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Lucía Caruso nació en Mendoza, Argentina, y desde los cuatro años improvisaba e
inventaba melodías con sus instrumentos de juguete, y hasta dirigía orquestas de
ositos de peluche.
“A los 12 decidí que la música sería mi carrera”, dice la ahora compositora, pianista y
directora de la orquesta Manhattan Camerata en Nueva York.
A esa misma edad, Lucía se encaminó en lo que se convertiría su pasión de vida. Ella
escribió el guión de una película bíblica, inspirada por los “biblical spectaculars” de los
años 60 como Ben Hur, King of Kings y Quo Vadis, y con la ayuda de su padre lo
produjo.
“Fue algo casero y modesto... pero fue el gran empuje que me incentivó a hacer
música de cine”.
De niña, Lucía nunca pensó que la carrera que había elegido era una dominada
principalmente por hombres.
“En cine, en todo lo que es la industria del cine, las mujeres que componen para
películas son apenas entre un 2 y 3%”, resaltó durante una entrevista con Noticias
ONU. Es decir, de cada cien compositores, solo dos o tres son mujeres.
Impulsada por la embajada de Perú ante las Naciones Unidas y el Foro Internacional
de las Mujeres, la reunión resaltó preocupantes estadísticas que en pleno 2019
continúan siendo “lo normal” dentro de las disqueras, los conciertos y los festivales de
música, y las orquestas de música clásica, así como en otras instancias musicales.
“Hay que hablar sobre esto, porque mucha gente no se da cuenta. Ellos ven a las
mujeres en la portada de las revistas: ’Pero si están Beyonce, Rihanna, Britney
Spears… Hay muchas mujeres en la música’”. Hay que revisar las estadísticas y darse
cuenta de que esto no es cierto”, dice.
Por ejemplo, en Estados Unidos, solo el 15% de las discográficas son propiedad
mayoritaria de mujeres; en Canadá, apenas el 6% de los productores reconocidos lo
son y sólo un 7% del personal de ventas y desarrollo de la industria son mujeres; en
Europa, las compositoras registradas suman apenas un 20% del total.
Además, de la lista de las 600 canciones más populares entre 2012 y 2017, solo el
22% fueron interpretadas por mujeres, y el 12% creadas por compositoras.
En 2018, “Women in Music” reveló una cifra aún más impactante entre las mujeres que
trabajan en la música clásica. Solo 76 de los 1445 conciertos ofrecidos el año pasado
por grandes orquestas de música clásica incluyeron al menos una pieza compuesta
por mujeres. Y de entre todas las obras que se tocaron (más de 3500), sólo el 2,3%
fueron hechas por compositoras.
Jane Merryl, no es ajena a esta realidad, que ha vivido por décadas desde que
comenzó su carrera como compositora, productora y cantante.
“Cuando tenía 14 años estaba audicionando para la Orquesta Sinfónica de Boston ‘Los
pops’, y me dijeron que tenía que tocar como un hombre y hacerme valer como un
hombre. La verdad es que seguimos viviendo en un mundo patriarcal y a pesar de que
como mujeres seamos capaces, tenemos que serlo en muchos aspectos para ser
reconocidas y aceptadas”, dijo.
Para Jane, el problema radica en que en las posiciones de poder en la industria los
hombres sigan siendo mayoría: “las mujeres no tocamos un instrumento mejor o peor,
lo hacemos diferente, y a veces ellos no entienden cómo recibir una energía
diferente”.
Actualmente en los Estados Unidos, donde creció Jane, de las veinte orquestas
clásicas más reconocidas, sólo una es dirigida por una mujer.
Verónica recuerda con cierto disgusto aquella vez que escuchó cuando en un
programa de radio pidieron a sus oyentes que llamaran y dieran el nombre de una
mujer compositora famosa de música clásica. “La gente no era capaz de citarla. Al
nivel de Mozart no se nos ocurre nadie”, dice.
La diplomática no está sola en esta pregunta. Al hacer una búsqueda rápida en línea
sobre mujeres compositoras lo que se encuentra principalmente son artículos de ONG
´s y museos intentando resaltar el legado de las mujeres que han sido invisibles en la
historia de la música.
“Nosotras hemos estado informándonos y, por ejemplo, la hermana de Mozart era una
música estupenda, lo que pasa es que no tuvo la oportunidad de vivir de, ni de
concentrarse en eso. Cuando tenía que marcharse para las giras, pues no la dejaban.
Su padre no la dejaba. Entonces, las oportunidades han sido muy diferentes”, asegura
Verónica.
“Es un tema social muy grave, sinceramente, la falta de representación de las mujeres,
la falta de igualdad y es un tema que nos toca directa o indirectamente, a cada uno
nos toca de manera diferente, pero a todos nos toca. Yo no conozco ninguna cultura
que no tenga música”, afirma Verónica.
Diez composiciones, escritas por mujeres e inspiradas en la lucha por los derechos
humanos fueron elegidas para ser interpretadas en un concierto de Gala en el Teatro
Argentina, en Roma, Italia, a finales de 2018.
“Al principio no me daba cuenta, era chica, era niña. Me empecé a dar cuenta cuando
inicié a hacer música de cine porque comencé a ir a festivales, y las mujeres no se
enteran de que no hay mujeres compositoras de películas”.
Lucia resalta que en la industria del cine en los últimos años se ha impulsado que
haya cada vez más mujeres directoras, por ejemplo. El hecho de que ya haya un Oscar
ganado por una mujer, y otras más nominadas por categorías generalmente
dominadas por hombres como cinematografía y producción, es una señal de
avance, pero no es suficiente.
“Hacen un big deal (le dan mucha importancia) por ejemplo con Wonder Woman, la
última película de la Mujer Maravilla que salió, porque la directora es mujer Patty
Jenkins, al igual que las productoras, la cinematografía y las primeras escenas, que
son solo con mujeres durante 17 minutos, ¿pero el compositor de la música de la
película?, es un hombre”, resalta.
Lucía asegura que hasta tuvo la oportunidad de preguntarles a varias directoras sobre
si se habían dado cuenta de la falta de representación de las mujeres en la
composición de la música para el cine.