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INTRODUCCION

ORIGEN DE LA HORA SANTA

La hora santa es una práctica de origen divino. En una de sus apariciones a


Santa Margarita María de Alacoque Jesús le dijo; "Todas las noches del jueves al
viernes te haré participar de la mortal tristeza que quise padecer en el Huerto de los
Olivos; tristeza que te reducirá a una especie de agonía más difícil de soportar que
la muerte. Y para acompañarme en aquella humilde plegaria, que entonces presenté
a mi Padre, te postrarás con la faz en tierra, deseosa de aplacar la cólera divina y en
demanda de perdón por los pecadores".
Pío XI, al comienzo del año Santo, exhortó al ejercicio de la Hora Santa como
un "obligado y amoroso recuerdo de las amargas penas que el Corazón de Jesús
quiso soportar para la salvación de los hombres". Ya antes, en su carta encíclica
sobre la expiación que todos deben al Sagrado Corazón de Jesús "Miserentissimus
Redemptor"(8-V-1928) señaló: el Corazón de Jesús "para repararar las culpas
recomendó esto, especialmente grato para El: que usasen las súplicas y preces
durante una hora (que con verdad se llama Hora Santa), ejercicio de piedad no sólo
aprobado, sino enriquecido con abundantes gracias espirituales".
En otra ocasión explicó que "su fin principalísimo es recordar a los fieles la
pasión y muerte de Jesucristo, e impulsarles a la meditación y veneración del
ardiente amor por el cual instituyó la Eucaristía (memorial de su pasión), para que
purifiquen y expíen sus pecados y los de todos los hombres". (21-III-1933).
Se trata por tanto de dedicar una hora a meditar los misterios cuando Cristo se
sintió sólo y débil, como nosotros, y pide al Padre aparte el cáliz. Una hora para
acompañarle, como el Ángel del huerto, en cuanto podemos, místicamente, junto al
sagrario. Es una hora para volcar en su Sagrado Corazón todos nuestros afanes y
sufrimientos, y recibir su gracia para sobrellevarlos. Una hora en definitiva, para
agradecer su sacrificio y aprender de Él. (Mc 14,32-38).
HORAS SANTAS
Por los sacerdotes

Queridos hermanos, hemos respondido a la invitación que nos hace el Señor a


estar con Él en esta hora de la mañana (tarde), donde intentaremos hacer silencio,
calmar inquietudes y preocupaciones para que el corazón esté abierto y disponible a
escuchar la voz de Dios. Hoy queremos pedir salud, fuerza y perseverancia por
todos los sacerdotes del mundo entero; también hacer la súplica que hace Jesús a
sus discípulos: pedid al Dueño de la mies, que mande más obreros a su mies (Lc
10,2).
Exposición.
Canto: Altísimo Señor
Ant. En el cielo y en la tierra sea por siempre bendito y alabado.
El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Oración por los sacerdotes: Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento, que
quisiste perpetuarte entre nosotros por medio de tus Sacerdotes, haz que sus
palabras sean sólo las tuyas, que sus gestos sean los tuyos, que su vida sea fiel
reflejo de la tuya. Padre nuestro…, ave María... Gloria...
Canto….
Ant. En el cielo y en la tierra sea por siempre bendito y alabado.
el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Oración: Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres y hablen a
los hombres de Dios. Que no tengan miedo al servicio, sirviendo a la Iglesia como
Ella quiere ser servida. Padre nuestro… ave María… Gloria..
Canto…
Ant. En el cielo y en la tierra sea por siempre bendito y alabado.
El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Oración. Que sean fieles a sus compromisos, celosos de su vocación y de su
entrega, claros espejos de la propia identidad y que vivan con la alegría del don
recibido.1 Padre nuestro… ave María… Gloria… Canto…
Lectura del santo Evangelio según san juan 17,6-19
6."He manifestado tu Nombre a los hombres: hablo de los que me diste, tomándolos
del mundo. Eran tuyos, y tú me los diste y han guardado tu Palabra. 7. Ahora
reconocen que todo aquello que me has dado viene de ti. 8. El mensaje que recibí se
lo he entregado y ellos lo han recibido, y reconocen de verdad que yo he salido de ti
y creen que tú me has enviado. 9. Yo ruego por ellos. No ruego por el mundo, sino
por los que son tuyos y que tú me diste 10.-pues todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo
mío-; yo ya he sido glorificado a través de ellos. 11. Yo ya no estoy más en el
mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo,
guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros.
12. Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías
encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la
perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura. 13. Pero ahora que voy a ti,
y estando todavía en el mundo, digo estas cosas para que tengan en ellos la plenitud
de mi alegría. 14. Yo les he dado tu mensaje, y el mundo los ha odiado, porque no
son del mundo como tampoco yo soy del mundo. 15 .No te pido que los saques del
mundo, sino que los defiendas del Maligno. 16. Ellos no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo. 17. Conságralos mediante la verdad: tu palabra es
verdad. 18. Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al
mundo, 19.y por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados
en la verdad."2
Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús
Es significativo, ante todo, que Jesús pida al Padre que nos consagre y proteja,
pero no que nos aparte del mundo. Sabemos que él envía a sus discípulos para que
sean fermento de santidad y verdad en el mundo: la sal de la tierra, la luz del
mundo. En esto, los mártires nos muestran el camino. 3 Jesús reza, pide para que la
tristeza y el aislamiento no nos ganen el corazón. Nosotros queremos hacer lo
1
https://www.aciprensa.com/recursos/oracion-por-los-sacerdotes-811

2
Biblia Latinoamericana
3
(Homilía de S.S. Francisco, 16 de agosto de 2014).
mismo, queremos unirnos a la oración de Jesús, a sus palabras para decir juntos:
“Padre santo, cuídalos con el poder de tu nombre… para que estén completamente
unidos, como tú y yo”, “y su gozo sea completo”. Jesús reza y nos invita a rezar
porque sabe que hay cosas que solo las podemos recibir como don, hay cosas que
solo podemos vivir como regalo.4 Si alguna vez hemos dirigido a Dios una oración
mientras pasábamos por un momento poco deseable, ¿cómo ha sido ese momento
de unión con Dios? ¿Qué le hemos pedido, qué le hemos dicho? Lo más cierto es
que hemos dejado desahogar nuestra alma contando a Cristo las penas que
atravesábamos en ese momento. Hoy Cristo nos enseña a orar con el alma cargada
de temor, de miedo, de pena. Y hoy también Cristo nos dice cuánto se preocupa por
nosotros. Que un hombre deje de lado sus sufrimientos y preste mayor atención a
otras angustias que no son las suyas, o una de dos: o es un loco que busca
fastidiarse la vida con masoquismos o ama vehementemente a los demás. Quien no
ha sufrido por una persona ni la conoce ni la ama. Sin embargo, Cristo no se cansa
de probarnos su amor. Porque sufrió por nosotros nos ama. La respuesta más
humana de nuestra parte debería de ser la de la gratitud. La de nuestra
correspondencia a su amistad. Sufriendo un poco Él u ofreciendo el sufrimiento que
ya padecemos. Pero también le agradecemos lo que hace por nosotros, y lo hacemos
guardando los mandamientos pero sobre todo custodiando el distintivo que
caracteriza a todo cristiano. La caridad. Si Cristo pidió algo ardientemente a su
Padre fue precisamente la unidad. "Cuida en tu nombre a los que me has dado para
que sean uno" Unidad en la familia, en el trabajo. Unidad en cualquier grupo social
en el que nos encontremos. Es así como podríamos consolar a Jesús y cómo
podríamos agradecer lo mucho que se preocupa por nosotros.5

PETICIONES
Glorifiquemos a Cristo, nuestro Señor, que resplandece como luz del mundo
para que siguiéndolo no caminemos en tinieblas, sino que tengamos la luz de la
vida, y digámosle:
Que tu palabra, Señor, sea luz para nuestros pasos.

4
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de septiembre de 2015).
5
https://es.catholic.net/op/articulos/17371/cat/566/jesus-pide-al-padre-que-nos-consagre-en-la-verdad.html#modal
Oremos a Dios todopoderoso y eterno, que con su Espíritu santifica y
gobierna el cuerpo de la Iglesia.

· Por nuestro obispo N. y por todos los sacerdotes: para que el Señor
conserve en ellos la gracia del Espíritu Santo, sirvan con toda fidelidad a la
Iglesia y cuiden del pueblo que tienen encomendado. Roguemos al Señor.

· Por los sacerdotes de nuestra diócesis: para que, llenos de la gracia del
Espíritu Santo, sean dignos cooperadores del orden episcopal. Roguemos al
Señor.

· Para que brillen por el resplandor de la santidad y cumplan dignamente


el ministerio que han recibido. Roguemos al Señor.

· Para que tengan siempre la adhesión y el apoyo de los fieles que se les
han encomendado, y sepan guiar a estos por el camino del Evangelio.
Roguemos al Señor.

· Para que el Señor de la misericordia acoja en su Reino a todos los


sacerdotes que ya han partido hacia las moradas eternas. Roguemos al Señor.

Bendición con el Santísimo

Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de


Tú pasión; Te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados
misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente
en nosotros el fruto de Tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de
los siglos. Amen.

Bendito sea Dios.


Bendito sea su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendito sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
Bendita sea la Incomparable Madre de Dios la Santísima Virgen María.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el Nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José su casto esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Reserva del Santísimo

Canto final.
Hora santa por la familia

Ofrecimiento:
Señor Jesús la Iglesia consciente de que el matrimonio y la familia
constituyen uno de los bienes más preciosos de la humanidad, queremos darte
gracias por cada una de ellas y ofrecerte nuestras oraciones en esta hora
Santa por su bienestar material y espiritual de todas las familias del mundo,
sobre todo aquellas que sufren violencia, que están a punto de separarse, que
sufren debido a la falta de recursos económicos, bendícelas y fortalece en ellas
los lazos de amor y unidad.

Nos ponemos de rodillas y recibimos a Jesús Eucaristía cantando.

Ant. En el cielo y en la tierra sea por siempre bendito y alabado.


El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Creemos en Ti Señor pero aumenta nuestra fe.
Padre nuestro… ave María, Gloria al padre…
Canto…

Ant. En el cielo y en la tierra, sea para siempre alabado.


El corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Ponemos en tus manos la vida de cada padre y madre de familia para que sean
fieles a su vocación.
Padre nuestro… ave María.. Gloria…
Canto…
Reunidos con la familia de Nazaret, modelo e imagen de la humanidad
nueva, elevemos al Padre nuestra oración para que todas las familias sean
lugar de crecimiento en sabiduría y gracia.

Por la santa Iglesia de Dios: para que en su interior y en las relaciones con el
mundo dé la imagen de una verdadera familia que sabe amar, perdonar y valorizar a
cada persona. Roguemos al Señor.
Por la familia, iglesia doméstica: para que inspire a los cercanos y a los que
están lejos esa confianza en la Providencia que ayuda a acoger y a promover el don
de la vida. Roguemos al Señor.
Por los padres de familia, para que sepan transmitir la fe cristiana a sus hijos y
educarles en la generosidad para aceptar gozosamente la voluntad de Dios.
Roguemos al Señor.
Por los hijos, para que encuentren siempre en sus padres modelos de vida
cristiana y tengan fortaleza y sabiduría para construir su vida sobre el cimiento
seguro de Jesucristo. Roguemos al Señor.
Por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, para que sus familias
apoyen con fe y generosidad la llamada de Dios. Roguemos al Señor.
Oh, Dios, que en Jesús, María y José nos has dado un ejemplo perfecto de
amor y adhesión a tu voluntad divina, renueva en todos los hogares las maravillas
de tu Espíritu para que las familias cristianas sean un semillero de vocaciones a los
distintos estados de vida cristiana. Por Cristo nuestro Señor.

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