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Ensayo, Orígenes Del Estado

Para empezar, el hombre es sociable. En ningún lugar encontraremos un pueblo cuyo ideal de
vida sea el completo aislamiento. El anhelo de la soledad absoluta es una aberración únicamente
posible en un estado avanzado de civilización. Mucho más compleja era sin embargo la ciudad de
la Edad Media, que vivía de sus industrias y su comercio exterior, y que a menudo estaba
rodeada tan sólo por un cinturón de pequeños jardines. Veía a su alrededor la inquietante
proximidad de las fortalezas de los señores feudales, amigos o enemigos, estrechando las
casuchas miserables de los aldeanos a sus pies, como un águila posando las garras sobre su
presa. En esta sociedad medieval, el antagonismo entre el campo y la ciudad surgió como
resultado de las conquistas. Reducidos a la mera servidumbre bajo el mando del barón, los
campesinos un bien inmueble ligado a la tierra, en el insultante lenguaje de la ley fueron lanzados
contra las ciudades en contra de su voluntad como si de armas se trataran. Fueran labradores o
soldados, eran empujados a oponerse al municipio y a su creciente clase industrial . Italia existe
como estado desde 1861; antes de esta fecha, solo estuvo unificada como parte integrante del
Imperio romano. Su influencia como capital del catolicismo ha sido poderosa, y las dinámicas
ciudades estado de Italia impulsaron la modernidad con el Renacimiento. La unidad de Italia se
ganó con sangre: norte y sur se fundieron en un matrimonio mal avenido pero duradero. Incluso
hoy, Italia se muestra como un conjunto de regiones dispares, un presente con profundas raíces
en el pasado. La imagen y representación de los italiano constituye una concepción bastante
abstracta, puesto que muchos postulan que el Renacimiento italiano fue un periodo de grandes
logros y cambios culturales para Italia, lo que constituyó el paso de la Edad Media a la época
Moderna, época del “despertar”, del “Renacer”, del volver a retomar toda la grandeza heredada
desde Grecia y Roma. Pero desde este punto de vista, haciendo un análisis más profundo, se
constituye más bien un periodo transicional, puesto que está marcado por ciertos rasgos
fundamentales, así como también, y tal como mencionaba, de elementos rescatados desde
períodos clásicos. Y en este sentido, se puede plantear. El tránsito de la edad media a la época
moderna no nos brinda (¿cómo podría ser de otro modo?) la imagen de un gran viraje”. Es por
esto, que al destacar aquellas ideas y creaciones surgidas desde la Edad Media, se puede
visibilizar que la imagen y representación de los elementos clásicos, no fueron precisamente
exclusivos, sino que fue un largo proceso que arrastró componentes tanto medievales como
modernos y eso siendo no sólo en materia ideológica sino también en cuanto a cosas
sustanciales. Se diría Si bien ésta posición central hacía a la península vulnerable a los ataques,
también es cierto que le ofrecía excelentes oportunidades para el comercio. Esto se produjo de
modo muy especial durante la Edad Media, cuando el mediterráneo era el centro de la vida
comercial en Europa. Esta prosperidad económica generó las condiciones materiales a partir de
las cuales se desarrolló con todos sus logros culturales y artísticos. Este ensayo tan bien debo
hablar sobre el estado moderno y las ciudades libres. La historia del Estado moderno es reciente
si se compara con experiencias previas de organización social entre las que se destacan las
ciudades. Desde los siglos XIV y XV comenzó a construirse en Occidente un modelo de Estado
moderno que resolvió la disputa entre las ciudades y su entorno feudal, generando una estructura
política jerarquizada en la que los centros urbanos fueron conquistados y quedaron contenidos
dentro de la dimensión territorial del Estado. Durante unos trescientos años los monarcas
modernos lideraron esta empresa. Para establecer un sistema interestatal que terminó por
sepultar el protagonismo de las ciudades en el plano internacional, marcando el inicio de la
construcción de un mundo compuesto por estados que siguieron el guion de la Modernidad
occidental. Esta victoria del Estado llegó a sostener incluso que las ciudades eran
como ascárides para los estados y que debían ser controladas para que el Estado pudiera
sobrevivir. De esta manera, en la teoría política de la Modernidad occidental, la ciudad se concibe
como un objeto político sometido y controlado por el Estado. Esta noción quedó plasmada incluso
en las obra de escritores. Con lo cual se señala que si el Estado no establece límites al
crecimiento de las ciudades, éstas podrían acaparar vorazmente los recursos del Estado. Dada
esta relación de simbiosis, el modelo de Estado moderno resultó ser una construcción
profundamente urbana, en la medida en que las ciudades marcaron el ritmo de su crecimiento y
además se convirtieron en los escenarios predilectos para la formación de la ciudadanía. Poco a
poco, esta condición permitió que la institucionalidad de las ciudades se fusionara con la de los
estados y se borraran los límites de las autonomías locales, hasta el punto de ser utilizadas como
una herramienta de expansión estatal y de control territorial. Aunque los monarcas modernos
triunfaron sobre las ciudades, valdría la pena señalar también, siguiendo un triunfo relativo, en el
que, si bien los centros urbanos quedaron sometidos bajo la jurisdicción del Estado moderno, este
no puede vivir sin ciudades. Sin embrago, el aumento de la importancia de las ciudades dentro de
los estados, en el marco de las revoluciones industriales, permitió la aparición de nuevos modelos
de sociedad, más igualitarios, que empoderaron a la sociedad y facilitaron la formación de la
democracia moderna, propiciaron mecanismos de control al poder del Estado y la definición de
nuevos parámetros de civilidad como el discurso de los Derechos Humanos. De esta manera, la
política occidental ha estado profundamente determinada por la concepción de Estado moderno;
pero también por el escenario que brinda la urbanización de la sociedad. Aunque el Estado
moderno ha controlado a las ciudades y las ha mantenido dentro de su jurisdicción, éstas han
determinado en buena medida la vida cotidiana de los ciudadanos, constituyendo una relación de
mutuo beneficio en la cual el Estado se vuelve funcional a las ciudades y las ciudades se
convierten en pieza fundamental para los estados y al mismo tiempo integra a las sociedades a
partir de la retícula urbana global que se va configurando a su paso. ¿Qué es el estado
estamental? El estado estamental es un tipo de sociedad propia del Antiguo Régimen
estructurada a partir de criterios jerárquicos muy formalizados, la cual estaba organizada a través
de estamentos sociales y no por clases. Esta sociedad estamental era de tipo corporativo y
estaba estructurada por órdenes o estados, en el que cada uno de ellos tenía claramente
definidos sus propios estatutos jurídicos, sus privilegios y sus obligaciones. Nacida en la Edad
Media, la sociedad estamental perdurará hasta la Edad Moderna. En la Edad Contemporánea la
sociedad estamental encontrará su fin y se dará paso al Nuevo Régimen. En este nuevo régimen
tendremos una sociedad liberal . En resumen, la sociedad estamental fue la sociedad
característica durante la Edad Media y la Edad Moderna en Europa. La característica fundamental
de este tipo de sociedad era que estaba divida en tres estamentos sociales. La naturaleza política
del absolutismo ha sido frecuente tema de controversia dentro del materialismo histórico.
Prosiguiendo el análisis iniciado en Transiciones de la Antigüedad al feudalismo, Anderson sitúa a
los estados absolutistas de los comienzos de la Edad Moderna sobre el telón de fondo del
anterior feudalismo europeo. Absolutismo como sistema de estados, en Europa occidental, a
partir del Renacimiento; y se discute la difícil cuestión de las relaciones entre monarquía y
nobleza que se institucionalizan a través del Estado absolutista, para cuya transformación en el
tiempo el autor propone un esquema general de periodización. Se estudian después las
trayectorias de los estados absolutistas de España, Francia, Inglaterra y Suecia, comparándolos
con el caso italiano, en el que no llegó a formarse un verdadero absolutismo. La segunda parte
esboza una perspectiva comparativa del absolutismo en Europa oriental, para tratar de
comprender las razones por las que las distintas condiciones sociales de la mitad más atrasada
del continente desembocan, no obstante, en formas políticas aparentemente similares a las
occidentales. Se estudian las monarquías absolutistas de Prusia, Austria y Rusia; el
contraejemplo polaco muestra cuál es el precio histórico de la incapacidad de la nobleza y la
monarquía polacas para crear un Estado absolutista; el imperio otomano de los Balcanes se
utiliza como contraste para subrayar la singularidad del absolutismo como fenómeno europeo. La
obra se cierra con una discusión de la posición especial que ocupa el desarrollo europeo en la
historia universal, haciendo hincapié en el significado de la herencia de la Antigüedad clásica. El
gobernante como actor principal tiene el deber de mantener al estado en una ambiente de paz y
así poder tener a la sociedad civil tranquila, tristemente existen muchos factores que intervienen
lo cual no provocan satisfacción en dicha sociedad, la educación es un punto importante pero no
el único, la desigualdad también forma parte de estos puntos. Así también poder entender los
conceptos de Estado es algo complicado por la intervención de tantos factores que aunque se
consideren fácil de entender se necesita de un análisis muy profundo. La economía es una de
esos factores, que a pesar de ser un término muy distinto al Estado están estrechamente
relacionados, ambos obtienen beneficios trabajando mutuamente, aunque también esto puede
provocar disgustos con los integrantes de un estado. Finalmente, se obtuvo el conocimiento
general del tema central y poder diferenciar otros conceptos de los cuales no teníamos
conocimiento teóricos de que se trataban.

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