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Que vergüenza
carezco de monstruos interiores
Alonso Cano plantea que “los estudios realizados desde mitad de los años ochenta no
han podido constatar las pretendidas transformaciones y mejoras de las situaciones de
aprendizaje en el contexto escolar propiciadas por las TIC” [ CITATION Alo10 \l 3082 ]. Respecto
del uso de la tecnología en diversas escuelas y contextos, Patricia expresa:
1
En Tyack y Cuban 2001. En búsqueda de la utopía. Un siglo de reformas en las escuelas públicas. Fondo
de cultura económica, México.
Aquí puede apreciarse una de las maneras en que la escuela, como contexto
tecnológico, obtura los procesos y transformaciones pretendidas. La dificultad manifiesta por
romper o transformar las normas de la gramática escolar (como la sala de computación y las
netbooks destinadas para materias específicas) se hace patente en las formas en que los
docentes dan uso a los elementos tecnológicos de los cuales disponen. Así, el profesorado
tiene dificultades para modificar sus prácticas docentes y sus expectativas sobre el alumnado.
Es decir, en la práctica, el uso de las TIC nos está produciendo aquellos cambios que se
adjudicaban [ CITATION Alo10 \l 3082 ].
Nadie sabe [sobre tecnología]… no es que nadie sabe, hay una que sí sabe.
Para los ojos de las otras el conocimiento se lo entregó dios en el monte Sinaí y le
dijo tomá el cable, el rojo con el rojo y el verde con el verde.
Los planteamientos anteriores me sitúan en la necesidad de cuestionarnos acerca del
cómo de la utilización de la tecnología en la escuela. La tecnología en un lugar de construcción
de saberes o como una extensión de nuestro rol de consumidores, al tiempo de su planteo en
términos de un “discurso de la inevitabilidad”; la información considerada como un bien
neutro, que aparece como de la nada en lo que él denomina un “determinismo de la
información”: una concepción dessocializada de la tecnología que desconoce la realidad
histórica social y le atribuye la capacidad de “influir sobre la sociedad pero sin ser alcanzada
por la influencia de la sociedad.
Para entablar un debate al interior de este texto sobre los supuestos que subyacen a la
incorporación de la tecnología en la escuela pretendo apropiarme de un un enfoque más
dialéctico: la tecnología es al mismo tiempo determinada socialmente y determinante social.
Al intentar establecer la relación con el saber que propone Patricia y las condiciones de
la población con quien trabaja como contextos particulares para entender la integración de las
tecnologías puede acercarnos las ideas de Dussel (2015), quien plantea como necesario
considerar en el abordaje de esta temática los cambios sociales, culturales, económicos y
políticos que produce la cultura digital 2.
2
Se utiliza aquí la noción de cultura digital para referiruna nueva configuración cultural y de saber-poder
que se abre a partir de la configuración tecnológica (Manovich en Dussel, 2015)
La escuela moderna se plantea en términos de moderación, crítica y distancia: asentada
en la definición kantiana del sujeto de conocimiento que considera que, para conocer, tiene
que haber una distancia crítica y centrada en la tecnología de la escritura que promueve esta
mediación y distancia reflexiva (Dussel, 2015) Si nos planteamos referencias de cómo el uso de
la tecnología rompe con la gramática escolar, podemos observar algunos tópicos. El clima del
aula es descripto por Patricia a través de relatos donde hace circular el celular por el aula para
mostrar imágenes y videos o los alumnos se aglomeran para ver la pantalla todos juntos desde
cerca, rompiendo con la clásica organización del tiempo escolar y la idea de la sala de
computación como espacio para el desarrollo de las actividades tecnólógicas. La tecnología
inserta en el aula una tensión entre los modos de saber en relación con las desigualdades
sociales y económicas, y los tipos de brechas producidas en consecuencia.
En un artículo de Sabulsky y Roldán (2013) se establece que “la competencia digital
alude, entonces, a un saber hacer (praxis operativa) estratégico (capaz de discriminar cuándo y
cómo), reflexivo (capaz de reconocer por qué intervenir de cierto modo o no) y situado (acorde
e incrustado en el entorno sociocultural del que es parte). En este sentido, entendemos que
este entramado es situacional y se define contextualmente como práctica social, histórica y
cultural”.
Sin ser ubicarse como sujeto productor de contenidos (en la mayoría de los casos), se
observa en Patricia algunas tendencias que muestran una modalidad híbrida de apropiación
que la ubica en esta última categoría. Algunas de sus actividades servirán a modo de
ejemplificación:
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El término remix implica combinar o editar material ya existente para producir algo nuevo.
Originalmente se asocia a la música y las formas de producción en este campo, pero teóricos de la web
reconocen esta práctica como un modo característico de participación en red en estos últimos años.
En referencia a lo anterior parece válido acercar los aportes de Miriam Kap (2014), quien
utiliza tres ejes para categorizar el uso y la disposición de las tecnologías por parte de los
docentes. De cada eje surgen categorizaciones que luego ha de confrontar para lograr otras
combinaciones y espacios de confluencia para profundizar en el análisis del discurso docente.
El primer eje lo constituye la emergencia de nuevas tecnologías, donde se establecen las
categorías de docentes vanguardistas, resistentes y críticos. El segundo eje, el de los
sentimientos de identidad, está desagregado en las categorías de transmisores,
emancipadores y contingentes. El tercer eje, de mediaciones pedagógicas, lo componen los
letrados, mediadores y experimentadores.
“Yo sé que es como un monstruo de siete cabezas”, dice Patricia y en esa frase define
gran parte de las emociones que la tecnología genera en los docentes: una gran complejidad a
enfrentar, el desafío que implica y, también, el miedo.
En Patricia puede observarse de cierta manera lo que Gewer, plantea respecto del
concepto de innovación, clave como propuesta intencional desde el interior de las escuelas,
entretejido con la comunidad, con la expectativa de formular respuestas a las necesidades
fluctuantes y requiere readaptaciones permanentemente.
Bibliografía
Alonso Cano, C., Casablancas Villar, S., otros De las propuestas de la Administración a las
prácticas del aula. Revista de Educación, 352. Mayo-Agosto 2010, pp. 53-76
Buckingham, David (2008). Más allá de la tecnología. Aprendizaje infantil en la era de la cultura
digital. Buenos Aires: Manantial. Cap. 2: La elaboración de políticas tecnológicas. Las TIC y los
nuevos discursos del aprendizaje
Kap, M. (2014) Conmovidos por las tecnologías. Pensar las prácticas desde la subjetividad
docente. Cap. 4: Encrucijadas y ramificaciones del pensamiento. Prometeo. Bs. As.
Manso, M, Pérez, P., Libedinsky, M., Light, D., Garzón, M. (2011) “Las TIC en las aulas.
Experiencias Latinoamericanas”. Cap. 5. La gestión de las TIC en las escuelas.
Montero, L., Gewerc, A. Una historia, cuatro historias. Cap. 1: Enseñanza con tecnologías, un
espejo y cuatro miradas; y Cap. 2: De lo analógico a lo digital. La innovación con TIC en un
centro rural agrupado
Sabulsky, G., Roldán, P. “Nuevas modalidades de la competencia digital”, en la Revista DIDAC
Nueva época / número 62 – Julio-Diciembre 2013 / Universidad Iberoamericana, México. ISSN
0185-3872 (pp: 44-51)
Tyack, D. y. (2001). En busca de la utopía. Un siglo de reformas de las escuelas públicas. México
D.F: Fondo de Cultura.