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Biblia Latinoamericana
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(Homilía de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2014).
mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus palabras para decir juntos:
“Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre… para que estén completamente
unidos, como tú y yo”, “y su gozo sea completo”. Jesús reza y nos invita a rezar
porque sabe que hay cosas que solo las podemos recibir como don, hay cosas que
solo podemos vivir como regalo.4 Si alguna vez hemos dirigido a Dios una oración
mientras pasábamos por un momento poco deseable, ¿cómo ha sido ese momento
de unión con Dios? ¿Qué le hemos pedido, qué le hemos dicho? Lo más cierto es
que hemos dejado desahogar nuestra alma contando a Cristo las penas que
atravesábamos en ese momento. Hoy Cristo nos enseña a orar con el alma cargada
de temor, de miedo, de pena. Y hoy también Cristo nos dice cuánto se preocupa por
nosotros. Que un hombre deje de lado sus sufrimientos y preste mayor atención a
otras angustias que no son las suyas, o una de dos: o es un loco que busca
fastidiarse la vida con masoquismos o ama vehementemente a los demás. Quien no
ha sufrido por una persona ni la conoce ni la ama. Sin embargo, Cristo no se cansa
de probarnos su amor. Porque sufrió por nosotros nos ama. La respuesta más
humana de nuestra parte debería de ser la de la gratitud. La de nuestra
correspondencia a su amistad. Sufriendo un poco Él u ofreciendo el sufrimiento que
ya padecemos. Pero también le agradecemos lo que hace por nosotros, y lo hacemos
guardando los mandamientos pero sobre todo custodiando el distintivo que
caracteriza a todo cristiano. La caridad. Si Cristo pidió algo ardientemente a su
Padre fue precisamente la unidad. "Cuida en tu nombre a los que me has dado para
que sean uno" Unidad en la familia, en el trabajo. Unidad en cualquier grupo social
en el que nos encontremos. Es así como podríamos consolar a Jesús y cómo
podríamos agradecer lo mucho que se preocupa por nosotros.5
PETICIONES
Glorifiquemos a Cristo, nuestro Señor, que resplandece como luz del mundo
para que siguiéndolo no caminemos en tinieblas, sino que tengamos la luz de la
vida, y digámosle:
Que tu palabra, Señor, sea luz para nuestros pasos.
4
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2015).
5
https://es.catholic.net/op/articulos/17371/cat/566/jesus-pide-al-padre-que-nos-consagre-en-la-verdad.html#modal
Oremos a Dios todopoderoso y eterno, que con su Espíritu santifica y
gobierna el cuerpo de la Iglesia.
· Por nuestro obispo N. y por todos los sacerdotes: para que el Señor
conserve en ellos la gracia del Espíritu Santo, sirvan con toda fidelidad a la
Iglesia y cuiden del pueblo que tienen encomendado. Roguemos al Señor.
· Por los sacerdotes de nuestra diócesis: para que, llenos de la gracia del
Espíritu Santo, sean dignos cooperadores del orden episcopal. Roguemos al
Señor.
· Para que tengan siempre la adhesión y el apoyo de los fieles que se les
han encomendado, y sepan guiar a estos por el camino del Evangelio.
Roguemos al Señor.
Canto final.
Hora santa por la familia
Ofrecimiento:
Señor Jesús la Iglesia consciente de que el matrimonio y la familia
constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad, queremos darte
gracias por cada una de ellas y ofrecerte nuestras oraciones en esta hora
Santa por su bienestar material y espiritual de todas las familias del mundo,
sobre todo aquellas que sufren violencia, que están a punto de separarse, que
sufren debido a la falta de recursos económicos, bendícelas y fortalece en ellas
los lazos de amor y unidad.
Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el
mundo dé la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorizar a
cada persona. Roguemos al Señor.
Por la familia, iglesia doméstica: para que inspire a los cercanos y a los que
están lejos esa confianza en la Providencia que ayuda a acoger y a promover el don
de la vida. Roguemos al Señor.
Por los padres de familia, para que sepan transmitir la fe cristiana a sus hijos y
educarles en la generosidad para aceptar gozosamente la voluntad de Dios.
Roguemos al Señor.
Por los hijos, para que encuentren siempre en sus padres modelos de vida
cristiana y tengan fortaleza y sabiduría para construir su vida sobre el cimiento
seguro de Jesucristo. Roguemos al Señor.
Por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sus familias
apoyen con fe y generosidad la llamada de Dios. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que en Jesús, María y José nos has dado un ejemplo perfecto de
amor y adhesión a tu voluntad divina, renueva en todos los hogares las maravillas
de tu Espíritu para que las familias cristianas sean un semillero de vocaciones a los
distintos estados de vida cristiana. Por Cristo nuestro Señor.