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En esta época de pandemia, como teólogos debemos hacernos una pregunta: ¿Dónde está

Dios en estas circunstancias? Para ello, es importante revisar cómo actúa Dios en la historia
misma del hombre para poder desde allí sacar nuestra propuesta sobre este contexto
particular.

De acuerdo con la propuesta de Christoph Böttigheimer, Dios actúa de tres maneras en la


historia. De manera directa: en la creación, en la salvación y la revelación. Aquí, Dios
mismo es el agente. Seguidamente de manera indirecta en cuanto principio de la idoneidad
del actuar humano. Y por fin de manera mediada, por vía de las acciones humanas que se
inspiran en amor y bondad de Dios y desde allí revelan con sus propias acciones, el actuar
de Dios.

De esta manera, si nos atreveríamos a buscar la causa de un tal mal como lo es la pandemia;
nunca podría ser Dios, porque eso iría en contra de las nociones sobre el actuar de Dios en
la historia de la humanidad. Sin embargo, el hecho de que él no sea causa no quita su
presencia en tales situaciones. Una tal ausencia sería renuncia a la acción misma de Dios en
la historia; y como cristianos eso es imposible puesto que, nuestra fe parte de la premisa
según la cual, Dios actúa, se reveló y sigue revelándose en la historia de la humanidad.
Partiendo de ello, podemos ver que Dios también está actuando en estos tiempos dentro de
la historia, no de manera directa sino indirecta y mediada. Por la acción mediada, tenemos
el ejemplo de los médicos, quienes, animados por el espíritu de bien, salen a trabajar para
salvar a los enfermos. con ellos, todos los que contribuyen para encontrar una solución.
También de manera indirecta en cuanto que hoy todo el accionar ya sea de los agentes que
buscan respuesta a esta pandemia o de todos nosotros, es por voluntad de Dios.

Sin embargo, seamos conscientes de que, entender la presencia de Dios en la historia


necesita de la fe, elemento principal del vivir cristiano en cuanto nos permite reconocer a
Dios en la historia del hombre. Y la práctica de la fe puede manifestarse hoy con la oración,
la vivencia familiar y todo lo recomendable que hay en el evangelio considerando las
medidas de salud. Empero, como venimos de exponer: el actuar de Dios en estas
circunstancias, la práctica de la fe especialmente la oración,
solo parece intelectualmente honesta y responsable cuando no se dirige a una
intervención directa y no mediada de Dios en los procesos naturales, sino al Espíritu
de Dios, quien, cuando el hombre mismo no sabe qué es adecuado pedir y qué no,
intercede por él (cf. Rom 8, 26), de modo que el orante deviene receptivo para el
don divino y Dios puede así operar indirectamente en el mundo a través de la
actividad humana1.

1
Christoph Böttigheimer, ¿cómo actúa Dios en el mundo? Reflexiones en el marco de la tensa relación entre
teología y ciencias de la naturaleza,260.

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