PROCESO DE RACIONALIZACIÓN EN OCCIDENTE (Continuación) Alto desarrollo industrial en Alemania, previo al surgimiento del nazismo. Hay una emergencia de una economía de corte capitalista muy rápida, una emergencia de industrias. Con las industrias, también surge un alto desarrollo del proletariado industrial. Para que esto sea posible, dice Weber, se hace necesario un ethos particular (configuración mental), tendiente a privilegiar la organización racional, más específicamente, una organización racional de la economía y una organización racional de la producción. En la medida en que el proceso de racionalización va avanzando, deja atrás todas las técnicas tradicionales; una de las primeras cosas que dicta esta racionalidad económica es la separación del espacio del trabajo del espacio doméstico, asociado este último a la familia y la socialización y no al rendimiento económico, siendo este un efecto racionalizador, separando las esferas. Otra forma de separación es el desligue de la economía y la religión. Con el predominio cada vez más creciente de la economía se estremece muy en profundidad el plano de las relaciones sociales y se llegan a dar nuevas relaciones sociales. A nivel de ciudad se dan relaciones diferentes a las que se dan a nivel rural, el cual se basa en mucha solidaridad de tipo familiar. Hay una transformación sustantiva en las relaciones sociales a causa del proceso de racionalización. Estos cambios que se asocian a la economía tienen impacto sobre prácticamente todas las actividades de las sociedades, hay cambios en la naturaleza del poder, la cual es distinta a la que se debía a la obediencia del rey cuyo poder provenía de emanaciones divinas. La pregunta fundamental que se formularán todos estos autores (Weber, Rickert, Simmel, entre otros.), se asocia con qué es lo que está sucediendo en la sociedad europea para que estas transformaciones tengan lugar: pregunta por la naturaleza de la transformación de la sociedad. Weber interpreta los fenómenos que le toca analizar en relación estrecha con el nuevo comportamiento de la economía. El imaginar una sociedad en transición implica oposiciones, como toda transformación en la sociedad se genera una polaridad. Por un lado Weber observa a los nostálgicos de siempre por un antiguo régimen, lo que revela una tendencia conservadora y vinculada al antiguo poder aristocrático, además prevalecían fuertes tendencias centrífugas en términos de la prevalencia del sentido regional. Por otro lado, existía una tendencia de tipo universalista con intención de crear Estado con poder centralizado de carácter administrativo, materializándose a través de procesos universales, además intentan establecer una democracia representativa. La tendencia más fuerte fue la de instalar este tipo de democracia. Estructuras mentales: religión Este plano lo podemos asociar al plano de las mentalidades, qué es lo que ocurre en Europa desde el punto de vista de las mentalidades. Hay un tema que tiene importancia y que marca este período y que es la descristianización: avanza prácticamente por gran parte de Europa este proceso de secularización. Se genera una pérdida de la centralidad de la religión como componente fundamental de la mentalidad. Sin embargo, el matiz es que en Alemania se ha producido un elemento religioso importante asociado a la reforma, el catolicismo sufrió un sigma. El acoplamiento de mentalidades o de creencias al nuevo orden económico no es completamente incompatible con la religión, a condición de que la religión preste un cierto tipo de argumentos que justifica el nuevo orden económico. La laicización en Alemania camina de la mano con la presencia de una religión que, en el fondo, acompañará el nuevo proceso histórico y se instalará una conjunción entre una cierta manera de creer y una cierta manera de pensar la economía: un cierto creer religioso se va a acoplar y será funcional a un cierto dinamismo económico de tipo nuevo. Esto, dice Weber, se da en el mundo protestante, no en el católico. Comprensión del nuevo orden social Weber intentará comprender y hacer comprender lo que consideramos como un nuevo orden social. Y para comprender las formas de organización social propias de este mundo moderno, Weber intenta compararlas con civilizaciones anteriores. Con toda esta información que Weber tiene, llega a preguntarse: ¿Cuál es el motor mismo de la dinámica nueva desde el punto de vista económico? ¿Por qué esto tiene lugar en occidente y no en otras partes del mundo? Debe haber un elemento que legitime la imposición de este nuevo orden. Para Weber hay un gran principio que se ha ido imponiendo en Europa para validar la sociedad industrial: el triunfo de la razón. El hombre tiene todo el potencial desde sí mismo con la facultad racional que posee, para no inhibirse a ningún desafío del conocimiento, es decir, autonomía de las fuerzas sobrenaturales. La razón, además, requiere de la ciencia. La razón es de uso corriente (S. XIX), la razón que se termina imponiendo es de una cierta índole, esta es la razón instrumental y muy funcional al nuevo orden. Esta racionalidad, aplicada a la economía, tiene dos objetivos primordiales: el ser eficiente y el cálculo. Aquí surge entonces, un quiebre con los elementos sustantivos de la tradición, pero la religión protestante producirá una situación particular. Oriente en contraposición al modelo de Occidente Para varias culturas orientales, lo único posible es la preservación de lo que hay (en el caso de la India). En el caso de China, lo que prevalece es un factor decisivo, asociado a creencias y mentalidades, asociado al culto a los ancestros, los cuales son objeto de un respeto y veneración tal, que cualquier innovación puede ser entendida como una ofensa a los ancestros, dice Weber. Incluso, en sociedades orientales modernas, se puede ver que no han roto con la tradición de culto a los ancianos, quienes ocupan un lugar preferencial en estas sociedades. A partir de esta relación particular, es decir, este apego al culto a los ancestros, producirá un contra efecto a la formación de un proceso de acumulación primitiva. Este obstáculo tiene que ver con un problema de la tierra: si la tierra se asocia a los ancestros, es imposible transferirla, no puede haber compra y venta de tierra; y a juicio de Weber, uno de los factores decisivos económicos que permitió entrar al nuevo orden económico es la transferencia de tierras; esta posibilidad económica de transacción de la tierra es imposible cuando aquel objeto en sí no puede ser objeto de transferencia económica (por razones culturales). La situación de la India y de la China, de acuerdo con Weber, son dos buenos motivos para que estos procesos de racionalización y nuevas dinámicas económicas no pudieran tener lugar en oriente.
ETICA PROTESTANTE Y ESPIRITU DEL CAPITALISMO
Relación entre las nuevas dinámicas económicas y la religión: ética protestante y ética católica Weber escribió la ética protestante y el espíritu del capitalismo, desde el cual se puede comentar: haciendo observación sobre datos estadísticos de Alemania, Weber constata que hay diferencias en este país en torno, no sólo a indicadores de crecimiento, sino también a indicadores relacionados a la educación que señalan diferencias en el territorio Alemán con respecto a la innovación; estas diferencias en educación tienen que ver con la formación que le dan a sus hijos diversos ciudadanos alemanes. Weber constata que hay claras diferencias entre regiones católicas alemanas y protestantes alemanas. En las zonas católicas los padres de familia educan a sus hijos en formaciones tradicionales (abogado, soldado o cura, por ejemplo); este tipo de formaciones tradicionales no son funcionales a la economía, se asocian más al prestigio, a cierta herencia cultural de la edad media pero no se asocian a lo que, a un mismo tiempo, en regiones donde se procesa el protestantismo, los padres de familia mandan a sus hijos a estudiar cosas asociadas a la economía, orientándolos mucho mejor hacia lo que se ve venir como el nuevo mundo.¿Por qué sucede esta separación? Weber nos menciona que esta actitud confronta, en el fondo, un protestantismo propio de las sectas calvinistas, las cuales tienen una cierta manera de creer distinta a otras formas de protestantismo y opuesta al catolicismo; esta ética protestante es mucho más acorde con la nueva economía que lo que podría ser una ética católica, porque los católicos miran con desconfianza el enriquecimiento y el apego desmesurado a las cosas mundanas y el usurero supuestamente se iba al infierno, hasta que se propone la tesis de la existencia del purgatorio. En esta ética protestante hay factores que vale la pena analizar: 1. La creencia que preside es la de predestinación, pues se basa en el principio de que dios determina en cada una de las criaturas antes de nacer quienes serán los elegidos. La predestinación, entonces, es algo que obedece exclusivamente a la voluntad de un dios inalcanzable y no se puede intentar por ningún motivo que las voluntades de dios sean comprensibles y modificables. No hay aquí entonces, una lógica del perdón pues no se puede modificar ninguna decisión de un dios superior e inalcanzable. Se va a intentar, al menos, la obtención de alguna señal que marque, a través de las propias conductas, si una persona está predestinada. Esta búsqueda de alguna señal no puede ser lograda sino mediante lo que se entiende como conductas mundanas que eventualmente “agraden a dios”. 2. A partir de lo anterior se empieza a desarrollar una valoración considerable del trabajo, y asociado a esto, todas las conductas dentro del trabajo pueden ser el factor que permita obtener la señal que tanto se espera. Entonces, asociado al trabajo se encuentran los frutos del trabajo, no se trabaja por nada y si esto da frutos y es reconocido, y que además implique enriquecimiento personal, bien pudiera estar ahí la señal. Por la primera vez, el enriquecimiento, en tanto acumulación de riqueza material, es despenalizado, pues se considera como una señal. He ahí la diferencia con el mundo católico. 3. Esta ética protestante se va a enriquecer entonces, a través de la idea de la responsabilidad, el trabajo tiene que estar bien hecho y debe cobrarse justo. Por ende, se dan aquí un conjunto de configuraciones que van formando una ética. Weber establece una diferencia: él habla de moral de la convicción y de una ética de la responsabilidad: a) Moral de la convicción: la moral siempre se impone a partir de una creencia y sustentada de un principio trascendente que está por encima de los seres humanos. La moral se nos impone desde arriba hacia abajo. La moral sólo es moral en la medida en que todos los consideremos como un principio superior, este sería el sustento. La moral de la convicción, entonces, es una moral que tiene esta génesis b) Ética de la responsabilidad: la ética es algo que uno se forma, la actitud ética surge de la relación práctica de nosotros con la vida. Yo soy responsable en la vida social porque, en el fondo, entiendo que esa actitud responsable es la única actitud válida si yo quiero respetar al otro. 4. En el caso de la ética protestante hay una suerte de combinación entre ambos (moral y ética); desde una moral de orden religioso que sustenta ciertas creencias, se forja en un individuo una ética, una forma particular de comportamiento.