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MARÍA MERCEDES LÓPEZ CHÁVEZ

y/o MA. MERCEDES LÓPEZ CHÁVEZ


VS
INSTITUTO REGISTRAL Y CATASTRAL DEL ESTADO
JUICIO EXTRAORDINARIO CIVIL
EXPEDIENTE: 925/2018

C. JUEZ PRIMERO CIVIL


P R E S E N T E.-

MARÍA MERCEDES LÓPEZ CHÁVEZ y/o MA. MERCEDES LÓPEZ


CHÁVEZ, con la personalidad que tengo debidamente acreditada y
reconocida en autos del expediente al rubro citado, ante Usted, con
el debido respeto comparezco y expongo:

Que por medio del presente escrito, y con apoyo en lo dispuesto


por los artículos 936, 937, 940, y demás aplicables del Código de
Procedimientos Civiles del Estado, en tiempo y forma legal, vengo a
interponer Recurso de Apelación en contra de la Sentencia
Definitiva dictada en fecha 08 de enero de 2020, la cual me fue
notificada de manera personal el día 17 del mismo mes y año,
señalando como domicilio para oír y recibir notificaciones en
segunda instancia, el ubicado en Avenida Chapultepec número
1275, Fraccionamiento Privadas del Pedregal de esta Ciudad,
autorizando para que las reciban a los Licenciados en derecho
ANGEL MARIA CANDIA PARDO, ALMA ROSA ZUÑIGA CASILLAS,
LIZBETH DANIELA MELÉNDEZ LÓPEZ, JORGE DANIEL LINARES
ARRIAGA y/o EDUARDO ZEPEDA RODRIGUEZ, así como los CC.
JORGE JEDAN SARAYA MARTÍN, SERGIO LAZO DE LA VEGA
GIRAUD, JULIO VELAZQUEZ DÍAZ DE LEÓN, KARIME IZAMAR
HERNANDEZ MARTINEZ, JIMENA RUIZ ZUÑIGA y/o ANA PAULA
GONZALEZ TELLEZ.

1
Asimismo, me permito señalar como constancias que deberán
integrar el presente medio de impugnación y remitirse al superior
todas las constancias del expediente 925/2018, por lo que
solicito desde este momento se integren en su momento procesal
oportuno al presente escrito.

Con la finalidad de dar cabal cumplimiento a lo dispuesto por el


artículo 940 de nuestra Ley Adjetiva Civil me permito expresar los
siguientes:

AGRAVIOS

PRIMERO. – Es motivo de agravio lo resuelto por el Aquo en la


sentencia que se impugna, en primer lugar, por el señalamiento sin
sustento alguno de los elementos de la acción ejercitada,
particularmente por lo que hace al tercero de ellos, en tanto que
respecto de los dos primeros no se amerita mayor pronunciamiento
en razón de haberse tenido por justificados.

En efecto, el resolutor pasa por alto que el artículo 54 de la Ley del


Registro Público y del Catastro para el Estado y Municipios de San
Luis Potosí, establece que:

ARTÍCULO 54. Tratándose de bienes inmuebles que


consten en escrituras privadas fehacientes, para lograr
su inscripción deberá llevarse a cabo procedimiento
judicial, a efecto de que el juzgado de la jurisdicción del
inmueble emita resolución en la que ordene su registro.

2
Contrario a lo que el a quo manifiesta, de la sana interpretación del
artículo anterior se desprende que para inscribir bienes inmuebles
que consten en escrituras privadas fehacientes, deberá llevarse a
cabo un procedimiento judicial, en donde se tendrán que acreditar
los siguientes elementos:

 Que la escritura materia de la inscripción sea privada.


 Que la escritura, además de ser privada, tenga la calidad de
fehaciente.

 Que se lleve un procedimiento judicial, para que el juzgador


emita una resolución en donde ordene su registro.

Resultando evidente que en ningún momento se desprende como


requisito o elemento de la acción de inscripción definitiva el
acreditar el principio de tracto sucesivo para describir y probar con
elementos fehacientes las compraventas anteriores a la realizada
por la suscrita, y más porque este principio solo es aplicable a los
inmuebles que cuenten con un registro previo, aunado a que el
numeral en cita en ninguna parte y de ningún modo establece en
forma expresa dicho requisito, resultando esto en una carga
probatoria que resulta desmedida y que no corresponde a la
solicitante realizarla, derivada de una incorrecta interpretación,
además una indebida fundamentación y motivación, que el a quo
hace tanto del articulo 54 antes citado como del principio de tracto
sucesivo.

Para evidenciar lo anterior, es menester precisar e identificar los


principios fundamentales que rigen al Registro Público de la
Propiedad, entre ellos el de tracto sucesivo.

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El Registro Público de la Propiedad no genera, por sí mismo, la
situación jurídica a la que da publicidad, esto es, no constituye la
causa jurídica de su nacimiento, ni tampoco es el título del derecho
inscrito, sino que se limita por regla general a declarar, a ser "un
reflejo" de un derecho nacido extra registralmente mediante un
acto jurídico que fue celebrado con anterioridad por las partes
contratantes, y la causa o título del derecho generado es lo que
realmente se inscribe o se asienta en la anotación relativa con la
finalidad de hacerlo del conocimiento de terceros, se declara así
para que sea conocido por quienes acudan a consultar sus folios y
adquieran certeza jurídica del estado que guardan los bienes sobre
los que muestran interés.

Por las razones aludidas, el artículo 6° de la Ley del Registro Público


y del Catastro para el Estado y Municipios de San Luis Potosí, prevé
los principios registrales para preservar la seguridad jurídica del
tráfico inmobiliario, refiriéndose en su fracción IX al de tracto
sucesivo, el cual define como:

IX. DE TRACTO SUCESIVO: es la organización de los asientos


registrales, de manera que expresen con toda exactitud la sucesión
ininterrumpida de los derechos que recaen sobre el mismo
inmueble, determinando la correlación o concatenamiento entre los
distintos titulares registrales del mismo.

Lo que se puede interpretar como que el de tracto sucesivo, impide


el que un mismo derecho real esté inscrito al mismo tiempo a
nombre de dos o más personas, a menos que se trate de
copropiedad, puesto que toda inscripción tiene un antecedente y
debe extinguirse para dar lugar a una nueva, y no la necesidad u
obligación de acreditar las ventas o transmisiones de dominio
anteriores cuando el inmueble carece de antecedente de registro
por quien realiza la solicitud de que un inmueble nazca en la vida
registral.

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A mayor abundamiento, el principio de tracto sucesivo, se refiere a
la cadena o secuencia ininterrumpida que debe existir entre cada
uno de los titulares de los derechos inscritos en el Registro Público
de la Propiedad, el cual requiere de proporcionar los antecedentes
registrales del inmueble que se pretende registrar, y tiene por
objeto asegurar que el comprador de un bien inmueble lo adquiera
de quien tiene el legítimo derecho, con la finalidad de que el asiento
registral se repute verdadero y sea oponible a terceros.

El tracto sucesivo es la concatenación ininterrumpida de


inscripciones sobre una misma unidad registral, que se da desde su
primera inscripción, la cual asegura que la operación a registrar
proviene de quien es el titular registral, es una de las seguridades
jurídicas que proporciona la autoridad Registral, mediante la cual
los títulos que se pretendan inscribir o anotar deberán ser
otorgados por quien previamente aparezca en el Registro Público
como titular del derecho que se trasmite o afecta. De ahí que a este
principio se le conozca como principio de previa inscripción.

Este principio trae como consecuencia que en los antecedentes


registrales se proyecte la concatenación ininterrumpida de las
inscripciones, al menos de las de propiedad, que aseguran la
titularidad registral de determinado sujeto, luego entonces, a partir
de que el inmueble nace en la vida registral es cuando el la
autoridad registral tendrá la capacidad de publicitar el tracto
sucesivo, como obligación para dar certeza jurídica al tráfico
inmobiliario, dado que en ningún momento este principio se
establece como obligación o que deba aplicarse a los inmuebles que
carecen de antecedentes registrales y mucho menos que quien
deba acreditar dicha secuencia sea quien solicita la inscripción

5
definitiva de un inmueble como primer registro para generar
antecedente.
De lo anterior se advierte que claramente el legislador definió el
principio de tracto sucesivo como el antecedente netamente
registral que debe tener toda inscripción que sea sujeta a registro
en las oficinas registrales, aplicando únicamente dicho principio
para las inscripciones que cuenten con un antecedente registral, es
decir, que hayan sido previamente inscritas y que cuenten con una
inscripción, foja y tomo o en su defecto con un folio real donde
conste los actos previos a la solicitud de nueva inscripción.

De tal suerte que, solo si la escritura y/o contrato traslativo de


dominio cuenta con antecedente de registro, el principio de tracto
sucesivo será requisito indispensable para asegurar la certeza
jurídica, siendo responsabilidad de la oficina registral proporcionar
estos datos precisamente por haberse constituido previamente un
registro de la escritura o bien inmueble del cual se solicita la
inscripción.

Luego entonces, el a quo pasó por alto que el documento materia


de la inscripción tendrá que sujetarse a los principios de certeza y
tracto sucesivo cuando este cuente con un antecedente registral,
haciendo inaplicable el criterio mediante el cual basa la sentencia
definitiva aquí impugnada, lo que de igual manera pone en
evidencia la incorrecta interpretación de los dispositivos
anteriormente citados, teniendo como consecuencia una indebida
fundamentación y motivación para emitir su sentencia.

Pero, además, la citada jurisprudencia en la que basa la


consideración de la sentencia impugnada, en ningún momento o

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apartado, hace referencia al requisito que se pretende imponer a la
suscrita, por el contrario, abunda en lo aquí señalado en la medida
que hace alusión los diversos procedimientos al alcance los
gobernados, para la inscripción de escrituras privadas fehacientes,
señalando que por primera vez se van a incorporar al sistema
registral, lo cual sucede en el presente caso, puesto que al
haberse señalado que los dos primeros elementos de la acción
fueron colmados, es decir, es una escritura privada y fehaciente,
más nunca el criterio apuntado bajo la voz INSCRIPCION DE
INMUEBLES QUE CONSTEN EN ESCRITURAS PRIVADAS
FEHACIENTES, PROCEDIMIENTO PARA LA., jamás hace mención a
que deberá acreditarse un tracto sucesivo.

De ahí que, el considerar como tercer elemento de la acción el que


el documento materia de la inscripción se ajuste a los principios de
certeza y tracto sucesivo, se impone a la parte agraviada, mayores
requisitos a los considerados por la ley, resultando con ello
contrario a derecho, pues considerar el tracto sucesivo como
elemento de la acción contravendría el espíritu y alcances de la
acción ejercitada, pues si existiera un antecedente registral la
acción a ejercitar sería diversa y no de la inscripción, precisamente
al amparo de los diversos procedimientos para la inscripción de una
escritura fehaciente.

Sirve de apoyo a lo anteriormente descrito los siguientes criterios


emitidos por la Suprema Corte de Justicia de la Nación:

Época: Novena Época


Registro: 172932
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXV, Marzo de 2007
Materia(s): Civil
Tesis: I.3o.C.600 C
Página: 1757

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REGISTRO PÚBLICO DE LA PROPIEDAD. PRINCIPIOS
FUNDAMENTALES QUE LO RIGEN.

El Registro Público de la Propiedad no genera, por sí mismo, la situación


jurídica a la que da publicidad, esto es, no constituye la causa jurídica de
su nacimiento, ni tampoco es el título del derecho inscrito, sino que se
limita por regla general a declarar, a ser "un reflejo" de un derecho nacido
extraregistralmente mediante un acto jurídico que fue celebrado con
anterioridad por las partes contratantes, y la causa o título del derecho
generado es lo que realmente se inscribe o se asienta en la anotación
relativa con la finalidad de hacerlo del conocimiento de terceros, se declara
así para que sea conocido por quienes acudan a consultar sus folios y
adquieran certeza jurídica del estado que guardan los bienes sobre los que
muestran interés. Por las razones aludidas, en el Registro Público de la
Propiedad existen una serie de principios fundamentales, a saber: El de
publicidad, conforme al cual el público además de tener acceso a las
inscripciones, también tiene el derecho de enterarse de su contenido; el de
inscripción, por el que los derechos nacidos extraregistralmente pueden ser
oponibles a terceros; el de especialidad, que exige determinar en forma
precisa el bien o derecho de que se trate; el de consentimiento, en virtud
del cual sólo puede modificarse una inscripción, con la voluntad de la
persona titular, y el titular del registro debe consentir la modificación de
ese asentamiento; el de tracto sucesivo, que impide el que un mismo
derecho real esté inscrito al mismo tiempo a nombre de dos o más
personas, a menos que se trate de copropiedad, puesto que toda
inscripción tiene un antecedente y debe extinguirse para dar lugar a una
nueva; el de rogación, que prohíbe al registrador practicar inscripciones de
motu proprio, pues es necesario para ello que quien lo solicite se encuentre
legitimado, esto es, debió ser parte en el acto o bien tratarse del notario
autorizante de la escritura o el Juez del conocimiento; el de propiedad, que
es uno de los pilares del registro, y conforme al cual ante la existencia de
dos títulos contradictorios, prevalece el primero que se hubiese inscrito; el
de legalidad, que impide se inscriban en el registro títulos contrarios a
derecho o irregulares y faculta al registrador para calificar estas
circunstancias; el de tercero registral, conforme al cual, para efectos del
registro, se entiende por tercero a quien sin ser parte en el acto jurídico
que originó la inscripción, tiene un derecho real sobre el bien inscrito; y
finalmente, el de fe pública registral o legitimación registral, cuyo efecto es
que se tenga por verdad legal en relación con un derecho real inmobiliario,
lo que aparece asentado en el Registro Público; principios todos ellos que
se encuentran contenidos en los artículos 3001, 3003, 3009, 3010, 3013,
3015, 3030, 3031, 3064 del Código Civil para el Distrito Federal.

TERCER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 780/2006. Aurora Rosales Gaytán. 1o. de febrero de 2007.


Mayoría de votos. Disidente: Neófito López Ramos. Ponente: Víctor
Francisco Mota Cienfuegos. Secretaria: Ana Lilia Osorno Arroyo.

Época: Décima Época


Registro: 160146
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro VII, Abril de 2012, Tomo 1
Materia(s): Civil

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Tesis: 1a. XI/2012 (9a.)
Página: 875

PRINCIPIOS DE FE PÚBLICA REGISTRAL Y DE TRACTO SUCESIVO,


SU ESTRICTO CUMPLIMIENTO DA LUGAR A ESTIMAR QUE SE
ADQUIERE EL INMUEBLE DE SU LEGÍTIMO DUEÑO, QUE EL ASIENTO
REGISTRAL SE REPUTE VERDADERO Y QUE SEA OPONIBLE A
TERCEROS.

Si bien es cierto que las inscripciones de los actos jurídicos en el Registro


Público de la Propiedad tienen efectos declarativos, y no constitutivos,
también lo es que excepcionalmente puede darse el caso de que la
legitimidad en la adquisición no emane del título de propiedad del
vendedor, sino de la fe pública registral, en caso de que un tercero de
buena fe adquiera un bien inmueble a título oneroso de quien aparece
como propietario en el Registro Público de la Propiedad, lo cual se explica
ante la inseguridad jurídica que podría ocasionar dejar desamparado al
tercero de buena fe que confió en las inscripciones que constan en el
Registro Público de la Propiedad, después de revisar y de cerciorarse de la
documentación e inscripciones correspondientes. Precisamente para evitar
ese tipo de situaciones, es de suma importancia el cumplimiento estricto
del principio de tracto sucesivo, que se refiere a la cadena o secuencia
ininterrumpida que debe existir entre cada uno de los titulares de los
derechos inscritos en el Registro Público de la Propiedad, el cual requiere de
proporcionar los antecedentes registrales del inmueble que se pretende
registrar, y tiene por objeto asegurar que el comprador de un bien
inmueble lo adquiera de quien tiene el legítimo derecho, con la finalidad de
que el asiento registral se repute verdadero y sea oponible a terceros.

Amparo directo en revisión 1669/2011. Candelaria Leura Loredo. 30 de


septiembre de 2011. Cinco votos. Ponente: Jorge Mario Pardo Rebolledo.
Secretaria: Rosa María Rojas Vértiz Contreras.

Por otro lado, el máximo Tribunal de nuestro País, ha establecido la


regla general de que en el Registro Público de la Propiedad sólo
puede inscribirse la transmisión de un inmueble que está
previamente inscrito, para lo cual se requiere proporcionar los
antecedentes registrales en cumplimiento del principio de tracto
sucesivo, admite una excepción, prevista en el artículo 52 de la Ley
del Registro Público de la Propiedad y del Catastro para el Estado y
Municipios de San Luis Potosí, que a su vez remite al Código de
Procedimientos Civiles local, cuando el inmueble que pretende
inscribirse no tiene dichos antecedentes, en cuyo caso la ley prevé
el procedimiento especial denominado información ad perpetuam o
inmatriculación, que tiene por objeto incorporar un bien inmueble

9
que carece de antecedentes registrales al Registro Público de la
Propiedad.

En efecto, considerando que en estos casos no puede cumplirse el


principio de tracto sucesivo, el procedimiento de inmatriculación
precisa el cumplimiento de diversos requisitos adicionales al
procedimiento normal de inscripción de un inmueble que tiene
antecedentes registrales, todos encaminados a garantizar la
seguridad jurídica que debe otorgar el Registro Público de la
Propiedad, por lo que involucra una investigación para que la
autoridad se cerciore de que el inmueble no ha sido inscrito antes;
que quien pretende la inscripción tiene la propiedad o posesión del
inmueble; y que no exista una persona con un mejor derecho.

Sin embargo, en virtud de que la Ley del Registro Público de la


Propiedad y del Catastro para el Estado y Municipios de San Luis
Potosí así como el Código Civil del Estado, actualmente no prevé el
procedimiento de inmatriculación, otro de los procedimientos para
inscribir un inmueble que carece de antecedentes registrales es
precisamente del de inscripción definitiva, de ahí que también se
convierte en una excepción al principio de tracto sucesivo el
acreditar las diversas trasmisiones que ha tenido el bien que se
pretende inscribir, precisamente por carecer de antecedente.

De ahí que la acción ejercitada por la suscrita dentro del juicio


natural de inscripción definitiva se encontró plenamente acreditada
en la medida que los tres elementos que se desprenden del artículo
54 de la Ley del Registro Púbico y del Catastro para el Estado y
Municipios de San Luis Potosí se cubrieron a cabalidad.

10
Así, para la procedencia de la acción de inscripción definitiva de una
escritura privada fehaciente no se exige demostrar el antecedente
del registro y mucho menos la carga excesiva de acreditar el tracto
sucesivo que ha tenido el inmueble, sino solo que la escritura
respectiva sea privada y fehaciente, calidades que deberá calificar
la autoridad judicial quien, atendiendo a los principios de certeza
jurídica y tracto sucesivo, resolverá si ordena o no su inscripción
definitiva en el Registro Público de la Propiedad.

Pues bien, como en el caso que nos ocupa, estos dos principios, tal
y como lo reconoce expresamente el Juez Natural, se encuentran
previamente acreditados toda vez que se trata de una escritura
privada y que por el acuerdo de voluntades celebrado entre
FAUSTINO SALAZAR FRAGA y MARIA DEL CARMEN SALAZAR
FRAGA, como vendedores y MARIA MERCEDES LOPEZ CHAVEZ,
como compradora, al formalizar el contrato de compraventa, que
además por haber sido ratificado y firmado ante la fe de Notario
Público (sic) numero 14 con ejercicio en esta Ciudad capital, se
considera fehaciente dicho contrato de compraventa.

Resultaría contradictorio que, se considerara que la escritura


presentada para su inscripción no diera certeza jurídica cuando el
elemento de que el contrato se considere fehaciente se encuentra
acreditado, habida cuenta de la fe pública del funcionario público
ante quien se celebró el acto jurídico.

Es por todo lo anterior que, se solicita se modifique la resolución de


fecha 8 de enero de 2020 y se dicte otra en la cual se ponga en
evidencia que los elementos de la acción para solicitar la inscripción

11
definitiva del contrato de compraventa celebrado con fecha 3 de
febrero de 1999, que consta en el acta número Uno, del tomo
Octacentésimo Quincuagésimo Sexto, del protocolo del Licenciado
Pedro Vázquez Martínez, Notario Público adscrito a la Notaria
Publica número 14 con ejercicio en esta Ciudad, respecto del lote
de terreno con asiento de casa que se encuentra ubicado en el
Cuartel de Aguilares en la Delegación de Villa de Pozos, S.L.P., se
encuentran plenamente acreditados en autos con las probanzas y
documentos fundatorios que obran en los mismos, ya que de lo
contrario se estaría vulnerando los elementales derecho a la
propiedad y al debido proceso, por la simple razón de que por un
formalismo, que dicho sea de paso, no es un requisito obligatorio
para la procedencia de la acción intentada, no se brinde certeza
jurídica y no se pueda publicitar con el primer registro para que
surta efectos contra terceros los inmuebles de mi propiedad, lo que
va en contra de lo dispuesto por el tercer párrafo del artículo 17
Constitucional.

SEGUNDO. Es motivo de inconformidad la sentencia que se


recurre, por cuanto al señalar como tercer elemento de la acción, el
que se acredite que el documento a inscribir se ajuste al principio
de certeza y tracto sucesivo, el Aquo hace referencia a que no se
puede tomar en consideración lo manifestado en el contrato que
previamente tuvo como válido y fehaciente, respecto a los
antecedentes de los vendedores, es decir, las manifestaciones
hechas por éstos en el contrato, señala el juzgador resultan ser
manifestaciones unilaterales, y por tanto es la única prueba que
hace referencia al tracto sucesivo de los inmuebles, sin embargo,
dicha consideración es carente de fundamento, pues como se ha
sostenido en el primero de los agravios, si existiera un antecedente
registral del vendedor, la acción para la inscripción del contrato

12
base de la acción, en todo caso se solicitaría a través de una acción
pro forma o bien una prescripción positiva.

De ahí que, la sola referencia a un criterio de la Tercera Sala del


Supremo Tribunal de Justicia del Estado, no puede ser vinculante
en el presente caso, atendiendo a que se desconoce el caso
concreto y la resolución íntegra para saber si se está en el mismo
supuesto, pues de lo contrario se deja a la parte apelante en estado
de indefensión, pues con el solo señalamiento de una resolución y
el número de Toca no se puede combatir este supuesto
fundamento, en tanto que la suscrita no soy parte en dicho proceso
judicial, desconociendo por completo el juicio que no puedo
combatir o expresar agravio alguno ante tal omisión.

Respecto a la valoración de la testimonial, cabe mencionar que la


misma no solo tuvo por objeto el acreditar los diversos nombres de
la apelante, sino también lo relativo a los actos de posesión y
propiedad de los inmuebles descritos en el documento cuya
inscripción fue solicitada.

TERCERO. Adicionalmente a lo anterior, causa agravio a quien


suscribe el presente, como demandante en lo principal, el contenido
del Considerando Quinto de la sentencia que se recurre, en relación
con el Resolutivo Cuarto de la misma, en la medida en que el
Juzgador a quo concluye que NO se acreditó el principio de tracto
sucesivo, con argumentos inocuos respecto a la documental
superveniente ofrecida y admitida en términos legales por auto de
fecha 17 de septiembre de 2019, siendo el criterio del titular del
Juzgado Primero, en la parte que interesa el siguiente:

(…)

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“Tampoco es desapercibido para esta autoridad, que la accionante
ofreció como prueba documental superveniente, la copia
certificada por el secretario general de la Delegación de Villa de
Pozos, de:

Contrato de compraventa de dieciocho de enero de mil novecientos


ochenta y ocho, celebrado entre Leopoldo Salazar Alvarado, como
vendedor, y Ma. del Carmen Salazar Fraga, como compradora, de un
predio urbano para asiento de casa, ubicado en el cuartel de “Aguilares”
en Villa de Pozos, S.L.P., calle del Mezquitito y que es parte de otro de
mayor extensión siendo las medidas y colindancias, las siguientes:

AL NORTE MIDE-. 8 metros 10 cms (ocho metros diez centímetros) en


línea recta de Oriente a Poniente y linda con propiedad de ROBERTO
OLIVA CANTU actualmente.

AL ORIENTE MIDE-. 60 mts 60 cms (sesenta metros sesenta


centímetros) en línea recta de Norte a Sur y linda con Propiedad de
herederos del señor ANTONIO CASTAÑON ZABRA.

AL PONIENTE MIDE-. 60 mts con 60 cms (sesenta metros sesenta


centímetros) en línea recta de Norte a Sur y linda con propiedad dl
mismo vendedor LEOPOLDO SALAZAR ALVARADO.

Contrato de compraventa de veinte de febrero de mil novecientos


ochenta y ocho, celebrado entre Leopoldo Salazar Alvarado, como
vendedor y Faustino Salazar Fraga, como comprador, de un predio
urbano para asiento de casa, ubicado en el cuartel de “Aguilares” en
Villa de Pozos, S.L.P., que es parte de otro de mayor extensión, siendo
las medidas y colindancias, las siguiente:

AL NORTE MIDE-. 7 mts con 30 cms y linda con el señor Roberto Oliva
Cantú.
AL SUR MIDE-. 7 mts con 30 cms y linda con la Calle de Mezquitito
mismo que es su frente.
AL ORIENTE MIDE-. 62 mts con 25 cms y linda con Maria del Carmen
Salazar Fraga.
AL PONIENTE MIDE-. 62 mts con 25 cms y linda con el señor
Leopoldo Salazar Alvarado.

14
Sin embargo, dichos documentos no pueden ser considerados
como supervenientes, toda vez que de los propios documentos
fundatorios de la acción, se desprende, como ya se puntualizó, que el
vendedor Faustino Salazar Fraga, señalo: “Que el inmueble antes
descrito lo adquirió por compra que hizo a el señor Leopoldo Salazar
Alvarado, mediante Escritura Privada de fecha dieciocho de enero de mil
novecientos ochenta y ocho…”, por tanto, dichos documentos no
son pruebas supervenientes, debido a que estas consisten en
documentos que fueron realizados en fecha posterior a la
presentación de la demanda y de los cuales no se tenía
conocimiento, lo que en el caso no acontece puesto que de la redacción
de los contratos de compraventa, se desprende su existencia, esto es,
los mismos vienen relatados en los contratos de compraventa motivo
del presente juicio, por lo que no es válido señalar que no se tenía
conocimiento de su existencia anterior a la presentación del escrito
inicial, por lo que carecen de calidad de prueba superveniente”

*El énfasis es propio.

Pues bien, en primer término, debe decirse que el Juez a quo se


encuentra erróneamente calificando la documental superveniente,
siendo que este, aduce esencialmente que la suscrita previo a la
presentación de la demanda inicial, ya tenía conocimiento de estos
hechos que se pretenden acreditar; si bien es cierto que conocía la
historia registral del inmueble materia de juicio, también es cierto
como lo es que, desconocía de la existencia del documento, en
tanto que, como quedó plasmado en la promoción de fecha 30 de
agosto de 2019, manifesté bajo protesta de decir verdad que
previamente se había solicitado información en la Delegación de
Villa de Pozos sin obtener respuesta alguna respecto al antecedente
registral.

Posteriormente y al haber obtenido en primer término la negativa


por parte de la Delegación de Villa de Pozos, me día a la tarea de
continuar indagando respecto al antecedente registral, solicitando

15
nuevamente ante la mencionada Delegación información respecto al
inmueble ubicado en el “Cuartel del Aguilares”, y derivado de una
segunda búsqueda fue que se encontraron 2 documentos, ambos
consistentes en escrituras anteriores a la fecha en que adquirí el
predio, siendo así que se ofrecieron con el carácter de
superveniente, tal y como lo señala el artículo 93 fracción II, del
Código Procesal Civil del Estado, que a la letra dice:

ART. 93.- Después de la demanda o su contestación, no se admitirán al


actor ni al demandado, respectivamente, otros documentos fundatorios
que los que se hallen en alguno de los casos siguientes:

I. Ser de fecha posterior a dichos escritos.


II. Los anteriores respecto de los cuales, protestando decir
verdad, asevere la parte que los presente no haber tenido
antes conocimiento de su existencia;
III. Los que no haya sido posible adquirir con anterioridad por causas
que no sean imputables a la parte interesada y siempre que haya
hecho oportunamente la designación expresada en el párrafo
segundo del artículo 92.

*Las negritas son añadidas.

Siendo así que, de la interpretación armónica y sistemática del


numeral transcrito a supra líneas, se desprende la intención del
artículo en cuanto a los documentos fundatorios posteriores a la
presentación de la demanda, dado que puede encuadrar en
cualquiera de las tres fracciones contenidas la sección en comento,
cuyo propósito, de encontrarnos en este supuesto (como es el
caso), es que la hipótesis puede darse de manera conjunta o
separada atendiendo a la literalidad de la frase “en alguno de los
casos siguientes”, en tal virtud no es requisito que se cumpla con
lo estipulado en los tres segmentos, ya que uno solo es suficiente
para acreditar que el documento ofrecido se encuentra revestido
con la calidad de superveniente, máxime que la parte demandada

16
jamás impugnó la validez de dicha prueba, por el contrario se
corrobora con la documental consistente en el informe dado por
el Delegado Municipal de la Delegación de Villa de Pozos del
H. Ayuntamiento de San Luis Potosí, la cual no fue valorada por
el Juzgador, y por la que se desprende que no fue posible
localizar antecedente de traslado de dominio dado que los
predios no se encuentran registrados con clave catastral.

Lo anterior no fue tomado en consideración en la sentencia que se


recurre, pues si es la propia autoridad encargada de resguardar y
administrar los archivos del traslado de las propiedades, no tiene
conocimiento de esos predios por no encontrarse empadronados,
resultaba para la parte actora difícil de realizar la búsqueda, y de
acuerdo a lo permitido por la ley, esto es, la exhibición de
documentos con posterioridad a la presentación de la demanda, con
los requisitos previstos por los artículos 92 y 93 del Código Procesal
de la materia, resulta por demás legal; pues lo señalado por el
Aquo en el sentido de que dichos documentos ya existían antes de
la presentación de la demanda, constituye una consideración ilegal,
en la medida que la legislación procesal local, refiere varios
supuestos para considerar una prueba superveniente, entre ellos
los anteriores respecto de los cuales, protestando decir
verdad, asevere la parte que los presente no haber tenido
antes conocimiento de su existencia, cuyo ofrecimiento en
dichos términos así fue plasmado en escrito presentado el 30 de
agosto de 2019.

Sirve de sustento por analogía a lo aquí vertido los siguientes


criterios:

Época: Novena Época

17
Registro: 186880
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XV, Mayo de 2002
Materia(s): Civil
Tesis: I.8o.C.228 C
Página: 1266

PRUEBA DOCUMENTAL SUPERVENIENTE. ALCANCE DEL


ARTÍCULO 99 DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA
EL DISTRITO FEDERAL.

Aunque de acuerdo con el texto del artículo 99 del Código de


Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, se halla excluida la
recepción de documentos después de concluido el desahogo de pruebas,
la interpretación jurídica del precepto lleva a concluir que esa regla no
tiene aplicación cuando se trata de pruebas que deban calificarse de
supervenientes, pues aparte de que es evidente que esta calidad
impidió su exhibición oportuna, y a lo imposible nadie está obligado,
debe tomarse en cuenta que el proceso y las normas que lo regulan no
son un fin en sí mismo considerado, sino el instrumento creado para la
composición del conflicto en su aspecto sustancial y, por tanto, para la
realización misma del derecho, de tal suerte que tales normas,
particularmente la de que se trata, que responde sin duda al propósito
de acelerar el procedimiento, no pueden constituir una barrera formal
infranqueable que venga paradójicamente a impedir el cumplimiento de
los fines que en último análisis se persiguen a través del proceso y, en
consecuencia, la recepción de documentos supervenientes, que
tienda notoriamente a la asunción de mayores elementos para la
solución del conflicto con apego a derecho, no puede
considerarse ilegal.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER


CIRCUITO.

Amparo directo 851/2001. Sucesión a bienes de Luz María Torices


Estrada. 28 de enero de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Abraham
S. Marcos Valdés. Secretaria: María Teresa Lobo Sáenz.

Época: Décima Época


Registro: 2007395
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito

18
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 10, Septiembre de 2014, Tomo III
Materia(s): Laboral
Tesis: XVI.1o.T.6 L (10a.)
Página: 2530

PRUEBA SUPERVENIENTE EN MATERIA LABORAL. ES REQUISITO


PARA SU ADMISIÓN QUE LA PARTE OFERENTE PROPORCIONE LA
FECHA EN QUE CONOCIÓ SU EXISTENCIA.

El artículo 881 de la Ley Federal del Trabajo alude a la posibilidad de


que una vez concluida la etapa de ofrecimiento y admisión de pruebas,
solamente se admitirán las que se refieran a hechos supervenientes.
Ahora bien, por hecho superveniente debe entenderse aquel que ocurre
con posterioridad a la fecha en que se formula la demanda o la
contestación en la fase procesal correspondiente y también puede ser el
que se conoce después de celebrada la etapa de demanda y
excepciones; entonces la prueba superveniente es la que nace luego de
agotada la de ofrecimiento y admisión de pruebas o se tiene
conocimiento después de verificada esta última. En tal virtud, si una de
las partes en el juicio laboral pretende que le sea admitida como prueba
superveniente la que conoció después de llevarse a cabo la etapa de
ofrecimiento y admisión de pruebas, a fin de definir si se trata de un
elemento de convicción de esa cualidad, necesariamente la parte
interesada debe proporcionar la fecha en que tuvo conocimiento de su
existencia, ya que sólo de esa manera podrá constatarse si en realidad
sucedió después de concluida la fase procesal referida, justificándose así
su admisión por ser superveniente, pues aunque ese requisito no está
explícito en la legislación laboral en cita, sí se encuentra implícito,
precisamente porque será lo que dé la pauta para estimar si en verdad
le asiste esa característica, en la medida en que no haya sido ofrecida
oportunamente por una causa justificada, como lo es el desconocimiento
de su existencia ya que, de lo contrario, no debe admitirse.

PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA DE TRABAJO DEL DÉCIMO


SEXTO CIRCUITO.

Amparo directo 94/2014. Ana María Bernal Ramírez y otra. 24 de abril


de 2014. Unanimidad de votos. Ponente: José Juan Trejo Orduña.
Secretario: Juan Antonio Gutiérrez Gaytán.

19
Así las cosas, en estricto apego al principio de legalidad, tal y como
ha quedado plasmado en líneas que anteceden, la corte ha
manifestado que el Juzgador en lo que respecta a una prueba
superveniente, de la que se tuvo conocimiento de su existencia o
bien, que se obtuvo posteriormente de presentada la demanda y/o
de la etapa de recepción y desahogo de pruebas, debe de tomarse
en cuenta para dirimir la controversia y conocer la verdad, en
concordancia con lo que disponen los numéricos 270 y 271 de Ley
Procesal Civil de nuestro Estado, se desglosa la facultad con la que
están embestidos los Tribunales para la obtención de la verdad,
incluidos los documentos que se encuentren en posesión de
terceros, como en su momento aconteció, siendo así que el
documento superveniente, del cual se tuvo conocimiento póstumo a
la recepción de pruebas se ofreció en estricto apego a las
disposiciones normativas vigentes en su momento, manifestando la
fecha de su obtención y el motivo por el cual, la ahora apelante,
desconocía que en los registros que se encuentran en la Delegación
de Villa de Pozos, se encontraba el de mérito.

A mayor abundamiento, me apego a la literalidad de la norma y la


transcribo para un mejor entender:

“ART. 270.- Para conocer la verdad sobre los puntos controvertidos


puede el juzgador valerse de cualquier persona, sea parte o
tercero, y de cualquier cosa o documento, ya sea que
pertenezca a las partes o a un tercero; sin más limitación que la
de que las pruebas no estén prohibidas por la Ley ni sean contrarias
a la moral.
ART. 271.- Los tribunales podrán decretar en todo tiempo, sea cual
fuere la naturaleza del negocio, la práctica o ampliación de
cualquiera diligencia probatoria, siempre que sea conducente
para el conocimiento de la verdad sobre los puntos
cuestionados. En la práctica de estas diligencias, el juez obrará
como estime procedente para obtener el mejor resultado de ellas,

20
sin lesionar el derecho de las partes oyéndolas y procurando en
todo su igualdad.

*El énfasis es propio.

De las consideraciones aquí narradas, se desprende que la


sentencia que se está apelando, contrasta con el espíritu del de la
Ley Adjetiva Civil, en virtud que las documentales supervenientes
ofertadas y, que en su momento fueron admitidas por el Juzgador a
quo, son esenciales, certeras y válidas para acreditar todos y cada
uno hechos de la demanda, siendo menester de esta Autoridad
Judicial haberlos tomando en cuenta al momento de dictar
sentencia, lo que claramente no ocurrió, dejándome en un completo
estado de indefensión.
Por tanto, el simple señalamiento de que la prueba documental
ofrecida como superveniente no lo es pues plasma hechos ocurridos
con antelación a la presentación de la demanda, es decir, se
consignan hechos anteriores, ciertamente así es, sin embargo, en
dichos acontecimientos que se plasman en los documentos la parte
actora no participó, razón por la cual no necesariamente debía
tener conocimiento de su existencia, sobre todo cuando no fueron
presentados o exhibidos en la celebración del Contrato de
Compraventa del 3 de febrero de 1999, pero además, porque la
propia ley según se ha mencionado, prevé distintos casos de
excepción para la presentación de documentos, es decir, el
Juzgador hace una interpretación de lo que debe entenderse por
superveniente, es decir, la liga o relaciona solo con el
acontecimiento de los hechos, pero su interpretación es más
amplia, pues no solo se refiere a hechos sobrevenidos, sino también
al conocimiento de la prueba misma, no necesariamente del hecho,
permitiendo así, que aun y cuando en el documento consten hechos
anteriores, se manifieste bajo protesta de decir verdad no haber
conocido del mismo antes de la presentación de la demanda, dado
que de lo contrario se estaría obligando a la apelante a acreditar un

21
hecho negativo, como lo es el conocimiento previo de la existencia
de dicho documento.

Sirve de sustento a lo anterior los siguientes criterios:

Época: Novena Época


Registro: 171476
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXVI, Septiembre de 2007
Materia(s): Civil
Tesis: I.4o.C.114 C
Página: 2525

DOCUMENTOS. FASES PROCESALES PARA SU PRESENTACIÓN AL JUICIO


(INTERPRETACIÓN DE LOS ARTÍCULOS 95, FRACCIONES II Y III, Y 294
DEL CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO
FEDERAL).

La interpretación sistemática de los artículos 95, fracciones II y III, y 294 del


Código de Procedimientos Civiles para el Distrito Federal, apoyada en principios
del postulado del legislador racional, conduce a determinar que estos preceptos
no son incompatibles, sino complementarios, al ser aplicables en distintos
supuestos y fases del procedimiento civil. Uno de los principios del postulado del
legislador racional, se enuncia en el sentido de que todas las disposiciones de un
ordenamiento jurídico deben surtir efectos en la realidad de su aplicación, y esto
conduce a que cuando se advierta posible oposición entre dos o más preceptos,
el operador jurídico debe agotar, en primer término, la posibilidad de su
armonización, a través de la interpretación jurídica, y sólo si al final no la
consigue, procederá a la aplicación de las reglas para solucionar la antinomia.
Conforme al artículo 95, fracciones II y III, con la demanda y contestación se
acompañarán los documentos fundatorios de las pretensiones de las partes y los
demás habidos en su poder, susceptibles de servir como prueba, y si no los
tuvieran a su disposición, acreditarán haber solicitado su expedición, y de no
proceder así, no les serán admitidos. Al tenor del artículo 294, los documentos
deben presentarse al ofrecerse la prueba y después de ese periodo no podrán

22
admitirse, salvo los solicitados previamente pero remitidos después. La primera
lectura de las dos disposiciones, hace pensar en la existencia de un conflicto
entre ellas, porque literalmente ambas exigen a las partes la presentación de
todos los documentos que pretendan aportar en el momento procesal
correspondiente, uno con la presentación de la demanda o la contestación,
respectivamente, y el otro al momento del ofrecimiento de las pruebas, y como
en ambos supuestos normativos se sanciona con inadmisibilidad la presentación
posterior, conduce a su aparente oposición. Sin embargo, existe una
interpretación para superar la aparente antinomia, con la cual ambos preceptos
surten efectos sin confrontación, y por tanto, no se requiere llegar a la expulsión
de alguna de ellas del sistema jurídico de su pertenencia, consistente en
distinguir los momentos de aplicación de una y otra en el proceso, con lo cual el
artículo 95 resulta aplicable únicamente a los documentos tenidos a disposición o
pronto acceso de las partes, en la fecha de presentación de demanda o
contestación, y el 294 sólo para los documentos obtenidos con posterioridad a la
presentación de las promociones iniciales citadas, o bien, respecto de aquellos
derivados de hechos integrados ulteriormente a la litis hasta el momento del
ofrecimiento de pruebas en el juicio, de modo que sólo debe operar la
preclusión respecto de los documentos tenidos a disposición y no
presentados con la demanda y la contestación, así como de los obtenidos
posteriormente, pero antes del ofrecimiento de pruebas y no
presentados en este último momento procesal.

CUARTO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 682/2006. Alberto Assad y Trejo, su sucesión. 14 de diciembre


de 2006. Unanimidad de votos. Ponente: Francisco J. Sandoval López.
Secretario: Carlos Ortiz Toro.

Época: Novena Época


Registro: 186880
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XV, Mayo de 2002
Materia(s): Civil
Tesis: I.8o.C.228 C
Página: 1266

23
PRUEBA DOCUMENTAL SUPERVENIENTE. ALCANCE DEL ARTÍCULO 99 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS CIVILES PARA EL DISTRITO FEDERAL.

Aunque de acuerdo con el texto del artículo 99 del Código de Procedimientos


Civiles para el Distrito Federal, se halla excluida la recepción de documentos
después de concluido el desahogo de pruebas, la interpretación jurídica del
precepto lleva a concluir que esa regla no tiene aplicación cuando se trata de
pruebas que deban calificarse de supervenientes, pues aparte de que es evidente
que esta calidad impidió su exhibición oportuna, y a lo imposible nadie está
obligado, debe tomarse en cuenta que el proceso y las normas que lo regulan
no son un fin en sí mismo considerado, sino el instrumento creado para la
composición del conflicto en su aspecto sustancial y, por tanto, para la realización
misma del derecho, de tal suerte que tales normas, particularmente la de que se
trata, que responde sin duda al propósito de acelerar el procedimiento, no
pueden constituir una barrera formal infranqueable que venga paradójicamente a
impedir el cumplimiento de los fines que en último análisis se persiguen a través
del proceso y, en consecuencia, la recepción de documentos supervenientes, que
tienda notoriamente a la asunción de mayores elementos para la solución del
conflicto con apego a derecho, no puede considerarse ilegal.

OCTAVO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO.

Amparo directo 851/2001. Sucesión a bienes de Luz María Torices Estrada. 28 de


enero de 2002. Unanimidad de votos. Ponente: Abraham S. Marcos Valdés.
Secretaria: María Teresa Lobo Sáenz.

Época: Quinta Época


Registro: 340658
Instancia: Tercera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo CXXI
Materia(s): Civil
Tesis:
Página: 535

PRUEBA SUPERVENIENTE (LEGISLACION DE VERACRUZ).

El artículo 522 del Código de Procedimientos Civiles establece la posibilidad de


que en la segunda instancia se admitan pruebas con el carácter de

24
supervenientes y si se alega que un testamento público abierto debió haberse
presentado con la demanda o bien ofrecerse como prueba dentro del término
respectivo, esto no es correcto en virtud de que en autos no quedó acreditado
que el oferente de tal prueba hubiera conocido con antelación la existencia del
expresado testamento, a fin de que hubiera estado en condiciones de ofrecerlo y
de presentarlo oportunamente y por ello la responsable estuvo en lo justo al
admitirlo como prueba superveniente, máxime si se toma en consideración que
las normas procesales relativas a la prueba han perdido su rigorismo y lo que se
refiere únicamente es que el juzgador conozca la verdad de los puntos
controvertidos en el proceso.

Amparo civil directo 2904/43. Procurador General de Justicia del estado de


Veracruz. 20 de julio de 1954. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Mariano
Azuela. La publicación no menciona el nombre del ponente.

Época: Quinta Época


Registro: 385477
Instancia: Sala Auxiliar
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo CXVI
Materia(s): Civil
Tesis:
Página: 607

DOCUMENTOS PRESENTADOS FUERA DE TERMINO, ADMISION DE LOS.

Aparte de que los tribunales tienen el deber de allegarse todos los elementos de
convicción que estimen necesarios para conocer más exacta y completamente la
verdad acerca de los puntos discutidos (artículos 99, segundo párrafo, 278 y 279
del Código de Procedimientos Civiles), si el actor exhibió el documento,
protestando que antes no había tenido noticia de su existencia, debía legalmente
admitirse la prueba ofrecida, puesto que el caso está comprendido dentro de la
segunda hipótesis de las previstas por el artículo 98 del código procesal citado,
dado que si el hecho que consta en el documento no era superveniente, en
cambio, el conocimiento que el presentante tuvo del mencionado documento u
oficio, sí fue posterior a los escritos que fijaron la litis.

25
Amparo civil directo 7198/39. Vertti Suárez Ignacio. 23 de junio de 1953.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Mariano Azuela. La publicación no
menciona el nombre del ponente.

Asimismo, causa agravio la valoración que realiza el Aquo de la


prueba documental superveniente, respecto a la comparación de
medidas que sostiene difieren en los lados NORTE y SUR, sin
embargo, es un comparativo muy rígido en tanto que debe
atenderse también a la fecha de adquisición de los inmuebles que
data del año de 1988 y cuyas mediciones no se aprecia hayan sido
llevadas a cabo bajo medidas exactas o con aparatos de precisión
como sería un GPS, ello no significa que se trate de diversos
predios, amén de que además como se señala en los antecedentes,
se parte de un predio de mayor extensión y en todo caso la ley
prevé en su oportunidad una vez inscrito el inmueble, el apeo y
deslinde o la certificación de medidas, y señalar que no corresponde
al inmueble, implicaría que además se estuviera obligando a la
parte actora a demostrar la identificación plena de los predios.

En razón de lo anterior se solicita se revoque la sentencia recurrida


y se declare la procedencia de la acción ejercitada.

Por lo expuesto;

A Usted C. JUEZ, atentamente solicito:

PRIMERO.- Tenerme por presentando con la personalidad que


tengo debidamente reconocida, interponiendo RECURSO DE
APELACIÓN en contra de la sentencia definitiva de fecha 08 de

26
enero del año en curso, misma que me fue notificada de manera
personal el día 17 del mismo mes y año.

SEGUNDO.- Con las copias simples de traslado que se acompañan,


dar vista a mi contraria parte, para que, en su oportunidad se
remita el presente expediente a la Superioridad que deba conocer
de este Recurso para su final resolución, y para lo cual señalo como
constancias todo lo actuado en el presente juicio.

TERCERO.- En su oportunidad y previos trámites de Ley, dictar


sentencia en la que se declaren fundados y procedentes los
agravios hechos valer en el presente recurso, y consecuentemente,
revocar la sentencia definitiva para en su lugar dictar otra que
ordene la inscripción ante el Instituto Registral y Catastral del
inmueble materia de controversia.

PROTESTO LO NECESARIO.

San Luis Potosí, S.L.P. a 27 de enero del 2020

MARÍA MERCEDES LÓPEZ CHÁVEZ y/o MA. MERCEDES LÓPEZ


CHÁVEZ

27

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