Estas “Tesis provisionales para la reforma de la filosofía” de Feuerbach fueron

escritas en el año 1842. En esta primera parte comienza con “El secreto de la
teología es la antropología, pero el secreto de la filosofía especulativa es la
teología”1. Además define algunos términos como el panteísmo que es la
consecuencia necesaria de la teología; el ateísmo es la consecuencia necesaria
del panteísmo, y el cristianismo como la contradicción del politeísmo y el
monoteísmo.

De esto dice que Spinoza convirtió el pensar como conjunto de las cosas
pensantes, y de la materia como conjunto de las cosas extensas, esto es, que
Dios es cosa pensante y además cosa extensa. De esto que la filosofía de la
identidad se distinguía de la filosofía spinozista, de la cosa muerta pasiva de la
sustancia con el espíritu del idealismo. Esto significa que en Hegel “La
conciencia de Dios es la autoconciencia de Dios, y en Spinoza, la extensión o la
materia es un atributo de la sustancia”2, es decir, que la autoconciencia es un
atributo de la sustancia o de Dios; Dios es Yo.

El método de la crítica reformadora de la filosofía especulativa en general

basta invertirla para obtener la verdad manifiesta y pura, es decir, convertir el
predicado en sujeto y a éste en objeto y principio. “El ser divino de la teología
es el conjunto ideal o abstracto de todas las realidades, es decir, de todas las
determinaciones y finitudes”3.

El espíritu de Hegel no es otro que el espíritu abstracto, el espíritu finito, del

mismo modo el ser finito de la teología es el ser finito abstracto. Para este
filósofo el arte es la evidencia de que el espíritu absoluto es llamado espíritu
finito, es decir, el espíritu subjetivo y este arte encuentra su fuente en el
politeísmo que a su vez es la fuente de la ciencia. Pero que los cristianos como
artistas y poetas se contradecían con la esencia de su religión en cómo la
representaban, cómo era ella objeto de su conciencia. Sin embargo, la fuente
de la poesía es en el dolor, cuando se siente la pérdida de un ser finito, se
posee la fuerza y el ardor lírico, lo infinito considerado como algo determinado
pero sin determinación, es nada. Esto es que lo finito es la negación de lo
infinito y viceversa. “La esencia de la religión cristiana es, en verdad, la
esencia humana, mientras que, en la conciencia de los cristianos, es otra
esencia no-humana”4.

La tarea de la verdadera filosofía no es en reconocer lo infinito como finito, sino

en reconocer lo finito como lo no finito, como lo infinito. Y el comienzo de ésta
es en lo finito, lo determinado, lo real y no en lo absoluto o en Dios, esto es,
que lo infinito no puede pensarse sin lo finito. La filosofía es el conocimiento de
lo que es, lo que las cosas son como tal, ésta es la ley suprema y tarea más
elevada de la misma.
Además el espacio y el tiempo son dos formas fundamentales de la existencia
de todo ser, “Quien carece de tiempo en general, carece también de tiempo y
apremio para querer o para pensar”5. La filosofía comienza con su antítesis,
con la no-filosofía, y de esta parte según Feuerbach el principio del
sensualismo. Y los instrumentos fundamentales de la filosofía son la cabeza,
fuente de la actividad, infinito metafísico, y el corazón, fuente del
padecimiento, finitud. El pensar es la necesidad de la cabeza y la intuición, el
sentido es la necesidad del corazón.

Por la unión de la existencia con la esencia, la intuición con el pensamiento,

etc., se puede encontrar la vida y la verdad. Según este autor, Hegel sólo
proporciona una existencia y una realidad abstracta, contrapuestas al principio
irracional; y Schelling proporciona una existencia y una realidad mística e
imaginaria contrapuesta al principio racional.

Dice Feuerbach que la verdadera relación entre el pensar y el ser es

únicamente que el ser es sujeto y el pensar es predicado. Y para él la nueva
filosofía es la negación tanto del racionalismo como del misticismo, tanto del
panteísmo como del personalismo, del ateísmo y del teísmo; es decir, es una
verdad absolutamente independiente y transparente. Finalmente todo lo que
nombra el hombre y enuncia expresa siempre su propia esencia.