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El derecho al desarrollo

"El derecho al desarrollo es la medida del respeto de todos los derechos


humanos. Ése debería ser nuestro objetivo: una situación en que a todas las
personas se les permita acrecentar al máximo sus posibilidades, y contribuir a
la evolución de la sociedad en su conjunto."
Sr. Kofi Annan, Secretario General de las Naciones Unidas

En 1986, tras años de debate, los gobiernos del mundo proclamaron por vez
primera que el derecho al desarrollo era un derecho humano inalienable. La
Declaración sobre el derecho al desarrollo, aprobada ese año por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, representaba una nueva manera de abordar la
realización de los ideales de las Naciones Unidas al proclamar: "La persona
humana es el sujeto central del desarrollo y debe ser el participante activo y el
beneficiario del derecho al desarrollo". También afirma que es imposible la
plena realización de los derechos civiles y políticos sin el disfrute de los
derechos económicos, sociales y culturales.

La Declaración establece que la responsabilidad principal en la realización del


derecho al desarrollo recae en los gobiernos nacionales. También destaca la
cooperación internacional al afirmar que los "Estados tienen el deber de
cooperar mutuamente para lograr el desarrollo". La Declaración insta a los
Estados, especialmente de los países en desarrollo, a que utilicen los recursos
liberados del desarme en el fomento del desarrollo, y establece que los
Estados deben alentar la participación de la población en todas las esferas.

La Asamblea General aprobó la Declaración por votación de 146 a favor


contra uno, los Estados Unidos. Ochos países, todos industrializados, se
abstuvieron: Alemania Occidental, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Israel, el
Japón, el Reino Unido y Suecia. Algunos países industrializados sostenían que
había que adquirir los derechos civiles y políticos antes de lograr el desarrollo.
En contraste, algunos países en desarrollo respondían que el desarrollo debía
alcanzarse antes de que pudieran surgir los derechos civiles y políticos.
Aunque en la Declaración de 1986 se afirmaba la interdependencia de todos
los derechos --civiles, culturales, económicos, políticos y sociales--, el debate
al respecto no ha concluido.

Debe señalarse que, en 1981, la Comisión de Derechos Humanos había


establecido, antes de que se aprobara la Declaración, un grupo de trabajo para
que estudiara el alcance y contenido del derecho al desarrollo y las formas
más eficaces de garantizar su realización.

Por recomendación del grupo de trabajo, que se había reunido durante ocho
años, las Naciones Unidas organizaron en 1990 una consulta a escala mundial
sobre el derecho al desarrollo para centrar la atención en los principales
problemas que planteaba la aplicación de la Declaración, los criterios que
podían seguirse para determinar el progreso que se alcanzara y los
mecanismos necesarios para evaluar y alentar dicho progreso. En la reunión se
llegó a la conclusión de que las estrategias de desarrollo debían ser
determinadas por los pueblos interesados y que las Naciones Unidas debían
desempeñar una función de liderazgo en la aplicación de la Declaración
mediante el establecimiento de mecanismos orientados a garantizar la
compatibilidad de sus programas y actividades con la Declaración.

En vista de la importancia del derecho al desarrollo, la Asamblea General


decidió ese mismo año incluir como uno de los objetivos de la Conferencia
Mundial de Derechos Humanos el examen de la relación entre el desarrollo y
el disfrute de los derechos económicos, sociales y culturales, así como los
derechos civiles y políticos. En 1990, el Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo (PNUD) también publicó su primer Informe sobre
Desarrollo Humano, en que establecía un rango entre los gobiernos del
mundo sobre la base del progreso alcanzado en materia de esperanza de vida,
alfabetización, matrícula escolar y producto interno bruto.

De Viena al cincuentenario de la Declaración Universal de Derechos


Humanos

La Conferencia Mundial de Derechos Humanos debatió ampliamente la


cuestión del derecho al desarrollo. Después de difíciles negociaciones, la
Declaración y el Programa de Acción de Viena proclamaban que la
democracia, el desarrollo y el respeto de los derechos humanos y las libertades
fundamentales eran conceptos interdependientes que se reforzaban
mutuamente. Los gobiernos representados en la Conferencia Mundial
reafirmaron el derecho al desarrollo como derecho universal e inalienable y
como parte integrante de los derechos humanos fundamentales, y señalaron
que la falta de desarrollo no podía invocarse como justificación para violar los
derechos humanos.
También en 1993, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas
decidió establecer, por un período de tres años, un segundo grupo de trabajo
que se encargara de formular medidas para eliminar los obstáculos a la
aplicación de la Declaración sobre el derecho al desarrollo. Las
recomendaciones del grupo, publicadas en 1995, señalaban que:

 El derecho al desarrollo exigía el establecimiento de una estrategia a


largo plazo;

Los Estados deberían crear las condiciones internas conducentes a la


realización del derecho al desarrollo;

Los Estados deberían establecer políticas y programas orientados a garantizar


un equilibrio entre el crecimiento económico y el mejoramiento de las
condiciones sociales;

La participación de la población en el derecho al desarrollo debería extenderse


a las personas de todas las edades y origen étnico, lingüístico y religioso;

Los gobiernos deberían emprender una campaña de educación para que las
personas tomaran mayor conciencia respecto de sus derechos y
responsabilidades;

Los niveles sin precedentes alcanzados por los conflictos armados en los
últimos años y el aumento consiguiente de la demanda de esfuerzos
humanitarios requerían que se adoptaran medidas más enérgicas a nivel
internacional para crear las condiciones necesarias para la paz y seguridad;

En vista del aumento del número de Estados menos adelantados --aquellos en


que el nivel de vida de la mayoría de la población no es suficiente para la
satisfacción de las necesidades mínimas--, la comunidad internacional debería
considerar la posibilidad de implantar un sistema impositivo a nivel
internacional.

Reafirmación institucional

En 1996, surgieron indicios de que se estaban realizando progresos en la


aplicación de las recomendaciones del grupo de trabajo, cuando la Comisión
de Derechos Humanos de las Naciones Unidas señaló, en su 52º período de
sesiones, que el derecho al desarrollo se había integrado más estrechamente en
los programas del Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos
Humanos (Hábitat), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (UNCTAD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(FNUAP), la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la
Organización Mundial de la Salud (OMS). Ese año, la Asamblea General
también aprobó un plan de mediano plazo para 1998-2001, en que el
programa de derechos humanos de las Naciones Unidas elaboraría una
estrategia para fomentar la aplicación de la Declaración de Viena por parte de
organismos de las Naciones Unidas, órganos creados en virtud de tratados de
derechos humanos, instituciones internacionales financieras y de desarrollo, y
organizaciones no gubernamentales.

Al mes siguiente, la Comisión pidió al Alto Comisionado para los Derechos


Humanos que velara por la promoción de la Declaración sobre el derecho al
desarrollo mediante la organización de reuniones de trabajo y seminarios, en
cooperación con los Estados, las organizaciones intergubernamentales, los
círculos intelectuales y las organizaciones no gubernamentales. La Comisión
tomó nota de que el Alto Comisionado ya había iniciado deliberaciones con el
Banco Mundial con miras a fomentar el derecho al desarrollo.

En junio de 1997, la aprobación de Un Programa de Desarrollo por la


Asamblea General de las Naciones Unidas reafirmó la intervinculación del
desarrollo y los derechos humanos. En el Programa se afirma que el respeto
por todos los derechos humanos y libertades fundamentales, las instituciones
democráticas y eficaces, la lucha contra la corrupción, la representación
transparente y la gestión pública responsable, la participación popular, la
independencia del sistema judicial, el imperio de la ley y la paz civil están
entre los fundamentos indispensables del desarrollo.

Una estrategia mundial

En noviembre de 1997, el tercer grupo de trabajo sobre el derecho al


desarrollo presentó su informe a la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas en Ginebra, y posteriormente al Consejo Económico y
Social en Nueva York, en julio de 1998. En el informe se esboza una
estrategia mundial para la promoción y la aplicación del derecho al desarrollo.
También se hace hincapié en el importante papel que desempeña la sociedad
civil en la promoción de ese derecho.

En el informe se incluyen las siguientes sugerencias a los Estados:

La reforma legislativa para garantizar que el derecho de los tratados tenga


precedencia sobre el derecho interno;

La ratificación de tratados de derechos humanos;

La adopción de medidas económicas y sociales para evitar la exclusión de


grupos marginalizados por causa de la extrema pobreza;
La protección de la base económica y las condiciones de vida de la población
local;

La adopción de medidas para garantizar que los grupos pobres y vulnerables


tengan acceso a los bienes productivos como la tierra, el crédito y los medios
de empleo independiente;

El respeto de los derechos humanos de todas las personas.

Entre las sugerencias formuladas al sistema de las Naciones Unidas se


incluyen:

El establecimiento de un conjunto de indicadores amplios en la esfera de los


derechos humanos;

La inclusión de derechos económicos, sociales y culturales en los programas


de cooperación técnica de las Naciones Unidas;

El establecimiento de un diálogo entre el Alto Comisionado de las Naciones


Unidas para los Derechos Humanos, el Banco Mundial, el Fondo Monetario
Internacional y otras instituciones financieras;

La adopción de medidas más efectivas de alivio de la deuda;

Una mayor actividad del sistema de las Naciones Unidas para reducir las
desigualdades sociales y económicas y la corrupción;

El establecimiento de un mecanismo eficaz para coordinar las políticas


macroeconómicas a escala mundial a fin de garantizar el derecho al
desarrollo;

El mejoramiento de la cantidad y calidad de la ayuda;

La supervisión por parte de las Naciones Unidas de la participación política y


popular;

La coherencia entre el derecho al desarrollo y el sistema internacional de


comercio;

La realización de esfuerzos renovados por resolver el problema de los precios


bajos e inestables de los productos básicos de los países en desarrollo;

El establecimiento de un diálogo entre la Oficina del Alto Comisionado de las


Naciones Unidas para los Derechos Humanos y la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos.
¿Qué tipo de desarrollo? El debate continúa

Aunque todos coinciden en que el objetivo del desarrollo es el progreso


económico y la creación de condiciones que garanticen una vida digna, el
debate sobre la forma de lograrlo continúa. Ello resulta particularmente cierto
en el mundo actual, caracterizado por una rápida mundialización, en que los
niveles de asistencia oficial para el desarrollo se están reduciendo y las
corrientes de capital privado se dirigen cada vez más hacia determinadas
partes del mundo, excluyendo a las demás.

Aunque la mundialización de la economía mundial ha ofrecido nuevas


posibilidades de desarrollo, también ha creado nuevos peligros. Existe el
peligro de marginalización de determinados países, grupos y personas que no
están en condiciones de competir, al igual que la posibilidad cada vez mayor
de inestabilidad financiera y descontento social. En el período de sesiones del
Consejo Económico y Social celebrado en el mes de julio, el Sr. Alioune
Sene, ex Presidente del Grupo de Trabajo sobre el derecho al desarrollo,
exhortó a que se adoptaran medidas de carácter urgente para impedir la
exclusión de los países en desarrollo, especialmente los países menos
avanzados, del proceso de mundialización. También destacó que cada país
necesitaba elaborar una política de desarrollo que se centrara en la persona
humana.

Las estadísticas de las Naciones Unidas muestran que los mayores beneficios
de la mundialización los recoge un pequeño grupo de países afortunados. Los
países menos adelantados del mundo, donde vive un 10% de la población
mundial, participan únicamente en el 0,3% del comercio mundial --cifra que
representa la mitad de la proporción de hace dos decenios. Y la relación de
intercambio no es favorable. Los aranceles medios en los países
industrializados sobre las importaciones procedentes de los países en
desarrollo son superiores en un 30% al promedio a nivel mundial. En
conjunto, los países en desarrollo pierden alrededor de 60.000 millones de
dólares al año como consecuencia de los subsidios agrícolas y las barreras a
las exportaciones textiles en las naciones industrializadas. Además, las
inversiones extranjeras directas han dejado de lado a más de la mitad de todos
los países en desarrollo.

Los derechos humanos y el derecho al desarrollo

Los buenos resultados obtenidos como consecuencia de los diligentes


esfuerzos, a menudo difíciles, realizados por las Naciones Unidas para
promover los derechos de todos los seres humanos se ponen de manifiesto en
la importancia fundamental que los derechos humanos y el desarrollo
adquieren en el debate internacional. La reforma de las Naciones Unidas,
preconizada por su Secretario General, el Sr. Kofi Annan, pone el acento en
los derechos humanos como aspecto central de todas las actividades del
sistema de las Naciones Unidas. Pese a ello, las múltiples formas de la miseria
que trató de proscribir la Declaración Universal de Derechos Humanos hace
cincuenta años siguen existiendo en todo el mundo. Aunque han mejorado la
esperanza de vida y los índices de alfabetismo, más de 1.000 millones de
personas viven actualmente en la pobreza absoluta con menos de 1 dólar al
día.

Muchos consideran que ha llegado la hora de dejar atrás el debate teórico y


pasar a la adopción de medidas prácticas encaminadas a la realización del
derecho al desarrollo. Según la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos, la Sra. Mary Robinson, los derechos humanos aportan
a los debates sobre el desarrollo un conjunto unificador de normas, una
referencia común para el establecimiento de objetivos y la evaluación de las
medidas adoptadas. La Alta Comisionada ha acogido con agrado un
documento de política del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), de enero de 1998, en que se esbozan planes para integrar
los derechos humanos en las actividades orientadas a luchar contra la pobreza,
promover el adelanto de la mujer, proteger el medio ambiente y fomentar la
capacidad para una buena gestión pública.

En el desempeño de su labor, las Naciones Unidas siguen señalando los


problemas a la atención de la comunidad internacional, e indican posibles vías
de acción. Existe un consenso cada vez mayor de que todos los países y los
principales organismos económicos y financieros internacionales deben hacer
mayores esfuerzos para formular mejores políticas orientadas hacia la
mundialización que contribuyan a evitar que se siga ampliando la brecha
existente entre ricos y pobres. Los países pobres deben invertir en el
desarrollo humano, pero también necesitan que la comunidad internacional les
preste un apoyo especial --en términos de asistencia concesionaria, alivio de la
deuda, preferencias comerciales, cooperación técnica y fomento de la
capacidad nacional-- para que puedan abrirse paso en un mercado mundial
extremadamente competitivo.

"Debemos comprender el papel de los derechos humanos como factor que


potencia el papel de las personas y las comunidades", ha dicho la Sra. Mary
Robinson, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos. "Protegiendo esos derechos, podemos contribuir a evitar muchos
conflictos que tienen su origen en la pobreza, la discriminación y la exclusión
que siguen asediando a la humanidad y destruyen los esfuerzos de desarrollo
que se han realizado en los últimos decenios. Hay que romper el círculo
vicioso de violaciones de los derechos humanos que provocan conflictos, que
a su vez conducen a más violaciones. Considero que la única forma de
lograrlo es garantizando el respeto de todos los derechos humanos."

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