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Señores
MAGISTRADOS DE LA CORTE CONSTITUCIONAL
E. S. D.
1. Planteamientos de la demanda
1.3. Los artículos 247 a 250 vulneran el debido proceso porque ponen en
juego la presunción de inocencia, pues cuando las autoridades buscan
evidencia en el cuerpo del investigado lo tratan como culpable, asumiendo
que en él hay material probatorio que puede ser recaudado sin oposición.
Existe una utilización del cuerpo como evidencia, como prueba contra sí
mismo. Con estas actuaciones la persona está sometida además al juicio
social de la comunidad.
2. Problemas jurídicos
por el fiscal, siempre que exista previa autorización del juez de control
de garantías, por cuanto, como lo advierte el citado artículo 246, se trata
de un mecanismo de investigación que afecta derechos fundamentales
como la intimidad personal y la dignidad humana. Esta autorización debe
otorgarse en audiencia preliminar con carácter reservado, como
expresamente lo dispone el artículo 155. Es decir, no le asiste la razón a
la ciudadana Rubiano Meza cuando afirma que estas inspecciones no son
aprobadas por el juez de control de garantías.
3.2.2. Son requisitos sustanciales para decretar la medida: que los medios
cognoscitivos indiquen que esa persona puede tener en su poder (no en su
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3.2.5.2. El acto material del registro debe ser realizado por persona del
mismo sexo.
Sea lo primero recordar que esta forma de intervención corporal con fines
de investigación, también existe en el procedimiento previsto en la Ley 600
de 2000, aunque diseñado de forma diversa y tal vez, podría decirse,
menos garantista, artículos 248 y 302 ídem.
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3.3.5. Este control de garantías que realiza el juez debe involucrar tanto la
necesidad de la toma de la muestra, lo cual implica valorar la necesidad de
la prueba pericial en el proceso de investigación de una conducta punible
en particular, como las condiciones en que se habrá de realizar el recaudo
de la misma, de tal forma que no afecte en mayor medida la integridad
física y moral del imputado, vale decir, que no se ponga en peligro su
salud.
3.4.6. En efecto, esta medida está sometida al control previo del juez de
control de garantías, según lo expresa el artículo 250, pero sólo en los
eventos en que la víctima o su representante no preste su consentimiento
escrito para que se practique la diligencia.
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Sobre este aspecto y la imposición de obligaciones dentro del proceso penal, ver El sujeto pasivo del
proceso penal como objeto de prueba, de Isabel Huertas Martín, JM Bosch, pág. 177 a 181.
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Es por ello que aunque los artículos 247 a 249 no establezcan en forma
explícita, como si lo hace el artículo 250 respecto de las víctimas, que la
medida de inspección, registro o toma de muestras del imputado procede
siempre que no exista menoscabo para la salud física o mental del
imputado, esta previsión se constituye en una condición de procedibilidad
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Este fue el criterio del Tribunal Constitucional Español, que en fallo STC
37 de 1989, consideró que el derecho a la intimidad del procesado no lo
ampara frente a la decisión judicial que dentro de una investigación penal
dispone la obtención de elementos provenientes del propio cuerpo, ello sin
desconocer el respeto debido a la dignidad del ser humano.
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Sobre el tema ver Huertas Martín, ob cit, pág. 381
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Esta disposición guarda consonancia con las reglas que sobre medios
coercitivos están previstas en las reglas de Mallorca. En efecto, el numeral
18 precisa que sólo una autoridad judicial ajena a la investigación puede
dictar medidas que impliquen la limitación de los derechos de la persona y
que las medidas tomadas por el Ministerio Público, -que para nuestros
efectos debe entenderse la Fiscalía General de la Nación-, y por la policía
que impliquen lesión a los derechos fundamentales “deberán ser
autorizadas judicialmente a instancia del referido Ministerio público” (léase
en el ámbito nacional fiscal). También establece la citada norma
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Sin duda alguna, las medidas consagradas en los artículos 247 y 248 de la
Ley 906 de 2004, es decir, la inspección corporal y el registro personal,
implican una afectación de los derechos fundamentales a la dignidad, en
sus ámbitos de protección de la autonomía individual (libertad), y la
intimidad de las personas sobre las cuales se practican, ya sea imputado o
cualquier otra persona relacionada con la investigación (testigo), lo cual
indica que es condición de procedibilidad el que exista previa autorización
del juez de control de garantías.
4.3.2. El artículo 155 inciso 2° ídem, insertado dentro del articulado que
regula las audiencias preliminares, preceptúa que “serán de carácter
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4.3.3. Basta lo anterior para desechar el cargo que por violación del
artículo 250 numeral 3° constitucional plantea la demanda respecto de los
artículos 247 y 248 de la Ley 906 de 2004.
Esta presunción implica de una parte que la persona debe ser tratada
como inocente durante toda la actuación mientras no se pruebe su
culpabilidad y así se declare en decisión judicial en firme, y de otra, que la
carga de la prueba de la culpabilidad dentro del proceso penal corresponde
a los acusadores, en donde el imputado no tiene que probar su inocencia y
no se considerará culpable, y subsistirá la presunción, hasta que se haya
demostrado la acusación, más allá de toda duda razonable, en virtud de
una sentencia definitiva.
Pero además del problema lógico que plantea la argumentación del cargo,
el mismo no está llamado a prosperar porque:
4.4.1. Parte del supuesto que todas las inspecciones, registros y toma de
muestras están encaminadas exclusivamente a demostrar la
responsabilidad del imputado, ignorando que estos mecanismos han sido
habilitados por el legislador para recoger evidencia física que sirva a todos
los fines del proceso, es decir, a descubrir la verdad, determinar si la
conducta efectivamente es delictiva, identificar e individualizar al posible
autor o participe (claro ejemplo de ello son las inspecciones para
determinar la edad cuando no se cuenta con documentos que permitan
hacerlo de otra forma), y para confirmar o desvirtuar la participación del
imputado. No puede afirmarse, entonces, que la única finalidad de tales
medidas es buscar pruebas incriminatorias en el imputado y que por tanto
su realización implica una estigmatización o tratamiento como responsable
mismo”, puesto que, este derecho “no se vulnera cuando el ciudadano tiene
que cumplir con los siguientes deberes: - El deber de tolerar que se le
someta a una especie de pericia técnica, como lo es el ‘test de alcoholemia’.
En este caso, no se le obliga a emitir una declaración que exteriorice un
contenido, admitiendo su culpabilidad, exigiéndole una colaboración no
equiparable a la declaración comprendida en el ámbito de los derechos
proclamados en los artículos 17.3 y 24 C.E.”, que para el caso colombiano
son lo reconocidos en el artículo 33 de la Carta Política.
6. Conclusión
Señores Magistrados,
SPTB/Alie/ncdem.