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1. Estiércol
2. Guano (estiércol de aves y murciélagos).
3. Gallinaza (estiércol de gallinas).
4. Biol (el líquido que se obtiene al producir biogás).
5. Dolomita (mineral, se encuentra en minas).
6. Compost
7. El Humus (descomposición de lombrices)
Como podemos darnos cuenta, estos tipos de abonos son muy fáciles de hallar,
no tienen ningún costo para nosotros y no hacemos daño a nada ni a nadie si los
empleamos en nuestros cultivos. Su implementación es un beneficio para ahorrar
costos y garantizar una vida mucho mejor para nuestras futuras generaciones.
El mundo de la agricultura se remonta a millones de años atrás incluso algunas
personas la llaman “ancestral”, pero con el tiempo se ha transformado de forma
impresionante variando conceptos y técnicas convirtiéndola en una práctica
sostenible. Los indígenas han sido precursores de este tipo de técnicas desde
tiempos remotos afianzándola en su diario vivir como una forma sostenible de
obtener sus alimentos sin perjudicar el medio ambiente.
Si, por lo general se asocia con la agricultura biológica siendo común ver los
prefijos “eco” y “bio” en sus derivados, además existen tipos de agricultura
ecológica que se basan en los mismos principios que son respetar y buscar el
equilibrio dentro del medio ambiente, un ejemplo de estas son la permacultura,
agricultura sinérgica, biodinámica, Fukuoka o natural ¿Habías escuchado alguna
vez de estas últimas?
Muchas personas se cuestionan los métodos o fines que persigue esta práctica
ecológica pero el 100% de ellos son irrefutables, un ejemplo claro es que respeta
los ciclos naturales de los cultivos evitando la contaminación y degradación de los
ecosistemas mientras frena la desertificación.
Además, recicla bacterias agrícolas y nutrientes del suelo para crear compost o
abono orgánico optimizando los recursos naturales, en pocas palabras la
agricultura orgánica respeta la naturaleza preservando los ecosistemas y el
desarrollo rural sostenible.
Los precios se incrementan cuando los cultivos son muy concretos ya que los
ciclos naturales deben ser adaptados al sistema de producción, inevitablemente
estos serán más largos y engorrosos en cuanto al control de calidad, pero es
importante tomar en cuenta los beneficios a nivel ambiental, la potenciación
agrícola y salud para los trabajadores, familiares y comunidades cercanas.
Si, incluso son más saludables que los convencionales porque no contienen
residuos tóxicos de antibióticos, pesticidas, fertilizantes sintéticos, insecticidas,
conservantes y aditivos muchos de ellos utilizados en la agricultura tradicional
para eliminar plagas, insectos y combatir enfermedades y hasta añadirle color o
brillo a las frutas y legumbres generando efectos negativos en nuestro organismo.
Al pasar por tantas estaciones, manos y personas la calidad del producto final
aumenta, la razón es que cualquier defecto se observa a tiempo tomando las
medidas necesarias, pero hay que tomar en cuenta que si la persona une este
producto natural con salsas químicas, cocina en ollas inadecuadas que
desprenden cromo y otras sustancias al final del día alterará el producto final.