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HACIA UNA IGLESIA SACRAMENTO DE LA TRINIDAD1

La Iglesia es misterio preexistente y revelado en el misterio mismo de Cristo o Economía o Plan


gratuito y misericordioso de Dios para salvar todo el orden creado.

La Iglesia es institución que toma origen histórico, visible y palpable, ligada al acontecimiento
real e histórico de Jesús de Narazet, fundamentada en los apóstoles, enviada en misión,
organizada con características específicas, dotada de medios apropiados a su naturaleza,
estructurada jerárquicamente, propagada desde hace XXI siglos en todos los rincones del mundo.

La Iglesia es comunidad de personas vivas y reales, históricas y concretas, convocadas y reunidas


por pura gracia y misericordioso amor en la institución de la Iglesia, para realizar
sacramentalmente en la sociedad el Plan, Economía o Proyecto de nuestra salvación, por la
entrañable misericordia de nuestro Dios.

En nuestros días es satisfactorio ver como, a pesar de la mentalidad individualista o del sistema
neoliberal imperante, surgen modelos comunitarios que hacen creíble esa dimensión comunitaria
del ser humano. Hoy se habla de inversión social, de aldea global, de acción comunicativa, de
defensa de identidades nacionales basadas no en las fronteras geográficas sino en la comunión de
lengua, religión, tradiciones, etc.

Lo anterior nos invita a recuperar el modelo empírico eclesial de los orígenes: la comunidad de
discípulos, la cual se convierte en normativa de cualquier propuesta eclesial actual. Pero no son
sólo esos hechos los que nos urgen a recuperar el modelo comunitario. Es ante todo la raíz
profunda que sustenta este modelo: el designio salvador de Dios-Trinidad, que quiere que todas
las personas se salven como pueblo, en comunidad.

¿Cuál es y cómo es el diseño comunitario de la Iglesia, que pueda ser signo e instrumento para
una sociedad diferente, según el Plan de Dios? ¿Qué es comunidad? ¿Cuáles son las exigencias y
constitutivos de la comunidad? ¿Cuál es el modelo eclesial de comunidad?

¿Qué características debe tener entonces una iglesia comunitaria que quiere ser signo del
Dios-Trinidad?

 Las personas en relación personal e intersubjetiva son el elemento primario y


fundamental de la comunidad en general y por tanto de la comunidad eclesial.
Este elemento ha estado ausente de las eclesiologías de corte piramidal. La fuerza se
ha puesto en las leyes, la organización, la doctrina (ortodoxia), pero no se han tenido
en cuenta las personas. Se ha vivido un ANONIMATO, una MASIFICACION, un
agregado numérico de individualidades "que pueden vivir sin conocerse y morir sin
amarse". Es urgente por tanto, rescatar el valor de la persona como ser único e
irrepetible, como abierto a un TU y a una realización social. Como un "nosotros"
fundamental donde se constituye la alteridad y el encuentro recíproco.

1
Cfr. Parra, Alberto, La iglesia, PUJ, Bogotá, 1998.
2

 La igualdad fundamental de todas y cada una de las personas. Este aspecto


también ha estado olvidado en el modelo piramidal. El bautismo es el sacramento
propio de esta igualdad fundamental. Por él participamos del Misterio Pascual que
rompe todas las barreras y nos hace partícipes del mismo don de la Vida ofrecido a
todos sin distinción. Esta igualdad fue totalmente oprimida con la definición canónica
y jurídica de la Iglesia como "comunidad de desiguales"2. La causa fundamental de
esta situación se debió al énfasis que se puso en las funciones que derivan del
Sacramento del Orden sin destacar la igualdad fundamental que surge del Bautismo.

 La diversidad funcional es otro requisito indispensable para la construcción de la


comunidad. Así lo expresaron en Puebla: "Esta multitud de hermanos que Cristo ha
reunido no constituye una realidad monolítica. Viven su unidad desde la diversidad
que el Espíritu ha regalado a cada uno, entendida como un aporte que contribuye a la
riqueza de la totalidad" (244).
Esta diversidad se fundamenta así:
- Antropológicamente: en la diversa manera de ser de cada uno, de sus propiedades
sicológicas, de sus idoneidades y habilidades propias.
- Funcionalmente: de lo que a cada uno corresponde en el grupo al que pertenece.
- Teológicamente: de los dones o carismas particulares con que el Espíritu Santo
enriquece a la comunidad.

 La unidad es, en fin, la otra gran exigencia constitutiva de la comunidad, como lo


connota la etimología misma de común-unidad: reunión de lo disperso, congregación
de lo desparramado, integración respetuosa de lo diverso, puesta en común de todo lo
personal para beneficio de la totalidad.
La unidad es diferente del conglomerado de personas, de asociaciones por fines
específicos, es decir, de lazos externos. La unidad brota de dentro. Surge de la
reciprocidad inter-subjetiva e inter-personal y teológicamente del proyecto salvador de
Dios en Jesucristo por el Espíritu Santo: que todos sean uno como el Padre y Cristo
son uno. La Eucaristía es el sacramento de la común-unión, del pan compartido y la
sangre derramada, comunidad de bienes materiales y espirituales.
En definitiva, la unión de la comunidad se basa en la unión de cada miembro con
Cristo.

2
"La Iglesia es el cuerpo místico de Jesucristo, regido por pastores y doctores: sociedad por tanto, humana, en cuyo
seno existen jefes con pleno y perfecto poder para gobernar, enseñar y juzgar. De donde resulta que esta sociedad es
esencialmente una sociedad desigual, es decir, sociedad compuesta por distintas categorías de personas, los pastores
y el rebaño, los que tienen un puesto en los diferentes grados de la jerarquía y la muchedumbre de fieles. Y estas
categorías son de tal modo distintas la una de la otra, que solo en la categoría de los pastores residen la autoridad y el
derecho necesarios para mover y dirigir a los miembros hacia el fin de la sociedad, mientras que la multitud no tiene
otro deber sino el de dejarse conducir y como dócil rebaño seguir a sus pastores" Pío X. Carta Encíclica "Vehementer
Nos", 1906. "La Iglesia es una trabazón de muchos miembros que, por cierto, no son iguales entre sí, puesto que
unos están sometidos a otros, y en el que hay clérigos y laicos, jefes y súbditos, maestros y discípulos y estados de
vida diversos". Esquema preparatorio "De Ecclesia" para Vaticano II.
3

¿Qué es necesario cambiar para que la Iglesia sea sacramento de la Trinidad?

 Del cristo-monismo a la relacionalidad trinitaria. Ante la urgencia de proponer un


modelo eclesial que responda a la naturaleza de la Iglesia y a sus desafíos actuales, se
propone recuperar la dimensión trinitaria de la vida cristiana y sus consecuencias
vitales. Supone una revisión que lleva a descubrir que la eclesiología jurídica y
jerarcológica, propia de la tradición latina, se ha inspirado más en un cristo-monismo
que en la relacionalidad trinitaria.
El cristo-monismo permitió reforzar el modelo piramidal: El padre envió a Cristo, éste
a los apóstoles, estos a los obispos y así sucesivamente. Y al mismo tiempo reforzó el
esquema de poder centrado en la Cabeza, identificada con el Papa.

 La Iglesia a Imagen de la Trinidad será una realidad en la medida que:

- Se superen en la experiencia eclesial las herejías trinitarias:


- El monarquismo -Dios único, solitario- el primado romano como principio
único y fuente de donde dimanaba la totalidad de la vida y acción de la Iglesia
impidió el funcionamiento de la colegialidad episcopal, el florecimiento de
auténticas y reales comunidades de personas que, en virtud y a imagen de la
Trinidad, conformaran la comunidad de la Iglesia.
- El modalismo -las tres personas son diferentes modos de Dios-, no se permitió
la diferencia real y no sólo nominal de las personas en cuanto sujetos o
principios de acciones, responsabilidades, misiones y funciones diversificadas
dentro de la comunidad.
- El subordinacionismo -el Hijo subordinado al Padre-, no permitió proclamar la
igualdad fundamental de todos en la Iglesia, salvadas las diversidades
funcionales.
- El triteísmo -tres dioses distintos- no permitió articular las subjetividades e
individualidades sino que se aglutinaron en jurisdicciones sin lograr la
comunión real y efectiva de todos.

- Se realice la experiencia trinitaria como la circuminsesión de personas a imagen de


la circuminsesión trinitaria.

- Se viva en una relación teológicamente jerárquica y socialmente democrática. Es


decir, que se mantenga vivo y operante el designio salvífico de Dios en su Iglesia,
como don dado a todos los seres humanos, es decir que no dependa del capricho o
voluntad humana, pero al mismo tiempo que se introduzcan todas las formas
democráticas que hagan creíble una comunidad de iguales, de solidaridad fraterna, de
colaboración mutua que responda a las exigencias actuales y al desarrollo de la
libertad humana capaz de responder a los desafíos de cada momento.

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