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Problemática de género

Filosofía y género

Algunos antecedentes negativos

¿Tiene la losofía razones en favor de la mujer?

La principal problemática hoy: violencia de género

Referencias

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LECCIÓN 1 de 6

Filosofía y género

Dentro de unidad 4 (dilemas filosóficos de nuestra época) y del punto sobre la construcción del sujeto, nos
encontramos con un debate que ha ido cobrando dimensión considerable desde mediados del siglo pasado
y que en la actualidad tiene tanta importancia que es parte de cualquier agenda de pensamiento y de acción
política. Me refiero la problemática de género que, evidentemente, aquí la abordaremos desde la perspectiva
filosófica.

Una de las primeras constataciones que debe hacerse, es que la mujer ha estado a la sombra de la filosofía,
no ha participado prácticamente de la construcción del conocimiento filosófico y mucho menos del ámbito
público, donde la filosofía suele ocupar algún rol en el discurso. A partir de esta constatación general, es que
avanzamos en la lectura.

Para ampliar respecto a la relación existente entre la filosofía y el género te invito a leer el siguiente texto:

La perspectiva de género en la filosofía..pdf


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LECCIÓN 2 de 6

Algunos antecedentes negativos

Llama la atención que movimientos tan emancipatorios, como por ejemplo, la Ilustración siguieron
marginando a la mujer, haciendo de la emancipación una cuestión meramente masculina y cuyo centro está
en la razón (del hombre). En general, la filosofía hizo caso omiso de la diferenciación sexual. Lo más común
es seguir encontrando textos de filosofía donde se habla de “el hombre” en alusión a la especie humana y
luego para ejemplificar conceptos, se menciona al hombre y a la mujer, de ahí se deduce que el genérico “el
hombre” se refiere al varón. La aparente neutralidad de la filosofía es- conde, sin embargo, un discurso entre
varones. Aunque esto no ocurre en todos los textos de filosofía, sí es posible encontrarlos en su gran
mayoría.

En este sentido, la filosofía manifiesta una vinculación estrecha con el género-sexo o el patriarcado, esto es,
una cosmovisión desde la perspectiva masculina. Sistema de género-sexo, podría entenderse, groso modo,
como una especie de supremacía del varón que actúa prácticamente en todas las sociedades. Esta
supremacía consiste en el control del varón en casi todos los ámbitos de la vida pública y donde se ejerce el
poder tanto económico, político, religioso o militar.

A estos centros de poder y el espectro de la vida pública en general, hay que agregar el control sobre el modo
de la sexualidad de la mujer por medio de la moral. Podríamos hacer un listado interminable de estas
situaciones. El alumno lo pude advertir con solo ver películas de hace diez años hacia atrás o cuando lee
situaciones concretas en los diarios, como también si le pregunta a su mamá o a su abuela sobre ciertas
costumbres.

El movimiento que ha sacado a la luz esta problemática y ha puesto el foco en la terrible desigualdad, no
sólo filosófica, sino también existencial, ha sido el feminismo. El feminismo no es hoy un movimiento
homogéneo, hay diversidad de intereses, perspectivas, acentos y fundamentaciones. Pero tienen en común
haber desarrollado teorías que muestran cómo funciona el sistema de género-sexo: división sexual, doble
estándar para ambos sexos, construcción de la identidad masculina o femenina desde la infancia,
discursos legitimadores en este sentido, desigualdad, entre otros temas. El feminismo ha sacado a la luz
que todo sistema de dominación tiene de base un discurso que lo legitima. Por ejemplo, un discurso
legitimador muy fuerte para sostener la dominación masculina, ha sido el religioso. Mitos importantes y las
religiones tradicionales son, todavía, legitimadores de la división sexual del trabajo y de la jerarquización
entre ambos sexos. Cuando, después de la Edad Media, el racionalismo ocupó el lugar de la teología, la
filosofía pasó a formar parte del discurso legitimador.

Desde el siglo XVIII y XIX ámbitos como la medicina, la biología y la psicología, entre otras, asumen el papel
de la religión para fundamentar las relaciones tradicionales entre varón y mujer. Sin embargo, no se pueden
olvidar algunas voces aisladas, como la de Poulain de la Barre que afirmaba que la marginación de las
mujeres de lo público era un prejuicio muy instalado al que ayudaban los filósofos al no reflexionar sobre la
cuestión. Otra voz aislada fue la John Stuart Mill que, en el siglo XIX, cuestionó el sistema de género- sexo
en su obra “La sujeción de la mujer”. Sin embargo, la historia oficial de la filosofía recuerda de Stuart Mill
otros temas y no éste.

Una pregunta pertinente que podemos hacernos en este contexto es: ¿hubo mujeres filósofas? Lo primero
que hay que decir, es que la filosofía ha sido una de las áreas del conocimiento más masculinas que
existieron y existen. Las razones son variadas, pero teniendo en cuenta la vinculación histórica que la
filosofía tuvo con la teología, no parece extraño ver ahí un discurso que tiene a la mujer como un ser
disminuido en relación al varón. Añadido a esto, la filosofía, al tener un discurso con un alto grado de
abstracción, consideraba que sólo era alcanzado por varones. Indudablemente que ha habido mujeres
intelectualmente relevantes que tuvieron que sufrir el silenciamiento por parte de los filósofos legitimadores
de un sistema patriarcal.

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¿Tiene la filosofía razones en favor de la mujer?

Es claro que no existe “la” filosofía, sino más bien multiplicidad de enfoques y mucho más a partir del siglo
XX donde realmente se da una explosión de intereses desde circunstancias muy particulares. Pero lo que
hoy es claro, es que la filosofía tiene un enorme potencial emancipador y construye pensamiento crítico. De
esta manera, el enfoque feminista de género puede ayudar a desenmascarar un discurso que sea
androcéntrico. No hace falta crear nuevos conceptos, es importante resignificar los ya existentes. Por
ejemplo, el discurso de igualdad, fraternidad y libertad de la Revolución Francesa, posee elementos
emancipatorios suficientes para aplicarlos también a la lucha en favor de las mujeres. Aquí se dio un
incipiente movimiento que fue rechazado con dureza por parte de la Asamblea Revolucionaria francesa.
Algunas feministas pasaron por la guillotina y centros para mujeres que discutían de política, fueron
cerrados.

En siglo XX, la filósofa y feminista Simone de Beauvoir va a reivindicar a Poulain y retomar los anhelos de
igualdad ilustrados en el marco, ahora, de su enfoque existencialista del ser humano. Para ella, y en general
eso es hoy aceptado, no existe una esencia ni femenina ni masculina. Esta aclaración de De Beauvoir, nos
pone en el corazón de la cuestión: ¿cómo enfoca la filosofía la cuestión de género? Dicho de otro modo,
¿qué significa filosofía feminista? Aquí se podrían distinguir algunas etapas en las investigaciones sobre la
mujer:

Por los años sesenta y setenta, comienzan a publicarse algunas colecciones al respecto. Aquí el acento
estaba más puesto en recopilar lo que la tradición filosófica había dicho sobre la mujer. Evidentemente los
resultados de estas investigaciones fueron bastante decepcionantes en el sentido de que recoge lo que
eminentes pensadores reflexionaban sobre “la” mujer, porque la mujer estaba esencializada. El enfoque de
la investigación consistía, básicamente, en buscar las semillas de misoginia en la filosofía.

Luego la investigación fue variando, de la búsqueda de misoginia en la tradición, se pasó a recoger los
discursos que mostraban los nexos incoherentes en la reflexión sobre los sexos y en relación a algún
principio que el filósofo sostuviera. Otro campo interesante de investigación es el de las metáforas. Las
metáforas tienen la particularidad de que esconden contradicciones o también lagunas teóricas propias del
género literario. Al estar conectadas con alguna emoción o afecto, suelen producir en el lector una especie
de aprobación. Ya en la antigüedad, la valentía, la capacidad de afrontar peligros o soportar adversidades,
son consideradas virtudes masculinas. Algo parecido ocurre con la Providencia, que es comparada a un
padre que cuida de sus hijos y los ayuda a hacerse fuertes. Estas metáforas entraron también en la reflexión
filosófica con las mismas contradicciones o ambigüedades. Por eso la tarea de la filosofía feminista, en
parte, es rastrear esas huellas que puedan desfigurar lo que la mujer es, es decir, sacarla de una esencia fija.
La búsqueda aquí es más metafísica porque hace al ser de la mujer.

Este enfoque más bien deconstructivo, de búsqueda en la tradición de lo que se ha dicho de la mujer, está
seguido por un enfoque constructivo: se trata ahora de elaborar una reflexión positiva acerca de ella. Esta
consiste, funda- mentalmente, en exponer de modo plausible y justificado, el lugar que ocupa la mujer en
igualdad como también sus especificidades. No para elaborar un discurso que sólo la distinga del hombre,
sino para mostrar lo que ella es. Esto además tiene consecuencias en la vida pública y en la lucha por el
reconocimiento de derechos vedados. A nivel filosófico, una tarea así ha comenzado ya hace mucho y es
posible encontrar en la actualidad, estudios serios al respecto.

Para ampliar la mirada sobre el tema te invito a leer el siguiente texto:

Género y subjetividad avatares de una relación no evidente.pdf


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LECCIÓN 4 de 6

La principal problemática hoy: violencia de género

No podemos hablar de la problemática de género sin mencionar el flagelo que se vive en Argentina con la
cuestión de la violencia de género y los femicidios. La aberrante práctica de matar mujeres, se ha convertido
en un problema público que desafía a las instituciones, la política y cualquier es- quema de prevención. La
filosofía sería una disciplina inútil y hasta irrespetuosa si no reflexionara seriamente sobre este drama.

En primer lugar, la filosofía está llamada a sacar a la luz los elementos culturales que subyacen en esta
práctica aberrante para mostrar ese machismo de base que todavía hoy está arraigado en nuestro país. Por
ser una cuestión cultural, deberíamos preguntarnos cuáles son los medios para que esas prácticas dejen de
existir. La educación está, de manera particular, desafiada a tomar la posta en esta tarea de educar niños
que aprendan a respetarse en las diferencias y a no mirar al sexo opuesto desde una determinada
supremacía, atendiendo al curso de la historia y dejando atrás paradigmas que relegaban a la mujer a las
tareas domésticas y al varón al trabajo y la vida pública. Lo que se aprende de niño, es muy común repetirlo
en la adolescencia y difícilmente se desarraigue en la adultez. Por eso el rol de la educación es clave. Es
podría considerarse una media preventiva.

En segundo lugar, la filosofía debería aportar a una reflexión atenta a los derechos humanos que fundamente
el rol indiscutido de la mujer en la sociedad como un aporte original y único. La organización de espacios de
reflexión que empoderen a las mujeres como también de información a los varones sería de mucha utilidad.
Aquí debería mostrarse no sólo la necesidad de una lucha por la reivindicación de derechos, sino también
mostrar la diferenciación de sexos como una cuestión del devenir cultural y que exige por parte de todos,
respeto y tolerancia por las diferencias. No hay un único modo de ser mujer, como tampoco la reflexión
puede cerrarse a otros modos de ejercicio de la subjetividad como la cuestión del transgénero, entre otras.

Una última consideración es que la filosofía tiene que tener voz pública. Si sólo está cerrada en claustros
universitarios o comités científicos, perderá parte de su potencial emancipador. La filosofía debe estar en la
palestra pública para que su aporte en este sentido sea, también, público y de utilidad para todos.
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LECCIÓN 5 de 6

Referencias

Bonder, G. (1998). Género y subjetividad: avatares de una relación no evidente. Publicado en: En: “Género y
Epistemología: Mujeres y Disciplinas" Programa Interdisciplinario de Estudios de Género (PIEG), Universidad
de Chile, 1998. Recuperado de:
http://www.enlinea.cij.gob.mx/Cursos/Hospitalizacion/pdf/bonder.pdf

Puleo, A. (1993/1995). Filosofía y género. Recuperado de http://www.raco.cat/in-


dex.php/Asparkia/article/viewFile/108124/154748

Reverter Bañon, S. (2003). La perspectiva de género en Filosofía. Revista Feminismo/s, 1, pp. 35-50.
Recuperado de:https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1963645

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