Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
NACIONAL AUTONOMA
DE MEXICO
FACULTAD DE DERECHO
CUENTA: 41613256-4
9º SEMESTRE
GRUPO 9990
ETAPA POSTREVOLUCIONARIA
La legislación penitenciaria ha pasado por distintas etapas de desarrollo, esto se puede
constatar en los códigos penales de 1871, 1929 y 1931 que contenían previsiones relativas a la
ejecución penal, en las cuales se manifestaban las corrientes del pensamiento vigentes en la
época de su promulgación.
El código de 1871 que tambien es conocido como el de Martínez De Castro, porque este
destacado penalista lo escribio, quien expuso sus motivos respecto a la importancia de la
generar un código penal ejecutivo para complementarlo con el código penal y en el
correspondiente Código de Procedimientos ya que los tres eran de suma importancia y se
complementavan; sin embargo, estaba muy lejos de imaginar que pasaría un siglo antes de
lograr una primera Ley de ejecución penal en 1971.
Martínez de Castro consideraba que los establecimientos penales debían tomar en cuenta la
evolución de la conducta de los prisioneros de manera que se les permitira una mayor libertad
conforme a su buena conducta, lllegandose a plantear que se les autorizara a salir del centro
para desempeñar algunas comisiones o bien buscar trabajo en tanto se les otorgase la libertad
preparatoria.El régimen creado por este código era progresivo y estaba integrado por 3 etapas
sucesivas basadas en la buena conducta y el aislamiento, además podían operar hacia arriba a
un régimen menos duro o hacia abajo retrocediendo por las muestras de mala disposición.
El Código Penal de 1929, redactado por José Almaraz destaca en relación con la ejecución de
las sanciones, los siguientes elementos: la separación de los internos según “las especies de los
delitos cometidos y las causas y móviles que hubieren averiguado en los procesos”, la
diversificación del tratamiento procurando llegar a la individualización; la orientación del
tratamiento en vista de la mejor readaptación del delincuente, y la normatividad relativa a la
obligación del trabajo. También se ocupó de los menores declarándolos socialmente
responsables y sujetos a la jurisdicción del Tribunal para Menores quién podría mediante la
utilización de sanciones ordinarias y especiales sujetarlos a tratamiento educativo aplicando
medidas como arresto escolar libertad vigilada y reclusión en escuela correccional.
Había entonces la idea de que el ambiente libre de las Islas Marías era el ideal para la
readaptación por el trabajo y que además podía desembarazarse a la administración pública
de la carga presupuestal que la colonia representaba por lo que se pensó impulsar las
actividades productivas tanto agrícolas como industriales sin descuidar tampoco los aspectos
educativos.
Durante el gobierno de Portes Gil 1928-1930, entró en vigor el Código de Almaraz con su
criterio de defensa social que justifica plenamente la intervención del Estado para defender los
intereses de la sociedad mediante el aislamiento de los elementos que le ocasionan daño o la
ponen en peligro debido a sus características personales. Este principio de defensa social
generó la necesidad de la individualización penal y la adopción de un sistema de sanciones
indeterminadas en cuanto a su duración. Se creó el organismo denominado Consejo Supremo
de Defensa y Prevención Social que sería el responsable de la ejecución de las sentencias
penales sometiendo a los internos a tratamiento y evaluando los efectos de este.
En el periodo de Pascual Ortiz Rubio 1930-1932 se dispuso una revisión total de la legislación
penal en vigencia dando como resultado la promulgación del nuevo Código Penal que entró en
vigor en 1931 y que se distingue por su concepto diferente en cuanto al fin de la pena que
ahora se considera justificada por la necesidad de conservar el orden social, aunque continúa
con la tendencia readaptoria. En 1932 se celebra en México el primer Congreso Nacional
Penitenciario; sin embargo, ocurre el incremento crítico de la población penitenciaria y se
carece de ocupación en la mayoría de las cárceles llegándose al extremo de tener una
población de 3000 internos en la penitenciaría del Distrito Federal y sin trabajo para ninguno.
En esta época funcionaba además de la penitenciaría, la cárcel del Carmen que hacía las veces
de prisión para arrestados y en ciertos casos de preventiva, donde se recluyen a expendedores
ilegales de pulque, a las prostitutas y afeminados, además de golpeadores de mujeres. En la
penitenciaría había alrededor de 2500 internos, mujeres y hombres procesados y sentenciados
autores de los más variados delitos y viviendo en la más absoluta promiscuidad y para el colmo
de los males sin trabajo más que para una mínima parte de ellos. Suciedad abuso inmundicia
eran los términos que podrían aplicarse a esta cárcel donde los internos que pagaban podían
pasarla bien, inclusive salir por las noches y regresar por las mañanas.
La etapa gubernamental del presidente Adolfo López Mateos 1958-1964 continuó con la línea
anteriore, sin acentuar su interés en las cuestiones penitenciarias. En la Penitenciaria de
Lecumberri la situación no mejoró a pesar de disminuirse la población al trasladarse a Santa
Marta a los sentenciados, hubo delitos y hechos de sangre en el interior de la cárcel tráfico de
drogas, corrupción y abusos. En esta etapa se hace una reforma al artículo 18 constitucional y
ya que se expone que es violado frecuentemente por motivos económicos, debido a que las
entidades federativas por su raquítico presupuesto se ven imposibilitadas para atender todas
las previsiones constitucionales y que debía buscarse un mejor aprovechamiento de recursos
técnicos y económicos, ademas de organizar adecuadamente el trabajo en los reclusorios.