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Sumario: 1. Introducción, 2.Evitar contingencias en los contratos, 3.

Inejecución de las
prestaciones, 4. Honrar a la buena fe, 5. Atención con la mora ,6. Atención con la
mora, 7. Si no hay posibilidad de la renegociación que dispositivo legal adoptaremos,
8. Reflexión final

La renegociación de los contratos como enfoque alternativo en tiempos de covid 19

1. Introducción

Hace unos días nos encontramos con la noticia que se presentó un Proyecto de Ley
5238/2020-CR, el cual busca suspender los desalojos en los arrendamientos de uso
habitacional, siendo este más viable constitucionalmente, ya que el objetivo es intervenir un
procedimiento y no el contrato como tal, en comparación con el Proyecto de Ley 5004/2020-
CR que proponía suspender el pago de los contratos de arrendamientos. Sin embargo la
presente publicación no busca una comparación de proyectos, al contrario, busca la
continuidad de los contratos y del flujo económico, a través de la renegociación para beneficio
de ambas partes, tanto como acreedor y deudor a pesar del estado de emergencia por el
COVID -19.

En ese sentido, se debe que tener en cuenta lo ideal, sin duda, es entrar a un ámbito de
renegociación contractual, añadiendo adendas, cláusula nueva o adicional al contrato original,
sin embargo, es necesario que se haga una observación de una serie de aspectos

2. Evitar contingencias en los contratos

Por la coyuntura que venimos atravesando, resulta necesario revisar el marco normativo que
se tendría que aplicar para determinadas obligaciones originadas del contrato, las cuales se
han visto en dificultad por la promulgación del estado de emergencia.

Así mismo, se debe tener claro que cada contrato tiene particularidades distintas, por lo cual,
no cabría un remedio jurídico colectivo, ya que cada uno tendría una naturaleza diferente, por
lo tanto una figura legal distinta a usar. Por ejemplo, no podríamos exigir que la actuación sea
la misma, tanto para las transacciones contractuales de índole civil, financiera o
administrativo, pues que cada uno tendrá disposiciones diferentes.

Quisiera aclarar también, que no se debe mezclar las relaciones jurídicas que se mencionan
anteriormente con un determinado caso. Por ejemplo, Deyvi obtuvo en febrero un préstamo
de una entidad financiera para invertir dicho dinero en una heladería artesanal, la cual para
esto también firmó un contrato de suministro con un proveedor de la selva, del mismo modo
para que le proporcionara frutas, resultado del estado de emergencia se verá en la
imposibilidad de poder abrir el local para vender su producto, por lo tanto tendrá problemas
para realizar el pago de la renta del local comercial y a la vez del crédito dinerario .

Como se observa, aquí surgirán tres relaciones jurídicas: La primera entre Deyvi y la financiera,
otra entre arrendador y Deyvi , por ultimo entre el proveedor y Deyvi.
Por ende, es incuestionable observar de forma minuciosa cada relación contractual, analizando
la naturaleza y evaluando los cumplimientos del objeto del contrato, con un análisis básico en
costos, beneficios y riesgos que puedan surgir debido al estado de emergencia.

3. Inejecución de las prestaciones

Siguiendo con el lineamiento que cada relación contractual se debe analizar de forma distinta,
ya que cada una tiene particularidades, también, se debe observar aquellas prestaciones que
se han visto forzada ha no ser ejecutadas, no necesariamente por voluntad de alguna de las
partes contratantes, sino por una fuerza o situación externa, la cual evidentemente surgirán en
la práctica con el estado de emergencia dada por el gobierno.

Esto sería, por ejemplo una obligación de una sujeción, directa o indirecta, como seria de una
obligación compuesta por la entrega de un edificio de 2 pisos. En dicho caso es obvio que
existirá una dependencia física, por lo cual no se convertirá evidentemente en una prestación
no ejecutada, no por culpa de una de las partes, sino por la medida sanitaria emitida por el
gobierno.

Distinto sería el caso de la entrega de un diseño de alguna página web a una empresa, ya que
esta prestación se puede realizar sin ningún problema desde la comodidad del hogar,
enviándolo desde un correo electrónico, la cual cumpliría con la ejecución de la prestación.

Por otro lado, debe analizarse si nuestro negocio jurídico no se encuentra anexado con otros,
las cual el más claro ejemplo es el contrato coligado, aunque esta sea una forma negocial
relativamente nueva dentro del Perú, que va más allá de la identidad de las parte involucradas,
se enfatiza más en las operaciones económicas, en vez que las jurídicas. Este tipo de relaciones
es sin duda las más complejas, porque involucra, tres centros de interés diversos: los
inversionistas - compradores, los accionistas-vendedores y las entidades financieras.

Otro aspecto que se debe tener en cuenta es referido al tipo de ejecuciones de las
prestaciones continuas, periódicas o diferidas ya que, cada una puede tener un daño distinto,
porque como sabemos en la primera se generara un interés por cada inejecución .De igual
modo, la suspensión de cada prestación se tiene que renegociar de manera distinta y con
criterios diferentes.

También se debe analizar el marco jurídico, en la cual las ejecución de la prestación se ha visto
afectada y en el supuesto que exista responsabilidad imputable a alguna de las parte, la cual
sin duda se debe aplicar primordialmente la responsabilidad civil contractual establecida en los
( artículos 1314 y 1315 ) , se menciona estos artículos, porque resultaría imposible afrontar un
estudio por separado , ya que ambos se encuentran directa o indirectamente, vinculados a la
materia de la causa no imputable.

Es evidente que la normativa peruana, ha otorgado una protección al acreedor ante


situaciones de inejecución de las obligaciones que tiene a cargo el deudor. En efecto, el
articulo 1329 donde señala que: “se presume que la inejecución de la obligación o su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso, obedece a culpa leve del deudor”.
Se aprecia que el articulo antes mencionado, no se le requiere nada al acreedor por lo cual,
quien ante un incumplimiento puede invocar este articulo y figuradamente ya habría ganado el
caso. Pero ante esta situación, puede haber una salvaguarda con los artículos 1314 y 1315 ya
anteriormente mencionados.

Ahora bien, recordemos que la regla general es cumplir con las obligaciones pactadas en el
contrato , sin embargo en coyunturas surgidas producto del estado de emergencia , en caso de
arrendamiento, es necesario recordar que mientras que no se deje de pagar 2 rentas y media
no se considera moroso y no puede ser demandado judicialmente para desalojar el local , por
lo cual no recaería en causal por resolución de contratos, se menciona este dato porque se ve
en las noticias televisivas los desalojos intempestivos y por lo cual este dato podría usarse
como una herramienta de renegociación, aunque esta debe ser usado con cautela.

4. Honrar a la buena fe

A través de las generaciones la buena fe se ha impuesto como un criterio básico y fundamental


al momento de generar una relación jurídica, ya que dentro de este se encuentra anexados los
criterios de la ética, honestidad, lealtad y previsibilidad, por ende en los contratos se debe
honrar a ese principio fundamental, incluso nuestro código civil en el artículo 1362 señala :
” los contratos deben negociarse , celebrarse y ejecutarse según las reglas de la buena fe y
común intención de las partes”

En tanto este presenta un deber de cooperación para lograr la finalidad por el cual se suscribió
el contrato, por ende, las partes deben coadyuvar, porque nadie pudo haber previsto las
circunstancias que estamos viviendo, que sin duda alguna ha alterado los términos de la
relación contractual, tal como es el estado de emergencia emitida desde el quince de marzo
del presente año.

En suma, este principio de vital importancia tendrá que ser tomado en cuenta al momento de
poder generar una buena renegociación dentro de una relación jurídica con el fin de poder
seguir con el flujo económico, satisfacer el interés de ambas partes y alcanzar el objeto del
contrato,

5. Atención con la mora

Como sabemos nuestro sistema jurídico exige para que se constituya en mora se debe
proceder con la intimación, ello significa que el acreedor, tiene que exigir el pago, obviamente
una vez que el plazo para la ejecución de la prestación haya vencido.

Incluso se encuentra tipificado en el artículo 1333 del Código Civil señala: “Incurre en mora el
obligado desde que el acreedor le exija, judicial o extrajudicialmente, el cumplimiento de su
obligación”.

Esto sin duda alguna también es una de las particularidades que se deben llegar a renegociar,
ya que podría perjudicar económicamente, no solo al deudor, sino también al acreedor, puesto
que la situación actual del estado de emergencia genera un aditivo para caer en intereses
moratorios. Sin embargo recordemos que se puede pactar en contrario y que la mora sea de
manera automática cuando el plazo de la ejecución de la prestación haya vencido.

6. Si no hay posibilidad de la renegociación que dispositivo legal adoptaremos

Es una probabilidad que por más que hayamos puesto todos los esfuerzos, no se pueda llegar a
un punto de renegociación, lo cual tendremos que analizar que figura legal nos ofrece la
normativa para salvaguardar nuestra situación jurídica, en ese sentido, señalare tres
modalidades: el caso fortuito o fuerza mayor, excesiva onerosidad y la resolución contractual
por imposibilidad sobrevenida en la ejecución de la prestación.

La primera hace que el deudor se libere o que se exima por la inejecución de la obligación,
siempre y cuando se verifique la antijurídica, la imputabilidad, el daño y el nexo causal, esto se
encuentra normado en el art. 1315 y el 1316 del Código Civil.

Respecto a la segunda se encuentra tipificado en el art. 1440, se debe señalar, que para entrar
a esta figura legal se requiere determinados requisitos, tales como: los contratos deben ser
conmutativos de ejecución continuada, periódica o diferida (arrendamientos, prestación de
servicios, etc.), la prestación fijada en el contrato debe convertirse excesivamente onerosa, ya
que la norma no hace referencia a algún porcentaje en el incremento de dicha prestación,
entre otros.

Por último respecto a la resolución contractual por imposibilidad sobrevenida, esta opción nos
lleva a la resolución contractual regulada por el Código Civil e incluso lo podemos verificar en
el art. 1372 que señala “La resolución deja sin efecto un contrato válido por causal
sobreviniente a su celebración”, así como el art. 1372 “. Es necesario mencionar que para la
figura de la excesiva onerosidad, es importante tener presente lo señalado por el art. 1431 y el
1432 del Código Civil. Este remedio podría solucionar diversos contratos que se han visto
afectados por el estado de emergencia, sin embargo, es primordial que se verifique la
viabilidad de dicho remedio, en todos los casos estaremos ante la presencia de una resolución
contractual. No obstante, se debe adjuntar las pruebas necesarias, tales como la comunicación
negocial, por la que señale a la contraparte que el contrato quedo resuelto de pleno derecho.

7. Reflexión final

Tal como se observa, los inconvenientes surgidos por el estado de emergencia, no es para
nada motivador, al contrario, de este han surgidos diversas dudas del que pasara mañana,
pero este no tiene que ser un punto final para las relaciones jurídicas que se han ido llevando
sin problemas antes de la crisis, por esto es que se ha tratado de realizar este trabajo, como
una especie de guía para que las personas continúen con sus relaciones contractuales por la
vía más idónea , es decir la renegociación.

Finalmente, es esencial que se haga un estudio minucioso de cada relación contractual para
que se continúe satisfaciendo los intereses de las personas involucradas dentro de la relación
jurídica.

Autor: DEYVI RIMAYCUNA ACHA

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