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elegir entre dos botellas de vino cualesquiera, sin poder decir cuál es
mejor que la otra, o cuando se tiene que elegir entre quien es mejor
artista: si Picasso o Beethoven. En todos esos casos, el juicio más
sensato que se puede afirmar es que tanto Picasso como Beethoven son
artistas excepcionales y no puede haber punto de comparación, están a
la par. Es por estos ejemplos que se llega a sostener que:
“El escepticismo interno en torno de la moral incluye en
consecuencia no solo juicios morales negativos, como el
que sostiene que en la actividad sexual entre adultos que
consienten todo es permisible, sino también afirmaciones
de indeterminación en el juicio moral y de
inconmensurabilidad en la comparación moral.” (Dworkin,
2014, 94).
La tercera forma de escepticismo interno que quiere destacar Dworkin
es el conflicto moral. Este conflicto moral se puede representar en la
figura de Antígona, porque ella tenía los deberes morales tanto de
enterrar a su hermano como de no hacerlo, e independientemente de la
decisión que ella tome, habría de cometer una acción que es incorrecta.
En este caso, no es una afirmación de indeterminación, sino todo lo
contrario, una acción de demasiada determinación. Ahora el texto se
centrará en dilucidar cada escepticismo interno de una manera más
detallada.
2. Indeterminación y juicio por defecto:
En este apartado se analizará las afirmaciones que dicen que ‘no hay
respuesta correcta’. El autor sostiene que los juicios de valor, ya sea en
moral, ética, arte y derecho, la indeterminación es el juicio por defecto,
es decir, es el juicio que más se utiliza. Por ejemplo, cuando se discute
acerca del aborto puede ser que distintos argumentos o estados de
ánimo me hagan defender una posición y después otra. Y después de
analizar detenidamente todos los argumentos, puedo llegar a la
conclusión de que no existe una respuesta correcta. También hace la
distinción entre dos posiciones que puede ser similares pero no lo son,
que son: la indeterminación y la incertidumbre. Es por lo anterior que:
“En el plano teórico, las confesiones de incertidumbre son en verdad
menos ambiciosas que las afirmaciones positivas; la incertidumbre es
en rigor una posición por defecto.” (Dworkin, 2014, 95).
La diferencia entre incertidumbre e indeterminación se puede ver
sintetizada en las dos siguientes frases: una cosa es la frase ‘no tengo la
certeza de que la afirmación en cuestión sea verdadera o falsa’ y otra
cosa es la frase ‘la proposición en cuestión no es ni verdadera ni falsa’.
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3. Responsabilidad y verdad.
3.1. Evidencia, alegación y fundamento:
Una de las ideas fundamentales de este capítulo es que una persona
moralmente responsable no puede alcanzar la verdad, pero está en
búsqueda de ella. Y hace una distinción que es fundamental: una cosa
es la verdad en ciencia y otra cosa es la verdad en moral. Cuando uno
toma los juicios que se hacen del mundo físico y mental, esos juicios
pueden ser meramente verdaderos en el siguiente sentido. Por ejemplo,
podemos imaginar un mundo que puede ser idéntico al de nosotros pero
diferir en solo una cosa. El bolígrafo que se encuentra en mi mesa es de
color rojo y en la mesa del mundo paralelo es de color azul. Pero: “No
sucede lo mismo, empero, con los juicios morales y otros juicios de
valor. No pueden ser meramente verdaderos; si dos mundos difieren en
algún valor, también deben diferir en algún otro aspecto, de carácter no
evaluativo.” (Dworkin, 2014, 116). Por ejemplo, no puede haber otro
mundo igual al nuestro, donde torturar bebes por diversión es
moralmente aceptable. Eso sería posible si el juicio de valor fuera
cuestión de percibir partículas valorativas. Pero como se ha
argumentado en anteriores capítulos, no existen ‘morones’ que su mera
existencia implique que el juicio de valor sea verdadero.
Por eso es que si un juicio de valor es verdadero, debe de haber una
razón por la cual lo es. No puede ser solamente verdadero. Por eso no
es lo mismo la explicación científica de un hecho que la explicación
moral. La ciencia busca principios o leyes donde den cuenta de toda la
física o la biología, pero cuando se intenta buscar lo mismo para la
moral, se cae en un error, según el autor. No se puede decir que la
tortura es incorrecta sin más, y eso es todo. Para el filósofo
norteamericano, eso no expresaría responsabilidad sino todo lo
contrario. Por eso:
“Una vez más, la costumbre de los filósofos de afirmar
<<intuiciones>> puede desencaminarnos. En su uso
inocente, la afirmación es solo el enunciado de una
convicción. También podría sugerir una incapacidad de
proponer una razón más para esa convicción. Pero no
debería significar ni dar a entender una negación de la
posibilidad de una razón más.” (Dworkin, 2014, 117).
Otra de las distinciones que hace Dworkin es la distinción entre
evidencias y alegaciones. Por ejemplo, en las ciencias formales e
informales se buscan evidencias en las proposiciones, y en el campo del
valor se hacen alegación en favor de estas. Si hay agua en algún
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