Вы находитесь на странице: 1из 27

SEPTIMO MANDAMIENTO IV PARTE.

UNA CUESTION DE SANTIDAD.

Oración: Señor sabes bien que al hablar de


Santidad soy el menos apto para hacerlo, Sabes
que no estoy libre de culpa y de pecado, cuanta
indignidad hay en nosotros al tratar esta
doctrina, no es fácil tratar un tema tan personal
tuyo y que esto esté en mis labios, no sé si
sentirme honrado o desaprobado, y quien mejor
que para hacerlo que tu hijo Jesucristo, en el que
no hubo mancha, mas fue manchado por
nuestros pecados y considerado pecador por
causa nuestra, hoy al que se siente muy digno
humíllalo y al que se siente hoy humillado por su
pecado exáltalo en Cristo. Hoy santifícanos por
tu palabra, porque tu palabra es verdad. ¡Amén!
SEPTIMO MANDAMIENTO IV PARTE.
UNA CUESTION DE SANTIDAD.

El señor nos ha llevado por este mandamiento a


verdades esenciales de la fe cristiana. Hemos
indagado el pensamiento de los hombres
religiosos como el de los fariseos y sus
enseñanzas al decir que solo bastaba con no
cometer la acción del adulterio para ir al cielo,
pero Jesucristo se opone y muestra donde radica
el pecado del hombre: En el corazón. Mostrando
Así que el hombre necesita un corazón nuevo
para así venir a Cristo, ser salvos y libres del
pecado.
Hemos profundizado en la doctrina Bíblica del
pecado, a través de la pregunta ¿Qué es el
pecado? Hemos hablado de la doctrina de la
Justificación a través de la pregunta ¿Cómo
puede ser libre del pecado? y hace quince días
vimos la doctrina de la regeneración
haciéndonos una pregunta ¿Cómo puedo ser
puro de corazón? pero nuestro séptimo
mandamiento tiene aún más.
Nuestra tarea que tenemos como creyentes es
ardua pues debemos profundizar en la palabra
de Dios hasta que podamos con la ayuda del
Espíritu santo extraer las verdades poderosas
para ser transformados a la imagen de Jesucristo
y nuestra comunión con Dios se vea beneficiada,
Por eso no nos podemos cansar de tomar un
texto de la Biblia y estudiarlo a profundidad. tal
vez nos cansamos porque nos hemos
acostumbrado a estudiar la Biblia de una manera
muy superficial, y con afanes. Nos cuesta mucho
trabajo soportar la mente infinita de Dios que
cae sobre nosotros, cuando retomamos una y
otra vez un texto, revelando lo poco que
sabemos de Dios y lo ansiosos que estamos de
salir de su presencia. Le animo a que no se
distraiga a que sea sorprendido por Dios en cada
texto que expositivamente vamos estudiando.
Hoy examinaremos la doctrina de la santidad.
como ya dijimos anteriormente la intención de
Dios al decirnos “No adulteraras” es que seamos
puros de corazón para ser puros físicamente. Al
decirnos de manera negativa “No adulteraras”
Nos está mostrando de manera positiva quien es
Él. Él es santo, en Él no hay codicia, Él ama con
todo lo que Él es a quien salva y tiene por hijo. Él
no tiene ojos para nadie más, que no sea su
esposa que es la Iglesia. Y al compararnos con su
carácter santo y fiel simplemente nos damos
cuenta de que no somos tan santos, ni mucho
menos fieles como Él.
Les invito a que abramos nuestras Biblias en
Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio
corazón, porque ellos verán a Dios”. Que gran
declaración hace aquí nuestro señor Jesucristo.
Recordemos que el Señor esta reunido con sus
discípulos y seguramente allí cerca podrían estar
unos cuantos fariseos. Así que el señor alaba a
los limpios de corazón. A la luz de lo que hemos
visto acerca del pecado viendo como es el
corazón humano simplemente podemos decir
que necesitamos con urgencia un nuevo corazón,
es decir cuando la obra regeneradora del Espíritu
Santo es aplicada y ahora mi disposición hacia el
señor es de arrepentimiento y fe en Jesucristo y
su obra que me redime de mis pecados. Y es así
como nos convertimos en cristianos se nos ha
dado un nuevo corazón y ahora vemos a Dios.
Este ver a Dios no es algo místico como señales,
sensaciones, visiones, ¡No!, cuando la escritura
nos habla de ver a Dios, es que ahora vemos que
Él es santo, puro, limpio y que deseamos ser
como Él, hay un cambio de disposición. Antes
deseamos todos lo sucio, lo perverso, amábamos
la mentira, la fornicación el adulterio, pero ahora
vemos a Dios, vemos la santidad tenemos ese
peso en nuestra conciencia y en nuestro corazón
de la hermosura y la perfección de Dios, esto
significa ver a Dios.
Pero muchas veces el creyente se encontrará
que su corazón se ha ensuciado, que su corazón
se ha enfriado, que su pasión por Dios ha
menguado, y caemos en pecados que antes
creíamos haber abandonado, nos vemos débiles
espiritualmente, muy escasos en nuestro
espíritu, parece que lo que antes disfrutábamos
en el señor ahora ya no hay fuerzas para
retomar. La oración decae, la lectura de la
palabra parece sosa, y caigo en mis viejo hábitos
pecaminosos de esconderme, de distanciarme de
mis hermanos. aquí es cuando la escritura nos
habla de un cristiano que tiene un corazón
Dividido, un cristiano falto en su corazón de
devoción personal, un cristiano que no vive en
santidad.
Este mal que a todo creyente persigue, Donde
muchas veces se encuentra meditando en su
corazón diciendo: ¡Una parte de mi quiere
adorarte, quiere amarte y obedecer a tu palabra
y otra parte de mi desea otra cosa, desea
entregarse a la comida, a las películas, al aseo del
hogar, a los amigos, Al trabajo! Una parte clama
en mi como el apóstol pablo: “Según el hombre
interior me deleito en la ley de Dios; pero veo
otra ley en mis miembros que se rebela contra
la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la
ley del pecado que está en mis miembros”. He
aquí el clamor de nosotros. Nos damos cuenta de
que nuestro amor por Dios esta divido. Nuestra
devoción a Dios esta dividida.
Este mal agobiaba también al salmista, le oímos
clamar al señor en el (salmo 86:11) “Enséñame,
Oh Jehová tu camino; caminaré yo en tu
verdad; afirma mi corazón para que tema tu
nombre”. “Afirma mi corazón” Cuantos de
nosotros necesitamos hacer esta oración. Y al
entender el problema, que es la falta de
santidad, de devoción, Entonces deberíamos
rogar al señor: “Crea en mí oh, Dios, un corazón
limpio”. Quita toda división de mi corazón, todo
doblez, que sea sincero, que sea libre de toda
hipocresía.
Encontramos también que no solamente se trata
de un corazón dividido si no que se a manchado.
(Apocalipsis 22:14) nos dice: “Bienaventurado
los que lavan sus ropas, para tener derecho al
árbol de la vida, y para entrar por las puertas
en la ciudad. Mas los perros estarán fuera, y los
hechiceros, los fornicarios, los homicidas los
idolatras, y todo aquel que ama y hace
mentira”. Nada machando o impuro, nada
contaminado entrara en la Jerusalén celestial.
Entonces que es ¿Un corazón limpio? Es un
corazón libre de divisiones, libre de manchas de
contaminación alguna, significa santidad y en
esta doctrina nos centraremos. Hablaremos
acerca de la santidad, y es posible que en este
Viaje sobre esta doctrina nos detengamos. Ya
que se ha malentendido la santidad algunos
piensan que vivir una vida de santidad serán
salvos, también se piensa que como creyentes no
tenemos que esforzarnos para vivir una vida de
santidad. Otros y para mi pesar creen que si
fallan en su vida de santidad entonces perdieron
su salvación, y si faltara poco algunos creen que
simplemente con profesar fe, pero no vivir una
vida santa entonces son salvos cuando una señal
externa de que he sido regenerado, de que se
me ha dado un nuevo corazón, es la vida de
santidad. Todas estas malas nociones deseo
poder tratarlas para que nuestras vidas cristianas
sean saludables y podamos andar como es digno
del evangelio.

Veremos entonces:
1) ¿QUÉ ES LA SANTIFICACIÓN?
A) LA SANTIDAD NO ES PERFECCIÓN AQUÍ
EN LA TIERRA.

2) LA OBRA DE DIOS Y LA NUESTRA EN LA


SANTIFICACION.

1) ¿QUE ES LA SANTIFICACIÓN?
La escritura nos habla de la santificación, lo cual
significa ser apartado, ser separado de lo
contaminado y muchas veces este termino es
usado para referirse a los creyentes. En (1 de
Corintios 6:11) se dice de los creyentes “Y esto
erais algunos; más ya habéis sido lavados, ya
habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por
el espíritu de nuestro Dios”.
Tenemos otro hermoso texto donde se nos habla
de ser aportados y separados (1 de pedro 1:2)
“Elegidos según la presciencia de Dios padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser
rociados con la sangre de Jesucristo”.
Estos textos nos indican algo y es que un
cristiano es aquel que: Dios toma del mundo. lo
limpia, lo santifica, lo aparta para sí, le da nueva
vida, le lava de sus pecados por la sangre de
Jesucristo, para que ahora obedezca. Ósea que
se le es otorgada una posición y por eso es
llamado santo. Así que al Dios aparatar para a
una persona no la hace santa si no que se le
considera santa y se va operando en nosotros
una obra de limpieza y de purificación. Dios
aparta a una persona no porque sea santa, él
mira a una persona en sus delito y pecados y por
lo méritos y la obra de Cristo en la cruz declara a
ese hombre o mujer justo, por eso se nos dice:
“y esto erais algunos; más ya habéis sido
lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis
sido justificados en el nombre de nuestro señor
Jesucristo”. Esto es una declaración, esta
persona no es santa, mas yo la considero santa.
Dios nos da una posición por la obra de Cristo en
la cruz. Y esto lo vemos en la realidad como
creyentes, nos hemos arrepentido de nuestros
pecados, hemos confiado en Cristo como nuestro
salvador, pero vemos que como creyentes
seguimos pecando ¿Y como Dios nos puede decir
que somos sus santos? Por que el nos declara o
nos considera como santos, como apartados
para él, separados del mundo, elegidos por Dios,
nos da una nueva posición ante su presencia.
Pero a partir de allí comienza una obra en
nosotros de purificación, de ir siendo
conformados a la imagen de nuestro señor
Jesucristo. Y esto es un proceso, es algo que
debe ir siendo progresivo en nuestra vida como
creyentes.
En este punto nos encontramos con varias ideas
acerca de la doctrina de la santificación en el
Creyente. Y quiero tocarlos por que se que
muchos de nosotros podemos estar luchando
con profundos temores en cuanto a la salvación,
ya que algunos piensas que, si no son
intachables, no son salvos, o otros tienen una
profunda confianza de ser cristianos por que
profesan una fe, pero sus vidas no dan señales
de santidad, de temor a Dios y siguen viviendo
una vida de pecados, sin arrepentimiento.

A)LA SANTIDAD NO ES PERFECCIÓN AQUÍ EN


LA TIERRA.
Hay unos que enseñan que para el cristiano es
posible obtener un estado de perfección aquí en
la tierra. Toman pasajes de la escritura como
mateo 5:48 “Sed, pues, vosotros perfectos,
como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto”. Lo que nos enseña Cristo aquí es la
perfección de Dios frente a nuestra imperfección
y que la meta del creyente es ser perfectos como
el padre lo es, es exactamente eso una meta a la
cual el creyente debe apuntar, mostrándonos así
que necesitamos la gracia y el perdón de Dios
para vencer lo que queda del pecado. Nos
muestra cual es el ideal que quiere alcanzar todo
Hijo de Dios ser santo como Dios lo es, y que al
decirnos “Sed, pues, perfectos, como vuestro
padre”, nos mete en una carrera progresiva que
no alcanza su perfección aquí en la tierra, si no
en la muerte, que, por supuesto la vida de
santidad en el creyente a pasar sus años en
Cristo va incrementando, y que la santificación se
perfecciona en la muerte. Por eso pablo dice
para mí el vivir es cristo y el morir es ganancia…
ya que partir y estar con cristo es muchísimo
mejor.
Así que en las escrituras no se nos habla de un
estado moralmente perfecto en esta vida. Antes
totalmente lo contrario se nos dice en
Eclesiastés 7:20 “No hay en la tierra nadie tan
justo que haga el bien y nunca peque”.
Cuando se nos habla de que como creyentes
recibimos poder sobre el pecado, no quiere
decir que no habrá nada de pecado en nuestra
vida como creyentes, si no que como creyentes
no dejaremos que reine el pecado en nosotros
(Romanos 6: 6 y 12) “Sabiendo esto, que
nuestro viejo hombre fue crucificado
juntamente con él, para que el cuerpo del
pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado…No reine, pues, el pecado en
vuestro cuerpo mortal, de modo que lo
obedezcáis en sus concupiscencias”. Así que no
se nos habla de una perfección aquí en la tierra,
más bien se nos insta a que corramos y nos
esforcemos por vivir una vida de santidad
progresiva (1 Corintios 9:25 “Todo aquel que
lucha, de todo se abstiene…Así que, yo de esta
manera corro, no como a la ventura; de esta
manera peleo, no como quien golpea el aire,
sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en
servidumbre”. Nuestro hermano pablo nos da
ejemplo de una vida cristiana de persistencia, de
esfuerzo por santificarse y no solo es un esfuerzo
impulsivo si no estratégico, pues nos dice: “Así
que de esta manera corro, no como a la
ventura; de esta manera peleo, no como quien
golpea el aire”. Debemos ser estratégicos
cuando se refiere al pecado, no podemos ser
pasivos.
Así que dejamos claro que cuando hablamos de
una vida de santidad no nos estamos refiriendo a
perfección aquí en la tierra, estamos más bien
hablando de una meta a la cual debemos
proseguir he ir creciendo y madurando. Esto es
de suma importancia tocarlo ya que los
perfeccionistas tienden a hablar de la vida de
santidad como una experiencia que buscamos en
oración y fe. Pero el problema de abrazar esta
idea es que excluye al cristiano de su
participación activa en la santidad.
2) LA OBRA DE DIOS Y LA NUESTRA EN LA
SANTIFICACION.
La Voluntad y el deseo de Dios es que sus hijos
sean santos y el propósito de su salvación es
este. (1 Tesalonicenses 4:3) “Pues la voluntad
de Dios es vuestra santificación; que os apartéis
de fornicación; que cada uno de vosotros sepa
tener su propia esposa en santidad y honor”. Y
aquí volvemos a ver como la santidad se toca con
nuestro séptimo mandamiento. Al igual que en
nuestro texto de mateo 5, observamos que
después de que Jesús enseñara sobre el
adulterio ahora quiere ilustrarlo a través del
matrimonio. Y pensamos ¿Por qué encontramos
en la Biblia cuando se habla de santidad,
ilustraciones sobre el matrimonio? La razón es
porque los creyentes guardan una relación con
Dios como si se tratase de esposo y esposa, y
¿Quién quisiera que su esposo o esposa tuviese
el corazón dividido entre amar a quien es su
esposo o amar a otro hombre? Así que Dios trae
esta ilustración para mostrarnos como es la
relación que guarda con nosotros y lo que espera
de nosotros es un corazón consagrado en amor a
Él.
(Jeremias3:1,9,20) “Supongamos que un
hombre se divorcia de su mujer, y que ella lo
deja para casarse con otro. ¿Volverá el primero
a casarse con ella? ¡Claro que no! Semejante
acción contamina por completo la tierra. Pues
bien, tú te has prostituido con muchos amantes,
y ya no podrás volver a mí. Afirma el señor…
(V.9) Como Israel no tuvo ningún reparo en
prostituirse, contaminó la tierra y cometió
adulterio al adorar ídolos de piedra y de
madera. A pesar de todo esto, su hermana, la
infiel Judá, no se volvió a mí de todo corazón,
sino que sólo fingió volverse, afirma el Señor.
(V.20). Pero tú, pueblo de Israel, me has sido
infiel como una mujer infiel a su esposo”.
Un creyente que no busque la santidad, que no
procure avanzar en su consagración personal a
Dios y en su corazón exista otros ídolos, Dios nos
llamara adúlteros, la razón del por qué el señor
nos elige, nos regenera (Nueva vida) nos
perdona nuestros pecados (Justificación) es para
que seamos santificados, y ese es el propósito de
la voluntad de Dios y de su salvación en todo lo
que ha hecho en favor de su pueblo, es para
Santificarnos. Así que no es cualquier doctrina la
que estamos tratando, es necesario que como
creyentes pongamos gran atención a esta
doctrina.
Vimos hace ocho días por medio de la enseñanza
del hermano David acerca de las decisiones
conforme a la voluntad de Dios y se nos enseñó
que La voluntad de Dios para su Hijo es que sea
santificado, es decir que vaya madurando en su
fe, que su carácter se vaya moldeando, que deje
aquellas cosas inmaduras al inicio de su
conversión. Esas cosas inmaduras al inicio de
nuestra conversión lo podemos ver que es una
relación muy emocional, muy de la experiencia,
muy del sentir, pero a medida que este recién
nacido va creciendo va madurando, vamos
viendo que esta persona ya es mucho más
consistente con la palabra de Dios, ya no anda en
búsqueda de experiencias y emociones, si no que
ahora tiene doctrina. El Niño es muy
intermitente en su asistencia el día del señor,
pero a medida que va madurando más constante
en congregarse. Vemos que hay algo progresivo,
de madurez, esto hace parte de la santidad. La
finalidad de que tu hayas sido salvado es la
santificación.
Hay algunos que piensa que el final de la
salvación de Dios en Cristo Jesús es el perdón de
los pecados. Estos son personas que solo están
buscando un sentimiento de paz o tranquilidad
interna, entonces se acercan al Evangelio como si
fuese una teoría Psicológica para calmar sus
consciencias que les acusan de que son sucios,
que no están bien, que hay algo malo en ellos.
Son personas que no han logrado aún ver la
santidad de Dios. Pero buscar el perdón de Dios
es darse cuenta de la santidad de Dios y lo
profundo de nuestro pecado y aborrecerlo ya
que esto es lo que nos ha mantenido separados
de Dios y por lo tanto merecedores del infierno.
Y esto mismo sucede con aquellos que solo
quieren propagar el amor de Dios despojándolo
de su atributo más excelso “Su santidad”.
Este despojar a Dios de su santidad cuando
hablamos de la santificación es causa de no ver
que la obra de santificación empieza con Dios.
Nos vemos débiles, sabemos que nuestro
corazón como creyentes está dividido, que
tenemos que vivir una vida de santidad, pasamos
pro problemas y a la final dependemos de
nuestras propias fuerzas. Si hemos comprendido
que en la regeneración al igual que en la
justificación no intervenimos ninguno de
nosotros que es solo obra de Dios para nuestra
salvación y sabemos que en la conversión el
Espíritu santo es el que comienza la obra en
notros y nosotros debemos confesar nuestros
pecados y abandonarlos y creemos en el señor
Jesucristo y todo esto es por una obra previa de
Dios actuando en gracia en favor del pecador, así
mismo sucede con la santificación, esta empieza
por Dios y es responsabilidad nuestra expresar la
obra que solo Dios hizo en nosotros a través de
una vida de santidad.
En (Filipenses 2: 12-13) “Ocupaos en vuestra
salvación con temor y temblor, porque Dios es
el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad”. Hermanos, Dios
es el que principalmente comienza la obra de
santificación en nuestras vidas, produciendo en
nosotros el querer como el hacer, Hoy podemos
amar a Dios por que él nos amó primero. Toda
situación que como hijos de Dios pasamos es
porque su buena voluntad lo ha permitido para
que nosotros nos ocupemos en nuestra
santificación. Aquel creyente con cáncer, la
pérdida de empleo, El coronavirus tiene el
propósito de incentivarnos a la santidad.
Pensamos: ¡Oh señor hasta cuándo será esta
cuarentena, señor hasta cuando me tendrás en
esta situación! y no ves que el propósito del
señor con todo esto es que nos ocupemos en la
obra que el inicio en nosotros de santificarnos. El
cristiano que está pensado ¿hasta cuándo pasara
todo esto?, es un cristiano que no está ocupado
en la mayor tarea que tiene por delante.
Qué vergüenza que de nosotros los cristianos se
piense que somos los más perezosos, que de
nosotros se piense que somos unos vagos,
desocupados, cuando Dios nos dice que nos
ocupemos en nuestra salvación, en lo que se
nos ha sido otorgado por gracia, El pensar: Dios
me salvo y ahora ya no tengo nada que hacer,
esta fuera del pensamiento Bíblico.
Hermanos detengámonos por un momento y
pensemos sobre esta Situación que estamos
viviendo, escuchamos decir a personas que esto
es un juicio de Dios por el pecado del mundo,
pero la verdad esto se muestra más como un
juicio que empieza por la casa de Dios, y en estos
tiempos veremos a muchos creyentes que tienen
tiempo para leer la Biblia dedicarse a la oración,
y a la preparación de las escrituras y que lo
vemos haciendo: trasnochando viendo películas,
levantándose tarde, y de seguro son estos los
que antes de la cuarentena decían, ¡no hermano,
no tengo tiempo para leer la Biblia, no tengo
tiempo para ir a la Iglesia, no tengo tiempo para
estudiar!. Estos son los que como a Timoteo
Pablo le dice: Huye de las pasiones Juveniles,
pero estos no huyen se quedan a esperar y ceder
a la tentación y estos caen en adulterio y
fornicación y ¿Por qué? Por no estar ocupados.
Así que Dios decide poner en cuarentena a su
pueblo para que estos se dediquen a buscar su
rostro pero que hacen algunos, esa es la
pregunta ¿Qué estás haciendo cristiano? ¿Qué
estás haciendo hermano o hermana? ¿Te estas
ocupando en la voluntad de Dios el cual es tu
santificación? Y no digas: ¡ahhh es que el señor
no me ha puesto el querer como el hacer!, ¿Estás
seguro? Acaso tu conciencia no te acusa al
decirte que estás perdiendo el tiempo en una
pantalla, Que te acuestas tarde y te levantas
tarde y eso te hace sentir muy mal, acaso no
experimentas en tu corazón al Espíritu santo que
te llama a la oración, pero tu prefieres ponerte
hacer aseo. ¿O tienes el alma del perezoso, que
deseas, pero nada consigues?, Deseas una
comunión ferviente con el señor entonces el
señor te ha dado una cuarentena para que le
busques: Dices es que mi vida espiritual se ha
enfriado, el señor te ha dado tiempo para qué
seas nuevamente calentado por su palabra. El
señor te dice: “Ocupaos en vuestra salvación”.
Somos muy hábiles en decir: La voluntad de Dios
es agradable y perfecta y esto es fácil decírsela a
otra persona, pero cuando se trata de mí mismo,
no somos capaces de ver la voluntad de Dios en
esta situación.
Hermanos y Hermanas temo que en estos
tiempos estemos buscando ser consolados, mas
Dios quiere despertarnos, muchos quieren
buscar la paz mas Dios quiere angustiarnos,
Muchos quieren buscar predicaciones de
fortaleza, más el señor quiere humillarnos y
¿Para qué? Para que veamos su rostro, para que
nuestros corazones sean limpiados y veamos a
Dios, para que nuestro pecado no nos ciegue,
como tal vez a mucho de nosotros ya lo ha
hecho.
(1Tesalonicenses 5:3-11) Muchos dicen: Paz y
seguridad, entonces vendrá sobre ellos
destrucción repentina, como dolores a la mujer
encinta, y no escaparán. Mas vosotros,
hermanos, no estáis en tinieblas, para que
aquel día os sorprenda como ladrón. Porque
todos vosotros sois hijos de Luz e hijos del día;
no somos de la noche ni de las tinieblas. Por
tanto, no durmamos como los demás, sino
velemos y seamos sobrios. Pues los que
duermen, de noche duermen, y los que se
embriagan de noche se embriagan. Pero
nosotros, que somos del día seamos sobrios,
habiéndonos vestido con la coraza de fe y de
amor, y con la esperanza de salvación como
yelmo. Porque no nos ha puesto Dios para ira,
sino para alcanzar salvación por medio de
nuestro Señor Jesucristo, quien murió por
nosotros para que ya sea que velemos, o que
durmamos, vivíamos juntamente con él. Por lo
cual, animaos unos a otros y edificaos unos a
otros, así como lo hacéis”.
¿Entonces quiénes son estos de limpio de
corazón que verán a Dios, a quien Jesús Alaba?,
Son aquellos que por la obra regeneradora del
Espíritu santo les ha dado un nuevo corazón y
que ahora en ellos opera el querer como el
hacer, para ocuparse con temor y temblor en su
salvación con santificación, con dedicación, con
consagración.

Y a ti mi amigo que buscas paz y seguridad, a ti


que andas en angustia y dolor, para ti no habrá
paz y seguridad para ti vendrá destrucción
repentina, Por más que cumplas con las normas
de salud para no infectarte, tú de nacimiento ya
estas infectado por el pecado está separado de
Dios y tu pecado no te deja venir a Cristo, más El
Santo hoy se acerca a ti ofreciéndote perdón y
misericordia, para que huyas del día de la
destrucción y puedas aquí en la tierra ocuparte
no de tu paz y seguridad, si no de tu
santificación, pues tu paz y seguridad serán
plenas cuando seas despojados de este cuerpo
de muerte y estés allí en los cielos viviendo con
el príncipe de paz, El señor Jesucristo.

Вам также может понравиться