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ENEATIPO IV

“el artista, el romántico, el melancólico, el esteta, la reina de la tragedia, el especial, el


individualista, el arbitro de la elegancia”

Oscar Ichazo:

Nombre: Ego-melancolía
Fijación: Melancolía
Pasión: Envidia
Idea Santa: Santo origen
Virtud: Ecuanimidad

Claudio Naranjo:

Nombre: Envidia y el cará cter depresivo masoquista


Fijación: Insatisfacció n
Pasión: Envidia

Subtipos:

Social: Vergü enza


Sexual: Competencia / Odio
Conservación: Tenacidad / Intrepidez

Antecedentes en la literatura científica sobre el carácter:

DSM-IV: F60.3 Trastorno limite de la personalidad


Bioenergética: Cará cter oral
Tipo Jungiano: Tipo sentimental introvertido (Descripció n parcial del E4)
Homeopatía: Natrum Muriaticum / Lachesis ( Subtipo sexual)
Sheldon: Ectomesomorfo

Riso-Hudson

Nombre-Riso-Hudson: “El Individualista”


Miedo básico: “No tener identidad ni importancia personal”
Deseo básico: Descubrirse a sí mismo y su importancia; crearse una identidad a partir de
su experiencia interior
Mensaje del superyó: «Vales o está s bien si eres fiel a ti mismo».
ENEATIPO IV: LA ENVIDIA
Naranjo, C. (2012). 27 personajes en busca del ser. Barcelona: La Llave

La Envidia es la pasión por controlar y calibrar la propia existencia comparándola


con la del otro. El sentido de la existencia de pende en gran medida del nivel de
carencia y frustración respecto de lo que se percibe como deseable en los demás.

El deseo de tener lo que tiene el otro no es un deseo cuyo fin sea obtener
precisamente lo que el otro posee, sino más bien la única posibilidad de estar en
relación con él: «mientras sea carente, tengo la posibilidad de estar contigo y en el
mundo». Ser de pendiente del otro o de sus cualidades devuelve al E4 la ilusión de
que a través de la carencia podrá escapar de la ineluctable separación. La falsa
carencia es sufijación.

Tiene mucho contacto con su deseo de ser amado y reconocido, e idealiza esta
realización en un modo tan totalizante que nada podrá satisfacerlo. Esta paradójica
búsqueda de la infelicidad es como un hogar siempre encendido a la espera de que,
quien se ha ido, vuelva.

Ser apasionados envidiosos significa, de alguna manera, ser niños eternos con la
mirada demandante dirigida hacia el otro. Pero, dado que la envidia es una
necesidad neurótica, el objetivo es mantener siempre el estado de espera y
carencia.

Es bastante común que en la vida infantil de un E4 haya habido una experiencia


real de frustración y pérdida: acontecimientos típicos podrían ser la pérdida de uno
de los padres, la presencia de un hermano percibido como privilegiado (o que
ocupó una posición importante debido a la necesidad de curas especia les), o bien
una situación familiar en la cual el E4 ha sentido que debía hacerse a un lado y
renunciar a un paraíso que había ya saboreado.

En la relación con los demás, se percibe inadecuado, culpable, y se somete a


relaciones de abuso y prevaricación con el fin de reconfirmar su posición de
víctima.

Es muy emotivo y empático con el sufrimiento de los demás, empatía cuya función
es la de subrayar el propio sufrimiento.

Se dedica mucho a la relación y está siempre listo para sacrificarse. La dedicación al


otro no tiene la finalidad de adaptarse al mismo, sino que tiende a reconquistar
una posición omnipotente de víctima sacrificial.

La mayoría de las veces el llamado seductivo (sobre todo en el subtipo social) es el


de la fascinante sirena quejumbrosa que estimula en el otro la necesidad de
protección y de ser narcisísticamente potente.

La agresividad no expresada (exceptuando al subtipo sexual) produce la


retroflexión a nivel corporal, llegando incluso al autolesionismo; el cuerpo mismo
es utilizado como un canal para llamar la atención del otro, expresando las
necesidades profundas a través del sufrimiento o las enfermedades.

En el subtipo sexual, la expresión de la envidia asume características diferentes: el


llanto se sustituye por el grito y el reclamo agresivo. La demanda de colmar su
profunda carencia es prepotente, llegando al punto de destruir u odiar a quien ama
cuando el mismo se muestra con sus límites humanos y, por tanto, no a la altura de
sus grandes idealizaciones.
ESTRUCTURA DEL RASGO:
Naranjo, C. (2011). Carácter y neurosis. Barcelona: Ediciones La Llave.

Envidia
La envidia es la expresió n emocional de este cará cter. La carencia de afecto en su infancia se
generaliza en una voracidad y una avidez. Desde ahí busca ser llenado por lo otros. Sin
embargo, la voracidad aparece como una auto frustració n de su deseo de ser llenado,
aumentando la sensació n de carencia.

Autoimagen pobre
Vive a través de un sentimiento de inadecuació n, incliná ndose a la vergü enza, el sentido de
ridículo, sentimiento de ser poco inteligente, feo, repulsivo, podrido, venenoso.

Concentración en el sufrimiento
Este tipo de cará cter usa el dolor como venganza y una esperanza inconsciente de obtener
el amor mediante el sufrimiento. Estos factores hacen que sean sensibles, intensos,
apasionados y romá nticos, sino que también tienden a sufrir de soledad y pueden albergar
un sentimiento trá gico de su vida o de la vida en general.

Necesidad de conmover
A través del dolor logran manipular el mundo para obtener el cuidado y reconocimiento
que se siente incapaces de darse a sí mismo.

Prodigalidad
Tienen una orientació n a preocuparse por el cuidado de lo otros y a ser generoso. Se
consideran generalmente atentas, comprensivas, muy dispuestas a pedir perdó n, tiernas,
amables, cordiales, sacrificadas, humildes y, en ocasiones, agasajadoras.

Emocionalidad
La cualidad de emocionalidad intensa se refiere no só lo a los sentimientos romá nticos, a la
dramatizació n del sufrimiento y a las características de adicció n al amor y dedicació n a los
demá s, sino también a la expresió n de ira. Las personas envidiosas sienten el odio
intensamente y sus gritos son de lo má s impresionante. Tienen gran plasticidad para
modular y representar emociones.

Arrogancia competitiva
Relacionada con la emocionalidad del odio, a veces existe una actitud de superioridad junto
a -y en compensació n de-una mala autoimagen. Aunque el individuo pueda estar hirviendo
de auto desprecio y odio hacia sí mismo, su actitud hacia el mundo externo es la de una
«prima- donna» o, al menos, la de una persona muy especial. Cuando esta demanda de ser
especial es frustrada, puede verse complicada por un papel victimista de «genio
incomprendido».

Refinamiento
Hay una inclinació n hacia el refinamiento (y su correspondiente aversió n a la grosería)
manifiesta en descriptores tales como «con estilo», «delicado», «elegante», «con gusto»,
«artístico», «sensible» y, algunas veces, «dá rselas de artista», «afectado», «amanerado» y
«presuntuoso». Pueden entenderse como esfuerzos por parte de la persona para compensar
una pobre autoimagen

Intereses artísticos
La característica inclinació n del eneatipo IV hacia el arte está sobredeterminada: al menos
una de sus raíces reside en el rasgo de refinamiento del cará cter envidioso. También se basa
en la disposició n de este eneatipo, centrado en el sentimiento. Otros componentes son la
posibilidad de idealizar el dolor mediante el arte e, incluso, de transmutarlo hasta el punto
de que se convierte en un elemento en la configuració n de la belleza.

Fuerte superego
El ideal es má s estético que ético. Este superego lo hace propenso a la vergü enza, la culpa y
la auto denigració n.

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