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La Gran Perfección

El Buda dijo: “Mediante la cultivación del escuchar y contemplar, uno desarrolla la disciplina, la
concentración meditativa y la sabiduría. Al hacerlo, todo lo que uno cultiva y alcanza va a estar
en armonía con el principio de la Realidad Última y la sabiduría experimental. Un bodhisattva,
siguiendo a un buen guía, siempre recuerda las enseñanzas correctas que escuchó y mediante
este recordar de las enseñanzas, él aprende a hacer observaciones. Al hacer observaciones, él
contempla acorde con la verdad fundamental y debido a esta contemplación, será capaz de
mantener su disciplina pura. Al mantener su disciplina, él practica las Diez Virtudes. Con la
cultivación de esas tres conductas [de observar, contemplar y practicar las Diez Virtudes], él
procede con responsabilidad y por ser responsable, él desarrolla la sabiduría de los métodos
hábiles. Con esta sabiduría de los métodos hábiles, él desarrolla las Seis Perfecciones. Mediante
las Seis Perfecciones, él desarrolla su bodhicitta. Y actuando con bodhicitta, él va a desarrollar la
gran compasión de un bodhisattva.

“Además, un buen guía puede propagar el sendero, transmitir las enseñanzas, resolver
problemas y despertar la vida espiritual en los hombres. Por eso, se puede confiar en él.
Conociendo [de este modo] la verdad de la impermanencia, uno es diligente en la cultivación.
Ateniéndose a los preceptos, uno evita crear transgresiones. Actuando acorde a los textos de las
escrituras, uno evita la confusión. Preparando un mandala como santuario y recitando mantras,
uno obtiene un aumento de bendiciones y sabiduría. Al penetrar profundamente en la verdad
de la enseñanza, uno logra la concentración en un punto. Entrando en estados profundos de
meditación, uno obtiene la purificación de la mente. Actuando correctamente según las Seis
Perfecciones, uno logra la sabiduría de servir a otros. Expresando su bodhicitta y su gran
compasión espontáneamente y tan natural como uno desea, uno puede devolver la Bondad
Cuádruple, alcanzar la Gran Perfección y realizar la Suprema Iluminación Perfecta.”   

Padmasambhava, el segundo Buda de Uddiyana, dijo: “Todas las cosas de este mundo son
enteramente vacías. Los seres humanos, nacidos en este plano de existencia, deben saber que
es puro sufrimiento. La impermanencia llega rápidamente y hay que cultivarse lo antes posible.
Sólo aquellos que honran su gurú, atesoran el Dharma y practican diligentemente alcanzarán la
iluminación.”

Muchos de mis discípulos me han preguntado: “¿De qué consiste la transmisión o iniciación de
la Gran Perfección?”

Les respondí: “¿A dónde está su mente?”

Mis discípulos no lograron entender lo que quería implicar. Por eso, les expliqué que todo el
Buda-dharma ha nacido de condiciones causales; sin embargo, su naturaleza de ser es
inherentemente vacía.  No hay persona que lleva a cabo acción alguna ni persona receptora de
acción alguna. Una vez que esto quede comprendido, la ruta para alcanzar el nirvana estará a su
alcance.    

La vacuidad del yo y de otros, la vacuidad de todas las cosas y la vacuidad de ambos, del ser y de
todas las cosas”, de esto consiste la transmisión o iniciación de la Gran Perfección.
Según el Budismo Vajrayana, el primero de los cuatro niveles de iniciaciones se dedica a la
purificación del cuerpo, de la palabra y de la mente. El segundo nivel de iniciaciones comprende
los aires vitales, los canales y las gotas. El tercer nivel de iniciaciones incluye el Yoga Tantra
Supremo y el cuarto nivel de iniciaciones se dedica a la Gran Perfección.

La Gran Perfección es sin forma, sin restricciones y sin patrón. Por lo tanto, es una iniciación que
no puede ser descrita.   

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