Вы находитесь на странице: 1из 4

Universidad de Morón

Facultad de Ciencia de la Educación y Humanidades

Trabajo practico N°3

“Civilización o Barbarie”

Prof.: Enrique J. Isoldi

Alumna: Domínguez Aldana

Matricula: 46010099

Fecha: 27/06/15
1) El primer pensador nacionalista que toca el concepto de civilización y barbarie es
J.V. González, el escribió “Mis montañas” (1893), en esta obra realiza una
disgregación entre la tradición nacional y el caudillismo. Volviéndose así en uno de
los primeros en realizar el rescate de las tradiciones, como también la
revalorización del interior, ya alejado de la presencia de los barbaros. Sin
embargo, la preocupación por la barbarie sigue presente es por ello que conserva
el idealismo de civilización para poder controlarla, para esto se necesita insertar un
principio de unidad, esto es posible con la recuperación de la tradición atreves de
la educación.
El segundo pensador es Ricardo Rojas, quien critico las obras de
Sarmiento y J.V. González, el cree que por medio de la Historia y de las
Humanidades se puede crear un carácter nacionalista. Tuvo una preocupación por
la inmigración ya que la veía como un problema para la elite dirigente y los
sectores conservadores de las provincias, esta oposición entre lo nativo y lo
extranjero lleva a Rojas a la reconsideración de la barbarie. Buscará un nuevo
significado a la civilización, que ahora ocupa un lugar en el pasado y la tradición.
El progreso y la civilización son separados conceptualmente. El primero es
considerado una nueva barbarie materialista, diferente a la nativa.
El anti modernismo y la xenofobia son sellos de la obra del pensador
nacionalista Manuel Gálvez, el demuestra los males de la “mulatocracia” y de la
“gringocracia” retomando las ideas de Rojas de la separación de Progreso y
Civilización. Como separa estos conceptos, también re asocia los de Tradición y
Barbarie, al igual que Sarmiento pero rescatando de ellos un aspecto positivo, ya
que es el concepto de “tradición” el que determina el valor de la “barbarie”. Esta
recuperación positiva que Galvez hace de la barbarie, que se traduce como
“provincialismo”. Este pensador sostiene que la Barbarie es la única realidad que
puede salvar al país de una des nacionalidad.
El escritor Leopoldo Lugones establecía como poema fundador de la
nacionalidad al Martin Fierro de José Hernández, consolidando el sitio mítico del
gaucho. El escritor ayudo a llegar un punto de cristalización del movimiento
cultural argentino que buscaba una renovación ideológica a través del
nacionalismo. Las alusiones que Lugones hace al extranjero son escasas, pero las
insinuaciones que invoca su imagen son caramente contrapuestas a las virtudes
mitológicas del gaucho. Para el escritor los barbaros son los extranjeros por que
se encuentran fuera del propio universo lingüístico-cultural. La civilización es el
núcleo nacional , el elemento criollo, es la definición de la identidad argentina.

2) El positivismo argentino tuvo grandes insinuaciones al racismo, hasta el punto de


colocar el problema racial como el ser “enfermo”. Esto se ve en dos pensadores
positivistas, Ingenieros y Bunge, ellos enfatizan la contrariedad entre un litoral
blanco, europeizado, de carácter civilizado, y un interior mestizo, atrasado y
hundido en los vicio de su raza, es decís, bárbaro. El positivismo argentino no
presenta ninguna originalidad, en su meditación se integran los dos elementos
perturbadores de la vieja y nueva sociedad argentina: el nativo y el inmigrante.
Contrario a los nacionalistas, los pensadores positivistas insistieron en darle
importancia al presente y no al pasado, pero reconocieron los peligros del
cosmopolitismo en la creación de un sentimiento nacional y acentuaron el papel de
la escuela, aunque siguieron creyendo que la civilización se da por el trabajo,
resaltando el rol positivo de la inmigración, a pesar de razones raciales.
Esencialmente, la percepción negativa del componente nativo es el punto de
partida de los reformadores positivistas. Para pensadores como Alvarez y Bunge
existe una “barbarie residual”. Para el primero es de cualidad social y transforma al
inmigrante. Para el segundo es de un principio étnico y, por ende, inversamente
proporcional al grado de europeización del país.
Alvarez representa una primera posición con el objetivo de desentrañar la
naturaleza de la “barbarie” americana, más que el de descifrar de manera
optimista el futuro civilizado del país.
El tema central de la segunda posición es la positiva incorporación del
inmigrante europeo al paisaje nacional, que es representada por Ingenieros y
Ramos Mejía. Pero entre tanto para Ramos existe una preocupación por las notas
nacionales de este tiempo de integración, como por la reparación de la identidad
histórica, para Ingenieros el progreso es dado por la sustitución de una raza por
otra.
El positivismo argentino se presenta como un apogeo del pensamiento
sarmientino. Ya que la civilización sigue siendo progreso, inmigración, educación
nacional para algunos, formas culturales europeas para casi todos. Y la barbarie
es intuida como un momento que debe encontrar una superación a través de su
absorción en un estado superior de sociedad.

Вам также может понравиться