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FACULTAD DE DERECHO
INSTITUTO DE POSGRADOS
1. CRITERIOS DE EVALUACION
1. CRITERIOS DE EVALUACION
11
PRÓLOGO
De los distintos aportes que trae el presente texto, quiero resaltar especialmente
dos: el primero tiene que ver con la propuesta metodológica para analizar
instituciones propias del derecho procesal administrativo y el segundo con el buen
logro de articular los tratamientos otorgados por dos códigos procesales que
empezaron a regir con poco tiempo de diferencia: el Código Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo –CPACA- y el Código General del Proceso –CGP-.
Uno de los retos que debe afrontar el autor de un nuevo texto sobre áreas del
derecho de vieja data tratados –como es el caso del derecho procesal
administrativo-, es cómo estructurar su pensamiento, para poder así presentar
adecuadamente las novedades que interesa destacar o los antiguos debates
ahora remozados por virtud de nuevas normas, jurisprudencia o doctrinas.
Ese es, quizá, el principal mérito de esta obra. No es fácil lograr mantener el hilo
conductor de una temática atada tradicionalmente por el análisis dogmático de
procesos y procedimientos, que es final y centralmente lo que refiere el derecho
procesal administrativo -tal como lo muestran los textos referidos en la amplia
bibliografía citada-, con un análisis intercalado que abarca la teoría jurídica, la
teoría constitucional, la teoría general del proceso e incluso la teoría de la
administración. En efecto, en el presente texto el autor logra introducir, con
frecuencia, debates propios de otras áreas diferentes al derecho procesal
administrativo, enriqueciéndolo, como que se amplía la mira con la que
habitualmente se efectúa el análisis de los distintos temas que caracterizan esta
parte del derecho.
Ello se ve, por ejemplo, cuando se hace notar el contenido político y democrático
en el que se mueve el derecho procesal, como parte de los límites propios del
Estado de Derecho; o cuando temas como el derecho de petición se ven
enriquecidos con los entendimientos más recientes que ha tenido el debate sobre
núcleo esencial de los derechos, principios, reglas, ponderación y test de
razonabilidad; o la manera como el contenido actual de la reparación integral –en
clave de derechos humanos-, favorece un mejor entendimiento de las medidas
cautelares.
12
Esta nueva forma de presentar los contenidos propios del derecho procesal
administrativo, no solo constituye una particular impronta del texto, sino que lanza
retos a los ya existentes, en la medida en que obliga a los interesados en
comentar la posición del autor sobre algunos de los temas que se tratan, a
referirse al contexto teórico, constitucional y general que sirve de bajo continuo a
la nueva opinión doctrinaria creada.
Todo ello sin perjuicio de referir otra normatividad procesal pertinente, como
ocurre con ciertos procedimientos establecidos en normas especiales tales como
la pérdida de investidura y los controles inmediatos de legalidad.
13
excepciones de fondo. Otro debate terminológico en el que el autor mete baza
desde el comienzo, es en el relacionado con la función judicial o jurisdiccional.
Pero lo importante ahora es hacer notar que el lector está ante un trabajo serio y
decantado. El derecho procesal administrativo sin duda se ve enriquecido con la
nueva perspectiva de análisis introducida por el profesor Sánchez Baptista; y la
doctrina y la jurisprudencia encontrarán en sus aportes el mejor incentivo para
continuar un diálogo en el que el gran beneficiario debe ser siempre el mismo: la
persona que en las oficinas del Estado o en los estrados judiciales, busca que sus
derechos se hagan realidad.
15
INTRODUCCIÓN
El libro consta de dos grades partes. La primera, nominada como las Instituciones
Procesales Administrativas, contiene los aspectos generales del derecho procesal
administrativo, como una breve precisión sobre su concepto y sus fuentes, el
objeto de la jurisdicción contencioso administrativa, los presupuestos procesales o
requisitos de procedibilidad y las acciones o medios de control contencioso
administrativos. La segunda, nominada como parte especial, comprende las
clases de procesos, la demanda y sus requisitos, el régimen de las excepciones
previas o procesales y de fondo o perentorias, las medidas cautelares aplicadas al
proceso contencioso administrativo, y el trámite del proceso llamado general u
ordinario desde la presentación de la demanda hasta la ejecución de la sentencia.
17
PRIMERA PARTE
CAPITULO I
El derecho procesal administrativo es la rama del derecho público que contiene las
normas1 jurídicas que regulan el trámite de los procesos en que, siendo parte una
entidad pública, corresponde adelantar y decidir a la jurisdicción contencioso
administrativa como jurisdicción especial del conflicto que surge del ejercicio de
las funciones y el desarrollo de las actividades del Estado colombiano. Su estudio
comprende la naturaleza, el contenido y la eficacia2 de tales normas. La
naturaleza, porque tales normas pertenecen al sistema de fuentes del derecho,
incluido el sistema internacional de los Derechos Humanos, definiendo la
prevalencia de las normas en el conjunto del ordenamiento; el contenido, porque
definen y regulan las instituciones procesales y los trámites de los procesos en lo
contencioso administrativo; y la eficacia, porque sus disposiciones ostentan
carácter normativo, son de orden público no derogables por acuerdo entre
particulares y en tal sentido obligan a todos los asociados. Algunos sostienen que
esta rama del derecho sólo se refiere solamente a los distintos trámites judiciales
previstos a partir del artículo 162 del Código de Procedimiento Administrativo y de
lo Contencioso Administrativo establecido por la ley 1437 de 2011 (CPACA) 3,
mientras que otros sostienen que el derecho procesal administrativo incluye lo que
nuestros códigos procesales llaman “Los Procedimientos Administrativos”, que
cobijan con tal denominación genérica tanto a las actuaciones administrativas
como a la anteriormente denominada vía gubernativa, como regulaciones
establecidas para el ejercicio de la función administrativa del Estado en la esfera
de la competencia que corresponda a cada una de sus entidades, bien para la
producción del acto administrativo, bien para el trámite de su impugnación con los
recursos gubernativos; por otra parte, hay quienes consideran que el derecho
procesal administrativo está circunscrito al sistema de normas reguladoras de los
1
Asumiendo la diferencia hermenéutica entre disposiciones o preceptos y normas jurídicas.
2
COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. Fundamentos de Derecho Procesal Civil. Ediciones Depalma,
Bs. As., 1985. Reimpresión 3ª edición de 1958. pp. 4.
3
Proceso ordinario y procesos especiales.
18
mencionados procedimientos administrativos, razón por la cual al ordenamiento
que regula el trámite jurisdiccional propiamente dicho le denominan “Derecho
contencioso administrativo”4. Esta concepción bipartita es conservada por la ley
1437 de 2011 que estableció el régimen del procedimiento administrativo y de lo
contencioso administrativo, en cada una de sus dos partes. En la primera,
mantiene las fases de la actuación administrativa y de la llamada vía gubernativa,
sustancialmente iguales a las anteriores, pero suprimió su doble denominación
con el nombre genérico del “Procedimiento administrativo”, por lo que no aparece
formalmente ni la clasificación ni la mención de dichas etapas. Una consecuencia
práctica de la innovación radica en que hoy el procedimiento administrativo se
refiere indiscutiblemente tanto a la fase de la producción como de la impugnación
del acto administrativo, en tanto que el contencioso administrativo se refiere al
régimen del control judicial de la actividad estatal a través de los procesos
judiciales.
4
Cfr. SOLANO SIERRA, Jairo Enrique. Derecho Procesal Administrativo y Contencioso. Editorial Doctrina
y Ley, Santafé de Bogotá, D.C., 1997.
5
Esta ley introdujo reformas al decreto ley 2733 de 1959 que regulaba la vía gubernativa, y confirió
facultades extraordinarias al gobierno para reformar el Código Contencioso Administrativo.
6
D.O. No. 24.853 de enero 7 de 1942.
7
D.O. No. 15.123 de febrero de 1914.
19
1. FUENTES DEL DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO.
1. La Constitución Política;
2. Las normas provenientes del Derecho Internacional de los Derechos
Humanos y del Derecho Internacional Humanitario. Se entienden
incorporadas automáticamente a la Constitución Política, en virtud de la
aplicación del bloque de constitucionalidad a que se refiere el artículo 93 de
aquella;
3. La doctrina y la jurisprudencia internacionales en Derechos Humanos y
Derecho Internacional Humanitario;
4. La jurisprudencia constitucional, producida por la Corte Constitucional;
5. La ley. Con ella, el Código de procedimiento Administrativo y de lo
Contencioso Administrativo contenido en la ley 1437 de 2011; debe tenerse
en cuenta que el Código Contencioso Administrativo contenido en el
Decreto ley No. 01 de 1984 viene regulando el trámite de los procesos
iniciados con demandas presentadas antes del 2 de julio de 2012.
6. La jurisprudencia nacional de rango legal, producida por la Sala de lo
Contencioso Administrativo del Consejo de Estado, en diversas instancias9.
Con ella, los precedentes judiciales10.
8
La racionalidad jurídica fundamentada en la filosofía y la teoría del derecho “…está evidentemente
conectada con la búsqueda, el desarrollo y la mejora de procedimientos destinados a la resolución de los
conflictos sociales, de manera que la reflexión, con algún afán de articulación y profundidad…tiene que
constituir un verdadero ‘interés de conocimiento’ para quien pretenda marchar por el camino de la paz”.
ATIENZA, Manuel. Derecho y Argumentación. UEC, Bogotá, serie teoría jurídica y filosofía del derecho.
No. 6, pp. 15.
9
Cfr. Arts. 270 y 271 del CPACA.
10
Corte Constitucional, sentencia C-836 de 2001. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil. Afirmó que [los] “…jueces
están obligados a respetar los fundamentos jurídicos mediante los cuales se han resuelto situaciones
análogas anteriores. Como ya se dijo, esta obligación de respeto por los propios actos implica, no sólo el
20
7. Los conceptos emitidos por la Sala de Consulta y Servicio Civil del Consejo
de Estado, a pesar de su carácter no vinculante, pero orientadores de la
interpretación del ordenamiento;
8. Los decretos reglamentarios del gobierno y las resoluciones ministeriales;
9. Los Acuerdos del Consejo Superior de la Judicatura por medio de su Sala
Administrativa, sobre organización y funcionamiento de los organismos de
la jurisdicción;
10. La doctrina nacional e internacional;
11. El reglamento del Consejo de Estado11.
deber de resolver casos similares de la misma manera, sino, además, el de tenerlos en cuenta de manera
expresa, es decir, la obligación de motivar sus decisiones con base en su propia doctrina judicial, pues, como
quedó sentado en la Sentencia C-252/01 antes citada, esto constituye una garantía general para el ejercicio
de los derechos de las personas y una garantía específica de la confianza legítima en la administración de
justicia… Agregando que “…la fuerza normativa de la doctrina probable proviene (1) de la autoridad
otorgada constitucionalmente al órgano encargado de establecerla, unificando la jurisprudencia ordinaria
nacional; (2) del carácter decantado de la interpretación que dicha autoridad viene haciendo del
ordenamiento positivo, mediante una continua confrontación y adecuación a la realidad social y; (3) del
deber de los jueces respecto de a) la igualdad frente a la ley y b) la igualdad de trato por parte de las
autoridades y; (4) del principio de buena fe que obliga también a la rama jurisdiccional, prohibiéndole
actuar contra sus propios actos”. Por su parte, los artículos 114 y 115 de la ley 1.395 de 2.010 sujetan a todas
las entidades públicas a la observancia del precedente judicial en asuntos de pensiones de jubilación,
prestaciones sociales y salariales de sus trabajadores o afiliados, daños causados con armas de fuego,
vehículos oficiales, los tributarios y aduaneros, y aquellos relativos a los daños sufridos por conscriptos.
11
Acuerdo No. 58 de 1999, adoptado por la Sala Plena de la Corporación. D.O. No. 43.753 del 23 de octubre
de 1999. Con las reformas introducidas por los Acuerdos 45 de 2000 y 55 de 2003, entre otros. La facultad
para la adopción del reglamento interno está conferida por el No. 6 del artículo 237 de la Constitución
Política.
21
la entrada en vigencia gradual, el Consejo de Estado consideró12 que en vista de
que la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura estableció dicha
vigencia gradual del CGP en asuntos civiles, no le era aplicable a esta jurisdicción
en su momento, razón por la cual consideró que el Código General del Proceso o
ley 1564 de 2012 rige como codificación supletoria integralmente en la jurisdicción
contencioso administrativa a partir del 1º de enero de 2014, como se viene
aplicando hoy en todos los Distritos y Circuitos Judiciales Administrativos del
país13 y en el Consejo de Estado como Tribunal Supremo en lo Contencioso
Administrativo con jurisdicción nacional.
El objeto, contenido, forma y fines de la función judicial del Estado han propiciado
múltiples estudios y diversas concepciones que van desde la teoría contractualista
hasta la aceptada hoy, en términos generales, que se concibe como emanación de
la soberanía del Estado aplicada a la administración de justicia,
independientemente de la voluntad de las partes, para el sometimiento de sus
diferencias a la decisión de un tercero que las desplaza sustituyendo su voluntad.
En su origen ese tercero era determinado por las partes en virtud de acuerdo
previo.
La palabra jurisdicción proviene de los vocablos latinos iuris dicere, iuris dictio,
iuris declaratio, como poder de decir o declarar el derecho aplicable en un caso
determinado. Este poder pertenece al Estado y lo ejerce su sistema institucional
de administración de justicia y, por excepción, a las Ramas Legislativa y Ejecutiva
del Poder Público y a los particulares, cuando sean investidos de la función, como
lo permite y establece la Constitución Política en el artículo 116, con arreglo a lo
dispuesto por la ley14. Como la potestad de “decir el derecho” no es exclusiva de
las autoridades judiciales sino de toda autoridad estatal, en ejercicio del poder
público que le esté atribuido, consideramos, en consecuencia, que es más
12
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de 15 de mayo de 2014.
Exp. No. 44.544. M.P. Dr. Enrique Gil Botero. Lo anterior, a pesar de que la providencia es de la Subsección
C a que pertenece el ponente. Se afirmó que “En consecuencia, el Despacho fija su hermenéutica en relación
con la entrada en vigencia de la ley 1564 de 2012, para señalar que su aplicación plena en la Jurisdicción de lo
Contencioso Administrativo, así como en materia arbitral relacionada con temas estatales, es a partir del 1º de
enero de 2014”.
13
Por su parte, la Sala Administrativa del Consejo Superior de la Judicatura, con el Acuerdo No. PSAA15-
10392 del 1º de octubre de 2015, dispuso que “El Código General del Proceso entrará en vigencia en todos
los distritos judiciales del país el 1º de enero de 2016, integralmente”, entendiendo que tal vigencia se refiere
a todas las jurisdicciones. Ya venía aplicándose integralmente en lo contencioso administrativo.
14
Como jurados en causas criminales, como conciliadores y como árbitros, siempre en forma transitoria.
22
acertado utilizar la expresión “judicial” y no “jurisdiccional”, en tanto que la primera
proviene del vocablo judicare, que significa juzgar, lo que es propio y exclusivo de
los jueces.
15
Sin embargo, estimamos que no hacen parte del concepto de jurisdicción ni la forma ni el fin.
16
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Teoría General del Proceso. Editorial
ABC, Bogotá, D.C., Tomo I, 14ª Ed. 1996. Pp. 80.
17
MORALES MOLINA, Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Ed. ABC Bogotá, D.C. Parte general,
11a edición, 1991. pp. 21.
23
administrativa del Estado y, por otra parte, compendian los puntos de vista
orgánico, funcional y finalístico del concepto.
Esta función está regida por los siguientes principios, establecidos por los artículos
1° al 9° de la ley 270 de 1.996, estatutaria de la administración de justicia,
adicionados por los artículos 1 al 3 de la ley 1285 de 2.009:
1. Acceso a la justicia
2. Derecho de defensa
3. Celeridad
4. Oralidad
5. Autonomía
24
6. Gratuidad18
7. Eficiencia
8. Alternatividad, y
9. Respeto de los derechos de las personas
18
La ley 1.285 de 2009, reformatoria de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia o Ley 270 de
1996, estableció un arancel en favor de la rama judicial, que deben pagar los beneficiarios de las condenas
contra entidades públicas, con algunas salvedades. Por su parte, el artículo 3º de la ley 1.394 estableció el
arancel judicial para ciertas controversias, estatuyendo como hechos generadores del arancel dentro del
trámite de los procesos ejecutivos.
19
Dice: [El Congreso de Colombia,] “Considerando que la justicia es un valor superior consagrado en la
Constitución Política que debe guiar la acción del Estado y está llamada a garantizar la efectividad de los
derechos fundamentales, dentro del marco del Estado Social y Democrático de Derecho, y a lograr la
convivencia pacífica entre los colombianos, y que dada la trascendencia de su misión debe generar
responsabilidad de quienes están encargados de ejercerla,” [Decreta:].
20
Título VIII de la Constitución Política, arts. 228 y Ss.
25
CAPÍTULO II
Por otra parte, debe asumirse que el carácter contencioso de esta jurisdicción
depende de la perspectiva que asuma el intérprete respecto del concepto de
derecho procesal administrativo, como ya se advirtió; su naturaleza contenciosa se
reconoce especialmente por el estado del conflicto -asunto litigioso, con
pendencia- cuando ha salido de la esfera de la competencia propia de las
entidades públicas en cuyo interior se tramiten los distintos asuntos sometidos a
su conocimiento y definición, haciéndose por ello justiciable. Así, un asunto estatal
adquiere naturaleza contenciosa cuando ya no es susceptible de consideración
dentro de la entidad pública que agotó su competencia para resolverlo.
Corresponderá entonces definirlo a la jurisdicción, cuando se ejerza la acción o
medio de control pertinente. Ese carácter contencioso se predica de los procesos
de conocimiento, que son la mayoría, y se excluye en el proceso ejecutivo que se
tramita ante esta jurisdicción, como lo es el dirigido al cobro forzado de créditos
surgidos del contrato estatal o de condenas impuestas por los organismos de la
jurisdicción contencioso administrativa21. Igualmente, incluye el conflicto que surja
por la invocación del derecho a la indemnización del daño antijurídico producido
por la ley o por la actividad legislativa del estado, y por las providencias o por la
actividad judicial del Estado, con lo que podemos afirmar que los conflictos
21
Arts. 75 de la ley 80/93 y 152 No. 7 y 155 No. 7 CPACA.
26
atribuidos a esta jurisdicción provienen del ejercicio de las funciones legislativa,
judicial, administrativa y gubernamental del Estado o en el Estado colombiano.
22
Capítulo 3º del Título VIII, artículos 236 a 238 C.P.
28
estructura de la Rama Jurisdiccional del Estado, los artículos 236 y
siguientes de la Constitución Política sólo se refieren al Consejo de Estado,
lo que significa que los demás organismos que la integran tienen origen
legal estatutario.
23
La jurisdicción de Asuntos Indígenas y la jurisdicción penal militar hacen parte de la Rama Judicial del
Poder Público, según se desprende de lo establecido por los artículos 11 y 12 de la ley 270 de 1996 luego de
la reforma implementada por el artículo 5 de la ley 1285 de 2009, y de conformidad con lo dicho por la Corte
Constitucional, que lo declaró exequible "... en el entendido de que la competencia residual de la jurisdicción
ordinaria no comprende los asuntos de orden constitucional que por su naturaleza corresponden a la Corte
Constitucional. Así mismo, en el entendido de que la Fiscalía General de la Nación ejerce excepcionalmente
función jurisdiccional, y que la penal militar y la indígena ejercen función jurisdiccional pero no hacen
parte de la rama judicial". Subraya fuera de texto. (Sentencia C-713 de 2008. M.P. Dra. Clara Inés Vargas
Hernández). Lo destacado en negrilla obedece a la interpretación efectuada por la sentencia citada, en vista de
que el inciso segundo del 12 de la ley 270/96 tiene una lamentable estructura semántica, al decir: “Dicha
función se ejerce por la jurisdicción constitucional, el Consejo Superior de la Judicatura, la jurisdicción de lo
contencioso administrativo, las jurisdicciones especiales tales como: la penal militar, la indígena y la justicia
de paz, y la jurisdicción ordinaria que conocerá de todos los asuntos que no estén atribuidos por la
Constitución o la ley a otra jurisdicción”.
29
conceptos controversias y litigios como sinónimos ya que se refieren al
estado de contienda, a las versiones y posiciones encontradas y a la
pretensión discutida, es decir, al estado de un asunto ante el cual se
exponen por lo menos dos posiciones y/o intereses contrapuestos 24 cuya
resolución le compete a la jurisdicción.
Vista la presentación que trae el artículo 104 del CPACA, estos son:
24
Diccionario de la Lengua Española. Real Academia Española. 22 Ed., Espasa, 2001, tomos 3 y 6.
25
Servir a la comunidad, promover la prosperidad general, garantizar la efectividad de los derechos, deberes y
principios constitucionales, facilitar la participación de todos, defender la independencia nacional, mantener la
integridad del territorio y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un orden justo. Los fines sociales
están ínsitos en el principio democrático.
30
legislativa y judicial del Estado por el daño antijurídico surgido de su
ejercicio o de la omisión en su cumplimiento.
a) La función constituyente
b) La función legislativa
c) La función judicial
d) La función administrativa
e) La función gubernamental
26
Sobre la forma como se plantea el tránsito del Estado de Derecho al Estado Constitucional, ver
ZAGREBELSKY, Gustavo en El derecho dúctil. Ed. Trotta S.A., 4ª edición, Madrid, 2002, capítulos 1 y 2.
33
ser efectivos no solo los derechos del individuo, sino los intereses generales
de la sociedad. Esta perspectiva opera en Colombia pues la Constitución ha
consagrado un Estado constitucional democrático al que se le asignó un fin
social basado en el respeto a los derechos fundamentales, se le sujetó a
mecanismos de control y a una amplia gama de instrumentos para hacerlo
efectivo, como las veedurías, los jueces de paz, la iniciativa normativa, la
conformación de partidos políticos, los recursos, las acciones, etc. Y con
tales componentes de la democracia material, se halla integrado el
concepto de control del ejercicio del poder, con el objeto de que no
desborde el marco del ordenamiento jurídico preestablecido o, en caso de
desbordamiento, que se disponga la obligación de reparar los daños y (o)
los perjuicios ocasionados con él.
El tema relativo al control frente al ejercicio del poder público ha sido objeto
de preocupación permanente para el derecho constitucional. En él
descansan hoy, precisamente, por una parte, las nociones de separación o
equilibrio entre las fuentes de la autoridad pública y, de otra, de Estado
constitucional democrático, como estructura de poder basada en un texto
constitucional normativo, fundado en el principio democrático.
34
bien Muñoz Torroro27 en nuestras Cortes de Cádiz: El
derecho a traer a examen las acciones del gobierno es un
derecho imprescindible que ninguna nación puede ceder sin
dejar de ser nación”28.
27
Citado por Sánchez Agesta en su Introducción al Discurso preliminar a la Constitución de 1812, de A.
Argüelles. Madrid, 1981. p.49.
28
ARAGON REYES, Manuel. Constitución y control del poder. Introducción a una teoría constitucional del
control Universidad Externado de Colombia, Bogotá, D.C., 1999. p. 57.
29
No olvidemos que todo juez es juez de constitucionalidad en Colombia, y que la justicia ordinaria también
ejerce su función sobre algunos conflictos estatales, como los que surgen del contrato de trabajo con entidades
públicas y el establecimiento, modificación y extinción de servidumbres con o entre entidades públicas.
35
dejó de actuar en una u otra forma, esperando afectar la legitimidad del
controlado, es decir, deteriorando su credibilidad y aceptación frente a la
sociedad. Su efecto es político, de relación política, salvo la moción de
censura que tiene como efecto jurídico la cesación inmediata en el cargo
del Ministro, Director de Departamento Administrativo o Superintendente
que la reciba, si se produce por el Congreso de la República, al tenor de lo
dispuesto por los artículos 135 Nos. 3,8 y 9, y respecto de las Asambleas
departamentales y Concejos Municipales en relación con los Secretarios de
Despacho de las Gobernaciones y Alcaldías, de conformidad con lo
establecido en los artículos 299, 300, 312 y 313, todos de la Constitución
Política.
30
Entre los directos, mencionamos la ley 16 de 1972, aprobatoria de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos o Pacto de San José de Costa Rica. En igual sentido, ESTATUTO DE LA COMISIÓN
36
de lo estatuido por el sistema universal de los derechos humanos,
entendido como el que contiene y reconoce los derechos del ser humano en
tiempos de paz, y el derecho internacional humanitario concebido como el
conjunto normativo protector de los derechos del ser humano en tiempos de
guerra o de conflicto armado interno. El derecho internacional, en su
conjunto, tiene consagrados los mecanismos de censura a aquellas
instancias gubernamentales que por una acción u omisión hayan podido
propiciar una violación de los derechos humanos o del derecho
internacional humanitario, mediante la formulación de recomendaciones y
observaciones sin efecto jurídico concreto, como mecanismo distinto y
adicional al judicial propiamente dicho.
Controles Jurídicos.
El control fiscal.
El control disciplinario.
El control gubernativo.
El control administrativo.
El control judicial.
31
Se refieren al acto administrativo.
38
Art. 135 CPACA Nulidad por inconstitucionalidad
Art. 137 CPACA Nulidad
Art. 138 CPACA Nulidad y restablecimiento del derecho
Art. 139 CPACA Nulidad electoral
Art. 140 CPACA Reparación directa
Art. 141 CPACA Controversias contractuales
Art. 147 CPACA Nulidad de cartas de naturaleza
Ley 134/94 Acción de pérdida de investidura
Ley 393/97 Acción de cumplimiento
Ley 472/98 Acción popular y acción de grupo
Ley 678/01 Acción de repetición
32
Cfr. C. de E., Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto No. 047-00 del 7 de junio de 2007. C.P. Dr.
Enrique José Arboleda Perdomo. Alcaldía de Armenia, antes de la entrada en vigencia de la ley 1437 o
CPACA. En él se dijo que la acción de definición de competencias administrativas prevista en el artículo 88
del C.C.A. debía considerarse vigente y aplicable, si se trataba de asuntos que involucraban entidades distintas
de la Nación, tomando en cuenta que el artículo 4 de la ley 954 de 2005 lo derogó, asignando la competencia
a la Sala de Consulta y Servicio Civil, en el entendido de que esta Sala lo es de la Nación y no de entidades
distintas como lo son las territoriales. En igual sentido, C. de E., Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto
No. 2006-0102 de julio 16 de 2008. C.P. Dr. Gustavo Aponte Santos. Alcaldía de Envigado contra CAR
Centro Antioquia.
39
El objeto de lo contencioso administrativo está constituido por las
controversias y litigios que origine el ejercicio de las distintas funciones
estatales en el sentido de que se trata del estado de tales asuntos cuando
han salido de la esfera de la competencia de quien tiene las atribuciones
constitucionales o legales para tomar decisiones. Todas las entidades
públicas tramitan los asuntos a su cargo de conformidad con la función
estatal que cumplan y en el ramo correspondiente. Cuando con el ejercicio
de las funciones legislativa, judicial, administrativa y gubernamental, las
autoridades generen una situación controversial, litigiosa o de conflicto, la
propia instancia estatal ostenta, en principio, las atribuciones necesarias
para definirlo o resolverlo, como ocurre, por ejemplo, con ocasión de la
resolución de los recursos gubernativos interpuestos contra actos
administrativos o con los recursos procesales contra las providencias. Sí, no
obstante, la situación litigiosa persiste, el asunto se vuelve justiciable ante
esta jurisdicción, dándose lugar a que algunos doctrinantes se refieran al
derecho procesal administrativo como el derecho “contencioso”
administrativo33.
33
Salvo si se trata del daño antijurídico proveniente de la aplicación de la ley, pues en tal evento no existe
posibilidad jurídica alguna de reconsideración o rectificación antes de acudirse a la jurisdicción, a la que se
debe acudir directamente con demanda de reparación directa. En cuanto al daño que surge por el error
judicial, se debe tener en cuenta que antes de acudir a esta jurisdicción en ejercicio del medio de control de
reparación directa, debieron interponerse los recursos procedentes ante el órgano judicial respectivo, según lo
dispone el artículo 67 de la ley 270 de 1996.
34
En el sentido de constituir, establecer el poder político y las ramas y órganos que lo ejercen.
40
público y político. Desde la perspectiva de la fuente, el texto así
expedido puede ser originario o derivado. Originario, cuando emana del
Constituyente primario, en nuestro caso el pueblo; y derivado, cuando
emana de un cuerpo especial de representación política establecido
para tal efecto, en nuestro caso el Congreso de la República. De allí
resultan dos situaciones distintas aunque relacionadas y
complementarias: La que se produce con una Constitución Política
como Código Político, como texto fundante, y la que se deriva de la
expedición de un Acto Legislativo o acto de reforma constitucional.
El texto fundante.
inexequibilidad del artículo 380 que derogó la Constitución de 1.886. Cita los salvamentos de Voto del Auto
que admitió las demandas Nos. D-011 y D-012, suscrito por los Magistrados José Gregorio Hernández
Galindo, Ciro Angarita Barón y Eduardo Cifuentes Muñoz.
36
Ibídem. La Constitución había sido expedida por una vía no prevista en la Constitución de 1.886.
37
C. de E., Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia S-470 de 1995. C.P. Dr. Diego Younes
Moreno, y Sección Tercera, enero 26 de 1996, No. 10.243, C.P. Dr. Juan de Dios Montes Hernández. En estos
42
ejercicio de acciones contencioso administrativas ni a trámite de
proceso alguno ante esta jurisdicción, como lo ratificó la Sala Plena así:
dos casos, se trató de resolver sobre las demandas indemnizatorias presentadas por algunos congresistas por
causa de la cesación del Congreso ordenada por la Asamblea Nacional Constituyente en 1991. Ambas fueron
inhibitorias, sobre la base de la irresponsabilidad patrimonial del Estado por los actos del constituyente
primario que, por tal razón, no hace enjuiciables los actos del Constituyente Primario.
43
jurisdicción contencioso administrativa con ninguno de los medios de
control establecidos en la ley38.
El Acto Legislativo.
las medidas adoptadas para enfrentar al terrorismo con el A.L. No. 02 de 2003, C-1040 y siguientes de 2005,
respecto del A.L. No. 02 de 2004 que estableció la reelección presidencial inmediata, y C-760 de 2006,
respecto del A.L. No. 2 de 2005, reformatorio del sistema de pensiones consagrado en el artículo 48 de la
Constitución Política. Se citan los casos de Estados Unidos, Alemania, Francia, Italia, Portugal y Brasil.
40
Ver p. ej. RAMIREZ CLEVES, Gonzalo. Límites de la reforma constitucional en Colombia. El concepto de
constitución como fundamento de la restricción. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1ª Ed., 2005.
41
Cfr. sentencia C- 1200 de 2003.
45
poder constituyente derivado, no originario, que no le otorga poderes de
sustitución constitucional, que pertenecen al pueblo como soberano42.
En el primer fallo que produjo sobre este tema, había afirmado que el
poder de reforma que ostenta el constituyente derivado no tiene
competencia para “destruir” la Constitución, en la medida en que el acto
constituyente establece un orden dentro del cual el poder de reforma se
circunscribe a la facultad de revisión, que no está autorizado para
derogar o sustituir la Constitución de la cual deriva su competencia, so
pena de resultar arrogándose funciones propias del Constituyente y
minando las bases de su propia existencia. Y agregó:
42
Cfr. Sentencia C-1040 de octubre 19 de 2005. Al definirse la constitucionalidad del Acto Legislativo N. 2
de 2004 que estableció la reelección presidencial inmediata, la Corte Constitucional hizo una implícita
ratificación de estas tesis, al dar por sentado que con tal reforma no encontraba sustituida parcialmente la
Constitución Política por violación del principio de la igualdad aplicado al procedimiento de elección
presidencial. En cambio los salvamentos de voto consignados por los magistrados disidentes sí la
consideraron sustituida parcialmente en este aspecto, por lo que se apartaron minoritariamente tanto de las
consideraciones como de lo resuelto por la Corte Constitucional.
43
Sentencia C-551 de 2003. M.P. Dr. Eduardo Montealegre Lynett. Se refería al examen de constitucionalidad
de la ley 796 que convocaba a un referendo constitucional, y estudiaba precisamente los límites del poder de
reforma por el constituyente derivado. Agregó: “Por ejemplo, no podría utilizarse el poder de reforma para
sustituir el Estado social y democrático de derecho con forma republicana (CP art. 1°) por un Estado
totalitario, por una dictadura o por una monarquía, pues ello implicaría que la Constitución de 1991 fue
remplazada por otra diferente, aunque formalmente se haya recurrido al poder de reforma. Y por ende,
como la Corte debe analizar si la ley … conduce indefectiblemente a que el poder de reforma desborde sus
46
En fin, de conformidad con las tesis planteadas en las providencias
aludidas, el Congreso no tiene poderes ni para cambiar la constitución,
ni para cambiar los valores y pilares esenciales del Estado Social de
Derecho de la Constitución Política de 1991 en la medida en que con
tales poderes estaría definiendo una sustitución constitucional que le
resulta prohibida. Las constituciones alemana, brasileña y portuguesa,
por ejemplo, tienen unas cláusulas de irreformabilidad, que la doctrina
suele llamar “Cláusulas pétreas” según las cuales el Congreso,
Asamblea Nacional o Parlamento, según el caso, no tiene poderes para
suprimir el sistema de representación popular, el sufragio, los derechos
y garantías fundamentales, etc., es decir que en esos eventos la propia
constitución le dice al constituyente derivado que tiene límites, que los
pilares esenciales del Estado Social y Democrático de Derecho no son
reformables de manera absoluta.
“( . . . )
límites competenciales, es necesario que al estudiar[la]… esta Corporación examine si los proyectos de
reforma constitucional sometidos a la aprobación del pueblo implican o no una sustitución de la Constitución
de 1991”
44
Cfr. Estos aspectos, entre otras, en las sentencias C-551 de 2003, C-1200 de 2003, C-970 de 2004, C-1040
de 2005, C-760 de 2006 y C-588 de 2009, esta última de declaración de inexequibilidad del Acto Legislativo
No. 1 de 2008 con el cual se pretendió suspender el régimen ordinario de carrera administrativa en Colombia
previsto por el artículo 125 de la Constitución, por estimar que contenía un acto de sustitución constitucional,
en tanto que “…produce un quebrantamiento de uno de sus ejes definitorios, que se evidencia mediante la
introducción de excepciones a cada uno de los elementos integrados en la premisa mayor y, además, porque,
en la práctica, suspende la Constitución en lo que tiene que ver con el eje definitorio construido a partir de la
carrera administrativa y de sus relaciones con otros contenidos constitucionales”.
45
Sentencia C-1040 de 2005 MP: Manuel José Cepeda Espinosa, Rodrigo Escobar Gil, Marco Gerardo
Monroy Cabra, Humberto Antonio Sierra Porto, Álvaro Tafur Galvis, Clara Inés Vargas Hernández. SV:
Jaime Araujo Rentería, Alfredo Beltrán Sierra. SPV: Jaime Córdoba Triviño. SAPV: Humberto Antonio
Sierra Porto.
47
colombiana está sujeto a límites competenciales.
46
Sentencia C-757 de 2008. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil. Estos conceptos siguen siendo reiterados por la
Corte, como aparece en la sentencia C-141 de 2010 –febrero 26- con la cual se declaró inexequible la Ley
1354 de 2009 “Por medio de la cual se convoca a un referendo constitucional y se somete a consideración
del pueblo un proyecto de reforma constitucional”, buscando la reelección presidencial indefinida. M.P. Dr.
Humberto Antonio Sierra Porto. En ella se afirma que incluso el pueblo, cuando solo reforma la Constitución,
actúa como constituyente derivado. Por su parte, con la sentencia C-577 de 2014, M.P. Dra. Martha Victoria
Sáchica Méndez, estudió de nuevo el tema ratificando sus consideraciones doctrinales, al ocuparse del estudio
de la inconstitucionalidad del artículo 1º (parcial) y el artículo 3º del Acto Legislativo 1 de 2012 “Por medio
del cual se establecen instrumentos jurídicos de justicia transicional en el marco del artículo 22 de la
Constitución Política y se dictan otras disposiciones”.
48
Tanto el texto constitucional, como el acto legislativo con el que se
reforma son dos maneras del ejercicio de la función constituyente y se
cumple por el Pueblo, el Congreso, o una Asamblea Nacional
Constituyente. Para nuestros efectos, ni el ejercicio de la función
constituyente, ni los actos con los que se ejerce, son objeto de
actuación administrativa, ni de vía gubernativa, es decir, de recurso, y
ni la doctrina ni la jurisprudencia aceptan que del ejercicio de la función
constituyente surja responsabilidad para el Estado y, por ende,
tampoco que haya lugar al conflicto justiciable o al trámite de un
proceso de control de constitucionalidad de la Constitución Política. La
función de adopción o de reforma es constituyente, sujeta a los trámites
previstos en el Título XIII –art. 374 y siguientes- de la Constitución, en
concordancia con lo previsto en el artículo 157 y siguientes de la
misma, así como en el artículo 218 y siguientes de la ley 5 de 1992. Por
su parte, el control de que son objeto los Actos Legislativos, por vicios
competenciales o por vicios de forma, como quedó expresado, es un
control de constitucionalidad que se surte ante la Corte Constitucional,
de conformidad con las normas sobre procedimiento contenidas en el
decreto 2067 de 1991 por lo que no existe ningún tipo de controversia
contencioso administrativa que se pueda plantear contra o frente o con
ocasión del ejercicio de la función constituyente en Colombia.
47
Cfr. RUIZ OREJUELA, Wilson. Responsabilidad del Estado Social de Derecho por los actos del Poder
Constituyente. Ecoe Ediciones, Bogotá, 2015. Título tercero, capítulo tercero, Pp. 175 a 201.
50
prescribir, es decir, estatuir, establecer, regular, lo que se presenta
siempre que el legislador organiza una determinada institución o una
estructura, como lo hizo, por ejemplo, con la Rama Ejecutiva del Poder
Público y con la función administrativa con la ley 489 de 1998. El
concepto de ley como norma general de conducta es simplemente
formal o jurídico, ya que en su sentido material o político se concibe
como expresión de una función reguladora de la libertad.
48
Ver 1) GARRIDO FALLA, Fernando. Sobre la responsabilidad del Estado legislador. Revista de
Administración Pública No. 118, enero-abril de 1989, Madrid, pp. 35 a 55. 2) QUINTANA LOPEZ, Tomás.
La responsabilidad del Estado legislador. Ib. No. 135, septiembre – diciembre de 1994, pp. 103 a 147, y 3)
AHUMADA RUIZ, María Angeles. Responsabilidad patrimonial del Estado por las leyes inconstitucionales.
Revista Española de Derecho Constitucional No. 62, mayo – agosto de 2001. Madrid, pp. 301 a 349.
51
para indemnizar por el daño surgido de una omisión
legislativa.
49
Sentencia C-038 de 2006. M.P. Dr. Humberto Antonio Sierra Porto.
50
En la sentencia C-543 de 1996 sostuvo este Tribunal: “Lo que se pretende mediante la acción de
inconstitucionalidad es evaluar si el legislador al actuar ha vulnerado o no los distintos cánones que
conforman la Constitución. Por esta razón hay que excluir de esta forma de control el que se dirige a evaluar
las omisiones legislativas absolutas: si no hay actuación no hay acto que comparar con las normas superiores;
si no hay actuación, no hay acto que pueda ser sujeto de control. La Corte carece de competencia para conocer
de demandas de inconstitucionalidad por omisión legislativa absoluta”.
51
Sentencia C-504 de 1995. En el mismo sentido sostuvo en la sentencia C-146 de 1998 “(…) son
inconstitucionales por omisión aquellas normas legales que por no comprender todo el universo de las
hipótesis de hecho idénticas a la regulada, resultan ser contrarias al principio de igualdad. Pero la omisión
legislativa pura o total, no es objeto del debate en el proceso de inexequibilidad, puesto que este consiste,
esencialmente, en un juicio de comparación entre dos normas de distinto rango para derivar su conformidad o
discrepancia. Luego el vacío legislativo absoluto no puede ser enjuiciado en razón de la carencia de objeto en
uno de uno de los extremos de comparación.”
52
materia no necesariamente puede ser objeto de reproche
constitucional, ya que los silencios del Legislador en
determinados casos son expresiones de su voluntad.
52
En el mismo sentido la Corte en sentencia C-675 de 1999 precisó lo siguiente: “Pueden ser objeto de
estudio por esta vía (acción de inconstitucionalidad) y, de hecho ya lo han sido, las llamadas omisiones
relativas o parciales, en las que el legislador actúa, pero lo hace imperfectamente, como en los casos de
violación al principio de igualdad o debido proceso (…)” Así mismo se pueden consultar las sentencias C-
185 de 2002, C-284 de 2002, C-809 de 2002, C-836 de 2002 y C-528 de 2003.
53
Véase, sentencias C-543 de 1996, C-427 de 2000, C-1549 de 2000, C-185 de 2002, C-311 de 2003 y C-875
de 2005.
53
No obstante lo anterior, en Colombia no existe antecedente
judicial de declaración de responsabilidad estatal, con fines
resarcitorios, surgida de la omisión legislativa.
54
C. de E., Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. Exp. No. I.J. 001 de 1998. Sentencia de agosto
25.C.P. Dr. Jesús María Carrillo Ballesteros.
55
Con la providencia dictada el de abril 8 de 1992, la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia
se abstuvo de avocar el conocimiento y trámite de la investigación penal seguida contra el teniente Edmund
Scott Cowan por considerar que “El teniente Coronel Edmund Scott Cowan tiene rango diplomático y como
tal gozan de los privilegios e inmunidades concedidos a esta clase de personal, es de rigor referir que el
instrumento internacional aludido prevé que la persona del agente diplomático es inviolable, sin que pueda
ser objeto de ninguna forma de detención o arresto (art. XXIX)”. No estará de más recordar que dentro de
esta misma preceptiva se advierte que “la inmunidad de jurisdicción de un agente diplomático en el estado
receptor, no le exime de la jurisdicción del estado acreditante…” (art. XXXI, num 4º de la Convención),
lo cual significa que la conducta del funcionario queda sometida a la autoridades judiciales de su propio
54
inmunidad diplomática de su autor56, el Consejo de Estado
consideró que tal imposibilidad de dispensar justicia en
Colombia a los colombianos, dada dicha inmunidad,
comprometía la responsabilidad estatal colombiana por ruptura
del equilibrio ante las cargas públicas –teoría del daño
especial- e impartió la condena respectiva al pago de la
indemnización a favor de la viuda, señora Vitelvina Rojas
Robles y sus hijos. No sobra comentar que como el fallo
condenatorio en este caso fue expedido contra la Nación
colombiana por el Ministerio de Gobierno y no por la Rama
Legislativa del Poder Público, hay quienes sostienen que no
se trata realmente de una responsabilidad declarada por “la
función legislativa”.
país”. (fl. 45-46, C.1) Y con la providencia del 8 de marzo de 1993, la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia confirmó en súplica ordinaria el auto de 16 de febrero de 1992 en virtud de la cual se
rechazó la demanda por falta de jurisdicción, presentada por los señores Vitelvina Rojas Robles y otros contra
la Embajada de los Estados Unidos de Norte América; en ella dijo:“Por lo tanto, mediante los procedimiento
diplomáticos pertinente, El Estado, por conducto del Ministerio de Relaciones Exteriores (art. XLI, num. 2
de la Convención) se encuentra en la obligación, en primer lugar, de prevenir, evitar o impedir la violación
de normas colombianas … Y en segundo término, le corresponde al mismo Estado en caso de violación,
hacer que se respeten las leyes colombianas, que en materia extracontractual prescribe que “el que ha
cometido un delito o culpa, que ha inferido daño a otro es obligado a la indemnización …” (art. 2341 del
C.C.), lo que se traduce en el deber de procurar u obtener si fuere el caso, las reparaciones o resarcimientos
de los perjuicios correspondientes, mediante seguridades previas (Vgr pólizas u otras garantías) o
cancelaciones posteriores…” Añadiendo claramente que “… en últimas el Estado Colombiano otorga la
garantía de responder patrimonialmente por los daños antijurídicos que sufran los habitantes de Colombia
cuando resulta causados por el hecho imputable de haber concedido la inmunidad jurisdiccional
correspondiente (artículo 90, inciso 1º de la Carta), aun cuando resulte justificable en el campo de las
relaciones internacionales”. Cita tomada de la sentencia de agosto 25 de 1998 ya citada.
56
La ley 6 de 1972 aprobó la “Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas” de abril 18 de 1961 y en
su artículo XXXI dispuso la inmunidad jurisdiccional en asuntos penales, civiles y administrativos para los
miembros de las misiones diplomáticas, con algunas excepciones, como los asuntos sucesorales, las acciones
reales y personales por razón del ejercicio de actividades comerciales o profesionales.
55
misión diplomática, bajo la consideración de que no hay
razones constitucionales o legales para persistir en la tesis
negativa a su viabilidad, pues tales relaciones laborales no
provienen de las actividades propias del servicio del otro
estado, con mayor razón si la Convención de las Naciones
Unidas de diciembre 2 de 2004 lo permite frente a la ejecución
de los contratos laborales en el Estado aforado, pese a que
Colombia no la ha suscrito aún. Y reafirmó que la justicia
laboral colombiana sí tiene jurisdicción en estos asuntos57.
57
C. S. de J., Sala de Casación Laboral. Auto de diciembre 13 de 2007, con el que se admitió la demanda
ordinaria. Exp. No. 32.096. M.P. Dr. Camilo Tarquino Gallego. Actora: Adelaida García. Demandada:
Embajada de Líbano. El 2 de septiembre de 2008 se dictó sentencia condenatoria contra el Estado de Líbano,
por medio de su Embajada en Colombia. En la Corte Constitucional hay sendos fallos de tutela sobre el tema
inicialmente desestimatorios pero posteriormente favorables a los solicitantes del amparo.
58
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de agosto 31 de
2015. M.P. Dr. Ramiro Pazos Guerrero. Exp. No. 22.637.
56
Solo en recientes pronunciamientos se ha aplicado este
fundamento de la responsabilidad estatal en Colombia, sobre
la base de que si una ley es declarada inexequible por la Corte
Constitucional, entre nosotros, por ser contraria a la
Constitución Política, es decir, por ser inconstitucional, por
vicios de fondo o de forma, las afectaciones negativas que
hubiere producido en los derechos de las personas durante su
vigencia, se tornan en daños antijurídicos por causa de tal
declaración y, por tanto, indemnizables. En los casos aludidos
se trató de la declaratoria de inexequibilidad de los artículos 56
y 57 de la ley 633 de 200059, que establecieron una llamada
tasa especial de servicios aduaneros (TESA) como
contraprestación por los prestados a los usuarios del sistema
de importaciones y exportaciones en Colombia; como
consecuencia de dicha declaratoria, algunas empresas
afectadas demandaron la reparación del daño por el pago
efectuado, pretensión que se satisfizo con sendos fallos
condenatorios que les favorecieron60.
5.2.5 Por las leyes que disponen amnistías o indultos. Art. 150 No.
17 C.P.
5.2.6 Por las leyes que constituyen monopolios. Art. 336 C.P.
59
Corte Constitucional, sentencia C-992 de 2001. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil.
60
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencias de 29 de enero de
2014, exp. No. 26689. M.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez. Actora: Industrial de Ejes y Transmisiones S.A.; 3
de abril de 2014, exp. No. 28741. M.P. Enrique Gil Botero. Actora: Good Year de Colombia S.A.; 9 de abril
de 2014, exp. No. 28811. M.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez. Actora: Laboratorios Wyeth Inc.; y 11 de junio
de 2014, exp. No. 30212. M.P. Dr. Carlos Alberto Zambrano Barrera. Actora: Dupont de Colombia S.A.
57
Colombia61 aunque sí aceptados por la generalidad de la
doctrina actual62.
5.2.9 Por las leyes que afectan la propiedad privada con limitaciones
por vía general, como con el decreto de zonas de patrimonio
histórico nacional o de reserva ambiental, sus equivalentes o
similares.
61
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de mayo 15 de 2003,
M.P. Dr. Alier Eduardo Hernández Enríquez. Exp. No. 23.245. Con esta providencia se admitió la demanda
en acción de reparación directa por la supuesta responsabilidad de la Nación frente a los servidores que
resultaron separados del servicio como consecuencia de la supresión de la Caja de Crédito Agrario Industrial
y Minero, por medio de los decretos extraordinarios números 1.064 y 1.065 de 1999, declarados inexequibles
por la Corte Constitucional.
62
RUIZ OREJUELA, Wilson. Responsabilidad extracontractual. Ecoe ediciones, Bogotá, enero de 2008. Pp.
19 y siguientes.
58
En todos los casos en que se invoque responsabilidad patrimonial por la
actividad legislativa, el conflicto debe plantearse ante la jurisdicción
contencioso administrativa por las vías de la acciones de reparación
directa o de grupo. Esta jurisdicción no efectúa examen abstracto de
constitucionalidad de la ley o de los decretos con fuerza de ley y no
puede proferir pronunciamientos sobre tales aspectos; en consecuencia,
respecto de su constitucionalidad solamente cuenta con el control por
vía de excepción, para hacer prevalecer la Constitución en un caso
determinado, como se establece en el artículo 4 de la misma, no
siéndole dado impartir declaraciones sobre la vigencia de los preceptos
contenidos en la ley respectiva pues carece de facultades para realizar y
emitir juicios de valor sobre la validez y/o vigencia de la ley por vía
general.
63
Como jurados en causas criminales, como conciliadores y como árbitros, siempre en forma transitoria.
64
Estos distintos contenidos se destacan en COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. Ob. Cit. pp. 4. Según
el autor, el derecho procesal [civil] responde a: ¿Qué es el proceso?; ¿Cómo es el proceso? y ¿Para qué sirve
el proceso? Y en MORALES MOLINA, Hernando. Curso de Derecho Procesal Civil. Ed. ABC Bogotá, D.C.,
parte general, 11a edición, 1991, pp. 27 y 19, respectivamente. En cuanto al carácter equívoco de algunos de
tales sentidos, ver AZULA CAMACHO, Jaime, en Manual de Derecho Procesal. 7ª Ed., Temis, Bogotá,
D.C., Tomo I, Teoría General del Proceso, pp. 130.
59
La función jurisdiccional es ejercida por todos los órganos a que se
refiere el artículo 11 de la ley 270 de 1996, modificado por la ley 1285 de
2009: La Corte Constitucional, la Corte Suprema de Justicia, el Consejo
de Estado, el Consejo Superior de la Judicatura65, los Tribunales y los
Juzgados, los particulares en condición de jurados en causas criminales,
conciliadores, árbitros de Tribunales de Arbitramento y árbitros
habilitados por las partes para proferir fallos en equidad.
65
El Acto Legislativo No. 02 de 2015, o reforma constitucional por el “equilibrio de poderes”, suprimió en
Colombia al Consejo Superior de la Judicatura que será reemplazado por la Comisión Nacional de Disciplina
Judicial y por el Consejo de Gobierno Judicial.
66
ARTÍCULO 1o. FINALIDAD DEL RÉGIMEN DE INSOLVENCIA. El régimen judicial de insolvencia
regulado en la presente ley, tiene por objeto la protección del crédito y la recuperación y conservación de la
empresa como unidad de explotación económica y fuente generadora de empleo, a través de los procesos de
reorganización y de liquidación judicial, siempre bajo el criterio de agregación de valor. . . El proceso de
liquidación judicial persigue la liquidación pronta y ordenada, buscando el aprovechamiento del patrimonio
60
conformidad con lo previsto por el artículo 41 de la ley 1.122 de 2007,
recibió la atribución de funciones judiciales para tramitar, conforme el
procedimiento establecido por el artículo 148 de la ley 446 de 1998, los
asuntos relacionados con la cobertura de los procedimientos,
actividades e intervenciones del plan obligatorio de salud cuando su
negativa por parte de las entidades promotoras de salud o entidades
que se les asimilen, ponga en riesgo o amenace la salud del usuario; el
reconocimiento económico de los gastos en que haya incurrido el
afiliado por concepto de atención de urgencias en caso de ser atendido
en una IPS que no tenga contrato con la respectiva EPS cuando haya
sido autorizado expresamente por la EPS para una atención específica y
en caso de incapacidad, imposibilidad, negativa injustificada o
negligencia demostrada de la Entidad Promotora de Salud para cubrir
las obligaciones para con sus usuarios; los conflictos que se susciten en
materia de multiafiliación dentro del Sistema General de Seguridad
Social en Salud, y los conflictos relacionados con la libre elección que se
susciten entre los usuarios y las aseguradoras y entre estos y las
prestadoras de servicios de salud y conflictos relacionados con la
movilidad dentro del Sistema General de Seguridad Social en Salud 67; a
la Superintendencia de Sociedades con el decreto ley No. 4334 de 2008
–De emergencia económica- para conocer y fallar los procesos de toma
de posesión y liquidación de las sociedades y entidades captadoras
ilegales de dinero público, comúnmente conocidas en nuestro medio
como “Las pirámides”, y con la entrada en vigencia del artículo 24 del
CGP, les fueron atribuidas funciones judiciales a la Superintendencia de
Industria y Comercio en asuntos de competencia desleal y derechos de
los consumidores, a la Superintendencia Financiera en conflictos con los
consumidores financieros, a la autoridades nacionales que conocen
del deudor. . . ARTÍCULO 2o. AMBITO DE APLICACIÓN. Estarán sometidas al régimen de insolvencia las
personas naturales comerciantes y las jurídicas no excluidas de la aplicación del mismo, que realicen negocios
permanentes en el territorio nacional, de carácter privado o mixto. Así mismo, estarán sometidos al régimen
de insolvencia las sucursales de sociedades extranjeras y los patrimonios autónomos afectos a la realización
de actividades empresariales. . . ARTÍCULO 6o. COMPETENCIA. Conocerán del proceso de insolvencia,
como jueces del concurso: La Superintendencia de Sociedades, en uso de facultades jurisdiccionales, de
conformidad con lo dispuesto en el inciso 3o del artículo 116 de la Constitución Política, en el caso de todas
las sociedades, empresas unipersonales y sucursales de sociedades extranjeras y, a prevención, tratándose de
deudores personas naturales comerciantes. D.O. No. 46.494 de diciembre 27 de 2006.
67
La sentencia C-117 de febrero 13 de 2008, declaró la exequibilidad condicionada de tal artículo,
considerando ajustada a la Constitución política la asignación legislativa de funciones jurisdiccionales a
organismos de la Rama Ejecutiva del Poder Público: Corte Constitucional, M.P. Dr. Manuel José Cepeda
Espinosa.
61
asuntos en materia de propiedad intelectual, y nuevamente a la
Superintendencia de Sociedades en ciertos conflictos societarios68.
68
Con la sentencia C-156 de 2013 la Corte Constitucional declaró inexequible el numeral 4º del artículo 24
del CGP reconociendo un exceso en la asignación de funciones judiciales al Ministerio de Justicia y del
Derecho, a quien le atribuyó una variada e inconexa serie de asuntos a resolver.
69
Decreto Ley 2324 de 1984. Concepto No. 1605 de la Sala de Consulta y Servicio Civil, Consejo de Estado
del 4 de noviembre de 2004.
62
Código Nacional de Policía conformado, básicamente, por estos dos
decretos. Y respecto de las funciones judiciales civiles atribuidas a los
inspectores de policía, como para el trámite del proceso de lanzamiento
por ocupación de hecho70, se consideraba un verdadero proceso civil
que conocían y fallaban las autoridades de policía, por disposición de la
ley 57 de 1905 y del decreto 922 de 1930. Sobre este tema, desde el
año 200171, el Consejo de Estado sostuvo que los amparos a la tenencia
y a la posesión dan lugar a un trámite judicial, por constituir verdaderos
mecanismos cautelares del “statu quo”, y así se venía manejando.
Siendo así, en este caso las decisiones expedidas, por ser providencias,
no tenían control judicial ante lo contencioso administrativo distinto del
surgido contra las providencias judiciales respecto del conflicto de
responsabilidad extracontractual a que puedan dar lugar, como quedó
expuesto en acápite anterior.
73
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de septiembre 4 de
1997. C.P. Dr. Ricardo Hoyos Duque. Exp. No. 10.285. Con esta se reconoce, por primera vez en el Consejo
de Estado, que las providencias de las Altas Cortes comprometen la responsabilidad patrimonial de la Nación.
64
por el que la Nación fue condenada a indemnizar al abogado
sancionado disciplinariamente.
74
Sentencia C-037 de 1996. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
65
factores sustancialmente distintos75. Hoy, pues, operan en forma
autónoma e independiente como títulos de imputación del daño
antijurídico, en relación con cada caso concreto sometido a la
jurisdicción, sin perjuicio de que frente a ciertos hechos puedan
coincidir.
75
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 4 de abril de
2.002. M.P. Dra. María Elena Giraldo Gómez. Exp. No. 13.606.
76
Consejo de Estado. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 25 de
2009. C.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez. Exp. No. 25.508. En ella se destacaron como sobresalientes las
siguientes sentencias anteriores sobre el tema: 1) No. 10.285 de septiembre 4 de 1997 Dr. Ricardo Hoyos
Duque; 2) No. 13.606 de abril 4 de 2002 Dra. María Elena Giraldo Gómez; 3) No. 15.384 de abril 28 de 2005
Dra. Ruth Stella Correa Palacio; 4) No. 13.168 de diciembre 4 de 2006 Dr. Mauricio Fajardo Gómez y 15.463
de mayo 2 de 2007 Dr. Mauricio Fajardo Gómez.
66
Tercera etapa: Hay privación injusta de la libertad solo si se prueba
la antijuridicidad del daño, en cualquier caso (Con o sin error
judicial). Cita las sentencias No. 11.413 de 2001 y 13.606 de 2002.
77
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de junio 10 de 2009.
Exp. No. 16.692. C.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra.
67
5.3.3 Si se produce un daño por el defectuoso funcionamiento de la
administración de justicia.
78
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 16 de
2006. Exp. No. 14.307. C.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra.
79
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de marzo 14 de
2013. Exp. No. 26.577. M.P. Dr. Hernán Andrade Rincón. En el caso estimó que “Las omisiones en que
incurrió el Juzgado ( ) Civil Municipal al no exigirle al secuestre la caución de buen manejo que prevé la ley
y, al no haber ordenado medidas eficaces y oportunas cuando fue informado por el ejecutante de que el bien
se encontraba en peligro por el incumplimiento reiterado del secuestre, son muestra clara de que le faltó
diligencia y cuidado en el ejercicio de las funciones de vigilancia y control al auxiliar judicial que fue
designado en el proceso ejecutivo iniciado por el ahora demandante”, pues con tal actitud se propició la
perdida de una máquina secuestrada en un proceso que no pudo entregarse al rematante por no haber sido
encontrada.
80
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de diciembre 4 de
2006. Exp. No. 16.077. C.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez.
68
5.4 La función administrativa.
81
En Sentencia C-722 de 1999, la Corte Constitucional expresó: “El moderno concepto de Estado Social de
Derecho apareja un insoslayable aumento del intervencionismo estatal, como mecanismo necesario para la
realización efectiva de los derechos. Esta circunstancia supone que el concepto clásico de la función
administrativa se vea reemplazado por otro más acorde con la nueva realidad jurídica y que, así mismo, la
organización del Estado moderno responda a nuevos criterios. Las formas de organización actuales no son
en manera alguna aquellas propias del llamado Estado gendarme, sino que corresponden más bien al
concepto de Estado social servidor, e implican un movimiento tendiente hacia la descentralización
administrativa y hacia nuevas formas de delegación y desconcentración en la administración centralizada”.
69
Los servicios públicos esenciales que se consideran monopolio
estatal son:
2. La policía administrativa.
82
Corte Constitucional. Sentencia T-540 de 1992. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
71
ofrece unas condiciones medias de seguridad, tranquilidad,
salubridad y moralidad públicas para hacer posible la vida social.
Extensiva a la facultad que tiene el Estado para fijar limitaciones a la
actividad de los gobernados (derechos y libertades) con el fin
procurar la conservación y restablecimiento del orden público.
83
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda. Sent. Diciembre 10 de 1991.
Exp. No. 8.825. C.P.: Alvaro Lecompte Luna.
72
De su ejercicio, igualmente, pueden surgir conflictos de legalidad o
de responsabilidad por la lesión de derechos de las personas, que
dirime esta jurisdicción.
84
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. Tratado de Derecho Administrativo. Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, D.C., 2003. T. I., Introducción, pp. 41.
73
corresponde al ejercicio de la función jurídica administrativa, salvo lo
relativo a la fuerza de ley que tienen algunos de sus decretos.
La expresión de la voluntad:
74
decreto esa contribución previa no le quita la unilateralidad por
provenir de una entidad pública.
Algunas especies:
75
ACTOS MIXTOS: Aquellos que afectan las dos esferas
anteriores.
76
acto por el cual se solicita un concepto a otra autoridad antes de
tomar la decisión.
Los atributos tienen que ver con las cualidades del acto administrativo, son
los valores que se le reconocen al acto administrativo, dentro de los que se
pueden mencionar:
78
3. LA EJECUTORIEDAD. Que tiene que ver con la firmeza, equivale a la
cosa juzgada pero no es lo mismo. Su firmeza es la relacionada
con que el acto administrativo es obligatorio sin necesidad de
requisitos adicionales, se considera suficientemente consolidado,
efectivo y en firme, y por consiguiente con carácter ejecutivo. Lo
ejecutivo es lo obligatorio y lo ejecutoriado lo que se encuentra en firme.
La conjunción entre la ejecutividad y la ejecutoriedad es la EFICACIA,
según lo dice la doctrina.
4. LA ESTABILIDAD. El acto administrativo está dotado de estabilidad que
le permite hacer aplicable al resto del ordenamiento jurídico. El acto
administrativo no se expide para ser cambiado. La voluntad
administrativa tiene cierta vocación de permanencia; pero esta
estabilidad tiene como contrapeso la revocabilidad, que es otro atributo
del acto administrativo.
5. LA IMPUGNABILIDAD. Todo acto administrativo es impugnable,
controvertible, atacable, por vía de recurso o por vía de acción, salvo las
excepciones legales. Respecto de los actos administrativos de carácter
general como los reglamentos, los administrados pueden solicitar,
ejerciendo el derecho de petición en interés general, su revocación o
derogación, solo que tal petición no obliga a la administración pues ello
implicaría una intromisión indebida en el ejercicio de la potestad y la
función reglamentaria, altamente discrecional.
Hoy todo contrato con todas las entidades a que se refiere el art. 2 de
la ley 80 de 1993 se considera contrato estatal si se celebra por las
entidades a que este hace alusión: La Nación colombiana con todas
sus ramas del poder público, los entes autónomos y los organismos
de control. El contrato Estatal se considera tal si por lo menos una de
85
Ver, igualmente, artículos 1495 del Código Civil y 864 del Código de Comercio. Se destaca que la ley 80
de 1993 consagró, entre sus principios rectores, el de la autonomía de la voluntad de las entidades públicas, en
cuyo ejercicio pueden celebrar todo tipo de negocios jurídicos, nominados e innominados, típicos o atípicos,
pues la referencia de la ley es simplemente enunciativa.
80
sus partes es una entidad del Estado Colombiano. Y según lo
preceptuado por el art. 32 de la misma ley, son contratos estatales
todos los actos jurídicos generadores de obligaciones que celebran
las entidades a que se refiere este estatuto, como por ejemplo el
contrato de obra, consultoría, prestación de servicios, concesión,
encargos fiduciarios o fiducia pública, entendiendo que la mención
efectuada por este artículo es simplemente enunciativa, pues todo
contrato suscrito por las entidades aludidas se estima estatal.
5.4.3 Se cumple por todas las ramas del poder público, por los entes
autónomos y las entidades de control.
La función administrativa se cumple por las ramas del poder público, por
los entes autónomos e independientes, por los organismos de control,
que componen el estado colombiano, conforme lo prevé el artículo 113
de la C.P.
81
Los artículos 210 de la Constitución Política y 110 y siguientes de la ley
489 de 1998 prevén el ejercicio de funciones administrativas por
particulares, como sucede con las Cámaras de Comercio respecto del
registro mercantil y el Registro Único de Proponentes (RUP) –Art. 22 ley
80 de 1993- y los curadores urbanos, por ejemplo.
6.3 De ejecución. Para el cobro forzado de los créditos que tengan origen
en un contrato estatal, en virtud de lo establecido en el artículo 75 de la
ley 80/93, cualquiera que sea la parte ejecutante86, y para el cobro de las
condenas impuestas por los organismos de esta jurisdicción, de
conformidad con lo previsto por el No. 7 del artículo 132.
Para nuestros efectos, podemos entender por ellas a las tres (3) Ramas del
Poder Público, a los organismos de control y a las entidades autónomas e
independientes que, no siendo parte formal de ninguna de aquellas, sí
pertenecen al Estado colombiano. (Art. 113 C.P.). Veamos un esquema
simplemente ilustrativo:
La Rama Judicial del Poder Público. T. VIII C.P., arts. 228 y sigts. Art. 11
ley 270/96, 1° ley 585/00, y art. 4 ley 1285 de 2009.
86
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de enero 30 de 2008. Exp. No.
32.867. M.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez. En esta providencia se sostiene que también corresponde a la
jurisdicción contencioso administrativa el trámite del proceso ejecutivo para el cobro de créditos surgidos del
contrato de seguro, pues la aceptación por parte del asegurado –la entidad pública- la incorpora al contrato
haciéndolo estatal, como se desprende de lo establecido por el artículo 1.038 del Código de Comercio.
83
1. La jurisdicción ordinaria
Corte Suprema de Justicia
Tribunales Superiores de Distrito Judicial
Juzgados con categoría de Circuito
Juzgados Municipales
2. La jurisdicción contencioso administrativa
Consejo de Estado
Tribunales Administrativos
Juzgados Administrativos
3. La jurisdicción Constitucional. Corte Constitucional
4. La jurisdicción de Paz. Jueces de paz
5. La Jurisdicción de Comunidades Indígenas. Autoridades de territorios
indígenas
6. La Fiscalía General de la Nación
7. El Consejo Superior de la Judicatura
8. La justicia penal militar. Art. 116 C.P.
La Rama Ejecutiva del Poder Público87. T. VII C.P. arts. 188 y sigts. y
leyes 489/98, 790/02 y 1444/11.
Nacional central
Presidencia de la República
Vicepresidencia de la República
Consejos Superiores de la Administración
Ministerios:
87
Fuente: www.gobiernoenlinea.gov.co. Directorio del Estado Colombiano. Orden Nacional. Rama Ejecutiva
del Poder Público, enero de 2010, con algunas actualizaciones parciales posteriores.
84
11. Ministerio de Educación Nacional.
12. Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
13. Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio.
14. Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
15. Ministerio de Transporte.
16. Ministerio de Cultura88.
Departamentos administrativos:
Superintendencias:
88
Art. 17 de la ley 1444 de 2011, que reformó la estructura de la administración nacional y redefinió el
número, nombre y orden de precedencia de los Ministerios.
85
5. Unidad de Información y Análisis Financiero
6. Unidad de Planeación Minero Energética
Direcciones Nacionales:
Organismos Autónomos.
1. Banco De La República
2. Comisión Nacional Del Servicio Civil
3. Comisión Nacional De Televisión
4. Canal Telecafé
5. Canal Telecaribe
6. Canal Teveandina
7. Canal Teveoriente
- Imprenta Nacional de
- Corporación NASA KIWE
Colombia
- Instituto Nacional
- Fondo para la Participación y el
Penitenciario y Carcelario
Fortalecimiento de la Democracia
2. Sector Hacienda y Crédito Público:
Entidades Territoriales
- Regiones
- Departamentos
- Provincias
- Distritos
- Municipios
- Territorios Indígenas
- Asociaciones de Municipios
- Áreas Metropolitanas
- Federación Colombiana de Departamentos
- Federación Colombiana de Municipios
89
Son los casos de entidades de educación, de salud, de recreación, de turismo, las loterías, las beneficencias
y las licoreras, entre otras.
93
agrupación de las entidades territoriales existentes, pero que son entidades
administrativas con personería jurídica y, por tanto, son sujetos de derechos
que pueden ser parte en un proceso contencioso administrativo.
90
Corte Constitucional, sentencia C-543 de mayo 23 de 2001. Pon. Dr. Alvaro Tafur Galvis. Se trataba de
resolver la naturaleza de las funciones ejercidas por la Federación Nacional de Cafeteros y del Fondo
Nacional del café. En la sentencia C-233 de 2002, con podenca del mismo magistrado y al resolver sobre la
exequibilidad del artículo 17 de la ley 678 de 2001, la Corte dijo: “La Corte ha señalado que
constitucionalmente es posible encauzar la atribución de funciones administrativas a particulares a través de
varios supuestos, entre los que pueden enunciarse: a) La atribución directa por la ley de funciones
administrativas a una organización de origen privado. b) La previsión legal, por vía general de autorización
a las entidades o autoridades públicas titulares de las funciones administrativas para atribuir a particulares
(personas Jurídicas o personas naturales) mediante convenio, precedido de acto administrativo el directo
ejercicio de aquellas; debe tenerse en cuenta como lo ha señalado la Corte que la mencionada atribución
tiene como límite “la imposibilidad de vaciar de contenido la competencia de la autoridad que las otorga”.
Este supuesto aparece regulado, primordialmente, por la Ley 489 de 1998, artículos 110 á 114 tal como ellos
rigen hoy luego del correspondiente examen de constitucionalidad por la Corte. c) Finalmente en otros
supuestos para lograr la colaboración de los particulares en el ejercicio de funciones y actividades propias
de los órganos y entidades estatales se acude a la constitución de entidades en cuyo seno concurren aquellos
y éstas. Se trata, especialmente de las llamadas asociaciones y fundaciones de participación mixta acerca de
cuya constitucionalidad se ha pronunciado igualmente esta Corporación en varias oportunidades”.
91
POLO FIGUEROA, Juan Alberto. Ver interesante estudio en El ejercicio de funciones administrativas por
particulares. Revista Universidad Libre, Instituto de Postgrados, año 3, No. 4, primer semestre de 1999, Pp
31.
94
En otros casos, el operador debe establecer si se encuentra frente de un
particular en ejercicio de funciones públicas, con el fin de deducir si el
conflicto respectivo debe plantearse o no ante la jurisdicción contencioso
administrativa, según lo que se concluya.
95
Toda controversia surgida de un contrato estatal, a partir de su celebración
y hasta la ejecutoria del acto administrativo que aprueba la liquidación, si la
requiere, o hasta su terminación, en los demás casos, se hace valer con el
medio de control de controversia contractual. Recordemos que de
conformidad con el criterio adoptado por le ley 80 de 1993, todo contrato,
cualquiera sea su objeto o régimen jurídico aplicable, en que sea parte por
los menos una entidad pública o un particular en ejercicio de funciones
públicas, es estatal y, conforme con lo previsto en el caso que se comenta,
el juez de sus controversias es el de la jurisdicción contencioso
administrativa. En este evento el legislador adoptó los criterios material y
subjetivo u orgánico para atribuir jurisdicción.
En Colombia la tesis fue acogida y, con ella, la exclusión del control judicial
del acto político, cuando el Consejo de Estado93, se inhibió de fallar el fondo
del asunto a que dio lugar la demanda de nulidad presentada contra la
llamada Nota de Cancillería del 22 de noviembre de 195294. En los
considerandos de la providencia aludida se estimó que los límites del
derecho administrativo y de la competencia administrativa coinciden con los
límites del derecho interno colombiano; que los actos de naturaleza
internacional no son de la órbita administrativa sino de la política pues su
ejercicio trasciende la esfera jurídica interna del Estado, desbordando el
ámbito de su aplicación. Y que la acción contencioso administrativa no es
procedente contra los actos referentes a las relaciones del Estado
colombiano con otros Estados pues el juez administrativo no es el
competente para conocer y fallar los litigios internacionales de legalidad,
que corresponde a los tribunales internacionales o multilaterales de justicia.
Careciendo, pues, de control jurisdiccional interno, el Consejo de Estado no
podía dictar sentencia de fondo, inhibiéndose de fallar la controversia.
92
BRAIBANT, Guy, LONG, Marceau y WEIL, Prosper. LES GRANDS ARRÊTS DE LA
JURISPRUDENCE ADMINISTRATIVE. Ed. Sirey, 5ª ed., París, 1969. Pp. 14.
93
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sentencia de enero 26 de
1976. C.P. Dr. Carlos Galindo Pinilla.
94
Con la cual el Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Dr. Jorge Uribe Holguín, manifestó al
embajador de Venezuela en Colombia que nuestro país no tenía aspiraciones de soberanía sobre los cayos de
Los Monjes y que, en consecuencia, renunciaba a la reclamación diplomática correspondiente.
98
tanto, sí existe la categoría de acto político pero como una especie de acto
administrativo. Como las normas vigentes asignaban a esta jurisdicción la
competencia para conocer de las demandas contra decretos, resoluciones y
“otros actos del gobierno....” -Art. 34 No. 10 de la ley 167 de 1941-, era
evidente que como actos administrativos que son, los actos políticos sí son
controlables por la jurisdicción por lo menos en cuanto se refiere a la
competencia para su expedición95.
Esta tesis fue acogida por la comisión redactora del C.C.A. advirtiendo que
tales actos eran demandables “Solo por vicios de forma”, expresión que fue
declarada inexequible por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de
Justicia con la sentencia de noviembre 15 de 1984, con lo que tales actos
políticos se hicieron demandables en Colombia por vicios de fondo y de
forma, de conformidad con las reglas generales sobre la materia.
95
En el salvamento de voto del Consejero Humberto Mora Osejo se dijo que el manejo de las relaciones
internacionales era competencia exclusiva del Presidente de la República como Jefe del Estado de
conformidad con lo previsto en el artículo 120 de la C.P., y que, en tales condiciones, la nota estaba viciada de
nulidad por incompetencia del Ministro que la expidió.
96
Sentencia del 23 de octubre de 1992, Sección Primera de la Sala de lo Contencioso Administrativo. C.P. Dr.
Ernesto Rafael Ariza Muñoz.
99
c) Los laudos arbitrales proferidos en procesos en que fue parte una
entidad pública.
d) Los contratos estatales.
100
En este acápite nos referiremos a los actos estatales no sujetos a control
judicial en lo contencioso administrativo, es decir, que no dan lugar a
demandas ante esta jurisdicción. De acuerdo con la descripción
precedente, existen actos y actividades estatales que, aunque posean un
régimen de control de su juridicidad, este NO se surte ante nuestra
jurisdicción y, por tanto, se hallan excluidos de la misma; podemos delimitar
de mejor forma el ámbito de su operatividad, por vía de exclusión y
siguiendo los lineamientos del artículo 105 del CPACA, como sigue.
101
Veamos entonces, lo que resulta de éste artículo, incluyendo la referencia a
las funciones y actividades que se cumplen por o en el Estado colombiano.
Se encuentran excluidos(as) del control judicial en lo contencioso
administrativo:
16.5 Las leyes. Estas tienen su propio mecanismo de control ante la Corte
Constitucional Art. 241 No. 4 C.P.
16.6 Los decretos con fuerza de ley. Son actos con fuerza material de ley,
que tienen su propio mecanismo de control ante la Corte
Constitucional. Art. 241 No. 5 C.P.
97
En la sentencia C-544 de 1.992, ya citada en este documento, se dijo, luego de extenso estudio, que “. . . De
conformidad con los argumentos expuestos, la Corte Constitucional no es competente para conocer de las
demandas acumuladas de la referencia. De hacerlo incurriría en un abuso del poder, ya que ejercería
funciones que el constituyente primario no le ha atribuido. Es por ello que proferirá sentencia inhibitoria. . .
No es posible, pues, atacar judicialmente la Constitución Política de Colombia, ora per se, ora el acto de su
promulgación. . . De esta manera se recoge la voluntad del Constituyente y se establece un principio de
seguridad jurídica indispensable para el orden normativo de la República”. El fallo fue inhibitorio. Se
resolvió así la demanda presentada contra la Constitución Política de 1991. Igualmente, el Consejo de Estado,
en sentencia de diciembre 13 de 1995 proferida por la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo dentro del
expediente S-470, igualmente ya citada, sostuvo que el poder constituyente no está sujeto a control
jurisdiccional, ni de su ejercicio se admite que surja responsabilidad de ninguna naturaleza.
102
Son los siguientes:
103
desde la vigencia del artículo 82 del CCA como fue modificado por la
ley 1107 de 2006.
99
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de marzo 26 de 2007. Exp. No.
25.619. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Afirmó que toda falla del servicio de la seguridad social
pública, genera un conflicto contencioso administrativo.
100
C. S. de la J. Sala Jurisdiccional Disciplinaria. Sentencia de noviembre 3 de 2004. Exp. No. 200402-43600
(514C) M.P. Dr. Guillermo Bueno Miranda.
101
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de mayo 20 de 2009. Exp.
No. 16.701. C.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Se refiere especialmente a la sentencia C-1.027 de 2002,
respecto de la constitucionalidad del artículo 2° de la ley 712 del mismo año.
105
Como puede verse, el Consejo de Estado insistió en que era la
jurisdicción contencioso administrativa la competente para conocer
de los asuntos de responsabilidad pública, médica u hospitalaria,
reiterando así la posición contenida en los fallos No. 15.382 y
No.16.010, de septiembre 19 de 2007, en la medida en que la
atribución de jurisdicción proviene de la ley 270 de 1996 que, no solo
es estatutaria sino especial en asuntos jurisdiccionales, tratándose
de la prestación de un servicio público esencial, prevaleciendo así
sobre la interpretación efectuada por la Corte Suprema de Justicia,
esgrimida con fundamento en lo previsto por las leyes 100 de 1993,
modificada por la ley 1122 de 2007, y 712 de 2001, modificatoria del
artículo 2 del C. de P.L. Por tanto, cuando se atribuye
responsabilidad estatal proveniente de las acciones y omisiones en el
campo prestacional médico y hospitalario, no es posible que esta
deba dirimirla la justicia ordinaria por el solo hecho de que aquellas
provengan de entidades pertenecientes al sistema de la seguridad
social, que funda la competencia en la relación contractual entre la
entidad y sus afiliados o beneficiarios, en tanto que la contencioso
administrativa la edificó en el criterio orgánico desde la vigencia del
artículo 82 del C.C.A. tal como fue modificado por la ley 1.107 de
2006, razón por la cual es suficiente que la actividad dañosa
provenga de una entidad pública, para que el conflicto deba dirimirlo
esta jurisdicción102.
104
C.S. de J., Sala de Casación Laboral. Sentencia de enero 22 de 2008. No. 30.621. En igual sentido, ver
sentencias de la misma Sala, de febrero 19 de 2007, No. 29.519 y julio 2 de 2008, No. 31.566.
107
relaciones sustanciales entre las entidades prestadoras y sus
afiliados, vinculados o beneficiarios, de clara índole contractual.
Añade que “…derivar de la palabra “Integral” –emanada del concepto
de carácter sustancial “Sistema Integral de Seguridad Social”– una
competencia ab infinito, para conocer de todos y cada uno de los
conflictos que se originen en el Sistema de Seguridad Social,
supone…”, desconocer los principios que informan la jurisdicción y la
competencia que pertenece a la justicia especial contencioso
administrativa105.
105
C. de E., Sección Tercera. Abril 24 de 2008. No. 17062. C.P. Dr. Enrique Gil Botero. En igual sentido, ver
las sentencias de la misma sección, ambas de septiembre 19 de 2007: No. 15.382 y 16.010. C.P. Dr. Enrique
Gil Botero, en ambos casos.
108
en cuyo caso serán de competencia de la jurisdicción
ordinaria, según la reala procesal del numeral 4 del artículo 2°
de la ley 712 de 2001." (Subraya ahora la Sala)106.
106
C. de E., Sección Tercera. Auto de agosto 3 de 2006. No. 32328. C. P. Dr. Alier Eduardo Hernández
Enríquez.
107
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. junio 6/02, Pon. Dr. Ricardo
Hoyos Duque, exp. No. 20.634. Tuvo como antecedente el auto de ago. 12/99 con la ponencia de la Dra.
María Elena Giraldo Gómez en la misma Sección.
109
proceso lo conoce esta misma jurisdicción (Art. 132 No. 7 C.C.A.)
108.
108
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de sep. 12 de 2002, Pon. Dr.
Germán Rodríguez Villamizar.
109
Ver Corte Constitucional, sentencia C-1027 de 2002 con ponencia de la Dra. Clara Inés Vargas, a
propósito de la declaración de exequibilidad del numeral 4° del artículo 2° de la ley 712/01. Allí se dijo:
“…en lo esencial el numeral 4º del artículo 2º de la Ley 712 de 2001 es mutatis mutandi igual al artículo 2º
de la ley 362 de 1997, que acogió en forma más explícita la exégesis que las altas Corporaciones de justicia
le habían impartido. . . después de la expedición de Ley 100 de 1993, para los efectos del sistema de
seguridad social integral no es necesario tener en cuenta la naturaleza jurídica del vínculo ni los actos que
reconocieron o negaron un derecho sustancial en esa materia, sino la relación afiliado, beneficiario o
usuario, con la respectiva entidad administradora o prestadora de servicios de seguridad social integral. Por
tanto, es la materia de la controversia lo que define la jurisdicción competente y no el status jurídico del
trabajador. Igualmente se destacó que el legislador en ejercicio de la libertad política de configuración de
normas jurídicas y en armonía con los artículos 150-23 y 228 Superiores, tiene un amplio margen de decisión
para distribuir una competencia judicial dentro de las distintas jurisdicciones estatales, a fin de que una
precisa autoridad judicial ejerza la jurisdicción del Estado en un asunto previamente señalado, bajo estrictos
contornos de protección de la vigencia y primacía del debido proceso (C.P. art. 29). Como antecedente, ver
sentencia de la Corte Constitucional C-111/00 con la ponencia del Dr. Alvaro Tafur Galvis, en vigencia de la
ley 362/97.
110
administrativos, así como aquellos para el cobro forzado de laudos
arbitrales en que hubiere sido parte una entidad pública (Art. 104 No. 6
CPACA).
110
VER como ejemplos: i) Sent. oct. 28/93. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera. C.P. Dr. Julio César Uribe Acosta. Exp. No. 8.403. ii) Sent. sep. 12/97. C de E., Sala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dr. Carlos Betancur Jaramillo. Exp. No. 11.224. iii) Sent.
sep. 13/01. C de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dra. María Elena Giraldo.
Exp. 13.326. iv) Sent. ago. 12/99. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dr.
Germán Rodríguez Villamizar. Exp. No. 15.871. En esta última se dijo: “En virtud del fuero de atracción, la
111
pesar de que opera en principio frente a cualquiera de las actividades
estatales generadoras del daño, esta situación ha sido típica de la
responsabilidad médica, pues permite resolver en un mismo proceso la
responsabilidad de la entidad pública, y de la entidad privada o de las
personas naturales médicas o paramédicas que intervinieron en la
aplicación respectiva.
Esperamos que con esta amplia descripción haya quedado delimitado el ámbito
del ejercicio de la función judicial del Estado en lo contencioso administrativo y
que, consecuente con el propósito de este escrito, aquella constituya un
instrumento útil para el diagnóstico en la vida real.
113
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. Tratado de Derecho Administrativo. Tomo III, Contencioso
administrativo. UEC, Bogotá, 2004, pp. 399.
114
5. En asuntos electorales, que se haya formulado la solicitud de revisión
por parte de la Organización Electoral, si la causal de nulidad está
relacionada con los escrutinios o con la aplicación del sistema aritmético
de asignación de curules.
Y decimos que en términos generales por varias razones. Por un lado, no todos
estos presupuestos lo son de todas las acciones o medios de control contencioso
administrativos ya que, por ejemplo, no todas están limitadas por un término de
caducidad y no todas exigen que se agote la vía gubernativa que sólo opera
cuando se pretenda el restablecimiento de un derecho frente de actos
administrativos. Por otro lado, la acción de cumplimiento está sujeta a un
presupuesto procesal específico que no afecta a las demás acciones, cual es el de
constituir en renuente a la entidad pública que omite el deber legal o administrativo
cuyo cumplimiento se demanda, mediante una reclamación previa al ejercicio de la
acción (Art. 8 ley 393 de 1997). Y, finalmente, por lo dicho, la interposición de los
recursos obligatorios solo es requisito de procedibilidad de la nulidad y
restablecimiento del derecho, al tenor de lo dispuesto por el artículo 161 No. 2º del
CPACA.
114
Así los sostienen, respectivamente, los profesores BETANCUR JARAMILLO, Carlos, en Derecho
Procesal Administrativo, Señal Editora, Medellín, 6ª Ed., 2002. pp. 145. y PALACIO HINCAPIÉ, Juan
Angel, Ob. Cit. Pp. 52. Nota de pie No. 29.
115
Equivale a la “caducidad de la acción” como pérdida del derecho a ejercerla por
el vencimiento del término establecido en la ley para tal efecto. Este término es
perentorio e improrrogable y solo se suspende o extiende en los casos
previstos en la ley. Y se encuentra justificado y explicado “…por la necesidad
que tiene el Estado de estabilizar las situaciones jurídicas, la caducidad que
juega a ese respecto un decisivo papel, cierra toda posibilidad al debate
jurisdiccional y acaba así con la incertidumbre que representa para la
administración la eventualidad de la revocación o anulación de sus actos en
cualquier tiempo posterior a su expedición... De allí que para evitar esa
incertidumbre se haya señalado por el legislador un plazo perentorio, más allá
del cual el derecho no podrá ejercerse, dándole aplicación al principio de que el
interés general de la colectividad debe prevalecer sobre el individual de la
persona afectada...”115
115
BETANCUR Jaramillo, Carlos. Derecho Procesal Administrativo. Ed. Señal Editora, quinta Edición, 1ra
reimpresión reimpresión. Medellín, Colombia. Pp. 151.
116
selección de contratistas con entidades estatales (Art. 164 No. 2º literal c)
CPACA.)116.
La nulidad de cartas de naturaleza. A pesar del ser del tipo de nulidad, la ley
43 de 1993, en su artículo 21, dispuso su término de caducidad en diez (10)
años, contados a partir de la fecha de expedición del acto de naturalización.
Este término lo reprodujo el literal b) del numeral 2 del artículo 164 citado.
Con base en lo previsto por el artículo 1° de la ley 141 de 1961 que recogió lo
previsto en el decreto ley 2898 de 1953, el Consejo de Estado ha sostenido que
esta acción se puede ejercer en cualquier tiempo por un agente del Ministerio
Público contra los actos de nombramiento público, es decir, que no se aplica el
término de caducidad aquí establecido117.
116
Como lo son los actos de apertura, revocación de apertura, adjudicación o de declaratoria de desierto de un
procedimiento de invitación pública en la contratación directa -Decreto 2170 de 2002- o de licitación o
concurso de méritos, importación o aprobación de garantías, entre otros.
117
Sent. marzo 15/01, Sección Segunda, Sala de lo Contencioso Administrativo, exp. No. 1625-2000, pon.
Dr. Alejandro Ordóñez Maldonado.
117
el derecho o interés colectivo proveniente de la acción u omisión de las
autoridades públicas118.
118
Sent. Corte Constitucional C-215/99, Pon. Dra. Martha Victoria Sáchica Méndez, que declaró inexequible
el aparte relativo a la caducidad en cinco (5) años.
119
Consejo de Estado, Sección Segunda, Sala de lo Contencioso Administrativo, sentencia de octubre 2 de
2008. Exp. No. 0363-08. C.P. Dr. Gustavo Gómez Aranguren. Consideró que tratándose del derecho a la
percepción de un ingreso propio del sistema de derechos sociales y vinculado a la noción de mínimo vital, el
derecho a la reclamación judicial no era caducable. Esta concepción fue recogida por el literal c) del numeral
1º del artículo 164 del CPACA.
120
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda. Auto de octubre 28 de 1999. Exp. No.
1660-99. C.P. Dra. Ana Margarita Olaya Forero.
118
2. El término de caducidad es de dos (2) años si se trata del acto de
adjudicación de baldíos por parte del INCODER121, contados a partir del
día siguiente al de su publicación o su ejecutoria, según el caso.
121
El Decreto Extraordinario No. 1.300/03 suprimió al INCORA y creo al Instituto Colombiano de
Desarrollo Rural INCODER.
122
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de septiembre 21 de 2005. Exp.
No. 29.236. C.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra.
119
caducidad es de 2 años contados a partir del día siguiente de la ocupación, y
no de la cesación de sus efectos123.
123
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencias de noviembre 30 de 2006,
Exp. No. 15.065 y de diciembre 5 de 2005, Exp. No. 14.801, C.P. Dr. Alier Eduardo Hernández Enríquez. Se
citan, igualmente, las de septiembre 17 de 2000, Exp. No. 13.126 y octubre 18 de 2000, Exp. No. 12.228.
124
ARTICULO 268-A. Desaparición forzada. El particular que perteneciendo a un grupo armado al margen
de la ley someta a otra persona a privación de su libertad cualquiera que sea la forma, seguida de su
ocultamiento y de la negativa a reconocer dicha privación o de dar información sobre su paradero,
sustrayéndola del amparo de la ley, incurrirá en prisión de veinticinco (25) a cuarenta (40) años, multa de
quinientos (500) a dos mil (2.000) salarios mínimos legales vigentes y en interdicción de derechos y funciones
públicas de cinco (5) a diez (10) años.
A la misma pena quedará sometido, el servidor público, o el particular que actúe bajo la determinación o la
aquiescencia de aquel, y realice la conducta descrita en el inciso anterior.
125
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de julio 19 de 2007. Exp. No.
31.135. C.P. Dr. Enrique Gil Botero. Se trató de un proceso indemnizatorio por la desaparición forzada de una
persona con ocasión de la toma del Palacio de Justicia los días 5 y 6 de noviembre de 1985.
126
O la Ejecutoria de la providencia a través de la cual se declara la muerte presunta por desaparecimiento ante
la jurisdicción ordinaria, por cuanto la cesación de los efectos civiles de tal declaración equivalen a los de la
muerte natural.
127
Recuérdese que a diferencia de la acción de reparación directa intentada ante la Jurisdicción de lo
Contencioso Administrativo, la acción penal derivada del delito de desaparición forzada no prescribe, así lo
expuso la Corte Constitucional en sentencia C –580 de 2002 al examinar la ley 707 del 28 de noviembre de
2001 en la que sostuvo que “…a pesar de que en la acción de reparación directa se establecen ciertos hechos,
no tiene por objeto determinar quién los cometió, ni atribuirles responsabilidades individuales a las personas.
Si bien dentro de dicha acción se debe establecer la responsabilidad del Estado por un daño, no es necesario
que se identifique plenamente a cada uno de los sujetos responsables. En efecto, al margen de la
responsabilidad eventual del Estado por la autorización, el apoyo, o la aquiescencia de cometer el delito de
120
La de grupo. Caduca en dos (2) años siguientes a la fecha en que se produjo
el daño o cesó la acción causante del mismo (Art. 47 ley 472 de 1998). De
acuerdo con reciente doctrina del Consejo de Estado129, cuando el hecho fue
instantáneo, el término se cuenta desde su ocurrencia o desde que se tanga
noticia de ella; si no tuvo consumación instantánea sino progresiva, el término
comienza a contarse desde el momento en que el daño deja de producirse, o
desde el momento en que se tenga noticia de él, como ocurre con ciertos
efectos nocivos que se producen y manifiestan progresivamente, como el
deterioro de inmuebles por causa de daños en el terreno, cuya manifestación
no se presenta al tiempo en todos los casos.
desaparición forzada, los sujetos activos del mismo no necesariamente son funcionarios, ni la conducta, en
todas sus modalidades requiere una participación del Estado. …Por otra parte, también en cuanto tiene que
ver con el esclarecimiento de la verdad, la acción de reparación directa no resulta tan eficaz como la acción
penal. Así, aun cuando el tiempo puede imponer barreras para el esclarecimiento de los hechos y a la
identificación de los responsables, son la Fiscalía General de la Nación y sus órganos adscritos, y no las
partes, el juez o los auxiliares de la justicia dentro de un proceso contencioso administrativo, quienes tienen la
mayor disponibilidad de los medios técnicos necesarios para sobrepasarlas”.
128
En el mismo sentido véase la sentencia de 28 de noviembre de 2002, radicado al No. 12.812.
129
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de octubre 18 de 2007. Exp.
No. AG-029. C.P. Dr. Enrique Gil Botero.
130
Sent. Corte Constitucional C-832/01, pon. Dr. Rodrigo Escobar Gil.
121
El cómputo del término genérico tiene distintos puntos de partida dado que el
conflicto contractual es de variada índole y las pretensiones no son siempre
las mismas, razón por la cual el punto de referencia es el de la fecha del
surgimiento de los motivos correspondientes, así:
131
Art. 60 ley 80/93.
132
Arts. 44 y siguientes ley 80/93.
133
El Consejo de Estado ha sostenido que el contrato estatal se perfecciona con el correspondiente registro
presupuestal: “... a) Los contratos números 21, 25, 32 y 33 carecen del correspondiente certificado de registro
presupuestal, documento éste que a términos de lo reglado en el artículo 49 de la ley 179 de 1994, compilado
en el artículo 71 del decreto-ley 111 de 1996, contentivo del Estatuto Orgánico del Presupuesto, constituye
requisito de perfeccionamiento de todo contrato estatal dado su carácter de actos de ejecución presupuestal,
requisito éste adicional a los previstos en el artículo 41 de la ley 80 de 1993, esto es, que se eleve a escrito el
acuerdo de las partes sobre el objeto y la contraprestación, tal como ya lo ha precisado la Sala en otras
oportunidades”. Auto agosto 30 de 2001, Sección Tercera. M.P. Dr. Germán Rodríguez Villamizar, exp. No.
17.576. Tesis ratificada por la misma Corporación con la sentencia de junio 23 de 2005, proferida dentro del
expediente No. 12.846. M.P. Dr. Germán Rodríguez Villamizar.
122
o adiciones, la pretensión de nulidad absoluta de ellas cuenta con el
mismo término, contado a partir de la fecha de las mismas134
Los términos deben contarse en la forma como esté previsto en la ley. Para el
caso, los preceptos reguladores del tema están contenidos en los artículos 59
y siguientes del Código de Régimen Político y Municipal -Ley 4ª de 1913-
incorporados hoy a los artículos 67 y siguientes del Código Civil, en los
artículos 120 y 121 del C. de P.C., y en el artículo 118, especialmente inciso
7º del CGP.
Así se cuentan:
134
Corte Constitucional, sentencia C-709/01, pon. Dr. Alfredo Beltrán Sierra.
123
Suspensión del término.
135
Sent. mayo 10/99, Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. Exp. I.J. 006/99, pon.
Dr. Flavio Augusto Rodríguez Arce. Allí se dijo: “...Así las cosas, a partir del fallo de tutela el beneficiado
tendrá siempre un plazo de cuatro meses contado a partir de éste para intentar el medio de defensa judicial que
corresponda; ahora, si la acción principal tiene un término de caducidad mayor, aún producido el decaimiento
de la protección tutelar, se podrá hacer uso del resto del término otorgado por la ley para iniciarla. Ahora
bien, si dentro del término especial de caducidad no se instaura la acción ante la autoridad judicial
competente, tal como lo prevé el inciso 4° del artículo 8 del Decreto 2591 de 1991, cesarán los efectos
provisionales del fallo de tutela. Una interpretación distinta implicaría que el término consagrado en el
artículo 8° del Decreto 2591 de 1991 resultaría inocuo, pues si se impidiera al administrado el uso de las
acciones ordinarias, cuando su derecho ha sido tutelado, la sentencia del juez constitucional, al no tener
vocación de permanencia, indefectiblemente se tornaría inane ante sus efectos transitorios y temporales,
frustrándose la defensa material del derecho fundamental ante la imposibilidad de pronunciamiento definitivo
del juez competente”.
136
Corte Constitucional, sentencias C-543 de 1992 y SU-691 de 1999.
125
La “caducidad” y la solicitud de extensión y unificación de la
jurisprudencia.
Con fundamento en lo previsto por el artículo 102 del CPACA, los interesados
podrán solicitar a las autoridades públicas el reconocimiento de derechos con
fundamento en una sentencia de unificación proferida por el Consejo de
Estado, en la que lo haya reconocido anteriormente a otra persona, si se
encuentra las mismas condiciones fácticas y jurídicas de éste. Si la entidad
pública no accede a la solicitud, aquellos podrán acudir al Consejo de Estado,
mediante un escrito razonado, de conformidad con las reglas revistas en os
artículos 269 y siguientes del CPACA –modificado por el artículo 616 del
CGP- con el objeto de que éste manifieste si extiende o no los efectos de su
jurisprudencia al caso propuesto, caso en el cual el término se suspende a
partir de su presentación. Si la decisión del Consejo de Estado es
desfavorable al solicitante, el término de caducidad se reanudará a partir del
día de ejecutoria de la providencia correspondiente. En este evento se
requiere que la solicitud se presente al Consejo de Estado dentro del término
de caducidad del medio de control correspondiente, y se entiende que se
suspende mientras dura el trámite, a juzgar por la expresión “se reanudará”
utilizada por el artículo 269 mencionado. El Cómputo se realizará en la forma
en que se efectúa cuando media trámite conciliatorio extra proceso.
126
Toda persona, natural o jurídica, pública o privada, tiene capacidad para
comparecer a un proceso. Además, algunas entidades y patrimonios
autónomos que, aunque no tienen otorgada por la ley la personería jurídica,
esta les reconoce la capacidad procesal. Es el caso, entre otras entidades
públicas, de las unidades administrativas especiales, las Contralorías, el
Banco de la República, la Comisión Nacional de Televisión, la Registraduría
Nacional del Estado Civil y el Consejo Nacional Electoral, y entre los entes
privados que pueden mencionarse, están el consorcio, la unión temporal, la
empresa unipersonal, la herencia yacente, los bienes del ausente, la masa
de bienes del concursado, los bienes fideicomitidos (Art. 1233 del C. de Co.) y
otros.
La nación colombiana.
Las Contralorías.
Otras entidades.
137
Sentencia de septiembre 11 de 1995, Sección Primera, Sala de lo Contencioso Administrativo, pon. Dra.
Nubia González Cerón. Ver arts. 267 No. 4 y 272 No. 3 C.P., 31 y 57 ley 42/93, 11 de la ley 80/93 y 155 ley
136/94.
129
Sobre las Universidades oficiales del nivel nacional y el Banco de la
República, también la Corte Constitucional ha efectuado los mismos
razonamientos anteriores, arribando a la misma conclusión138. En
cuanto a la Autoridad Nacional de Televisión, debe tenerse en cuenta
que cuenta con personería jurídica, otorgada por el artículo 2º de la ley
1507 de 2012, que la creó como “una Agencia Nacional Estatal de
Naturaleza Especial, del Orden Nacional, con personería jurídica,
autonomía administrativa, patrimonial, presupuestal y técnica, la cual
formará parte del sector de las Tecnologías de la Información y las
Telecomunicaciones”.
138
Sentencia C-220/97 de Abril 29. Pon. Dr. Fabio Morón Díaz. Ver arts. 69.77 y 371 C.P..
130
- Distrito Especial, Fronterizo y Turístico de Cúcuta, a que se
refiere el A. L. No. 2 de 2007139.
- Los Municipios, comparecen representados por el Alcalde
Municipal. Arts. 315 No. 3 C.P. y 91 literal d) No. 1° ley 136 de
1994.
- Las Areas Metropolitanas, comparecen representadas por el
Director del Area Metropolitana. Art. 24 ley 1625 de 2013.
- Las Asociaciones de Municipios, comparecen representadas por
el Director Ejecutivo. Art. 153 ley 136 de 1994.
- La Cooperativas Públicas Territoriales, comparecen
representadas por su Gerente. Art. 2° ley 80 de 1993.
139
La ciudad se denomina San José de Cúcuta. Parece que el Constituyente no respetó los nombres oficiales
de estos municipios.
131
Finalmente, se debe tener en cuenta lo preceptuado por los arts. 160
del CPACA, 64 del C. de P.C. y 73 del CGP, sobre la comparecencia
de tales entidades por medio de apoderado, abogado titulado e inscrito,
pudiendo actuar en su nombre los abogados que estén vinculados a la
entidad pública como servidores públicos.
140
El Art. 14 No. 2ª inciso 3ª de la ley 80/93, dispone que las cláusulas excepcionales se entenderán pactadas
en ciertos contratos, aun cuando no se consignen expresamente.
133
Para los particulares, en cambio, representa una “carga procesal”. Se
emplea el concepto de carga para distinguirlo del de obligación, ya que las
cargas procesales constituyen deberes cuyo cumplimiento no puede
exigirse coercitivamente; mientras que la coercitividad es consustancial a la
obligación, el deber se cumple o no y, en caso de no ser satisfecho, la parte
gravada con él sufre las consecuencias legales de su inactividad, sin que,
como se advirtió, la otra pueda exigir coactivamente tal cumplimiento (Por
ejemplo: No contestar una demanda, no presentar un alegato de
conclusión, etc.). En síntesis, el agotamiento de la vía gubernativa
constituye un deber de actuar para posibilitar el acceso eficaz a la
administración de justicia. Se dice que es procesal puesto que el
agotamiento de la vía gubernativa no determina el sentido o contenido de la
decisión o acto administrativo que, producido de nuevo, satisface el
presupuesto independientemente de cuál es el contenido de lo resuelto con
él. Interpuesto el recurso correspondiente y tramitado el procedimiento
respectivo, queda agotada la vía gubernativa sin relación de dependencia
con el sentido positivo o negativo que contenga la expresión de voluntad
contenida en él.
Excepciones.
135
Nuestro código quiso ser un código de principios y así lo es. Constituye la
norma básica y general de regulación del trámite administrativo, que deja a
salvo la existencia de regímenes especiales dadas las necesidades
sectoriales y técnicas de algunas administraciones que los requieren, como
está previsto por el último inciso del artículo 2º y por el artículo 34 del
CPACA. Pese a ello, desde la expedición de la sentencia C-103 de 2006, la
Corte Constitucional ha considerado que lejos de constituir un régimen
simplemente supletorio de los especiales, el sistema normativo del CPACA
debe entenderse incorporado a todos los especiales, integrado a ellos.
Este campo general de aplicación tiene tres (3) excepciones, es decir, tres
casos para los cuales no se aplica, según se dispone en el artículo 2º:
141
En materia de Impuestos Nacionales, los procedimientos no están en el código, están en el Estatuto
Tributario Nacional o Decreto Ley 624 de 1989 arts. 683 y siguientes: cómo se presentan las declaraciones
tributarias, como se hacen los procedimientos verificación. En materia agraria, en la ley 160 de 1994 a partir
del art. 33. En la administración de la carrera administrativa, en la ley 909 de 2004, a partir del art. 31 y en el
decreto 3543 del mismo año. Y en la administración de la carrera en la Fiscalía General de la Nación, en el
Decreto Ley 2699 de 1991, a partir del art. 67.
136
trámites en todas las entidades públicas, dada la disparidad de sus
contenidos y los distintos grados de complejidad.
142
Ley de facultades para reformar el Código Contencioso Administrativo.
137
el operativo para restablecer el orden público conlleve una respuesta
incluso por la fuerza y el uso de las armas, y no esté sujeto a
procedimientos formales, no significa que en el operativo sus miembros no
estén obligados a respetar los derechos de las personas, y a observar las
limitaciones que imponen la Constitución y la ley.
La facultad discrecional.
La motivación y la discrecionalidad.
143
Cfr. GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo. Democracia, jueces y control de la administración. Ed. Civitas,
Madrid, 2005. En especial el acápite XVII sobre el control de la discrecionalidad.
144
Sentencia T-552 de 2005. M.P. Dr. Jaime Araujo Rentería.
145
Sentencia SU – 250 de 1988. M.P. Alejandro Martínez Caballero. “Esta tesis de motivar el acto, es
reciente en nuestro ordenamiento, ya que antes del Decreto 01 de 1984 art. 35 no existía una obligación
general, por ello, la jurisprudencia contenciosa consideró que la decisión administrativa expresa debía estar
fundamentada en la prueba o en informes disponibles y motivarse, al menos en forma sumaria, si afectaba a
particulares. La justificación de esa decisión fue la aplicación por remisión (artículo 282 C.C.A.) del artículo
303 del C.P.C. que dispone que “las providencias serán motivadas a excepción de los autos que se limiten a
disponer un trámite”.
146
Consejo de Estado, Sala consulta, Concepto. Oct. 22 de 1975. “(...) en consecuencia, no hay en el Estado
de derecho facultades puramente discrecionales, porque ello eliminaría la justiciabilidad de los actos en que
se desarrollan, y acabaría con la consiguiente responsabilidad del Estado y de sus funcionarios. En el
ejercicio de la facultad reglada hay mera aplicación obligada de la norma: en el de la relativa
139
General del profesor francés René Chapus, sostiene que “…el deber de
motivar los actos administrativos está orientado a satisfacer tres exigencias:
(i) En primer lugar, una exigencia propia de la democracia, toda vez que
conforme a ésta se impone a la administración la obligación de dar cuenta a
los administrados de las razones por las cuales ha obrado en determinado
sentido [Art. 123 C.P. “(...) Los servidores públicos están al servicio del
Estado y de la comunidad”. Art. 209 C.P. “La función administrativa está al
servicio de los intereses generales (...)”]. (ii) En segundo lugar, pone de
presente la exigencia de adelantar una “buena” administración; en este
sentido, la obligación de motivar los actos administrativos compele a la
administración a realizar un examen acucioso de los fundamentos de las
decisiones que proyecta, previniendo, de esta manera, que se adopten
decisiones estudiadas de manera insuficiente o de dudosa justificación; y,
(iii) en tercer lugar, la motivación de los actos administrativos facilita el
control de la actuación administrativa; así, el conocimiento de los motivos
por los cuales la administración ha adoptado determinada decisión permite
a los interesados apreciar las razones de las decisiones que los afectan y,
eventualmente, interponer los recursos administrativos o instaurar las
acciones judiciales a que haya lugar, garantizando, de esta manera, el
ejercicio del derecho de defensa. En el mismo sentido, facilita la tarea del
juez administrativo en el “instante que pase a ejercer el control jurídico
sobre dicho acto, constatando si se ajusta al orden jurídico y si corresponde
a los fines señalados en el mismo.”147 No está por demás advertir que no
compartimos la tercera de las anteriores razones por cuanto que la
facilitación de la labor judicial no puede ser un fundamento de la necesidad
de la motivación de los actos administrativos discrecionales.
discrecionalidad, la decisión viene a ser completada por el juicio y la voluntad del órgano que añaden una
dimensión no prevista en la disposición (...)”
147
Sentencia SU - 250 de 1998. M.P. Alejandro Martinez Caballero.
140
o el conflicto armado internacional. Su móvil es eminentemente político, en
el sentido de que lleva implícito el poder de imperio, no porque los actos
que se expidan no estén sujetos al ordenamiento jurídico sino por su
máximo grado de discrecionalidad. Por consiguiente, para los efectos del
punto que aquí se toca, estimamos necesario advertir que los actos
administrativos expedidos en ejercicio de facultades discrecionales –
incluyendo el acto político- no dan lugar al trámite de una actuación
administrativa y no son susceptibles de recurso por la vía gubernativa,
aunque sí son demandables ante la jurisdicción contencioso administrativa,
como ya se destacó. Es decir, que no teniendo control gubernativo, sí son
objeto de control judicial, en la medida en que no se reconoce acto del
Estado que se sustraiga al mismo, salvo lo dicho del poder político
constituyente soberano.
Podría pensarse que una actuación administrativa está compuesta por una
serie de etapas que deben surtirse con carácter preclusivo, es decir, de
forzosa, sucesiva y concatenada tramitación y con un propósito
determinado: La adopción de una decisión sobre el asunto tramitado, esto
es, la expedición de un acto administrativo. Sin embargo, en Colombia la
actuación administrativa no se sujeta a dichas etapas, fases o
compartimientos, que no están previstos, sino que se rige por unos
principios que orientan el ejercicio de la función administrativa de una
entidad pública, en el ramo correspondiente de acuerdo con las
competencias establecidas en la Constitución Política, la ley y los
reglamentos.
148
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia ACU-189 de 1998.
M.P. Juan de Dios Montes.
142
1. En ejercicio del derecho de petición.
Atributos151:
149
Corte Constitucional, sent. T-403/96. Hace un interesante estudio de este derecho.
150
REY CANTOR, Ernesto y RODRÍGUEZ RUIZ, Carolina. Las generaciones de los derechos humanos.
Página Maestra Editores, Bogotá, 2003, pp. 68 y 69.
151
Corte Constitucional, sentencias T-563 de 1993, M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa, y C-488 de 1993, M.P.
Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
143
Universalidad
Inalienabilidad
Irrenuciabilidad
Imprescriptibilidad
Inviolabilidad
Características:
152
Corte Constitucional, sentencia C-491 de 2007, M.P. Dr. Jaime Córdoba Triviño.
153
OSUNA PATIÑO, Néstor. Seminario de Derecho Constitucional, en Maestría en Derecho Público.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, octubre de 2004.
144
1. La Constitución Política, que los establece y configura. Con ella, el
ordenamiento propio del bloque de constitucionalidad. Se considera
que el Constituyente originario o soberano ostenta la autoridad
suficiente para consagrar los derechos fundamentales con los
elementos que lo naturalizan, pero también con las limitaciones que lo
relativizan.
145
a) ¿Cuál es el contenido de un derecho fundamental?; con el fin de
delimitar lo que en teoría llama su contenido o alcance
obligacional.
154
OSUNA PATIÑO, Néstor. Seminario de Derecho Constitucional, en Maestría en Derecho Público.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, octubre de 2004. Ver Corte Constitucional, entre las primeras
sentencias, las T-02/92, T.411/92 y T-426/92.
155
Cfr. Corte Constitucional, sentencia T-466 de mayo de 2004. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa. Cita
además las sentencias T-079 de 1998, T-377 de 2000, T-219, T-249, T-476, T-1006 y T-1160A de 2001. Ver,
igualmente, entre otras, las sentencias T-134 de 1996; T-630-2002 y T-1126 de 2002. Util es decir que la
sentencia T-134 de 1996 estableció las denominadas “reglas” que definen la forma como debe entenderse y
aplicarse el derecho de petición. Sobre el núcleo esencial pueden consultarse, entre otras, las sentencias T-614
de 1995; T-521-1996; T-036 de 1997; T-118 de 1998; T-1322 de 2000; T-135 de 2001; T-967 de 2004.
156
Corte Constitucional, Sentencia C-218 de 1996. M.P. Dr. Fabio Morón Díaz. Con ella estudiaba la
constitucionalidad del numeral 2° del artículo 39 del C. de P. C..
147
ha depositado en aquel la facultad que le es propia de
impartir justicia, lo que hace que la relación no sea
simétrica, entre ciudadanos, sino asimétrica, entre éstos y
la majestad misma de la justicia, a la cual se someten y le
deben el máximo respeto y consideración; de ahí la
gravedad de aquellos comportamientos que impliquen
irrespeto, pues no sólo se están desconociendo los
derechos del juez como individuo, sino los del pueblo
soberano representado en él; ello, por sí solo, justificaría la
constitucionalidad del poder disciplinario que se le otorga
al funcionario a través de las normas impugnadas, poder
cuestionado por el actor, para quien dicha facultad atenta,
en el marco de un Estado Social de Derecho, contra el
derecho fundamental al debido proceso”.
157
Corte Suprema de Justicia, Sala Penal, Auto de 14 de julio de 1992.
148
del investigador, del que ejerce función sancionatoria- tienen como límite
objetivo e infranqueable el de los derechos fundamentales de la
persona vinculada al proceso, con todo y memoriales irrespetuosos
que llegare a presentar. Dicho de otro modo: Los poderes correccionales
de las autoridades, frente a los escritos irrespetuosos que les sean
entregados se consideran ajustados a la función de la “juirs dictio” y sus
principios orientadores e inspiradores, y dan lugar a su ejercicio con la
adopción de las medidas previstas en la ley, sin menoscabo de los
derechos fundamentales de la persona que los suscribe, en forma tal
que, habiendo lugar a la imposición de la sanción que corresponda, el
servidor público responsable de hacerlo debe efectuar una delicada y
precisa ponderación entre la sanción correccional y el sacrificio de los
derechos sustanciales fundamentales que así puedan resultar sacrificados,
caso en el cual, se deduce del extracto jurisprudencial completo, deberán
prevalecer estos sobre el derecho a sancionar o, por lo menos, podrán
coexistir, si tal evento es plausible y procedente. En torno del punto
específico de la devolución de los escritos irrespetuosos, aplicando lo
previsto por el numeral 3° del artículo 39 del C. de P.C., en una sentencia
de tutela que efectuó el estudio de los poderes correccionales del juez, dijo
la Corte Constitucional:
149
inadmisible la presentación de escritos irrespetuosos para
con los funcionarios, las partes o terceros.
(. . .)
158
Corte Constitucional, Sentencia T-554 de 1999. M.P. Dr. Antonio Barrera Carbonell.
150
concediéndole la prevalencia necesaria, la misma Corte Constitucional
había dicho antes:
159
Corte Constitucional, Sentencia T-099 de 1994. M.P. Dr. Jorge Arango Mejía.
151
amonestación o su equivalente, o a la formulación de la queja a
que haya lugar ante la autoridad que corresponda pero, en todo
caso, dejando a salvo el derecho fundamental del
administrado. No otro es el alcance y efecto de las tesis
jurisprudenciales antes reproducidas, que deben ser tomadas y
entendidas en su integridad, imparcialmente y de buena fe, con
un efecto útil, no simplemente académico insustancial.
En consecuencia:
El método del núcleo esencial, para la solución de los conflictos que los
involucran, no satisface todas las necesidades del ordenamiento y del
conflicto social. La realidad indica que hay ocasiones en que un derecho
fundamental cede completamente, desaparece del todo para su titular, ante
la prevalencia otorgada al derecho de otro o a la normatividad que lo
restrinja. Por ello, cuando el derecho fundamental cede completamente y se
impide su ejercicio al titular en un caso determinado, realmente fue limitado,
restringido, reducido, inclusive, en su núcleo esencial. Luego hay casos en
que dicha metodología no es la indicada para resolver los conflictos
sociales, ya que según dicha postura, ese núcleo es irreductible, siendo
160
A la Corte Constitucional le corresponde resolverlo si el conflicto surge de una norma de rango legal; a la
jurisdicción contencioso administrativa si de un acto o hecho administrativos, en ambos casos para confrontar
la norma con el régimen constitucional y legal de los derechos fundamentales, y al juez de tutela en los casos
específicos de amparo. Desde luego, las autoridades judiciales y administrativas, en su interior, también
tienen competencia para resolverlo en casos sometidos a su consideración al interior de actuaciones
administrativas o dentro del proceso.
153
consecuentes, además, con los atributos que se les confiere. Cuando la
situación no admite solución con el concepto de núcleo esencial, se ha
venido acudiendo al método de aplicar al caso concreto el llamado juicio de
justificación o test de razonabilidad que ofrece la solución en cada caso,
como en efecto lo demuestra la jurisprudencia constitucional. Esta
concepción se aparta del criterio de núcleo esencial e incorpora una técnica
distinta y, ambas, vienen operando en nuestro medio.
154
Si en las tres primeras respuestas por lo menos una es negativa,
prevalecerá el derecho fundamental y la medida restrictiva o la regla o
principio en pugna con aquel deben ceder; si son afirmativas, se procede a
efectuar el juicio de proporcionalidad en el caso específico sometido a
consideración de la autoridad respectiva, mediante la valoración o
ponderación entre la limitación impuesta y el beneficio para el derecho
fundamental, que puede dar como resultado que prevalezca el
ordenamiento deba ceder el derecho fundamental.
Cada caso debe ser valorado y resuelto por el operador jurídico público,
trátese del legislador, del gobernante, del administrador o del propio juez, e
incluso del particular frente al cual se puede invocar el derecho a la
protección por vía de tutela o de acción ordinaria, según la normatividad
vigente. Tales situaciones pueden presentarse con todos y cada uno de los
componentes del derecho fundamental al debido proceso, que
particularmente nos interesa.
El ejercicio anterior bien podríamos hacerlo con los derechos al non bis in
idem, a la non reformatio in pejus, a la igualdad de oportunidades en el
procedimiento, a la necesidad de motivación de los actos de sanción,
limitación o extinción de relaciones jurídicas subjetivas, a la congruencia
entre una acusación y un fallo, a la práctica y valoración de pruebas, y
varios más.
Visto gráficamente:
LIMITACIÓN
BENEFICIO
ALTO
GRAVE
MEDIO
MEDIA
BAJO LEVE
¿Qué es ponderar?
a. En interés General
b. En interés Particular
159
El derecho de petición en interés particular se concibe como aquel que
contiene una verdadera pretensión, respecto de una relación jurídica de
carácter subjetivo, para una o para varias personas puesto que no es el
número de peticionarios lo que lo hace o lo determina, o lo define como
particular o general, sino EL TEMA. El interés particular se materializa con
una petición que redunda a favor de una determinada relación jurídica
sustancial y subjetiva, en los distintos campos de la actividad administrativa
y en las distintas esferas del patrimonio de una persona, como son los
asuntos salariales, prestacionales, los permisos, las licencias urbanísticas,
ambientales, las acreditaciones académicas, etc..
160
b. A la exclusión de una relación jurídica sustancial163, y aún a la extinción
de derechos de terceros, como el caso de quien formula una petición
para que excluyan de una determinada relación jurídica a otro. Esta
modalidad también corresponde siempre al derecho de petición en
interés particular Tal cosa ocurre en materia de prestaciones sociales
cuando hay distintas vocaciones para el acceso a las mismas o a una
sustitución, o en materia de concesiones en hidrocarburos, minas, aguas,
y otras más. Igualmente comprende el derecho a la exclusión y al
correcto manejo y difusión de ciertas bases de datos en cuya publicidad
pueden tener interés las personas, lo que se traduce en el conocido
derecho al “habeas data”164.
163
Del peticionario, o frente a este; es el caso de quien pide que excluyan a otro de cierto beneficio o
reconocimiento efectuado por la administración con una decisión suya, en el campo prestacional, de la
propiedad intelectual, de la propiedad industrial, etc.
164
Ver, entre tantas, sentencias T-303 de 1998, C-1147 de 2001 y T-729 de 2002, Corte Constitucional.
165
Corte Constitucional. Sentencia C-491 de 2007. M.P. Dr. Jaime Córdoba Triviño. Contiene un estudio
completo sobre el derecho de acceso a la información pública como derecho fundamental, y las condiciones y
requisitos de la reserva que limita o impide el acceso a la misma.
166
Corte Constitucional. Sentencia C-089 de 1994. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz.
161
a la información pública es una herramienta fundamental para la
satisfacción del derecho a la verdad…”.
167
Corte Constitucional. Sentencias T-611 de 1992; M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo, y T-563 de
1993; M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
162
2. La restricción debe “…ser precisa y clara al definir qué tipo de
información puede ser objeto de reserva y qué autoridades pueden
establecer dicha reserva”.
168
Corte Constitucional. Sentencia citada en el acápite. Sobre el tema, además, sentencias C-038 de 1996.
M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz, C-891 de 2002. M.P. Dr. Jaime Araujo Rentería y C-872 de 2003. M.P.
Dra. Clara Inés Vargas Hernández, especialmente dedicada a la reserva de ciertas decisiones en las FFMM.
Igualmente, Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sentencia del 21 de
mayo de 1976. C.P. Dr. Carlos Galindo Pinilla.
163
El artículo 24 del CPACA enuncia, con carácter restrictivo, los asuntos
sometidos a reserva, frente de los cuales la información o la copia de los
documentos solicitados deben estar precedidas de orden de autoridad.
Estos asuntos son:
164
La satisfacción de la consulta no compromete o no obliga a la autoridad,
en el sentido de que no queda vinculada con el parecer, concepto, punto
de vista u opinión así emitido, el cual no podrá hacérsele exigible por
ningún medio, como si se tratara de un acto administrativo con sentido
decisorio. Ello porque los conceptos no configuran, en principio,
decisiones administrativas pues no se orientan a afectar la esfera jurídica
de los administrados, que tienen la opción de acogerlo o no acogerlo,
esto es, que no generan deberes u obligaciones ni otorgan derechos.
la resolución tardía son formas de violación de aquel y son susceptibles de la actuación protectora del juez
mediante el uso de la acción de tutela, pues en tales casos se conculca un derecho constitucional
fundamental. En cambio, lo que se debate ante la jurisdicción cuando se acusa el acto, expreso o presunto,
proferido por la administración, alude al fondo de lo pedido, de manera independiente del derecho de
petición como tal”.
166
El derecho de petición, como todo derecho fundamental, tiene una
dimensión subjetiva171 que asimila los rasgos inherentes al mismo, como
son un titular o un sujeto activo, un sujeto pasivo y determinada
prestación172.
174
Corte Constitucional, sentencia T-411 de 1992. M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero. En similar sentido,
sentencias T-430 de 1992, T-572 de 1994 y T-238 de 1996.
175
Corte Constitucional, sentencia T-380 de 1993. M.P. Dr. Eduardo Cifuentes Muñoz. En similar sentido,
ver sentencia T-001 de 1994, M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo. Allí se afirma que “Los derechos
fundamentales de las comunidades indígenas no deben confundirse con los derechos colectivos de otros
grupos humanos. La comunidad indígena es un sujeto colectivo y no una simple sumatoria de sujetos
individuales que comparten los mismos derechos o intereses difusos o colectivos. En el primer evento es
indiscutible la titularidad de los derechos fundamentales, mientras que en el segundo los afectados pueden
168
A las entidades públicas también se les ha reconocido la titularidad de
derechos fundamentales. Para nuestro caso, también disponen del derecho
de petición y de todos los derechos inherentes al “debido proceso”. Si bien
el concepto desdibuja la noción como fue concebida inicialmente por el
liberalismo clásico, la complejidad de las relaciones públicas del Estado y
las propiciadas entre instancias estatales, hizo que pronto se admitiera su
legitimación activa frente a algunos derechos fundamentales. El país no ha
sido ajeno a dicha evolución176, considerándose, para el caso, que “…no
sólo las personas jurídicas de derecho privado sino también las personas
jurídicas de derecho público pueden interponer acciones de tutela en
defensa de sus derechos constitucionales fundamentales…”177, por ser
titulares de derechos constitucionales fundamentales que se pueden ver
afectados por la acción u omisión de otras autoridades, o incluso, en ciertas
circunstancias de particulares, sin que se reconozcan razones válidas para
su no reconocimiento.
proceder a la defensa de sus derechos o intereses colectivos mediante el ejercicio de las acciones populares
correspondientes. Podía, pues, la comunidad indígena -en cuanto tal- ejercer la acción de tutela, para la
defensa de sus propios derechos constitucionales fundamentales… la comunidad indígena… no ha de mirarse
como colectivo en los términos indicados, sino que debe verse como el de un sujeto de derechos
fundamentales”.
176
Como el caso en que la Coordinadora General del Grupo Interno para la Gestión del Pasivo Social de
Puertos de Colombia, por delegación del Ministro de Trabajo y Seguridad Social, y por intermedio de
apoderado, interpuso acción de tutela contra los titulares de los Juzgados 2°, 7° y 8° Laborales de
Barranquilla el 22 de marzo de 2002, en la Sala Civil del Tribunal de Barranquilla, por las sentencias que
ordenaron reajustar unas mesadas pensionales.
177
Corte Constitucional. Sentencia T-848 de 2002. M.P. Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra. Cita a su vez la
sentencia T-572 de 1994 (M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero), a la que corresponde el aparte
reproducido.
169
Por las mismas razones que se le reconoció la titularidad de derechos
fundamentales a la persona natural, desde un comienzo, con la concepción
liberal clásica que deriva el criterio de que los derechos fundamentales
pertenecen a ser humano, se advirtió que estos operan exclusivamente
frente al Estado, su sujeto pasivo por antonomasia.
2. La iniciación oficiosa.
178
Corte Constitucional, sentencia C-587 de 1992, ya citada.
170
relacionada con las funciones policivas del Estado, para hacer efectivas las
actividades de inspección, vigilancia, control y sanción en todas las esferas
administrativas. Así, en asuntos disciplinarios, fiscales, aduaneros, de
comercio exterior, de recursos naturales, etc., es muy frecuente la iniciación
oficiosa de actuaciones, lo que se explica por razones de orden público
antes mencionadas, como se plasma en el artículo 222 No. 1° de la ley
1.801 de 2016, o Código Nacional de Policía.
179
Ver sentencias T-668 de 1996, T-084 de 1998, T-450 de 1999 y T-472 de 2000, entre otras.
171
En otras ocasiones el ordenamiento impone a las personas el deber o la
obligación de actuar, dirigiéndose a la autoridad con un fin determinado. Se
considera que el deber se refiere a una carga impuesta por dicho
ordenamiento, cuyo desacato no autoriza el cumplimiento forzado pero
acarrea consecuencias desfavorables para quien lo omite. Tal es el caso
del incumplimiento de los deberes de presentar las declaraciones
tributarias, solicitar los permisos para la construcción urbana, para la
operación de vehículos de transporte público, etc. En cambio, la obligación
se refiere al vínculo jurídico que conmina a una persona a cumplir
determinada prestación de dar, hacer o no hacer una cosa, pudiéndose
proceder al cumplimiento forzado contra quien lo omite. Así ocurre con las
obligaciones de pagar sumas de dinero por concepto de impuestos, tasas,
contribuciones y multas.
180
Corte Constitucional, sentencia C-1194 de 2001. M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
173
Presentación y radicación de la petición.
Una vez que se reciba y radique la petición, según el caso, pueden suceder
algunos de los siguientes eventos:
174
2. Si la autoridad que la recibe es incompetente, dentro de los 5 días
siguientes debe informar al peticionario y enviar la documentación a la
autoridad que considere competente. Art. 21.
3. Si la petición es irrespetuosa, se rechaza. Art. 19.
4. Si la petición es ininteligible, se le concede un término de 10 días al
peticionario para que la corrija o aclare. Art. 19.
5. Si la petición es reiterativa, se le responderá remitiéndose a las
respuestas anteriores, salvo que se trate de derechos imprescriptibles, o
de peticiones no resueltas por falta de requisitos. Art. 19 inciso 2º.
6. Si el asunto a que se refiere la petición está sujeto a reserva, se
rechaza y si el peticionario lo resuelve, puede presentar la solicitud ante
el Juez o tribunal Administrativo de la Jurisdicción, para que lo
resuelvan. Arts. 25 y 26.
7. Si a la petición le faltan requisitos, informaciones o documentos, siendo
incompleta, dentro de los 10 días siguientes se le requerirá para
subsane o complete su petición dentro del mes siguiente; en este evento
el término para resolver se reactiva a partir del día siguiente al
cumplimiento. Art. 17.
8. Si el peticionario tiene pendiente la realización de una gestión o trámite
de la que dependa su solicitud, dentro de los 10 días siguientes se le
requerirá para subsane o complete su petición dentro del mes siguiente;
en este evento el término para resolver se reactiva a partir del día
siguiente al cumplimiento. Art. 17.
9. Que se desista de la petición. El derecho de petición es desistible, caso
en el cual el peticionario abandona la actuación que pretendió iniciar. El
desistimiento implica renuncia a la satisfacción material del derecho de
petición, que por ende se relativiza. Este derecho, como muchos
fundamentales, es renunciable, razón por la cual los atributos han
dejado de ser absolutos, como ya se indicó. El desistimiento puede ser:
Desistimiento expreso. Tal desistimiento puede ser expreso, conforme lo
establece el artículo 18 del CPACA, evento en el cual el peticionario lo
hace saber de la autoridad requerida de manera perceptible, por escrito,
verbalmente o por medio electrónico. La ley prevé que la autoridad
puede continuar de oficio la actuación, evento en el cual habrá que
aplicar los criterios orientadores de las actuaciones iniciadas de oficio, lo
que no resulta extraño en asuntos laborales, de tipo salarial o
prestacional, en que razones superiores de interés general, o la
necesidad de un pronunciamiento sobre derechos o relaciones de
personas distintas al peticionario así lo aconsejen.
175
Desistimiento tácito. Se presenta en los eventos previstos en el artículo
17 del CPACA cuando el peticionario requerido por la autoridad no
responde completando requisitos, informaciones o documentos
necesarios para ofrecer una respuesta clara, expresa, completa y
congruente, o cuando no realiza una gestión o trámite del que dependa
la atención de su petición, al cabo de un mes del requerimiento, que se
cuenta según el calendario, se entiende desistida y así se declarará por
medio de acto administrativo motivado y notificable, archivando el
expediente, pero el peticionario conserva la oportunidad de volver a
formular la petición.
181
El art. 29 de la C.P. establece que el debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y
administrativas, sin referirse a su contenido en las actuaciones administrativas.
176
lo que quedaría establecida la relación de comprensión de género a
especie, en el entendido de que el principio del debido proceso es el rector
de todo trámite administrativo y judicial que comprende, como sus
componentes, los principios y derechos enunciados en el derecho
internacional y en la Constitución Política y la ley colombiana. En todo caso,
invitamos al lector a tener en cuenta esta circunstancia y asuma los
principios orientadores del procedimiento administrativo como los
componentes del debido proceso pues constituyen su contenido sustancial.
En esta perspectiva y entendimiento se presentan en este escrito.
182
En la Constitución de Cundinamarca de 1811 ya se disponía por el artículo 14 del Título XII que “ninguno
puede ser llamado a juicio, acusado, preso, arrestado, arraigado ni confinado, sino en los casos y bajo las
formas prescritas por la Constitución o la ley”. POMBO, Manuel Antonio y GUERRA, José Joaquín.
Biblioteca Popular de Cultura Colombiana. Constituciones de Colombia. Bogotá, 1951, pp. 190.
183
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. El derecho de defensa en las actuaciones administrativas.
Colección Temas de derecho Público, No. 54. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1998, pp 26.
184
REY CANTOR, Ernesto y RODRÍGUEZ RUIZ, carolina. Las generaciones de los derechos humanos.
Página Maestra Editores, Bogotá, 2003, pp. 54.
177
verdadera garantía del debido proceso al decir que “En toda persecución
criminal, el hombre tiene derecho a averiguar la causa y naturaleza de su
acusación, a ser careado con los acusadores y testigos, a producir las
pruebas a su favor y a ser juzgado rápidamente por un jurado imparcial de
doce vecinos [. . .] que no puede ser compelido a declarar contra sí mismo [
ni ] privado de su libertad sino según la ley del país o el juicio de sus pares”.
Más tarde, el 17 de septiembre de 1787 la Convención Constituyente
adoptó para la federación la Constitución de Filadelfia que asimiló los
principios expuestos. Sin embargo, fueron las enmiendas V y XIV -esta
última de julio 13 de 1866-, las que recogieron los pilares de tal principio, al
decir que “…Ningún Estado podrá tampoco privar a persona alguna de la
vida, la libertad o propiedad, sin el debido proceso legal, ni denegar a
cualquier persona la igual protección de la ley”185. (Negrilla fuera de texto).
185
Obs. Cits. Pp. 26 y 91, respectivamente.
186
Cfr. SAAVEDRA ROJAS, Edgar. El debido proceso constitucional. Temas de Derecho Procesal.
Universidad Libre, Instituto de Posgrados, Tomo I, Parte uno, 2016. Pp. 19 y ss.
187
Corte Constitucional, sentencia C-391 de 1997. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
178
constituye un derecho fundamental y una garantía jurídico política, en tanto
que para éste constituye un deber del mismo rango. Para el estado
representa una limitación en el ejercicio de sus potestades.
193
Corte Constitucional, sentencia T-103 de 2006. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra. Allí se dijo que
“…Conforme lo prescribe el inciso primero del artículo 29 de la Constitución Política, "el debido proceso se
aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas" (subrayas fuera del original). Tan clara
afirmación constitucional no deja duda acerca de la operatividad en el Derecho Administrativo del conjunto
de garantías que conforman la noción de debido proceso. Por ello, ha dicho la Corte 193, los derechos de
defensa, de contradicción, de controversia de las pruebas, de publicidad, entre otros, que forman parte de la
noción de debido proceso, deben considerarse como garantías constitucionales que presiden toda actividad de
la Administración”.
194
Corte Constitucional, sentencias T-460, T-496, T-520 y T-540 de 1992, las primeras en conferirle
contenido conceptual al debido proceso. La sentencia T-521 de 1992, expresa que el debido proceso es un
concepto estrechamente ligado con el de Estado de Derecho, pues en él se crea el ordenamiento, se limita el
poder y se realizan los derechos y las libertades individuales.
195
Corte Constitucional, sentencia C-103 de 2006. Los principios orientadores de la actuación administrativa
previstos en los artículos 83 y 209 de la C.P. y en el artículo 3 del C.C.A., se entienden integrados al derecho
fundamental al debido proceso.
196
La Declaración Universal de los Derechos Humanos, expedida por la Asamblea de la ONU con la
resolución No. 217 A de diciembre 10 de 1948, en sus artículos 2 y 7 se refiere a la igualdad de derechos e
igualdad ante la ley, incorporada al bloque de constitucionalidad a que se refiere el artículo 93 de la C.P.. por
su parte, el Convenio No. 100 de 1951 de la OIT, se refiere a la igualdad en la remuneración. Y la
Convención Americana de Derechos Humanos contenida en el Pacto de San José de Costa Rica y adoptado en
Colombia como norma interna por la ley 16 de 1972, en sus artículos 1° y 24 se refiere al derecho a la no
discriminación y a la igualdad ante la ley.
180
intervinientes en el procedimiento, lo que se traduce en la igualdad de
oportunidades197, como ha expresado la Corte Constitucional:
197
Corte Constitucional, sentencias T422 de junio 19 de 1992 y C-022 de enero 23 de 1996 –Sala Plena-.
198
Robert Alexy. Teoría de los derechos fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid. 1993.
p. 409
199
Sentencia U-342/95. M.P. Antonio Barrera Carbonell
200
Sentencia T-230/94. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz
201
Robert Alexy. op. cit. p. 395 y ss.
181
b. “Si hay una razón suficiente para ordenar un tratamiento
desigual, entonces está ordenado un tratamiento desigual.”
202
Sentencia T-230/94. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz
203
Corte Constitucional, sentencia T-731 de 1998. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
182
ha esforzado en advertirlo de tal manera, como se aprecia en el
siguiente aparte:
205
Ver Sentencia C-507/04, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa en la cual se encontró contrario a la
Constitución el hecho de que la ley señalara la edad de 12 años para que la mujer pudiera contraer
matrimonio, mientras que para el hombre fijara la de 14. La inexequibilidad radicaba en la desigualdad de
protección de la mujer, en la medida en que se exponía a mayor número de matrimonios prematuros que
cercenaban el pleno desarrollo de la niñez y forzaban a las niñas a asumir roles de esposa desde una temprana
edad, mientras que a los hombres se les protegía en mayor grado al permitir su matrimonio sólo a partir de los
14 años.
206
Corte Constitucional, sentencia C-065 de 2005. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
207
Cfr. Corte Constitucional, sentencias T-965 de 2004 y C-065 de 2005, entre las recientes.
184
además necesario, o sea, que no pueda ser remplazado por un medio
alternativo menos lesivo. Este exige que los beneficios de adoptar la
medida excedan claramente las restricciones impuestas sobre otros
principios y valores constitucionales por la medida.”208(subrayas ajenas
al texto)209.
208
Ver Sentencia C-673/01, M. P. Manuel José Cepeda Espinosa
209
Corte Constitucional, sentencia C-065 de 2005. M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
210
Corte Constitucional, sentencia T-475 de 1992. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
185
de desarrollo deben traducirse en la realización efectiva material de los
objetivos de su gestión, en la medida de las posibilidades
presupuestales y administrativas. Al decir de la Corte Constitucional “…
impone el logro de resultados mínimos en relación con las
responsabilidades confiadas a los organismos estatales, con miras a la
efectividad de los derechos colectivos e individuales”211.
211
Corte Constitucional, en la misma sentencia anterior.
212
Por la cual se adoptaron normas sobre la racionalización de trámites y procedimientos administrativos.
186
de su gestión se proyecte oportunamente en la atención de las
necesidades y aspiraciones de sus destinatarios”213.
213
Corte Constitucional, sentencia T-731 de 1998. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
214
Corte Constitucional, sentencia C-646 de 2000. M.P. Fabio Morón Díaz.
187
relativo. Por Eso el ordenamiento puede disponer que ciertos
documentos e informaciones se conserven en secreto, al margen de la
publicidad. A propósito, se ha dicho que “Las entidades públicas deben
abstenerse de entregar copias o permitir examinar documentos que
tengan el carácter de reservado por disposición constitucional o legal…
solo cuando tengan el carácter de reservado”215.
215
Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto No. 558 de diciembre 3 de 1993.
188
De conformidad con lo que ha sostenido nuestra Corte Constitucional 216,
la violación de este derecho, como derecho medio, debe repercutir en el
desconocimiento de otro derecho. Además, este no se puede sacrificar
con el principio de eficiencia de la justicia. No está de más advertir que
se ha sostenido que la defectuosa defensa no puede provenir de una
estrategia de la defensa, pues el ordenamiento no ampara al que se
oculta o evade la actuación de la justicia.
216
Corte Constitucional, sentencias T-669 de 1996 y T-784 de 2000.
217
Arts. 4, 6, 121 y 122 de la C.P.
189
como precisamente lo concibe el Código al referirlo a la legalidad de las
faltas y de las sanciones en el citado artículo 3º que se viene
comentando.
218
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sent. Julio 4 de 1997, exp. 4376. M.P.
Juan Alberto Polo Figueroa.
219
Corte Constitucional, sentencia C-740 de octubre 6 de 1999. M.P. Alvaro Tafur Gálvis.
191
través del cual se le garantiza a los administrados que en
ejercicio de sus potestades, la administración actúa dentro de
los parámetros fijados por el Constituyente y por el legislador,
razón que hace obligatorio el acto desde su expedición, pues
se presume su legalidad.
192
los daños causados con la expedición del acto administrativo
correspondiente”220.
220
Corte Constitucional, sent. C-1436 de octubre 25 de 2000. M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
193
mencionada, la ha aplicado dentro de este contexto procesal
judicial, y no con el alcance de cláusula general de
inaplicabilidad de los actos administrativos por cualquier
autoridad que los estime ilegales”221.
221
Corte Constitucional, sentencia C-037 de 2000. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
194
derecho de legalidad de las penas; efectivamente, ahora le confiere
prevalencia a la prohibición de la reforma en perjuicio del apelante, pero
anteriormente sostuvo que si el a quo había violado el régimen legal de
las penas, el ad quem quedaba liberado de la limitación de reforma,
pudiendo efectuar el aumento respectivo. En consecuencia y
actualmente, si el procesado es apelante único no se puede desmejorar
su situación, ya que el principio de legalidad debe ceder pues aquel es
una excepción suya y, además, un derecho fundamental y postulado
sustancial del sistema penal acusatorio222. Aspecto este a tener en
cuenta, toda vez que del derecho y del proceso penal, se suelen
extrapolar instituciones e interpretaciones al derecho sancionatorio y, en
especial, al derecho y al proceso disciplinario.
18. El derecho al non bis in ídem. Que significa “No dos veces sobre lo
mismo”, porque en el ordenamiento está prohibido sancionar dos veces
a una persona por una misma causa, salvo que con una misma
conducta se afecten varios bienes jurídicamente protegidos o se violen
distintos estatutos pues, según el caso, se producen distintas
consecuencias jurídicas sin que se produzca la violación de este
principio, como ocurre con la sustracción de bienes de una entidad por
un servidor público, pues tal conducta general efectos penales,
disciplinarios y fiscales. Ello ha sido destacado parcialmente en los
siguientes considerandos:
222
C.S. de J., cas. de febrero 9 de 2006. Exp. No. 23496. M.P. Alvaro Orlando Pérez Pinzón.
195
ya juzgados y, en consecuencia, ante la imposibilidad de que
el Estado proceda nuevamente223.
223
“Como quiera que el significado primigenio de los principios de non bis in idem y de cosa juzgada
consiste en impedir que los hechos o conductas debatidos y resueltos en un determinado proceso judicial
vuelvan a ser discutidos por otro funcionario en un juicio posterior, esta Corporación ha considerado que la
relación que debe existir entre los hechos, el objeto y la causa de esos dos procesos debe ser de identidad. En
efecto, la jurisprudencia señala que debe tratarse de motivos idénticos, de juicios idénticos, del mismo hecho,
del mismo asunto o de identidad de objeto y causa. Así, por ejemplo, la Corte ha estimado que no se violan
los principios constitucionales en comento cuando una misma conducta es juzgada por dos jurisdicciones
diferentes con base en normas de categoría, contenido y alcance distintos”. Corte Constitucional, Sentencia
T-162-98, M. P. Eduardo Cifuentes Muñoz.
224
Corte Constitucional, sentencia C-391 de 2002. M.P. Jaime Córdoba Treviño.
225
Corte Constitucional, sentencia C-1265 de 2005. M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
196
(iv) que el proceso y la sanción no presenten identidad de
causa, objeto, sujetos, acciones, fundamento normativo,
alcance y finalidad.226
226
Cfr. entre otras las sentencias C-244 de 1996, C-060 de 1994, C-139 de 1994, C-427 de 1994 y C-526 de
2003..
197
22. El derecho a la prevalencia de normas favorables o permisivas. El
principio de legalidad impone la garantía de la ley previa que, además y
por regla general, tiene efectos hacia el futuro. Sin embargo, el de la
favorabilidad lo exceptúa a favor de quien se beneficie con la aplicación,
aún retroactiva, de la norma que le favorece. Hace parte del derecho del
debido proceso, principio general constitucional. Por consiguiente, es
posible que en un caso determinado se pueda invocar la aplicación de
una norma de manera retroactiva, si se aplica el criterio de la
permisibilidad o de la favorabilidad. En materia laboral administrativa se
aplica el in dubio pro operario, como otra expresión del principio de la
favorabilidad.
227
Corte Constitucional, sentencia T-774 de 2001. La presunción de inocencia hace parte del Bloque de
Constitucionalidad.
198
términos procesales fijados por la ley y el reglamento228. De allí, la
jurisprudencia sostiene que “la oportuna observancia de los
términos judiciales, en cuanto garantiza la celeridad, la eficacia y
la eficiencia de la administración de justicia, y hace operante y
materializa el acceso a la justicia, al hacer efectivo el derecho a
obtener la pronta resolución judicial, se integra al núcleo esencial
del derecho al debido proceso.”229
“. . .”
228
“"...el funcionario judicial -el juez- debe velar por la aplicación pronta y cumplida de la justicia. Los
términos procesales son improrrogables y obligan tanto a las partes como a los jueces. El funcionario que
incumpla los términos procesales o que dilate injustificadamente el trámite de una querella, solicitud,
investigación o un proceso sin causa motivada, incurrirá en causal de mala conducta. El abuso en la
utilización de los recursos y mecanismos procesales, que conducen a la dilación de los trámites
jurisdiccionales, contraría este principio.” (Sentencia C-572 de 1992).
229
Sentencia T-546 de 1995.
230
Sentencia C-181 de 2002. M.P. Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra.
199
disminuidos, si no negados. Obviamente, creemos que si bien este es
un componente del derecho fundamental a la defensa y al debido
proceso, también lo es su relatividad, ya que la autoridad ante quien se
adelante el trámite administrativo o gubernativo correspondiente dispone
de la facultad de negar su decreto por razones de inconducencia o
impertinencia. No obstante, consideramos que las pruebas decretadas
deben practicarse y que a las personas vinculadas al trámite como parte
interesada no se les puede negar su intervención en la diligencia dentro
de la cual se practican. Al respecto y simultáneamente refiriéndose al
derecho de contradicción, la jurisprudencia ha dicho:
200
decisión que se adopte sobre tales bases vulnera
abiertamente el debido proceso”231.
231
Corte Constitucional, sentencia C-007 de 1993. M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo.
201
determinados asuntos232 y por ello bien cabe su exigencia
en todos los ámbitos de la actuación de las personas233.
232
ver Sentencia C-776/01 M.P. Alfredo Beltrán Sierra
233
Ver S.P.V. Eduardo Cifuentes Muñoz Sentencia C-622/98 M.P. Fabio Morón Diaz. Ver igualmente la
Sentencia T-1031/01 M.P. Eduardo Montealegre Lynnet.
234
Corte Constitucional, sentencia C-102 de 2005. M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
235
Corte Constitucional, sentencia C-046 de 2006. M.P. Alvaro Tafur Galvis.
236
Sobre el alcance de dicho principio se pueden consultar entre otras la sentencia C-095 de 2003, M.P.
Rodrigo Escobar Gil.
237
Ver Sentencia C-040/02 M.P. Eduardo Montealegre Lynnet.
202
excepciones al principio general, según el cual toda
sentencia es apelable o consultable238.
238
En el mismo sentido se puede consultar la sentencia C-900 de 2003, M.P. Jaime Araujo Rentería, en la que
la Corte señaló lo siguiente respecto de la garantía constitucional de la doble instancia: “La doble instancia no
es aplicable a todas las providencias judiciales. (…) En ese orden de ideas, esta Corporación ha dicho que la
doble instancia no pertenece al núcleo esencial del debido proceso, al poder la ley introducir excepciones.
(…). En todo caso, la regulación que sobre esa materia introduzca –El Legislador- tiene que estar acorde con
los principios, valores y normas constitucionales. Así, por ejemplo, tendrá que dar pleno desarrollo al
principio de igualdad y al derecho de defensa, de lo contrario sus previsiones devendrían irrazonables y
desproporcionadas frente a los mandatos constitucionales que lo obligan a proteger los derechos y libertades
de las personas (C.P., art. 2°).”
239
Ver artículo 8 de la Convención Interamericana y artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos.
203
las determine, desde luego, con observancia del principio de
igualdad"240.
240
sentencia C-345 de 1993 M.P. Alejandro Martínez Caballero. En el mismo sentido ver entre muchas otras
la Sentencia C-650 de 2001. MP Clara Inés Vargas Hernández.
241
Por ello, la Corte ha declarado la inconstitucionalidad de algunas limitaciones a la posibilidad de apelar
sentencias adversas, incluso en campos distintos al penal y a las acciones de tutela. Así, por no citar sino
algunos ejemplos, la sentencia C-345 de 1994 declaró inexequible el artículo 2º del Decreto 597 de 1988, que
excluía la apelación en ciertos procesos laborales administrativos en razón de la asignación mensual
correspondiente al cargo, pues consideró que se trataba de un criterio irrazonable e injusto, que por ende
violaba el principio de igualdad. Igualmente, la sentencia C-005 de 1996 declaró inexequible el inciso 2º del
artículo 6º de la Ley 14 de 1988, que excluía del recurso de súplica las sentencias de la Sección Quinta del
Consejo de Estado, mientras que en los procesos ante las otras secciones sí se prevé tal recurso. La Corte no
encontró ninguna razón objetiva que justificara ese trato diferente pues, a pesar de su especialidad, los asuntos
tratados por las distintas secciones del Consejo de Estado son en esencia idénticos, pues "mediante ellos se
procura la preservación de la constitucionalidad y legalidad de las actuaciones del Estado".
204
Echandía, optar por “procesos de única instancia ante jueces o
tribunales plurales de alta calidad con un procedimiento oral”, dándole
“jueces de igual calidad a los problemas de ricos y pobres”. No obstante,
democrática y soberanamente, dispuso explícitamente en el artículo 31
superior, adoptarlo como un derecho, si bien fundamental, con
indiscutible carácter relativo, defiriéndole al legislador la facultad de
consagrar excepciones. Es pues, un asunto suficientemente dilucidado
y sobre el cual el criterio de la Corte ha sido constante y categórico,
desde el primer fallo proferido sobre el tema242:
242
Sentencia C-019 de 1993. M.P. Dr. Ciro Angarita Barón.
205
ideas, la Corte menciona, con particular énfasis, la necesidad de
respetar el derecho a la igualdad. Ha dicho en síntesis, que “so pretexto
de ejercer la competencia que emana de la referida disposición, no le
es dable al legislador, al regular la procedencia de la apelación o de la
consulta, establecer tratos diferenciados que carezcan de una
legitimación objetiva, en cuanto a los fundamentos de hecho y de
derecho que los justifican, su finalidad, racionalidad, razonabilidad y
proporcionalidad243”.
243
Sentencia C-153/95. M. P. Antonio Barrera Carbonell.
244
Sentencia C-256/98. M.P. Dr. Fabio Morón Díaz.
206
de controvertirlos fáctica, probatoria o jurídicamente. Es de radical
importancia en materia penal pero ha sido asimilado por el derecho
administrativo sancionador, en áreas como la de la responsabilidad
disciplinaria y la fiscal. En términos generales, en las actuaciones
administrativas no se exige que exista una rigurosa congruencia entre
un cargo y el fallo con el que se resuelve una investigación
determinada245, especialmente por el carácter provisional del acto de
cargos. Y sí se ha discutido, sin embargo, si la congruencia se refiere a
la calificación jurídica de la falta o si, por el contrario, para que se
configure basta la coincidencia frente de los hechos que se atribuyen al
investigado, aunque la calificación jurídica con fundamento en la cual se
impone una sanción no coincida con la expuesta inicialmente. En
materia disciplinaria, por ejemplo, se ha insistido en la naturaleza
provisional del pliego de cargos que permite su variación posterior como
resultado de las pruebas incorporadas durante la investigación, con lo
cual se atenúa el principio aquí comentado. Nosotros agregamos que la
aceptación de tal aserto presupone que al investigado se le hayan dado
todas las oportunidades para probar y alegar en contrario durante el
trámite del procedimiento.
Así, se ha dicho:
245
Disciplinaria, fiscal, ambiental, en asuntos urbanísticos, agrarios, mineros y de transporte, etc.
207
disciplinario por medio del cual se impone una determinadas
sanción”246.
246
Corte Constitucional, sentencia C-1076 de 2002. M.P. Clara Inés Vargas Hernández. En igual sentido,
sentencia C-491 de 1996. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
247
C. S. de J. Sala de Casación Penal, sentencia de abril 25 de 2007. Exp. No. 26.309. M.P. Dr. Yesid
Ramírez Bastidas.
248
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de noviembre 10 de
2005. Exp. No. 14157. C.P. Alier Hernández Enríquez.
208
4. La no dilación injustificada del procedimiento
5. El derecho a controvertir pruebas y la nulidad de las obtenidas con
violación al debido proceso
6. El derecho a la defensa
7. El derecho de impugnar la decisión condenatoria
8. El derecho a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho
9. El principio de la favorabilidad y
10. El derecho a que no se agrave la situación de apelante único
209
y allegar las que considere necesarias para sustentar sus
descargos;
el pronunciamiento definitivo de las autoridades competentes
mediante un acto motivado y congruente;
la imposición de una sanción proporcional a los hechos que
la motivaron; y
la posibilidad de que el encartado pueda controvertir,
mediante los recursos pertinentes, todas y cada una de las
decisiones. (sentencia T-301 de 1996. Magistrado ponente
doctor Eduardo Cifuentes Muñoz)”249.
15 días, como regla general, que son hábiles250, contados a partir del día
siguiente a la fecha de recepción de la petición.
249
Corte Constitucional, sentencia T-433 de 1998. M.P. Alfredo Beltrán Sierra. Reiterada por fallos
posteriores de la Corporación, entre ellos el distinguido como T-561 de 2005.
250
Arts. 67 y sgts. del Código Civil.
210
10 días, si se trata de una petición de información o una solicitud de
expedición de copias de documentos, contados a partir del día siguiente a
la fecha de recepción de la petición.
211
Decimos concluir pero más exactamente definir. Porque esta fase real y
prácticamente concluye con la firmeza del acto administrativo expreso con
que se resuelva el asunto administrativo que constituye su objeto, o con la
interposición de recursos contra él, o contra el acto administrativo ficto o
presunto producto del silencio administrativo. Incluso, la configuración del
silencio no implica la conclusión de dicha fase, dado que subsiste la
posibilidad para el peticionario de interponer los recursos procedentes, en
cualquier tiempo.
251
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 20 de
1998. Expediente No. 8993. C.P. Dr. Ricardo Hoyos Duque.
212
sea colocado en la posición de espera indefinida de la respuesta expresa,
constituyendo así un fenómeno establecido en su favor. No obstante, a esta
concepción se opone la que afirma que aquella no puede seguirse
considerando una ventaja para el administrado, puesto que “…se ha
convertido en un instrumento legal a partir del cual la Administración se
releva de su Derecho constitucional de respuesta cuando el administrado
hace uso de la potestad de habilitación jurisdiccional que genera 252”…
aquel.
252
GARZON MARTÍNEZ Juan Carlos. La Crisis del silencio administrativo negativo. Ed. Doctrina y ley
Ltda., Bogotá, 2008, pp. 19. El autor hace un interesante planteamiento sobre la inconstitucionalidad de la
institución del silencio administrativo con efectos negativos, frente a varios componentes del derecho al
debido proceso, proponiendo una reforma al sistema, a la que por ahora no haremos referencia.
253
Debemos entender la referencia al artículo 83 del CPACA.
254
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda. Auto de febrero 20 de 1996.
C.P. Dr. Alvaro Lecompte Luna.
255
Ibídem.
213
en virtud de los artículos 40 y 60 del Código, consiste en suponer la
existencia de un acto administrativo que puede ser recurrido en vía
gubernativa o atacado judicialmente... pues no se considera el acto ficto
como la pérdida de la capacidad de decidir del Estado, sino como un
verdadero acto que sólo cumple sus efectos al momento en que el particular
lo esgrime contra la administración, bien sea ejerciendo los recursos en vía
gubernativa, o proponiendo las acciones judiciales pertinentes que prevé el
régimen contencioso administrativo”256. O sea que, en la medida en que el
producto del silencio administrativo es susceptible de interposición de
recursos y de demanda contencioso administrativa, con los cuales se puede
obtener su revocación o anulación, según el caso, y de conformidad con la
regulación establecida por nuestro CPACA, debe considerarse como un
acto administrativo, pues es el tratamiento que le da la ley, a pesar de lo
aducido por los contradictores de la figura.
256
Corte Constitucional, Sentencia C-339 de 1996. M.P. Dr. Julio César Ortíz Gutiérrez.
257
PENAGOS VARGAS, Gustavo. El Acto Administrativo. Ed. Librería del Profesional, Bogotá, 7ª, 2001.
“En la sentencia de febrero 20 de 1998 con la ponencia del Dr. Hoyos Duque ya citada, se dijo precisamente
que “La doctrina moderna del derecho administrativo ha reiterado que el silencio administrativo positivo no
es una decisión, sino que la ley le da los efectos de ésta, con el fin de evitar que los derechos de los
administrados no sean objeto de burla o para prevenir arbitrariedades de la administración que omite
decidir una petición. Es la ley la que otorga efectos jurídicos positivos en los casos específicamente
señalados por la misma, ante la abstención de la administración de resolver un recurso o una petición, que
en tal caso el legislador ha previsto que debe entenderse favorable al administrado, el cual adquiere un
derecho que no puede ser desconocido sino en los casos previstos en el inciso segundo del artículo 41 del
CCA”. Sobre estos aspectos, ver también sentencias de la Sección 1ª de la Sala de lo Contencioso
Administrativo, de octubre 8 de 1999, Exp. No. 5747, C.P. Dr. Juan Alberto Polo Figueroa; de abril 11 de
2002, Exp. No. 6355, C.P. Dr. Manuel Santiago Urueta Ayola, y de octubre 24 de 2002, Exp. No. 4027, C.P.
Dr. Gabriel Eduardo Mendoza Martelo, así como de la Sección 4ª de abril 26 de 2002, Exp. No. 12.327, C.P.
Dra. María Inés Ortíz Barbosa.
214
último días de ese término deben tener la misma fecha en el calendario; en
que si el término se cumple en un día inhábil, se extiende hasta el siguiente
hábil; y que si el mes en que se cumple el término no contiene el mismo
número de días del mes de partida, entonces se vence el último día del mes
respectivo.
1. Ley 80 de 1993. Art. 26 – 16. Señala un plazo de tres (3) meses para
que la administración dé respuesta a las solicitudes que haga el
215
contratista dentro de la ejecución del contrato, que generan el silencio
administrativo.
3. Ley 142 de 1994. Art. 158. Toda entidad o persona vigilada por la
Superintendencia de Servicios Públicos, prestadora de los servicios
públicos domiciliarios de que trata la citada ley, tiene la obligación de
resolver las peticiones, quejas y recursos que presenten los suscriptores
o usuarios en desarrollo de la ejecución del contrato de servicios
públicos, dentro de un término de quince (15) días hábiles, contados a
partir de la fecha de su presentación. Pasado ese término, salvo que se
demuestre que el suscriptor o usuario auspició la demora o que se
requirió la práctica de pruebas se entenderá que la petición, queja o
recurso ha sido resuelto en forma favorable. Dentro de las setenta y dos
(72) horas siguientes al vencimiento del término de los quince (15) días
hábiles, la entidad prestadora del servicio público domiciliaria
reconocerá al suscriptor o usuario los efectos del silencio administrativo
positivo. Si no lo hiciere el peticionario podrá solicitar de la
Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios, la imposición de
las sanciones a que haya lugar conforme a la ley, sin perjuicio de que
ella adopte las decisiones que resulten pertinentes para hacer efectiva la
ejecutoriedad del acto administrativo presunto.
216
despacho público, salvo que tengan reserva legal, y a que se les expida
copia de los mismos.
5. Decreto Ley 2150 de 1995. Art. 123. Ante la omisión de las entidades
prestadoras de servicios públicos domiciliarios de responder dentro
del lapso de 15 días tanto los recursos como las quejas, y las peticiones
presentadas por los usuarios opera el silencio administrativo positivo y
por tanto, se producen actos administrativos presuntos generadores de
derechos para sus titulares.
6. Ley 223 de 1995. Art. 738. Término para resolver las solicitudes de
Revocatoria Directa. Las solicitudes de revocatoria directa deberán
fallarse dentro del término de un año (1) contado a partir de su petición
en debida forma; si dentro de ese término no se profiere decisión, se
entenderá resuelta a favor del solicitante, debiendo ser declarado de
oficio o a petición de parte el silencio o administrativo positivo.
217
10. Ley 685 de 2001. Art. 284. Si la autoridad no se pronuncia dentro de los
90 días siguientes a la presentación del programa de trabajos y obras
para obtener la licencia ambiental minera, se presume aprobado.
Para ejercer la Tutela basta que sea el día 11, 16 ó 31 pues a partir del
vencimiento del término surge el derecho a ejercer la acción de tutela para
amparar el derecho fundamental de petición, sin que sea necesario,
obviamente, esperar el transcurso de los tres meses.
219
6. Insistir.
258
Corte Constitucional, sentencia C-640 de 2002. M.P. Dr. Marco Gerardo Monroy Cabra.
223
2. La comunicación. Este es el medio autorizado para poner en
conocimiento los actos administrativos expedidos en ejercicio de
facultades discrecionales –particularmente los de libre
nombramiento y remoción- y consiste en que la autoridad
simplemente le informa por escrito al destinatario que ha sido
tomada una decisión, sin formalismo adicional alguno, y sin el deber
de entregarle copia del acto o de informarle el recurso que procede,
entre otras razones porque por regla general no son susceptibles de
recurso en vía gubernativa, conforme el artículo 2º del Código.
259
El Art. 14 No. 2ª inciso 3ª de la ley 80/93, dispone que las cláusulas excepcionales se entenderán pactadas
en ciertos contratos, aun cuando no se consignen expresamente.
260
Corte Constitucional. Sentencia T-1126 de 2002. El derecho al recurso se entiende fundamental, en la
medida en que representa una extensión del derecho de petición. En igual sentido, sentencia T-21 de 1998,
respecto de la revocación directa.
225
Esta fase de impugnación del acto administrativo o vía gubernativa se inicia
con la interposición del recurso o de los recursos procedentes contra el acto
administrativo expedido por la autoridad pública 261, y su regulación legal se
contiene en los artículos 74 a 86 del CPACA, con exclusión de algunos
artículos intermedios que se refieren a otros aspectos.
261
Corte Constitucional. Sentencia T-1126 de 2002. El derecho al recurso se entiende fundamental, en la
medida en que representa una extensión del derecho de petición. En igual sentido, sentencia T-21 de 1998,
respecto de la revocación directa.
226
esencial del derecho fundamental de petición, como extensión y expresión
suya. Así, se ha dicho:
262
Corte Constitucional, sentencia T-021 de 1998. M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo. Con ella
reiteró lo dicho, con el mismo ponente, desde la sentencia T-294 de 1997.
263
Corte Constitucional, Sentencia T-033 de 2002. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil.
264
Entre otras, pueden verse las sentencias T-365 de 1998, T-172 de 1998, T-469 de 1998, T-240 de 1998, T-
242 de 1993.
265
Sentencia T-172 de 1998. M.P Dr. Fabio Morón Díaz
227
si el derecho de petición se expresa en el derecho a
obtener una respuesta de fondo, clara, oportuna y
congruente con lo pedido, los recursos ante la
administración deben incluirse en el núcleo esencial
del artículo 23 de la Carta... ” 266.
266
Sentencia T-1175 de 2000. M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero. Subrayado por fuera del texto original.
267
Sentencia T-304 de 1994 M.P. Jorge Arango Mejía.
268
Sentencia T-1175 de 2000. M.P. Alejandro Martínez Caballero.
228
interpuestos contra las decisiones que dan respuesta a la petición y que
el administrado discute. Poco valdría a la vigencia del debido proceso, si
el carácter fundamental se limitara a la petición, mas no a la
impugnación que, por naturaleza, es la vía para controvertir las
decisiones administrativas expresando razones y argumentos de
defensa de los derechos a los cuales debe ser extendido el carácter
obligatorio de la real, pronta y sustancial resolución.
1. La revocación.
269
Cfr. Corte Constitucional, sentencia T-466 de mayo de 2004. M.P. Dr. Manuel José Cepeda Espinosa. Cita
además las sentencias T-079 de 1998, T-377 de 2000, T-219, T-249, T-476, T-1006 y T-1160A de 2001. Ver,
igualmente, entre otras, las sentencias T-134 de 1996; T-630-2002 y T-1126 de 2002. Util es decir que la
sentencia T-134 de 1996 estableció las denominadas “reglas” que definen la forma como debe entenderse y
aplicarse el derecho de petición. Sobre el núcleo esencial tratan, entre otras, las sentencias T-614 de 1995; T-
521-1996; T-036 de 1997; T-118 de 1998; T-1322 de 2000; T-135 de 2001; T-967 de 2004.
229
cuando un mismo acto se refiere a varios sujetos, caso en el cual el
recurrente obra en nombre suyo, o cuando el impugnante solo se
opone a algunos de los aspectos contemplados en el acto recurrido,
aceptando los restantes que le son favorables o que, sin serlo,
simplemente los acepta.
2. La aclaración.
3. La modificación o adición.
Cuáles son.
270
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Auto de noviembre 25 de
1999. Exp. No. 5262. C.P. Dr. Juan Alberto Polo Figueroa.
231
que su no interposición conlleva el no agotamiento de la vía gubernativa
y por consiguiente la pérdida del derecho de acción por falta de
observancia del presupuesto procesal de su agotamiento.
Las razones del recurso son las razones por las cuales se impugna, se
controvierte o se ataca, que sirven de fundamento a la prosperidad o
procedencia de su objeto, esto es, su revocación, modificación o
aclaración.
271
No se entiende cabalmente la opción de la publicación, que es el medio legal para poner en conocimiento
los actos administrativos de carácter general y que, salvo rarísimas excepciones, no son susceptibles de
recurso.
232
Los vicios de nulidad de los actos administrativos están relacionados con
sus elementos, a cada elemento le corresponden un vicio.
233
Porque la autoridad toma decisiones que están asignadas a
otra en áreas diferentes.
272
Sentencia C-181 de 2001.
234
de las Zonas Francas y las Corporaciones Autónomas
Regionales.
Tiene que ver con la forma del acto administrativo y esa forma tiene que
ver con el procedimiento o trámite previsto para expedirlo, o con la forma
intrínseca del mismo. En la legislación colombiana hay muchos
procedimientos, pese a que el del Código contencioso Administrativo es
el básico -disciplinarios, fiscal, carrera administrativa, contratación-. No
toda irregularidad o carencia en la forma puede constituir vicio de
nulidad y por tanto argumento de revocación.
d. La falsa motivación, y
e. La desviación de poder.
Los requisitos relativos a la interposición del recurso dentro del plazo legal
por el interesado, su representante o apoderado, las razones o motivos de
inconformidad y el nombre y la dirección del recurrente son perentorios; de
manera que su omisión acarreará el rechazo del recurso, según se dispone
por el artículo 78 del Código.
237
1. Por la expedición del acto o actos administrativos con los que se
resuelva o resuelvan los recursos interpuestos. En este caso, la
definición de la vía gubernativa ocurre de manera expresa, con la
expedición de uno o dos actos administrativos, según si se interpuso
solo un recurso o si se interpusieron los de reposición y apelación, y
ambos se hubieren resuelto.
273
Cfr. Entre otras, las siguientes: T-304 de 1994. M.P. Dr. Jorge Arango Mejía; T-543 de 1994. M.P. Dr.
Jorge Arango Mejía; T-294 de 1997. M.P. Dr. José Gregorio Hernández Galindo; T-172 de 1998. M.P. Dr.
Fabio Morón Díaz; T-1126 de 2002. M.P. Dr. Alvaro Tafur Gálvis; T-929 de 2003. M.P. Dra. Clara Inés
Vargas Hernández;
238
1. Cuando contra los actos administrativos no procede ningún recurso. En
este caso, nosotros estimamos que no hay ni trámite ni agotamiento de
la vía gubernativa. Realmente no hubo vía gubernativa si la situación
sustancial quedó resuelta por la administración con el acto
administrativo con que definió la relación jurídica dentro de la actuación
administrativa. La firmeza se entiende a partir del día siguiente al de su
notificación, comunicación o publicación, según el caso.
239
3. Cuando no se ejecuta al cabo de cinco (5) años de firmeza.
El presupuesto procesal.
274
Crítica discutida y aceptada por el grupo de estudio en la Maestría en Derecho Público, Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 2003-2004, del que el autor hizo parte, y que originó un escrito presentado
por uno de los miembros en el Seminario de Derecho Administrativo.
275
Art. 161 numeral 2º del CPACA.
240
¿Por qué tal obligatoriedad?
276
En el sentido de que ostenta un cargo de dirección político administrativa y de formulación de las políticas
y programas en el sector administrativo que corresponda.
277
RODRÍGUEZ, Libardo. La vía gubernativa. Revista Colegas, comentarios al Código Contencioso
Administrativo, Medellín, 1985., pp. 175.
241
derecho fundamental de acceder a la administración de justicia, lo
consideramos contrario a la Constitución Política por las siguientes razones:
278
Corte Constitucional, Sentencia C-007 de 1996. Magistrado ponente Dr. Vladimiro Naranjo Mesa.
242
“- En primer lugar, que las personas se encuentren
efectivamente en distinta situación de hecho;
279
Corte Constitucional. Sala Plena. Sentencia No. C-530 del 11 de noviembre de 1993. Magistrado Ponente:
Alejandro Martínez Caballero.
243
desigualdad de condiciones frente al derecho de acceder a la justicia es
desproporcionado y, por consiguiente, inconstitucional, al no
corresponder con las nuevas concepciones jusconstitucionales que se
sostienen en el pilar de la garantía de derecho fundamentales en cabeza
de los asociados. Es decir, que no lo vemos admisible frente al conjunto
de principios y valores constitucionales
280
Dormi, José Roberto. Manual de Derecho Administrativo. Ed. Astrea, Bs. As., Tomo 2ª, 1987, pp. 210. Se
refiere a la vía gubernativa como medio de tutela de situaciones jurídicas subjetivas.
244
mantener la obligatoriedad del recurso de apelación en la vía gubernativa y
que, además, su agotamiento como requisito de procedibilidad en la acción
de nulidad y restablecimiento del derecho tampoco resiste la confrontación
con el sistema general de derechos y garantías fundamentales que la
Constitución ha consagrado para la persona.
281
Consejo de Estado, Sala de Consulta y del Servicio Civil, concepto de noviembre 14 de 1975. C.P.; Luis
Carlos Sáchica Aponte. Anales t. LXXXIX Nos. 447 y 448.
245
La revocación es distinta de la anulación y equivale a la derogación. Se
distingue de la anulación en que esta implica la declaración de invalidez del
acto administrativo por razones de ilegalidad, por parte de un funcionario
judicial, por medio de sentencia y con efectos ex tunc, o retroactivos. En
cambio la revocación es la declaración del cese de los efectos jurídicos del
acto, producida por un servidor administrativo -quien expidió el acto o su
superior jerárquico- por razones de ilegalidad, inconveniencia o equidad,
por medio de otro acto administrativo y con efectos ex nunc o hacia el
futuro.
1. La revocación oficiosa.
3. Causales de revocación.
246
Esta es la causal genérica de violación del ordenamiento jurídico
superior, y se refiere a la contradicción con normas a las cuales el
acto debía sujetarse, siempre que la disconformidad resulte abierta,
franca o manifiesta por falta de aplicación o por aplicación indebida.
El Consejo de Estado ha sostenido que violación manifiesta “...es
aquella que notoria o flagrante, que se aprecia a primera vista, sin
necesidad de lucubraciones jurídicas, al confrontar directamente,
como en doble columna, el acto administrativo {...} con el precepto
superior de derecho invocado como infringido...”282. De allí que se
pueda sostener que si la contradicción normativa resulta de las
distintas interpretaciones de que pueda ser objeto una determinada
disposición, no procede dar aplicación a esta causal, pues en tal
evento no sería “manifiesta” la oposición. Pero si la interpretación
que hace la administración es tan aberrante que aparece de primera
vista, podrá invocarse la aplicación indebida de la norma invocada
por el acto administrativo recurrido. Por otra parte, vale la pena
preguntarse si las expresiones Constitución y ley consignadas en
este artículo excluyen o no la posibilidad de que se solicite la
revocación si el acto administrativo es contrario en forma manifiesta a
una norma de distinto e inferior rango, como sería el caso de un
acuerdo municipal que eventualmente contradiga normas contenidas
en un decreto del gobierno o en una ordenanza, o en un decreto del
gobernador correspondiente. Consideramos que la respuesta debe
ser afirmativa, por cuanto que la interpretación restrictiva de la causal
desvirtuaría el alcance y la finalidad del control de legalidad por esta
vía extraordinaria.
282
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, auto de octubre 24 de 1991.
Exp. No. 1.816. C.P.: Ernesto Rafael Ariza Muñoz.
247
circulación de personas y vehículos, de oferta de bienes y servicios
en el mercado, etc., que demandan la adopción y cambio o
corrección de medidas en forma rutinaria dependiendo de las
oscilaciones respectivas. Puede ser que el acto no exactamente no
esté conforme o atente contra el interés público sino que la
administración estime que es mejor o más favorable una regulación
distinta de determinado tema, caso en el cual podrá revocarlo y
expedir en su lugar otro que asimile las condiciones externas en
forma más adecuada, como puede ocurrir con los reglamentos sobre
la manipulación y embalaje de productos alimenticios o
medicamentos con destino al expendio público. Por eso se puede
afirmar que la revocación procede sin sujeción rigurosa a las
causales legales, especialmente si se trata de actos administrativos
de carácter general.
283
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, auto de mayo 2 de 1996.
C.P.: Juan Alberto Polo Figueroa, exp. No. 3751.
249
Esta tesis fue revaluada por la misma Corporación al estimar que del
aparte analizado surgen dos posibilidades distintas e independientes,
esto es, que el acto administrativo producto del silencio con efectos
positivos puede ser revocado sin necesidad de obtenerse el
consentimiento del titular del derecho, y que el mismo acto,
conjuntamente con el acto administrativo expreso, pueden ser
revocados sin la condición aludida si provienen de medios ilegales; con
esta tesis abandonó la concepción anterior. En efecto, sostuvo:
284
Antecedentes del Código Contencioso Administrativo. Colección Bibliográfica Banco de la República. T I-
II-III-y IV. 1985.
250
Sin embargo, es preciso señalar que, con algunos cambios,
la Comisión Asesora del Código Contencioso Administrativo,
de manera casi unánime estimó que la revocación de actos
administrativos de carácter particular y concreto, sin
consentimiento del particular afectado, sólo era procedente
en los casos derivados del silencio administrativo positivo. No
obstante, tal recomendación no quedó plasmada en el texto
final que aprobó el Presidente de la República, como se
observa palmariamente de su simple análisis gramatical.
285
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, julio 16 de 2002. Sent. No. I:J: No. 029.
C.P.:
251
Si se trata de un acto administrativo que ha creado un derecho de tipo
pensional, el artículo 19 de la ley 797 de 2003 dispuso que frente a él
procede la revocación directa sin la obtención del consentimiento escrito
y expreso de su titular cuando su contenido es producto de la ilegalidad -
otorgamiento de derechos o beneficios por fuera del marco legal que los
establece- o del suministro de información o documentación falsa
entregada para dicho reconocimiento. En tal caso, estamos frente de
una excepción a la regla general de la revocación con el consentimiento
exigido por dicho artículo.
286
Corte Constitucional, sent. No. T-466 de junio 16 de 1999. M.P.: Alfredo Beltrán Sierra.
252
inquietud lo es el definir previamente si la sola decisión produce o
genera un derecho adquirido para el beneficiario. Quienes estiman que
sí, concluyen que no podrá revocarse válidamente sin tal
consentimiento, con mayor razón si los artículos 44 y 46 del mismo
decreto preceptúan que todo nombramiento debe hacerse conocer por
escrito al destinatario, y tal comunicación ya se ha producido. Y quienes
estiman que no, consideran, por una parte, que si el acto de
nombramiento no se ha comunicado, puede revocarse libremente y
agregan que, además, sin la posesión en el empleo (Asumir
solemnemente las funciones recibidas) la relación jurídica sustancial de
naturaleza laboral no ha nacido a la vida jurídica, razones por las cuales
no se podrá exigir la obtención de tal consentimiento.
287
Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, diciembre 14 de 2006. Rad. No. 1797. C.P. Dr.
Flavio Augusto Rodríguez Arce.
288
Sentencia C-672 de 2001. M.P. Dr. Alvaro Tafur Galvis. Hace un estudio sobre la revocación de actos
administrativos de carácter articular y, dentro de estos, los producidos por medios ilegales.
253
de la acción de cumplimiento con el fin de que, aplicada por orden
judicial, se haga efectivo el retiro del servicio del funcionario respectivo.
289
Consejo de Estado, Sala de Consulta y del Servicio Civil, concepto de febrero 20 de 1986. C.P.: Humberto
Mora Osejo.
254
del adjudicatario que todavía no es en rigor jurídico el
contratista porque falta la formalización del contrato, sea
irrevocable.
290
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. Agosto 15 de 2002.
Exp. No. 20923. C.P.: Ricardo Hoyos Duque.
255
4. QUE SE HAYA INTENTADO LA CONCILIACION
EXTRAJUDICIAL O EXTRA PROCESO291.
291
SANCHEZ BAPTISTA, Néstor Raul. La conciliación contencioso administrativa. Universidad Libre,
Instituto de Postgrados, Bogotá. Revista No. 6 año V. Primer semestre de 2001. ISSN: 0121-3474. Pp. 297 y
ss. Los apartes que siguen contienen fracciones del artículo citado.
292
Véase libro JUSTICIA POR CONSENSO del doctor Mario Jaramillo. Serie Investigaciones 1 de la
Institución Universitaria Sergio Arboleda. 1996, pg. 31.
256
acuerdo con que no es el sistema ideal pero sí el más adecuado a los niveles de
cultura y desarrollo social colombianos, como una valiosa contribución para la
generación de nuevos valores y conceptos sociales en el hombre de la próxima
generación de colombianos.
ASUNTOS CONCILIABLES.
Finalmente y para los efectos del acápite que nos ocupa, debe tenerse en
cuenta que la justicia nacional ha asimilado el concepto de reparación no
pecuniaria con medidas de satisfacción y garantía de no repetición,
arraigadas en los Tribunales Internacionales de Justicia, cuando se trata de
reparar los daños inferidos en los derechos humanos, con medidas de
293
Véanse causales de revocación directa previstas en los numerales 2 y 3 del artículo 69 del C.C.A.
294
Como sería el caso del acto de supresión de un cargo, expedido legalmente, pero que implica separación
del servicio de un funcionario de periodo fijo, antes de su vencimiento.
259
reparación simbólica, de rehabilitación, de conservación de la memoria, de
verdad y justicia y muchas más. Tales medidas pueden ser acordadas entre
las partes en la audiencia de conciliación.
260
especialmente relacionadas con la indemnización de los perjuicios
pertinentes, incluyendo los pagos imputables al contrato295.
295
Es común cuando se ha celebrado el contrato verbal en el caso de la declaración de urgencia manifiesta. En
tal caso deberán probarse plenamente las partes y las prestaciones del contrato.
261
consignarse en el acta de conciliación correspondiente conjuntamente
con los requisitos del acta misma. Se mantiene la duda respecto de las
causales 3ª y 5ª del artículo 44 de la ley 80 de 1993 para las cuales no
está prevista la declaración de terminación del contrato por parte del jefe
o representante de la entidad pública pues de su presentación se colige
que en tales eventos296 es imprescindible el pronunciamiento judicial
dentro del proceso respectivo. Nosotros creemos que en tales casos la
conciliación se debe reducir a las diferencias económicas entre las
partes respecto del reconocimiento de los derechos de las mismas y del
pago de lo ejecutado en provecho de la entidad pública contratante, sin
que sea viable manifestación alguna sobre la validez del contrato o
sobre su terminación, esta última no permitida ni siquiera para la entidad
pública por medio de su representante.
296
Cuando el contrato se haya celebrado con abuso o desviación de poder, o con desconocimiento de las
normas sobre tratamiento de ofertas nacionales y extranjeras, o con violación del principio de reciprocidad.
297
Así llamados los aspectos de carácter científico o técnico que se manifiestan durante la ejecución del
contrato alterando la equivalencia o proporción entre las prestaciones económicas contractuales.
262
monetaria de las sumas de base resultantes y el reconocimiento de
intereses comerciales y moratorios a que pudieren haberse producido.
Vale la pena recordar que para todos los eventos aquí relacionados, la
entidad pública conserva la posibilidad legal de hacer uso de sus poderes
unilaterales de terminación, modificación, interpretación y caducidad
administrativa; por tanto, frente de los supuestos legales en cada caso y
previo agotamiento de la etapa de acuerdo directo, será la administración la
que tome la decisión con los efectos legales que corresponden en cada
evento, y será el contratista quien deba controvertirla con la interposición
del recurso gubernativo de reposición o con la demanda contencioso
administrativa contractual. Es en este instante en el que surge el derecho
de convocar a la conciliación extraproceso para procurar el acuerdo con el
que se definan las diferencias entre las partes.
Para los efectos del presente escrito, queremos destacar sus características
principales, así:
298
C. de E. Sección Tercera. Auto de junio 29 de 2000. No. 17.909. C.P. Dr. Alier Eduardo Hernández
Enríquez.
265
De allí que en los artículos 76 y 80 de la ley 446 de 1998 y 8 del decreto 1716 de
2009, se hayan incluido previsiones relativas a la práctica de pruebas dentro de la
conciliación extraproceso, con el fin de darle consistencia probatoria al acuerdo
por celebrar, de manera que se reduzca al mínimo la posibilidad de aprobar el
reconocimiento y pago de sumas de dinero con cargo al presupuesto público sin la
convicción suficiente sobre la ilegalidad de la actividad estatal o el carácter
antijurídico del daño que ha sufrido una persona.
Por último, deseamos comentar que si no hay acuerdo ante las partes, se
terminará la diligencia con las manifestaciones pertinentes declarándose cursada
la etapa prejudicial y devolviendo a las partes los documentos aportados, con el fin
de que puedan acudir a la jurisdicción tramitando el proceso que corresponda, sin
requisitos adicionales distintos.
299
C. de E. Sección Tercera. Auto de Agosto 12 de 1999. No. 16.124 C.P. Dr. Alier Eduardo Hernández
Enríquez.
266
fórmulas amigables de definición de sus conflictos o, dicho de otro modo, de las
manifestaciones externas de sus conflictos ya que no siempre la realización de
una conciliación produce en los ánimos de los participantes la satisfacción por el
acuerdo y la certeza de haber cumplido con un verdadero deber social y humano.
A pesar de tal reserva, si la justicia es uno de los caminos para la paz, bienvenida
la institución de la conciliación obligatoria. Nos corresponde hacer el camino y
contribuir con la generación de la cultura de la solución directa o “inducida” de los
litigios contencioso administrativos de contenido patrimonial.
En segundo lugar y con las listas que lograron superar el umbral, se distribuyen
las curules correspondientes de la Corporación respectiva, dividiendo el total de
votos obtenidos por cada lista por uno, dos, tres, y así sucesivamente hasta
alcanzar el número que corresponda al de las curules por proveer. El resultado
menor es la cifra repartidora; y cada lista tomará tantas curules cuantas veces
quepa la cifra repartidora en el número de votos válidos obtenidos por ella. Si
queda pendiente alguna curul por adjudicar, se le asignará a la lista que tenga el
mayor residuo.
268
CAPITULO IV
1. El Consejo de Estado.
Antecedente histórico:
300
Ver al final del presente documento la parte pertinente.
269
En la ciudad de Angostura –Hoy Ciudad Bolívar, Estado de Bolívar, República
Bolivariana de Venezuela-, el 30 de octubre de 1817, el Libertador dictó un decreto
para Venezuela y las Provincias Unidas de la Nueva Granada, del siguiente tenor:
“SIMON BOLIVAR
270
“Artículo 4º.- El Consejo de Estado no puede ser convocado ni
presidido sino por el Jefe Supremo, pero en su ausencia será presidido
por el Consejero a quien haya delegado esta función, las secciones
serán convocadas por sus presidentes respectivos, según lo exijan los
asuntos en que se ocupen.
271
“Artículo 11.- Para los asuntos que el Jefe Supremo quiera
consultar en particular, habrá un Consejo Privado compuesto de
Almirante de los Gobernadores Militares y Político, de los Presidentes
de las secciones, y de los Secretarios del Despacho.
“SIMON BOLIVAR”
“T.G. PERÉZ, Secretario”
Este cuerpo fue provisional. Era de Estado y sus funciones fueron específicamente
las propias de una asamblea de gobierno que discutiría y aprobaría las cuestiones
administrativas importantes, las leyes, los reglamentos e instrucciones ejecutivas,
en tanto se estabilizaba políticamente la región. Y era un Consejo de estado de
“Guerra”, en vista de las circunstancias que se vivían, como lo indica su
composición en base a los más altos mandos militares que Bolívar tenía a su
alrededor. Como puede verse, no fue un organismo jurisdiccional, competente
para administrar justicia en lo contencioso administrativo, sino un cuerpo que hacia
parte de la organización ejecutiva central (Jefe Supremo de la República) con
facultad decisoria.
Tal vez la sombra del Libertador alertaba al cuerpo constituyente sobre las
reservas que debían tener cuidado en observar para prevenir el acceso al poder
de cualquier futura ambición dictatorial.
1. Dar su dictamen para la sanción de las leyes, en todos los negocios graves
y medidas generales de la administración pública, y en todos los casos que
lo exija el jefe del ejecutivo;
Como cuerpo consultivo del Gobierno este Consejo de Estado ejercía sus
verdaderas funciones en la etapa de formulación de políticas generales de
gobierno o en la fase previa a la toma de decisiones relacionadas con la función
pública. Auxiliaba, como lo dice el articulado, en el proceso de deliberación previo
a la expedición del acto. Pero no tenía injerencia en la fase posterior a la decisión
274
tomada, esto es, en su cumplimiento en cuanto actividad administrativa y mucho
menos es órgano jurisdiccional de tales actos, los que, dicho sea de paso, no se
habían incorporado como categoría jurídica al derecho público.
La Alta Corte de Justicia no fue en 1830 juez especial para la administración. Hizo
parte de la organización de justicia común. Pero el hecho de que se discriminen y
se destaquen ciertos asuntos relacionados específicamente con el gobierno, de
aquellos ordinarios de los particulares, indica la intención de ir especializando la
naturaleza de los negocios públicos para diferenciarlos de los contenciosos
comunes. Es un principio de jurisdicción que nacería como tal ochenta años más
tarde.
El artículo 42 del Acto Legislativo No. 3 de 1.910 lo restableció hasta hoy, siendo
reglamentado por lo previsto en las leyes 130 de 1.913 y 60 de 1.914. Actualmente
el Consejo de Estado mantiene su naturaleza y su estructura de origen, que las
275
reformas subsiguientes no modificaron, y que fueron mantenidas por la
Constitución Política de 1.991.
301
Conoce del recurso extraordinario de revisión, de los asuntos que por importancia jurídica o trascendencia
nacional resuelva avocar, de las acciones de nulidad por razones exclusivas de constitucionalidad contra
decretos del gobernó que no provengan de una facultad exclusivamente administrativa, de las acciones de
pérdida de investidura de congresistas, y dirime conflictos de competencia entre sus secciones, entre otras.
276
2. Los Tribunales Administrativos.
Establecidos y organizados como lo prevén los artículos 122 y 123 del CPACA, 40
de la ley 270 de 1.996, y especialmente el de Cundinamarca, en el decreto ley
2288 de 1.989.
De conformidad con el texto original del artículo 106 del C.C.A., en cada
departamento debe existir un Tribunal Administrativo. En 1.984 existían 9
Intendencias y Comisarías, como entidades territoriales intermedias administradas
por la Nación a través del Departamento Administrativo de Intendencias y
Comisarías DAINCO, que no tuvieron Tribunal, razón por la cual los conflictos
originados en sus respectivos territorios fueron asignados a otros Tribunales del
país. Al ser erigidas como departamentos por el artículo 309 de la C.P.,
gradualmente fueron establecidos algunos Tribunales Administrativos, como son
los del Archipiélago de San Andrés, providencia y Santa Catalina, Arauca y
Casanare. En los demás territorios correspondientes a las otras antiguas
intendencias y comisarías, se sigue aplicando el criterio de la asignación, como se
dispuso en el Acuerdo PSAA06-3321 de 2006 proferido por la Sala administrativa
del Consejo Superior de la Judicatura, por medio del cual estableció los Circuitos
Judiciales Administrativos, según el cual el departamento de Amazonas fue
asignado al Distrito Judicial de Cundinamarca, el de Putumayo al de Nariño, y los
de Guainía, Guaviare, Vichada y Vaupés al del Meta.
Su sistema está regulado actualmente por lo previsto en la ley 1563 de 2012, cuyo
artículo 118 derogó los artículos 70 a 72 de la ley 80 de 1993, que establecía la
autorización para que en los contratos estatales, las partes incluyeran la cláusula
compromisoria o celebraran un compromiso posterior, con el fin de someter las
diferencias económicas del contrato a un Tribunal de Arbitramento.
279
administrativos expedidos por las entidades estatales con ocasión de la
preparación, celebración, ejecución o liquidación del contrato302.
302
Corte Constitucional sentencia C-1436 de 2000. M.P. Dr. Alfredo Beltrán Sierra. C. de E., Sala de lo
Contencioso Administrativo, Sección Tercera, auto de febrero 23 de 2000. C.P. Dr. Germán Rodríguez
Villamizar.
280
CAPÍTULO V
I. EL DERECHO DE ACCION.
303
Incluye las acciones constitucionales.
281
En efecto, el artículo 229 de la Constitución Política dispone que “Se garantiza el
derecho de toda persona para acceder a la administración de justicia…”. Y pese a
que no se halla consagrado en el título II sobre los derechos, las garantías y los
deberes, está generalmente reconocido, admitido y aplicado como derecho
garantía constitucional fundamental, reglamentado por la ley 270 de 1996 o
estatutaria de la administración de justicia, al decir:
304
Cfr. Corte Constitucional. Sala de Revisión No. 5. Sentencia No. T-173 del 4 de mayo de 1993.
Magistrado Ponente: José Gregorio Hernández Galindo.
282
la Carta Política- como uno de los derechos fundamentales305,
susceptible de protección jurídica inmediata a través de mecanismos
como la acción de tutela prevista en el artículo 86 superior. Negrilla
fuera de texto.
Con lo cual, entre otros aspectos, destacó el alcance de tal derecho fundamental,
al referirse al correlativo deber judicial de impartir “protección judicial efectiva”
como en lo sucesivo y hasta hoy, lo viene reiterando, definiendo, por vía de
interpretación y en ejercicio de su poder de modulación, su cabal contenido. Por
tanto, esta perspectiva constitucional nos permite decir que el derecho de acción
es el derecho público que tiene toda persona a acudir a las autoridades
judiciales y recibir de ellas una dispensa efectiva de justicia. Desde este
punto de vista jurídico político, el derecho de acción es único, y por eso se afirma
que la distinción efectuada por la Constitución y la ley es realmente una distinción
entre las pretensiones que constituyen su contenido.
305
Cfr. Corte Constitucional. Sentencias Nos. T-006/92, T-597/92, T-348/93, T-236/93, T-275/93 y T-004/95,
entre otras.
306
Corte Constitucional sentencia C-037 de 1996, con la que se pronunció sobre la revisión constitucional de
los proyectos de ley estatutaria N. 58 de 1994 Senado y No. 264 de 1995 Cámara de Representantes, en
ejercicio del control previo de constitucionalidad.
283
trámite correspondiente sean de legalidad, de responsabilidad o de ejecución,
como quedó antes dicho.
No obstante este concepto, tan cargado de contenido, riñe con las necesidades de
claridad y sencillez que demanda el derecho procesal de hoy. Y cae en el pecado
de incluir en él algunos de sus rasgos o elementos que no hacen parte de la
definición y que, de contera, lo pueden circunscribir en la concepción concreta del
derecho de acción, llamada por la doctrina “teoría del derecho concreto” del
derecho de acción307, según la cual el derecho de acción incluye el derecho a la
sentencia favorable, ya superada. Por ello estimamos necesario en este capítulo
efectuar las precisiones que reclama el derecho procesal moderno, imbuido como
está en el derecho constitucional y, especialmente, en la doctrina de los derechos
constitucionales fundamentales. Pero destacamos, sí, que es por lo menos curioso
que los enfrentamientos conceptuales en nuestro medio en torno de la acción
parece que se dieron por concluidos con la obra del profesor Eduardo Juan
Couture Etcheverry, y que la doctrina latina y colombiana se han limitado a
recapitular el proceso histórico de producción intelectual que se vivió hasta
mediados del siglo XX. Ello explica el por qué en este tema volvemos la mirada a
los mismos referentes.
307
Por oposición se menciona la “teoría del derecho abstracto de acción” como aquella que lo concibe como
el derecho de obrar en el sólo interés de la observancia de la ley.
284
persona sostiene tener; y otro, representado por la relación jurídica adjetiva o
procesal, por medio de la cual se aspira al reconocimiento o protección de tal
derecho o interés a instancias de la jurisdicción. En tal sentido, se considera
superada no solo la concepción romana308 del derecho de acción, sino la vieja
polémica sobre si se trata de un solo derecho o si, por el contrario, son dos
distintos309. Por tanto, vamos dejando sentado que el derecho de acción es
autónomo y distinto del derecho sustancial o del interés de quien lo ejercita, con lo
cual estimamos vigentes los planteamientos del profesor Chiovenda310.
308
RAMIREZ ARCILA, Carlos. Teoría de la acción. Ed. Temis, Bogotá, 1969. P. 57.“Actio autem nihil aliud
est, quam ius persequendi in indicio quod sibi debetur” que resulta traducido como el derecho de perseguir en
juicio lo que a uno se debe. En tal sentido, nótese la similitud con algunas concepciones posteriores que
exigen en el actor la titularidad del derecho subjetivo hecho valer en juicio, y que según esta máxima, el
derecho de acción se concebía en cabeza de quien era a la vez el titular del derecho sustancial, lo que, de paso,
significó que le era negado a quien no lo fuera.
309
Ob. Cit. P. 62 a 64. Este autor recuerda la polémica entre Bernardo Windscheid y Teodoro Muther hacia
1856. El primero de ellos sostuvo la identidad de la acción -actio- con el derecho subjetivo -jus-, de la que
sostuvo que es el mismo derecho metafóricamente denominado por los actos que acompañan su modo normal
de nacer a la vida, mientras que el segundo concibió a la acción como un derecho independiente del derecho
subjetivo pero condicionado a la existencia del mismo, por lo que concibió a la acción como el derecho
subjetivo público de quien tiene razón para que el Estado le conceda tutela jurídica mediante sentencia
favorable, considerándose uno de los pioneros de la tesis del “derecho concreto de acción”.
310
CHIOVENDA, Giuseppe. Instituciones de derecho procesal civil (1.935). Vol. I., Cárdenas Editor y
Distribuidor. México, 1ª ed., 1989. Trad. E. Gómez Orbaneja. Allí sostiene que “…la acción está separada del
otro derecho subjetivo (real o personal) derivado de aquella voluntad de la ley; los dos derechos son
distintos…; tienen vida y condiciones diversas y contenido completamente distinto”. Con ello quedó zanjada
la discusión.
311
Resaltamos aquí el carácter de sujeto “político”, en tanto que mantiene relaciones con el poder del Estado.
312
COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. Ob. cit., pp. 50 y ss. Reconociendo tal deber del Estado, ver
Corte Constitucional, sentencia T-325 de 1998.
285
referirse a la acción, destacando, en uno y otro caso, el carácter con que la
conciben los autores313. Nosotros estimamos que la acepción “derecho” es
necesaria y además suficiente para implicar el poder o facultad, razón por la cual
utilizaremos, en adelante, la expresión “derecho de acción”.
Aun para la discusión doctrinaria procesal y con mayor razón ahora que la
Constitución Política colombiana así lo establece en su artículo 229, el derecho de
acción se reconoce a toda persona, a todo sujeto de derechos, o a todos los
“asociados”. En este sentido deben reconocerse como sus titulares las personas
naturales, jurídicas, de derecho público, de derecho privado, nacionales y
extranjeras. Mas, no obstante la previsión constitucional, hay que tener en cuenta
que en nuestro ordenamiento jurídico y en nuestra práctica judicial se reconoce o
acepta, según el caso, la posibilidad de que ciertas acciones sean ejercidas por
entidades, organismos o autoridades que no ostentan personalidad jurídica y que,
en principio, no podrían ser incluidas en la acepción “persona” pero que pueden
ser sujetos del derecho de acción, por activa o por pasiva. Hay que admitir, por
tanto, que la titularidad del derecho de acción en Colombia reviste un contorno
mucho mayor que el que se desprende del concepto de persona pero que, por su
notoria impropiedad, tampoco encaja en la acepción de “asociados” 315 que utiliza
la ley estatutaria de la administración de justicia. En la doctrina sobre el tema es
313
Cfr. RAMIREZ ARCILA, Carlos, pp. 62 a 74. Allí se registra cómo es un derecho para WINDSCHEID Y
MUTHER (1.856), VON BÜLOW (1.868), KÓHLER y DEGENKOLB (1.877) y WACH (1.885), a pesar de
que éste último empleó la expresión “la pretensión de protección del derecho” [sustancial] para referirse a la
acción. Con esta misma concepción, cita igualmente a CARNELUTTI en sus Instituciones de derecho
procesal civil de mediados del siglo XX. P. 115. En cambio, como defensor de la tesis del poder jurídico, el
autor menciona a CHIOVENDA con su célebre trabajo de 1903 llamado “L´azione nel sistema dei diritti”
que, como se verá, asimiló COUTURE, quien vino a sistematizar posteriormente la teoría en la segunda mitad
del siglo.
314
Sobre tal carácter, cfr. CHIOVENDA, ob. Cit., p. 15 a 17.
315
Para el derecho procesal este concepto carece por completo de contenido jurídico y creemos que más
resulta apropiado en el lenguaje político.
286
frecuente encontrar las acepciones “persona” o “sujeto de derechos” para referirse
a quien pertenece el derecho de acción316. No obstante, en Colombia se admite
que las entidades públicas que ejercen funciones de control y los servidores
públicos en su condición de tales, puedan ejercer acciones públicas, como la de
nulidad y la popular317, lo que hace evidente que se radica en sujetos que no son
personas y que tampoco son sujetos de derechos para el derecho sustancial,
aunque, por lo visto, sean reconocidos como sujetos del derecho de acción. En
otros casos, el derecho se radica exclusivamente en el ciudadano, como puede
verse en el caso de la acción de pérdida de investidura de congresistas y para el
ejercicio de la acción de nulidad por inconstitucionalidad contra ciertos decretos
del gobierno318, con lo cual se desdibujan los criterios tradicionales.
316
Cfr. COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. ob. Cit., p. 57 al sostener que la acción es “…el poder
jurídico que tiene todo sujeto de derecho…”; ROCCO, Ugo. Tratado de derecho procesal civil. Parte general,
T.I. Ed. Temis, Bogotá – Depalma, Bs. As. 2ª reimpresión, 1983, p. 264 en que lo concibe como “…derecho
público subjetivo del ciudadano frente al Estado…”. En nuestro medio, Cfr. DEVIS ECHANDIA, Hernando.
Compendio de derecho procesal. Teoría general del proceso, T.I. Ed. ABC, Bogotá, 14 Ed., 1996, p. 192 al
decir que la acción es “…el derecho público, cívico, subjetivo, abstracto y autónomo, que tiene toda persona
natural o jurídica…”. Igualmente LOPEZ BLANCO, Hernán Fabio. Derecho procesal civil colombiano. Parte
general T.I. 7ª ed., Dupre Editora, Bogotá, 1997, p. 252, quien sostiene que la acción es “el derecho público
subjetivo que tiene todo sujeto de derecho…”. Chiovenda en el exterior y Azula Camacho en Colombia, no se
refieren expresamente al titular: Ver AZULA CAMACHO, Jaime. Manual de derecho procesal. T.I Teoría
general del proceso. Ed. Temis, 7ª ed., Bogotá, 2000. p. 117 en que aparece el concepto de acción como “…el
derecho de poner en actividad la rama jurisdiccional…”.
317
ver, por ejemplo, art. 12 de la ley 472 de 1998.
318
Art. 184 C.P., arts. 1 y 3 de la Ley 144 de 1994 y art. 135 del CPACA.
287
Como es conocido por la comunidad jurídica y a pesar de las distinciones
académicas, todos seguimos haciendo referencia a las “acciones”. Necesario es
sin embargo advertir que al referirnos a las acciones, nos estamos refiriendo, en
realidad, a las pretensiones.
Se califican como tales aquellas que se ejercen ante las autoridades judiciales de
lo contencioso administrativo, consagradas en el Código Contencioso
Administrativo o en leyes especiales, no sin advertir, desde luego, que las
acciones popular, de grupo y de cumplimiento, tienen el rango de acciones
constitucionales por su íntima relación con la realización material del Estado de
Derecho y con él la del principio democrático. Hecha la advertencia, pasamos a
los comentarios:
1. De nulidad
2. De nulidad y restablecimiento del derecho
3. De nulidad electoral
4. De reparación directa
5. Relativa a contratos
6. De cumplimiento
7. Popular
8. De grupo
9. De repetición
10. De pérdida de investidura
Nos proponemos efectuar el estudio, una a una y en el mismo orden, por razones
metodológicas, de todas las anteriores.
1. LA NULIDAD.
1.1. La finalidad.
319
C. de E., Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sent. IJ-007 de octubre 26 de 1999, M.P. Dr.
Reinaldo Chavarro Buriticá.
289
La existencia de un instrumento procesal dirigido a salvaguardar el ordenamiento
jurídico hace parte del concepto de Estado social de derecho. Si en éste el poder
público constituye ante todo una competencia jurídica, y si su ejercicio debe estar
conforme con las normas, principios y valores establecidos, la acción de nulidad
permite someter a juicio decisiones administrativas consideradas contrarias a
dicho orden.
320
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sent. Julio 4 de 1997, exp. 4376. M.P.
Juan Alberto Polo Figueroa.
290
consecuencia, según éste principio, la función pública debe someterse
estrictamente a lo que disponga la Constitución y la ley”321.
321
Corte Constitucional, sent. C-740 de octubre 6 de 1999. M.P. Alvaro Tafur Gálvis.
291
decir que la administración debe actuar con sujeción al orden público
normativo, entendido éste como “el conjunto de normas positivas
absolutamente obligatorias, donde no cabe transigencia ni tolerancia,
por afectar a los principios fundamentales de la sociedad, de una
institución o de las garantías precisas para su subsistencia…”
(Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual, Guillermo Cabanellas),
en donde el legislador ha previsto, como una forma de mantener el
respeto por ese orden normativo, las acciones de simple nulidad
(artículo 84 del Código Contencioso Administrativo), cuyo propósito
principal es la conservación y restitución del principio de legalidad y las
acciones de nulidad y restablecimiento del derecho (artículo 85 del
Código Contencioso Administrativo), en las que no sólo se busca la
efectividad del principio de legalidad sino la indemnización de los daños
causados con la expedición del acto administrativo correspondiente”322.
1.2. La pretensión.
322
Corte Constitucional, sent. C-1436 de octubre 25 de 2000. M.P. Alfredo Beltrán Sierra.
292
La solicitud de anulación puede afectar el texto completo del acto administrativo o
solo parte de él, según lo define el demandante; por regla general se solicita la
anulación en su integridad, de todo el acto administrativo, sin que para ello se
requieran advertencias o salvedades en la demanda pues la petición de nulidad de
un acto administrativo debidamente identificado, sin advertencia o salvedad
alguna, hace entender que la impugnación lo afecta en su totalidad. Pero nada
impide que se excluyan de la petición de nulidad aquellas resoluciones tomadas
en el acto que no tienen contenido normativo, como aquella que dispone su
notificación, comunicación o publicación, según el caso, o aquella que dispone
enterar de su contenido a otra autoridad, para efectos estadísticos, por ejemplo,
pues en tales eventos dichas decisiones pueden excluirse de la petición de
nulidad sin riesgo alguno para el demandante. En este caso la experiencia
muestra que, aunque no se haya demandado el último “resuelve” del acto
administrativo, si este se refiere a la fecha de su vigencia, el acto administrativo
será declarado nulo en su integridad.
1.3. El titular.
La acción de nulidad puede ser ejercida por cualquier persona y por el Ministerio
Público, de conformidad con lo establecido en los artículos 84 y 127 del C.C.A. y
40 # 6 y 282 # 5 de la Constitución Política. Sin embargo, en virtud de lo
establecido por el artículo 97 # 7 del C.C.A., si el acto administrativo es un decreto
del gobierno de naturaleza general que se demanda exclusivamente por razones
de inconstitucionalidad, solamente puede ser demandado por un ciudadano. A
propósito, el Consejo de estado ha estimado que:
323
Corte Constitucional, sent. C-539 de julio 28 de 1999. M.P. Antonio Barrera Carbonell.
324
Fuera de que, si por su naturaleza el contencioso de anulación solo exige la confrontación entre la norma
demandada y el ordenamiento superior que la condiciona, es muy extraño que en un proceso de esta índole se
generen costas.
325
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sent. de julio 30 de 1998.
Exp. No. 4916. M.P. Libardo Rodríguez Rodríguez.
294
El estar en cabeza de toda persona326 le concede el carácter de contencioso
popular de anulación, y permite efectuar la siguiente especificación de titulares de
la acción de nulidad:
326
Se sostiene que el derecho comunitario andino prevé una acción de nulidad sui géneris de carácter
subjetivo, sustitutiva de la prevista en el artículo 596 del C. de Co., como se reconoce por la jurisprudencia
colombiana. Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sent. de enero
27 de 2000. Exp. No. 4933. M.P. Juan Alberto Polo Figueroa. Dijo: “La acción de nulidad de que es pasible
este tipo de actos, es la descrita en el artículo 113 de la Decisión 344 de la Comisión del Acuerdo de
Cartagena, que como tal es una acción de nulidad sui géneris, o especialísima, toda vez que no es objetiva
debido a que, según su propio enunciado, y como lo ha dejado sentado de manera reiterada el Tribunal de
Justicia del Acuerdo de Cartagena, requiere interés directo o personal para poder incoarla, es decir, estar
afectado por el acto impugnado. En síntesis, respecto del derecho marcario, en la actualidad y a partir de la
entrada en vigencia de la Decisión 344 de la Comisión del Acuerdo de Cartagena, contra los actos que
conceden el registro de una marca sólo caben, de una parte, la acción de nulidad de que habla el artículo 113
de la Decisión 344, con específica condición de requerir interés directo, y la de nulidad y restablecimiento del
derecho, cuando sea el caso, prevista en el artículo 85 del C.C.A”.
327
Art. 80 ley 153 de 1887.
295
Poder Público si se trata de la Rama Legislativa, y el Director Ejecutivo de la
Administración Judicial si se trata de la Rama Judicial del Poder Público.
Todas las anteriores son titulares de la acción de nulidad. Pero hay que tener en
cuenta que la acción se ejerce en nombre de la entidad respectiva si así lo
resuelven las instancias directivas, es decir, que esta acción se ejerce en nombre
de la Nación, por ejemplo, por parte de un Ministro del Despacho, solo si así se ha
decidido que se haga por su titular. En tal caso no es común que el Secretario
General presente una demanda de nulidad y diga actuar en nombre de la Nación y
por conducto del Ministerio a que pertenece, entre otras razones porque ese
servidor, como persona natural, puede ejercerla sin necesidad de invocar la
instancia oficial de que hace parte, todo lo cual se puede predicar de los demás
sectores públicos.
Una persona o entidad pública puede ejercer la acción de nulidad contra un acto
administrativo expedido por otra entidad pública. Este evento es muy frecuente
porque entre entidades puede surgir un conflicto de legalidad sobre cualquier
materia, como cuando las autoridades nacionales expiden reglamentos en materia
de regalías por hidrocarburos, tema en el cual tienen interés las entidades
territoriales que las reciben, caso en el cual será normal que un gobernador o
alcalde demanden la nulidad de un decreto gubernamental o una resolución
ministerial reguladora de tales aspectos. En tal caso habrá de definirse en la
demanda si el gobernador o alcalde, según el caso, obran como personas
naturales aunque invoquen su calidad y rango de servidores públicos, o si dicen
actuar en representación legal de la entidad territorial. Esa misma situación se
puede presentar en materia ambiental, urbanística, de tránsito terrestre o
marítimo, tributario, etc.
296
La empresa unipersonal. Establecida por el artículo 71 de la ley 222 de 1995. Su
inciso final dispuso que esta empresa, una vez inscrita en el registro mercantil,
tiene personería jurídica; por consiguiente, está habilitada para celebrar negocios
jurídicos y ejercer acciones.
Ello permite sostener que los extranjeros en Colombia, residentes o no, tienen los
mismos derechos civiles y las mismas garantías constitucionales y legales que los
colombianos, salvo limitaciones legales. Por ello tienen, por ejemplo, derecho a
ejercer acciones de tutela para el amparo constitucional de un derecho
328
Esta situación se reproduce en los distintos grados de la descentralización o de la desconcentración
administrativas. Con las Delegaciones Departamentales del Registrador Nacional y los Registradores
Municipales, por ejemplo, entre muchos casos.
297
fundamental329. Y nada se opone, consideramos nosotros, a que a los extranjeros
residentes se les reconozca el derecho a ejercer la acción de nulidad, a pesar de
la expresión final del artículo citado.
329
Cfr. Corte Constitucional, sentencias T-215 de 1996, T-321 de 1996.
330
Como sería el caso de los Estados, o de organismos como la ONU, OEA, u organismos de integración
económica, o el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, entre los que se deben mencionar.
331
RENGIFO GARCIA, Ernesto. La fiducia mercantil y pública en Colombia. Universidad Externado de
Colombia, Bogotá, 1998. pp. 153. Citada por Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo,
Sección Tercera. Sent. De julio 27 de 2005. M.P. Ramiro Saavedra Becerra. Exp. 14.039.
298
definitivo y, en principio, de carácter general, e incluye las circulares y los actos de
certificación y registro.
Hasta 1961 y durante la vigencia del C.C.A. anterior, la ley 167 de 1941 332, se
consideró que la acción de nulidad procedía contra los actos administrativos
definitivos de carácter general, y que la acción de plena jurisdicción333 procedía
contra los actos administrativos definitivos de naturaleza particular. Tal era la
interpretación que se hacía de los artículos 66 y 67 del C.C.A.. En este año, el
Consejo de Estado cambió su concepción, considerando que la distinción entre
estas dos acciones no radicaba en la generalidad o particularidad del acto
administrativo susceptible de ser demandado con una y otra, sino que lo que las
distinguía, naturalmente, era el móvil y la finalidad que a cada una de ellas
asignaba la ley. Así, la acción de nulidad era procedente contra todo acto
administrativo, general o particular, si con ella el actor buscaba la protección del
ordenamiento jurídico, y actuaba en interés exclusivo en ella; y lo era la de plena
jurisdicción contra todo acto si, por el contrario, se obraba con interés resarcitorio
o indemnizatorio, ya que, en uno y otro caso, esos eran los móviles y las
finalidades de tales acciones según la regulación legal vigente. Con esta tesis
reconoció que la distinción entre el acto general y el particular no pertenecía al
contenido normativo de dichos artículos. Esta tesis fue reiterada en 1972 334, en un
auto que, a más de consignar lo referente al tema del acto demandable con tales
acciones, realizó la primera exposición sobre las diferencias fundamentales entre
las dos, e hizo énfasis en que su distinción fundamental radicaba en la pretensión
litigiosa.
332
Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sent. de agosto 10 de
1961. M.P. Carlos Gustavo Arrieta Alandete. Se trataba de resolver sobre la demanda de nulidad de las
resoluciones No. 56 y 105 de 1957, con las que el Ministerio de Agricultura y Ganadería declaró de utilidad
común, con fines de expropiación judicial, una porción de terreno en la acequia “Angostura” en el
departamento del Huila por petición de Margarita Ucrós de Durán para construir un canal en predios del
General Matías Silva, quien obró como demandante.
333
Así llamada la acción de nulidad y restablecimiento del derecho actual.
334
Cfr. Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, auto de agosto 21 de 1972. M.P.
Humberto Mora Osejo. En ejercicio de la acción de nulidad, un ciudadano, en tal calidad, demandó la nulidad
parcial del acuerdo No. 26 de 1971 con el que el Concejo Municipal de Sabaneta, Antioquia, gravó por
concepto de impuesto de industria y comercio a la sociedad Grasas Vegetales S.A. GRAVETAL S.A..
299
el cambio de concepción propiamente dicho. Nos referiremos, no obstante, a los
pronunciamientos de mayor significación.
335
Cfr. Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, auto de agosto 2 de 1990. M.P.
Pablo Cáceres Corrales. Exp. 1482. En ella expresó: “El legislador colombiano ha venido considerando...
cuáles relaciones individuales y concretas (creadas en el seno del derecho público) pueden afectar gravemente
el orden jurídico y, por supuesto, la vida social y, con esta presunción indiscutible (originada en la esencia
política de la potestad legislativa), ha señalado expresamente los casos en que cualquier persona puede atacar
ante el juez los actos administrativos de contenido individual”.
336
Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sent. de octubre 26 de
1995. M.P. Libardo Rodríguez Rodríguez.
300
particular no solo es demandable por la vía de la sola nulidad, por cualquier
persona incluida la afectada con él, en los casos previstos en la ley, sino en
aquellos eventos en que los efectos de su aplicación y/o anulación revistan
un interés especial para la sociedad.
337
El demandante solicitó la declaración de inexequibilidad de la doctrina sobre móviles y finalidades
incorporada por la jurisprudencia a estos artículos 84 y 85 del C.C.A., entendiendo que hace parte de su
contenido normativo, e invocando los poderes de la Corte Constitucional para tal declaración.
338
Cfr. Corte Constitucional, Sala Plena, sent. C-426 de mayo 29 de 2002. M.P. Rodrigo Escobar Gil.
339
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sent. I. J. 030 de marzo 4 de 2003. M.P.
Manuel Santiago Urueta Ayola. Exp. 5683. Se trataba de resolver sobre la demanda de nulidad presentada por
la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca CAR contra la resolución No. 074 de febrero 5 de
1997, por medio de la cual el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural reconoció personería jurídica a la
Asociación de Usuarios del Distrito de Adecuación de Tierras de Fúquene y Cucunubá, ASOFUC. Como se
ve, era un acto administrativo de carácter particular, demandado en simple nulidad por una entidad que no era
parte de la relación jurídica sustancial a la que se refiere aquel.
301
reafirmando integralmente su doctrina sobre móviles y finalidades contenida en
sus fallos precedentes.
Así las cosas, desde nuestra perspectiva y de acuerdo con las consideraciones
expuestas por la Corte Constitucional en el fallo aludido, la procedencia de tales
acciones sigue los siguientes lineamientos:
302
Como se puede apreciar, el problema radica en la procedencia de la acción de
nulidad, o de “simple nulidad”, contra los actos administrativos de contenido
particular, subjetivo o concreto. Y con la tesis de la Corte Constitucional, ha
surgido uno nuevo: La acción de nulidad ejercida por una persona contra un acto
administrativo que regula relaciones jurídicas de otra persona. Porque,
establecidas las acciones, con el régimen anterior o con el actual, no habría
ningún inconveniente si cada demandante utiliza cada acción con el objeto
establecido en la ley, asumiendo su legitimación y actuando dentro del término
consagrado para tal efecto. Pero como no ha sido así y como puede verificarse
con los conflictos fallados con las providencias que se han referido al tema, la
variedad de situaciones presentadas no permite aplicar la normatividad en forma
“lineal”, es necesario resolver positiva o afirmativamente los interrogantes que
surgen de tal variedad, que podemos subsumir en una pregunta:
Las respuestas no dependen solo del análisis del contenido de cada acción, a la
manera asistemática como lo entendió la Corte Constitucional en la sentencia
comentada. Porque en este caso es necesario absolver otra pregunta: ¿El acto
administrativo se refiere a un derecho de quien acciona o a un derecho de otra
persona?
342
Por ejemplo, si el acto que impuso la sanción disciplinaria es demandado por persona distinta del
sancionado o de sus causahabientes, aplicando la expresión “cualquier persona”.
304
concepciones jurisprudenciales que se vienen comentando. Pero el problema
verdadero surge ante los efectos de la nulidad dependiendo, además, de si el acto
administrativo había creado o concedido un derecho o si lo había negado o
modificado en perjuicio de su titular. Porque aquí entran en juego otros factores
que no resultan del contenido literal y aislado de los artículos 84 y 85
mencionados, sino que involucran otros que no se pueden soslayar como lo hizo
la Corte Constitucional. Uno de esos factores es el de la titularidad del derecho
subjetivo, del que depende si se reconoce o no legitimación en la causa para
demandar el acto a quien no vincula la relación jurídica sustancial que este
contiene. En derecho administrativo, como en todas las ramas del derecho, la ley
ha establecido desde siempre un sistema de legitimación en causa en el titular del
derecho o en sus causahabientes y en nadie más. Por eso la titularidad de la
acción reivindicatoria la tiene solo el propietario o titular del derecho de dominio
contra el poseedor y nadie más. Nosotros creemos que en este evento la
respuesta debe ser negativa, con una matización: La acción de nulidad y
restablecimiento del derecho solamente la puede ejercer quien se crea lesionado
en un derecho suyo, o sus causahabientes y nadie más, dentro de su término de
caducidad y habiendo agotado la vía gubernativa si procede. Porque si la
pretensión consiste precisamente en el restablecimiento de un derecho o en la
reparación del daño causado en él por un acto administrativo, el sujeto legitimado
por la ley para someter dicha situación a la jurisdicción no puede ser ni una
persona distinta ni “cualquier persona”. La acción no está así concebida por
constituir un contencioso subjetivo de anulación. Obsérvese que la acción de
nulidad y restablecimiento del derecho tiene dos componentes inseparables que
son la nulidad del acto, sin la cual no podrá producirse ningún otro efecto debido a
su ejecutoriedad, ejecutividad y presunción de legalidad, y el restablecimiento o la
reparación. Escindir en dos la pretensión nos parece que la desnaturaliza. Por eso
estimamos que, a pesar de que en la ilegalidad de un acto administrativo particular
se encuentre involucrado un problema de interés público, su nulidad se encuentra
inseparablemente ligada al derecho contenido en el acto y que, en principio, la
acción de nulidad contra un acto administrativo de carácter particular no
puede ser demandado por cualquier persona, distinta del titular de la
relación jurídica afectada con aquel, salvo las excepciones legales, entre
otras, precisamente aquellas relacionadas en la jurisprudencia contencioso
administrativa que la Corte Constitucional declaró inexequible, como casos en que
sí procede contra actos de carácter particular, concreto o subjetivo por mandato
legal expreso.
El acto definitivo se distingue del acto preparatorio que es aquel sin cuya
producción no será posible la expedición del definitivo, como el proyecto sin el cual
nunca podrá existir una ordenanza o un acuerdo municipal, o el que compone una
terna sin e que nunca podrá existir acto definitivo de elección o nombramiento. Y
se distingue del acto de trámite, o aquel que impulsa una actuación, como el que
decreta pruebas en un proceso disciplinario o de responsabilidad fiscal. Ninguno
de los dos es demandable, ni en acción de nulidad ni en ninguna otra, porque no
contienen la voluntad administrativa vinculante, es decir, que en sí mismos no
constituyen norma jurídica.
También puede ejercerse frente a las llamadas circulares del servicio, es decir,
aquellos actos que emanan, por regla general, de los órganos de dirección de las
entidades públicas, con los que se adoptan regulaciones internas sobre asuntos
de administración, como por ejemplo los que previenen al personal sobre su
comportamiento en época preelectoral.
Igualmente lo son los actos de registro, aquellos con los cuales se cumple el deber
legal de incorporación de cierta información a las bases de datos oficiales, como lo
son los que se refieren a las marcas de productos o servicios, a las patentes de
invención, a los derechos de autor, al ejercicio de profesiones, al registro
mercantil, al registro único de proponentes, etc.
306
Diremos solamente que así como cualquier persona puede obrar como
demandante, en concordancia con la finalidad de la acción de nulidad, dentro del
proceso resultante cualquier persona puede solicitar que se le tenga como
coadyuvante o como impugnante, hasta el vencimiento del término de traslado
para alegar, en primera o única instancias, conforme se desprende de lo previsto
por el artículo 223 del CPACA.
343
Cfr. Corte Constitucional, sent. C-197 de abril 7 de 1999. M. P. Antonio Barrera Carbonell.
344
Se debe recordar que, con excepción de las acciones públicas, puede haber condena en costas, incluidas las
agencias en derecho contra las entidades públicas. Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil,
concepto No. 795 de marzo 19 de 1996. M.P. Luis Camilo Osorio. Y Corte Constitucional, sent. C-539 de
julio 28 de 1999. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, con inexequibilidad parcial del Art. 392 del C. de P. C..
307
si no se hubiera expedido, quedando consolidadas las situaciones y relaciones
jurídicas resueltas con arreglo a él durante su vigencia. Esta situación ha sido
reconocida por la jurisprudencia nacional, al decirse:
Si no declara la nulidad, tiene efectos ex tunc de cosa juzgada erga omnes solo
por la causa petendi, esto es, que el acto administrativo se puede demandar de
nuevo por una causal de anulación distinta, sobretodo porque al no tener término
de caducidad, se puede ejercer en cualquier tiempo.
345
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta. Sentencia de 29 de agosto de
2002. Exp. No. 12007. M.P. María Inés Ortiz Barbosa.
308
particular por el mismo siempre y cuando la demanda se
presente en tiempo, esto es, dentro de los cuatro (4) meses
siguientes a su publicación…”
2.1. La finalidad.
2.2. La pretensión.
346
Art. 2. “…Las autoridades de la República están instituidas para proteger a todas las personas residentes en
Colombia, en su vida, honra, bienes, creencias y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento
de los deberes sociales del Estado y de los particulares”
309
el acto administrativo demandado; mientras que, al incoar la de nulidad y
restablecimiento del derecho, el actor persigue, además de la anulación
del acto administrativo controvertido, la restitución del derecho individual y
concreto o la reparación del daño causado.
Por una parte, con su ejercicio debe solicitarse la nulidad total o parcial de un acto
administrativo de carácter definitivo. Como ya se advirtió, la solicitud de anulación
puede afectar a un acto administrativo completo, o a solo parte de él, según lo
define el demandante; por regla general, cuando un acto administrativo se refiere
a una única relación jurídica o a una única persona, se solicita la anulación en su
integridad, de todo el acto administrativo, sin que para ello se requieran
advertencias o salvedades en la demanda. Algo distinta es la situación que se
presenta cuando en un mismo acto administrativo se contienen regulaciones o
disposiciones relativas a varios sujetos de derechos o a varias relaciones o
situaciones jurídicas, pues en tales eventos nada impide que se excluyan de la
petición de nulidad aquellas resoluciones tomadas en el acto que se refieran a una
relación jurídica que no vincula al demandante o que se refiere a otra u otras
personas o sujetos de derechos. Tal sería la situación de quien demanda en
nulidad y restablecimiento del derecho un acto con el cual una Contraloría le
declaró fiscalmente responsable conjuntamente con otras personas, caso en el
cual la pretensión debe circunscribirse a la petición de nulidad de aquellas partes
que se refieren o relacionan con quien demanda ya que, como se dirá adelante,
este contencioso exige legitimación en causa para su ejercicio.
Empero, con la tesis de la Corte Constitucional, plasmada en la sentencia C-
426/02 ya citada, uno solo de los afectados, en el ejemplo, podría solicitar la
simple nulidad de todo el acto administrativo, independientemente de que carezca
de legitimación para demandar disposiciones relativas a unas relaciones jurídicas
que le son extrañas, por ajenas; solo que, al decir de la Corte, si prosperare la
nulidad y fuere declarada en la sentencia, las situaciones jurídicas de quienes
347
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sent. de julio 31 de 1997.
Exp. No. 4123. M.P. Manuel Santiago Urueta Ayola.
310
fueron sancionados y no demandaron quedarán en firme, inmodificables, a pesar
de que el acto administrativo que las impuso haya desaparecido del ordenamiento
jurídico con efectos ex tunc, como ya quedó dicho, con lo que se genera no solo
una incoherencia sino una delicada situación jurídica que consiste, para los
sancionados que no demandaron, en que siguen sancionados con todas las
consecuencias aunque el acto administrativo sancionador ya no exista.
348
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera. Sent. de enero 23 de 1997.
Exp. No. 4061. M.P. Libardo Rodríguez Rodríguez. Allí se dice: “La jerarquía normativa de nuestro régimen
jurídico implica que un acto general de una determinada categoría, puede ser modificado o derogado por otro
de la misma categoría, con la limitación de que dichas modificaciones o derogatorias sólo tendrán vigencia a
partir del momento en que, a su vez, entre en vigencia el acto que las contiene. Para la sala es claro que si no
es procedente la declaratoria de nulidad de la ordenanza acusada (núm. 042 de 1995), como lo reconoce el
tribunal y lo ratifica esta sala, no puede afirmarse que ella desconoce derechos del actor y, por consiguiente,
que proceda el restablecimiento de éstos últimos, pues es evidente, que el restablecimiento de los derechos
desconocidos por un acto administrativo se fundamenta necesariamente en la nulidad del mismo”.
311
puede prevalecer sobre el valor de la Constitución Política y que tal exigencia
debe ceder frente de la necesidad de protección de la integridad de su texto,
realizando la supremacía prevista en el artículo 4°, o la que demande un derecho
constitucional fundamental involucrado en el conflicto que se le propone. En tal
evento, la demanda que carezca del requisito formal aludido debe ser admitida,
aliviándose el carácter rogado de esta jurisdicción, con el fin de hacer prevalecer
la Constitución. Pero, como se ve, se trata de una situación diferente a la relativa a
las peticiones que conlleven condenas contra una entidad pública 349. De tal
manera que el actor tiene la carga procesal de indicar en su demanda todos los
componentes de dicho restablecimiento, que depende, en concreto, del tema
jurídico, de la clase de derecho a restablecer y de la intensidad o alcance de la
lesión alegada; se pueden mencionar las relaciones laborales públicas, las de la
seguridad social, las tributarias, las de medio ambiente y urbanismo, de control de
cambios, de comercio exterior y aduanas, y tantas otras. Y, en cada caso, el
restablecimiento depende del derecho lesionado y de la clase de lesión, ya que
ello condiciona los linderos de la petición de restablecimiento. No es el mismo si
se trata de una separación del servicio o si de una negativa o un reconocimiento
incompleto de prestaciones sociales, como no lo será si se trata de una sanción
por violación del régimen de protección de medio ambiente que si el acto a
demandar contiene una calificación o valoración médica. El actor debe adecuar,
en cada caso, su petición de restablecimiento.
Reparar un daño significa indemnizar con dinero el daño y/o el perjuicio sufrido
con un acto administrativo de carácter definitivo, cuando física y/o jurídicamente
sea imposible el restablecimiento del derecho afectado. En tal evento se deberá
solicitar la nulidad del acto administrativo y, como consecuencia de la declaración
de nulidad por ilegalidad, que se repare el daño sufrido con él. Situaciones como
esta son muy frecuentes en las áreas tributaria y aduanera, cuya normatividad
permite a la administración pública disponer de bienes aprehendidos cuya
devolución posterior será imposible, pese a la anulación del acto administrativo
correspondiente. En asuntos laborales ocurre cuando el servidor público que
ocupaba un cargo de periodo fijo, caso en el cual la consecuencia de la nulidad no
podrá ser el reintegro al servicio si aquel está vencido; en tal evento procederá
solicitar la reparación del daño, con el reconocimiento de los salarios y
349
Cfr. Corte Constitucional, sent. C-197 de abril 7 de 1999. M.P. Antonio Barrera Carbonell. Con ella se
declaró la constitucionalidad condicionada del No. 4 del artículo 137 del C.C.A..
312
prestaciones correspondientes al término restante. Sobre estos casos, la
jurisprudencia ha estimado, por ejemplo:
2.3. El titular.
De conformidad con lo previsto por el artículo 138 del CPACA, el titular legitimado
en la acción de nulidad y restablecimiento del derecho es solamente la persona
que se crea lesionada en un derecho suyo con un acto administrativo y nadie más.
350
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta. Sent. de mayo 20 de 1997.
Exp. No. 7839. M.P. Germán Ayala Mantilla.
351
Piénsese, por ejemplo, en los contribuyentes que son retenedores de impuesto de renta o del I.V.A.. En
tales casos, el retenedor está obligado a consignar a la entidad que sea sujeto activo del tributo, para estos
casos la Nación colombiana, las sumas retenidas con sus respectivas compensaciones, devoluciones, etc.,
dando lugar a posibles excedentes cuya devolución deberán obtener posteriormente de dicha entidad. En caso
de conflicto originado en las decisiones administrativas con las que se resuelvan tales asuntos, deberá
ejercerse la acción de nulidad y restablecimiento para obtener la nulidad, con la consecuente devolución
aludida.
313
A este respecto hay que tener en cuenta los comentarios consignados al tratarse
la acción de nulidad porque, en este caso como en aquel, puede tratarse de una
persona natural o jurídica, nacional o extranjera, de derecho público o de derecho
privado, una empresa unipersonal, una fiducia, una sucesión, etc., en la medida en
que se trate del titular del derecho afectado con el acto administrativo.
Puede tratarse de los causahabientes del titular del derecho, caso en el cual son
titulares pero derivados. Como el caso del cónyuge o compañero (a) permanente
del ex servidor público que fallece antes de demandar, lo que no impide que se
demande por aquel (lla) la nulidad del acto con la reparación del daño ya que el
reintegro al servicio no podrá demandarlo, como sí los valores relativos a los
salarios y prestaciones sociales. Este caso, dicho sea de paso, es también
ilustrativo de la procedencia de la petición de nulidad con la reparación del daño
que quedó comentada anteriormente.
353
Por ejemplo, en una sustitución pensional.
354
De allí que el artículo 67 de la ley 167 de 1941 le llamara de “plena jurisdicción”, como en Francia.
315
salvo lo ya dicho frente de derechos constitucionales fundamentales al tratar este
aspecto en la acción de nulidad355.
3. LA NULIDAD ELECTORAL.
355
Art. 170 C.C.A., última frase.
356
Se debe recordar que, con excepción de las acciones públicas, puede haber condena en costas, incluidas las
agencias en derecho contra las entidades públicas. Cfr. Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil,
concepto No. 795 de marzo 19 de 1996. M.P. Luis Camilo Osorio. Y Corte Constitucional, sent. C-539 de
julio 28 de 1999. M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz, con inexequibilidad parcial del Art. 392 del C. de P. C..
357
Art. 175 C.C.A..
358
Lo cual es materialmente inútil, toda vez que para volver a demandar con un fundamento jurídico distinto,
se necesitaría que el término de cuatro meses de caducidad de la acción no se hubiera consumado, lo que es
un imposible material.
316
expidan las entidades y autoridades públicas de todo orden.
Igualmente podrá pedir la nulidad de los actos de llamamiento
para proveer vacantes en las corporaciones públicas.
Podemos decir que la acción de nulidad es la que tiene cualquier persona para
pedir la nulidad de un acto administrativo con el cual se declara una elección
pública o con el que se expide un nombramiento público.
3.1. La finalidad.
3.2. La pretensión.
318
1.2.2. Si la controversia gira en torno del escrutinio y el fundamento de la
pretensión radica en el cómputo erróneo de los votos que lo conforman 359, podrá
formularse la petición de nulidad del acto administrativo que declaró la elección a
continuación de la petición sobre la nulidad de un registro electoral o de un acta,
según el caso, con la exclusión de los votos contenidos en tales documentos 360. El
escrutinio es un acto público en el cual se cuentan o computan los votos a favor de
los candidatos aspirantes a la elección pública, con el fin de declarar elegido a
quien obtenga la mayoría de votos establecida en la Constitución Política, en la ley
o en el reglamento si existe. Ocurre que en los formularios base de la
consignación de resultados, o en las actas de escrutinio de los jurados de votación
o las comisiones escrutadoras se incurre en errores que alteran el resultado
aritmético de los sufragios realmente depositados, bien porque con un aumento se
favorezca indebidamente a un candidato, o bien porque se perjudique a otro con la
disminución de los votos encontrados en su favor. En tal caso se solicita a la
jurisdicción que lo verifique, hecho lo cual se anulan los registros o actas
contentivas de la inexactitud, se realiza un nuevo cómputo, se declara la nulidad
del acto de elección de que se trate, si procede, y se declara el nuevo resultado
electoral con el escrutinio correcto.
359
Por medios fraudulentos, ilegales, o legítimos. En el primer caso, por falsedad ideológica o material en la
consignación del número de sufragios. En el segundo, por falta de firmas en el acta de escrutinio. En el
tercero, por errores aritméticos.
360
Art. 288 del CPACA.
361
Art. 247 del C.C.A.
362
La advertencia tiene su sustento en que puede ocurrir que, a pesar de la exclusión de unos votos, la persona
cuya elección fue demandada puede conservar su cargo si continúa siendo el ganador, caso en el cual no habrá
declaración de nueva elección.
319
3.3. El titular.
1. El Presidente de la República.
2. El Vicepresidente de la República.
3. Los miembros de Asamblea Nacional Constituyente.
4. Los Senadores.
5. Los Representantes a la Cámara.
6. Los Diputados.
7. Los Gobernadores.
8. Los Concejales.
9. Los Alcaldes Municipales.
10. Los ediles.
11. Los Jueces de Paz.
363
Art. 260 C.P.
320
En estos eventos se debe tener en cuenta que la autoridad competente
para expedirlo es distinta en cada caso. Así, es el Consejo Nacional
Electoral el que declara elegidos al Presidente y Vicepresidente de la
República, a los Constituyentes y a los Senadores; La Delegación
Departamental de la Registraduría Nacional del Estado Civil, la que lo
hace para los Representantes a la Cámara, Diputados y Gobernadores;
y la Comisión Escrutadora Municipal para los Concejales, Alcaldes,
Ediles y Jueces de Paz. El acto que los declare elegidos, expedido por
cualquiera de estas Corporaciones, es el susceptible de demanda de
nulidad electoral.
321
- La Corte Suprema de Justicia elige a los magistrados de los Tribunales
Superiores de Distrito Judicial y estos eligen a los jueces de cada
Distrito. Arts. 17 No. 1° y 20 No. 1° de la ley 270 de 1996.
4. LA REPARACION DIRECTA.
364
Lo cual es inoficioso porque el efecto consiste en que se puede demandar de nuevo por una causal distinta
pero con la caducidad de veinte días constituye un imposible material.
322
Se encuentra establecida por el artículo 140 del CPACA de la siguiente manera:
365
Porque la responsabilidad no surge del negocio jurídico. En este sentido se debe entender la expresión
“extracontractual”.
323
administrativos, surgidos por acción u omisión de las autoridades públicas o de los
particulares en ejercicio de funciones públicas.
En tercer lugar, se observa que la ley 446 de 1998 desperdició la ocasión para
poner a tono el Código con la Constitución Política en este aspecto e incluir,
siguiendo la ruta del artículo 90 Constitucional, las actividades legislativa y judicial
como causas del daño cuya reparación se solicita, ya que su sentido literal sugiere
solo la responsabilidad generada por la actividad administrativa.
En cuarto lugar, no se debe pasar por alto que la primera parte del segundo inciso
de este artículo ha quedado insubsistente con la expedición de la ley 678 de 2001
que reglamentó la acción de repetición establecida en la Constitución Política, por
lo que la acción, en los casos allí revistos, no será ya la de reparación directa,
aunque una y otra contengan la misma pretensión. Finalmente, oportuno es decir
que este aparte es antitécnico, ya que circunscribe su causa a la mal empleada
“actuación administrativa” ya que el evento allí previsto, que hoy origina la acción
de repetición, puede surgir de toda condena impartida o de toda conciliación
aprobada contra una entidad pública, cualquiera que haya sido la actividad
ejercida, es decir, administrativa, legislativa o judicial.
Finalmente hay que decir que la parte final del artículo mantiene plena vigencia en
cuanto que la acción de reparación directa puede surgir para una entidad pública
por los hechos de otra entidad pública que le son lesivos, o de un particular en
ejercicio de funciones públicas. Pese a lo anterior, en este caso, si el particular
actúa como sujeto privado, para la entidad lesionada surge la acción ordinaria de
responsabilidad civil extracontractual cuyo conocimiento corresponde a la
jurisdicción civil y no a la contencioso administrativa por ser aquella el juez natural
de los particulares.
4.1. La finalidad.
4.2. La pretensión.
Por otro lado, la pretensión debe incluir la petición de condena al pago del daño
y/o de los perjuicios sufridos por el demandante, como consecuencia del
reconocimiento judicial de la responsabilidad, por los conceptos que se pasan a
mencionar:
325
El daño a la vida de relación o a las condiciones de existencia.
Conformado por la disminución o pérdida de la calidad de vida de un
ser humano, comúnmente denominada pérdida de os laceres de la
vida. Tal es el caso de quien pierde su movilidad por paraplejía, o
pierde uno de sus sentidos, o alguna de sus funciones vitales, pues
surge una afectación distinta del daño simplemente moral.
4.3. El titular.
Es útil tener en cuenta que el conflicto puede tener origen en la actividad de una
entidad pública que afecta los derechos de otra. Tal sería el caso del vehículo
oficial de una entidad que causa un daño en un inmueble de otra entidad pública.
En tal evento la propietaria del inmueble ejercerá esta acción contra la propietaria
del vehículo o del servicio al cual estaba adscrito aquel, y las partes en el proceso
serán ambas públicas. Igualmente, que una entidad pública puede ejercer la
acción contra un particular que le causa un daño en ejercicio de una función
pública, como si por causa del concesionario que administra un aeropuerto una
aeronave militar sufre desperfectos o destrucción, ya que la concesión implica
transferencia de funciones públicas de acuerdo con las previsiones legales.
326
Es bueno aclarar que ciertos hechos u operaciones administrativas no causan
siempre el mismo daño a todas las personas afectadas. Si con una fumigación de
cultivos ilícitos por parte de entidades gubernamentales se pierde una plantación
lícita, se mueren unos animales y se causan lesiones a unos empleados del
propietario, en cada caso es distinta la pretensión. Por los bienes agropecuarios
demandará su propietario, mientras que por las lesiones demandará cada una de
las personas que las padecieron y, eventualmente, algunos familiares suyos. En
el caso de muerte de un ser humano, normalmente los hijos menores demandan la
indemnización del daño moral y el lucro cesante, mas no la del daño material pues
no es usual que del patrimonio de un menor salgan los recursos para pagar gastos
médicos, hospitalarios, de inhumación, etc., salvo que así sea, caso en el cual
podrá incluir dicha petición en su demanda.
4.4. Origen.
Esta acción permite que todo aquel que tenga y pueda demostrar interés en el
litigio, pueda hacerse parte dentro del proceso. Al proceso ordinario de reparación
directa pueden comparecer como demandantes aquellas personas que han sufrido
el daño y/o los perjuicios y que no formularon la demanda inicial. Es el caso de los
condueños o parientes de una persona fallecida, que tienen legitimación para ser
reconocidos como parte en el proceso si no lo iniciaron. Igualmente, al tenor de lo
previsto por el artículo 225 del CPACA, pueden vincularse a la parte demandada
otros sujetos que no fueron demandados, mediante el llamamiento en garantía o la
denuncia del pleito, que ocurre, por ejemplo, en el área de la responsabilidad
medica, cuando la entidad demandada vincula por este medio al personal médico
y/o paramédico ejecutor de las aplicaciones que originaron el daño. No se olvide
que el Ministerio Público tiene legitimación para hacerse parte en todo proceso,
por medio del Procurador Judicial Delegado ante el Tribunal Administrativo de la
jurisdicción, o el Consejo de Estado según el caso.
366
El artículo 16 de la ley 446 de 1998 dice: “Art. 16. Valoración de daños. Dentro de cualquier proceso que
se surta ante la administración de justicia, la valoración de daños irrogados a las personas y a las cosas,
atenderá los principios de reparación integral y equidad y observará los criterios técnicos actuariales”.
328
4.7. La sentencia y sus efectos.
5. LA CONTROVERSIA CONTRACTUAL.
367
Art. 189 CPACA.
329
El Ministerio Público o un tercero que acredite un interés directo
podrán pedir que se declare la nulidad absoluta del contrato. El
juez administrativo podrá declararla de oficio cuando esté
plenamente demostrada en el proceso, siempre y cuando en él
hayan intervenido las partes contratantes o sus causahabientes.
5.1. La finalidad.
5.2. La pretensión.
330
Por consiguiente, en presencia de uno cualquiera o de varios de los vicios
establecidos como causal de nulidad absoluta, la pretensión debe
descomponerse en dos partes:
Sin embargo, tal vez para evitar que el fenómeno de las restituciones
produjera un trauma difícil de manejar en la contratación estatal, en el
artículo 48 de la ley 80/93 se estableció una situación sui géneris distinta
de la anterior, en tres casos específicos, a saber:
368
Buena parte de los contratos estatales lo son: El de obra, el de interventoría, el de consultoría, el de
concesión, el de suministro, el de prestación de servicios, el comodato, el de arrendamiento, el de fiducia
pública, el de seguro, y todos los bancarios.
331
hasta el monto de lo ejecutado en su beneficio, en relación con el interés
público implícito en el contrato.
374
Se enfatiza el perjuicio económico pues es el que tiene contenido patrimonial exigible. Si se trata de una
avenida en una ciudad, el incumplimiento puede generar perjuicio social en la medida en que el servicio se
retarda o las incomodidades se proyectan a futuro, pero no necesariamente puede causar detrimento
patrimonial para la entidad.
375
Cfr. Art. 1546 del C.C.
334
de la indemnización por daño moral o por daño a la vida de relación en la
controversia contractual.
5.3. El titular.
376
Art. 87 C.C.A., segundo inciso.
377
Cfr. Arts. 60 y 61 de la ley 80 de 1993.
378
Se habla del contratista y no de la entidad pública porque esta tiene la potestad de hacerlo en forma directa
y unilateralmente, por lo menos hasta el último día del término de caducidad de la acción relativa a contratos.
335
La acción relativa a contratos está en cabeza de las partes en el negocio jurídico.
En este caso se necesita tener y probar el interés en el litigio pues se exige
legitimación en causa, aún para ejercerla con la pretensión de nulidad absoluta del
contrato. Resultan, por tanto, titulares de la misma, los siguientes sujetos y
entidades:
379
Como se vio, actúa representada por el Presidente de la República, los ministros, directores de
Departamento Administrativo, Superintendentes, Directores de las Unidades Administrativas Especiales y de
los Entes Autónomos.
380
Art. 7 ley 80 de 1993.
336
5. Una persona o entidad pública. En este caso, si las dos partes son de
derecho público, estamos frente del contrato llamado interadministrativo,
que en ocasiones tiene la forma de convenio interadministrativo si las
prestaciones no tienen contenido económico, es decir, si el contrato no
ostenta carácter patrimonial para ninguna de las que lo conforman381.
6. Una persona o entidad extranjera. Lo que comúnmente se presenta
como resultado de las licitaciones y concursos de naturaleza internacional,
con la participación de sujetos de nacionalidad distinta de la colombiana.
Los sectores de la industria química, de los hidrocarburos y de las
telecomunicaciones son muy ilustrativos en este aspecto.
5.4. Origen.
381
Son acuerdos de voluntades de apoyo en el ejercicio de las funciones de cada una, en procura de la
satisfacción de los servicios a su cargo. Son muy comunes y a manera de ilustración, podemos mencionar los
que celebra el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar con los municipios para poner en marcha sus
programas de asistencia familiar en los estratos menores de la población.
382
El subcontratista es parte accesoria de un contrato estatal siempre que el contrato no hubiere prohibido la
subcontratación al contratista. El asegurador no siempre necesita del ejercicio de la acción o de la
comparecencia al proceso porque suele contar con las garantías firmadas por el contratista y, llegado el caso
de que pague el valor del siniestro, repite contra el tomador utilizando el pagaré que tiene en su poder,
acudiendo a la vía expedida del proceso ejecutivo contra el contratista por cuya cuenta realizó el pago a la
entidad contratante.
337
legitimado para ejercerla, de acuerdo con las condiciones establecidas para la
acción de nulidad y restablecimiento del derecho.
Finalmente, digamos que se puede presentar un conflicto entre las partes que, no
obstante serlo, no se dirime con el ejercicio de la acción relativa a contratos sino
con la de reparación directa. Se trata del que surge por la realización de las
llamadas “obras adicionales”, que usualmente se ejecutan por el contratista que
las considera útiles o indispensables para la calidad de la obra o para su cabal
correspondencia con sus especificaciones técnicas y que, por no estar incluidas
en el objeto inicialmente contratado o en una adición, su reclamación no surge de
la relación contractual sino extracontractual de los interesados. Ello puede ocurrir
porque en ocasiones el interventor no las autoriza o, estando autorizadas, la
entidad las discute, las desconoce y no hace el pago respectivo. Desde luego que
para situaciones como la planteada hay otras posibilidades, como son las de
incluir las obras adicionales en la liquidación del contrato y en el acta respectiva
hacer el reconocimiento, o solicitarlo con una petición, para que la entidad las
338
reconozca en un acto administrativo frente al cual se seguirán las reglas generales
de impugnación.
En el proceso puede hacerse parte todo aquel que tenga y demuestre un interés
en el litigio, demostrando su legitimación. Tales serían los casos de los
subcontratistas, aseguradores y garantes, así como partes en el contrato que no
presentaron la demanda como miembros del consorcio o la unión temporal, o
simplemente una persona que celebró el contrato pero que no demandó.
339
340
CAPÍTULO VI
Pero esta vez con ocasión de la reforma legal introducida a la acción de nulidad
por el nuevo Código, teniendo en cuenta que el artículo 137 que la consagra como
“medio de control” establece que procede a instancias de toda persona para
solicitar, por sí o por medio de representante, que se declare la nulidad de los
actos administrativos de carácter general y, excepcionalmente, de los actos
administrativos de carácter particular siempre que: i) no implique el
restablecimiento automático de un derecho, ii) se trate de recuperar bienes de uso
público, iii) sus efectos lesionen gravemente el orden público, y que iv) la ley lo
consagre expresamente. Ello implica que a partir de su vigencia, Colombia tendrá
establecido un medio de control judicial distinto del tradicionalmente contemplado
en la legislación nacional para la guarda de la integridad del ordenamiento jurídico
frente a actos administrativos que le sean contrarios. Vista la presentación que
trae el artículo 137, la reforma consiste en que mientras el artículo 84 del Código
Contencioso Administrativo permite que toda persona pueda demandar, por sí o
por medio de representante, que se declare la nulidad de los actos administrativos,
sin distinción alguna respecto de su generalidad o particularidad, el artículo 137 de
383
Cfr. SÁNCHEZ BAPTISTA, Néstor Raúl. Los motivos y las finalidades de la acción de nulidad y de la
acción de nulidad y restablecimiento del derecho: El debate subsiste. Universidad Santo Tomás de Aquino,
revista VÍA INVINIENDI ET IUDICANDI, Vol. 10 No. 1 (2015), Pp. 119. En
http://revistas.usantotomas.edu.co/index.php/viei. Igualmente, del mismo autor, La nulidad como medio de
control en la ley 1437 de 2011 ¿Una nueva inconstitucionalidad? Revista del Instituto Colombiano de
Derecho Procesal, No. 37, año 2011, Pp. 221. Bogotá, D.C.
384
D.O. No. 47.956 de enero 18 de 2.011.
341
la ley 1.437 la circunscribe a la demanda de ciertos y determinados actos
administrativos de carácter particular y concreto, por lo que no procede contra
todos ellos, como hasta ahora, sino contra los generales y, excepcionalmente,
contra los particulares establecidos en él. O sea que, a partir de su vigencia,
existirán unos actos administrativos particulares, subjetivos o concretos, no
demandables en nulidad, por expresa disposición legal.
¿A qué obedece la reforma? Sin duda no es casual. Está relacionada con una
relativamente reciente confrontación conceptual entre el Consejo de Estado y la
Corte Constitucional respecto de la forma como debe entenderse la procedencia
de tales acciones, de conformidad con las interpretaciones opuestas e
incompatibles sostenidas por cada Corporación en torno de los artículos 84 y 85
del Código Contencioso Administrativo contenido en el Decreto Extraordinario No.
01 de 1.984.
Pero fue en 1.990 que el Consejo de Estado sostuvo que con fundamento en lo
previsto por los artículos 216 de la C.P. y 84 del Código Contencioso
Administrativo de 1.984, la acción de nulidad procedía contra actos administrativos
generales, pero que “…cuando el acto administrativo cree o reconozca una
situación o un derecho individual que, a juicio del legislador, afecten de alguna
manera el ejercicio general de los derechos y libertades, impida su efectividad o
sea incompatible con el orden jurídico y los fines del Estado, es atacable por la
vía de la acción pública de nulidad, siempre y cuando la Ley haya previsto el
uso de este contencioso objetivo contra el acto individual. Si la ley no
establece concretamente la acción popular y objetiva contra el tipo de acto
342
subjetivo que se pretenda atacar ante el juez administrativo, tal providencia no
será posible juzgarla en esa vía”385 (Negrilla propia), limitando así la procedencia
del contencioso objetivo de anulación a ciertos y determinados actos particulares,
con la condición de que la ley lo establezca. A pesar de que dijo adecuar así la
llamada teoría de los motivos y finalidades planteada por la misma Corporación
desde 1.961, resultó evidente, como se verá, que se trataba de una nueva
formulación jurisprudencial, no solo no relacionada con la anterior, sino distinta y
antagónica, en absoluto incompatible con aquella.
Que la acción de nulidad procedía contra todos los actos creadores de situaciones
jurídicas generales e impersonales, y contra todos aquellos de naturaleza
particular, creadores de situaciones jurídicas personales o subjetivas, sólo en los
casos establecidos en la ley, resultó un novedoso planteamiento en la época que
fue consolidándose en la jurisprudencia y en la doctrina colombianas, al punto que
se convirtió, a los pocos años, en jurisprudencia oficial de la Corporación386-387.
Según los planteamientos contenidos en las providencias que se acaban de citar,
la acción de nulidad procede contra todos los actos administrativos de carácter
general, y contra los siguientes actos de carácter particular y concreto: “…1.- Los
actos electorales concretos (artículos 223 y SS del C.C.A.) ; 2.- Los contentivos de
cartas de naturaleza (artículos 221 y SS. ibidem) ; 3.- Los de nombramientos de
empleados del control fiscal de la Nación (artículo 57 de la ley 20 de 1975) ; 4.-
Los nombramientos ilegales de funcionarios (artículo 9 del decreto legislativo 2898
de 1953) ; 5.- Los de patentes (artículo 567 del C. CO.) ; 6.- Los de certificados de
dibujos o modelos industriales (artículo 580 ibidem) ; 7.- Los de certificados de
marcas (artículo 596 ibidem) ; 8.- Las resoluciones de adjudicación de baldíos
expedidas por el Instituto Colombiano de la Reforma Agraria - INCORA - (artículo
13 de la ley 30 de 1988, subroga torio del artículo 37 de la ley 135 de 1961)”, y
“…cuando la situación de carácter individual a que se refiere el acto, comporte un
especial interés, un interés para la comunidad de tal naturaleza e importancia, que
vaya aparejado con el afán de legalidad, es especial cuando se encuentre de por
medio un interés colectivo o comunitario, de alcance y contenido nacional, con
incidencia trascendental en la economía nacional y de innegable e incuestionable
proyección sobre el desarrollo y bienestar social y económico de gran número de
colombianos”.
385
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 1ª. Auto de agosto 2 de 1.990. Exp.
No. 1.482. Actor: Oswaldo Cetina Vargas. C.P. Dr. Pablo José Cáceres Corrales.
386
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección 1ª. Sentencia de octubre 26 de 1.995.
Exp. No. 3.332. Actor: Rodolfo Vergara Hoyos. C.P. Dr. Libardo Rodríguez Rodríguez.
387
Colombia. C. de E., Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. Sentencia de octubre 29 de 1.996. Exp.
No. S-404. Actor: Jesús Pérez González-Rubio. C.P. Dr. Daniel Suárez Hernández.
343
Esta concepción fue demandada ante la Corte Constitucional por considerarse
restrictiva del derecho fundamental de acceso a la administración de justicia,
tomando en cuenta que las limitaciones aludidas no se encuentran establecidas en
los artículos 84 y 85 citados, desbordándose con ellas lo previsto en su sentido
literal, que no prevé restricción alguna. Habiéndose solicitado su pronunciamiento,
la Corte Constitucional declaró la exequibilidad condicionada del artículo 84 388, en
el entendido de que lo que distingue las dos acciones es la pretensión, sobre la
base de que efectivamente la tesis jurisprudencial mencionada sobre su
procedencia era abiertamente inconstitucional, tesis que no podían ser, en
adelante, criterio válido y legítimo para conferir entendimiento a los artículos 84 y
85 ya citados. El argumento central de los considerandos del fallo de la Corte fue
el de considerar que mal puede la jurisprudencia imponer restricciones al derecho
de acceso a la justicia si tales restricciones o condiciones no se encuentran
establecidas en la ley.
388
Colombia. C.C., Sala Plena. Sentencia C-426 de mayo 29 de 2.002. Actor: José Félix Hoyos Lemus. M.P.
Dr. Rodrigo Escobar Gil.
344
corrección de la tesis original de los motivos y finalidades planteada originalmente
el 10 de agosto de 1.961.
El artículo 137 del CPACA establece con el nombre de “medio de control” judicial,
lo que Colombia ha conocido como “acción de nulidad” desde que fuera prevista
por los artículos 72 y siguientes de la ley 130 de 1.913. Y prevé que toda persona
podrá solicitar la nulidad de actos administrativos de carácter general, es decir, los
de naturaleza abstracta e impersonal, los de tipo reglamento. Y, además, de los
siguientes actos administrativos de carácter particular, frente a los cuales procede
de manera “excepcional”:
389
SANCHEZ BAPTISTA, Néstor Raúl. Los motivos y finalidades: Una tesis vigente. Tesis de Grado.
Maestría en Derecho Público. Universidad Externado de Colombia, Bogotá, D.C., junio 9 de 2009. Sin
publicar.
345
restablecimiento en forma automática. Debe tenerse en cuenta que, así
como está redactado el artículo, permite que la petición de nulidad recaiga
sobre un acto de naturaleza particular, sea que reconozca, modifique un
derecho, o que lo niegue o lesione, y por su titular o persona afectada, o por
un tercero.
1.3 Cuando los efectos del acto administrativo sean nocivos y afecten de
manera grave el orden público político, económico, social o ecológico. Este
evento se refiere a la afectación grave, sobre la base de que los efectos del
acto administrativo sean nocivos, esto es, que si no lo son, el acto que
contenga la medida correspondiente no será demandable en simple
nulidad.
346
2. El estado de la jurisprudencia sobre la procedencia de las acciones de
nulidad y de nulidad y restablecimiento del derecho.
390
En adelante, los conceptos relación jurídica subjetiva y derecho subjetivo serán utilizados como sinónimos.
391
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda, sentencia de mayo 7 de
1915. C.P. Dr. Adriano Muñoz. Actor: Antonio José Cadavid. Anales del Consejo de Estado, año 1° de 1915,
pp. 633 a 640. Fue la primera sentencia sobre el tema. El demandante, como ciudadano y en ejercicio de la
acción pública establecida por el artículo 79 de la ley 130 de 1913, Orgánica de la Jurisdicción Contencioso
Administrativa, solicitó la nulidad de varios actos del Ministro de Obras Públicas, con los que ordenó al
Intendente del Chocó suspender el trámite de unos denuncios de minas por ser de propiedad privada y no
encontrarse abandonadas, no siendo el actor titular de ningún derecho sustancial sobre las mismas, es decir,
siendo un tercero en las relaciones jurídicas respectivas.
348
particular que se quería defender392. Y el segundo, derivado del anterior y en
conexión con él, consistente en afirmar que la acción pública procede contra actos
de disposición reglamentaria general e impersonal, mientras que contra los que
comportan la regulación de un derecho particular como el de propiedad, procede
la acción privada393. Comoquiera que el interés, en cada caso, estaba relacionado
con el contenido del acto administrativo correspondiente, en forma paulatina pero
perceptible se fue labrando la máxima según la cual la acción pública procedía
para la anulación de actos administrativos de carácter general, y la acción privada
procedía para la nulidad de los actos administrativos de carácter individual,
particular o concreto394.
392
Colombia. C. de E. Sentencia de agosto 23 de 1934. C.P. Dr. Román Gómez. Actor: Luis Ocampo Z.
quien, como ciudadano, demandó un capítulo de una ordenanza de la Asamblea Departamental de Caldas,
relativa al régimen jurídico de los bienes ocultos de los Municipios, por considerarlo contrario a la
Constitución Política y a la ley 4 de 1913. Anales del Consejo de Estado, T. XXVII, pp. 352 a 359.
393
Colombia. C. de E., sentencia de julio 13 de 1938. C.P. Dr. Elías Abad Mesa. Actor: Alfonso Uribe Misas.
Anales del Consejo de Estado, T. XXXIV, pp. 636 a 645. El demandante, en ejercicio de la acción pública,
pidió la nulidad de unos artículos de dos acuerdos del Concejo Municipal de Medellín, con los que se
estableció un gravamen por la prestación del servicio de energía eléctrica a ciertos establecimientos como de
educación, del culto, de beneficencia y de residencias, por estimarlos violatorios de la Constitución Política y
de la ley 4 de 1913.
394
Esta tesis fue planteada así, categóricamente, con la sentencia de abril 9 de 1940. C. de E., C.P. Dr.
Guillermo Peñaranda Arenas. Anales del Consejo de Estado, T. XLI No. 209-292, pp. 375 a 378. Allí se
sostuvo que “…en la acción pública la demanda debe ser propuesta por cualquier ciudadano interesado en la
guarda de la Constitución y de las leyes, cuyo imperio considere perturbado por actos o providencias
administrativas de carácter general, impersonal, objetivo” (En tanto que la acción privada) “…se refiere a los
actos creadores de una situación de derecho subjetivo, individual o concreto como se les califica por la
doctrina, (caso en el que) la decisión contencioso–administrativa debe declarar, además de la anulación, la
lesión ocasionada al derecho subjetivo del demandante y restituirle en el ejercicio norma de su derecho,
cuando así lo indique”.
395
Por ejemplo, C. de E., auto de marzo 29 de 1955. C.P. Dr. Idelfonso Méndez. Actor: Antonio Hermes
Luján. Anales del Consejo de Estado, T. LX No. 377 a 381, pp. 467 a 469. En el caso se pidió la nulidad de
una resolución de la Junta Nacional de Escalafón de Enseñanza Secundaria, por medio de la cual se separó del
mismo al actor.
349
“…como son muchas las demandas que deben resolverse en forma adversa por
error de los abogados en la escogencia de la acción adecuada, se precisa el
sentido y el alcance de la jurisprudencia del Consejo a este respecto:
350
restablecer el desequilibrio causado por un acto administrativo en el patrimonio
jurídico de los ciudadanos”396. [Negrilla propia].
396
Colombia. C. de E., sentencia de octubre 9 de 1941. C.P. Dr. Gustavo Hernández Rodríguez. Actor: Max
Gálvis. Anales del Consejo de Estado, Tomo XLVII, No. 308-310. Pp. 1251 a 1253. El demandante, en
ejercicio de la acción de nulidad, pidió la anulación de unas resoluciones del Ministerio de Educación
Nacional que habían negado la licencia para ejercer la odontología al señor Rafael Alarcón.
397
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo. Sentencia de agosto 10 de 1961. C.P. Dr.
Carlos Gustavo Arrieta Alandete. Actor: Matías Silva. Anales del Consejo de Estado, T. LXIII, primera parte,
pp. 202 a 205. El demandante, en ejercicio de la acción de nulidad, pidió la anulación de unas resoluciones del
Ministerio de Agricultura, una de las cuales otorgó una concesión de aguas, y la otra declaró de utilidad
pública una zona de terreno para realizar unas obras para el acopio de agua de la quebrada Angosturas en el
departamento del Huila a la señora Margarita Ucrós de Durán.
398
Consagrada en el artículo 67 de la ley 167 de 1941, C.C.A. vigente en la época, hoy acción de plena
jurisdicción establecida en el artículo 85 del Decreto Ley 01 de 1984, C.C.A. vigente hoy.
399
Colombia. C. de E., Sala de Negocios Generales. Sentencia de Agosto 20 de 1959. C. P. Dr. Guillermo
González Charry. Actor: Señor Fiscal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Medellín. Anales del
Consejo de Estado, Tomo LXII, pp. 82 a 86. El Fiscal del Tribunal Superior de Medellín, demandó ante el
Tribunal Contencioso Administrativo de la misma ciudad, y en acción de nulidad, la resolución No. 57 de 13
de marzo de 1957, dictada por el Gobernador de Antioquia para reconocer a Heraclio Parra Galvis un auxilio
de cesantía como contador de la campaña de salubridad, el que se liquidó tomando por base un “sobresueldo”
que devengaba en el cargo, con violación de lo dispuesto por los artículos 64 de la Constitución Nacional, 17
de la ley 6 de 1945 y 3 de la ley 65 de 1946, sobre la incompatibilidad de los conceptos devengados.
351
porque se reconoció que tal distinción no tenía ni origen ni respaldo en la ley que
las contenía, pues ambas acciones estaban consagradas por ella para la
impugnación de todo tipo de actos administrativos definitivos, independientemente
de su generalidad o particularidad, dado que en ambos casos el contenido de la
pretensión involucraba la petición de nulidad del acto demandado, con
independencia de su naturaleza jurídica. Y se agregó que, como de todas
maneras se trataba de dos instrumentos procesales diferentes, el rasgo distintivo
no radicaba en la clase o tipo del acto administrativo contra el cual se dirigieran,
esto es, su generalidad o particularidad, sino que, como ocurre con la acción de
nulidad, “…El criterio a seguir para apreciar su procedencia es el que imponen
esos mismos preceptos: Son los motivos determinantes de la acción y las
finalidades que a ella ha señalado la ley, los elementos que sirven para
identificarla jurídicamente y para calificar su procedencia...”, con lo que quedó
plasmada la nueva concepción, conocida en nuestro medio como “teoría” de los
“motivos y de las finalidades” que define la procedencia de estas dos acciones
contencioso administrativas, base de la estructura teórica con que se
complementó su estudio.
Esta tesis no fue la única formulada por la jurisprudencia, si bien fue generalmente
acogida y aplicada para la resolución de conflictos de esta naturaleza por los años
siguientes. En 1990 se planteó otra tesis por la Sección Primera de la Sala de lo
Contencioso Administrativo del Consejo de Estado400, matizada posteriormente
por la Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, según la cual, si bien era cierto
que la acción de nulidad procedía contra todo tipo de actos administrativos,
también lo era que contra los actos particulares, subjetivos o concretos, procedía
solamente en los casos especiales previstos en la ley, pues fue lo cierto que la
jurisprudencia comprobó que existía una serie de actos administrativos
particulares específicos, perfectamente identificados y enlistados, a los cuales se
hacía expresa referencia en la ley, como susceptibles de controversia judicial por
la vía de la acción de nulidad; igualmente, se sostuvo que tal acción procedía en
las mismas condiciones, cuando el acto administrativo y su nulidad involucraran un
asunto de importancia o trascendencia nacional por razones económicas, sociales
o políticas. Según se prevé en el auto de 1990 y en las sentencias ya citadas de
400
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, auto de agosto 2 de 1990.
C.P. Dr. Pablo Cáceres Corrales. Actor: Oswaldo Cetina Vargas. Exp. No. 1482. El demandante, como
cualquier persona, siendo ajeno a la relación jurídica surgida del acto demandado, en ejercicio de la acción de
nulidad, pidió la anulación de la resolución del Gerente de la Empresa Puertos de Colombia S.A., con la que
se había ordenado el pago de una suma de dinero a un consorcio contratista, a título de indemnización por
ruptura del equilibrio en la ecuación financiera de un contrato.
352
1995 y 1996401, el Consejo de Estado colombiano estimó que la acción de nulidad
procede contra actos administrativos generales, y contra los actos de naturaleza
particular, en los siguientes casos: a) El acto electoral; b) La carta de naturaleza;
c) El acto de nombramiento de empleados de control fiscal de la Nación; d) Todo
acto de nombramiento público ilegal, e) Los actos sobre certificación de registro de
marcas en la propiedad industrial; f) Los actos que decretan una expropiación; g)
Los actos con los que se expida, modifique, cancele un permiso, autorización,
concesión o licencia ambiental; h) Los actos de adjudicación de baldíos por parte
del INCORA, hoy INCODER, e i) Los actos en cuya vigencia o anulación se
observe un interés para la comunidad. Por tanto, en ellas se concluyó, según la
regla común y obvia, que “…los actos administrativos de carácter general son
objeto de la acusación mediante la acción de nulidad en todos los casos por
determinación del artículo 216 de la Constitución política y de los artículos 82, 83 y
84 del C.C.A. que lo desarrollan. Su titularidad pertenece a cualquier persona
pública o privada”. Pero agregó que si el acto administrativo es de aquellos que
crea o reconoce una situación o un derecho individual que, a juicio del legislador,
afecta el ejercicio general de los derechos y libertades, o impide “…su efectividad
o sea incompatible con el orden jurídico y los fines del Estado, es atacable por la
vía de la acción pública de nulidad, siempre y cuando la Ley haya previsto el
uso de este contencioso objetivo contra el acto individual. Si la ley no
establece concretamente la acción popular y objetiva contra el tipo de acto
subjetivo que se pretenda atacar ante el juez administrativo, tal providencia no
será posible juzgarla en esa vía”. (Negrilla y subraya fuera de texto).
353
de Estado en 1990, limitaba la procedencia de la acción de nulidad contra actos
particulares a los casos especiales en que la ley así lo dispusiera, o cuando con el
acto y su nulidad estuviera involucrado un asunto de trascendencia nacional.
Dicha exequibilidad fue declarada “…siempre y cuando se entienda que la acción
de nulidad también procede contra los actos de contenido particular y concreto,
cuando la pretensión es exclusivamente el control de la legalidad en abstracto del
acto, en los términos de la parte motiva de esta Sentencia”, con lo que quedó
entendido además que el factor distintivo entre la acción de nulidad y la de nulidad
y restablecimiento del derecho radica en la pretensión y no el motivo y/o la
finalidad de cada una, así como tampoco en el hecho de que fuera la ley la que
estableciera la procedencia de la nulidad contra ciertos y determinados actos
administrativos particulares. Y como se dijo en la parte resolutiva de esta
sentencia, lo sostenido en su parte considerativa como ratio decidendi, quedó
incorporado a lo resuelto con la fuerza de la cosa juzgada constitucional que le es
propia.
El problema jurídico que debió resolver la sentencia se puede sintetizar así: Según
lo previsto en los artículos 84 y 85 del CCA las acciones de nulidad y de nulidad y
403
Cfr. Entre tantas, las siguientes especialmente consultadas: Colombia. Corte Constitucional, sent. C-131 de
1993. M.P. Alejandro Martínez Caballero. Corte Constitucional, sent. C-492 de 2000. M.P. Dr. Alejandro
Martínez Caballero. Corte Constitucional, sent. C-774 de 2001. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil. Corte
Constitucional, sent. C-310 de 2002. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil. Corte Constitucional, sent. C-211 de
2003. M.P. Dra. Clara Inés Vargas Hernández.
354
restablecimiento del derecho proceden contra todo tipo de actos administrativos de
carácter definitivo, independientemente de su generalidad o particularidad, que
dichas disposiciones no toman en cuenta; entonces, la tesis jurisprudencial del
Consejo de Estado según la cual la acción de nulidad procede contra los actos
administrativos generales y contra ciertos y determinados actos particulares
establecidos en la ley, y con la condición de que ella así lo establezca, así como
contra aquellos cuyos efectos jurídicos revistan cierto interés para la comunidad
por razones políticas, económicas, ambientales o sociales, no se ajusta a las
previsiones constitucionales sobre el derecho de acceso afectivo a la
administración de justicia, toda vez que tales condiciones jurisprudenciales no se
encuentran establecidas en la ley.
Los argumentos centrales y pertinentes del fallo citado fueron los siguientes:
404
Considerando No. 4.1.
355
3.2 Conforme lo había reiterado con anterioridad405, el derecho de acceso a la
administración de justicia constituye un pilar fundamental de la estructura de
nuestro actual Estado Social de Derecho, en cuanto contribuye decididamente
a la realización material de sus fines esenciales e inmediatos (C.P. arts. 1° y
2°).
3.5 Se reafirmó que408 con la acción de nulidad lo que busca nuestro sistema
constitucional y legal es “garantizar el principio de legalidad que resulta ser
consustancial al Estado Social de Derecho que nos rige, al tiempo que se
asegura la vigencia de la jerarquía normativa y la integridad del orden jurídico
405
Sobre el tema se pueden confrontar, entre otras, las Sentencias C-416/94, C-037/96 y C-1341/2000.
406
Considerando No. 6.6.
407
Considerando No. 6.8.
408
Cfr. la sentencia C-513 de 1994. M.P. Antonio Barrera Carbonell.
356
-a partir de la supremacía de la Constitución Política-, dando paso a las
sanciones típicas del mencionado principio de legalidad que, salvo en lo que
toca con la declaratoria de invalidez del acto, pueden variar según se trata de
proteger, además del interés común -actos de contenido general y abstracto-,
un interés individual y subjetivo -actos de contenido particular”409.
3.6 Consideró que la acción de nulidad tiene estirpe constitucional, “no sólo
por el hecho de haberse consagrado expresamente en el numeral 2° del
artículo 237 Superior, sino además, por su incuestionable y estrecha
vinculación con valores, principios y garantías que” concibe y establece la
Constitución en varios de sus preceptos, que “constituyen el fundamento
esencial de la nueva concepción política del Estado colombiano y de su
dinámica garantista y protectora”410. Y citando el mismo fallo anterior,
agregó que “El reconocimiento de la supremacía de la Constitución, implica
que en todo caso de incompatibilidad entre la Constitución y la ley, u otra
norma jurídica, es decir, de un acto administrativo normativo se apliquen
las disposiciones constitucionales. Por lo tanto, la Constitución ha
dispuesto de mecanismos - la acción de inconstitucionalidad y la acción de
nulidad - para asegurar dicha supremacía. (arts. 4o. y 40-6), e igualmente
ha deferido a la ley la creación de las acciones para que las personas
puedan proteger la "integridad del orden jurídico" (art. 89)411, teniendo no
solo soporte en el principio de legalidad que surge de las disposiciones
constitucionales citadas, sino “en las normas que a nivel constitucional han
institucionalizado y regulado la jurisdicción de lo contencioso administrativo
(arts. 236, 237-1-5-6 y 238)”.
de 1776, cuyo punto VIII constituye una verdadera garantía del debido proceso al decir que “En toda
persecución criminal, el hombre tiene derecho a averiguar la causa y naturaleza de su acusación, a ser
careado con los acusadores y testigos, a producir las pruebas a su favor y a ser juzgado rápidamente por un
jurado imparcial de doce vecinos [. . .] que no puede ser compelido a declarar contra sí mismo [ ni ] privado
de su libertad sino según la ley del país o el juicio de sus pares”. Más tarde, el 17 de septiembre de 1787 la
Convención Constituyente adoptó para la federación la Constitución de Filadelfia que asimiló los principios
expuestos. Sin embargo, fueron las enmiendas V y XIV -esta última de julio 13 de 1866-, las que recogieron
los pilares de tal principio, al decir que “…Ningún Estado podrá tampoco privar a persona alguna de la vida,
la libertad o propiedad, sin el debido proceso legal, ni denegar a cualquier persona la igual protección de la
ley”. (Negrilla fuera de texto). Cfr. REY CANTOR, Ernesto y RODRÍGUEZ RUIZ, Carolina. Las
generaciones de los derechos humanos. Maestra Editores, Bogotá, D.C., 2003, p. 54.
359
procedimientos y sanciones administrativas, disciplinarias, fiscales y penales,
entre tantas otras416.
Vertida a las previsiones de los artículos 84 y 85 del CCA, la tesis original de los
motivos y finalidades resulta la única forma correcta de interpretar
sistemáticamente los dos medios de control, sin reñir con la Constitución Política.
Veamos:
419
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo. Sentencia de Agosto 10 de 1961. C. P. Dr.
Carlos Gustavo Arrieta Alandete. Actor: Matías Silva H. Anales C. de E., Tomo LXIII, primera parte, No.
392 a 396, pp. 202 a 205.
362
El problema central en la providencia no fue el de la legalidad de los actos
demandados sino el de definir si el General Matías Silva H., como demandante, se
hallaba legitimado para obtener la anulación de tales actos en procura de la
protección de sus derechos con el ejercicio de la acción de simple nulidad, por
cuanto que era evidente que en el caso no se trataba “de ejercer la tutela legal
establecida en favor de los ciudadanos para la conservación del orden jurídico,
sino que con la acción se ha pretendido proteger derechos civiles que el actor
reputa lesionados por los actos demandados. (De donde se dedujo que) “…la
acción a seguir era la contenciosa de plena jurisdicción y o la de simple
nulidad”420. Y ello dio lugar a la revisión de la jurisprudencia elaborada hasta la
fecha, a partir de 1915, al enfrentarse de nuevo con una demanda presentada en
ejercicio de la acción pública de nulidad contra un acto administrativo de
naturaleza particular y concreta o subjetiva.
420
Concepto del señor Agente del Ministerio Público en el caso referido, Dr. Uladislao Domínguez. Ver
sentencia citada en nota anterior.
363
5.1 Por regla general, la acción de nulidad la tiene cualquier persona y procede
contra los actos administrativos generales y particulares, de carácter definitivo,
a menos que implique el restablecimiento o que exija su solicitud expresa (Art.
84).
5.2 La acción de nulidad y restablecimiento del derecho procede contra todo acto
administrativo de carácter definitivo, general o particular, que se considere
lesivo de un derecho, en cabeza sólo del titular del mismo (Art. 85).
5.3 La acción de nulidad contra actos administrativos lesivos de derechos
solamente puede ser ejercida por los titulares de aquellos, en la medida en que
la anulación pertenece a la esfera inescindible del restablecimiento correlativo.
Ni de los artículos citados, ni del ordenamiento general, se desprende que el
acto que lesiona derechos de las personas pueda ser demandado, en el solo
interés de la legalidad, por cualquier persona y en cualquier tiempo, con la sola
petición de nulidad, pues tal perspectiva, que corresponde a lo previsto en el
artículo 84, es irreconciliable con lo establecido en el artículo 85, que la
excluye, siendo forzosa la interpretación sistemática y armónica de los dos.
5.4 Si en este último evento la nulidad implica el restablecimiento automático, la
acción, que es de restablecimiento, debe ejercerse dentro del término de
caducidad de la acción de nulidad y restablecimiento del derecho, por el titular
del mismo. Cuando en acción de restablecimiento se pide solo la nulidad, la
acción no se torna en simple nulidad; no existe hoy ni una tercera acción, ni
una acción mixta.
5.5 Igualmente, en este último evento, debe cumplirse con el presupuesto de
agotamiento de la vía gubernativa, si opera.
5.6 La acción de nulidad puede ser ejercida por toda persona, contra todos los
actos administrativos particulares que crean o constituyen una relación jurídica
subjetiva, inclusive en los casos previstos en la ley, que son aquellos a que se
refirió la jurisprudencia a partir de 1990. Por eso asiste razón al Consejo de
Estado al decir que sobra la consagración expresa de la acción de nulidad
contra ciertos actos administrativos que reconocen una relación jurídica
sustancial y subjetiva, porque tal previsión emana, de suyo, del sentido literal
del artículo 84421.
421
Colombia. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de abril 18 de
1996. Exp. No. 9.899. C.P. Dr. Carlos Betancur Jaramillo. Actor: Edgar Vergara Figueroa. Ver igualmente los
salvamentos de voto a la sentencia del C. de E., Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, I.J. 030 de
2003, y particularmente los conceptos plasmados por los Consejeros doctores Ricardo Hoyos Duque, Alier
Eduardo Hernández Enríquez y Gabriel Eduardo Mendoza Martelo.
364
Es necesario recordar que en la sentencia C-426 de 2002, al referirse a la tesis
llamada “de los motivos y finalidades”, la Corte Consideró encontrarse frente de
una única forma de interpretación de los artículos 84 y 85 del CCA y no apreció
que son dos diferentes, la formulada en 1.961 y la planteada en 1.990 por el
Consejo de Estado pues, al sentar su propia interpretación, tampoco se ajustó al
resultado de la interpretación sistemática de tales artículos, dado que concedió
acción de simple nulidad a cualquier persona contra los actos que lesionan
derechos, lo cual impide el artículo 85 del CCA, en la medida en que la petición de
nulidad en este caso es parte integrante de la pretensión de restablecimiento –sin
la cual no sería posible lograrlo- y esta radica en cabeza exclusiva de la persona
lesionada en el derecho con el acto que demanda y en nadie más. En este caso,
sí hay acción de nulidad simple, sin fines de restablecimiento, pero solamente a
instancias del titular del derecho afectado, y no de cualquier persona, contra el
acto lesivo de su derecho y no contra el acto que lo reconoce o establece. No se
puede pasar por alto que la petición de nulidad hace parte integrante e
inescindible de la pretensión de nulidad y restablecimiento del derecho, puesto
que sin aquella será imposible este. La petición de nulidad establecida en el
artículo 85 del C.C.A. no es una pretensión autónoma, porque para ella está el
artículo 84, sino dirigida exclusivamente al restablecimiento de quien lo pide, no
para quien no acepta el derecho negado o reconocido a otro; esta petición de
nulidad está indisolublemente atada al restablecimiento respectivo, en la medida
en que compone y completa la pretensión. Por ello afirmamos que la petición de
nulidad del acto, así sea invocando el artículo 84 del CCA y la doctrina sentada
sentencia C-426/02, solo puede pedirla quien tenga vocación de restablecimiento,
pues no está concebida como medio para extinguir el derecho reconocido a otro, a
la manera de los casos a que se refiere la tesis de 1.990. De allí que, si se
interpretan armónica y sistemáticamente los dos, se concluye que el acto
administrativo particular, que lesiona derechos subjetivos, es demandable, con
petición de nulidad, bien que se solicite o no el restablecimiento consecuencial,
solamente por quien “se considere lesionado en un derecho” y no por “toda
persona”. Esa interpretación es la que se ajusta al sistema, lo hace coherente,
armónico, estable y seguro. Y es la misma que se viene sosteniendo desde 1961
con la enunciación de la teoría de “motivos y finalidades”.
Como se ve, tanto las dos posiciones básicas sentadas por la jurisprudencia
contencioso administrativa como la afirmada por la jurisprudencia constitucional,
son inaplicables simultáneamente por incompatibles. Nuestro razonamiento se
dirige a reforzar los argumentos que le confieren corrección, validez y vigencia a
la denominada originalmente como teoría de los “motivos y finalidades”, referente
de definición de la procedencia de las acciones comentadas. Y debe operar
365
conforme quedó descrito en este acápite, armonizando con la normatividad
constitucional vigente.
Lugar común resulta decir que tanto la ratio decidendi como la decisión contenidas
en la sentencia C-426 de 2.002 son obligatorias aún para el Consejo de Estado,
366
cuya doctrina sobre los motivos y finalidades se debe considerar retirada del
ordenamiento como interpretación normativa del artículo 84 del CCA, en cuanto a
la procedencia de la acción de nulidad contra actos administrativos de contenido
particular y concreto. No obstante tal afirmación, cierta a primera vista, no tiene
las dimensiones absolutas que se le pudieran atribuir en el presente caso por las
siguientes consideraciones que nos llevan a concluir que los efectos obligatorios
de la sentencia de constitucionalidad no afectan la tesis de los motivos y
finalidades que mantiene vigencia. Porque lo que según la jurisprudencia de la
propia Corte realmente constituye ratio decidendi en la sentencia C-426 de 2.002,
inescindiblemente vinculado con su parte resolutiva y por ello obligatorio, es la
afirmación según la cual la diferencia entre las dos acciones radica en su
pretensión, no en el motivo y/o la finalidad que la ley les asigna, y que la acción de
simple nulidad procede contra cualquier acto administrativo, incluido el de
naturaleza particular, y no solo contra aquellos expresamente establecidos en la
ley; por tanto, la tesis sostenida tanto por la Sección Primera como por la Sala
Plena de lo Contencioso Administrativo del Consejo de Estado en 1.990 y 1.996,
respectivamente, es inconstitucional, por restringir el derecho de acceso a la
justicia con condiciones no establecidas en la ley. Lo demás, según nuestro
criterio, no tiene una unidad de sentido ni se relaciona con afirmaciones que
guarden relación directa con la parte resolutiva pues representan la consignación
expresa y escrita de las consecuencias que, en el sentir de la Corte, se producen
si se declara la nulidad de un acto particular que ha reconocido o modificado un
derecho de una persona si quien demandó no fue su titular o no lo hizo dentro del
término de caducidad previsto para la acción de nulidad y restablecimiento del
derecho. Se trata de unas eventualidades que se pueden presentar en la vida real
y que la Corte toma en cuenta para ejemplificar sus razones y darle fuerza a sus
conceptos, sin que por esa sola razón constituyan doctrina constitucional, como
puede leerse en los apartes distinguidos con los números 7.22 al 7.24 de la
sentencia comentada que, al discurrir por los efectos de su argumento, ilustra
diciendo que “… cuando una persona con interés directo pretenda demandar un
acto de contenido particular y concreto, podrá alternativamente acudir al
contencioso de anulación por dos vías distintas. Invocando la acción de nulidad y
restablecimiento del derecho (C.C.A. art. 85), caso en el cual lo hace motivada por
el interés particular de obtener el restablecimiento del derecho o la reparación del
daño antijurídico como consecuencia de la declaratoria de la nulidad del acto. En
la medida en que esta acción no se intente o no se ejerza dentro de los cuatro
meses de que habla la ley (C.C.A. art. 136-2), quien se considere directamente
afectado o un tercero, podrán promover la acción de simple nulidad en cualquier
tiempo (C.C.A. arts. 84 y 136-1), pero única y exclusivamente para solicitar de la
autoridad judicial la nulidad del acto violador, dejando a un lado la situación
367
jurídica particular que en éste se regula, para entender que actúan por razones de
interés general: la de contribuir a la integridad del orden jurídico y de garantizar el
principio de legalidad frente a los excesos en que pueda incurrir la Administración
en el ejercicio del poder público”. Por eso, frente de tales consecuencias,
estimamos que no hay vínculo de obligatoriedad ni para las autoridades, incluido
el Consejo de Estado, ni para los operadores jurídicos en general. Estas
consideraciones deben tener, para el caso, el carácter de obiter dictum no
vinculante pues, además, contrarían lo que la propia Corte ha sostenido respecto
de lo que constituye la naturaleza del fallo de constitucionalidad 422, al ocuparse, en
forma manifiestamente indebida, de la forma como debe aplicarse la disposición
acusada en casos particulares, lo que ella misma se tiene vedado. Y si lo tiene
vedado y lo hace, sus aseveraciones no pueden ser ignoradas pero deben ser
tenidas como simple dictum pues de lo contrario el intérprete resulta confiriéndole
un alcance que riñe con el sistema de control de constitucionalidad en nuestro
ordenamiento.
422
En el considerando 3.5 de la sentencia C-426/02 se dice: “La acción pública de inconstitucionalidad es un
mecanismo que busca el cotejo, por la autoridad judicial competente -en Colombia, la Corte Constitucional-
entre el precepto legal demandado y los mandatos constitucionales. El análisis que efectúa la Corte debe darse
en abstracto, teniendo en cuenta el contenido objetivo de la disposición examinada, y en ningún caso la
aplicación concreta que ella tenga...” (Sentencia C-357/97, M.P. doctor José Gregorio Hernández Galindo).
368
argumentos vinculantes constitutivos de la ratio decidendi de su fallo
respecto de la doctrina de los llamados móviles y finalidades que, en nuestro
concepto, permanece incólume423. Así quedó retirada del ordenamiento la tesis
sobre la procedencia de la acción de nulidad planteada desde 1.990 por el
Consejo de Estado.
Como la tesis de motivos y finalidades fue planteada con dicho nombre desde
1961 con un contenido distinto, ha de concluirse que a este no se hacen
extensivos los efectos de la cosa juzgada constitucional de la sentencia C-426 de
2002, pues su ratio decidendi no solo no la rebatió, sino que ni siquiera la tuvo en
cuenta, asumiendo que se trataba del contenido a que se había referido la
demanda, y nada más424. Por consiguiente, la tesis que hemos llamado “original”
de motivos y finalidades, sigue vigente, pero volvió a soslayarse, esta vez por el
legislador colombiano. Nosotros creemos que pudo aprovecharse la ocasión
ofrecida por la preparación de un nuevo código, para establecer la acción de
nulidad y restablecimiento del derecho así:
423
Cfr. Numerales 7.17 y 7.18 de la sentencia C-426/02.
424
Recordemos que la demanda no impugnó la constitucionalidad de la tesis original como fue formulada en
1961, sino su derivación mal formada propuesta y adoptada a partir de 1990, y que ya en este escrito
sostuvimos que la Corte, al no invocar expresamente su competencia para enjuiciarla, no podía hacerlo.
425
Ver, por ejemplo: 1) BETANCUR JARAMILLO, Carlos. Derecho Procesal Administrativo. Señal Editora,
6ª ed. Medellín, 2004 pp. 42-45; 2) GALINDO VÁCHA, Juan Carlos. Derecho Procesal Administrativo.
Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá, 2004 pp. 249-251; 3) GONZALEZ RODRIGUEZ, Miguel.
Derecho Procesal Administrativo. Universidad Libre, Bogotá, 12ª ed., 2007 pp. 77-82; 4) PALACIO
HINCAPIE, Juan Angel. Derecho Procesal Administrativo. Librería Jurídica Sánchez R. Ltda., 4ª ed. 2004
pp. 219-222; 5) SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. Tratado de Derecho Administrativo, T. III.
Universidad Externado de Colombia, Bogotá, 1ª ed., 2004 pp. 140-153, quien reprocha las posiciones de los
dos Altos Tribunales por considerarlas subjetivas, y hace un llamado a la revisión sustancial y profunda del
régimen de las acciones, sin formular proposiciones concretas.
369
CAPITULO VII
1. ACCION DE CUMPLIMIENTO.
“ART. 1°- Objeto. Toda persona podrá acudir ante la autoridad judicial
definida en esta ley para hacer efectivo el cumplimiento de normas
aplicables con fuerza material de ley o actos administrativos”.
Consecuente con el resto del ordenamiento, la ley debió decir que toda persona
podrá acudir ante los organismos de la jurisdicción contencioso administrativa, ya
que la expresión utilizada es ambigua, sugiriendo al lector que hay variedad en la
autoridad judicial depositaria de la jurisdicción y de la competencia, y alguien
podría pensar que en algunos eventos podría tratarse de la jurisdicción ordinaria.
1.1. La finalidad.
370
de Estado social de derecho”426, y una expresión del principio de legalidad toda
vez que con él se hace posible inducir, persuadir o determinar a una autoridad
para que cumpla con los deberes y obligaciones establecidas en la Constitución
Política, la ley y los actos administrativos427. Si bien tiene tal connotación en
relación con los deberes públicos, también la tiene con los derechos de las
personas y, en tal sentido, se considera un mecanismo subsidiario para su
defensa428.
Algunos antecedentes:
426
RAMELLI ARTEAGA, Alejandro. La acción de cumplimiento: ¿un instrumento jurídico al servicio del
Estado social de derecho en Colombia?. En Revista Derecho del Estado No. 8, junio de 2000, pp. 85.
Departamento de Derecho Constitucional, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, D.C.
427
HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto. Acción de cumplimiento y obligatoriedad de las normas que
establezcan gastos. En Revista Derecho del Estado No. 8, junio de 2000, pp. 72. Departamento de Derecho
Constitucional, Universidad Externado de Colombia, Bogotá, D.C., quien coincide con el autor citado
anteriormente.
428
Art. 9 de la ley 393/97. No procede si el interesado cuenta con la acción de tutela o con “...otro instrumento
judicial para lograr el efectivo cumplimiento...salvo que...se siga un perjuicio grave e inminente para el
accionante”.
429
Ob. Cit., pp. 97.
430
FIX-ZAMUDIO, Héctor. La protección procesal de los derechos humanos. Ed. Civitasas, Madrid, 1982.
pp. 89 y 90. Citado por REY CANTOR, Ernesto y RODRÍGUEZ, María Carolina en Acción de cumplimiento
y derechos humanos. Ed. Temis, Bogotá, 1997. pp. 28 y siguientes.
431
RAMELLI ARTEAGA, Alejandro. Ob. Cit., pp. 86.
371
El writ of mandamus. Es la prerrogativa para impartir la orden de cumplimiento de
un deber incumplido por la autoridad pública, establecido previamente por el
ordenamiento.
432
ALLEN, Carletton Kempt, en Las fuentes del derecho ingles. Trad. Antonio Ortiz García. Madrid, 1966,
Instituto de Estudios Políticos. Citado por RAMELLI ARTEAGA, Alejandro, ob. Cit., pp. 86.
433
En la misma obra citada por REY CANTOR, Ernesto y RODRÍGUEZ, María Carolina. Ob. Cit., pp. 31.
372
indemnización o compensación por daños ya causados o riesgos consumados. En
esa medida constituye una garantía para los derechos de las personas que de en
dicha forma quedan amparados, de antemano, frente a posibles actos lesivos de
autoridad.
En febrero de 1801 el Congreso de los Estados Unidos expidió una ley que facultó
al Presidente Adams para designar los titulares de 42 plazas de jueces de paz en
el Distrito de Columbia; con base en esta y en otra ley, a menos de una semana
de entregar la Presidencia Adams nombró aproximadamente 65 jueces, todos
federalistas, lo que provocó la protesta de la dirigencia del partido ganador en las
elecciones.
La víspera de la entrega de la presidencia, a la media noche del 3 de marzo de
1801, Adams firmaba apresuradamente los últimos nombramientos refrendados
por John Marshall, como su Secretario de Estado y Presidente de la Corte
Suprema de Justicia, cargo en el que permaneció por 34 años.
Como quiera que se le impidió continuar con las gestiones dirigidas a formalizar
todos aquellos nombramientos, cuatro de ellos no alcanzaron a ser notificados, por
434
CEPEDA ESPINOSA, Manuel José. Derecho, Política y Control Constitucional. Universidad de los
Andes, Facultad de Derecho, Bogotá, D.C., primera edición, 1986, pp. 19 a 21. Igualmente, REY CANTOR,
Ernesto y RODRÍGUEZ, María Carolina. Ob. Cit., pp. 33 a 35.
373
lo que los jueces Dennis Ramsay, Robert Towsed Hooe, William Herper y William
Marbury no pudieron acceder a sus cargos.
374
fundadores consideraron que la Constitución era una ley suprema, la
ley en cuestión era nula”435.
Así pues, con ocasión de una petición del mandamus para acceder a un cargo de
juez de paz, nació para el derecho constitucional el régimen de control de
constitucionalidad de la ley por vía de excepción que conoce el mundo entero,
plasmada en el artículo 4º de la Constitución Política de Colombia436.
1.2. La pretensión.
435
CEPEDA ESPINOSA, Manuel José. Ob. Cit., pp 21. En esta cita se reproducen las partes textuales en
cursiva, de las consideraciones del juez Marshall, tomadas a su vez por este autor de la obra Constitutional
Law, cases and materials, de GUNTHER, Gerald. Foundation Press, Inc. Mineola, N.Y., 1980, pp. 912.
436
Correspondía al art. 215 de la Constitución de 1886, en virtud de la reforma introducida por el A.L. No. 1
de 1945, art. 54.
375
“Reservistas de Honor” que las soliciten y obtengan de acuerdo con los demás
requisitos”437.
Sin embargo, hay algunas restricciones: Por disposición expresa del parágrafo del
artículo 9 de la ley, esta acción no permite incluir en la pretensión la solicitud de la
orden judicial para efectuar gastos, al decir que “La acción regulada en la presente
ley no podrá perseguir el cumplimiento de normas que establezcan gastos”, lo cual
ha determinado muchos fallos desestimatorios de pretensiones muy diversas si
directa o indirectamente conllevan la obligación de incurrir en ellos. Por esa vía se
han negado inclusiones en planta o en nómina de entidades públicas, afiliaciones
a fondos prestacionales, inclusión de rubros en normas presupuestales, etc., bajo
el entendido de que si el juez imparte la orden correspondiente, -mandamus- la
consecuencia forzosa para el demandado será la de efectuar el reconocimiento y
los pagos a que haya lugar, contraviniéndose así la previsión legal restrictiva.
Esta norma ha recibido serias críticas. La principal de ellas radica en que tal
restricción no surge de lo previsto por el artículo 87 de la Constitución Política438 y
resulta por ende inconstitucional. Por ello precisamente y aceptando previamente
que la acción de cumplimiento no permite solicitar la orden judicial para incurrir en
gastos, el propio Consejo de Estado, en casos específicos, ha considerado que
excepcionalmente sí conduce a la declaración judicial, si de lo que se trata es de
la inejecución de partidas ya apropiadas, incluidas en el presupuesto, que por
alguna razón no es ejecutado. Ha dicho, por ejemplo, que “Una vez elaborado el
presupuesto o apropiado el gasto, la vocación natural de estos es la de ser
efectivamente destinados a la satisfacción de la función social para la cual están
concebidos. . . pues que una vez ordenado, presupuestado y apropiado el gasto,
todas las autoridades encargadas de su ejecución han de cumplirlo y ello, desde la
óptica de la norma constitucional contenida en el artículo 87. . . impone su
cumplimiento”439.
437
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, sent. De 30 de septiembre de 1999. M.P.
Roberto Medina López, exp. No. ACU-948.
438
HERNÁNDEZ BECERRA, Augusto. Ob. Cit., pp. 76.
439
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. De 25 de enero de 1999.
M.P. Daniel Suárez Hernández. Exp. ACU-552. Se trataba del incumplimiento de la obligación, por parte del
Distrito capital, de realizar la transferencia de recursos con fines ambientales a la CAR. Allí se agregó que:
“Como quiera que la ley 99 ordenó que, en los términos del numeral 1 del art. 46 esto es, a título de
propiedad y para constituir el patrimonio propio de las corporaciones autónomas regionales - , la
transferencia de los recursos se debe pagar "trimestralmente" por regla general de una parte; y, el inciso 5o.
del artículo 44 de la Ley 99 de 1993, establece con claridad suficiente la obligación perentoria de los
municipios y distritos - deudores de la prestación - para con las Corporaciones Autónomas Regionales
acreedoras - , no queda duda alguna de cual es la conducta que debe observarse por parte de la entidad
376
Otra restricción legal radica en que de conformidad con lo establecido por el
artículo 24 de la ley, la acción de cumplimiento no tiene fines indemnizatorios,
dejando a salvo, como ya se dijo, las acciones que se puedan ejercer por el
afectado con este alcance. La pretensión no podrá contener solicitudes relativas a
la indemnización de perjuicios no incluidos en su objeto.
obligada a realizar la transferencia del denominado porcentaje ambiental, cuya causación trimestral le
otorga carácter de exigibilidad a la prestación”.
440
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. De 14 de septiembre de 2000.
M.P. Ricardo Hoyos Duque. Exp. No. 13.530.
377
1.3. El titular.
Esta acción puede ser ejercida por cualquier persona441; no obstante, el legislador
la radica explícitamente en los servidores públicos, las organizaciones sociales y
las organizaciones no gubernamentales, sin consideración a un derecho que
puedan o no tener vinculado a la norma incumplida o inaplicada.
1.4. Origen.
El deber debe estar previsto en una norma con fuerza material de ley o en un acto
administrativo. Como quiera que la doctrina se ha preguntado si el incumplimiento
441
Art. 4 ley 393/97.
442
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, sent. De febrero 5 de 1999. M.P. Julio
Enrique Correa Restrepo, exp. No. ACU-560.
443
GOMEZ PUENTE, M., La inactividad de la administración. Pamplona, Aranzadi, 1197, pp. 117. Cita del
profesor RAMELLI ARTEGAGA, ob. Cit., pp. 101.
378
de ciertos deberes establecidos en la Constitución Política podría exigirse a través
de la acción de cumplimiento, la Corte Constitucional ha sostenido que no,
especialmente con estos argumentos, generadores de polémicas muy interesantes
pues se reprocha cierta incoherencia, ya que la propia Corte ha insistido en la
eficacia normativa directa de ciertas normas constitucionales. Al respecto que nos
ocupa, sostuvo:
“8. . .
444
La Corte ha sostenido que en principio, la palabra ley debe entenderse en sentido formal. En la Sentencia
C-893/99 (M.P. Alejandro Martínez Caballero), esta Corporación sostuvo que “... en principio, cuando la
Constitución habla de las “leyes”, en general lo hace en sentido formal, pues hace referencia a los actos
producidos por el Legislador, esto es, por el Congreso.” Con todo, en dicha ocasión consideró que el sentido
específico de dicha expresión debía entenderse como aquellas normas con fuerza de ley. En esa medida,
declaró constitucionales las expresiones “con fuerza material” y “con fuerza de ley”, contenidas en los
artículos 4º, 6º y 8º de la Ley 393 de 1997.
445
En tal sentido, la Corte, en Sentencia T-486/93 (M.P. Eduardo Cifuentes Muñoz), sostuvo que la expresión
ley contenida en el artículo 230 de la Carta debía entenderse en un sentido amplio. Al respecto expresó: “El
ordenamiento jurídico, desde el punto de vista normativo, no puede reducirse a la ley. De ahí que la palabra
‘ley’ que emplea el primer inciso del artículo 230 de la C.P. necesariamente designe ‘ordenamiento jurídico’.”
F.J. No. 10. En el mismo sentido, véase la Sentencia C-836/01 (M.P. Rodrigo Escobar Gil), F.J. No. 14.
379
amplia del término ley es de carácter excepcional, y no es predicable
del artículo 87 de la Carta”446.
En cuanto al contenido del deber omitido, debe tenerse en cuenta que con la
declaratoria de inexequibilidad del inciso segundo del artículo 2º de la ley 393 de
1997447, el contenido y el alcance del deber omitido tiene características muy
amplias y no restrictivas, como se disponía originalmente. En consecuencia, se
trata de todos los deberes públicos cuya ejecución formal o material omite la
autoridad, a pesar de que el Consejo de Estado ha llegado a sostener que para su
prosperidad frente de derechos subjetivos, la acción de cumplimiento exige que el
deber u obligación sea tan específica que equivalga a tenerse frente al estado un
título ejecutivo por una obligación de hacer448, con lo que no está de acuerdo el
autor, por cuanto que no se debe confundir la obligación de hacer de que trata el
derecho civil con el incumplimiento de los deberes públicos cuya ejecución se
busca con la acción de cumplimiento.
A pesar de que la ley 393/97 no lo dice y que el CPACA tampoco trae previsión al
respecto, estimamos que cualquier persona puede hacerse parte en este proceso,
hasta el vencimiento del término para alegar en primera o en única instancia, de
acuerdo con lo que se prevé para la acción de nulidad en el artículo 223 del
CPACA, pues no vemos que algo se oponga a dicha posibilidad.
En primer lugar, debe tenerse en cuenta que con esta acción no se puede obtener
indemnización de perjuicios, por impedirlo así el artículo 24 de la ley, caso en el
cual el afectado cuenta con las otras acciones que sí permiten incluir pretensiones
446
Corte Constitucional, Sent. C-651 de 2003. M..P. Rodrigo Escobar Gil.
447
Corte Constitucional, sent. C-157 de abril 9 de 1998. M.P. Antonio Barrera Carbonell y Hernando Herrera
Vergara.
448
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Segunda. Sent. De 9 de octubre de
1997. M.P. Dolly Pedraza de Arenas. Actor: Expopapa. Citada por el profesor Ramelli Arteaga, ob. Cit., pp.
102.
380
resarcitorias, con la observancia de los presupuestos procesales establecidos en
la legislación; y en segundo lugar, que con algunas vacilaciones, el Consejo de
Estado y la Corte Constitucional han reiterado que la imposibilidad de utilizarla en
materia de gasto público se acomoda a las previsiones constitucionales, por lo
que, en general, cuando se piense en utilizarla pretendiendo el mandamus, debe
repararse en las consideraciones jurisprudenciales no muy uniformes sobre la
materia.
2. ACCION POPULAR.
449
Arts. 7 y 21 de la ley 393 de 1997.
381
Tuvo su origen en los artículos 1005 y 2359 del Código Civil 450 y fue regulada por
la ley 9 de 1989 para la protección del espacio público, y por la ley 99 de 1993 en
asuntos ambientales, en sus artículos 8, y 77 y 78, respectivamente. En asuntos
financieros y para la protección de los usuarios del sector, se expidió la ley 45 de
1990. Junto con la acción de tutela y la acción de cumplimiento son calificadas
como “acciones constitucionales”, concepto que no compartimos porque su origen
constitucional no les imprime el contenido ya que, si fuera solo por su
consagración, como lo dijimos, finalmente todas las acciones deberían ser
consideradas constitucionales, lo que resulta equivocado. En este aspecto
hacemos dos precisiones: La acción de tutela sí tiene no solo origen sino
naturaleza constitucional pues su objeto persigue la protección de derechos
constitucionales fundamentales; pero la acción popular no tiene dicho alcance toda
vez que los derechos e intereses colectivos, con una base constitucional -¿Qué no
la tiene?- se encuentran regulados por normas de niveles jurídicos inferiores.
2.1. La finalidad.
Derechos e intereses colectivos son aquellos que por voluntad del legislador
constituyen haberes o valores de la colectividad, en abstracto unos y otros,
indispensables para la vida en sociedad e integrados a los cometidos estatales
relativos a la prosperidad general, la calidad de vida, la convivencia pacífica y el
orden justo, así como a la vigencia de algunos principios y valores
constitucionales. Un derecho o interés colectivo está relacionado con situaciones
de jure o de facto que importan a la sociedad en su conjunto, al grupo humano o a
ciertos grupos humanos y de cuya protección depende la vigencia de ciertas
450
“Art. 1005. La municipalidad y cualquier persona del pueblo, tendrá a favor de los caminos, plazas u otros
lugares de uso público, y para la seguridad de los que transiten por ellos, los derechos concedidos a los dueños
de heredades o edificios privados. Y siempre que a consecuencia de una acción popular haya de demolerse o
enmendarse una construcción, o de resarcirse un daño sufrido, se recompensará al actor a costa del querellado,
con una suma que no baje de la décima, ni exceda de la tercera parte de lo que cueste la demolición o
enmienda, o el resarcimiento del daño; sin perjuicio de que si se castiga el delito o negligencia con una pena
pecuniaria, se adjudique al actor la mitad”.
382
condiciones mínimas de proyección y realización personal de los individuos y de
interacción entre los miembros de la colectividad por ellos formada.
Fuera de los enlistados por la norma en mención, la ley advierte que constituyen
derechos e intereses colectivos los establecidos como tales en la Constitución, las
leyes y en los Tratados Públicos celebrados por Colombia que, a decir verdad, no
ha dado lugar a regulaciones prolíficas, a juzgar por el estado del arte sobre la
materia.
En cambio, por vía judicial ha habido ocasión de resolver un conflicto surgido con
la administración de los nombres de dominio en Internet, a propósito del sufijo
“.co” que distingue a Colombia ante el mundo, oportunidad que dio lugar a su
reconocimiento como “interés colectivo” por vía jurisprudencial y posteriormente
normativa.
451
Internet Assigned Numbers Authority, e Internet Corporation for Assigned Names and Numbers,
respectivamente, ambas de los Estados Unidos de Norteamérica.
383
acepción “.co” es el acrónimo del vocablo “Colombia”, nombre sobre el cual tiene
derecho el Estado colombiano con una clara pertinencia con el interés público y
que, por ende, este debe regular las condiciones que lo favorezca o protejan, en
orden a garantizar sus beneficios a todos los colombianos y a la comunidad de la
Internet, evitando las acciones que generen monopolio sobre el mismo,
respondiendo que el dominio “.co” asignado a Colombia como código del país en
el sistema de nombres de dominio en la Internet es de interés público, cuya
administración corresponde a las autoridades del sector de las telecomunicaciones
del Estado colombiano452.
452
C. de E., Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto de diciembre 11 de 2001. M.P. Cesar Hoyos Salazar.
Rad. No. 1.376.
453
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, sent. de julio 10 de 2002. M.P. María
Inés Ortiz Barbosa. Exp. No. 0465-01 (474).
454
Entre otras, las resoluciones No. 600 de mayo 7 de 2002, No. 020 de 2003 y 1455 de 2003 expedidas por el
Ministerio de Comunicaciones del gobierno colombiano, invocando, en todos los casos, facultades conferidas
por la ley 72 de 1989 sobre planificación, regulación y control de los servicios nacionales de
telecomunicaciones.
455
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta. Sent. de 6 de julio de 2001. M.P.
Roberto Medina López. Exp. AP-0082.
456
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera, sents. de marzo 15 de 2001. M.P.
Camilo Arciniegas Andrade. Exp. AP-010 y AP-0217.
384
de defensa judicial ni siquiera si se trata de una acción contencioso administrativa,
que se puede ejercer incluso en forma simultánea457.
2.2. La pretensión.
457
C. de E. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta. Sent. de 6 de julio de 2001. M.P. Roberto
Medina López. Exp. AP-0082.
385
La acción popular puede ser ejercida por toda persona458, las organizaciones no
gubernamentales, populares y cívicas, las entidades públicas de control,
intervención o vigilancia, el Procurador General de la Nación, el Defensor del
Pueblo, los Personeros Municipales o Distritales y los Alcaldes Municipales, de
conformidad con lo previsto por el artículo 12 de la ley.
La alusión expresa a las organizaciones civiles sobra; vemos en ella más bien un
reconocimiento explícito al compromiso natural que las vincula con los intereses
sociales, pues, siendo sujetos de derechos, están, de suyo, habilitadas para
ejercerla. Y la inclusión de las entidades y servidores públicos de control es
redundante pues la protección de los derechos e intereses colectivos pertenece a
la esfera natural de sus funciones, digamos, rutinarias. El cuidado de los recursos
naturales y del medio ambiente hace parte de la esencia de los fines de las
autoridades ambientales de inspección y vigilancia, así como la defensa del
patrimonio público y la minimización de la corrupción pertenece a los del Ministerio
Público, por ejemplo, sin que hiciera falta su inclusión explícita en el enunciado
legal. De todas maneras, desde el punto de vista del beneficio social, tanto mejor
que se les atribuyera expresamente su condición de titulares de la acción popular.
La redundancia, en este caso, favorece a todos.
2.4. Origen.
458
En el sentido ya expuesto para la acción de nulidad.
386
los llamados “bosques comerciales” con sujeción a una nueva nomenclatura de
parques y zonas de reserva natural.
Los casos juzgados son ya hoy múltiples. En materia contractual, por ejemplo, se
ha dispuesto la suspensión de procedimientos de selección del contratista
459
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, sent. de 31 de mayo de 2002.
M.P. Ligia López Díaz. Exp. AP-300.
387
previendo la consumación de actos que riñen con la moralidad pública, la
suspensión de la ejecución de obras contratadas460 y aún se ha dispuesto la
resolución de transacciones comerciales como en el caso de la orden de
devolución, a favor de ECOPETROL, de la totalidad de las acciones que esta
poseía en Inversiones de Gases de Colombia S.A., Invercolsa, y que habían sido
adquiridas en bolsa a menor precio del comercial por un ex ministro de Estado
invocando la calidad de trabajador que no poseía 461. En este caso las decisiones
fueron tomadas para la protección de varios derechos colectivos, entre ellos el
patrimonio público y la moralidad administrativa.
Y en otro caso, en el que se discutió si dentro del proceso a que da lugar el trámite
de la acción popular había o no lugar a expedir pronunciamientos judiciales sobre
la suspensión o anulación de actos administrativos, se concluyó que sí es
procedente, en la medida en que dicho acto sea la causa de la amenaza o lesión
del derecho o interés colectivo462.
460
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent de junio 17 de 2001. M.P. Alier
Eduardo Hernández Enríquez. Exp. AP-166. Con ella se ordenó la suspensión de las obras del Estadio tercer
Milenio en Pasto.
461
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sent. de diciembre 9 de 2003. M.P.
Camilo Arciniegas Andrade. Exp. AP-1204.
462
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 21 de
2007. Exp. No. AP-0355. M.P. Dr. Enrique Gil Botero. Con salvamento de voto de la Consejera Dra. Ruth
Stella Correa Palacio, quien sostiene que, en virtud del principio de legalidad que inspira el carácter
restrictivo de la atribución de jurisdicción y competencia, el contencioso popular no es el instrumento idóneo
para ventilar la validez de los actos administrativos, para lo cual existen otras acciones previstas en el
ordenamiento.
388
ejecute o se abstenga de ejecutar una determinada actividad, en el sentido de
impartir una orden de hacer o de no hacer para la cesación del peligro o la
restitución de los hechos a su estado anterior, e incluso todas las condenas al
pago de la indemnización de los perjuicios causados al derecho o interés colectivo
lesionado, con destino a la entidad pública competente para su protección y
administración, y la concerniente al pago del incentivo que se haya llegado a
reconocer a favor del actor, o con destino al fondo de defensa de intereses
colectivos si éste es una entidad pública. La orden de actuación o la de
prohibición, según el caso, constituye un verdadero mandamus463 propio de la
acción de cumplimiento, aspecto este sobre el cual ha existido reconocimiento
judicial pues, ciertamente, entre las acciones populares, de cumplimiento y de
tutela, hay una intersección que no siempre ofrece un panorama cristalino de los
hechos sobre los cuales habrá de dictarse la sentencia. En el caso referido se
admitió la demanda que, invocando la acción popular para la protección del
derecho colectivo a un ambiente sano lesionado con el sistema de emanación de
gases por parte de los buses de la empresa TRANSMILENIO en Bogotá, había
sido inadmitida por considerarse que implicaba el ejercicio de una acción de
cumplimiento, por una parte, y porque no se había probado la constitución en
renuencia por parte de la demandada, presupuesto procesal de la acción de
cumplimiento Y se dijo, a propósito:
463
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 16 de julio de
2001. M.P. María Elena Giraldo Gómez. Exp. AP-143.
389
La parte resolutiva de las sentencias en acciones populares puede ser tan
compleja como lo demanden los hechos a los cuales va dirigida, pues los poderes
concedidos por el legislador al juez son tan plenos, que aligeran sobremanera el
principio de la consonancia de la sentencia con las pretensiones de la demanda,
disolviendo así el carácter rogado de la jurisdicción. La sentencia con la que se
falló en primera instancia la acción popular ejercida por varias personas para la
protección de los derechos e intereses afectados con la contaminación del Rió
Bogotá, contiene trece numerales, tres de los cuales enlistan a su vez literales
hasta la letra “t”, que contienen todas las ordenes de cumplimiento y de prohibición
con destino a decenas de entidades públicas y particulares destinatarios de las
mismas, responsables del grado de vertimiento de contaminantes al caudal y
obligados por el fallo a ejecutar las actividades dirigidas a su descontaminación
progresiva pero real464.
3. LA ACCION DE GRUPO.
464
Tribunal Administrativo de Cundinamarca, Sección Cuarta, sent. de agosto 25 de 2004. M.P. Nelly
Yolanda Villamizar de Peñaranda. Exp. AP-01-479.
390
conjunto de personas que reúnen condiciones uniformes respecto de
una misma causa que originó perjuicios individuales para dichas
personas.
3.1. La finalidad.
3.2. La pretensión.
Para definir la composición de la pretensión en este caso debe contarse con las
especiales regulaciones contenidas en el artículo 65 de la ley, en el sentido de que
si bien los factores componentes del daño y del perjuicio son los generalmente
391
reconocidos por el ordenamiento jurídico, esto es, el daño emergente conformado
por el daño material, el daño moral y el daño a la vida de relación, y por el lucro
cesante, en el proceso por acción de grupo la sentencia puede, por mandato legal,
impartir la condena al pago de una indemnización colectiva que debe contener la
suma ponderada de las indemnizaciones individuales, tomando en cuenta la
subdivisión del grupo en subgrupo. Ello sugiere que, como además no se exige
que la demanda deba ser presentada por todos los individuos afectados, los
factores componentes de la pretensión, su cuantía y las personas con derecho a
su percepción, no requieren consignación expresa en la demanda. De manera que
para el demandante es suficiente la descripción de los conceptos del daño y del
perjuicio cuya estimación solicita judicialmente y las condiciones que permitan
identificar el grupo lesionado para que dentro del proceso, en lo posible, se
identifiquen e individualicen los unos y los otros, y se estime el valor global a
distribuir entre los beneficiados con la sentencia en la forma prevista por la ley.
Con todo, creemos que es preferible que la demanda contenga la mayor precisión
posible sobre estos aspectos, no solo para facilitar la labor judicial, sino para
derivar de ella el máximo beneficio. Por lo dicho, obvio resulta que el demandante
no tiene el deber de identificar ni a todos los afectados, ni las pretensiones de
cada cual.
3.3. El titular.
465
NERNANDEZ ENRIQUE, Alier Eduardo. Regulación de las acciones de grupo formuladas en contra de
las entidades publicas en el derecho colombiano. Memorias del XXVI Congreso Colombiano de Derecho
Procesal. Instituto Colombiano de Derecho Procesal. Universidad Libre, Bogotá, agosto de 2005. pp. 45.
466
Ver la Sentencia T-524 de 1993.
467
Declarado exequible en la Sentencia C-215 de 1999.
468
Corte Constitucional, sentencia C-1062 de agosto 16 de 2000. M.P. Alvaro Tafur Galvis.
393
jurídica. Una de las tesis sostenida por el Consejo de Estado, citada por el mismo
autor, refiere que la acción de grupo no resulta procedente “...por el solo hecho de
que 20 personas se presentaran a demandar los daños que les produjo una causa
uniforme, pues lo que buscaba proteger la acción –y de allí su inclusión en la
Constitución Política- era los grupos sociales que merecieran tal protección, los
que, por lo mismo, debían preexistir al daño; en otros términos que el daño no
podía ser la causa conformante del grupo sino una contingencia más en la vida del
mismo, cuya existencia debía ser anterior”469.
Y para reafirmar la tesis según la cual, para que la acción de grupo proceda es
necesario que las condiciones uniformes que identifican a quienes conforman el
grupo demandante preexistan a la ocurrencia del daño, preexistencia que para la
Corporación se deriva de la exigencia legal de que las personas compartan
condiciones uniformes respecto de la causa del daño, entendida estas condiciones
“como la situación común en la que se han colocado tales personas, que permite
identificarlas como grupo antes de la ocurrencia del daño, y con ocasión de la
cual, posteriormente, todas resultan perjudicadas.”, la misma providencia
concluyó:
469
Ob. Cit. Pp. 48 y 49.
470
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto de febrero 2 de 2001.
M.P. Alier Eduardo Hernández Enríquez. Exp. AG-0017. Citado por el autor.
394
pero además, tales características deben ser predicables de esas
personas sólo en cuanto todas ellas se han colocado - con
antelación a la ocurrencia del daño- en una situación común, y
sólo frente a aquellos aspectos relacionados con tal situación. Así
las cosas, es claro que la condición de damnificado no podría constituir,
en ningún caso, la condición uniforme que identifique a unas personas
como miembros de un grupo.”. Negrilla fuera de texto.
471
Corte Constitucional, sentencia C-1062 de agosto 16 de 2000. M.P. Alvaro Tafur Galvis.
395
probable que un hecho dañino afecte a un número muy amplio de
personas y cause daños de una especial magnitud y que esas personas
no se encuentren preconstituidas como grupo. Para ello basta recordar
el caso referido anteriormente en esta sentencia del carro tanque de
California. En ese evento, las miles de personas perjudicadas por esa
explosión se verían privadas de la protección efectiva de sus derechos
por la vía de la acción de grupo, simplemente por no estar
preconstituidas como grupo, a pesar de tratarse de una situación social
que tiene gran relevancia social, por cuanto afecta a un grupo muy
amplio de personas. Y es claro que la Constitución previó la acción de
grupo exactamente para ese tipo de eventos, en donde un número
plural de personas sufre un menoscabo en sus intereses, sin importar
que las personas estuvieran o no previamente agrupadas, pues el
hecho mismo de la afectación de sus intereses por una causa común
puede llegar a convertirlos en un grupo que reclama sus derechos.
...
396
La preexistencia del grupo a la ocurrencia del daño, como requisito de
procedibilidad de la acción de grupo es entonces inconstitucional. Ahora
bien, como quedó definido a lo largo de la presente sentencia, el
llamado requisito de la preexistencia del grupo tiene su fundamento
legal en el hecho de que el primer inciso de los artículos 3 y 46 de la ley
472 de 1998 reitera dos veces ciertos elementos de la definición de la
acción de grupo y de su procedencia, en la medida en que señala que
estas acciones son interpuestas por un número plural de personas o un
conjunto de personas que (i) “reúnen condiciones uniformes respecto
de una misma causa que originó perjuicios individuales a dichas
personas”, y que además (ii) “las condiciones uniformes deben tener
también lugar respecto de todos los elementos que configuran la
responsabilidad.” Por consiguiente, eliminada del ordenamiento esa
reiteración legal, la doctrina de la preexistencia del grupo como requisito
de procedibilidad desarrollada como derecho viviente por el Consejo de
Estado pierde todo sustento normativo, puesto que su fundamento
esencial fue la existencia de esa repetición y el principio hermenéutico
del efecto útil.”472.
Queda pues evidenciada la contradicción entre las dos posiciones que debe
resolverse teniendo en cuenta la fuerza vinculante de la cosa juzgada
constitucional, que le imprime carácter obligatorio erga omnes a los fallos de
constitucionalidad incluyendo la ratio decidendi de la parte motiva de la sentencia
que contenga el pronunciamiento473. Fuera del sustento normativo pertinente, es
útil recordar la insistencia de la Corte Constitucional en este aspecto, que suele
soslayarse por algunos de nuestros operadores jurídicos del Estado. Sobre la
obligatoriedad que tiene por vía general el fundamento último que sostiene una
decisión, en este caso de constitucionalidad, ha sostenido:
472
Corte Constitucional, sentencia C-569 de junio 8 de 2004. M.P. Rodrigo Uprimy Yepes.
473
Art. 243 C.P. y 48 No. 1 de la ley 270 de 1996.
397
decidendi, razón por la cual esta Corporación le ha reconocido efectos
vinculantes. Estas distinciones y criterios han sido reiterados por la
Corte en decisiones posteriores, en especial en la sentencia C-037 de
1996, en donde esta Corporación precisó:
“Sólo será de obligatorio cumplimiento, esto es, únicamente hace
tránsito a cosa juzgada constitucional, la parte resolutiva de las
sentencias de la Corte Constitucional. En cuanto a la parte motiva,
como lo establece la norma, esta constituye criterio auxiliar para la
actividad judicial y para la aplicación de las normas de derecho en
general; sólo tendrían fuerza vinculante los conceptos consignados en
esta parte que guarden una relación estrecha, directa e inescindible con
la parte resolutiva; en otras palabras, aquella parte de la argumentación
que se considere absolutamente básica, necesaria e indispensable para
servir de soporte directo a la parte resolutiva de las sentencias y que
incida directamente en ella.”474.
474
Corte Constitucional, sentencia SU-047 de enero 29 de 1999. M.P. Carlos Gaviria Díaz y Alejandro
Martínez Caballero.
398
administrativos, por acción o por omisión. Tampoco se descarta la ocurrencia del
daño procedente de ciertas decisiones judiciales que, previa configuración de los
requisitos exigidos para el error judicial, la privación injusta de la libertad y el
deficiente funcionamiento de la administración de justicia, afectan a un número
plural de personas, como sucede con las capturas masivas de personas que
resultan vinculadas colectivamente a un mismo proceso, como ocurre con los que
se siguen contra miembros de fuerzas armadas ilegales. En cambio, recordemos
que el ejercicio de la función constituyente no genera responsabilidad estatal, y
que la legislativa solo origina la misma en el evento ya reconocido por la
jurisprudencia475. No se descarta, sin embargo, en este último evento, que la ley
afecte a un grupo de personas que tendrían derecho al ejercicio de esta acción,
solo que tal situación no ha sido aun considerada por nuestra jurisprudencia.
Así como la ley trae tan particulares previsiones en cuanto a la condición de parte
demandante que asumen los miembros del grupo aun sin manifestación expresa
de ninguna índole, en cuanto a la facultad para la intervención hay prevista una
situación similar y consecuente con aquellas. En efecto y en primer lugar, debe
decirse que quien no presenta la demanda, se entiende por la ley vinculado al
proceso como parte demandante por el solo hecho de pertenecer al grupo
afectado, sin que se requiera su presentación al mismo como tercero porque no lo
necesita; a menos que solicite y obtenga su exclusión, todo miembro del grupo se
considera parte demandante. En segundo lugar, que la ley permite la inclusión
expresa de las personas en el grupo afectado, si quienes no han suscrito la
demanda así lo manifiestan hasta antes de la ejecutoria del auto que decreta
pruebas en el proceso o, si tampoco así lo hacen, si se presentan a solicitarle al
juzgador su deseo de recibir expresamente los efectos de la sentencia, dentro de
los veinte (20) días siguientes a su publicación, todo lo cual con arreglo a lo
previsto por el artículo 55 de la ley. En este último caso, la ley advierte que no
podrán solicitar el reconocimiento de una indemnización extraordinaria distinta a la
ya reconocida globalmente en la sentencia para todos los miembros del grupo, y
que no podrán participar del valor de la condena en costas con la que haya sido
beneficiada la parte demandante.
475
Ver nota de pie de página número 19 en la página 8 de este escrito.
399
El juzgador en la sentencia debe adecuar las peticiones de la demanda a las
exigencias de la pretensión correspondiente a una acción indemnizatoria. Si la
sentencia acoge tales pretensiones, declarará la responsabilidad pública e
impartirá la condena la pago de la indemnización de los perjuicios de los miembros
de grupo, en forma global y colectiva, es decir, señalando una suma total y
ponderada de dinero a ser distribuida proporcional e individualmente entre los
miembros del grupo por parte del defensor del Pueblo, quien tiene la competencia
para administrar estos recursos y disponer los pagos individuales, conforme se
dispone por el artículo 65 de la ley. Los porcentajes de distribución serán
señalados en la sentencia y dependerán de lo que resulte probado en el proceso,
si el valor de los perjuicios ha sido distinto para algunos o varios de sus
componentes, individualmente considerados, o como integrantes de los subgrupos
a que se refiera la sentencia. Así, por ejemplo, en el caso del Río Rosario en
jurisdicción del Municipio de Tumaco, Nariño, la sentencia condenó a
ECOPETROL al pago de un valor total por concepto de la indemnización por el
daño producido por un derrame de hidrocarburos en una zona del oleoducto
Transandino, consistente en que la comunidad de agricultores y pescadores y sus
familias se vieron privadas de los medios esenciales de supervivencia debida a la
contaminación. Esa suma total debía distribuirse por partes iguales entre los
damnificados enunciados en la parte resolutiva del fallo, y entre los que,
acreditando tal condición, lo solicitaran en el término legal posterior. El estimativo
ponderado de la suma total provino del cálculo del valor per cápita del daño
derivado de la privación de la actividad agropecuaria y pesquera de pan coger476.
4. LA ACCION DE REPETICION.
476
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. 13 de mayo de 2004.
M.P. Ricardo Hoyos Duque. Exp. No. AG-226-01.
400
La acción de repetición tiene hoy origen en el precepto contenido en el artículo 90
de la Constitución Política, y está regulada por la ley 678 de 2001, cuyo artículo 2°
dispone:
4.1. La finalidad.
4.2. La pretensión.
477
Sentencia C-778 de 2003. M. P. Jaime Araujo Rentería.
478
Sentencia C-832 de 2001. M. P. Rodrigo Escobar Gil.
402
consiguiente, aquí lo definitivo es el valor en dinero cuya recuperación se
pretende, sin que sea necesaria la discriminación de los componentes del daño y
del perjuicio, pues ello debió ser objeto del proceso o actuación anterior que dio
lugar al pago de la indemnización. Como los conceptos a indemnizar y su valor ya
se conocen, y como al momento de pagarlo se causa el deber de iniciar el proceso
de repetición, la pretensión solo se referirá a la petición de pago de la suma de
dinero que la entidad estime que se le debe restituir, con fundamento en la
sentencia si en ella se consignaron las pautas para definir su cantidad. Si no se
consignaron, al analizarse la culpabilidad del agente demandado, la sentencia que
ponga fin al proceso de repetición contendrá la proporción o porcentaje en que se
este resulta condenado.
4.3. El titular.
De conformidad con lo previsto por el artículo 8 de la ley 678/01, dentro de los seis
(6) meses siguientes al pago total de dicha obligación, solo la entidad pública
correspondiente está legitimada para ejercerla. Transcurrido este término, podrán
hacerlo El Ministerio Público y el Ministerio de Justicia y del Derecho. Y, en todos
estos casos, cualquier persona podrá requerir a estas entidades legitimadas para
ejercerla, para que lo hagan.
4.4. Origen.
Podemos afirmar, en general, que el conflicto del que surge la acción de repetición
radica en la producción de un daño en el derecho de una persona cuando el
servidor público ha obrado con dolo o culpa grave en su causación, con un acto,
un hecho o una operación administrativa, con la celebración, ejecución,
403
terminación o liquidación un contrato estatal, o con el ejercicio de la función
jurisdiccional en los tres casos previstos por los artículos 65 y siguientes de la ley
270 de 1996 varias veces aludidos. Sin embargo, más exacto resulta decir que el
conflicto que determina la procedencia de la repetición lo constituye la condena
impuesta a la entidad pública o la obligación aceptada por esta en una conciliación
u otro acto que ponga fin a una actuación procesal o extraprocesal, cuando la
fuente jurídica de su responsabilidad sea la culpa grave o el dolo con que obró su
agente público.
479
Sentencia C-285 de 2002. M. P. Jaime Córdoba Triviño. Tesis reiterada en muchos otros fallos, entre ellos
en la sentencia C-455 de 2002, M. P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
480
Corte Constitucional. Sentencia C-430-00. M. P. Antonio Barrera Carbonell. En este pronunciamiento,
la Corte declaró la exequibilidad de varios apartes demandados del artículo 78 del Código Contencioso
Administrativo indicando que si bien ese artículo autoriza que la demanda pueda promoverse contra la entidad
comprometida en el daño, o contra ésta y el funcionario, esa norma “debe ser entendida bajo la idea de que
sólo después de que se declare la responsabilidad y se condene a la entidad pública, es cuando ésta puede
repetir contra el funcionario”.
405
Nótese cómo la responsabilidad estatal basada en el daño antijurídico
que la víctima no está en el deber de soportar puede remitir a
actuaciones regulares o irregulares del Estado. En estas últimas están
comprendidas aquellas actuaciones que no involucran una conducta
dolosa o gravemente culposa del agente y aquellas actuaciones que si
son consecuencia de una conducta dolosa o gravemente culposa de los
agentes estatales.
Por otra parte, los artículos 5 y 6 de la ley 678 de 2001 prevén unos casos en los
cuales el dolo y la culpa grave se presumen, si dentro del proceso por acción de
repetición aparecen debidamente probados los hechos que configuran cada uno
de los casos allí previstos. Estos artículos fueron declarados exequibles por la
Corte Constitucional, la que al respecto ha considerado484:
483
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sent. Agosto 31 de 1999. Exp. No.
10.865. M. P. Dr. Ricardo Hoyos Duque.
484
Corte Constitucional, sentencia C-778/03 ya citada.
407
“Estos propósitos quedaron consignados en la exposición de motivos al
proyecto de ley que luego se convirtió en la Ley 678 de 2001, donde se
justificó el régimen de presunciones contemplado en las normas
impugnadas al reconocer que “el legislador debe facilitar el debate
probatorio para no hacer de la acción de repetición una misión
imposible. Señalar causales de presunción de dolo y la culpa grave
resulta conveniente y necesario, puesto que en el proceso de repetición
sólo deberá probarse el supuesto de hecho en que se funda la
presunción, con el objeto de invertir la carga de la prueba para hacer de
la acción una herramienta efectiva y eficaz. En otras palabras, resultará
suficiente para la parte demandante demostrar una de las causales que
se señalan para presumir que el funcionario actuó con dolo o culpa y,
por consiguiente, a la parte demandada demostrar que el supuesto de
hecho que se alega no se configuró”. 485
“(...)
485
Ponencia para primer debate en el Senado de la República. Gaceta del Congreso No. 14 del 10 de febrero
de 2000. Página 16
486
Sentencia C-374 de 2002. M. P. Clara Inés Vargas Hernández.
408
evidente o no el dolo o la culpa grave del servidor público. De no aparecer la
evidencia, la acción será improcedente y su ejercicio implicaría la asunción del
riesgo de iniciar un proceso para perderlo, con la consiguiente condena en costas
que se podría producir en su contra.
Al proceso pueden hacerse parte como terceros las entidades que hayan
contribuido con el pago de la condena que se les impuso, siendo varias;
obviamente que si la entidad condenada o que haya conciliado o transigido es una
sola, no habrá posibilidad de intervención de otra cuyo patrimonio no ha sido
afectado con tal situación. Por otra parte, vale recordar que el parágrafo 1º del
artículo 8 de la ley, previene que cualquier persona puede requerir a la entidad
para que inicie el proceso, pero no presentarse dentro del mismo pues carece de
legitimación en la causa para tal efecto.
487
HOYOS DUQUE, Ricardo. En Algunas reflexiones sobre la acción de repetición. Memorias XXIII
Congreso Colombiano de Derecho Procesal. Instituto Colombiano de Derecho Procesal. Universidad
Externado de Colombia, Bogotá, 2002.
409
La sentencia es declarativa en cuanto a la responsabilidad, reconociéndola o
descartándola, y de condena en cuanto a la definición de la cuantía impuesta
como obligación al demandado y a favor de la entidad demandante. Podrá
contener condena en costas, con arreglo a lo previsto por el artículo 188 del
CPACA. Y surte efectos inter partes, por tratarse de un proceso con contenido
indemnizatorio subjetivo.
Inicialmente fue prevista por los artículos 183 y 184 de la Constitución Política
para los congresistas, senadores y representantes a la Cámara, por las causales
allí establecidas, que repitió el artículo 296 de la ley 5 de 1992, dando lugar al
trámite del proceso cuyo conocimiento fue atribuido al Consejo de Estado. Por vía
jurisprudencial se tiene entendido que en el artículo 110 de la Constitución Política
se halla consagrada una causal adicional, que para un servidor público implica
remoción del cargo y para un congresista la pérdida de su investidura488.
488
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia de agosto 24 de 1994. M.P.
Consuelo Sarria Olcos. Exp. AC-1587. Consiste en violar la prohibición sobre hacer contribuciones a los
partidos, movimientos o candidatos, o inducir a otros a que lo hagan, salvo las excepciones que establezca la
ley.
489
Conforme quedó luego de la declaratoria de inexequibilidad parcial producida con la sentencia C-247 de
1995, expedida por la Corte Constitucional. M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
410
5.1. La finalidad.
Con esta acción se procura asegurar el ejercicio de las funciones propias de los
congresistas, diputados, concejales y ediles con sujeción a principios éticos
consustanciales a su investidura. Lo que se percibe es que con ella tanto el
Constituyente como el legislador quisieron imponer expresamente a estos
servidores públicos unos cánones mínimos de pulcritud, limpieza y diafanidad en
el cumplimiento de las funciones ejercidas gracias al apoyo popular, en cuyo
nombre se accede a tales investiduras de representación democrática. Podríamos
decir, pues, que es la moralidad administrativa a que se refiere el artículo 209 de
la Constitución, la que inspira la creación y existencia de una acción como esta.
Tiene igualmente una naturaleza sancionatoria disciplinaria, toda vez que las
causales previstas para todos los casos se refieren a ciertas conductas
censuradas y censurables en que se incurra por razón y con ocasión del ejercicio
de las funciones públicas que el ordenamiento jurídico les asigna. Tal carácter ha
sido reconocido por la Corte Constitucional con razones extensibles al resto de los
servidores públicos que comprende, al decir que “… por razón de su naturaleza y
de los fines que la inspiran, la pérdida de investidura constituye un verdadero juicio
de responsabilidad política que culmina con la imposición de una sanción de
carácter jurisdiccional, de tipo disciplinario que castiga la trasgresión la código de
conducta intachable que los congresistas deben observar por razón del
inapreciable valor social y político de la investidura que ostentan”490.
490
Corte Constitucional, sentencia C-319 de julio 14 de 1994. M.P. Hernando Herrera Vergara.
411
acción de pérdida de investidura de congresista puede ejercitarse, tanto
contra un congresista elegido como contra la persona llamada a ejercer
el cargo”491.
5.2. La pretensión.
5.3. El titular.
491
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia de abril 14 de 1998. M.P. Julio
Enrique Correa Restrepo. Exp. 5358.
492
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sentencia de enero 18 de 1996. M.P.
Carlos Orjuela Góngora. Exp. 3271.
412
De conformidad con lo previsto en los artículos 3 y 4 de la ley 144 de 1994, la
pérdida de investidura puede ser demandad por la Mesa Directiva de la Cámara a
que pertenezca el Congresista o por cualquier ciudadano. En este último evento
debemos advertir que por eso no es ésta una acción popular, a pesar de que sí es
pública.
5.4. Origen.
Por lo previsto por el último inciso del artículo 228 inciso 2º del CPACA, en los
procesos de desinvestidura de miembros de corporaciones públicas no se admite
intervención de terceros. Obviamente, el agente del Ministerio Público es parte
dentro de él, como en todos los demás, en virtud de los mandatos constitucionales
y legales que le atribuyen dicha facultad.
Y hace tránsito a cosa juzgada erga omnes respecto de los hechos constitutivos
de la(s) causal(es) que fue(ron) valorada(s) por la sentencia. No tiene tal alcance
respecto de hechos distintos, como se infiere del artículo 15 de la ley. Por otra
parte, uno de sus efectos notables radica en que quien pierde la investidura queda
indefinidamente inhabilitado para acceder de nuevo a una corporación de elección
493
Art. 183 C. P., art. 296 ley 5 de 1992, y art. 48 ley 617 de 2000.
413
popular. Tal naturaleza se ha descrito en la providencia citada, dado el carácter sui
generis, excepcional y especialísimo del proceso de pérdida de investidura, pues
la sentencia que la decreta “…tiene efectos permanentes en el tiempo; es decir,
que significa, en la práctica, una tipo especial de “muerte política” del afectado con
esa decisión…”, razón por la cual “…si en todos los juicios es prioritario atender al
cumplimiento íntegro de las garantías atinentes al debido proceso y al derecho de
defensa, con mayor razón en éste, por las consecuencias irremediables que
genera”.
414
SEGUNDA PARTE
CAPITULO VIII
CLASES DE PROCESOS
Procesos especiales:
415
En nuestro concepto, el Código estableció los cuatro siguientes trámites
especiales, que ameritan ser reconocidos y llamados procesos especiales:
416
Los demás trámites, regulados bien por el CPACA o por el CGP, no son, en
nuestro concepto, procesos especiales. Entre otras razones porque no están
establecidos para la solución de conflictos o controversias sustanciales de
legalidad y/o de responsabilidad, sino para la definición de asuntos procesales que
no contienen pretensiones contrapuestas, tales como los incidentes de nulidad del
proceso, de impedimentos recusaciones, de conflictos de jurisdicción o
competencia, de acumulación de procesos, de tachas de falsedad, de regulación
de honorarios, de liquidación de condenas en abstracto y otros similares 494.
Se encuentra regulado por lo previsto en los artículos 162 a 205 del Código,
siendo necesario advertir que este no lo califica como tal, pero que lo es. A él se
hallan sujetos los siguientes asuntos, que no tienen señalado un trámite especial:
494
Cfr. Arts. 209 y 210 CPACA.
417
Modificación demanda
Silencio
Allanamiento
Transacción
Solicitud de pruebas
Proposición de
excepciones
418
CAPÍTULO IX
LA DEMANDA
495
Corte Constitucional, sentencia C-543 de 1992. Al respecto dijo: “La sentencia no es simplemente un
documento suscrito por el juez sino el resultado de una génesis que tiene lugar en dos planos diversos: el
objetivo que es propiamente el proceso considerado en sentido jurídico, integrado por las varias etapas que la
ley contempla, y el subjetivo, que corresponde a la operación mental efectuada por el fallador, en cuyo fondo
lógico hay un silogismo que tiene como premisa mayor la norma general y abstracta de la ley, por premisa
menor los hechos controvertidos y por conclusión la parte resolutiva del fallo, que se constituye en mandato
concreto, obligatorio para quienes fueron partes dentro del proceso.
Tal razonamiento, sin embargo, no encierra únicamente el desarrollo de una operación lógica sino que
requiere, para alcanzar el nivel de lo justo, como exigen los fines del derecho, de una interpretación sobre el
contenido de las normas aplicables y de una valoración consciente de las pruebas llevadas al proceso para
definir la solución que, en el sentir del juez, se acomoda a las exigencias de la Constitución y de la ley.”.
419
2. Lo que se pretenda, expresado con precisión y claridad. Las
varias pretensiones se formularán por separado, con observancia
de lo dispuesto en este mismo Código para la acumulación de
pretensiones.
3. Los hechos y omisiones que sirvan de fundamento a las
pretensiones, debidamente determinados, clasificados y
numerados.
4. Los fundamentos de derecho de las pretensiones. Cuando se
trate de la impugnación de un acto administrativo deberán
indicarse las normas violadas y explicarse el concepto de su
violación.
5. La petición de las pruebas que el demandante pretende hacer
valer. En todo caso, este deberá aportar todas las documentales
que se encuentren en su poder.
6. La estimación razonada de la cuantía, cuando sea necesaria
para determinar la competencia.
7. El lugar y dirección donde las partes y el apoderado de quien
demanda recibirán las notificaciones personales. Para tal efecto,
podrán indicar también su dirección electrónica.
La demanda debe designar el organismo judicial al cual está dirigida, entre los
cinco (5) que ejercen jurisdicción contencioso administrativa:
1. El Consejo de Estado.
La Sección Primera, con cuatro (4) magistrados, que conoce de los asuntos
de nulidad y nulidad y restablecimiento del derecho no atribuidos a las otras
Secciones, del recurso extraordinario de revisión sobre sentencias de única
instancia proferidas por los Tribunales Administrativos, del recurso
extraordinario de revisión sobre sentencias de Tribunales Administrativos
expedidas en procesos de pérdida de investidura, y los demás de carácter
administrativo para los cuales no exista regla especial de competencia,
entre lo esencial.
421
directa y de controversia contractual, es decir, sobretodo de las
controversias relativas a la responsabilidad contractual y extracontractual.
La Sección Cuarta, con cuatro (4) magistrados, que conoce de los procesos
de nulidad y nulidad y restablecimiento del derecho en materia de
impuestos y contribuciones fiscales y parafiscales, de los relativos a los
actos administrativos que se dicten para la enajenación de la participación
del Estado en una sociedad o empresa estatal, y de los procesos por
acciones de nulidad y restablecimiento del derecho contra las resoluciones
que fallen las excepciones y ordenen llevar adelante la ejecución en los
procesos de cobro administrativo, entre otros.
Por otra parte, debe tenerse en cuenta que de conformidad con lo previsto
en el artículo 111 del CPACA, en concordancia con lo previsto en el artículo
37 de la ley 270 de 1996, la Sala de lo Contencioso Administrativo, en
pleno, conformada por veintisiete (27) magistrados, conoce de los procesos
por pérdida de investidura de Congresistas, así como de aquellos asuntos
que por importancia jurídica o trascendencia social, o para cambiar la
jurisprudencia de la Corporación le remitan las Secciones, de los procesos
que no hayan sido asignados a las Secciones y de los recursos
extraordinarios que sean de su competencia.
424
La jurisdicción y la competencia le resultan asignadas por lo previsto en los
parágrafos de los artículos 111 y 149 del CPACA, para el conocimiento
exclusivo de los procesos de repetición contra magistrados del Consejo de
Estado y de nulidad contra los actos de nombramiento o elección expedidos
por el Consejo de Estado. En estos dos únicos asuntos la Corte Suprema
de Justicia, en Sala Plena, se erige y actúa como juez en lo contencioso
administrativo.
496
Corte Constitucional, sentencia C-1436 de 2000, ya citada.
426
artículo 149. Igual cosa ocurre con los Tribunales Administrativos, por
ejemplo, en los numerales 1º y 2º del artículo 151, que conocen en
única instancia de los asuntos de nulidad y restablecimiento del
derecho que carezca de cuantía, contra actos de las entidades
territoriales, o para controvertir sanciones disciplinarias distintas de las
que impliquen retiro temporal o definitivo del servicio, pues en tales
casos lo definitivo es la naturaleza jurídica de la controversia o litigio.
Otro evento destacable es el de los proceso por demandas de nulidad
electoral contra los actos que declaran la elección del Presidente de la
República, los congresistas y otras autoridades nacionales, a que se
refiere el numeral 3º del artículo 149, pues en ellos la competencia se
atribuye al Consejo de Estado en única instancia por la naturaleza de la
controversia.
429
4.2 En los procesos de nulidad y restablecimiento del derecho, el juez
competente es el del lugar de expedición del acto administrativo a
demandar, o del domicilio del demandante, siempre que la entidad a
demandar tenga sede u oficina en dicho lugar. Aquí es aplicable lo
dicho en el numeral anterior pero agregando que por tratarse de un
asunto de carácter subjetivo, usualmente con contenido particular y
económico, la ley previó que se pudiera demandar no solo en el lugar
en que se expidió el acto, sino en el domicilio del demandante, es decir,
de la persona o sujeto afectado con el acto administrativo cuya nulidad
se propone demandar, con la condición de que la demandada tenga
sede u oficina en el mismo lugar, con lo que se repite el privilegio en su
favor a que se hizo mención en el numeral anterior.
497
VER como ejemplos, ya citados, que se reiteran para facilidad del lector: i) Sent. oct. 28/93. C. de E., Sala
de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dr. Julio César Uribe Acosta. Exp. No. 8.403. ii)
Sent. sep. 12/97. C de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dr. Carlos Betancur
Jaramillo. Exp. No. 11.224. iii) Sent. sep. 13/01. C de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera. C.P. Dra. María Elena Giraldo. Exp. 13.326. iv) Sent. ago. 12/99. C. de E., Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera. C.P. Dr. Germán Rodríguez Villamizar. Exp. No. 15.871. En esta última se
dijo: “En virtud del fuero de atracción, la jurisdicción contencioso administrativa resulta igualmente
competente para juzgar, la responsabilidad de la administración pública conjuntamente con la de la de los
particulares, respecto de unos mismos hechos que sirven de sustento a las súplicas de la demanda, como en
reiteradas oportunidades lo ha sostenido la jurisprudencia de esta Sala. En tal virtud, vinculado un
particular al proceso contencioso administrativo, como demandado o llamado en garantía, en ejercicio
legítimo de su derecho de defensa bien a su vez llamar en garantía a un tercero, siempre y cuando para ello
se cumplan los presupuestos legales antes comentados, pues, de lo contrario se atentaría contra el derecho
de defensa y el principio de economía procesal”.
432
viales, pues permite resolver en un mismo proceso la responsabilidad de la
entidad pública, y de la entidad privada o de las personas naturales
médicas o paramédicas, militares o, en general, servidores públicos que
intervinieron en la aplicación respectiva.
5.1 Las personas naturales. Sea lo primero recordar que las personas
naturales pueden obrar como demandantes en todos los procesos
contencioso administrativos pues todos ellos se pueden iniciar con una
demanda presentada por una de aquellas, siendo muy común y
frecuente. Pero también pueden conformar la parte demandada, por
regla general, por factor de conexión, por fuero de atracción, cuando son
vinculadas al proceso por el demandante o por decisión judicial, de
oficio, o a petición de parte interesada, como puede serlo el Agente del
Ministerio Público correspondiente o el representante de la Agencia para
la Defensa Jurídica del Estado. En este caso componen la parte
demandada conjuntamente con la entidad o las entidades públicas que
ordinariamente obran como parte pasiva en nuestros procesos. No
obstante lo anterior, puede ocurrir que la parte demandada esté
conformada exclusivamente por persona o personas naturales, como
ocurre en el contencioso contractual, cuyo contratista, persona natural o
jurídica, puede ser demandado por la entidad pública contratante o por
el Agente del Ministerio Público, por ejemplo, lo cual no será extraño.
Sea lo segundo reiterar que cuando nuestros Códigos han permitido que
“toda persona” pueda ejercer medios de control públicos como la
nulidad, la nulidad por inconstitucionalidad y la nulidad electoral, sin
hacer referencia a la capacidad, hacen extensiva la titularidad de
aquellos a los incapaces, esto es, a quienes según lo previsto por el
433
artículo 1502 del Código Civil no tienen capacidad jurídica de ejercicio,
como los menores, los discapacitados mentales y los sordomudos que
no puedan darse a entender por ningún medio498. Lo que significa que
cualquiera de ellos, por medio de su representante legal (padre o madre
o guardador) puede obrar como demandante en un proceso iniciado con
una demanda en acción o medio de control público. Esta eventualidad sí
suena extraña, pero jurídicamente viable.
498
Cfr. Corte Constitucional, sentencia C-983 de 2002. M.P. Dr. Jaime Córdoba Triviño.
434
por medio de su representante legal, de conformidad con lo previsto en
sus estatutos, pudiendo obrar por medio de apoderados generales y, en
los casos conocidos, por medio de abogado titulado como apoderado
judicial.
5.3 Otros entes o sujetos que, sin tener personería jurídica, es decir, sin ser
sujetos de derechos, están habilitados por la ley para comparecer al
proceso como demandantes o demandados. Algunos de estos casos
son referidos por el propio Código, que permite la comparecencia como
parte en nuestros procesos a los Contralores territoriales y a los
Personeros municipales, en su condición de tales, en nombre de la
Contraloría o Personería, según el caso. Lo mismo ocurre con el sector
central de la Nación, pues se permite que ciertas entidades distintas de
las mencionadas por el artículo 159 de Código, comparezcan
directamente al proceso como entidades públicas por medio de su Jefe
o Director, como ocurre con Unidades Administrativas Especiales y con
el Banco de la República. En los casos conocidos, deben actuar por
medio de abogado titulado como apoderado judicial.
436
A cada uno de nuestros medios de control pertenece una determinada
pretensión, que pasamos a comentar a continuación.
437
b. La nulidad por inconstitucionalidad. A la pretensión en este caso le
son aplicables los atributos propios de la nulidad que se acaban de
presentar. Pero, además, debe tenerse en cuenta que por su
naturaleza, va dirigida solamente a la impugnación de decretos del
gobierno, de carácter general, por violación directa de la Constitución
Política, lo que impide adicionarle peticiones adicionales
incompatibles con su finalidad y contenido, establecidos en el
artículo 135 del CPACA.
Por otra parte, debe recordarse que la nulidad puede ser total o
parcial, pudiendo referirse solo a uno o algunos de los elegidos o
nombrados, no siendo necesario dirigir la demanda contra todos
ellos, salvo cuando el vicio invocado se refiera a la votación o a los
escrutinios, caso en el cual se entenderán demandados todos los
elegidos (Art. 277 No. 1º literal d) del CPACA). Igualmente, que la
pretensión electoral consiste en la nulidad del acto administrativo que
declara la elección, así las irregularidades o los vicios estén en la
inscripción, la votación, los escrutinios o el acto mismo. En tal caso el
proceso versará sobre dichas irregularidades, de cuya prueba
dependerá si el acto electoral se anula o se mantiene vigente.
439
a) La nulidad total o parcial del acto administrativo que se impugna,
en principio, de carácter particular, y excepcionalmente de
carácter general si el demandante invoca la causación de un daño
cuyo resarcimiento solicita. A esta petición de nulidad le es
predicable lo dicho para el medio de control de nulidad, pues se
trata de la misma institución jurídica.
499
Cfr. Art. 1614 del Código Civil colombiano.
442
f. La reparación directa. Se halla consagrada en el artículo 140 del
CPACA, y surge por la realización de un hecho administrativo por
acción, o por la incursión en una omisión administrativa, o por la
ejecución de un acto administrativo legal, cuya nulidad es
improcedente, razón por la cual no es viable presentar la pretensión
por la vía de la nulidad y restablecimiento del derecho.
500
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencias de Agosto 28 de
2014. Expedientes No. 26.251 M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa; No. 27.709 M.P. Dr. Carlos
Alberto Zambrano Barrera; No. 28.804 M.P. Dra. Stella Conto Díaz del Castillo; No. 28.832 M.P. Dr. Danilo
Rojas Betancourt; No. 31.170 M.P. Dr. Enrique Gil Botero; No. 31.172 M.P. Dra. Olga Mélida Valle de De la
Hoz; No. 32.988 M.P. Dr. Ramiro Pazos Guerrero y No. 36.149 M.P. Dr. Hernán Andrade Rincón.
444
directa y aquellos que acuden a la justicia calidad de perjudicados o
víctimas indirectas, los cuales se distribuyen así”501:
Nivel No. 4. Aquí se ubica la relación afectiva propia del cuarto grado
de consanguinidad o civil. A este nivel corresponde una
indemnización equivalente al 25% del tope indemnizatorio.
GRAFICO No. 1
REPARACION DEL DAÑO MORAL EN CASO DE MUERTE
501
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección tercera. Sentencia de agosto 28 de
2014. Exp. No. 26.251. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa.
445
filiales hermanos y
nietos)
Equivalenci
a en
salarios 100 50 35 25 15
mínimos
446
directamente la afectación injusta de su Derecho Fundamental a
la libertad”502.
En el expediente debe obrar la prueba del parentesco con la copia
del acta de registro civil respectivo, que permite inferir la afectación
moral de la víctima, del cónyuge y de los parientes cercanos,
según corresponda. Sobre el valor al cual deben ascender estos
perjuicios, según la jurisprudencia de la Sala, el Juez debe tener
como fundamento el arbitrio judicial y debe valorar, según su
prudente juicio, las circunstancias propias del caso concreto, para
efectos de determinar la intensidad de esa afectación, con el fin de
calcular las sumas que se deben reconocer por este concepto. En los
casos de privación injusta de la libertad se reiteran los criterios
contenidos en la sentencia de 28 de agosto de 2013, proferida
por la Sala Plena de la Sección Tercera de la Sala de lo
Contencioso Administrativa –radicación No. 25.022– y se
complementan los términos de acuerdo con la evolución
jurisprudencial de la Sección Tercera en los términos del cuadro
que se incorpora a continuación:
502
Consejo de Estado, sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Exp. No. 36.149. M.P. Dr.
Hernán Andrade Rincón, ya citada.
447
SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV SMLMV
Superior a 18
meses 100 50 35 25 15
Superior a 12
e inferior a 18 90 45 31,5 22,5 13,5
Superior a 9 e
inferior a 12 80 40 28 20 12
Superior a 6 e
inferior a 9 70 35 24,5 17,5 10,5
Superior a 3 e
inferior a 6 50 25 17,5 12,5 7,5
Superior a 1 e
inferior a 3 35 17,5 12,25 8,75 5,25
Igual e inferior
a1 15 7,5 5,25 3,75 2,25
Esta postura fue ratificada por las ocho sentencias antes citadas que,
además, establecieron que en este evento el reconocimiento
depende de la gravedad de la lesión, entre un mínimo de entre el 1%
y el 10% que amerita el reconocimiento de 10 SMLMV, y un máximo
igual o superior a un 50% que permite reconocer 100 SMLMV que,
dadas las circunstancias puede ser superior, sin superar el límite
máximo de 400 SMLMV.
GRAFICO
REPARACION DEL DAÑO A LA SALUD
503
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 14 de
septiembre de 2011. Exp. No. 38.222. M.P. Dr. Enrique Gil Botero. Actor: José Darío Mejía Herrera y otros.
Esta ratifica y amplía los criterios expuestos en la sentencia proferida en la misma fecha por la misma
Corporación, dentro del expediente No. 19.031 con la ponencia del mismo Magistrado, en que obró como
demandante José Vigoya Giraldo.
450
REGLA GENERAL
451
- Las limitaciones o impedimentos para el desempeño de un rol
determinado.
- Los factores sociales, culturales u ocupacionales.
- La edad.
- El sexo.
- Las que tengan relación con la afectación de bienes placenteros,
lúdicos y agradables de la víctima.
- Las demás que se acrediten dentro del proceso.
GRAFICO
REPARACION DEL DAÑO A LA SALUD
452
gravedad. Esto permite atenerse a los criterios porcentuales
antedichos, aun cuando se carezca de un valor certificado504.
504
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de agosto 28 de
2014. Exp. No. 28.804. M.P. Dra. Stella Conto Díaz del Castillo.
453
dispuesto la entrega de dinero o la adopción de medidas que
implican costos para el Estado condenado505.
REPARACION NO PECUNIARIA
505
Cfr. Sentencia de 4 de Julio de 2007. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Escué Zapata
contra Colombia. La parte resolutiva estableció, por ejemplo: 10. El Estado debe destinar la cantidad
establecida en el párrafo 168 de esta Sentencia, en el plazo de un año contado a partir de la notificación de la
misma, en un fondo que lleve el nombre de Germán Escué Zapata, para que la Comunidad de Jambaló lo
invierta en obras o servicios de interés colectivo en su beneficio, en los términos del párrafo 168 de la misma.
11. El Estado debe otorgar a Myriam Zapata Escué, de la manera más pronta posible, una beca para realizar
estudios universitarios, en los términos establecidos en el párrafo 170 de esta Sentencia.
454
En casos excepcionales, cuando las medidas de satisfacción no sean
suficientes o posibles para consolidar la reparación integral podrá
otorgarse una indemnización, única y exclusivamente a la víctima
directa, mediante el establecimiento de una medida pecuniaria por un
valor de hasta 100 SMLMV, si fuere el caso, siempre y cuando la
indemnización no hubiere sido reconocida con fundamento en el
daño a la salud.
INDEMNIZACION EXCEPCIONAL
EXCLUSIVA PARA LA VICTIMA DIRECTA
En caso de
violaciones
relevantes a bienes
o derechos En casos excepcionales se
Hasta 100 SMLMV
convencional y indemnizará hasta el monto
Constitucionalmente señalado en este ítem, si fuere el
amparados, cuya caso, siempre y cuando la
reparación integral, indemnización no hubiere sido
a consideración del reconocida con fundamento en el
506
Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Agosto 28 de 2014. Exp.
No. 26.251. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa, ya citada.
455
juez, no sea daño a la salud. Este quantum
suficiente, deberá motivarse por el juez y ser
pertinente, oportuna proporcional a la intensidad del daño
o posible con y la naturaleza del bien o derecho
medidas de afectado.
reparación no
pecuniarias
satisfactorias.
S = RA (1 + i)n -1
i (1 + i)n
VP = VH X I. F.
I. I.
En donde:
VP = valor presente
VH = valor histórico
I.F. = IPC (del mes del cálculo de la liquidación)
I.I. = IPC (del mes de la ocurrencia de los hechos)
507
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 8 de agosto de
2012. Exp. No. 20.346. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
508
Su inciso segundo dispone: “Será inexistente el negocio jurídico cuando se haya celebrado sin las
solemnidades sustanciales que la ley exija para su formación, en razón del acto o contrato y cuando falte
alguno de sus elementos esenciales”.
509
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 18 de febrero de
2010. Exp. No. 15.596. M.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez. En similar sentido pero declarando la nulidad
absoluta de dos contratos, véase sentencia de la misma Sección de julio 11 de 2013. Exp. No. 24.696. M.P.
Dr. Enrique Gil Botero. Actor: Mayra Pomares Badel contra el Municipio de Turbaco, Bolívar. En este caso
la demandante había obtenido la suscripción de dos pagarés por el Alcalde Municipal, a posteriori, en
respaldo de unas sumas de dinero entregadas por ella sin las formalidades legales a título de empréstito.
459
terraplén, cuando el contrato principal de obra entre las mismas partes
para el diseño y construcción de un puente sobre el caño Aguazulero
se hallaba liquidado. Como la demanda solicitó la declaración de
incumplimiento del contrato adicional así celebrado, la sentencia
denegó las súplicas de la demanda absolviendo al departamento,
pese a lo cual su parte considerativa reconoció la figura de la
inexistencia de los contratos estatales, cuando para su ejecución no
se han cumplido los requisitos esenciales establecidos en el artículo
41 de la ley 80 de 1993, asumiendo que si tales son los requisitos
para su existencia, su ausencia implica inexistencia contractual510.
510
El artículo 41 dispone: “Los contratos del Estado se perfeccionan cuando se logre acuerdo sobre el objeto y
la contraprestación y éste se eleve a escrito”.
460
La nulidad absoluta no se produce de pleno derecho en Colombia;
requiere pronunciamiento judicial sobre la invalidez del contrato.
Puede ser total o parcial (Art. 47 de la ley 80 de 1993), a menos que la
nulidad de la cláusula o de las cláusulas impida su existencia sin la
parte viciada. En el derecho común o privado, la nulidad sigue el
régimen del sistema restitutivo porque la sentencia que la declare
tiene efectos ex tunc, razón por la cual anulado un contrato cada parte
debe restituir a la otra la prestación, como si el contrato no hubiera
existido, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 1746 del
Código Civil. Sin embargo, en el sistema público de la contratación los
efectos de la nulidad no son retroactivos, por regla general, pues de
conformidad con lo previsto en el artículo 48 de la ley 80 de 1993, si el
contrato es de ejecución o tracto sucesivo, o si las causales de nulidad
son el objeto o la causa ilícitos, como consecuencia de la declaración
de nulidad se produce su terminación, en el estado en que se
encuentre, y se debe disponer la liquidación, si hay lugar a ella. Así,
por tanto, deberá formularse la pretensión en la demanda de nulidad
respectiva: Que se declare la nulidad absoluta, se declare su
terminación y se disponga la liquidación. Y si el contrato es de
ejecución instantánea, como de compraventa, permuta o donación,
como consecuencia de la nulidad sí habrá que solicitar el decreto de
las restituciones mutuas de conformidad con la regulación civil
mencionada, especialmente en lo relativo al reconocimiento de las
mejoras y de los frutos, dependiendo de la buena o mala fe
contractual.
Dice el numeral 3º del artículo 162 que la demanda debe contener los hechos
y omisiones que sirvan de fundamento a las pretensiones. Si bien es cierto
que las pretensiones tienen un fundamento fáctico, en tanto que
corresponden con una determinada realidad objetiva, abstracta o en cabeza
de ciertas personas, también lo es que es la acción, es decir, el derecho de
acudir a la jurisdicción en procura de un pronunciamiento de fondo, la que
462
realmente está fundada en los hechos, en el sentido de que son éstos los
que determinan a activar el aparato judicial. Las personas acuden a la justicia
en tanto que viven una realidad que desean poner en su conocimiento y
consideración. Por eso consideramos que corresponde mejor con la
concepción correcta, estimar que los hechos constituyen el fundamento del
derecho de acción, para nosotros, del ejercicio de uno de los medios de
control judicial establecido en nuestro código. Por otra parte, estimamos que
al separar los hechos de las omisiones, se sugiere que estas no son hechos,
lo cual no es cierto, por lo que consideramos correcto decir que la demanda
debe contener la presentación de los hechos, por acción o por omisión, que
fundamentan la acción.
511
Cfr. Corte Constitucional, sentencia C-037 de 2000. M.P. Dr. Vladimiro Naranjo Mesa. Contiene un
estudio sobre el sistema jurídico, el principio de legalidad y la excepción de ilegalidad de los actos
administrativos.
464
formal u orgánico- y la ley material expedida por el Gobierno
con sus decretos con fuerza de ley, en los cinco (5) casos en
que la Constitución lo contempla o autoriza512. Y que en el nivel
del reglamento encontramos la escala de los actos
administrativos comenzando por los decretos del Gobierno
carentes de fuerza de ley, siguiendo con las órdenes e
instrucciones del Presidente de la República, las resoluciones
de los Ministros, Directores de Departamento Administrativo,
Superintendentes y demás autoridades nacionales, las
ordenanzas de las Asambleas, los decretos de los
Gobernadores, las Resoluciones de las demás autoridades
departamentales, los Acuerdos de los Concejos, los decretos
de los Alcaldes y las resoluciones de las demás autoridades
municipales, locales, de comunas y corregimientos,
entendiendo igualmente que al interior de esta estructura
también opera un nivel interno de jerarquía y valor jurídico
condicionante de la validez de los actos de categoría inferior,
como se presenta gráficamente a continuación:
ii.
512
Arts. 150 No. 10, 212, 213, 215 y 371 de la Constitución Política.
465
La demanda deberá indicar, específicamente, cuales son los artículos
o partes de las normas superiores que estima violadas, sin ser válida
la invocación general de las leyes, reglamentos o códigos, pues las
normas violadas deben presentarse de manera individualizada e
identificable, pues lo que el demandante plantea con la contradicción
normativa es una llamada antinomia. En este evento la nulidad busca
restablecer la integridad del ordenamiento jurídico con la expulsión de
toda disposición o norma que le sea incongruente o incompatible,
como efecto de la jerarquización intrínseca del sistema513.
513
Manual del acto administrativo. Berrocal Guerrero, Luis Enrique. Librería Ediciones El profesional Ltda.
5ª Ed. Bogotá, 2009, pp. 496.
466
se solicite la nulidad de un acto administrativo, cualquiera que
sea el medio o acción que se utilice, incluida la nulidad electoral
que contiene, además, las causales específicas contenidas en
el artículo 275 del mismo código. Haremos una concreta
referencia a cada una de ellas, como aparece:
469
b. Cuando se demanda con el medio de control de reparación directa la
declaración de responsabilidad con la correspondiente condena al
pago de los daños y perjuicios causados con la actividad dañosa. Este
requisito deberá adecuarse a los elementos que configuran dicha
responsabilidad pues, al decir de la jurisprudencia, “Los elementos
que constituyen la responsabilidad extracontractual del Estado, se
estudian a través de la siguiente estructura conceptual: 1º) daño
antijurídico, 2º) hecho dañoso, 3º) causalidad, y 4º) imputación. La
Sala encuentra que el elemento de imputación fáctica necesario para
radicar en cabeza de la administración pública responsabilidad, no
se encuentra demostrado, sin que para ello influya el régimen de
imputación jurídica aplicable al supuesto de hecho; lo anterior, como
quiera que tanto en los regímenes objetivos como subjetivos es
requisito sine qua non que la parte actora demuestre plenamente la
ocurrencia del daño antijurídico, así como el nexo que vincula ese
perjuicio con la actuación de la administración; la diferencia entre
uno u otro régimen – subjetivo y objetivo) estriba, simplemente, en
que en el segundo (objetivo) no juega el papel culpabilístico con que
haya actuado la administración pública, es decir, no se torna en
requisito indispensable la demostración de una falla del servicio
(culpa), para configurar responsabilidad”514.
514
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 31 de mayo de
2007, Exp. 16898. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
515
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 27 de junio de
1991, C. P. Dr. Julio César Uribe Acosta. Expediente 6454. Es la primera sobre concepto de daño antijurídico
en vigencia de la Constitución Política.
516
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia del 6 de junio de
2007, C. P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Expediente N° 16460.
470
a una persona que no tiene el deber jurídico de soportarlo”517.
Para que sea indemnizable, la Corporación ha considerado
que se requiere “… que esté cabalmente estructurado, por tal
motivo, se torna imprescindible que se acrediten los siguientes
aspectos relacionados con la lesión o detrimento cuya
reparación se reclama: i) debe ser antijurídico, esto es, que la
persona no tenga el deber jurídico de soportarlo; ii) que se
lesione un derecho, bien o interés protegido legalmente por el
ordenamiento; iii) que sea cierto, es decir, que se pueda
apreciar material y jurídicamente; por ende, no puede limitarse
a una mera conjetura”518. Por otra parte, debe tenerse en
cuenta que el carácter antijurídico del daño no depende solo
de la ausencia del deber de la víctima de soportarlo sino,
quizá con más fuerza, de la carencia del derecho del Estado a
causarlo, en tanto que las entidades públicas pueden causar
daño amparadas por el ordenamiento jurídico, caso en el cual
resulta jurídico no indemnizable519. La demanda debe
expresar tales elementos estructurales del daño y de su
carácter antijurídico, cuya indemnización solicita.
517
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, Sentencia de mayo 12 de
2011, M.P. Dr. Hernán Andrade Rincón. Expediente No. 20496.
518
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sentencia de 10 de septiembre de 2014. M. P.
Dr. Enrique Gil Botero. Expediente No. 29590.
519
Por ejemplo, la amputación de un órgano o miembro de una persona lesionada si es el resultado del
diagnóstico del servicio médico que atiende las lesiones corporales cuya atención fue solicitada.
520
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sentencia de 26 de mayo de 2011. M. P. Dr.
Hernán Andrade Rincón. Expediente No. 20097.
471
1. De responsabilidad subjetiva, fundada en la culpa como
título de imputación, por un error de conducta
constitutivo de un hecho ilegal, que por acción o por
omisión genera el resultado dañoso. Y corresponde con
la falla del servicio según la cual, si con ocasión de la
prestación de un servicio a cargo de una entidad pública
se causa un daño a una persona porque el servicio no
se prestó o porque se prestó tardía o defectuosamente,
le es imputable la responsabilidad ante la concurrencia
de los demás elementos que la configuran, como lo son
el hecho, su relación con el servicio y el daño producido.
La falla del servicio es el título genérico de imputación
jurídica, en cuya ausencia la demanda y la sentencia
deberán procurar adecuarla en un título distinto, con la
modalidad de responsabilidad objetiva o sin culpa. Por
otra parte, la doctrina y la jurisprudencia distinguen entre
la falla probada y la falla presunta, esta última aplicable
en materia de responsabilidad médica521.
2. De responsabilidad objetiva. Fundada en las actividades
estatales legales y legítimas que, no obstante, generan
un daño indemnizable por tratarse de una actividad
521
Crf. Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Sentencia de agosto 21 de 1939. M.P. Dr. Hernán
Salamanca. En esta ocasión se declaró la responsabilidad con culpa directa del Distrito de Bogotá, como
gerente y garante de la prestación del servicio público relacionado con el recolector de aguas lluvias del Río
San Francisco en la ciudad, cuyo desbordamiento causó graves inundaciones en inmuebles aledaños. Se cita
como la primera sentencia que empleó la falla de los servicios, por culpa directa, como título de imputación
en la responsabilidad extracontractual pública.
Para mencionar un falle reciente, el Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección
Tercera, en Sentencia de 7 de septiembre de 2015, expediente No. 52892, M.P. Dr. Jaime Orlando
Santofimio Gamboa, condenó a la Nación-Ministerio de Defensa-Ejército Nacional, por la muerte de un
ciudadano en Chinchiná, Caldas, ante la falla del servicio presentada por los miembros de la entidad
condenada, quienes mataron a la víctima y la presentaron como dado de baja en un operativo militar,
considerando que “…se concretó la falla en el servicio porque los miembros del Ejército Nacional que
desarrollaron el operativo militar sobre (. ..) desplegaron una acción deliberada, arbitraria,
desproporcionada y violatoria de todos los estándares de protección mínima aplicable tanto a
miembros de los grupos armados insurgentes que presuntamente como a miembros del Ejército Nacional,
que configuradas como “falsas e ilegales acciones so pretexto del cumplimiento de los mandatos
constitucionales”, distorsionan, deforman y pueden llegar a quebrar el orden convencional
constitucional y democrático, poniendo en cuestión toda la legitimidad democrática de la que están
investidas las fuerzas militares en nuestros país…”.
472
peligrosa o de riesgo excepcional, o una actividad que
rompe el principio de igualdad ante las cargas públicas
produciendo un daño anormal, excepcional, que debe
ser reparado; y en ambos casos, al margen e
independientemente del actuar prudente o diligente del
agente público, es decir, al margen por completo de la
culpa. Brevemente:
522
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 2 de
1984. Expediente No.2744. M.P. Dr. Eduardo Suescún Monroy. Se reconoce como el primer fallo fundado en
la responsabilidad objetiva por riesgo excepcional, por la muerte de unas reses electrocutadas con la red
pública del Municipio de Quimbaya, Quindío. En un fallo reciente y considerando que “…la actividad de
generación, distribución y comercialización de energía eléctrica, es en sí misma una actividad lícita del Estado
que somete a los ciudadanos, por regla general, a un riesgo excepcional y que, por lo tanto, podría llegar a
generar perjuicios…” se condenó a la CORPORACION AUTONOMA REGIONAL DEL CAUCA C.V.C. y
a la EMPRESA DE ENERGIA DEL PACIFICO S.A. EPSA por las lesiones sufridas por un señor con la
descarga sufrida al conectar un electrodoméstico en su casa: Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de enero 26 de 2011. Expediente No.16898. M.P. Dr. Enrique Gil
Botero. Se ha considerado, igualmente, que entre las actividades peligrosas se encuentra no solo el manejo de
energía eléctrica sino la operación de vehículos, naves, aeronaves y armas de fuego y armamento en general.
473
b) El daño especial por ruptura del equilibrio ante las cargas
públicas. Se reconoce cuando una entidad pública, con
ocasión de una actividad legal y legítima y a pesar de ellas,
rompe el principio del equilibrio ante las cagas públicas
colocando a una persona en unas condiciones de
inferioridad tales, que permiten reconocer la causación de
un daño anormal, excepcional, especial, que debe
indemnizarse, sin consideraciones relativas a la culpa o a la
falla del servicio que lo produjo. En un primer fallo que
recogió y aplicó el fundamento del daño especial, el Consejo
de Estado, citando la obra “Responsabilidad Civil del
Estado”, página XI del tratadista Omero Cavalcanti, afirmó
que “… Así como la igualdad de las cargas es hoy
fundamental en el derecho constitucional de los pueblos
civilizados. Por lo tanto, siempre que un individuo sea
perjudicado en sus derechos como condición o necesidad
del bien común, siguese que los efectos de la lesión o las
cargas de su representación deben ser igualmente
repartidos entre toda la colectividad, esto es, satisfechos
por el Estado, a fin de que de este modo se restablezca el
equilibrio de justicia distributiva: “Quo Omnes trangit ab
ómnibus debet supportari”523. Y ha estimado que para que
se configure el daño especial se requieren los siguientes
elementos: “1.- Que el hecho administrativo que causa el
daño provenga de una actuación legitima de la
administración amparada por la normatividad legal vigente
o la misma Constitución, que rompe la igualdad frente a las
Incluso la Corte Suprema de Justicia en Sala de Casación Civil, ha incorporado estas consideraciones. Cfr.
Sentencia de agosto 24 de 2009, expediente No. 11001-3103-038-2001-01054-01. M.P. Dr. William Namén
Vargas. Allí la Corte dijo que "por las cosas o actividades peligrosas (armas de dotación oficial, vehículos
automotores, conducción de energía eléctrica, etc.), el régimen aplicable es de carácter objetivo, porque el
factor de imputación es el riesgo grave y anormal a que el Estado expone a los administrados. De tal manera,
que basta la realización del riesgo creado por la administración para que el daño resulte imputable a ella. Es
ésta la razón por la cual la Corporación ha seguido refiriéndose al régimen de responsabilidad del Estado
fundado en el riesgo excepcional, en pronunciamientos posteriores a la expedición de la nueva Carta
Política...”.
523
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 23 de mayo de
1973. Expediente No. 978. M.P. Dr. Alfonso Castilla Saíz. La demandante, señora Vitalia Duarte de Pinilla,
demandó la indemnización por los daños sufridos en un inmueble de su propiedad en que se guareció el
conocido Efraín González, cuyo operativo de muerte dejó cerca de 15.000 impactos de proyectil y 8 de lances
de cañón conque el Ejército lo enfrentó.
474
cargas públicas que deben soportar determinados
administrados. “Significa lo anterior que el quebrantamiento
de la igualdad frente a las cargas públicas imponga a
ciertos administrados un mayor sacrificio al que
normalmente debe soportar los asociados en general. 2.-
Que se concrete un daño que lesiona un derecho
jurídicamente tutelado el cual debe revestir las condiciones
de cierto, concreto y particular. 3.- Y que haya un nexo de
causalidad entre el hecho administrativo legal y el perjuicio
ocasionado. Lo dicho permite establecer que este régimen
de responsabilidad excluye la ilegalidad del acto
administrativo, los casos de responsabilidad por falta o falla
del servicio de la administración y también la derivada de
las vías o actuaciones de hecho. En tales condiciones se
exige que para hablar del daño especial como
presupuesto de responsabilidad de la administración este
debe ser anormal, excepcional y superior al que
normalmente deben sufrir los ciudadanos en razón de la
especial naturaleza de los poderes y actuaciones del
Estado, es decir, que solo unos pocos ciudadanos resultan
sacrificados en su patrimonio como contrapartida de que la
comunidad obtenga beneficios que le representa un
mejoramiento en la calidad y prestación de los servicios”524.
524
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 25 de
septiembre de 1997, expediente No. 10392. M.P. Dr. Jesús María Carrillo Ballesteros. En similar sentido, en
la misma Corporación, sentencia de 8 de agosto de 2002, expediente No. 10952. M.P. Dr. Ricardo Hoyos
Duque.
475
por la jurisprudencia525, que incluye el reconocimiento y
aplicación, con matices y variaciones sucesivas, de la teoría
del enriquecimiento sin causa cuando se trata de la ejecución
de un contrato no perfeccionado sin culpa de la parte
demandante526. En últimos pronunciamientos y en vista de
que el Consejo de Estado ha estimado que es necesario
imponer algunos límites referenciales a la procedencia del
enriquecimiento sin causa como fundamento general siempre
que se satisfagan prestaciones por contratos no
perfeccionados, o sin los requisitos esenciales o, incluso, en
relaciones verbales carentes en absoluto de respaldo legal, ha
estimado que la pretensión reparatoria, de carácter
simplemente compensatorio con fundamento en el concepto
de enriquecimiento sin causa, se ajusta al ordenamiento
solamente en tres eventos: i) si se prueba en el proceso
fehacientemente que fue la entidad pública, exclusivamente y
por ejercicio de disposiciones inherentes a su poder de
imperio, quien constriñó e impuso al contratista la ejecución
de prestaciones por fuera del marco jurídico del contrato
estatal; ii) En los eventos de urgencia manifiesta para la
adquisición de bienes o prestación de servicios tendientes a
disipar una amenaza o evitar una lesión inminente e
irreversible en el derecho público esencial de salud, y iii) Si se
trata de otros casos de urgencia que ameritan la declaración
del estado de urgencia manifiesta que la entidad omitió en
declarar527.
525
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 8 de agosto de
2012. Exp. No. 20.346. M.P. Dr. Enrique Gil Botero, ya citada en este escrito.
526
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 8 de noviembre
de 2007. Exp. No. 13.597. M.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra. Esta exige, además, que se encuentre probados
todos los extremos de la negociación.
527
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 9 de julio de
2014. Exp. No. 27.374. M.P. Dr. Hernán Andrade Rincón. Unificación de jurisprudencia. En este caso se
negaron las pretensiones del demandante que, como contratista de la Universidad Tecnológica del Chocó,
ejecutó unas obras adicionales solicitadas por esta, de común acuerdo, y a sabiendas de que la entidad no
disponía de los recursos económicos necesarios para pagar su valor. Las obras hechas, efectivamente, no
fueron pagadas.
476
segundo inciso del artículo 898 del Código de Comercio y en
las consideraciones provenientes de la jurisprudencia528.
528
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 18 de febrero de
2010. Exp. No. 15.596. M.P. Dr. Mauricio Fajardo Gómez, ya citada en este escrito.
529
Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 11 de mayo
de 2011, expediente No. 11.544. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Consideró que el objeto social del
subcontratista…al momento de la celebración del subcontrato de servicios de minería del proyecto
correspondiente al predio El Tesoro, en jurisdicción del Municipio de La Jagua de Ibirico, no incluía
actividades de explotación y exploración minera del carbón, es decir, carecía de la capacidad jurídica para
desarrollar el objeto subcontratado, declarando la nulidad absoluta del subcontrato de servicios mineros de 30
de diciembre de 1993, suscrito entre el departamento del Cesar y la firma Comercializadora y Transportadora
del Cesar Ltda. y de sus otrosíes de 21 de febrero y 8 de junio de 1994.
477
d) La causa ilícita. Relacionada con los móviles de las partes
determinadas a contratar, o con el ánimus contraendi, cuando
se proponen consumar un fraude con el negocio celebrado.
530
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 29 de mayo de
2003. Exp. No. 14.577. M.P. Dr. Ricardo Hoyos Duque. En similar sentido ver, de la misma sección,
sentencia de septiembre 18 de 2003. Exp. 15.119. M.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra.
479
entidad contratante, en tanto que el segundo se refiere
a cualquier entidad gubernamental, que no constituye,
en principio, fuente del derecho al restablecimiento de
la ecuación. Así, advirtió: “En relación con la condición
de la autoridad que profiere la norma general, para la
doctrina y la jurisprudencia francesa el hecho del
príncipe (le fait du prince) se configura cuando la
resolución o disposición lesiva del derecho del
cocontratante emana de la misma autoridad pública
que celebró el contrato, lo cual permite afirmar que
constituye un caso de responsabilidad contractual de la
administración sin culpa531. La justificación de esta
posición radica en la ausencia de imputación del hecho
generador del perjuicio cuando éste proviene de la ley,
por cuanto el autor del acto -Nación, Congreso de la
República- puede ser distinto de la administración
contratante. No obstante no se priva al contratista de la
indemnización, ya que podrá obtenerla a través de la
aplicación de la teoría de la imprevisión. Al respecto
sostiene Riveró: “La teoría no interviene jamás cuando
la medida que agrava las obligaciones del
cocontratante emana no de la persona pública
contratante, sino de otra persona pública, por ejemplo,
cuando un decreto acto del Estado, agrava, en materia
social, la situación de los cocontratantes de las
colectividades locales. En este caso, hay una
asimilación del alea administrativo al alea económico y
la aplicación eventual de la teoría de la imprevisión”532.
La demanda deberá expresarlo así en el acápite de sus
fundamentos en derecho.
531
“Puede decirse que el principio del equilibrio del contrato administrativo juega con respecto a la
responsabilidad contractual sin falta un papel análogo al que juega el principio de igualdad frente a las cargas
públicas con respecto a la responsabilidad extracontractual sin falta”. André de Labaudare, Ob. Cit. Tomo 2,
número 1325.554
532
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 4 de febrero de
2010. Exp. No. 16.017. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
480
realmente constitutivos de aleas insuperables que
sorprenden durante la ejecución del contrato y que afecta
la ecuación financiera para alguna de las partes, o para
ambas. La jurisprudencia ha considerado que “… respecto
de la causal relativa a situaciones imprevistas no
imputables a los contratantes, se debe señalar que ella se
refiere a aquellos hechos imprevisibles ajenos a la
voluntad de los contratantes como la presencia de un
estado de guerra o una crisis económica, que produzcan
efectos serios en la ejecución del contrato de tal magnitud
que impidan su cumplimiento pleno, es decir que
presenten situaciones directamente relacionadas con la
ejecución del contrato, no por circunstancias coyunturales
o con ocasión del contrato”533. Siguiendo consideraciones
de la jurisprudencia civil, ha estimado, además, que “Lo
extraordinario u ordinario, previsible e imprevisible,
previsto e imprevisto, no obedece a un criterio absoluto,
rígido e inflexible sino relativo, y está deferido a la
ponderada apreciación del juzgador en cada caso según la
situación específica, el marco fáctico de circunstancias, el
estado del conocimiento, el progreso, el deber de cuidado
exigible y la experiencia decantada de la vida. La ajenidad
de los hechos sobrevenidos al deudor es necesaria en la
imprevisión, en tanto extraños a su órbita, esfera o círculo
de riesgo, conducta, comportamiento, acción u omisión,
hecho o acto, que no las haya causado, motivado,
agravado, incurrido en dolo o culpa u omitido medidas
idóneas para evitarlos o atenuar sus efectos, siéndole
exigible y pudiendo hacerlo. Los eventos pueden
originarse en la otra parte, nunca en la afectada, pues al
serle imputable jamás podrá invocar su propio acto. Y lo
que se dice de la parte comprende el hecho de las
personas por quienes responde legal o
contractualmente” .534
533
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 4 de febrero de
2010. Exp. No. 15.400. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
534
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de j26 de julio de
2012. Exp. No. 22.756. M.P. Dr. Danilo Rojas Betancourth. Cita apartes de lo dicho por la Corte Suprema de
Justicia, Sala de Casación Civil en sentencia del 21 de febrero de 2012. Exp. No. 11001-3103-040-2006-
00537-01, M.P. William Namén Vargas.
481
4. Por las aleas materiales o sujeciones imprevistas.
Dentro de la teoría de la imprevisión y con origen en
jurisprudencia francesa, la jurisprudencia ha elaborado
el concepto de alea material o sujeción imprevista o
sujeción material, para identificar ciertos fenómenos
naturales que sorprenden la ejecución del contrato con
dificultades usualmente relativas a la geología,
obviamente desconocidas e imprevistas, que imponen
cambios en los diseños o en la ejecución de un
contrato de obra, alterando la ecuación financiera para
quien lo desarrolla535.
535
El contencioso contractual. González Rodríguez, Miguel. 4ª Ed. Universidad Libre, Bogotá, 2004. Pp. 118.
482
modificación del contrato (ius variandi), el hecho del príncipe o
la teoría de la imprevisión”536.
Todo proceso debe resolverse por medio de sentencia, salvo en los eventos
de terminación anticipada, o de fallo inhibitorio. Dispone el artículo 164 del
CGP que toda decisión judicial debe fundarse en las pruebas regular y
oportunamente allegadas al proceso. La demanda debe contener la relación
de pruebas aportadas y/o solicitadas en favor de la pretensión.
La ley 1564 de 2012, o Código General del Proceso (CGP), rige como
codificación subsidiaria, a la cual se considera efectuada hoy la remisión
hecha por el artículo 306 de la ley 1437 o CPACA; y rige de manera integral
o completa, a partir del 1º de enero de 2015 en todo el territorio nacional.
536
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 26 de julio de
2012. Exp. No. 22756. M.P. Dr. Danilo Rojas Betancourth.
483
actividad estatal se halla altamente documentada, lo que
enriquece y nutre en forma sobresaliente nuestro proceso.
Toda la regulación contenida en el CGP sobre la prueba
documental es aplicable a lo contencioso administrativo. En
materia de documentos públicos y privados, rigen las reglas
previstas a partir del artículo 257 del CGP. En cuanto a lo
previsto por el artículo 215, derogado por el artículo 626 del
CGP, ya no constituye regla de derecho, pese a lo cual y con
fundamento en lo previsto por el artículo 246 del CGP, la
jurisprudencia ha expresado que la copia simple aportada al
proceso tiene el mismo valor probatorio del original si se hace
valer contra quien lo tiene en su poder, usualmente la
autoridad pública que lo expidió537.
537
Cfr. Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de 28 de
agosto de 2013. Exp. No. 25.022. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
484
favorecen a la contraparte, si se hace ante autoridad judicial y
con los requisitos establecidos por el artículo 191 del CGP. No
tiene ningún valor la confesión de los representantes de las
entidades públicas, cualquiera que sea el orden a que
pertenezcan o el régimen jurídico a que estén sometidas. Arts.
217 y 195 CPACA y CGP. En cambio, sí tiene valor la
confesión emanada de las personas naturales o jurídicas de
derecho privado, razón por la cual sí podrán ser convocadas a
un interrogatorio de parte con el objeto de provocarla, lo que
no es posible jurídicamente respecto de los primeros.
486
en el caso de los testimonios, el nombre y la dirección de los
testigos.
i.La demanda;
ii.Su modificación o adición y su respuesta;
iii.La contestación de la demanda;
iv. La proposición de excepciones y su oposición;
v. La demanda de reconvención y su contestación;
vi. El Llamamiento en garantía y su contestación; estas
oportunidades no se mencionan por el código, pero son
procedentes.
vii. La proposición de incidentes y su respuesta.
d. La aducción de la prueba.
e. El valor probatorio.
487
a. La cuantía define a cuál de los organismos pertenecientes a la
jurisdicción deberá dirigirse la demanda, teniendo en cuenta que por
razón de la cuantía no le resulta asignado ningún asunto al Consejo
de Estado en única instancia ya que ésta se determina de
conformidad con los factores subjetivo y la naturaleza del asunto. Por
tanto, la cuantía define la competencia en única o en primera
instancias entre los juzgados y los tribunales administrativos del país.
488
sanciones, y no por el total de la cifra total liquidada o por liquidarse
por el concepto de que se trate.
490
LOS ANEXOS DE LA DEMANDA
Los artículos 166 y 167 del CPACA contienen la relación de los anexos, que
enunciaremos en orden diferente incluyendo aspectos no referidos por aquellos;
con fundamento en ellos, con toda demanda y según el medio de control que se
ejerza, deberán acompañarse los siguientes documentos:
495
CAPÍTULO X
539
Este capítulo corresponde al artículo entregado por el autor a la Universidad Libre en septiembre de 2015,
para la publicación de un libro de artículos de varios autores en el derecho procesal administrativo, que será
publicado en el 2016 por el Instituto de Posgrados de la Facultad de Derecho en Bogotá. No obstante, el autor
lo tenía elaborado desde meses anteriores como capítulo del presente libro.
540
ARBOLEDA PERDOMO, Enrique José. Comentarios al Nuevo Código de Procedimiento Administrativo
y de lo Contencioso Administrativo. Ed. Legis S.A., Bogotá, 2011.
496
Código no estableció medidas cautelares sino tipos o clases jurídicas de medidas
cautelares, salvo la suspensión provisional, que viene del sistema anterior, y que
constituye una institución muy conocida en nuestro medio.
I. LA REPARACION INTEGRAL.
541
Igualmente, por ejemplo, con la ley 975 de 2005, se estableció el criterio de la reparación integral para las
víctimas del conflicto armado en Colombia, haciendo énfasis en la reconstrucción psicosocial de las
poblaciones afectadas, con la restitución de los bienes despojados y otras medidas. Con la ley 1448 de 2011 y
su decreto reglamentario, el No. 4800 de 2011, se estableció como deber del Estado la reparación integral de
las víctimas con medidas de restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y de garantía de no
repetición.
497
agentes estatales para que no incurran en hechos dañosos en contra de los
asociados…”542.
542
RUÍZ OREJUELA, Wilson. Responsabilidad del Estado y sus Regímenes. Ecoe Ediciones, Bogotá, 2010.
Pp. 58.
543
Louis Joinet. Informe final acerca de la impunidad de los autores de violaciones de los derechos humanos
(civiles y políticos). Naciones Unidas. Comisión de derechos humanos. Subcomisión de prevención de
discriminación y protección a las minorías. E/CN/Sub.2/1996/18. Principio 4.
544
Corte Interamericana de DDHH. Voto Razonado del Juez Sergio García Ramírez en la sentencia de
reparaciones del Caso Bámaca Velásquez, del 22 de febrero de 2002.
498
general, el reconocimiento de todos aquellos desembolsos presentes o futuros
que tengan una relación de causalidad con el hecho dañoso. Igualmente,
comprende el llamado daño moral, como daño inmaterial, referido a “…los
sufrimientos y las aflicciones causadas a las víctimas directas y a sus allegados, el
menoscabo de valores muy significativos para las personas, [Y] otras
perturbaciones que no son susceptibles de medición pecuniaria, así como las
alteraciones de las condiciones de existencia de la víctima o su familia” 545,
pudiéndose mencionar la tristeza, el dolor, la aflicción, y en general, la supresión
de las condiciones de la víctima para disfrutar la vida. Y, en todo caso, recordando
que las indemnizaciones no pueden implicar ni enriquecimiento ni
empobrecimiento para la víctima o sus sucesores. En el orden internacional ha
sido concebida como ”...la indemnización por los perjuicios materiales sufridos por
las víctimas de un caso en particular, comprende el daño material (daño
emergente, lucro cesante) y el daño inmaterial”546.
La satisfacción: Procede cuando con el hecho se genera un daño que debe ser
reparado “más allá de lo pecuniario”. A este sistema pertenecen las medidas de
petición de perdón público, la publicación de los fallos, la localización de personas
o de cadáveres o restos humanos, la reapertura de investigaciones, especialmente
penales y disciplinarias, la reubicación de personas o comunidades, el
otorgamiento de condiciones para obtener opciones de vida, las actividades de
promoción de la cultura por el respeto de los derechos humanos, y otras también
muy conocidas. En este ámbito la CIDH ha estimado que el daño al proyecto de
vida se debe entender “…como una expectativa razonable y accesible en el caso
concreto, implica la pérdida o el grave menoscabo de oportunidades de desarrollo
personal, en forma irreparable o muy difícilmente reparable. Así, la existencia de
una persona se ve alterada por factores ajenos a ella, que le son impuestos en
forma injusta y arbitraria, con violación de las normas vigentes y de la confianza
que pudo depositar en órganos de poder público obligados a protegerla y a
brindarle seguridad para el ejercicio de sus derechos y la satisfacción de sus
legítimos intereses”. Y “atiende a la realización integral de la persona afectada,
considerando su vocación, aptitudes, circunstancias, potencialidades y
aspiraciones, que le permiten fijarse razonablemente determinadas expectativas y
acceder a ellas. Por todo ello, es perfectamente admisible la pretensión de que se
repare, en la medida posible y con los medios adecuados para ello, la pérdida de
opciones por parte de la víctima, causada por el hecho ilícito” 547. La justicia
545
Corte IDH. Caso Cantoral Benavides. Cit. Párr.49.
546
Corte Interamericana. Caso Aloeboetoe y otros, Sentencia de Reparaciones, párr. 50.
547
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Loayza Tamayo. Sentencia de Reparaciones, párrafos
147 y ss.
499
internacional las concibe como ”...medidas morales de carácter simbólico y
colectivo, que comprende los perjuicios no materiales, como por ejemplo, el
reconocimiento público del Estado de su responsabilidad, actos conmemorativos,
bautizos de vías públicas, monumentos, etc”548.
548
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Las Palmeras contra Colombia. Sentencia del 6 de
diciembre de 2001. párr 68.
549
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso masacre de pueblo Bello contra Colombia. Párr. 273.
550
Ibidem.
551
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 5, párr. 176; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa, supra nota 9,
párr. 197; y Caso Acevedo Jaramillo y otros, supra nota 12, párr. 296.
500
La obligación de reparar, que se regula en todos los aspectos
(alcance, naturaleza, modalidades y determinación de los
beneficiarios) por el Derecho Internacional, no puede ser
modificada o incumplida por el Estado obligado invocando
disposiciones de su derecho interno552.
552
Cfr. Caso Baldeón García, supra nota 5, párr. 175; Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa, supra nota 9,
párr. 197; y Caso Acevedo Jaramillo y otros, supra nota 12, párr. 296.
553
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo. Sección tercera. Sentencia de febrero 20 de
2008. Expediente No. 16996. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
554
Ibídem.
501
sistema de derechos humanos”555. En el primero de los sistemas, corresponde al
juez contencioso administrativo adoptar todas las medidas que considere
suficientes para procurar la reparación integral de las víctimas, referidas a su
restitución económica, a la recuperación del statu quo, a la rehabilitación, a la
recuperación de las condiciones propias del proyecto de vida, a la compensación
material y moral, a que se imparta justicia y se conozca la verdad y a su
dignificación humana.
555
Ibídem.
556
Ibídem.
557
Ibídem.
502
Pero es especialmente en la esfera de la protección de los derechos humanos, en
la que el juez contencioso administrativo deberá cumplir un papel protagónico para
asegurar la vigencia de un orden internacional de obligatorio cumplimiento, y para
procurar, cuando no sea factible asegurar, la protección debida de los derechos de
las personas si son de aquellos calificados como inherentes a su condición
humana. La dinámica social impondrá la dinámica judicial, con la utilización de los
instrumentos procesales adecuados para tales fines, particularmente con las
cautelas que materialicen los conceptos de prevención, restitución y restauración
con la iniciación de los procesos, y aseguren la eficacia de la sentencia cuando
ella sea proferida, en un todo armónico con el sistema internacional de los
Derechos Humanos por mandato del artículo 93 de la Constitución Política y
derivativo de la garantía de la reparación del daño causado con las acciones u
omisiones estatales, como lo manda el artículo 90 de la misma. Por ello
estimamos que es deber del juez, no solo aplicar las medidas compensatorias e
indemnizatorias del régimen económico de la reparación del daño, sino las
medidas restaurativas, de satisfacción y de garantía de no repetición desde la
admisión de una demanda, como medidas cautelares de la protección de los
derechos en conflicto.
Podemos mencionar, además, las normas contenidas en los artículos 29, 89 y 90,
en especial, en cuanto completan el marco constitucional que fundamenta el
558
Cfr. FAJARDO GÓMEZ, Mauricio. Medidas cautelares. Memorias del Seminario Internacional de
presentación del nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. Ley
1437 de 2011. Consejo de Estado y Contraloría General de la República. Bogotá, 2011, Pp. 329 y ss.
559
Corte Constitucional, Sala Plena, sentencia C-454 de 2006. M.P. Dr. Jaime Córdoba Triviño.
504
derecho al amparo judicial mediante instrumentos idóneos puestos al alcance de
los asociados, con el propósito de procurar la tutela o protección judicial efectiva,
inherente a un sistema garantista constitucional.
Desde el punto de vista técnico procesal, las medidas cautelares son los
mecanismos procesales con los cuales el ordenamiento jurídico protege, de
manera provisional, mientras se tramita el proceso dentro del cual se decretan, la
integridad del derecho controvertido, con el fin de garantizar la ejecución material
de la decisión definitiva, esto es, de la sentencia que le ponga término561.
560
GOMEZ ARANGUREN, Gustavo. En el Régimen de las medidas cautelares en la ley 1437 de 2011.
Instituciones del Derecho Administrativo en el nuevo Código. Una mirada a la luz de la Ley 1437 de 2011.
Bogotá, 2012.
561
Corte Constitucional, sentencia C 523 de 2009, M. P. Dra. María Victoria Calle Correa.
562
Corte Constitucional, sentencia C-490 DE 2000. M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero.
505
reconoce la íntima relación entre la administración de justicia y el deber de
protección efectiva de los derechos de las personas afectadas al proceso judicial.
563
Corte Constitucional, sentencia C-490 de 2000. M.P. Dr. Alejandro Martínez Caballero. Cita las sentencias
C-054 de 1997, MP Antonio Barrera Carbonell, C-255 de 1998, MP Carmenza Isaza y sentencia C-925 de
1999, MP Vladimiro Naranjo Mesa.
564
En derecho comparado, la jurisprudencia constitucional ha llegado a conclusiones similares. Por ejemplo el
tribunal constitucional español ha concluido que la tutela cautelar es elemento integrante del derecho a una
tutela judicial efectiva. Ver, entre otras, las sentencias STC 14/1992 y STC 148/1993.
565
Ibídem.
506
1. Tipos de medidas cautelares.
566
Ob. Cit., Pp. 343.
567
Ob. Cit. Pp. 230.
507
acto o iniciación de la actuación; es decir que con ella se obtienen, en la
práctica, los mismos efectos que se conseguirían con cualquiera de las
demás, pues, en cierto modo, las contiene.
1.4. Medidas Anticipativas: Se sostiene que son novedosas, pues permiten
al juez anticipar el derecho pedido como pretensión principal, en forma
cautelar antes de la sentencia de fondo. Es claro que esa anticipación
no puede ser de tal naturaleza que la situación en la que quede el
demandante se convierta en irreversible en caso de perder el proceso.
Por ende, con ellas se procura restablecer la situación de hecho al
estado en que se encontraba antes de la ocurrencia de la situación
vulnerante, constituyendo una verdadera entrega anticipada de la
pretensión, que constituye la novedad y la virtud jurídica de este tipo de
medidas.
568
GARZÓN MARTÍNEZ, Juan Carlos. El nuevo proceso contencioso administrativo. Ediciones Doctrina y
Ley Ltda., Bogotá, 2014. Pp. 789.
508
anticipativas, en donde se pretende satisfacer por adelantado la
pretensión perseguida por el demandante, mediante una decisión
que propiamente correspondería al fallo que ponga fin al proceso y
que se justifica en tanto que de no adoptarse se incurriría en un
perjuicio irremediable para el actor, y de suspensión que
corresponde a la medida tradicional en el proceso contencioso
administrativo que consiste en una privación temporal de los efectos
de una decisión administrativa”569.
569
C. de E. Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Auto del 31 de marzo de 2014. Exp. No.
49058. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa.
570
PARRA QUIJANO, Jairo. Medidas cautelares innominadas. Ponencia presentada al XXIV Congreso
Colombiano de Derecho Procesal en septiembre 12 al 14 de 2013 en la ciudad de Medellín, Antioquia. Libro
de memorias, Pp. 302.
571
Corte Constitucional, sentencia C-039 de 2004. M.P. Dr. Rodrigo Escobar Gil.
509
consumación de daños, conservar determinada situación de hecho o de derecho y
anticipar total o parcialmente la pretensión al demandante. Por esta razón y salvo
la suspensión provisional que constituye una medida cautelar nominada, las tres
categorías adicionales no son medidas cautelares, por lo que no pueden recibir el
calificativo de nominadas o innominadas, circunstancia que impide igualmente
plantear si se trata de una lista taxativa y limitada o si, por el contrario,
simplemente enunciativa. Tal discusión es impertinente. Obviamente es taxativa
porque sus finalidades son tales y no son otras que las tres establecidas por el
Código.
572
Consejo de Estado. Sección Tercera. Sentencia de 5 de Agosto de 2004. CP. Maria Elena Giraldo Gómez.
Radicación número: 70001-23-31-000-2004-0118-01(AP).
573 573
FAJARDO GOMEZ, Mauricio. Ob. Cit. Pp. 336.
511
tomarlo en cuenta de la mano de la literalidad de los numerales 3 y 4 del artículo
231 del CPACA. Así, “…una medida cautelar debe ser decretada solo si el daño
que se le generaría al demandante al no decretar la medida cautelar (multiplicado
por su probabilidad de éxito en el proceso), es mayor que el daño que se le
produciría a la parte demandada en caso de decretarse la medida cautelar
(multiplicado por su probabilidad de éxito en el proceso)”574. Caso en el cual las
variables a tener en cuenta son el daño y la probabilidad de éxito, en los dos
extremos del proceso: Demandante y demandada. Por tanto, “…de ser menor el
daño relativo irreparable, mayor s4erá la obligación del solicitante de la medida
cautelar de demostrar que él tendrá éxito sobre el fondo del litigio (probabilidad de
éxito) para que el resultado en su lado de la inecuación sea mayor” 575. Y esto
exige, agrega el texto citado, que el juez tenga mayor información sobre los daños
relativos que enfrentan las partes, estando en poder de las pruebas siquiera
sumarias sobre el daño que le produciría al demandante la negación de la medida,
y al demandado el que le causaría su decreto.
574
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA, BOGOTÁ. El Elíseo cautelar de la jurisdicción
contencioso administrativa. Trabajo presentado para el concurso de semilleros de investigación en el XXXV
Congreso Colombiano de Derecho Procesal realizado en la ciudad de Cartagena de Indias los días 10, 11 y 12
de septiembre de 2014. Coordinadores: Drs. Marcela Rodriguez Mejía y Camilo Valenzuela Bernal. Pp. 16.
575
UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA. BOGOTÁ. Ob. Cit. Pp. 16.
576
Corte Constitucional, sentencia C-490 de 2000, ya citada.
577
Corte Constitucional, sentencia SU-913 de 2009.
512
dependen de la existencia de un proceso judicial. En tal virtud, es un instrumento
para la efectividad del derecho sustancial pretendido.
578
GONZÁLEZ PÉRREZ, Jesús. MANUAL DE DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO. 2ª. Ed.
Editorial Civitas, Madrid, 1992. Pp. 491 y ss.
513
es pecuniaria. En tal sentido consideramos que la medida cautelar tiene como
contenido el objeto del proceso, esto es, tanto la pretensión como la excepción, en
cuanto su régimen incluye la adopción de medidas para proteger la excepción del
demandado.
La permanencia. Como accesoria que es del proceso dentro del cual se decretó,
tiene, por lo menos, la misma duración de este. En tal sentido, la cautela tiene la
vocación de permanencia mientras dure el proceso al cual pertenece, luego de lo
cual fenece. Fuera de la conocida figura del embargo de remanentes por cuenta
de un proceso ejecutivo distinto de aquel dentro del cual se decretó, propia del
proceso ejecutivo civil, en el contencioso administrativo no se reconoce la figura
frente de nuestros medios de control y los procesos declarativos y de
conocimiento a que dan lugar. Por ello se sostiene que la medida cautelar dura lo
que dure el proceso que dio lugar a su decreto y práctica.
Siguiendo las revisiones contendidas en los artículos 229 y 231 del CPACA,
tenemos que para que sea procedente solicitar, decretar y practicar medidas
cautelares en nuestros, procesos, se requiere cumplir con las siguientes
condiciones de fondo:
579
Art. 184.
580
Arts. 139 y 275.
581
Arts. 162 y sgts.
582
Art. 137.
583
Art. 147.
584
Art. 138.
514
reparación directa585 y controversias contractuales586. Todos estos
procesos son de conocimiento, por lo que su contenido y la sentencia
producida serán declarativos y/o de condena, al contener pretensiones
discutidas y discutibles.
4.2. Proceden, por regla general, dentro del proceso y en cualquier estado
en que se encuentre, a partir del auto admisorio de la demanda,
inclusive, con el que se decretan, si así fueron solicitadas.
4.3. Proceden, por excepción, antes de iniciar el proceso, sin la notificación
del auto admisorio de la demanda a la parte demandada, como
preventivas, por razones de urgencia, si no se considera conveniente
dar el trámite completo antes de tomar la decisión.
4.4. Si se trata de la solicitud de suspensión provisional de los efectos de un
acto administrativo cuya nulidad se solicita con la demanda, procederá
por la violación de las disposiciones jurídicas invocadas como
fundamento, sin que se exija la confrontación pura y simple con tales
disposiciones, siendo factible que se sustente también con base en la
apreciación de pruebas allegadas con la solicitud. Por tanto, no se exige
que su procedencia sea solo el producto de la confrontación directa y
exclusiva del acto administrativo con el ordenamiento superior, por una
contradicción palmaria, flagrante, de primera vista, como en el régimen
anterior, sino que se permite invocar una contradicción fundada en
hechos probados con medios aportados con ese fin.
4.5. Si el medio de control es el de nulidad y restablecimiento del derecho,
se requiere, además de lo dicho en el numeral anterior, que se aporte
prueba por lo menos sumaria587 del daño o perjuicio sufrido por el
demandante con el acto administrativo cuya nulidad solicita.
4.6. La demanda debe estar razonablemente fundada en derecho. Este
requisito corresponde con la verosimilitud. El decreto de la medida
cautelar exige que la pretensión sea aparente pero fundadamente cierta,
como cierta la regulación jurídica invocada en favor de su prosperidad
por resultarle aplicable.
4.7. El demandante debe aportar, por lo menos, prueba sumaria de la
titularidad del derecho cuya protección o reparación demanda. Este
requisito corresponde con el fumus bonis iuris”, pues se trata de la
prueba de tenerse el derecho cuyo reconocimiento se solicita
judicialmente por declaración y/o por condena, y es propio de las
585
Art. 140.
586
Art. 141.
587
Prueba no controvertida. Aquella que por no haberse surtido el traslado a la contraparte, no ha sido objeto
de contradicción.
515
pretensiones con contenido resarcitorio, en que existe un derecho
subjetivo controvertido. En los contenciosos de simple nulidad, basta
con invocar el derecho público general a la protección de la integridad
del ordenamiento jurídico, tal como se contempla en el numeral 6º del
artículo 40 de la Constitución Política.
4.8. Que sea más gravoso para el interés público588 negar la medida cautelar
que concederla, lo que debe desprenderse de las pruebas y los
argumentos o justificaciones que presente el demandante en favor de su
decreto. Este requisito coincide con los criterios de proporcionalidad y
ponderación, y es aplicable en todos los medios de control contencioso
administrativos. Si es de nulidad, adicional a la sustentación de la
violación de normas superiores, y si es resarcitorio, además de la
prueba sobre la afectación del derecho lesionado al demandante. Como
lo advierten algunos, la concurrencia del interés público no impide
necesariamente su decreto, pues puede resultar más gravoso para él no
concederla; o, contrario sensu, cuando el daño que trata de prevenirse
con la imposición de la medida sea menor que el perjuicio que pueda
causar la medida al interés público589. En ambos casos, demandante y
juzgador, deberán realizar la ponderación requerida para tomar la
decisión no sola acertada sino necesaria y correcta.
4.9. Que de no decretarse la medida se causa un perjuicio irremediable al
demandante, o que, de no decretarse la medida, los efectos de la
sentencia serían nugatorios. Aquí la ley plantea dos situaciones
distintas, pero no exigibles conjunta o concomitantemente al
demandante, quien puede alegarlas en forma simultanea o alternativa.
El primero se relaciona con el “perículum in mora o perículum cum
damno” para la pretensión del demandante, en tanto que el segundo se
relaciona con la garantía de la eficacia de la sentencia, como objetos de
la medida cautelar.
588
RODRIGUEZ C. CESAR AUGUSTO. ¿Qué es el interés público? Es un concepto indeterminado e
indeterminable:https://derechopublico.uniandes.edu.co/components/com_revista/archivos/derechopub/pub274
.pdf.
Nosotros creemos que a pesar de su indeterminación, en algún grado permite su concreción, si se relaciona
con las condiciones mínimas de tranquilidad, moralidad, salubridad y seguridad públicas en un Estado Social,
que otorgan mínimas condiciones de convivencia en un Estado Social.
589
SOLANO SIERRA, Jairo Enrique. Derecho Procesal Contencioso Administrativo. 2ª ed., Ediciones
Doctrina y Ley Ltda. Bogotá, 2014. Pp. 877.
516
Dentro de este marco legal, hemos de referirnos especialmente a la
naturaleza jurídica de las cautelas, y a las posibilidades de su aplicabilidad
con los medios de control contencioso administrativos para la garantía de la
reparación integral de los derechos humanos afectados con actividades
estatales.
590
CORREA PALACIO, Ruth Stella. Fundamentos de la reforma del Libro Segundo del Nuevo Código de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo. En Memorias del Seminario Internacional
de su Presentación. Consejo de Estado, Bogotá, 2011, Pp. 100. En similar sentido, de la misma autora: Las
medidas cautelares en el Nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo contencioso Administrativo.
Memorias XXXII Congreso Colombiano de Derecho Procesal, 2011, Pp. 506.
517
en el literal c) del artículo 590 del CGP591. En este sentido se considera que
la legislación viene poniéndose a tono con las exigencias constitucionales
de protección a la reparación integral y a la tutela judicial efectiva,
equilibrando los sistemas típicos de acciones constitucionales con los
previstos para las acciones de rango legal.
5.1. En todos los medios de control con los que se solicite la nulidad total o
parcial de actos administrativos. Nos referimos a la nulidad y sus
modalidades de nulidad por inconstitucionalidad, de nulidad de cartas de
naturaleza, de nulidad electoral y de nulidad y restablecimiento del
derecho.
591
VILLAMIL PORTILLA, Edgardo. Algunos apuntes acerca de la cautelas en el Código General del
Proceso. Memorias XXXII Congreso Colombiano de Derecho Procesal, 2011, Pp. 174-176.
592
Estableció que el Tribunal, en el auto admisorio de la demanda, podía ordenar “La suspensión provisional
del acto denunciado, cuando ella fuere necesaria para evitar un perjuicio notoriamente grave”.
593
Mantuvo la regulación anterior y se refirió a los requisitos de la solicitud de la medida.
518
razones distintas a la contradicción directa y simple con el ordenamiento
jurídico594.
594
Cfr. PALACIO HINCAPIE, Juan Angel. Derecho Procesal Administrativo. 4ª Ed., Librería Jurídica
Sánchez R. Ltda. Bogotá, 2004. Pp. 216.
595
ARBOLEDA PERDOMO, Enrique José. Ob. Cit. Pp. 344.
596
Como cuando se demanda la reparación del daño sufrido por aquel servidor público que cesa en el
ejercicio de funciones por supresión del cargo de periodo fijo para el cual había sido nombrado o elegido con
un acto administrativo que no se considera incurso en ninguna causal de nulidad.
597
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, auto de agosto 25 de 2015. No. 11001-
03-28-000-2015-00021-00. M.P. Dra. Lucy Jeannette Bermúdez Bermúdez.
519
La cautela de la suspensión provisional constituye la contrapartida del
reconocimiento y vigencia de algunos de os atributos del acto
administrativo, como lo son la presunción de legalidad, la ejecutividad y
la ejecutoriedad598, ya que, en éste último caso, cesa su fuerza
ejecutoria con la finalidad de proteger la integridad del ordenamiento
jurídico o “los derechos subjetivos o colectivos que se [pueden]
conculcar con la aplicación o concreción del acto administrativo cuya
constitucionalidad o legalidad…”599 se cuestiona, lo que impide, de paso,
su ejecución o cumplimiento forzado.
598
PALACIO HINCAPIE, Juan Angel Ob. Cit. Pp. 216.
599
ARIAS GARCÍA, Fernando. DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO. 2ª Ed., Grupo Editorial
Ibáñez y Universidad Santo Tomás, Bogotá, 2015. Pp. 655.
600
Incluye los actos generales no normativos, esto es, los que establecen una situación de carácter general no
reglamentaria, como los de honores, efemérides, etc.
520
una relación jurídica sustancial determinada. Por tanto, no procede la
medida contra actos de trámite, preparatorios o de ejecución, en tanto
que no ostentan carácter normativo601.
522
Material médico-quirúrgico, osteosíntesis, órtesis y prótesis,
conforme con los criterios técnicos que fije el Ministerio de la
Protección Social.
Medicamentos.
Honorarios Médicos.
Servicios de apoyo tales como bancos de sangre, laboratorios,
imágenes diagnósticas.
Transporte.
Examen del VIH sida y de ETS, en los casos en que la persona
haya sido víctima de acceso carnal violento.
Servicios de interrupción voluntaria del embarazo en los casos
permitidos por la jurisprudencia de la Corte Constitucional y/o la ley,
con absoluto respeto de la voluntad de la víctima.
La atención para los derechos sexuales y reproductivos de las
mujeres víctimas.
5.2.7. Prestar inmediata ayuda humanitaria a aquellas personas que
manifiestan haber sido desplazadas y que se encuentran en
situación de vulnerabilidad acentuada y requieren de albergue
temporal y asistencia alimentaria.
5.2.8. Implementar programas de empleo dirigidos a las víctimas de que
trata la presente ley, se considerarán parte de la ayuda humanitaria
de transición.
5.2.9. Disponer, en favor de las personas que deciden voluntariamente
retornar o reubicarse en su lugar de origen, bajo condiciones de
seguridad favorables, con esquemas especiales de
acompañamiento.
5.2.10. Adoptar las medidas de reparación que propendan por la
restitución, indemnización, rehabilitación, satisfacción y garantías
de no repetición en sus dimensiones individual, colectiva, material,
moral y simbólica. Cada una de estas medidas será implementada
a favor de la víctima dependiendo de la vulneración en sus
derechos y las características del hecho victimizante.
5.2.11. Adoptar las medidas requeridas para la restitución jurídica y
material de las tierras a los despojados y desplazados. De no ser
posible la restitución, para determinar y reconocer la compensación
correspondiente.
5.2.12. Implementar las acciones de reparación de los despojados,
tales como la restitución jurídica y material del inmueble despojado.
En subsidio, procederá, en su orden, la restitución por equivalente o
el reconocimiento de una compensación.
523
5.2.13. Otorgar prioridad y acceso preferente a programas de
subsidios de vivienda en las modalidades de mejoramiento,
construcción en sitio propio y adquisición de vivienda, establecidos
por el Estado, a las víctimas cuyas viviendas hayan sido afectadas
por despojo, abandono, pérdida o menoscabo, tendrán prioridad.
5.2.14. Con fines de rehabilitación, definir el conjunto de estrategias,
planes, programas y acciones de carácter jurídico, médico,
psicológico y social, dirigidos al restablecimiento de las condiciones
físicas y psicosociales de las víctimas.
5.2.15. Realizar las acciones tendientes a restablecer la dignidad de la
víctima y difundir la verdad sobre lo sucedido, de acuerdo a los
objetivos de las entidades que conforman el Sistema Nacional de
Atención y Reparación a las Víctimas.
5.2.16. Ordenar medidas de satisfacción como aquellas acciones que
proporcionan bienestar y contribuyen a mitigar el dolor de la
víctima.
5.2.17. La orden de cesación de actos perturbatorios de la posesión o
de la tenencia.
5.2.18. La devolución o entrega provisional de bienes muebles o
inmuebles.
603
CORREA PALACIO, Ruth Stella. Las medidas cautelares en la actividad contractual del estado. Ponencia
presentada al XXXVI Congreso Colombiano de Derecho Procesal en septiembre 9 al 11 de 2015 en la ciudad
de Pereira, Risaralda. Libro de memorias, Pp. 627. Cita, igualmente: C. de E., Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 3 de diciembre de 2008. Exp. No. AP-7300-12-33-1000-2002-
02086-01.
525
los actos demandados”. En favor de su postura contraria, la autora
sostiene que para la suspensión de procedimientos o actuaciones
contractuales sí se requiere su valoración judicial, pues el juez
contencioso administrativo los es de la legalidad de todas las
actuaciones de la administración, sin excepción, porque el carácter
instrumental de la cautela exige al demandante la demostración de
la razón que invoca en su favor, porque dicho procedimiento no es
separable del acto administrativo que se produzca, y porque los
procedimientos están establecidos como requisitos que concurren a
la validez del contrato, entre otros aspectos604.
604
Ob. Cit., Pp. 636.
605
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta, sentencia de septiembre 10 de 2015. Exp.
No. 21025. M.P. Dr. Hugo Fernando Bastidas Bárcenas.
526
decisiones unilaterales que considere conducentes, o de otras
autoridades como las de control, que inician los procesos de
investigación fiscal, disciplinaria o penal, según el caso.
Con exclusivo interés informativo y para no pasar el tema por alto, haremos
unos comentarios finales y puntuales sobre aspectos procesales relevantes
en materia de medidas cautelares.
6.1. La medida cautelar no procede de oficio; siempre se evaluará su
procedencia por petición de parte. Asunto distinto es que el artículo 229
establezca que el juzgador puede decretar las que “considere
necesarias” para la seguridad del objeto del proceso o la eficacia de la
sentencia. Consideramos que del texto legal no se desprende la facultad
oficiosa judicial606.
6.2. La cautela puede solicitarse desde la presentación de la demanda –no
procede anticipadamente como medida autónoma- o en cualquier
estado del proceso, aun durante el trámite de la segunda instancia a
partir de la concesión del recurso de apelación por el a quo. También
procede como medida previa a la notificación del auto admisorio de la
demanda a la parte demandada, aunque no antes de su expedición,
pues no quedó establecido que pueda decretarse y tramitarse si no
existe un auto admisorio de una demanda presentada para estudio de
admisibilidad.
6.3. La solicitud debe presentarse en escrito separado a la demanda. No lo
exige la ley, pero es necesario que lo relativo a su decreto, práctica,
modificación o levantamiento, la caución y sus modificación o
cancelación, obre en un cuaderno separado al que se forma con la
demanda.
606
Cfr. Corte Constitucional, sentencia C-835 de 2013. M.P. Dr. Nilson Pinilla Pinilla.
527
6.4. La solicitud de medidas cautelares debe estar “debidamente
sustentada”; en tal virtud, deben cumplirse las exigencias establecida en
el artículo 231 del CPACA a que ya se hizo alusión en este escrito.
6.5. Por regla general, la solicitud de medida cautelar debe surtir el trámite
de la contradicción, mediante un traslado a la demandada, previo a su
decreto, pues no está establecida como preventiva. El juzgador evaluará
su procedencia una vez que se haya surtido dicho traslado. En caso de
urgencia, debidamente sustentado, podrá decretarse sin el traslado
anterior, en forma inmediata, solamente sujeta a la constitución y
aprobación de la caución señalada. Pensamos medidas relativas a
atenciones médicas, quirúrgicas o terapéuticas de urgente
implementación.
6.6. Son procedentes las medidas cautelares establecidas en el Código
General del Proceso, o ley 1564 de 2012; a partir del artículo 476 se
establecen como tales la guarda y aposición de sellos, el embargo y
secuestro de bienes, y en el artículo 590 se dispone para los procesos
declarativos, la inscripción o registro de la demanda y cualquiera otra
medida que el juez encuentre razonable para la protección del derecho
objeto del litigio, impedir su infracción o evitar las consecuencias
derivadas de la misma, prevenir daños, hacer cesar los que se hubieren
causado o asegurar la efectividad de la pretensión. Solo que, en estos
últimos casos, fuera de los requisitos generales a cumplir, el juez debe
dar por probados los hechos que indican la amenaza, con cualquier
medio probatorio pero, seguramente, con los indicios que resultan más
aconsejables y socorridos607.
6.7. Para su decreto siempre deberá constituirse una caución con el fin de
garantizar la reparación de los eventuales perjuicios que se ocasionen
con la medida. El Código no establece ninguna clase de cauciones, y
solo dispone que el juez definirá su modalidad, cuantía y forma de
prestarla, pudiendo ofrecer alternativas de cumplimiento al solicitante. El
artículo 603 del Código General del Proceso establece que pueden ser
reales (hipotecarias o prendarias), bancarias u otorgadas por compañías
de seguros, en dinero, títulos de deuda pública, certificados de depósito
a término o títulos similares constituidos en instituciones financieras, o
en dinero mediante consignación en la cuenta de depósitos judiciales
del respectivo despacho. Y agrega que cualquier caución podrá
reemplazarse por dinero o por otra que ofrezca igual o mayor
efectividad. Por su parte, el artículo 394 las menciona como personales
607
PARRA QUIJANO, Jairo. Ob. Cit. Pp. 312.
528
o reales. En todo caso, será el juez del proceso el que la establezca, de
conformidad con las especificidades del proceso. La clase y el monto de
la caución se definirá de conformidad con el parámetro que resulte del
grado de verosimilitud del derecho demandado, según lo probado en el
expediente.
6.8. En los medios de control de nulidad, la suspensión provisional está
exenta de caución; no así en los de nulidad y restablecimiento de
derecho y en los de controversias contractuales cuando la pretensión
incluya la nulidad de actos administrativos contractuales, si en estos
eventos existe un contenido económico o un efecto patrimonial que
puedan dar lugar a la producción de los perjuicios cuya garantía de pago
respalda la caución a imponer en favor del demandado, quien merece
resarcimiento, tal como se desprende de lo previsto por el artículo 240
del CPACA.
6.9. Se encuentra establecido y aceptado que las medidas cautelares no
proceden como medida autónoma, al margen de un proceso existente,
por solicitud formulada con una demanda. Esta regla se halla matizada
con la figura de la solicitud de suspensión provisional de un acto
administrativo antes anulado, en un proceso terminado con sentencia
ejecutoriada, tal como lo prevé el artículo 239 del CPACA. En este caso
basta que se presente la solicitud ante el mismo Despacho que tramitó
el proceso en que se anuló el acto cuya reproducción se solicita
suspender.
6.10. La solicitud de medida cautelar debe definir clara y completamente su
objeto, así como identificar los bienes objeto de la medida solicitada,
cuando a ellos haya lugar.
529
CAPÍTULO XI
I. TRÁMITE DE LA DEMANDA
Veremos ahora el trámite del proceso conocido como general u ordinario, que el
Código no denominó tal, según la secuencia más o menos aproximada desde la
presentación de la demanda hasta la ejecutoria de la sentencia de primera
instancia, a partir de lo previsto por el artículo 168 del CPACA.
1. PRESENTACION DE LA DEMANDA.
La demanda debe entregarse con sus anexos para la conformación del expediente
respectivo con tantas copias como sean necesarias para que se surtan los
traslados a la parte demandada, los distintos centros de imputación, el Agente del
Ministerio Público y la Agencia para la Defensa Jurídica del estado, en la oficina
judicial o administrativa establecida para tal efecto. En el mismo acto se produce
su radicación, que consiste en la asignación de un número de identificación de la
demanda y del futuro expediente, dejando constancia de todo ello en la copia que
conserva en su poder quien la suscribe. El reparto tiene dos modalidades: Una,
con la cual se establece por sorteo cuál de varios jueces, igualmente competentes,
conocerá y fallará el proceso, como ocurre con los jueces contencioso
administrativos, en los Circuitos en que existen varios; y otra, con la cual se
530
establece, igualmente por sorteo, quién va a ser el magistrado ponente o
sustanciador del proceso, cuando la demanda se dirige a un Tribunal
Administrativo o al Consejo de Estado, por una de las secciones o subsecciones
de la Sala de lo Contencioso Administrativo, sin olvidar, como se dijo en este
escrito, que hay algunos Tribunales Administrativos organizados internamente en
Secciones y Subsecciones, como el de Cundinamarca, o por Salas, como el de
Antioquia, por ejemplo.
3. ADMISIBILIDAD DE LA DEMANDA.
Esta figura es la del rechazo “in límine”, es decir, de plano o sin traslado
previo. Y se presenta únicamente en los tres eventos previstos por el
artículo 169 del Código, a saber:
532
Admitir una demanda constituye una declaración judicial de voluntad del
Estado con el cual reconoce y acepta la jurisdicción, la competencia y el
carácter justiciable del conflicto sometido a su valoración. El auto admisorio
pone en marcha la actividad judicial del Estado.
El artículo 171 del CPACA dispone que si reúne los requisitos legales, el
juez o magistrado ponente proferirá auto admisorio de la demanda que
dispondrá:
Constituye expresión, como se dijo en la primera parte del presente escrito, del
derecho a la vinculación legal. Y, especialmente, a la notificación personal de la
primera providencia. Principalísima garantía relacionada con el derecho a ser
vinculado en legal forma a las actuaciones administrativas que puedan afectar los
derechos de las personas vinculadas con relaciones jurídicas determinadas. La
vinculación legal se produce con la notificación personal del auto admisorio de la
demanda, con el que se inicia el trámite del proceso, como así lo dispone. La
notificación debe hacerse personalmente en la forma como lo prevé el artículo 199
del CPACA, modificado por el artículo 612 del CGP, como se dijo anteriormente.
En consecuencia, e interpretando el efecto útil de lo allí establecido, la notificación
personal quedará surtida a la parte demandada con la constancia de recibo del
mensaje de datos enviado al buzón electrónico de aquella –cuando el iniciador
reciba el acuse de recibo del mensaje enviado- si se trata de una entidad pública o
una persona privada inscrita en el registro mercantil, indicando la notificación que
se hace y adjuntando dos documentos o archivos: i) La copia del auto admisorio
de la demanda y ii) La copia de la demanda respectiva. La práctica judicial
generalizada viene exigiendo, sin razón legal, que se envíen además las copias de
los anexos de la demanda, en versión scanner, motivo por el cual están solicitando
al demandante la entrega de la demanda con todos sus anexos en un soporte
magnético o disco compacto cuando la entrega por escrito físico en la oficina
receptora que corresponda.
5. TRASLADO DE LA DEMANDA.
Este, como todo traslado, es el tiempo concedido por la ley o por el juez a una o
ambas partes en un proceso para realizar un acto procesal; si es el de la
demanda, lo establece la ley pero lo dispone el juez en el auto de admisión, al
tenor de lo dispuesto por el artículo172 del CPACA. Según este, el término de
traslado al demandado, al Agente del Ministerio Público y a todo aquel que tenga
algún interés en el proceso es de treinta (30) días hábiles, que comenzará a correr
una vez vencidos los veinticinco (25) días hábiles siguientes a la última notificación
realizada con el envío del mensaje de datos al buzón electrónico de que trata el
artículo 199 del CPACA, para un total de cincuenta y cinco (55) días hábiles, y
siempre que se encuentre probado que el iniciador recepcionó el acuse de recibo
de que trata su inciso 4º ya mencionado.
536
II. ETAPA DE LA CONTRADICCIÓN.
1. Guardar silencio.
2. Allanarse.
3. Proponer excepciones.
4. Solicitar pruebas.
5. Contestar la demanda.
541
que la excepción de mérito debe fundamentarse jurídicamente al
proponerse.
542
El llamamiento en garantía debe presentarse en escrito separado a la
contestación de la demanda, con el que se formará cuaderno separado, y
deberá contener:
544
excepciones de fondo en los contenciosos subjetivos ya que desconoce la
relación jurídica sustancial que provocó el proceso.
545
III. LAS EXCEPCIONES PREVIAS EN EL REGIMEN JURIDICO
COLOMBIANO608
El numeral 5 del artículo 180 del CPACA dispone que al iniciar la primera
audiencia de trámite el juez o magistrado ponente debe decidir, de oficio o a
petición de parte, sobre los vicios que se hayan presentado en la etapa anterior,
adoptando las medidas de saneamiento del proceso que estime indispensables
para evitar un fallo inhibitorio. Esta disposición debe entenderse y aplicarse en
concordancia con la establecida en el numeral 6 del mismo artículo, pues no
entendemos que las medidas de saneamiento sobre los vicios advertidos hasta
esta etapa procesal recaigan sobre hechos distintos de los que constituyen
motivos de excepción previa, ni que la expresión “a petición de parte” no incluya la
proposición de excepciones por parte del demandado, ya que su planteamiento
está previsto como uno de los requisitos de la contestación de la demanda
608
La base de este aparte corresponde a la ponencia presentada por el autor en el XXXIII Congreso
Colombiano de Derecho Procesal realizado en Cartagena de Indias en septiembre de 2012 por el Instituto
Colombiano de Derecho Procesal, incluida en el Libro de memorias, Pp. 517. Y fue publicada como
“Novedades del proceso en en nuevo Código de Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso
Administrativo” en el libro TEMAS CONTEMPORÁNEOS DE DERECHO PROCESAL
ADMINISTRATIVO. Obra colectiva. Coordinadora Académica, Dra. Nohora Elena Pardo Posada, Pp. 303.
609
Incluye el proceso ordinario y el proceso especial de nulidad electoral regulado a partir del artículo 275 del
Código, pero excluye dicho trámite en los procesos de nulidad por inconstitucionalidad (Art. 184), control
inmediato de legalidad de actos administrativos (Art. 185) y extensión de la jurisprudencia del Consejo de
Estado (Art. 269). Al proceso ordinario sujetó los medios de control de nulidad, nulidad y restablecimiento
del derecho, reparación directa y de controversias contractuales, y a él se sujeta el de repetición, por
disponerlo así el artículo 10 de la ley 678 de 2001.
546
contenido en el numeral 3 del artículo 175. Igualmente creemos que la expresión
aludida es comprensiva de las peticiones que con fines de saneamiento pueda
formular el demandante al iniciarse la primera audiencia, como por ejemplo las
relativas a falta o defectos en las notificaciones del auto admisorio de la demanda
a los sujetos que integren la parte demandada. Por tanto, estimamos que estas
medidas de saneamiento recaen, entre otros pero especialmente, sobre los
hechos procesales que son motivo de excepción previa, bien que sean adoptadas
de oficio por el juez, o a petición del demandante o del demandado al proponer
excepciones en la contestación de la demanda, como quedó dicho.
610
COUTURE ETCHEVERRY, Eduardo Juan. FUNDAMENTOS DE DERECHO PROCESAL CIVIL. Ed.
Depalma, Bs. As. 1985. P. 115.
611
ROCCO, Ugo. TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL. T. III, parte especial, procesos de
cognición. Ed. Temis – Depalma. Bogotá y Buenos Aires, 1983. P. 261.
612
CANOSA TORRADO, Fernando. LAS EXCEPCIONES PREVIAS. Ediciones Doctrina y ley Ltda. 4 a
Ed., Bogotá, 2006. p. 17.
547
como la forma del debate procesal613. En síntesis, constituye una razón fáctico
jurídica que un demandado invoca contra la irregular conformación de la relación
jurídica procesal, a pesar de que con algunas de ellas resulta atacado el derecho
sustancial controvertido en el proceso, razón por la cual se consideran perentorias
o de fondo, que la ley permite proponer como previas para su resolución
anticipada sin cambiar por esa razón su fisonomía y su naturaleza, al poder ser
resueltas en un incidente anticipado por razones de economía procesal614. Por eso
la doctrina es unánime al llamarlos impedimentos procesales que tienden a
suspender el proceso mientras se subsanan sus defectos y continúa ante el
mismo o distinto juez, o termina el proceso si el defecto sustancial impide su
continuación. Se denominan comúnmente dilatorias temporales, que difieren o
aplazan el trámite del proceso o el juzgamiento del derecho sustancial justiciable,
o absolutas que le ponen término615, como es el caso de las excepciones de fondo
que se denominan mixtas por la doctrina pues se pueden proponer como previas
para su resolución anticipada, como ya se dijo.
1. La falta de jurisdicción.
2. La falta de competencia.
3. El compromiso o la cláusula compromisoria.
4. La inexistencia del demandante o del demandado.
5. La incapacidad o indebida representación del demandante o del demandado.
6. No haberse presentado la prueba de la calidad con que comparece el
demandante o el demandado.
613
Ib. Este autor cita al profesor ENRIQUE VESCOVI en su Teoría General del Proceso. Ed. Temis, Bogotá,
1984. Por su parte, el profesor LEON JOSÉ JARAMILLO ZULETA menciona como primer antecedente
entre nosotros la ley 147 de 1888, o Código de Organización Judicial de la República de Colombia, cuyos
artículos 461 a 484 regularon las excepciones dividiéndolas en dilatorias “que se refieren al procedimiento
para suspenderlo o mejorarlo” y en perentorias “que se oponen a lo sustancial de la acción”. En “DE LAS
EXCEPCIONES DE MERITO QUE SE PUEDEN PROPONER COMO PREVIAS”. Revista del Instituto
Colombiano de Derecho Procesal. Vol. II No. 18 y 19. Bogotá, 1995.
614
PARRA QUIJANO, Jairo. Derecho Procesal Civil. Tomo I, Ed. Temis, Bogotá, 1992, p. 113.
615
MESA CALLE, María Cecilia. DERECHO PROCESAL CIVIL. PARTE GENERAL. Biblioteca Jurídica
Diké, Medellín, 2004, p. 321.
616
DEVIS ECHANDIA, Hernando. EL PROCESO CIVIL. PARTE GENERAL. T. III Vol. I. Biblioteca
Jurídica Diké, Medellín, 8° ed. 1994. p. 149.
548
7. Ineptitud de la demanda por falta de requisitos formales o por indebida
acumulación de pretensiones.
8. El trámite inadecuado.
9. No comprender la demanda a todos los litisconsortes necesarios.
10. El pleito pendiente.
11. No haberse ordenado la citación de las personas que la ley ordena citar.
12. Haberse notificado la admisión de la demanda a persona distinta de la
demandada.
1. La cosa juzgada.
2. La caducidad.
3. La prescripción extintiva.
4. La transacción.
5. La conciliación.
6. La falta de legitimación en la causa.
Vale decir que es unánime la doctrina al estimar que las excepciones de cosa
juzgada, transacción y caducidad son típicas perentorias o de fondo que, al
hacerse posible su invocación como previas en forma facultativa para el
demandado, toman el nombre de excepciones mixtas. Y que con el nuevo
régimen, resultante de los previsto en los artículos 97 del C. de P.C. adicionado
por el artículo 1º numeral 46 del decreto extraordinario No. 2282 de 1989 y por lo
preceptuado por artículo 6º de la ley 1395 de 2010, también resultan mixtas las de
prescripción extintiva, la conciliación y la falta de legitimación en la causa, pues
con todas ellas se impide la pretensión, bien porque el proceso termina sin
posibilidad legal de rehacerse, como cuando tales excepciones prosperan
totalmente, o bien porque se pueda iniciar de nuevo por quien sea el legitimado en
la causa o porque la conciliación, prescripción o transacción, por ejemplo, sean
parciales y no afecten la totalidad de la pretensión.
1.1. Formulación.
549
De conformidad con lo previsto en el numeral 3º del artículo 175 del CPACA, la
contestación de la demanda debe contener “Las excepciones”. Como no distingue
cuáles y como el Código no establece la presentación de las excepciones previas
en escrito separado, se colige que con la demanda deben presentarse tanto las
excepciones de fondo o de mérito y las excepciones previas, fuera de que está
dispuesto que se resuelvan en la primera audiencia y no antes, lo que refuerza la
idea de que el legislador quiso que se presentaran con la contestación de la
demanda y no en escrito separado. Sin embargo, creemos que éstas deben
formularse en escrito separado por dos razones principales: La primera, porque
para su decisión puede ser necesario el decreto y la práctica de pruebas; y la
segunda, porque aquellas serán objeto de decisión por medio de autos en el curso
de la primera audiencia de trámite, por lo que se hace aconsejable o conveniente
para el proceso y su expediente que con ellas, su oposición o respuesta y los
autos que se produzcan sobre las mismas, se forme un cuaderno separado al que
contiene el asunto principal con la pretensión y la excepción (la de fondo). De
todas maneras se da por sentado que dichas excepciones deben proponerse
dentro del término de traslado de la demanda, es decir, dentro de los 30 días
siguientes a la notificación del auto admisorio de la demanda al demandado y no
en un término diferente, recordando que si el demandante reforma la demanda,
según lo dispuesto por el artículo 173 CPACA, al demandado se le concederá un
término adicional de contradicción de 15 días contados a partir de la notificación
por estado del auto que lo concede. El demandado debe proponerlas con la
exposición de los hechos y las razones que les sirven de fundamento, y con la
petición de pruebas o el aporte de todas las documentales que tenga en su poder.
1.2. Trámite.
El Parágrafo segundo del artículo 175 del CPACA prevé que cuando se proponen
excepciones, se dará traslado de las mismas a la parte demandante por 3 días,
por secretaría y sin necesidad de auto que lo ordene, con el fin de que aquella
pueda pronunciarse sobre ellas y solicitar o aportar pruebas en su defensa. Por su
parte, el artículo 180 del mismo Código establece que vencido el término de
traslado de la demanda o de la reconvención, según el caso –y de la contestación
del llamamiento en garantía, agregamos nosotros- el juez o magistrado ponente
señalará fecha para la realización de la audiencia inicial dentro de la cual, según
lo dispone el numeral 6º, se resolverá “sobre las excepciones previas y las de
cosa juzgada, caducidad, transacción, conciliación, falta de legitimación en la
causa y prescripción extintiva”. De lo así establecido se desprenden las siguientes
eventualidades:
550
1.2.1. El juez o magistrado ponente deberán resolver sobre las excepciones
previas “de oficio o a petición de parte”. Esta expresión hay que
entenderla en el sentido de que las excepciones previas no se resuelven
“de oficio” si han sido ya propuestas o formuladas por el demandado
pues en tal evento siempre serán resueltas a petición de parte. En
cambio, las medidas de saneamiento del proceso cuya toma ordena el
numeral 5º del mismo artículo sí pueden ser adoptadas oficiosamente
por el juez o magistrado ponente con el fin de corregir los vicios que se
hayan presentado evitando la sentencia inhibitoria. De lo anterior resulta
que si se observa algún vicio constitutivo de excepción que se pueda
proponer como previa pero que no se haya formulado como tal, el juez o
magistrado ponente deberán adoptar oficiosamente las medidas de
saneamiento del trámite para evitar la inhibición; y si se han propuesto
como tales por el demandado, simplemente las resolverá pues se han
formulado “a petición de parte”. Habrá que pensar también que puede
tratarse de medidas tendientes a subsanar fallas procesales no
constitutivas de excepción previa que por tal razón no han sido
propuestas en tal calidad por el demandado, como sería el caso de la
ausencia de prueba de una norma que no tenga alcance nacional (v. gr.
una ordenanza departamental) no aportada como anexo como lo ordena
el artículo 167 CPACA, pero eventualmente necesaria para resolver
sobre la medida cautelar de suspensión provisional del acto
administrativo demandado por comparación con aquella.
1.2.4. Curiosamente el artículo 100 del CGP enuncia los mismos motivos de
excepción previa que trae el artículo 97 del C. de P.C., pero no autoriza
la formulación como tales de aquellas de fondo como lo son la cosa
juzgada, la caducidad, la transacción, la conciliación, la falta de
legitimación en la causa y la prescripción extintiva que deberán
proponerse como de fondo para que se resuelvan en sentencia, lo cual
nos parece algo regresivo ya que su configuración conducirá al fallo
inhibitorio que se quiere evitar con las medidas previas de saneamiento
procesal.
617
DEVIS ECHANDIA, Hernando. COMPENDIO DE DERECHO PROCESAL. TEORÍA GENERAL DEL
PROCESO. Editorial ABC, Bogotá, D.C., Tomo I, 14ª Ed. 1996. p. 80.
552
jurisdicción ordinaria, dada la división entre jurisdicciones establecida por la
Constitución Política y desarrollada por la ley618, es decir que, cuando se ha
iniciado el trámite de un asunto no atribuido a la jurisdicción contencioso
administrativa de conformidad con el objeto definido por los artículos 104 y 105
del CPACA, estaremos en presencia de la falta de jurisdicción. Se dice por ello
que en estricto sentido no hay falta de jurisdicción pues, siendo única, lo que
ocurre es que el asunto en discusión está asignado a otra rama 619. Téngase en
cuenta que en el primero la ley adoptó distintos criterios de atribución de
jurisdicción: El criterio funcional, con el que comienza, que se refiere a los
conflictos que surjan del ejercicio de la función administrativa del Estado por
cualquiera de sus entidades originados en actos, hechos y operaciones
administrativas y en contratos estatales; el criterio orgánico sustancial, para la
atribución de los conflictos surgidos en el campo de la responsabilidad
contractual y extracontractual públicas, y el criterio de autoridad o poder de
imperio, al atribuirle el conocimiento de los conflictos surgidos de los contratos
celebrados por las empresas de servicios públicos domiciliarios que contengan
cláusulas excepcionales o exorbitantes del derecho común.
618
Título VIII C.P. y artículo 11 de la ley 270 de 1996. De conformidad con lo considerado por la Corte
Constitucional, las jurisdicciones especiales en Colombia son la Constitucional, la contencioso administrativa
y la de paz. Las llamadas indígena y penal militar, según aquella, no hacen parte de la Rama Judicial del
Poder Público. C.C. Sentencia C-713 de 2008. M.P. Dra. Clara Inés Vargas Hernández.
619
PARRA QUIJANO, Jairo. DERECHO PROCESAL CIVIL. Tomo I, Ed. Temis, Bogotá, 1992. P. 114.
620
ROCCO, Ugo. TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL. T. III, parte especial, procesos de
cognición. Ed. Temis – Depalma. Bogotá y Buenos Aires, 1976. P. 243.
553
participación económica total, o en procesos de responsabilidad contractual o
extracontractual de tales entidades, como se desprende de lo previsto por el
parágrafo del artículo 104 del Código, pues en tal evento la jurisdicción le
corresponde a la llamada ordinaria. Igualmente, consideramos que si se trata
de la nulidad por inconstitucionalidad a que se refiere el artículo 135 del
CPACA procede la proposición de esta excepción si la demanda va dirigida
contra un decreto del gobierno de tenga fuerza de ley pues en este caso es a
la jurisdicción constitucional en cabeza de la Corte Constitucional a la que
corresponde conocer y fallar la controversia, como lo estatuye el artículo 241
numerales 5 y 7 de la C.P.
621
GOZAÍNI, Osvaldo. TRATADO DE DERECHO PROCESAL CIVIL. T. II. Ed. La ley. Bs. As. 2002, p.
831. Cita un artículo del mismo autor, y los FUNDAMENTOS DE DERECHO PROCESAL CIVIL del
profesor Eduardo Juan Couture Etcheverry, Depalma, Bs. As. 1987, p.71.
555
cada uno de tales organismos se establece por los artículos 149 a 157 del
mismo Código, atendiendo los factores comunes conocidos para tal efecto,
esto es, el objetivo que comprende la naturaleza del asunto y la cuantía de la
pretensión, el subjetivo, el funcional, el de conexión y el territorial.
Valga la ocasión para recordar que según lo previsto por los parágrafos 1° y 2°
del artículo 149 del CPACA, la Corte Suprema de Justicia, en Sala Plena,
conoce de las demandas presentadas contra actos administrativos expedidos
por el Consejo de Estado y de las de repetición que se presenten contra
Consejeros de Estado. En tales eventos la Corte Suprema de Justicia cumple
funciones contencioso administrativas –está investida de esta jurisdicción- a
pesar de que, obviamente, no la integra, pudiéndose presentar un fenómeno
de incompetencia por razón del trámite de un proceso por una demanda de
nulidad –en sus versiones de nulidad simple o de nulidad electoral- o de
nulidad y restablecimiento del derecho ante el Consejo de Estado contra un
acto administrativo suyo, pues tal asunto no le compete a este último pues no
puede actuar como juez y parte.
622
CANOSA TORRADO, Fernando. Ob. Cit. P. 108 y 114.
557
formulen pretensiones contractuales sujetas al arbitraje por voluntad de las
partes623.
El artículo 166 No. 4 del CPACA exige que con la demanda se anexe la prueba
de la existencia y representación de las personas de derecho público que
intervengan en el proceso como demandantes o demandadas, salvo si se trata
de la Nación, los departamentos y municipios y de las entidades que sean
creadas por la Constitución Política y la ley, coincidiendo, mutatis mutandis,
con lo previsto por el artículo 77 No. 3 y 4 del C. de P.C. Por consiguiente, si la
entidad o persona pública ha sido creada o autorizada por una ordenanza
departamental o por un acuerdo municipal (C.P. Arts. 300 No. 7 y 313 No. 6)
en las entidades territoriales, en el proceso debe obrar la prueba de su
existencia y representación, lo primero con la copia hábil de la ordenanza,
decreto ordenanza, acuerdo o decreto acuerdo correspondiente (C.P. Arts. 300
No. 9 y 313 No. 3), y lo segundo con el acto administrativo de nombramiento o
elección de su representante, según el caso, y con el acta de posesión
respectiva.
625
Corte Constitucional, sentencia C-662 de 2004. M.P. (E) Dr. Rodrigo Uprimy Yepes.
559
personas jurídicas inexistentes, por lo menos al tiempo de presentación de la
demanda o de la notificación del auto admisorio al demandado. De lo anterior
resulta que en cada caso habrá que establecer si es que la persona natural o
jurídica realmente no existe, o si es que no se aporta la prueba de su
existencia. Naturalmente que en ambos casos “no existe” para el proceso en el
expediente. Dicho fenómeno puede presentarse en cualquiera de los extremos
de la litis por cuanto que todas las personas, naturales o jurídicas, públicas o
privadas, pueden llegar a ser parte en un proceso contencioso administrativo,
como demandantes o como demandados, pues en tal sentido y desde la
perspectiva de la excepción en estudio, la ley no impone limitaciones o
restricciones.
Por otra parte, la inexistencia del demandante o del demandado puede darse
en un proceso contencioso administrativo cualquiera que sea el medio de
control ejercido. En la nulidad y sus especies –por inconstitucionalidad, de
cartas de naturaleza y electoral- y en la nulidad y restablecimiento del derecho,
la reparación directa y la controversia contractual, es factible que ocurra y por
ende que proceda la proposición de la excepción, si el actor es una persona
natural o un ciudadano626 que fallece. No obstante, por resultar exótico, no
vemos probable que la parte demandante en todos estos asuntos sea una
persona jurídica pública o privada que no existe a la presentación de la
demanda y no conocemos un caso como este en la práctica judicial
colombiana, aunque sí pueda tratarse de la carencia de la prueba de la
existencia de aquellas de quienes la ley la exige. En cuanto a la parte
demandada, podemos decir que puede estar conformada por personas
naturales conjuntamente con personas o entidades públicas ya que, salvo en
controversias contractuales, esta no puede estar conformada exclusivamente
por personas naturales, ciudadanos o no, pues la jurisdicción de lo contencioso
administrativo no constituye el juez natural suyo, fuera de que, si no se les
demanda en tanto que hayan cumplido funciones públicas como las
administrativas o judiciales, el litigio privado debe plantearse en su contra ante
la justicia ordinaria civil, como sería un conflicto de responsabilidad
extracontractual planteado por una entidad pública contra una persona natural
que le causó un daño. En cambio, de conformidad con lo previsto en el artículo
75 de la ley 80 de 1993, es posible que en una controversia contractual la parte
demandada sea exclusivamente una persona privada, natural o jurídica, pues
la jurisdicción quedó atribuida por el factor funcional y no por el orgánico, caso
626
El artículo 135 CPACA confiere la titularidad del medio de control de nulidad por inconstitucionalidad a
los ciudadanos y no a las personas.
560
en el cual vemos factible que al trabarse la relación jurídica procesal, en la
demandada se pueda proponer la excepción de inexistencia de la demandada
si ha fallecido. Similar fenómeno se presenta si el extremo pasivo del proceso
está conformado por personas naturales y entidades o personas públicas y
privadas vinculadas como demandadas o llamadas en garantía, lo que es
usual, pues en tal evento es probable que a la época de su vinculación al
proceso no existan, por muerte o por liquidación o supresión legal, según el
caso. Un comentario final: Una persona natural o jurídica de derecho privado,
en tal condición, no puede ser demandada con los medios de control dirigidos
a la nulidad de actos administrativos que ella jamás expide ni puede expedir; sí
lo puede ser, en cambio, en tanto que los expida en cumplimiento de funciones
administrativas, sean de carácter general o particular, como puede ocurrir con
las Cámaras de Comercio, los curadores urbanos o las empresas que cumplen
la función de control fiscal627.
627
Art. 267 inciso 2º C.P.
561
sustantiva o legitimación en la causa, estas últimas que se refieren a la
titularidad de la relación jurídica sustancial materia de la controversia. Así, una
persona puede ostentar la capacidad jurídica procesal, pero no tener la
legitimación en determinada causa, y al contrario, tener la titularidad de un
derecho sustancial sin capacidad jurídica para hacerla valer en juicio por sí
misma, como ocurre con los menores de edad. En consecuencia, toda
persona, natural o jurídica, pública o privada, tiene capacidad para comparecer
a un proceso. Además, algunas entidades y patrimonios autónomos que,
aunque no tienen otorgada por la ley la personería jurídica, se les ha
reconocido la capacidad procesal, esto es, la capacidad para comparecer al
proceso. Es el caso, entre otras entidades públicas, de las unidades
administrativas especiales, las Contralorías, el Banco de la República, la
Comisión Nacional de Televisión, la Registraduría Nacional del Estado Civil y el
Consejo Nacional Electoral, y entre los entes privados podemos mencionar a la
empresa unipersonal, la herencia yacente, los bienes del ausente, la masa de
bienes del concursado, los bienes fideicomitidos (Art. 1233 del C. de Co.) y
otros. No ocurre así con los consorcios y las uniones temporales a las que se
refiere el artículo 7 de la ley 80 de 1993, pues no son personas jurídicas o
sujetos de derechos, razón por la cual no se les reconoce la capacidad jurídica
procesal. En tales casos, las personas naturales y/o jurídicas que los
conforman conservan su calidad de personas y ostentan la capacidad jurídica
procesal como tales según el régimen general para comparecer individual
conjuntamente a un proceso. De manera que esta excepción se configura si al
proceso comparece quien no ostenta la condición de persona, al no contar con
la capacidad jurídica procesal, con la situación excepcional respecto de las
entidades públicas que mencionaremos más adelante.
Si se trata de las entidades públicas del Estado colombiano que pueden actuar
como demandantes o demandadas en el proceso contencioso administrativo
(Art. 159 CPACA) la capacidad jurídica procesal depende de la condición de
persona que aquella tenga. El artículo 80 de la ley 153 de 1887 confiere la
condición de personas jurídicas a la Nación colombiana y las entidades
territoriales. De estos dos artículos y de considerar que el Estado colombiano
es unitario y que por tanto los poderes públicos pertenecen a la Nación (Art.
113 C.P.), se desprende que esta es un sujeto de derechos. A ella pertenecen
las tres ramas del poder público y los entes de control y entidades autónomas
o independientes que, salvo excepciones legales, no tienen personería jurídica
y no pueden comparecer como tales a un proceso contencioso administrativo
(No pueden obrar autónomamente como demandantes, demandados o
terceros). En consecuencia, por su nivel central, por actividades que tengan
origen en la Rama Ejecutiva del Poder Público Central, la Nación comparece al
proceso y está representada en él, por el Ministro, Director de Departamento
Administrativo, Superintendente, Registrador Nacional, Procurador General de
la Nación, Contralor General de la República, Fiscal General de la Nación,
Registrador Nacional del Estado Civil o, en términos generales, por la persona
de mayor jerarquía en la entidad respectiva, aquella que dio lugar al conflicto
de que se trate dentro de los límites expuestos en su objeto. Si el conflicto
surge con ocasión de las actividades de la Rama Legislativa del Poder Público,
la Nación comparece representada por el Presidente del Senado de la
República. Y si surge por el cumplimiento de las actividades de la Rama
Judicial del Poder Público, comparece representada por el Director Ejecutivo
de la Administración Judicial. Y si el conflicto está relacionado con impuestos,
tasas, contribuciones y multas, la Nación está representada por el señor
Director de Impuestos y Aduanas Nacionales o por la persona que expidió el
acto, según el caso. Pero si la acción que se ejerza es la relativa a contratos, la
Nación comparecerá por el servidor público de mayor jerarquía en la entidad
que tenga la capacidad para celebrar el contrato, según lo autorizan los
artículos 2 No. 1° literal b) de la ley 80 de 1993 y 159 inciso 5º del CPACA. Y si
este lo suscribió el Presidente de la República, él será quien comparezca al
proceso en representación de la Nación. A propósito de las Universidades
oficiales del nivel nacional, la Comisión Nacional de Televisión y el Banco de la
República, la Corte Constitucional ha estimado que aunque no tienen atribuida
563
la personería jurídica, deben contar con la capacidad para celebrar negocios
jurídicos y comparecer al proceso directamente por medio del jefe
respectivo628.
628
Sentencia C-220 de 1997. M.P. Dr. Fabio Morón Díaz. Ver arts. 69.77 y 371 C.P.
564
Ministerios, Departamentos Administrativos o Superintendencias sin personería
jurídica o la Procuraduría General de la Nación, en el nivel nacional, o de
Secretarías de Despacho o Departamentos Administrativos, por ejemplo, en las
entidades territoriales, que son demandados directamente y no en tanto
constituyen Nación colombiana, Departamento o Municipio, según el caso. En
estos eventos, si de la demanda se desprende que está dirigida contra la
entidad que ostenta la personería y que se cita precisamente por medio de la
persona que representa el centro de imputación jurídica, pensamos que la
excepción de incapacidad o indebida representación de aquella no está
llamada a prosperar. Habrá que entender que la demanda se dirige contra la
Nación, el Departamento o Municipio, respectivamente, representados por el
servidor público establecido en la ley, como se mencionó. En cambio, podría
prosperar la excepción si, por ejemplo, se dice demandar a un centro cultural,
de medio ambiente, de turismo o de desarrollo municipal que no tienen
personería jurídica, caso en el cual este no puede ni ser demandado ni
comparecer al proceso por medio de su Jefe o Director, quien no tiene la
capacidad jurídica para hacerlo, pues la persona con capacidad jurídica
procesal es el Municipio, que debe obrar representado por el Alcalde. Y si
obran como demandantes, la práctica judicial ha sido laxa al aceptar, por
ejemplo, que el Defensor del Pueblo presente una demanda de nulidad en su
condición de tal, sin que diga actuar como “Nación colombiana” y, en
ocasiones, sin que esté claro si obra como servidor público persona natural, o
si lo hace como Jefe de la Defensoría del Pueblo. Esta situación desconoce la
ortodoxia procesal, pero ha sido tolerada o admitida al punto que el proceso se
tramita sin excepciones y se falla de fondo con la sentencia.
Esta excepción, de clara estirpe procesal a partir del momento en que se dejó
de considerar relativa a la legitimidad en la causa, está relacionada con la
anterior, en la medida en que se refiere a la condición procesal que se asume
como demandante o demandado en un proceso y no a la titularidad del
derecho sustancial a debatirse dentro del mismo. Y se refiere a la calidad que
565
invoca el demandante y a la que le atribuye al demandado, ya que se trata de
un hecho exceptivo que propone el demandado en su contestación. En los
medios públicos de control contencioso administrativo relativos a la nulidad de
actos administrativos, el demandante persona natural debe acreditar su calidad
con la presentación de la demanda o del poder, según el caso, y para la
persona jurídica privada con los documentos que la acrediten como tal, y su
representante en su condición. En los medios no públicos, como la nulidad y
restablecimiento del derecho, la reparación directa y la controversia
contractual, el demandante, persona natural o jurídica, de derecho público o de
derecho privado, debe acreditar si actúa como socio, cooperado, dueño,
poseedor, tenedor, contratista, asegurador, servidor o ex servidor público,
cónyuge o pariente, etc., según el caso, con la prueba documental establecida
en la ley para tales efectos, e igualmente deberá aportar la prueba de tales
calidades que invoca en el demandado a quien cita en dicha condición.
Respecto de las entidades públicas recordamos que no se trata de la prueba
de su existencia sino de su calidad jurídica procesal; así por ejemplo, en un
contrato de la Nación suscrito por un Ministro, en uno del Departamento de
Cundinamarca suscrito por el Gobernador o en uno del Invías suscrito por su
Director, la excepción de falta de prueba de la calidad no se refiere a la de
Nación, Departamento o Establecimiento Público que, por demás decirlo, no se
requiere, sino a su calidad de parte contratante en el contrato cuyo conflicto se
propone judicialmente.
Esta excepción también es típica dilatoria que pospone el trámite del proceso.
Si propuesta y dado el traslado al demandante para que aporte la prueba de la
calidad que invoca o en que cita al demandado se subsana, el proceso
continúa; si no, termina. Y si se detecta al momento de dictar sentencia, esta
deberá ser inhibitoria.
566
Algunos de los requisitos formales están relacionados con otro motivo de
excepción, como es el caso de la designación de las partes y de sus
representantes, si estas no existen o se citan indebidamente representadas.
Otros pueden ser intrascendentes en la práctica judicial, como la relación de
los hechos que fundamentan la “acción”, que suele no ser revisada
judicialmente y se hace indiferente a pesar de contener apartes impertinentes
como planteamientos jurídicos, sociales y hasta políticos, o confusos o
redundantes que el juez no depura y que el demandado simplemente tolera.
No es ni ideal ni técnico que así ocurra, pero es raro que se inadmita una
demanda o se proponga esta excepción por falta de técnica en la presentación
de los hechos. Probablemente se acentuará el rigor en esta exigencia con la
vigencia del nuevo código, pues el numeral 3º del artículo 162 citado exige que
se presenten debidamente determinados, clasificados y numerados.
629
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de febrero 8 de 2012.
Reparación directa de la Sociedad Ferrocarriles San Andrés y Providencia Ltda. contra Archipiélago de San
Andrés, Providencia y Santa Catalina. No.22.244. M.P. Dr. Carlos Alberto Zambrano Barrera.
569
Esta excepción es típica dilatoria. Si en la etapa de la admisibilidad de la
demanda el juez advierte sus motivos, la inadmitirá para que se subsane.
Subsanada el proceso seguirá su curso, y si no se subsana o si propuesta la
excepción esta prospera, el proceso termina.
630
MESA CALLE, María Cecília. Ob. Cit. P. 328.
631
Corte Constitucional. Sentencia C-407 de 1997. M.P. Dr. Jorge Arango Mejía.
570
quedó advertido. Puede alegarse por ambas partes y aún ser declarada de
oficio por el juez632.
632
CANOSA TORRADO, Fernando. Ob. Cit. P. 150.
633
PARRA QUIJANO, Jairo. Ob. Cit. P. 117.
571
Esta es una excepción dilatoria de fondo pues, de hallarse configurada al
momento de dictarse sentencia, está deberá ser inhibitoria; sin embargo, desde
el estudio de la admisibilidad de la demanda el juez debe disponer, de oficio o
a petición de parte, la conformación del litisconsorcio citando a quien
corresponda, o el demandado puede proponer la excepción respectiva, so
pena de la inhibición aludida.
634
DEVIS ECHANDIA, Hernando. Ob. Cit. P. 159.
635
GOZAINI, Alfredo. Ob. Cit. P. 867.
572
estas últimas, por ejemplo, se requeriría que la segunda demanda fuera
presentada por la misma persona, contra la misma entidad, por el mismo
contrato y con la misma pretensión y por la misma causa petendi, lo que es
evidentemente raro.
Esta excepción es dilatoria de fondo, por lo que creemos que el juez puede
declararla oficiosamente en la primera audiencia ya que está autorizado por el
CPACA para implementar todas las medidas de saneamiento de proceso (Art.
180 No. 5º), y que si ha sido propuesta y prospera el proceso debe darse por
terminado.
2.11. No haberse ordenado la citación de las personas que la ley ordena citar.
El deber de hacerlo está impuesto por el numeral 3º del artículo 171 del
CPACA, que contiene los requisitos del auto admisorio de la demanda y se
sustenta en el deber de garantizar el derecho al debido proceso de quienes no
siendo ni demandantes ni demandados, tienen interés en el resultado del
proceso porque se les hacen extensivos los efectos de la sentencia. Como el
caso de la citación de personas con igual o mejor derecho respecto de
derechos prestacionales a que se refiere el acto administrativo demandado
(cónyuge o compañera-o- permanente), o el de quienes aparecen en los actos
de registro como titulares de derechos reales si se demanda la nulidad de
aquellos o si se trata del acto de adjudicación de baldíos por parte del Incoder.
En reparación directa y en las controversias contractuales por regla general ni
la relación jurídica sustancial extracontractual ni contractual ni el ordenamiento
jurídico imponen, por regla general, la citación de terceros. Los garantes o
aseguradores pueden o no ser citados, y su vinculación depende más de la
voluntad del demandado que haga valer la figura del llamamiento en garantía.
En términos generales tiene aplicación en los casos de la sucesión procesal
para la citación del sucesor, y respecto de la citación del agente del Ministerio
Público que interviene en todos los procesos contencioso administrativos.
573
El caso más elemental y recurrente es el de la homonimia, pero no es único ni
común en esta jurisdicción, aunque factible. El hecho constitutivo de la
excepción se presenta no solo cuando quien se notifica no es el demandado
sino cuando quien se notifica no es su representante pues la relación jurídica
procesal no está realmente conformada o trabada. Ha ocurrido, por ejemplo,
con la notificación del auto admisorio de la demanda a un Personero Municipal
por la expedición de un acto administrativo suyo, siendo la entidad demandada
el Municipio que debe ser notificado por medio del Alcalde Municipal. En
asuntos departamentales también ha ocurrido una situación como la
mencionada cuando se notifica la admisión de la demanda a un jefe de
dependencia cuando ha de haberse notificado al Gobernador. El proceso
seguido en tales condiciones resulta inocuo y frente al verdadero demandado
constituye una causal de nulidad procesal en tanto que no ha sido notificado
legalmente del auto admisorio de la demanda como lo establece el numeral 8º
del artículo 140 del C. de P.C.
638
CHIOVENDA, Giuseppe. INSTITUCIONES DE DERECHO PROCESAL CIVIL. Vol. I. Cárdenas Editor
y Distribuidor. México, D.F., 1989. P 468.
639
CARNELUTTI, Francisco. SISTEMA DE DERECHO PROCESAL CIVIL. Uteha Argentina, Bs. As.,
1944. Trad. Niceto Alacalá-Zamora y Castillo y Santiago Sentís Melendo. P. 317.
640
AZULA CAMACHO, Jaime. Ob. Cit. P. 373.
575
materia de juzgamiento en el primer proceso. Seguramente la previsión del
numeral 4º del artículo 104 del CPACA, que atribuye al contencioso
administrativo el conocimiento de los conflictos relativos a la seguridad social
de los servidores públicos vinculados por una relación legal y reglamentaria,
impida que se repitan situaciones como la mencionada.
576
juzgada641 y declaró la configuración de la cosa juzgada frente a los dos
demandantes que actuaron en el proceso en Colombia642.
2.14. La caducidad.
641
Cf. Consejo de Estado, Sección Tercera, auto de 16 de mayo de 2007, exp. 29.273.
642
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia del 19 de octubre
de 2007. No. 29.273. M.P. Dr. Enrique Gil Botero.
643
SANTOFIMIO GAMBOA, Jaime Orlando. TRATADO DE DERECHO ADMINISTRATIVO.
CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO. T. III, Universidad Externado de Colombia. Bogotá, 2004. P. 419.
577
2.15. La prescripción extintiva.
2.16. La transacción.
2.17. La conciliación.
644
GOZAÍNI, Osvaldo. Ob. Cit. P. 861.
579
demanda a una entidad contra quien no resulta deducida la responsabilidad
extracontractual, ello se deduce en la sentencia que pone fin al proceso y no
antes, como ocurre cuando se demandan dos entidades hospitalarias que
atendieron a un paciente pero solo se considera responsable la primera por la
demora en la atención que agravó las condiciones de salud de aquel al punto
de que a la segunda no le era exigible una conducta distinta de la que
demostró desplegar con su atención.
1. La cosa juzgada.
2. La caducidad.
3. La prescripción extintiva.
4. La transacción.
5. La conciliación.
6. La falta de legitimación en la causa.
1. La fuerza mayor.
645
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de agosto 29 de 2007.
Expediente No. 15.494. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio.
646
Ibídem.
581
realiza una obra pública impiden la realización cabal y precisa de las obras
contratadas, siendo una causa no imputable al contratista647.
2. El caso fortuito.
3. El hecho de un tercero.
647
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de septiembre 9 de 2013.
Expediente No. 24.739. M.P. Dra. Olga Mélida Valle de de la Hoz. Acogió parcialmente el eximente,
respecto de algunas de las obras no ejecutadas por un contratista.
648
Cfr. C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de agosto 29 de 2007.
Expediente No. 15.494. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio.
649
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de enero 24 de
2011. Expediente No. 19.626. M.P. Dr. Enrique Gil Botero. Se trató de una riña entre dos personas, una de las
cuales resultó apuñalada; a las voces de alarma, acudieron al sitio unos agentes bachilleres de la Policía
Nacional, desarmados, quienes aprehendieron al agresor. Al lugar de los hechos llegó un hermano del herido
que disparó un arma de fuego contra el agresor, causándole serias heridas. Como en los hechos participaron
los uniformados que no pudieron evitar los disparos mencionados, fue demandada la Nación-Policía Nacional,
que fue absuelta ante el reconocimiento del eximente relativo al hecho de un tercero.
582
La conducta de la víctima puede exonerar de responsabilidad a la entidad
pública demandada si constituye la causa determinante del daño producido.
650
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de mayo 26 de
2010. Expediente No. 19.043. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. En el caso juzgado se reconoció el hecho
exclusivo de la víctima, que sufrió unas heridas con proyectiles de armas de fuego accionadas por agentes de
la Policía a quienes el sujeto provocó con su agresión.
651
Ibídem.
583
contratantes está en mora dejando de cumplir lo pactado, mientras el otro
no lo cumpla por su parte, o no se allana a cumplirlo en la forma y tiempo
debidos.”. Lamentablemente se da con alguna frecuencia, pues los
contratistas son dados a demandar por los inclumplimientos estatales en los
pagos de la prestación contratada, sin advertir que a su vez tienen
obligaciones contractuales insolutas a su cargo. Lo importante para la
prosperidad de la excepción consiste en que la entidad pública que la
invoca no debió ser la primera en el incumplimiento pues, si lo fue,
fracasará el medio exceptivo propuesto. La excepción solo favorece a quien
no fue el primero en incumplir652.
652
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de abril 24 de
2013. Expediente No. 24.637. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa. En este caso una contratista de
obra demandó al departamento del Tolima por el incumplimiento consistente en el no pago de la prestación
contratada relativa a la construcción y pavimentación de un tramo vial. Prosperó la excepción, al probarse en
el proceso que la obra fue entregada con fallas en la estructura de la carpeta asfáltica, como lo certificó el
interventor del contrato.
584
CAPÍTULO XII
1. ADMISIBILIDADES.
Resolver sobre el allanamiento, con la sentencia que ponga fin al proceso o con el
auto que lo rechace (Art. 176 CPACA).
2. NOTIFICACIONES.
585
3. TRASLADOS.
3.1 Al demandante, por el término de treinta (30) días hábiles, del auto que
admita la demanda de reconvención, dándole la oportunidad de que se
pronuncie sobre ella en calidad de demandado (Art. 177 CPACA).
3.2 Al demandante, por el término de tres (3) días hábiles, del escrito de
excepciones –previas y de fondo- por Secretaría y sin necesidad de auto
que lo ordene (Par. 2º art. 175 CPACA).
3.3 Al llamado en garantía, por el término de quince (15) días hábiles, del
auto que admita el llamamiento, dándole la oportunidad de que
comparezca al proceso y haga valer sus derechos (Art. 225 CPACA).
Debe tenerse en cuenta que el artículo 225 del CPACA permite al llamado en
garantía pedir la citación de un tercero, caso en el cual dicha petición será objeto
586
de estudio de admisibilidad y, de ser admitida, requerirá la notificación personal de
dicho tercero y la concesión del traslado respectivo para que tenga la oportunidad
de comparecer al proceso a hacer valer sus derechos.
La audiencia inicial tiene por objeto el saneamiento del proceso y la fijación del
litigio, pero su realización comprende varias actividades administrativas y
judiciales que nos permitimos presentar a continuación.
6.1 Instalación.
587
Los apoderados tienen el deber de comparecer a la audiencia, so pena de ser
sancionados con una multa equivalente a dos (2) SMLM, si no justifican la
inasistencia, pero la audiencia de todas maneras se realiza sin su presencia,
tomando luego el proceso en el estado en que lo encuentren. Las partes, el
Agente del Ministerio Público y los terceros, pueden intervenir en ella pero no
tienen el deber de hacerlo ni su ausencia acarrea consecuencias adversas.
Instalada la audiencia por el Juez o Ponente, suele hacerse leer un protocolo
para su desarrollo, relativo a la compostura y el orden durante ella, con las
prevenciones y advertencias relativas a su incumplimiento.
6.3 Se pregunta a las partes sobre si les asiste ánimo conciliatorio, invitándolas a
su aproximación. Si lo hay, cada parte, comenzando por la demandante,
expresará las condiciones del posible arreglo, para definir, con la intervención
del Juez o Magistrado, los términos definitivos del acuerdo en cuanto a
personas, conceptos, valores y plazos y condiciones de cumplimiento, dejando
constancia de todo ello en el acta de la diligencia, que con la providencia que a
continuación debe dictarse dándole aprobación, hacen tránsito a cosa juzgada
y prestan mérito ejecutivo. En tal caso se dará por concluida la audiencia y por
terminado el proceso, expidiéndose las copias con las constancias sobre su
autenticidad y su carácter ejecutorio y ejecutivo. Si no se manifiesta ánimo
conciliatorio o si realizada la conversación las partes no alcanzan un acuerdo,
se continúa con la audiencia.
6.4 Se resuelven las excepciones de fondo propuestas como previas, es decir, las
mixtas. Si prosperan la caducidad, transacción, cosa juzgada, conciliación,
ilegitimidad en la personería sustantiva o prescripción extintiva, así se declara,
termina el proceso y concluye la audiencia. Pueden darse algunos eventos
intermedios, ya planteados en el acápite sobre las excepciones previas en este
escrito.
6.6 Se toman las medidas de saneamiento del proceso necesarias para evitar
nulidades procesales o un fallo inhibitorio. Estas medidas de saneamiento se
relacionan con los presupuestos procesales, con las excepciones previas y
mixtas y con las causales de nulidad del proceso pues son los aspectos que
pueden impedir la expedición de un fallo de fondo en el proceso. El juzgador
tomará la iniciativa de adoptar las medidas de saneamiento que considere
589
necesarias si no se han propuesto las excepciones pertinentes o no se ha
alegado la causal de nulidad respectiva, pues en este caso debe resolverlas.
Tales medidas son las mismas que debe tomar cuando prospera una
excepción propuesta como previa.
6.7 Se fija el litigio. Fijar el litigio consiste en establecer los hechos que van a ser
objeto de debate probatorio en el proceso, para aplicar a ellos el trabajo de
pruebas; al contrario, puede decirse que fijar el litigio consiste en definir cuáles
son los hechos que las partes no discuten o aceptan, para aplicar el trabajo
probatorio a los restantes. En la práctica judicial el Juez o Magistrado solicita a
cada apoderado que establezca cuáles son tales hechos, para proceder a su
fijación, que hace el Despacho una vez oídas las intervenciones anteriores.
Los hechos discutidos así fijados serán objeto del decreto de pruebas antes de
terminar la audiencia.
6.9 Se puede correr traslado a las partes para alegar de conclusión y se dicta
sentencia. Si no hay pruebas para practicar y el Juez o Magistrado considera
que con las pruebas obrantes puede dictar sentencia y se propone hacerlo, se
constituye en audiencia de alegaciones y juzgamiento, se conforma la Sala de
Decisión en su caso, y se corre traslado a las partes para alegar de
conclusión, a continuación de lo cual se profiere la sentencia o se establece su
sentido y se difiere su expedición por escrito con posterioridad, todo con
arreglo a lo previsto para la audiencia final por el artículo 182 del CPACA.
590
6.10.1 Su validez. Relativo a que la prueba solicitada no sea ilegal.
6.12 Se señala fecha para la audiencia de pruebas. En tal caso, deberá hacerlo
para dentro de los cuarenta (40) días siguientes. Se da por concluida la
diligencia y se suscribe el acta respectiva.
592
8. AUDIENCIA DE ALEGACIONES Y JUZGAMIENTO. ARTÍCULO 182
CPACA.
594
La segunda parte se conoce como la de “LOS CONSIDERANDOS”, que
debe contener el análisis jurídico fáctico de la controversia desde los dos
extremos de la misma que, a su vez, puede estar conformada internamente
y sin separación formal, de las siguientes:
653
Corte Constitucional, sentencia T-709 de 2010. M.P. dr. Jorge Iván Palacio Palacio. Recogiendo
razonamientos contenidos en la sentencia C-037 de 1996, sostuvo que “…la falta de motivación de las
decisiones judiciales, entendiendo aquella como la ausencia de sustento argumentativo o la irrelevancia de las
consideraciones aplicadas para dirimir la controversia, como un criterio específico autónomo de procedencia
de la acción de tutela contra providencias judiciales… "…no cabe duda que la más trascendental de las
atribuciones asignadas al juez y la que constituye la esencia misma del deber constitucional de administrar
justicia, es la de resolver, con imparcialidad, en forma oportuna, efectiva y definitiva los asuntos que los
sujetos procesales someten a su consideración (Art. 228 C.P.). Para ello, es indispensable, como
acertadamente se dice al inicio de la disposición que se revisa, que sean analizados todos los hechos y asuntos
planteados dentro del debate judicial e, inclusive, que se expliquen en forma diáfana, juiciosa y debidamente
sustentada, las razones que llevaron al juez para desechar o para aprobar los cargos que fundamenten el caso
en concreto.” (Subraya del texto).
595
pertinentes. Agregamos que debe pronunciarse sobre todos los aspectos
de hecho y de derecho objeto de la litis, tanto de la pretensión como de la
excepción, en este último caso debiendo pronunciarse sobre todas las que
encuentre probadas, alagadas o no.
654
De allí el nombre francés de “plena jurisdicción”.
596
La sentencia proferida en audiencia se notifica por estrados. La que se
profiere por escrito fuera de audiencia, se notifica mediante el envío de su
texto en un mensaje de datos electrónico al buzón de la parte o de su
representante o apoderado a notificar. En este evento se entenderá surtida
en la fecha en que se emita la constancia de recibo por el sistema de
información utilizado, cuya versión impresa se anexará al expediente. Si la
sentencia se profiere por escrito, es decir, fuera de audiencia, o si se trata
de personas a notificar que no deban ser notificadas por medio electrónico,
se notificará por anotación en estado que se fijará al día siguiente de la
expedición, con los requisitos previstos en el artículo 295 del CGP, ya que
hay que tener como insubsistente la remisión al artículo 323 del Código de
Procedimiento Civil que efectúa el artículo 203 del CPACA, por inaplicación
de dicho Código. A partir del día siguiente a su notificación, correrá el
término de diez (10) días hábiles para su ejecutoria, salvo que dentro de
dicho término se interponga el recurso de apelación si el proceso es de
primera instancia, conforme lo prevé el artículo 247 No. 1º del CPACA.
655
Cfr. Consejo de Estado, sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de mayo 2 de
2007. Expediente No. 16.257. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Su parte resolutiva dijo: “DECLÁRASE
NULO el ordinal a) del artículo 10 de la Resolución CREG 051 de 1998, por la cual se aprueban los
principios generales y los procedimientos para definir el plan de expansión de referencia del Sistema de
Transmisión Nacional y se establece la metodología para determinar el Ingreso regulado por concepto del Uso
de este Sistema, expedida por la Comisión de Regulación de Energía y Gas, pero únicamente en tanto se
interprete que la restricción prevista para participar en los procesos de selección allí regulados se
extiende a las empresas constituidas con anterioridad a la vigencia de la ley 143.” Negrilla fuera de texto.
598
laboral, y este no se puede verificar dentro de dicho término por causa
imputable al interesado, cesará en su favor la producción de todo
emolumento sin posibilidad de reanudación. En este último caso, se
causará el salario a partir del momento en que se verifique el reintegro
efectivo al cargo.
599
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C-1265 de 2005 C-247 de 1995 T-552 de 2005 T-1322 de 2000
C-244 de 1996 C-319 de 1994 T-1031 de 2001 T-135 de 2001
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C-776 de 2001 C-215 de 1999. T-426 de 1992. T-709 de 2010
C-488 de 1993 C-1076 de 2002 T-173 de 1993 T-668 de 1996
C-491 de 2007 C-491 de 1996 T-006 de 1992 T-084 de 1998
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C-102 de 2005 C-426 de 2002 T-236 de 1993 T-848 de 2002
C-037 de 2000 C-539 de 1999 T-275 de 1993 T-572 de 1994
C-046 de 2006 C-778 de 2003 T-004 de 1995 T-611 de 1992
C-095 de 2003 C-374 de 2002 T-215 de 1996 T-563 de 1993
C-040 de 2002 C-430 de 2000 T-321 de 1996 T-102 de 1993
608
T-611 de 1992 T-543 de 1994
T-563 de 1993 T-294 de 1997
T-303 de 1998 T-172 de 1998
T-729 de 2002 T-1126 de 2002
T-422 de 1992 T-929 de 2003
T-965 de 2004 T-433 de 1998
T-475 de 1992 T-561 de 2005
T-731 de 1998 T-669 de 1996
T-546 de 1995 T-784 de 2000
T-774 de 2001
T-162 de 1998
T-1126 de 2002
T-021 de 1998
T-1126 de 2002.
T-21 de 1998
T-021 de 1998
T-033 de 2002
T-365 de 1998
T-172 de 1998
T-469 de 1998
T-240 de 1998
T-242 de 1993
T-172 de 1998
T-1175 de 2000
T-304 de 1994
T-1175 de 2000
T-466 de 2004
T-079 de 1998
T-377 de 2000
T-219, T-249, T-
476, T-1006 y T-
1160A de 2001
T-134 de 1996
T-630-2002
T-1126 de 2002.
T-134 de 1996
T-614 de 1995
T-521-1996
T-036 de 1997
T-118 de 1998
T-1322 de 2000
T-135 de 2001
T-967 de 2004
T-304 de 1994
609
Jurisprudencia del Consejo de Estado colombiano:
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo. Exp. No. I.J. 001
de 1998. Sentencia de agosto 25.C.P. Dr. Jesús María Carrillo Ballesteros.
610
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera,
sentencia de 4 de abril de 2.002. M.P. Dra. María Elena Giraldo Gómez. Exp. No.
13.606.
611
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera.
Sentencia de enero 26 de 1976. C.P. Dr. Carlos Galindo Pinilla.
612
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Abril
24 de 2008. C.P. Dr. Enrique Gil Botero. Exp. No. 17.062.
613
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Primera.
Sentencia de septiembre 11 de 1995. M.P. Dra. Nubia González Cerón.
614
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, Sentencia de
julio 16 de 2002. No. I.J. No. 029.
615
Consejo de Estado, Sala Plena de lo Contencioso Administrativo, sent. I. J. 030 de
marzo 4 de 2003. M.P. Manuel Santiago Urueta Ayola. Exp. 5683.
Consejo de Estado, sentencia de mayo 7 de 1915. C.P. Dr. Adriano Muñoz. Actor:
Antonio José Cadavid. Tomo I Año I.
Consejo de Estado, sentencia de julio 13 de 1938. C.P. Dr. Elías Abad Mesa.
Actor: Alfonso Uribe Misas. Anales del Consejo de Estado, T. XXXIV, pp. 636 a
645.
616
Consejo de Estado, auto de marzo 29 de 1955. C.P. Dr. Idelfonso Méndez. Actor:
Antonio Hermes Luján. Anales del Consejo de Estado, T. LX No. 377 a 381, pp.
467 a 469.
617
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Cuarta.
Sentencia de febrero 5 de 1999. M.P. Julio Enrique Correa Restrepo. Exp. No.
ACU-560.
618
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de 13 de mayo de 2004. M.P. Dr. Ricardo Hoyos Duque. Exp. No. AG-
226-01.
619
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de agosto 28 de 2014. M.P. Dra. Stella Conto Díaz del Castillo. Exp. No.
28.804.
620
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de 7 de septiembre de 2015. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio
Gamboa. Exp. No. 52892.
621
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de septiembre 18 de 2003.. M.P. Dr. Ramiro Saavedra Becerra. Exp.
15.119.
622
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera.
Sentencia de Agosto 28 de 2014. M.P. Dr. Jaime Orlando Santofimio Gamboa.
Exp. No. 26.251
623
C. de E., Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera. Sentencia de
agosto 29 de 2007. M.P. Dra. Ruth Stella Correa Palacio. Exp. No. 15.494.
624
Consejo de Estado, Sala de Consulta y del Servicio Civil, concepto de febrero 20
de 1986. C.P.: Humberto Mora Osejo.
Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil, concepto No. 795 de marzo
19 de 1996. M.P. Luis Camilo Osorio.
Consejo de Estado, Sala de Consulta y Servicio Civil. Concepto No. 047-00 del 7
de junio de 2007. C.P. Dr. Enrique José Arboleda Perdomo.
625
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Laboral. Sentencia de julio 2 de
2008. Exp. No. 31.566.
626
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso masacre de Pueblo Bello
contra Colombia. Sentencia de 31 de enero de 2006.
Algunos Instrumentos:
627
OEA en su noveno período de sesiones, celebrado en La Paz, Bolivia, octubre de
1979.
Otros:
628