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Pintura neoclásica: Progresivamente fue creciendo en importancia la filosofía de la razón o la ilustración, la cual crítica

los excesos de la monarquía y de la nobleza. De esta mentalidad surge el nuevo estilo del neoclasicismo, convirtiéndose
en el arte representativo de la Revolución Francesa que se oficializo con el Imperio napoleónico, adentrándose en el
siglo XIX. La cual se propone una recuperación de lo clásico, en oposición al Rococó.
Con respecto a lo clásico se pueden sintetizar en estas principales tesis:
a) concepto de autonomía del arte, ya que parte de una idea de que el arte responde a un ideal estético.
b) el artista debe depurar la naturaleza de toda imperfección, buscando siempre la belleza ideal.
c) pretende establecer:
- representaciones pictóricas veraces, en los gestos, en las luces, en el color, etc.
- cada cuerpo debe ser representado con su propia forma, de manera clara y sencilla.
- las representaciones deben ser equilibradas y para ello es necesario la introducción de pocos personajes en el cuadro
para que parezca bien construido y con una composición racional.
El artista debe ser también un erudito que conozca profundamente la historia que representa, para así respetar la
verdad del arte y eliminar cualquier concesión a la imaginación.
d) la pintura debe cumplir una función moral con temas tomados de la antigüedad y que transmitan al espectador una
enseñanza, comprometiéndose con las verdades morales como el sacrificio o el patriotismo, que chocaron frontalmente
contra la corrupción de la monarquía absoluta. Por lo tanto el artista se enfrentaba a su tiempo creando una pintura
comprometida.
Estos principios teóricos conllevan a un lenguaje plástico único que era defendido fervientemente:
a) la defensa de la línea recta, en lugar de la línea curva y delicada del Barroco y del Rococó
b) perspectiva lineal para construir un espacio preciso y racional.
c) claridad en la composición, a través de las figuras que se disponen paralelamente al plano pictórico.
d) reducción de la gama cromática a los colores primarios (cálidos en el primer plano y fríos en el fondo).
e) la luz inunda por igual a todos los elementos del cuadro, precisando los volúmenes con claridad, dándoles figuras un
aspecto escultórico.
f) la exactitud del dibujo, da a la obra la impresión de un naturalismo objetivo.
La pintura del siglo XIX: Este siglo ha sido caracterizado por sus grandes cambios económicos, políticos y sociales que
sientan las bases para la transformación profunda de nuestra época. En él se produce la desaparición del Antiguo
régimen y la construcción de una nueva sociedad burguesa. La historia del mundo occidental entre 1789 y 1870 es la
larga etapa de la que se enfrentan en sucesivas revoluciones las ideas opuestas de la clase dirigente de la vieja sociedad
de las monarquías absolutas y los proyectos liberales, nacionalistas y democráticos de la burguesía, la gran protagonista
que consigue escapar del Tercer estado y convertirse en la clase dirigente. La base de su poder es su creciente
importancia económica conquistada a través de los avances de la revolución industrial. El nuevo régimen se va gestando
en un proceso de implantación de los principios políticos burgueses - soberanía nacional, división de poderes y
repúblicas o monarquías constitucionales-. Al mismo tiempo que se produce esta toma del poder, una nueva clase va
surgiendo en las fábricas creadas por la burguesía, el proletariado. En 1848 Marx y Engels publican el "manifiesto
comunista" y la clase obrera se va dotando de estructuras organizativas propias que le permitirá luchar contra el poder
burgués. Las nuevas revoluciones como las de 1848 o la Comuna de París, tendrán ya una impronta obrera y burguesa.
A lo largo de la primera mitad del siglo XIX, incluso desde mediados del siglo XVIII se producen importantes cambios en
el campo del arte, en el cual fue puesto al servicio de los poderes - monarquía e iglesia- como un modo de colaboración
para traducir en imágenes las "verdades" del sistema. Pero ya mediados del siglo XIX indica la libertad del artista,
negándose a ser sometido y mostrando su ruptura con toda norma establecida, emprenden un compromiso con la parte
de la sociedad más desfavorable, el caso de los pintores hacen de su arte un arma de lucha. Para Argan esto se basó en
dos innovaciones: La primera radica en la afirmación de la absoluta autonomía de la Esfera del arte, porque ya no se
refiere a los grandes ideales religiosos o morales, sino a un ideal específicamente estético; en segundo lugar, en el hecho
de que el artista no se abstrae de la realidad histórica sino que declara ser propio de su época.
El apogeo del neoclasicismo está radicado en la Francia revolucionaria, siendo su máximo exponente Jacques-Louis
David (1748-1825) el pintor neoclásico por excelencia que lleva los nuevos postulados hasta sus planteamientos más
radicales, por su pintura y por su compromiso político con los ideales revolucionarios, qué le valieron el encarcelamiento
tras la caída de Robespierre y el exilio en Bruselas durante la restauración. Tras su primera formación en el estilo
Rococó, el joven David marcha a Roma con su maestro donde se adapta al nuevo lenguaje clásico, severo y equilibrado.
En 1784 realiza el "Juramento de los Horacios", una verdadera obra del neoclasicismo, donde una sobria arquitectura
sirve de marco a la composición geométrica de los grupos, con las figuras de perfil. La tensión dramática y casi teatral, la
perfección dibujistica y el perfecto modelado sorprendieron a sus contemporáneos. La lectura moral de la obra, el
sacrificio de los ciudadanos en aras de la patria, es de importancia paralela a su evolución formal y valor político-
didáctico, esencial en sus obras posteriores destinadas al apoyo de la causa revolucionaria, como "El Juramento del
Juego de la Pelota" y el "Marat asesinado". Napoleón comprendió el valor propagandístico de sus obras y lo nombró
pintor de cámara (Napoleón coronado en los Alpes y Coronación de Napoleón). Los discípulos de David son numerosos,
los cuales muestran la impronta de su maestro en el equilibrio compositivo, la importancia de la línea y en su aspecto
casi escultórico.
Goya: Contemporáneo a David, Goya (1746-1828) influenciado en su juventud por el barroco tardío y por el rococó en
sus primeros años, se resistió al neoclasicismo y creo una pintura absolutamente personal, de técnica cada vez más
suelta, donde el realismo, la subjetividad y a veces la pesadilla mantenían una tensión extraordinaria. Lo más importante
de Goya fue que no se dejó atrapar ni por la corte ni por el dinero, con una clara tendencia a encerrarse en sí mismo. La
evolución de su pintura es lenta y no alcanza al principio un estilo propio en el tránsito al siglo XIX, partido de un estilo
provinciano aprendido en un modesto taller de su maestro en Zaragoza, su curiosidad y deseo de aprender lo llevaron a
Madrid y tuvo que ir por sus propios medios Roma, en Italia presencia la transición del rococó al neoclasicismo, pero
Goya es autodidáctico, siempre con un sello de fuerza interior que le hace crear su propio estilo. A su vuelta a España
pinta en el Pilar de Zaragoza un barroco decorativo, con el cual se le abren las puertas de la corte. Dando comienzo a su
segunda etapa, con un estilo impregnado de la gracia y refinamiento del Rococó, de rico y alegre colorido, con temas
populares enmarcadas en luminosos paisajes. Comienza también su actividad como retratista, alcanzando poco a poco
prestigio entre la nobleza, al principio sus retratos eran aparatosos, pero se fueron transformando en una extraordinaria
sencillez y valor sintético, adoptando su pintura una impronta pasajera del neoclasicismo, cómo se puede ver en el
"Cristo crucificado" (1780).
En 1792 sufre una grave enfermedad de la que queda sordo. A partir de ese momento su pintura se torna pesimista y
crítica, cada vez más dramática y personal, cómo podemos observar en "El entierro de la sardina" o en "La casa de los
locos". En 1798 fue nombrado pintor de cámara del recién coronado Carlos IV, el cambio de siglo está marcado por el
retrato de "La familia de Carlos IV" (1800), uno de los hitos de su producción, liberándose de viejas fórmulas barrocas y
clasicistas, con un estilo franco, directo y una ejecución desenvuelta. Goya en ese retrato muestra a los reyes en su
auténtica dimensión humana, sin adulación ni idealización alguna. Este periodo de madurez pertenecen los magníficos
cuadros de la Maja vestida y la Maja desnuda, donde pincel de Goya se detienen para dar una textura cuidada,
esmaltada, de superficie aterciopelada, sumergiéndose en el erotismo.
Goya es el mejor exponente de esta tensión clásico-romántica, pues como no va mostrando, que mientras su primer
etapa estaba marcada por el Rococó y el clasicismo, los grabados y pinturas del siglo XIX están marcados por la fuerza de
la pasión, la búsqueda de un mundo subconsciente, la extrema fantasía y la denuncia a la absurda realidad de su época.
La guerra de la independencia vino a interrumpir bruscamente la primera etapa de apogeo de Goya, lo cual lo sumergió
en una profunda crisis personal y artística. El horror de la guerra y la denuncia de la gratitud de la violencia y crueldad
humana, tuvieron su traducción en sus grabados de honda intensidad, “el 3 de mayo” que pintó en 1814 por encargo
para celebrar las glorias de la guerra, pero donde no hay glorificación alguna o de vision heroica, para pasar a una
denuncia de la irracionalidad del enfrentamiento bélico. Su tendencia a encerrarse en sí mismo huyendo del mundo que
lo rodea, culmina en su reclusión en una quinta, en cuyos muros plasma el mundo de pesadilla y drama personal en las
llamadas "pinturas negras", negras más por su espíritu que por su color. La represión absolutista de Fernando VII, hace
que temiera por su seguridad y se exilia a Burdeos, en donde durante sus últimos cuatro años parece encontrar de
nuevo la alegría de pintar en un ambiente de libertad y nos deja una de sus últimas obras maestras, La lechera de
Burdeos, de técnica absolutamente libre que presagia las conquistas que 50 años más tarde alcanzarán los
impresionistas. Importancia y permanencia de las obras de Goya han sido fundamentales para la evolución de la pintura
posterior. En él se encuentran las raíces del arte moderno, del impresionismo, del expresionismo e incluso del
surrealismo. Es por ello que vemos como Goya es el mejor exponente de estos cambios que parten de mediados del
siglo XVIII y se adentran en el siglo XIX, sentando las bases definitivas de lo moderno.
Los discípulos de David fueron introduciendo novedades tanto a la temática - historias legendarias y novelescas,
orientales- como en el espíritu más vehemente, qué hacen presagiar la crisis del neoclasicismo y la aparición de rasgos
románticos. El más importante de los discípulos de David, en el que mejor se manifiestan las tensiones del clasicismo-
romanticismo, es en Ingres, a pesar de que fue el abanderado de los principios neoclásicos, no pudo sustraerse ni a la
emotividad ni a la añoranza poética del pasado (sueño del Ossian) ni en los temas exóticos (Baño Turco), es el primer
pintor que comprende la autonomía de la obra de arte frente a la realidad circundante, y que ésta se basa en la
percepción individual del artista. Además de excelente retratista se va liberando de la concepción escultórica de David.
Caracteres de la pintura romántica:
a) el comienzo del romanticismo es impreciso pero suele situarse a finales del siglo XVIII, cuando empieza a manifestarse
las primeras reacciones contra el academicismo y los cánones clásicos. Pronto este concepto pasó a designar también lo
fantástico y pintoresco, el término se consolidó para definir el estado apasionado del espíritu.
b) más que un estilo artístico el romanticismo impregna a todo un movimiento cultural que afecta a la arquitectura,
pintura, literatura y música. Es un ideal político de lucha contra la restauración. Además acude a la introspección, a la
sinceridad del yo como una fuente de inspiración.
c) surge en el artista nueva conciencia de rebeldía contra los valores establecidos y contra todo tipo de normas.
d) las bases teóricas parten de la filosofía idealista alemana, con la obra de Kant, la Crítica del Juicio, en la que afirmaba
que es imposible fijar una regla según la cual alguien podría ser obligado a contemplar la belleza de una cosa,
estableciendo la subjetividad del juicio estético.
e) se pueden establecer ciertos rasgos generales en oposición al clasicismo:
- el predominio del color sobre la línea: El color discurre libremente sin la delimitación del dibujo.
- composición libre que no se sujeta a las viejas normas clásicas
- el valor del color frente a la frialdad cromática
-Sensación de movimiento frente a la quietud
- ruptura del orden y del equilibrio
El representante máximo del romanticismo fue Delacroix, llevó al color a la primicia absoluta en la pintura, a la vez que
liberaba el pincel y ampliaba la temática a los temas más variados: Literarios, orientales, de animales, retratos políticos,
paisajes, etc. Entre sus obras más conocidas destacan las que para el mismo calificó como "mis tres masacres" (La
matanza de Quíos, La muerte de Sardanápalo y la Toma de Constantinopla) las 3 resaltaban el tema romántico de la
muerte y ponían en evidencia 2 de sus ideales fundamentales: La pintura es una fiesta para los ojos por el despliegue del
color y el movimiento; la otra es que la pintura no siempre necesita un tema porque importante es la propia pintura, su
autonomía frente a la realidad.
Tratando de mostrar al neoclasicismo y el romanticismo como dos estilos autónomos, vemos que existe una cierta
dificultad en delimitarlos, pues a veces se rechazan pero en otras ocasiones se entrelazan, se oponen y se atraen a un
mismo tiempo. Los dos responden a una misma actitud de oposición al antiguo régimen, el neoclasicismo desde la razón
y la temática clásica al enfrentarse a la irracionalidad de la monarquía borbónica; el romanticismo desde la pasión y la
temática histórica. Además ante la aparente diferencia formal -el predominio de la línea del neoclasicismo y la
preponderancia del color en el romanticismo- tampoco es suficiente pues ahí románticos que utilizan el lenguaje
neoclásico, y neoclasicos que optan por el claroscuro y la iluminación violenta (como en el Marat).

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