Вы находитесь на странице: 1из 24

UNIVERSIDAD PRIVADA DE TACNA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS


ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

TRABAJO MONOGRÁFICO:
“CONCLUSIÓN DEL PROCESO EN MATERIA LABORAL”

CURSO:
Derecho Procesal Laboral

DOCENTE:
Abog. Edgard Daniel Arias Cutipa

ALUMNA:
Myriam Elena CCalli Jinez

CICLO:
VIII

AULA:
213

TURNO:
Mañana

FECHA DE ENTREGA:
17 – 10 – 2018
DEDICATORIA
A Dios y a la Virgen María por iluminar nuestros
caminos y a nuestras familias que fueron el pilar
fundamental en toda nuestra educación, tanto
académica, como de la vida, por su incondicional
apoyo perfectamente mantenido a través del
tiempo.

I
AGRADECIMIENTO
Agradecer profundamente a Dios quien es nuestra
máxima guía y con su luz va iluminando el camino
correcto que debemos seguir, a nuestras familias
por los consejos brindados, y a nuestro docente
de Derecho Procesal Laboral, que gracias a él se
está gestando el presente trabajo monográfico.

II
RESUMEN
Todo proceso que ha iniciado deberá tener un fin, ya sea mediante una sentencia, el acuerdo
de las partes en conflicto o por el desinterés de continuar con él.
La sentencia es por excelencia la forma más típica y común de conclusión del proceso; sin
embargo, no es la única, ya que existen otras formas especiales para su terminación.
En el presente trabajo se analizan las formas especiales de conclusión del proceso laboral y
como se da la Conclusión del Proceso Laboral, las cuales han sido modificadas mediante la
Nueva Ley Procesal de trabajo, Ley N° 29497. En este sentido, se hará un repaso de las dos
formas de conclusión del proceso laboral más recurrentes: conciliación, transacción, para
luego analizar las modificaciones sobre la base del principio de irrenunciabilidad de derechos
laborales, para lo cual el autor se remite al tratamiento anterior, a la jurisprudencia y a la
doctrina nacional y extranjera.
Los conflictos, querámoslo o no, fueron y serán parte constante de nuestras  vidas.
El diccionario de la Lengua Española, comienza definiendo al conflicto con su acepción más
coloquial, aquella vinculada al combate, al enfrentamiento armando, para solo después hacer
referencia a un “problema”, a un “tema de discusión”. Esta perspectiva no es gratuita, y habla
del espíritu confrontacional que tiene todo ser humano, que lo impulsa a solucionar sus
conflictos (o como elegantemente refieren los diplomáticos impasses), de manera radical, en
lugar de agotar o echar mano de otras alternativas u opciones, quizá más ventajosas para las
partes.
Los mecanismos alternativos de solución de conflictos se presentan como una alternativa más
beneficiosa y menos traumática para las partes, inmersas en un conflicto(o en un proceso),
ante un escenario sombrío y complejo para su controversia, a la luz del clásico proceso
judicial.
La Ley Procesal de Trabajo, Ley N° 26636, del 24 de junio de 1996, ha sido reemplazada por
la Ley N° 29497, publicada en el diario oficial el Peruano el 16 de Enero de 2010, la misma
que entrará en vigencia el 15 de julio del presente año. Esta modificación de la norma
procesal laboral ha traído consigo, modificaciones en el tratamiento de los medios alternativos
de solución de conflictos, en tanto la Ley N° 26636 regulaba aspectos importantes de los
mismos.
El presente trabajo se centrará en sí en analizar la conceptualización de la Conclusión y las
Formas de Conclusión en materia Laboral.

III
ÍNDICE
PÁG.
DEDICATORIA………………………………………………………………………………………..I
AGRADECIMIENTO………………………………………………………………………………....II
RESUMEN…………………………………………………………………………………………….III
ÍNDICE………………………………………………………………………………………………...IV
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………………..V

CAPÍTULO I: LA CONCLUSIÓN DEL PROCESO……………………………………………….1

CAPÍTULO II: LAS FORMAS ESPECIALES DE CONCLUSIÓN DEL PROCESO


CONTENIDAS EN LA NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO…………………………….2
2.1. LA CONCILIACIÓN ……….………………..……………………………………………….2
2.1.1. CONCEPTUALIZACIONES…………………………………………………………………2
2.1.2. SE CARACTERIZA POR……………………………………………………………………3
2.1.3. OPERATIVIDAD DE LA CONCILIACIÓN………………………………………………...3
2.1.4. IMPORTANCIA……………………………………………………………………………….4
2.2. EL ALLANAMIENTO……………………...…………………………………………...........6
2.3. EL RECONOCIMIENTO DE LA SENTENCIA………………………..............................8
2.3.1. CONCEPTUALIZACIÓN…………………………………………………………………….8
2.3.2. DIFERENCIAS………………………………………………………………………………..8
2.4. LA TRANSACCIÓN……………………………………………..…………………………...9
2.4.1. CONCEPTUALIZACIÓN……….………………………...................................................9
2.4.2. IMPORTANCIA………………………….……………………………………………………10
2.4.3. ACUERDO TRANSACCIONAL…………………………………………………………….11
2.5. EL DESISTIMIENTO……………………………………………..………….……………….11
2.5.1. CONCEPTUALIZACIÓN………..…………………………………………………………...11
2.5.2. REGLAS……………………………………………………………………………………….12
2.6. EL ABANDONO………………………………………………….………………………......13
2.6.1. EL ABANDONO EN LA NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO…………………..13
2.6.2. EL ABANDONO SEGÚN LA LEY Nº 26636………………………………………………14
2.7. INASISTENCIA POR SEGUNDA VEZ A CUALQUIERA DE LAS AUDIENCIAS
PROGRAMADAS EN PRIMERA INSTANCIA…………………………………………….15

CONCLUSIONES……………………………………………………………………………………..16
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………………..17
WEBGRAFÍAS O LINKGRAFÍAS……...…………………………………………………………...18

IV
INTRODUCCIÓN

La competencia, siempre ha sido empleada como un factor de reordenamiento de la


potestad jurisdiccional del Estado vinculada con la especialización de nuestros juzgados. De
esta manera, toda verdadera organización de un sistema de justicia debe partir de una lógica
de especialización que asegure a las personas un real acceso a la justicia.
El fin último de todo proceso laboral es la solución de los conflictos de intereses que se
presenten ante los jueces. Así, “con el proceso se busca que el Estado sea el ente que
solucione el conflicto y procure la paz social evitando que se recurra a la auto-tutela.
Este fin es más relevante en el Derecho Procesal Laboral donde estamos frente a dos
partes per se desiguales, y al igual que en el Derecho del Trabajo se busca lograr una
igualdad a través de crear una desigualdad dando ventajas procedimentales al trabajador”. En
esa línea, con la nueva legislación laboral establecida con la Ley Nº 29497, Nueva Ley
Procesal del Trabajo (en adelante la NLPT), no sólo se ha promulgado una nueva norma
procesal sino que se ha cambiado la visión que se deberá tener del proceso laboral, al cual se
le imprime la lógica que busca un tutela rápida de los conflictos laborales, para lo cual el
nuevo orden ha dejado de lado esa falsa oralidad o una “oralidad caricaturizada”, como señala
Pasco Cosmópolis, “para ir a un proceso oral que no implica tan solo una nueva ley, ni un
aggiornamento de la existente, sino la adopción de un nuevo y distinto sistema procesal que
terminará las demandas frívolas pero, sobre todo, las defensas sin sustento, estaremos ante
un tipo de proceso basado en el uso de tecnología; efectivo y dirigido a facilitar que la norma
se haga efectiva. Para ello, busca mostrarse tan eficaz que actúe como un desincentivo al
incumplimiento, de tal forma que o evite el incumplimiento o lleve a una conciliación del
conflicto en su etapa inicial” (el énfasis es nuestro).
En esa línea, observamos que la nueva legislación laboral, que también implica una
nueva forma de ver el proceso laboral, busca a través de la oralidad la obtención más rápida
de una sentencia judicial; pero además la norma también expresa una preferencia por los
medios auto-compositivos de solución de conflictos, pues dentro de la lógica del nuevo
proceso tanto las partes como el juez deben tener un rol activo en la solución del conflicto y no
solo limitarse a seguir en orden de “pasos” que dicta la NLPT.

V
CAPÍTULO I
LA CONCLUSIÓN DEL PROCESO

Todo proceso que ha iniciado deberá tener un fin, ya sea mediante una sentencia, el acuerdo
de las partes en conflicto o por el desinterés de continuar con él.

La sentencia es por excelencia la forma más típica y común de conclusión del proceso; sin
embargo, no es la única, ya que existen otras formas especiales para su terminación.

En efecto, la Nueva Ley Procesal del Trabajo prevé dos supuestos generales para la
finalización del proceso; por un lado, tenemos a la conclusión cotidiana o normal del proceso,
que es aquella en donde el órgano jurisdiccional emite un pronunciamiento sobre el fondo
determinando a quién le corresponden los derechos en cuestión, y, por otro lado, a la
conclusión anticipada del proceso, que es aquella que no necesariamente hay un
pronunciamiento sobre el fondo, pero el proceso culmina de forma previa y de modo distinto al
primer supuesto.

El proceso laboral puede concluir, de forma especial, con relación a esto último, la Nueva Ley
Procesal del Trabajo prevé en su artículo 30º que la conclusión anticipada del proceso se
puede dar por los siguientes motivos:

 Conciliación;
 Allanamiento;
 Reconocimiento de la Demanda;
 Transacción;
 Desistimiento;
 Abandono; e
 Inasistencia por segunda vez a cualquiera de las audiencias programadas en primera
instancia.

Como quiera que resulta fundamental entender los alcances de cada uno de estos supuestos,
en las siguientes líneas los desarrollaremos, anotando cuál es su importancia y cómo inciden
en la particular naturaleza de los derechos laborales en cuestión.

La NLPL se pronuncia expresamente sobre la conciliación, la transacción y el abandono.

Sobre la conciliación y la transacción, la ley ha impuesto dos límites para la validez del
acuerdo conciliatorio y transaccional: Un límite temporal y otro material. El límite temporal se
refiere a que todo acuerdo es válido siempre que se realice antes de la notificación de la
sentencia con calidad de cosa juzgada. El material se refiere a que el contenido del acuerdo
debe pasar por el siguiente test de disponibilidad de derechos:

a) El acuerdo debe versar sobre derechos nacidos de una norma dispositiva, debiendo el
juez verificar que no afecte derechos indisponibles;
b) debe ser adoptado por el titular del derecho; y
c) debe haber participado el abogado del prestador de servicios demandante.

1
CAPÍTULO II
LOS SUPUESTOS DE CONCLUSIÓN ANTICIPADA DEL PROCESO

2.1 . LA CONCILIACIÓN

2.1.1. CONCEPTUALIZACIONES:

La conciliación puede darse dentro o fuera del proceso judicial.

En el primer caso se efectúa ante una persona calificada y reconocida legalmente como
conciliador, y puede realizarse en cualquier momento, incluso durante la vigencia del
proceso judicial.
En el segundo caso, se efectúa ante el juez que dirige el proceso, y debe llevarse a cabo
luego de que el demandado haya sido emplazado con la demanda y hasta antes de la
notificación de la sentencia con calidad de cosa juzgada.

En términos generales puede decirse que la conciliación es un mecanismo alternativo de


solución de conflictos laborales que puede ser solicitada por el trabajador, ex trabajador,
jóvenes en formación o personas en capacitación para el trabajo, la organización sindical,
por el empleador o por ambas partes, en virtud de la cual las partes exponen sus
perspectivas ante un tercero, que colabora para que estas superen sus diferencias,
identificando los intereses de las mismas. El tercero, llamado conciliador, debe proponer
fórmulas de solución para quienes decidirán en qué términos resolverán su controversia de
la manera más acorde con sus intereses.

La conciliación constituye, pues, aquella actividad dirigida a procurar el entendimiento


entre las partes, a componer los ánimos opuestos entre ellas y avenir sus voluntades en lo
que atañe a las cuestiones en que estaban en disidencia. La conciliación es la actividad
realizada por las partes ante un tercero llamado conciliador, que bien puede ser el juez del
proceso, a través de la cual exponen sus diversos puntos de vista, se busca una solución a
la controversia y se arriba a un acuerdo dejando de lado de ese modo todas sus
diferencias.

La conciliación es un medio para alcanzar una solución persuasiva, haciendo uso las
partes, todas ellas o alguna de ellas, de la renuncia –total o parcial, en cuanto fuese
permitido– de su derecho o transigiendo sobre el mismo en forma total o parcial. La
conciliación es el mecanismo por el cual las partes conjuntamente convienen en algo,
determinando los derechos y obligaciones que pondrán fin al conflicto de intereses. La
conciliación es aquel procedimiento en virtud del cual las partes en litigio se presentan ante
un tercero (conciliador) exponiendo sus diferencias, y será este último quien los escuchará
y propondrá soluciones, que aquéllas podrán aceptar o no; si se logra el avenimiento, la
conciliación culmina exitosamente, debiéndose dejar constancia de la fórmula conciliatoria

2
o acuerdo, que, destacamos, contiene la exposición de los derechos constituidos y
reconocidos por las partes y al cual deben ceñirse en el futuro.

La conciliación constituye un acto jurídico, pues representa la declaración de voluntad de


los sujetos involucrados en virtud de la cual crean, regulan, modifican o extinguen
relaciones de orden jurídico. Puede asumir un carácter complejo, ya que la conciliación
puede contener un allanamiento o reconocimiento, una transacción, una novación,
condonación o una mixtura de tales instituciones, todo ello dirigido a poner fin al conflicto y,
por ende, al proceso.

2.1.2. SE CARACTERIZA POR:

 La conciliación “es una forma de autocomposición dirigida por lo que es materia de


controversia, que puede realizarse fuera o dentro de un proceso judicial,
interviniendo en ella un tercero que no decide, pero sí dirige, orienta, coadyuva a
que las partes alcancen la solución o composición justa a su conflicto de intereses.
En el caso de la conciliación judicial, este tercero es el propio juez, quien va alterar
su rol de decisor por el de conciliador en la etapa correspondiente o en el momento
en que le parezca conveniente”.
 La conciliación es indudablemente consensual, pues las partes, a través de ella,
acuerdan libremente algo que pone fin a sus diferencias, siendo vinculante tal
acuerdo siempre y cuando las partes lo hayan convenido o aceptado libremente.
 La conciliación es necesariamente de carácter bilateral pues, además de tener que
intervenir indefectiblemente ambas partes para que la conciliación se consolide o
configure, los sujetos participantes se someten a prestaciones recíprocas, salvo
cuando en el acuerdo respectivo se haya estipulado simplemente la renuncia de
una de las partes a su derecho, hipótesis está en que se dice que la conciliación
tiene naturaleza unilateral.
 La conciliación es un acto jurídico conmutativo, porque las prestaciones acordadas
por las partes se determinan en el acuerdo de modo expreso, sin ningún tipo de
inferencia.
 La conciliación tiene una naturaleza extintiva, pues su finalidad no es otra sino
poner término a la controversia existente entre las partes y, en consecuencia, dar fin
al proceso.

2.1.3. OPERATIVIDAD DE LA CONCILIACIÓN:

En una audiencia de conciliación el conciliador deberá ofrecer fórmulas de solución de


conflictos, siempre tomando en cuenta los distintos principios que inspiran al Derecho del
trabajo, sobre todo al principio de irrenunciabilidad de los derechos laborales.

Decimos esto, pues la inobservancia de dicho principio podría derivar no solo en un grave
perjuicio sobre el trabajador sino también se constituiría en una flagrante infracción contra

3
el inciso 2 del artículo 26º de nuestra Constitución, lo que haría, finalmente, que el acta de
conciliación sea inválida en los extremos en que no se respetó el mencionado principio.

Teniendo en consideración que debido a su falta de preparación, a la deficiente y desigual


capacidad de negociación, por ignorancia o por desigualdad, en muchos casos el
trabajador se encuentra en una situación menos favorable que la del empleador, y por ese
motivo en reiteradas ocasiones cede a las pretensiones planteadas por este, incluso
cuando las propuestas son notoriamente vergonzosas y vulneran de forma evidente
diversos mandatos constitucionales, como el principio de irrenunciabilidad, quienes se
encargan de llevar a cabo una conciliación no solo deben tratar que las partes lleguen a un
acuerdo a toda costa, sino, sobre todo, deben velar porque el trabajador reciba lo que le
corresponde o, en el peor de los casos, una cantidad que no afecte los montos mínimos
que debe recibir; en otras palabras, que no se afecte el principio de irrenunciabilidad de los
derechos laborales.

A este respecto, debemos decir que la observancia de dicho principio es fundamental,


pues tanto el Decreto Legislativo Nº 910[2], Ley General de Inspección del Trabajo y
Defensa del Trabajador –norma que actualmente se encuentra parcialmente derogada–,
así como la Ley Nº 29497[3], Nueva Ley Procesal del Trabajo, y la Ley de Conciliación[4]
establecen que el conciliador y el juez deben velar por el respeto del carácter irrenunciable
o indisponible de los derechos reconocidos por la Constitución y la ley.

Hemos dicho que la conciliación puede producirse también durante el proceso, supuesto
en el que estamos ante una conciliación judicial o procesal. La oportunidad para que se dé
la conciliación entre las partes es en cualquier estado del proceso, ya sea que nos
encontremos en primera o segunda instancia o incluso durante el trámite del recurso de
casación, en tanto no se haya notificado la sentencia con autoridad de cosa juzgada. Esto
significa que en el proceso laboral, la conciliación puede acontecer aun en el caso de que
se haya emitido la sentencia de primera instancia, la sentencia de segunda instancia o la
sentencia que resuelve el recurso de casación, y producirá efectos tal conciliación si
emitida alguna de dichas sentencias no ha sido notificada todavía a las partes.

2.1.4. IMPORTANCIA:

Es importante recalcar que el juez se encuentra facultado para convocar a las partes a
efectos de que arriben a un acuerdo conciliatorio, lo que puede darse en cualquier estado
del proceso hasta la oportunidad descrita en el párrafo anterior. El magistrado, luego de
escuchar las posiciones de las partes, puede proponer fórmulas de conciliación, pero toda
sugerencia que haga al respecto no significa un prejuzgamiento de la autoridad judicial,
quien, a falta de avenimiento entre los justiciables y al momento de pronunciarse sobre la
controversia, debe decidir la causa conforme a derecho.

4
Es de destacar también que las expresiones o manifestaciones que hagan las partes en la
actividad conciliatoria no constituye de ningún modo declaración alguna que el juez pueda
apreciar y valorar a efectos de tenerlas en cuenta al emitir la sentencia correspondiente.
Esto resulta saludable y acertado, porque si no todo intento de conciliación colapsaría ante
la posibilidad de que se pueda hacer valer con efectos probatorios cualquier declaración o
dicho de las partes acontecido en el procedimiento conciliatorio.

Con el objeto de impulsar o facilitar la conciliación, el legislador ha creído conveniente


brindar a las partes la posibilidad de presentar al órgano jurisdiccional su propio acuerdo
conciliatorio destinado a dar término al litigio, el mismo cuyo examen por parte del juez
tendrá un trámite inmediato, no solo con relación a los demás actos del proceso en que se
presenta la conciliación sino también con respecto a los demás procesos que tenga a su
cargo el magistrado. La norma prescribe que cuando las partes concurren al juzgado
llevando un acuerdo para poner fin al proceso, el juez le da trámite preferente en el día.

Es importante precisar que no todo acuerdo conciliatorio al que arriben las partes es
susceptible de poner fin al proceso. Para ello el juez debe evaluar si el acuerdo en
mención cumple con el denominado test de disponibilidad de derechos, ya que de no ser
así tal acuerdo carece de toda eficacia y el magistrado no podrá homologarlo.

Para que el acuerdo conciliatorio surta plenos efectos en el proceso laboral, es necesario
que se asiente sobre los siguientes criterios:

A. En primer lugar, el acuerdo conciliatorio debe estar referido a derechos


contemplados en una norma dispositiva, estando el magistrado obligado a
comprobar que dicho acuerdo no vulnere derechos indisponibles.
Al respecto, cabe indicar que los derechos indisponibles son aquellos que tienen el
carácter de irrenunciables por interesar al orden público o a las buenas costumbres.
En cuanto a lo que tiene que ver con las normas de orden público, estas son
disposiciones legales que consagran y defienden determinados intereses y fines
sociales, por lo que no se admiten convenios contrarios a aquello que la ley
establece de un modo obligatorio o imperativo y que debe prevalecer por sobre
todo. En lo que concierne a las buenas costumbres, estas constituyen un veto a la
autonomía de la voluntad que disponga algo que se enfrente a ellas, pues
representan elementos vinculados a la moral social.
B. En segundo lugar, el acuerdo conciliatorio debe ser adoptado por el titular del
derecho que se ventila en el proceso o del que se está disponiendo. De ningún
modo el citado acuerdo puede provenir del representante o apoderado del titular del
derecho en cuestión, por lo que en este caso estricto de la conciliación en el
proceso laboral, las facultades especiales que se hubieren concedido al
representante o apoderado para conciliar no surten efectos en la mencionada clase
de proceso.

5
C. En tercer lugar, en todo lo que tenga que ver con el acuerdo conciliatorio de las
partes es obligatoria la intervención del abogado del prestador de servicios de
naturaleza laboral, formativa, cooperativista o administrativa demandante.
Es de resaltar que la participación de dicho letrado en todo lo relacionado con el
acuerdo conciliatorio adoptado por su patrocinado tiene carácter obligatorio, incluso
tratándose aquellos casos en que el prestador de servicios demandante comparece
al proceso sin abogado. En definitiva, si el prestador de servicios demandante
compareció al proceso sin abogado, deberá de todas maneras designar uno a
efectos de la conciliación, en salvaguarda de sus derechos.

Ahora bien, el artículo 30º de la Nueva Ley Procesal del Trabajo indica que las partes
pueden conciliar aun cuando no exista un proceso en trámite, es decir, se está refiriendo a
la conciliación extrajudicial o pre-procesal.

En este supuesto no es necesario que el acuerdo conciliatorio al que arriben sea


homologado a efectos de su cumplimiento o ejecución, lo que no obsta que pueda el
interesado solicitar que se declare la nulidad del referido acuerdo conciliatorio si versa
sobre derechos indisponibles o si es contrario de alguna manera a las normas relativas al
orden público o a las buenas costumbres.

Advertimos que no resulta viable la demanda de nulidad del acuerdo conciliatorio realizado
por las partes extrajudicialmente en la hipótesis de que el demandante de tal nulidad
hubiese ejecutado el indicado acuerdo en la vía del proceso de ejecución respectivo –
acuerdo conciliatorio que, dicho sea de paso, constituye título ejecutivo conforme al
artículo 57º, literal f de la Nueva Ley Procesal del Trabajo–, pues la referida ejecución hace
que el acuerdo conciliatorio adquiera la autoridad de la cosa juzgada, siendo, por tanto,
irrevisable e inmutable.

Con relación al acuerdo conciliatorio que las partes pueden adoptar antes de iniciarse el
proceso o durante el proceso pero fuera de él, debe tenerse presente que la conciliación
administrativa es facultativa para el trabajador y obligatoria para el empleador. En caso el
trabajador decida conciliar deberá recurrir a los centros de conciliación gratuitos del
Ministerio de Justicia, Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo y a los centros de
conciliación privados para lo cual deberán de contar con conciliadores acreditados en esta
materia por el Ministerio de Justicia, quienes fundamentalmente deberán velar por respeto
del carácter irrenunciable de los derechos del trabajador reconocidos por la Constitución
Política del Perú y la ley, y deberán tener en consideración que en toda audiencia de
conciliación en materia laboral las partes podrán contar con un abogado de su elección o,
en su defecto, deberá de estar presente al inicio de la audiencia el abogado verificador de
la legalidad de los acuerdos.

2.2 . EL ALLANAMIENTO

6
El allanamiento es el acto jurídico procesal unilateral en virtud del cual la parte demandada
no plantea oposición alguna y se somete a las pretensiones reclamadas por el accionante,
aceptando cumplirlas en el modo y tiempo que se le indique, pero sin admitir
necesariamente la causa patendi, vale decir, los hechos alegados por el actor, ni la
fundamentación jurídica de la demanda.

El allanamiento representa la conformidad del demandado respecto de las pretensiones


del demandante y la renuncia a toda defensa u oposición, lo que acarrea, si es
procedente, la conclusión especial del proceso con la pronta expedición de la sentencia
condenatoria.
El allanamiento es, pues, una manifestación de voluntad del sujeto demandado efectuada,
por lo general, en el escrito de contestación de demanda, o en un momento posterior,
siempre y cuando sea hasta antes de la expedición de la sentencia de primera instancia,
pues emitida esta ya no cabe allanamiento alguno en la medida que existe ya un
pronunciamiento judicial sobre las pretensiones del accionante, manifestación cuyo
contenido es el sometimiento a las pretensiones del actor, es decir, la parte demandada
acepta cumplir con las exigencias del accionante señaladas en la demanda en el rubro
atinente al petitorio del demandante.
Como se observa, el allanamiento es una declaración de voluntad del demandado que se
contrae a la pretensión del actor y no a los hechos o al derecho que la fundamentan. El
allanamiento no supone la admisión de los fundamentos fácticos de la demanda, sino más
bien la renuncia a proseguir con la contienda judicial, para lo cual el demandado se
compromete a satisfacer lo reclamado por el accionante, renunciando a toda defensa u
oposición posible.
El allanamiento no puede presumirse ni por el juez laboral ni por nadie, por lo que se trata
de un acto procesal expreso. Constituye una declaración de voluntad categórica y que no
genera ninguna duda, pues en ella debe precisarse con toda claridad el sometimiento del
demandado a las pretensiones del demandante contenidas en su escrito de demanda.
Asimismo, el allanamiento no admite condiciones, es un acto procesal de naturaleza
incondicional, pues el demandado no puede establecer reservas ni objeciones al
contenido de las pretensiones del actor, porque de lo contrario no estaríamos ante un
allanamiento.
El allanamiento debe producirse en momento oportuno, vale decir, hasta antes que se
emita la sentencia de primera instancia, porque una vez pronunciada esta ya no es viable
allanarse a la demanda por cuanto el juez ya dictó el derecho respectivo.
Si el allanamiento no se halla inmerso en alguna de las causales de improcedencia
previstas por la ley, entonces, el órgano jurisdiccional procederá a expedir la sentencia
correspondiente, a no ser que el allanamiento sea uno parcial y no se refiera a todas las

7
pretensiones, hipótesis en la cual el proceso sigue su curso respecto de las pretensiones
sobre las que no versa el allanamiento.
Sobre el particular, hay que indicar que, según el artículo 332º del Código Procesal Civil,
el juez declara improcedente el allanamiento y ordena la continuación del proceso en los
siguientes casos:
 Cuando el demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en conflicto;
 Cuando el apoderado o representante del demandado carece de facultad para
allanarse;
 Cuando los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además de
la declaración de parte;
 Cuando el conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas costumbres;
 Cuando el conflicto de intereses comprende derechos indisponibles;
 Cuando habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento no proviene de todos los
demandados;
 Cuando se presume la existencia de fraude o dolo procesal;
 Cuando se advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero no
emplazado; o
 Cuando el demandado es el Estado u otra persona de Derecho público, salvo que
su representante tenga autorización expresa.

2.3 . EL RECONOCIMIENTO DE LA SENTENCIA

2.3.1. CONCEPTUALIZACIÓN:
El reconocimiento de la demanda es una forma especial de conclusión del proceso en
virtud de la cual el demandado no solo acepta las pretensiones del actor contenidas en la
demanda, sino que, además, admite la veracidad de los hechos alegados por el accionante
y declara estar conforme con los argumentos jurídicos de este.
El reconocimiento de la demanda es un acto procesal declarativo del demandado por el que
expresa su voluntad de satisfacer las pretensiones consignadas en la demanda y
manifiesta que los fundamentos fácticos y jurídicos contenidos en dicho escrito son veraces
o correctos o que se ajustan a la realidad.
Ahora bien, el reconocimiento de la demanda no se presume, pues tiene que tratarse de
una declaración expresa, explícita y no tácita. El reconocimiento de la demanda es un acto
procesal de naturaleza unilateral en razón de que no precisa para su configuración del
consentimiento del accionante. Debe acontecer el reconocimiento de la demanda hasta
antes de la emisión de la sentencia de primera instancia, pues expedida esta ya no cabe
reconocer nada al haberse pronunciado el órgano jurisdiccional sobre el derecho ventilado
en juicio.

8
El reconocimiento de la demanda, si resulta procedente, da lugar a la inmediata expedición
del fallo final por el juez laboral, que tendrá, como es obvio, un carácter condenatorio, en
perjuicio del demandado. El reconocimiento de la demanda puede ser declarado
improcedente –por lo que el proceso sigue su curso– en los casos contemplados en el
artículo 332º del Código Procesal Civil.
2.3.2. DIFERENCIAS:
A diferencia del allanamiento, que se configura con la sola aceptación expresa de las
pretensiones del demandante, el reconocimiento de la demanda supone validar tanto la
pretensión como los fundamentos de hecho y de derecho señalados por el demandante. Y
es importante efectuar esta diferencia porque los efectos de uno y otro pueden tener
incidencia directa sobre otros derechos del demandante e incluso sobre terceros.
Cabe precisar que no se configura el allanamiento ni el reconocimiento de la demanda si el
demandado, pese a reconocer la veracidad de los hechos expuestos en la demanda, no
hace lo propio con la fundamentación jurídica de la demanda, por cuanto puede ser una
forma de oposición o resistencia del demandado el admitir los hechos, pero no estar
conforme con los argumentos jurídicos del actor, supuesto en el cual se está ante una
causa de puro derecho.

2.4. LA TRANSACCIÓN
2.4.1. CONCEPTUALIZACIÓN:
La transacción constituye una forma especial de conclusión del proceso en virtud de la cual
las partes, haciéndose concesiones recíprocas deciden sobre algún asunto dudoso o
litigioso, evitando el pleito que podría promoverse o finalizando el que está iniciado,
pudiendo con las concesiones recíprocas crear, regular, modificar o extinguir relaciones
diversas de aquellas que han constituido objeto de controversia entre las partes.
La transacción es un acto dispositivo convencional por el que los justiciables acuerdan
solucionar un conflicto de intereses que haya surgido entre ellos, para lo cual cada uno de
ellos cede determinada porción de su derecho que considera tener, lo que se conoce como
concesiones recíprocas.
La transacción representa una fuente de obligaciones y tiene un efecto constitutivo.
Además tiene un carácter claramente dispositivo, por cuanto del acuerdo respectivo
derivarán obligaciones destinadas a producir un cambio en la relación jurídica.
A través de la transacción, las partes que se encuentran involucradas en una controversia
deciden darle solución ellas mismas, extinguiendo la relación jurídica preexistente al
sustituirla por otra nueva, acordada por ambas partes y emanada justamente del acuerdo
transaccional.

9
Es así que quienes transigen renuncian a cualquier derecho o acción que pudieran tener
sobre la base de la relación jurídica preexistente a la transacción, extinguiendo de esa
manera la controversia surgida entre ellos y dando nacimiento a una nueva serie de
derechos y obligaciones propias de una nueva relación jurídica. Es efecto de la transacción
precisamente el ser a todas luces extintiva, a tal punto que el acuerdo transaccional tiene la
autoridad de la cosa juzgada.
Para que exista transacción debe haber, en principio, una relación jurídica dudosa o
litigiosa. La relación jurídica dudosa es aquella en la que el derecho de al menos una de las
partes no se encuentra definido en forma clara y existe un cierto grado de incertidumbre
sobre el mismo y sobre sus alcances. La relación jurídica litigiosa, en cambio, se configura
cuando hay de por medio una controversia, un conflicto de intereses entre los sujetos, pues
una de las partes aspira a algo y la otra se opone a ello, dando nacimiento así al litigio.
Para que exista transacción debe haber, además, por el lado de los justiciables, la firme
intención de poner fin al conflicto de intereses mediante el acuerdo respectivo, por el que
generan una nueva situación jurídica que extingue a la preexistente dudosa o litigiosa.
Por último, para la configuración de la transacción es menester que hayan concesiones
recíprocas, esto es, debe haber sacrificios mutuos, porque si la concesión es unilateral no
se podrá hablar de transacción sino de conciliación, allanamiento, desistimiento, etc. En
virtud de las concesiones recíprocas cada sujeto sacrifica algo de su derecho o pretensión
o se obliga a realizar algo en beneficio del otro sujeto. Las concesiones recíprocas no
deben dar pie a pensar que deben ser equivalentes o proporcionales, pues, en virtud de la
transacción, una de las partes puede hacer una concesión que represente un mayor
sacrificio respecto de la concesión que, a su vez, debe hacer la otra parte. Lo importante es
que, en razón de las concesiones recíprocas, las partes lleguen a un acuerdo que ponga fin
al conflicto de intereses y dé nacimiento a una nueva situación jurídica cuyas obligaciones
emanadas de esta deben ser acatadas por quienes transigen.
2.4.2. IMPORTANCIA:
Únicamente los derechos patrimoniales pueden ser objeto de transacción, por cuanto los
derechos extrapatrimoniales tienen un carácter inalienable, estando, pues, fuera de todo
acuerdo transaccional.
La transacción debe contener la renuncia de las partes a cualquier acción que tenga la una
contra la otra sobre el objeto de dicha transacción. Es de destacar que la transacción tiene
naturaleza indivisible, por lo que, si alguna de sus estipulaciones fuese nula o se anulase,
queda sin efecto la transacción, salvo que exista pacto en sentido contrario. En dicho caso
se restablecen las garantías otorgadas por las partes pero no las prestadas por terceros.
Además, la transacción debe hacerse por escrito, bajo sanción de nulidad, o por petición al
juez laboral que conoce el litigio, debiendo en este último caso los litigantes precisar el
contenido de la transacción.

10
En lo que concierne a la oportunidad para transigir, cabe indicar que la transacción puede
operar dentro del proceso, cualquiera que sea el estado en que se encuentre el mismo,
siempre y cuando no se haya notificado todavía la sentencia con calidad de cosa juzgada.
Esto significa que las partes pueden transigir en primera instancia, en segunda instancia e,
incluso, durante el trámite del recurso de casación, bajo la condición de que la sentencia
respectiva no hubiere sido notificada aún y, por ende, no adquiera la autoridad de la cosa
juzgada.
Es importante anotar que el acuerdo transaccional puede llevarse a cabo aun cuando exista
un proceso en trámite referido a la relación jurídica materia del citado acuerdo, hipótesis en
la cual el acuerdo transaccional no precisa ser homologado judicialmente a efectos de que
sea cumplido o ejecutado, lo cual no implica que no pueda demandarse la nulidad del
acuerdo transaccional si es contrario a la normativa jurídica.

Finalmente, es de resaltar que la demanda que se plantee para que se declare la nulidad
del acuerdo transaccional será inviable si el actor ejecutó el acuerdo en la vía del proceso
ejecutivo, por cuanto, en tal supuesto y según el artículo que analizamos, el acuerdo
transaccional adquiere la autoridad de la cosa juzgada, siendo irrevisable e inmutable. No
podemos dejar de mencionar que, conforme al inciso e del artículo 57º de la Nueva Ley
Procesal del Trabajo, constituye título ejecutivo el documento privado que contenga una
transacción extrajudicial.
2.4.3. ACUERDO TRANSACCIONAL:
El acuerdo transaccional pondrá fin al proceso siempre que el juez verifique que se hayan
cumplido los criterios del test de disponibilidad de derechos. En este sentido, es evidente
que este acuerdo tiene que estar referido a derechos emanados de una norma dispositiva y
no debe afectar derechos de naturaleza indisponible o sea, irrenunciables por guardar
relación con normas imperativas o de orden público o concernientes a las buenas
costumbres. Asimismo, el acuerdo transaccional debe ser adoptado por el titular del
derecho y no por su representante o apoderado, por lo que las facultades especiales que
se hubiesen otorgado al representante o apoderado del titular del derecho no surten en
este caso efecto alguno. Del mismo modo, en el acuerdo transaccional debe participar el
abogado del demandante prestador de servicios de naturaleza laboral, formativa,
cooperativista o administrativa, incluso en aquellos casos en que, por la cuantía de la
pretensión reclamada, el citado prestador de servicios haya prescindido de contar con un
abogado patrocinante, tal como establece el último párrafo del artículo 16º de la Nueva Ley
Procesal del Trabajo.

2.5. EL DESISTIMIENTO
2.5.1. CONCEPTUALIZACIÓN:

11
El desistimiento “es una forma especial de conclusión del proceso por la cual una de las
partes se aparta del mismo en forma expresa renunciando a su pretensión, al proceso o a
algún acto procesal”.
En efecto, el desistimiento constituye una forma especial de conclusión del proceso, si está
referida al proceso, a la pretensión o a un acto procesal que busca que el proceso no
concluya. El desistimiento del proceso es aquel acto jurídico procesal unilateral y expreso
por el que el demandante manifiesta de manera clara, inequívoca y explícita su voluntad de
apartarse del proceso sin renunciar a la pretensión que reclama, extinguiéndose de esa
manera la relación jurídica procesal y el proceso, si tal desistimiento es aprobado
judicialmente. Por su parte, el desistimiento de la pretensión es aquel acto jurídico procesal
expreso por el que el demandante manifiesta su voluntad de poner fin al proceso
extinguiendo la relación jurídica procesal, y de renunciar a la pretensión que reclama,
afectándose así la cuestión de fondo –el derecho material–, la cual no puede ser exigida en
otro proceso. Mientras tanto, el desistimiento de un acto procesal que le pone fin al proceso
constituye aquel acto manifiesto y voluntario a través del cual una de las partes decide
abdicar de algún acto procesal que en definitiva le pone fin al proceso.
2.5.2. REGLAS:
El Código Procesal Civil establece determinadas reglas acerca del desistimiento, las cuales
pasamos a detallar.
A. En primer lugar, el desistimiento no se presume debe ser expreso y categórico. El
escrito que lo contiene debe precisar su contenido y alcance, legalizando su firma el
proponente ante el secretario judicial respectivo.
B. En segundo lugar, el desistimiento es incondicional, por lo que no está sujeto a
condición alguna, ni a plazo ni a cargo, y solo perjudica a quien lo hace.
C. En tercer lugar, el desistimiento del proceso o del acto procesal se interpone antes
que la situación procesal que se renuncia haya producido efecto. En el caso del
desistimiento del proceso, debe producirse hasta antes de que la sentencia quede
firme o hasta antes de que la resolución que ponga fin al proceso –distinta a la
sentencia, como la que declara inadmisible o improcedente la demanda– quede firme.
D. En cuarto lugar, el desistimiento de la pretensión procede antes de que se expida
sentencia en primera instancia, salvo que sea convencional.
E. En quinto lugar, el desistimiento del proceso lo da por concluido sin afectar la
pretensión, pudiendo el actor reclamar está en un nuevo proceso. Cuando se formula
después de notificada la demanda, requiere la conformidad del demandado
expresada dentro de tercer día de notificado, o en su rebeldía. Si hubiera oposición, el
desistimiento carecerá de eficacia, debiendo continuar el proceso.
F. En sexto lugar, la resolución que aprueba el desistimiento de la pretensión, produce
los efectos de una demanda infundada con la autoridad de la cosa juzgada, por lo que
es irrevisable e inmutable. Este desistimiento no requerirá la conformidad del
demandado, debiendo el juez laboral revisar únicamente la capacidad de quien lo

12
realiza y la naturaleza del derecho que sustenta la pretensión, teniendo en cuenta lo
dispuesto sobre la improcedencia del allanamiento en lo que corresponda.
G. Al respecto, el artículo 332º del Código Procesal Civil prescribe que el juez declara
improcedente el allanamiento y ordena la continuación del proceso cuando:
 el demandado no tiene capacidad para disponer del derecho en conflicto;
 el apoderado o representante del demandado carece de facultad para allanarse;
 los hechos admitidos requieren ser probados por otros medios, además de la
declaración de parte;
 el conflicto de intereses afecta el orden público o las buenas costumbres;
 el conflicto de intereses comprende derechos indisponibles;
 habiendo litisconsorcio necesario, el allanamiento no proviene de todos los
demandados;
 se presume la existencia de fraude o dolo procesal;
 se advierte que la sentencia a dictarse va a surtir efecto frente a tercero no
emplazado; o
 el demandado es el Estado u otra persona de derecho público, salvo que su
representante tenga autorización expresa.
H. En séptimo lugar, si el desistimiento no se refiere a todas las pretensiones o si solo es
deducido por uno de los demandantes, el proceso continuará respecto de las
pretensiones y personas no comprendidas en él. En este último caso, debe tenerse
presente lo dispuesto sobre litisconsorcio necesario, entendiéndose que resulta
inviable el desistimiento de la pretensión si no proviene de todos los litisconsortes
necesarios.
I. Finalmente, y en octavo lugar, el titular de una pretensión no resuelta en primera
instancia, puede desistirse de la misma antes que el proceso sea decidido por el
superior jerárquico.

2.6. EL ABANDONO
2.6.1. EL ABANDONO EN LA NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO:
El abandono es una forma especial de conclusión del proceso que se produce cuando existe
inactividad de las partes durante determinado lapso de tiempo previsto legalmente, es decir,
cuando ellas no realizan ningún acto de impulso procesal. El abandono da lugar a la
conclusión anticipada del proceso porque los litigantes no han llevado a cabo durante el
plazo prefijado normativamente ningún acto que impulse el proceso, con lo que se presume
su falta de interés respecto de la prosecución del litigio. De esta manera, la pasividad de las
partes, la inactividad de estas por un lapso prolongado de tiempo da lugar a que en tal
situación se exima a los órganos jurisdiccionales de su obligación de administrar justicia, por
lo que el proceso concluye sin declaración sobre el fondo.
Por disposición expresa del artículo bajo comentario, el abandono del proceso se produce si
no se ha realizado algún acto procesal que lo impulse durante el lapso de cuatro meses. Es
importante precisar que la paralización del proceso no debe obedecer a causas de fuerza

13
mayor no imputables a las partes. Es de destacar también que no constituyen actos de
impulso procesal todos aquellos que no tienen como misión la activación del proceso, como
pueden ser, por ejemplo, el señalamiento de nuevo domicilio procesal, el pedido de copias,
el apersonamiento de nuevo apoderado y otros actos procesales análogos.
En el proceso laboral, una vez transcurrido el plazo legal, esto es, de cuatro meses sin acto
procesal que impulse el proceso, el juez declarará el abandono el proceso y,
consecuentemente, la conclusión anticipada del proceso sin declaración sobre el fondo, a
pedido de parte interesada o de tercero legitimado –y no lo declarará de oficio–, en la
segunda oportunidad que se solicite.
Es de resaltar que el órgano jurisdiccional declarará el abandono del proceso en la primera
oportunidad que se solicite siempre y cuando, realizada la petición del caso, el accionante no
se haya opuesto al pedido de abandono de manera expresa o no haya cumplido con
absolver el traslado referido a la solicitud de abandono del proceso. Al respecto, deben
tenerse en consideración las siguientes reglas establecidas en el Código Procesal Civil:
 No opera el abandono cuando la paralización del proceso se debe a causas de fuerza
mayor y que los litigantes no hubieran podido superar con los medios procesales a su
alcance.
 No hay abandono:
a) en los procesos que se encuentran en ejecución de sentencia;
b) en los procesos no contenciosos;
c) en los procesos en que se contiendan pretensiones imprescriptibles;
d) en los procesos que se encuentran para sentencia, salvo que estuviera pendiente
una actuación cuya realización dependiera de una parte, en este caso, el plazo
se cuenta desde notificada la resolución que la dispuso;
e) en los procesos que se encuentran pendientes de una resolución y la demora en
dictarla fuera imputable al juez laboral, o la continuación del trámite dependiera
de una actividad que la ley le impone a los Auxiliares jurisdiccionales o al
Ministerio Público o a otra autoridad o funcionario público que deba cumplir un
acto procesal requerido por el Juez; y,
f) en los procesos que la ley señale.
 El abandono pone fin al proceso sin afectar la pretensión. Sin embargo, su declaración
impide al demandante iniciar otro proceso con la misma pretensión durante un año,
contado a partir de la notificación del auto que lo declare. Asimismo, restituye las cosas
al estado que tenían antes de la demanda.
 Si por segunda vez, entre las mismas partes y en ejercicio de la misma pretensión, se
declara el abandono, se extingue el derecho pretendido y se ordena la cancelación de
los títulos del demandante, si a ello hubiera lugar.
 Las pruebas actuadas en un proceso extinguido por abandono son válidas y pueden
ser ofrecidas en otro proceso.
 La resolución que declara el abandono es apelable con efecto suspensivo. El recurso
solo puede estar fundamentado en la existencia de un error de cómputo, o en causas

14
de fuerza mayor. La resolución que desestima un pedido de abandono es apelable sin
efecto suspensivo.
 Declarado el abandono, la prescripción interrumpida por el emplazamiento sigue
transcurriendo, tal como si la interrupción no se hubiese producido.
Finalmente, debemos resaltar que el proceso laboral puede concluir de forma especial si los
justiciables no concurren por segunda vez a alguna de las audiencias convocadas por el juez
laboral en primera instancia. Tal hipótesis revela, pues, el desinterés de aquellos respecto
del desarrollo del proceso, por lo que resulta, entonces, conveniente disponer su conclusión
anticipada sin declaración sobre el fondo, extinguiéndose de esa forma la relación jurídica
procesal laboral.
2.6.2. EL ABANDONO SEGÚN LA LEY Nº 26636:
La Ley Nº 26636 no efectuaba ninguna regulación acerca del abandono, es por ello que
desde que entró en vigencia siempre se suscitaron serias controversias.

Efectivamente, al existir un vacio, algunos interpretaron que esta figura era perfectamente
aplicable al proceso laboral por la aplicación supletoria del Código Procesal Civil, mientras
que otros alegaban lo contrario, indicando que por tratarse de derechos irrenunciables no
podía declararse el abandono del proceso, ya que ello vulneraría tal carácter.
Esta disyuntiva dio origen a que en el Pleno Jurisdiccional Laboral de 1999 se establezca
que: “En el proceso laboral no procede la declaración de abandono, por lo que no se aplican
supletoriamente las normas del Código Procesal Civil que regulan este instituto. Los jueces
que administran la justicia laboral tienen la responsabilidad de cumplir eficazmente con la
obligación que le impone el artículo I del Título Preliminar de la Ley Procesal de Trabajo
sobre la dirección e impulso del proceso a fin de obtener la resolución de las causas en el
menor tiempo posible”.
En suma, según lo dispuesto en el mencionado pleno, no podía existir el abandono en el
proceso laboral, dada la calidad de irrenunciables de los derechos laborales que en él se
tramitan, y porque el juzgador tiene la obligación de impulsar el proceso de oficio.

2.8. INASISTENCIA POR SEGUNDA VEZ A CUALQUIERA DE LAS AUDIENCIAS


PROGRAMADAS EN PRIMERA INSTANCIA
En suma, según lo dispuesto en el mencionado pleno, no podía existir el abandono en el
proceso laboral, dada la calidad de irrenunciables de los derechos laborales que en él se
tramitan, y porque el juzgador tiene la obligación de impulsar el proceso de oficio.
En efecto, dentro de las formas especiales de conclusión del proceso establecido en la
Nueva Ley Procesal del Trabajo se estableció la posibilidad de que el proceso también
concluye cuando ambas partes no asisten, por segunda vez, a cualquiera de las audiencias

15
programadas en primera instancia. De una lectura del citado párrafo considero que es claro
que las inasistencias pueden ser en los procesos ordinarios a la audiencia de conciliación o
juzgamiento y, en los procesos abreviados, a dos inasistencias a la Audiencia Única.
El motivo del presente post es que existe una interpretación que vienen realizando algunas
Cortes Superiores de Justicia en el sentido de que la conclusión del proceso ordinario al
amparo del citado artículo, será siempre que hayan dos inasistencias a la audiencia de
Conciliación o dos inasistencias a la audiencia de Juzgamiento, no aplicando lo establecido
cuando la primera inasistencia es a una audiencia de conciliación y la segunda a una
audiencia de Juzgamiento.

CONCLUSIONES

Entonces es así que el proceso laboral puede concluir, de forma especial, por
conciliación, allanamiento, reconocimiento de la demanda, transacción, desistimiento o
abandono. También concluye cuando ambas partes inasisten por segunda vez a
cualquiera de las audiencias programadas en primera instancia.
La forma común de resolver el proceso es por medio de la sentencia en la cual se da
solución a la litis que generó el proceso pronunciándose sobre el fon- do de ésta. Sin
embargo, existen formas especiales de conclusión del proceso señaladas en la NLPT.

16
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Libro: Manual de Derecho Procesal Laboral. De acuerdo a la Ley N° 29497, Nueva Ley
Procesal del Trabajo.
Autor: Humbelino Peña Camarena y Juan Peña Acevedo.
FUENTE: NUEVA LEY PROCESAL DEL TRABAJO LEY Nº 29497
Abanto Torres, Jaime David, La conciliación extrajudicial y la conciliación judicial. Un
puente de oro entre los MARC’S y la justicia ordinaria, Grijley, Lima, 2010, p. 18.
Arévalo Vela, Javier, Derecho procesal del trabajo, Grijley, Lima, 2007, p. 143.

17
WEBGRAFÍAS O LINKGRAFÍAS

http://trabajo-seguridadsocial.blogspot.com/2011/07/las-formas-especiales-de-
conclusion-del.html
https://www.monografias.com/trabajos35/derecho-procesal-laboral/derecho-procesal-
laboral2.shtml
http://derechopedia.pe/mas/derecho-laboral/194-formas-especiales-deconclusi
%C3%B3n-del-proceso-laboral-en-la-nueva-ley-procesal-detrabajo-conciliaci
%C3%B3n,transacci%C3%B3n-y-arbitraje
https://www.monografias.com/trabajos97/nueva-ley-procesal-laboral-peru/nueva-ley-
procesal-laboral-peru2.shtml
https://es.scribd.com/document/144885910/FORMAS-ESPECIALES-DE-
CONCLUSION-DEL-PROCESO
http://checkpointdays.thomsonreuters.com.pe/?p=514

18

Вам также может понравиться