................................................... 132 4. La posición de la Iglesia católica.............................................. 183
III. UNA VALORACIÓN ÉTICA..................................................................... 136 N ota ............................................................................................................ 184
1. Valoración de la investigación y experimentación para poner a 1 . La clonación humana terapéutica: células m adre..................... 184
punto la FIVET .................................................................................... 136 2. La clonación de animales......................................................... 189
2. La FIVET y otras técnicas análogas hoy ......................................... 137 Reflexiones conclusivas.......................................................................... 190
a) Cómo son de h ech o......................................................................... 138 Referencias bibliográficas...................................................................... 191
b) Las técnicas FIVET en s í mismas ................................................ 139
3. La FIVET heteróloga .......................................................................... 140 Capítulo IV
4. Procedimientos conectados a veces con la FIVET ....................... 141
DIAGNÓSTICO PRENATAL .......................................................................... 193
5. Una confirmación de la condena moral de la FIVET, la grave
I. ELEMENTOS COGNOSCITIVOS, CIENTÍFICOS Y CULTURALES . 193
dad de sus consecuencias................................................................... 143 1. Precisiones terminológicas y delimitación del campo ............... 193
6. La doctrina de la Iglesia católica ..................................................... 145 2. Principales técnicas para la extracción de células y tejidos em
7. Las posiciones de otras Iglesias cristianas y otras religiones .... 147 brionarios y fetales ............................................................................. 194
3. Indicaciones para el recurso a las técnicas de diagnóstico pre
8. Posiciones de las demás corrientes de la bioética, aparte de la
personalista .......................................................................................... 149 natal ....................................................................................................... 196
4. El asesoramiento genético antes de proceder al análisis prenatal.. 197
a) Líneas principales o «modelos interpretativos» ............................... 150
b) Ejemplos significativos ....................................................................... 151 5. Resultados y consecuencias ..................................................... 199

IV. ÉTICA Y DERECHO: LA COMPLEJA PROBLEMÁTICA SOBRE II. UNA VALORACIÓN ÉTICA ........................................................... 201
1. Valoraciones variadas y en contraste ....................................... 201
LA NORMATIVA JURÍDICA .................................................................... 153
2. Valoración por parte de la bioética de línea personalista ......... 204
1. Una tarea ineludible y un difícil desafío para el Estado ............. 153 3. El asesoramiento genético después de un diagnóstico infortu
2. Principios irrenunciables de referencia ......................................... 155
nado ........................................................................................................ 205
3. Algunas indicaciones concretas para el legislador ....................... 157
4. Una prevención necesaria .......................................................... 206
Capítulo II/3 Referencias bibliográficas...................................................................... 207
TECNOLOGÍAS REPRODUCTIVAS. B) CON FECUNDACIÓN IN
TRACORPÓREA ............................................................................................... 163 Capítulo V
1. Datos esen ciales................................................................................... 163 LA EXPERIMENTACIÓN SOBRE EMBRIONES HUMANOS............ 209
2. Para una valoración é tic a ................................................................... 164 DELIMITACIÓN DEL TEMA......................................................................... 209
Referencias bibliográficas...................................................................... 165 I. LOS DATOS DEL FENÓMENO ....................................................... 210
Capítulo III 1. Origen, desarrollo, objetivos .................................................... 210
2. Aspectos jurídicos....................................................................... 212
LA REPRODUCCIÓN HUMANA ASEXUADA: LA CLONACIÓN.......... 169
a) Leyes estatales.................................................................................. 212
PREMISA ........................................................................................................... 169 b) Orientaciones comunitarias europeas.......................................... 213
I. DATOS ESENCIALES QUE HAY QUE CONOCER............................... 170 II. ASPECTOS ÉTICOS ...................................................................... 214
1. Precisiones conceptuales y term inológicas.................................... 170 1 . Valoración incondicionalmente positiva en varios ámbitos ...... 214
2. Las etapas de un camino de cuarenta años de investigación ..... 172 2. La posición de la bioética personalista .................................... 217
 474 Bioética índice 475

3. La doctrina de la Iglesia c a tó lic a ...................................................... 218 Capítulo VII/1

4. Una reflexión fin a l............................................................................... 220 LA EXPERIMENTACIÓN CLÍNICA............................................................. 269
Referencias bibliográficas...................................................................... 221 ALGUNOS CONOCIMIENTOS Y PRECISIONES PRELIMINARES .... 269
Capítulo VI 1. Su necesidad ......................................................................................... 269
2. Sus fa s e s ................................................................................................ 269
INGENIERÍA GENÉTICA............................................................................... 223
3. Indicaciones sobre la historia de su reglamentación ................... 272
INTRODUCCIÓN.............................................................................................. 223 4. La situación actual, algunos datos ................................................... 275
I. DATOS INFORMATIVOS ESENCIALES ................................................ 225 II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS..................................................... 276
1. Algunas nociones esenciales de genética ....................................... 225 Introducción ............................................................................................. 276
2. Genética-Nueva genética-ingeniería genética. Un primer reco 1. Una primera valoración de conjunto .............................................. 277
nocimiento ............................................................................................ 228 2. Un prerrequisito ético b á sico ............................................................ 278
3. Las principales realizaciones de la ingeniería genética .............. 230 3. Principios y valores que se encuentran en ju e g o .......................... 279
4. Hacía conocimientos más amplios y realizaciones posteriores: 4. Los Comités é tic o s ............................................................................... 280
el «Proyecto Genoma Humano» ....................................................... 233 5. Algunos problemas de particular importancia .............................. 282
5. Influencia cultural de la llegada y desarrollo de la nueva gené 1, Consentimiento informado ............................................................ 282
tica .......................................................................................................... 235 2. Pruebas controladas y aleatorias. Placebo y ciego simple y do
II. ASPECTOS JURIDICOS Y PROBLEMAS ÉTICOS: UN CUADRO ble ....................................................................................................... 283
DE CONJUNTO............................................................................................ 237 6. La posición de la Iglesia ca tó lica ...................................................... 286
1. Directivas en el ámbito europeo ....................................................... 238 Referencias bibliográficas...................................................................... 287
2. Directivas de alcance m u n d ial.......................................................... 240
Capítulo VII/2
a) La Declaración de la UNESCO...................................................... 241 LA EXPERIMENTACIÓN CON ANIMALES .............................................. 289
b) La Relación final de la Conferencia prom ovida p o r los siete
I. ALGUNOS DATOS INFORMATIVOS....................................................... 289
países más industrializados........................................................... 242
1. Un poco de historia ............................................................................ 289
3. El ámbito de la problemática é tic a .................................................. 243
2. La situación actual .............................................................................. 290
4. ¿Cuáles son los problemas ético s? ................................................... 244 3. El debate reciente planteado por el movimiento animalista ...... 292
III. ALGUNOS PROBLEMAS ÉTICOS EN PARTICULAR...................... 245 4. Métodos alternativos ........................................................................... 293
1. El «Proyecto Genoma Humano» ...................................................... 245 5. La normativa existen te....................................................................... 294
a) Una primera y positiva valoración ética global........................... 245 II. VALORACIONES ÉTICAS Y DEONTOLÓGICAS................................ 295
b) Algunos problemas particulares ................................................... 247 1. Necesidad y obligatoriedad de la experimentación animal ........ 295
2. La terapia génica o genoterapia: algunas premisas de los pro 2. Concepciones antropológicas básicas. Algunas referencias ....... 296
blemas é tic o s......................................................................................... 251 3. Condiciones para la licitud de la experimentación a n im a l......... 297
a) Algunos conocimientos preliminares esenciales ........................ 251 NOTA sobre la posición de la Iglesia católica .................................... 298
b) Ingeniería genética y enfermedades genéticas ............................. 252 Referencias bibliográficas...................................................................... 299
c) Los primeros pasos y los límites actuales de la terapia génica .. 253
3. Terapia génica: aspectos y problemas éticos ................................. 256 Capítulo VIII
a) Una primera indicación gen eral................................................... 256 TRASPLANTES DE ÓRGANOS .................................................................... 301
b) La genoterapia som á tica................................................................. 257 I. DATOS COGNOSCITIVOS ESENCIALES .............................................. 301
c) La genoterapia germ inal.................................................................. 258 1. Precisiones conceptuales y term inológicas.................................... 301
4. La posición de la Iglesia c a tó lica ...................................................... 259 2. Orígenes-Situación actual-Perspectivas .......................................... 302
Referencias bibliográficas...................................................................... 262 3. La situación en el plano jurídico. Leyes y directivas.................... 306
4. Posiciones de cariz religioso ............................................................. 308
Capítulo VII 5. La problemática ética, cuadro de conjunto ................................... 310
LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA 265 II. PRINCIPALES Y MÁS FRECUENTES PROBLEMAS ÉTICOS ....... 311
PREMISA ............................................ 265 1. El consentimiento para la extracción de órganos o donación .... 311

476 Bioética
2. La comprobación de la m u erte................................................................... 319
a) Una compleja y profunda evolución cultural en m archa.................... 319
b) Una nueva concepción de la muerte y nuevos criterios para
diagnosticarla ............................................................................................ 321
III. OTROS PROBLEMAS ÉTICOS MENOS FRECUENTES................ ..........323
1. Donación de órganos entre v iv o s..................................................... .......... 323
2. Trasplante de tejidos y órganos fetales...................................................... 325
IV. LOS TRASPLANTES EN UNA PERSPECTIVA DEL FUTURO ...... .......... 327
1. El xenotrasplante........................................................................................... 328
2. El trasplante cabeza/tronco .............................................................. .......... 328
Referencias bibliográficas..................................................................... .......... 330
Capítulo IX
LAS QUIMIODEPENDENCIAS............................................................................... 333
PREMISA. EL PORQUÉ DEL TÍTULO ...................................................... .......... 333
Capítulo IX/1
LAS DROGAS.................................................................................................... ..........335
I. ALGUNOS DATOS PARA EL CONOCIMIENTO DEL FENÓ
MENO ............................................................................................................ .......... 335
1. Precisiones terminológicas esen ciales............................................ ..........335
2. Las principales drogas. Indicaciones b reves............................................ 336
3. Las nuevas drogas. La «familia» del éxtasis ............................................ 339
4. Una compleja evolución en marcha. Algunos aspectos .............. .......... 341
5. Principales efectos dañinos de carácter gen eral........................... .......... 344
6. Factores de la difusión del fenómeno ............................................ .......... 346
7. Algunos datos de las dimensiones del fenómeno ................................... 349
8. Una compleja problem ática ética y jurídica alrededor de la
droga ..................................................................................................... .......... 352
II. EL CONSUMO PERSONAL DE DROGA......................................................... 352
1. Elementos para una valoración desde el punto de vista ético .... 352
a) En el plano de la moralidad o b jetiva ........................................... .......... 352
b) Responsabilidad subjetiva ....................................................................... 353
2. Aspectos y orientaciones jurídicos y políticos ............:...........................355
III. PREVENCIÓN........................................................................................... ..........358
1. Clarificaciones conceptuales y term inológicas............................. ..........358
2. Prevención general y fundam ental.................................................. ..........359
3. Prevención sectorial ........................................................................... ..........360
IV. TRATAMIENTO Y RECUPERACIÓN DEL DROGODEPENDIEN-
TE ................................................................................................................. ..........361
1. Las Comunidades terapéuticas ................................................................... 362
2. Una respuesta más organizada y dúctil a la compleja y cam
biante problemática............................................................................. .......... 364
3. Nuevas modalidades de intervención........................................................ 365
índice 411
V. LA COMUNIDAD CRISTIANA ANTE EL DESAFÍO DE LA DROGA.. 366
Referencias bibliográficas ............................................................ 370
Capítulo IX/2
EL ALCOHOLISMO ..................................................................................... 373
PREMISA. EL ALCOHOL NO SIEMPRE ES UNA DROGA ................ .........373
I. PARA UN CONOCIMIENTO SUFICIENTE DEL FENÓMENO.................375
1. Algunas nociones preliminares......................................................... 375
2. Formas y fases de la intoxicación con alcohol .................................. 376
a) Toxicidad aguda o embriaguez .................................. ........... ........ 376
b) Toxicidad crónica o alcoholismo ............................,......................377
c) Toxicidad enmascarada o alcoholismo oculto .................................377
3. Daños provocados. Cuadro sintético........................................ ....... 378
4. Dimensiones del fenómeno ...................................................... 381
5. Factores que predisponen al abuso de bebidas alcohólicas....... 382
6. El nuevo rostro del alcoholismo............................................... 385
7. La sociedad moderna ante el drama del alcoholismo ............... 387
8 . La situación actual y legislación italiana .................................. 388
II, ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS............................................. 391
1. Una valoración ética................................................................ 391
a) Intoxicación aguda con alcohol o borrachera ........................ ......... 391
b) Alcoholismo oculto .............................................................. .........392
c) Alcoholismo crónico ............................................................ .........392
2. ¿Qué deberes se imponen en relación con el alcoholismo? ............... 393
a) Prevención ............ .............................................................. 394
b) Cura y socialización ............................................................ 395
3. La sorprendente eficacia terapéutica de los Grupos de auto-
yuda ........................................................................................ 397
4. Contribución de la Iglesia al problema del alcoholismo ........... 401
Referencias bibliográficas.............................................................. 403
Capítulo IX/3
EL TABAQUISMO .............................................................................. ......... 407
I. DATOS COGNOSCITIVOS ESENCIALES ....................................... .........407
1. Un poco de historia ......................................................................... 407
2. Dimensiones del fenómeno .............................................................. 408
3. Una delimitación del terreno ........................................................... 409
4. Daños que causa el tabaco. Cuadro de conjunto...................... ........410
NOTA: Cigarrillos light-Cigarrillos con filtro: La ilusión de inocui
dad ..................................................................................................... 415
II. ASPECTOS Y PROBLEMAS ÉTICOS............................................ 416
1. Una valoración en el plano de la moralidad objetiva................ 416
2. La responsabilidad subjetiva ................................................... 417
3. Exigencias en el plano operativo o «¿Qué hacer?».................... 418
Referencias bibliográficas........................................................... 424
478 Bioética

Capítulo X
EL SID A .............................................................................................................. 425
PREMISA .......................................................................................................... 425
I. DATOS DE CONOCIMIENTO ESENCIALES......................................... 426
1. Algunos datos de carácter histórico ................................................ 426
2. Nociones de carácter científico ........................................................ 427
a) Sobre el virus en general................................................................. 428
bj El virus Vih y sus modalidades de infección............................... 428
c) D atos inform ativos posteriores sobre el virus Vih, especial Pelícano
mente, sobre las vías de transm isión............................................ 430 Manuales y ensayos para el estudio de la Teología
3. Historia natural de la infección con el virus Vih .......................... 433
4. Los avances en la investigación de terapias................................... 435
5. Las dimensiones de la epidemia en el mundo ............................... 438
6. Las consecuencias devastadoras....................................................... 440 MANUALES
7. Cuadro de los principales problemas bioéticos ............................ 444 SÍNTESIS DE ARQUEOLOGÍACRISTIANA
II. ALGUNOS PROBLEMAS BIOÉTICOS.................................................. 445 José Antonio íñiguez
1. La prevención ...................................................................................... 445 INICIACIÓN ALALITURGIADE LAIGLESIA
2. Seropositivos y vida conyugal........................................................... 449 José Antonio Abad Ibáñez y
a) ¿Relaciones sexuales conyugales normales? ............................... 450 Manuel Garrido O.S.B.
3aedición revisada
bj ¿Relaciones sexuales con preservativo? ...................................... 451
c) Renuncia a las relaciones sexuales............................................... 452 COMPENDIO DETEOLOGÍAASCÉTICAYMÍSTICA
3. Problemas éticos para novios seropositivos .................................. 452 Adolphe Tanquerey
4aedición
Reflexión conclusiva................................................................................ 453
4. Sida y solidaridad internacional....................................................... 453 LOS PADRES DE LAIGLESIA
5. Otros problemas bioéticos ................................................................ 457
Una guía introductoria
Enrique Moliné
a) Obligación de someterse a test de diagnóstico de la infección 4aedición
con Vih .............................................................................................. 457 COMPENDIODETEOLOGÍAMORAL
b) Imposición a algunos de someterse a test diagnósticos............ 457 Aurelio Fernández
c) El secreto profesional del personal sanitario... ¿tiene exigen 3aedición
cias particulares? ............................................................................ 459
EL MATRIMONIO
Algunas reflexiones como conclusión ................................................. 460 Teología y vida
Referencias bibliográficas...................................................................... 463 Antonio Miralles
2aedición
ANEXO: ACTUALIZACIÓN BIBLIOGRÁFICA EN ESPAÑOL (E. P o s
t ig o ) .............................................................................................................. 467 HISTORIADE LAIGLESIA
TOMOI. La Iglesia antigua y medieval
José Orlandis Rovira
10aedición
REVELACIÓN, FEYCREDIBILIDAD
Curso de Teología Fundamental
Femando Ocáriz y Arturo Blanco
LAIGLESIADE CRISTO
Curso de Eclesiología
José Antonio Sayés
2aedición
HISTORIA DE LAIGLESIA
TOMO II. La Iglesia en la época moderna
Francisco Martín Hernández Colección Pelícano
2aedición
HISTORIA DE LAIGLESIA Ensayos
TOMO III. La Iglesia en la época contemporánea
Vicente Cárcel Ortí LOS DONES DEL E SP ÍR ITU SANTO
2aedición (5 * e d ició n )
M. M. P h ilip o n
LATRINIDAD, MISTERIO DE SALVACIÓN
José Antonio Sayés E l MENSAJE MORAL DE JESÚS D E NÁZARET
A u relio F ernán d ez
LOS SACRAMENTOS CRISTIANOS
Curso de Sacramentaría Fundamental LAS TRES EDADES D E LA VIDA IN TE RIO R I
Antonio Miralles (1 0 * ed ició n )
R . G arrigou-Lagrange
ELEGIDOS EN CRISTOPARASERSANTOS LAS TRES EDADES D E LA VIDA IN TE RIO R II
Curso de Teología Moral Fundamental
Enrique Colom y Angel Rodríguez Luño (9 - ed ició n )
R. G arrigou-Lagrange
CURSO DE DOCTRINASOCIAL DE LAIGLESIA ANTROPOLOGÍA Y M O RAL
Enrique Colom D E LA «NUEVA M ORAL» A LA
VERITATIS SPLENDOR
TEOLOGÍA DE LACREACIÓN (2 * e d ició n )
José Antonio Sayés J o s é A n to n io Sayés

EL MISTERIO EUCARÍST1CO E N EL CORAZÓN DE LA LITURGIA

José Antonio Sayés La celeb ra ció n e u ca rístic a
(3 a ed ició n )
INTRODUCCIÓN GENERALA LABIBLIA F é lix M aría A ro cen a
Miguel Ángel Tabet
2aedición INTRODUCCIÓN A LA VIDA D E ORACIÓN
R o m a n o G uard ini
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