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DIRECTRICES DE COMENTARIO DE TEXTO.

Orientaciones prácticas para realizar un comentario de texto

El OBJETIVO FINAL de cualquier comentario de texto es el de ENTENDER EL TEXTO ORIGINAL


ACLARÁNDOLO (los conceptos e ideas claves y secundarias), PROFUNDIZÁNDOLO (en estos
conceptos e ideas así como sus relaciones), ENRIQUECIÉNDOLO (con datos de otros autores relevantes
que haya podido influir, con aportaciones que expliquen el contexto histórico, social, filosófico... en el que se
enmarca la obra; y también con aportaciones relevantes).

QUÉ NO ha de ser un comentario de texto:

a) Una copia de partes del texto, citándolas entre comillas sin entrar en su explicación o alusiones.
b) Usar el texto como pretexto: el comentario no es una excusa para exponer nuestros conocimientos y
que en nada ayudan a comprender mejor el texto.
c) Resumen: Con la mera síntesis no se demuestra haber entendido el texto, que es lo que hay que
demostrar.

Un comentario de texto debe dejar bien claros dos puntos:

a) Qué dice realmente el texto:


Se trata de efectuar un buen análisis de los conceptos fundamentales y técnicos del vocabulario del autor;
para ello es importante detenerse en cada frase, para no perder detalles importantes y no caer en la tentación
del resumen superfluo.

b) Qué digo yo a partir del texto:


Se trata ahora de completar y aclarar el texto ya analizado explicando las alusiones implícitas o ya explícitas
a otros temas o autores que ayudan a profundizar en la comprensión. No se trata de exponer aquí opiniones
personales: el objetivo es comprender mejor el texto.

Recomendaciones generales:
1. lectura y relectura del texto. Quizás sea importante señalar, anotar… ideas que se nos ocurren a
medida que vamos leyendo, pero es positivo que se haga en la segunda o tercera lectura. En la
primera lectura es “sólo” de lectura.
2. anotar los conceptos clave, ideas principales y secundarias, qué relaciones hay en el texto, etc. Esto
nos ayudará a comprender qué tipo de texto es y a qué se hace referencia.
3. una vez leído el texto, hacerse un guión de cómo haremos el comentario. Estructuración previa. Así
evitamos repetir ideas.

ESTRUCTURA RECOMENDADA PARA EL COMENTARIO

1. Contextualización. (para este curso no será necesario)


 Exponer algunos datos que se conozcan del autor, de la obra o de la época del texto, datos que puedan
ayudar a enmarcar y situar todo el ejercicio. No se trata de explicar toda la vida del autor, sino tan sólo
aquello que haya podido influir en su pensamiento.
 Aquí sería importante enmarcar el fragmento en el autor y su obra, es decir, determinar quién es el autor
y cuál es el título de la obra. Si es posible, sería positivo compararlo con otras obras.
 Es posible que el autor haya cambiado de opinión con el tiempo, si es el caso, también es positivo
comentarlo y en la medida de la posible concretar los motivos y/o las consecuencias de este cambio.
 En cuanto a la época del texto, hay que mencionar la época histórica, social, política… que son
significativas en relación a la obra o con el autor. Buscar precedentes filosóficos inmediatos con los que
haya dialogado el autor y que hayan incidido en su pensamiento.
 También es positivo mencionar qué tipo de texto es: psicología, ética, ontología…

2. Idea principal
Resumir la idea/s principal/es del texto: idea principal e ideas secundarias.

3. Análisis del contenido del texto y estudio ordenado de su estructura


En este paso se trata de entender qué dice el texto, examinándolo con atención. Se debe comenzar por el
principio del texto e ir explicando las diversas ideas que allí aparecen. No hay que repetir las mismas
palabras del autor, sino explicar y profundizar con palabras propias todas las ideas que salen en el texto.

Al hacer esto, además de apuntar las diversas ideas, se deben descubrir los enlaces que hay entre ellas , el
orden que hay en el texto. Es fundamental deternerse en aquellas palabras que son parte del vocabulario
técnico del autor o de la escuela filosófica a la que pertenece. Hay que especificar si hay alguna relación entre
los términos y conceptos fundamentales; si tienen algún significado especial para el autor y cuál; si están
utilizados de manera unívoca o si tienen diversos significados. Asimismo cabe explicitar el contexto
filosófico en el que se encuentra el autor, con quién/es, explícita o implícitamente, está dialogando o
discutiendo.

En cuanto a la estructura hay que mencionar qué partes son las que estructuran el texto, así como cuál es la
localización y contenido de dichas partes.

4. Aportaciones personales explicitando alusiones.

Se trata ahora de dejar claros explicitándolos algún aspecto que el autor sólo insinúa, o bien presupone;
relaciones que nos parece descubrir entre el texto y otros aspectos que conocemos del pensamiento del autor,
o del pensamiento de otros autores.

Aportamos pues aquellas ideas y elementos que puedan ayudar a ampliar, profundizar y enriquecer el texto.
Pero ha de quedar muy claro que son aportaciones personales a partir del texto, más allá de él (pero no
pasando de él).

También al final caben observaciones críticas (a favor o en contra de las tesis del texto), tanto si son fruto de
la reflexión personal como si provienen del conocimiento de otros autores o posiciones; etc. Es positivo
también señalar si la argumentación o razonamiento:

 Nos conduce a alguna conclusión clara;

 Cuál es el hilo argumentativo;

 Especificar si hay contradicción, falacias, saltos ilógicos…

 Cuál es el argumento que me parece más convincente y por qué

 Si las ideas que se tratan son vigentes en la actualidad o no.

 Etc.

5. Redacción definitiva:

Se trata ahora de cuidar la ortografía, el rigor conceptual y el orden expositivo; hay que ir avanzando
progresivamente de una idea a la otra con una ligazón coherente. En cuanto a la presentación del texto hay

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que realizar una presentación formal (sin vulgarismos, evitando las abreviaturas “xquè, tb, x…”, etc.), sin
faltas de ortografía, con frases y párrafos no demasiado largos ni con una expresión rebuscada.

6. Relectura del ejercicio.

El objetivo ahora es corregir los errores que hayan podido pasar inadvertidos, asegurar la necesaria
corrección gramatical y mejorar el rigor expositivo.

García, J.J., y Rodríguez, R., (eds.) ¿Cómo se comenta un texto filosófico? Madrid: Síntesis; 2007.

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