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Centro Universitario de Ixtlahuaca A.

C.

Maestría en Educación y Administración Escolar

Teoría y Diseño Curricular


Dr. Javier M. Serrano

Políticas Educativas en el México actual:


aciertos y desaciertos de un país en crisis permanente

Presenta:
Eduardo Farelas Mota

Segundo Semestre Grupo 109

Ixtlahuaca, México 9 de julio de 2010


INDICE

PÁG
Resumen 4
Introducción 5
Política y Política Pública. Dos posiciones 7
16
La Política Educativa en México
18
La Ley General de Educación (LGE)
20
Antecedentes de las Políticas Educativas en México
21
El Programa Sectorial de Educacion
26
Conclusiones
Bibliografía 28
Políticas Educativas en el México actual:
aciertos y desaciertos de un país en crisis permanente
RESUMEN
El objetivo de este trabajo es analizar las políticas educativas en México de
acuerdo a las tendencias actuales en los ámbitos nacional e internacional, el
interés se centrará en discutir los aciertos y desaciertos en política educativa,
particularmente en la educación básica (primaria) en un país en crisis permanente.
Debido a que la enunciación de la política económica se encuentra inscrita en el
documento denominado Programa Sectorial de la Educación 2007-2012, el
análisis del mismo será la parte central del presente trabajo.
El supuesto del que se parte en el trabajo, es que las políticas educativas
establecidas por el Ejecutivo Federal en la administración 2006-2012, no son
congruentes con el contexto, alumnos, profesores y escuelas en el que se vive
actualmente.
En el cuerpo del documento, se iniciará con la definición de política, política
pública, política educativa desde diferentes autores de acuerdo al análisis de las
políticas educativas a nivel nacional y por parte de diferentes autores. También se
discutirán los antecedentes, objetivos, clasificación, de la misma. En el mismo
sentido, se llevará a cabo un trabajo de gabinete para valorar los aciertos y
desaciertos en la educación básica (primaria), siempre cuidando el contexto de un
país en crisis permanente.
INTRODUCCIÓN
La educación es reconocida por todos los sectores sociales como el factor quizá,
junto con el desarrrollo tecnológico, con mayor potencial para alcanzar los
anhelados logros a que aspira todo país democrático; desarrollo con equidad,
bienestar social, estabilidad económica, abatimiento del desempleo, etc.
Dicha perspectiva no es infundada; recientemente Narro (2010), durante su
participación en los Foros de Reflexión Compromiso por México, manifestó lo
siguiente:
… Las sociedades que más han avanzado en lo económico y en lo social son
aquellas que han logrado cimentar su progreso en el conocimiento, tanto el que la
población adquiere mediante los programas educacionales formales…
Ello está implícitamente reconocido en el texto de nuestra carta magna pues como
es bien sabido su cumplimiento se encuentra previsto en su artículo tercero. Sin
embargo, si bien es cierto que se observan avances sobre todo en ampliación de
la cobertura, el país enfrenta todavía enormes rezagos pues la Secretaría de
Educación Pública misma reconoce:
…Más de 30 millones de personas no concluyeron o nunca cursaron la primaria o
la secundaria, es decir, un tercio de la población mexicana no ha tenido acceso a
la educación básica o no ha podido concluirla… Nuestro sistema educativo
presenta serias deficiencias, con altos índices de reprobación y deserción de
alumnos, y bajos niveles de aprovechamiento. La…educación básica…no logra
todavía desarrollar plenamente en los estudiantes las habilidades que les permitan
resolver problemas con creatividad y eficacia…:(SEP, 2007)
Es en este contexto que cobra relevancia el concepto de política educativa, como
intrumento del Estado orientado a cumplir la expectativa de “transformar la
educación para contribuir al bienestar del país y ser un instrumento de justicia
social”(Alcantara, 2008).
Un artículo reciente resume así la eficacia de las últimas administraciones en este
sector al afirmar que las políticas educativas:
no han logrado superar las desventajas que en materia educativa padece
casi un cuarto de la población. La calidad del sistema es aún insatisfactoria,
persisten niveles de inequidad muy considerables y la coordinación es
ineficiente. En este sentido, las políticas neoliberales en educación han
mostrado su inefectividad para cambiar el estado de cosas imperante desde
hace un cuarto de siglo.(Alcantara, 2008).
Con casi cinco años de gestión de la actual administración resulta pertinente
valorar en qué consiste la política educativa que se ha establecido y si la misma
ha dado los resultados que se esperaba.
Conocer los alcances, limitaciones y logros de una política pública determinada,
en este caso de la política educativa, es importante dado el gasto que en
diferentes rubros implica para el país.
En efecto, el ejercicio de una política pública se especifica en una determinada
inversión de recursos públicos de diferente índole (ecónomicos, humanos, etc).
Este esfuerzo no es menor dada la situación que enfrenta hoy en día nuestra
nación en un contexto económico internacional caracterizado por la incertidumbre
y las crisis recurrentes, en tanto que el ámbito nacional se significa por el
desempleo, la marginación, la violencia, y la falta de un acuerdo nacional para
poner fin a esta situación.
La política educativa representa una decisión fundamental para el país; se refiere
al rumbo hacia el que se da curso al país; una política educativa fallida implica
enormes costos y la pérdida de una oportunidad histórica; implica elegir entre
diversos rumbos: implica continuar o hacer mas profundo el rezago endémico que
padecemos o corregir el rumbo y hacer de la educación múltiples personalidades
lo han sugerido en diverssos foros: Es indudable que “México se encuentra en una
de sus encrucijadas más importantes de su corta historia democrática: no hay
crecimiento y los recursos públicos son insuficientes para atender las necesidades
de la población.”(García, 2009).
Otros países como Brasil, Chile, China, la India o Singapur, que hace unos años
se encontraban en condiciones de subdesarrollo similares al nuestro, ya han
corregido el rumbo y los resultados son evidentes, sus economias se cuentan
entre las más dinámicas y con mayores tasas de desarrollo.

Es cierto que el desarrollo económico per se no es sinónimo de igualdad y equidad


para la población y que dichos países tienen aún un largo camino por recorrer en
estos rubros.
Para nuestro país es urgente corregir el camino y la adopción de una politica
educativa correcta puede ser el punto de inicio para lograrlo.

POLITICA Y POLITICA PUBLICA


Dos Posiciones
El concepto de política ha sido objeto de estudio desde la antigüedad, diferentes
posturas se han adoptado para explicarlo. Tal vez los más opuestos ente ellos
sean los que han sido establecidos por Aristóteles quien adopta un punto de vista
“utópico” o del deber ser y por Nicolas máquiavelo quien la concibe desde un
punto de vista mas real; “lo que es” una breve revisión podra aclaranos el
concepto de política y la relación que con el Estado tiene:

Para Aristóteles la política está íntimamente vinculada a la Ética. La ética


desemboca en la política y se subordina a ella, en la medida en que la voluntad
individual debe subordinarse a las voluntades de toda una comunidad. Pero
también, la política permitirá que el Estado eduque a los hombres en la virtud y,
sobre todo, en la justicia:
"El bien es ciertamente deseable cuando interesa a un solo individuo; pero se
reviste de un carácter más bello y más divino cuando interesa a un pueblo y a un
Estado entero" (Etica Nic. I, 2.).

Ética y política se refieren ambos al bien del hombre. Y el bien de la ciudad y el del
individuo coinciden porque la felicidad de la comunidad, como un todo, es la suma
de la felicidad de cada individuo que integre esa comunidad. El Estado, además,
debe dedicarse a educar a sus ciudadanos en la virtud y a permitir que los
ciudadanos sean felices.
Para Aristóteles la felicidad de los hombres sólo se alcanzará en una polis feliz.
Aristóteles propugna por un organicismo social: para él el Estado es como una
especie de "ser natural" que no aparece como resultado de un pacto o acuerdo
convencional entre hombres, sino que es connatural al hombre, es decir,
pertenece a su misma esencia o naturaleza:
Finalmente, la comunidad compuesta de varios pueblos o aldeas es la
ciudad-estado. Esa ha conseguido al fin el límite de una autosuficiencia
virtualmente completa, y así, habiendo comenzado a existir simplemente
para proveer la vida, existe actualmente para atender a una vida buena. De
aquí que toda comunidad existe por naturaleza en la misma medida en que
existe naturalmente la primera de las comunidades. (Política, 1253a)

Según Aristóteles, genéticamente, el individuo y la familia son anteriores al Estado


(polis), pero naturalmente, no. Las familias surgen de la necesidad de la especie
humana para procrear y subsistir como especie. Esta es la unión primera entre
hombres.
Luego surge la aldea o pueblo como agrupación necesaria para satisfacer las
necesidades primarias y cotidianas. Una familia no puede procurarse a sí misma
todo lo necesario.
La ciudad-estado es la culminación de este proceso. Su fin no es ya la
subsistencia. No se trata ya de vivir, sino de "vivir bien"; es decir, de procurar la
felicidad a todos sus miembros.
Así el Estado se comporta como si fuera un organismo o un "ser vivo" que, como
cualquier otro, tiende a un fin: la felicidad de los ciudadanos.
Aisladamente, los hombres no podemos lograr nuestro fin: la felicidad.
Necesitamos de la comunidad política para conseguirlo: somos animales políticos
(zôon politikón), que desarrollan sus fines en el seno de una comunidad:
Según esto es, pues, evidente, que la ciudad-estado es una cosa natural y
que el hombre es por naturaleza un animal político o social; [....] y la razón
por la que el hombre es un animal político (zôon politikón) en mayor grado
que cualquier abeja o cualquier animal gregario es evidente. La naturaleza,
en efecto, según decimos, no hace nada sin un fin determinado; y el
hombre es el único entre los animales que posee el don del lenguaje. La
simple voz, es verdad, puede indicar pena y placer y, por tanto, la poseen
también los demás animales -ya que su naturaleza se ha desarrollado hasta
el punto de tener sensaciones de lo que es penoso o agradable y de poder
significar esto los unos a los otros-; pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo
provechoso y lo nocivo y, por consiguiente, también lo justo y lo injusto, ya
que es particular propiedad del hombre, que lo distingue de los demás
animales, el ser el único que tiene la percepción del bien y del mal, de lo
justo y lo injusto y de las demás cualidades morales, y es la comunidad y
participación en estas cosas lo que hace una familia y una ciudad-estado.
(Política, 1253a).
Para Aristóteles, el carácter político del hombre se explica por su capacidad de
lenguaje. La sociedad es una gran red de memoria compartida, de leyes, que nos
in-forma y a la que nosotros vamos dando forma. Y esa enorme memoria está
hecha de lenguaje. Sólo éste puede diferenciar lo bueno de lo malo, lo permitido
de lo prohibido.
Las leyes son lenguaje social y compartido por todos. La tarea del legislador será
precisamente estipular las leyes y hacerlas cumplir. En toda sociedad hay siempre
un elemento coactivo. La ley no da sólo derechos; también impone deberes.
Según Aristóteles, desde el punto de vista del individuo como miembro de una
comunidad, el Estado es anterior al individuo, al igual que el todo es anterior a las
partes que lo componen. El estado es concebido como un gran organismo
autosuficiente y autónomo:
Es evidente, por tanto, que también el Estado es anterior al individuo por
naturaleza, pues si cada individuo, una vez separado o aislado, no se basata
a sí mismo, debe ser referido al Estado total, igual que las demás partes lo
son a su todo, mientras que un hombre ue es incapaz de formar parte de una
comunidad, o que se basta a sí mismo, hasta el extremo de no necesitar
esto, no es parte alguna del Estado, de manera que, o bien debe ser un
animal inferior, o bien un dios.

Esta prioridad es debida a que sólo el Estado se basta a sí mismo, es decir; el


Estado es autárquico y el individuo y la familia no lo son. Los seres humanos
necesitamos de la comunidad política para ser lo que somos. Necesitamos
compartir esa memoria colectiva de usos, costumbres, saberes, leyes, destrezas
en definitiva, cultura, para ser lo que somos. No podemos empezar siempre desde
cero sin perder nuestra humanidad. El Estado existe naturalmente.
Esta prioridad del estado frente al individuo no supone, sin embargo, que
Aristóteles defienda alguna clase de totalitarismo político o de anulación de las
diferencias humanas. El Estado no es ningún fin en sí mismo, sino que su fin
(telos) es la felicidad y la perfección de los ciudadanos. Ética y política se abrazan
siempre.
Aristóteles criticará la teoría política de Platón, la utopía de la República le parece
demasiado alejada de la realidad, y la política debe dirigirse a lo que hay, no a lo
que nos gustaría que hubiera o a lo que debería ser. Aristóteles en bastante más
empírico y realista que su maestro.
El Estado no puede consistir en una unidad perfecta, ya que esto conllevaría su
propia destrucción. Igual que en un organismo las partes que lo componen están
diferenciadas entre sí, el Estado es un todo que abarca multitud de diferencias; y
en ello consiste: en la regulación mediante leyes, de todas las diferencias, de
todas las voluntades.
Tampoco estaba de acuerdo con la teoría platónica que proponía abolir la
propiedad privada y que pretendía colectivizar las mujeres y los hijos: todo ello
conllevaría la destrucción de la recta moral y del propio Estado.
En la práctica, constituir un Estado sólo es posible si se le dota de un sistema de
gobierno, de un marco adecuado de leyes e instituciones que regulen la
convivencia y permitan la plena realización de la naturaleza humana y su fin último
que es la felicidad. La justicia es la virtud que asegura y consolida el orden en la
polis, armonizando equitativamente los derechos y los deberes de todos los
miembros de la comunidad. La postura política aristotélica es "naturalista": el
Estado es algo natural. No es fruto de un pacto o acuerdo entre hombres
(contractualismo), sino que es consecuencia de la propia naturaleza humana.
Maquiavelo y la política

Para Maquiavelo la política tiene otra naturaleza mas “utilitaria” y práctica” ya que:
Si de algo se puede acusar a Maquiavelo es de su exagerada sinceridad. En
la obra más conocida de Nicolás de Maquiavelo El Príncipe se encuentra el
político con una obra de reflexión meta-política, abordada desde la
complejidad del ser, desprovista del romanticismo en ocasiones múltiples
posición estratégica de los normativistas (orientación del deber ser). Está
meta-reflexión de carácter positivista en el más epistemológico de los
sentidos, enmarcado en el abandono a los juicios de valor prescriptivos, para
asumir objetivamente un proceso descriptivo del quehacer de la política,
como arte de conquistar, conservar y acrecentar el poder del Estado, deja de
lado la mirada subjetivista de quienes desde posturas dogmático religiosas o
ideológicas pretenden desde la discusión teórica, hacer caso omiso de la
realidad política; el análisis de Maquiavelo de la política es un legado de
objetividad, fiel a los hechos se limita a pintarlos con palabras tal como se
presentan, como son, como se dan en la realidad.
La virtud de Maquiavelo consiste en llevar a la Política al rango de ciencia,
susceptible de una análisis empírico, su tratado es ello, una colección de
observaciones de hechos políticos, cual científico de ciencia natural, aborda
para la ciencia política un método que sólo después habría de desarrollarlo la
ciencia, es un positivista antes del surgimiento del positivismo, es un
moderno antes del surgimiento del modernismo. Al convertir la Política en
ciencia la separa de su manto divino y le entrega a los hombres la
responsabilidad a ellos mismos; encontrando que la sociedad política no es
una creación divina, a priori y anterior al hombre mismo, sino que por el
contrario es una de las creaciones donde el hombre tiene mayor
protagonismo, es el hombre el actor y juez de la política. .(MEJIA, 2005)
Maquiavelo por su neutral y nítida descripción de la política ha pasado a la
historia, entregando su apellido como término de obligado uso para referirse a lo
inmoral, lo indeseable, lo malsano y digno del olvido. Si la obra de Maquiavelo
produce tal reacción no es contra él, que debe de orientarse la furia de la
moralidad, sino contra el hombre mismo, una vez que en el Príncipe el autor, no
desarrolla un catalogo de normas de deber ser ético de la política, sino que se
limita a exponer como ha sido la Política, de la cual él ha sido uno de los
derrotados y marginados. Si algún desprecio produce la obra de Maquiavelo no
puede ser contra él autor, sino contra la condición del hombre, que éste autor
expone de manera real, en un realismo desencantado, no adornado por la ilusión
de lo que pudo ser, sino expuesto magistralmente como fiel retrato de la realidad,
quizá porque compartiera que el mejor deber ser, es el es.
En Maquiavelo se separa la política de la ética tradicional, permitiendo así el
surgimiento en la política de una nueva moral, la del éxito, la de la eficacia en el
mantenimiento del poder, desarrollando así todo una racionalidad de carácter
estratégico, encaminada al logro de los fines de la conservación del poder del
Estado, o como arte de conquistar, conservar, acrecentar el poder en el Estado,
aparece así (la política) como antítesis de la ética donde se justifica el dominio y
sometimiento del más débil por el más fuerte.
No sólo en el Príncipe se desarrolla una tesis positiva de la política, sino que
además se formula la relación entre gobernados y gobernantes, ya no está
determinada por la autoridad divina, como habrían formulados los teóricos hasta la
época, a partir del Príncipe el poder es un problema de astucia y fuerza del
hombre (Zorro y León), le compete a él alcanzarlo, conquistarlo y mantenerlo; de
esta forma borra el carácter pasivo que se había entregado en la relación de
gobernantes y gobernados para asumir una relación activa de comunicación
constante, ante todo la necesidad de conquistar el poder en cada momento, aun
después de haberlo conquistado, para lograr el fin de conservarlo es válido la
utilización de cualquier medio, es decir el medio es aceptado si efectivamente
permite alcanzar el fin propuesto.

Hay un distanciamiento en la obra de Maquiavelo con respecto a la de Tomas de


Aquino y de Aristóteles, para éste (Maquiavelo) la sociedad ya no es natural, es un
resultado de la condición dinámica y no predeterminada del hombre que se
construye como un resultado cultural. Mientras para Aquino la paz es algo
fundamental conservar, para Maquiavelo la guerra constituye una fuente de éxito,
de poder, de expansión, hasta convertirse en algo necesario y obligatorio para
cualquier gobernante; se desconfía del gobernante que mantiene su Estado en
paz, porque es sinónimo de debilidad, de atraso, de estancamiento. Comparten la
necesidad de la conservación del poder, aunque de formas diferentes y con
propósitos diferentes, para Maquiavelo se debe conservar el poder, por el poder
mismo, para Aquino se debe conservar el poder para conservar la paz y evitar los
males que pueden surgir de no conservarlo.
La moral, Aristóteles la subordina a la política, que es la ciencia suprema que
busca el máximo fin, en Aquino subyace una política conforme a la moral y en
Maquiavelo son términos que se excluyen si entendemos como moral únicamente
la tradicional, pues él propone otra moral, la del éxito, del triunfo, la conquista y la
conservación del poder.
Frente a la preocupación del autor por la unidad de Italia, la grandeza de su país,
se puede notar un espíritu de nacionalismo, de unidad nacional, de fuerza que
permita conservar el poderío de su Italia amada.
Maquiavelo crea una ética que difiere con la ética tradicional, la suya favorece el
Estado, su poderío y la conservación del poder, para lo que se debe garantizar el
cumplimiento de las leyes por parte de los súbditos, pero no por parte de los
príncipes, que están autorizados para el incumplir los preceptos éticos si es
necesario para el cumplimiento del fin máximo, que consiste en alcanzar el poder
y conservarlo. La ética del Estado es su conservación como fuerte, para lo cual
desarrolla una libre competencia y la guerra si las circunstancias son favorables;
posible advertir entonces que ética y política sean opuestas en Maquiavelo, sino
que la ética alcanza una nueva dimensión, una nueva mirada desde el positivismo.
Alcanza en la praxis actual la obra del príncipe todo su esplendor, la actual política
nacional e internacional se enmarca en una ética del poder por el poder, del éxito,
de la justificación de todos las acciones necesarias para el dominio y el coloniaje;
pero su real interés sigue siendo oculto, velado, no manifiesto, insincero; en
términos Habermasianos se diría que no hay interlocutores válidos, ni comunidad
ideal de comunicación, porque los individuos guardan altos niveles de
incoherencia, piensan de una forma, hablan de otra y actúan diferente al hablar y
el pensar.

El calificativo de luciferino que ha sido adscrito al nombre de Maquiavelo es la


reacción del hombre frente a su revelador, frente al científico que lo describe tal
cual es, el hombre así siente herido su narcisismo y reacciona contra el delator de
lo ya delatado, pero no públicamente expresado, la importancia del autor del
Príncipe es decir lo que todos sabían pero que el orgullo humano no quería
escuchar o leer, o lo que los hombres aun sinceramente se negaban a aceptar.

La propuesta de Maquiavelo se levanta como se levantaron años más tarde las


ciencias, contra lo establecido, su fuerza no está en la argumentación ilusoria de
quien pretende convencer con el discurso; sus proposiciones están presentadas
bajo criterios empíricos para ser refutadas o validadas por la realidad y no por el
juego arbitrario del romanticismo que pretende ocultar en la ética una realidad que
supera cualquier consideración moral para presentarse como marco referencial
absoluto del ser.

La obra de Maquiavelo no es un tratado preso de las redes de conceptos de las


teorías establecidas, su obra escapa a ese dogmatismo que puede encerrar las
palabras para exponer desde la realidad observable su construcción como llamado
a la realidad concreta como último juez, su presentación de la realidad no tiene el
decorativo uso de eufemismos que pueden convertir en pieza maestra de la
estética la más abominable acción; renunciando a la utopía proyecta el futuro
como una secuencia de las costumbres del pasado, es un teórico pero de la
realidad no de la ficción y del deber ser, que lo convertimos en derrotero y juez
universal, bajo la ya denunciada falacia naturalista.
Para Maquiavelo la política y la sociedad no es una creación natural, sino humana,
con ello invita a su cambio y modificación, entrega la condición de vida no a la
suerte de la bendición divina, sino a la sagacidad y fuerza del hombre para diseñar
su vida, es un llamado a la acción para quien tiene espíritu de libertad o sed de
poder; emplazando a los hombres al terreno de la práctica con la tutela de la teoría
de la práctica, de lo real, de lo empírico, de lo que es, independiente del deber ser,
pues el que se impone es el grito de la realidad sobre la el silencio cósmico del
deber.

LA POLÍTICA EDUCATIVA EN MÉXICO


Por años, bajo un sistema presidencialista y centralizado, la educación y el
sistema educativo en México estuvieron enfocados hacia el control político.
(García, 2009).
Los gobiernos que se sucedieron desde entonces exaltaron al menos en el
discurso, la importancia de la educación para el desarrollo nacional.
En los hechos, sin embargo no siempre se le otorgó la atención debida. Otros
problemas fueron más relevantes de atender ¿cuál es la razón de esta falta de
perspectiva histórica de nuestros gobiernos? Una muy breve revisión a las
políticas educativas adoptadas en nuestro país podría aclarar algunas de nuestras
dudas.
Al triunfo de nuestra revolución, el primer objetivo que se buscaba era la
reconstrucción y sentar las bases para un desarrollo económico y social del país.
En esa etapa la tarea primordial consistía en construir un Sistema Nacional de
Educación (SNE).
La educación en aquel entonces fue vista por los gobiernos pos revolucionarios,
no solamente como un bien público necesario sino como una de las condiciones
de la integridad nacional, imprescindible para la reconstrucción del país.
Sin embargo, las políticas educativas se vieron, supeditadas desde su origen a los
intereses de un sistema presidencialista acusado frecuentemente de basar su
estabilidad en el corporativismo, el clientelismo político, el fraude electoral y la
corrupción.
Afectado de una visión integradora y centralista, con una alta concentración de
poder político en manos del sindicato magisterial, con objetivos enfocados antes
que todo, a la expansión de la cobertura territorial, el SNE pronto acusó sus
propias limitaciones, olvidó el bien común; y adoptó los lineamientos de un sistema
presidencialista frecuentemente interesado más por la consolidación de su
hegemonía que por cumplir las promesas hechas al inicio de la revolución.
Más adelante, durante el periodo de 1950 a 1980 México experimentó una relativa
estabilidad económica con un decisivo crecimiento, dicha estabilidad estuvo
caracterizada principalmente por una marcada disminución en la importancia
relativa del sector agropecuario en la economía, un firme proceso de urbanización
de la sociedad y una lento pero decisivo fortalecimiento del sector industrial, este
último focalizado en torno a zonas especificas de desarrollo que a su vez trajeron
como consecuencia una polarización económica del país haciendo patente una
división económica en dos grandes núcleos: los estados del norte, industrializados
y progresistas frente a los del sur rezagado y pobre: todo ello bajo la égida de un
gobierno centralista
Sin embargo, grandes acontecimientos, transformaron la fisonomía del mundo
durante la década de los ochenta.
En lo económico con el llamado <ajuste estructural>, se implementaron políticas
económicas neoliberales, iniciadas a principio de ésta década. Esas políticas
continuaron durante toda esa década bajo la denominación de <políticas
modernizadoras> y, con algunas variantes, prosiguieron en los gobiernos
posteriores, y sus lineamientos continúan vigentes hasta nuestros días (Alcantara,
2008).
La sociedad sufrió desde entonces una serie de transformaciones en diferentes
ámbitos, transformaciones que trajeron como consecuencia mayores exigencias
hacia los sectores productivo y educativo las cuales han tenido como objeto la
adecuación a los requerimientos del mercado mundializado.
En lo social la juventud enfrenta la falta de oportunidades de empleo, el asedio de
fenómenos como la prostitución, la drogadicción y el crimen organizado además
de la falta de una política de estado que permita la inserción de este sector en la
agenda nacional.
En tanto, el sector educativo presenta una problemática que va desde la
exigencia para adecuar a la población al entorno económico globalizado, situación
que ha obligado al estado a establecer reformas educativas que en lo práctico han
resultado confusas y con una orientación no suficientemente definida en cuanto al
sustento teórico y por ende a los intereses a los que sirve hasta, por ejemplo, un
alto porcentaje de deserción escolar.
Paradójicamente, el gasto en educación en México, como porcentaje del PIB es
superior al de paises como Irlanda, Corea, Brasil, Chile y Venezuela. Sin embargo,
el número de graduados es mucho menor que en esos paises.
Uno de los grandes problemas de esa estrategia educativa es que un mayor
esfuerzo en el gasto no se ha traducido en mexicanos con mejores
habilidades básicas. La prueba PISA 1 (Programa Internacional de
Evaluación de Estudiantes), desarrollada por la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que evalúa las
competencias de estudiantes entre 15 y 16 años, es un indicador importante
de las deficiencias existentes entre los mexicanos, en cuanto a habilidades
de lenguaje y matemáticas.
Es claro que México no se está enfocando a un nuevo modelo basado en el
conocimiento, que no solo requiere ciudadanos que memoricen y resuelvan
problemas básicos, sino que tengan capacidad creativa y puedan insertarse
en actividades de mayor valor agregado. Lo anterior, nos lleva a reflexionar
sobre la necesidad de una reforma .(García, 2009)
Se ha comprobado sin embargo “una sorprendente continuidad en ciertas políticas
adoptadas y seguidas por la Secretaría de Educación Pública (SEP)…[desde]
1992…durante 12 años, cinco secretarios han mantenido sin cambios en lo
sustancial esas políticas.”(Latapí, 2004 ).
“Lo característico de una política de Estado está dado por su contraste con una
política meramente gubernamental, o sea definida y ejercida por el gobierno en
turno.”
LA LEY GENERAL DE EDUCACION (LGE)

La LGE establece con toda claridad la competencia del Estado respecto a la


Educación:

Artículo 3o.- El Estado está obligado a prestar servicios educativos para que
toda la población pueda cursar la educación preescolar, la primaria y la
secundaria. Estos servicios se prestarán en el marco del federalismo y la
concurrencia previstos en la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y conforme a la distribución de la función social educativa
establecida en la presente Ley.(Ley General de Educación, 2009)
Según el artículo 10 de la misma ley “La educación que impartan el Estado, sus
organismos descentralizados y los particulares con autorización o con
reconocimiento de validez oficial de estudios, es un servicio público
Este mismo artículo establece que el Sistema Educativo Nacional está constituido
por educandos y educadores, autoridades educativas, planes, programas,
métodos y materiales educativos; instituciones educativas del estado (El Consejo
Nacional Técnico de la Educación y los correspondientes en las entidades
federativas) y organismos descentralizados, instituciones autónomas, y las
particulares. .”(Ley General de Educación, 2009)
El Sistema Educativo comprende los tipos básico, medio superior y superior.
Incluye la formación para el trabajo y tres clases de educación específica: inicial,
especial y para adultos.
El tipo básico corresponde a los niveles preescolar, primaria y secundaria. El
medio superior abarca bachillerato, estudios terminales y otros estudios
equivalentes. El superior comprende licenciatura especialización maestría y
doctorado.
La Educación Secundaria es obligatoria desde 1993, y se imparte en los servicios
generales, para trabajadores, telesecundaria, técnica y para adultos. Se
proporciona en tres años a la población de 12 a 16 años de edad que haya
concluido la educación primaria. Las personas mayores de 16 años, pueden
estudiar en la secundaria para trabajadores o en la modalidad para adultos. Este
nivel es propedéutico, es decir, es necesario para iniciar estudios medios
profesionales o medios superiores.
El sistema de educación Media Superior está conformado por tres modalidades: el
bachillerato general, el bachillerato tecnológico y la educación profesional técnica.
Cada una de ellas se configura de manera diferente en función de sus objetivos
La Educación Tecnológica está concebida como un conjunto de instituciones
creadas para proporcionar servicios educativos de, atención comunitaria,
asesoramiento técnico y difusión cultural.
Por lo que se refiere al financiamiento dicha ley establece:
Artículo 25.- El Ejecutivo Federal y el gobierno de cada entidad federativa,
con sujeción a las disposiciones de ingresos y gasto público
correspondientes que resulten aplicables, concurrirán al financiamiento de la
educación pública y de los servicios educativos. El monto anual que el
Estado -Federación, entidades federativas y municipios-, destine al gasto en
educación pública y en los servicios educativos, no podrá ser menor a ocho
por ciento del producto interno bruto del país, destinado de este monto, al
menos el 1% del producto interno bruto a la investigación científica y al
desarrollo tecnológico en las Instituciones de Educación Superior Públicas.
En la asignación del presupuesto a cada uno de los niveles de educación, se
deberá dar la continuidad y la concatenación entre los mismos, con el fin de
que la población alcance el máximo nivel de estudios posible.(Ley General
de Educación, 2009)
ANTECEDENTES DE LAS POLITICAS EDUCATIVAS EN MEXICO
A continuación se refieren los resultados que las políticas educativas han tenido
en nuestro país en los últimos años, según un artículo aparecido en la revista
proceso del año 2008:
En el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 el gobierno federal estableció
como uno de sus principales objetivos impulsar las capacidades de los
mexicanos mediante la provisión de una educación suficiente y de calidad,
promoviendo una profunda transformación educativa.
Históricamente, la inversión en educación en México está compuesta
principalmente por las aportaciones del Estado (Federación, entidades
federativas y municipios) y la inversión privada o de la sociedad.
En 2005, el gasto nacional ascendió a 595 mil 453 millones de pesos, de los
cuales 77.9 por ciento fueron recursos públicos y 21.0 inversión privada. En
2008 la cifra se incrementó a 759 mil 570 millones de pesos, acentuando la
participación del sector público, ya que aportó 79 por ciento de los recursos
al sector.
En el periodo 2005-2008, el gasto nacional en educación promedió 6.3 por
ciento del PIB, pese a que en la Ley General de Educación se establece que
el monto anual que la Federación y los gobiernos estatales y municipales
deben destinar a la educación debe ser de no menos de 8 por ciento del PIB,
de lo cual, 1 por ciento debe dirigirse a investigación científica y desarrollo
tecnológico en las instituciones públicas de educación superior.
Por otra parte, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), mediante su programa Panorama de la Educación
2008, reconoce que en los años recientes el gasto público en educación en
México se ha ido incrementando considerablemente hasta alcanzar niveles
cercanos a 5 por ciento del PIB, monto por arriba de lo erogado por algunas
naciones latinoamericanas como Brasil y Chile, que se encuentran en niveles
de 4.5 y 3.2, respectivamente.
Sin embargo, se desprende que México también es de los países que más
destina al gasto corriente en educación. De acuerdo con la clasificación por
destino del gasto realizada por la OCDE, para 2006 del total de los recursos
ejercidos en el sector, 97.5 por ciento correspondió al pago de nómina y sólo
2.5 a inversiones físicas. México es el país que menos recursos inyecta a la
inversión en infraestructura educativa, en comparación con Brasil, que lo
hace con 6.1 por ciento de su presupuesto; Alemania, 6.7; Japón, 9.9, y
Estados Unidos, 11.2.
El órgano camaral también recoge la conclusión de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que
desde el año 2009 advirtió que en 2010 la educación en México corría un
grave riesgo ante el anunciado recorte presupuestal. Además, colocó al país
en una lista de naciones con “bajo desempeño en el sector educativo” en
2008, junto a Congo, Sudán, Paquistán, San Vicente, Camerún, Kirguistán y
Kenia.(Méndez, 2008)
Para abonar al ominoso panorama educativo, el Índice Global de
Competitividad del Foro Económico Mundial 2007-2010 establece que en el
bienio 2007-2008, México ocupó de entre 131 países, el lugar número 95 en
lo que a calidad en educación primaria se refiere; en el segundo bienio 2008-
2009 el lugar 116 entre 134 países, y en el tercero, 2009-2010, el lugar 115
entre 133 países.
Por lo que hace al incremento de los salarios a la planta docente en
educación primaria, México es el segundo país después de Finlandia, que
más incremento en términos reales ha tenido en los salarios de los
profesores durante el periodo 1996-2007. Con este indicador, el país se
ubica como uno de los que más incentivos laborales concede a su planta
docente. (Méndez, 2008)
De lo cual se desprende inequívocamente la falta de eficiencia y eficacia dada la
alta tasa de inversión, en contraste con los lastimosos resultados obtenidos por
nuestro sistema educativo.
EL PROGRAMA SECTORIAL DE EDUCACION
El Programa Sectorial de Educación (PSE) 2007-2012, contiene las políticas,
estrategias, líneas de acción y metas que el gobierno propone llevar adelante en
este sector. El documento presenta objetivos principales referidos a cada nivel del
sistema educativo, así como en función de algunos temas transversales
(evaluación, infraestructura, sistema de información, marco jurídico y mejora de la
gestión institucional). Para cubrir cada uno de los seis objetivos hacia el 2012, se
presenta una amplia cantidad de propuestas observándose que las mismas no se
concretan en metas específicas. A continuación se mencionan los objetivos que se
plantean.

Objetivo 1
Elevar la calidad de la educación para que los estudiantes mejoren su nivel
de logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor
bienestar y contribuyan al desarrollo nacional.
Objetivo 2
Ampliar las oportunidades educativas para reducir desigualdades entre
grupos sociales, cerrar brechas e impulsar la equidad.
Objetivo 3
Impulsar el desarrollo y utilización de tecnologías de la información y la
comunicación en el sistema educativo para apoyar el aprendizaje de los
estudiantes, ampliar sus competencias para la vida y favorecer su inserción
en la sociedad del conocimiento.
Objetivo 4
Ofrecer una educación integral que equilibre la formación en valores
ciudadanos, el desarrollo de competencias y la adquisición de
conocimientos, a través de actividades regulares del aula, la práctica
docente y el ambiente institucional, para fortalecer la convivencia
democrática e intercultural.
Objetivo 5
Ofrecer servicios educativos de calidad para formar personas con alto
sentido de responsabilidad social, que participen de manera productiva y
competitiva en el mercado laboral.
Objetivo 6
Fomentar una gestión escolar e institucional que fortalezca la participación
de los centros escolares en la toma de decisiones, corresponsabilice a los
diferentes actores sociales y educativos, y promueva la seguridad de
alumnos y profesores, la transparencia y la rendición de cuentas.(SEP,
2007)
En el texto del Programa, se pueden apreciar características de continuidad en las
propuestas del PSE, con respecto a las tendencias generales que han seguido las
políticas educativas desde mediados de la década de los ochenta:
Las Políticas para el mejoramiento de la calidad educativa vinculadas a procesos
de evaluación y distribución de recursos, pero no al fortalecimiento de la
profesionalización de los docentes se hacen presentes en el documento.
En efecto, desde hace poco más de veinte años los problemas de la calidad
educativa y la eficiencia en el manejo de los recursos se han constituido en temas
centrales de la política educativa, estrechamente vinculados a procesos de
evaluación. Asimismo, la atención hacia los grupos más rezagados educativa y
socialmente se empezó a estructurar con base en programas de apoyo dirigidos
hacia grupos focalizados, principalmente a través de becas económicas. Este tipo
de acciones se fortalecieron con el paso de los años y fundamentan las
propuestas que se presentan en el PSE. En lo que se refiere educación básica se
propone establecer criterios de evaluación para todos los programas federales
(por ejemplo, Escuelas de Calidad, Escuela Segura), ello además de los
programas de evaluación del logro académico de los alumnos que ya existen
(como la Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares
ENLACE).
El PSE plantea el incremento de las prácticas de evaluación en todos los niveles y
modalidades del sector educativo; e incluso, algunas propuestas ya apuntan hacia
el establecimiento de mecanismos para evaluar a los evaluadores.
Sin embargo, no se puede dejar de hacer referencia a la poca eficacia que estas
políticas han mostrado para promover un mejor desempeño del sector educativo,
principalmente porque la evaluación se ha vinculado a la distribución de recursos
económicos, mientras que las políticas de apoyo a grupos focalizados han
resultado insuficientes para contrarrestar los factores estructurales que limitan las
posibilidades de estos grupos para mantenerse, avanzar y obtener mejores
resultados académicos.
En la medida que el PSE concentra sus estrategias en la intensificación de los
procesos de evaluación, pasa por alto la necesidad de fortalecer la
profesionalización de los docentes. Esto sugiere formular la siguiente pregunta:
¿qué sentido tiene intensificar la evaluación sin satisfacer al mismo tiempo la
necesidad de mejorar la calidad de la enseñanza (mediante, entre otras cosas, el
fortalecimiento de la profesionalización de los docentes), que es indispensable
para mejorar los resultados de los procesos que van a ser evaluados.
El PSE deja ver que por participación social se entiende sólo la actuación del
Consejo Nacional de Participación Social en la Educación (CONAPASE) y de los
consejos estatales y escolares, que, dicho sea de paso son casi inexistentes en la
geografía educativa nacional. Sobra decir que esta que resulta sumamente
limitada, además de poco viable y funcional.

Las metas puntuales que se plantean en el PSE en materia de equidad están


orientadas al aumento del número de becas en los diferentes niveles educativos
para grupos focalizados, principalmente población de bajos recursos; asimismo, se
piensa en la aplicación de políticas compensatorias para ampliar las oportunidades
educativas (cobertura) en las entidades más rezagadas, entre la población
indígena, y entre la población de 15 a 39 años que no ha concluido la educación
básica. También se plantea aumentar el número de aulas de telesecundaria
equipadas con tecnologías de la información y comunicación (TIC), pasando de un
3.7% que se tiene actualmente al 100% de las mismas.
Con las medidas anteriores se espera alcanzar la meta de aumentar los años
promedio de escolaridad de la población de 8.4 a 9.7 años hacia el año 2012. Sin
embargo, aunque estas propuestas parecen alentadoras, se carece de un análisis
sobre su viabilidad financiera, que sustente la posibilidad de concretarlas, más aún
considerando que los aumentos principales de cobertura se centran en la
educación media superior (9.4 %) y superior (5.7 %), cuyos costos por alumno
atendido son los más elevados del sistema educativo. Al considerar solamente la
propuesta para la educación superior y con base en las proyecciones de población
del Consejo Nacional de Población (CONAPO), sería necesario crear
aproximadamente 80 mil nuevos lugares anualmente para que en 2012 se lograra
tener una cobertura del 30 por ciento.
Cabe destacar que en el PSE no se asumen propuestas concretas respecto a los
compromisos del Estado en el financiamiento del sistema educativo, aunque se
señala (SEP, 2007), que la estimación de los recursos para la ejecución del
Programa estará determinada en los proyectos de presupuestos que anualmente
sean presentados por la SEP y quedarán sujetos a la disponibilidad de recursos.
Este apartado del PSE permite considerar la continuidad de las prácticas
discrecionales en la determinación de la magnitud y distribución de los recursos
para el sector, así como las prácticas de negociación entre los diferentes actores
que dependen del presupuesto federal, lo cual redunda en que los más
beneficiados sean los actores que cuentan con mayor poder y capacidad de
presión política. Se ignora lo estipulado en la Ley General de Educación
concerniente a que desde el año 2006, los recursos anuales que debe destinar el
Estado (Gobiernos Federal, Estatal y Municipal) al gasto educativo no debe ser
menor al 8 por ciento del producto interno bruto (PIB); de los cuales al menos el
uno por ciento del PIB debe corresponder exclusivamente al financiamiento de la
investigación científica y tecnológica en las instituciones de educación superior. En
resumen, siguen quedando indefinidas las bases para establecer una política de
Estado relacionada con el financiamiento del sector educativo y la posibilidad de
brindar presupuestos multianuales.
Las propuestas de ampliar la utilización de las TIC en los diferentes niveles y
modalidades del sector educativo carecen de una propuesta pedagógica concreta,
no están acompañadas de algún análisis de viabilidad financiera que asegure la
implementación de estos servicios en los planteles escolares, ni tampoco detallan
los procesos de capacitación que sería necesario impulsar para asegurar que los
docentes los usen de forma adecuada en los procesos de enseñanza y
aprendizaje. Cuatro metas concretas se refieren a la implementación de este tipo
de servicios en las instituciones educativas: 1) ampliar las aulas de medios con
telemática de 51.9 % a 100 %; 2) pasar de un promedio de 18.2 a 10 alumnos por
computadora en los planteles federales de educación media superior; 3) aumentar
de 85 % a 100 % las instituciones públicas de educación superior con conectividad
a Internet en bibliotecas, y 4) aumentar de 24.2 % a 75 % la cantidad de docentes
de primaria y secundaria capacitados en el uso educativo de las TIC.
Cabe mencionar que la meta de aumentar de 3 % a 100 % el porcentaje de aulas
de telesecundaria equipadas con TIC no se encuentra en este objetivo del PSE,
sino en el correspondiente al aumento de oportunidades educativas y equidad. De
la misma manera, varias de las medidas implicadas en la implementación de las
TIC en los procesos de enseñanza y aprendizaje se encuentran distribuidas en los
otros objetivos del programa; sin embargo, muchas de ellas son tan generales que
permiten dudar de la viabilidad de llevarlas adelante. Todo lo cual habla de la falta
de estructuración del PSE.
Un aspecto que adquiere relevancia en la medida en que se prevé que las
modalidades de educación abierta y a distancia en todos los niveles se
constituirán en uno de los mecanismos fundamentales a través de los cuales se
ampliará la cobertura de la educación secundaria, media superior y superior, tiene
que ver con la supervisión y evaluación de los procesos de implementación de las
TIC, pero cabe preguntarse: ¿cómo es que estas modalidades pueden responder
al reto de brindar una educación de calidad?
CONCLUSIONES
El Programa Sectorial de Educación, muestra evidencias de ser un documento
improvisado si se atiene a la importancia y trascendencia del mismo, con una falta
de estructuración y coherencia en sus propuestas pues presenta un formato
bastante esquemático y general, con una orientación hacia los resultados, en el
echa de menos diagnóstico que permita puntualizar la situación desde la que se
parte además de que carece de un marco conceptual que permita contextualizar
las propuestas hechas.
Lo anterior resulta incongruente para este tipo de documentos cuya función es
comunicar y buscar consenso en los objetivos y estrategias propuestos ya que
adolece de una informalidad teórica que le de sustento en un marco conceptual.
Por otra parte el programa no resulta útil para identificar y comprender la lógica de
las acciones que emprenderá en el campo educativo el gobierno actual, para
conocer las instancias responsables de su ejecución, así como para reconocer su
viabilidad política y financiera.
Las propuestas del PSE encaminadas a desarrollar los procesos de evaluación y
la creación de un Sistema Nacional de Evaluación Educativa buscan servir para
identificar los avances y problemas que se presentan en el sistema educativo,
orientar la toma de decisiones para la mejora del sistema, así como establecer
mecanismos que sirvan para la rendición de cuentas y transparencia en el uso de
los recursos destinados al sector, por lo que es difícil ponerlas a discusión.
No obstante, hasta la fecha, la eficacia atribuida a la evaluación ha sido
fuertemente cuestionada. Las propuestas del PSE al respecto son generales y
difusas y corren el riesgo de quedar una vez más como buenos deseos solamente.
Se hubiera esperado que entre las propuestas del PSE se asegurara que los
recursos destinados a los procesos de evaluación se vieran reflejados en la
mejoría de los aprendizajes de los alumnos, evitando que se constituyan en
elementos de simulación para la obtención de recursos por parte de las
instituciones, los programas educativos, los docentes y los alumnos.
Parece que a pesar de que se propone el logro de la calidad como objetivo
estratégico, ésta se concibe nuevamente con criterios economicistas básicamente
como insumos y resultados, dejando de lado los procesos de innovación
pedagógica que favorezcan el logro de los aprendizajes esperados en los
alumnos.
En resumen, se aprecia una vez más la falta de compromiso del Estado para
establecer mecanismos y normas claras en la designación y distribución de los
recursos y competencias en el sistema educativo, situación que provoca que cada
año el presupuesto educativo se siga definiendo discrecionalmente en razón de
coyunturas políticas y el juego de intereses de los actores que participan de estos
recursos.
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