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lNlVERSlnAD N ACIONAL DE C OLOMBIA


~ ·'ÚN

DE PTO. DE BIB IOTE CAS


BIBLIOTECA "EFE" G MEZ

Universidad Nacional de Colombia


Sede Medellín

\ .

Trabajo de promoción a Profesor Asociado

La Inquisición de Cartagena de Indias o de cómo se inventa una


bruja en el siglo XVII

Diana Luz Cebal'los Gómez

Medellín

2001

UNIVBRSIDAD NACIONAL Da COLOMnIA


.q ~.. .U.UN
DEPTO. DE BIBLIOTECAS
BIBLIOTECA "EFE" GOMEZ

Abreviaturas

AAM Archivo Arzobispal de Medellín

AHA Archivo Histórico de Antloquia, Medellín

AHNE Archivo Histórico Nacional de España, Madrid

AGNC Archivo General de la Nación de Colombia, Bogotá

BlAA Biblioteca Luis Ángel Arango, Bogotá

BNE Biblioteca Nacional de España, Madrid


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Ü NlVErulmAD ~NAL I! C OLOMalA
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1. Las acusaciones
j •

DEPTO , E Bll LlOTECAS

BIBLIO CA " EF " GOMEZ

1.1. Ante el Tribunal

Se pueden distinguir tres grandes momentos en las acusaciones por brujería y

hechicería en el Nuevo Reino de Granada. El primero, desde el arribo de los españoles

hasta 1650-1680, coincide con las grandes "cazas de brujas" y los movimientos de

Reforma y Contrarreforma en Europa. Predomina, sobre todo ante el Tribunal del Santo

Oficio a partir de su creación, la acusación de brujería sobre las demás y en mayor

medida en cabeza de los negros y de los blancos. Los indios serán acusados

predominantemente de hechicería, chamanismo, yerbatería, herbolaria y curanderismo.

El Tribunal del Santo Oficio de Cartagena, creado en 1610, se ocupará

consecuentemente con la brujomanía en el período comprendido desde la fecha de su

fundación hasta aproximadamente 1680, yendo en contravía de las directrices dictadas

por la Suprema en Madrid. Será el único lapso en el que la brujería diabólica, resabio

de herejía, representará una preocupación seria para este Tribunal y las víctimas serán

los negros, los mulatos, mujeres blancas y unos pocos hombres blancos. Los indios, en

virtud de una Real Cédula de Felipe 11 (1571), habían quedado fuera de su jurisdicción

en los asuntos de fe y, por tanto, no podían recibir el cargo concreto de brujería

diabólica, cargo que los asimilaría a la herejía y por ende a la esfera del Santo Oficio.

La acusación de herejía queda reservada de esta forma, a los pueblos conocidos desde

antigua data: europeos, moros, afri canos y judíos.

El segundo período se extiende de 1680 a 1740. En él domina el conservadurismo

gracias a la interiorización de los lineamientos de la Contrarreforma. No obstante, la

obsesión de los españoles por encontrar brujos en las caras morenas, negras y cetrinas
de los grupos subordinados de América disminuye. El conocimiento mutuo permite la

transformación de los imaginarios europeos alrededor del otro. La imagen oscura de la

bruja comienza a ceder lugar a una menos hostil: las acusaciones de hechicería,

yerbatería y curanderismo se hacen más frecuentes y el pacto o trato, implícito o

explícito, con el Demonio deja de ser una característica fundamental de las

"transgresiones" de indios, negros, blancos pobres y mestizos. Estos últimos

representan ya un sector importante de la población y poseen ellos mismos una cultura

hibridada y no homogénea, que varía de acuerdo a las regiones y a los componentes

étnicos que los caracterizan. En este período, la acusación de hechicería llega incluso a

considerarse más grave que la de brujería, por el hecho de contener una intención

consciente del hechicero/a. 1

El tercero, comprendido entre 1740 Y la Independencia, época ya de una cultura

decididamente mestizada, de características más o menos definidas y diferenciables de

la española. La Ilustración hace su aparición de forma incipiente en España y, aunque

el Nuevo Reino de Granada es la periferia de la periferia del Imperio , el Régimen

Barbón, su deseo de orden y su interés par dejar los cargos públicos en manos de

hombres capaces y no de abolengo ("despotismo ilustrado"), conducen a que las

prácticas mágicas sean tratadas como un problema de orden (policía), de Estado, y a

que las consideraciones de la fe se aminoren considerablemente. Los términos

ignorancia, superstición, curanderismo y engaño se generalizan. El imperativo ahora es

reglar, normar y controlar las costumbres y las pasiones de los hombres. Las

1 " ... y siendo como es el obgeto de las echizeras sauer para haser mal a diferensia de las Brujas que es
por mera Curiosidad." f. 21, AGNC, MISCELÁNEA-C RIMINALES , 1732, t. 73, No. 133, f. 1-23. la intención de
las hechiceras (en este caso una herbolaria) es muy consciente y por tanto peor que la de las brujas. Las

2
acusaciones por diabólica desaparecen y en

marginales del 1..,I<".nl'"\ a donde "vientos

no llegado), curas o nl"llnl"l,<:>r,'t"'Ic "retrógrados" se ese t':'~'rn ínn con

todas que ello tiene, y creen verdaderamente que las brujas de

aquelarre y escoba todavía existen. 2 Pero en la mayor parte del territorio, ya han

muerto. Sólo los brujos magia "blanda": hechiceros/as, curanderos/as,

herbolarios/as, zahoríes y

se aislada, sólo causas fe,

Santo Oficio de Cartagena Indias a Madríd3 , se pOdría concluir

que dos los mitos que han acompañado en

Occidente se cumplen en Nuevo Reino. lJu....u .... llegar a forma

uno, que la brujería diabólica un problema

expandida, tanto 11.'''• ...,.;''' como

gracias a la forma en que se llevaban los interrogatorios y los procesos inquisitoriales, lo

que que cuando se las relaciones de causas para ser

enviadas a Madrid, los miembros del Tribunal

y secretario del secreto-, alejados como eSltaoan al

res:oe,Cto en , dieran en ellos de algunas

además obran
sucumbiendo a su
2 Véase por ejemplo,
I N° 96 I N° 97.
Y sobre todo la correspondiente a los 50
fueron publicadas por Instituto Colombiano de
y, por están al alcance de todos.

el artículo, D. CEBALLOS
Fuentes para el ",,,,,,,,,..,v de
in: y 7, pp. 49-61,
en el se analizan las
fuentes, de su interpretación, sus limítacínes y los muchos filtros que tienen los pro,ce¡,os InotJlSlltorlale:s

3
se por lo menos

cosa se I"IQ'::1;\lI#"I:1

pro¡ce~;os de fe se conservan en

Nacional de procesos ..,,,,'... 1,...\14:::11

y nos

rápida en esas relaciones causas, se como se

mayoría de las personas

que IUt:;;......:;';:) fanáticos, por el

de Acereto,

si se encausa a

inquisidores de ser una como

personas SOICI6,oa'o conocen a

en su amorosa o participan de alguna forma de las

culturas y se acusen a sus

o si acaso a hombres esclavos.

como en eSloal::lales que VVUIJ.ClI

edificios (casa su Ynrrn!ll cuartos -separados por I"IOI"kQr"1"'\

con frecuencia también para los esclavos-, cocina .. f. S~ se miran los procesos por

5
la teoría del .,,,,,,.mlr.,, interior, sostenida por Historia nocturna...
s Piénsese sólo en las blancas de calidad, sus hombres muchas veces
tO""""'''''''''' uniHCi¡r",it~.r¡o muchas de ellas a duras sabrán mucho
coloca generalmente a las

4
hechicería y brujería contra personas aisladas emprendidos por este Tribunal, que no

están en conexión con causas contra "juntas", se encontrará que fue considerable el

número de reos hombres procesados y que muchos de ellos eran esclavos. Y ni qué

decir de los juicios seculares de los siglos XVI, XVII Y XVII I, en los cuales el balance

resultante será mucho más equilibrado, tanto en la forma que toman as acusaciones y

los procesos, en los que se encuentran todos los matices posibles y una práctica

efectiva de lo mágico, como en el asunto del género, pues se encontrarán igualmente

hombres y mujeres implicados7 .

La brujería satánica no tuvo una carrera exitosa en América, tampoco la había tenido en

España. Desde muy temprano (siglo XVI), su realidad fue debatida por un sector de la

intelligentsia ibérica, compuesta pr'ncipalmente por teólogos, juristas e inquisidores,

quienes creían que era producto de la imaginación e hija de la ignorancia. De hecho, las

autoridades civiles y edesiásticas tenían problemas más serios que enfrentar, como el

asunto moro-judío, para el cual fue concebido, como instrumento de control político, el

Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Castilla (1478). Además, no hay que

olvidar que la España renacentista no estaba cerrada sobre sí misma, como sí lo estuvo

a partir de la Contrarreforma. No era una España monacal y conservadora, el

feudalismo no anidó f erte en su suelo.. Sin embargo el Tribunal de Cartagena fue

fundado en una época en que el brillo del Imperio y, sobre todo, de la Inquisición

esfera de la cultura popular, sobre todo en lo que se refiere a la esfera de las creencias, pues en el
mundo familiar están más en contacto con los sectores subalternos de la sociedad: gentes del servido de
todos los colores y blancos pobres, encargados de las artes y los ofidos.
7 Estudios relilizados en Europa en las décadas de los ochenta y los noventa muestran que el número de
hombres procesados es también allí bastante elevado y rebate el mito de que las ~ bnJjasD son mujeres,
contrario a las muy extendidas teorías del Martillo de fas brujas (Mal/eus ma/eficarum), de la romántica de
Jures Michelet y de las corrientes feministas, que quieren ver dicha persecución como una persecución
de género.

5
española misma comenzaban a declinar y su objeto, el asunto moro ~udío , no era ya

más una grande amenaza. A esto se sumaba el que los inquisidores enviados a

Cartagena no eran precisamente los funcionarios más destacados de esta Institución,

por lo que, en contra de las corrientes hispanas de la época y de las directrices mismas

de la Suprema, emprendían causas que a los ojos de Madrid daban sólo para una

amonestación, llevando los procesos y el procedimiento de manera inadecuada,

violando constantemente las disposiciones y regulaciones que para cada caso estaban

instituidas, y llegando hasta casos de corrupción flagrante. La España de los siglos XV

y XVI era hija de lo mejor de las tradiciones árabe y judía, cultivadora de las ciencias de

la época al lado de Italia; exploradora del mundo detrás de Portugal, y el reino más

floreciente de Europa. Pero la imagen que de España se guarda -en parte gracias a la

Leyenda Negra, pero también proveniente de los hechos posteriores-, es la de un

Imperio desvencijado y gastado, que vive de las glorías de su pasado conquistador.

E el período colonial, salvo en las ciudades importantes, la gente vivía disgregada y

era demasiado difícil llevarle el pasto espiritual a sus casas. No se puede pensar en la

Iglesia como formadora de una cultura religiosa en la época colonial. Sólo en el siglo

XIX emprende la Iglesia la tarea de reeducación moral. Si con los Barbones se dio la

recapturación de América, con la Iglesia en el siglo XIX se da la reconquista espiritual,

reconquista que se perfilaba esde el siglo XVIII.

Con el proyecto borbónico, el Estado y la Iglesia, se proponen una reforma de la

sociedad y de las características culturales y morales de los territorios de Ultramar. En

el siglo XVI había ocurrido algo similar, pero el Estado no había tenido u a participación

tan firme: resolver los problemas de la vida familiar, intervenir legislando y normando en

6
asuntos de fe, regular la vida doméstica y la sexualidad de las personas será la nueva

meta. La educación en los siglos XVI y XVII había sido más una preocupación

eclesiástica. En el XVIII es creciente el interés del brazo secular por estos temas:

controlar, legislar, normar. Crece el interés por educar y controlar a las castas, por

extirparles sus "supersticiones" y sus "malas costumbres", desviaciones de los cánones

establecidos por la Corona tratarán de ser encauzadas: prácticas médicas -curanderos

a los que se les prohíbe el ejercicio o se les normaliza exigiéndoles el examen en

medicina, cuando hasta el momento eran, muchas veces, la única alternativa médica

eXisten e-; prohibición de expresiones populares en los días de fiesta y de carnaval ­

prohibición de máscaras, de bailes, de toros en las calles-; visitas eclesiás icas;

regulación de las costumbres "perniciosas" de los esclavos; persecución del

amancebamiento y de la vaganciaS, etc .. Los problemas ya son otros, no se buscarán

brujos, se perseguirá el uso de venenos y yerbas tóxicas, el ejercicio de la medicina por

las clases subalternas o el de las prácticas adivinatorias... Los tiempos cambian, los

imaginarios también.

Detrás de cada acusación de brujería se escondía el miedo, el temor a algo que no se

conocía completamente, a algo extraño o inaprensible. Las otras culturas resultaban

inquietan es, diferentes, para algunos hombres de la Península Ibérica. La Justicia,

además, trataba de resolver con castigo las contradicciones de la sociedad, por lo cual

a veces cuando un blanco no moría de su "muerte natural/ , es decir, cuando no se

conocía la razón de su muerte -o de su enfermedad- y se podía presentar el beneficio

de la duda, se buscaba el maleficio y su autor: la persona, generalmente de color, que

S Cf. en la bibliografía los trabajos de Pablo Rodriguez y Juan Carios .Jurado J ..

7
del la posesión o seres

caer recurrente mente en

garras hoguera tiene algo se ¡Q,m,nle::~!:l en

seres

o un
es sólo

Con de lo real de

acusadas motivos diferentes a

efectiva de lo su

es una y por lo tanto contraria muy

como instrumento a lo
XVIII en casos de bastante talla.
mallen¡aliz;ada en la Biblia, véase por 22, levítico 19,26; 19, 31; 20, 6; 20,
1, ss.; 1 Samuel28, 3-13.

8
extendido arte de practicar la magia en España, sobre todo la magia amatoria, tan cara

a los pueblos mediterráneos, del Magreb a Sicilia y de ésta a la Península Ibérica.

La acusación de brujería y hechicería recae generalmente sobre los grupos margina les

de la sociedad (minorías, grupos segregados o sectores sometidos): "La creencia en

brujas es una especie de mitificación de los grupos socialmente marginados.,,11 Con la

característica adicional, por lo menos para el caso del Nuevo Reino de Granada, de que

la mayoría de los acusados son intermediarios culturales12, anfibios culturales que

nadan, no ya únicamente entre la(s) cultura(s) popular(es) y la cultura de élite o entre

grupos sociales , sino entre diferentes culturas y grupos étnicos. Personas que por su

posición son fácil carnada de la maquinaria de orden social, porque están expuestos a

todas las miradas y por su papel intermediario, expuestos a suscitar enemistades y a

estar en el centro de los conftictos, al igual que a servir de chivo expiatorio, por ser

personajes visibles y conocidos por un gran número de personas. Este estar expuestos

a a vista de todos hace más factible que cualquier falta a la ortodoxia religiosa, social o

ética sea mirada como una violación a las convenciones y se denuncie ante la ley. Los

intermediarios culturales no sólo están propensos a padecer la acusación, sino que

también la provocan.

Los intermediarios culturales se hallan a caballo entre los diversos mundos:

comerciantes portugueses, cristianos nuevos sospechosos todos de ser judíos;

11 G. H ENNING EN, El abogado de las brujas... , p. 349.

12 Para una típfficaci6n del intermediario cultural, confróntese M. VOVELLE, Idéologies ef mentalítés.

Édition revue el augmenlée, París, 1982 (111. Le populaire en question: 2. Les intermédiaires culturels,

pp.171 -184) . Además, P. BURKE, Popular Cut/ure in Early Modem Europe, London, 1978; E. H OBSBAWN ,

Notas para el estudio de las clases subalternas,. in: Marxismo e historia social, México, 1983 , pp. 45-59, Y

A. G RAMSCI, Observaciones sobre el folklore, in: Antología, México, 1986 , pp.488-491 . Véase además, C.
G EERTZ, The Impad of the Concept of Culture on the concept of Man, in: GEERTZ, The Interpretation of
Cultures, NewYork, Basic Books, 1973.

9
burocracia letrada, compuesta por cristianos viejos; encomenderos, propietarios de

minas y de plantaciones y por ende controladores de la población indígena y esclava,

con muchos intereses para defender; administración pública en general, con

funcionarios no siempre muy instruidos y a veces partícipes de la cultura popular, gente

blanca de calidad, que trabaja poco y tiene tiempo para gastar en embelecos o en

controlar las vidas ajenas; indios y esclavos explotados, ejerciendo las más variadas

tareas y casi omnipresentes en todos los lugares; gente blanca pobre y mestizos,

ocupados en los más variados oficios; monjes, curas, monjas, predicadores y

conventos... Estos mundos conviven y personajes como los cirujanos, los médicos, las

parteras, los sastres, las lavanderas, los sirvientes, los esclavos domésticos, los

sacristanes, los plateros visitan varios mundos, son comunicativos y hasta chismosos.

Ciertos esclavos del servicio, por ejemplo, visi an el mundo de los negros, el de los

amos propios y el de los amos de otros negros, entran en las casas llevando recados y

encargos, van al mercado a hacer las compras y entran en contacto con los

comerciantes, van libres por la ciudad y se meten a rincones, adonde na señora y

escasamente un señor no podrían entrar. Esta movilidad les permite a su vez adquirir

saberes, como el de la hechicería amatoria, y ponerlos en prádica, saberes que por

definición son de intermediación cultural , social y de género. Muchos de los acusados

por brujería son personas de gran movilidad (movilidad, liberias, o mejor, la falta de

control con que la gente va y viene, sin que se le sobrevenga mucho, porque el tamaño

del Imperio no permite un control institucional sobre las personas). Se les encuentra en

Lima, en Panamá, en La Habana, en Cartagena, en Sevilla, en los puertos y ciudades

importantes. Este aspecto puede ser quizás importante en la configuración de un perfil

10
de los acusados. Estos que hablan, conversan, se relacionan y se mueven son más

susceptibles a ser denunciados, por provenir el control, yen consecuencia la acusación,

de la sociedad13 .

Sus oficios los colocan muchas veces en el límite entre la vida y la muerte, condición ya

sospechosa y blanco fácil de la denuncia por ser muchas veces el último eslabón en el

camino hacia la muerte, tanto en aquéllos que trabajan en el campo de la salud

(curanderos, cirujanos, parteras -el oficio las incuJpa, por las tasas tan altas de

mortalidad de bebés y madres en la época-, barberos, curadoras de "males de madre" ,

13 Por esta razón, las fugas tenian pocas posibilidades de éxito en una sociedad en la que el control
colectivo y pennanente sobre los individuos y sus acciones no permitían el libre desenvolvimiento de las
personas. Cada vecino que Circulaba por un camino, por un campo, por un potrero, por una montaña;
cada vecino que pasaba a la quebrada a tomar agua, a refrescarse o a bañarse, sería observado por las
personas que se encontraban en los alrededores y, por supuesto, no se trataría de una observación
desinteresada e inaprensiva, sino que al contrario el observador trataría de saber quién era el que
pasaba, de dónde venía y para dónde seguiría, qué fines traería, si pertenecía o no al vecindario (cosa
que naturalmente todos más o menos sabian, pues por un lado las comunidades no eran an grandes y,
por el otro, el conocimiento de los miembros del vecindario era algo importante e intrínseco a la funCión
de vecino; aparte de que había lugares de reunión común como la pjaza de mercado o la iglesia, donde a
f uerza de encontrarse , se terminaba conociendo a los demás ; si sería alguien en tránsito, un transeúnte
nonnal, o si sería alguien con malas intenciones o venía huyendo de algo que ya se había hecho (fugarse
es indicio de culpa) . Si se trataba de un indio, de un esclavo o de un mulato o similar, es decir, de una
persona sujeta a otra por cualquier clase de lazos (es lavit d , mitaje , servicio, tributo o cualquier tipo de
servidumbre), las posibilidades de transitar sin ser detenido e interrogado disminuía n considerablemente.
En caso de no ser detenido, por lo menos seria obselVado y retenido en la memoria, en el comentario y
en el rumor de todos los que lo vieran pasar. El rumor, la oralídad, tenía una función v· al en la sociedad.
La palabra era EL medi de comunicación. Cada hecho pasaba de boca en boca, y cuando una fuga se
presentaba, el primero en enterarse le contaba al próximo y éste al siguiente; el alcalde enviaba aJ
pregonero por el pueblo; en la plaza se formaba n los corrillos donde se comentaba el último hecho del
día -y quizás el único fuera de la rutina durante el último tiempo-; en la pulpería cada comprador sería
informado por el pulpero; el arriero llevarla la noticia al pueblo vecino, etc., y de esta fOfTlla en poco
tiempo muchas personas sabrían que se había llevado a cabo una fuga y las posibilidades de seguir en
libertad serían mínimas. Aún hoy en los pueblos pequeños de las regiones con características altamente
rurales, con culturas pobladas de elementos tradicionalistas, este control se hace efectivo y notorio.
Cuando llega un turista o un extraño, Jo miran con desconfianza o agudament e, lo observan y siguen sus
movimientos; de ser posible o necesario, preguntan por su procedenc ia y el motivo que lo ha traído al
pueblo, a la vereda o a la región. En las culturas tradicionales, es posible ver todavía estos rasgos y el
control, ademés de ser efectivo, es un mecanismo que garantiza la sobrevivencia de la comunidad y la
protege de peligros externos que pueden afectar a sus miembros, de un simple robo o hasta de hechos
más graves como puede ser el rapto de mujeres o niños. La mayoría de las fugas de cárceles, que se
realizaban en la Colonia , fracasaban rápidamente. sobre todo las realizadas por indios, esclavos de
servicio , blancos o mestizos, es decir, po r pesonas que llevaban una vida más bien urbana en ciudades ,
pueblos o comunidades pequeñas. Los esclavos bozales fugados de minas y pla ntaciones lo sabían muy

11
esclavos del hospital, yerbateros, herbolarios ...), como aquéllos que ofrecen los últimos

servicios a los muertos, como los amortajadores, oficios cercanos a la muerte y no

libres de sospecha, pues el contacto con los muertos puede posibilttar el uso de partes

de los mismos en la fabricación de hechizos y maleficios.

Una parte de los acusados, especialmente los curanderos/as y yerbateros/as, son,

además de intermediarios culturales, mestizos culturales 14. Se encuentran en la frontera

de las culturas y, particularmente, de las medicinas, situación que los hace doblemente

marginales. En el caso americano colonial esta frontera entre las culturas es tal vez más

nttida y paradójicamente también más difusa, porque no se limita a la de cultura

popular/cultura de elite e involucra elementos de varias cul uras totalmente diferentes.

Estos hombres y mujeres mezclan prácticas y conocimientos médicos, ritos y

costumbres provenientes de dos o tres vertientes distintas: de la española, de la(s)

negra(s) o de la(s) india(s). Algunos llegan hasta a aprender e oficio al lado de un

bien, la única posibilidad real de que una fuga no fracasara, era adentrarse en la selva y no salir de ella
jamás.
u Defino como mestizos culturale a quienes, no importando su condición étnica, pertenecen o son
partídpes de más de una cultura o de más de un universo cultural. No necesariamente son mestizos de
sangre. Una persona blanca que haya crecido entre negros, indios o mesf zos, podrá ser mestiza cultural,
a pesar de ser un don o doña, es decir, un "blanco de calidad". El hijo del encomendero l ópez Matoso y
la mulata Isabel, de quienes se relata en el caso de la mohana Constanza, en: D. CEBAlLOS GÓMEZ,
Hechicería y brujería en el Nuevo Reino de Granada: una lectura del mundo, in: J.-M. SCHOLZ y T.
HERZOG (Eo.), Observation and Communicafion: rhe Construction of Realities in the Hispanic World,
Frankfurt am Majn, 1997, pp. 341 -369, son mestizos culturales y de qué forma: ambos hablan la lengua
Panche, lengua Que aprendieron en la cocina al lado de los indios del hato, y sin embargo no
comprenden las prácticas chamánicas, Doña Elena de la Cruz lo es ambién, a pesar de ser una señora
de calidad _ En esta época la mayoría de las personas que han crecido en el Reino son mestizas
cuhurales, pues tienen en su cultura rasgos de dos o más culturas diferentes, como parte de una cultura
mestiza en conformación. Se excluyen de ello grupos que por sus condiciones de vida o su estructura
mental no son tan permeables a la influencia de alguna de las otras culturas: adultos recién emigrados de
todas las layas; blancos y se destacan particularmente los letrados, quienes pueden tomar una distancia
mayor de las culturas populares de los otros grupos -en parte por racismo cultural o étnico , ambos tan
extendidos en Colombia-; negros esclavos de reales de minas o de plantaciones o indios residenciados
en pueblos de indios o en resguardos. quienes por vivir aislados del resto de los novogranadinos no
acceden a ese aprendizaje cultural, -aunque de todas maneras se dé entre ellos cierto mestizaje cultural
n
no "sincrético" pero sí "intraétnico es decir, entre negros procedentes de diversas regiones africanas o
,

12
médico inscrito en la tradición mediterránea15 , pero en el ejercicio emplean también

rituales y plantas americanas procedentes de la tradición indígena y prácticas

adivinatorias y métodos de tratamiento con origen en los tres continentes. De la mayoría

de ellos podríamos decir que son mestizos en el sentido completo de la palabra: son

mestizos de sangre y son mestizos culturales, además de intermediarios culturales - no

todos los mestizos culturales, que en el Nuevo Reino son la mayoría, son intermediarios

culturales-, pertenecen a las clases subalternas y, a su vez, su práctica se dirige

fundame talmente a estas últimas.

Muchas personas - y se destacan las mujeres- buscan sus servicios, porque creen

firmemente en que tienen poderes -sobre todo los negros- y los persiguen

insistentemente para conseguir un hechizo o veneno o filtro o amuleto o curación, sin

preguntarse si dichas personas en verdad tienen la capacidad para ello (aunque, como

en el caso del esclavo Juan Lorenzo no la tengan y para conseguir dinero para su

libertad, engañen a sus incautos clientes, dándoles hechizos falsos16). En los negros,

esta capacidad se presupone en aquéllos que tiene facilidad de contacto con los

demás, es decir, aquéllos que juegan cierto rol de intermediarios culturales, bien porque

tienen un papel que los define como tales -cocina, hospital, servicio público, cirujanos,

entre indio , cuando por el despoblamiento y extenninio fueron reacomodados indios procedentes de

diversos sitios y de diversas cutturas en un mismo Jugar.

15 Como anuel de Aguilar, curandero mestizo. Vid. AHA , B 79-15, 1768-1769, 36f.; una presentación

del caso en: D. C EBAlLOS GÓMEZ, Hechicería, brujerla e InquiSición en el Nuevo Reino de Granada. Un

duelo de imaginarios, Bogotá-Medell ln, 1994, (2a. ed. 1995) , pp.185-197. O como el mulato Diego López,

quien fue esclavo en el hospital -donde aprendió algunas cosillas- y luego consiguió la libertad, AHNE,

Leg. 1620, W 7.

16 Leg. 1620, N" 1, f. 7-7v. y 1. 67 . Libro 1020, f. 5v. y f. 7v.. En los juicios y actuaciones se cruzan las

diferentes motivaciones de la gente. El escribano que declara contra la seiíora, porque no le permite

dormir con la esclava de quien ya tiene una hija; la señora que usa hechizos, conjuros y hasta v enenos,

porque su marido la maltrata y golpea; la abadesa que no declara la violadón al secreto inquisitolial del

Sargento Mayor, porque éste le traerá dinero de Su Magestad; los esclavos que declaran contra los amos

para vengarse por los m alos tratos recibidos; etc ..

13
curanderos, etc.-, bien porque tienen una función o status que los coloca en dicho rol

(L e. Paula, por ser la amante del teniente de las minas, tiene una posición que la

coloca entre los negros y los blancos y por encima de la gente de su grupo -los negros

esclavos-. Situación que en últimas caracteriza a los intermediarios culturales, quienes

tienen un comportamiento anfibio, por ser capaces de sobrevivir y de comportarse en

medios socioculturales -y económicos- diferentes y estar, en cierta forma, por encima

de su grupo), o bien, y este caso es menos frecuente, porque se comportan como tales

por sus características personales (inteligencia, hablar mucho e imitar la forma de los

otros -€n este caso los blancos-, arribismo. A veces ascienden económicamente, como

Diego López). La mayoría de los intermediarios, que practican la hechicería o que son

acusados de brujería, son habladores y vivarachos, muchas veces arribistas, capaces e

inteligentes y astutos. En la mayoría de los casos son mulatos, zambos y mestizos, pero

sobre todo la mayor parte son libres, razón por la cual no están bajo el control directo

de los micropoderes17 (encomenderos, poseedores de esclavos, hacendados ... ), lo que

les deja más libertad de acción. Los blancos inscritos en la cultura popular tienen tanta

fe en los poderes sobrenaturales y capacidades de Dios, del Diablo, de los santos, de

algunos hombres, que confían plenamente en que se pueda modificar el destino y las

circunstancias de la vida con medios extraordinarios. Los blancos que viven en América

y algunos de España saben perféctamente que no todos los Dioses negros e indios son

clasificables como malos o perniciosos y, eso sí, a veces son muy poderosos. Si se usa

de los poderes de Dios, de la Virgen y de los Santos para sanar enfermedades, salir de

malas rachas económicas, protegerse de los peligros y males físicos y espirituales,

17 Véase D. CEBALLOS GÓMEZ, Gobernar las Indias. Por una historia social de la normalización, in:
Historia y sociedad, N° 5,1 998 , pp. 149-195.

14
conseguir amores, etc., ¿por qué no usar los otros Dioses y Santos para los mismos

fines?

El crimen de brujería diabólica es imaginario, pero algunas de las prácticas a las que se

aplica la acusación no lo son. Con frecuencia detrás de una acusación por brujería hay

prácticas hechiceriles, una muerte no explicada o intentos de asesinato.

Los esclavos, por ejemplo, tienen bastantes motivos para asesinar y confiesan con

frecuencia ante la Inquisición haber intentado asesinar, y no siempre como brujos, a sus

amos, a otros blancos, a otros esclavos; haber dado polvos o yerbas o venenos u

oraciones.18 Muchos terminan confesando que mataron a alguien por "medios

mecánicos", es decir, ahorcados, ahogados, envenenados, etc. y muchas veces son

estas sospechas de homicidio las que conducen a que la acusación se lleve a cabo,

pero bajo el cariz de la brujería con este manto simbólico, que en el universo mental

africano explica la causalidad del mund019 (más fuerte simbólicamente). Pero esta

explicación y la respectiva acusación provienen de los sistemas simbólicos africanos y

al entrar en contacto con la Inquisición, mediante el proceso, se pervierte su estructura

interna, por la intervención de otro sistema simbólico, el de la brujería diabólica, más

fuerte semióticamente (lo que lo hace más hábil en el manejo del lenguaje oral y del

discurso) y en conexión directa con el aparato de justicia, por lo que puede acceder al

ejercicio de la violencia (tormento, cárcel, azotes, presión psicológica, promesas de

clemencia ... ) para plegar los otros sistemas a él y absorberlos, mediante el uso

18 Juana de Hortensia, por ejemplo, declaró , después de hablar de juntas y brujerías, haber asesinado a
su amo Juan Hortensia con unos polvos colorados que su diablo Ñagá le había dado, porque no le Quería
dar la libertad, dándoselos dos veces en el caldo, de lo cual murió. AHNE, INQUISICiÓN , Libro 1020, f.
337v ..

15
lingüfstico. En otras palabras, un esclavo es acusado de brujería, por otros esclavos,

siguiendo el sistema causal africano; a través de la denuncia termina en el Santo Oficio,

donde la acusación de brujería es leída en térm inos europeos diabólicos, lo que

significa tener pacto implícito o explícito con el Demonio y practicar la brujería satánica;

después de lo cual mediante el contacto en las cárceles con otros presos y con los

funcionarios del Tribunal, mediante el procedimiento inquisitorial y, de ser necesario,

mediante el tormento, el esclavo acabará confesando su pertenencia a la secta de las

brujas y su entendimiento con el Demonio. Igual cosa sucederá a personas blancas o

mestizas acusadas por brujería ante el Tribunal, los resortes del funcionamiento de éste

harán que terminen reconociendo su pertenencia a una secta de brujas, aunque lo que

haya motivado dicha acusación haya sido la hechicería, el curanderismo, la envidia, una

sospecha de homicidio u otra razón bien humana.

A menudo la acusación de brujería, hechicería, yerbatería, etc. sirve para explicar las

muertes de las cuales no se conoce su causa, las muertes repentinas o aquéllas que al

suceder estuvieron acompañadas de determinados "signos" o "indicios", como por

ejemplo el hecho de arrojar "culebras" y "sabandijas" antes o al momento de expirar, o

de desvariar antes de la muerte.20

Con mucha frecuencia, las muertes infantiles suelen ser explicadas por brujería21 . En

algunos casos desde la brujería africana, en otros desde la europea, a veces desde una

mezcla de ambas o desde la hechicería y yerbatería mestiza e indígena. Para un sector

19 Véase E. E. EVANS-PRITCHARD, Hexerei, Orakel und Magie be; den Zande, 1a . ed., Frankfurt, 1978.
20 Para un ejemplo de muerte no explicada y la búsqueda de un vehículo de explicaci6n a través de las
prácticas m ágicas, consúltese D. CEBALlOS GÓMEZ, Gobernar las lndias. Por una historia social de la
nonnalización, en: lus Commune, XXV, 1998, pp. 181-218.

16
de la población, se es brujo naturalmeníe (o chamán, o hechicero), sin ser

necesariamente consciente de ello, y una parte de los daños, por ellos "producidos" , se

sobreentienden, son connaturales a la vida misma y la explican. 22 El proceso contra la

mulata Paula de Eguiluz se inicia con la acusación de la comadrona23 y de otras

mujeres por la muerte de una bebé, hija de la india Ana María, por chupamiento de

brujas. Se le acusa de que después de haber cargado a la niña, el fajero tenía gotas de

sangre y tenía el ombligo caída, poco después de lo cual la niña enfermó rápidamente y

murió, razón por la cual debió de haberla chupado. La primera acusación se produce

antes de la muerte de la niña: ".. .y la comadre pregunto a la madre de la niña que que

era aquello la qua) Respondia que sus pecados y luego dixeron que bruxas la auian

chupado y por la mala fama que la dicha Paula tiene dixeron que ella auia sido .... "24

Una posibilidad de explicación de la muerte rápida y repentina es por el pecado. Morir

rápidamente, de repente o en un accidente, es algo no bien visto, pues se muere sin

padecimiento y sin agonía larga en la cama, sin el tiempo suficiente para arreglar las

cuentas terrenales y divinas2S . La india Ana María explica la muerte de su hija por sus

21 Véase el próximo capítulo. En los sectores populares, a los niños aún hoy dia se les protege al nacer

con una pulsera co ntra el m al de ojo.

22 V. E. E . EVANS-PRITCHARD, Hexerei. .

23 La partera, intermediaria cultural, la acusa y a la vez se exhonera ella de culpas: " ...IlaJ comadre ... dixo

a la dicha madre que es esto señora como a dexado and ar esta hija en tantas manos si se muriere no me

ponga a mi la culpa porque segun tiene el om bligo parese le han chupado bruxas ... fueron a ver el

d[ich]o ombligo y lo bieron lleno de sangre y falto vn vocado .. . del ombligo, el qual vocado tenia caydo

entre las piernas lleno de sangre y preguntando que quien auia andado co n ella dixo que solo la d[ich]a

Paula y e nto n ~s se fu eron diyiendo que bruxas la auian chupado ... " f. 58v., AHNE, INQUISICiÓN, Leg.

1620, W 10. Dicen y hablan (chisme y comidilla). Se fu eron diciendo, lo que a la comadre se le ocurrió

decir. Ella es poseedora de un saber y tiene la credulidad de la gente, porque vive entre la vida y la

muerte. Tiene el saber para ayudar a bien nacer y esquivar las andanadas de la parca.

24 AHNE, INQUISICiÓN, Leg. 1620, W 10, f. 60. Véase el capítulo que sigue.

25 V. P H. AR IES , La muerte en Ocddente, Barcelona, 1982.

17
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26
del asimilaciÓn de por secton:tS

8
muerte. Conjuran un poco ese Más Allá indescifrable, es decir, hacen las veces de

puente semiológico -de conexión simbólica- entre un fenómeno natural incomprensible

en sí mismo y las representaciones respecto al Más Allá y a la muerte misma. Por lo

tanto, aunque evidentemente hoy veamos que la niña estaba enferma desde antes,

ellos no lo verán tan evidente porque se trata de una elaboración a posteriori, que se

hace después o durante el deceso, en la que se construye una escena de muerte,

donde debe haber un intermediario o instrumento, que sería el causante de esa muerte

-enfermedad o chupamiento de brujas-o Las muertes que no requieren de una

explicación y que son culturalmente aceptadas son aquéllas que se pliegan a las

representaciones que respecto a fas formas de morir existen.28

Las acusaciones por brujería, yerbatería, herbolaria o envenenamiento esconden, por lo

general , un comportamiento socialmente sancionable y sirven de vehículo para

restablecer el orden social. Cuando las acusaciones cumplen una función social,

provocada por motivos ajenos a lo mágico, suelen tener tres características: 1) La

acusación viene mediada por un conflicto y es producto de él. 2) Se acusa a una

persona cercana, fácilmente identificable y a quien se le conocen ya sean los méritos

para cumplir el papel de "dañadora u , o bien los motivos para dañar a alguien. 3) Previo

a la acusación, el hecho se vuelve público y notorio, es decir, se verbaliza y mediante la

palabra se torna comunitario, "lo Que tan en cada cassa u29 . Si es público y notorio,

quiere decir que ya es así. La palabra, el uso y la tradición determinan ID que es y lo

27 AHNE, Leg . 1620, W 10, f. 57v. y f. 58.


INQUISICiÓN,
28 V . PH. A RIES, La muerte en Occidente, Barcelona, 1982, y M. V OVElLE, L'heure du grand passage.
Chronique de la mort. Paris, Gallimard , 1993. Véase también J. WIRTH, La jelme filie et la mort.
Recherches sur les themes macabres dans I'arl germanique de la Renaissance, Genéve, 1979.
29 AHNE, INQUISICiÓN. Leg. 1620, W 8, f. 62 (494).

19
que no es, no los hechos. Es un mundo que se mueve en la esfera de lo simbólico y no

de los signos, como lo hace el siglo X)eo. Si es público y notorio que alguien es

hechicero, entonces esa persona lo es. Si es público y notorio que A envenenó a B,

entonces dicha persona es una en enenadora; esta creencia está reforzada por

circunstancias, que las más de las veces pertenecen también a una esfera simbólica,

que se transfieren como característica a la persona. Si por ejemplo el padre tenía fama

de herbolario, la hijaJo sospechosaJo recibirá esta característica de forma directa por

analogía y asimilación. No se "comprobará" como lo hace el mundo post-ilustrado -y

como pretendía la Suprema que se hiciera en los casos de supuesta brujería, en que se

debía constatar la materialidad y verdadera realización de los delitos-, si el fautor tiene

verdaderamente la capacidad de envenenar, es decir, si posee el conocimiento práctico

necesario (identificación de venenos animales, vegetales o minerales y la forma de

usarlos) y si en realidad han ocurrido los hechos que se le imputan. A esto se agrega el

hecho evidente de que a un jUicio normalmente acuden a declarar y en contra, quienes

tienen alguna queja de la persona acusada, o los enemigos, o quienes tienen odios o

antipatías, gratuitas o Justificadas.

Estos son, de forma sucinta, algunos de los motivos que incitan y refuerzan la decisión

de acusar a alguien de brujería o de hechicería. Casi la totalidad de los reos/as tienen

otras características personales que posibilitan la acusación y en la mayoría de los

casos han ejercido ellos mismos o solicitado el uso de prácticas mágicas. Lo anterior,

sin embargo, no es razón suficiente para generar una acusación, pues las prácticas

30 El mundo occidental del siglo XX se mueve en el ámbito de lo semiol6gico -semi6tíco- y nuestras


narices difiícilmente intuyen más allá . J .-J. Goux, El símbolo insensato, in: AA.W. Psícoanálisis y
semiótica, Barcelona, 1980, pp. 174-182.

20
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