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Fortalezas y oportunidades

La conducción de un país durante la pandemia del coronavirus ha revelado la fragilidad o robustez de


los gobiernos ante un evento de consecuencias aún incalculables en materia sanitaria, económica,
social y, sobre todo, de vidas humanas. El Perú no ha escapado a esa suerte de análisis
gubernamental FODA, que implica una evaluación de sus fortalezas, oportunidades, debilidades y
amenazas en un escenario volátil que ha significado al avance desmesurado del covid-19 arrasando
mercados bursátiles y sembrando incertidumbre sobre el próximo orden mundial.

Aunque el escenario que vivimos es de una emergencia absoluta, en medio de ese caos planetario provocado
por la cepa mortal, la nación peruana ha recibido elogios de medios internacionales por la contención de la
enfermedad con una estricta cuarentena, por la oportuna adopción de medidas sanitarias a fin de paliar el
impacto del virus, y por la correcta conducción económica que se apoya en la férrea disciplina fiscal del país
en los últimos 20 años para enfrentar precisamente esta clase de imponderables.

Desde medios como la BBC británica y el diario chileno La Tercera, así como Maximixe, el Grupo de Análisis
para el Desarrollo, y el Instituto Peruano de Economía, entre otras consultoras especializadas, se han
efectuado comparaciones entre los países de la región, y la conclusión es que el Gobierno peruano ha
actuado conforme a principios basados en la persona humana como prioridad, otorgando preferencia a los
sectores sociales más vulnerables, que son más susceptibles de sufrir el ataque viral.

Esto ha sido posible gracias a la Fortaleza fiscal adoptada por décadas en el Perú y a la política económica
continua que han aplicado los sucesivos gobiernos que han asumido la conducción del país. Ello ha permitido
que nuestras reservas internacionales netas sumen cerca de 68,044 millones de dólares, con una deuda
pública aproximada de 27% del PBI, además de registrar una de las inflaciones más bajas en América Latina
y posicionar al sol como una de las monedas menos volátiles de la región.

Tal disciplina ha generado la Oportunidad de recoger frutos en estos momentos aciagos. De hecho, el Perú ya
ha demostrado que supo aprovechar ocasiones complicadas, como la crisis financiera internacional del 2008,
cuando su economía creció cerca de un 1% al año siguiente, y en 10% durante el período 2010.

Sin embargo, la nación peruana también tiene Debilidades. Es cierto que sus indicadores microeconómicos
aún carecen de la estabilidad necesaria, los sistemas de protección, como el de la salud, son precarios, todo
ello producto de una economía altamente informal y cuya solución incluye potenciarlas con una base legal y
técnica.

También se cierne la Amenaza de que su aparato productivo y exportador reciba golpes por la caída de los
índices de su industria pesquera, y por la tensión comercial entre China y Estados Unidos, sus dos principales
socios comerciales. Confiemos, en todo caso, en que las fortalezas del país aminoren el impacto de la
pandemia en los próximos meses.

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