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ELEMENTOS PARA EL ESTUDIO DOGMÁTICO DE LOS DELITOS

El estudio dogmático se refiere a la caracterización de los elementos de un «delito»,


entendiendo por éste una conducta antijurídica típica o específica, culpable y punible.

Es importante llevarlo a cabo porque el derecho penal se basa en el binomio delito/pena, en


el cual ésta es la consecuencia legítima de aquél. Hay que recordar también que en esta
materia sólo puede aplicarse una pena a una conducta cuando coincide exactamente con el
tipo penal o descripción legal del delito, (NULLUM CRIMEN, NULLA POENA, SINE
LEGEM) quedando prohibida la analogía, la irretroactividad, además de que la sujeción a un
proceso penal está resguardada constitucionalmente por el respeto a los derechos humanos,
el principio pro persona (lo más benéfico será aplicado) las garantías individuales con sus
respectivas sub-garantías, como las de seguridad jurídica, legalidad, igualdad, audiencia y
otras más, de las que encontramos paradigmas en los artículos 13,14, 16-22 y demás relativos
aplicables de la Constitución mexicana.

Antes de iniciar un estudio dogmático debe considerarse que el delito se comete en un ámbito
espacial o territorio con jurisdicción, en un ámbito temporal (los delitos sólo se juzgan con
las leyes vigentes en el momento de su comisión) y en el ámbito personal (nadie es inmune
a las disposiciones de la ley, y cada quien es responsable sólo de su propia conducta).

Los elementos del delito son la tipicidad, la anti-juridicidad y la culpabilidad (hay otras
teorías que, en forma un tanto redundante, incluyen siete elementos: conducta, tipicidad,
anti-juridicidad, imputabilidad, culpabilidad, condiciones objetivas y punibilidad). Si falta
alguno de estos elementos no hay delito.

Los delitos solamente pueden ser de dos tipos: dolosos (cuando se hacen intencionalmente)
o culposos (cuando no se hacen a propósito). Exoiste una tercera opción que es la
preterintencionalidad (cuando no se deseaba el resultado dañoso pero este aconteció). No
hay delito cuando alguien es obligado a cometer un acto punible por causas ajenas a su
voluntad (sin dolo).

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Pueden realizarse por acción o por omisión (cuando se deja de hacer algo que debería
hacerse).

El delito es instantáneo si se consuma en un solo momento, es continuado cuando hay


repetición de la conducta y permanente cuando la consumación se prolonga.

En un hecho delictivo puede haber concurrencia o concurso de delitos. Hay concurso real
cuando se cometen varios delitos en actos distintos; hay concurso ideal cuando con una sola
conducta se violan varias disposiciones penales: esto es importante en términos de
la punibilidad o el tipo de pena/sanción aplicable al delito en cuestión.

En este punto del análisis es importante mencionar que los códigos penales suelen
proporcionar definiciones precisas de lo que constituye cada delito, o al menos una que
pueda deducirse del contenido del artículo. Por ejemplo, el Código Penal Federal mexicano
dice en su artículo 302 que «comete el delito de homicidio el que priva de la vida a otro», o
en su artículo 173-I que se aplicará una pena por el delito de violación de correspondencia
«al que abra indebidamente una comunicación escrita que no esté dirigida a él». Conocer la
definición legal del delito es básico para su estudio dogmático.

La atribuibilidad se refiere a quién comete el delito, es decir, la autoría. Sólo se puede


atribuir un delito a una persona imputable, aquella que pudo comprender que su conducta
era indebida y a la que podía exigírsele otra conducta, que tenía capacidad de juicio, que era
mayor de edad, etc. Un loco es inimputable, al igual que un niño.

Debido a que cada delito sólo puede ser castigado por una ley exactamente aplicable, es
necesario que existan los presupuestos del delito, es decir, la ley propiamente dicha que
prevé una conducta delictiva, los sujetos que se requieren para que esa conducta tenga lugar
(como mínimo suelen ser un activo o agente y un pasivo o víctima) y los objetos; el objeto
material es la persona sobre quien recae el daño, y el objeto jurídico es el bien jurídico
tutelado por la ley. Por ejemplo, en el caso del homicidio solamente las personas físicas

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pueden ser sujeto y objeto; el objeto material es la persona a quien se ha privado de la vida,
mientras que el bien jurídico tutelado es la vida humana. En el delito de rebelión los sujetos
activos son los no-militares que se alcen en armas, el sujeto pasivo es el Estado, el bien
jurídico tutelado es la seguridad del Estado, etc.

La conducta (típica) o el verbo núcleo del tipo es la descripción de la acción en que consiste
realmente el delito, aunque el verbo solo rara vez alcanza para describir la conducta. En el
caso del homicidio el verbo núcleo es «privar de la vida a otro», en el caso del delito de
rebelión es «alzamiento en armas», en el robo es «apoderarse de una cosa mueble, sin
derecho y sin consentimiento… , en el fraude es «hacerse ilícitamente de una cosa» o
«alcanzar un lucro indebido engañando a uno o aprovechándose del error en que se
encuentra». En el delito de encubrimiento hay varios posibles verbos núcleo:

I. …adquiera, reciba u oculte el producto…compre o expenda…

II. …preste auxilio…

III. … no procure [impedir]…

IV. …altere, modifique o perturbe el lugar o huellas…

V. …desvíe u obstaculice la investigación…

Los elementos normativos forman parte del tipo penal, pero requieren una valoración
jurídica y/o cultural. Por ejemplo, si se dice que «Comete el delito de robo el que se apodera
de una cosa ajena mueble, sin derecho y sin consentimiento (…)» hay que comprobar si la
cosa en cuestión fue sustraída, si realmente ese bien lo sustrajo alguien que no es el
propietario o el tenedor legítimo de la cosa, etc.

Los elementos subjetivos específicos del delito son las situaciones psíquicas del sujeto activo
al realizar la conducta, es decir, el propósito, ánimo o tendencia, aunque con frecuencia sólo
se pueden presumir, no se pueden demostrar absolutamente. Por ejemplo, en el Código
Penal Federal mexicano un delito de abogados es «alegar a sabiendas hechos falsos (231)».
Hay hostigamiento sexual cuando «con fines lascivos asedie… (259 bis)», y el
encubrimiento por receptación se hace «con ánimo de lucro (400, f I)».

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Los elementos objetivos son las circunstancias o requisitos que deben reunirse para que una
acción sea considerada delito, y equivalen a la anti-juridicidad o al daño material o a un
interés jurídico. Para que haya homicidio, por ejemplo, debe haber privación de la vida; para
que haya robo debe haber apoderamiento sin derecho de una cosa ajena.

El nexo causal es la vinculación entre la conducta y el resultado, o causa-consecuencia. El


resultado de la conducta ‘disparar un arma’ puede ser ‘privar de la vida’. En el delito de
encubrimiento la conducta ‘obstaculizar la investigación’ el resultado es que ‘se afecta la
administración de justicia’.

El medio comisivo es la forma en la que se comete el delito. Por ejemplo, en el caso del
encubrimiento consiste en «encubrir teniendo conocimiento del delito»; en el delito de
falsedad de declaraciones ante una autoridad es «hacer una declaración faltando a la
verdad», en el delito de pornografía infantil es «producir imágenes con representaciones de
exhibicionismo sexual con menores (…), realizar materialmente las tomas, (etc)». A menudo
esta descripción coincide con la conducta núcleo del tipo.

El resultado de un delito es formal cuando contraviene una disposición legal, y es material


cuando además tiene consecuencias en la realidad. Por ejemplo, el delito de inseminación
artificial no consentida es formal cuando se lleva a cabo, pero es material cuando se produce
un embarazo no deseado. El resultado del homicidio es material.

En cuanto a determinar si el tipo penal establece circunstancias de tiempo, modo, lugar y


ocasión cabe recordar que el artículo 19 de la Constitución mexicana manda que «Ninguna
detención ante autoridad judicial podrá exceder del plazo de setenta y dos horas, a partir de
que el indiciado sea puesto a su disposición, sin que se justifique con un auto de vinculación
a proceso en el que se expresará: el delito que se impute al acusado; el lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución (...)». Por otra parte, a menudo se encuentran de hecho
circunstancias específicas en los casos en particular, mismas que también pueden
desprenderse de la descripción de cada tipo penal, señaladas como atenuantes y agravantes.
Estas condiciones del caso particular, empero, deben ser consideradas obligadamente por el
juzgador (52, Código Penal Federal mexicano). Compárense, por ejemplo, las condiciones

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del robo en despoblado, del abigeato, si hubo escalamiento o allanamiento, y el robo
famélico; o si el homicidio fue imprudencial, se cometió con agravantes o en legítima
defensa, casos en los que no se pueden excluir las discutidas circunstancias.

Finalmente, vale señalar que todo lo anterior conduce al concepto de cuerpo del delito, que
se define como «el conjunto de elementos que figuran en la descripción legal del hecho» (y
que poco o casi nada tiene que ver con el cuerpo de evidencia que existe en el derecho de
origen británico): se toman en cuenta, pues, los elementos del tipo penal, los componentes
de la descripción contenida en el Código Penal o normas especiales. La ley suele exigir
pruebas específicas para la comprobación del cuerpo de algunos delitos. Para probar el
cuerpo del delito es necesario demostrar la existencia de todos sus elementos; si esto no
ocurre, no se habrá acreditado al cuerpo del delito ni será jurídicamente posible que el
Ministerio Público promueva el proceso penal: del cuerpo del delito, entonces, depende el
procesamiento o la exoneración de una persona, su reclusión o su libertad, en muchos
casos. •
REFERENCIAS

· Amuchategui Requena, Griselda. Derecho Penal. Oxford , Tercera edición. México, 2009.
· Caballero Fuentes, César. Derecho procesal penal. Instituto de Ciencias Forenses y Periciales del Estado
de Puebla. México, 2002.
· Enciclopedia Jurídica Omeba. DVD-rom. Buenos Aires, Argentina, 2009.
· Guiza Alday, Francisco J. Código penal y de procedimientos penales para el estado de Guanajuato
comentado y concordado. Ediciones Atenas. Celaya, Gto. 2003.
· Jiménez Huerta, Mariano. Derecho penal mexicano. Tomo V. Editorial Porrúa. México, 2003.
· Pina, Rafael de. Diccionario de Derecho. Editorial Porrúa, México, 2005.

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