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Empirismo

John Locke (1632-1704)


El origen de nuestras ideas
1. Todos los hombres están convencidos de que piensan y, como quiera que sean las ideas que tienen
en su espíritu cuando están pensando, no existe la menor duda de que los hombres tienen una
pluralidad de ideas, como las expresadas por las palabras blancura, dureza, dulzura, pensamiento,
movimiento, hombre, elefante, ejército, muerte y muchas otras. Dado esto, lo primero que hay que
examinar es: ¿Cómo llega el hombre a tener todas esas ideas? Ya sé que generalmente está admitido
que todos los hombres tienen ideas innatas, ciertos caracteres originarios que les han sido grabados
en sus almas desde el primer momento de su existencia. He examinado con sumo cuidado esta opinión
y me imagino que lo que he dicho en el libro anterior para refutarla será admitido con mucha más
facilidad cuando haya mostrado de dónde puede el entendimiento sacar todas las ideas que tiene, por
qué vías y en qué grados pueden éstas llegar al espíritu, para lo cual yo apelaría a lo que cada uno
puede observar y experimentar en sí mismo.
2. Supongo que al principio el alma es lo que se llama una tabla rasa, vacía de todo carácter, sin
ninguna idea de ningún tipo, entonces, ¿cómo recibe ideas? ¿Por qué medios adquiere la prodigiosa
cantidad de ideas que la imaginación del hombre, siempre activa y sin limitación alguna, le presenta
con una variedad casi infinita? ¿De dónde puede sacar todos esos materiales que son como el telón
de fondo de todos sus razonamientos y de todos sus conocimientos? A esto respondo con una sola
palabra: de la experiencia; ahí está el fundamento de todos nuestros conocimientos, ahí es en donde
las ideas encuentran su origen. Las observaciones que hacemos sobre los objetos exteriores y
sensibles, o sobre las operaciones internas de nuestra mente, de las que nos apercibimos y sobre las
que reflexionamos, suministran a nuestro entendimiento los materiales de todos sus pensamientos.
Éstas son las dos fuentes de donde dimanan de manera natural todas las ideas que tenemos o que
podemos tener. [Locke, Ensayo sobre el entendimiento humano, Libro II.].
David Hume (1711-1776)
La creencia en la causalidad está fundada en la costumbre
Estamos determinados sólo por la costumbre a suponer que el futuro es conformable al pasado.
Cuando veo una bola de billar moviéndose hacia otra, mi mente es llevada inmediatamente por el
hábito al usual efecto, y anticipa mi visión al concebir a la segunda bola en movimiento. No hay nada
en estos objetos, considerados de manera abstracta, e independientemente de la experiencia, que me
lleve a formar tal conclusión; e incluso después de haber adquirido experiencia con muchos efectos
repetidos de este género, no hay argumento alguno que me determine a suponer que el efecto será
conformable a la pasada experiencia. Las fuerzas por las que operan los cuerpos son enteramente
desconocidas. Nosotros percibimos sólo sus cualidades sensibles; y ¿qué razón tenemos para pensar
que las mismas fuerzas siempre están conectadas con las mismas cualidades sensibles?
Por lo tanto, no es la razón la que guía la vida sino la costumbre. Ella sola determina a la mente, en
toda instancia, a suponer que el futuro es conformable al pasado. Por fácil que este pasado pueda
parecer, la razón nunca sería capaz, ni en toda la eternidad, de llevarlo a cabo. [Hume, Compendio de
un tratado de la naturaleza humana.].

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