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Al comienzo de su nuevo
libro, el Prof. Ramón Ta-
mames expone los oríge-
nes de la Primera Guerra
Mundial (1914/ 1918), y
la situación en que se en-
contraba Rusia por enton-
ces, como gran imperio de
los zares, comparativa-
mente muy atrasada res-
pecto de los países más
importantes de Europa
occidental.
En la primera parte de
la obra, se ve cómo en
contra de las tesis de Marx,
la revolución en Rusia se
produjo a pesar de su
menor desarrollo econó-
mico y del carácter fun-
damentalmente rural de
su economía. Pero, al
tiempo, era el eslabón
más débil de la cadena del
capitalismo, y el que de
forma más inmediata
podría romperse. Por un
partido de revolucionarios
profesionales, los bolche-
viques, que aplicaran técnicas de golpe de estado, controlando, con
auténticos comandos, todos los centros neurálgicos de la sociedad econó-
mica y política rusa, lo que fue seguido del terror rojo y la guerra civil.
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Fue Lenin (Vladimir Ilich Ulianov) quien diseñó todo el proceso, empezan-
do con su libro, de 1902, ¿Qué hacer?, en el que esbozó el escenario ruso
para una posible revolución, que finalmente llegó en octubre de 1917, con
un gobierno de Comisarios del Pueblo, en la senda al comunismo. Que
nunca se logró alcanzar: la pretendida dictadura del proletariado fue susti-
tuida por la del Partido. Sin que se cumpliera la promesa de “cada uno
según sus capacidades, y a cada uno según sus necesidades”, para ir, en
cambio, a un sistema explotador de los obreros, de confiscación de las
plusvalías por el propio Estado. Con un cierto retorno al capitalismo, la
NEP de Lenin (1920), que fue barrida después por la colectivización y los
planes quinquenales de Stalin (el primero en 1928). Con toda una serie de
conflictos que llevaron a los procesos de Moscú, para eliminar a todos los
rivales de la vieja guardia (Zinoviev, Kamenev, Bujarin, etc.)
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keynesianos. Posteriormente, tras la Segunda Guerra Mundial y la victoria
de la Unión Soviética de Stalin sobre Hitler, parecía que todo sería una
marcha arrolladora al socialismo en el planeta. Pero lejos de ello hubo una
nueva réplica capitalista. Configurada, no sólo por el gran impacto del Plan
Marshall y la subsiguiente integración europea, sino también por los mer-
cados cada vez más eficientes, los avances tecnológicos –solo superados
transitoriamente por la URSS con el Sputnik—, y el triunfo de las empre-
sas multinacionales en un proceso de globalización, del que quedaron au-
sentes los obsoletos regímenes pretendidamente comunistas.
Todo ese capitalismo es el que hoy prevalece en los países más avanzados,
sin perjuicio de que en los menos desarrollados persistan formas de explo-
tación antiguas, grandes bolsas de pobreza con niveles de vida muy ele-
mentales. En todo caso, el Nuevo Modelo de Desarrollo se confirma ac-
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tualmente en el Consenso de Washington: un decálogo económico que
traduce el pretendido pensamiento único, que para muchos prevalece ya.