Justicia transicional como

marco jurídico para la paz

en Colombia.
José Ángel Porto Torres1 Nelson
Uribe Martínez2

52
 Resumen

El presente trabajo es una caracterización del conflicto en

Colombia y en El Salvador, para establecer una comparación
entre los orígenes de la violencia en cada uno de los Estados en
mención; además, se busca contrastar
los tópicos que auspiciaron el Acuerdo de Paz en Chapultepec
(México), en el caso de El Salvador y los puntos de relación de
aquella de la negociación política del Estado colombiano con la
guerrilla de las FARC en La Habana, Cuba.
Abstract
Asimismo, se pretende hacer un análisis sistemático de los factores
This work is a characterization of Colombia and
relacionados a la violencia en Colombia, estableciendo un orden
El Salvador’s conflict, In order to esta-
cronológico de la evolución de la misma, sus repercusiones
blish a comparison between the origins of the violence
políticas, económicas y sociales que se han originado dentro del
in In each mentioned state, further it seeks to
Estado a lo largo del conflicto. De igual forma, con base en el
contrast the topics that were spon-
proceso de negociación política de El Salvador, identificar las
sored by the Peace Agreement in Chapultepec
posibles consecuencias en torno a una eventual aplicación de la
(Mexico) in case of El Salvador and connection points
justicia transicional en Colombia.
of the Colombian state political nego-
tiation with the FARC guerrilla in La Habana, Cuba. Palabras clave: justicia transicional, conflicto armado,
acuerdos de paz, negociación política, insurgencia.
Plus, it pretends to do a systematic analysis of the
factors related to the violence in Colom-
bia, establishing a chronological order of the
evolution of the same one, its political, eco-
nomic and social repercussions which have
originated within the state during the conflict, edu.co - nelsonuribe07@gmail.com.
similarly in base of the Salvadorian political “No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar
negotiation process, to identify the possible para conseguirla.” Eleanor Roosevelt
consequences around an eventual application of the
transitional justice in our country.

Keywords: transitional justice, armed conflict, peace

agreement, Political Negotiation, Insurgence. INTRODUCCIÓN
Desde su independencia de España, Colombia ha vivido
constantes conflictos bélicos, ha sido una nación que ha
crecido, evolucionado y desarrollado de la mano de pugnas
de diferente índole: políticas, económicas, ideológicas,
entre otros aspectos, que han marcado nuestra sociedad.
Tenemos un conflicto armado desde mucho tiempo atrás,
que no posee una tesis verídica en cuanto a la etapa de su origen. Tomando en referencia a la Comisión
Histórica del Conflicto y sus Víctimas (2015), esta expresa que existen distintas posiciones en torno a este
aspecto. Así, algunos plantean el origen en “el periodo posterior al Frente Nacional; en los conflictos
agrarios de los años 20 o en la Violencia bipartidista de los años cincuenta”. En este orden de ideas, no se
ha llegado a un consenso sobre el origen temporal de nuestro conflicto.

Por otro lado, es importante mencionar las causas que originaron el conflicto y han permitido que el mismo
se mantenga, para lo cual traemos a colación lo expresado por Carlos Lozada (2014), “La acumulación de la
tierra en unas pocas manos y la cerrazón política del régimen, garantizada ambas mediante la fuerza contra
los sectores populares,
los movimientos y partidos de oposición al sistema”

En la misma línea argumentativa Lian Yaffe (2011)

explica el conflicto interno colombiano citando a
distintos autores (Gurr y Bates, entre otros) como
originado por “la exclusión de ciertas regiones, la
discriminación de ciertos sectores de la población, los
resentimientos generados por la mala administración

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 J U R Í D I C A
de los recursos, la desigual repartición de las riquezas,
A C T U A L I D A D
las injusticias sociales y económicas” (p.193). Lo cual
permite constatar que los flagelos generadores del
conflicto son aspectos socioeco-
nómicos, en los que predomina la acumulación de la
tierra como fuente generadora de riqueza en pocas
manos, ya que, como principal medio de producción
en un país agrícola, es menester poseerla para de
esa manera usufructuarla.
Por otro lado, es importante traer a colación lo
sucedido en El salvador sobre los supuestos que
generaron los 12 años de violencia, como menciona
la Comisión de la Verdad para El Salvador en su
reporte denominado De la Locura a la Esperanza: la
guerra de los Doce Años en El Salvador, entre esos,
la injusticia marcada y arraigada, la ineficacia de las
ramas del poder, continuas crisis políticas,
desigualdades sociales, la concentración en la
tenencia de la tierra, la falta de garantía de los
derechos humanos.
Con base en los argumentos expuestos se puede
evidenciar que las causas generadoras del conflicto
son similares, guardando ciertas proporciones y
alcances. En ambos países se presentaron conflictos
internos de grandes magnitudes, en nuestra
consideración, por una causa esencial, ideología,
término que implica distintos elementos, como la
repartición de las riquezas, el modelo económico, el
sistema político, entre otros aspectos
fundamentales. Las pugnas fueron lucha de ideas,
de pensamientos: un grupo buscaba imponer y
someter al que poseía el poder por los medios
necesarios; de esta manera surgen los
enfrentamientos bélicos por cambiar el régimen
establecido.
Ahora bien, en cuanto a las naciones mencionadas,
El Salvador logró resolver su conflicto a través de un
proceso de paz entre las partes del mismo que eran
el Estado salvadoreño en cabeza del presidente
Alfredo Cristiani, y el Frente Farabundo Martí para la
Liberación Nacional (FMLN), terminado en 1991 con
la firma de los Acuerdos de Paz de Chaputec, y en
cuanto a Colombia, el presidente Juan Manuel
Santos inició formalmente los diálogos de paz con
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las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
ColombiaEjército del Pueblo, FARC–EP, en 2012;
conversaciones, discusiones entre las partes se han
mantenido, y se ha llegado algunos “acuerdos” que
no estarán ratificados hasta la firma, como acto
simbólico del fin del conflicto, de las partes, como lo
expresó el Gobierno colombiano en una publicación
de La Oficina del Alto Comisionado para la Paz:
“nada está acordado hasta que todo esté
acordado”.
Por otro lado, el punto neurálgico de los procesos de
paz llevados a cabo, es el empleo de un mecanismo
transitorio de abordar la justicia en épocas de
conflicto, denominado justicia transicional, que
propicia la desintegración de los grupos armados al
margen de la ley. Con relación a esto expresa el
Centro Internacional para la Justicia Transicional:
“La justicia transicional es el conjunto de medidas
judiciales y políticas que diversos países han
utilizado como reparación por las violaciones
masivas de derechos humanos”. Teniendo en
cuenta lo anterior, es pertinente analizar la
aplicabilidad de estas medidas judiciales en
Colombia, debido a la posibilidad de terminar el
conflicto por medios pacíficos a través de una serie
de medidas provisionales; asimismo, es oportuno
por ser un tema de actualidad y gran relevancia a
nivel nacional e internacional, lo cual induce a
realizar indagaciones sobre esta materia teniendo
en observación la aplicabilidad de esta medida en
otras naciones.
Para Hannah Arendt (1988), una teoría de la guerra
o una teoría de la revolución solo pueden ocuparse
de la justificación de la violencia, en cuanto esta
justificación constituye su limitación política; si en
vez de eso, llega a formular una glorificación o
justificación de la violencia en cuanto a tal, ya no es
política, sino anti-política.
3. DISEÑO METODOLÓGICO
3.1 CORTE DE INVESTIGACIÓN
El corte de la investigación es de tipo socio-jurídica
teniendo en cuenta el concepto formulado por
Giraldo, J. (2002): “La Investigación Socio jurídica es
el conjunto de supuestos epistemológicos e
instrumentos metodológicos que se deben utilizar
para formular el Derecho, a partir de una
concepción fáctica del mismo” (p.1). Lo anterior
permite que determinemos la injerencia del tema
investigativo en el ámbito socio-jurídico, ya que
deseamos establecer las posibles consecuencias
sociales, económicas y políticas de la aplicabilidad
de la justicia transicional, elemento factico, lo cual
demanda una caracterización de la justicia
transicional en sus esencia jurídica o legal, sus
soportes normativos y las reformas que traen
consigo el empleo de aquella.
3.2 ENFOQUE DE INVESTIGACIÓN
Esta investigación se desarrollará bajo un enfoque
cualitativo. Como expone Denzin y Lincoln (1994),
este tipo de investigación se desarrolla en un campo
interdisciplinar y en muchas ocasiones
contradisciplinar, es decir, atraviesa por la
humanidad, las ciencias sociales y las físicas, en la
medida que expresa la naturaleza de los distintos
fenómenos que se estudian.
En virtud de que el propósito de la indagación es
realizar un análisis sistemático de los presupuestos
que generaron la violencia en El Salvador y en
Colombia por medio de la revisión de postulados,
tesis, artículos, documentos, su repercusión en las
naciones mencionadas, nos basaremos en datos,
cifras y estadísticas y tablas porcentuales. Además
de esto pretendemos analizar las posibles
consecuencias de la aplicación de la justicia
transicional en Colombia teniendo de referente el
caso de El Salvador; por medio de los revisión de las
investigaciones preexistentes lograremos vislumbrar
el horizonte de nuestro país.
3.3 NIVEL DE INVESTIGACIÓN
Esta investigación tiene un alcance de tipo
descriptivo y correlacional. Descriptivo en virtud de
que pretende establecer la favorabilidad en cuanto
a una eventual aplicación de la justicia transicional
en Colombia y su repercusión en la vida social,
económica y política del país, tomando como
referencia la postura de Hernández, Fernández y
Baptista (2014), quienes exponen que con este nivel
“se busca especificar las propiedades, las
características y los perfiles de personas, grupos,
comunidades, procesos, objetivos o cualquier otro
fenómeno que someta a un análisis” (p.80). Por
consiguiente, nuestro proyecto está sujeto a los
postulados, teorías, evaluaciones, datos
estadísticos, entre otros elementos preexistentes,
para que en ese sentido sea factible el análisis de los
fenómenos y describir lo estipulado por los
elementos mencionados.
Después de lo expuesto anteriormente, el nivel
correlacional según Hernández et al. (2014).
Este tipo de estudio tiene como finalidad
conocer la relación o grado de asociación que
exista entre dos o más conceptos, categoría o
variables en una muestra o contexto
particular... Es importante recalcar que la
mayoría de las veces, las mediciones de las
variables que se van a correlacionar provienen
de los mismos casos o participan las
mediciones de otra variable realizadas en
personas distintas. Así, para establecer la
relación entre mediciones de otra variable
realizadas (p.81-82).
Ahora bien, nuestro objeto de estudio gira entorno
a la aplicabilidad de un modelo de justicia, como
contexto, principalmente dentro de dos territorios,
variables, donde se han generado conflictos
internos, que por parte El Salvador se resolvieron a
través de este modelo y, por su lado, Colombia
pretende hacerlo en su medida y con sus
particularidades específicas.
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 J U R Í D I C A
3.4 METODO DE INVESTIGACIÓN
A C T U A L I D A D
Los métodos de investigación pertinentes para
nuestro proyecto es el comparativo,
deductivoinductivo y analítico el primero es
El método deductivo es aquél que parte los
datos generales aceptados como valederos,
para deducir por medio del razonamiento
lógico, varias suposiciones, es decir; parte de
verdades previamente establecidas como
principios generales, para luego aplicarlo a
casos individuales y comprobar así su validez.
(Vásquez, 2008).
En ese sentido, pretendemos partir de los
conceptos, teorías y normas generales para poder
establecer y extraer unas consecuencias o
resultados, y por las características del sistema
transitorio de justicia es un modelo jurídico general
con ciertas variaciones es empleado por naciones de
manera particular y específica. El método inductivo,
según Madé Serrano (2006), “Es el razonamiento
que, partiendo de casos particulares, se eleva a
conocimientos generales. Este método permite la
formación de hipótesis” (p.69). Lo anterior nos lleva
al entendimiento del estudio sistemático de los
casos particulares objetos de estudio en forma
dividida y luego llegando a un criterio general y
abstracto producto del estudio mencionado.
Mediante este método vamos a observar de manera
directa a los niños que están asistiendo a la Unidad
de Salud Mental para llegar a una conclusión
general sobre el método que se utiliza para el
diagnóstico de las dificultades de aprendizaje.
En este orden de ideas se puede citar a Pérez Liñan
(2007), quien explica método comparativo como “La
comparación se presenta como una estrategia
analítica con fines no solamente descriptivos sino
también explicativos, un procedimiento orientado
por sobre todo a poner hipótesis a prueba” (p.1).
Por su parte, Pentti Routio (2007) expone:
Estudiamos ejemplares que pertenecen al
mismo grupo pero que difieren en algunos
aspectos. Estas diferencias llegan a ser el foco
de la examinación. La meta es descubrir porqué
56
los casos son diferentes: para revelar la
estructura subyacente general que genera o
permite tal variación. (p.1)
Por otra parte, el método analítico, según Hurtado
(1998):
Tiene como objetivo analizar un evento y
comprenderlo en términos de sus aspectos
menos evidentes. Incluye tanto el análisis como
la síntesis. Analizar significa desintegrar o
descomponer una totalidad en todas sus
partes. Síntesis significa reunir varias cosas de
modo que conformen una totalidad coherente,
dentro de una comprensión más amplia de la
que se tenía al comienzo. (p. 255)
Es claro que el análisis sistemático del tema en
mención, de todos los elementos que hacen del
mismo, nos lleva a extraer y a determinar ciertas
conclusiones en cuanto a la posible aplicación de la
justicia transicional en el Estado colombiano.
3.5 FUENTES DE INFORMACIÓN
Las fuentes de información que se utilizaron en el
desarrollo de este proyecto son secundarias, en
virtud de las características de la investigación, las
pretensiones o metas fijadas por medio de la misma
y los recursos de los que se dispone. En ese orden
de ideas, se utilizan las siguientes fuentes: la
doctrina a través de esta vamos a poder guiarnos e
ilustrarnos con base en lo que han comentados
distintos autores sobre la justicia transicional y las
repercusiones que posiblemente se puedan suscribir
con una posible aplicación de la misma en Colombia.
La ley como fuente secundaria: mediante esta se
indagó para conocer el soporte jurídico en relación
con el tema de investigación para así poseer un
soporte en nuestras posiciones al respecto y
observar cómo son las políticas estatales, las leyes,
decretos y acuerdos que regulan el mismo, y así
identificar cuáles son nuestras debilidades legales o
si existe una aplicación efectiva de los preceptos
jurídicos.
De igual forma, vamos a utilizar los portales web
como fuentes secundarias, es decir, bases de datos
como la que nos ofrece la Universidad de la Costa y
otras instituciones; herramientas que encontremos
en la web que sean confiables.
Por último, haremos uso de artículos y revistas
científicas que traten el tema en mención, ya que
son estudios rigurosos y, por ende, de mucha
confiabilidad para el desarrollo efectivo de esta
investigación.
4. RESULTADOS PARCIALES
Es necesario dar a conocer los antecedentes
históricos que dieron lugar al inicio de ciertos
grupos al margen de la ley y, por ende, a la violencia
en los dos países en mención; primero, tendremos
de referencia la historia y luego haremos una breve
descripción de los factores generadores de
conflictos sociales, económicos y políticos en El
Salvador: posteriormente aterrizaremos en la
República de Colombia, con el propósito de
explicitar las respectivas similitudes con el caso de El
Salvador.
4.1 ANTECEDENTES DE LA VIOLENCIA
EN EL SALVADOR.
En ese sentido cabe destacar que Luis Armando
González (2006) en un artículo “El Salvador de 1970
a 1990: Política, economía y sociedad” sostiene que
durante las décadas de los 70 y 90 en El Salvador se
produjeron cambios políticos, económicos y sociales
que generaron un malestar interno que provocó, en
cierta medida un conflicto entre dos ejes
neurálgicos dentro de la sociedad salvadoreña: por
una parte, el Gobierno y, por otra, la insurgencia,
que se vio obligada y motivada a tomar las armas y
combatir el régimen que durante años se consolidó
en ese país centroamericano. Entre la década de los
70 y 80 se evidenciaron conflictos sociopolíticos,
principalmente por la tenencia de la tierra, las
notorias desigualdades en la administración política
y económica, las violaciones a los derechos
humanos fundamentales en el desarrollo y bienestar
de toda sociedad, la injustica y la monopolización
del aparato estatal, entre otros factores
generadores de la violencia generada en dicho país.
En ese orden de ideas, el país se vio envuelto en un
periodo de crisis sociales, económicas y políticas,
insurrecciones, revueltas, sublevaciones, como la de
los campesinos e indígenas indignados por la
marcada desigualdad, y en ese sentido traemos a
colación que se originó la llamada “Guerra del
Fútbol” con Honduras en 1969, que produjo el
regreso en masa de miles de salvadoreños
establecidos en el país vecino, lo cual hizo aumentar
las tensiones sociales, tema que analizaremos de
manera muy breve, para sustentar lo que
planteamos anteriormente. Ahora bien, esa guerra
entre Honduras y el Salvador a la que hemos hecho
alusión fue de corta duración, 4 años
aproximadamente, debido a la tenencia de la tierra;
esta como factor detonante de cualquier conflicto
interno que pueda afrontar un Estado; respecto a lo
cual Colombia no es la excepción.
La población salvadoreña era mucho mayor que la
hondureña, por lo cual aquella, que estaba
conformada básicamente por campesinos sin tierra,
por falta de oportunidades emigró al país vecino,
que en esa etapa histórica necesitaba mano de obra
no calificada, lo cual por un tiempo resultó favorable
y oportuno para ambos países, hasta el momento
que los salvadoreños que habían emigrado se
convirtieron en una gran masa de campesinos sin
tierras, lo cual para el Gobierno y los terratenientes
hondureños representaba un peligro, ya que estos
podían sublevarse o armar revueltas. Resultaba
desfavorable para los campesinos de este país la
creciente presión por las tierras, y aunado a esto,
como menciona el artículo citado “Poderosas
organizaciones de grandes propietarios, interesados
en extender sus territorios, habían tomado como
blanco los espacio que ocupaba los residentes
salvadoreños”.
En esa misma línea argumentativa, en la historia de
El Salvador podemos identificar que han prevalecido
y perdurado en la polarizada sociedad las pugnas
políticas, sociales, la violencia, las desigualdades, los
gobiernos militares y la concentración de la tierra en
pequeñas partes de la población. Por otro lado, en
la década de 1970 el cierre y manejo de los espacios
políticos y el fraude electoral en contra de la
57
 J U R Í D I C A
oposición fue un factor determinante en la crisis de
A C T U A L I D A D
esta década, pero notoriamente lo taxativo de la
disputa o lucha fue el problema de la tierra.
Ahora bien, es importante dar a conocer que todos
los aspectos mencionados anteriormente
contribuyeron en su conjunto a la conformación de
grupos armados, ya que al corromperse las esferas
del poder y la oligarquía tener el manejo de los
espacios políticos, no existía forma de oposición
política, salvo la planteada en el papel. De esta
manera se organizaron grupos insurgentes como las
Fuerzas Populares de Liberación Farabundo Martí
(FPl-FM); el Ejército Revolucionario del Pueblo
(ERP); las Fuerzas Armadas de Resistencia Nacional
(FARN) entre otros. Siendo evidentes las luchas
sociopolíticas de la época, los partidos políticos de
izquierda, previamente organizados, decidieron
unificar sus fuerzas para sublevarse contra junta
revolucionaria de Gobierno, ya que esta ordenó
ciertas actividades de opresión y asesinatos contra
la los principales líderes de la izquierda, incluso del
sacerdote Óscar Arnulfo Romero quien proclamaba
un discurso en el que en cierta medida, exhortaba al
Gobierno a cambiar su régimen y que estuviera a
favor del pueblo, que auspiciara la paz y la igualdad
entre los habitantes; es así como nace el Frente
Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), partido unificado de izquierda que
oficialmente declaró su ofensiva general a inicios de
1981, con el único objetivo de derrocar o abolir al
Gobierno de El Salvador; con estos hechos estalla la
atroz guerra civil de El Salvador.
4.2 ANTECEDENTES DE LA
VIOLENCIA EN COLOMBIA
La violencia en Colombia ha tenido etapas distintas
desde su independencia, pasando por la masacre de
las bananeras en 1928, El Bogotazo en 1948 que dio
muerte al líder de la izquierda en esa época, Jorge
Eliecer Gaitán, la violencia entre los dos partidos o la
violencia bipartidista: el Liberal y Conservador, que
son los partidos políticos que siempre han estado en
disputa y discrepancia, ya que poseen ideologías
totalmente distintas.
58
Ahora bien, nos centraremos principalmente en “El
Bogotazo”, que consideramos uno de los
detonantes de la violencia en este país. En
Colombia, que se preparaba para la realización de la
IX Conferencia Panamericana, que posteriormente
dio paso a la creación de la OEA (Organización de
Estados Americanos), fue asesinado el 9 de abril de
1948 Jorge Eliécer Gaitán, máximo líder de la
izquierda colombiana, lo cual ocasionó una revuelta
en todo el territorio nacional, especialmente en
Bogotá. Según el Ministerio de Educación de
Colombia,
El Bogotazo produjo los enfrentamientos, calle
a calle, entre partidarios liberales y
conservadores, entre el Estado y los alzados en
armas, entre los saqueadores y quienes
trataban de recomponer el orden de una
ciudad. Tras varios días de revueltas quedaría el
pavoroso saldo de cerca de 3.000 personas
muertas o desaparecidas y más de 146
edificaciones destruidas, sobre todo, al centro
de la ciudad.
Las revueltas tendrían su eco en otras ciudades
del país y ‘El Bogotazo’ daría inicio a lo que los
historiadores llaman como el pico y el inicio de
la época de La Violencia, tras la cual más de
200.000 colombianos perecerían a causa de la
guerra partidista.
En ese sentido se puede colegir que este hecho
marcó la realidad del país e incrementó la violencia
que, de alguna forma u otra se venía generando por
los enfrentamientos políticos entre los dos partidos
tradicionales y que tuvo obviamente connotaciones
importantes en la historia política, económica y
social.
En ese orden de ideas, ya mencionamos un factor
que fue determinante en el origen de la violencia en
Colombia, pero evidentemente existen otros
factores que desarrollaremos a continuación. Para
ello el Centro Nacional de Memoria Histórica (2013),
nos permite orientarnos en los factores generadores
del conflicto,
La arremetida latifundista tuvo, entre otros
efectos, un despojo de tierras que el analista
 Paul Equis calculó en 2 millones de hectáreas,
equivalentes al 11% de la frontera agraria de la
época. A su vez, las luchas agrarias asociadas a
la continuidad del conflicto por la tierra
estuvieron directamente vinculadas con el
nacimiento de las guerrillas liberales de origen
gaitanista, con las autodefensas comunistas y
especialmente con la plataforma política que
dio origen al programa agrario de las FARC. (Las
negrillas no son del texto original). (p. 120).
Teniendo en cuenta lo anteriormente citado, otro
factor generador de violencia en nuestro país es
evidentemente la tenencia de las tierras por parte
de una minoría de la sociedad (terratenientes), que
desde épocas remotas han provocado malestar
social entre los campesinos, estudiantes,
académicos y gente del común que exige un mínimo
de igualdad en la obtención de herramientas y
recursos de producción, y uno de estos es la tierra,
que auspicie la satisfacción de necesidades y el logro
efectivo del bienestar general. Cabe resaltar la
similitud de este factor que originó la violencia con
el caso de El Salvador, que en resumidas cuentas fue
uno de los detonantes de los conflictos en ese país
centroamericano.
“El Bogotazo” como ya explicamos, tuvo
repercusiones en el ámbito nacional, y una de estas
fue el estímulo a la creación de grupos armados al
margen de la ley; uno de los más relevantes por sus
transcendencia histórica e ideológica es a las FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia),
que tuvo como referente en América a la Revolución
cubana, ya que esta motivó a los países
latinoamericanos a la conformación de grupos
insurgentes, revolucionarios de izquierda que
hicieran contrapeso a las dictaduras, regímenes con
desigualdad social y concentración del poder,
obstaculizando con esto la participación ciudadana
en la toma de decisiones y las garantías a los
derechos humanos y fundamentales inherentes al
ser humano.
Según la revista Semana (2012):
Las Farc tienen sus raíces en los estertores de
un conflicto anterior. Guerrilleros liberales,
nacidos del enfrentamiento entre los partidos
tradicionales en los años cuarenta, se habían
mantenido en armas instigados por sus
dirigentes en los Llanos y en Tolima.
De igual manera explica algunas situaciones fácticas
esenciales para el desarrollo y orientación de esta
investigación:
Después de un mes de combates, los
guerrilleros, conocedores del terreno,
sobrevivieron, a pesar de que el bloqueo del
Ejército los obligó a robar comida. Por los
siguientes dos años, se movilizaron al sur del
Tolima y allí se reagruparon. Un líder de esta
organización liberal armada era Pedro Antonio
Marín, quien en 1952, según relató otro
fundador de las Farc, Jaime Guaracas años
después, se metió a un curso de formación de
cuadros del Partido Comunista, en la hacienda
El Davis, entre Rioblanco y Ataco en Tolima y
luego se convirtió en liberal comunista, con el
nombre de guerra de ‘Manuel Marulanda
Vélez’, tomado del de un sindicalista asesinado.
Las tensiones entre liberales puros, llamados
“limpios”, y liberales comunistas comenzaron a
crecer.
Posterior a estos hechos se consolidaron otros
grupos al margen de la ley; citamos a los que
expone al respecto el Centro Nacional de Memoria
Histórica (2013):
Casi paralelamente a la fundación de las FARC
en 1965, surgieron el Ejército de Liberación
Nacional - ELN (en 1962) y el Ejército Popular
de Liberación - EPL (en 1967), cuyas historias se
remiten al encuentro entre los jóvenes
habitantes de las ciudades formados y
radicalizados según los lineamientos de las
revoluciones cubana y china, y los herederos de
las antiguas guerrillas gaitanistas del
Magdalena medio, el alto Sinú y el valle del río
San Jorge (la mayoría campesinos), unos y otros
descontentos con las restricciones de
participación política en el Frente Nacional. En
el caso de los jóvenes urbanos radicalizados,
influyó el fervor revolucionario que despertó la
revolución cubana y la irrupción en el contexto
internacional de los jóvenes como sujetos
políticos. Es la época de la exaltación del
hombre nuevo como paradigma de cambio
59
 J U R Í D I C A
social en función de la cual se erigen figuras
A C T U A L I D A D
emblemáticas como Ernesto “Che” Guevara en
el contexto latinoamericano y luego el cura
Camilo Torres en el ámbito nacional. (p. 123).
Claramente se puede observar que las
desigualdades sociales, la concentración del poder,
las pocas garantías a los derechos de las personas y
a las necesidades de las mismas generan conflictos
en cualquier Estado, como se evidenció en el caso
de El Salvador y en nuestro, este con un sin números
de recursos naturales y humanos que fácilmente
nos posicionaría como un país en desarrollo
permanente y un gran ejemplo en la sociedad
internacional, pero infortunadamente la mala
administración ha generado conflictos sociopolíticos
que dejan como resultado asesinatos, violación de
derechos humanos, del derecho internacional y de
principalmente de la dignidad humana.
5 ANALISIS TEÓRICO-CONCEPTUAL
En el siguiente apartado se expondrán las teorías,
tesis y postulados en torno a la justicia transicional y
su aplicabilidad. Así mismo, se realizará una revisión
de las doctrinas manejadas en relación con nuestro
proyecto de investigación.
Se entiende por justicia transicional, según el Doctor
Uprimny et al. (2006), como
El proceso a través de los cuales se realizan
transformaciones radicales de un orden social y
político, bien sea por el paso de un régimen
dictatorial a uno democrático, bien por la
finalización de un conflicto interno armado y la
consecución de la paz. (p. 13).
La justicia transicional es un mecanismo o proceso
de solución de conflictos, es una herramienta
transitoria utilizada en la actualidad para propiciar la
resolución de conflictos mediante el diálogo, o
como expresan los autores citados una variación del
modelo de gobierno.
Así mismo, el Centro Internacional para la Justicia
Transicional (2009) sostiene en referencia al
concepto de justicia transicional: “La justicia
60
transicional es el conjunto de medidas judiciales y
políticas, no es un tipo especial de justicia sino una
forma de abordarla en épocas de transición desde
una situación de conflicto o de represión por parte
del Estado”. Esta concepción permite colegir que las
aplicaciones de la justicia transicional presuponen
uno mecanismos de judicialización diferente del
ordinario, un proceso de juzgamiento y ejecución de
penas atípico, además por regla general entre las
medidas adoptadas por los países que acogen esto
modelo esta las acciones penales, las comisiones de
verdad, las reformas públicas, la reparación a las
víctimas entre otras medidas.
Es insoslayable hacer alusión a los objetivos
esenciales de la justicia transicional, según Naraghi,
Pampell y Kays (2004) son: (1) abordar, e intentar
remediar, las divisiones que surgen en la sociedad
como resultado de las violaciones a los derechos
humanos; (2) cerrar y curar las heridas de los
individuos y de la sociedad, particularmente a través
de “la búsqueda de la verdad”; (3) proveer de
justicia a las víctimas y responsabilizar a los
culpables; (4) crear un registro histórico preciso
para la sociedad; (5) restaurar el estado de derecho;
(6) reformar las instituciones para promover la
democratización y los derechos humanos; (7)
garantizar que no se repitan violaciones a los
derechos humanos; y (8) promover la convivencia y
la paz perdurable. Finalidades que podemos resumir
en palabras llanas: Justicia, Perdón y Garantía de no
repetición.
Esta manera de administración de justicia contiene
un gran complejidad: encontrar la armonía entre la
demanda de justicia y de paz, y entendiéndose
aquella como las garantías mínimas que permitan la
desmovilización de los actores armados y esta como
los derechos de las víctimas en relación con la
necesidad de reparación, conocimiento de hechos
(Verdad) y judicialización de los actores parte de las
víctimas, lo cual se fundamenta en que si bien la
justicia transicional contribuye a la superación del
conflicto, debe lograr conciliar las exigencias de
justicia, verdad y reparación, alcanzar el equilibrio,
que permita la reconciliación social, política y
favorezca la transición de la situación problemática.
La determinación de adoptar este prototipo de
justicia y buscar el equilibrio, en la aplicabilidad de
la justicia en Colombia, genera una contradicción
con los postulados de derecho internacional que
estipulan la obligación de sancionar y ejecutar penas
a los responsables de importantes violaciones de
derechos humanos, genocidio, crímenes de lesa
humanidad, entre otros; estos delitos facultan para
investigar y sancionar a la Corte Penal Internacional
en virtud del artículo 5 de Estatuto de Roma. Lo
anterior, el requerimiento de imposición de
sanciones, complica, impide y es una barrera para
un acuerdo de paz, ya que, ningún grupo insurgente
entregará sus armas, desmovilizarse, a costas de
penas privativas de la libertad, cuando sus intereses
no se vean favorecidos.
Después de casi medio siglo de violencia en
Colombia, que ha dejado un sin número de víctimas,
de descontento social, económico y político, se
hace, por ende, sumamente necesario entablar una
comunicación directa entre las partes beligerantes.
Por ello, el Gobierno colombiano y las (FARC),
decidieron en 2012 establecer una mesa de diálogo
en la que se desarrollara dicha negociación, lo cual
se dio en primera instancia en Oslo (Noruega) en
octubre de 2012. Sin embargo, iniciar los diálogos es
un avance significativo que permite vislumbrar un
“Paz” anhelada durante más de un siglo.
Al iniciarse los diálogos de paz en Oslo y
posteriormente en La Habana (Cuba) se
establecieron 5 puntos que se discutirían entre el
Gobierno colombiano y (FARC). El primer punto de
la agenta de negociación es La Política de Desarrollo
Agrario Integral; el segundo punto es sobre la
participación política; el tercero que es el fin mismo
del conflicto armado; posteriormente el punto del
narcotráfico, y por último los derechos de las
víctimas.
Ahora bien, mencionaremos los puntos que se han
acordado y la forma en como se ha hecho; en ese
sentido, el primer punto de la agenda es sobre la
política de desarrollo agrario integral; pasados 7
meses después de iniciadas las conversaciones se
llegaron a algunos acuerdos con respecto a este
punto y se le denominó “Hacia un nuevo campo
colombiano: Reforma Rural Integral”, y según el
Informe Conjunto de la Mesa de Conversaciones
(2014):
La Reforma Rural Integral (RRI), de ser el inicio
de transformaciones estructurales de la
realidad rural y agraria de Colombia con
equidad y democracia, contribuyendo así a la
no repetición del conflicto y a la construcción
de una paz estable y duradera.
De igual manera, este informe sostiene lo siguiente:
Con el propósito de democratizar el acceso a la
tierra en beneficio de los campesinos sin tierra
o con tierra insuficiente, y de las comunidades
rurales más afectadas por la miseria, el
abandono y el conflicto, se ha acordado la
creación de un Fondo de Tierras de distribución
gratuita.
Se evidencia en este sentido una clara intención de
las partes en cuando a este tema tan fundamental, y
se puede decir que fue uno de los generadores de la
violencia en nuestro país: la tenencia de la tierra.
Por otra parte, siguiendo la línea de los acuerdos,
nos encontramos con el segundo punto de la
agenda: Participación Política; este es un punto
álgido en la negociación, y básicamente porque no
se debe excluir a ningún sector de la política;
digamos que este factor es determinante al
momento en que un Estado quiera reconciliarse y
de alguna manera trabajar en la búsqueda
permanente de una cultura de paz, que auspicie el
desarrollo en el sentido amplio de la palabra. Ahora
bien, en el Informe Conjunto de la Mesa de
Conversaciones (2014) se sostuvo que la
participación política es importante en el proceso
del posconflicto, ya que “La construcción de la paz
es asunto de la sociedad en sus conjunto que
requiere de la participación de todos sin distinción”
en ese orden de ideas, se hace sumamente
necesario crear escenarios para la oposición y
garantizar los derechos de la misma, en la cual
puedan expresarse y aportar a la construcción
efectiva de un mejor país, en donde no haya
exclusión de ningún tipo, sino que, por el contrario,
logremos la consolidación del Estado Social de
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Derecho, dándole aplicación a nuestra Constitución
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y dejando ese estigma de que nuestra carta política
es solo una mera utopía.
Teniendo en cuenta lo anterior, es fundamental la
creación de nuevos partidos y movimientos
políticos; y es por ello que este punto de la
negociación se basa en tres pilares fundamentales
en que se sustenta este factor determinante para el
logro efectivo de un acuerdo que nos conduzca a la
paz, y según el Alto Comisionado para La Paz, “Los
pilares son la nueva apertura democrática, una
mayor participación ciudadana y la garantía que se
quebrante para siempre el vínculo entre la política y
las armas”. Es ineludible que deben presentarse
dichos pilares para poder alcanzar los objetivos
trazados por esta negociación política.
Posteriormente a los dos puntos acordados y que
mencionamos anteriormente, es notable el acuerdo
sobre el punto cuatro (Narcotráfico) de la agenda de
la negociación. Según el Alto Comisionado para La
Paz, en este aspecto se mencionan cuatro
elementos fundantes: “La sustitución y erradicación
de los cultivos ilícitos, consumo, narcotráfico y los
compromisos extraídos en este punto”.
Abordemos brevemente cada uno de estos puntos y
en qué consisten; en ese orden de ideas, según el
Alto Comisionado para La Paz:
Se fijan las bases de un Nuevo Programa de
Sustitución de Cultivos Ilícitos y Desarrollo
Alternativo de alcance nacional. Este Programa
busca trabajar con las comunidades para
resolver definitivamente el problema de los
territorios y de los cultivos, en una lógica de
integración territorial e inclusión social; Para
lograr eficacia y éxito de este programa se
acordó un Programa de desminado de las áreas
del territorio nacional, al que las FARC también
contribuirán con la provisión de información,
entre otros.
Seguidamente está el consumo, y según lo
expresado por el Alto Comisionado para La Paz:
En el acuerdo se reconoce que el tema del
consumo de drogas ilícitas, es una cuestión de
62
salud pública que requiere un tratamiento
prioritario. Se acordó crear por una parte un
Programa Nacional de Intervención Integral
frente al Consumo de Drogas Ilícitas que
articule a las autoridades para prevenir y
abordar el problema del consumo y manejar las
variables en él involucradas, política que debe
ser participativa; y por otra, un Sistema
Nacional de Atención al Consumidor de Drogas
Ilícitas que incluya acciones complementarias
de rehabilitación e inserción social.
En ese orden de ideas, hacemos alusión al tercer
elemento vinculante a este punto de la negociación;
de igual manera se cita lo expresado por el Alto
Comisionado para La Paz:
Se acordó una estrategia integral para reforzar
y ampliar la lucha contra el crimen organizado,
en especial en las regiones. El Gobierno se
comprometió a “intensificar la lucha contra el
crimen organizado y sus redes de apoyo en el
marco del fin del conflicto (…) y en general de
desarticular las redes de estas organizaciones.
Con ese fin pondrá en marcha una estrategia de
política criminal y una nueva estrategia contra los
activos involucrados en el narcotráfico y el lavado
de activos en todos los sectores de la economía, así
como contra el tráfico de insumos.
Por último, se enuncian los compromisos, en los
cuales el Gobierno se comprometió a poner en
marcha todos los programas y políticas que
auspicien la canalización de este y todos los puntos
de la agenda.
Ahora bien, en el caso particular de Colombia se
presentan una serie de impedimentos que
coadyuvan a entorpecer los diálogos iniciados en
2012, aspecto que se analizara a través de la
posición de Uprimny y Saffon (2008) en la obra Usos
y Abusos de la Justicia Transicional en Colombia.
Posición que se sintetiza en 5 puntos:
En primer lugar, el enfrentamiento, pugna o
conflicto armado presentado en Colombia es uno de
los más antiguos del mundo, junto con el palestino-
israelí y el mantenido entre India-Paquistán; esto
fundamentado en que algunos analistas como la
Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación
(CNRR), sitúan el inicio del conflicto colombiano con
el alzamiento en armas de las FARC en 1964,
mientras que otros, como Gonzalo Sánchez y
Peñaranda (2007), argumentan el origen en la etapa
denominada La Violencia, a finales de los 40 criterio
que consideramos correcto en virtud de que estos
son antecedentes directos, presupuestos que
aunados o sumados produjeron en la sociedad
colombiana descontento, resentimiento que con
algunos detonantes ocasionaron distintas pugnas y,
por consiguiente, el aparecimiento de grupos al
margen de la ley.
En segundo lugar, los actores o partes del conflicto
no son solo dos, como ocurre generalmente; por el
contrario, en el país han existido varios grupos
guerrilleros subversivos que han confrontado la
autoridad del Estado en el territorio nacional o
actuado en contra de las guerrillas, así han existido:
los grupos paramilitares, el Movimiento 19 de Abril
(M-19), el Ejército de Liberación Popular (ELP), el
grupo guerrillero indígena Quintín Lame, el Ejército
de Liberación Nacional (ELN) y la Fuerzas
Revolucionaras Armadas de Colombia –Ejercito
Popular (FARC-EP) entre otros. Asimismo, es
importante resaltar a actuación del narcotráfico,
que propició subsistencia de algunos grupos al
margen de la ley, como también fueron participes y
cabecillas de los mismos. Expresa Uprimny y Saffon
(2008): “Esta intervención del narcotráfico en el
conflicto armado ha contribuido de manera
significativa a su perpetuación, en la medida en que
funciona como una fuente casi ilimitada de
financiación” (p.168).
En tercer lugar, lo referente a la considerable y
alarmante cifra de víctimas, que según el Proyecto
Victimas, ejecutado por la revista Semana, van
aproximadamente 5.5 millones de víctimas
registradas en la Unidad de victimas hasta 2013, lo
cual equivale al 11.5 % de la población colombiana
que ha sufrido directamente por el conflicto
colombiano según la investigación citada por
distintas causas: homicidios, desapariciones
forzadas, violencia sexual, intolerancia social,
secuestros extorsivos, masacres, detenciones
arbitrarias, desplazamiento, entre otras. En ese
sentido la reparación de las victimas constituiría un
proceso difícil, y hasta irrealizable, de afrontar por
parte del Estado, lo cual conlleva a buscar el apoyo
externo para el posible acuerdo de paz.
En cuarto lugar, la influencia de la comunidad
internacional en general, enfatizando en Estados
Unidos y sus intervencionismos políticos, en relación
con el narcotráfico, y han moldeado en buena
medida la dinámica del conflicto, como el
tratamiento jurídico de los actores desmovilizados.
Además de esto, por la implicación de los grupos
armados al margen de la Ley que se involucran en el
narcotráfico, que afecta en gran parte entre otras
naciones a Estados Unidos, incrementando su
intervención y cooperación como vemos en el
llamado “Plan Colombia” según observamos en el
estudio de Uprimny y Saffon (2008).
Lo puntos mencionados proporcionan bases fácticas
para identificar lo complicado, frágil y, sobre todo,
necesario que es el desarrollo de diálogos
encaminados a terminar con un conflicto que ha
perdido sentido alguno por la alienación de los
actores en función, no de sus ideales que permitan
la reestructuración del Estado colombiano, sino, el
bien propio de cada parte del conflicto.
De acuerdo con los razonamientos que se han
venido exponiendo, es ineludible que la sociedad a
medida que evoluciona crea nuevas tendencias y
paradigmas; es por ello que en muchas sociedades y
Estados, se originan diferencias políticas,
económicas y sociales, es decir, por luchas de poder;
que son el detonante de los conflictos que se
puedan presentar en una comunidad. Nuestra
Colombia, se vio envuelta en esta situación que ha
generado una violencia desmedida por más de
medio siglo; dicha violencia ha dejado muchas
víctimas, un descontento social y político evidente y
una clara obstaculización en los procesos de
desarrollo. En buena hora el presidente Juan
Manuel Santos ha iniciado un proceso de
negociaciones políticas con las FARC, mediante el
cual se pretende llegar a unos acuerdos en lo
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concerniente a los tópicos en donde se presentan
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notables diferencias.
6. CONCLUSIONES
La concentración de los medios de producción
(tierra) en manos de una minoría genera malestar
social en una comunidad, debido a que no se
evidencia una equitativa repartición de las riquezas.
Esto auspicia la creación de movimientos
revolucionarios de oposición a los gobiernos en
busca, primeramente, de un equilibrio, igualdad y
justicia, valores reclamados por la sociedad
contemporánea, consignados en las normas
constitucionales y supranacionales de cada país,
materialmente, pero en la medida de la realidad
jurídica, formalmente, es de difícil satisfacción. En el
desarrollo de nuestro análisis sistemático es
ineludible identificar cómo las estructuras sociales
de El Salvador y Colombia poseen rasgos totalmente
distintivos, pero en relación con los puntos sensibles
de las causas generadoras de la inestabilidad
policita, social y económica, es la acumulación,
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producción, que por características de los países
analizados es la tierra.
Para lograr el fin del conflicto la sociedad debe
consentir en la aplicabilidad de la justicia
transicional y aminorar la exigencia de
administración de justicia para los actores del
conflicto, logrando así la reconstrucción de los
tejidos sociales. De igual manera, es menester llegar
al entendimiento de que la deficiencia de nuestro
sistema carcelario limita la administración de
justicia, por citar solo una referencia expuesta por
Ámbito Jurídico (2016) del director del Inpec,
Gustavo Adolfo Ricaurte:
Con los 75.726 cupos carcelarios que
actualmente tiene el país, la capacidad del
INPEC está diseñada para mantener solamente
a la población condenada, de conformidad con
los estándares internacionales de dignidad de
las personas privadas de la libertad. Pero con
115.170 internos, el hacinamiento carcelario es
del 52,1 %.
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