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UNIVERSIDAD MARISTA DE GUADALAJARA – DOCTORADO PSICOLOGÍA – EDUCACIÓN.

ARMANDO VALDES VELÁZQUEZ – GUADALAJARA, JALISCO, MEX. – OCTUBRE 2014


Marx y su concepto del hombre

La filosofía de Marx, como una gran parte del pensamiento existencialista, representa una protesta
contra la enajenación del hombre, su pérdida de sí mismo y su transformación en una cosa; es un
movimiento contra la deshumanización y automatización del hombre, inherente al desarrollo del
industrialismo occidental.

Marx privó al hombre definitivamente y para siempre de esos odiosos privilegios, considerándole
como un eslabón natural en el proceso evolutivo de la naturaleza material, a la sociedad como la
organización para la producción y la distribución; al capitalismo como una etapa en el desarrollo de
la sociedad humana.

El punto de partida de Marx para abordar la naturaleza del hombre está en la idea de que el hombre
es un ser reconocible y determinable, que el hombre puede definirse como hombre no sólo biológica,
anatómica y fisiológicamente sino también psicológicamente. La naturaleza está relacionada con la
historia y determinada por ésta. “La historia es la historia de la autorrealización del hombre, no es
más que la autocreación del hombre a través de su trabajo y su producción.”

Fromm analiza la relación inmediata, natural y necesaria del ser humano con el ser humano, ésta se
realiza mediante los sentidos que el hombre tiene, debe conformarse de acuerdo con los objetos
exteriores. La relación natural entre los hombres es de hombre a mujer y es sólo el amor lo que hace
al hombre creer verdaderamente en la realidad del mundo objetivo exterior. Dicha relación es lo que
Marx concibe como la “vida productiva”, vida que crea vida. Y es en la actividad productiva donde
se encuentra el carácter de una especie, es decir, la esencia del hombre.

La preocupación de Marx es la liberación del hombre de un tipo de trabajo que destruye su


individualidad, que lo transforma en cosa y que lo convierte en esclavo de las cosas. “En el trabajo no
enajenado, el hombre no sólo se realiza como individuo sino también como especie.” Y es que el
trabajo enajenado arrebata al hombre el objeto de su producción y su propia vida. Cuando el
trabajador no participa en la dirección del trabajo, se transforma en una cosa por su dependencia del
capital. El hombre enajenado se convierte en esclavo de las cosas y las circunstancias cuando cree
haberse convertido en amo de la naturaleza. Cada hombre está enajenado en relación con los otros y
cada uno de los otros está, a su vez, enajenado de la vida humana. “La enajenación conduce a la
perversión de todos los valores.”

De ahí que por ejemplo, el hombre capitalista suela relacionarse con el mundo poseyéndolo y
consumiéndolo, puesto que todos ansían cosas nuevas para poseer las y usarlas.

La concepción del socialismo en Marx se desprende del concepto de hombre, no es una sociedad en
la que el individuo esté subordinado al Estado, a la máquina, a la burocracia. “El fin del socialismo es
el hombre. Es crear una forma de producción y una organización de la sociedad en que el hombre
pueda superar la enajenación de su producto, de su trabajo, de sus semejantes, de sí mismo y de la
naturaleza.”
El fin principal del socialismo debe ser, por tanto, el reconocimiento y la realización de las
verdaderas necesidades del hombre, que sólo será posible cuando la producción sirva al hombre y el
capital deje de crear y explotar las necesidades falsas del hombre. El hombre des-enajenado será
aquél que no domina a la naturaleza sino que se identifica con ella, que está vivo y reacciona ante los
objetos, de modo que éstos cobran vida para él. “El socialismo significaba el orden social que
permite la recuperación del hombre, la identificación entre existencia y esencia, la superación de la
separación y el antagonismo entre sujeto y objeto, la humanización de la naturaleza; significaba un
mundo en el que el hombre no es ya un extraño entre extraños, sino está en su mundo, donde se
siente como en su propia morada.”

Marx se extiende más en El capital sobre esta dependencia de la naturaleza: "Aquellos antiguos
organismos sociales de producción son extraordinariamente más sencillos y más claros que el mundo
burgués, pero se basan, bien en el carácter rudimentario del hombre ideal, que aún no se ha
desprendido del cordón umbilical de su enlace natural con otros seres de la misma especie, bien en un
régimen directo de señorío y esclavitud.

Están condicionados por un bajo nivel de progreso de las fuerzas productivas del trabajo y por la
natural falta de desarrollo del hombre dentro de su proceso material de producción de vida, y, por
tanto, de unos hombres con otros y frente a la naturaleza. Esta timidez real se refleja de un modo
ideal en las religiones naturales y populares de los antiguos. El reflejo religioso del mundo real sólo
podrá desaparecer por siempre cuando las condiciones de la vida diaria, laboriosa y activa,
representen para los hombres relaciones claras y racionales entre sí y respecto a la naturaleza. La
forma del proceso social de vida, o lo que es lo mismo, del proceso material de producción, sólo se
despojará de su halo místico cuando ese proceso sea obra de hombres libremente socializados y
puesta bajo su mando consciente y racional.

Mas, para ello, la sociedad necesitará contar con una base material o con una serie de condiciones
materiales de existencia que son, a su vez, fruto natural de una larga y penosa evolución."

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