Вы находитесь на странице: 1из 4

#D4CCB6@A178F7*

LA HISTORIA DEL CARPINTERO

(Ap. de nuestro amigo José Guadalupe Torres)

Había una vez un viejo carpintero que, cansado ya de tanto trabajar, estaba
listo para acogerse al retiro y dedicarle tiempo a su familia.

Así se lo comunicó a su jefe, y aunque iba a extrañar su salario, necesitaba


retirarse y estar con su familia; de alguna forma sobrevivirían.

Al contratista le entristeció mucho la noticia de que su mejor carpintero se


retiraría y le pidió de favor que si le podía construir una casa más antes de
retirarse.

El carpintero aceptó la proposición del jefe y empezó la construcción de su


última casa pero, a medida que pasa el tiempo, se dió cuenta de que su
corazón no estaba de lleno en el trabajo.

Arrepentido de haberle dicho que sí a su jefe, el carpintero no puso el


esfuerzo y la dedicación que siempre ponía cuando construía una casa y la
costruyó con materiales de calidad inferior.

Esa era, según él, una manera muy desafortunada de terminar una excelente
carrera, la cual le había dedicado la mayor parte de su vida.

Cuando el carpintero terminó su trabajo el contratista vino a inspeccionar la


casa.

Al terminar la inspección le dió la llave de la casa al carpintero y le dijo:


"Esta es tu casa, mi regalo para tí y tu familia por tanto años de buen
servicio".

El carpintero sintió que el mundo se le iba...

Grande fue la verguenza que sintió al recibir la llave de la casa, su casa. Si


tan sólo el hubiese sabido que estaba construyendo su propia casa, lo
hubiese hecho todo de una manera diferente.

Así también pasa con nosotros. A diario construímos relaciones en nuestras


vidas, y en muchas ocasiones ponemos el menor esfuerzo posible para hacer
que esa relación progrese.

Entonces, con el tiempo es que nos damos cuenta de la necesidad que


tenemos de esa relación.
Si lo pudiésemos hacer de nuevo, lo haríamos totalmente diferente. Pero no
podemos regresar.

Tú eres el carpintero. Cada día martillas un clavo, pones una puerta, o eriges
una pared.

Alguien una vez dijo: "La vida es un proyecto que haces tu mismo. Tus
actitudes y las selecciones que haces hoy construyen la casa en la cual
vivirás mañana". ¡Construye sabiamente!

Recuerda... trabaja como si no necesitaras el dinero; ama como ni nunca te


hubiesen herido; baila como si nadie te estuviera observando...

Para el mundo tal vez tu seas una sola persona, pero para una persona tal
vez tú seas el mundo...

EL COJO Y EL CIEGO

En un bosque cerca de la ciudad vivían dos vagabundos. Uno era ciego y otro
cojo; durante el día entero en la ciudad competían el uno con el otro.

Pero una noche sus chozas se incendiaron porque todo el bosque ardió. El
ciego podía escapar, pero no podía ver hacia donde correr, no podía ver
hacia donde todavía no se había extendido el fuego. El cojo podía ver que
aún existía la posibilidad de escapar, pero no podía salir corriendo - el fuego
era demasiado rápido, salvaje- , así pues, lo único que podía ver con
seguridad era que se acercaba el momento de la muerte.

Los dos se dieron cuenta que se necesitaban el uno al otro. El cojo tuvo una
repentina claridad: "el otro hombre, el ciego, puede correr, y yo puedo ver".
Olvidaron toda su competitividad.

En estos momentos críticos en los cuales ambos se enfrentaron a la muerte,


necesariamente se olvidaron de toda estúpida enemistad, crearon una gran
síntesis; se pusieron de acuerdo en que el hombre ciego cargaría al cojo
sobre sus hombros y así funcionarían como un solo hombre, el cojo puede
ver, y el ciego puede correr. Así salvaron sus vidas. Y por salvarse
naturalmente la vida, se hicieron amigos; dejaron su antagonismo.

El Bambú Japonés

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de
buena semilla, buen abono y riego.También es obvio que quien cultiva la
tierra no se detiene impaciente frente a la semilla sembrada, y grita con
todas sus fuerzas: ¡Crece, maldita sea! Hay algo muy curioso que sucede con
el bambú y que lo transforma en no apto para impacientes:

Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa


nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un
cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas
infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la


planta de bambú crece ¡más de 30 metros!

¿Tardó sólo seis semanas crecer?

No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba
generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el
crecimiento que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar


soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es
simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

EL ELEFANTE ENCADENADO

Cuando yo era chico me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de


los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré,
me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia
hacia despliegue de su tamaño, peso y fuerza descomunal... pero después de
su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante
quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas
clavada a una pequeña estaca clavada en el suelo. Sin embargo, la estaca era
solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en
la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que ese
animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría, con
facilidad, arrancar la estaca y huir. El misterio es evidente: ¿Qué lo
mantiene entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía 5 o 6 años yo todavía en
la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún
padre, o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó
que el

elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la


pregunta obvia: -Si

está amaestrado, ¿por qué lo encadenan? No recuerdo haber recibido


ninguna respuesta

coherente. Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y


sólo lo

recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la


misma

pregunta.

Вам также может понравиться