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--- En la ciudad de Trelew, a los 28 días de febrero del año dos mil catorce, se

reúne la Sala “A” de la Cámara de Apelaciones, con la Presidencia del Dr. Carlos
A. Velázquez y presencia del Sr. Juez del Cuerpo Dr. Marcelo J. López Mesa para
celebrar acuerdo y dictar sentencia definitiva en los autos caratulados:
“BARBICH, C. A. y otras c/ BELTRAN, D. O. s/ Daños y Perjuicios” (Expte.
761 - Año 2013 CAT) venidos en apelación. Los Sres. Magistrados resolvieron
plantear las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿Se ajusta a derecho la sentencia
apelada?, y SEGUNDA: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? y expedirse
en orden al sorteo practicado a fs. 554. --------------
--- A LA PRIMERA CUESTIÓN, el Sr. Juez de Cámara, Doctor Marcelo López
Mesa, dijo: -----------------------------------------------------------------------------------------------------
--- Que a fs. 463/482 y vta. el juez de primera instancia dictó sentencia haciendo
lugar a la demanda entablada por los Sres. C. A. BARBICH, J. I. PEREYRA y S. B.
ORTEGA, esta última por sí y en representación de su hija menor, ..., contra el Sr.
D. O. BELTRÁN, condenando a éste y a la citada en garantía Caja de Seguros
S.A. a abonar la suma de $ 108.465,84 a C. A. BARBICH; $ 155.397,52 a J. I.
PEREYRA; $195.234,01 a S. I. BARBICH; y $ 125.814,58 a S. B. ORTEGA, en
todos los casos con más los intereses desde la fecha del siniestro y a la tasa fijada
por el Banco Provincial para las operaciones comunes de descuento de
documentos. Se impusieron las costas al demandado vencido y se regularon
honorarios a los profesionales actuantes.--------------------------------------------------------------
--- Que a fs. 484 se presenta el Dr. G. A. B., letrado apoderado de la citada en
garantía y apela la sentencia y los honorarios regulados por altos; y a fs. 485 se
presenta la parte demandada, con el patrocinio letrado del Dr. B. apelando
también la mencionada sentencia y la regulación de honorarios por altos. Dichos
recursos son concedidos a fs. 486. A fs. 487 apela el actor la sentencia definitiva,
recurso que es concedido a fs. 488.---------------------------------------------------------------------
--- Antes de ingresar al análisis de las expresiones de agravios, habré de dejar
constancia que, toda vez que las presentadas a fs. 497/512 por la citada en
garantía, y a fs. 513/528 por el demandado son del mismo tenor, es decir,
idénticas, haré sólo un síntesis de ambas de manera conjunta, ello en honor a la
celeridad procesal.-------------------------------------------------------------------------------------------
--- Como primer agravio entiende que el juez a quo ha hecho una errónea
adjudicación de la responsabilidad en el evento al demandado, omitiendo aplicar la
normativa vial, a consecuencia de una mala interpretación de la prueba rendida en
autos. Reseña que en la sentencia atacada se considera que, al haberse hecho
lugar en sede penal al pedido del demandado de suspender el juicio a prueba en
el marco de los arts. 76bis y 76ter del Código Penal, se harán inaplicables las
reglas de prejudicialidad del art. 1101 y 1102 del Código Civil, pero que asimismo
se contradice por cuanto el juez de instancia anterior por cuanto entiende que
habiendo sido aceptada la probation, se tuvo como presupuesto básico la
existencia de suficientes elementos de convicción sobre la materialidad del hecho
calificado como delito, como así también la atribución de ese hecho al imputado,
hoy demandado en autos. Solicita se revoque la sentencia en el sentido de que la
probation decretada a favor del demandado no obsta que se efectúe el análisis de
los presupuestos de la responsabilidad civil y evaluar la eximente invocada en
autos, sin que dicha probation constituya prejudicialidad alguna. Cita
jurisprudencia. Continua agraviándose en el sentido de que el sentenciante de
grado inferior equivoca el análisis en cuanto entiende que por el hecho de que el
hoy demandado se ha beneficiado por la probation, en sede civil sólo puede
admitirse culpa concurrente de la víctima y no eximir totalmente de
responsabilidad a aquel. Solicita se revoque la sentencia en el sentido de atribuir
toda la responsabilidad del evento dañoso al damnificado directo. Seguidamente, y
en conexión con este agravio, se agravia en la errónea apreciación de las pruebas
en las que apoya el a quo sus fundamentos para atribuir totalmente la
responsabilidad en el evento dañoso al demandado. Dice, que no se ha analizado
bajo el tamiz de la sana crítica todas las pruebas conducentes, y que además, se
basó el juez en “el resto de las constancias arrimadas a estos actuados”, sin
puntualizar correctamente de donde surge la responsabilidad del demandado, y
que exclusivamente tuvo apoyatura doctrinaria en este tópico, tornando la
sentencia recurrida en este punto en falta de motivación suficiente. Continua
diciendo que a más que el evento se juzgue en base al art. 1113, 2º parr. 2º parte
del Cód. Civ., deben tenerse en cuenta las pruebas de autos que determinan que
el único responsable del evento dañoso fue la víctima, que conducía por la ruta
(zona asfaltada) de manera desaprensiva junto a otro ciclista, violando normas de
ecuación vial que aconsejan lo contrario. Menciona doctrina que indica que los
ciclistas deben circular siempre uno detrás de otro -de uno en fondo- y no en
paralelo como sucedió en el hecho dañoso analizado en autos. Sigue diciendo que
la bicicleta es una cosa riesgosa, por requerir equilibrio para circular y es frágil al
carecer de carrocería, dejando expuesto el cuerpo del conductor. Que, además de
no respetar las normas antes mencionadas, tampoco tenía la bicicleta elementos
reflectantes exigidos por el art. 40 bis Ley 24.449. Entiende que la prohibición de
circulación de vehículos propulsados por el conductor -entre otros- en autopistas
que surge del art. 46 inc. B) de la ley vial, debe hacerse extensiva también a la
circulación en rutas. Es decir, según su criterio, la conducta del Sr. Barbich
intervino causalmente en el evento conduciendo con peligrosidad y negligencia,
desentendiéndose de las reglas viales especificas, en cuanto a lugar y forma de
circulación; cita doctrina y jurisprudencia que avala sus dichos. Hace hincapié en
que de los testimonios obrantes en la causa penal (RIVEROS y RATTI VIÑA) no
surge el lugar por donde circulaban los ciclistas, es decir, si por la banquina o por
la cinta asfáltica; ello sumado a lo manifestado por RATTI VIÑA en el sentido de
que no vio realizar maniobra extraña alguna al rodado del demandado (la testigo
circulaba detrás del demandado), llevan a afirmar que el juez a quo no tuvo en
cuenta estas probanzas y entendió que el demandado ingresó a la banquina y allí
embistió a la víctima. Por último en la cuestión referida a las probanzas, indica que
de las fotografías y el croquis obrantes en la causa penal se desprende que en el
límite de la capa asfáltica de la ruta hay un borde hacia la banquina “asfaltado” de
unos 10 cms. de ancho y luego una zona de banquina con riego asfáltico de 1 a
1,2 metros de ancho, y luego una banquina de 2,5 mts. de ripio consolidado, y
dice, que en el hipotético caso de que los ciclistas circulasen por la zona de riego
asfáltico (no hay pruebas de ello), debido al escaso ancho del mismo, el que
circulaba del lado de la ruta lo debía hacer sobre la cinta asfáltica, y también se
descarta que hayan circulado por la zona de ripio debido a que las características
de las bicicletas lo impiden. Solicita se revoque la sentencia atribuyendo la
responsabilidad total en el infortunio a la victima por su culpa, y en subsidio se
determine mayor grado de concausalidad en el evento por circular en un lugar
riesgoso sin las condiciones legales debidas. Cita jurisprudencia. En segundo
lugar se agravia por los montos resarcitorios determinados y los ingredientes de la
fórmula matemática empleada para determinarlos. Respecto del daño patrimonial
se agravia por el hecho de que el juez a quo, para determinarlo utilizo la fórmula
matemático financiera “Moore-Bernasconi”, contradiciendo el criterio de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación que tiene dicho que la vida humana no tiene
valor económico per se sino en cuanto producía o podía producir y que para su
justipreciación no han de aplicarse fórmulas matemáticas, sino que es menester
computar las circunstancias particulares de la víctima y los damnificados, tales
como: edad, grado de parentesco, profesión, posición económica, expectativa de
vida, etc. Manifiesta que debe rechazarse dicha manera de cuantificar el daño
patrimonial. Subsidiariamente en caso de mantenerse la aplicación de tal fórmula,
hace un análisis del agravio de cada beneficiario en particular. Respecto de los
progenitores Pereyra y Barbich, dice que el a quo yerra en las edades mínimas y
máximas empleadas para cuantificar la pérdida de chance de ayuda económica,
toda vez que emplea 62 años como edad jubilatoria para el hombre y no 65 años
conforme surge del art. 19, inc. a ley 24241, aplicando dicho inc. erróneamente a
la madre. Además no se explica porque motivo utiliza los 62 años para acceder a
la jubilación que surge de la ley provincial XVIII Nº 32. art. 31, inc. a, aplicable a
los empleados públicos, y no la de la ley nacional, siendo que el Sr. C. A.
BARBICH, es ajeno a esta normativa. Por tanto, deberían tomarse como edades
mínimas la de 60 años a la mujer y 62 al hombre. En cuanto a la expectativa de
vida, dice que yerra el juez al utilizar los datos del INDEC, esto es 78 para la mujer
y 71 para el hombre, por cuanto de la Sentencia de fecha 30/07/12 dictada por la
Sala B de esta Cámara en el expediente 73, publicada en elDial AA79EB, en esta
Provincia la edad promedio para quienes la habitan es de 69 años, y nada hace
suponer que de 2012 a la fecha se haya incrementado el promedio de vida. Por
ello el período indemnizable a tomar en cuenta para cuantificar el daño patrimonial
es de 9 años a la madre (69 edad promedio de vida - 60 edad jubilatoria) y de 4
años al padre (69 promedio de vida - 65 edad jubilatoria). También se agravia por
cuanto el juez de grado inferior toma como porcentaje de ingresos que la victima
destinaba a su satisfacción personal un 30%, quedando el 70% restante para
satisfacer las necesidades del grupo familiar, 20% a los padres, 35% a su hija y
15% a su concubina. Entiende que, según lo sentenciado la victima habría
sostenido económicamente por algunos años a sus padres, su hija su concubina,
por lo que sólo tendría para sí un 30% de sus ingresos, lo que es absurdo en estos
días para una persona de 32 años. Vuelve a citar el fallo de la Sala B de esta
Cámara en donde se determinó que la parte disponible para la persona fallecida
era de un 50% de sus ingresos, solicitando así se determine en autos, quedando
el 50% restante en un 10% a los padres, y el 40% excedente dividirse entre la hija
y quien alega ser concubina. Cita la referida jurisprudencia y doctrina en la
materia. Continua con su agravio en tanto en la sentencia atacada se utiliza en la
mentada formula matemático-financiera una tasa de interés puro del 6% anual,
siendo ésta el interés de la amortización, o “tasa de descuento”, no explicándose
en la misma porque se utiliza dicho valor y no un 8% o 10% anual. Luego de
explicar que se entiende por tasa de descuento dice, que debería utilizarse una del
8% anual, que es la que utilizan para el cálculo varias Salas de la CNCiv, o en su
defecto una del 9,13% anual que es igual al rinde en pesos de un Bono Argentino,
mencionando entre otros al Boden 2014. Solicita se revoque la sentencia en este
sentido y se aplique una tasa del 8% o en su defecto 9,13% anual. Otro punto de
agravio es el referido a la base remuneratoria que se toma en cuenta para la
cuantificación. Entiende que yerra el a quo por cuanto toma como Salario Mínimo
Vital y Móvil el publicado en Septiembre de 2012 ($ 2875) mediante Resolución Nº
02/45 del Consejo Nacional de Empleo, la Productividad y el Salario., arrojando
ingresos anuales por $ 34.500, cuando en realidad debería tomarse como
S.M.V.M. el publicado a la fecha de acaecido el siniestro, es decir, 10 de agosto
de 2009 ($ 1400), conforme Resolución Nº 2 del mencionado Consejo, todo ello a
fin de evitar un enriquecimiento sin causa de los actores, máxime teniendo en
cuenta que además a aquellas sumas ($ 34.500) se le aplican intereses
moratorios desde el día del evento luctuoso. Solicita se revoque también en este
sentido la sentencia tomándose como SMVM para la base regulatoria el vigente al
momento del hecho dañoso, es decir, $ 1400. Así, aplicando a la formula
matemático financiera empleada en autos, con los valores modificados, concluye
en que la indemnización por daño patrimonial a cada uno de los actores es la
siguiente: Para la Sra. J. I. PEREYRA $ 5.247,38 (Renta Anual $ 840, Tasa de
Interés 8% anual, 9 años de ayuda); para el Sr. C. A. BARBICH $ 2.782,18 (Renta
Anual $ 840, Tasa de Interés 8% anual, 4 años de ayuda); para la hija, S. I.
BARBICH $ 35.980,37 (Renta Anual $ 5040, Tasa de Interés 8% anual, 11 años
de ayuda); y para la Sra. S. B. ORTEGA, sin perjuicio de manifestar que no se ha
probado en autos la relación concubinaria, $ 9.654, 37 (Renta Anual $ 1.680, Tasa
de Interés 8% anual, 8 años de ayuda), solicitando así se resuelva. En tercer lugar
se agravia al haberse otorgado indemnización por daño moral a la Sra. S. B.
ORTEGA, toda vez que entiende no se ha probado en autos la relación de
concubinato que unía a la mencionada con la víctima. Y además, dice, si bien
reconoce la facultad del juez de declarar de oficio la inconstitucionalidad de un art.
del Cód. Civ., en el caso particular el 1078, y que el a quo lo hizo basándose en un
pronunciamiento de la Sala B de esta Cámara, omite el mismo otro
pronunciamiento de la Sala A de la misma Cámara, que mantiene la
constitucionalidad del mentado art. 1078. Solicita se rechace la indemnización por
daño moral a la Sra. ORTEGA y se mantenga la constitucionalidad del art. 1078.
Cita jurisprudencia. Se agravia también en que para cuantificar las sumas
indemnizatorias, el juez de instancia inferior contemple la “realidad económica
actual”, lo que atenta, según sus dichos, contra el art. 4 ley 25.561 de Emergencia
Económica, que mantiene los art. 7 y 10 Ley 23.928 que prohíben la
repotenciación e indexación de todo capital, además de aplicar interese a “tasa
activa” desde el día del hecho, repotenciando dos veces el monto resarcitorio por
este rubro. Solicita se aplique tasa de interés puro desde el día del hecho.
Finalmente dice que debe reducirse el monto otorgado en este rubro, toda vez que
el mismo excede en creces el otorgado por daño patrimonial, sin perjuicio de que
ello no sea óbice, pero que debe estarse para la cuantificación a lo resuelto en un
fallo de la Sala A de esta Cámara en los autos “Fernández” en fecha 03/02/11
-fallo publicado en LLPatagonia 2011, abril- donde se indemnizo por la muerte de
un padre y esposo la suma de $ 100.000 para los 3 actores (esposa y dos hijos).
Seguidamente se agravia de la imposición de intereses moratorios a todos los
rubros indemnizatorios a contar desde el día de acaecimiento del hecho dañoso.
Dice, citando un fallo del TSCórdoba, que al aplicar fórmulas matemático-
financieras para determinar las indemnizaciones, y como en dichas fórmulas se
utiliza la tasa de interés pura, que mantiene la moneda constante, la tasa de
interés moratoria se aplica desde el día que fija la sentencia para el pago de la
obligación y no desde el hecho dañoso, solicitando se revoque el fallo en tal
sentido aplicando el interés moratorio desde el día que fije la sentencia y no desde
el evento que dio origen a la presente litis. Solicita también que la tasa de interés a
aplicar sea la pasiva del Banco Central de la República Argentina, utilizada por la
CSJN, por ser la tasa aplicada (activa del Banco del Chubut) más elevada del
promedio de plaza local, y en subsidio se aplique la tasa pasiva del Banco de la
Nación Argentina, conforme ya lo ha aceptado la Sala A de esta Cámara de
Apelaciones en los autos “Calderón” (expte. 202 - año 2005) en el año 2012. Cita
doctrina y jurisprudencia, la mencionada y del STJ CHUBUT que avalan su
postura. Referente a que la condena en costas se agravia en cuanto fueron
impuestas a su parte en totalidad, cuando es criterio imperante -cita jurisprudencia
de la Sala A de esta Cámara-, siguiendo el marco normativo del art. 505 Cód. Civ.
que se fijaran de acuerdo al resultado ganancioso y perdidoso de las peticiones
del actor, como el caso de autos, en donde los reclamantes no lograron alcanzar
las sumas peticionadas en la demanda, debiendo estar su imposición en función
de la condena de autos. Como último agravio indica que el juez a quo hizo caso
omiso en la sentencia a la solicitud efectuada al responder la demanda a fs. 57/66
de que de las sumas que se determinen en autos como indemnización se
deduzcan los montos percibidos por parte de la Aseguradora de Riesgos del
Trabajo, solicitando sean compensadas dichas sumas en la Alzada a fin de evitar
un enriquecimiento sin causa por parte de los actores. Finalmente mantiene la
reserva del Caso Federal, se rechace la demanda, con costas y en subsidio se
atribuya mayor responsabilidad a la víctima, se reduzcan los montos
indemnizatorios, con intereses como se pide, se rechace el daño patrimonial y
moral de la Sra. ORTEGA, se adecuen las costas y se disponga la compensación
de las sumas percibidas por la ART.
--- A fs. 534/542 y 543/551 se presenta la parte actora contestando las
expresiones de agravios tanto del demandado como de la citada en garantía.--------------
--- Así como los análisis de las expresiones de agravios, se hicieron en una sola
síntesis de manera conjunta, siendo las contestaciones de agravios idénticas entre
si, en honor a la celeridad procesal, se analizarán ambas en un solo momento.------------
--- Al primer agravio, esto es, errónea adjudicación de la responsabilidad en el
evento del demando y la omisión de la aplicación de la normativa vial, responde
diciendo que es una mera insatisfacción del apelante y no una crítica concreta y
razonada. Se explica manifestando que no existe en la causa elemento de prueba
alguno por el que se demuestre que tanto BARBICH como su compañero
circulaban por la cinta asfáltica al momento de ser embestido, por el contrario, de
la pericia accidentológica realizada en sede penal, incorporada a estos autos,
surge que ambos ciclistas circulaban por la banquina, siendo embestida la víctima
en dicho sitio por el conductor del automóvil y a una velocidad prohibida de
circulación. Continua diciendo que de la Pericia Accidentológica Nº 513/09
efectuada en sede penal se desprende que los ciclistas circulaban en fila y no en
paralelo como hace suponer el apelante, encontrándose circulando la bicicleta de
BARBICH a 0.8 metros a la derecha de la línea blanca, invadiendo así el vehículo
el riego asfáltico. Indica también que el apelante ofreció prueba pericial
accidentológica en sede civil, y pese a ser designado perito según constancia de
fs. 425, 2º párrafo, el que fue notificado a fs. 435/vta., se decretó la caducidad de
la misma por no haberse el perito designado presentado a aceptar el cargo.
Respecto al encuadre normativo efectuado por el a quo bajo el art. 1113 para
endilgar responsabilidad al demando, dice que nada hay que reprochar. Nada
tiene que analizar el juez de grado inferior sobre la culpabilidad de la victima que
provocara la ruptura del nexo causal que exima de responsabilidad al hoy
demando, pues a tenor de la pericia accidentológica efectuada en sede penal claro
está que ninguna culpa cabe endilgar al Sr. BARBICH en la producción del evento
luctuoso. Además, indica que el juez a quo hace un correcto análisis de los efectos
de la suspensión del juicio a prueba -previa explicación de cómo funciona el
instituto, pues para que proceda dicha petición por parte del acusado en sede
penal, debe tenerse por determinada la existencia del hecho como su atribución al
imputado, y que en caso de ser rechazada esta vía por el damnificado, el mismo
tiene, en caso de no aceptar la reparación ofrecida, habilitada la vía de la acción
civil. Cita doctrina en materia civil y penal. Respondiendo al segundo agravio
respecto de los montos resarcitorios determinados y los ingredientes de la fórmula
matemática dice en primer lugar que la edad jubilatoria del padre del Sr.
BARBICH, Sr. Carlos BARBICH utilizada como parámetro mínimo de comienzo del
lapso indemnizable es la de 62 años indicada por la Ley Provincial Nº XVII Nº 31,
art. 31, inc. a que así la establece para los empleados públicos, y que existen
suficientes constancias en el beneficio de litigar sin gastos que demuestran que
éste resulta ser empleado del Estado provincial, constancias que no han sido
rebatidas oportunamente por el demando, por lo que la edad de jubilación de 62
años ha sido bien aplicada. Respecto de la edad utilizada como tope para el lapso
indemnizatorio, 71 años para los varones y 78 para las mujeres, dice que no son
errados, por ser los que suministra el INDEC, información que es brindada por el
mencionado organismo nacional de estadísticas a través de la página oficial
http://www.mecon.gov.arpeconomica/dnper/fichas_provinciales/Chubut.pdf. En
cuanto a la porción de ingresos que la victima utilizaba para sí, entiende que el
30% es justo, máxime teniendo en cuenta que su familia, a quienes podría haber
prodigado ayuda, es de condición socio-económica media-baja, conforme surge
de la prueba que se produjo en el beneficio de litigar sin gastos. Del uso de un
interés puro del 6% anual sólo se limita a decir que el mismo es usado como
componente de la formula matemático-financiera a fines de cuantificar el monto
resarcitorio y que de ninguna manera su uso implica una acumulación o
superposición con el interés moratorio devengado, y hace una semblanza de la
diferencia entre ambos tipos de interés. Cita doctrina. Del agravio referido al
modulo de referencia del Salario Mínimo, Vital y Móvil que toma el a quo para
cuantificar el daño dice que bien utilizado está, ya que de utilizar el
correspondiente a la fecha del evento luctuoso como pretende el apelante, éste se
encontraría muy desactualizado a los valores actuales, es decir, al utilizado, en fin,
no configura esta critica un agravio. Respecto de la relación concubinaria entre la
víctima y la Sra. ORTEGA, la que el apelante entiende no se ha probado en autos,
dice que con las actuaciones obrantes a fs. 5 y 6 de autos se prueba el vínculo
paterno y materno con la menor Sonia Inés y la unión de hecho desde el año 1998
entre ambos, respectivamente; asimismo quedo demostrado en autos que la Sra.
ORTEGA convive con la hija de ella y el causante en la casa que éste había
adquirido. Sigue su contestación de agravios respecto de la indemnización por
daño moral concedida a la concubina, diciendo que el pretendido agravio no ha
sido tal, por no ser el mismo una crítica concreta y razonada de la porción del fallo
correspondiente, solicitando se declare la deserción parcial del recurso en este
punto. Sin perjuicio de ello deja sentado que resulta ilógico conceder
indemnización por daño patrimonial a la concubina y no hacerlo por daño moral,
por lo que la declaración de inconstitucionalidad del art. 1078 en este caso es
conducente. Al tercer agravio, los intereses moratorios responde que la aplicación
de intereses a la indemnización por daño moral lo es desde el día del evento que
lo causó, ya que los padecimientos se sufren desde ese momento, lo que no obsta
a la aplicación de aquellos desde ese momento, lo que es una cuestión de lógica
jurídica y legal, agrega. Respecto del tipo de tasa de interés utilizada para la
indemnización por rubro daño moral, dice que es facultad del juez, por manda del
art. 622 del Cód. Civ. decidir qué tipo de interés aplicar siempre que la ley no lo
imponga, y nuestros Tribunales desde un fallo en la causa 11.352 SDL Nº 194/94,
dispuso que se aplique la tasa de interés activa que percibe el Banco del Chubut
S.A. para sus operaciones de descuentos, siendo dicha entidad agente financiero
de la provincia, encontrándose la tasa utilizada en concordancia con el mercado
local de capitales. Además, dice que el acreedor judicial no es un simple inversor y
que del juego armónico de los arts. 505, 508, 509, 519, 622, 1068 y 1069 del Cód.
Civ. se presume la circunstancia de que quien se ve imposibilitado de utilizar su
dinero por ser retenido por el deudor debe solicitar auxilio financiero a terceros,
sometiéndose al tipo de interés activo. Por ello si se hiciera lugar a lo solicitado por
la parte demandada, esto es, aplicar tasa pasiva, ésta estaría pagando un interés
menor al que pagó quien debió recurrir a créditos de terceros, y por ende se
enriquecería sin causa. Cita doctrina y jurisprudencia de esta Sala. En cuanto al
agravio por la imposición de costas, manifiesta que es jurisprudencia pacifica de
que las mismas forman parte de la reparación en los juicios de indemnización por
daños y que no quita al demandado su calidad de vencido el hecho de que la
pretensión prospere por un monto menor al peticionado, máxime, como en el caso
de autos en que no ha sido rechazado ningún rubro de los reclamados, sino
solamente se disminuyeron sensiblemente las sumas, en tanto dependían de la
estimación del juzgador. Cita jurisprudencia. Al último agravio Deducción de pagos
por ART responde que la parte demandada no ha solicitado en la anterior
instancia producción de prueba, ni ha aportado nada que determine que los
actores percibieron tal suma por alguna ART por el mismo hecho y daños
reclamados en autos. Finalmente solicita se confirme la sentencia de primera
instancia, rechazando los agravios con imposición de costas.-----------------------------------
--- A fs. 530/532 la parte actora se presenta y expresa agravios, los que no fueron
contestados por la contraria.-------------------------------------------------------------------------------
--- Se agravia en el valor de referencia utilizado para cuantificar los ingresos del
Sr. BARBICH, esto es el Salario Mínimo, Vital y Móvil establecido por la Res. 2/12
del Consejo Nacional de Empleo, la Productividad y el Salario de fecha 30/9/12 ($
2.875) por no encontrarse vigente el mismo a la fecha del dictado de la sentencia
atacada, siendo el que se debe utilizar el establecido por Res 4/13 del mismo
órgano de fecha 29/07/13 que lo elevó a $ 3.300, suma a la que se le debe
adicionar el coeficiente de 1.20 por zona establecido en el art. 1º ley 18.883, toda
vez que se ha omitido en la sentencia. Cita jurisprudencia de la Sala B de esta
Cámara y del Superior Tribunal de Justicia en apoyatura de que se debe aplicar el
SMVM vigente al momento del dictado de la sentencia. Hace los cálculos
matemáticos con el valor de referencia actualizado más el coeficiente por zona y
arriba a una suma de $ 3.960 de ingresos mensuales, y, dice que a los efectos de
anualizar la renta debe adicionársele un sueldo más, dos medio aguinaldo,
arrojando un ingreso anual de $ 51.480. Finalmente solicita se modifiquen en más
las sumas otorgadas, conforme lo expresado, quedando las mismas como sigue:
J. I. PEREYRA $ 100.843,50, C. BARBICH $ 33.614,50, S. BARBICH $
136.421,47 y S. ORTEGA $ 58.466,34, solicitando se revoque en tal sentido el
fallo apelado con imposición de costas.---------------------------------------------------------------
--- Ingresando al tratamiento de las cuestiones traídas a resolución de esta Sala,
razones metodológicas aconsejan expedirse inicialmente sobre los diversos
agravios del recurso de la accionada y citada en garantía; ello ya que, de
prosperar alguno de éstos embates, el recurso de la actora podría quedar en
falsete, lo que corresponde evitar.-----------------------------------------------------------------
--- Adentrándonos en el recurso del accionado y de la citada en garantía
-sustancialmente iguales- es dable indicar liminarmente que varios de los
argumentos defensistas del accionado y citada y varios de sus agravios avanzan
mucho más allá de lo planteado por esas partes en su contestación de demanda
(cfr. fs. 57/66vta., pretendiendo introducir nuevos argumentos, capítulos enteros y
defensas antes no esgrimidas que, de admitirse, darían lugar a la renovación del
debate en la causa, lo que es inviable.-----------------------------------------------------------
--- Tales nuevas alegaciones resultan inaudibles en esta instancia, a tenor de lo
dispuesto por el art. 280 CPCyC, conforme seguidamente se verá.----------------------
--- Sea o no cierto lo alegado por la accionada y citada en garantía ex novo en
alzada, lo indudable es que ello resulta inaudible en esta instancia, dado que tales
tópicos no fueron planteados en los escritos constitutivos de la litis, en la faz
postulatoria del proceso, por lo que ellos no han sido introducidos a la liza en
tiempo propio, motivo por el cual no pueden ser tomado en cuenta en esta etapa,
a mérito de lo dispuesto por el art. 280 CPCyC. ----------------------------------------------
--- Esta norma edicta: "El tribunal no podrá fallar sobre capítulos no propuestos a
la decisión del juez de primera instancia. No obstante, deberá resolver sobre los
intereses y daños y perjuicios, u otras cuestiones derivadas de hechos posteriores
a la sentencia de primera instancia".--------------------------------------------------------------
--- A tenor de esta regla, es indudable que la expresión de agravios no es la
oportunidad procesal para introducir nuevos capítulos a debate en el proceso. La
renovación del debate procesal en alzada, a partir de la libre introducción de
aspectos antes silenciados u omitidos, implica una segunda oportunidad -irregular
e inviable- de planteamiento de cuestiones, que no fueron ventiladas en el grado y
que no fueron resueltas por el juez. Admitir esta forma de conducir los pleitos
implicaría quitar de ellos toda garantía, toda previsibilidad, todo orden, pues el
debate podría renovarse constantemente, con grave detrimento de la seguridad
jurídica y del derecho de defensa en juicio de los derechos de la parte contraria a
la que “innova”. --------------------------------
--- La apelante parece haber obviado los alcances y mandatos del citado art. 280
CPCC Chubut, dado que pone a consideración de este Tribunal de alzada
extremos de hecho que no fueron planteados a la consideración del Sr. Juez de
grado, como surge de la rápida lectura de los escritos constitutivos del proceso
(cfr. fs. 57/66vta.), lo que basta para marginar del debate en alzada a los
siguientes aspectos planteados en la apelación: legitimación activa de la
concubina para reclamar daño moral, inaplicabilidad de la fórmula matemática,
para la determinación del daño patrimonial sufrido por los reclamantes, los datos
concretos que pretende introducirse en la fórmula matemática (tasa de interés
diferente al 6%, edad jubilatoria de la víctima aplicable, etc.). --------------
--- Estos aspectos no fueron motivo de planteamiento oportuno y suficiente al juez
de grado y, por ende, con razón sustancial o sin ella, estos tópicos están
marginados del debate en la alzada, como que entrar a su conocimiento implicaría
violar el principio de congruencia, la garantía de debido proceso y defensa en
juicio de los actores, que no pudieron alegar a su respecto, y la manda del art. 280
CPCC. ----------------------------------
--- Esta Sala, con fecha 26/3/09, in re "Campton de Willock, D. E. c/ Centro de
Ojos y M. TRELEW y otros s/ Daños y Perjuicios" (Expte. Nº 30 año: 2008) e in re
"SAGASTA, Guillermo c/ Instituto de Ortopedia y Traumatología S.A. s/ Cobro de
Pesos" (Expte Nº 23- 2009 (C.A.N.E) y a través de sendos votos de mi autoría,
dejó sentado que por aplicación de lo dispuesto en el art. 277 CPCyC -hoy art. 280
CPCC, según Digesto- resulta inaudible el agravio, cuando el apelante pretende
hacer ingresar al ámbito de revisión de este tribunal hechos no alegados
idóneamente en la etapa postulatoria del proceso.- ------------------------------------------
--- Se agregó en ellos y en fallos anteriores de la Sala que no es lícito a este
cuerpo ocuparse de cuestiones no sometidas temporánea y debidamente a la
decisión del juez de grado, por impedírselo la expresa norma del art. 277 CPCyC
-hoy art. 280 CPCC, según Digesto-. En nuestro sistema procesal, caracterizado
por el escalonamiento de etapas preclusivas, la primera limitación impuesta a las
potestades del tribunal de alzada viene dada por la relación procesal trabada con
la demanda y su contestación. Juegan en ello principios liminares que hacen, de
un lado, al derecho de defensa en juicio y la igualdad de las partes, evitando
sorpresas causídicas y efectivizando el orden en la tramitación de los procesos;
del otro, a la esencia misma del régimen de la doble instancia, porque en el
sistema escriturario la apelación no configura un nuevo juicio que posibilite a las
partes la incorporen de nuevas pretensiones y oposiciones. También en este
grado rige el principio de congruencia, pauta general consagrada para todo el
proceso, y, por lo tanto, las cuestiones que no han sido materia del litigio, porque
en la demanda y su contestación no fueron introducidas, no pueden ya ser
incorporadas en la alzada, ante la que resulta inadmisible la ampliación de un
debate cuya continencia quedó fijada al trabarse la litis (arts. 271 últ. párr., 277
CPCyC). --------------------------------
--- De tal modo, la expresión de agravios no es una pieza procesal que otorgue a
una parte la ocasión de modificar la demanda o su responde con la proposición de
nuevos capítulos no introducidos en la etapa postulatoria del proceso. ----------------
--- Ello así, en caso de entrar a tratar tal agravio de la apelante, esta alzada estaría
violando abiertamente el art. 280 CPCyC y el sistema de asignación de jurisdicción
y competencia en que reposa. Ello resulta inadmisible. -------------------------------------
--- Ello basta para rechazar varios de los agravios de la accionada, que pretendían
hacer ingresar a la alzada tópicos que se encuentran allende los límites o
cuadrantes en que las partes delimitaron el proceso en su faz constitutiva. -----------
--- Es que, la eventual procedencia de alguno de los embates que las
codemandadas apelantes dirigen contra la sentencia de grado, incluso con cita de
votos de mi autoría, no puede esconder a la vista la inadmisibilidad de tales
argumentos, debido a su falta de introducción temporánea y regular a la litis. Y es
sabido que sin admisibilidad no hay procedencia de una acción o recurso, pues la
procedencia recién se evalúa, cuando la vía intentada es admisible, lo que en este
caso no ocurre, por las razones dadas supra.-
--- En cuanto a los tres primeros agravios del demandado y la citada en garantía,
los mismos resultan inacogibles. Los dos primeros por falta de interés, que es un
requisito esencial de todo recurso, al atacar el apelante razonamientos del juez
que no le causan agravio. ---------------------------------------------------------------------------
--- Las apelantes cuestionan un párrafo del a quo en donde menciona la probation
solicitada por el codemandado Beltrán y descalifican la sentencia porque dicen
que la solicitud de probation no significa un reconocimiento de su responsabilidad
por parte del solicitante, cuestionando al juez en este aspecto. --------------------------
--- Vista la sentencia en su integridad y el recurso que contra ella se dirige,
encuentro que los dos primeros agravios son cuestionamientos miopes o
desesperados de una sentencia que no adolece de esos vicios que se le endilgan.
Porque es necesario decirlo, el a quo -más allá de algún párrafo suelto donde se la
menciona- no funda la condena de las codemandadas en la probation solicitada, ni
extrae de ella consecuencias concretas, sino que la causa se resuelve por
apreciación de la prueba colectada en el expediente penal agregado y en la
presente causa y de acuerdo a lo dispuesto por el art. 1113 CC y no por
prejudicialidad alguna. -----------------------------------
--- Lo que ocurre es que las codemandadas apelantes confunden o enmarañan el
terreno con argumentos enteramente inaplicables al caso, pretendiendo soslayar
que el hecho de que una probation se pida, se acuerde o desestime -lo que carece
de efectos prejudiciales en un expediente civil de reclamación resarcitoria- no
impide en modo alguno que el juez eche mano a las constancias de la causa penal
en que se formulara esa solicitud de suspensión del juicio a prueba. -------------------
--- Y eso es lo que ha hecho el magistrado de grado, evaluar la prueba colectada
en ese expediente, además de la que obra en autos, la que -con probation o sin
ella- es más que suficiente para asentar un juicio de reproche sobre la actuación
del codemandado Beltrán, al momento del evento dañoso, lo que lleva a
responsabilizarlo por el accidente en que perdiera la vida el Sr. Barbich. Todo lo
demás son palabras, opiniones, conjeturas de las codemandadas apelantes, las
que se efectúan en muchos casos en franca contradicción con constancias
obrantes en la causa. --------------------------------------
--- De tal modo, los dos primeros agravios adolecen de una levedad sustancial que
los torna inacogibles, lo que propongo al acuerdo se declare. ----------------------------
--- En cuanto al tercer agravio, relativo a la incidencia causal de la alegada culpa
de la víctima, tampoco puede ser acogido, dado que es un cuestionamiento
meramente nominal, de parecida levedad sustancial a los anteriores, el que no se
hace cargo de que la sentencia de grado ha aplicado con precisión la doctrina
legal vigente, sentada por esta Sala y que pretende hacerse fuerte en elementos
intrascendentes e improbados, que aparecen solamente en la versión fáctica dada
por esa parte, pero que no se encuentran acreditados en la litis, ni apoyados por
otras probanzas admisibles.----
--- Las codemandadas apelantes cuestionan la apreciación de la prueba realizada
por el juez, haciendo una serie de apreciaciones en su tercer agravio,
pretendiendo fundar en una serie de inferencias y datos sueltos -interpretados
además de una manera inadmisible, según una apreciación regular de tales
pruebas- tal evaluación probatoria y causal del juez. Se trata de una tentativa
inidónea. -------------------------------------------------
--- La base del cuestionamiento de las coaccionadas apelantes finca en intentar
rebatir la apreciación de la prueba efectuada por el juez en su decisorio de fs.
463/482vta.. Su memorial, más parece una contestación de un escrito de la parte
contraria, que la crítica concreta y razonada del decisorio de un juez;
ontológicamente más se asemeja a una contestación de demanda tardía que a un
recurso de apelación, que abre una segunda instancia revisora, que no puede ir
más allá de lo debatido en la anterior. --------------------
--- Frente a ello cabe consignar, dos extremos fundamentales: en primer lugar, en
multitud de fallos, a través de mi voto, esta Sala ha decidido que la apreciación de
la prueba efectuada por los jueces de grado constituye una decisión tomada por el
juzgador en el centro o núcleo mismo de sus facultades, que constituye el ámbito
de mayor discrecionalidad y legítimo arbitrio que le concede el ordenamiento, no
bastando impugnarlas sobre la base de una opinión distinta sino que debe
ensayarse, a su respecto, un ataque frontal, fundado en argumentos hábiles y
conducentes, que demuestren el desacierto manifiesto de la resolución (mi voto en
sentencias de esta Sala, del 12/11/08, in re “Larrain, Aldo c/ Salas, Ricardo s/
Cobro de pesos” (expte. 117, año 2008); ídem, 23/9/08, ARSICH, Sergio Alejandro
c/ SALINAS, Héctor y otro s/ cobro de pesos - laboral” (Expte. n° 22.806 - año:
2008, registrada bajo el Nº 59 de 2.008 - SDL; ídem, 21/8/08, “FIGUEROA, Mabel
c/ BERTUCCI, Oscar Héctor y Otros s/ Cobro de Haberes e Indem. de Ley”
(Expte. n° 22.863 - año: 2008, registrada bajo el Nº 54 de 2.008 - SDL; ídem,
05/06/2013, “VICENTE LEGUEY, Rafael C/ FERNANDEZ, Miguel Ángel y otra S/
Acción de Simulación” (Expte. 471 - Año 2012 CAT); ídem, 12/4/2013,
“CAPRANO, Natalia Soledad c/ DIAZ, Jesús Edgardo s/ Cobro de pesos e indem.
de ley” (Expte. 69 - Año 2013 CAT); en igual sentido, Cám. Civ. y Com. Neuquén,
Sala I, 29/2/96, “Aravena Bastias, Fernando c/ UCASA s/ Accidente”, en Juba,
base Neuquén, sumario
Q0000046).--------------------------------------------------------------
--- Hacer menos o intentar plasmar una crítica superficial, genérica, basada en
subjetividades, o no interesar al discurrir del recurso los puntos centrales o
dirimentes del decisorio que se cuestiona y de la apreciación probatoria que éste
formula, implica quedarse a medio camino o errar el sendero, por parte del
recurrente; y, en ambos casos, tal deambular por una instancia especial como la
segunda instancia donde la precisión debe ser impar y las vaguedades colapsan,
no lleva al apelante a destino, sino que lo expone a no obtener el resultado que
buscaba.- --------------------------------------------
--- Las apelantes no han traído precisiones a su cuestionamiento de la apreciación
de la prueba realizada por el a quo, lo que ha resultado fatal para su suerte en la
liza, como que no han logrado -no ya prosperar con su embate- sino ni siquiera
llenar las exigencias que el art. 268 CPCyC le ponía delante como umbral de
admisibilidad, previo y condicionante de la procedencia de su pretensión revisora.
--- Y en segundo término, debe decirse que la pieza de agravios que analizo no
constituye una crítica ponderada de aspectos básicos de la sentencia al
argumentar -en un plano paralelo al de la sentencia, pero sin contacto cercano
con ésta ni con las necesarias precisiones- que el razonamiento del iudex no
debía responsabilizar a su parte sino al actor del daño sufrido por su propia culpa,
pero todo sobre la base de opiniones y sin dar elementos objetivos de juicio que
avalen la postura sustentada. ------
--- Dichas alegaciones de fs. 499vta. ult. párrafo y 500/501 resultan estériles e
inconducentes para conmover la apreciación de la prueba de los hechos
generadores de una muerte y serios daños materiales y morales realizada en la
sentencia apelada y para privar de sustento valedero a ésta. -----------------------------
--- Lo impreciso, apodíctico y conjetural por momentos, del discurso tendiente a
desacreditar la apreciación de la prueba realizada por el juez inferior, minan las
bases de sustentación del agravio colocado en tercer término, haciendo que el
terreno ceda con él, lo que margina cualquier posibilidad de acogerlo. -----------------
--- Amén de todo ello, es dable recordar que en el precedente del 25/9/2013 in re
“SANCHEZ, J. M. c/ DISLAC TRELEW S.R.L. s/ Accidente de trabajo” (Expte. 534
- Año 2013 CAT), esta Sala a través de mi voto dejó sentado que “la causa
aportada en exclusiva por la víctima es, para el agente dañoso, una fuerza mayor
que no ha podido resistir ni superar para evitar la producción del daño, pues
aquélla y la estricta fuerza mayor son, en rigor, modalidades de una misma razón
liberadora, expresivas de una circunstancia cualitativamente idéntica: la existencia
de una causa extraña a la esfera de actuación del agente considerado como
dañoso, que impide otorgar relevancia jurídica al nexo físico causal entre su
actuación y el daño producido” (MEDINA ALCOZ, María, La culpa de la víctima en
la producción del daño extracontractual, Ed. Dykinson, Madrid, 2003, p. 141). ------
--- Y que la causa exclusiva del perjudicado excusa de responsabilidad al agente
dañoso porque es una causa extraña o ajena; en estos casos el agente aporta una
causa física al daño, pero no una causa jurídica, pues la facticidad aportada es
irrelevante como causa adecuada del daño. ---------------------------------------------------
--- Este principio basilar, aplicado al caso que nos ocupa muestra a las claras la
inacogibilidad de las pretensiones recursivas de los coaccionados de que se
endilgue a la presunta culpa de la víctima la responsabilidad del evento dañoso.
Un conductor de automotores que colisionó a dos ciclistas desde atrás, sobre la
banquina, carece de toda posibilidad de hacer este tipo de afirmaciones, como que
las mismas son completamente inaplicables al caso sub discussio. ---------------------
--- ¿Qué causa ajena puede invocar un conductor que colisiona a dos ciclistas de
atrás que no se le cruzaron a su paso? ¿qué causa ajena puede invocar un
conductor que dijo a uno de los testigos -según declaración de éste de fs. 251vta.
de la causa penal agregado a autos- que se había dormido al momento de la
colisión? Lo que es muy compatible con la génesis y circunstancias comprobadas
en la causa de cómo sucedió el accidente, y que el cuerpo del ciclista, atrapado
entre el guardabarros y la bicicleta, siguió durante treinta metros al menos
rebotando contra el parabrisas del conductor.-----
--- Y además de ello, los pseudo argumentos que pretenden emplear las
coaccionadas apelantes sobre la base de que un ciclista no puede circular sobre
una ruta -lo que no está probado que ocurriera en este caso, pues según las
diversas constancias agregadas a esta causa y a la causa penal, los ciclistas
colisionados circulaban por la banquina, que fue donde se produjo la colisión-
carecen de la incidencia decisiva que les asignan las codemandadas apelantes. ---
--- Es dable recordar al respecto que en el pronunciamiento del 16/10/2013, in re
“GUILLEN, Sergio Gabriel y Otro c/ CAMY, Raúl Oscar y Otros s/ Daños y
Perjuicios” (Expte. 202 - Año 2013 CAT), esta Sala a través de mi voto dejó
sentado que no cabe conjeturar la responsabilidad civil a partir de la mera
violación de alguna norma del tránsito; ello solo ocurre cuando dicha violación es
grave y se encuentra en relación causal adecuada con la causación del daño. ------
--- Dijimos allí que en nuestro país existe una normativa nacional de tránsito (en
estos momentos la ley nacional 24.449 y sus modificatorias, especialmente, la ley
25.456) y diversos códigos provinciales de tránsito, que mayormente guardan
correspondencia con la normativa nacional, fenómeno especialmente constatable
en las últimas normas sancionadas en las provincias para reglamentar la
circulación. Este elenco de normas constituye el núcleo de la regulación de la
circulación de vehículos en Argentina; como dijera TABASSO, este régimen
“consiste básicamente en un conjunto de restricciones a la libertad de locomoción
y estancia en la vía pública establecidos en función de razones de seguridad y de
funcionalidad” (TABASSO, Carlos, Derecho del tránsito. Los principios, Edit. B de
F, Bs. As.-Montevideo, 1997, p. 189). ------------------------------------------------------------------
--- Pero además de reglar el tránsito, esta normativa constituye la base sobre la
que se apoya la responsabilidad civil por accidentes de automotores. El Código
Civil argentino desde el momento de su sanción y hasta nuestros días no
contempla específicamente el tema de los daños causados por automotores;
tampoco recepta presunción alguna de culpabilidad en contra de los conductores
de vehículos motorizados. -------------------------
--- Esta ausencia del automotor de la principal ley de derecho privado de la
República, pudo justificarse en el momento de su sanción, como que no existía por
entonces el automóvil, pero constituye en nuestros días un estigma, una muestra
de obsolescencia, que debiera superarse en una próxima reforma. Pero, al
presente, nuestro Código Civil continúa en esta materia pareciendo un código de
mediados del siglo XIX, sin modificaciones posteriores. Tal vacío ha debido ser
llenado, dado que el principio de plenitud del ordenamiento exige a los jueces
solucionar las controversias echando mano al derecho de que dispongan (art. 15
Código Civil). ----------------------------------------
--- Frente a ese vacío han adquirido relevancia las normas reglamentarias de
tránsito; no porque ellas tengan la misma jerarquía que las del Código Civil, sino
porque constituyen la legislación específica en la materia, que debe tenerse en
cuenta como base para asignar responsabilidades por daños ocasionados en el
tránsito (cfr. TRIGO REPRESAS - LÓPEZ MESA, "Tratado de la responsabilidad
civil", 2ª edic., Edit. La Ley, Buenos Aires, 2011, T. V, p. 478).----------------------------------
----Como se ha resuelto en algunos fallos, las normas de tránsito elevan a la
categoría de preceptos legales, determinadas reglas de prudencia ya impuestas
por los arts. 512 y 902 Cód. Civil; de modo que el proceder que los infrinja
configura al mismo tiempo una ilicitud objetiva y la culpa del conductor
interviniente que no necesita ser demostrada, pues ya lo está por la sola violación
de aquellas normativas (CNCiv., Sala A 13/7/90, “Verdejo c/ López”, LL 1991.B-
281, ídem, 14/6/90, “Giaccaglia c/ Albarracín”, LL 1991-A-358; ídem, 14/5/96, “L.
M. A. c/ K. P. y otro”, LL 1997-B-344 y DJ 1997-2-1093). ----------------------------------------
--- Claro que la interacción y yuxtaposición de las normas de tránsito con las del
Código Civil no es fácil. No puede, por caso, darse automática prioridad a éstas
por sobre los artículos del Código Civil, dado que éste es ley de fondo y la ley de
tránsito no. Como bien dijo la SCBA en dos fallos, “ni la observancia de las leyes
de tránsito basta en todos los casos para eximir de responsabilidad al conductor,
ni la infracción de las mismas implica necesariamente esa responsabilidad”
(SCBA, 8/7/97, “Conforte de Drago, Matilde A. c/ Newton, Cora M.”, AyS 1997 III,
528; ídem, 23/12/02, “Vázquez, Aníbal c/ Romero, Sergio Marcelo y otro”, en Juba
sum. B24052). -----------------------------
--- Claro que tampoco cabe prescindir de tales normas y aplicar directamente los
artículos del Código Civil, puesto que las normas de tránsito son específicas y los
artículos del Código constituyen normas genéricas y resulta también aquí de
invariable aplicación el consejo de ROBINSON, que reprodujera PUIG BRUTAU,
como idea de cabecera de todo operador jurídico: “no usar jamás una regla
general cuando el mismo resultado pueda obtenerse con la aplicación de otra
regla más específica” (ROBINSON, E.S., Law and the lawyers, New York, 1937, p.
227, citado por PUIG BRUTAU, José, “Estudios de Derecho Comparado. La
doctrina de los actos propios”, Edit. Ariel, Barcelona, 1951, p. 98, nota 3). Ello,
además, reduce la posibilidad de hermenéutica inadecuada de las normas. ----------------
--- Tratándose unas (las del Código Civil) de normas de fondo, de aplicación
necesaria en materia de responsabilidad civil y las otras (normas de tránsito) de
específicas e imprescindibles normas reglamentarias de la circulación automotor,
cuyo incumplimiento aumentaría el caos en las calles, ellas deben integrarse de
una forma armónica y coherente, de modo de dar nacimiento a soluciones
adecuadas en materia de responsabilidad civil por accidentes automovilísticos.
Esta integración se ha dado de una manera indirecta: no, obviamente, declarando
la existencia de responsabilidad civil por accidentes de automotores en todos los
casos en que medie violación de normas de tránsito, sino estableciendo que la
violación de los reglamentos de tránsito puede generar -según el caso- contra el
infractor una presunción de culpa en el accidente de tránsito subsecuente (cfr.
TRIGO REPRESAS - LÓPEZ MESA, "Tratado de la responsabilidad civil", 2ª edic.,
cit., T. V, p. 479).----------------------------------------------------------------------------------------------
--- Con una formulación encomiable, expuso la forma de coordinación de estas
normas la Cámara de Apelaciones de San Martín diciendo que: “La cuestión
relativa a la responsabilidad en un choque producido en un cruce de arterias
urbanas debe resolverse fundamentalmente a la luz de los principios que regulan
la causalidad jurídica (arts. 901 a 906 Cód. Civ.), debiendo valorarse las normas
regulatorias del tránsito, en tanto imponen un deber jurídico de obrar, en la medida
en que su violación incide en esa causalidad. Al respecto, es dable señalar que
estas últimas tienen por finalidad ordenar el tránsito y evitar accidentes, previendo
las situaciones más comunes en que éstos se producen y fijando modos de obrar
para evitarlos. Su transgresión, por eso, implica en principio no haber actuado con
la previsibilidad que la norma señala y que por ello resulta exigible (art. 904 Cód.
Civ.). No obstante, las transgresiones a tales reglas deben ser consideradas, junto
con otras circunstancias, en oportunidad de calificar la conducta de la víctima o del
tercero para determinar si ha ocurrido o no -y en su caso en que extensión- la
situación prevista en la parte final del segundo apartado del art. 1113 del Código
Civil (Cám. CC San Martín, Sala 2ª, 3/5/01, “Molina de Oliveira, Nélida c/ Quiróz,
Gastón y otro” y su acumulada “Quiróz, Juan Carlos c/ De Oliveira, Raúl H.”, en
Juba sum. B2001929). -------------------------------------------------------------------------------------
--- Es así que, la violación de normas de reglamentos de tránsito, especialmente,
si se trata de violaciones graves de normas sustanciales, como las que
asignan la prioridad de paso, o el sentido de circulación, genera una
presunción de responsabilidad del infractor, a quien competerá desvirtuarla, so
riesgo en caso contrario de que esa presunción se haga efectiva y termine siendo
responsabilizado ya no por la infracción sino por el accidente subsecuente (cfr.
TRIGO REPRESAS - LÓPEZ MESA, "Tratado de la responsabilidad civil", 2ª edic.,
Edit. La Ley, Buenos Aires, 2011, T. V, p. 480).------------------------------------------------------
--- Lo expuesto hasta aquí nos lleva a hacer algunas precisiones: -----------------------------
--- 1) Lo que genera la presunción contraria al infractor son las violaciones
graves de normas sustanciales contenidas en los reglamentos de tránsito,
como las que asignan la prioridad de paso, o el sentido de circulación, etc.
No así, las normas meramente administrativas, que tienen un sentido rector u
orientador de aspectos que causalmente no están ligados normalmente a la
provocación de un accidente y que, por tanto, deben tomarse con calma, pues no
se trata de buscar excusas sino causas de los accidentes. -------------------------------------
--- 2) Además, como, toda cuestión causal debe ser analizada caso por caso, pues
no se trata de buscar muletillas o consignas para asignar causas aparentes de
hechos luctuosos, pues no rige entre nosotros el sistema causal de equivalencia
de las condiciones, que permite al juez una gran discrecionalidad al asignar
incidencias causales a cualquier hecho o persona; en el sistema de la causalidad
adecuada se requiere profundizar racionalmente el análisis del hecho dañoso, de
sus aportes causales, computando sus condiciones diversas, la previsibilidad del
resultado, el deber de prever de un observador medio, para recién ahí llegar por
descarte a la causa adecuada del evento luctuoso. Ergo, no cualquier infracción
administrativa -en rigor, pocas de ellas- tiene entidad para configurar por sí solas
un supuesto de responsabilidad civil a cargo del infractor. Bien se dijo en un fallo
platense se sostuvo agudamente que una infracción administrativa, si bien en caso
de duda puede adquirir relevancia como presunción de impericia, resulta
intrascendente cuando, como en la especie, no media relación de causalidad
determinante con el hecho dañoso, por resultar atribuible la misma al otro
protagonista de la múltiple colisión (arts. 512, 902, 1113 2° párr., 2ª parte, CCiv.)
(C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 24/10/2006, “Reimundo, Miguel Ángel v.
Millán, Osvaldo José y ot. s/ Daños y perjuicios”, en Juba sum. B256249). -----------------
--- 3) Además, obviamente, dicha presunción es meramente relativa o iuris tantum,
pudiendo ser destruida por prueba en contrario, que demuestre la culpa exclusiva
o concurrente del damnificado, u otras circunstancias eximentes (Cám. Nac. Esp.
CC, Sala VI, 2/10/87, “Nogueira c/ Nausat”, LL 1988-E-519 (37.998-S); C. 2ª Civ. y
Com. La Plata, sala 3ª, 04/02/1993, “Colman, Martina v. González, Juan Carlos y
otros s/ Daños y perjuicios”, Juba sum. B351784). De tal modo, que aún si jugara
tal presunción -que en el caso, causalmente es intrascendente tal argumento y
como tal la presunción no juega- aún así, tratándose de una infracción a la ley de
tránsito debe evaluarse la misma con relación a las restantes constancias de la
causa, de modo de merituar si ha incidido adecuadamente en la producción del
evento. --------------------------------------------
--- 4) Atinadamente dijo el Dr. Carlos Creus en un fallo santafesino que “no puede
tomarse el tránsito vehicular como algo estático sino dinámico y además fluido (lo
cual es algo buscado o fomentado por las mismas reglas legales de la materia),
donde siempre hay varios protagonistas influyéndose mutuamente e interfiriendo
las infracciones de uno con las de otros. Porque, además, no existe la persona
que reúna la síntesis del conductor modelo, que reacciona a las alternativas
cambiantes (veloces, casi instintivas) que ofrece ese ámbito de actividad siempre
adecuándose a todas y cada una de las reglas conocidas. Es por ello, y otras
tantas razones que las reglas individuales tales como la de "prioridad de paso"
solo constituyen prohibiciones de puestas en peligro abstractas que no definen por
sí el núcleo de la tipicidad imprudente sino que, además, deben concretarse al
acontecimiento histórico preciso donde influyen otros factores como la
previsibilidad, evitabilidad, o el comportamiento adecuado a la norma de la víctima,
entre otros. De aquí es que resulta correcto sostener que "Para el concepto
jurídico de imprudencia...no es únicamente decisivo si se han observado los
preceptos de policía de tráfico o no...Ni tal infracción fundamenta por si sola y
necesariamente el reproche de imprudencia, no este reproche se excluye
forzosamente mediante el respeto de los preceptos sobre circulación..." (Corte
Sup. Just. Santa Fe, 11/04/2007, “P., R. F. v. CONSULTORA ARCADIA S.A. y/o
Sublocatario y/o Terceros Ocupantes s/queja por denegación del recurso de
inconstitucionalidad - homicidio y lesiones culposas”, AP online, registro J0034848,
ampliación de fundamentos del Dr. Creus).
-----------En el sub lite, la conducta del conductor del vehículo Ford Taunus constituyó la
causa directa y excluyente del evento dañoso, conforme surge de diversas
probanzas, como las pericias accidentológicas de fs. 120/130 -esp. fs. 126, 128 y
130 y fs. 136/143, el croquis de fs. 131 y 149, la declaración de diversos testigos,
etc, en la causa penal agregada a autos y reservada en sobre aparte).----------------------
--- A tenor de la prueba colectada en la causa indudablemente la conducta del
accionado -conductor del Ford Taunus- de embestir a dos ciclistas que circulaban
delante de su vehículo constituyó la causa exclusiva y excluyente del accidente, ya
que incluso, si ellos hubiesen circulado por la ruta y no por la banquina -como su
parte sostiene y no ha podido probar- igualmente el responsable sería él, a título
del factor de atribución causación de un daño evitable, corporizado en el art. 64 de
la Ley 24449 [conf. esta Sala precedente del 05/07/2011, “NAGÜELQUIN, M. I. y
otro c/ DÍAZ GODOY, D. H. y otros s/ Daños y Perjuicios” (Expte. N° 114 - año
2011)].-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- La conducta del coaccionado conductor del Ford Taunus significó la puesta en
peligro de los dos ciclistas que circulaban por la banquina al momento del evento
dañoso, como se halla probado de sobra en la causa, no siendo la actuación del
conductor neutra, si no incluso muy negligente, en el evento dañoso, lo que
descalifica toda la línea argumental de los codemandados apelantes. -----------------------
--- El caso es que en el supuesto que nos ocupa las coaccionadas apelantes
parecen haber obviado con sus argumentos que la responsabilidad civil en el
derecho del tránsito, siempre se configura como consecuencia del incumplimiento
de un deber preexistente, el que además debe estar relacionado causalmente en
forma adecuada con el daño, lo que ocurre en su caso, donde violaron múltiples
deberes jurídicos a su cargo, como circular a exceso de velocidad, conforme
establecieron las pericias glosadas en la causa penal y supra identificadas,
atropellar a dos ciclistas desde atrás, lo que implica una conducción desatenta, la
pérdida del control o dominio del vehículo y la causación de un daño evitable a
designio o por desidia. ---------------------------------------
--- De ello cabe inferir que dada la preexistencia de deberes jurídicos y su
incumplimiento por parte del conductor del vehículo Ford Taunus -aquí
demandado- se ha configurado cabalmente un supuesto de responsabilidad
resarcitoria a su cargo y a cargo de la citada en garantía, pese a las insólitas
expresiones de la expresión de agravios en sentido contrario, que parecen
obedecer a la lectura de otro expediente o a desesperación argumental, como que
se echa mano en el memorial a extremos de una marcada levedad y de un acierto
inasible.---------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- A quien se le puede reprochar el incumplimiento de diversos deberes jurídicos
preexistentes establecidos por la ley de tránsito, los que además se encuentran en
innegable y directa relación de causalidad adecuada con el daño causado (art. 906
CC), puede y debe imputársele responsabilidad por las consecuencias resarcibles
del hecho dañoso, precisamente, porque la responsabilidad surge en tal caso del
incumplimiento del deber legal, ya que ello ostenta innegable eficacia causal en la
especie.--------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- Para que quede comprometida la responsabilidad de alguno de los sujetos que
interactúan entre sí en el tránsito, se requiere que el responsable haya violado
previamente un deber jurídico que se hallaba a su cargo o contrariado un principio
del tránsito, sea por acción u omisión imputable a él (cfr. TRIGO REPRESAS -
LÓPEZ MESA, "Tratado de la responsabilidad civil", 2ª edic., cit., T. V, p. 484) y
que esa actuación antijurídica se encuentre en relación causal adecuada con el
daño causado, lo que no ocurre respecto de los ciclistas atropellados y sí del
codemandado Beltrán, quien puso con su actuación negligente, imperita y
antijurídica la causa exclusiva del evento dañoso que aquí se debate.------------------------
--- En el caso que nos ocupa el demandado, que conducía el rodado embistente al
momento del choque ha tenido una intervención causal adecuada, y cabe
reprocharle el incumplimiento de diversos deberes jurídicos relevantes que se
hallaban a su cargo -incumplimiento del límite de velocidad admisible para la zona,
pérdida del dominio del rodado, no evitación de un daño previsible y evitable,
todos los que están captados por normas específicas del ordenamiento del tránsito
automotor, como los arts. 50, 39 y 64, respectivamente, de la Ley 24449-,
violaciones graves de reglas del tránsito de entidad y trascendencia, que además
están relacionados causalmente en forma adecuada con la causación del daño,
con lo que todo el artificio de la argumentación de las coaccionadas apelantes
colapsa y declina, debiendo rechazarse en cuanto a la concurrencia de
responsabilidad y ni que hablar sobre la culpa exclusiva de la víctima, lo que vistas
las constancias de la causa y las colectadas en sede penal debe juzgarse una
ocurrencia, si no un desatino. ----------------------------------------------------------------------------
--- Cabe recordar diversos precedentes jurisprudenciales donde se ha resuelto,
con directa aplicación a este caso, que la conducción de un vehículo en la vía
pública requiere de su conductor no sólo una permanente atención y observancia
de las reglas de prudencia, sino que en todo momento debe mantener el más
absoluto dominio sobre aquél de forma tal que pueda detenerlo cuando lo
requieran las dificultades propias del tránsito (C. Nac. Civ., sala F, 14/6/00, Salem,
Isaac y otro v. Paz, Héctor A. y otro, JA 2002-IV-síntesis).---------------------------------------
--- El conductor de una cosa riesgosa debe adoptar las mayores medidas de
prudencia atendiendo a la mayor peligrosidad que ofrece para evitarse y evitar
daños a otros (C. Civ. y Com. Córdoba, 1ª Nom., 26/5/92, Bazán, Clemente c/
Ninci, Héctor J., LLC 1993-352).-------------------------------------------------------------------------
--- Un automovilista, con tiempo y lugar necesarios, debe estar atento para realizar
el frenaje y maniobras adecuadas para evitar el accidente o detener el auto o
sacarlo de la ruta a la banquina (C. Civ. y Com. Mercedes, sala 2ª, 3/11/05,
Santana, María del C. v. Rea, Oscar A. y otra, en Lexis Nexis online 1/70020397-
4).
--- Si el accionado vió a la menor antes del accidente y no pudo evitarlo, sin
perjuicio de la velocidad que desarrollara con su vehículo, en ese momento no
estaba prestando la debida atención, infrigiendo de esa forma la regla que le
impone la conducción del vehículo con el máximo de atención y prudencia. Ello
significa que no tuvo el pleno dominio de su rodado (C. Civ. y Com. Morón, sala
2ª, 14/3/96, Valdez, Francisco c/ Delsastre, Marcelo, en Juba sum. B2351154).-----------
--- Y que el conductor no mantuvo el total dominio de su automotor, en la medida
en que no atinó a realizar alguna maniobra que pudiera haber sido eficaz para
evitar la colisión (C. Civ. y Com. Azul, sala 2ª, 5/4/05, Momeño, Graciela Edith y
otra v. Estergaad Cristian F. y otro, en Lexis Nexis online Nº 1/70023163-4).---------------
--- Por otra parte, no cabe soslayar que el accidente se produjo sobre la banquina
de la ruta y no sobre la ruta misma, como se encuentra de sobra acreditado en
autos por las dos pericias accidentológicas obrantes en la causa penal, los croquis
y demás prueba identificada supra.---------------------------------------------------------------------
--- Y que el accidente se produjera sobre la banquina y no sobre la ruta no es
neutro para resolver este caso, sino todo lo contrario, pues ello implica la violación
de otro deber jurídico del tránsito, el de respetar el principio de especialización,
segregación o segmentación del tránsito, que consiste en que nadie puede invadir
al transitar un espacio que tiene vedado.--------------------------------------------------------------
--- Este deber jurídico, receptado en diversas normas de la Ley 24449 -arts. 21,
38, 39, 41, 48, - consiste, llanamente explicado, en que cada sujeto del tránsito
debe circular por el espacio de la vía pública que se le ha asignado a él y a otros
que como él ostentan las mismas características o modalidades de
desplazamiento (LÓPEZ MESA, Marcelo, en TRIGO REPRESAS-LÓPEZ MESA,
“Tratado de la responsabilidad civil”, 2ª edic., Edit. La Ley, Buenos Aires, 2011, T.
V, p. 575).-------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- Este principio ha sido receptado por nuestra ley de tránsito vigente, Ley Nº
24.449, como principio general programático en el art. 21, que propende “a la
diferenciación de vías para cada tipo de tránsito...”; además de tal pauta genérica,
el principio ha sido también materia de aplicaciones puntuales y concretas en
dicha ley, lo que se analizará infra.----------------------------------------------------------------------
--- Señala Carlos TABASSO que “la experiencia empírica indica que la circulación
promiscua sobre un mismo espacio. compartido simultáneamente por múltiples
unidades de tránsito heterogéneas cuyas técnicas de locomoción, pesos,
volúmenes, potencias y velocidades son diferentes, comporta un estado
generalizado de conflicto y peligro de colisión. Una corriente de tránsito hipotética
en la que peatones, ciclistas, motociclistas, vehículos de tracción a sangre,
tranvías, trolebuses, jinetes y automotores circularan entremezclados, sería
completamente disfuncional. tendiendo al congestionamiento crónico por el caos
indominable que implicaría; en tal caso, tendrían garantía de indemnidad
únicamente aquellos que tripularan vehículos de gran resistencia, prácticamente
blindados” (TABASSO, Carlos, “Derecho del tránsito. Los principios”, Edit. B. de
F., Montevideo-Bs. As., 1997, p. 339).------------------------------------------------------------------
--- Solamente en campo abierto los sujetos del tránsito pueden circular según su
libre albedrío, es decir, en condiciones de absoluta libertad; en la vía pública el
tránsito es esencialmente reglado, estando sometido a pormenorizadas
regulaciones. Es imperioso evitar el tráfico promiscuo, caótico, espontáneo, tanto
como la “guerra por el espacio de circulación”, pues tal modalidad de circulación
es profundamente riesgosa y acrecienta la dañosidad ínsita en el tránsito.------------------
--- Surgieron así las primeras especializaciones de circulación: la vía de circulación
se dividió en dos segmentos: calzada y acera, la primera destinada a la circulación
de peatones y la segunda para carruajes y caballos en un primer momento y
luego, para automotores, a partir de 1890.------------------------------------------------------------
--- Desde entonces hasta nuestros días es indiscutible que existe una zona de
tránsito exclusivo para peatones, la vereda, en la cual si son colisionados por un
vehículo se presume la culpa del conductor de éste. Bien se ha dicho, en este
plano, que no cabe duda que tratándose de un accidente de tránsito en el que es
herido un peatón, encontrándose éste sobre la acera, zona exclusiva y reservada
para el transeúnte debe acudirse al art. 1113 2º párrafo "in fine" del Código Civil
(Cám. CC Azul, Sala 2ª, 19/3/96, “Popovich de Vismara María E. c/ Méndez Luis
Alberto y otros”, DJBA 150, 229).------------------------------------------------------------------------
--- Todo conductor que intente entrar o salir con su vehículo de una edificación,
debiendo circular sobre la vereda para ello, tiene la obligación de cerciorarse de
que un peatón no se interpondrá a su paso, el que además debe ser muy lento, de
modo de poder frenar ante la eventualidad de la aparición de un peatón. Cuando
los vehículos invaden la vereda, zona de tránsito peatonal por excelencia, sus
conductores deben tomar aún mayores previsiones que cuando éstos circulan
sobre la calzada.---------------------------------------------------------------------------------------------
--- Es así que atropellar a un peatón sobre la vereda compromete la
responsabilidad del conductor, prácticamente en todos los casos, debiendo
acreditar el conductor del automóvil para excusar su responsabilidad únicamente
el caso fortuito. Lo propio ocurre cuando se atropella a un ciclista sobre la
banquina de una ruta, pues el principio rector aplicable al caso es el mismo.---------------
--- La esencia del principio de especialización consiste en que el espacio de
circulación es dividido en diversas áreas de circulación exclusiva, que no deben
ser ocupadas por quienes no reúnen las condiciones previstas para la circulación
en ellas.---------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- El principio de especialización ha sido receptado específicamente por el art. 21
de la ley 24.449, que establece: “Estructura vial. Toda obra o dispositivo que se
ejecute, instale o esté destinado a surtir efecto en la vía pública, debe ajustarse a
las normas básicas de seguridad vial, propendiendo a la diferenciación de vías
para cada tipo de tránsito y contemplando la posibilidad de desplazamiento de
discapacitados con sillas u otra asistencia ortopédica”.--------------------------------------------
--- Pero, la exteriorización más explícita e incontrovertible del principio finca en el
art. 39 de la ley 24.449 última parte que indica: “Los conductores deben: ...
Cualquier maniobra deben advertirla previamente y realizarla con precaución, sin
crear riesgo ni afectar la fluidez del tránsito.----------------------------------------------------------
----Utilizarán únicamente la calzada, sobre la derecha y en el sentido señalizado,
respetando las vías o carriles exclusivos y los horarios de tránsito establecidos”.----------
--- Quien vulnera estas reglamentaciones incurre en responsabilidad civil, estando
la prueba de la ajenidad de la causa del daño a su cargo y siendo responsable en
tanto no la demuestre acabadamente.-----------------------------------------------------------------
--- La idea que porta la efectivización de este principio es que “en la medida que
logre un tránsito más discriminado en conjuntos organizados de acuerdo a sus
peculiaridades, obtendrá condiciones de seguridad más altas con mayor fluidez...”
(TABASSO, Derecho del tránsito. Los principios, cit., pp. 339 y ss.) y, a la vez, que
“como principio...con relación al riesgo, la seguridad se encuentra en proporción
inversa a la distancia de separación espacio-temporal que medie entre las
unidades de circulación” (TABASSO, Derecho del tránsito. Los principios, cit., p.
348).--------------------------------------------------------------------------------------------------------------
--- La correcta especialización del tránsito tiene como consecuencia la disminución
del riesgo de accidentes; por el contrario, una especialización insuficiente permitirá
que el riesgo, ante la menor contingencia se agudice y sobrevenga el accidente
(TRIGO REPRESAS-LÓPEZ MESA, “Tratado de la responsabilidad civil”, 2ª edic.,
T. V, p. 580).---------------------------------------------------------------------------------------------------
--- La única forma de neutralizar o minimizar el riesgo es distanciar lo más posible
entre sí a los vehículos que circulan por una vía; claro que a mayor distancia,
mayor ocupación de la vía, lo que exige vías más anchas. Los corolarios de este
principio, aplicables al caso que nos ocupa, son de toda obviedad:----------------------------
1) Deber de no invadir el espacio asignado a otro tipo de vehículos, o a otra
velocidad de
marcha.--------------------------------------------------------------------------------
--- El art. 39 de la ley nacional y el 51 de la 11.430 de la Prov. de Buenos Aires
prevén que “utilizarán únicamente la calzada, sobre la derecha y en el sentido
señalizado, respetando las vías o carriles exclusivos y los horarios de tránsito
establecidos”; y que “cualquier maniobra deben advertirla previamente y realizarla
con precaución, sin crear riesgo ni afectar la fluidez del tránsito”.------------------------------
--- En el caso de autos el codemandado Beltrán ha incumplido este deber, al no
circular por la calzada, sino por la banquina al momento del accidente.----------------
2) Deber de no circular por la vereda, en las ciudades o por la banquina de
una ruta.-------------------------------------------------------------------------------------------------
--- Una de las segregaciones o segmentaciones más importantes de la vía pública
por la que se transita es la que divide al espacio apto para circular con vehículos
de aquél que ellos solo pueden invadir excepcionalmente, como la vereda en las
ciudades y la banquina en las rutas y autopistas, cuando causas justificadas lo
tornan necesario o imperativo. ---------------------------------------------------------------------
--- El art. 48 de la Ley 24449 establece: “Prohibiciones. Está prohibido en la vía
pública: c) A los vehículos, circular a contramano, sobre los separadores de
tránsito o fuera de la calzada, salvo sobre la banquina en caso de emergencia;…
i) La detención irregular sobre la calzada, el estacionamiento sobre la banquina y
la detención en ella sin ocurrir emergencia;… t) Estorbar u obstaculizar de
cualquier forma la calzada o la banquina y hacer construcciones, instalarse o
realizar venta de productos en zona alguna del camino;
…”.--------------------------------------------------
--- Con esta norma a la vista es claro que los vehículos deben circular por la acera,
esto es, por las calles o avenidas, en las ciudades y por la calzada, en la ruta. La
circulación por la vereda, en las ciudades o por la banquina en las rutas, está
limitada a supuestos muy específicos y siempre que no quedara otro remedio al
conductor. Por ende, el vehículo que colisiona a un peatón o ciclista sobre la
vereda o sobre la banquina genera en su contra una seria presunción de
responsabilidad, de la que se liberará solamente probando la ruptura del nexo
causal por circunstancias imprevisibles o inevitables (TRIGO REPRESAS-LÓPEZ
MESA, “Tratado de la responsabilidad civil”, 2ª edic., T. V, pp. 580 y ss.).--------------------
--- La normativa autoriza excepcionalmente al conductor a invadir el espacio
destinado a peatones; tal excepcionalidad nace del riesgo que genera la presencia
de un automóvil en la vereda o sobre la banquina, peligro que mueve a considerar
que razones de prudencia aconsejan que la maniobra de transposición de la
vereda o de circulación por la banquina, post descenso de la ruta, debe ser
realizada a paso de hombre, para evitar molestias o riesgos a peatones o ciclistas.
No es dable olvidar tampoco que al circular un rodado por la vereda o la banquina
nunca tendrá él prioridad de paso, por lo que son maniobras que sólo deben ser
acometidas cuando no generen peligro para nadie y después de cerciorarse de
ello (TRIGO REPRESAS-LÓPEZ MESA, “Tratado de la responsabilidad civil”, 2ª
edic., T. V, pp. 580 y ss.).----------------------------------------------------------------------------------
--- El conductor del vehículo Ford Taunus codemandado ha infringido todas y cada
una de las reglas del tránsito que establecen o consagran el principio de
especialización o segmentación de la vía y sus necesarios corolarios, así como los
deberes jurídicos que emanan de ellas, actuando sin previsión o prudencia alguna,
con severa negligencia y con particular desprecio por la vida ajena, al punto de
que detuvo su marcha más de cien metros después del lugar del accidente y
llevando cargado al ciclista colisionado desde atrás en la banquina, quien iba
golpeando con su cabeza y espalda sobre el parabrisas del auto en forma violenta,
dada la forma de producirse el accidente y la conducta del conductor.-----------------------
--- A tenor de todo ello y de las pruebas colectadas en la causa y en la causa
penal, supra referidas con precisión, el cuestionamiento de la asignación de la
responsabilidad total del evento al conductor del Ford Taunus codemandada
resulta inacogible, debiendo rechazarse, lo que propongo al acuerdo de declare.----------
--- Los dos agravios siguientes resultan inadmisibles, a tenor de lo dispuesto en el
art. 280 CPCC, al no haber sido planteados esas cuestiones en la instancia de
grado, lo que hace que esta Cámara no pueda ni deba ingresar al análisis de la
inaplicabilidad de la fórmula matemática para cuantificar los daños materiales, a
diversas argumentaciones respecto de cómo se deben componer sus diversos
ítems o campos -argumentaciones que además de ser inadmisibles, están
equivocadas, amén de contrariar las pautas que inveteradamente emplea esta
Sala en materia de cuantificación del daño, sin dar más que opiniones personales
del apelante, en abono de
ellas-.-------------------------------------------------------------------
--- Tampoco puede esta Sala ingresar al tratamiento de los cuestionamientos
relativos a la indemnización de los padres de la víctima o de la falta de
legitimación activa de la concubina, o de la incidencia del llamado “interés
adelantado” en la fórmula matemática, ya que tales capítulos no fueron propuestos
o no lo fueron debidamente al juez de grado, con lo que la instancia revisora de la
Cámara está cerrada, por la misma razón dada en el párrafo anterior.
-------------------- Y cuando digo no fueron propuestos debidamente lo hago porque
la carga de oportuna y suficiente alegación no se satisface con una frase
telegráfica incluída dentro de la negativa ritual en la contestación de demanda y
carente de todo fundamente, pues ello no implica un “capítulo” propuesto a la
resolución del juez, como exige el art. 280 CPCC sino una mera
negativa.--------------------------------------
--- En lo tocante al cuestionamiento del daño moral, el agravio en parte es captado
por el art. 280 CPCC -respecto de la coactora concubina del fallecido- y en parte
está desierto, dado que no se realiza la crítica concreta y razonada que exige el
art. 268 CPCC, como umbral de admisibilidad de un agravio. ----------------------------
--- Lo dicho por el recurrente, o es inadmisible por introducir nuevos capítulos a
debate o es insustancial, pero en cualquier caso no resulta una crítica concreta y
razonada a la sentencia de grado en cuanto a la valuación del daño, en especial
del daño moral. -------
--- Concretamente, el argumento más firme que deslizan las apelantes contra la
fijación del daño moral es que es injusto porque es superior lo dado por daño
moral a lo concedido por daño patrimonial. Se trata de un argumento enteramente
inviable, ya que es principio inveterado que la indemnización del daño moral no
debe necesariamente guardar proporción con el quantum de la reparación del
daño con repercusión patrimonial (C. Nac. Civ., sala K, 31/8/2005, “Basiletti”, LL
Online; ídem, 14/11/2003, JA 2004-II-467; ídem, sala H, 27/2/1998, “Gregorio”,
elDial clave AA3D; Sup. Corte Bs. As., 27/11/2002, DJBA 164- 126; Cám. Apels.
Trelew, Sala A, 06/07/2009, "Bonifacio, José c/ Sindicato Empleados Textiles de la
Industria y Afines (SETIA) s/ Daños y Perjuicios" (Expte. 201 - Año 2009 CANE)”,
en sist. Eureka, voto Dr. López Mesa; Cám. CC San Isidro, Sala I, 15/6/99, LLBA
1999-1225; C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 1ª, 22/6/1999, RCyS 2000-866; ídem,
sala 2ª, 29/11/2000, RCyS 2001-659; ídem, sala 3ª, 16/4/2002, RCyS 2002-680;
C. 2ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 11/12/2003, Juba sum. B255082; ídem, sala
2ª, 7/10/2003, Juba sum. B301157; C. 1ª Civ. y Com. La Plata, sala 1ª, 18/9/2003,
Juba sum. B101847; ídem, 15/8/2002, Juba sum. B101722; ídem, sala 2ª,
7/3/2002, Juba sum. B152579; C. Civ. y Com. San Isidro, sala 1ª, 15/6/1999, LLBA
1999-1225; ídem, 3/7/2003, Juba sum. B1701222; C. Civ. y Com. Quilmes, sala
1ª, 16/9/2002, Juba sum. B2901642; C. Civ. y Com. San Martín, sala 2ª,
17/7/2003, Juba sum. B2002666; ídem, sala 1ª, 5/8/2003, Juba sum. B1950727;
C. Civ. y Com. La Matanza, sala 1ª, 29/9/2003, Juba sum. B3350370; ídem, sala
2ª, 4/2/2003, Juba sum. B3400362). -------------------------------------------------------------
--- Siendo un principio básico en la materia que en la cuantificación del daño moral
no tiene por qué haber vinculación porcentual con los daños materiales, y tampoco
puede considerarse que sea un aspecto complementario y accesorio; no
existiendo ninguna relación forzosa entre el perjuicio material y el moral, la
reparación de este daño debe determinarse ponderando esencialmente la índole
de los sufrimientos y molestias experimentados por el damnificado y no mediante
una proporción constante que vincule los daños cuya reparación se reclama, razón
por la cual, en función de las particularidades del caso, dicha proporción puede
variar (CN. Fed. Civ. y Com., Sala III, Rep. LL 1983-A-I-642; C. Apels. Trelew,
Sala B, 29/11/2007 “Carrizo c/ Tejada Flores”, en sist. Eureka, voto Dr. De Cunto).
--- Ello así, el cuestionamiento de la falta de equivalencia o proporción entre el
daño patrimonial y el extrapatrimonial, no constituye una crítica concreta y
razonada, no poniendo ni quitando nada, ya que incluso de comprobarse esa
desproporción, ella no significa nada en sí misma, si no se analizan las
circunstancias comprobadas de la causa para determinar la demasía resarcitoria
del daño moral, lo que no han hecho los apelantes. -----------------------------------------
--- En lo tocante al cuestionamiento de la tasa de interés aplicable al caso, el
cuestionamiento deviene también inadmisible, dado que el capítulo no ha sido
introducido en la faz postulatoria del proceso, ya que en la contestación de
demanda no se ha argumentado ni demostrado con las necesarias precisiones
que la tasa del Banco Provincia del Chubut supere sustancialmente para el
período computable en este caso, al del Banco de la Nación Argentina. El tema ha
sido obviado en el responde de fs. 57/66vta. y el intento de introducirlo en el
memorial -encima con un yerro respecto de la tasa aplicada, la que se menciona
como pasiva- impide acceder a la petición del accionado y citada de cambiar en
este caso la tasa del Banco del Chubut por la del Banco de la Nación argentina, ya
que el tema no fue ni debatido ni acreditado en autos con la debida precisión. ------
--- Ello así, que esta Sala haya concedido algo similar en otra causa no obliga a
aplicar esa tasa en todo expediente ni podría hacerlo, si la cuestión no fue objeto
de debate y prueba en la causa respectiva, dado que lo contrario implicaría
vulnerar el principio de congruencia, incumplir el art. 280 CPCC y violar los
derechos de debido proceso y defensa en juicio de la contraparte, todo lo cual
manifiestamente no procede hacer.------
--- Como dijo esta Sala en un precedente suyo, del mes de Febrero de 2009, in re
“SAGASTA, Guillermo c/ Instituto de Ortopedia y Traumatología S.A. s/ Cobro de
Pesos” (Expte Nº 155- 2005) Expte Nº 23- 2009 (C.A.N.E), el ámbito de
conocimiento del Tribunal de Apelación se halla circunscripto por las cuestiones
articuladas en el proceso, vale decir, los que el art. 277 CPCyC -art. 280 CPCC
Chubut, texto según Digesto- denomina capítulos propuestos a la decisión del juez
de primera instancia (C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 3ª, 15/6/90, “Rodríguez
Beruti, Raúl L. v. Segba”, JA 1993-II, síntesis; ídem, 26/6/92, “Orellana, Arnaldo J.
v. Ministerio de Educación y Justicia de la Nación”, JA 1993-II-163). Por tal motivo,
el tribunal revisor no puede atender las cuestiones no alegadas ante aquél (arts.
34 inc. 4, 163 incs. 6, 271 y 277 CPr.) (C. Nac. Trab., sala 7ª, 29/9/86, “Godoy,
María I. v. Clínica Marini S.A.”, en JA 1987-III, síntesis).-
--- De acuerdo con lo que dispone el art. 277 CPCyC, el tribunal de apelación no
tiene facultades para decidir acerca de cuestiones no propuestas al juez de
primera instancia en los escritos constitutivos del proceso, es decir, en los escritos
de demanda, reconvención y sus respectivas contestaciones (C. Nac. Civ., sala D,
20/6/89, “Cohen, Lidia Adriana v. Sincovich, Jorge Oscar”, JA 1993-II, síntesis).----
--- Ergo, si las cuestiones planteadas no fueron sometidas al juez en la instancia
anterior -como no lo fueron en el caso sub lite- no pueden por ende ser materia de
examen en la alzada en virtud de lo prescripto en el CPr. art. 277 (C. Nac. Civ.,
sala I, 28/12/89, “Sole, María I. v. Falcón Ciriaca, Ángela”, JA 1990-III-47). Es que,
el art. 277 CPCCN. veda la introducción de pretensiones o defensas ajenas a las
que fueron objeto de debate en la instancia original (CSJN, 15/5/01, “Saliot, Jean
F. R. v. Mase, Susana”, JA 2002-IV-síntesis).--------------------------------------------------
--- Las alegaciones que no corresponden a la oportunidad procesal no pueden
tenerse por existentes. Los poderes del tribunal obedecen a reglas fundamentales
y a principios que son consecuencia de éstas. Así, el tribunal de alzada debe
decidir observando los principios de plenitud y congruencia, sobre el contenido de
la relación procesal como ha sido trabada en los escritos de constitución del
proceso, sin que pueda fallar sobre cuestiones (capítulos) no propuestos a la
decisión del juez de primera instancia (C. Nac. Civ., sala H, 4/12/02, “Aadi Capif
A.C.R. v. Propietario Establecimiento Latino 11”, JA 2005-IV-síntesis).- ---------------
--- La limitación establecida en el art. 277 CPr. Nación, en cuanto sólo atribuye al
tribunal de 2ª instancia la jurisdicción que resulta de los recursos deducidos por
ante él, tiene jerarquía constitucional (Corte Sup., 19/10/95, “Aquinos, Serafina v.
Terranova, Daniel”, JA 1996-II-17; ídem, 28/9/93, “Cargen S.A. s/ quiebra s/
incidente de revisión promovido por La Plata Cereal Co. SACIAF. e I.”, JA 1994-II-
385). ----------------------------
---Teniendo en cuenta las modalidades con que el legislador ha estructurado el
régimen de la doble instancia -donde el recurso de apelación no abre un nuevo
juicio sino que se trata de una revisión del realizado por el juez-, los
pronunciamientos que implican dejar de lado esa duplicidad resultan
descalificables, según lo ha señalado la CSJN (FALLOS 318:1711; en igual
sentido, C. Nac. Civ. y Com. Fed., sala 2ª, 10/5/01, “Junta Nacional de Granos v.
Prats Carlos Héctor y otros S/ proceso de ejecución. CAUSA N. 1890/1998”, en
AbeledoPerrot online y fallo de esta Sala in re “SAGASTA, Guillermo c/ Instituto de
Ortopedia y Traumatología S.A. s/ Cobro de Pesos” (Expte Nº 155- 2005) Expte Nº
23- 2009 (C.A.N.E). -----------------------------------------------------------------------------
--- Lo relativo a la compensación de sumas pagadas por la ART con lo debido al
actor tampoco puede ser analizado en esta etapa y sede, ya no por no haber sido
mencionado en el responde, sino por haber sido mencionado de pasada, en dos
párrafos escuetos e imprecisos a fs. 64vta. de autos y con una cita legal
equivocada e inaplicable, como que refiere a la Ley de Riesgos del Trabajo, que
nada tiene aquí que ver y resulta inadmisible. Además, en el responde de la
demanda ni en el memorial de agravios ni siquiera se especificó qué sumas fueron
pagadas al actor, a qué obedece cada una, qué es lo que debería descontarse,
etc, lo que implica que el punto no fue debatido debidamente en la litis, lo que
implica a que la aplicabilidad del art. 280 CPCC deviene indiscutible a su respecto,
pues de otro modo, bastaria con insertar en la demanda o contestación listados
telegráficos de cuestiones que eventualmente pudieran ventilarse en la causa,
para que éstas deban tenerse por introducidas, lo que es un desatino sostener. ----
--- Cuando el art. 280 CPCC Chubut habla de capítulos propuestos a la decisión
del juez de grado se está refiriendo a alegaciones procedentes, temporáneas,
oportunas e idóneas, esto es, que contengan el núcleo y precisión mínima para
ser analizada por el juez, debiendo considerarse que la cuestión no ha sido
propuesta al magistrado inferior, en caso contrario, como aquí sucede, por lo que
propongo al acuerdo el rechazo también de este agravio. ---------------------------------
--- En lo tocante al agravio relativo a las costas del juicio, el tópico será resuelto
una vez tratados los agravios del actor, cuyo acogimiento podría modificar la base
de esta cuestión debatida. --------------------------------------------------------------------------
--- Por todo lo anteriormente expuesto propongo al acuerdo el rechazo de la
totalidad de los agravios volcados en la expresión de agravios de fs. 497/528,
excepción hecha del agravio relativo a las costas, que será tratado al final de este
voto. ----------------------------
--- Ingresando al tratamiento del único punto de ataque del recurso de la actora,
consistente en el cuestionamiento del quantum del daño patrimonial establecido
en la sentencia de grado, advierto que posee razón el apelante en su crítica,
referente a que se ha tomado en el grado una base de cálculo desactualizada del
salario mínimo, vital y móvil, por lo que procede acoger su agravio. --------------------
--- Es más, bien analizada la cuestión se advierte que deberá concederse al actor
apelante más dinero del que peticiona en su escrito de fs. 530/532, dado que
como consigna el mismo a fs. 531vta. los cálculos que realiza son al sólo efecto
estimatorio, por lo que esta Sala debe realizar los mismos sobre la base de cálculo
correcta que es el salario mínimo vigente al tiempo de la sentencia de grado
(setiembre de 2013), que es el monto de pesos tres mil novecientos sesenta ($
3960) y no el que el juez de grado empleara. Este nuevo valor a computar surge el
Boletín Oficial del 29/7/2013, que consigna la Resolución 4/2013 del Consejo del
Salario Mínimo Vital y Móvil, que es aplicable a partir del 1 de Agosto del mismo
año, que establece como salario mvm la suma de pesos tres mil trescientos, a la
que en esta zona deberá añadirse un adicional del 1,20, lo que lleva a una base
de cálculo de $ 3960 en autos. -------------------------------
--- Rehaciendo los cálculos del juez a partir de la base de cálculo correcta surge
un valor básico de $ 51480 (3960 x 13), que aplicado a las diferentes distinciones
del a quo que son irrevisables aquí, ya que no han sido debidamente cuestionadas
por el accionado y la citada en garantía ni apeladas por el actor, se obtiene como
daños patrimoniales asignables a los actores, que la chance de ayuda futura
concedida a los padres en un 20% arroja un valor base de $ 10,296, que
determina para la madre del occiso -Sra. Julia Inés Pereyra-, la suma de $
105.045,33, en tanto arroja para el padre, Sr. Carlos Alberto Barbich, la suma de $
35015,11 y para la hija menor del occiso, Srta. Sofía Barbich, la suma de $
142.105,71 y para su concubina, Sra. Sonia Beatríz Ortega, la suma de
$60.902,45. -------------------------------------------------------------------------------------
--- A todas estas sumas concedidas por daño patrimonial deberán sumarse los
montos concedidos en el grado por otros conceptos y en las condiciones y con los
accesorios allí dispuestos, debiendo recalcularse la indemnización total a
concederse a cada uno sobre la base de estas pautas en etapa de ejecución. ------
--- En lo tocante a la imposición de las costas de grado, el cuestionamiento de la
imposición de la totalidad al accionado y a la citada en garantía no habrá de
prosperar; ello, dado que no les asiste razón a éstos en su embate y que, de
acuerdo al resultado de la litis, las costas de primera instancia no deben
distribuirse sino cargarse en su totalidad a los vencidos, no siendo de aplicación al
caso lo dispuesto por el art. 72 C.P.C.C. sino lo establecido por su similar 69
CPCC.---------------- ------------------------------
--- En autos, a la luz del resultado de esta instancia, quedará plasmada la
procedencia ampliamente mayoritaria de la pretensión actora, que no ha visto
rechazados reclamos por rubros completos, sino en todo caso la disminución
parcial de los montos pretendidos en la demanda, en ítems pasibles de
apreciación judicial y en situaciones donde el propio juez a quo reconoció que el
occiso había desarrollado actividades laborales extras, pero siendo de difícil
cuantificación ellas, se inclinó por echar mano a la pauta del salario mínimo vital y
móvil. ---------------------------------------------------------------
--- En tal caso, la procedencia parcial de los reclamos contenidos en la pretensión
actora no refleja estimaciones en exceso optimistas de la parte actora ni, menos
aún, desmesuras o desproporciones injustificables de la petición liminar de la
actora, sino que manifiesta la apreciación judicial de situaciones en todo caso
opinables, en las que no corresponde cargar a la actora con parte de las costas. --
--- En esa situación, aplicar en este caso el criterio de que las costas integran el
resarcimiento en este tipo de juicios, no implica favorecer desproporciones,
aventuras o desmesuras reclamatorias. Por el contrario distribuir las costas en un
caso con los perfiles del que nos ocupa, implicaría una neutralidad axiológica
intolerable de asumir para quien se precie de ser un buen juez. -------------------------
--- Si bien las costas no son una sanción, tampoco su imposición puede reflejar
una neutralidad axiológica evidente para quien colisionó a dos ciclistas desde
atrás, en la banquina de una ruta, conduciendo dormido y llevando sobre el capot
de su vehículo durante más de treinta metros a un ciclista, cuya cabeza rebotaba
sobre el parabrisas, hasta destrozarlo y morir a consecuencia de ello. -----------------
--- No cabe olvidar que no imponer a los coaccionados la condigna
responsabilidad por las costas del litigio, implicaría indirectamente penar a la
víctima y a sus sucesores, a quienes se les quitaría parte del resarcimiento
concedido, para cargar con las costas generadas por la defensa de un sujeto que
como mínimo actuó con absoluta desaprensión por la vida de los demás. ------------
--- En tal situación comparto el criterio del juez de grado, en este caso particular y
concreto y vistas sus circunstancias, de imponer la totalidad de las costas de
grado al accionado y la citada en garantía. -----------------------------------------------------
--- Por tales fundamentos, habré de proponer al acuerdo la modificación del
decisorio impugnado solamente en cuanto al monto del capital de condena por el
rubro daño patrimonial el que se eleva a las siguientes sumas: para la Sra. J. I. P.,
la suma de $ 105.045,33; para el Sr. C. A. Barbich, la suma de $ 35015,11, para la
hija menor del occiso, Srta. S. Barbich, la suma de $ 142.105,71 y para la Sra. S.
B. Ortega, la suma de $60.902,45, sumas a las que deberán sumarse los
conceptos concedidos en el grado por otros conceptos y en las condiciones y con
los accesorios allí dispuestos, debiendo recalcularse la indemnización total a
concederse a cada uno sobre la base de estas pautas en etapa de ejecución de
sentencia. --------------
--- En los restantes aspectos motivo de cuestionamiento, habré de proponer al
acuerdo la confirmación del decisorio impugnado en cuanto ha sido materia de
recurso y agravios. ------------------------------------------------------------------------------------
--- En cuanto a las costas de alzada, dado que de las cinco pretensiones de la
apelante no prospera ninguna y sí en cambio la única pretensión del actor es
acogida, propondré que las costas de alzada sean cargadas en su totalidad sobre
la parte demandada y citada en garantía (cfr. art. 69 CPCC). -----------------------------
--- En cuanto a los estipendios profesionales, propondré la determinación de los de
alzada ...(arts. 5, 6, 8, 13, 18 y 46, Ley XIII N° 4).-
--- Por los fundamentos expuestos supra, a la primera cuestión, VOTO
PARCIALMENTE POR LA NEGATIVA.----------------------------------------------- ---------
----A LA PRIMERA CUESTIÓN el Dr. Velázquez expresó:---------------------------------------
----Suficientemente reseñados ya por el colega preopinante los antecedentes del
caso y los agravios expresados por el apelante, a la tal síntesis me remito en
homenaje a la brevedad. Coincide mi opinión con la del ponente y contrario a
dicha economía de tiempo, por alongar innecesariamente este acuerdo, sería el
realizar un nuevo tratamiento “in extenso” de todas las razones dadas, repetitivo
de lo ya bien expresado por el colega. Para fundar individualmente mi voto, según
lo requiere la manda del art. 169 de la Const. Prov., bastará formular las siguientes
consideraciones.----------------------------------------------------------------------------------------------
----I.- En cuanto a los primeros agravios referidos a la prejudicialidad de la causa
penal, coincido con el colega prevotante en que los mismos resultan inacogibles.---------
----La reflexión del “a quo” sobre la inexistencia de prejudicialidad de la acción
penal sobre la civil en el supuesto de suspensión del juicio a prueba, y la
evaluación del material probatorio colectado en la causa penal, es un aspecto del
fallo que no les causa perjuicio a los apelantes. No es exacto -como dicen los
apelantes-, que juzgador de la otra instancia haya fundado la condena de las
codemandadas en la “probation” mentada. Puntualmente señaló el juzgador que
era esa una materia ajena a su decisión en este caso, por lo que no habría
prejudicalidad, y que ello no significa un impedimento para valorar la prueba penal
junto a otros elementos de la causa, independientemente de que haya
“probation”.-----------------------------------------------------------------------------------------------------
----Es del todo evidente que esta primera impugnación es inadmisible, pues recae
sobre un aspecto del fallo que no le causa perjuicio al apelante, en tanto ninguna
conexión efectuó el sentenciante de grado de la causa civil con la suspensión del
juicio penal a prueba solicitada por el demandado en la instancia penal. Ello fue
precisamente lo declamado por el “a quo” en el párrafo aludido y mal interpretado
por el recurrente.----------------------------------------------------------------------------------------------
----No es siquiera concebible que una parte exponga agravios contra la porción del
decisorio que no le causa gravamen, pues constituye presupuesto subjetivo de
admisibilidad de la apelación la concurrencia de un gravamen concreto, fuente a
su vez del interés personal sustento del recurso. Cual señalara el prevotante,
reiterando conceptos que he tenido numerosas ocasiones de exponer, la
existencia de dicho interés es en verdad requisito de toda especie de acto
procesal; sin él no hay acción, pues el derecho mismo no es, según la feliz
expresión de Ihering, sino el interés protegido por la ley y nada lleva a concluir que
en la especie de las apelaciones se configure una excepción a tal primordial regla.
Concuerda en ello la doctrina toda, de antaño y de hogaño (art. 244 C.P.C.C., su
doct.; confr.: Guasp, “Derecho procesal civil”, 3era. ed., I-276 p. IV y II-742/743;
Ibáñez Frocham, “Tratado de los recursos en el proceso civil”, 4ta. ed., pág. 167;
Podetti, “Tratado de los recursos”, EDIAR 1958, pág. 123; Alsina, “Tratado...”, 2da.
ed., IV-191, n°3, “b”; Palacio, “Derecho procesal civil”, Abeledo-Perrot 1975, IV-31,
n° 335 y V-47, n° 527 y págs. 85/86, n° 546; Morello y otros, “Códigos
Procesales...”, 2da. ed., III-24, n° IV; Hitters, “Técnica de los recursos ordinarios”,
L.E.P. 1985, págs. 42/47, nros. 14 y 15, pág. 336, n° 191 y pág. 347 n° 199; De
Santo, “Tratado de los recursos”, 2da. ed., I-284, n° 43; Arazi-Rojas, “Código
Procesal...”, Rubinzal-Culzoni 2001, I-777, n° 2).----------------------------------------------------
----Además de ello, nótese que tanto los actores a fs. 22 vta., como la
codemandada a fs. 65 ofrecieron la causa penal como instrumento de prueba, y
ninguna de las partes impugnó esa prueba ofrecida, por cuanto ahora, la
codemandada tampoco puede agraviarse si el a quo evaluó la prueba contenida
en la causa penal.--------------------------------------------------------------------------------------------
----Hemos tenido desde estos estrados ocasión de declarar que cuando los
litigantes concordaron en ofrecer la causa penal como prueba -como en la especie
sucediera- y no procedieron después en la forma prevista en el art. 399 del
C.P.C.C., es decir no formularon contra esas actuaciones impugnación total o
parcial seguida de incidente de redargución de falsedad, el valor probatorio de las
mismas queda admitido para todos los justiciables en calidad de hecho integrante
de la relación procesal, razón por la cual sus constancias tienen virtualidad y
eficacia probatoria, sin necesidad de que los elementos convictivos allí producidos
hayan de ser reeditados o ratificados en el juicio civil. (confr.:. mi voto en S.D.C.
18/12).-----------------------------------------------------------------------------------------------------------
----De modo tal que los primeros agravios deben ser rechazados. -----------------------------
----II.- En el siguiente agravio, los apelantes refieren a la culpa de la víctima,
cuestionan la forma de la apreciación de la prueba realizada en la sentencia de
grado y la incidencia de ella en la conclusión a que arriba el a quo que
responsabiliza al demandado, cuando -según los recurrentes- debiera serlo a la
víctima, por su propia culpa.-------------------------------------------------------------------------------
----Los recurrentes efectúan una evaluación paralela de los hechos y basan su
impugnación en objetar la apreciación de la prueba efectuada por el juez de grado.
De la lectura de este agravio, prontamente se advierte que el cuestionamiento de
los apelantes a la apreciación de la prueba realizada por el juez, resulta
técnicamente insuficiente.----------------------------------------------------------------------------------
----La motivación de los apelantes no constituye una crítica concreta y razonada a
la argumentación mediante la cual el señor juez de la precedente instancia
concluyera apoyándose en la probanzas periciales y testificales rendidas, que el
demandado efectivamente invadió el carril destinado a la circulación de los
ciclistas. La impugnación es pura generalidad y discrepancia subjetiva y no la
crítica precisa y fundada requerida por el art. 268 C.P.C.C. para la suficiencia
técnica de la expresión de agravios con lo que nos encontramos nuevamente con
una deserción parcial del recurso (art. 268 ídem), debiendo ser desestimado pues.
-----
----Por otra parte, ha de tenerse en cuenta que las particularidades que ofrece la
bicicleta de no ser un vehículo motorizado, sino impulsado por la fuerza humana
-pero que comparte con el automotores uso de la vía pública, ocupando un escaso
espacio en relación con los que presentan un porte muy superior-, por la
inestabilidad propia de su estructura, por la exposición del cuerpo del conductor
sin ningún tipo de protección, etc., han llevado al legislador a consagrar normas
específicas en relación con los ciclistas (confr.: Areán, “Juicio por accidentes de
tránsito”, t. 2 “B”,2da. ed., pág. 121).--------------------------------------------------------------------
----Prevaleció durante mucho tiempo y aún prevalecen resabios en la actualidad
de la opinión por la cual debe aplicarse al ciclista el mismo criterio que al peatón.
Se afirma que por ser el automotor y la bicicleta cosas de riesgo de muy distinta
entidad no se neutralizan las presunciones. Esta solución se funda, en definitiva,
en la mayor peligrosidad del automóvil, su mayor potencia, velocidad y tamaño y
en la circunstancia de que la falta de carrocería coloca al ciclista en un estado de
indefensión análoga al del peatón. Ello significa que conforme el art. 1113, párr.
2º, parte 2º del Cód. Civil, la inversión de la carga de la prueba no deja de ser
aplicable cuando intervienen en el hecho dañoso dos grandes generadoras de
riesgo de muy distinta entidad, como son un automóvil y una bicicleta, por lo que el
propietario o guardián del automóvil debe indemnizar al ciclista, a menos que
pruebe la culpa de éste o la de un tercero por quien no deba responder.---------------------
----Frente a lo establecido por el art. 1113 del Cód. Civil, si el conductor de un
automotor que embiste a un ciclista pretende eximir su responsabilidad deberá
demostrar una imprudencia suficientemente caracterizada por parte del ciclista, o
lo que es igual, demostrar de qué modo y con que alcance la conducta o el hecho
de la víctima fue la que causó el accidente, ya se trate de su imprudencia o de lo
imprevisible que resultaba su presencia para el automovilista (confr.:. C.N. Civ.,
Sala “F”, 27/05/02, “Maldonado, Carlos Alberto c. Caffarena, Héctor Reynaldo y
otro s/ Daños y perjuicios”, el Dial -AA10CA, cit. por Areán, ob. ind. to.2 B, pág.
164/165).-------------------------------------------------------------------------------------------------------
----Analizada la prueba aportada, nada de ello fue demostrado. A grado tal de que
es inexacto que de la prueba producida en el proceso resulte que la causa del
accidente haya sido en exclusiva la conducta de la víctima, quien se habría
interpuesto en la normal circulación del automotor. Del dictamen pericial
accidentológico de fs. 120/148 de la causa penal, no se desprende esa alegada
invasión del carril de circulación transitado por el Ford Taunus del codemandado,
sino todo lo contrario, surge palmaria la desviación del automotor hacia la
banquina en la que circulaban los ciclistas. Tampoco de las testimoniales de
Garitano y Rattiviña, de fs. 25/26 y fs. 27/28 de la causa penal y de fs. 234/235 del
expediente civil, surge que los ciclistas hubieran invadido la cinta asfáltica.-----------------
----Frente a esa ausencia de demostración de una concurrencia causal de la
conducta del ciclista, idónea para ser subsumida en las normas de los arts. 1111 y
1113, párr. 2°, parte 2da. Cód. Civ., no queda sino mantener la íntegra
responsabilidad del codemandado en el suceso, como agente dañador y como
dueño del rodado generador de riesgo -ver informe de fs. 238/240- (arts. 1109 y
1113, párr. 2°, parte 2da. cód. cit.). -
----Bien se ha dicho que, no basta con suministrar versiones fácticas si ellas no
reciben respaldo probatorio, toda vez que la sentencia debe basarse, como regla,
en la prueba y no en la alegación, esto es, en los hechos comprobados de la
causa (arts. 363, 364, 390 C.P.C.C.; este cuerpo, c. 581/09 S.D.F. 1/10, c. 54/10
S.D.L. 9/10, c. 103/10 S.D.L. 24/10, c. 296/12 S.D.C. 1/13).--------------------------------------
----III.- Critican los quejosos la aplicación de una fórmula de matemáticas
financiera para la determinación de los montos resarcitorios. Considero que el uso
de una fórmula actuarial con esa finalidad no ha sido en absoluto un yerro de la
Señor Magistrado de la previa instancia.---------------------------------------------------------------
----Desde antiguo tengo posición tomada en este tópico, que he expuesto en
diversos precedentes de esta Cámara (S.D.L. 92/91, 35/94, 19/95; S.D.C. 39/95,
25/98, 13/99, c. 28/13 S.D.C. 10/13, entre muchos). Soy partidario de la aplicación
de la conocida fórmula de matemática financiera que el juzgador de origen
empleara, pues la creo instrumento idóneo para cuantificar de la manera más
exacta posible los perjuicios que la cesación total o parcial de una actividad
creadora, productora de bienes, acarrea al suprimir o reducir ingresos.-----------------------
----Cierto es que en esta órbita civil las facultades judiciales son grandes, jugando
con amplio margen el prudente arbitrio de los magistrados, pero son numerosos
los pronunciamientos de la Corte Suprema Nacional que han remarcado la
necesidad de precisar en la sentencia, so pena de incurrir en arbitrariedad, el
modo exacto de aplicación de las pautas utilizadas -edad, profesión, lapso
abarcado, condición social-, sin que baste una mera enunciación genérica de
ellas, pues debe ser demostrado cómo conducen al resultado al que se arriba
(Fallos 302:195 y 1033; 304: 575; 305:593, etc.). Tal doctrina lleva como de la
mano al empleo del cálculo matemático para fijar la indemnización, toda vez que la
certeza que él brinda disminuye en sumo grado el peligro de la discrecionalidad
judicial, con su secuela de probables injusticias, a la que se cae por el plano
inclinado del “grosero empirismo de nuestra jurisprudencia” hace ya muchos años
señalado y fustigado por Accdel Salas (“Evaluación del daño causado a la
persona”, J.A.1955-IV-15).---------------------------------------------------------------------------------
----Considero entonces que la reparación debe estar dada por un capital que
colocado a interés según tasa compatible con una moneda de valor constante,
permita retiros periódicos equivalentes a los ingresos perdidos, retiros éstos que,
al estar integrados por los intereses producidos y, asimismo, por porciones de
capital, irán amortizando este último hasta agotarlo al fin del lapso computable.
Para concretar tal cálculo el procedimiento más racional es el suministrado por la
fórmula actuarial que desarrollaran los matemáticos Moore y Bernasconi, expuesta
por diversos doctrinarios (confr.: Mosset Iturraspe, “Responsabilidad por daños”,
EDIAR, Bs. As. 1973, II-B-177 y sgts.; Hünicken, en “Tratado de Derecho del
Trabajo”, dirigido por Vázquez Vialard, Astrea, Bs. As. 1983, IV-437 y sgts.). No
me extenderé en la explicación de ella y sus signos algebraicos en homenaje a la
brevedad, pues la misma es bien conocida y la ha explicitado el sentenciante del
grado anterior.------------------------------------------------------------------------------------------------
----En la especie no está demás añadir que los recurrentes en este agravio mal
interpretan el cabal sentido de la doctrina de la Corte Suprema Nacional que citan.
El Alto Cuerpo fustigó en esos precedentes la aplicación de fórmulas matemáticas
por insuficientes, por atender exclusivamente a términos monetarios,
desentendiéndose en cambio de otros valores del ser humano, como
manifestaciones del espíritu integrantes igualmente del valor vital del hombre.
Comparte esta sala la postura y en más de un caso ocurrente ha razonado a partir
de ella para disponer la indemnización de perjuicios patrimoniales a la vida de
relación de las víctimas situados allende la simple reducción de ingresos
económicos (v. gr., c. 18.781 S.D.C. 4/08, c. 20.577 S.D.C. 34/07, c. 22.842
S.D.C. 43/08, c.30/08 S.D.C. 19/09, c. 114/11 S.D.C. 15/11, c. 48/13 S.D.C. 11/13,
c. 204/13 S.D.C. 12/13). Pero en el subexamen, de haber sido aplicado tal criterio,
las indemnizaciones hubieron de ser más altas todavía de aquellas que los
apelantes cuestionan por excesivas, con lo cual su argumentación sobre este
punto vuélvese contra ellos por la pasiva.-------------------------------------------------------------
----IV.- Las argumentaciones de los recurrente relativas al daño moral sufrido por
los reclamantes, las variables que pretende introducirse en la fórmula matemática
-tasa de interés puro del 6% (impugnación, por lo demás, cuya adversa suerte
estaba sellada, visto que ese es el tipo porcentual fijado desde antiguo por nuestro
Superior Tribunal para el cómputo de los frutos civiles puros (sentencia de Máximo
Órgano Provincial registrada como S.D. 7/91), edad jubilatoria aplicable de la
víctima, de los coactores, etc.-, la falta de legitimación activa de la concubina para
reclamar daño moral, no constituyen, en rigor, críticas razonadas al
pronunciamiento atacado, sino que configuran en verdad la introducción de
defensas que el sentenciante de origen no pudo tratar por no haberle sido
sometidos esos capítulos en su oportunidad (arts. 34 inc. 4°, 165 incs. 3°, 4° y 6°,
280 parte 1era., 360 regla 1era. del C.P.C.C.).------------------------------------------------------
---- Tampoco le es dado a este cuerpo ocuparse de ellas por vedárselo la expresa
norma del art. 280 ídem. Cual hiciera notar al expedirme en muy nutrido número
de precedentes, en nuestro sistema procesal, caracterizado por el escalonamiento
de etapas preclusivas, la primer limitación impuesta a las potestades del tribunal
de alzada viene dada por la relación procesal trabada con la demanda y su
contestación. También en este grado de apelación rige el principio de congruencia
y no es dado en consecuencia extralimitar la relación procesal diagramada con los
escritos constitutivos, para cuya modificación es pieza inidónea la expresión de
agravios, que no brinda ocasión para la introducción al proceso de nuevas
defensas no opuestas en su oportunidad (art. 242 C.P.C.C., su doc.; c. 19.304
S.D.L. 11/04, c. 21.041 S.D.C. 52/06, c. 21.607 S.D.C. 6/07, c. 21.949 S.D.C.
25/07, c. 108/09 S.D.C. 6/09, entre muchas otras). No en vano el art. 274
C.P.C.C., establece que en los votos pronunciados por los jueces en el acuerdo
“se examinarán las cuestiones de hecho y de derecho sometidas a la decisión del
juez de primera instancia que hubiesen sido materia de agravios”.----------------------------
----La oportunidad para formular articulaciones defensistas era la del responde a la
demanda (art. 360, cláus. 1era. C.P.C.C. ya cit.). Esa pieza es la portadora de la
oposición a la pretensión, acto introductivo este que fija los límites del examen de
la pretensión. Mediante su oposición el sujeto pasivo elige de entre las
teóricamente infinitas líneas de discusión que la pretensión puede suscitar,
aquellas que tienen mayor significación y trascendencia prácticas, función electiva
que es encomendada a la demandada en virtud del principio de contradicción, por
entender que ella encuentra en su propio interés razones bastantes para deducir
aquellos motivos de discusión cuya aclaración sea necesaria. El efecto de la
oposición consiste entonces en delimitar el objeto procesal, con imposibilidad de
cambios ulteriores; establecidos de tal modo los extremos dentro de los cuales la
pretensión procesal ha de ser correctamente manejada, ellos vinculan a los jueces
de la causa -en todas las instancias-, quienes no podrán desconocerlos, positiva o
negativamente, sin incurrir en el vicio de incongruencia (confr.: Guasp, “Derecho
procesal civil”, 3era. ed., I-233/234 y 241).------------------------------------------------------------
----Esta restricción a las facultades del cuerpo constituye una derivación necesaria
del principio dispositivo, que confiere a los justiciables el señorío de la voluntad de
fijar las fronteras del objeto litigioso y excluye que los tribunales de justicia se
pronuncien sobre cuestiones que no hayan sido introducidas al proceso
temporáneamente por las partes. Si fuera admitido que en la alzada pudieran
tratarse capítulos no esgrimidos ante el “a quo”, ello importaría alterar los términos
en que quedó trabada la litis, con menoscabo del derecho de defensa y violación
de la expresa prohibición legal contenida en el ya citado art. 280 C.P.C.C. Debe
recordarse siempre que la función del tribunal “ad quem” es revisora del
pronunciamiento emitido en el anterior grado y no una renovación plena del debate
-“novum iudicium”-; no hay espacio en ella pues para el planteo de noveles
articulaciones o defensas.----------------------------------------------------------------------------------
----De tal modo, expresar quejas sobre un capítulo que el sentenciante del previo
grado no falló, en tanto no le fue sometido a decisión, y respecto al cual, por ende,
no pudo cometer errores, no constituye la crítica concreta y razonada que el art.
268 C.P.C.C., requiere como carga que el apelante ha de satisfacer para la
suficiencia de su recurso, so pena de deserción del mismo, consecuencia recaída
sobre los agravios citados en primer término.---------------------------------------------------------
----Es así que el cuestionamiento por daño moral, en el caso de la falta de
legitimación de la concubina de la víctima alcanzado por el art. 280 C.P.C.C.,
resulta inaudible, toda vez que el apelante pretende hacer ingresar al ámbito de
revisión de este tribunal hechos no alegados idóneamente en la etapa postulatoria
del proceso.----------------------------------------------------------------------------------------------------
---- Tocante al quantum del resarcimiento por daño moral, prevalece en él la falta
de una crítica concreta y razonada receptada en el art. 268 C.P.C.C., tal
impugnación debe ser fundada, apoyada en motivos jurídicos o fácticos
claramente expuestos, lo que no fue hecho en este caso.----------------------------------------
----El único argumento más atendible de que el importe por daño moral deviene
injusto porque supera al monto otorgado por daño patrimonial, no puede
prosperar, pues la crítica expuesta no logra demostrar el error del a quo al
determinar el quantum del resarcimiento.--------------------------------------------------------------
----Es que la resarcibilidad del daño moral no tiene por requisito que él lleve en
paralelo daños patrimoniales, ni hay motivo por el cual deba mediar
proporcionalidad alguna entre los importes indemnizatorios de ambos. Cual
sostiene muy pacífica doctrina y ya declaráramos en varios precedentes, el daño
moral no es complementario ni accesorio de los patrimoniales, sino autónomo, y
debe recordarse que hay ilícitos que no producen perjuicios de esta última índole,
afectando sólo la esfera extra patrimonial del sujeto víctima; en otros supuestos, la
afectación patrimonial puede ser cuantiosa y no existir daño moral (confr.:
Zannoni, “El daño en la responsabilidad civil”, 2da. ed., págs. 324/325; Mosset
Iturraspe, “Responsabilidad por daños”, EDIAR 1980, III-62/63, IV-193/194, n° 69,
“a”; esta alzada, c. 17.250 S.D.C. 5/02, c. 18.288 S.D.C. 1/03, c. 18.781 S.D.C.
4/08, 32/08 entre otras).------------------------------------------------------------------------------------
----Con ello los codemandados no han logrado conmover lo que el “a quo”
manifestara en su decisorio, y en tal situación el recurso es inidóneo técnicamente
para hacer caer este aspecto de la sentencia, el que debe juzgarse firme, a mérito
de lo dispuesto en los arts. 268 y 269 C.P.C.C., omitiendose toda crítica concreta y
razonada. Cual es bien sabido, para que la carga de criticar concreta y
razonadamente el fallo quede satisfecha es menester que los fundamentos del
juzgador sean objeto de efectivo ataque en su integridad, ya que de lo contrario
aquellos de los cuales no se haya hecho cargo el recurrente con argumentos
específicos y que por sí solos sirven para sustentar en derecho la decisión,
provocan la firmeza de ésta. En suma, de no ser expresados los agravios del
indicado modo acerca de cada uno de los puntos que fueron considerados
separadamente por el “a quo”, quedan consentidos aquellos sobre los que no
medió precisa y fundada impugnación (confr.: C.S.N., L.L. 137-538; esta alzada, c.
208/10 S.D.L. 32/10, c. 551/10 S.D.L. 5/11, c. 23/11 S.D.L. 9/11, c. 207/11 S.D.L.
23/11, 27/13 entre muchas otras).-----------------------------------------------------------------------
----Es decir, que la pieza de expresión de agravios debe constituir una crítica
concreta, precisa y razonada de las partes del fallo que el apelante considere
equivocadas. Deben precisarse punto por punto los errores u omisiones y esto
debe ser verdadero; no reuniendo las objeciones genéricas y la simple
disconformidad los requisitos mínimos indispensables para mantener la apelación
(Juba, Sumario B1050237).--------------------------------------------------------------------------------
----Pues, no se considera suficiente para fundar el recurso, la pieza con la que se
intenta fundar el recurso si no demuestra el desacierto o error en la decisión del "a
quo", limitándose a manifestar una simple discrepancia subjetiva con lo decidido.
(Juba, Sumario B1750026).--------------------------------------------------------------------------------
----V.- Los impugnantes cuestionan el “dies a quo” de los intereses y la tasa fijada,
afirmando, en cuanto a la primer cuestión que debió serlo desde la sentencia, y,
tocante a la segunda, que existen tipos de interés más bajos en otras instituciones
bancarias distintas a las del Banco del Chubut S. A.------------------------------------------------
----El primero de esos dos ataques resulta lisa y llanamente insostenible a la
lumbre de los preceptos jurídicos y la doctrina que los informa. Los intereses que,
como accesorio del capital, el sentenciante del otro grado dispuso han de ser
abonados son de naturaleza moratoria, debidos entonces por los responsables
desde el mismo día del hecho, puesto que la mora en el supuesto de los ilícitos
tiene lugar “ex re”, sin que a ello obste la falta de liquidez del crédito pues basta la
certidumbre del mismo, y visto que la regla resulta aplicable tanto a los delitos
cuanto a los cuasi delitos, según el cuerpo ha tenido ocasión de señalar en
reiterados precedentes desde muy antiguo (nota de Vélez Sársfield al art. 509
Cód. Civ.; art. 1109, párr. 1°, parte 2da. Cód. Civ.; este tribunal, c. 10.599 S.D.C.
69/93, c. 10.598 S.D.C. 84/93, c. 10.710 S.D.C. 9/94, c. 11.020 S.D.C. 70/94, c.
12.023 S.D.C. 18/96 y, entre los últimos, c. 20.577 S.D.C. 34/07). Con ello se
apunta resarcir al acreedor los perjuicios que le acarreara el retardo en el pago de
la indemnización (arts. 508, 511, 519, 1077, 1083, 1109 párr. 1° parte 2da., ya cit.,
cód indicado, su doc.) y como presumiblemente al no contar con ella de inmediato
hubo de recurrir al crédito para suplantarla, abonando bajo la forma de intereses el
precio que en plaza tiene el uso del dinero ajeno, justo es que el deudor le
compense esa erogación. Y aun si el actor no hubiera acudido a crédito alguno,
tales réditos moratorios igualmente le serían debidos, porque si el capital de la
deuda no estuvo en poder del acreedor a su debido tiempo tampoco pudo él
invertirlo de manera que le generara frutos civiles.--------------------------------------------------
----Acerca de la tasa aplicable a la liquidación de los intereses devengados con
posterioridad al 31/3/91 ya nos hemos expedido en numerosas oportunidades a
partir del decisorio habido en la c. 11.352 y registrado como S.D.L. 194/94.-----------------
----Como señaláramos en aquel leading case “Marijuan O. R. c/ Fiorasi S.A. s/
laboral” los intereses moratorios constituyen la reparación del daño que la
privación del capital durante la mora del deudor ha causado al acreedor, quien
debe ser colocado en situación equivalente a la que gozaría si la mora “debitoris”
no hubiera ocurrido. No cabe entonces atenerse a una tasa de interés pasiva,
pues como es presumible que al no contar con su dinero a tiempo el acreedor se
viera forzado a suplirlo acudiendo al crédito y sometiéndose, por ende, al tipo de
interés activo, representativo del valor que el mercado asigna al uso del dinero
ajeno, bien está que el deudor moroso le compense el costo de dicho crédito con
el posterior pago de una tasa también activa. La misma podrá ser más gravosa
que la pasiva para el deudor, pero su conveniencia personal de pagar lo menos
posible no puede modificar el hecho de que el acreedor ya soportó antes esa
mayor onerosidad y debió hacerlo en razón de la mora de aquél, que le obliga a
resarcirle el daño consecuente. Esta circunstancia, lo reitero, es presumible y no
requiere ser invocado ni probada en concreto, por hallarse implícita en la situación
de mora y ser consecuencia necesaria de ella. Tal la postura ortodoxa sobre el
tema, apoyada en las normas de los arts. 505, 508, 519, 622, 1068, 1069 Cód.
Civil y en la analógica aplicación del art. 565 Cód. de Com., adunada por tan
pacífica cuan prestigiosa doctrina (confr.: Colmo, “Obligaciones en general”, Ed.
Méndez 1.920, pág. 300, nº 431; Salvat-Galli, “Obligaciones en general”, 6ª ed., I-
431 y sgts., nros. 492 a 494 y sus citas de doctrina francesa en nota 173; Lafaille,
“Tratado de las obligaciones”, EDIAR 1950, II-164, nº 1.060; Rezzónico,
“Obligaciones”, 9ª ed., I-453/454; Busso, “Código Civil anotado”, EDIAR 1.958, IV-
293, nº 20 a 23; Llambías, “Obligaciones”, Perrot 1970, II-224/2245).------------------------
----Es razonamiento errado comparar esa tasa con la espiral inflacionaria, para
sostener que se superpone ella con la fijación del capital resarcitorio en valores
propios del día del fallo.------------------------------------------------------------------------------------
----Atinente a la determinación del resarcimiento a valores actualizados, ha de
recordarse que como indemnizar no significa realizar un restablecimiento histórico
del equilibrio patrimonial roto por el perjuicio, sino una reposición del mismo a
valores actualizados, al tasar el daño debe tenerse en cuenta el valor más
moderno, que representará mejor la porción del patrimonio aniquilada (este
cuerpo, c. 18.396 S.D.C. 10/03, c. 19070 S.D.C. 14/04). “Lo que debe contar -ha
dicho De Cupis- es el valor del dinero al momento de la sentencia, que es el más
próximo a aquel en que se realiza el resarcimiento” (“El daño”, trad. Martínez
Sarrión, Bosch 1975, pág. 380, n° 51). Como la obligación resarcitoria es una
deuda de valor, las variaciones extrínsecas del importe del daño deben corregirse
atendiendo a los valores propios del día de la efectiva reparación o el más próximo
a él posible; el restablecimiento del equilibrio patrimonial quebrado “debe hacerse
en presente: no es un restablecimiento histórico” (Zannoni, “El daño en la
responsabilidad civil”, 2da. ed., Astrea 1987, págs. 241/243, nros. 68 y 69;
Llambías, su voto en C.N. Civ., Sala “A”, E.D. 13-807).------------------------------------------
----En cuanto atañe a la influencia de la depreciación monetaria en los tipos de
interés, recordaré que en todos los precedentes de la saga iniciada con el
pronunciamiento de la mentada causa “Marijuan vs. Fiorasi S.A.” señalamos que si
bien la inflación de la moneda hace sentir notablemente su influjo en las tasas de
interés, las que contienen de común una porción destinada a enjugar la
desvalorización monetaria, no es ese sin embargo el único factor que pesa sobre
la evolución de dichos accesorios. Los ajustes por depreciación monetaria, cuando
son admitidos, no se confunden con los intereses por su diversa finalidad: el
sistema indexatorio apunta a enjugar el menoscabo del poder adquisitivo del
capital afectado por la inflación; los intereses constituyen la compensación por la
privación temporaria del mismo de acuerdo con el valor que el mercado acuerda al
uso del dinero ajeno y se aplican en todo tiempo, con inflación o sin ella. El rango
de los tipos de interés no depende exclusivamente de la depreciación monetaria ni
se acompasa necesariamente al ritmo de ella. En la formación de las tasas
influyen variados factores, entre los que se destacan las cambiantes
circunstancias económico-financieras que determinan la situación de la plaza
crediticia. La liquidez del mercado dinerario-consecuencia del nivel
reglamentariamente establecido para el encaje bancario, del ingreso de capitales
extranjeros al país, del ritmo de las actividad económica que requiera el flujo del
crédito, de la absorción de disponibilidades crediticias por el Estado mediante la
colocación de títulos de la deuda pública, etc.- provoca en múltiples ocasiones la
fluctuación de las tasas allende la curva descripta por la inflación real o las
expectativas de ella que los operadores tengan.-----------------------------------------------------
----VI.- En punto al agravio relativo a la compensación de sumas pagadas por la
ART, cabe señalar que si bien el tema fue mencionado en la contestación de
demanda en dos breves párrafos, sobré él no recayó luego prueba alguna y ni
siquiera surge de la causa la suma que habría sido percibida por los actores, si es
que efectivamente la cobraron.---------------------------------------------------------------------------
----VII.- Asiste razón de los actores en lo relativo al agravio sobre el quantum del
daño patrimonial determinado en la sentencia de grado. Ello así, se ha tomado
una base de cálculo desactualizada del salario mínimo, vital y móvil.--------------------------
----Es así que la base del cálculo correcto es el salario mínimo vigente al tiempo
de la sentencia de grado (septiembre de 2013), que es el monto de pesos tres mil
novecientos sesenta ($ 3.960), y no el utilizado por el juez de grado que
corresponde a la publicación en el Boletín Oficial del año 2012. El valor por el cual
debió el a quo computar es el correspondiente a la publicación en el Boletín Oficial
del 29/07/13, de la Resolución 4/2013 del Consejo del Salario, aplicable a partir
del 1 de Agosto del mismo año, que establece como salario mínimo, vital y móvil la
suma de pesos tres mil trescientos ($3.300), a la que en esta zona deberá
añadirse un adicional del 1,20, lo que lleva a una base de cálculo de pesos tres mil
novecientos sesenta ($ 3.960).---------------------------------------------------------------------------
----Consecuentemente, reformando los cálculos del juez a partir de la base de
cálculo correcta surge un valor básico de $ 51.480 (3960 x 13), que aplicado a las
diferentes distinciones del a quo, que no han sido cuestionadas por las partes, se
obtiene como daños patrimoniales asignables a los actores, que la chance de
ayuda futura concedida a los padres en un 20% arroja un valor base de $ 10,296,
que determina para la madre del occiso -Sra. J. I. Pereyra-, la suma de $
105.045,33, para el padre, Sr. C. A. Barbich, arroja la suma de $ 35.015,11 y para
la hija menor del occiso, S. Barbich, la suma de $ 142.105,71 y para su concubina,
Sra. S. B. Ortega, la suma de $60.902,45.-------------------------------------------------------------
----A todas estas sumas concedidas por daño patrimonial deberán sumarse los
conceptos concedidos en el grado por otros rubros y en las condiciones y con los
accesorios allí dispuestos, debiendo ser recalculada la indemnización total a
concederse a cada uno sobre la base de estas pautas en etapa de ejecución.-------------
----VIII.- Por último, los impugnantes solicitaron de este cuerpo la modificación de
la condena en costas, manifestando que las pretensiones resarcitorias terminaron
prosperando por cifras inferiores a las reclamadas.-------------------------------------------------
----Este tribunal, siguiendo las aguas de pacífica jurisprudencia, desde antiguo y
tradicionalmente ha declarado que en el proceso sobre indemnización de daños
las costas forman parte de la reparación y que no quita al demandado su calidad
de vencido la circunstancia que la pretensión finalice progresando por un monto
menos al demandado si no promedia rechazo de ítem resarcitorio alguno y los
acogidos dependieron de estimación judicial (c. 9.945 S.D.L. 81/92, c. 11.684
S.D.L. 119/95, c. 13.245 S.D.L. 57/98, c. 13.871 S.D.C. 23/99).--------------------------------
----Pero en la especie acontece que no medió rechazo de ítem resarcitorio alguno,
sino que todos finalizaron prosperando, a salvo alguna disminución de los ítemes
sometidos en su cuantía a estimación del juzgador. La disminución del monto de
estos últimos en relación a lo pretendido no puede ser considerada derrota parcial
del actor, pues tales partidas resarcitorias son de las que dependen de
determinación judicial, supuesto en el que las sumas pretendidas sólo significan
las estimaciones del actor, siéndole dado al juzgador coincidir con ellas o bien
reemplazarlas por aquellas en que él tase los daños.-
----No media pues razón para separarse en autos del chiovendiano principio de la
“soccombenza” como base de la condena recogido en el art. 69 párr. 1° C.P.C.C.--------
----IX.- Por las razones expuestas, coincidentes con las que el preopinante
vertiera, entiendo que cabe modificar el decisorio impugnado solamente en cuanto
al monto del capital de condena por el rubro daño patrimonial el que se elevará a
las siguientes sumas: para la Sra. J. I. Pereyra, la suma de $ 105.045,33; para el
Sr. C. A. Barbich, la suma de $ 35.015,11; para la hija menor del occiso, S. B., la
suma de $ 142.105,71 y para la Sra. S. B. Ortega, la suma de $60.902,45, montos
a las que deberán sumarse los conceptos concedidos en el grado por otros rubros,
en las condiciones y con los accesorios allí dispuestos, debiendo ser recalculada
la indemnización total a pagar a cada uno sobre la base de estas pautas en etapa
de ejecución de sentencia.---------------------------------------------------------------------------------
----En los restantes aspectos motivo de cuestionamiento, el decisorio impugnado
merece confirmación.----------------------------------------------------------------------------------------
----Dado el resultado de los recursos interpuestos -desestimación total de los
agravios de la demandada, progreso completo del expresado por los actores-,
concuerdo con el Señor Magistrado antes sufragante en que las costas de
segunda instancia también deben cargarse en su totalidad a la parte demandada y
a la citada en garantía.(art. 69 C.P.C.C.).--------------------------------------------------------------
----Coincido con el prevotante en los honorarios que propusiera regular por los
labores de alzada, pues ellos resultan proporcionados a la importancia, extensión
y mérito de sus tareas profesionales (arts. 5, 6, 8, 13, 18, 46 de la Ley XIII n° 4).----------
----Me expido aquí entonces PARCIALMENTE POR LA NEGATIVA.--------------------------
--- A LA SEGUNDA CUESTIÓN, el Señor Juez de Cámara, Doctor Marcelo López
Mesa, expresó: -----------------------------------------------------------------------------------------
--- En vista del acuerdo arribado precedentemente, el pronunciamiento que
corresponde dictar es el siguiente:
----------------------------------------------------------------
--- 1) CONFIRMAR en lo principal el decisorio impugnado, modificándolo
solamente en cuanto al monto del capital de condena por el rubro daño patrimonial
el que se eleva a las siguientes sumas: para la Sra. J. I. Pereyra, la suma de $
105.045,33; para el Sr. C. A. Barbich, la suma de $ 35015,11, para la hija menor
del occiso, Srta. S. B., la suma de $ 142.105,71 y para la Sra. S. B. Ortega, la
suma de $60.902,45, sumas a las que deberán sumarse los conceptos concedidos
en el grado por otros conceptos y en las condiciones y con los accesorios allí
dispuestos, debiendo recalcularse la indemnización total a concederse a cada uno
sobre la base de estas pautas en etapa de ejecución de sentencia. --------------------
--- 2) CONFIRMAR el decisorio impugnado en los restantes aspectos que han sido
materia de recurso y agravios. ---------------------------------------------------------------------
--- 3) IMPONER las costas de alzada a la demandada y citada en garantía en su
totalidad. -------------------------------------------------------------------------------------------------
--- 4) REGULAR los estipendios profesionales de alzada ...--------------------------------
--- 5) REGÍSTRESE Y
NOTIFÍQUESE.-----------------------------------------------------------
--- Tal mi voto.-------------------------------------------------------------------------------------------
--- A ESTA ÚLTIMA CUESTIÓN, el Dr. Velázquez respondió:----------------------------
---- El pronunciamiento que corresponde dictar es el propiciado por el Señor
Magistrado antes sufragante, ajustado al acuerdo alcanzado.-----------------------------
--- Con lo que se dio por terminado el Acuerdo, dejándose constancia que la
presente se dicta por dos miembros del Tribunal, por haberse logrado la mayoría
(art. 8 Ley V - Nº
17).------------------------------------------------------------------------------------- Trelew, 28 de
febrero de 2014.--------------------------------------------------------------------- En virtud de
lo resuelto en el Acuerdo cuya copia antecede, la Sala “A” de la ciudad de Trelew,
pronuncia la
siguiente:-------------------------------------------------------------------------------------------------
- S E N T E N C I A: -------------------------------------------- CONFIRMAR en lo principal
el decisorio impugnado, modificándolo solamente en cuanto al monto del capital
de condena por el rubro daño patrimonial el que se eleva a las siguientes sumas:
para la Sra. J. I. Pereyra, la suma de $ 105.045,33; para el Sr. C. A. Barbich, la
suma de $ 35015,11, para la hija menor del occiso, Srta. S. B., la suma de $
142.105,71 y para la Sra. S. B. Ortega, la suma de $60.902,45, sumas a las que
deberán sumarse los conceptos concedidos en el grado por otros conceptos y en
las condiciones y con los accesorios allí dispuestos, debiendo recalcularse la
indemnización total a concederse a cada uno sobre la base de estas pautas en
etapa de ejecución de sentencia. --------------------
--- CONFIRMAR el decisorio impugnado en los restantes aspectos que han sido
materia de recurso y agravios.
------------------------------------------------------------------------ IMPONER las costas de
alzada a la demandada y citada en garantía en su totalidad.
--- REGULAR los estipendios profesionales de alzada correspondientes a los
Dres. ...--------------------------------------------------------------------------
--- Regístrese, notifíquese y devuélvase.-------------------------------------------------------

Doctor MARCELO J. LOPEZ MESA


JUEZ DE CAMARA

CARLOS A. VELAZQUEZ
PRESIDENTE
---- REGISTRADA BAJO EL Nº 03 DE 2014 - SDC.-
CONSTE.------------------

JOSE PABLO DESCALZI


SECRETARIO

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