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LA FELICIDAD Y LO MATERIAL

EN EL SER ACTUAL.
¿Qué sucede cuando la felicidad la tornamos un concepto palpable, visible y que se
puede construir mentalmente? Para Arthur Schopenhauer, filósofo alemán, la felicidad
no puede ser conceptualizada como algo material ni como una situación, no se puede
poseer o aspirar a una situación exacta. Por ejemplo, si la felicidad la construimos como
tener un auto, o ser un exitoso ingeniero, esta al verse obtenida se logra desvanecer
como una simple ilusión o fantasma. Arthur nos hace referencia que la felicidad es algo
intangible, momentáneo y muy fugaz, y que no debe ser tomado en cuenta como algo
material.

Bien, este concepto es algo que ha ido cambiando en la sociedad con el tiempo y la
tecnología. Zygmund Bauman, filósofo polaco, establece que la sociedad de hoy es una
sociedad líquida a diferencia de las sociedades del siglo XIX para atrás que, eran
consideradas sociedades sólidas. Pero, a qué hace entender Bauman con el concepto de
sociedad líquida y sólida y qué tiene que ver esto con la felicidad que se tergiversa por
el materialismo.

Una sociedad sólida es aquella donde las relaciones sociales y económicas son más
perdurables en el tiempo. Antes las empresas y organizaciones buscaban trabajadores
fijos, y las leyes eran creadas para protegerlos. Las CTS y jubilaciones tenían un sentido
para la sociedad, el tiempo era apreciado y recompensado. Las reglas eran firmes por lo
mismo que los puestos de trabajos no sobraban debido a que la población se mantenía
en su tasa de crecimiento normal y la demanda y el consumo no era tan grande como
para que las empresas tengan muchas opciones para escoger a diferencia de hoy. En la
sociedad líquida, tiene la característica de las empresas en crear reglas para un contrato
de personal de corto plazo debido a que la demanda es mucha por el crecimiento de la
población. Mientras más personas hayan, más empresas aprovechan esto para generar
un empleo fugaz donde el compromiso no sea necesario y así de una estructura sólida
pasamos a una forma líquida donde se va ajustando a la realidad. Veámoslo desde un
punto en donde las empresas actuales son personas y nosotros somos bienes, mientras
más bienes existan como nosotros más disminuye nuestro valor y el cambio debe ser
constante para mantenerlo, similar a la función de una moneda.
De igual forma sucede en las cuestiones sociales. Cada vez queremos o nos atrae la
atención a no convivir con tantas reglas ya sea de amistad o de pareja. Buscamos
relaciones más simples y fáciles que se adopten a nuestra forma de vivir. No buscamos
compromisos sólidos, solo momentos líquidos. Vemos a las personas como un bien o
material más que puede ser reemplazado por otro.

El cambio de estas sociedades se dio conforme la tecnología avanzaba. Situémonos en


el siglo XVIII, antes de la primera revolución industrial la mano de obra que se requería
era mayor y luego de los inventos de las máquinas a vapor se vieron obligados a reducir
el personal porque en la economía el principio de maximizar bienes y reducir costos es
vital en toda empresa. Y el costo eran los empleados. Así se logró que menos personas
trabajen y por ende más personas consuman.

La tecnología también cambió lo sólido que eran las relaciones sociales y el concepto
del ser en sí. Antes, como explicaba Martin Heidegger, filósofo alemán, el ser proviene
de todo lo que es en sí, y todo lo que es en sí se manifiesta a través de un ente. Todo lo
que podemos percibir con nuestros sentidos es a través de un ente, en otras palabras, el
ser es todo lo real y esa realidad se manifiesta entre sí a través de entes. Para Heidegger,
el ser es una partícula auto-reflexiva y que solo podremos acceder a ella a través del
propio ser humano, porque, el humano al ser un ser reflexiona sobre el ser en sí. En sí el
hombre, aprenderá a ser conforme se vaya conociendo a sí mismo y ponga empeño en
eso. La cuestión es que este concepto se ha trastocado con el materialismo. Hoy el ser
ya no tiene ese concepto de conocimiento, si no, que para la sociedad el ser consiste en
tener, mientras más tengas más “supuestamente” eres. Lo curioso es que con la
tecnología y el avance de los medios de comunicación como las redes sociales han
agregado un término más a esta supuesta definición. Gracias a las plataformas virtuales
y el usuario que brinda es una personalidad más que aparente ser nosotros mismos. Por
eso vemos tanta gente que comparte a diario lo que aparenta y así tratan de dar un
mensaje que tienen más para que por ende crean que son más. Un ejemplo fácil son las
marcas de consumo que supuestamente generan un estatus falso para que sean
compartidos y dar un mensaje de apariencia para los otros, así, las personas que ven este
supuesto status piensan que tienen más y que por ende son más lo cual es demasiado es
un error creer que la apariencia es serlo.

Las marcas de consumo han tenido ese punto de equilibrio actualmente donde las
personalidades se balancean por aparentar más. También conforme vaya avanzando la
tecnología harán que el apetito por tener y consumir sea cada vez mayor y así las
personas conceptualicen que el ser feliz es algo material. Lo cual sabemos que es una
total apariencia y declive de nuestra razón humana.

La felicidad es algo personal. Si todos aspiráramos a tener más cosas materiales


caeríamos en un concepto general de felicidad donde todos supuestamente seríamos más
felices porque idealizamos el mismo concepto y que la mejor solución para sería
compartir los mismos bienes entre todos, esto ya sería una corriente de izquierda, una
corriente comunista, pero ese ya es otro tema. En sí la felicidad y el ser se han venido
trastocando conforme avanza la tecnología y esta cambia a la sociedad. Puede que algún
día terminemos conociendo más de cosas inertes que hemos creado para nuestra
satisfacción que a nosotros mismos o las personas que nos rodean, aunque estas ya estén
cayendo en un concepto inútil de felicidad aparente. Puede que en un futuro no haya
nada que conocer, pero sí mucho que consumir. Sería lo más estúpido que el ser
humano pueda pensar, el conocimiento es lo único infinito actualmente y es lo único
con lo que no naces y tienes que esforzarte para conseguir. Hoy todos nacemos ya con
bienes materiales y de pequeños nos dan todo eso y más para hacernos feliz, pero,
¿somos felices con eso?

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