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soledad
Grado: 8b
ANÁLISIS
LITERARIO
I. DATOS RELEVANTES
b) Argumento o acción
c) Temas tratados
R/: Macondo fue una aldea más ordenada y laboriosa que cualquiera de las
conocidas hasta entonces por sus 300 habitantes. Era en verdad una aldea feliz,
donde nadie era mayor de treinta años y donde nadie había muerto.
Macondo llegó a hacer una pequeña aldea de 20 casas, fundado y poblado por los
Buendía y otros vecinos. Todo estaba lleno de amistad y felicidad y nadie había
muerto hasta entonces, pero esto cambio totalmente con la llegada
de medios externos los cuales van transformando lentamente sus vidas, como la
aparición de un gitano llamado Melquíades el cual indica el comienzo de la
perdición en Macondo.
Luego de la muerte de Melquíades, Macondo tuvo un progreso más que todo
doméstico, con mobiliarios e utensilios nuevos, llegaron a crear sus propias leyes.
El lugar tranquilo y silencioso fue tomando un carácter misterioso, trayendo cada
día a los ciudadanos una dosis de magia, milagros, dolor, tristeza y oportunidades
casi mágicas de transformarse.
Luego tuvo origen la explotación y la desesperación de la guerra, trayendo el caos
a la población de Macondo.
La etapa última de la novela sufre un cambio brusco y notable. Es la leyenda de la
Humanidad, su culminación es ineludible, fatal ya que al final el pueblo
desaparece de la misma forma como apareció; de la más absoluta Nada.
f) Descripción del Tiempo empleado en el transcurso de la obra
R/: He encontrado un espacio de reflexión que bien pudiera ser ese cuarto de
alquimista donde los miembros varones de la familia Buendía encuentran refugio y
energía espiritual cuando necesitan aislarse de la sociedad. Es posible que en esa
habitación donde se custodian las herramientas de alquimista que el gitano
Melquíades introdujese en la aldea poco después de su fundación.
g) Extrae los Vocablos desconocidos y escribe su significado
R/:
h) Elabora una línea de tiempo desde la fundación de macondo hasta su
exterminio.
R/:
R/:
j) Describe los hechos ficticios presentes en la trama.
II: CREA
R/: después de que José arcadio muriera iba a regresar todas las noches a las
2:50 de la madrugada diciendo la misma frase todos los días, “no habrá soledad
más nunca sino hasta que mi espíritu desaparezca y muera eternamente” diciendo
lo mismo cada noche, todo el pueblo de macondo saldrá con velas encendidas a
honrar a José arcadio por el ser gran líder de su pueblo. Todo el pueblo lo honrara
con velas encendidas y adornando su casa cada noche para que José arcadio
este feliz.
III: INVESTIGA
R/: La primera vez que Gabriel García Márquez vio la palabra Macondo, fue en la
puerta de entrada de una finca de la zona bananera que se llamaba así, mientras
viajaba en el tren que llegaba y salía de Aracataca.
R/: que era una de sus mejores obras que había creado, se sentía feliz con lo que
había escrito.
R/: lo que entendí de este hecho fue que el gobierno mato a unos trabajadores
que organizaron una huelga porque estaban trabajando con frutas en mal estado y
por eso ocurrió la masacre de las bananeras que fue causado por miguel abadía
Méndez porque ya le quería dar un alto a las huelgas.
e) En 1982 se le concedió el premio nobel de literatura a Gabriel García Márquez
por esta novela maravillosa. Transcribe el discurso pronunciado por el autor al
recibir el premio y redacta un comentario personal al respecto.
Uno de los tantos misterios que nunca fueron descifrados, es el de las once mil
mulas cargadas con cien libras de oro cada una, que un día salieron del Cuzco
para pagar el rescate de Atahualpa y nunca llegaron a su destino. Más tarde,
durante la colonia, se vendían en Cartagena de Indias unas gallinas criadas en
tierras de aluvión, en cuyas mollejas se encontraban piedrecitas de oro. Este
delirio áureo de nuestros fundadores nos persiguió hasta hace poco tiempo.
Apenas en el siglo pasado la misión alemana de estudiar la construcción de un
ferrocarril interoceánico en el istmo de Panamá, concluyó que el proyecto era
viable con la condición de que los rieles no se hicieran de hierro, que era un metal
escaso en la región, sino que se hicieran de oro.
Hace once años, uno de los poetas insignes de nuestro tiempo, el chileno Pablo
Neruda, iluminó este ámbito con su palabra. En las buenas conciencias de
Europa, y a veces también en las malas, han irrumpido desde entonces con más
ímpetus que nunca las noticias fantasmales de la América Latina, esa patria
inmensa de hombres alucinados y mujeres históricas, cuya terquedad sin fin se
confunde con la leyenda. No hemos tenido un instante de sosiego. Un presidente
prometeico atrincherado en su palacio en llamas murió peleando solo contra todo
un ejército, y dos desastres aéreos sospechosos y nunca esclarecidos segaron la
vida de otro de corazón generoso, y la de un militar demócrata que había
restaurado la dignidad de su pueblo. En este lapso ha habido 5 guerras y 17
golpes de estado, y surgió un dictador luciferino que en el nombre de Dios lleva a
cabo el primer etnocidio de América Latina en nuestro tiempo. Mientras tanto 20
millones de niños latinoamericanos morían antes de cumplir dos años, que son
más de cuantos han nacido en Europa occidental desde 1970. Los desaparecidos
por motivos de la represión son casi los 120 mil, que es como si hoy no se supiera
dónde están todos los habitantes de la ciudad de Upsala.
No pretendo encarnar las ilusiones de Tonio Kröger, cuyos sueños de unión entre
un norte casto y un sur apasionado exaltaba Thomas Mann hace 53 años en este
lugar. Pero creo que los europeos de espíritu clarificador, los que luchan también
aquí por una patria grande más humana y más justa, podrían ayudarnos mejor si
revisaran a fondo su manera de vernos. La solidaridad con nuestros sueños no
nos haría sentir menos solos, mientras no se concrete con actos de respaldo
legítimo a los pueblos que asuman la ilusión de tener una vida propia en el reparto
del mundo.
América Latina no quiere ni tiene por qué ser un alfil sin albedrío, ni tiene nada de
quimérico que sus designios de independencia y originalidad se conviertan en una
aspiración occidental.
Un día como el de hoy, mi maestro William Faulkner dijo en este lugar: «Me niego
a admitir el fin del hombre». No me sentiría digno de ocupar este sitio que fue suyo
si no tuviera la conciencia plena de que por primera vez desde los orígenes de la
humanidad, el desastre colosal que él se negaba a admitir hace 32 años es ahora
nada más que una simple posibilidad científica. Ante esta realidad sobrecogedora
que a través de todo el tiempo humano debió de parecer una utopía, los
inventores de fábulas que todo lo creemos, nos sentimos con el derecho de creer
que todavía no es demasiado tarde para emprender la creación de la utopía
contraria. Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir
por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible
la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por
fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.
R/: mi opinión con este discurso es que gabo se debió sentir muy feliz con ese
premio que acaba de ganar por una obra muy interesante, de lo que acabo de leer
es muy hermoso.