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¿UNA GRAN UTOPIA?

Los primeros estudios de la economía política surgen de un análisis burgués del capitalismo,

donde influyó de manera significativa el gran pensador Karl Marx, haciendo una gran critica a la

economía política, en la cual asegura que el capitalismo, así como genera riqueza, también

genera miseria. Del mismo modo, la economía política de la comunicación tiene como propósito

estudiar las relaciones sociales en especial las de poder, por ejemplo, aquellas que integran la

producción, distribución y consumo de bienes simbólicos; así mismo tiene como trabajo

informar como la economía perjudica a la tecnología, a la política, a la cultura y a la

información.

Además, Karl Marx escribió un libro llamado “El Capital”, en el cual (como se mencionaba

anteriormente), hacía una crítica a la economía política. En este libro le daba protagonismo al

capitalismo, las clases sociales, la crisis económica, la riqueza y los medios de producción,

abriéndole paso a su opinión respecto a los estereotipos que imponía la burguesía a el

proletariado. “La clase dominante pretende mantener las relaciones productivas tal y como

existen en la sociedad, mientras que el interés de la clase ascendente es destruirlas” (Karl Marx,

1867). Gracias a esto, se incluye la producción del análisis de contenido a partir de las clases

sociales, donde se tiene en cuenta la lucha de clases.

Por otro lado, se podría decir que Herbert Schiller fue una de las primeras personas en hacer uso

del término economía política de la comunicación. En ese entonces el mundo giraba alrededor de

“La Gran Depresión” y Schiller trabajaba para el gobierno en la posguerra, hecho que lo llevo a

relatar desde su experiencia y del mismo modo investigar la manera en que los medios se

vinculaban con el poder político. Sin embargo, Herbert Schiller sobresalió ya que se dedicó a

explorar y estudiar a fondo los cambios que presentaba el mercado internacional de contenidos
en los medios de comunicación. Con esto llegó a concluir que las empresas transnacionales

llevan consigo la aparición de corporaciones con intereses económicos que prefieren ocultar al

público, como una clase “innovadora” de cultura, entretenimiento y tecnología.

Actualmente, estas problemáticas que Marx y Schiller criticaban, se evidencian de una manera

más notoria, ya que la tecnología y lo medios de comunicación exponen a la sociedad diferentes

culturas con el fin de crear interés y que así mismo exista consumo por parte de una población

hacia variedad de industrias que no hacen parte de su propio país. En Colombia, el consumismo

internacional (manipulado por las potencias internacionales) es el que más sobresale, olvidando

así la producción nacional; como la industria agropecuaria y la industria textil, que son las más

afectadas. Conviene subrayar que Colombia se caracteriza por la agricultura, sin embargo, la

economía política deja a un lado a los campesinos, que son los encargados de explotar la

industria de la agricultura e igualmente son esenciales para la historia colombiana. Por ese

motivo la agricultura en Colombia debería tener un mayor valor, no solo sentimental sino

también económico.

Por otra parte, la industria cultural es un concepto que se relaciona con la producción para las

masas, la cual es controlada por el gobierno, ya que son quienes distribuyen las riquezas del país

y deciden donde invertir. Lastimosamente aún se ve reflejado que aquellos que están al mando de

la sociedad son quienes tienen más dinero, del mismo modo, son ellos quienes pueden decidir y

manipular los pensamientos de la sociedad de bajo nivel económico.

En conclusión, se considera, que existe una industria cultural cuando los bienes y servicios

culturales se producen, reproducen, conservan y difunden según criterios industriales y

comerciales, es decir, en serie y aplicando una estrategia de tipo económico, en vez de perseguir

una finalidad de desarrollo cultural (Guillermo Mastrini, 2017). Así mismo, con el paso del
tiempo la tecnología va evolucionando al igual que la industria cultural, los procesos van siendo

más eficientes y eficaces. Sin embargo, en Colombia no se hace tanta inversión a la industria de

la agricultura y muchos procesos siguen siendo manuales, haciendo así que la producción sea

más demorada, la competitividad frente a otros países disminuya, los precios de producción

aumenten y no tenga competencia alguna.


Referencias

Karl Marx. (1867). Das Kapital, Kritik der politischen Ökonomie.

Roberto Miguel Pascual. (2006). Fundamentos de la comunicación humana.

España: Editorial club universitario

Guillermo Mastrini. (2017). Economía Política de la Comunicación e Industrias Culturales:

apuntes sobre su vigencia actual.

Argentina: Revista internacional de comunicación y desarrollo.

Del Valle-Rojas C, Nitrihual-Valdebenito L, Mayorga-Rojel A. J. (2012). Elementos de

economía política de la comunicación y la cultura: hacia una definición y operacionalización

del mercado de los medios.

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