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hombre que había formado.” (LBLA) – Esto nos enseña que hubo tres áreas
principales en la tierra: el huerto, Eden y el resto del mundo. Estas tres
corresponden a las tres áreas en el templo, el lugar santísimo, el lugar santo y el
atrio. El hombre fue puesto para vivir en la intimidad en el lugar santísimo, para
servir allí al Eterno como sacerdote.
2:9 “Y HaShem Dios hizo brotar de la tierra todo árbol agradable a la vista y
bueno para comer; asimismo, en medio del huerto, el árbol de la vida y el árbol
del conocimiento de lo bueno y de lo malo.” (LBLA) – En el centro del huerto
había dos árboles, uno cerca del otro. El árbol de la vida representa la Torá, que
es llamada “árbol de vida” en Proverbios 3:18, donde está escrito:
“Es árbol de vida para los que de ella echan mano, y felices son los que la
abrazan.” (LBLA)
Es probable que el árbol de vida haya estado donde hoy en día está el lugar del
templo en Yerushalayim y el árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo
haya estado en el monte de los olivos.
2:11 “El nombre del primero es Pishón; éste es el que rodea toda la tierra de
Javilá, donde hay oro.” (LBLA revisada) – Pishón [53] significa “desbordar”,
“extenderse”, “abundar”. Según Rashí es el río Nilo. El ambiente original para el
hombre fue de abundancia. La escasez es el resultado de la maldición.
2:12 “El oro de aquella tierra es bueno; allí hay bedelio y ónice.” (LBLA) – El
hombre fue creado para tener abundancia económica y valorar el oro. La Torá es
la que da valor al oro. El oro tiene valor porque la Torá está diciendo que es
bueno. El oro no es malo. Las riquezas materiales no son malas, sino buenas. Lo
malo es el amor al dinero, como está escrito en 1 Timoteo 6:10:
“Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo
algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.” (LBLA)
“para que lo cultivara y lo cuidara” – Estas dos tareas son básicas en cualquier
obra viva para que tenga éxito. Se trata de extensión y de protección. No es
suficiente extender una obra viva, también hay que protegerla y guardarla. No es
suficiente guardar una obra viva, hay que ampliarla y extenderla. Todo lo que
vive se mueve y se desarrolla y todo lo que vive es vulnerable y necesita ser
cuidado. Una congregación que sólo piensa en expansión perderá muchas vidas.
Una congregación que sólo piensa en mantener el status quo nunca podrá
cumplir el propósito del Eterno. Toda vida tiene que desarrollarse y ser protegida
para no morir. Estos dos principios también están reflejados en la bendición
aharónica, cf. Números 6:24, que dice: “HaShem te bendiga y te guarde.”
¿En qué sentido Adam tenía que proteger el huerto? ¿No era todo bueno en gran
manera? Entonces no podía haber enemigos ni elementos enemigos que podrían
dañar el huerto. ¿O sí los había? ¡Efectivamente sí los había! El mal ya existía. El
árbol del conocimiento de lo bueno y de lo malo constituye una evidencia de que
ya existía el mal en algún lugar. Es evidente que la caída en el pecado de una
parte de la creación invisible ya era un hecho. El hombre fue advertido acerca de
ello, y tenía la misión de resistir ese mal para que no dañara el Reino del Eterno
en el mundo donde había sido puesto para gobernar. Esto nos muestra que el
hombre no sólo fue creado con el propósito de propagar la gloria del Eterno en el
mundo, sino también para combatir el mal.